Art 3 4 la liga ani humos, la defensa de la oligarquia

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1 LA LIGA ANTI HUMOS: LA DEFENSA DE LA OLIGARQUÍA TERRATENIENTE ONUBENSE. Carlos González Caballero. Lic. Historia. [email protected] Entre el conjunto de factores que nos llevaron a los trágicos sucesos del 4 de Febrero de 1888, los intereses políticos tuvieron un papel destacado. En él se aprecia el conflicto entre el poder tradicional de los terratenientes, con la vinculación entre tierra y agricultura como factor de poder, y su contrapunto, las nuevas compañías mineras que se fueron adaptando a la realidad política clientelar de la Restauración española 1 , partiendo su poder de la unión de minería e industria. Por tanto eran intereses completamente contrapuestos, excluyentes y que se iban decantando rápidamente a favor de los segundos, especialmente en el caso de las dos compañías más importantes: La Tharsis Sulphur & Copper Comapany y la Riotinto Company Limited. Pero el problema no empezó con la llegada de estos dos gigantes mineros. En la comarca de Riotinto en concreto, empezó mucho antes, pudiendo retroceder hacia atrás en el tiempo hasta principios del siglo XVIII con la llegada de un sueco a nuestras tierras, Liebert Wolters, cuando se produce la reapertura de estas minas de la Corona española. Pero este sería tema de otro artículo, mucho más amplio. Sin duda, podemos poner como punto de partida en la lucha de los municipios representantes de la oligarquía terrateniente la llegada del Marqués de Remisa. Desde el punto de vista forestal, se encontró con unos recursos insuficientes: 440.000 pinos, 1700 encinas y 300 chopos, valorados en unas 500.000 pesetas. Al final de su concesión, se había destruido el 90% de la masa forestal y la arboleda se había reducido hasta el 22% 2 , siendo valorados los recursos forestales ahora en 50.000 pesetas 3 . Para ver un ejemplo del gasto en este material que necesitaba una compañía, los datos de 1869 (aún no había llegado la Riotinto Company, que lo hizo en 1873 4 ) son esclarecedores: se consumieron cerca de 5400 m 3 de leña, de los cuales más de 2200 Tm eran para las teleras, presentando el término de Minas de Riotinto en 1870 cerca de 7000 m 3 de recursos forestales, entre pinos, encina, alcornoque, chopos, olmos, acacias y monte bajo. Confrontando lo que se necesitaba y lo que se disponía, era a todas luces insuficiente, siendo mucho mayor aún el problema al llegar los británicos, que 1 Para más información sobre este período en la provincia de Huelva, PEÑA GUERRERO, M. A. (1991) “Caciquismo y poder empresarial. El papel político de las compañías mineras en la provincia de Huelva, 1898-1923”. Congreso sobre Caciquismo y República en Andalucía. El Puerto de Santa María (Cádiz). 2 PRADO, Casiano de (1856). Minas de Riotinto. Memoria sobre el estado que ofrecían en sus diversas dependencias al finalizar la empresa que las había llevado en arrendamiento. Madrid 3 Dato aproximado ya que las pesetas se crearon en 1868. 4 FLORES CABALLERO, M. (1980): La venta de las minas de Riotinto. Diputación Provincial de Huelva. Huelva. 4 de febrero de 1888: “El Año de los Tiros” (III)

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LA LIGA ANTI HUMOS: LA DEFENSA DE LA OLIGARQUÍA TERRATENIENTE

ONUBENSE.

Carlos González Caballero.

Lic. Historia.

[email protected]

Entre el conjunto de factores que nos llevaron a los trágicos sucesos del 4 de Febrero de 1888, los intereses políticos tuvieron un papel destacado. En él se aprecia el conflicto entre el poder tradicional de los terratenientes, con la vinculación entre tierra y agricultura como factor de poder, y su contrapunto, las nuevas compañías mineras que se fueron adaptando a la realidad política clientelar de la Restauración española1, partiendo su poder de la unión de minería e industria. Por tanto eran intereses completamente contrapuestos, excluyentes y que se iban decantando rápidamente a favor de los segundos, especialmente en el caso de las dos compañías más importantes: La Tharsis Sulphur & Copper Comapany y la Riotinto Company Limited.

Pero el problema no empezó con la llegada de estos dos gigantes mineros. En la comarca de Riotinto en concreto, empezó mucho antes, pudiendo retroceder hacia atrás en el tiempo hasta principios del siglo XVIII con la llegada de un sueco a nuestras tierras, Liebert Wolters, cuando se produce la reapertura de estas minas de la Corona española. Pero este sería tema de otro artículo, mucho más amplio.

Sin duda, podemos poner como punto de partida en la lucha de los municipios representantes de la oligarquía terrateniente la llegada del Marqués de Remisa. Desde el punto de vista forestal, se encontró con unos recursos insuficientes: 440.000 pinos, 1700 encinas y 300 chopos, valorados en unas 500.000 pesetas. Al final de su concesión, se había destruido el 90% de la masa forestal y la arboleda se había reducido hasta el 22%2, siendo valorados los recursos forestales ahora en 50.000 pesetas3.

Para ver un ejemplo del gasto en este material que necesitaba una compañía, los datos de 1869 (aún no había llegado la Riotinto Company, que lo hizo en 18734) son esclarecedores: se consumieron cerca de 5400 m3 de leña, de los cuales más de 2200 Tm eran para las teleras, presentando el término de Minas de Riotinto en 1870 cerca de 7000 m3 de recursos forestales, entre pinos, encina, alcornoque, chopos, olmos, acacias y monte bajo. Confrontando lo que se necesitaba y lo que se disponía, era a todas luces insuficiente, siendo mucho mayor aún el problema al llegar los británicos, que

1 Para más información sobre este período en la provincia de Huelva, PEÑA GUERRERO, M. A. (1991)

“Caciquismo y poder empresarial. El papel político de las compañías mineras en la provincia de Huelva, 1898-1923”. Congreso sobre Caciquismo y República en Andalucía. El Puerto de Santa María (Cádiz). 2 PRADO, Casiano de (1856). Minas de Riotinto. Memoria sobre el estado que ofrecían en sus diversas

dependencias al finalizar la empresa que las había llevado en arrendamiento. Madrid 3 Dato aproximado ya que las pesetas se crearon en 1868.

4 FLORES CABALLERO, M. (1980): La venta de las minas de Riotinto. Diputación Provincial de

Huelva. Huelva.

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emplearon el sistema de cementación artificial de una manera mucho más intensa y en un volumen hasta entonces nunca visto.

Las protestas en estos años anteriores a 1873 fueron ya abundantes, comprobando en sus campos los nefastos efectos del humo de las teleras: la Diputación Provincial de Huelva efectuó una queja en Abril de 1838 contra la puesta en marcha de la cementación artificial de los Planes, procedimiento que no estaba recogido en el contrato de concesión. Los vecinos volvieron a mostrar su disconformidad en 1844 y 1847, siendo la primera protesta legal sobre daños efectuados en fincas agrícolas.

Una vez llegada La Compañía, el problema se agravó y la balanza se decantó a favor de una empresa minera que tenía influencia a los más altos niveles de la política nacional y por supuesto controlaba los resortes políticos provinciales, amparándose en un contrato de compra muy ventajoso, en el que por ejemplo, no se efectuó una concesión, sino una venta tanto de suelo como del subsuelo (la primera efectuada en España) a perpetuidad. En ese contrato de compra, se establecía el beneficio del mineral por el sistema más conveniente para la empresa y la posibilidad de indemnizar o incluso expropiar todos los terrenos afectados por este uso.

Hablando de un ejemplo concreto y muy cercano a los hechos del Año de los Tiros, en 1887, la Compañía pagó 144.317 ptas. en concepto de indemnización y había ya adquirido 4512 Ha. en los términos de Nerva y Zalamea la Real.

Este es el contexto en el que se encuentran dos de los principales representantes a nivel provincial del poder establecido antes de que llegara la revolución industrial y los extranjeros: José Lorenzo Serrano y José María Ordóñez Rincón, de Zalamea la Real y de Higuera de la Sierra respectivamente, terratenientes que vinculaban su poder a la posesión de amplios terrenos y centrándose en explotar los recursos agrícolas y ganaderos.

José María Lorenzo Serrano y Lancha, nacido en 1817 era abogado y Diputado provincial, Comendador de la Orden de Carlos III y Alcalde de Zalamea la Real en dos ocasiones. Vivía con su mujer, 26 años menor que él, y dos sirvientas de 20 y 21 años y analizando sus propiedades se observa la gran diferencia que se había efectuado entre jornaleros y propietarios: doce casas, un lagar, cuarenta y tres fincas, y un gran número de cabezas de ganado (doce cabras, novecientas ovejas, ochocientos machos cabríos, seis bueyes y trescientos cerdos).

Un ejemplo parecido era José María Ordóñez Rincón5, nacido en 1856 en Higuera de la Sierra y yerno del anterior. La evolución de su vida nos enseña un ejemplo de cómo se iban preparando las futuras clases dirigentes del país: estudió en el Colegio de los Jesuitas de El Puerto de Santa María, cerrado con motivo de la Revolución de 1868, siendo él uno de los 12 alumnos expulsados. Junto con algunos de sus compañeros, ayudó a fundar el Colegio de los Jesuitas de Sevilla, donde cursó Filosofía. 5 ORDÓÑEZ ROMERO, Rafael. José María Ordoñez Rincón (1856-1906). De Diputado provincial por el

distrito de Aracena a Senador del Reino.

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Posteriormente estudió Derecho en la Universidad de Sevilla, recibiendo el título de Licenciado con la nota de Sobresaliente. Una vez dedicado a la política, será elegido Diputado por el distrito de Aracena en tres etapas diferentes y elegido Vicepresidente de la Excelentísima Diputación Provincial de Huelva. Finalmente fue nombrado Senador del Reino, muriendo prematuramente en 1906.

Fueron activos luchadores por sus intereses políticos y económicos y su herramienta fue la Liga Antihumista, de la que Ordóñez Rincón era Presidente, y que estableció una lucha política y propagandística contra las empresa mineras, con resultados favorables en Calañas, Almonaster o Alosno, dónde se prohíbe el sistema de calcinaciones, aunque con un duro enfrentamiento con el Gobernador Civil que revocaba todos los acuerdos hasta que una Real Orden le daba la potestad a los Municipios para prohibirlas o permitirlas en Diciembre de 1887.

La batalla más importante de la Liga Antihumista, sin embargo, estaba por llegar, quedaba suprimir las calcinaciones en Nerva y Minas de Riotinto, lugar donde imponía su dominio la Riotinto Company, la empresa más poderosa “que el Zar de las Rusias” como aparecía en algunos artículos de la época.

La oportunidad era propicia y supieron aprovechar la huelga de los trabajadores, eminentemente obrera, con peticiones de mejoras laborales, empezada el 1 de Febrero, y que representaba a 4000 obreros. Para el día 4, propusieron una manifestación al pueblo de Minas de Riotinto, para reunirse con la Corporación Municipal y presionarla para que tomara una resolución favorable a sus intereses. Una vez en La Mina, la Comisión estaba formada por José Lorenzo Serrano, José María Ordóñez, José González Domínguez (alcalde de Zalamea), Juan Antonio López (Secretario del Juzgado de Zalamea) y Maximiliano Tornet6 (representante de los trabajadores de la RTCL).

Fueron recibidos por la Corporación Local y una vez llegado el Gobernador, Agustín Bravo y Joven, y el Teniente Coronel Ulpiano Sánchez, comenzaron a exponer sus diversas posturas. Con respecto a nuestros protagonistas, el dato destacado es que una vez llegado el Gobernador Civil, los dos terratenientes se marcharon y abandonaron el edificio del Ayuntamiento. Una de las causas posibles es que Bravo y Joven les explicase que esa manifestación y sus reivindicaciones no iban a llegar a ninguna concesión ni supresión y que debían velar también por los intereses políticos de quienes representaban. En la biografía de Ordóñez Rincón, elaborada por su nieto, se dice que en estos momentos él pertenecía al Partido Liberal, que formaba parte de la coalición de Gobierno que presidía Práxedes Mateo Sagasta7, siendo Bravo y Joven representante en la provincia de ese gobierno. Es posible que les pidiera lealtad política.

6 GEMIO DEL RÍO, J. M. (2014) Maximiliano Tornet: Entre el mito y la realidad.

7 Práxedes Mariano Mateo-Sagasta y Escolar (Torrecilla en Cameros, 21 de julio de 1825 – Madrid, 5 de

enero de 1903) fue un ingeniero de caminos y político español, miembro del Partido Liberal, de matiz progresista, varias veces Presidente del Consejo de Ministros en el período comprendido entre 1870 y 1902

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Otro elemento que destaca el cambio de tendencia, una vez derrocada la manifestación de manera trágica, fue que el Consistorio municipal de Zalamea se reunió el día siguiente, 5 de Febrero, presidiéndola el mismo José González, antes de marchar a Madrid, donde buscaba refugio político, ya que en la comarca existió incluso una orden para su detención, culpándolo de una parte de los hechos. En esa Comisión municipal del 5 de Febrero, no se menciona nada del día anterior, silenciando desde el primer momento el suceso, tratándolo como un tema tabú en la comarca que durará decenas de años.

Es curioso también que no se inculpara de nada a los dos grandes terratenientes que encabezaron la manifestación y que sin duda fueron dos de los grandes derrotados políticos del día de Los Tiros. Con todo, aunque la Liga Antihumista siguiera con sus luchas contra las poderosas compañías, incluso contra la RTCL, a la que nunca terminaron de derrocar, sólo consiguieron pequeñas victorias, efímeras, como el llamado Decreto Albareda.

La lucha política que se escenificó en la plaza del desaparecido pueblo de Minas de Riotinto tenía un claro ganador: La Riotinto Comapany Limited, que demostró, con su control anterior y sobre todo posterior de estos hechos, que había terminado su proceso de adaptación a la política española de estas fechas, el sistema ideado por Cánovas del Castillo que ya tenía un nuevo cacique en la zona, la empresa minera que ya tenía establecida su red clientelar por toda la provincia de Huelva.

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BIBLIOGRAFÍA

FERRERO BLANCO, M. D. (1999). Capitalismo minero y resistencia rural en el suroeste andaluz. La historia del Año de los Tiros. Universidad de Huelva. Huelva.

PEÑA GUERRERO, M. A. (1991) “Caciquismo y poder empresarial. El papel político de las compañías mineras en la provincia de Huelva, 1898-1923”. Congreso sobre Caciquismo y República en Andalucía. El Puerto de Santa María (Cádiz).

FLORES CABALLERO, M. (1980): La venta de las minas de Riotinto. Diputación Provincial de Huelva. Huelva.

PRADO, Casiano de (1856). Minas de Riotinto. Memoria sobre el estado que ofrecían en sus diversas dependencias al finalizar la empresa que las había llevado en arrendamiento. Madrid.

ORDÓÑEZ ROMERO, Rafael. José María Ordoñez Rincón (1856-1906). De diputado provincial por el distrito de Aracena a senador del reino.

GEMIO DEL RÍO, J. M. (2014). Maximiliano Tornet: Luces sobre sombras.

AVERY, David. (1985) “Nunca en el cumpleaños de la Reina Victoria. Historia de las minas de Riotinto”. Editorial Labor. Barcelona.

ALDANA, Lucas de. (1875) “Las minas de Rio-Tinto en el transcurso de siglo y medio”. Establecimiento tipográfico de Pedro Núñez. Madrid.

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