ANTROPOMORFO SOBRE CERÁMICA DE LA 1 EDAD DEL HIERRO … · Final antes del inicio da la Edad del...

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Complutum, 7, 1996:141-146 ANTROPOMORFO SOBRE CERÁMICA DE LA 1 EDAD DEL HIERRO DE LA MESETA Martín Almagro~Gorbea*, Laura López*t Antonio Madrigalt Kenia Muñozt José Ramón Ortiz** RESUMEN.- Del yacimiento madrileño de Camino de las Cárcavas proceda un fragmento cerámico decorado con una figura antropomorfa incisa, fechable en el siglo VIII a.C. Esta pieza, que refleja una clara ruptura iconográfica con al mundo de “Cogotas 1 delfinal de la Edad del Bronce, se relacionaría en última instancia —al igual que otros elementos peninsulares cerámicos, metálicos, pétreos y ebúrneos— con la difusión del es- tilo geométrico por gran parte da Europa Central y el Mediterráneo en al paso del II al 1 milenio a.C., así co- mo con los primeros intentos de representaciónfigurada que tendrán su apogeo en el Período Orientalizante. Ans-rt..jcz’. - The antropomorphic representation on a vesselfrom Camino de las Cárcavas in Aranjuez (Ma- drid), daa’edfrom the ViII century b.C., refleca’s the break-s<p of a’he Late Bronze Aga pottery tradition. This pie- ce is also relatad —together with anoa’her caramic, metaliic, stona and ivory elements— to a’he arrival of tha geomea’ric sa’yle to Central Europe and the Mediterranean area at the end of a’ha II and the beginning of tAza 1 millenium b.C., and can be considerad a firs¡ attempa’ atfigurativa representation, preluda lo which has been callad “Orientalizing” Period. PALABRAS CLAVE: Figura antropomorfa sobra cerámica, Bronce Final-Primera Edad del Hierro, Cuenca me- dia del río Tajo. Meseta Sur, Estilo geométrico, Período Orientalizante. KEY WoRos: Antropomorphie represantation on pottery, Late Bronze Aga-Iron Age, Tagus river middla bas- sin, Iberian plateau, Geometric style, “Orientalizing’ pariod. Durante los trabajos de urgencia realizados durante 1989 en al lugar denominado “Camino de las Cárcavas” (Aranjuaz, Madrid), bajo la dirección de uno da nosotros (1. R. Ortiz) se recuperaron mala- riales asignables en su mayoría a la Iransición Bron- ca Final-Primera Edad del Hierro, así como una ocu- pación previa del Calcolítico Final/Bronca Inicial con cerámica campaniforme, y otra posterior de la Segun- da Edad del Hierro (López ea’ a/ii ap.). En el yaci- miento, emplazado en la última terraza pleistocena de la margan izquierda del Jarama, en la cuenca me- dia del río Tajo y en una tradicional área da paso, se documentaron unas manchas ovales cenicientas pro- bablemente correspondientes a estructuras de caba- ñas o relacionadas con éstas, donde se racuperó el grueso del material de la Edad del Hierro. Aunque en al yacimiento se han documenta- do materiales que se relacionan claramente con el mundo del Bronce Final de Cogotas 1 (Delibes at a/ii 1990) —decoraciones de boquique, espigas y líneas cosidas—, son más numerosos los que nos muestran cómo la tradición alfarera indígena del momento fi- nal da Cogotas 1 conoce y asimila nuevos elementos que caracterizan los últimos momentos del Bronca Final antes del inicio da la Edad del Hierro (Almagro Gorbea 1988). Entre estos últimos se cuentan, ade- más da un colgante subíriangular de bronca que repre- senta una figura esquemática femenina, una cazuela bitroncocónica con decoración de espigas, vasos de cuello cóncavo y carana redondeada con hombro y cuerpo inferior de casquete esférico, bases decoradas y diversos fragmentos con decoraciones incisas a ba- se de triángulos solos o contrapuestos rellenos de pa- ralelas oblicuas (López ea’ a/ii ap.), cuyos paralelos se sitúan en yacimientos peninsulares entre los siglos VIII-VII a.C. (González Prats 1983; Ruiz Zapatero 1985). Entre todos estos materiales, destaca la vasi- ja que constituye el objeto da asta noticia. Se trata de un recipiente de borde exvasado recto y cuerpo bicó- nico, cuyo hombro aparece complejamanta ornamen- tado con incisiones (fig. 1). El principal motivo deco- rativo del vaso es una figura antropomorfa rematada con un apéndice triangular, a modo da tocado y si- * Departamento de Prehisloria. Universidad Complutense. E-28040 Madrid. Fax: 34-(9)l-3946008. ** ARGEOS. Estudio de Arqueología. CIBenilo de Cassro, 7, 5 0E. 28028 Madrid.

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Complutum,7, 1996:141-146

ANTROPOMORFO SOBRE CERÁMICADE LA 1 EDAD DEL HIERRO DE LA MESETA

Martín Almagro~Gorbea*,LauraLópez*tAntonioMadrigaltKenia MuñoztJoséRamónOrtiz**

RESUMEN.- Del yacimientomadrileñode Caminode las Cárcavasprocedaunfragmentocerámicodecoradocon unafigura antropomorfaincisa,fechableen el siglo VIII a.C. Estapieza, que refleja una clara rupturaiconográficaconal mundode “Cogotas 1 delfinal de la EdaddelBronce, serelacionaríaen últimainstancia—al igual queotros elementospeninsularescerámicos,metálicos,pétreosy ebúrneos—con la difusióndeles-tilo geométricoporgran parteda EuropaCentralyel Mediterráneoen al pasodelII al 1 milenio a.C., asíco-moconlos primerosintentosde representaciónfigurada quetendránsu apogeoenel PeríodoOrientalizante.

Ans-rt..jcz’.- Theantropomorphicrepresentationon a vesselfromCaminode las Cárcavasin Aranjuez(Ma-drid), daa’edfromthe ViII centuryb.C., refleca’sthe break-s<pof a’he Late BronzeAgapotterytradition. Thispie-ce is also relatad —togetherwith anoa’her caramic, metaliic, stonaand ivory elements—to a’he arrival of thageomea’ricsa’yle to Central Europeandthe Mediterraneanareaat the endof a’ha II andthe beginningof tAza 1millenium b.C., andcanbe consideradafirs¡ attempa’atfigurativa representation,preludalo whichhas beencallad “Orientalizing” Period.

PALABRAS CLAVE: Figura antropomorfasobracerámica,BronceFinal-PrimeraEdaddelHierro, Cuencame-dia delrío Tajo. MesetaSur,Estilo geométrico,PeríodoOrientalizante.

KEY WoRos:Antropomorphierepresantationon pottery,Late BronzeAga-IronAge, Tagusriver middla bas-sin, Iberian plateau,Geometricstyle, “Orientalizing’ pariod.

Durante los trabajosde urgencia realizadosdurante1989 en al lugar denominado“Camino delas Cárcavas” (Aranjuaz,Madrid), bajo la direcciónde uno da nosotros(1. R. Ortiz) se recuperaronmala-riales asignables en su mayoría a la Iransición Bron-ca Final-PrimeraEdaddel Hierro, asícomounaocu-paciónpreviadel CalcolíticoFinal/BroncaInicial concerámicacampaniforme,y otraposteriordela Segun-da Edad del Hierro (López ea’ a/ii ap.). En el yaci-miento, emplazadoen la última terrazapleistocenade la margan izquierda del Jarama, en la cuenca me-dia del río Tajo y en una tradicionaláreada paso,sedocumentaronunasmanchasovalescenicientaspro-bablementecorrespondientesa estructurasde caba-ñas o relacionadascon éstas,dondese racuperóelgruesodel materialde laEdaddel Hierro.

Aunqueen al yacimientose handocumenta-do materialesque se relacionanclaramentecon elmundo del Bronce Final de Cogotas 1 (Delibes at a/ii1990) —decoracionesde boquique,espigasy líneascosidas—,sonmásnumerososlos quenosmuestrancómo la tradiciónalfareraindígenadel momentofi-

nal da Cogotas1 conocey asimilanuevoselementosque caracterizanlos últimos momentosdel BroncaFinal antesdel inicio da la Edaddel Hierro (AlmagroGorbea 1988). Entre estosúltimos se cuentan,ade-másdaun colgantesubíriangulardebroncaquerepre-sentauna figuraesquemáticafemenina,unacazuelabitroncocónicacon decoraciónde espigas,vasos decuello cóncavo y carana redondeada con hombro ycuerpo inferior de casquete esférico, bases decoradasy diversosfragmentoscon decoracionesincisasaba-sede triángulos soloso contrapuestosrellenosdepa-ralelasoblicuas(López ea’ a/ii ap.), cuyosparalelosse sitúanen yacimientospeninsularesentrelos siglosVIII-VII a.C. (González Prats 1983; Ruiz Zapatero1985).

Entretodosestosmateriales,destacala vasi-ja queconstituyeel objeto da astanoticia.Se tratadeun recipiente de borde exvasado recto y cuerpo bicó-nico, cuyo hombro aparece complejamanta ornamen-tadocon incisiones(fig. 1). El principal motivo deco-rativo del vasoes una figuraantropomorfarematadacon un apéndice triangular, a modo da tocado y si-

* Departamento de Prehisloria. UniversidadComplutense.E-28040Madrid.Fax: 34-(9)l-3946008.** ARGEOS. Estudio de Arqueología.CIBenilo deCassro,7, 5

0E. 28028Madrid.

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tuadosobralos restosde un motivoesquemático,pro-bablementezoomorfoen su parteinferior. Relaciona-do conéstaapareceun fragmentodaotro antropomor-fo, delcual sólo seconservauno desusapéndices.Lasintaxisdecorativasecomplataconun motivo rectan-gular raticulado, representacióndiferentea los otrosmotivos vasculares,y quedebidoaestoúltimo y a suposiciónentrelasdos figurasantropomorfas,relacio-namoscon éstas.El conjuntoes un motivo excepcio-nal en el ámbito peninsular,si bien no resultaúnico,

comodescribiremosmásadelanta.Estevasotienesusmejoresparalelosen ya-

cimientosdalafase“Pico Buitre” (Valiente 1984:20-21), que se caracterizaporla perduraciónde algunoselementosda tradiciónda Cogotas1 a los queseaña-denotros nuevos,entre los quedestacaunaconcep-ción de la decoracióndel vaso más articulada,conpredominiode motivos geométricosa basade dama-ros, triángulos rellenos de trazosparalelos,etc.,quereflejan la llagadade técnicasdecorativasdel mundo

geométricoy queconstituyenuna verdaderarupturaiconográficay conceptualcon respectoa lo anterior.Da astaforma los triánguloscolgadosrellenosde ra-

yas paralelashorizontaleso da ángulosestánigual-mentemuy extendidosen sitios de Camposda Urnascomo Cortesde Navarra (PIIIA-PIflB), CabezodeMonleón y Roquizal del Rullo (1-II) en los siglosVIII-VII a.C. (Ruiz Zapatero 1985: 401 ss. y 550).Poral contrario,son motivos típicos de Cogotas1 loscamposde puntos enmarcadospor líneas, la bandahorizontal rellenade trazosparalelosverticalesy lasespigaso “arboriformes” (Delibesea’ a/ii 1990), aun-quela disposición de frisos decorativosen metopasaparece,porsu parte,en conlaxtostípicamentecogo-tianos (Delibes ea’ a/ii 1990)y tambiénen pobladosdel Norestepeninsular,dondelos elementosde Cam-

posdaUrnasinciden sobreun trasfondoda Cogotas1(RuizZapatero1985: 565y 752).

En cualquier caso, estosmaterialescorres-pondenalo queRuiz Zapateroy Lomo hanconside-radocomohorizontede “disgregaciónde Cogotas1 oEpicogotas”,en el quesecombinaríanelementosca-racterísticosdel períodoanteriory otros nuevos,co-mo lascerámicaspintadas,de posible origenmedite-

rráneo,y las incisasdecoradasconmotivos geométri-cos, paralos queseencuentranparalelosen al cerrode San Antonio (Blasco,Lucasy Alonso 1991: 116-

129), La Capellana(Blascoy Baena1989: 2 17-223),Puente dalaAldehuela(Priego1986: 122-129)osee-

tor B da Getafa(Blascoy Barrio 1986: 109-114).Es-te horizonte,durantelos siglos VIII y VII a.C.,se en-riqueceríaconelementosaisladosde Camposde Ur-nascomolas cerámicasacanaladas(Ruiz ZapateroyLorrio 1988: 261) dalos Camposda UrnasRecientas(Ruiz Zapatero1985: 716-737), como las de Embid(MartínezSastray Arenas 1988)o algunosfragmen-tosaparecidosen al EccaHomo EH2A.

Lo mismo indicala forma da cuencobitron-cocónicoda bordaexvasado,tipo característicode es-te momento,quedurantela llamada1 Edaddel Hie-

rro se hacefrecuente,comoevidencianlos hallazgosdel carro de San Antonio (Blasco, Lucas y Alonso1991: 135-136), sectorB de Gatafa(Blasco y Barrio1986: 114-117),LaCapallana(Blascoy Baena1989:221),Pico Buitre (Espinosade Henares,Guadalajara)y máslejanoscomoel nivel 1 da PeñaNegra(Crevi-

llante, Alicante), con unacronologíadel 850 al 700-675 a.C. (GonzálezPrais 1983:71 ss.),El Redal(IB)confechasen torno al 650 nC. (Ruiz Zapatero1985:572 y 746) y Cortas de Navarra (Maluquer ea’ a/ii1990: 89-96); lodos ellos con fechasquese centran

del VIII al VII a.C.

Figura 1.- Vasija con decoraciónincisa de Camino de lasCárcavas(Aranjuez, Madrid).

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Másproblemáticoresultasituarestehorizon-te cultural de “Pico Buitre” queheredadel de Cogo-tas 1 bastanteselementoscomunas,al manos en loquecabeconsiderarsusfasesiniciales.En efecto,alirsa disolviendo al mundo cerámicode Cogotas 1,desdeLa Rioja hastala zona de Alicante surgenentomo al SistemaIbérico unaseriedagruposcerámi-cos,entre losquecabedestacarlos da “El Redal” enLa Rioja, al de “Pico Buitre” hacialas paramerasdaMolina y serraníasde Albarracíny Cuencahastalosafluentesdel Tajo Medio o el de “PeñaNegra 1”, enla zonadeAlicante. Estosgruposseguramenterepre-sentanunaevolucióndel mundoda Cogotasconcam-bios quecabeasociara la llagadade nuevoselemen-tos culturales, tanto desdeel áreatartésicameridio-nal comodesdeel áreade los Camposde UrnasdelNordeste.

En efecto,al estilo geométricoque ofrecendaba considerarseparalelo al que muestranalgunascerámicascomo las da tipo “Carambola” y otrasaso-ciadasde las áreaslartésicasmeridionales,así comode las delos Camposde UrnasRecientesdel Nordes-te de la PenínsulaIbérica. Además,a estasnuevasmodas cerámicas,en la Mesetase añadenotrosele-mentos,como cabañascircularesda adobe,espadastipo “Huelva” y fíbulas “de codo”, lo queevidenciaquemásqueun cambiocerámicorepresentael ínícsode un profundocambiocultural. Dicho cambiocoin-cide con la última de las tresfasesteóricasseñaladaspor FernándezPosse(1982: 159) parala Cultura daCogotas1, que se desarrollaríadesdeel siglo X alVIII a.C. TambiénBlascoconsideraestesiglo comoel final de Cogotas1 (Blasco, Calle y SánchezCapi-lla 1991: 114-116) y la mismacronología siguenotros autores,como Delibes y FernándezManzano(1981: 66-67) o Ruiz Zapatero y Lonja (1988: 258),quienes señalan el 850 o el 900/850 a.C. Estos últi-mos consideranla existenciade una fase “Epicogo-tas”, caracterizadapor la desapariciónprogresivadelos elementosmás significativosde asehorizonte,alos que se incorporanotros nuevospor influenciasmeridionales y posteriormente de los Campos de Ur-nas, faseque se prolongaríadurantelos siglos VIII yVII a.C. (Ruiz Zapateroy Lomo 1988: 261),coinci-diendocon el EccaHomo 2A. Esta faseda Epicogo-tas se caracterizapor la abundanciadereticuladosin-cisos, comoevidencianlos yacimientosdetransicióndel BronceFinal a la Edaddel Hierro (Ruiz Zapateroy Lorrio 1988: 261; Muñoz 1993: 325), como PicoBuitre (Valiente 1984),PuentedalaAldehuela(¡‘rie-go 1986: 124), La Capellana(Blascoy Baena1989:220-223)o cenoda San Antonio (Blasco, LucasyAlonso 1991: 116-121).Pero,a su vez, estafasedePico Buitre debiófinalizar enel horizonteCarrascosa

1 o EccaHomo 28, fechablesa partir del siglo VII a.C., y queya equivalenal inicio de la CulturaCeltibé-rica (Lorrio 1997), particularmentebien documenta-da en los pobladosy necrópolisde Alto Duero-AltoJalón (Ruiz Zapatero y Lomo 1988: 261; Lomo1997).

En consecuencia,estascerámicasdecoradascon motivos geométricosy antropomorfosdabacon-síderarsequerepresentan,dentrodel cambioculturalseñalado,la llegadahastala PenínsulaIbéricadel es-tilo geométricodifundidopor buenapartede EuropaCentraly el Mediterráneoen el pasodel II a 1 mile-nio a.C. En esteestilo geométricocabeincluir algu-nascerámicaspintadase incisas,particularmentebiendocumentadas en la zona del Sureste (González Prais1990: 72 ss.), especialmenteen PeñaNegra1 (Gon-zálezPrats 1990: 72 ss.).Entreestascerámicasgeo-métricas,el elementomás representativopodríacon-sídararselas cerámicaspintadasde tipo “Carambolo”característicasdel ámbitocultural tartésico(AlmagroGorbea1977a: 120 ss. y 459; Cabrera1981;Pellicer1982: 220, fig. 5-7; Buaro 1984; Ruiz Mata 1985;Carrascoea’ a/ii 1986;etc.), en algún casoconfrisosda animales, a veces exóticos (Buero 1984), paro sinfiguras humanas. Su inicio se fecha dentro del sigloLX a.C., precediendoa la colonizaciónfenicia (Ca-rrascoea’ a/ii 1986: 212 ss.),aunqueseguramentere-flejan una inspiración mediterránea,en especial delGeométricoAntiguo y Medio de Egeo,anteriora losfrisos de animales que ya corresponden al Geométri-coReciante(AlmagroGortea1977a:123-124;Cabre-ra 1981: 328),sin queseaposibleprecisarun focodeorigen con claridad,aunqueseha insinuadola Gre-cia Oriental (Buero 1984: 362) o Chipre (Maluquer1960: 287; Pellicer 1982: 222; Bendala 1985: 602).

Tambiénconesteestilogeométricocabere-lacionar otras creaciones que evidencian que la cerá-mica no era un elementoaislado. Bendala (1977,1985) ha incluido en estaestilo geométricoalgunasestelasdel Suroeste,especialmenteun ejemplarex-cepcionalcomo la pieza de Atagua(Almagro 1974:fig. 2),en cuyacomplejacomposiciónse hareconoci-do un influjo de dichoestilo(Bandala1977: 191-192),al igual queen la esteladeLuna, Zaragoza(Bendala1983).Igualmente,debeincluirsecomo unacreacióngeométricatardía el caballito del “candelabro” daCalaceite(Cabré 1942), semejanteal decoradoconun ciervode Las Pairos (Solier ea’ a/ii 1975: 81 ss.),que, a su vez, se ralacionacon creacionessardasdainflujo chipriota (AlmagroGorbea1992: 647). Ade-más, cabe señalar la decoración geométrica de los so-pones y algún vaso de Senhora da Gula (Silva et a/ii1984),así comoda algunasfíbulasde codo,como ladeAgres(Gil Mascarelíy Tejado 1992: fig. 2). Final-

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mente,hay que incluir en estemismohorizonteesti-lístico los peines de marfil de tipo Lebrija, ya queconfirman la generalización de un estilo geométricoen objetos muy diversos (Almagro Gorbea 1997). Silas cerámicasde tipo Caramboloparecenfecharseenel siglo VIII a.C. (Almagro Gorbea1977a: 123-124;Cabrera1981:328),unafechasemejanteresultaade-cuadaparala esteladeAtegua(AlmagroGorbea1977a: 190),mientrasqueel candelabrodaCalacaitedabafacharsahacia el 700 a.C., siendo algo anterior, entorno al 800 a.C., el depósitode Senhorada Guia(Almagro Gorbea 1992). En consecuencia,el desa-rrollo da esteestilo geométricoparececorresponderbásicamenteal siglo VIII a.C., por lo que ya debiópreludiaral inicio de la fase colonial, bien estableci-daen las costasmeridionalesde la PenínsulaIbéricaa partir de inicios del mismo (Schubart1982: 227,fig. 17).

Aunque este mundo geométrico pudo haber-se desarrolladodesdela tradicióndadecoracióngeo-métrica rectilíneade la orfebreríaatlánticadel Bron-ce Final (AlmagroGorbea 1977a: 18 ss.), su origenmediterráneo parece general mente más aceptable, pu-diéndoserelacionarconla generalizaciónpor todo elMediterráneoda un estilogeométricocuyodesarrollomásoccidentalseríanestosproductoshispánicosquepresentandetallesy esquemasdecorativosafines alestilo geométricoitálico (Camporeale1981; ¡(ruta1992: lám. 123), sin olvidar su parecidoestilístico ytemáticocon ciertoshuevosde avestruzfeniciospe-ninsulares(Asírne 1951: 128 ss. y lám. 55 ss.; Pelli-cer 1963; San Nicolás 1975: lám. VIJ,l5).

Pero su mayor interés estribaen que todosestoselementosdabanrelacionarsaentresí desdeunpunto de vistaestilísticoy conceptual,puesreflejanun mismo estilo geométrico, que ha llevado a plan-tearla existenciade un “PeríodoGeométrico”en laPenínsulaIbérica(Bendala1985:602 ss.),denomina-ción no del todo adecuadacomo períodocronológico,perosí paravalorar estoselementosestilísticosgeo-métricosen la PenínsulaIbérica, aunqueresultenmi-noritariossi se comparancon los del musido itálico(Camporeale1981).Portanto,el interésda astanue-va concepciónestilísticaes quea travésde ella pudoproducirsela introducciónde la abstracciónenla ico-nografía figurada,siguiendouna tendenciamuy ge-neral en toda Europa (Kruta 1992) que abocó a laaparición da un arte narrativo en el que tan evidentesresultan los estímulos recibidos da la iconografíaorientala travésdel mundocolonial fenicio.

Pero,al mismotiempo,la figuraantropomor-fa del vasode Cárcavasdebeconsidararsecomo unaprimeraapariciónen el interiorda la PenínsulaIbéri-ca de un característicoestilo iconográfico, tal como

evidenciasu relación con otras figuraciones,princi-palmentecerámicasaunqueno exclusivamente,quese documentanpor todo el Suroestede Europa.Enefecto,la concepciónglobal de la omamentacióndelvaso,libre y en apariencia“anárquica”, resultaabso-lutamenteatípicay revolucionariafrente a los frisosbienestablecidosde motivosordenadosy recurrentes,típicosdelas cerámicasde CamposdaUrnasy, sobretodo, da Cogotas1. Este contrastedel ejemplardeAranjuezcon la tradicióncerámicaanteriorsólopue-de intarpretarsacomo fruto de la descomposiciónyruptura de ésta, ya en las postrimerías del Bronce Fi-nal, antael conocimientodeelementosnuevosquizásprovenientesdel Norestepeninsular.Un indicio sig-nificativo sobraqué elementosconcretos,apartedalos propios del mundo alfarero,pudieronincidir enestemomentodecambionosla ofrecería,finalmente,el hechode que la figurapudieraserun jinete.De serasí,dicharepresentaciónsólopodríaparalelizarseconun motivo ecuestre similar del abrigo X del levantinoBarrancdalaCasulla,fechadoa partir daun momen-to avanzado del siglo VIII a.C. y, como éste, relacio-nable con la generalización en Europa del empleo delcaballocomomonturaa partirdel HallsíaítC (Alma-gro Gorbea1977b: 121-122), indicativodalasconsi-guientes transformacioneseconómicas,sociales eideológicasquedichofenómenoprodujo,másallá dela simple introducción da un nuevo motivo iconográ-fico. No obstante,esevidentetambién la similitud denuestromotivo con el antropomorfopintado quede-cora unavasija del Carro da San Antonio (Blasco,Lucas y Alonso 1991: fig. 60), emparentadacon lasrepresentaciones“ramiformes” y “arboriformes” deldenominado“arte rupestreesquemático”.

Estas representacionesfigurativas debenre-lacionarsecon las queaparecenpor unaextensaáreageográficadesdelosAlpesal Atlántico,especialmen-te entre los estuarios del Loira y el Garona (Cuevasde Rancogney Queroyen Charente),aunquesuma-yor concentracióncorrespondeal ámbitomailhacien-se del LanguedocOccidentaly Cataluña(Moulin deMailhac, en Aude, Les Canals,Agullana) y, en me-nor medida,al valle del Ródano(abrigoda Virigninen Am), por donde llega hastalos palafitos suizos(Guilaine 1972; Briard 1987; Gómezde Soto 1993:fig. 1). Su cronologíaparece precisarsea partir delBronceFinal lIb-lIla/Ha = A2-B 1 (Gómez de Soto1993: 151), hastadesaparecercon la PrimeraEdaddel Hierro.

La citadareparticióngeográficadejapresu-mir un posibleinflujo mediterráneo(Pautreau1986),que,deforma indirecta,pudieraexplicarlaapariciónde esta interéspor las representacionesfiguradasenrelacióncon el estilo geométrico.En concreto,estas

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representaciones humanas suelen considerarse comopartede un sistemasimbólico, seguramentetambiénutilizado sobremadera,cueroy, especialmente,teji-dos y tapices,en los queestasformas de tendenciaclaramentegeométricason particularmentefrecuen-tes y, en buenaparte, aunqueno totalmente,debenexplicarse por consideraciones técnicas.

Más discutiblees la posibleconsideraciónde estos antropomorfos como parte de un lenguajesimbólico,comohansido interpretados(Louis y Taf-fanal 1960:365; Nicolas 1978;Gómezde Soto 1993:159 ss.). La figura humananormalmentese asociaaotrasfigurasabstractasen ocasionesconsideradasco-mo signos(Nicolas 1978),entrelosquedestacanlosantropomorfos, tipos 14 a 16 de Gómez da Soto(1993),loszoomorfos,17 y 18, en su mayoríacuadré-pedos, y los solares, 19 (1993: fig. 2a-c y 3). Aunqueen ocasiones se ha llagado a suponer que se trata deun auténticolenguajee inclusoda unaescrituraideo-gráfica (Nicolas 1978; contraGómezde Solo 1993:159 ss.), la organizacióndecorativaen frisosy meto-pas, en las que en ocasionas se adivinan escenas con-cretas(1993: fig. 5), másbien revelaun descodena-rración figurada,muy abstractapor la falta da capa-cidad expresiva,pero en la que se adivina el naci-miento de un procesoiconográficonarrativoque al-canzasu mayoríadeedadcon el mundoorientalizan-

te, da cuyos primeros influjos no debe considararsemuy alejado (Pautreau 1986). Por consiguiente, cabeconjeturar que las figuras representadas sean los pri-meros intentos de narrarescenas,seguramentedacontenidomítico y ritual (Gómez de Soto 1996), loquedentrodela tradición ideológicaindoeuropeaqui-zás se pudierarelacionarcon mitos da heroización,aunqueastasuposiciónseameramentehipotética.

En consecuencia,la figura de Cárcavas,co-mo otrasquesuponemosseguiránapareciendoen elfuturo, ofreceel interésde su aparentecorrelaciónconel amplio mundodel estilo geométricoquesedo-cumentapor amplias áreasde Europay del Medite-rráneoa inicios dell milenio a.C.,pudiéndosefecharen el contexto del Mediterráneo Occidental en el quese enmarca, hacia el siglo VIII a.C. justo en la últimafase del Bronce Final.

Paro al margen de su indudable interés paralas correlacionesestilísticasy culturalesde las cultu-rascontemporáneasdel interior de la PenínsulaIbé-nca, que correspondea la fasede Pico Buitre, caberesaltarsu importanciapor reflejar la llegadade losprimeros intentosde representacionesfiguradas,se-guramenteal serviciode nuevasconcepcionesmitoló-gicas,abriéndosedeestemodoun fecundocapítulodeinflujos iconográficosque alcanzósu apogeoen elPeríodoOrientalizante.

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