Armas Biológicas Marco Antonio Meraz Rodríguez

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Armas Biológicas Marco Antonio Meraz Rodríguez Este artículo comienza explicando cómo el ser humano ha utilizado a los microorganismos patógenos para hacer daño a sus enemigos (en particular otros seres humanos). Por ejemplo, en el año de 1979 un complejo militar liberó accidentalmente pocos miligramos de esporas de Bacillus anthracis y esto provocó la muerte de 69 personas, los responsables del accidente no revelaron esto sino hasta 1992, lo que puso en evidencia que Rusia poseía armas biológicas. El uso de armas biológicas data desde la antigüedad, los romanos arrojaban animales muertos en el agua de sus enemigos para enfermarlos; los tártaros lanzaban con catapultas los cadáveres infectados con Yersinia pestis para contagiar a sus enemigos y en la guerra franco-indiana Gran Bretaña regaló a los indios americanos cobijas infectadas con viruela. Alemania utilizó ántrax en la primera guerra mundial para infectar al ganado que se le mandaba a las fuerzas aliadas e incluso se sospecha que en la segunda guerra mundial los rusos atacaron a los alemanes con Francisella tularensis. Cuando terminó la guerra, los programas de armamento biológico se detuvieron oficialmente con la Convención de Armas Tóxicas y Biológicas en 1972; sin embargo, no se estableció ningún mecanismo para verificar el cumplimiento de este acuerdo. Lo que sí es alarmante es que varios grupos terroristas ya tienen acceso a armamento biológico o bien están intentando conseguirlo. Por ejemplo, en 1984 la secta religiosa Rajneeshi contaminó con Salmonella las barras de ensalada de una cadena de restaurantes, como resultado, 751 personas tuvieron que ser hospitalizadas. Para que un microorganismo sea considerado arma biológica tiene que poder cultivarse en grandes cantidades, dispersar fácilmente y debe ser muy contagioso, muy resistente y capaz de causar daño a concentraciones muy bajas. Entre los organismos reconocidos como potencialmente letales encontramos a la viruela, ántrax, la peste, el ébola, el botulismo y la influenza, pero la viruela y el ántrax son por mucho los más eficientes. La viruela es una enfermedad altamente contagiosa y los que la sobreviven pueden quedarse ciegos o presentar cicatrices por el resto de su vida, lo que la hace tan mortífera es que se conoce como una enfermedad erradicada por lo que los esquemas de salud mundiales no la contemplan en sus campañas de vacunación, básicamente estamos desprotegidos contra esta enfermedad porque aparentemente ya no existe. Supuestamente Rusia y Estados Unidos poseen las dos últimas muestras de este virus, pero ninguno se ha decidido a destruirlas por temor a que el otro no lo haga y la utilice en el futuro como arma biológica. El ántrax puede ser cutáneo, gastrointestinal o pulmonar. El cutáneo es el más fácil de tratar, el gastrointestinal es más fuerte (se presentan vómitos sanguinolentos y diarreas severas) y el pulmonar es letal, el 95% de los que lo padecen mueren debido a que los primeros síntomas son fácilmente confundibles con un simple resfriado. Es muy preocupante porque puede diseminarse con cierta facilidad y a muy bajo costo. Lo que es mortal del bacilo son sus esporas que continúan viables por muchos años. Una de las grandes desventajas de utilizar armas biológicas es el riesgo que implica manipular un organismo microscópico, que no se aprecia a simple vista, así como la posibilidad de contagio accidental. No obstante, es fácil suponer que en cualquier conflicto bélico el armamento biológico sería utilizado por su efecto mortal. Este es un artículo bastante interesante porque plantea una realidad que está sucediendo en la actualidad. El artículo fue escrito en el 2000 y aún no sucedía lo del ataque con el ántrax a Estados Unidos si no seguramente Ceballos habría escrito eso en este artículo. Algo en lo que no estoy muy de acuerdo es que habla de microorganismos en general, sin embargo hay algunas enfermedades que se mencionan en este artículo que son producidas por virus y otras por toxinas generadas por las bacterías, no precisamente por microorganismos, sin embargo entiendo que sería mucho más extenso explicar esto a simplemente circunscribir estas enfermdades a la categoría de microorganismos. Me agradó mucho leer este artículo porque es congruente con todo lo que hemos revisado a lo largo del curso, incluso hicimos un apartado especial para hablar de

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Armas Biológicas Marco Antonio Meraz Rodríguez

Este artículo comienza explicando cómo el ser humano ha utilizado a los microorganismos patógenos para hacer daño a sus enemigos (en particular otros seres humanos). Por ejemplo, en el año de 1979 un complejo militar liberó accidentalmente pocos miligramos de esporas de Bacillus anthracis y esto provocó la muerte de 69 personas, los responsables del accidente no revelaron esto sino hasta 1992, lo que puso en evidencia que Rusia poseía armas biológicas.

El uso de armas biológicas data desde la antigüedad, los romanos arrojaban animales muertos en el agua de sus enemigos para enfermarlos; los tártaros lanzaban con catapultas los cadáveres infectados con Yersinia pestis para contagiar a sus enemigos y en la guerra franco-indiana Gran Bretaña regaló a los indios americanos cobijas infectadas con viruela. Alemania utilizó ántrax en la primera guerra mundial para infectar al ganado que se le mandaba a las fuerzas aliadas e incluso se sospecha que en la segunda guerra mundial los rusos atacaron a los alemanes con Francisella tularensis.

Cuando terminó la guerra, los programas de armamento biológico se detuvieron oficialmente con la Convención de Armas Tóxicas y Biológicas en 1972; sin embargo, no se estableció ningún mecanismo para verificar el cumplimiento de este acuerdo. Lo que sí es alarmante es que varios grupos terroristas ya tienen acceso a armamento biológico o bien están intentando conseguirlo. Por ejemplo, en 1984 la secta religiosa Rajneeshi contaminó con Salmonella las barras de ensalada de una cadena de restaurantes, como resultado, 751 personas tuvieron que ser hospitalizadas.

Para que un microorganismo sea considerado arma biológica tiene que poder cultivarse en grandes cantidades, dispersar fácilmente y debe ser muy contagioso, muy resistente y capaz de causar daño a concentraciones muy bajas. Entre los organismos reconocidos como potencialmente letales encontramos a la viruela, ántrax, la peste, el ébola, el botulismo y la influenza, pero la viruela y el ántrax son por mucho los más eficientes. La viruela es una enfermedad altamente contagiosa y los que la sobreviven pueden quedarse ciegos o presentar cicatrices por el resto de su vida, lo que la hace tan mortífera es que se conoce como una enfermedad erradicada por lo que los esquemas de salud mundiales no la contemplan en sus campañas de vacunación, básicamente estamos desprotegidos contra esta enfermedad porque aparentemente ya no existe. Supuestamente Rusia y Estados Unidos poseen las dos últimas muestras de este virus, pero ninguno se ha decidido a destruirlas por temor a que el otro no lo haga y la utilice en el futuro como arma biológica.

El ántrax puede ser cutáneo, gastrointestinal o pulmonar. El cutáneo es el más fácil de tratar, el gastrointestinal es más fuerte (se presentan vómitos sanguinolentos y diarreas severas) y el pulmonar es letal, el 95% de los que lo padecen mueren debido a que los primeros síntomas son fácilmente confundibles con un simple resfriado. Es muy preocupante porque puede diseminarse con cierta facilidad y a muy bajo costo. Lo que es mortal del bacilo son sus esporas que continúan viables por muchos años.

Una de las grandes desventajas de utilizar armas biológicas es el riesgo que implica manipular un organismo microscópico, que no se aprecia a simple vista, así como la posibilidad de contagio accidental. No obstante, es fácil suponer que en cualquier conflicto bélico el armamento biológico sería utilizado por su efecto mortal.

Este es un artículo bastante interesante porque plantea una realidad que está sucediendo en la actualidad. El artículo fue escrito en el 2000 y aún no sucedía lo del ataque con el ántrax a Estados Unidos si no seguramente Ceballos habría escrito eso en este artículo. Algo en lo que no estoy muy de acuerdo es que habla de microorganismos en general, sin embargo hay algunas enfermedades que se mencionan en este artículo que son producidas por virus y otras por toxinas generadas por las bacterías, no precisamente por microorganismos, sin embargo entiendo que sería mucho más extenso explicar esto a simplemente circunscribir estas enfermdades a la categoría de microorganismos.

Me agradó mucho leer este artículo porque es congruente con todo lo que hemos revisado a lo largo del curso, incluso hicimos un apartado especial para hablar de bioterrorismo y que muchas de lo peligroso que tienen estas armas biológicas son básicamente las propiedades que tienen por ejemplo las esporas bacterianas que están diseñadas para resistir ambientes extremos con el único fin de preservar la especie.

Me quedo reflexionando en que es verdad que la vida mata a la vida pero no porque las bacterias o los microorganismos estén conscientes del daño que nos hacen, el darle la categoría de bueno o malo depende de nosotros y este es uno de esos artículos que si no tienes cierto conocimiento del tema te deja intranquilo acerca de los microorganismos y podemos caer en pensar que son intrínsecamente malvados. Esto es incorrecto porque son muy pocos los microorganismos que nos pueden hacer daño, la mayoría son beneficos y conviven con nosotros en equilibrio con el planeta.

Personalmente pienso que el arma más efectiva contra el ser humano es el miedo y desde la antieguedad hemos tenido terror de lo que no podemos explicar o de lo que no podemos ver, tiempos donde los microorganismos no se conocían y eran entes diabólicos los que ocasionaban las enfermedades. Hoy en día los microorganismos son temidos por muchas personas y si estamos conscientes del daño que pueden ocasionar la mejor estrategia para combatir una guerra biológica será estar preparados y prevenidos contra este tipo de microorganismos con un sistema de vacunación efectivo y atención médica suficiente e inmediata. El artículo me recordó al libro de George Wells “La guerra de los mundos” donde la raza humana se enfrenta a la raza alienigena y a pesar de toda nuestra tecnología, perdemos la guerra contra los marcianos. Lo unico que nos hizo ganar en la historia de Wells fue que los microorganismos enfermaron a los marcianos y estos murieron. Pareciera convertirse en realidad la historia de Wells solo que esta vez no luchamos contra marcianos, sino contra nosotros mismos.

Bibliografía

Cevallos, M. (2000). Armas Biológicas. ¿Cómo ves?, 15 (2), 10-14.

Miguel Ángel Cevallos es doctor en investigación biomédica básica. Actualmente trabaja en el Centro de Investigación sobre Fijación del Nitrógeno (UNAM).