Ante El Dolor de Lso Demas.

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¿Cuánto menos pesa la muerte de una araña que la de un ser humano? Sasa Stanisic La repuesta es el arte. Así como en la novela “La sangre de los otros” de la escritora Simone de Beauvoir, llegamos a pensar que existe una imposibilidad para sentir el dolor, la tragedia del otro, ya que a pesar de que sintamos empatía, no hemos sufrido, nuestra sangre no a recorrido el camino del sufrimiento, pues tan solo podríamos sentir lastima, vergüenza, pero, nunca el dolor del otro. Al mismo tiempo se podría pensar que el miedo y todos los sentimientos relacionados con una tragedia, solo lo podrían experimentar los individuos que en particular la sufrieron, y cada uno de ellos de manera singular; entonces, se podría pensar que realmente no existe nada que nos una, ya que las vivencias son para cada quien distintas y con ello se estaría afirmando que cada individuo solo podría sentir el dolor, el miedo, la tragedia que el mismo viva. Pero ante esta posibilidad que de alguna manera plantea Susan Sontag en su ensayo “Ante le dolor de los demás” quedaría la duda sobre el papel del arte como posibilidad o como puente par hacernos más sensibles, aunque bien nos podría responder George Steiner, sobre la forma como se asimila el arte, ya que podemos en la noche escuchar a Bach, leer a Goethe, y en la mañana siguiente ir al trabajo en el campo de

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Así como en la novela “La sangre de los otros” de la escritora Simone de Beauvoir, llegamos a pensar que existe una imposibilidad para sentir el dolor, la tragedia del otro, ya que a pesar de que sintamos empatía, no hemos sufrido, nuestra sangre no a recorrido el camino del sufrimiento, pues tan solo podríamos sentir lastima, vergüenza, pero, nunca el dolor del otro.

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¿Cuánto menos pesa la muerte de una araña que la de un ser humano?Sasa Stanisic

La repuesta es el arte.

Así como en la novela “La sangre de los otros” de la escritora Simone de

Beauvoir, llegamos a pensar que existe una imposibilidad para sentir el dolor, la

tragedia del otro, ya que a pesar de que sintamos empatía, no hemos sufrido,

nuestra sangre no a recorrido el camino del sufrimiento, pues tan solo podríamos

sentir lastima, vergüenza, pero, nunca el dolor del otro. Al mismo tiempo se podría

pensar que el miedo y todos los sentimientos relacionados con una tragedia, solo

lo podrían experimentar los individuos que en particular la sufrieron, y cada uno de

ellos de manera singular; entonces, se podría pensar que realmente no existe

nada que nos una, ya que las vivencias son para cada quien distintas y con ello se

estaría afirmando que cada individuo solo podría sentir el dolor, el miedo, la

tragedia que el mismo viva.

Pero ante esta posibilidad que de alguna manera plantea Susan Sontag en su

ensayo “Ante le dolor de los demás” quedaría la duda sobre el papel del arte como

posibilidad o como puente par hacernos más sensibles, aunque bien nos podría

responder George Steiner, sobre la forma como se asimila el arte, ya que

podemos en la noche escuchar a Bach, leer a Goethe, y en la mañana siguiente ir

al trabajo en el campo de concentración; entonces, se podría decir y afirmar que

también el gran Arte, los clásicos, no sirven para nada, si solo se les mira como

una creación inocente para contemplarla y dejarla seguir, como lo hacen los

visitantes a los museos, para el entretenimiento; así es como nos quieren vender

hoy en día al Arte, como información que nos puede entretener. Con la

domesticación de este, también se ha domesticado al creador y a su posible

lector.

Siguiendo este orden de ideas se puede afirmar que el Arte depende de la manera

como se reciba, ya que es allí donde esta la condición humana expuesta,

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dolorosa, trágica, inacabada; así como lo afirma Sontag en el ensayo titulado

Contra la interpretación: “El verdadero arte tiene el poder de ponernos

nerviosos…” nos altera, pero solo sin estamos dispuestos a ello. Y hoy en la era

de la velocidad, solo parece ser que buscamos entretenimiento. Entonces el

problema no es del arte, ni del creador, es de lectura, el cómo y para qué se esta

leyendo la pintura, el cine, la literatura y si exagerar cómo esta leyendo el ser

humano el mundo en general.

Si la condición humana es esa individual, incapaz se sentir el dolor, de imaginar el

sufrimiento de una población bombardeada, para qué toda la literatura, la pintura,

el cine, de estos temas, tan solo para contar una historia, o para crear imágenes

que nos sobresalten, o porque el artista necesita ocupar su tiempo en algo. Tal

vez no podremos imaginar todo lo inhumanos que fueron los campos de

concentración nazis o el dolor de los palestinos ante las invasiones israelitas, pero

con ayuda del Arte podemos comprender un poco más no ese momento histórico,

muerto, inmóvil en el tiempo, sino, vivir, percibir la condición humana particular

ante esos hechos. Y claro sin el riesgo de resultar heridos físicamente, aunque

ante una gran obra de arte jamás se sale ileso, o que me dicen cuando vemos una

cuadro de Picasso en su periodo azul o recordamos lentamente las imágenes

finales del os niños en “La tumba de las luciérnagas”, salimos ilesos acaso.

En este sentido vale la pena hacer una aclaración no se ha mencionado la

fotografía como obra de arte no por el hecho de no serlo, si no tal vez por la

función que cumple en el papel de las tragedias humanas; como lo dice Sontag:

“Las fotografías pavorosas no pierden inevitablemente su poder para

conmocionar. Pero no son de mucha ayuda si la tarea es la comprensión. Las

narraciones pueden hacernos comprender.” Pág. 29.

La conmoción es el ejemplo de la contemporaneidad, vemos la explosión de una

bomba, el enfrentamiento de dos milicias, y nos sorprendemos, nos exaltamos,

pero acaso comprendemos algo de todo ello, imagines e imagines que pasan

rápido, y peor aun para luego ser atenuada con la propaganda del dentífrico y del

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deshónrate. Hoy en día estamos mucho más informados pero cada vez

comprendemos menos. Esta es un simple lugar común, pero no deja de ser

peligrosamente cierto. Nos están vendiendo tanta violencia que llegamos a

considerar estos hechos como normales, nos insensibilizan y no de forma

inocente.

Lo indica Sontag citando a Baudelaire: “Es imposible echar una ojeada a cualquier

periódico, no importa de qué día, mes o año, y no encontrar en cada línea las

huellas más terribles de la perversidad humana... Todos los periódicos, de la

primera a la última línea, no son más que una sarta de horrores. Guerras,

crímenes, hurtos, lascivias, torturas; los hechos malévolos de los príncipes, de las

naciones, de los individuos: una orgía de la atrocidad universal. Y con ese

aperitivo repugnante el hombre civilizado riega su comida matutina.” Pág.45

La fotografía como, la tv, y los periódicos son utilizados para estos fines, y con

ello no estamos diciendo que estas noticias no deban estar presentes, claro que

deban estar, pero, con la rigurosidad debida, no como entretenimiento ligero, del

diario vivir humano. Somos seres conmocionados, tenemos miedo al terrorismo

internacional, a los hombres con turbantes, pero acaso comprendemos algo,

acaso sabemos a ciencia cierta quién es el oprimido y quién es el opresor, son

victimas o victimarios.

Entonces ante esta realidad que compramos cada día, aprecio muy alto, la

respuesta es el arte, no para sentir el dolor, la tragedia del otro, eso es tarea casi

imposible, más bien, para aproximarnos a la comprensión de esas situaciones que

no hemos vivido.

Cada quien elegirá el modo de aproximarse al mundo eso seria inocente pensarlo,

sabemos que nos dan instrucciones de como aproximarnos al mudo, la moral y la

ética que nos imponen en nuestra menoría se vuelve subversiva cuando elegimos

a una obra como La nieta del señor Linh para abordar la guerra de Vietnam y no

un film hollywoodense , o La casa de la mezquita o Sufrían por luz y no el New

Times o CNN , o Como el soldado repara el gramófono o Sin destino para abordar

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la crueldad de la guerra vivida por sus protagonistas, … se vuelve subversiva por

que en ellas la cosificación, la quietud no existen, y solo nos demuestran que la

respuesta es el arte, ante el dolor de los demás solo nos queda recuerdos

impuestos, pero la literatura, la pintura y en cierta medida el cine, nos construye

otras posibilidades, a la respuesta del bombardeo a la cuidad de Guernica durante

la guerra civil española, la respuesta la tuvo Picasso, no duele tanto en una

fotografía como en ese cuadro.

Sontag podrá decir que

“En verdad no podemos imaginar cómo fue aquello. No podemos

imaginar lo espantosa, lo aterradora que es la guerra; y cómo se

convierte en normalidad. No podemos entenderlo, no podemos

imaginarlo. Es lo que cada soldado, cada periodista, cooperante y

observador independiente que ha pasado tiempo bajo el fuego, y ha

tenido la suerte de eludir la muerte que ha fulminado a otros a su lado,

siente con terquedad. Y tiene razón.” Pág. 54

No podemos imaginar como fue aquello, pero la literatura, la música, el

teatro, nos puede decir y se seguir recodando de manera Bella que eso

sucedió y que fue muy doloroso, duele en la obra aunque sepamos que

ya paso y como Sasa Stanisic dice en su novela a través de Aleksandar:

“Y lo que más me falta son la verdades no somos ya oyentes ni

narradores sino seres que admiten y que perdonan”. Pág.324

Seres que ya no quieren ni siquiera esforzarse a imaginar como fue,

aunque sea imposible imaginar como fue.

La respuesta es el Arte, el que no guarda silencio y hace justicia sin

sacrificar lo poético, que salva del olvido, que le da voz al aniquilado.

Ante el dolor de los demás: el arte.

Hernán Darío Hernández Quintero

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2013