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1 Misión a la Intemperie en la Amazonia Equipo Itinerante Llamados e enviados a atravesar las fronteras en los dos sentidos fernando lópez sj, [email protected] En los 26 años de inserción en América del Sur, la experiencia del Equipo Itinerante (EI) en la Amazonia fue, y es hasta hoy, uno de los mayores desafíos que me tocaron vivir en todos estos años de vida y misión. Nací en Canarias, España y llegué a Paraguay en enero de 1985, en plena dictadura militar de Stroessner. El dictador había expulsado a 13 jesuitas por “subversivos”. En ese mismo año entré en el noviciado San Roque Gonzalez en Paraguarí. Después de varios años en Paraguay, fui destinado 1998 para la nueva región de los Jesuitas de la Amazonia, donde el P. Claudio Perani SJ, primer superior de la región, me destinó para el recientemente creado Equipo Itinerante. Una experiencia radicalmente nueva que me invitaba a enterrarme en la amazonia y confiar absolutamente en el Señor: Fernando, entiérrate y confía. No intentes controlar todo. ¡Yo te seré propicio en la Amazonia!” Sentía fuertemente estas palabras en mi oración de aquellos primeros tiempos. Muchas veces rezaba frente al mapa abierto de la amazonia con sus 7,5 millones Km 2 de selvas y ríos. Frente a aquella inmensidad, imposible de controlar, mis entrañas se encogían al punto de que muchos días, en mi oración, no me animaba a abrir el mapa y me venía la desolación del mal espíritu: “¿Para qué habré salido de mi querido Paraguay?” En el Equipo Itinerante el Señor me invitaba a lanzarme a una misión más despojada, a la intemperie, sin las seguridades de las mediaciones institucionales y estructuras fuertes y poderosas con las que normalmente trabajamos y para las cuales, en general, fuimos formados. Una misión que exige poner todo de nuestra parte y al mismo tiempo ponernos por entero en las manos providentes del Señor, y solo en Él. En el contexto de las fronteras amazónicas, geográficas y simbólicas, nace en 1998 el EI con base inicial en Manaus, corazón de la amazonia brasileña. En sus 13 años de itinerancias por los ríos y selvas amazónicas, más de 130 personas de unas 50 instituciones, congregaciones o grupos diferentes han participado de la experiencia por tiempo variado (desde un mes hasta 12 años). Es a la intemperie de las fronteras donde somos invitados a colocar toda nuestra confianza solo en el Señor. Es allí donde el EI ofrece su servicio para complementar el trabajo de los otros, con la conciencia y certeza de que todos somos “miembros de un mismo cuerpo” (1Cor 12) al servicio de Su Misión. Este es el don recibido y la tarea asumida: servir-sembrar vida y esperanza (¡contra toda esperanza!), donde la vida está más amenazada, atravesando a la intemperie las fronteras, geográficas y simbólicas, en los dos sentidos...

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Misión a la Intemperie en la Amazonia

Equipo Itinerante Llamados e enviados a atravesar las

fronteras en los dos sentidos

fernando lópez sj, [email protected]

En los 26 años de inserción en América del Sur, la experiencia del Equipo Itinerante (EI) en la

Amazonia fue, y es hasta hoy, uno de los mayores desafíos que me tocaron vivir en todos estos años

de vida y misión.

Nací en Canarias, España y llegué a Paraguay

en enero de 1985, en plena dictadura militar

de Stroessner. El dictador había expulsado a

13 jesuitas por “subversivos”. En ese mismo

año entré en el noviciado San Roque

Gonzalez en Paraguarí. Después de varios

años en Paraguay, fui destinado 1998 para la

nueva región de los Jesuitas de la Amazonia,

donde el P. Claudio Perani SJ, primer

superior de la región, me destinó para el

recientemente creado Equipo Itinerante. Una

experiencia radicalmente nueva que me

invitaba a enterrarme en la amazonia y

confiar absolutamente en el Señor:

“Fernando, entiérrate y confía. No intentes controlar todo. ¡Yo te seré propicio en la Amazonia!”

Sentía fuertemente estas palabras en mi oración de aquellos primeros tiempos. Muchas veces rezaba

frente al mapa abierto de la amazonia con sus 7,5 millones Km2 de selvas y ríos. Frente a aquella

inmensidad, imposible de controlar, mis entrañas se encogían al punto de que muchos días, en mi

oración, no me animaba a abrir el mapa y me venía la desolación del mal espíritu: “¿Para qué

habré salido de mi querido Paraguay?”

En el Equipo Itinerante el Señor me invitaba a lanzarme a una misión más despojada, a la

intemperie, sin las seguridades de las mediaciones institucionales y estructuras fuertes y poderosas

con las que normalmente trabajamos y para las cuales, en general, fuimos formados. Una misión

que exige poner todo de nuestra parte y al mismo tiempo ponernos por entero en las manos

providentes del Señor, y solo en Él.

En el contexto de las fronteras amazónicas, geográficas y simbólicas, nace en 1998 el EI con base

inicial en Manaus, corazón de la amazonia brasileña. En sus 13 años de itinerancias por los ríos y

selvas amazónicas, más de 130 personas de unas 50 instituciones, congregaciones o grupos

diferentes han participado de la experiencia por tiempo variado (desde un mes hasta 12 años).

Es a la intemperie de las fronteras donde somos invitados a colocar toda nuestra confianza solo en

el Señor. Es allí donde el EI ofrece su servicio para complementar el trabajo de los otros, con la

conciencia y certeza de que todos somos “miembros de un mismo cuerpo” (1Cor 12) al servicio de

Su Misión. Este es el don recibido y la tarea asumida: servir-sembrar vida y esperanza (¡contra toda

esperanza!), donde la vida está más amenazada, atravesando a la intemperie las fronteras,

geográficas y simbólicas, en los dos sentidos...

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I. Equipo Itinerante (EI): Intuiciones, Objetivos y Fundamentos

1.1. Intuición y objetivo

La intuición fue del P. Claudio Perani sj, primer

superior de los jesuitas de la región amazónica

brasileña: “Anden por la Amazonia y escuchen lo

que el pueblo dice. [...] No se preocupen con los

resultados, el Espíritu irá mostrando el camino.

[...] ¡Coraje! ¡Comiencen por donde puedan!”

El EI se inicia en enero de 1998 con la liberación

de dos compañeros jesuitas, P. Albano Ternus y

P. Paulo Sergio Vaillaint. Ambos iniciaron sus

itinerancias acompañando las comunidades

ribereñas del interior y las ocupaciones de las

periferias urbanas de Manaus. En octubre del

mismo año nos sumamos a la experiencia (P. Fernando López y la Hna. Arizete Miranda CNS-

CSA) para iniciar las itinerancias junto a los pueblos indígenas de la amazonia. Durante los dos

primeros años (1998-1999) cada uno de los miembros del equipo vivía en su comunidad. Solo a

partir del año 2000 iniciamos la experiencia de la Comunidad Itinerante, una comunidad mixta e

interinstitucional, inserta en uno de los barrios de casas palafitos del centro de Manaus; una

comunidad organizada en función de la misión itinerante en la que todos actuábamos.

El objetivo general del proyecto es: “Escuchar, despertar, incentivar, apoyar personas, grupos,

proyectos e iniciativas de las comunidades ribereñas (mestizos), indígenas y de las periferias

urbanas, a través de la itinerancia, del apoyo y de la articulación con grupos y entidades

comprometidas con la causa, para que los pobres, excluidos y culturalmente diferentes se tornen

sujetos de su liberación y se reconozcan como hijos e hijas predilectas de Dios. Y por medio de los

valores del Evangelio, humanizar los ambientes más agresivos, injustos e opresores, donde la vida

humana y de toda la creación está siendo amenazada, las culturas des-respetadas, la justicia y los

derechos socio-ambientales ignorados.”

El EI es concebido como “un espacio interinstitucional de servicios a las iglesias, organizaciones,

pueblos e comunidades de la región amazónica”. No es una ONG, ni una nueva institución; no

tiene, ni quiere tener, personería jurídica propia para mantener una estructura ágil y leve. Las

personas que participan del proyecto son enviadas y asumidas económicamente por sus

instituciones, congregaciones o grupos; además las instituciones que participan del proyecto

contribuyen en la “caja común” para que la misión se pueda sustentar. Así, el EI aprovecha todas

las potencialidades de las instituciones, congregaciones y grupos que suman en este proyecto.

La vocación fundamental del EI es de servicio a la misión a partir de la itinerancia y estructuras

leves, intercongregacionalidad e interinstitucionalidad, visión-acción geopolítica y panamazónica,

dialogo intercultural e interreligioso, espiritualidad y mística itinerante, compromiso con la

justicia socio-ambiental, presencia solidaria e gratuita… Procura complementar los servicios de

los otros proyectos más institucionales e/o insertos allí donde ellos no pueden llegar.

1.2. Inspiración y fundamento

a) Jesús “Profeta Itinerante”: Los Evangelios nos revelan claramente que Jesús desarrollaba su

misión de modo itinerante y en grupo: “Jesús andaba por ciudades y aldeas anunciando la Buena

Noticia del Reino de Dios. Los discípulos y algunas mujeres iban con El.” (Lc 8,1). Él envía a sus

discípulos y discípulas de dos en dos, por las aldeas donde iba a pasar. Les recomienda gratuidad y

sencillez en el servicio, que lleven pocas cosas (“estructuras leves”): una túnica y un par de

sandalias, poco dinero (Mt 10,5-15; Mc 6,6-13; Lc 9,1-6). Jesús no deja que sus discípulos-as se

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instalen y acomoden en las seguridad de la “orilla”: “Jesús obligó a los discípulos a entrar en la

barca e ir para la otra orilla” (Mt 14,22). Los acompaña en la travesía y medio de la tempestad los

purifica y acrisola en su fe y compromiso (Mt 8,23-27; Mc 4,35-41; Lc 8,22-25). Y siempre les

anima a “remar mar adentro” y “avanzar para aguas más profundas” (Lc 5,4).

b) Iglesia misionera leve, móvil y peregrina: La historia de salvación del pueblo de Israel se

desarrolla en una gran itinerancia hacia la libertad, hacia la Tierra Prometida. En los inicios de la

Iglesia, Pablo con algunos laicos y laicas, fueron misioneros itinerantes, de comunidad en

comunidad. Vivían en las casas de las familias, trabajaban y predicaban la Buena Noticia en los

distintos espacios donde la vida de la gente se desarrollaba cotidianamente. Tuvieron la osadía

profética de atravesar las fronteras geográficas y culturales del judaísmo y anunciar el mensaje en el

mundo helenista. Fruto de ese atravesar fronteras en los dos sentidos fue que la fe y la vida cristiana

llegó a otros pueblos (“paganos”) respetando sus propias costumbres, sin tener que ser obligados a

circuncidarse como ocurría en el mundo judeocristiano.

Otra fuente de inspiración fue el propio Ignacio de Loyola, el “Peregrino”, con su intuición de la

“caballería ligera” articulada y complementada con otros servicios más institucionales (“artillería

pesada”), para el “mayor servicio” a la misión de Cristo y su Iglesia. Además, “caballería ligera”

fue la experiencia de los primeros jesuitas en la amazonia (s. XVI-XVII): andando y remando “de

aldea en aldea”, acompañando a los pueblos indígenas en sus comunidades y a partir de sus propias

lenguas y culturas, de la realidad local en la que vivían.

El documento de los obispos de la amazonia brasileña: “La Iglesia se hace carne y arma su tienda

en la Amazonia” (Documento de Manaus, 1997, asesorado por el P. Claudio Perani sj) inspiró

mucho el proyecto del EI. El propio título, inspirado en el inicio del Evangelio de Juan (Jn 1,14),

nos invita a ser una iglesia más encarnada, con estructuras leves, de tiendas y campamentos

provisorios, que está siempre a camino, peregrina.

c) Visión geopolítica, global-local de la misión en la amazonia: Al inicio de la 2ª semana de los

Ejercicios Espirituales (n. 101-109), Ignacio de Loyola nos invita a discernir la misión a la que

Cristo nos llama y envía. Nos propone contemplar con las Tres Personas Divinas “la superficie

plana o curva del mundo”, llena de gente tan diversa, unos naciendo y otros muriendo, unos

blancos y otros negros, unos en guerra y otros en paz… y viendo tanto sufrimiento humano, la

Trinidad decide la encarnación de la Segunda Persona Divina y envía al Ángel Gabriel a visitar “la

casa y los aposentos humildes de Nuestra Señora, en la ciudad de Nazaret, en la provincia de

Galilea.” En pleno cambio de época y de paradigmas de mundo, inicios del s. XVI, cuando todavía

no se sabía si la tierra era plana o redonda, el Peregrino expresa la necesaria y fundamental tensión

dinámica entre la dimensión global y local de la misión. Hay que mantener siempre esta fecunda

relación entre la visión de la redondez de la tierra poblada de diversas gentes (global) y los

aposentos de Nuestra Señora en la casa humilde de Nazaret, provincia de Galilea (local).

En la coyuntura actual (s. XXI, ¡cinco siglos después!), también vivimos un cambio de época y de

paradigma (“globalización”). Hoy, tal vez más que nunca, es fundamental articular las dimensiones

locales y globales de la misión: la visión-acción local en la amazonia a partir de sus pueblos y con

ellos, y el desafiante proceso global que vive la humanidad y el planeta. Sobre todo teniendo en

cuenta que los especialistas afirman que el bioma amazónico y sus pueblos tradicionales con sus

cosmovisiones, saberes y modelos de reciprocidad ambiental, son fundamentales para mantener el

equilibrio sistémico de la región y del planeta (atenuando el calentamiento global y el cambio

climático), salvaguardando así el futuro de la humanidad y de todas las formas de vida existentes en

la Tierra.

Los obispos latinoamericanos en Aparecida (2007) insisten en esta perspectiva: “crear en las

Américas [y en el mundo] conciencia sobre la importancia de la Amazonia para toda la humanidad

[y el planeta]” (DAp 474). Los dos […] los añadimos nosotros.

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El P. Adolfo Nicolas, General de los Jesuitas, después de su visita a la Amazonia (Set/2008, un mes

después de haber fallecido el P. Claudio Perani SJ), nos confirma en esta visión-acción-misión tan

ignaciana. En carta (mar/2009) al Superior de la Región, Pe. Roberto Jaramillo SJ, el Pe. General

hace un llamado a toda la Compañía:

“... la preservación de la Amazonia es una batalla que la humanidad no puede perder y la

Compañía está y debe estar luchando por esta causa. Justamente la Conferencia de Provinciales de

América Latina (CPAL) considera la Amazonia como una de sus prioridades. La Región

Amazónica (Brasil Amazonia - BAM), que no tiene todavía cuatro años de existencia, necesita del

apoyo con recursos humanos y materiales para cumplir su misión. Varias provincias de dentro e de

fuera de América Latina dieron y continúan dando generosamente este apoyo, quiero hacer la

invitación a que otras sigan este ejemplo y consideren que, al hacerlo, contribuyen con la misión de

la Compañía universal en la promoción de relaciones justas con la creación.”

II. Tres preguntas fundamentales en el discernimiento de la misión del EI

Particularmente los dos primeros años de misión itinerante fueron muy intensos. Recorríamos los

ríos y selvas, las fronteras de la pan-amazonia, observando y escuchando atentamente, sintiendo y

registrando todo cuidadosamente en nuestros corazones y en nuestros cuadernos de campo. Cada

dos o tres meses nos sentábamos para compartir y discernir nuestra misión a partir de lo que

habíamos vivido en nuestras itinerancias, visto y oído, sentido y registrado. La pregunta inicial que

nos hicimos no fue ¿qué vamos a hacer en la Amazonia? Esa pregunta, aún siendo muy importante,

es momento segundo en el proceso de discernimiento. El primer momento de discernimiento fue

marcado por tres preguntas fundamentales que ayudaron a orientar desde el Señor nuestra misión en

la amazonia: 1) ¿Con quién Dios nos invita a comprometer proféticamente nuestra vida y misión en

la Amazonia?; 2) ¿Dónde están esos “rostros” más amenazados?; 3) ¿Cómo llegar a las “fronteras”,

donde las heridas están más abiertas y la vida más amenazada?

Hoy, esas tres preguntas continúan siendo muy importantes en el proceso continuo de “reflexión

sobre la práctica” de nuestra misión como EI en esta estratégica región del planeta.

2.1. ¿Con quién Dios nos invita a comprometer proféticamente nuestra vida y misión en la

Amazonia?

Las primeras itinerancias fueron visitas gratuitas, “al ritmo de la canoa”; “bajando al encuentro de

Dios en el encuentro con los pueblos de la amazonia; ir gratuita y solidariamente junto a ellos; bajar

a su lado y hacer silencio, para escuchar con atención los clamores de la amazonia y sus pueblos (cf.

Ex 3). Así surgieron los rostros indígenas, ribereños (mestizos) y pobladores de las periferias

urbanas, con los que Dios nos invitaba a “complicar” y comprometer proféticamente, nuestra vida y

misión en la región. Íntimamente unido a estos clamores surgió también el grito dramático de la

Madre Tierra, depredada e injustamente agredida. Violentar a la Madre Tierra es violentar a sus

hijos e hijas que viven en y de ella. Agredir a la Madre Tierra es agredir a sus hijos e hijas. Por eso

el compromiso del EI es con la vida y la justicia socio-ambiental.

Por eso el EI tiene tres equipos que intentan centrar sus servicios en esos tres rostros: Equipo

Indígena, que trabaja sobre todo en el interior, en las aldeas indígenas; Equipo Ribereño, que trabaja

con las comunidades mestizas del interior; y por último el Equipo de Periferias Urbanas, más fijo en

las ciudades (Manaus-AM, Tabatinga-Leticia en la frontera de Brasil con Colombia, Boa Vista-

RR). Los tres equipos intentan trabajar de modo articulado para ayudar a construir una gran alianza

entre esos tres sujetos históricos: Indígenas – Ribereños – Urbanos en la defensa de sus derechos y

de la Madre Tierra que a todos sustenta.

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2.2. ¿Dónde están esos “rostros” más amenazados?

Como respuesta a esta pregunta surgió el imaginario de las fronteras. La palabra frontera la

comprendíamos en su dimensión geográfica como simbólica. Así, las fronteras geográficas y

simbólicas de la amazonia pasaron a ser una prioridad para la misión del EI. Con las primeras

itinerancias fuimos descubriendo que las heridas más abiertas y los rostros más crucificados están

en las fronteras amazónicas, donde los derechos socio-ambientales son más violados y la vida de los

pueblos y de la madre tierra más amenazada. Es desde el margen, desde las fronteras, desde donde

Dios nos llama e invita a arrimar nuestro hombro para cargar Su Cruz con las cruces de los

crucificados y con Él y con ellos luchar con esperanza por la vida-liberación-resurrección.

Desde las primeras itinerancias nos acercamos a las

fronteras simbólicas culturales de los pueblos de la

amazonia para aprender con ellos la novedad que

Dios ya había sembrado en el otro lado… Para

insertar nuestras vidas en una frontera simbólica,

escogimos en el año 2000 como lugar de la

“comunidad itinerante”, unas casas de palafito en uno

de los arroyos que cruza el centro de la ciudad de

Manaus. Allí viven las familias expulsadas del

interior por la pobreza y que vienen para la “gran

ciudad” buscando una vida mejor… Y lo que

encuentran es ¡más miseria!

También desde el inicio del EI en 1998, subimos los ríos y atravesamos las fronteras geográficas

amazónicas de Brasil con Colombia y Venezuela, con Guayana, con Perú y Bolivia. Fue así que

percibimos que, al otro lado, las heridas estaban más abiertas; y que la amazonia (pan-amazonia) es

mucho más que Brasil (amazonia brasileña)… Nos sentimos llamados a colaborar sumando con los

esfuerzos de las iglesias, organizaciones, movimientos y grupos del otro lado... Al final, en una

cuenca hidráulica los impactos socio ambientales que se producen en las cabeceras de los ríos, se

transfieren para la cuenca media y baja… La amazonia brasileña está justamente en la cuenca media

y baja del rio Amazonas. Los impactos socio-ambientales (contaminación, deforestación, grandes

proyectos, etc.) que se producen en los países donde están las cabeceras y nacientes amazónicas

siempre se transfieren para la cuenca media y baja (amazonia brasileña). El sentido común nos

decía que había que trabajar a ambos lados de las fronteras amazónicas, con una perspectiva

regional que tenga como unidad territorial la cuenca y el bioma amazónico. Es en ese gran territorio

estratégico en el que hay que tejer una gran alianza y sumar esfuerzos entre todos los pueblos,

organizaciones, iglesias y grupos… Todos a favor de la justicia y vida socio-ambiental de la

amazonia.

Fue así que surgió la prioridad de crear núcleos del EI

en estas regiones fronterizas altamente estratégicas.

¿Qué frutos daría insertar en las regiones de frontera

amazónicas células móviles e interinstitucionales –

formadas por personas de los distintos lados de la

frontera – que presten su servicio inter-

fronterizamente? Células itinerantes e

interinstitucionales que ayuden a tejer las fronteras

amazónicas y aunar esfuerzos.

En la actualidad el EI está formado por 9 personas de

7 instituciones y congregaciones que se distribuyen

en tres núcleos con base en: Manaus (capital del

Estado de Amazonas, Brasil, 1998), Tabatinga-

Leticia (en el alto río Solimões o Amazonas, en la

Brasil

Bolívia

Perú

Ecuador

Colombia

Venezuela

Guyana Fran.

Guyana

Surinam

NúcleoBCP-2004

NúcleoManaus-1998

NúcleoBVG-2008

Brasil

Bolívia

Perú

Ecuador

Colombia

Venezuela

Guyana Fran.

Guyana

Surinam

NúcleoBCP-2004

NúcleoManaus-1998

NúcleoBVG-2008

1ª Comunidad Itinerante, Vila da Prata, Manaus, 2000.

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triple frontera amazónica de Brasil-Perú-Colombia, 2004) y en Boa Vista (capital del Estado de

Roraima, Brasil, en la triple frontera amazónica de Brasil-Venezuela-Guyana, 2008). También han

pedido que se abran nuevos núcleos del EI en las triples fronteras amazónicas de Brasil-Perú-

Bolivia y de Brasil-Surinam-Guyana Francesa; se espera que lleguen más recursos humanos e

institucionales para poder servir también en estas nuevas fronteras. Por otro lado, ya se han abierto

algunas experiencias de trabajo itinerante, interinstitucional e inter-fronterizo en la triple frontera

amazónica de Perú-Ecuador-Colombia, y en Paraguay frontera con Brasil; ellas fueron iniciadas por

personas que participaron y conocieron la experiencia del EI.

2.3. ¿Cómo llegar a las “fronteras”, donde las heridas están más abiertas y la vida más

amenazada?

¿Cómo responder creativa y proféticamente a los nuevos y grandes desafíos a partir de nuestra

realidad concreta y posibilidades limitadas? Tres intuiciones surgieron desde el inicio de la

experiencia del EI para responder al cómo de esta misión: Itinerancia, Interinstitucionalidad y

Mística Itinerante. A lo largo de los años fuimos aprendiendo con la experiencia y, poco a poco,

estas intuiciones se fueron formulando y concretizando cada vez mejor.

2.3.1. Misión Itinerante:

Complementando los servicios más

institucionales y de inserción del cuerpo

apostólico para la misión

La itinerancia hay que entenderla como un

servicio complementario a los otros servicios

más institucionales y de inserción que la

iglesia, como cuerpo apostólico, tiene para

desarrollar su misión.

a) Servicio Institucional. La estructuración

institucional es la que da “peso”, continuidad y

estabilidad a la vida humana, a la sociedad y a

la misión de la iglesia. Desde una teología

trinitaria esta dimensión institucional de

continuidad y estabilidad la podemos identificar con Dios-Padre. Desde la teología del bautismo

vemos aquí el servicio del Rey, del gobernante. Por último, desde la teología de la vida religiosa,

esta dimensión más institucional del servicio se vincula al voto de Obediencia.

b) Servicio de Inserción. Es la dimensión encarnatoria, de proximidad-projimidad. Ella nos

impulsa a hacernos judío con los judíos, débil con los débiles y todo a todos (1Cor 9,19-23). La

inserción nos hace “prójimos”, buenos samaritanos (Lc 10,29-37), nos aproxima y acerca a los más

pobres, excluidos y culturalmente diferentes, cuyas vidas están más amenazada. Desde una

perspectiva trinitaria esta dimensión está vinculada con Dios-Hijo. A partir de la teología bautismal

es el servicio del Sacerdote; no del sacerdote del Antiguo Testamento que es el “separado del

pueblo”, sino el sacerdocio del Nuevo Testamento instaurado por Cristo (Carta a los Hebreos), que

revela a un Dios cercano y encarnado en los crucificados de este mundo. Desde la teología de la

vida religiosa en este servicio de inserción se plasma el voto de Pobreza.

c) Servicio Itinerante. La itinerancia es el servicio de la conectividad e inclusión de las

“fronteras”, de las realidades nuevas y excluidas. Ayuda a superar el aislamiento de los miembros

del cuerpo apostólico y la fragmentación de sus acciones, tejiendo y fortaleciendo la red de

relaciones para así responder mejor a su misión. También permite llegar, atravesar e incluir las

fronteras, geográficas y simbólicas, excluidas e ignoradas por alguna razón. La itinerancia nos hace

presentes en los nuevos escenarios donde, inicialmente, no llegan los niveles más institucionales y

de inserción del cuerpo apostólico. La levedad y agilidad del servicio itinerante ayudan a llegar y

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conocer esas nuevas realidades donde las heridas están más abiertas para, con ellos y desde ellos,

buscar respuestas y servicios más institucionales y de inserción a sus necesidades. A partir de la

teología trinitaria esta dimensión del servicio itinerante se vincula con Dios-Espíritu Santo. Desde

la teología sacramental del bautismo es la dimensión del Profeta. Y a partir de la teología de la vida

religiosa, es el voto de Castidad que nos hace libres para discurrir amando y sirviendo, allí donde

hay más necesidad y la vida está más amenazada. Castos, libres y disponibles, por la gracia del

Espíritu, para entregar la propia vida si fuera necesario.

Complementariedad y articulación de los tres servicios del cuerpo para la misión

Estas tres dimensiones del servicio a la misión, Institución-Inserción-Itinerancia, son

complementarias y están íntimamente relacionadas y articuladas entre sí. La Trinidad, Padre-Hijo-

Espíritu Santo, Dios Uno y Trino, nos inspira e ilumina para buscar el equilibrio y la relación intima

y fecunda entre estas tres dimensiones del servicio al Reino. Por la gracia del Bautismo cada

cristiano es Sacerdote-Profeta-Rey, comprometiéndose con esos tres servicios para desarrollar su

misión en el mundo. Por último, los consejos evangélicos de Pobreza-Castidad-Obediencia,

asumidos en la vida religiosa consagrada, están también íntimamente ligados entre sí en el

seguimiento del Señor y al servicio de Su Misión.

Para enfrentar los grandes desafíos que viven la amazonia y sus pueblos, la humanidad y el planeta,

hay que tejer, articular y equilibrar bien estas tres dimensiones-servicios complementarios del

cuerpo para la misión: “Miembros de un mismo cuerpo que tiene a Cristo por Cabeza” (1 Cor 12).

Servicio

Institucional

Servicio de

Inserción

Servicio

Itinerante

Contribución

específica

Estabilidad y

Continuidad

Proximidad y

Encarnación

Conectividad

e Inclusión de

“fronteras”

Teología

Trinitaria Dios Padre Dios Hijo

Dios Espíritu

Santo

Teología

Bautismal Rey

Sacerdote

(NT, Heb) Profeta

Teología

Vida Religiosa Obediencia Pobreza Castidad

Tal vez hoy la dimensión institucional ha ocupado la mayor parte del espacio de la sociedad, de la

iglesia y de la vida religiosa, no dejando que las otras dimensiones de inserción e itinerancia se

desarrollen suficientemente. Por ello, el cuerpo apostólico a quedado “pesado” y la misión se ha

empobrecido... El desafío actual es potenciar los servicios de inserción e itinerancia para recuperar

la agilidad, creatividad y ardor profético en el cuerpo de la iglesia y de la vida religiosa consagrada;

una vez potenciados y equilibrados estos tres servicios del cuerpo, hay que restablecer la relación

fecunda entre ellos para que con agilidad respondan a los desafíos actuales de la misión. Hoy los

servicios institucionales deben disminuir para que los servicios de inserción e itinerancia puedan

nuevamente crecer y proféticamente fecundar la vida religiosa y de la iglesia, y, sobre todo, la

Misión del Reino y su Justicia, donde la Vida Abundante que Dios nos ofrece (Jn 10,10) pueda

continuar floreciendo en el planeta, para todos y para mañana.

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2.3.2. Interinstitucionalidad e Intercongregacionalidad en la Misión: ¡Sumar para llegar

juntos donde solos nadie puede!

En el caso del Equipo Itinerante, la dimensión más

institucional del servicio al cuerpo de la misión es

interinstitucional. La interinstitucionalidad incluye la

intercongregacionalidad y contempla todas las

instituciones laicales, organizaciones y grupos de

buena voluntad que trabajan en la construcción de un

mundo justo, fraterno y solidario. En nuestro caso,

también incluimos otros grupos no formalmente

constituidos, que quieren contribuir con sus miembros

y recursos en este proyecto itinerante.

La interinstitucionalidad en la misión tiene que ver

con todo el tema del trabajo en red y de la

colaboración con otros (en palabras de la CG 35 y del

P. General Adolfo Nicolás SJ) que en nuestros días

son cada vez más prioritario y urgente.

Si somos sinceros, todos reconocemos que nos sentimos pequeños y sin capacidad de respuesta

frente a los grandes desafíos que la humanidad, el mundo y la amazonia nos presentan hoy. Ni a

nivel personal, ni a nivel institucional tenemos recursos humanos, materiales y económicos

suficientes para responder a esas “fronteras”. Y si nadie solito pude responder a esas heridas más

abiertas de la amazonia, donde la vida de sus pueblos está más amenazada, surge la pregunta: ¿Será

que Dios se olvidó de sus hijos e hijas más crucificados? Ciertamente el problema no es de Dios. El

es Padre y es fiel a sus hijos predilectos injusticiados. Él continúa crucificado en los crucificados

que luchan y esperan también con Él por la liberación-resurrección… Y a esa misión nos sigue

llamando… Pero tal vez la novedad que Dios está queriendo mostrarnos es que hay que trabajar en

su misión de otra forma: sumando y multiplicando con otros para llegar juntos donde solos no

podemos llegar (ni personal ni institucionalmente).

Interinstitucionalidad en la misión es una nueva perspectiva para responder a los grandes desafíos

que la coyuntura actual de la humanidad y del planeta nos presenta. La interinstitucionalidad nos

obliga a superar el individualismo y la fragmentación, personal e institucional, que durante muchos

años hemos vivido y continuamos viviendo como sociedad, como iglesia, como congregaciones

religiosas, como organizaciones y grupos que defienden cada uno su “banderita”… Ese modo

fragmentario e individualista de llevar adelante la misión, puede ser hasta admirable, porque nos

gastamos y desgastamos; pero no es más imitable, porque nos hace funcionales al sistema

individualista actual. Además, el individualismo (personal o institucional), no nos permite enfrentar

los grandes desafíos y transformar la realidad en la perspectiva del Reino y su Justicia (Mt 6,33),

engendrando la Vida Abundante que Dios nos ofrece (Jn 10,10).

La interinstitucionalidad exige que nuestra misión

común interinstitucional sea, por lo menos, tan

importante como nuestra misión personal o

institucional. Además la interinstitucionalidad en la

misión nos posibilita una visión más amplia, una

respuesta más rica y diversa a la propia realidad

compleja que vivimos.

En el año 2002, cuatro años después de iniciar la

experiencia del EI (1998), tuvimos el Primer

Encuentro Interinstitucional donde se asumió que el

proyecto no era solo de los jesuitas sino también de

las otras instituciones que sumaban con él. En aquel

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primer encuentro las instituciones que participaron y asumieron el proyecto del EI como proyecto

interinstitucional fueron: Jesuitas (BAM), Hermanas de Nuestra Señora – CSA, Hijas del Sagrado

Corazón de Jesús y una laica del Regional Sur 3 de la Conferencia de los Obispos del Brasil

(CNBB).

Recientemente, en los días 29

a 31 de Agosto de 2011,

celebramos en Manaus el X

Encuentro Interinstitucional

del EI donde participaron un

total de 23 personas: diez

miembros del EI, nueve

representantes institucionales

y algunos invitados

interesados en conocer la

propuesta. El tema trabajado

fue: “Misión Itinerante y

Cuerpo para esa Misión”. Y el lema: “Juntos tejiendo Nuestro Cuerpo Interinstitucional para la

Misión Itinerante en la Pan-Amazonia”.

La pregunta fundamental fue: ¿Cómo organizar nuestro cuerpo apostólico, itinerante e

interinstitucional, para que responda lo mejor posible a esta desafiante misión pan-amazónica?

Con la ayuda del Espíritu y la colaboración de todos dimos un paso muy importante:

La nueva Coordinación del EI

es ahora formada por la

Coordinación Interinstitucional

(tres representantes

institucionales: P. Adelson

Araujo SJ, Hna. Alzira Fritzen

CNS-CSA y Haroldo dos

Santos CIMI Norte 1), más la

Coordinación de los Núcleos

(tres coordinadoras: Hna.

Arizete Miranda CNS-CSA,

Hna. Deyanet Garzón MP y

Gilmara Fernandes CIMI Norte

1). Además, fue escogido como

asesor el Hno. João Gutemberg

FMS, que acompaña desde

2003 al EI.

La función principal de la Coordinación del EI es cuidar y animar la misión del EI, así como cuidar

también de las personas, de los recursos materiales y económicos necesarios para que ese cuerpo

misionero, itinerante e interinstitucional, pueda desarrollar lo mejor posible su misión.

Tanto la itinerancia como la interinstitucionalidad en la misión exigen un perfil, una formación y

una mística diferenciada. Normalmente no somos formados en esta doble perspectiva itinerante e

interinstitucional. La experiencia que traemos es la de trabajos más “fijos” y en nuestras

instituciones, en “nuestro-mi territorio” (¿“feudo”?) y a partir de nuestros carismas particulares. Así

no tenemos que confrontar y trabajar, de igual para igual, con los otros a los que Dios llama también

a sumar en Su Misión. Todavía no ha madurado en nosotros ni en nuestras instituciones la “cultura”

de itinerancia e interintitucionalidad en la misión. Por eso, por ahora continua siendo algo extraño,

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sospechoso y hasta peligroso, solo para algunos-as “inquietos-as”. No obstante, poco a poco, la

realidad como referente de Dios se impone y se va avanzando en esta consciencia y visión más

holística y articulada de “miembros de un mismo cuerpo” (1Cor 12).

c) Mística Itinerante: Llamados y enviados a atravesar las

fronteras, geográficas y simbólicas, en los dos sentidos

“Acepta las sorpresas que trastornan tus planes,

derrumban tus sueños,

dan rumbo totalmente diverso a tu día y,

quién sabe, a tu vida.

No hay casualidad.

Da libertad al Padre,

para que El mismo conduzca la trama de tus días”.

Don Helder Câmara

No hay “Itinerancia Geográfica” que no lleve a un verdadero proceso de “Itinerancia Interior”.

Muchas personas que llegamos por primera vez al EI pensamos que el proceso más duro a enfrentar

en esta experiencia son las largas itinerancias geográficas, donde se necesita fortaleza física, salud,

remontar ríos y adentrarse en la selva profunda, enfrentar insectos, fieras y toda clase de peligros…

Al final estos desafíos son los más fáciles de enfrentar y el

cuerpo acaba adaptándose a todo. Lo más difícil de enfrentar

es el proceso de itinerancia interior al que nos llevan las

itinerancias geográficas. Ahí es donde tenemos que acrisolar

el espíritu para adentrarnos en los ríos y la selva interior

para despojarnos de muchos miedos e inseguridades,

destrabar muchas trabas y curar heridas que no nos dejan

itinerar con libertad ni interna ni geográficamente. Itinerar

geográficamente por la amazonia nos adentra continuamente

en un proceso de itinerancia interior que nos invita a crecer

en todas las dimensiones de la persona: afectiva, intelectual, volitiva, relacional, espiritual,

identidad, etc. Como dice don Helder, para los que tenemos fe, la itinerancia geográfica de la vida

nos lleva a una profunda itinerancia interior que es una continua invitación al abandono absoluto, a

entregar toda nuestra vida confiadamente en las manos providentes del Padre.

Ninguno de nosotros fuimos preparados para pasar 8 meses al año de mochila itinerando por los ríos

y selvas de la amazonia. También no fuimos formados para trabajar junto con otras instituciones y

congregaciones en la misión. Ni tuvimos una preparación especial para atravesar las fronteras,

geográficas y simbólicas, en los dos sentidos. Todos estos nuevo desafío son muy exigentes y

precisan cultivar una mística que nos sustente y que integre las fronteras (geográficas y simbólicas),

la itinerancia (geográfica e interior) y la interinstitucionalidad (sumar con otros en la misión).

El Evangelio de Mateo cuenta que en una oportunidad Jesús atravesó para la otra orilla del lago

(itinerancia geográfica) y que una mujer siro-fenicia – de otra cultura, lengua y religión – lo

“convirtió” (itinerancia interior). Es decir, aquella mujer “fronteriza” ayudó a Jesus a superar su

visión judaizantes y estrecha; le ayudó a descubrir que el proyecto salvífico del Padre era para toda

la humanidad y no solo para los judíos (Mt 15, 21-28). El propio Jesús entiende mejor su misión al

atravesar las fronteras geográficas y simbólicas… Y es por eso que “Jesús obligó a sus discípulos a

entrar en la barca e ir para la otra orilla del mar” (Mt 14,22).

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De igual modo, en la V Conferencia Episcopal Latino-Americana – CELAM (Aparecida, Brasil,

2007), los obispos del continente insisten: “Debemos formarnos como discípulos misioneros sin

fronteras, dispuestos a ir a la otra orilla.” (DAp. 376)

Un mes después del fallecimiento del P. Claudio Perani sj (Ago/2008), el P. Adolfo Nicolás hizo su

primera visita como General a la región amazónica. En una charla que tuvo en Manaus nos decía:

“Estamos llamados a atravesar las fronteras en los dos sentidos. […] Lo fácil y cómodo es

quedarnos tranquilamente en nuestra orilla; o atravesar a la otra orilla y quedarse en ella sin

volver y traer la novedad encontrada… El desafío y riqueza mayor está en ir para descubrir lo

nuevo y volver para traducirlo, compartirlo y fecundarnos…”

Las fronteras hay que atravesarlas en los dos sentidos. Primero hay que salir al otro lado (geográfico

o simbólico) y “desvestirnos” de nuestras lógicas y seguridades. Quedar “desnudos” para

“empaparnos” con las otras perspectivas que la realidad fronteriza nos quiere revelar. “Desnudos”

para no ser impermeables a la novedad, al Dios sorprendente que siempre está presente y nos espera

al otro lado, en la otra orilla, en la otra margen… Este primer momento, aunque desafiante, es más

fácil. El segundo momento, más difícil, es atravesar la frontera de vuelta. Entrar de nuevo en

nuestro mundo personal, grupal e institucional y traducir la novedad descubierta en un lenguaje que

se entienda y ayude a comprender la novedad descubierta, para que nos fecunde y anime a avanzar

en esa dirección dejando el lastre muerto que ya no responde a los nuevos desafíos ni genera vida.

Este segundo momento es el más difícil. Lo fácil es atravesar la frontera y quedarse al otro lado,

dando la espalda a toda esa realidad pesada y tediosa de nuestras instituciones que avanzan por

inercia en una dirección que ya no responde a la realidad de hoy ni engendran vida nueva en ella.

Lo difícil es entrar de nuevo y con la novedad descubierta y traducida, fecundar y transformar

nuestra realidad personal, grupal, institucional...

La itinerancia (geográfica e interior), la interintitucionalidad (sumar con otros en la misión) y el

atravesar fronteras (geográficas y simbólicas) en los dos sentidos exigen una mística que

continuamente debemos cultivar para que nos anime a: “Estar con quien nadie quiere estar, estar

donde nadie quiere estar y estar como nadie quiere estar” (P. Pepe Hernestosa SJ); “Ser

contemplativos en la acción”; “Místicos de ojos abiertos” (J. B. Metz); “Hacer todo como si

dependiera de nosotros con la absoluta certeza de que todo depende de Dios” (Ignacio de Loyola).

En toda esta nueva dinámica misionera estamos aprendiendo. Necesitamos continuar haciendo

camino y experiencia, arriesgando a dejarnos conducir por el Espíritu.

“Sueño que se sueña juntos se convierte en realidad”

La amazonia y sus pueblos nos desafían a arriesgar y atravesar sus fronteras y las fronteras de la

misión en los diversos sentidos, para captar y reaprender la novedad de vida que existe al otro lado,

donde Dios ya estaba antes de que nosotros llegásemos. Ellos, “el rostro de los otros”, nos desafían

a dialogar, para juntos avanzar con esperanza en la búsqueda de la “Tierra sin Males”, del “Buen

Vivir”, del “Cielo Nuevo y Tierra Nueva”, del Reino de Vida Abundante (Jn 10,10) que Dios quiere

para todos y también para mañana, no solo para unos cuantos y solo para hoy. Esa es la esperanza

que la amazonia y sus pueblos nos ofrecen, para que nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos

puedan continuar cantando la danza de la vida en esta tierra.

Como dice el trovador popular de estos ríos: “Sueño que se sueña sólo no llega a nada, pero sueño

que se sueña juntos se convierte en realidad”. Y parafraseando al poeta: “Caminante, no hay

camino, se hace camino al caminar”. Y todo caminante vive su misión a la intemperie. ¡Vengan, a

remar con los pueblos de la amazonia, a la intemperie!

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Preguntas para la reflexión personal y grupal

1. ¿Las fronteras, geográficas y simbólicas, son parte cotidiana de nuestro discernimiento, vida

y misión? ¿Cuáles son las nuevas fronteras a las que el Señor nos llama y envía?

2. ¿En nuestra institución-congregación y en nuestra misión hay equilibrio entre los servicios

institucionales, de inserción y de itinerancia? ¿Hay inter-relación fecunda entre estos tres

servicios del cuerpo para la misión?

3. ¿Hay experiencias concretas de servicios de inserción e itinerancia en nuestra misión?

¿Están articulados con los servicios más institucionales? ¿Cómo podríamos potenciar y

articular más los servicios de inserción e itinerancia a los servicios institucionales?

Para entrar en contacto con la Coordinación del Equipo Itinerante:

Coordinación de los Núcleos:

+ Hna. Arizete CNS-CSA, Núcleo Manaus, (92) 9173-7273, [email protected];

+ Hna. Deyanet Garzón, Mínimas da Paixão, Núcleo Tabatinga, [email protected];

+ Gilmara Fernandes, Cimi, Núcleo Boa Vista - RR, (95) 8112-7457, [email protected];

Coordinación Interinstitucional:

+ Hna. Alzira Fritzen CNS-CSA, acompaña Manaus, (92) 3342-6027, [email protected];

+ Haroldo dos Santos, Cimi, acompaña Tabatinga, (92) 3238-3317, [email protected];

+ P. Adelson Araujo SJ, acompaña Boa Vista, (92) 3622-98-35, [email protected];

Asesor: Hno. João Gutemberg FMS (miembro del SARES), (92) 9229-4998, (92) 3622-9657

SARES, [email protected]