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    Traduccin: Carlos de SantiagoP r i m e r a edicin: 1986, Editorial Alfa, S. A. Barcelona, EspaaP r i m e r a edicin: 1999, Distribuciones Fontamara, S. A.

    Reservados todoslos derechos conforme a la leyISBN 968-476-325-5 Distribuciones Fo nt am ar a , S. A.Av. Hidalgo No. 47-b, Colonia del CarmenDeleg.Coyoacn, 0 4 1 0 0 ,Mxico, D. F.Tels. 5 6 5 9 * 7 1 1 7y 5 6 5 9 * 7 9 7 8 Fax 565 8*42 82I m p r e s o y h e c h o en M x i c oPrinted and made in Mxico

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    PRLOGO

    Naturalmente me complace en grado sumo que los siguientes cuatro estudios, sean presentados al pblico de habla castellana, poco despus de la traduccin de mi libro Transforma-tion der Philosophie,' publicado en alemn en 1973. Quisieraaqu explicar brevemente la conexin recproca de los cuatroestudios incluidos en este volumen como asi tambin su relacin con mis trabajos anteriores.Y a el ltimo ensayo del libro aparecido en 1973 - " E l apriori de la comunidad de comunicacin y los fundamentos dela tica" -lleva como subttulo: "Acerca del problema de unafundamentacin racional de la tica en la poca de la ciencia".De esta manera se haba ya fijado un programa de investigacin que en los ltimos aos he continuado en diferentes direcciones:

    Una tarea central me pareci ser la de una fundamentacinracional de la tica, algo que hoy -en la poca de la ciencia ydel concepto de racionalidad valorativamente neutro por ellaprejuzgado- es considerado, en general, como imposible. Elpaso para m ms importante en esta direccin fue mi discusincon el popperiano Hans Albert en el ensayo "Das Problem derphilosophischen Letzbegrndung im Lichte einer transzenden-talen Sprachpragmatik. Versuch einer Metakritik des 'Kritis-chen Rationalismus"'.^ Desgraciadamente este ensayo no ha

    1. La transformacin de la filosofa, M a d r i d1985 .2 . En B.Kannitscheider ( c o m p . ) , Sprache und Erke nntms , Innsbruck197 6,pgs. 5 5 - 8 2 .

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    podido ser incluido en este libro ya que su versin castellanase public en 1 9 7 5 . Sin embargo, la misma temtica con susimplicaciones ticas est representada en el ensayo central delos presentes estudios: "Necesidad, dificultad y posibilidad deuna fundamentacin de la tica en la poca de la ciencia".

    A partir del motivo central de una fundamentacin racionalltima de la tica, surgi para m la tarea siguiente de una teorafilosfica dela racionalidad, es decir, de lostiposde racionalidad.En ella se trata de superar el estrecho concepto de razn del"proceso occidental de racionalizacin" [Max Weber]-que, dicho brevemente, considera como intersubjetivamente vlida laracionalidad lgico-matemtica, cientfico-natural, tcnico-instrumental y estratgica- sin caer por ello en la crtica global a la racionalidad, tan difundida hoy, en la poca del posmo-demismo. Este programa de trabajo est representado en elpresente volumen con los dos primeros ensayos: El primeropresenta el programa en su totalidad y la estrategia pragmtico-transcendental para su solucin; el segundo, el intento dedeterminar la racionalidad tica especfica (la "razn prctica"de Kant) en su relacin con la racionalidad estratgica (en tantoracionalidad de la interaccin competitiva).

    Finalmente, en los ltimos aos, se nos plante a JrgenHabermas y a m la tarea de defender el programa de una ticade la comunicacin o discursiva, que habamos sostenido conjuntamente, contra la objecin pragmtico-neoconservadoradeutopismo. A esta tarea est dedicado el ltimo ensayo de estelibro.Hace referencia, por lo dems, a otro programa de investigacin que mientras tanto haba emprendido: el de una "crtica de la razn utpica" en el espritu de Kant, es decir, unacrtica que mantiene las tendencias "exaltadas" de la especulacin utpica dentro de sus lmites, sin por ello traicionar loirrenunciable de la razn utpica, es decir, la anticipacin con-trafctica del ideal y su funcin como idea regulativa.

    3 . "Elproblema de la fundamentacin ltima filosfica a la luz de unap r a g m t i c a t r a s c e n d e n t a l del lenguaje. E n s a y ode una m e t a c r i t i c a del ' r a c i o n a lismo c r t i c o ' en Dianoia ( 1 9 7 5 ) , pgs. 1 4 0 - 1 7 3 .

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    Finalmente, deseo agradecer a la Editorial Alfa y especialmente al coeditor de Estudios Alemanes, profesor ErnestoGarzn Valds por haber sugerido y publicado esta coleccinde ensayos.

    Karl Otto Apel

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    E L P R O B L E M A DE UNA T E O R A F I L O S F I C A D EL OS T IPOS DE RAC I ONAL I DAD

    Reflexiones programticas previas: La teora de los tipos deracionalidad como respuesta posible de la filosofa al desafiode un nuevo irracionalismo.

    Hay no pocos datos que sugieren que actualmente la racionalidad est sometida a un profundo cuestionamiento. Si nome equivoco, aqu no se trata slo de uno de los reiteradosreconocimientos del irracionalismo como fenmeno filosf icolmite. Ms bien se trata aqu del cuestionamiento de hastaaquella posicin bsica de la racionalidad y racionalizacinoccidentales que -primeramente en la matemtica griega-' descubri el problema (lmite) de lo irracional en tanto tal.

    A partir del espritu de este descubrimiento, efect ivamenteen la poca Moderna occidental -desde Nicols de Cusa- loinfinito -Di os , el mundo y el alma humana- ha sido definidocomo el problema lmite, nunca solucionable "con precisin",del conocimiento cientf ico-filosfico. Y todava la limitacinkantiana del conocimiento racional a travs del concepto de la"cosa en s" fue concebida -s iguiendo la problemtica matemtica de lo ir racional - al mismo tiempo como definicin dela tarea y del aporte propiamente dichos de la razn: Efectivamente, lo irracional, en tanto lo absolutamente real, fue entendidopor los seguidores de Kant o bien como un problema quehay que aceptar como residual, como una tarea de la "ratio"que nunca puede ser solucionada totalmente -tal fue el casode Salomn Maimn y despus de Schopenhauer, de los neo-kantianos y todava de Nicola i Hartmann-; o bien, a travs de

    1. Cfr. S. R c k e r , a r t c u l o I r r a c i o n a l , das I r r a t i o n a l c , I r r a t i o n a l i s m u s enHistorisches Wrteiintch der Philosophie, to mo 4, B a s i l e a / S t u t t g a r t 1 9 6 6 ,column a583 .

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    la distincin entre "entendimiento" y "razn", fue reconocidoy a la vez dialctica-especulativamente "superado" en la raznfilosfica (tal fue el caso del Idealismo alemn).^

    Sin embargo, el actual cuestionamiento de la racionalidadya no se agota en el estar fascinado o preocupado por lo irracional en tanto problema lmite del conocimiento cientfico-filosfico. Parece redescubrir lo irracional -los "verdaderosproblemas de la vida": lo "contigente" del dolor, de la muerte,pero tambin de la felicidad, o: lo "inconmensurable" de laformas vitales humanas y, en su contexto, hasta de las teorascientficas, o: lo ya no fundamentable o legit imable de la "voluntad de poder" de los sitemas humanos de autoafirmacin,o finalmente: la indisponibilidad del "sino del ser"- como algoque desautoriza la racionalidad occidental y su proceso de progreso en tanto existencialmente carente de sentido o como unfataldesarrollo fallido de la historia de la vida o del ser. Piensoaqu, por una parte, en las tendencias de autoeliminacin o deautoabandono dentro de la filosfa y hasta de la teora de laciencia y, por otra, en las tendencias, internamente vinculadasa aqullas, a hacer jugar el "encanto" de formas de vida nooccidentales, especialmente de las formas de vida arcaicas, encontra de las restricciones de la percepcin, del sentimiento yde las vivencias, vinculadas con la racionalidad occidental.

    As, desde hace ya tiempo, en el mbito cultural anglosajnexisteuna conexin entre la recepcin, por lo general relativista, de Wittgenstein -de la autosuperacin "teraputica" de lapretensin de validez universalista del discurso filosfico enaras del uso del lenguaje ordinario de las "formas de vida"contingentes- y la relativizacin de normas europeas de racionalidad a travs de los representantes ms jvenes de la antropologa cultural, quienes con ello quisieran corregir el euro-centrismo del colonialismo.' Consecuencias extremas de estarelativizacinde la racionalidad occidental las encontramos en

    2 . Ibidem., columna 583 y ss.3 . Cfr., por ejemplo, B. R. Wilson ( c o m p . ) , Rationality, O x f o r d 1970,^ 1 9 7 4 ;S. C.Brown ( c o m p . ) , Philosophical Disputes in theSocial Sciences, Sussex1 9 7 9 , p a r t eII I.

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    la disolucin anarquista de la racionalidad crtica de la teorapopperiana de la ciencia propuesta por Feyerabend y en lasimultnea rehabilitacin de prcticas mgicas, tales como losorculos de brujas y la magia para hacer llover, por parte delos investigadores etnolgicos empricos que, como "anlisisde aprendizaje", pasan por la iniciacin de chamanes/

    ltimamente, esta recepcin relativista de Wittgenstein parece estar en muchos lugares recubierta y reforzada por unarecepcin actual del ltimo Heidegger.' Ya no se trata tan slode la liberacin de la fantasa a travs de la relativizacin delas normas occidentales de la racionalidad. Ms bien, la filosofa del"Gester del ltimo Heidegger sugiere que la racionalidad de la metafsica occidental ha de ser interpretada desde elcomienzo como un fatal enredo en la coaccin intelectual paraconvertir al mundo en algo tcnicamente disponible y, desdeel mundo, tambin al sujeto humano. La racionalidad occidental -la racionalidad, por lo pronto del "representar" (Vorste-Uen) los objetos, y finalmente del "calcular" (Berechnen) y del"disponer" (Bestellens) "elementos" (Bestnde) inaprehendi-bles del mundo*"- aparece entonces como la causa posible delacrisis actual de lahumanidad:de la aparentemente inevitable"coaccin de las cosas", del progresivo proceso de industrializacin y de la all implicada manipulacin de las actividadeshumanas en el sentido de una carrera de armamentos nuclearesy de una amenazante destruccin de la ecoesfera humana.

    Hay que sealar que actualmente esta visiones -al menosen una perspectiva de distancia no alemana- parecen coincidirampliamente con resultados del pensamiento de la "teora crtica" de los neomarxistas heterodoxos: as, sobre todo, con lacrtica de Herbert Marcuse al "hombre unidimensional" de lassociedades industriales ocidentales y orientales,^ pero tambin

    4 . Cfr . P. F e y e r a b e n d , Wider den Methodenzwang, F r a n c f o r t del Meno1 9 7 5 ;del mismoa u t o r , Erkenntnis frfreie M en sch en , F r a n c f o r t de Meno 1980;H. R. R o r t y , Der Spiegel der Natur, F r a n c f o r t de Meno 1981.6 . Cf r. M. Heidegger , "Die F r a g e nach derTechnik" en Vortrdge undAufsdtze, Pfullingen 1954.7. H. M a r c u s e , Der eindimensionale M en sch , Neuwied/Ber ln 1967.

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    c o n la crtica de Adorno y Horkheimer a la "razn instrumental", dentro del marco de una reconstruccin de la "dialcticadel Iluminismo"."

    Naturalmente, la pespectiva de la reconstruccin crtica seconcentra -de manera similar a en Max Weber- en el procesode racionalizacin en el mbito de la sociedad del capitalismomoderno; y, aun en el discurso de Adorno sobre el amplio"contexto de deslumbramiento" de la actualidad, no se poneen tela de juicio a la razn misma sino que la crtica se realizasiempre en su nombre, aun cuando no se muestre ningn fundamento normativo.

    Pero tambin Heidegger defiende su cuestionamiento de la"razn" frente al reproche de "irracionalismo". Seala: "Pensarcontra la 'lgica' no significa romper lanzas por loilgico, sinoque tan slo significa: reflexionar sobre el logos y su esencia,tal como aparece en los primeros tiempos del pensar... en lugarde ello podra decirse con mayor razn: el irracionalismo comonegacin de la ratio domina desconocida e indiscutiblementeen la defensa de la 'lgica' que ere poder evitar una reflexinsobre el XYoq y sobre la esencia de la ratio que en l se basa.'"Pero si ste es el inters del cuestionamiento de la racionalidadoccidental, no habra entonces que suponer que debe estar yaen juego una pauta silenciada de la razn crtica, y an ms,que la vieja distincin de Kant o del Idealismo alemn entre"entendimiento" y "razn" sigue siendo estratgicamente msplausible que el intento de cuestionar en su totalidad a la "razn" occidental a travs de un "pensar" (as Heidegger) que entanto criterio de su estrictezpuede nombrar ya slo la "dependencia" (Hrigkeit) como "pertenencia" (Zugehrigkeit) delsino del ser?

    E n vista de la indicada radicalidad y ambigedad del actualcuestionamiento de la racionalidad occidental, me parece porlo pronto indispensable intentar exphcitar el concepto de racio-

    8. M. H o r k h e i m e r / T h . W.A d o r n o ,Dialektik der Aufkldrung, A m s t e r d a m1947 .9 . M. Heidegger,Platons Lehre von der Wahrheit; mit einem Brief her denH u m a n ism u s , B e r n a 1947,pgs.98 y ss.

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    nalidad ms exactamente de lo que hasta ahora se ha hecho.Para esto se puede perfectamente seguir la vieja tradicin deuna autodiferenciacin de la razn que se expresa, por ejemplo,en la distincin de Kant y del Idealismo alemn entre "entendimiento" y "razn". Esta distincin me parece que sigue siendoorientadora, sobre todo en la medida en que se basa en unadoble inteleccin en el dilema del proceso de racionalizacincontemporneo; primero, en la inteleccin de que la capacidadde progreso del conocimiento metdico de las ciencias - y sepuedecomplementar: tambin de la tcnica instrumental- presupone la abstraccin del entendimiento, constitutiva del objeto,de la ya siempre previamente entendida unidad y totalidad delmundo vital; pero, segundo, tambin en la inteleccin complementaria de que, por lo menos, la abstraccin metdica filosficamente no reflexionada en tanto tal representa una falsificacin de la verdad prcticamente relevante del todo.

    Y a sobre la base de esta inteleccin doble -"dialctica"-resulta de la autodiferenciacin de la racionalidad en "entendimiento" y "razn", la posibilidad de una estrategia doble de suautodefensa en contra de posible formas de la crtica a la racionalidad: Por una parte, la razn puede, por as decirlo en supropio inters, recoger aquellas formas de la crtica a la racionalidad y hacerlas comprensibles en su (parcial) just ificacin,que en verdad se dirigen en contra de la absolutizacin de formas abstractas de la racionalidad del entendimiento , y, porotra, puede con ello hacerse valer, como instancia integral deracionalidad, en contra de la absolutizacin de la crtica de lasformas especiales de racionalidad. Pues confiando en que la propia crtica justificada de la racionalidad tiene que basarse enuna forma ms amplia de la racionalidad, puede desde el primer momento concebir y evaluar esta crtica como contribucin posible a la autodiferenciacin de la razn.Naturalmente, con esta explicacin de la distincin tradicional entre "entendimiento abstracto" y "razn integrativa"no se ha encontrado todava ninguna respuesta a la cuestinacercade las posiblesdimensiones de una diferenciacin abstractiva de la racionalidad. Por cierto que aqu la historia de lafilosofa,desde Platn y Aristteles, ofrece una serie de puntos

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    de partida conceptuales -como, por ejemplo, en la distincinentre voOg y Siavoa, de xxvri,JiioxfJUTi y (ppvr]ax(;,pero,en mi opinin, la concepcin de unasistemtica autnoma teri-co-racional se encuentra slo en la "arquitectnica" kantianade las "facultades" de la razn que constituye el fundamentode sus tres crticas. Hegel sobrepasa esta sistemtica autnoma-"transcendental"- de lasfacultades de la razn sobre todo atravs de la superacin de los lmites impuestos por Kant entrela razn finita y la realidad infinita. Con su equiparacin delo "racional" con lo "real" -es decir, con la teora de la "astuciade la razn"- pretende "superar" con la competencia de larazn dialctica, al menos en el sentido de su inteleccin terica ex-post, tambin aquel mbito del posible fracaso de larazn humana que en la tradicin estoico-cristiana estaba representado por la "Providencia" y en Adam Smith por la racionalidad sistmica (econmica) de la "invisible hand".

    En esta medida, teniendo en cuenta a Kant y Hegel, sepuede hablar de dos diferentes estrategias de una posible autoafirmacin de la razn en contra del cuestionamiento de laracionalidad: En el sentido de Hegel habra que "elevar" a larazn especulativa lo "irracional" redescubierto en la actualidad -por ejemplo, lo "contingente" en el sentido de la hoynuevamente postulada "superacin de la contingencia" a travsde la religin despus de la Ilustracin-.'" En cambio, segnKant,esto habra que hacerse con lo que tiene que ser reconocido por la razn como su problema lmite. Sin embargo, tambin con esta ltima determinacin se excluye ya una superacin negativa de la racionalidad a travs de una toma deposicinargumentativa en favor de lo irracional . Pues la crticaargumentativa de la racionalidad, al igual que la autolimitaciny autodiferenciacin de la razn, slo puede ser un asunto deella misma.

    10 . Cfr . H. L b b e , Philosophie nach der Aufkldrung, Dusseldorf/Viena1 9 8 0 , pgs. 59 y ss.1 1. P a r a un p r i m e r intento en esta direccin, cfr. K. O. Apel, "Types of

    Rationality To-day: TheContinuum of Reason between Science and E t h i c sen Th. G e r a e t s ( c o m p . ) , Rationality To-day, O t t a w a 1979.

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    En lo que sigue se intentar ampliar, por asi decirlo, losprincipios tradicionales de una autodiferenciacin filosfica dela razn en una teora filosficade lostiposde racionalidad, queen cierto modo est en condiciones de captar la actual crticaa la racionalidad." Me parece que una empresa tal puede muybien vincularse en su pretensin y en su perspectiva a la sistemtica transcendental de las facultades de la razn humana propuesta por Kant. Naturalmente, una teora filosfica de lostipos de racionalidad que quisiera evaluar heursticamente lacrtica actual a la racionalidad me parece que, en un doblerespecto, tendra que ir ms all de la teora kantiana de lasfacultades, es decir, apartarse de ella en el sentido de una filosofa transcendental transformada:

    1. Por lo pronto -ut il izando la crt ica hegeliana a Kant'^en el sentido de una radicalizacin de la reflexin transcendental- debera, desde el comienzo, plantear la cuestin acerca desu autofundamentacin racional; es decir, en el contexto denuestro problema: lacuestin acerca del tipode racionalidad quetiene que requerir la propia teora filosfica de la racionalidad ensu empresa.

    2. Luego, la teora de los tipos de racionalidad deberacomenzar con lospresupuestos conceptuales de la actual discusinde la racionalidad -y en este contex to justamente con los presupuestos conceptuales de los crticos de la racionalidad-.

    Meparece que estas exigenciaspueden cumplirse en el marco de una pragmtica transcendental del discurso argumentativo,al que tiene que recurrir la teora filosfica de la racionalidad,y slo dentro de este marco terico.

    En la primera exigencia, de lo que se trata es de una teoraque, en tanto filosfico-transcendental, se distingue de todas lasteoras empricas en el sentido ms amplio, por el hecho de quetiene que poder dar cuenta reflexivamente de su propia racionalidad. Ello significa, entre otras cosas, que tiene que realizarsus autocorrecciones, desde luego posibles y previsibles, por lomenos no slo sobre la base de criterios de evidencia emprica

    12 . Especialmente G. W. F. Hegel ,Phdnomenologie des Geisteseditada porJ . Hoffmeister, Hamburgo 1952, pgs. 63 y ss.

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    sino siempre tambin sobre la base de un presupuesto reflexivode certeza, que no tiene sentido cuestionar. Este presupuestoreside, por lo pronto en que esta teora, en tanto teora potencial de la racionalidad, tiene que presuponer una forma crite-riolgicamente relevante de la racionalidad. Como reconstruccintipolgica y como crtica limitante de las formas humanasde racionalidad, en todo caso tiene que poder, por as decirlo,alcanzar y legitimar su propia racionalidad ya que si as nofuera, la discusin crtica de la racionalidad perdera desde elcomienzo su sentido.

    sta me parece ser una reconstruccin limitada desde elpunto de vista del sentido crtico y en esta medida pragmtico-transcendental de la exigencia hegeliana segn la cual el fi lsofo tiene que confiar en su capacidad de alcanzar laverdad: Enmi opinin, para poder "comenzar" no tiene que anticipar un"saber absoluto" concreto pero, por lo menos, tiene que reclamar en principio la competencia racional deverdad,en el sentido del posible descubrimiento y formulacin de proposicionessobre el tema de la discusin que sean intersubjetivamentecomprensibles y susceptibles de consenso. Aqu reside -seaesto dicho de antemano- una limitacin bsica, no slo delescepticismo discursivamente sensato, sino tambin del principio delfalibilismo discursivamente sensato: se trata justamentede aquella limitacin que salvaguarda a este principio de suautoeliminacin.De esta manera, el principio del falibilismose convierte justamente en principio regulativo, no slo de todateorizacin emprica (en el sentido de Ch.S.Peirce)''*sino, adems, tambin de una posible auto-correccin de la reconstruccin filosfico-racional de la racionalidad: una empresa, pues,que se impone como tarea la autorreconstruccin falibilista-

    13 . La autosupeacin del principio del falibil ismo en el sentido de laautoinmunizacin en c o n t r a de t o d a c r t i c a posible, est muy c l a r a m e n t e dem o s t r a d a en H. Albert, Transzendentale Trdumereien, Hamburgo 1975,pgs. 122 y ss. Cfr. al respecto W. Kuhlmann, "Reflexive Letztbegrndung"en Zeitschrift ftir philosophische Forschung 35 ( 1 9 8 1 ) .

    14 . Cfr . R. Heede,a r t c u l o "Fallibilismus"en Historisches Wrterbuch derPhilosophie, tomo 2, B a s i l e a / S t u t t g a r t 1 9 7 2 , columna 894 y ss.

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    mente orientada bajo las condiciones de una posible correccina travs de ella mtsma, es decir, sobre la base de una competenc ia racional acerca de la cual no tiene sentido dudar.M e parece que no es necesario, al comienzo de una teorafilosfica de los tipos posibles de racionalidad, explicitar totalmente e tipo de racionalidad de la teora filosfica. Ms bienel indicado postulado de autoalcance sugiere que una teora dela racionalidad ya siempre re-constructiva y en esa medida po-tenciaimente aHtoreflexivaiA final de su va metdicamenteprevisible, puede explicitarse a s misma de la manera msadecuada, bajo el presupuesto del camino recorrido hasta entonces. Sin embargo, al comienzo de la empresa de la reconstruccin tenemos que rxplicitar las determinaciones de la racionalidad filosfica en la medida en que ellas establecen lascondiciones metodolgicas de la posiblidad de la reconstruccin filosfica de los tipos de racionalidad. Se trata aqu dedos caractersticas de la racionalidad vinculadas entre s: 1.reflexividad transcendental, 2. sujecin a las reglas de juego dellenguaje (inclusive de las necesarias presuposiciones) del discursoargumentativo. Me parece que ambas determinaciones, tomadas conjuntamente, definen la racionalidad de una transformada filosofa transcendental en el sentido de una pragmticatranscendental del lenguaje.

    Naturalmente, un prejuicio muydifundido -que en mi opinin procede de la fase pre-prag m tico-lingitica ( sem anticis-ta )de la filosofa analtica del lenguaje- sostiene que la reflexin transcendental representa una caracterstica del paradigmade la teora de la conciencia de la Primera Filosofa (desdeDescartes hasta Husserl) y que despus del "ngistic turn" yano sera conciliable con el nuevo paradigma de la filosofa. Obien -as suele argumentarse- uno se remite reflexiva-trans-cendentalmente a principios de evidencia precomunicativos yprelingsticos con respecto al "ego cogito", es decir, a la conciencia transcendental; entonces se "esquiva" el discurso pblicoy con ello tambin la necesidad de una explicacin del sentidoy la verdad en conceptos de una posible formacin discursivade consenso. O bien uno se orienta por el uso pblico dellenguaje dentro del marco de un discurso argumentativo: en-

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    ronces ya no es posible invocar la evidencia reflexiva comocerteza a priori.S in embargo, me parece que este prejuicio es refutado porla circunstancia -desde luego todava apenas reconocida en lapragmtica lingstica- de que -desde el descubrimiento delos "performativos" por parte de Austin- est demostrada laposibilidad de una reflexin autorreflexiva y lingstico-pbli-c a ,sobre las pretensiones universales de validez del pensamiento o del argumentar -por ejemplo, en frases como "Afirmoaqu (como verdadero) que p" o "Aseguro aqu (honestamente)que considero que p es verdadero" o "Ex igo aqu (invocandoel derecho) que se realice p".

    E l sentido semntico y pragmtico de las pretensiones expresadas aqu performativamente puede pues -como lo muestran las frases presentadas- ser dicho, en el nivel de reflexinde los "enunciados universales" filosficos, tambin proposicio-namente como el sentido de pretensiones necesarias de validezdel discurso humano. Justamente ste me parece que es el sentido pragmtico-transcendental de la ya por Theodor Litt sostenida "autogradacin del lenguaje".

    Se demuestra pues aqu la posibilidad de una reflexividadde los argumentos filosficos que no est referida ni emprico-sicolgicamente ni mentalista-transcendentalmente (de manera"metdicamente solipsista" en el sentido de Husserl) sino, enel discurso pblico, a la propia pretensin de validez universal.Esta reflexividad tiene status metaterico en el sentido no usualde que justamente no puede tener su ubicacin - a diferenciade una "metateora" en el sentido de la metalgica y de lametamatemtica analticas- en el marco de una en principioilimitada jerarqua de niveles del lenguaje y de la teora."' Ms

    15 . Cfr. Th. L i t t , Denken und Sein, S t u t t g a r t 1984;adems, del mismoa u t o r , Mensch und Welc:Grundlinien einer Philosophie desGeisces, Munich 1948,^1961 .16 . Cfr. , por ejemplo, W. E s s l e r , Analytische Philosophie, S t u t t gar t 1972,tomo 1, pgs. 156 y ss. Al r e s p e c t o ,K. O. Apel, "Zur Idee einer transzendenta-len S p r a c h p r a g m a t ik en J . Simn ( c o m p . ) ,Aspekte undProbleme der Sprachphi-losophie, F r i b u r g o / M u n i c h 1974, pgs. 322 y ss. (versin castellana de E. Gar -

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    bien, desde el comienzo, tiene que estar referida al objetivo delautoalcance reflexivo, en el sentido de la ya indicada "autogra-dacin del lenguaje" y de la teorizacin.

    En esta precisin de la caracterstica de la reflexividad, seexpresa, por una parte, la vinculacin -proporcionada por lacrtica de Hegel a Kant - con el concepto de racionalidad dela reflexin transcendental;'' por otra, reside aqu ya una referencia a la, en mi opinin, diferencia ms fundamental de losposibles tipos de racionalidad: Se trata aqu, por una parte, de ladiferencia entre la racionalidad lgico-formal y matemtica y,por otra, de la racionalidad filosfico-(transcendental): La primera se mide (entre otras cosas) por la no contradiccin semntico-sintctica -que debe ser determinada metatericamente- en unsistema formalizable y axiomatizable de enunciados proposi-cionales; la ltima, en cambio, por lano contradiccin pragmtica de actos lingsticos, es decir, de enunciados performativo-proposicionales -que debe ser determinada a travs delautoalcance reflexivo- que explicitan la "estructura doble" delos actos lingsticos.'*

    Ejemplos de enunciados pragmticamente inconsistentes en elltimo sentido, que pueden servir como criterios del fallidoautoalcance reflexivo de los argumentos y de "teoras filosficas" enteras, seran, por ejemplo, las siguientes aseveraciones:(1 ) "Asevero con esto que no existo"zn Valds.Aspectos y problemas de la filosofa del lenguaje, Estudios Alemanes,Buenos Aires 1 9 7 7 ) .17 . Al respecto H. Schndelbach, Reflexin und Diskurs, F r a n c f o r t delMeno 1977.

    18 . Con respecto a la e s t r u c t u r a doble" de los actos lingsticos o de losenunciados explcitos cfr. J . Habermas, "Vorbereiten de Bemerkungen zu einerTheorie der kommunikativen Kompetenz" en J . Habe rm as /N . Luhmann,Theorie der Gesellschaft oder Sozialtechnologief, F r a n c f o r t del Meno 1971; delmismo a u t o r , "Wahrheitstheorien" en H. F a h r e n b a c h ( c o m p . ) , Wirklichkeitun d Reflexin, Pfullingen 1974; del mismo a u t o r , "Was heisst Universalprag-m a t i k ? en K. O. Apel ( c o m p . ) , Sprachpragmatik und Philosophie, F r a n c f o r t delMeno 1 9 7 6 ; como as tambin K. O. Apel, "Zwei paradigmatische Antwortena u f die F r a g e nach der Logos-Auszeichnung der menschlichen S p r a c h e en H.L t z e l e r ( c o m p . ) ,Kulturwissenschafien, Bonn 1 9 8 0 ; y del mismo a u t o r , "Austinund die Sprachphilosophie der Gegenwart" en H. Nag l- Docek al (comp.) ber-lieferung und Anfgahe, Viena 1982.

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    2 ) "Asevero con esto que no tengo ninguna pretensin de sentido''.(3 ) "Asevero con esto que no tengo ninguna pretensin de verdad''.("No puede haber ninguna verdad" o "Tambin el falibilismo es f a l i b l e ) .(4 ) "Asevero con esto que no tengo ninguna pretensin deveracidad ("Ahora miento" o "Yo miento siempre" o"Todos los hombres mienten")(5) "Asevero aqu como verdadero (en tanto argumentanteformulo a todo miembro concebible de una comunidadilimitada de interlocutores con igualdad bsica de derechos, la pretensin del examen imparcial de la capacidadde consenso que debe apoyarse en la ilimitada utilizacinde argumentos y slo de argumentos de la tesis) que entanto argumentante no estoy obligado bsicamente a re-

    . conocer la igualdad de derechos de mis interlocutores yla ilimitada admisibilidad de sus argumentos en el marcode una en principio ilimitada comunidad de argumentacin y, bajo estas condiciones, someter a examen la posible capacidad consensual de mis argumentos."("La presentacin de argumentos capaces de ser verdrade-ros no tiene nada que ver con el reconocimiento de normas morales de comunicacin", es decir, "El pensar conpretensin de validez no presupone ninguna moral").

    Los ejemplos presentados de enunciados pragmticamenteinconsistentes -que podran multiplicarse y, sobre todo, alargars e son, al mismo tiempo, referencias a enunciados indiscutiblemente ciertos. En este sentido, testimonian no slo que haycondiciones necesarias de laposibilidad del argumentar, sino quenosotros - a travs de la reflexin filosfica sobre las presuposiciones pragmticas del argumentar- podemos saber a prioritambin algo acerca de estas condiciones.'*^ Con otras palabras:

    19 . E s t a sera , adems, mi respuestaprovisoria al t r a b a j o de A. B e r l i c h ,"Elenktik des Diskurses: K a r l -O t t o Apels Ansatz eimer transzendentalprag-matischen Letztbegrndung" en W. Kuhimann/D.Bhler (comps.) Kommuni-kation und Reflexin, F r a n c f o r t del Meno 1982, que consti tuye la h a s t a a ho r a

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    Existen enunciados no-analticos, especficamente filosficosque uno no puede entender sin saber que son verdaderos (lo quenaturalmente contradice el prrafo 4 . 0 2 4 del Tractatus de Wit tgenstein, que todava sigue funcionando para todos los empi-ristas - y no slo para e l los- como cierto a priori).Son stas justamente aquellas frases sobre presuposicionesnecesarias del argumentar que uno no puede negar en tanto argumentante sin caer en autoco ntradiccin pragm tica y que precisamente por ello uno no puede fundamentar (formal-) lgicamentesin crculo vicioso (petitio principii).^ La imposibilidad de unafundamentacin lgica no circular (a partir de algo diferente)no indica pues en estos enunciados una apora en el problemade fundamentacin sino una consecuencia necesaria de la circunstancia de que estos enunciados, en tanto presuposicionescomprensiblemente necesarias, de toda fundamentacin lgica,son ciertos a priori. En esta medida, estos enunciados estnltimamente fundamentados no (formal-) lgicamente, sinotranscedental-pragmticamente.

    E l no entender estospuntos y en su lugar exigir una funda-mentacin apartir de algo diferente (lo que naturalmente termina conduciendo al "trilema" formulado finalmente por H. Al-bert)'^' o querer sustituir la imposible fundamentacin lt imalgico (-formal) por una decisin ltima (es decir, un "act ofaith")," todas estas posiciones corrientes muestran, en mi opinin, que todava hoy no se entiende la diferencia fundamentalentre la racionalidad lgico (-formal) (y matemtica) y la racio-ms sensible y aguda c r t i c a ai p r o g r a m a de la fundamentacin p r a g m t i c o -t r a s c e n d e n t a l ltima.2 0 . Cfr . K. O. Apel, "Das Probiem der philosophischen I.etztbegrndungim L i c h t e einer transzendentalen S p r a c h p r a g m a t i k en B. Kanitscheider( c o m p . ) , Sprache und Erkenntnis, Innsbruck 1976, pgs. 70 y ss. (versin c a s t e llana: "El problema de la fundamentacin ltima filosfica" en Dianoia, XXI( 1 9 7 5 ) , pgs. 1 4 0 - 1 7 3 .2 1 . Cfr. H. Albert,Traktat uher krittsche Vemunft, Tubinga 1 9 6 8 , pgs. 13y ss. (Versin castellana de R a f a e l G u t i r r e z G i r a r d o t , T r a t a d o sobre la r a z nc r t i c a , Estudios Alemanes, Buenos Aires 1 9 7 3 . )2 2 . Cfr. K. R. Popper,Die offene Gesellschaft und ihre Feinde B e r n a 1958,tomo 2, pgs. 110 y ss.; W. Stegmller,Metaphysik, Wissenschaft, Skepsis, Hei-delberg/Nueva Y o r k ^ 1 9 6 9 , pgs. 168 y ss.

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    nalidad filosfica (reflexivo-transcendental). A su vez, esta circunstancia es comprensible debido a la orientacin unilateral(irreflexivamente abstractiva) -que se inicia ya con la apodeti-ca de Aristteles y que culmina en la moderna lgica matemtic a - de la teora de la argumentacin - y especialmente de lateora de la fundamentacin- hacia la funcin de "presentacin" preposicional del lenguaje; es decir, hacia la objetiviza-cin de enunciados susceptibles de verdad o falsedad y susrelaciones constitutivas de "demostracin", haciendo abstraccin de los actos performativos-autorreflexivos de comunicacin,mediante los cuales son presentadas las pretensiones de validez.D e esta manera se vuelve invisible el criterio de la consistenciao inconsistencia pragmtica de los actos de argumentacin, quees decisivo para la fundamentacin ltima (cercioramiento) filosfica (reflexivo-transcendental) de las incuestionables pretensiones de validez.

    - Como consecuencias extremas de esta "abstractive fa-Uacy"" me parece que pueden ser consideradas las siguientesteoras bien representativas de la relacin entre lenguaje y racionalidad filosfica:- l a ya mencionada conviccin de la imposibilidad de lafundamentacin ltima///o5/zca, que en los popperianos hastaha conducido a lapropuesta de la sustitucin del "pensamientode fundamentacin" por el examen cr tico de hiptesis;

    - l a opinin sostenida por Karl Bhler, Carnap y Popper,segn la cual de las tres funciones principales del lenguaje-representacin, expresin y apelacin- slo la primera distingue al lenguaje humano (y en esta medida al "logos") mientrasque las dos restantes (que en tanto funciones vinculadas con"sntomas" y "seales", no son "simblicas" y por ello, no sonrelevantes semntica sino pragmticamente) seran comunes alo s hombres y a los animales;'"'- l a conviccin expresada por Tarski en el sentido de que

    2 3 . Cfr . K. O. Apel, "Zur Idee einer transzendentalen Sprachpragmatik",loe. cit.

    2 4 . Cfr. K. O. Apel, Zwei paradigmatische Antworten..." loe. cit. y delmismo a u t o r , "Austin und die Sprachphilosophie der Gegenwart", loe. cit.

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    deba estar referida a todos los signos- o slo "hipottica - apesar de que de esta manera se representa la posicin segn lacual no pueden existir ms que hiptesis). Me parece que tampocoel ltimo Wittgenstein apenas tuvo en cuenta el problemade la consistencia o inconsistencia pragmtica de los filsofos,as por ejemplo, cuando cree poder recurrir a intelecciones f i l o sficas sobre el uso del lenguaje en general sin ir ms all delpresupuesto de la describible "semenjanza familiar" del usocticodel lenguaje o cuando cree poder llevar a cabo la autote-

    rapia de la enfermedad filosfica sin presuponer inteleccionesuniversales.

    Heidegger y sus discpulos no perciben - o ms bien ignoran voluntariamente- la circunstancia de que para los filsofos , a la "preestructura del ser-en-el-mundo" pertenece no slola "facticidad" de la "precomprensin" siempre signada hist-rica-contingentemente, sino tambin "siempre ya" el recurso ala compe tencia racional, es decir, la capacidad, de expresar con-ceptualmente en enunciados universalmente vlidos justamente la "facticidad" y en esta medida el "estar arrojado" ("Gewor-fenheit"), la "historicidad", el carcter ntico del comprender,e t c . En esta medida, Heidegger y sus discpulos superan el"olvido del ser" de la metafsica tradicional pagando el preciodel "olvido del logos".E n general en la actualidad, tanto desde el lado de la filosofa "analtica" como tambin de la filosofa "hermenutica", sepromueve una mentalidad que, lejos de exigir, ms bien seburla de la reve lacin reflexiva de pretensiones de validez argumentativas y, en esta medida, del respeto al criterio de racionalidad de la consistencia pragmtica: En el "posestructuralismo"francs, la ignorancia de las pretensiones de validez del "sujet o argumentante -por ejemplo del que realiza crtica de lacultura o de la poca- parece constituir justamente el puntode la exigida "descentralizacin del sujeto", es decir, de la superacin de la autosupervaloracin del sujeto en el "humanismo"occidental.

    Naturalmente, a la luz de una pragmtica transcendentaldel discurso, no puede dejar de percibirse tambin el ncleojustificado de tales exigencias y, con ello, de la convergencia2 6

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    de la crtica posestructuralista-hermeiiutica y de la cr ticapragmaticista de la filosofa transcendental. Este ncleo consiste, segn me parece, en el distanciamiento de aquella posicin cartesiana y hasta husserliana que, a travs de la reflexinsobre el "yo pienso", cree poder reflexionarse fuera de todocontextode discursos lingsticos. Pero, precisamente entre loscontextos de discursos filosficamente relevantes se cuentanno slo aqullos que hacen aparecer al sujeto como encrucijadade determinaciones histrico-contingentes y annimo-estructurales, sino tambin elcontexto del discurso argumentativo queintegra al sujeto pensante y reflexionante con sus pretensionesde validez en la comunidad ilimitada de argumentacin quetiene que ser presupuesta por l, en primera y ltima instancia,en tanto sujeto transcendental de las pretensiones realizablesde verdad, es decir, tambin de las reflexiones sobre condicionamientos contingentes.

    Pero, sobre el trasfondo del olvido del logos de la filosofacontempornea pueden hoy en da ser presentados aquelloscuestionamientos o relativizaciones aparentemente radicales dela racionalidad occidental, que de antemano se consideran dispensadas del autocumplimiento de sus pretensiones de validezy, en lugar de ello, creen poder encontrar la pauta suficientede su crtica en lootro de la racionalidad occidental -en formasde vida alternativas, sobre todo arcaicas- o hasta en lo irracional mismo.Una teora reconstructiva de los tipos de racionalidad,pragmtico-transcendentalmente orientada, no rechazar glo-balmente o considerar irrelevante esta crtica a la racionalidadoccidental. Partir ms bien de la suposicin heurstica de quelacr tica en cuestin -bajo el presupuesto implci to de la racionalidad filosfica del discurso, que ha sido desarrollada si noexclusivamente s primariamente en Occidente- podra justificadamente estar dirigida en contra de la absolutizacin de tiposde la racionalidad abstractamente aislados y, en esta medida,deficitarios: as, por ejemplo, en contra de la absolutizacin dela racionalidad del representar objetivo es decir, del hacer disponible (la relacin sujeto-objeto del conocimiento y de la tcnicaproductiva) que -tal como lo viera correctamente Heidegger-

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    puede haber tenido su origen ya en la fundamentacin griegade la filosofa y de la ciencia en el espritu de la "teora"; o encontra de la liberacin y absolutizacin -iniciadas en Occidente en la poca Moderna- de la racionalidad tcnico-instrumental como racionalidad estratgica, tambin en el mbito de lasrelaciones de la interaccin humana, hasta el bloqueo actualde laracionalidad tica de la comunicacin a travs de la equiparacin, todava predominante, de racionalidad en general conracionalidad ideolgica instrumental (Max Weber) , o con la racionalidad estratgica (desde Maquiavelo y Hobbes hasta lafundamentacin de la tica pol tica y de la teora de la comunicacin y del significado en la teora econmica de los juegosde la interaccin estratgica).-''

    Meparece que, bajo elpresupuesto heurstico indicado, unateora filosfica de la racionalidad debera estar en condicionesde recoger los motivos del actual cuestionamiento de la racionalidad occidental y colocarlos al servicio de una reconstruccin crtica del proceso occidental de "racionalizacin" y "desencantamiento" (Max Weber), una reconstruccin quenaturalmente - tal como se indicara al comi enzo- intenta "superar"en la autodiferenciacin reflexiva de la razn las formasabstractivas de enajenacin de la racionalidad, al igual que lasformas de su crtica justificada, como indicaciones de una tipologa de formas posibles de racionalidad.'"'

    2 6 . Al r e s p e c t o , cfr. el siguiente ensayo en este libro.2 7 . La realizacin del p r o g r a m a aqu esbozado ser publicado por la E d i t o r i a l Suhrkamp bajo el tituloProbleme einer philosophischen Ratioruditdtstheo-rie.

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    E S P O S I B L E D ES T I NG UI R LA RAZ N T IC A DE LARACIONALIDAD E S T R A T G I C O - T E L E O L G I C A ?Acerca del problema de la racionalidad de la comunicacin

    e interaccin sociales.

    I . Plant eami ento del problemaE l subttulo de la presente investigacin indica que el temapropuesto ha de ser tratado como una cuestin de la teora de

    la accin; ms exactamente: se trata aqu de una dilucidacinrecproca de tipos de accin y tipos de racionalidad. ' El ttulocaracteriza en este contexto un inters cognoscitivo que, enltima instancia, est determinado por la cuestin acerca de laesencia de la racionalidad tica.- Desde el punto de vista de lateora de la accin, de lo que se trata es de la siguiente cuestin:Existe una racionalidad especial de la interaccin social queno puede ser reducida a la racionalidad medio-fin del actuar delos sujetos particulares? En mi opinin, el inters tico de estacuestin resulta de las siguientes consideraciones previas referidas a la tradicin:

    1. Cfr . Los siguientes estudios del a u to r : "Types of Rationali ty To-day:The Continuum of Reason between Science and E t h i c s en Th. Geraets( c o m p . ) , Rationality Today, Ot tawa , Univ. P r e s s , 1979, pgs. 3 0 7 - 3 4 0 ; "TheCommon Presuppositions of Hermeneutics and E t h i c s : Types of Rationalitybeyond Science and Technology" en J. Sallis ( c o m . ) , Phenomenology and theH uman Sciences, Inc., Humani ties Press 1979, pgs. 3 5 - 3 3 ; "Social Action andthe C oncep t of Rational ity" en Phenomenology and the H u m a n Sciences, 1981,suplemento de Phtlos. Topics, 12 ( 1 9 8 1 ) , pgs. 9-35. El presente estudio sediferencia del citado en ltimo lugar, sobre todo, por el hecho de que se puederefer ir al tratamiento del m ismo tema realizado por Habermas en su monumental Theorie des kommunikativen Handelns, 2 tomos, F r a n c f o r t del Meno19 8 1 .

    2 . Cfr. al respecto K. O. Apel, "Normat ive E t h i c s and Strategical Rationality"en The New School of Social Research, Gradate Faculty Philosophy Jour-W , 9 ( 1 9 8 2 ) , pgs. 8 1 - 1 0 8 .

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    Existen razones para suponer que no puede pensarse enalgo as como racionalidad tica -dicho de otra manera: en laposibilidad de la fundamentacin intersubjetiva de las normasticas a travs de una razn autnoma, legislativa- si no sepuede partir de una racionalidad especial de la interaccin humana, diferente de la racionalidad teleolgica referida al mundo de las acciones de los sujetos particulares.

    Esto significa, entre otras cosas: Ni la invocacin de loskantianos de la libertad del "yo inteligible" ni la de los aristotlicos delfin en smismo ode unfin ltimo pueden fundamentarla autonoma de la razn tica en el sentido indicado.

    L a libertad del yo es una condicin necesaria pero no suficiente de la racionalidad tica;^ pues si no existiera la reciprocidad de las pretensiones de los sujetos de la accin, si existieratan slo la relacin yo-no yo de Fichte o la relacin sujeto-objeto de la ciencia natural y del actuar tcnico-instrumental,no tendra sentido alguno la pregunta acerca de una racionalidad tica; naturalmente, en este caso, no podra plantearse lacuestin acerca de una racionalidad especial de la interaccinhumana que fuera diferente de la racionalidad referida al mundo, o mundanal, de las acciones de los sujetos particulares.

    P o r otra parte, tampoco sirve de mucha ayuda el intentode los aristotlicos en el sentido de peraltar la racionalidadmedio-fin a travs de una racionalidad teleolgica especial queestuviera en condiciones de caracterizar un fin en s o el finsupremo como summun bonum. Pues contra esto sepuede o b j e tar desde Kant:

    L a determinacin del fin supremo o del summun bonumtiene, a su vez, que ser proporcionada por un principio racional

    3 . N o puedo evi tar la impresin de que el pathos delibertaddel Ideal ismoalemn, tal como se e x p r e s a por ejemplo en el titulo del l ibro de homenaje aK r i n g s , "Prinzip F r e i h e i t (compilado por H. M. B a u m g a r t n e r , F r i b u r g o /Munich 1979) puede o c u l t a r los aqu indicados problemas de la r a c i o n a l i d a d .L a condicin n e c e s a r i a de que tengo que poder querer el principio de la moraln o b a s t a por s sola tampoco en el caso de K a n t p a r a constituir el contenidode su sentido -aun qu e no sea ms que f o r m a l - y p a r a distinguirlo, porejemplo, del contenido de sentido de las reglas morales ( natura l laws") quepodemos, segn Hobbes, q u e r e rlibremente.

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    de la reciprocidad generalizada, es decir, por una "ley tica"vlida para todos los afectados. Si esto no sucede, entonces lainvocacin del fin supremo conduce o bien al dogmatismometafsico o bien al utilitarismo de los intereses subjetivos.'' Yen la prctica no existir ninguna diferencia entre ambas posiciones ya que, en caso de confl icto, la invocacin de un finsupremo siempre puede ser denunciada por los participantescomo recurso a un inters subjetivo.

    Para que la invocacin de un summnum bonunm teleolgicopueda contar como argumento tico-racional, hay que mostrar,al menos, que aqu la reciprocidad generalizada de las pretensiones de los sujetos de la accin entre s ha jugado un papel constitutivo, por ejemplo, en el sentido de que el summum bonum,desde el principio, puede contar con el consenso de todos losafectados. La definicin kantiana del summum bonum como"coincidencia entre lo digno de felicidad y la felicidad" podrasatisfacer esta condicin; pero la realizacin de este fin supremo sera, segn Kant, un asunto de un dios a postular pero no,por ejemplo, un asunto del Estado humano. En el nivel de unatica del Estado, la concepcin kantiana del summum bonumse desmorona -segn parece - en las exigencias, no compatibles bajo condiciones finitas, de la justicia para todos y delmayor bienestar posible para el mayor nmero posible. Pero, segn me parece, aun estas dos definiciones incompatibles delfin supremo deben ya su plausibilidad a la invocacin de unaespecfica racionalidad de la reciprocidad de los sujetos humanosde la accin, que no puede ser referida a la racionalidad medio-fin de las acciones de los sujetos particulares.

    Esto basta para la declaracin provisoria del sentido ticamente relevante de mi planteamiento a la luz de la tradicin

    4 . As, el modernoUtilitarismo britnico puede, desde B e n t h a m , e v i t a r lareduccin de su principio al Utilitarismo egosta de la Antigedad (por ejemplo, de los sofistas) slo presuponiendo t c i t a m e n t eun principio de universalizacin que, sin embargo -tal como lo m u e s t r a la problemtica de la justi cia-justamente no puede fundamentar a pa r t i r de su principio. Cfr. al r e s p e c t o :O. Hffe, "Zur Theorie des Glcks im klassischen Util itarismus" en del mismo a u t o r Ethik und Polittk, F r a n c f o r t del Meno 1979, pgs. 1 2 0 - 1 5 9 .

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    1. La grada suprema de la racionalizacin es la racionalidad teleolgica. Ella se da cuando el propio actor elige losobjetivos o fines sobre el trasfondo de un horizonte valorativoclaramente articulado y cuando, adems, elige los medios adecuados para lograrlos, teniendo en cuenta los efectos secundarios.2 . La segunda grada de racionalizacin es la racionalidadvalorativa. Ella se da cuando el actor elige los fines y los medios adecuados sin tomar en cuenta las consecuencias secundarias, simplemente porque est convencido del valor incondi-cionado interno de una determinada forma de accin demanera tal que, independientemente de los posibles efectos(secundarios), merece ser realizada.

    Este concepto curiosamente reducido de la racionalidad valorativa me parece que es comprensible bajo dos presupuestosde la propia filosofa de Weber:(1) Detrs de la concepcin de una accin que uno realizapor ser absolutamente valiosa, sin tomar en cuenta las consecuencias (secundarias), se esconde manifiestamente la concepcin kantiana de un "deber ineludible" en el sentido del imperativo categrico; y por esto entiende Max Weber, de acuerdocon la filosofa neokantiana de los valores, el valor incondicio-nado, interno, de determinadas formas de accin, no slo ensentido tico, sino tambin religioso y esttico.

    (2 ) Pero el que Weber considere esta orientacin "racio-nal-valorativa" de la accin como menos racionalizada que laorientacin "racional-teleolgica" est manifiestamente vinculado con su conviccin de que los ltimos axiomas valorativosdel individuo son inconmensurables y, en esta medida, sonasunto de una decisin de fe prerracional o irracional ("Cadacual tiene que elegir sus dioses").^ B a j o este presupuesto, las

    lo que sigue slo la t e o r a oficial de la racionalidad de W e b e r , en la medidaen que sta se ha vuelto p a r a d i g m t i c a p a r a la concepcin de la racionalidadactualmentedominante.7 . Cf r. especialmente los famososdiscursosde MaxW e b e r "Wissenschaftais B e r u f (en Ges. polit. Schriften, 2. ' edicin Tubinga 1 9 5 8 ) , y "Politik aisB e r u f (en Ges. Aufsdtze zur Wissenschaftstheorie, 3. edicin Tubi nga 1 9 6 8 ) .

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    convicciones weberianas del valor interno, incondicionado, deuna forma de comportamiento -por ejemplo, la relacin noviolenta con las dems personas- se convierte en base de lallamada "tica de la conviccin", en el sentido del Sermn dela Montaa o en el sentido de Kant.* En cambio, una orientacin en el sentido del actuar racional-teleolgico, que toma encuenta bsicamente las consecuencias (secundarias) de la accin concreta y por ello no puede atarse a ninguna tica de laconviccin, se convierte en fundamento de una "tica de laresponsabilidad", por ejemplo, la tica del poltico. Y es evidente que Max Weber otorga a la tica de la responsabilidadun mayor grado de racionalizacin que a la tica de la conviccin, a pesar de que considera a esta ltima tambin como indispensable.

    Adems, segn Weber, la situacin perece ser la siguiente:la tendencia del proceso occidental de racionalizacin resideen que la orientacin racional-teleolgica se impone cada vezcon ms fuerza en todos los mbitos de la cultura y de la vidasocial, mientras que van desapareciendo los tradicionales presupuestos cosmovisionales de las orientaciones racional-valo-rativas, de manera tal que la orientacin valorativa se conviertecada vez ms en un asunto de la decisin subjetiva del individuo.'' Max Weber llamaba a esto el "proceso de desencantamiento" del mundo, con el que necesariamente est vinculadoel "proceso de racionalizacin" occidental.

    Toda esta concepcin de racionalidad y racionalizacinpuede resumirse en Weber en la siguiente tipologa de tipos deaccin:'

    8. Mientrasque en "Politik ais B e r u f W e b e r ilustra la t i c ade la conviccin tomandosobre todo el ejemplo del Sermn de la M o n t a a , en o t r o p a sa j e(Ges. Aufstze zur Religionssoziologie, to mo I, Tubinga 1972 , pg. 554)hablatambin de "rigorismo a p r i o r s t i c o , con lo que manifiestamente se r e f i e r e ala t i c a de la r a z n de K a n t . Cfr. al respecto tambin W. Schluchter, op. cit.(en n o t a 5) ( 1 9 8 0 ) , pgs. 55 y ss.9. Una evaluacin muy p a r e c i d ade la situacin de lapoca es e x p r e s a d ap o r R o b e r t Musil en su novela El h o m b re sin propiedades. Aqu se trata delp u r o "hombre de posibilidades", a quien ya no le est d a d a como evidenteninguna orientacin v a l o r a t i v a t r a d i c i o n a l .10 . Cfr. H. H a b e r m a s , op. cit. (en n o t a 5), pg. 38 1.

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    Elementos racionalmente reflexionados del m a r c ode accin:

    Tipos deaccin Medios Fines Valores Consecuencias(secundarias)Teleolgicoracional + + + +valorativo-racional + + +fectual + + - radicional + - -

    En nuestra actual problemtica, la explicacin weberianade la racionalidad o de la racionabilidad de las acciones tieneespecial importancia porque ella expresamente pretende abarcar tambin las "acciones sociales"; y ello a pesar de que MaxWeber supone una estructura especial de la interaccin entrelos actores. Por una parte (en el 1 de Wirtschaft und Gesell-schaft) dice:

    S e llamar accin social a aquella accin que, de acuerdocon el sentido intencionado por el o los actores, est referidaal comportamiento de otros y se orienta en su desarrollo deacuerdo con ello."" De esta manera, se tiene en mira manifiestamente la reciprocidad de la interaccin social. En el 3 hastasedice:"Ser llamada relacin social un comportarse de variaspersonas que en su contenido de sentido est reciprocamentereferido y orientado a los dems."''

    Pero, por otra parte, Weber pretende tambin para la accin social la racionalidad teleolgica en tanto grada supremade la posible racionalizacin. Y en este contexto, "determinadateolgica-racionalmente" significa segn Weber: determinada"a travs de expectativas del comportamiento de los objetosdel mundo exterior y de otras personas y bajo la utilizacin de

    11. Max W e b e r, Wirtschaft und Gesellschaft, edicin de J . Wmckelmann,Colonia 1964 , pg. 4.

    12 . Ibidem, pg. 19.

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    estas expectativas como 'condiciones' o como 'medios' para lospropios fines racionalmente aspirados y evaluados como resultado".'^

    Aqu se ve claramente que Weber entiende la racionalidadde la interaccin social como ampliacin de la racionalidadteleolgica tcnico-instrumental en el sentido de la reciprocidadde acciones teleolgico-racionales. Con esto qued signadauna concepcin estndard de racionalidad y racionabilidad dela "accin social" que sigue teniendo vigencia hasta el da dehoy. Ella es desarrollada, por ejemplo, en la lnea de la teoramatemtica de la eleccin racional, de la teora de la decisiny de la teora estratgica de los juegos.''' Y en el sentido de lateora de los juegos, se puede llamar a la racionalidad de lainteraccin, que Weber ya entreviera, la racionalidad estratgica.

    Pero, en qu consiste la racionalidad estratgica de la interaccin? Dicho simplificadamente, ella consiste en que los actores, en tanto sujetos de la racionalidad teleolgica aplican supensamiento medio-fin a objetos acerca de los cuales ellos saben que, en tanto sujetos de la racionalidad teleolgica, hacenlo mismo con respecto a ellos mismos. En esta reciprocidadreflexionada de la instrumentalizacin consiste manifiestamentela peculiar estructura de reciprocidad de la interaccin estratgica. A la luz de la teora de los juegos estratgicos, es posibleaclarar algo ms exactamente esta estructura de racionalidad.'^

    En el juego estratgico, los sujetos del clculo de beneficiosen el sentido de la teora de la decisin tienen tambin quetomar en cuenta los clculos de beneficios de los otros jugado-

    1 3 . Ibidem, pg. 17.1 4 . J . V N eum ann/ O . M o r g e n s t e r n , Theory of Games and Eco n o m ic Be-haviour, P r i n c e t o n 1944; R. D. L u c e y H . R a i f f a , Games and Decisions: Intro-

    duction and Critical Snrvey, Nueva Y o r k 1957; G. Gfgen, Theorie der wirt-schaftlichen Entscheidung, 1 9 6 3 , 1968.

    1 5 . Cfr. p a r a lo que sigue O. Hffe, Strategien der Humanitdt: Zur Ethikffentlicher Entscheidungsprozesse, F r i b u r g o / M u n i c h 1 9 7 5 , P r i m e r a P a r t e(existet r a d u c c i n castellana de E .G a r z n Valds:Estrategias de lo h u m a n o , EstudiosAlemanes).

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    res como condiciones y como medios de los propios clculosde beneficios. La maximizacin de las ganancias y la minimiza-cin de lasprdidas, que constituyen la racionalidad de la teora simple de la decisin, se complican ya que pueden entraren conflicto con la correspondiente maximizacin de los otrossujetos de la accin. Ms exactamente: el control de los actoressobre los resultados de sus acciones est no slo limitado - c o mo en la teora simple de la deci sin- por la falta de informacin acerca del mundo en torno relevante, sino adems tambin por los autointereses competitivos de los otros agentes dedecisiones; y, con respecto a estos intereses competitivos, existeuna relacin bsicamente ambivalente del propio inters en elxito: el propio xito de la accin depende de las acciones quehay que esperar de los dems, los cuales, en el mejor de loscasos, apoyan parcialmente los propios esfuerzos de xito pero,en todo caso, al menos en parte, se oponen aellos. Consecuentemente, los propios intereses pueden ser realizados, en parte,sloapoyando los planes de los dems y, en parte, slo hacindolos fracasar. A su vez, debido a esta situacin, la teora estratgica de los juegos distingue dos tipos de juegos: los juegoscompetitivos, para las situaciones conflictivaspuras,y los juegosno competitivos para aquellas situaciones que ofrecen tambinposibilidades de cooperacin.

    Con respecto a la cuestin acerca del concepto de racionalidad del actuar social, me parece especialmente importante elsiguiente punto: En el contexto de la interaccin estratgica,especialmente en el contexto de los juegos o juegos total oparcialmente cooperativos, caben tambin elementos comunicativos; as, por ejemplo, intercambio de informacin y acuerdosacerca de acciones conjuntas sobre la base de los llamadosajustes, tales como los que se dan en la economa y la pol t ica.Pero tambin estas comunicaciones y formaciones de consensose realizan slo bajo la condicin de que los otros actores deljuego estratgico esperen de ellas alguna ventaja tal como, porejemplo, en la poltica, debido a una constelacin transitoriade intereses y poder, se considera que la solucin pacfica esms til que la violenta. As pues, dentro del marco de laracionalidad estratgica de la interaccin social, la formacin

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    de consenso tiene, en el mejor de los casos, una importanciainstrumental y accidental; nunca se aspira a ella por s misma.Por lo tanto, los socios de la interaccin, en la relacin recproca, son siempre slo medios y condiciones limites de las finalidades solitarias y de los esfuerzos de xito de los actores particulares.

    Aqu me parece que reside el desafo propiamente dicho deesta teora estndard de la racionalidad posible de la interaccin estratgica. En qu sentido?

    Un aspecto de la desazn que provoca esta teora de laracionalidad est indicado, por ejemplo, en la segunda versindel "imperativo categrico" kant iano que reza: "Acta de manera tal que siempre utilices como fin y nunca como medio lahumanidad en tu persona y en la persona de cada uno de los dems.'"*

    Es claro que en la teora de la interaccin estratgica notiene cabida una tal norma incondicionada de la tica. La interaccin estratgica -por ejemplo, en la poltica o en la economa- puede seguir, en tanto tal, sloimperativos hipotticos. Supresupuesto no hipottico est ya siempre dado de antemanoen los fines subjetivos de los actores. Una finalidad transsubjeti-va, como la que implica elimperativo categrico de Kant, puede, en el mejor de los casos, ser pensada como limitacin normativa del campo de accin de la interaccin estratgica. Eneste sentido, la mayora de las personas piensa desde luego que,por ejemplo, las normas del derecho deben, por razones enltima instancia morales, limitar el campo de accin de la interaccin estratgica en el mbito econmico y, dentro de loposible, tambin en el campo poltico. Pero la cuestin es justamente saber sipara una tal limitacin de la racionalidad estratgica de la interaccin humana puede haber una fundamentacin racional.Si la racionalidad de la interaccin social debe agotarse enla racionalidad estratgica, entonces manifiestamente Kant -a

    1 6 . 1. K a n t , Grundlegung zur Metaphysik der Sitien, Edicin de la A c a d e m i a , tomo IV, pgs. 428 y s.

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    diferencia de lo que l mismo pretende- no habra sostenidouna tica de la razn sino un principio arracional o irracional,quizs un dogma, que slopodra serentendidocomo secularizacin de la creencia cristiana segn la cual el hombre ha sidocreado a imagen y semejanza de Dios.

    Es obvio que una tal concepcin coincidira plenamentecon la teora de la racionalizacin y desencantamiento de MaxWeber. Pues, a su luz, la tica tiene que ser considerada o biencomo implicacin de una fe religiosa, tal como es la tica antesdel proceso de desencantamiento; o bien como una cuestinde una eleccin consciente -pero en ltima instancia irracional- del ltimo axioma valorativo, tal como sucediera despusdel proceso de desencantamiento.

    Actualmente esta concepcin parece ser efectivamente laideologa dominante, al menos en la sociedad industrial o c c i dental. Pues las formas valorativamente neutras de la racionalidad cientificista, tecnolgica yestratgica parecen ser hoy efectivamente las nicas formas de racionalidad intersubjetivamentereconocidas en el mbito de la vida pblica: en la poltica, enla economa y hasta en el campo del derecho positivo. Ellasestn al ser\ 'icio de intereses valorativos subjetivos o -segn lasuposicin habitual- al servicio de un equilibrio, en s mismoestratgico, de diferentes intereses valorativos subjetivos (porejemplo, los procedimientos de resolucin por mayora, quesubyacen a la fundamentacin de las normas jurdicas positivasvlidas). En cambio la moral -de manera anloga a la religin-sigue siendo considerada como un asunto privado. No pocospiensan hoy que sta es la condicin necesaria y suficiente dela posibilidad de una democracia liberal. Me he acostumbradoa llamar a esto elsistema occidental de complementariedad entreel cientificismo-pragmatismo, por una parte, y el existencialismoirracionalista, por otra.

    17 . Cfr. K. O. Apel, Transfonnation der Philosophie, tom o II, F r a n c f o r tdel Meno 1973, pgs. 368 y ss.; del mi smo a u t o r , "Die Konflikte u n s e r e r Zeitund die Moglichkeit einer ethisch-politischen Grundorientierung" en DerMensch in den Konfliktfeldem der Gegenwart, Colonia 1 9 7 5 , pgs. 4 3 - 6 4 , r e i m presoen K. O. Apel y o t r o s ( c o m p s . ) ,Reader zum Funkkolleg Praktische Philo-sophie/Ethik I, F r a n c f o r t 1980, pgs. 2 6 7 - 2 9 1 .

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    Pero, qupuede decirse desde un punto de vista filosfico-ms exactamente, desde la perspectiva de la teora de la acc in- con respecto a la pretensin monopolista de la racionalidad estratgica en el mbito de la interaccin social?

    Por lo pronto, habra que examinar si -en contra de laopinin de Kant- bajo el presupuesto del bien entendido au-tointers emprico, y consecuentemente sobre la base de laracloialidad estratgica de la teora de los juegos, no es posibleuna tica, digamos una tica de la negociacin y de la formacin de compromisos de acuerdo con los mnimos interesesvitales comunes. En la situacin en la que actualmente se encuentra lahumanidad hasta podra suponerse que, debido a lacrisis ecolgica (y/o a la amenaza de una aniquilante guerraatmica) en cierto modo le est impuesta al hombre una ticaestratgicamente fundamentada, un acuerdo acerca de las condiciones de la supervivencia. As, por ejemplo, podra pensarseque de una racionalidad estratgica que calcule a largo plazose infiere la necesidad de llegar a un acuerdo sobre una cuotatotal del consumo anual de energa, que sea conciliable conuna situacin de equilibrio ecolgico en el sentido de la limitacin de la carga ambiental.

    Sin embargo, me parece que este problema nmero 1 deuna macrotica en la poca de la crisis ecolgica no es solucionable exclusivamente sobre la base de la racionalidad estratgica. Pues la situacin de equilibrio ecolgico que aqu se exigees realizable de muy variada manera. Ms exactamente: en elproblema de la determinacin de la cuota de consumo energtico se encierra un problema de distribucin que es soluciona-ble de muy diversas formas. Y la racionalidad estratgica nopodra, por s sola, lograr nunca que los pases ricos y desarrollados se vieran impulsados a compartir los recursos del mundocon los pases pobres y subdesarrollados, de una forma tal quepudiera ser calificada de justa. La garanta de un equilibrioecolgico no es -considerada como problema de interaccinestratgico- idntica con la garanta de un equilibrio humano.

    E l mismo dilema se presenta con respecto a la distribucinde alimentos en vista de las ya inminentes crisis de hambre en

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    el Tercer Mundo. Aqu me parece que el Premio Nobel deEconoma Friedrich von Hayek hace valer ms bien la ratioestratgica de los pases industriales occidentales. De acuerdocon informaciones periodsticas, habra expresado la recomendacin de que, en caso de una aguda crisis de recursos, habraque dejar librados a la muerte por hambre a los pueblos delTercer Mundo que no supieran autoayudarse. (Probablementecon esto slo ha dicho en voz alta lo que piensan muchosciudadanos de los pases industriales ricos cuando se enfrentancon la alternativa de una eventual reduccin de sus niveles devida.)

    En el mejor de los casos, en vista de la amenaza de unaaniquilante guerra atmica, es efectivamente concedible que elautointers bien calculado de las potencias mundiales cree unasituacin de equilibrio que garantice la paz y con ello tambinlos mnimos intereses vitales de todos los afectados por la amenaza de la guerra atmica. Pero este aporte de la racionalidadestratgica estara impuesto - a l igual que en Thomas Hobbesla conclusin del estado de naturaleza a travs del contratosocial- slo por el miedo mortal; y por ello habr de funcionarslo mientras no se altere el equilibrio del poder militar. Eneste sentido, es presumible que la conservacin del equilibriodel poder constituye actualmente en realidad el problema n.1 de la razn estratgica.

    Desde luego, con la demostracin de que la racionalidadestratgica de la interaccin no proporciona ninguna tica satisfactoria no se ha presentado todava ningn argumento decisivo en contra del monopolio de esta racionalidad en el mbitode la accin social . Pues -c om o ya se ha mencionado variasveces- podra ser que realmente la norma bsica o el valorbsico de la ticanoseafundamentable racionalmente.^ Signifi-

    18 . A ms de Ma xW e b e r, la imposibilidad de unafundamentacinltimar a c i o n a l de la t i c a es sostenida sobre tod o por los popperianos y - c o n ot rafundamentacin- por los relativistas histricos y poswittgenstenianos. Co nrespecto a este problema, cfr. K. O. Apel "Das Problem der philosophischenLetztbegrndung im L i c h t e einer transzendentalenS p r a c h p r a g m a t i k en B.Kanitscheider ( c o m p . ) Sprache und Erkenntnis, Festchrift fr G. Frey, Innsbruck1 9 7 6 , pgs. 5 5 - 8 2 ; versincastellana:"Elproblema de la fundamentacin iti-

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    cativamente, la tica kantiana de la razn legisladora en elcampo de la moral ha sido criticada no slo a causa de suformalismo sino tambin debido a su deficiente fundamentacin ltima. Efectivamente en la Crtica de la razn prctica,Kant no solucion el problema que l mismo -en la Fundame ntacin de la metafsica de las costumbres haba calificado comotodava no solucionado, es decir, la demostracin de la "realidad" de una razn legisladora autnoma y, en esta medida, delavalidez del imperativo categrico.' '' Ms bien termin rechazando la cuestin de la fundamentacin y en su lugar remitial "factum de la razn" como algo evidentemente dado.-Estopodra reforzar la sospecha de que la razn efectivamente -enel sentido de Martn Lutero y de Thomas Hobbes- es slo unafacultad del clculo al servicio del autointers: justamente unafacultad de laracionalidad tcnica, es decir, estratgica, valorati-vamente neutra. En cierta medida, sta podra ser la ltimapalabra de la filosofa cientfica y, por otra parte, de la teologade Occidente.

    I I I . Es posible r e f e r i r la racionalidad de la com unica cinlingstica a la interaccinestratgica? Una discusin conla teora "intencionalista" de la comunicacin

    En vista de esta situacin, en lo que sigue quisiera tomarotro punto de partida. Por lo pronto, quisiera no hacer jugardirectamente el inters de la tica en contra de la racionalidadestratgica, sino el inters de la comunicacin consensual entrelas personas, tal como es posibilitada por ellenguaje. De acuer-

    m a filosfica a la luz de una p r a g m t i c a transcendental del lenguaje (ensayode una m e t a c r i t i c a del raciona lismo tico ) en Dianoia, X X I( 1 9 7 5 ) , pgs. 140-173 .19 . Ver I. K a n t , Grundlegung znr Metaphysik der Sitten, Edici n de laAcademia, tomo IV ( B e r l i n 1 9 6 8 ) , pgs. 392 , 425 , 444 y s., 44 7 y s., 44 9 y s.

    2 0 . Ver I. K a n t , Kritik der prakttschen Verriunft, Edici n de la Academia,tomoV, pgs. 46 y s. Al r e s p e c t o ,K. H. Ilting, "DernaturalistischeFehlschlussbei K a n t en M. Riedel ( c o m p . ) , Rehabilitierung der praktischen Vemunft , F r i burgo 1972 , pgs. 1 1 3 - 1 2 2 .

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    do segn creo, con Habermas, quisiera por lo pronto sostenerla siguiente tesis: B a j o el presupuesto de la interaccin estratgica en el sentido esbozado, no es posible comprender la funcin de la comunicacin lingstica y con ello tampoco la funcin de la interaccin comunicativamente mediada (de la"accin comunicativa" en el sentido de Habermas).

    Para aclarar el sentido de esta tesis quisiera intentar demostrar lo siguiente: En principio no es posible referir lo intencionado (Meinen) de algo, en el sentido del significado lingstico(en ingls, meaning), al intencionar en el sentido de intencionesextralingisticas, es decir, a intenciones prcticas de fines quelos participantes en la comunicacin pueden realizar en elmundo, entre otros medios, tambin a travs de los del entendimiento lingstico. En esta medida, no es posible referir lacomunicacin lingstica a un caso especial de la interaccinteleolgico-racional en el sentido de Max Weber, de forma talque el poder intencionar algo, en el sentido de los significadoslingsticos comunes,pudieraser en cierto modo slo un resultado especial de una coordinacin tambin posible a nivel pre-lingstico de las acciones teleolgico-racionales de los actores.Recurriendo a la terminologa de Austin, '' podra expresarsebrevemente un aspecto especialmente problemtico de mi tesis,que se refiere al potr-intencionar en el sentido de actos lingsticos implcitos o explcitos: No es posible referir elfin yel efecto ilocucionarios del discurso a sufin posible y efecto perlo-cucionarios. Explicitar esto ms exactamente.

    Pero para explicitar mi tesis con la debida brevedad quisieraconfrontarla con la posicin contraria ideal-tpica. Me pareceque en la actualidad una posicin tal no ha sido desarrolladaexplcitamente, pero s en sus efectos, justamente por la teorade la comunicacin pragmticamente orientada. Y lo ha sidojustamente sobre la base de los presupuestos estndards de lateora de la accin, es decir, de la teora de la racionalidad quehe esbozado ms arriba, partiendo de Max Weber: bajo el presupuesto de que la racionalidad de la interaccin social -tam-

    2 1 . Cfr. J . L. Austin,How to do Things with Words, O x f o r d 1962.

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    bien en el caso en que ha sido mediada a travs de la comunicacin lingstica- tiene que tener el carcter de la racionalidadteleolgica recproca:es decir, el carcter de lareciprocidad estratgica, tal como ha sido analizada en la teora de los juegos.Efectivamente, de facto la moderna teora de la comunicacinha inferido consecuencias an ms radicales del aqu indicadopresupuesto de racionalidad: Ha intentado entender no slo (adiferencia de la concepcin de Habermas de la "accin comunicativa" a la que habr de referirme ms adelante) la coordinacin comunicativa de las acciones teleolgico-racionales en el sentido de la racionalidad estratgica medio-fin; ha intentado,adems, hacer comprensible hasta la propia comunicacin lingstica y el por ella posible intencionar de algo en el sentidodel participar en el significado intersubjetivamente vlido("atemporal"), como resultado especial de la interaccin teleo-lgico-racional. Con esto est, desde luego, necesariamentevinculada tambin la pretensin de referir la comunicacinlingstica y el significado lingstico a la comunicacin pre-lingstica y al ocasional significado de signos; pues slo as-segn parece- puede dar respuesta a la objecin de que lasintenciones subjetivas de los actores tienen que presuponer yael intencionar (Meinen) a la luz de significados vlidos.

    En el sentido a que se ha hecho referencia en ltimo lugar,Paul Grice ha tratado, por ejemplo, de mostrar -en su llamadateora "intencionalista" del significado-" que el significadoconvencional de las expresiones lingsticas puede ser reducidoal significado prelingstico de la utilizacin de signos referidos auna situacin. Pero esto significa, segn l, que el significadoconvencional de las expresiones lingsticas que entendemoscomo "significado atemporal", en ltima instancia, puede serreducido a las intenciones (finalistas) precomunicativas de losactores particulares ya que, segn Grice, las originarias inten-

    2 2 . Cfr. P a u l G r i c e , "Meaning" en The Philos. Review, 66 , pgs. 3 7 7 - 3 8 8 ;del mismo a u t o r , U t t e r e r ' s Meaning and Intentions" en The Philos. Review,7 8 , pgs. 1 4 7 - 1 7 7 . Cfr. al respecto K. O. Apel, "Intentions, Conventions, andReference toThings"en H. P a r r e t / J . Bouveresse( c o m p s . ) , Meaning and Under-standing, Berln/NuevaY o r k 1 9 8 1 , pgs. 7 9 - 1 1 1 , especialmente pgs. 93 y ss.

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    clones de sentido consisten en el propsito de provocar unadeterminada reaccin en los socios de la interaccin a travsdel uso prelingstico o lingstico de los signos. As pues,originariamente, elsignificado no sera elsentido intersubjetivamente comprensible, que slo podra constituirse locucionaria oilocucionariamente, es decir, en el nivel del entendimiento lingstico a travs de actos lingsticos; este significado convencional podra ms bien ser reducido a intenciones de fines subjetivos de los interactores que procuran, con o sin ayuda dellenguaje -es decir pre-lingsticamente o bien perlocucionaria-mente- influir en el mundo.Naturalmente estos aspectos de la teora de la accin, propios de esta posicin reduccionista de la teora del significado,quedan en parte velados por el propio Grice y por quienesadoptaron su posicin, por el hecho de que al principio no sepercibi la relacin con la racionalidad de las acciones estratgicasen el sentido de la teora de los juegos. Si no me equivoco,la atractividad de la teora de Grice -pero tambin la no pocaconfusin de su discusin- est esencialmente condicionadatambin por la circunstancia de que Grice se preocup especialmente por excluir, a travs de su concepto de accin comunicativa, justamente ciertas implicaciones de la accin estratgica.

    Desde el comienzo, Grice trat de asegurar lo especial dela comunicacin humana mediante significados de signos "nonaturales", a travs de la reciprocidad reflexionada de los actosde intencin, deexpectativa y deentendimiento de los que intervienen en la comunicacin (el ms tarde llamado "mecanismodeGrice").' Que esto, en principio, no es posible -ms exactamente, que slo el encontrarse en el significado intersubjetivo delos signos del lenguaje es lo que posibilita la separacin entre lareciprocidad estratgica y la consensual-comunicativa y con ellotambin elpensamiento vlido- me parece que es un conocimiento que puede obtenerse justamente slo a partir de laaportica de la discusin del principio de Grice.

    2 3 . Cfr. J . Bennett, Linguistic Behaviour, C a m b r i d g e 1976, pgs. 11 y ss.,12 4 y ss.

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    Por lo tanto, Grice trat de reducir la realizacin del significado de "expresiones" (prelingsticas, extralingsticas y lingsticas, y en esta medida tambin el significado "atemporal"de las expresiones lingsticas) a una intencin (Meinen) subjetiva y sta al intencionar una reaccin de los destinatarios (queva ms all de la mera comprensin y en esta medida es provocada perlocucionariamente) que, desde luego, de acuerdo conla intencin del hablante, deba basarse en el conocimiento dela intencin del hablante por parte del escucha. (Con esta condicin bsica, en el sentido de la reciprocidad reflexionada, setena en mira -tal como sesupuso reiteradamente en la discusin- algo as como un equivalente para la consideracin delefecto ilocucionario de los actos lingsticos en el sentido deAustin.)

    L a frmula de definicin decisiva en este sentido rez alcomienzo en Grice ( 1 9 5 7 ) : "H intencion algo con x" es (aproximadamente) equivalente a H intencion que la expresin x-debido a que el auditorio reconoce su int enci n- provoqueun determinado efecto en el auditorio.""*M s tarde, Grice precis esta frmula de la siguiente manera: U intencion algo con la expresin x" es verdad si y slosi U, con respecto a un determinado auditorio A, expres xc o n la siguiente intencin:(1 ) A debe producir una determinada reaccin.

    (2 ) A debe pensar (comprender) que U intenciona (1).( 3 ) A debe cumplir (1) sobre la base de su cumplimientode (2).^^

    Despus -especialmente despus de la publicacin de Howto Do Things with Words de Austin ( 1 9 6 2 ) - numerosos autorescriticaron el "mecanismo de Grice" del intencionar comunicativo y tambin trataron de introducir mejoras en l.

    Uno de los primeros y ms importantes intentos de estetipo fue el de Strawson ( 1 9 6 4 ) , quien al mismo tiempo trat

    2 4 . P. Grice "Meaning" en loe. cit.2 5 . P. Grice, "Utterer's Meaning..." en loe. cit. pg. 149.

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    c e la condicin (i,) (ver la condicin (1) de la frmula de Gricede 1969: la "reaccin" que ha de ser producida por el escuchapuede ser una conviccin, un sentimiento o una accin). Arreg la una "evidencia" aparentemente convincente de que p, enun lugar en donde A tiene que aprehenderla. l hace esto ysabe que A lo observa mientras trabaja pero sabe tambin queA no sabe que H sabe que A lo observa mientras trabaja. Se dacuenta que A no tomar la 'evidencia' arreglada como evidenc ia natural o genuina de que p, pero se da cuenta y en verdadintenciona que A tome su arreglo como razones para pensarque l, H, intenta inducir en A la creencia que p. Esto es,intenta que A reconozca su intencin ( i, ). As satisface la condicin (ij) (ver la condicin (2) de la frmula de Grice de 1 9 6 9 ) .Sabe que A tiene razones generales para pensar que H no deseaque l. A, piense que p a menos que H sepa que es el caso quep; y por lo tanto, el reconocimiento de A de su intencin (deH) de inducir en A la creencia de que p, de hecho le parecera A una razn suficiente para creer que p. Y H intenciona queel reconocimiento de A de su intencin (i,) funcione justamente de esta manera. As satisface la condicin (ij) (ver la condicin (3) de la frmula de Grice de 1969) . ^^

    Sobre la base de este esquema de ejemplo, Strawson llegaa la conclusin de que es posible satisfacer todas las condiciones formuladas por Grice y, sin embargo, no darse ningn casode comunicacin intentada. Segn Strawson, la razn de estafalla de la intencin de comunicacin reside en que el hablanteen realidad no comunica algo al escucha, que l mismo ya sabe,sino que -sobre la base de sntomas, suposiciones y conclusiones probables arregladas por l mismo- quiere "hacer creer"algo.

    Por lo tanto, no intenta compartir sin reserva con el destinatario el sentido de su expresin (inclusive su "fuerza ilocucio-naria" explcita) sino que se reserva para l mismo la ltima ydecisiva intencin de fines (es decir, llevar al destinatario a unadeterminada conviccin a travs de la utilizacin instrumental

    2 9 . Strawson, loe. cit. pgs. 65 y s.

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    de sntomas y de presuposiciones suponibles): no le hace "saberalgo" sino que trata de hacerle crecer algo.

    Perodespus de esta crtica, Strawson no abandona el enfoque de Grice y formula la siguiente propuesta para mejorarlo:

    "Parece ser una condicin mnima adicional de su tratar dehacer esto (comunicarse con A) el que no slo intente que Areconozca su intencin de lograr que A piense que p sino quetambin debera intencionar que A reconozca su intencin delograr que A reconozca su intencin de hacer que A piense que

    Strawson agrega puesa las tres condiciones del esquema dedefinicin de Grice de "H intencion algo con x" una cuartacondicin: El auditorio (A) tiene no slo que cumplir la intencin 3 de H (que A deba cumplir la intencin 1 sobre la basedel cumplimiento de la intencin 2) sino adems la intencin4 de S (que A reconozca la intencin 2 de H).^'

    Manifiestamente el sentido de esta propuesta reside en elreforzamiento del mecanismo de Grice de la reciprocidad reflexionada y, en este sentido, de la transparencia de la intencincomunicativa. De esta manera quisiera Strawson realizar el aspecto de Austin; pues ste reside, segn l, "en hacer explcitoel tipo de la intencin de comunicacin con la que habla elhablante, o la fuerza de su expresin"." Segn Strawson, atravs de esta transparencia (reflexiva) de la intencin de comunicacin, desde la intencin del hablante se posibilita yauna distincin aguda entre los actos ilocucionarios y perlocucionarios en el sentido de Austin. Las intenciones teleolgicas deestos ltimos o bien no deben ser reconocibles para el destinatario o no se las debe expresar abiertamente sino que hay quedarlas a entender indirectamente al destinatario. (Strawson dapara el primer caso el ejemplo de cuando uno desea "imponer"a alguien con su discurso; ms claros seran, segn me parece,aquellos casos en los que se intenta sugerir al contricante, me-

    3 0 . Ibidem, pg. 66.3 1 . Ibidem, pg. 66.3 2 . Ibidem, pg. 71.

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    diante signos, una conclusin que responde a los intereses delhablante. Para este ltimo caso Strawson da el ejemplo del"insinuar". Me parece que aqu seran an ms caractersticosaquellos casos en los que se sugiere al destinatario una conclusin que responde a su inters pero que no debe ser reemplazada por un acto de comunicacin pblico, por ejemplo, unaadvertencia. Naturalmente tienen que ser excluidos aqu aquellos casos en los cuales, sobre la base de un signo ya convenido,se transmite una noticia a un cmplice;pues aqu se trata totalmente de actos ilocucionarios que slo accidentalmente, en elsentido del lenguaje oficial, no son pblicos.

    Qu es lo que se ha ganado mediante la propuesta demejora de Strawson con respecto al mecanismo de Grice y laconsiguiente reinterpretacin de a distincin entre actos ilocucionarios y perlocucionarios?

    Para nuestra problemtica, sin duda elltimo resultado tiene el mayor inters;pues aqu se ve por primera vez claramenteque los actosperlocucionarios - o al menos una subclase de estosactos- pueden ser entendidos como ejemplos de acciones estratgicas a nivel de la comunicacin lingstica. Y con ello seagudiza, al mismo tiempo, la cuestin acerca de la existencia,y de la estructura de los actos no estratgicos de la comunicacin lingstica. Una pequea pero importante indicacin deque ellos tienen que existir y de que son los actos propiamentedichos de la comunicacin est dada ya en la circunstancia deque los actos perlocucionarios en el sentido de Strawson nuncatienen que ser abiertamente estratgicos sino siempre ocultamente estratgicos. Segn l, la razn de ello se debe manifiestamente a que laapertura o la transparencia de la intencin de sentidoes una caracterstica indispensable de la -primariamente locu-cionaria-ilocucionaria- comunicacin lingstica, que los actosperlocucionarios tienen que tomar en cuenta y hasta utilizar"parasitariamente" en el sentido de su intencin secreta. As,por ejemplo, en el intento de dar a entender a alguien, al deciralgo {locutio) Y realizar de esta manera un acto lingstico (illo-cutio), algo diferente que, en virtud de su sentido, uno no quisiera expresar lingsticamente (perlocutio). Parece pues queaqu hay que distinguir entre los actos de comunicacin propia-

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    mente dichos y los estratgicos - o , para utilizar una distincinde Habermas: entre actos de la coordinacin interhumana delactuar orientados hacia la comprensin y actos orientados haciael xito.Naturalmente aqu un representante del monopolio de laracionalidad de la accin instrumental -y esto significa, en elcaso de la interaccin, estratgica- podra formular la siguienteobjecin: Por qu no habr de poder considerarse la interaccin orientada hacia la comprensin como un caso especial dela interaccin estratgica, justamente en el sentido de Grice yquizs tambin de Strawson, como aquel caso de interaccinracional-teleolgica por medio de expresion es lingsticas, en elque son puestas de manifiesto las intenciones ilocucionarias ylas perlocucionarias? Ejemplos de tales actos de comunicacin(que hasta expresan explcita y performativamente su fuerzailocucionaria) los ofrecen las siguientes frases:

    (1 ) "Le informo aqu (pongo en su conocimiento) que micasa ha sido vendida";(2 ) "Te invito a que participes en nuestro juego";(3) "Le ordeno ocupar la casa".E n estos ejemplos estndards de autnticos actos lingstic o s de comunicacin est expresada explcitamente de maneraperformativa la "fuerza ilocucionaria" intencionada del actolingstico; los intencionados "efectos perlocucionarios" (en elsentido de Austin) son revelados en la medida en que, a partirde lo dicho, surge claramente para el destinatario y para elresto del auditorio cul es la reaccin (Grice) que se espera deldestinatario: en (1), por lo menos, obtener la conviccin de quela casa del hablante ha sido vendida; en (2) y (3) una determinada accin.

    A l hablar con respecto a los ejemplos de la revelacin dela intencin ilocucionaria y perlocucionaria de los actos lingsticos, he utilizado manifiestamente un concepto de la intencin teleolgica perlocucionaria (siguiendo a Austin) que esms amplio que el de Strawson, que est limitado a intencionesno revelables de los actos perlocucionarios.

    (Naturalmente, hay que sealar que las intenciones ilocucionarias y perlocucionarias en nuestros ejemplos son revela-

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    una nueva y con respecto a Austin ms estrecha definicin de