Antología Poética Lord Byron y John Keats

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LORD BYRON OSCURIDAD Tuve un sueño, que no fue del todo un sueño. El brillante sol se había extinguido, y las estrellas vagaban oscuramente por el eterno espacio, sin luz y sin camino fijo, y la helada Tierra oscilaba ciega y ennegreciéndose en el aire sin luna. La mañana vino y se fue; y volvió, y no trajo día alguno, y los hombres olvidaron sus pasiones en el miedo de ésta, su desolación; y todos sus corazones enfriáronse en una egoísta plegaria por luz; y vivieron junto a las hogueras; y los tronos, los palacios de los reyes coronados, las cabañas y las habitaciones de todos los seres que moraban fueron quemadas como señales; las ciudades fueron consumidas, y reuniéronse los hombres alrededor de sus ardientes hogares para mirarse una vez más a los rostros; felices eran aquellos que vivían en el ojo de los volcanes y sus encumbradas antorchas; una temerosa esperanza era todo lo que había en el mundo; los bosques fueron puestos en llamas, pero hora tras hora caían y se reducían, y los crepitantes troncos se extinguían con un estrépito, y todo era negro. Las frentes de los hombres junto a la luz desesperada mostraban un aspecto espectral cuando, fugazmente, destellos caían sobre ellas; algunos se echaban al suelo y se tapaban los ojos y lloraban; algunos apoyaban sus mentones sobre sus puños cerrados y sonreían; y otros se apresuraban de aquí para allí, alimentaban sus piras funerarias con más combustible, y elevaban la vista con loco desasosiego hacia el apagado cielo, el velo mortuorio de un mundo pasado, y entonces de nuevo, profiriendo blasfemias, se arrojaban sobre el polvo, y hacían rechinar sus dientes y aullaban. Las aves chillaban y, aterradas, se agitaban en el suelo, sacudiendo sus inútiles alas; las bestias más salvajes se acercaban dóciles y trémulas; y las serpientes se arrastraban y se enroscaban entre la multitud, siseando, pero sin poder morder; y dábaseles a todos muerte para devorarlos. Y la Guerra, que por un momento había dejado de ser, se nutrió nuevamente; un alimento se compraba con sangre, y cada uno sentábase hoscamente aparte para llenarse en las sombras; ya no quedó amor; sus ojos, mientras crecía la luminosidad, y contemplaron el aspecto del otro: se vieron, y gritaron, y murieron, de su mutua fealdad murieron, sin saber quién era aquel sobre cuya frente el hambre había escrito Demonio. El mundo estaba vacío; lo populoso y lo poderoso era ahora una masa sin estaciones, sin hierba, sin árboles, sin hombres, sin vida, una masa de muerte, un caos de dura arcilla. Los ríos, lagos y océanos quedaron inmóviles, y ya nada se agitó en sus silenciosas profundidades; naves sin marinos permanecieron pudriéndose en el mar, y sus mástiles cayeron a pedazos, y al caer sumiéronse en el abismo sin causar agitación alguna: las olas estaban muertas; las mareas estaban en su tumba; la luna, su señora, había expirado antes; marchitáronse los vientos en el aire inmóvil, y las nubes perecieron; la Oscuridad ya no necesitaba más de su ayuda... Ella era el Universo. Traducción de E. Ehrendost. CUANDO NOS SEPARAMOS... Cuando nos separamos en silencio y con lágrimas, con el corazón medio roto, para apartarnos por años, tu mejilla se tornó pálida y fría y tu beso aún más frío... Aquella hora predijo en verdad todo este dolor. El rocío de la mañana resbaló frío por mi frente y fue como un anuncio de lo que ahora siento. Tus juramentos se han roto y tu fama ya es muy frágil; cuando escucho tu nombre comparto su vergüenza. Cuando te nombran delante de mí, un toque lúgubre llega a mi oído y un estremecimiento me sacude. ¿Por qué te quise tanto?

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Poemas Byron Keats

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Page 1: Antología Poética Lord Byron y John Keats

LORD BYRON

OSCURIDAD

Tuve un sueño, que no fue del todo un sueño.El brillante sol se había extinguido, y las estrellasvagaban oscuramente por el eterno espacio,sin luz y sin camino fijo, y la helada Tierraoscilaba ciega y ennegreciéndose en el aire sin luna.La mañana vino y se fue; y volvió, y no trajo día alguno,y los hombres olvidaron sus pasiones en el miedode ésta, su desolación; y todos sus corazonesenfriáronse en una egoísta plegaria por luz;y vivieron junto a las hogueras; y los tronos,los palacios de los reyes coronados, las cabañasy las habitaciones de todos los seres que morabanfueron quemadas como señales; las ciudades fueron consumidas,y reuniéronse los hombres alrededor de sus ardientes hogarespara mirarse una vez más a los rostros;felices eran aquellos que vivían en el ojode los volcanes y sus encumbradas antorchas;una temerosa esperanza era todo lo que había en el mundo;los bosques fueron puestos en llamas, pero hora tras horacaían y se reducían, y los crepitantes troncosse extinguían con un estrépito, y todo era negro.Las frentes de los hombres junto a la luz desesperadamostraban un aspecto espectral cuando, fugazmente,destellos caían sobre ellas; algunos se echaban al sueloy se tapaban los ojos y lloraban; algunos apoyabansus mentones sobre sus puños cerrados y sonreían;y otros se apresuraban de aquí para allí, alimentabansus piras funerarias con más combustible, y elevaban la vistacon loco desasosiego hacia el apagado cielo,el velo mortuorio de un mundo pasado, y entonces de nuevo,profiriendo blasfemias, se arrojaban sobre el polvo,y hacían rechinar sus dientes y aullaban.Las aves chillaban y, aterradas, se agitaban en el suelo,sacudiendo sus inútiles alas; las bestias más salvajesse acercaban dóciles y trémulas; y las serpientes se arrastrabany se enroscaban entre la multitud, siseando,pero sin poder morder; y dábaseles a todos muerte para devorarlos.Y la Guerra, que por un momento había dejado de ser,se nutrió nuevamente; un alimento se comprabacon sangre, y cada uno sentábase hoscamente apartepara llenarse en las sombras; ya no quedó amor;toda la Tierra era un solo pensamiento, y éste era muerte,inmediata y sin gloria; y la agoníadel hambre se cebó en todas las entrañas; los hombresmurieron, y sus huesos quedaron insepultos al igual que su carne;los moribundos por los moribundos fueron devorados,y hasta los perros atacaron a sus amos, todos excepto uno,que fue leal al cadáver del suyo, y mantuvoa las aves y las bestias y los hombres frenéticos alejados,hasta que el hambre los derribaba o los muertos que caíantentaban a sus consumidas mandíbulas; no salió en busca de comida,sino que con una piadosa mirada, un perpetuo gemido,y un rápido aullido desolado, lamiendo la manoque no respondía ya con una caricia, murió.La población del mundo sucumbió por el hambre gradualmente;pero dos habitantes de una enorme ciudad sobrevivieron,y eran enemigos; se encontraron al ladode los expirantes rescoldos de una iglesia en la cualhabía sido amontonada una gran cantidad de objetos sagradospara un uso profano; temblando, juntarony apretujaron con sus frías manos esqueléticaslas débiles cenizas, y sus débiles alientossoplaron por una pequeña vida, y obtuvieron una llamaque era una burla; entonces elevaron

sus ojos, mientras crecía la luminosidad, y contemplaronel aspecto del otro: se vieron, y gritaron, y murieron,de su mutua fealdad murieron,sin saber quién era aquel sobre cuya frenteel hambre había escrito Demonio. El mundo estaba vacío;lo populoso y lo poderoso era ahora una masasin estaciones, sin hierba, sin árboles, sin hombres, sin vida,una masa de muerte, un caos de dura arcilla.Los ríos, lagos y océanos quedaron inmóviles,y ya nada se agitó en sus silenciosas profundidades;naves sin marinos permanecieron pudriéndose en el mar,y sus mástiles cayeron a pedazos, y al caersumiéronse en el abismo sin causar agitación alguna:las olas estaban muertas; las mareas estaban en su tumba;la luna, su señora, había expirado antes;marchitáronse los vientos en el aire inmóvil,y las nubes perecieron; la Oscuridad ya no necesitabamás de su ayuda... Ella era el Universo.

Traducción de E. Ehrendost.

CUANDO NOS SEPARAMOS...

Cuando nos separamos en silencio y con lágrimas, con el corazón medio roto, para apartarnos por años,tu mejilla se tornó pálida y fríay tu beso aún más frío...Aquella hora predijoen verdad todo este dolor.El rocío de la mañanaresbaló frío por mi frentey fue como un anuncio de lo que ahora siento.

Tus juramentos se han rotoy tu fama ya es muy frágil;cuando escucho tu nombrecomparto su vergüenza.Cuando te nombran delante de mí,un toque lúgubre llega a mi oídoy un estremecimiento me sacude.¿Por qué te quise tanto?Aquellos que te conocen bienno saben que te conocí:Por mucho, mucho tiempohabré de arrepentirme de titan hondamente, que no puedo expresarlo.

En secreto nos encontramos,y en silencio me lamentode que tu corazón pueda olvidar y tu espíritu engañarme.Si llegara a encontrartetras largos años,¿cómo habría de saludarte?¡Con silencio y con lágrimas!

Versión de Arturo Rizzi

Page 2: Antología Poética Lord Byron y John Keats

NO VOLVEREMOS A VAGAR

Así es, no volveremos a vagar tan tarde en la noche, aunque el corazón siga amandoy la luna conserve el mismo brillo.

Pues así como la espada gasta su vaina,y el alma consume el pecho, asimismo el corazón debe detenerse a respirar,e incluso el amor debe descansar.

Aunque la noche fue hecha para amar, y los días vuelven demasiado pronto, aun así no volveremos a vagar a la luz de la luna.

EN UN ÁLBUM

Sobre la fría losa de una tumbaun nombre retiene la mirada de los que pasan,de igual modo, cuando mires esta página,pueda el mío atraer tus ojos y tu pensamiento.

Y cada vez cada vez que acudas a leer este nombre,piensa en mí como se piensa en los muertos;e imagina que mi corazón está aquí,inhumado e intacto.

Versión de Arturo Rizzi

CAMINA BELLA, COMO LA NOCHE...

Camina bella, como la noche De climas despejados y de cielos estrellados,Y todo lo mejor de la oscuridad y de la luz Resplandece en su aspecto y en sus ojos, Enriquecida así por esa tierna luz Que el cielo niega al vulgar día.

Una sombra de más, un rayo de menos,Hubieran mermado la gracia inefableQue se agita en cada trenza suya de negro brillo,O ilumina suavemente su rostro,Donde dulces pensamientos expresanCuán pura, cuán adorable es su morada.

Y en esa mejilla, y sobre esa frente, Son tan suaves, tan tranquilas, y a la vez elocuentes,Las sonrisas que vencen, los matices que iluminan Y hablan de días vividos con felicidad. Una mente en paz con todo, ¡Un corazón con inocente amor!

Versión de F. Maristany

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JOHN KEATS

ODA SOBRE UNA URNA GRIEGA

¡Oh tú, inviolada novia del reposo!Tú, hija del Silencio y el espacioso Tiempo,historiadora rústica que sabes expresarun cuento de un modo más dulce que esta rima.¿Qué leyenda ornada de hojas te rodeade dioses o mortales, o se trata de ambos,en Tempe o los valles de la Arcadia?¿Qué hombres o dioses esos? ¿Qué reacias doncellas?¿Qué búsqueda insensata? ¿Qué esfuerzo por huir?¿Qué caramillos y panderos? ¿Qué éxtasis? Melodías que han sido escuchadas son dulces,inauditas son más: sonad pues, caramillos,pero no en el oído, sino más seductores,tocad para el espíritu cancionetas sin tono.Hermosísima joven, nunca cesa tu cantodebajo de esos árboles que no pierden sus hojas;intrépido amante, nunca logras tu besoaun estando tan cerca; pero no te lamentes,ella no ha de esfumarse aunque no halles tu dicha,¡amarás para siempre y será siempre hermosa! Felicísimas ramas que ni aun despedirospodéis de vuestras hojas ni de la primavera;y músico feliz que incansable interpretaspara siempre canciones nuevas ya para siempre;¡amor más que feliz!, ¡más que feliz amor!,para siempre cálido y presto a ser disfrutado,para siempre anhelante y para siempre joven.Aquí todo respira pasión sobrehumanaque deja el corazón apenado y ahíto,abrasando la frente y la lengua reseca.

¿Quiénes son los que vienen hacia el sacrificio?¿A qué verde altar, extraño sacerdote,guías esa novilla que muge a los cieloscon sus sedosos flancos ornados de guirnaldas?¿Qué pueblecillo próximo a un río o al mar,o alzado en la montaña con su alcázar pacífico,se vacía de gente esta pía mañana?Pueblecillo, tus calles en silencioestarán para siempre y ni un alma que digapor qué estás tan desierto ha de tornar. ¡Oh pieza ática! ¡Qué bellamentedispones sobre el mármol excelentes varonesy labradas doncellas junto a hierbas y ramas!Tú excedes, callada forma, al pensamientocomo la eternidad. ¡Oh fría Égloga!Cuando la edad consuma esta generacióncontinuarás en medio de otro dolor que el nuestrocomo amiga del hombre al que dices:"la belleza es verdad, la verdad es belleza;esto es cuanto sabes y saber necesitas".

Traducción Rafael Lobarte

ODA AL OTOÑO

ODA A UNA URNA GRIEGA

1

Tú todavía inviolada novia del sosiego, criatura nutrida de silencio y tiempo despacioso, silvestre narradora que así puedes contar una historia florida con dulzura mayor que nuestro canto. ¿Qué leyenda orlada de hojas evoca tu figura con dioses o mortales o con ambos, en Tempe o en los valles de Arcadia? ¿Qué hombres o qué dioses aparecen? ¿Qué rebeldes doncellas? ¿Qué loca persecución? ¿Quién lucha por huir? ¿Qué caramillos y panderos? ¿Qué éxtasis salvaje?

2

Dulces son las oídas melodías, pero las inoídas son más dulces aún; sonad entonces suaves caramillos no al oído carnal, sino, más seductores, dejad que oiga el espíritu tonadas sin sonido. Hermoso adolescente, bajo los árboles, no puedes suspender tu canción ni nunca quedarán los árboles desnudos; amante audaz, no alcanzarás el beso tan cercano, mas no penes; ella no puede marchitarse, aunque no se consume tu deseo, para siempre amarás y ella será hermosa.3

Ah ramas felicísimas que no podréis nunca esparcir vuestras hojas ni abandonar jamás la primavera; y tú, oh músico feliz, infatigable, que modulas sin término canciones siempre nuevas; y más feliz amor y más y más feliz amor, entre el deseo para siempre y la inminencia de la posesión, entre el aliento jadeante y la perpetua juventud. Todo respira mucho más arriba que la pasión del hombre que deja el corazón hastiado y dolorido, y una frente febril y una boca abrasada.

4

¿Quiénes avanzan hacia el sacrificio? ¿Hasta qué verde altar, misterioso oficiante, llevas esa ternera que muge hacia los cielos y cuyos sedosos flancos se visten de guirnaldas? ¿Qué pequeña ciudad en las orillas de un río o de la mar o en una montaña coronada de quieta ciudadela dejan sus gentes sola en la pía mañana? Ciudad pequeña, tus calles para siempre quedarán en silencio y nadie nunca para dar la razón de tu abandono ha de volver.

5

¡Ática forma! ¡Figura sin reproche! En mármol, de hombres y doncellas guarnecida y de silvestres ramos y de hierbas holladas. Oh forma silenciosa que desafía nuestro pensamiento como la eternidad. Oh fría pastoral. Cuando a esta generación consuma el tiempo tú quedarás entre otros dolores distintos de los nuestros, tú, amiga del hombre, al que repites: La belleza es verdad y la verdad belleza. Tal es cuanto sobre la tierra conocéis, cuanto necesitáis conocer.

Versión de José Ángel Valente 

Page 4: Antología Poética Lord Byron y John Keats

Estación de las nieblas y fecundas sazones, colaboradora íntima de un sol que ya madura, conspirando con él cómo llenar de fruto y bendecir las viñas que corren por las bardas, encorvar con manzanas los árboles del huerto y colmar todo fruto de madurez profunda; la calabaza hinchas y engordas avellanas con un dulce interior; haces brotar tardías y numerosas flores hasta que las abejas los días calurosos creen interminables pues rebosa el estío de sus celdas viscosas.

¿Quién no te ha visto en medio de tus bienes? Quienquiera que te busque ha de encontrarte sentada con descuido en un granero aventado el cabello dulcemente, o en surco no segado sumida en hondo sueño aspirando amapolas, mientras tu hoz respeta la próxima gavilla de entrelazadas flores; o te mantienes firme como una espigadora cargada la cabeza al cruzar un arroyo, o al lado de un lagar con paciente mirada ves rezumar la última sidra hora tras hora.

¿En dónde con sus cantos está la primavera? No pienses más en ellos sino en tu propia música. Cuando el día entre nubes desmaya floreciendo y tiñe los rastrojos de un matiz rosado, cual lastimero coro los mosquitos se quejan en los sauces del río, alzados, descendiendo conforme el leve viento se reaviva o muere; y los corderos balan allá por las colinas, los grillos en el seto cantan, y el petirrojo con dulce voz de tiple silba en alguna huerta y trinan por los cielos bandos de golondrinas.

Versión de Màrie Montand

AL VER LOS MÁRMOLES DE ELGIN

Mi alma es demasiado débil; sobre ella pesa,como un sueño inconcluso, la espera de la muertey cada circunstancia u objeto es una suertede decreto divino que anuncia que soy presa

de mi fin, como un águila herida mira al cielo.Pero es un delicado murmullo este lamentopor no tener conmigo una nube, acaso un vientoque hasta abrir su ojo el alba me dé tibio consuelo.

Estas borrosas glorias que imagina la menteprestan al corazón un territorio escondido y un extraño dolor cuyo prodigio silente

mezcla la helénica grandeza con el sonidodel Tiempo ya pasado o de un mar inclemente,con el solo la sombra de un ser desconocido.

ODA A LA MELANCOLÍA

1No vayas al Leteo ni exprimas el moradoacónito buscando su vino embriagador;no dejes que tu pálida frente sea besadapor la noche, violácea uva de Proserpina.No hagas tu rosario con los frutos del tejo ni dejes que polilla o escarabajo seantu alma plañidera, ni que el búho nocturnocontemple los misterios de tu honda tristeza.Pues la sombra a la sombra regresa, somnolienta,y ahoga la vigilia angustiosa del espíritu.

2Pero cuando el acceso de atroz melancolíase cierna repentino, cual nube desde el cieloque cuida de las flores combadas por el soly que la verde colina desdibuja en su lluvia,enjuga tu tristeza en una rosa tempranao en el salino arco iris de la ola marinao en la hermosura esférica de las peonías;o, si tu amada expresa el motivo de su enfado,toma firme su mano, deja que en tanto trueney contempla, constante, sus ojos sin igual.

3Con la Belleza habita, Belleza que es mortal.También con la alegría, cuya mano en sus labiossiempre esboza un adiós; y con el placer dolienteque en tanto la abeja liba se torna veneno.Pues en el mismo templo del Placer, con su velotiene su soberano numen Melancolía,aunque lo pueda ver sólo aquel cuya ansiosaboca muerde la uva fatal de la alegría.Esa alma probará su tristísimo podery entre sus neblinosos trofeos será expuesta.

Versión de Gabriel Insuasti

¿POR QUÉ REÍ ESTA NOCHE? NINGUNA VOZ DIRÁ…

¿Por qué reí esta noche? Ninguna voz dirá:Ni Dios ni Demonio de severa respuesta,Se dignan a contestar desde Cielo o Infierno.Así, a mi humano corazón me vuelvo enseguida:

-¡Corazón! Tú y yo estamos aquí tristes y solos;¡Díme, por qué me reí! ¡Oh, dolor mortal!¡Oh, Oscuridad! ¡Oscuridad! Siempre he de quejarme,Para preguntar al Cielo,y al Infierno,y al Corazón en vano.

¿Por qué me reí? Conozco ese lado del ser,Mi fantasía hasta su máxima felicidad se extiende;Ahora podría cesar en esta auténtica media noche,

Y las llamativas insignias del mundo, ver en añicos.Poesía, Fama y Belleza, son de hecho intensas,Pero la Muerte lo es más: La Muerte es el mayor premio

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de la Vida.