antropologia 1

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1.creacin, obra, resultado, productocomposicin, formacin, configuracin, forma, trama, factura, disposicin, distribucin, complexin, constitucin, imagen, figuraMi padre se cas en segundas nupcias con una mujer que tena tres hijos; yo era el menor y como era muy pequeo me dej en la casa de mi madrastra, que era duea de la mitad del pueblo; tena mucha servidumbre indgena y el tradicional menosprecio e ignorancia de lo que era un indio, y comoa m me tena tanto desprecio y tanto rencor como a los indios, decidi que yo haba de vivir con ellos en la cocina, comer y dormir all.Mi cama fue una batea de esas en que se amasa harina para hacer pan, todos las conocemos. Sobre unos pellejos y con una frazada un poco sucia, pero bien abrigadora, pasaba las noches conversando y viviendo tan bien que si mi madrastra lo hubiera sabido me habra llevado a su lado, donde s me hubiera atormentado.As viv muchos aos. cuando mi padre vena a la capital del distrito, entonces era subido al comedor, se me limpiaba un poco la ropa, pasaba el domingo, mi padre volva a la capital de la provincia y yo a la batea, a los piojos de los indios. Los indios y especialmente las indias vieron en m exactamente como si fuera uno de ellos, con la diferencia de que por ser blanco acaso necesitaba ms consuelo que ellos... y me lo dieron a manos llenas. Pero algo de triste y de poderoso al mismo tiempo debe tener el consuelo que los que sufren dan a los que sufren ms, y quedaron en mi naturaleza dos cosas muy slidamente desde que aprend a hablar: la ternura y el amor sin lmites de los indios, el amor que se tienen entre ellos mismos y que les tienen a la naturaleza, a las montaas, a los ros, a las aves; y el odio que tenan a quienes, casi incoscientemente, y como una especie de mandato Supremo, les hacan padecer. Mi niez pas quemada entre el fuego y el amor.Pero no solamente he sido hechura de mi madrastra, hubo otro modelador tan eficaz cmo ella, un poco ms bruto: mi hermanastro. Cuando yo tena siete aos de edad, me obligaba a que me levantara a las seis de la maana a traerle su potro negro de una chacra muy grande; y los potros y los caballos de raza fina son muy caprichosos porque son aristocrticos: unas veces se dejaba agarrar con gran mansedumbre, pero otras veces me haca sudar ms de una hora hasta poder enlazarlo.2.La depresin de Arguedas hizo crisis en 1966, llevndolo a un primer intento de suicidio por sobredosis de barbitricos el 11 de abril de aquel ao. Desde algunos aos atrs, el escritor vena recibiendo mltiples tratamientos psiquitricos, describiendo sus padecimientos en sus escritos:Yo estoy sumamente preocupado con mi pobre salud. (...) He vuelto fatigadsimo, sin poder dormir y angustiado. Tengo que ir a donde el mdico nuevamente; aunque estos caballeros nunca llegan a entender bien lo que uno sufre ni las causas. Lo malo es que esto me viene desde mi infancia (carta a John Murra, 28 de abril de 1961).[15]Un poco por miedo otro poco porque se me necesitaba o creo que se me necesitaba he sobrevivido hasta hoy y ser hasta el lunes o martes. Temo que el Seconal no me haga el efecto deseado. Pero creo que ya nada puedo hacer. Hoy me siento ms aniquilado y quienes viven junto a m no lo creen o acaso sea ms psquico que orgnico. Da lo mismo. (...) Tengo 55 aos. He vivido bastante ms de lo que cre (carta a Arstides Arguedas, 10 de abril de 1966).[16]A partir del intento de suicidio, su vida ya no volvi a ser la misma. Se aisl de sus amigos y renunci a todos los cargos pblicos que ejerca en el Ministerio de Educacin, con el propsito de dedicarse solamente a sus ctedras en la Universidad Agraria y en la de San Marcos. Para tratar su mal se puso en contacto con la psiquiatra chilena Lola Hoffmann, quien le recomend, a manera de tratamiento, que continuara escribiendo. De este modo public otro libro de cuentos: Amor mundo (en ediciones simultneas en Montevideo y en Lima, en 1967), y trabaj en la que sera su obra pstuma: El zorro de arriba y el zorro de abajo.3. Jos Mara Arguedas Luis Eduardo Valcrcel Vizcarra Ciro Alegra Enrique Lpez Albjar Gamaliel Churata Eleodoro Vargas Vicua4. Mientras los intelectuales modernos se afanan en predecir la paulatina descomposicin de las culturas andinas como efecto de los avances de la modernizacin, tres dcadas antes Arguedas, desconcertado primero y jubiloso despus, se dedic a estudiar el fenmeno inverso: la andinizacin de Lima, el centro de la cultura criolla y mestiza. Lima, empez a ser invadida desde dentro por millones de indgenas que trajeron, adems de su fuerza de trabajo para ofrecerla en el mercado, sus sueos, sus danzas y canciones y su extraordinaria espiritualidad, desconocida o desdeada an por la cultura oficial.La vasta y notable produccin de Arguedas ha sido examinada por numerosos especialistas, intelectuales, nacionales y extranjeros, desde Rouilln, Losada, Rama, Escobar, A. Cornejo Polar, Castro Klaren, Lienhard, Forgues, entre varios. William Rowe, en su libro Mito e ideologa en la obra de Jos Mara Arguedas (1979) se pregunta: Por qu Arguedas recurri a una cultura sin literatura escrita? Y rememora la proposicin desarrollada en el ensayo salvacin del arte popular:Cuatrocientos aos de catequizacin cristiana mediante cnticos y oraciones en quechua, y flagelacin de los idlatras, dieron por resultado una afirmacin ms rotunda y honda de las antiguas creencias llamadas idoltricas. Esas creencias protegieron y protegen an a la poblacin subyugada.Arguedas puntualiz la necesidad de dar preferencia a la literatura oral, tanto porque su estudio sistemtico apenas se haba iniciado en el Per, como porque es la expresin tradicional ms vulnerable a los factores que impulsan los cambios de la cultura, extinguindose por esa causa ms rpidamente que la msica y la danza. Afirm, adems, que la cultura quechua funciona como una forma de defensa contra el mundo misti y enfatiz el dilema que plantea los lados positivos y negativos del mito. Yawar fiesta constituye un momento crucial en la trayectoria del autor, porque a partir de este libro comienza a ver el mito como un principio racional y un motor de accin, mientras que lo irracional est representado por el comportamiento de los mistis.Nadie como l pinta, en forma magistral, el oprobio y la esperanza del campesinado en nuestra patria. La fuerza de la realidad subjetiva del universo andino cal tan hondo en su alma que su mensaje est impregnado de ese aliento. Tal vez por ello, sin oponer lo mtico a lo social-real, es que en una oportunidad escribi lcidamente:5.La intelectualidad hispanista que se agrupaba en la Pontificia Universidad Catlica del Per dio vida tambin a un peculiar cuestionamiento en el campo de la teora poltica. En consonancia con las crticas catlica y fascista de los presupuestos del liberalismo democrtico moderno, propona un estado orgnico y autoritario. Esta teorizacin era de hecho una respuesta a la necesidad de justificar la dictadura del civil-militarismo y contener la insurreccin popular, aunque se especulara sobre los ms eficientes regmenes -el falangista espaol era el modelo- para proveer de una base de masas al estado limeo enfeudado a los enclaves. En el terreno de las producciones artsticas -pictrica, narrativa, arquitectnica- el hispanismo mostr su condicin de cultura vuelta al pasado tanto en lo temtico como en lo tcnico. Las innovaciones de las vanguardias europeas fueron sencillamente ignoradas por sus intelectuales y las mejores creaciones de este perodo corresponden al campo del indigenismo pictrico y literario. En arquitectura la regresin al barroco se impuso abrumadoramente en la construccin de residencias particulares; faltara agregar que este auge cont en su favor con la compulsin estatal: se impuso por ordenanza municipal o eleccin oficial construir en dicho estilo. La Escuela Nacional de Bellas Artes fue fundada en 1919 por el ltimo gobierno civilista y tres aos despus sus maestros ms destacados atacan a los bolsheviks de la pintura. En esta reaccin coincidieron el neo-acadmico Daniel Hernndez, director de la Escuela, como el neo-impresionista Tefilo Castillo. Los primeros trabajos de Jos Sabogal como "pintor de indios", indicaron en Per el nacimiento de la vanguardia pictrica, nacionalista e indigenista a la vez. Pero la preocupacin por cierta concepcin de los nacional ya se haba expresado en la produccin de Castillo. Durante los aos de la Repblica Aristocrtica, siendo amigo de Ricardo Palma e inspirado en sus Tradiciones, pint una serie de cuadros evocativos de la colonia, con una paleta impresionista. Fue entonces un pintor de inspiracin claramente hispanista. Sabogal y sus seguidores, en cambio, al incorporar al indio y a la Sierra como motivos centrales de su pintura, revalorizan al personaje social ms controvertido de la historia peruana, menospreciado por todos los intelectuales hispanistas. Estos artistas fueron los primeros en enfrentar a la cultura oficial y Jos Carlos Maritegui los apoy como expresin de la necesidad de "peruanizar al Per". Vanguardismo indigenista, nacionalismo cultural y socialismo revolucionario se encontraban estrechamente asociados a lo largo de los creativos aos veintes. El triunfo de la corriente indigenista a nivel oficial est curiosamente consagrado por la llegada de Sabogal a la Direccin de la Escuela Nacional de Bellas Artes en 1932. Esta eleccin por parte del poder pareciera que responde a una necesidad de integrar el nuevo aporte dentro de la auto-percepcin oficial y neutralizar as la riesgosa identificacin del indigenismo con los partidos polticos revolucionarios. Los intelectuales hispanistas no tuvieron otra actitud en este terreno que proclamar su eleccin del "arte por el arte" y, sugerentemente, proponer un contenido heroico y rechazar el "arte proletario", eufemismo para referirse al indigenismo. La oficializacin del indigenismo estuvo facilitada por cierta superficialidad decorativista de Sabogal y por su concepcin integracionista del racionalismo artstico. Para los aos cuarenta el programa indigenista ha perdido toda agresividad, toda potencia subversiva y est listo para incorporarse a la pintura oficial. Habra que agregar que la pintura indigenista lleg a ciertas confluencias temticas con el hispanismo que quizs embotaron su original intencin contestataria. Las obras de Camino Brent, por ejemplo, al evocar a un mundo rural y costeo, estn atravesadas por un hlito romntico no ajeno a la sensibilidad hispanista. En Julia Codesido, la mejor discpula de Sabogal, se aprecia la lograda combinacin entre una tpica temtica colonial y limea -Las tapadas- y un tratamiento tcnico surrealista. Pareciera haberse llegado a una conciliacin, a una nueva forma de academicismo. Pero a mediados de los cuarentas la vanguardia ha pasado a otras tendencias. Mientras la pintura indigenista fue fertilizada por la influencia del muralismo mexicano, no se produjo en Lima algo similar al ciclo de novelas colonialistas que aparecieron en Mxico entre 1914 y 1926. Durante los aos del rgimen leguista la narrativa experiment un acercamiento a la realidad circundante cada vez ms profundo y verosmil. Comienza entonces una exploracin del mundo serrano e indgena, que tomara forma en las obras de Lpez Albjar y Csar Falcn. En particular los libros de este ltimo son valiosos por la innovacin vanguardista de sus medios expresivos al servicio de su esencial realismo indigenista. Estas preocupaciones de perfeccionamiento esttico y buceo en la literatura popular y en el folklore tradicional, culminarn en la novelstica de Ciro Alegra y Jos Mara Arguedas. La produccin de estos autores provincianos a partir de 1935 representa la pica de los campesinos serranos o el mundo andino visto desde la intimidad del indio. En 1941, momento culminante de la contra-ofensiva hispanista, Arguedas publica Yawar fiesta, magistral exploracin de la vida cultural quechua, y Alegra El mundo es ancho y al ajeno, novela que ser premiada en Estados Unidos, sobre la resistencia comunera al asalto del gamonalismo. Estos autores se convirtieron en el ncleo de un movimiento narrativo vinculado a la tierra, al trabajo agrcola y al habitante nativo, que dominar la literatura peruana hasta 1945. La sensibilidad hispanista en los aos veintes y primeros treintas se refugi en la novela histrica y el relato urbano evocativo, gneros arcaicos y de fuerte sabor romntico. Jos Glvez, de la generacin de intelectuales civilistas-modernistas pero de inclinacin democrtica fue un discpulo tardo de Ricardo Palma, como lo demostr en sus antaonas evocaciones del pasado de Lima; todava en 1943, este aristcrata, financiado por la International Petroleum, rechaza implcita y contradictoriamente a la sociedad burguesa y realza mticamente a la ciudad virreinal del siglo XVII. Esta tendencia evasiva se la encuentra en novelistas menores de las dcadas de 1920 y 1930; destacndose entre ellos Anglica Palma, hija del autor de las Tradiciones, cultivando un "palmismo" ya sin irona, descriptivamente pintoresquista y envuelto en la nostalgia de los siglos pretritos. La corriente hispanista de espaldas a la vanguardia libr, sin embargo, una verdadera batalla de retaguardia para convertir la obra de Ricardo Palma en expresin popular de su mistificada visin del pasado. El mencionado escritor fue uno de los fundadores de la literatura republicana y con su vasta produccin de Tradiciones, elabor una peculiar "Comedia humana" limea y virreinal, donosa y ligera. Habiendo sido un liberal militante y decidido anticlerical, su travieso inters por la colonia a pesar de su satrica intencin original lo termin atrapando, y su visin legendaria y frvola acab proveyendo a los hispanistas de un arma artstica de formidable penetracin para asentar una pardica expresin de consenso. El hecho de que no haya incluido en sus Tradiciones a ningn rebelde, a nadie que no mostrara la debida deferencia a las instituciones -Con excepcin de la mitologa milagrera de la Iglesia- facilit la maniobra de expropiacin hispanista y fue considerado como un "tradicionalista". La intelectualidad progresista de los veintes remarc su explcita definicin poltica para caracterizarlo, al contrario, como un "tradicionista". Pero en 1933 Jos de la Riva Agero culminara la batalla al excluir un ensayo de Jorge Guillermo Legua de un torno colectivo para conmemorar el centenario del natalicio del escritor: no condeca con la tnica hispanista y su manipulacin. Este Walter Scott criollo, como se lo supo llamar identificndolo con el romntico creador de la novela histrica, era utilizado por su implcito conformismo como un legitimador del pasado y un desautorizador de las rebeliones del momento. Quien ofreca una evocacin sonriente y aristocrtica de los siglos virreinales no podra aceptar la bronca, violenta marejada de "la chusma". La lucha por el legado de Palma culmin en los aos de mayor empuje hispanista: al concluir la guerra civil espaola y cosechar el fascismo alemn sus primeras victorias militares. En estos aos se desat una verdadera fiebre palmstica, que culmina en 1943 y desaparece despus de 1947. Las sucesivas ediciones argentinas, chilenas y mexicanas eran consumidas masivamente en Per, mientras las novelas del exiliado aprista Alegra reciban premios internacionales, y junto con Arguedas acaudillaban la renovacin de la literatura que dara cuenta del pas real. Tampoco en este terreno las sombras virreinales pudieron cerrar el paso a la maduracin de la autoconciencia artstica del pas. Durante la Repblica Aristocrtica los arquitectos haban copiado los estilos en boga en Europa: los neos y el Art nouveau. Es bajo el gobierno de Legua que algunas residencias comienzan a mostrar fachadas neo-barrocas-coloniales. Esta regresin arquitectnica tambin se expresar en Mxico con el patrocinio de Jos Vasconcelos, en su condicin de secretario del gobierno de Obregn. Los orgenes del renovado inters por el estilo que expres la Contra-reforma catlica y que tan vastamente se implant en Amrica, no se encuentran en Lima, sino, curiosamente, en el estado norteamericano de California. Los arquitectos de dicho estado lo comenzaron a trabajar a fines del siglo pasado, a partir del estudio de las misiones catlicas construidas en su territorio, y es en los aos veintes que la Conforma de las nacientes industrias del cine y la aviacin, se cubri de residencias de este estilo. En medio del clima de norteamericanizacin de la "Patria Nueva" y como manifestacin artstica del nacionalismo conservador e hispanista, se edificaron en Lima las primeras residencias de fachadas neo-barrocas, acentuando algunos rasgos de la elaboracin peruana de este estilo. Respondiendo a la evolucin profunda de la sensibilidad y la cultura de los grupos dominantes limeos, este lenguaje de fachada fue desplazando a otros estilos hasta predominar a fines de los aos treintas y principios de los cuarentas. Las residencias construidas durante el auge hispanista tuvieron sus muebles y candelabros en estilo neo-barroco y fueron decoradas con telas de la escuela cuzquea colonial. Un terico de la arquitectura del momento lleg a lamentarse que, por "las inclinaciones paganas" de la poca, el oratorio de las viejas casonas fuera paulatinamente reemplazado por el bar. El indigenismo en este terreno tuvo poco que ofrecer: el estilo neo-inca no fue nunca rival del lenguaje hispanista, como tampoco lo fueron las tendencias modernas que se impondran despus de 1945. Comparando con el pblico a que poda llegar la produccin pictrica o literaria, hay que convenir que los arquitectos fueron los intelectuales que ms contribuyeron a recrear un ambiente simblico recostado en la herencia colonial. Adems, es innegable la bsqueda de impacto sensorial, de persuadir mediante la dimensin visual y de representar esa mezcla de sensualidad y ostentacin que manifiesta el neo-barroco. El estilo ms representativo de la arquitectura colonial, con su recargazn tpicamente americana, no poda ser ms adecuado para sugerir la atmsfera de la sociedad devota, ordenada y jerrquica, que segn la versin hispanista haba sido el paradigmtico siglo XVII. Cuando el ordenamiento oligrquico y centralista comenz a ser repudiado despus de 1945, en la Sierra se multiplicaron las expresiones de rechazo a dicho estilo, y comenz a llegar el momento de triunfo de las corrientes modernas. No puede dejar de notarse que mientras el indigenismo aport innovaciones formales tanto en pintura como en narrativa, y profundiz su acercamiento a las mayoras sociales del pas real, el hispanismo tanto en arquitectura corno en la utilizacin de Palma slo supo hurgar en la ensoacin muerta de los siglos coloniales. En Per, en definitiva, esa autntica guerra civil acadmica que se dio entre ambas tendencias culturales, no super el lmite de los aos cuarentas; pero el indigenismo, al identificarse con las masas populares y el cambio histrico, fertilizar la produccin intelectual posterior y las posibilidades de transformacin del pas; del hispanismo, slo quedarn retazos agonizantes, un melanclico y final recuerdo. 6. El zorro de arriba y el zorro de abajo es la sexta y ltima novela del escritor peruano Jos Mara Arguedas publicada pstumamente en 1971. Es una novela trunca, es decir, no culminada, y que se halla intercalada por unos diarios personales e intimistas donde el autor refiere los tormentos que le agobiaban mientras iba escribiendo la novela, para finalmente anunciar su inminente suicidio. Complementan la obra dos cartas y un eplogo. La novela pinta las consecuencias del acelerado proceso de modernizacin del puerto de Chimbote, motivado por el boom pesquero; haca all llegan miles de inmigrantes andinos atrados por la oportunidad de ganarse la vida en una pujante urbe industrial, y al mismo tiempo asimilarse a la llamada modernidad, todo lo cual, segn la ptica del escritor, trae consecuencias nefastas: la prdida de la identidad cultural del hombre andino y su degeneracin moral al sucumbir ante los vicios de la ciudad, en bares y burdeles.8. Ciro Alegra Bazn, ms conocido como Ciro Alegra (n. Sartimbamba, departamento de La Libertad, 4 de noviembre de 1909[2] - m. Chaclacayo, 17 de febrero de 1967) fue un escritor, poltico y periodista peruano. Es uno de los mximos representantes de la narrativa indigenista, marcada por la creciente conciencia sobre el problema de la opresin indgena y por el afn de dar a conocer esta situacin, cuyas obras representativas son las llamadas novelas de la tierra. En ese sentido es autor de las siguientes novelas: La serpiente de oro (1935), Los perros hambrientos (1939) y El mundo es ancho y ajeno (1941), siendo esta ltima su obra cumbre y la novela capital de la literatura hispanoamericana, que ha tenido innumerables ediciones y traducciones a muchos idiomas.Al margen de sus mritos literarios, se le recuerda por su calidad humana y su bonhoma,[3] salpicada de un humor muy peculiar. Hijo de hacendados ricos y blancos, l se consideraba un cholo serrano, ya que naci en la sierra y convivi durante sus primeros aos con indios y cholos, peones y empleados de los inmensos latifundios pertenecientes a su familia. De ese recuerdo de su infancia y de los relatos que oy entonces nacieron sus grandes novelas indigenistas. De sus padres recibi una educacin liberal, que contrastaba con aquel ambiente en que creci. Ciro Alegra es uno de los representantes ms destacados del Grupo Norte que surgiera en la primera mitad del siglo XX en la ciudad de Trujillo.Ciro Alegra es, junto a Jos Mara Arguedas, el escritor ms importante de la corriente indigenista en el Per. Aunque hay que deslindar que Ciro pertenece al indigenismo primigenio, de los aos 1930, mientras que Arguedas representa el llamado neo-indigenismo. Coincidentemente, en el ao 1941, cuando Alegra publicaba su ltima gran novela, Arguedas daba a la luz su primera novela, Yawar Fiesta. Ambos autores sintieron una estimacin recproca y se defendieron de intiles competencias que algunos quisieron establecer entre ellos. Alegra narra la vida de los indgenas del norte del Per, diferentes a los indios del sur que reflejan las novelas de Arguedas. El indio del norte es ms aculturado y mestizado, y desconoce por lo general el quechua, pero, obviamente, no por ello es menos representativo del Per.El trabajo literario de Ciro Alegra trascendi muy tempranamente las fronteras, puesto que escribi febrilmente desde el exilio en varios pases. En Chile escribi y public sus dos primeras novelas, La serpiente de oro y Los perros hambrientos, as como su obra cumbre, que gan el Concurso Latinoamericano de Novela convocado por la Editorial Farrar and Rinehart de Nueva York: El mundo es ancho y ajeno, novela de la cual Mario Vargas Llosa ha afirmado que constituye "el punto de partida de la literatura narrativa moderna peruana y su autor nuestro primer novelista clsico".[6] Dicha novela fue traducida a 14 idiomas.El mundo es ancho y ajeno refleja las bases de un Per moderno, mestizo, y rico en regiones, culturas y costumbres diversas. Sus personajes abandonan su comunidad andina (Rumi) obligados por el injusto expolio que de sus tierras realiza un cruel hacendado (Don lvaro Amenbar) y se desplazan por todo el Per, intentando ganarse la vida. La historia cuenta con dos personajes centrales o hroes: Rosendo Maqui, que representa al indio sabio, mayor y tradicional, y Benito Castro, el cholo joven que vuelve a su comunidad cuando muere Rosendo con el fin de defender el derecho de sus gentes a vivir en sus tierras.En general, todas las novelas de Alegra defienden la integracin de todos los peruanos en la sociedad, y denuncian las miserias y la injusticia social sufrida por los ms humildes, especialmente, por los indios. Sus obras poseen un tono pico, en donde destacan especialmente la naturaleza y las tradiciones culturales peruanas, conjuntamente con la lucha de sus gentes por su subsistencia. En ellas la narracin se desarrolla hilvanando hbilmente las historias de varios personajes de la misma comunidad en torno a un ncleo central.Luego de sus tres grandiosas novelas indigenistas, en sus 27 aos de vida restante Alegra solo public un libro de cuentos, que la crtica ha considerado muy inferior en comparacin con su obra precedente: Duelo de caballeros. Estuvo tambin trabajando en cuatro proyectos de novelas: Siempre hay caminos, Lzaro, El dilema de Krause y El hombre que era amigo de la noche. De ellas solo concluy la primera, publicada pstumamente, la cual es una novela corta considerada por la crtica como una joya literaria. Las tres restantes quedaron inconclusas y sus fragmentos han sido tambin publicados de manera pstuma. De todas ellas, se debe destacar Lzaro, un ambicioso proyecto que el autor abandon en 1954, pero que bien pudo convertirse en una gran novela de temtica proletaria, teniendo como protagonistas a los trabajadores de las grandes haciendas azucareras de la costa norte del Per. Habra sido una especie de continuacin de El mundo es ancho y ajeno. Se ha dicho que la razn del abandono de sus proyectos novelsticos fue la falta de un estmulo editorial, sumada a su recargada labor periodstica y docente, as como su precaria salud, todo lo cual influy negativamente en su voluntad creadora.Jos Mara Arguedas Altamirano (n. Andahuaylas, Per, 18 de enero de 1911 - m. Lima, 2 de diciembre de 1969), fue un escritor,poeta[1] , traductor[2] ,profesor, antroplogo y etnlogo peruano. Como escritor es autor de novelas y cuentos que lo han llevado a ser considerado como uno de los tres grandes representantes de la narrativa indigenista en el Per, junto con Ciro Alegra y Manuel Scorza. Introdujo en la literatura indigenista una visin interior ms rica e incisiva. La cuestin fundamental que se plantea en sus obras es la de un pas dividido en dos culturas (la andina de origen quechua y la occidental, trada por los espaoles), que deben integrarse en una relacin armnica de carcter mestizo. Los grandes dilemas, angustias y esperanzas que ese proyecto plantea son el ncleo de su visin.

jmaLa produccin intelectual de Arguedas es bastante amplia y comprende unos 400 escritos, entre creaciones literarias (novelas y cuentos), traducciones de poesas y cuentos quechuas al espaol, trabajos monogrficos, ensayos y artculos sobre el idioma quechua, la mitologa prehispnica, el folclore y la educacin popular, entre otros aspectos de la cultura peruana. La circunstancia especial de haberse educado dentro de dos tradiciones culturales, la occidental y la indgena, unido a una delicada sensibilidad, le permitieron comprender y describir como ningn otro intelectual peruano la compleja realidad del indio nativo, con la que se identific de una manera intensa. En Arguedas, la labor del literato y del etnlogo no est nunca totalmente disociadas; incluso, en sus estudios ms acadmicos encontramos el mismo lenguaje lrico que en sus narraciones.La importancia fundamental de este escritor ha sido reconocida por crticos y colegas peruanos suyos como Mario Vargas Llosa, quien lleg a dedicarle a su obra el libro de ensayos titulado "La utopa arcaica". Tambin Alfredo Bryce Echenique ha colocado las obras de Arguedas entre los libros de su vida. Con el paso de los aos, la obra de Arguedas ha venido cobrando mayor relieve, pese a que todava es poco conocido fuera del Per.9.Cuenta Basadre un emotivo suceso que presenci en su infancia, en los aos en que la heroica Tacna sufri cautiverio. Era el 28 de julio. Todos anhelaban festejar elDa de la Patria, pero los jefes de la ocupacin extranjera temerosos de perder el control de la poblacin desarmada haban prohibido que se cante el Himno Nacionalo que se lancen proclamas de patriotismo. Slo aceptaron la celebracin de una misa. La ciudad entera acudi al templo y lo desbord. Por eso, quienes no alcanzaronsitio se ubicaron en las cercanas del mismo. El ambiente era tenso. La Plaza de Armas estaba rodeada de carabineros chilenos encargados de ahogar con fuegocualquier exclamacin libertaria o patritica. Concluida la ceremonia, una delegacin de peruanos sali a la puerta del templo con el Santsimo y tambin la Bandera Nacional. La muchedumbre que llenaba la Plaza, simultneamente, cay de rodillas, en gesto elocuente que, sin necesidad de palabras, una la adoracin a Dios y laveneracin a la Patria. Estupefactos, los carabineros no saban cmo reaccionar y, en su confusin, optaron por saludar militarmente la Bandera del Per.Ejemplar gesto de uncin patritica unnime. Nos recuerda el lema que apareca en la primera moneda peruana: Firme y feliz por la Unin. Tempranamente, pues, se nos traz la nica ruta que conduce al desarrollo, que debe entenderse no slo como progreso material sino, sobre todo, como espritu solidario, encaminado a la justiciasocial, al bien comn. Y por eso mantienen perentoria vigencia hoy las reflexiones que sobre la peruanidad y las perspectivas de su realizacin plena, expuso Jorge Basadre hace ms de seis dcadas. Seal con acierto que la gesta de la Independencia y el nacimiento de la Repblica no obedecieron a metas inmediatistas de ejercicio delpoder y de aspiraciones burocrticas. Palpit en los prceres una motivacin infinitamente ms elevada: la certeza de que, con el advenimiento de la democracia,se abra un horizonte de progreso y bienestar para nuestros pueblos. Lgrimas de gozo deca Basadre derramronse en la Plaza de Armas el 28 dejulio de 1821. Con majestad sacerdotal se sentaron los hombres del primer Congreso Constituyente en sus escaos Heroicamente fueron vertidos torrentes de sangretantas veces. Estentreos sonaron los gritos de tantas muchedumbres, incluyendo las que vocearon su solidaridad con pases amenazados y las que combatieron cantandoel 2 de Mayo de 1866. La Repblica naci, entonces, como una promesa, como una esperanza basada enla unin de todos los peruanos. Lamentablemente, el signo que ha presidido nuestra Historia no ha sido precisamente el de la unin. Ya en las horas de la Independenciaempez la confrontacin entre los monrquicos y los republicanos y, dentro de estos ltimos, entre unitarios y federalistas, conservadores y liberales.Y, aos despus, el debate enfrent a hispanistas e indigenistas. Ardorosa controversia. Dur ms de un siglo. Cada una de las tendencias en pugna, con visinunilateral explicable por razones histricas y polticas, buscaba defender la primaca de unos elementos constitutivos de la peruanidad en desmedro de otros. Para unsector, lo autnticamente peruano era solamente lo aborigen; para el otro, la peruanidad se iniciaba con la llegada de los conquistadores.En la tesis hispanista se expresaba el desarraigo de los descendientes de encomenderos y corregidores, quienes se autodenominaban espaoles americanos.Ya en la Repblica, Bartolom Herrera lleg a decir que el Per no fue conquistado por Espaa sino que naci con la Conquista. En la corriente indigenista, su precursor, Manuel Gonzlez Prada, deca: No forman el verdadero Per las agrupaciones de criollos y extranjeros que habitan la faja de tierra situada entre el Pacfico y los Andes; la nacin est formada por las muchedumbres de indios diseminados en la banda oriental de la cordillera.El pensamiento del autor de Pginas libres no tuvo la adhesin de la generacin inmediata, la novecentista, pero s la fervorosa admiracin de la subsiguiente: ladenominada generacin del centenario, cuyos integrantes no todos se proclamaban sus discpulos, particularmente Luis E. Valcrcel, Jos Carlos Maritegui, Haya de laTorre. El debate entre hispanistas e indigenistas fue, pues, principalmente, la confrontacin entre dos generaciones: la novecentista Riva Agero, Vctor Andrs Belande, Felipe Sassone, los Garca Caldern; formada por los intelectuales que surgieron a iniciosdel siglo XX (en torno al ao 1900), frente a la generacin del centenario, constituida por los escritores que empezaron su quehacer dos dcadas ms tarde, cuando el Percelebraba el Centenario de su Independencia. Los novecentistas subrayaban los aportes de la Conquista y del Virreinato comodecisivos para otorgarle una fisonoma moderna y civilizada a la peruanidad. Empero, Riva Agero, Vctor Andrs Belande y Francisco Garca Caldern, aunque estudiaroncon seriedad muchos aspectos de la realidad nacional, mostraron una increble ceguera frente a la explotacin que sufran millones de indios, sobre todo en la Sierra.La alianza de gamonales, tinterillos y autoridades venales les infliga un trato inhumano y los despojaba de sus tierras. Y, abusivamente, iban convirtiendo lascomunidades en latifundios. Pero nuestros intelectuales novecentistas, capitalinos, de espaldas a la realidad nacional, se interesaban mucho ms en Europa que en conocerel interior de nuestro pas. Tanto abuso contra el aborigen suscit la insurgencia de una vigorosa corriente indigenista: Valcrcel, Maritegui, Haya de la Torre clamaban que el indio no necesitaba compasin sino justicia. Reivindicaban su derecho a la tierra que ancestralmente haba sido suya. Refutaban las tesis de los hispanistas y enarbolabansu solidaridad con los oprimidos. Pero, ilusionados quiz con el relato que inspir la aoranza lrica de Garcilaso, algunos, como Valcrcel, postulaban el retorno a aquellaarcadia imperial utpica. Todas estas confrontaciones nos hicieron perder de vista lo esencial: que el Percomo Nacin, como promesa, como ideal es uno solo. Por eso deca Basadre: El Per no es inca, ni espaol, ni criollo, ni mestizo, es una realidad ms compleja. Yagregaba luego: El Per moderno debe a la poca pre-histrica nuestra base territorial y parte de la poblacin; de la poca hispnica provienen tambin la baseterritorial, otra parte de la poblacin y el contacto con la cultura de Occidente; y la poca de la Emancipacin aporta el sentido de la independencia y la soberana. Masen esta ltima etapa madura asimismo un elemento psicolgico sutil que puede ser llamado la promesa (La promesa de la vida peruana, p 15).Ms adelante, contrastando los ideales aurorales de nuestra Independencia con nuestra historia posterior, precisaba: Los americanos se lanzaron a la osada aventurade la Independencia no slo en nombre de reivindicaciones humanas menudas: obtencin de puestos pblicos, ruptura de monopolio econmico, etc. Hubo en ellosalgo as como una angustia metafsica que se resolvi en la esperanza de que viviendo libres cumpliran su destino colectivo. Nada ms lejos del elemento psicolgico llamado la promesa que la barata retrica electoral peridica y comnmente usada. Se trata de algo colocado en un plano distinto de pasajerasbanderas. Aun en los primeros momentos de la independencia as qued evidenciado (op. cit.).Pero, tanto en la obra citada como en Per: problema y posibilidad, Basadre lamenta los estriles antagonismos que nos hicieron perder rumbo, como la pugnaentre liberales y conservadores que los llev a discusiones bizantinas entre quienes postulaban un Estado autoritario y quienes identificaban democracia con unparlamentarismo a ultranza, sin saber encontrar el justo trmino medio. Tambin seal la incapacidad de nuestros gobernantes. La historia del Per en el siglo XIX dijo es una historia de oportunidades perdidas y de posibilidades no aprovechadas. Aqu tenemos que pensar fundamentalmente en su nocin de Estado emprico,ineficiente, clientelista y caudillesco, para entender por qu la riqueza del guano no permiti la aplicacin de polticas estatales ms inteligentes y nacionales.Tambin denuncia el tiempo desperdiciado en querer transplantar a nuestro medio instituciones que pertenecan a una realidad distinta de la nuestra. Se admiraba tantoa Europa que no faltaban quienes lamentaban que nuestro Continente estuviera tan lejos del Viejo Mundo. Y como nuestro historiador escriba estos juicios en plenaGuerra Mundial (1943), agregaba que quienes as se haban lamentado anteriormenteen aquel momento desearan estar lo ms lejos posible de Europa. Y nuestros positivistas que, fascinados, identificaban con ella lo que tanto admiraban, la Razn,la Ciencia, el Progreso, podan comprobar que tan importantes logros estabansirviendo a los cultsimos europeos para destruirse recprocamente.En suma, lo que faltaba en nuestros dirigentes era el ingrediente humano. Unos ponan toda su esperanza en el Estado eficiente; otros en el progreso material. Necesarios ambos; pero insuficientes si no estn provistos de sensibilidad social, de un proyecto unitario que acabe con discriminaciones, injusticias y abusos. Porque laPromesa que moviliz corazones y esfuerzos para nuestra Independencia fue para el bienestar de todos los peruanos.Entre las clebres frases de Basadre figuran stas: "Quienes nicamente se solazan con el pasado, ignoran que el Per, el verdadero Per es todava un problema.Quienes caen en la amargura, en el pesimismo, en el desencanto, ignoran que el Per es an una posibilidad. Problema es, en efecto, el Per; pero tambin, felizmente,posibilidad." ("Per: Problema y Posibilidad"; p. 7).10. El mesianismo es una tendencia de la cosmovisin o la ideologa que se relaciona con una particular interpretacin de la historia donde el cambio de un estado del desarrollo de una sociedad o grupo de creyentes ser originado por la llegada de un "mesas" o hroe, al que corresponde el establecimiento de un nuevo orden que dar origen al mundo utpico.Aunque el ms conocido de los mesianismos es el de tradicin judeo-cristiana, es frecuente su desarrollo en otros contextos, especialmente en aquellos donde la opresin social es fuerte. Como ejemplos de mesianismo se encuentran adems del mesianismo judo el cristianismo, el adventismo, los cultos cargo de Melanesia y varias iglesias nativas de base cristiana o islmica que se desarrollaron en el frica subsahariana despus del proceso de descolonizacin durante el siglo XX.En el mundo secular moderno, especialmente en la poltica, al mesianismo se lo relaciona con el populismo.Mesianismo bblico[editar]En el libro de II Samuel el mesianismo viene visto como una idea que manifiesta la esperanza de una felicidad completa. Esta idea tiene un aspecto soteriolgico pues ve una esperanza en la intervencin futura de Dios en favor del pueblo escogido. Hay un aspecto escatolgico, pues esta intervencin divina se vislumbra como la intervencin definitiva. La idea mesinica tiene tambin un aspecto mediacional, esto es, vendr realizada por un Mesas-mediador.11. En este ensayo, Mario Vargas Llosa estudia el movimiento indigenista a travs de la vida y la obra de uno de sus ms originales creadores, el novelista y antroplogo peruano Jos Mara Arguedas (1911-1969). Su polmica tesis, segn la cual a la vez que una corriente literaria y artstica y de reivindicacin campesina, el indigenismo fue una ficcin ideolgica, de corte pasadista y reaccionario -es decir, colectivista, mgico, irracionalista, antimoderno y antiliberal-, se apoya en un minucioso anlisis de la obra narrativa, folclrica y etnolgica de Arguedas, as como de su desgarrada vida, a caballo entre la cultura mgico-religiosa de los quechuas de los Andes y la del Per moderno y occidentalizado, que, luego de tenerlo preso por razones polticas en su juventud, lo consagrara ms tarde como uno de sus ms prestigiosos intelectuales. Vargas Llosa traza, sobre el fondo histrico de su tiempo, un animado cuadro de esa vida y ese quehacer en los que repercutieron intensamente todas las aventuras y desventuras poltico-sociales del Per y Amrica, y ve en el suicidio de Arguedas, en 1969, una clave de su dramtica existencia y algo as como el canto de cisne del exhausto indigenismo.La utopa arcaica examina, tambin, crticamente, las contradictorias visiones del indio que se han sucedido en la poltica, la historia, la sociologa, la antropologa y la literatura, y coteja los mitos y estereotipos surgidos en torno de aqul con la problemtica real de los descendientes de los incas en el Per contemporneo y los avatares de su lucha por la supervivencia. A su juicio, el indio de carne y hueso de nuestros das se ha emancipado del ghetto en que tradicionalmente lo mantuvieron la explotacin, la discriminacin y los prejuicios -sociales o ideolgicos-. y optado por la modernidad. (FCE)EDICIONES:Fondo de Cultura Econmica, 1996.

SOBRE EL LIBRO:Vargas Llosa: "el indigenismo, una mera ficcin"ANA ANABITARTEMario Vargas Llosa escribi La utopa arcaica. Jos Mara Arguedas y las ficciones del indigenismo (Fondo de Cultura Econmica) hace muchos meses, pero como dice el acadmico espaol Gregorio Salvador, el libro ha tardado ms en cruzar el charco que los conquistadores del siglo XV. Por fin ayer, se present en la Residencia de Estudiantes de Madrid, pero antes, su autor tuvo tiempo para hablar a EL UNIVERSAL, sobre su ensayo al que define como "un examen de lo que fue el movimiento indigenista como movimiento literario, poltico e ideolgico a partir de uno de los mejores escritores indigenistas: el peruano, Jos Mara Arguedas (1911-1969)".En l, Vargas Llosa -que ha intentado "defender al indio de visiones caricaturescas y folklricas que lo perjudican"-, plantea el indigenismo "no como una verdad histrica como haca Arguedas, sino como lo que es, una mera ficcin".

- Usted ha dicho en varias ocasiones que entre sus escritores favoritos no figuran peruanos. Por qu decidi entonces escribir un libro sobre la figura de Jos Mara Arguedas?- Porque le admiro mucho. Es uno de los escritores peruanos que ms me ha interesado desde que yo era estudiante universitario. Algunas de sus novelas como Yawar fiesta y Los ros profundos son de las mejores que se escribieron dentro de la corriente indigenista. Tienen un alto nivel de creatividad y una conciencia formal y lingstica que merecen figurar dentro de las obras importantes de la literatura latinoamericana contempornea. Por otro lado, Arguedas es un caso muy interesante de escritor a caballo entre dos culturas, dos tradiciones que estn muy presentes en su obra -a veces integradas y a veces en una confrontacin dramtica-, y este era un caso muy til para estudiar el movimiento indigenista, sus logros, sus desaciertos, sus mitos y prejuicios.

- Fue el hecho de que su vida estuviera a caballo entre la cultura de los quechuas y la del Per moderno y occidentalizado, lo que ms le interes de su figura?- Sin duda alguna. Tuvo una experiencia directa e ntima con estas dos grandes culturas. De nio vivi como un indio entre los indios -pese a ser de clase media- y las injusticias y los malos tratos eran su vida. Luego en la adolescencia su familia se lo llev a la costa e hizo de l un peruano occidentalizado. Esta fractura est presente en toda su obra y coexista en permanente confrontacin en su propia persona. Su empeo fue volcar en un espaol que no le desnaturalizara, la experiencia del mundo que haba vivido. Un mundo mgico y cientfico lleno de crueldad, injusticia y violencia del pueblo campesino, pero que recordaba con nostalgia, sobre todo la msica, los ritos y el cario del pueblo indio.

- Arguedas planteaba el indigenismo como una verdad histrica.- Su visin del pueblo indio fue falaz. Los indios se manifestaban cada vez menos como indios, y se queran comportar como blancos. El inteligentemente lo poda aceptar, pero no emocionalmente, porque era lo que haba escrito toda su vida y supondra una negacin. Su visin del indgena era ms mstica que histrica, ms legendaria que real. Fue capaz de crear ficcin con una fuerza persuasiva, y de hacernos creer una realidad que fue un sueo. De hacernos creer el indigenismo como una verdad histrica cuando en realidad fue una ficcin. Durante la dictadura de Velasco Alvarado, en Per se llev a cabo una reforma agraria mediante la cual se nacionalizaron las tierras y se entregaron a los indgenas en forma de granjas colectivas. Los indgenas, aburridos de los burcratas se levantaron contra las leyes y la reforma agraria e hicieron una reforma a travs de la cual privatizaron las tierras. Ellos, que supuestamente estaban a favor de la colectivizacin. Qu dira ahora Arguedas de esto? Qu dira de esos indios que crearon la economa informal para modernizarse, con una mecnica capitalista? Se habra encerrado en la negacin radical de esa realidad, o la hubiera aceptado? Lo evidente es que su obra literaria no podr ser leda en Per ahora como cuando l viva, como testimonio de realidad viviente. Tendr que ser leda como un mito, una fantasa, una ficcin en la que la remota realidad fue transformada a partir de los fantasmas de un escritor singular.

- Cmo le conoci?- Fue en los aos cincuenta. En aquella poca yo era un estudiante que haca prcticas en un peridico y me encargaron entrevistarle. Me impresion su modestia, su calidad humana, y la autenticidad con que expresaba sus ideas, sus temores. Su silueta, enormemente atractiva me impuls a leer su obra. En los sesenta escrib artculos y ensayos sobre l y comenzamos a mantener una amistad aunque en la distancia, porque l viva en Per y yo en Europa, hasta que se suicid el 28 de noviembre de 1969.

- Qu destacara de su obra? - Critic la literatura indigenista de su poca, la vea desnaturalizada, disfrazada, y en sus mejores obras logr crear una escritura, una sintaxis y una msica que pareca reconstruir al lector hispanohablante, un mundo distante. Su obra no es homognea, ni de calidad pareja, pero los desniveles tienen que ver con la problemtica, social y poltica. Perteneci a la ltima generacin de Amrica Latina comprometida, aquella literatura que no disociaba la responsabilidad artstica del compromiso poltico, de una responsabilidad social. La literatura tiene la obligacin moral de denunciar las injusticias y dar voz a quien no tena tribuna, como el indio de luchar por una revolucin que reformara las estructuras de esa sociedad. Para muchos autores esto no era sencillo porque no pasaban por las preocupaciones polticas.

El no milit en ningn partido poltico, pero no pudo apartarse de toda esa idea. Si ignoraba el compromiso poltico eluda su obligacin intelectual. Adems, el momento que vivi y la presin al saber quechua, al haber vivido la tragedia de los indios, le obligaban a escribir la gran novela social del Per. Esta exigencia era concepcin de la literatura tanto liberal como conservadora. Arguedas fue sensible a esto porque tena una cierta inocencia, y por ello acab siendo un escritor comprometido y a veces militante. Pero las consecuencias de esto a veces fueron trgicas. Creo que se deba haber frenado y haber mostrado su poco inters en ideologas. Pero no lo hizo.Por otro lado el caso de Arguedas es un magnfico ejemplo, como lo es el de Juan Rulfo o el de Roa Bastos, en utilizar como materia prima para sus obras de ficcin a los latinoamericanos de otras lenguas, y gracias a su talento de escritores fueron capaces de volcar en la lengua espaola una experiencia que fue vivida en idiomas distintos. Fue un aporte notable, y contribuye a la renovacin de la lengua desde distintas vertientes.

- Hablando de la lengua espaola. Cree usted que goza de buena salud?- S. Es una lengua en expansin, existe una unidad que no est amenazada en lo inmediato y es una de las lenguas ms importantes en el contexto mundial. El hecho de que se hable espaol en tantos pases permite una gran variedad de matices, el idioma se va enriqueciendo a travs de experiencias mltiples que concurren a diversificar y renovar constantemente el acervo del espaol.

- Cree que hay una lengua espaola y una lengua de Espaa?-No. La lengua espaola es una sola pero que tiene mltiples afluentes que vienen de 22 pases donde se habla el espaol. Hay un solo espaol con muchas variantes y matices.

- Cul debe ser la postura de un escritor frente a su lengua y frente a la ortografa?-El escritor debe tener una inmensa libertad frente a la lengua y conciliarla con el respeto de un cierto principio que es el que permite la comunicacin. Si el respeto a la comunicacin desaparece, la lengua entra en peligro, pero ningn gran escritor la ha puesto en peligro. Al contrario, los escritores actualizan la lengua.

- Usted acaba de publicar adems de este libro sobre Arguedas, su novela Los cuadernos de don Rigoberto, cul ser su prxima novela?- Una sobre los ltimos meses de la dictadura de Rafael Trujillo en la Repblica Dominicana. Uno de los dictadores patriarcas ms famosos de Amrica Latina que fue asesinado tras una conspiracin militar en 1961. Conozco Santo Domingo porque viv all en la dcada de los setenta y dentro de unos das regreso de nuevo.12.Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010, ha publicado recientemente la obra La civilizacin del espectculo, un libro recopilatorio de artculos de su autora aparecidos en el peridico El Pis desde finales de los noventa junto con varias reflexiones paralelas que vienen a completar este breve ensayo.

La tesis fundamental que defiende el libro es que la cultura ha devenido en puro espectculo, en mero entretenimiento para las masas. Para Vargas Llosa, la poca actual puede ser definida como la era poscultural. Un momento histrico en el que la filosofa y las bellas artes han sido desplazadas por el deporte, la gastronoma y la msica popular; y donde la palabra escrita ha sido condenada a la desaparicin total debido al surgimiento de medios electrnicos como el ipad o el ebook que favorecen la cultura audiovisual.

Se trata, segn el autor, de un movimiento hacia la banalizacin de la cultura que ha tenido lugar desde el final de la Segunda Guerra Mundial y que ya fue anunciado por prestigiosos autores como T. S. Elliot en su obra Notes Towards the Definition of Culture (1948), George Steiner en In Bluebird Castle. Towards the Redefinition of Culture (1971) y, sobre todo, en La Socit du Spectacle de Guy Debord (1967), de la que la presente obra parece que quiere tomar el testigo.

Desde esta perspectiva distpica, analiza diversos aspectos de la realidad con el objetivo de argumentar su tesis. As, toma partido en cuestiones como el arte, la cultura popular, la posmodernidad, la educacin, la multiculturalidad, el erotismo, la poltica, los medios de comunicacin, la religin, el capitalismo, la tecnologa y la literatura.

1.- Arte: su postura en este aspecto es que el arte actual est rodeado de un halo de espectacularidad e incluso de decadencia cuando no de mera transgresin vacua. Pone como ejemplo a varios autores ingleses de la nueva ola de artistas surgidos en la dcada de los noventa que, como Damien Hirst, son capaces de vender humo y entretenimiento al pblico general a la vez que sus tericos logran seducir a compradores millonarios y asiduos del mercado del arte con palabras biensonantes, crpticas pero ms valiosas que el diamante.

2.- Cultura Popular: la define como la suma de creencias, conocimientos, lenguajes, costumbres, atuendos y sistemas de parentesco y critica que numerosos antroplogos, en pro de lo polticamente correcto, hayan argumentado que toda cultura por el mero hecho de existir aporta una gran valor a la humanidad y que toda posible crtica a esta postura haya sido tachada de colonialista por suponer que unas culturas son superiores a otras.

3.- Posmodernidad: seala a Baudrillard como uno de los principales culpables, entre otros tericos de la posmodernidad, de que en la actualidad estemos asistiendo a un uso forzado de las palabras y a una ideologizacin del conocimiento, en el que las categoras tradicionales son sustituidas por otras como la teora de gnero o de raza, la teora cultural, la cultura audiovisual, etc. Adems, aade que estamos inmersos en usa virtualizacin de la realidad preconizada por Baudrillard, que ahora es puro simulacro o directamente espectculo. Una realidad que es filtrada por medios de comunicacin con oscuros intereses que editan segn qu informacin.

4.- Educacin: establece como fecha de referencia el Mayo del 68 francs, momento en el que la autoridad del profesor desapareci bajo las proclamas enunciadas por universitarios parisinos y situacionistas al grito de Prohibido prohibir. En realidad, segn Mario Vargas Llosa, hecho menor el del Mayo del 68 puesto que apenas tuvo repercusiones en el mbito poltico pero que en educacin abri la veda al "todo vale", a la ausencia de jerarquas y a la horizontalidad en la relacin alumno-profesor.

5.- Multiculturalidad: este factor surge como consecuencia del cosmopolitismo de las modernas ciudades en las que existe la convivencia en un mismo espacio de diferentes culturas y religiones. En particular analiza el problema del velo islmico en las aulas. Es conocida su preferencia por las tesis liberales, por lo que no es de extraar que apueste por la defensa de la libertad individual y que se manifieste en contra de su prohibicin.

6.- Erotismo: sobre esta cuestin no deja lugar a dudas. Tomando como referencia las clases de masturbacin para adolescentes auspiciadas por la Junta de Extremadura, establece que aunque haya sido impartida con el noble propsito de evitar los embarazos no deseados, se trata de una autntica aberracin pornogrfica que desdibuja los lmites entre lo pblico y lo privado. Esta sexualizacin de la cultura es la culpable precisamente, segn el autor, de que el erotismo est muerto y slo nos queden de l las narraciones de Choderlos de Laclos, Giacomo Casanova o el Marqus de Sade.

7.- Poltica: la cultura es la principal culpable de degradacin poltica debido a la banalizacin ldica de la cultura imperante, que ha creado un perverso tndem consistente en: medios de comunicacin de entretenimiento, poltica corrupta y justicia que desatiende sus labores. Slo as se entiende que en las principales encuestas que se realizan a la poblacin, aparezca la poltica como uno de los problemas que ms afectan a sus vidas. Sin embargo, toda la sociedad est aquejada de este mal de la corrupcin, ya que, por otra parte, se muestra demasiado laxa en el cumplimiento de las leyes antipiratera, por poner un ejemplo.

8.- Medios de Comunicacin: segn Llosa la revolucin audiovisual de nuestro tiempo ha violentado las barreras que la censura opona a la libre informacin y a la disidencia crtica y gracias a ello, los regmenes autoritarios tienen muchas menos posibilidades que en el pasado de mantener a sus pueblos en la ignorancia y de manipular a la opinin pblica. Por lo tanto, cabra pensar que se muestra favorable a la nueva revolucin tecnolgica y, en particular, de internet como medio de comunicacin libre. Sin embargo, es totalmente contrario porque elimina, otra vez, la barrera entre lo pblico y lo privado. Para este autor, internet supone la libertad de informacin pero sin filtro, lo que en realidad se traduce en mero ruido, por lo que su validez como control del poder es ciertamente limitado.

9.- Religin: la religin hoy en da no ha decrecido en poder pero se ha vuelto radicalmente superficial. Llosa, que vivi en Londres en la dcada de los sesenta, afirma que fue precisamente en esa poca cuando la religin empez a desvanecerse en lo que respecta a su vertiente trascendal, para convertirse en simple espectculo. Cita el movimiento contracultural hippie como inicio de esta tendencia que da ms importancia a las religiones orientales como el hinduismo y el budismo pero dentro del espectculo de la msica popular. Nombra por ejemplo a los Beatles y su viaje a la India para conocer a su Baba espiritual y a la generalizacin en occidente de este tipo de religiones a partir de este hecho.

10.- Capitalismo: la principal contribucin del capitalismo a la civilizacin del espectculo es la confusin que establece entre precio y valor. Si, por ejemplo, una obra de arte tiene un precio determinado pero no encuentra comprador su valor disminuye. Por este motivo, se muestra contrario a un criterio estrictamente economicista para valorar las obras de arte y reivindica la figura del crtico, que antao cumpla una funcin que ha desaparecido o ha entrado a formar parte del star-system del espectculo artstico. Tambin alude a una cuestin ms polmica que es la democratizacin de la cultura como causa de la esta civilizacin del espectculo, ya que la accesibilidad y el querer llevar la cultura a las masas ha favorecido el uso de prcticas poco recomendables en el mbito cultural.

11.- Tecnologa: su reflexin en este campo est centrado en la aparicin del libro electrnico, que Vargas Llosa ve como una amenaza porque desaparecern libreras, bibliotecas, editores, agentes literarios, correctores, distribuidores. Adems sugiere que algo de la inmaterialidad que caracteriza lo digital acabar por trasladarse al contenido. Tampoco acepta el concepto de textos enriquecidos con videos y audios, a la vez que vaticina una robotizacin del individuo y que tanto Google como Twitter o Facebook, etc., aunque tienen unas supuestas bondades tampoco son la panacea ni dan como resultado un enriquecimiento cultural inmediato.

12.- Literatura: dentro del pensamiento apocalptico, el escritor, ve bastante posible que la literatura acabe siendo mero entretenimiento para el metro o el autobs y que los grandes escritores que buscaban entender el ser humano y que pretendan escribir textos con sustancia quedarn totalmente relegados a un segundo plano o directamente desaparecern por no encontrar lectores que deseen esforzarse sino solamente divertirse. As, concluye, la literatura ser solo una evasin de la realidad y una cotidianidad completamente anodinas.