Aporte a La Discusión en Torno a Las Tareas Del Movimiento Estudiantil

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APORTE A LA DISCUSIÓN EN TORNO A LAS TAREAS DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL. A PROPÓSITO DE LA ASAMBLEA ESTATUTARIA. “El consumidor real deviene consumidor de ilusiones.” Guy Debord. La última Asamblea General de San Marcos ha mostrado un serio problema. El viernes 2 de octubre los estudiantes sanmarquinos fuimos convocados por la Junta Directiva de la FUSM para discutir ampliamente uno de los asuntos más urgentes del movimiento estudiantil, nos referimos a la cuestión de la Asamblea Estatutaria. El punto de agenda destinado a discutir una posición estudiantil en torno a la Asamblea Estatutaria hizo notar la falta de claridad de los distintos sectores estudiantiles que ni se empeñaron en exponer de manera entusiasta una propuesta concreta. “¿Qué hacer?” era la pregunta que tanto representantes como estudiantes de base teníamos que responder, y sin embargo, los discursos no versaron más que sobre cuestiones generales, cayendo -algunos de ellos- en solo retórica y el ya conocido ‘estilo de cliché’. El desconcierto y la falta de convicción se hicieron notar incluso en el hecho de que este tema, siendo un tema polémico, no suscitó ningún tipo de debate alturado, por el contrario, a pesar de que muchos se esforzaron por decir cosas distintas, al final nadie tuvo que replicar nada. ¿Qué fue lo que ocurrió? Las propuestas fueron tan generales que quedaron en nada, faltó la negación determinada, aquella con la que es posible el movimiento, la superación, puesto que “en la negación se opera el tránsito que hace que el proceso se efectúe por sí mismo, a través de la serie completa de las figuras” 1 : todos se quedaron en la abstracción, en lo general, en lo universal, y no fueron a lo concreto. 1 G. W. F. Hegel, Fenomenología del Espíritu, 1807.

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APORTE A LA DISCUSIÓN EN TORNO A LAS TAREAS DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL. A PROPÓSITO DE LA ASAMBLEA ESTATUTARIA.

“El consumidor real deviene consumidor de ilusiones.”Guy Debord.

La última Asamblea General de San Marcos ha mostrado un serio problema. El viernes 2 de octubre los estudiantes sanmarquinos fuimos convocados por la Junta Directiva de la FUSM para discutir ampliamente uno de los asuntos más urgentes del movimiento estudiantil, nos referimos a la cuestión de la Asamblea Estatutaria. El punto de agenda destinado a discutir una posición estudiantil en torno a la Asamblea Estatutaria hizo notar la falta de claridad de los distintos sectores estudiantiles que ni se empeñaron en exponer de manera entusiasta una propuesta concreta. “¿Qué hacer?” era la pregunta que tanto representantes como estudiantes de base teníamos que responder, y sin embargo, los discursos no versaron más que sobre cuestiones generales, cayendo -algunos de ellos- en solo retórica y el ya conocido ‘estilo de cliché’. El desconcierto y la falta de convicción se hicieron notar incluso en el hecho de que este tema, siendo un tema polémico, no suscitó ningún tipo de debate alturado, por el contrario, a pesar de que muchos se esforzaron por decir cosas distintas, al final nadie tuvo que replicar nada. ¿Qué fue lo que ocurrió? Las propuestas fueron tan generales que quedaron en nada, faltó la negación determinada, aquella con la que es posible el movimiento, la superación, puesto que “en la negación se opera el tránsito que hace que el proceso se efectúe por sí mismo, a través de la serie completa de las figuras”1: todos se quedaron en la abstracción, en lo general, en lo universal, y no fueron a lo concreto.

Las posiciones que hay en torno al problema de la Estatutaria se han ido conociendo en las últimas semanas (si no son meses), de ahí que muchos conocemos las discrepancias reales pero que, por algún motivo, no se expusieron adecuadamente en la Asamblea General. Creemos que muchas de ellas, si no son todas, carecen de sustento en tanto se trata de desarrollar el movimiento estudiantil, y por el contrario, todas ellas sufren (padecen) de un problema que hoy está más presente que nunca en el movimiento popular: todas ellas se basan en ilusiones.

La primera y más falsa ilusión, aquella que se mueve completamente en el terreno de la falsa conciencia, es la que supone que un cambio de correlación de fuerzas en las elecciones presidenciales del 2016 tendría como consecuencia la derogatoria de la Ley Universitaria. Consideramos que proponer DEROGATORIA como bandera de lucha es completamente acertado, pues la Ley 30220 (Ley Mora), tanto como la Ley 23733 (Ley Alayza-Sánchez), son leyes privatistas, que responden a los intereses de los sectores

1 G. W. F. Hegel, Fenomenología del Espíritu, 1807.

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dominantes del país; pero esta propuesta de derogatoria debe estar apoyada en la firme creencia de que solo se puede lograr mediante una lucha decidida del movimiento estudiantil, y de ninguna manera depositar nuestras expectativas en los gobiernos de turno, ¡ojalá ya se haya aprendido bastante con las ilusiones que se depositaron en Ollanta Humala! La Ley Mora, tanto como la Ley Servir, Ley de Reforma Magisterial, entre otras, no es más que parte de un plan general que se aplica a nivel nacional por parte de los sectores económicos que se benefician con la profundización del neoliberalismo, por ello, sea quien sea quien obtenga la victoria en las elecciones del 2016 (ni siquiera el “Frente Amplio”, cuya ‘amistad’ con Acuerdo Institucional es evidente) no va a derogar esa Ley, a lo mucho se hablará de ‘modificarla’ para beneficiar los intereses del aprismo o el fujimorismo, y esto se daría en el cambio de algunos puntos de la Ley que atañen a la elección de autoridades (voto universal) y algunas funciones de la SUNEDU. ¿Por qué creemos que proponer ‘Derogatoria’ es acertado? Porque es la única consigna que realmente recoge y representa un rechazo total a la Ley 30220, al margen de si el movimiento estudiantil tiene la fuerza o no de lograr dicha derogatoria; dada las condiciones del movimiento estudiantil, en este horizonte más amplio que compete a una lucha nacional, lo que corresponde es la denuncia. Solo así garantizamos que el movimiento estudiantil se mantenga consciente de su papel en el momento histórico, como la negación latente de las condiciones existentes.

Por otra parte, respecto a la Asamblea Estatutaria, el movimiento estudiantil se está comportando de manera totalmente acrítica, y la discusión la han centrado en si se va a participar y de qué forma se va a participar, pero hasta el momento parece que nadie se pone a cuestionar la misma posibilidad de aquella Asamblea Estatutaria, “no sólo sus respuestas, sino también los problemas mismos, llevan consigo un engaño”2, pues las posturas “críticas” en el planteamiento de sus problemas ya están reconociendo y, por tanto, avalando la realización de dicha Asamblea Estatutaria ¿Por qué la crítica no debe dirigirse también contra la misma existencia de la Asamblea Estatutaria? Bajo el cliché de “utilizarla como tribuna de agitación y propaganda” no se dice en concreto qué puede ganar el movimiento estudiantil con su participación en ella, además de avalarla y legitimarla entrando en ella, pues es una analogía completamente errada y ociosa compararla con “el parlamento burgués”; recordemos que el dogmatismo se caracteriza por quedarse en la generalidad, cuando lo principal al momento de resolver políticamente es poner atención a la particularidad. ¿Qué tribuna nos ofrece la Asamblea Estatutaria? Lo real es que la Asamblea Estatutaria no nos ofrece ninguna tribuna más que aquella con la que el movimiento estudiantil siempre ha contado: agitación en las aulas, en las Facultades, en el campus de la Universidad, entre otros espacios ya conocidos, puesto que el movimiento estudiantil es un movimiento de masas, abierto, que siempre se ha desempañado en el ámbito legal, ¿es análogo esto a la situación de un partido revolucionario que utiliza el “parlamento burgués” y conquista una nueva tribuna para la agitación y la propaganda? No lo es. Pero el problema con esa perspectiva, apoyada en el ‘estilo de cliché’, es que soslaya por completo la particularidad de la Asamblea Estatutaria: olvida que la razón de ser de ella es la aplicación de la Ley Mora en toda su amplitud en nuestra casa de estudios. Con esto ya vamos dando 2 K. Marx y F. Engels, La ideología alemana, 1845 – 1846.

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alcances de nuestra postura: considerar la Asamblea Estatutaria como algo que se tiene que dar es, finalmente, abandonar toda tarea de contención a la ley Universitaria aprobada el año pasado. Permitir que esta se dé es permitir el ingreso por la puerta grande a la Ley Mora. Solo puede plantearse la participación en dicha Asamblea Estatutaria bajo condiciones muy específicas y bajo un objetivo determinado, esto lo mencionaremos más adelante.

Otra ilusión que sostiene algunas posiciones es la creencia que bajo este contexto se puede lograr un “Estatuto democrático”, “medianamente democrático”, o “algo democrático”. Mientras tanto, otro sector estudiantil, al oponerse a esta ilusión, no hace más que plantear un realismo limitado, o como diría Marx, un empirismo acrítico; para contraponerse a la propuesta de luchar por un “Estatuto algo democrático” se nos dice que aquello no es posible debido a que tenemos una Ley Universitaria reaccionaria basada, además, en una constitución reaccionaria. Se trata más o menos del mismo argumento que combatimos una vez (2013) cuando se discutía si el movimiento estudiantil tenía o no que proponer una nueva Ley. De pronto, parece que la “lucha legal” ha nublado la vista y la concepción de muchos compañeros, tanto así que solo conciben una lucha dentro del marco de lo legalmente permitido. Habrá que recordarles nuevamente las luchas que Marx comenta en el Tomo I de El Capital en donde hace un elogio de las luchas proletarias por la ley de las 10 horas laborales, al margen de las constituciones reaccionarias a las que se enfrentaban y al margen de tener representantes o no en los parlamentos; y Marx lo considera así porque para él lo importante era el desarrollo del movimiento y de la conciencia de la masa obrera, y no evaluaba una lucha a partir de lo que “efectivamente” podía ganar el proletariado en ese momento; su misma movilización que lo enfrentaba al sistema era ya un avance. Por nuestra parte, también estamos de acuerdo en que no se puede esperar nada positivo para el movimiento estudiantil de esa Asamblea Estatutaria, pero no por las razones “legalistas” expuestas hace un momento, sino por razones muy concretas: Para arrancar alguna reivindicación, que sí sería posible bajo determinadas condiciones, tenemos que tener fuerza en dicha Asamblea Estatutaria, es decir, mínimo tener la capacidad de negociar, lo cual está completamente fuera del alcance del movimiento estudiantil. Los dos tercios de docentes serán copados inevitablemente por el sector de Pedro Cotillo (Frente Unido) y el sector de Manuel Burga (Acuerdo Institucional), entorno a esto hay cuestiones muy puntuales que decir: 1) A Pedro Cotillo no le conviene la realización de dicha Asamblea Estatutaria (por lo que no deberíamos de considerarla como “inevitable”), porque este no quiere dejar el cargo y está esperando algún beneficio del nuevo gobierno; como lo dijimos, es una ilusión creer que la Ley será derogada por el nuevo gobierno, a lo mucho, lo que Cotillo está esperando es una modificatoria, puntualmente, que se modifiquen los puntos en torno a la elección de autoridades, 2) a Acuerdo Institucional solo le preocupa que Cotillo salga del cargo y se den nuevas elecciones de autoridades, puesto que cree que con el ‘voto universal’ tiene mejores chances de hacerse con el mando de la Universidad. Pero en cuanto al Estatuto de la Universidad ¿Existe realmente alguna discrepancia? Creemos que no; ambos sectores se han caracterizado por atentar contra las reivindicaciones estudiantiles y procesar a los estudiantes que exigen cambios, en ambas gestiones se han dado casos de corrupción y ambos promueven la

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privatización de la educación, o ¿es que, acaso, hemos olvidado la “contribución solidaria” que exigía Acuerdo Institucional a los estudiantes para poder matricularse durante su gestión? Ambos sectores se han dado a conocer como opuestos a los Principios de la Reforma de Córdoba, y creer que de ellos se puede arrancar un “Estatuto medianamente democrático” es una completa ilusión. Pero llegados a este punto se nos puede objetar “pero no se trata de arrancar algunas reivindicaciones en función a la correlación de la Estatutaria, sino de agitar entre las bases y, mediante la lucha, presionar a los sectores docentes a asumir nuestras demandas para el Estatuto”, ante esto nosotros haríamos otra pregunta ¿Por qué entonces desarrollar una movilización de bases que tenga como objetivo algún logro parcial en la Asamblea Estatutaria?, justamente, si el movimiento estudiantil puede llegar a desarrollar un movimiento de bases no tiene por qué subordinarlo a sus logros en un espacio que está destinado a implementar una Ley que va en contra de sus intereses, muy por el contrario, si desarrolla un movimiento de bases tiene que ser con el objetivo de hacer una real contención a la Ley, es decir, realmente impedir su implementación cabal en San Marcos. Partiendo tan solo de la base material y política existente, que es el desinterés mayoritario de los estudiantes de base por el asunto de la Asamblea Estatutaria, esa postura no tiene mayor asidero. Por ello, en pocas palabras, si el movimiento estudiantil tiene que generar algún movimiento de bases, este tiene que tener por objetivo el boicot.

¿Cuáles son aquellas condiciones bajo las cuales el movimiento estudiantil podría considerar la posibilidad de obtener logros en la Asamblea Estatutaria sin desviar el camino del movimiento estudiantil? Esto solo se podría lograr si se cuenta con un aliado importante en el sector docente, es decir, si existiera un movimiento docente progresista que pueda hacer lucha a los sectores tradicionales (Frente Unido, Acuerdo Institucional) y ganar, si quiera, una minoría de representación; pero, como sabemos, dicho sector no existe, y lamentablemente, durante los últimos años únicamente a atinado a abstenerse de la participación o a arrimarse a alguno de esos sectores tradicionales.

Resumiendo, tenemos así dos cuestiones a tomar en cuenta sobre la Asamblea Estatutaria: (1) En términos de correlación de fuerzas, el movimiento estudiantil no está en condiciones de lograr algo positivo dentro de ella; además, esta no ofrece medios distintos para desarrollar la agitación y la propaganda. La postura crítica no debe verse en el dilema “¿de qué modo participar?”, sino debe cuestionarse la misma existencia de la Asamblea Estatutaria; esto quiere decir, ampliar un poco más el horizonte, no tratar a la Asamblea Estatutaria como el límite de nuestra racionalidad, fuera de la cual se acaba el pensamiento y la crítica, por el contrario, debemos concebirla a ésta como parte de un todo al que se subordina, y por tanto, no rendirnos ante ella como ante una realidad dada, necesaria e inmutable. (2) En cuanto a una lucha externa, que tenga por objetivo movilizar bases estudiantiles, no tenemos por qué arrastrarla en dirección a lograr algo dentro de esa Asamblea Estatutaria, de lo contrario estaríamos subordinando y dirigiendo el movimiento hacia la legitimación de un proceso que va en contra de los intereses del movimiento estudiantil y del pueblo.

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Por ello, mientras los sectores menos críticos, y que sabemos que andan muy juntos a Acuerdo Institucional, señalan “¡Asamblea Estatutaria, ahora!” o “¡Por una Asamblea Estatutaria democrática y transparente!”, nosotros debemos oponer ¡NO A LA ASAMBLEA ESTATUTARIA! ¡DEFENDER EL ESTATUTO DE SAN MARCOS Y LOS PRINCIPIOS DE LA REFORMA DE CÓRDOBA! AL final, la lucha dentro del movimiento estudiantil tiene como contradicción principal la aceptación o el rechazo a la Ley Mora; ya sabemos quiénes están a favor de la Ley Mora (por ello no debemos creer que ni Verónica Mendoza ni Marco Arana derogarán la Ley), y si nosotros nos consideramos la oposición radical a la Ley Mora, el sector más crítico, debemos de tener una praxis de acuerdo a ese rechazo, lo cual solo se puede manifestar adecuadamente si agitamos por el boicot a la Asamblea Estatutaria. Esto, además, nos orienta a que, si es que participamos en la Asamblea Estatutaria (de acuerdo a las condiciones), igualmente esta participación tiene que tener como objetivo el boicot ‘desde dentro’, y apoyarse en un movimiento ‘desde fuera’.

Ahora, se nos puede decir, “pero, promoviendo el boicot se está favoreciendo al rector Pedro Cotillo y su sector político”, y es por eso que las propuestas tienen que ser lo más concretas posibles. Guiándonos, pues, por lo que comentaba Marx sobre las revoluciones, éste siempre señalaba que se tenían que contar con determinadas condiciones para el que movimiento se plantee tal tarea, una de esas condiciones era “que todos los defectos de la sociedad se condensen en una clase, que una determinada clase resuma en sí la repulsa general, sea la incorporación del obstáculo general… que una determinada esfera social sea considerada como el crimen notorio de toda la sociedad, de tal modo que la liberación de esta esfera aparezca como la autoliberación general”3. ¿Es que, acaso, en San Marcos no hay un sector que se haya ganado esa ‘repulsa general’? La respuesta es que ese sector sí existe, es el sector del rector Pedro Cotillo. Estudiantes, trabajadores, docentes, toda la comunidad universitaria rechaza por completo al rector y todo lo que representa (mediocridad, corrupción, inmoralidad), y nadie sería capaz de oponerse a un movimiento que ha centrado sus fuerzas en la expulsión de dicho personaje. Entonces, si planteamos un boicot, lo cual constituye una negación, pues tenemos que considerarla como una negación determinada en términos hegelianos, nos referimos a que esa negación comprenda también un contenido positivo, y ese contenido positivo tiene que ser la afirmación de una lucha en contra de ese sector que ahora gobierna San Marcos. La consigna general que puede agrupar a todos los sectores y movilizar en masa a los estudiantes, aquella que puede arrastrar a todo el movimiento, –como diría Lenin- “el eslabón particular al cual hay que aferrarse con todas las fuerzas para sujetar toda la cadena y preparar sólidamente el paso al eslabón siguiente”4 es ¡FUERA COTILLO DE SAN MARCOS! Se trata de desplegar una lucha que signifique, al mismo tiempo, un boicot a la Asamblea Estatutaria; eso es reafirmarnos en la lucha, reafirmarnos en la necesidad de desarrollar el movimiento y la conciencia, lo otro, cualquier propuesta que gire en torno a la participación en la Asamblea Estatutaria, no es más que pura ilusión, y por el contrario, es abandonar la lucha de masas por una lucha centrada en lo que se puede obtener

3 K. Marx, Introducción a la crítica de la Filosofía del derecho de Hegel, 1844.4 V. I. Lenin, Las tareas inmediatas del poder soviético, 1918.

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dentro de lo legalmente permitido (que en este caso se reduce a la pura nada). Este tipo de lucha es la que –creemos nosotros- debe de desarrollar la FUSM para lograr una real constitución orgánica, para ligarse realmente con las bases estudiantiles, aquello que un sector estudiantil pregonó en la última Asamblea General sin decir realmente a qué se refería. Y esa lucha por botar ‘a patadas’ a Cotillo de San Marcos tiene que tener como consigna también ¡NI COTILLO NI ACUERDO, SAN MARCOS ES PRIMERO! Esa lucha tiene que servir para combatir las ilusiones en ambos sectores de autoridades.

Lo cierto es que, dadas estas condiciones históricas, el golpear a un sector de autoridades tendrá, tal vez como consecuencia, un ‘realce’ del otro sector. En este caso, es posible que golpear a Cotillo traiga consigo un leve fortalecimiento de Acuerdo Institucional, pero eso es algo que en estos momentos escapa de nuestras manos; mientras no exista un sector docente progresista que decididamente genere un movimiento que enfrente a los sectores tradicionales, pues siempre se estará en la misma dificultad, y esto no tiene por qué anular las posibilidades de desarrollar el movimiento mismo por el pésimo juicio de “el mal menor”. Pero no es lo mismo, definitivamente, y por ello nos reafirmamos siempre en el concepto de superación propio de la dialéctica, que algunos abran las puertas a Acuerdo Institucional mediante la exigencia de una “Asamblea Estatutaria, democrática y trasparente”, a que éste (posiblemente) entre al rectorado luego de una lucha que tuvo como logro el haber aplastado a un rector y haberlo botado de la Universidad. Además de ser una lucha que denuncie a ambos sectores, también, sea quien sea quien entre al rectorado tendrá que tener muy en cuenta el precedente de que el movimiento estudiantil organizado puede ser capaz de expulsar a las autoridades incapaces; solo ahí, quizás, el movimiento estudiantil esté en condiciones de arrancar algunas reivindicaciones. Acuerdo Institucional sabe, hace mucho, la repulsa que se ha ganado el sector de P. Cotillo, y sin embargo, habría que preguntarnos ¿Por qué no ha agitado por una lucha estudiantil (mediante sus pupilos) directa en contra del rector y siempre se ha respaldado en medidas institucionales como la intervención de Estado o la ‘transparencia’ de los procesos electorales? Eso es porque a Acuerdo Institucional tampoco le conviene entrar al rectorado con un movimiento estudiantil organizado, fortalecido, y con bases realmente movilizadas, no le conviene que el movimiento estudiantil desarrolle su conciencia y sepa de sus reales posibilidades. Por tanto, de ellos no puede venir ese movimiento (ni de sus pupilos), porque también están atados, como diría Marx, a intereses particulares; por ello es que si un sector se ha ganado la repulsa general, también tiene que ser un sector el que canalice el malestar general oponiendo intereses que van más allá de una lucha de autoridades, este sector tiene que ser el elemento estudiantil, representado y organizado mediante su Federación Universitaria.

Así tenemos dos concepciones acerca de la contención a la Ley Universitaria: 1) Aquella que dice que se tiene que participar en la Asamblea Estatutaria y bregar por una “Estatuto medianamente democrático” que en sus artículo e inciso sea una contraposición a la Ley Mora y una reafirmación en los Principios de Córdoba. 2) Aquella que dice que el objetivo del movimiento estudiantil tiene que ser el boicot a la Asamblea Estatutaria por no tener esta más función que la aplicación en toda su amplitud de la Ley Mora. El Grupo Pólemos

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considera que la primera alternativa no es más que sembrar ilusiones, pues para dichos logros no se cuenta con la base material necesaria, así mismo, desde su consideración inicial, es finalmente una forma como legitimar la aplicación de la Ley en San Marcos; por el contrario, la segunda alternativa, la que sugerimos, es una real contraposición a la Ley y una real afirmación en la lucha, una alternativa que sí cuenta con una base material y política real.

Comprendemos que la expulsión de Cotillo de San Marcos pueda tener como inmediata consecuencia la realización de la Asamblea Estatutaria, pero esta ya no tendrá el mismo significado, pues el todo ya habrá experimentado una transformación: se ha dado un paso en adelante en la movilización de los estudiantes, el fortalecimiento de la FUSM en relación a las bases estudiantiles y la conciencia de los estudiantes habrá llegado a comprender una de sus tantas posibilidades. Dadas las nuevas condiciones, recién ahí se deberá evaluar nuevamente qué hacer.

Sabemos que no podemos vivir de boicot en boicot y que, de lograr la expulsión de P. Cotillo, el movimiento mismo tenga un descenso, pero esta una ley de los movimientos sociales: este se expresa mediante olas. Lo que le debe preocupar al movimiento estudiantil, además de tener éxitos materiales que respalden su lucha y sus métodos, tiene que ser también el desarrollo de la conciencia , esto siempre y cuando el movimiento estudiantil tenga una perspectiva transformadora y no únicamente reformadora. Por ello, así como enseñaba Lenin, el movimiento estudiantil tiene que saber canalizar el descontento y saber direccionar la indignación popular, sabiendo que en muchos casos la indignación puede producirse no necesariamente por cuestiones económicas o tangibles5; en este caso, el mismo repudio moral generalizado en toda la comunidad universitaria hacia la gestión de Pedro Cotillo puede ser una muy buena fuente para generar un movimiento de bases y saberla direccionar desde la FUSM.

Cuidad Universitaria, octubre del 2015.

5 V. I. Lenin, ¿Qué hacer?, 1902.