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HISTORIA GENERAL, ECONOMÍA Y DESARROLLO EN SUDAMÉRICA

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  • 299Revista Tiempo y Espacio N 52, Vol. XIX

    TIEMPO Y ESPACIO. Caracas, VenezuelaN 52, Vol. XIX, pp.

    ESTADO, INTEGRACIN Y COMUNIDAD DE NACIONESSURAMERICANAS*

    Jorge BrachoCentro de Investigaciones Histricas

    Mario Briceo Iragorry (UPEL-IPC)[email protected]

    Resumen

    Dentro del sistema capitalista de produccin el Estado ha cumplido un papelfundamental como rgano rector de las frmulas econmicas, polticas, socialesy culturales propuestas desde su interior. Bajo el influjo del impactoglobalizador, o globalizacin a secas, variados problemas relacionados con elfuncionamiento estatal han aflorado. Uno de ellos tiene asociacin con lageneralizacin de la economa red y la apertura de las histricas fronterasnacionales, con las que la percepcin del Estado como un ente sin fisuras seha difuminado. No se trata de corroborar su funcionamiento en este orden, esdecir, como orden pensado y modelado del tiempo real en el mundo moderno.Ms bien me interesa concentrar la discusin en torno a su reestructuracin enel interior del sistema mundo capitalista, el que hoy reclama nuevas formas deorganizacin territorial, as como la difusin de nuevos elementos culturalesque contribuyan con la cristalizacin de inditas formas de regionalizacingeogrfica, poltica, econmica y cultural.

    Palabras clave: Regin, globalizacin, Cultura, Estado.

    SummaryWithin the capitalist system of production, the State has fulfilled a fundamentalrole as an organ governing the economic, political, social and cultural formulaeproposed from within. With the influx of globalization, various problems related

    * Recibido 14/10/2008. Aprobado 22/01/2009.

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    to the running of State have come to the surface. One of these is linked to thegeneralization of the economic network and the opening of historical nationalborders, with which the perception of the State as an entity without fissureshas been blurred. We do not attempt to deal with corroborating theadministration of State in this way-that is to say as an established order modeledon real time in the modern world. Rather I am interested in concentrating onthe discussion pertaining to the restructuring within the global capitalist systemwhich today claims new forms of territorial organization, such as new culturalelements that contribute to the crystallization of new forms of geographical,political, economic and cultural regionalization.

    Key words: Region, globalization, culture, state.

    Preliminar

    El proceso de integracin en Latinoamrica ha estado marcado porintermitencias polticas las cuales no han escapado de intereses en juego, entrelos distintos actores que han sido asignados para llevar a cabo frmulaspolticas, sociales, econmicas y culturales con las que se pueda avenir laintegracin. En la mayor parte de las oportunidades se ha optado por las alianzascon los grandes centros de poder mundial que, para el caso de Amrica Latina,se ha privilegiado la asociacin con los Estados Unidos de Norteamrica endetrimento de los vecinos histricos y naciones con las que se comparten lazoscomunes desde la fundacin del moderno sistema mundo capitalista inauguradoen el siglo XVI. Estas asociaciones, as como las intenciones integracionistas,han partido de los histricos Estados nacin y las variaciones polticas quehan orientado sus acciones en algunos momentos de la historia.

    Histricamente, se reconoce que la construccin de lo que hoy se denominaEstado nacin moderno fue una opcin determinada por intereses de clase, ascomo un imperativo de orden, progreso y, por ende, de civilizacin. Duranteel siglo XIX la idea de confederacin estuvo presente en el mundo de lasmentalidades y entre los adalides de la emancipacin. A lo largo y ancho de laAmrica hispana reson en los llamados y arengas de Morazn, Miranda,

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    Bolvar, San Martn y Sarmiento. En los ltimos aos de la presencia imperialespaola, la idea de hispanoamericano o americano espaol, era comn entrelos sbditos de la corona. Idea que se desdibuj con la opcin republicana yliberal. No debe sorprender, por tanto, que en las lneas redactadas por FranciscoBilbao, Jos Mart y Mariano Picn Salas, la idea de una Amrica hispanaunida en su dimensin cultural fuese una constante.

    Quiz, las ideas esbozadas por letrados, publicistas, intelectuales y acadmicos,entre los siglos XIX y XX, relacionadas con la integracin hispanoamericanacomo un hecho cierto, se deba a las similitudes histricas en trminos delenguaje, religin y republicanismo liberal, presentes en las sociedades delorbe. Disposiciones que, a su modo, estimularon al convencimiento de laexistencia de una identidad latinoamericana. Es preciso indicar que, en esteorden, la opcin republicana escogida ante la establecida desde Westfalia(1648), cuando qued sealado que el sistema poltico de las distintas nacionesdel mundo se conceba en monarquas y reinados, los criollos y mestizos queprotagonizaron las independencias hispanoamericanas, si bien es cierto optaronpor la senda occidental, representada en el espaol como lengua, el catolicismoromano y el liberalismo, asumieron la organizacin estatal, tambin propia deOccidente, por la va republicana y liberal. Por supuesto, que esta organizacinpas por diversas situaciones antes de cristalizar en el Estado moderno, el quequedara como representacin de la nacin y la soberana, cuya organizacinsi hizo mediante la organizacin de poderes pblicos (ejecutivo, legislativoy judicial).

    Como se sabe, en el espacio territorial hoy denominado Amrica Latina, laconstruccin de las naciones se fragu, con todas sus sinuosidades ytortuosidades, bajo el influjo de principios cobijados en la idea de repblica yla opcin poltica-econmica liberal. Se ha asentado que en diversas porcionesterritoriales europeas, las naciones emergieron a partir de movimientosnacionalistas. Estudiosos de esta temtica como Otto Bauer, Federico Chabod,Eric Hobsbawm, Ernest Gellner, Anthony Smith, David Miller, BenedictAnderson, Homi Bhabba, John Lynch, Elas Palti, Marcelo Carrmagnani yJos Carlos Chiaramonte han dado cuenta de los distintos caminos escogidospor parte de las elites de ambos continentes, el americano y el europeo, respecto

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    a la construccin de las naciones. Quiz, la factura de mayor relevancia, deeste acontecimiento de la historia moderna, estriba en el papel asignado alEstado en su consecucin. Si en parte de Europa, este apareci como unaasociacin de actores sociales, constituidos en comunidad, que buscaron porsu constitucin explayar y consolidar su etnicidad, en Amrica, contrariamente,sucedi que la consolidacin de Estados se hizo con el firme propsito dedesarrollar y consolidar comunidades nacionales. Desarrollo que no estuvoexento de formas de dominacin tnicas y sociales internas, las que pretendieronser encubiertas con la construccin de pueblos basados en ciudadanas.

    La avenencia estatal

    Dentro de las teoras liberales acerca del Estado este se ha concebido comouna agrupacin humana determinada y distante de toda autonoma. FrancisFukuyama (2004), por ejemplo, ha establecido que el Estado no poseeautonoma (P. 163). De acuerdo con esta misma tesis los pueblos democrticospueden delegar autoridad ejecutiva en el Estado para que este tomedeterminadas decisiones. La importancia de esta idea se aviene con elconvencimiento de que el concepto liberal lockeano del Estado existente enlos Estados Unidos de Norteamrica, no concuerda con un inters pblicodistinto a las ejecutorias estatales, porque estas se encuentran al servicio de lapoblacin y no se concibe un inters comn al propio del Estado. Un intersque se ratifica en distintos perodos eleccionarios. Lo que Fukuyama (2004)intenta demostrar es que, el Estado en Europa y otros lugares del globo terrqueocumple un papel de guardin del inters pblico el que, adems, se encontrarapor sobre intereses individuales de los ciudadanos.

    La idea del Estado como asociacin humana, no como una intencin deexplotacin y de relacin hombre naturaleza, se puede rastrear en MichaelOakeshott, para quien aqul es una asociacin humana que se estructura enEuropa de modo consciente. Es decir, la conformacin de un conjuntonormativo, jurdico, poltico y social en el que agrupaciones humanas seencuentran identificadas por propsitos colectivos. Sin duda que el Estadomoderno tiene que ver con agrupaciones humanas con fines, anhelos y deseos

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    colectivos. Tambin que el mismo no es autnomo. No en los trminos comolo sugiere Fukuyama (2004), porque el Estado responde a intereses de clase ysu configuracin se debe a estos mismos intereses. De igual modo, el Estadoes muy difcil concebirlo como una simple agrupacin humana que rompicon los feudos del Antiguo rgimen. El Estado responde y ha respondido a unconjunto de relaciones que le dan vigor, las que se encuentran determinadaspor las fracciones de clase que han logrado establecerse como hegemnicas.Si no es as, cmo explicar el giro de la desregulacin estatal en AmricaLatina en la dcada de los noventa y la entronizacin del poder financieroen el desenvolvimiento econmico del sistema mundo capitalista de losltimos aos?

    El reconocido economista Gunnar Myrdal (1961) lleg a afirmar que el papeldel Estado, histricamente, haba venido siendo objeto de anlisis, al menos,desde el siglo XVIII, tiempo durante el cual se discuti acerca del papel de lapoltica fiscal y el aprovechamiento del Estado en los negocios de particulares.Lo cierto del caso es que el rol de este ltimo ha aumentado en el mbitoeconmico, lejos de lo que haban pensado Adam Smith y sus epgonos. Laidea de un mercado funcionando de modo autnomo es una idea que hasustituido al mundo de los hechos brutos. Con toda razn Myrdal lleg aestablecer que muchos mercados estn dominados por uno o por unos pocosvendedores y compradores (1961: 44). Lo que obliga a considerar que elEstado, histricamente, se ha visto impulsado a ejercer control sobre diversosespacios de la sociedad, porque su papel es el de mantener y reproducir lasrelaciones socialmente dominantes, tal como sucedi con el llamado Estadobenefactor.

    El Estado benefactor, del que Johan Maynard Keynes ha sido considerado supromotor terico, apareci como una necesidad en la medida que ayud amantener la estabilidad del sistema capitalista de produccin. Los escritos deMyrdal muestran la importancia de aquel Estado, as como una visin liberaldel mismo, porque la presencia estatal se vera limitada por el crecimiento yfortalecimiento de la sociedad civil y sus organizaciones. Pens que susejecutorias de intervencin sobre el espacio econmico cada da recobrabanmayor vigor, aunque las mismas podran ser paliadas mediante comunidades

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    fuertes en trminos de civilidad. Lo que lleg a reconocer como sociedad civilconflua con comunidades locales, parroquiales y municipales que pudieranbalancear las polticas estatales y sus acciones.

    Ni el funcionamiento estatal ni las ejecutorias econmicas suponen un accionarautrquico. La historia del sistema mundo capitalista ha demostrado que lasideologas proyectadas desde su seno no han tenido una aplicacin plena, nicay sin fisuras. En los ltimos aos se ha querido hacer ver que la intervencindel Estado en la dimensin econmica difumina todo desarrollo. En atingenciacon la historia, la aplicacin de las polticas de ajuste y de regulacin estatal,consagradas en el llamado, por parte del estadounidense John Williamson,Consenso de Washington en Amrica Latina provocaron mayores desajustes ycrisis, lejos de los supuestos propsitos que animaron los mandatos del FondoMonetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM). En contraste, China,Vietnam y los llamados, durante un tiempo, Tigres Asiticos lograron alcanzaraltos niveles de productividad, empleo, calidad de vida y aumento de suproducto interno bruto con las frmulas contenidas en aquellas polticas. Stiglitz(2006) ha sealado que esta situacin se debi al hecho de que estos pases noaplicaron procedimientos econmicos que fueran en detrimento de laspropiedades estatales, es decir, no ejecutaron cambios como los propuestospor el FMI y el BM, organismos cuyo control proviene de la Casa Blanca yque se visualiza mediante el nombramiento de sus miembros principales.

    La intervencin del Estado, por s misma, al menos en la rbita occidental, noimplica el desarrollo pleno. Ha sido una relacin de influencias mutuas entreeste y la dimensin econmica la que ha logrado llevar a las distintas nacionesa la prosperidad. Lo que se llam Segundo Mundo, durante los tiempos de laGuerra Fra, la Unin Sovitica y sus satlites, se caracteriz por haberestructurado un capitalismo sin capitalistas o, mejor an, un capitalismo deEstado. Estructura que se mantuvo por ms de cincuenta aos, pero, debi sufracaso al papel fuertemente centralizador de las polticas econmicas, lo quelo condujo a improductividad y decrecimiento. Aunque la aplicacin de laspolticas de ajuste, lejos de alejar el fantasma del estancamiento y la bajaproductividad, estimul el desmejoramiento de la calidad de vida y una fuertedependencia hacia las Instituciones Financieras de Occidente (IFO). Desde

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    esta perspectiva debemos preguntarnos si es la participacin unvoca del Estadola que difumina todo desarrollo o ha sido, ms bien, el papel jugado por losactores sociales encargados de ejecutar las polticas de Estado quienes hanconducido, amn de creencias y verdades nicas al fracaso e imposibilidaddel desarrollo. De igual modo, habra que preguntarse si lo que hoy se designadesarrollo, responde a necesidades vitalmente humanas o es simplementeexpresin de intereses econmicos en juego. Algo curioso, poco discutido enla actualidad, se asocia con unos anhelos de plenitud no globalmente claros,porque no parece haber un deslinde ante lo que apropiadamente pudiera serrelacionado con la tasa de beneficio y quienes pugnan por obtener de ellamayores tajadas de ganancia.

    A pesar de la insistencia por demostrar que el Estado es una agrupacin humanala cual se encuentra por sobre una sociedad civil, adems de ser unconglomerado ajeno, especialmente en el mundo anglosajn, a las influenciasde la sociedad, en Amrica Latina, en trminos generales, no deja de ser unaagrupacin de actores sociales con intereses de clase e influencias culturales.Cuando Fukuyama (2006) apela a la presencia social dentro del Estado,fundamentalmente el conformado en Latinoamrica, intenta hacer referenciaa las prcticas de fidelidad y asociacin cultural propias de la modernidad deesta porcin territorial. Asimismo deja de lado, al igual de quienes se cobijanen el liberalismo el papel del Estado en la preservacin de patentes comerciales,industriales y tecnolgicas, mucho menos considera su avenimiento en losintentos por lograr la estabilidad del orden establecido a lo largo de la historia.Slo habra que interrogarse acerca de las acciones ejecutadas por el gobiernoestadounidense en la conquista del sur y del oeste durante el siglo XIX. Ayercomo hoy ha sido el Estado la garanta para desarrollar polticas de expansin,dentro y fuera de las comunidades nacionales y de etnicidad, as comoestrategias para mantener a flote el sistema poltico de produccin. Las polticasrelacionadas con la conformacin de ciudadanas, la difusin de la democraciay los desarrollos tecnolgicos no escapan del control estatal. Menos lasalvacin del sistema financiera que se ha desarrollado desde su seno.

    Despus de la Segunda Guerra Mundial lejos de amainar el papel del Estadoha sido creciente. Hoy ms que nunca se aprecia su fuerte presencia en

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    situaciones econmicas, tal como puede ser visto con los recientesacontecimientos en los Estados Unidos de Norteamrica, la Argentina de 2001y la Venezuela de 1994, cuando el sistema financiero y la banca debieron serauxiliadas por los respectivos gobiernos a travs de bienes estatales. Aunque,es necesario advertir que el auxilio estatal se dirige a salvaguardar los bienesde los banqueros en detrimento de los ahorristas o deudores, tal como se apreciaen la crisis estadounidense actual y la deuda externa de los paseslatinoamericanos, contrada por particulares pero asumida por el Estado.

    Integracin, Estado, neoliberalismo

    La integracin en Amrica Latina ha demostrado ser parte de agendas estatalesy gubernamentales. La intencin ms clara de ella se ha focalizado en lasdisposiciones de desarrollo nacional, cuya base de sustentacin se encuentra,fundamentalmente, en ventajas de tipo arancelario y comercial. El ejemplo dela CEPAL se ha convertido en un emblema de lo que la integracin pudo habersignificado a la luz del pensamiento concentrado en el nacionalismo econmico.Este vino a complementar las disposiciones identitarias, en un principio,relacionadas con el arielismo, desarrollada por el uruguayo Jos Enrique Rody orientada en los referentes de latinidad como identidad continental. Msavanzado el siglo XX se desarrollaran las tesis acerca del indigenismo, elcampesinado y el mestizaje como expresin cultural latinoamericana. Ambastesituras perdieron fuerza, aunque sin desaparecer, en conjuncin con las ideaspropias del nacionalismo econmico. Las propuestas configuradas por RalPresbich confluyeron con la necesidad de proteger los intereses de lasburguesas nacionales, como un paso previo para el desarrollo continental. Elpapel del Estado estara concentrado en la proteccin de esos intereses, ascomo el de ser promotor de polticas econmicas con las cualescontribuir al intercambio comercial entre los distintos componentes delcontinente americano.

    Las propuestas de Presbich, as como las propias de la teora de la dependencia,se fueron desdibujando en la medida que se corrobor que las mentadasburguesas nacionales mostraban fuertes flaquezas. Tambin, se agrega la

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    creencia de que el denominado subdesarrollo tena sus causas fundamentalesen la dependencia y haber olvidado, o en todo caso colocado en segundo lugar,la estructuracin interna de los pases latinoamericanos. En el seno de estateora la historia se pens en trminos de ascenso lineal, adems, adjudic unrelevante papel a la naturaleza como base del progreso y desarrollo humanos.De igual forma, difundi la idea de que la actividad social bien encaminada sedirigira, irremisiblemente, hacia la eficacia, el desarrollo y el xito. La teorade la dependencia difundi que el subdesarrollo parta, bsicamente, de unarelacin inducida desde fuera y la incorporacin desigual y unilateral en elsistema mundo capitalista. Disposicin que dej de lado consideracionesrelacionadas con la prosperidad de las naciones del azcar y la plata, ascomo de factores endgenos que concitaron el subdesarrollo. Sin embargo, nodebe dejarse de lado el hecho cierto de cmo ha sido la inclusin del capitalismolatinoamericano en el sistema mundo capitalista. El ms conocido es aquelque lo asocia con mera imposicin. Aunque debe ser recordado, durante lasdos conflagraciones mundiales este espacio territorial experiment unainclinacin hacia la satisfaccin de necesidades de su mercado interno.Igualmente, durante los tiempos de la Guerra Fra y la fundacin delMovimiento de los No Alineados, al que se le antepondra el Grupo de los 7 acuya cabeza se encontraba el gobernante francs Giscard d Estaing, expresinclara del funcionamiento del imperialismo colectivo segn Samir Amin (2005),expresan, ntidamente, las intenciones por llevar a cabo frmulas desarrollistasno tuteladas desde la trada Estados Unidos, Europa y Japn.

    El requerimiento de integracin muestra la necesidad de aprovechar recursos,en aras de mantener y aumentar la tasa de beneficio. Hoy somos testigos de laconfrontacin global ante los embates neoliberales provenientes de EstadosUnidos de Norteamrica, parte de Europa y Japn, de la que no son ajenos,China, India y Brasil. Estos embates han sido muy desiguales en el sistemamundo, porque naciones del este asitico asumieron sus relaciones exterioresde acuerdo con las exigencias de su desarrollo interno, es decir, no se ajustarona las tendencias dominantes a escala mundial, cuyo mejor ejemplo se encuentraen la propuesta de socialismo de mercado chino. Muy diferente a lo

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    acontecido en Amrica Latina y la antigua Unin Sovitica y sus satlites, talcual lo ha mostrado Joseph Stiglitz (2006) en una obra reciente.

    Las denominadas polticas de ajuste y la estrategia basada en la prioridad delas exportaciones fue una opcin escogida a partir de las propuestas del FMI yel BM, la que condujo a la aplicacin de las polticas de desregulacin estatal,cuyas motivaciones, de acuerdo con Benedicte Bull (2005), pudieran serasociadas con: 1) mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, 2) obtenermayores ganancias econmicas, 3) el requerimiento poltico, derivado de lanecesidad de debilitar sectores econmicos con el propsito de imponer unmodelo poltico afn con los intereses de grupos polticos conectados con loscentros de poder mundial. Esto obliga a considerar que los proyectos polticos,propuestos desde los estados nacionales, parecen haber sido de mayor e idneaaplicabilidad desde los propios Estados ms que por los ejecutados por lasreformas liberales, impuestas desde las Instituciones Financieras Interna-cionales, las que al fin y al cabo tuvieron en los estados nacionales su motorde ejecucin.

    Los procesos de desregulacin estatal han sido, esencialmente, la base parahablar del debilitamiento estatal. No obstante habra que reconocer que quienesejecutaron las polticas de ajuste, a partir de la dcada del setenta de la pasadacenturia, debieron apelar a las instituciones estatales para as desmantelar losbeneficios sociales que haban logrado alcanzar organizaciones laborales y detrabajadores, mediante sus luchas por mejorar condiciones de vida. Entre 1945y 1975 los estados imperiales buscaron distintas vas para lograr penetrar enlos estados nacionales, quienes haban abrazado las teoras del nacionalismoeconmico. Esta tesitura desreguladora se expres con la conformacin de lasclases capitalistas transnacionales, las que por medio de las mismas estructurasestatales oficiaron nuevas alianzas ms all de los histricos Estados nacin.Una va escogida para ello se llev a cabo con la mediacin de golpes militaresy democracias restringidas o protagnicas. En este sentido, debo puntualizarque, al apelar a la idea de Estados dbiles en Amrica Latina, lo hago enreferencia a proyectos de unicidad y centralidad nicas, de las que se hicieroneco nuestras lites letradas y cuya vinculacin poltico ideolgica se encuentraen el liberalismo histrico.

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    Benedicte Bull (2005) ha sealado que los orgenes de una poltica de desarrolloguiada por el Estado se remonta a las ideas mercantilistas, segn las cualeslos objetivos polticos y el poder del rey, y el desarrollo econmico de lanacin, son vistos como dos caras de la misma moneda (P. 45). Con lo quequeda demostrado que las frmulas econmicas han sido parte de todo proyectopoltico en los tiempos de la modernidad. Mxime desde principios del sigloXX cuando los partidos socialistas establecieron la toma del poder del Estado,para con ello lograr niveles de desarrollo distintos a los propuestos desde elseno del capitalismo histrico. Conjuntamente, las propuestas del liberalismono se encuentran en concordancia nicamente con el espacio econmico, sinotambin con el poltico. En la medida que se aplicaban frmulas de ajuste, enAmrica Latina, se fueron debilitando las organizaciones laborales, detrabajadores, burocracias estatales y algunas burguesas locales, sectores estosque haban logrado, por la mediacin de los partidos polticos, influencia en lasacciones estatales de las que, al mismo tiempo, obtuvieron grandes beneficios.

    Como consecuencia de las polticas impuestas por las Instituciones FinancierasInternacionales (FMI y BM) emergieron nuevos actores polticos, productivosy econmicos. En Venezuela, por ejemplo, se est haciendo hincapi en laproduccin de rubros alimenticios, tradicionalmente sustituidos conimportaciones desde Colombia. Con la coyuntura experimentada entre 2002 y2003, al amparo del paro petrolero, se buscaron otros surtidores de alimentoscomo Brasil. Aunque Venezuela contine dependiendo de la importacin eneste orden, a travs de las misiones y los Consejos Comunales se intenta logrardisminuir la dependencia alimenticia expresada con importaciones. De igualmodo, derivado de las polticas de ajuste y desregulacin estatal, parece haberun convencimiento respecto a un mejor aprovechamiento de las tasa debeneficio proveniente de la comercializacin del petrleo. Venezuela habuscado diversificar sus relaciones comerciales ms all de los negocioscomprometidos con los Estados Unidos, haciendo valer un derecho soberanode negociar con pases como China y pases hermanos de Latinoamrica, a lavez que se ha convertido en un entusiasta defensor de las cuotas de produccinde la OPEP. Todo ello al amparo del Estado y representado en el nuevo gobiernovenezolano a partir de 1998.

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    Sin duda, estamos en presencia del papel asignado a un Estado que buscazafarse de las relaciones comerciales tradicionales e histricas con Europa,aunque en menor proporcin, y los Estados Unidos. Lejos de ser la polticaexterior venezolana un salto al vaco, el Ejecutivo ha logrado entender que laestrategia neoliberal global estadounidense -como razn de Estado porque enel mundo anglosajn se habla de gobierno al hacer alusin a este ltimo hatenido como propsito, de acuerdo con las ideas esbozadas por Wallerstein(1998), Amin (2005) y Stiglitz (2006), contrarrestar y debilitar a sus socios deEuropa y Japn, para as neutralizar acciones fuera del mbito estadounidense.Igualmente, balcanizar los otrora estados socialistas y alcanzar mayor fortalezaen la OTAN, as como la presencia de pases amigos en los organismosinternacionales, los que se encuentran sometidos por el coloso del norte,mantener bajo su dominio el Medio oriente y el Asa central para con ellocontrolar sus recursos petroleros y preservar una suerte de dique contra Rusia.Asimismo, la poltica de la Casa Blanca ha intentado, por diversas vas,contrarrestar la influencia china, la que ya no se circunscribe slo al frica, ysubordinar bajo su influencia las decisiones de grandes estados como la India,Brasil e Irn, as como evitar, a toda costa, la conformacin de grandes bloquesregionales liderados por alguno de estos, al lado de la segregacin de ciertasporciones territoriales del Sur como Hait, Centroamrica, el Caribe y frica,con las que el gobierno venezolano ha mostrado inters de relacioneseconmicas, que no impliquen mayores prejuicios para estas naciones mspobres. Por supuesto que estas tentativas, como el ALBA, no comprendenslo la solidaridad, tambin tiene que ver con la bsqueda de nuevos mercadosy la perecuacin de la tasa de ganancia, puesto que Venezuela est obligada abuscar diferentes socios comerciales para el intercambio del petrleo y susderivados.

    Es sabido que el desenvolvimiento econmico de la posguerra (1945-1975) sesustent en la convivencia, no ajena de conflictos, de tres proyectos polticosy sociales que pugnaron por su hegemona. En primer trmino, los espaciosterritoriales reconocidos como parte de Occidente fue el Estado benefactor elpropiciador de la democracia social al interior de las naciones, cuyo sustentose centr en la eficacia econmica nacional e interdependiente. En segundo

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    lugar, la propuesta keynesiana, el proyecto Bandung, as calificado por SamirAmin (2005), se caracteriz por el estmulo a la construccin nacional burguesaen la periferia del sistema mundo capitalista, en el que cabe recordar la Alianzapara el Progreso propulsada por la potencia del norte para el orbelatinoamericano y, por ltimo, el proyecto sovitico, el de un capitalismo sincapitalistas, cuyo funcionamiento no fue del todo autnomo porque, tal cuallo ha expresado Immanuel Wallerstein (1998), pareci ms bien actuar comoun subimperialismo al servicio de los Estados Unidos, comprenden los tresproyecto polticos que protagonizaron la escena geopoltica hasta la dcadadel noventa del siglo XX .

    Por lo anotado, creo de gran importancia contextualizar la emergencia de nuevosactores sociales en Amrica Latina y la nueva fuerza adquirida por lasnecesidades de integracin, con el convencimiento de que aquellos actoresintentan jugar un nuevo papel en la apropiacin de tasas de ganancia en ladimensin de la globalizacin. Esto se debe, principalmente, por el debilitamientoeconmico de los Estados Unidos ante nuevos actores econmicos, la dificultadque vienen implicando los diques impuestos a nuevas inversiones en espaciosnaturales poco explorados ( de ah la necesidad de los gobernantes del nortepor abrir espacios de inversin hacia el lado oeste estadounidense) y laconcienciacin de los peligros que implica continuar la senda del progresorepresentada por este pas en tiempos de globalizacin. Ni China, ni India, niBrasil son hoy lo que eran en la dcada del 70 del pasado siglo. En la actualidad,junto a Rusia e Irn, se han convertido en polos de desarrollo y parte de laseconomas emergentes que son capaces de manejar sus propias agendas y liderarprocesos de integracin en sus respectivos hinterland.

    El viraje socialista suramericano puede ser ledo bajo esta dimensin. Hastadonde es posible conocer y reconocer, muchas de las propuestas de integracincontinental apuntan hacia la conquista y preservacin de la tasa de beneficio,la que no se circunscribe a ofertar la naturaleza como parte de los haberesnacionales para alcanzar el desarrollo, tal cual viene sucediendo en Malasia.En algn momento de la historia se coincide, en el tiempo presente parecencoincidir distintos actores que el camino trazado por los herederos de RonaldReagan, ahora los Bush, no es el propicio para lograr nuevos niveles de

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    crecimiento, prosperidad y equidad que reclaman los pueblos histricamenterelegados en la Amrica no sajona. No se trata de individualizar la polticaestadounidense. Como se sabe, los Estados dentro del sistema mundo capitalistaresponden a intereses. No son una simple agrupacin humana que se diferenciapor los propsitos inherentes a ellos, es decir, si su papel es slo poltico en elsentido de garantizar derechos ciudadanos o si tienen intenciones msuniversales respecto a otros Estados. Estos se encuentran constituidos porsectores sociales, que logran hegemonizar sus acciones. En un momento delcapitalismo lo fue el sector comercial, luego el industrial, ahora, el financieroy de servicios. La dificultad de muchos gobiernos suramericanos, como el deVenezuela o Bolivia, para consolidar sus proyectos sociales, polticos yculturales encuentra respuesta en la constitucin histrica de sus respectivosEstados, en el que las clases capitalistas transnacionales lograron imponer suspropias agendas.

    Los Estados no son simplemente un conjunto de instituciones con finesfilantrpicos o misantrpicos. Estn constituidos por fuerzas distintas, en lasque quien logre hacerse hegemnica o fraccin de clase dominante llegar aimponer su propia agenda. Se suele creer que la toma del poder se logra demodo automtico conquistando posiciones estatales. El Estado se caracterizapor un conjunto de relaciones, en donde predomina un sector de clase, as desencillo. En los pases no anglosajones Estado y gobierno tienen connotacionesespecficas, no as en los pases de habla inglesa en los que gobierno significaEstado. Quiz, esto provoque confusiones entre mortales poco enterados. Pero,lo importante es entender el Estado como un conjunto de relaciones en cuyoseno existen pugnas entre fracciones de clase por convertirse en bloquehegemnico, lo que por supuesto concita alianzas con otros Estados en laescala internacional.

    Estado suramericano?

    El Estado ha venido cumpliendo un papel fundamental en las distintascomunidades nacionales a las que dice representar. Sin embargo, es deobligatoria necesidad preguntarnos si el accionar estatal, hasta ahora conocido

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    por los pases perifricos del sistema mundo capitalista y ubicado en elcontinente americano, es el propicio para alcanzar los objetivos de unacomunidad de naciones, tal cual se ha venido estableciendo en las agendasalrededor de la integracin entre quienes se han adherido al MERCOSUR.Esta interrogante es de gran importancia porque los estados nacionales enLatinoamrica han sido parte fundamental de la creacin de la idea de naciny del nacionalismo. De igual manera, han sido el baluarte de la imposicin deun modelo de etnicidad con el que se establecieron diferencias entre los distintospases latinoamericanos, aunque cuentan con un origen comn bajo rubricadocon el colonialismo ibrico. Quienes lideraron los procesos de independenciapoltica y, en ristra, de la constitucin estatal escogieron la senda occidentalexpresada en lengua, religin y liberalismo, pero, a diferencia de lo establecidoen Westfalia (1648), prefirieron el camino republicano al estilo anglosajncuya influencia en los procesos emancipadores hispanoamericanos fue degran relevancia.

    La insercin de los pases latinoamericanos en el escenario de la economainternacional coincidi con los principios liberales, por los cuales optaron laselites dirigentes continentales. Conjuntamente se estructuraron una serie deinstituciones que buscaban con afn referentes culturales con los cualesestablecer diferencias con sus vecinos fronterizos, y ms all de las fronteras.Con toda razn se ha escrito y elucubrado acerca de lo imperioso que resultser la construccin de naciones en el decimonono. Fue un imperativo tal comosealara en una oportunidad Octavio Ianni (2000), porque fue el modeloescogido para la organizacin econmica, social y cultural de estos pases. Nofue una mera imposicin, fue un camino escogido dentro de la alternativaoccidental, as como un medio o una va para acceder al concierto internacional.En este orden, es importante hacerse la pregunta en torno a si este modelo deorganizacin poltica, jurdica, social y cultural es vital para la creacin deuna comunidad suramericana de naciones.

    Es de hacer notar que la construccin del Estado nacin en Amrica Latina secontextualiza en la rbita occidental, as como dentro de la mundializacincultural. Esto es, Occidente es reivindicado como el camino a seguir, por unaparte, y, por otra, se le asume y reconoce como un modelo de organizacin

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    social, poltico y cultural afn a lo propuesto desde la occidentalidad. EnLatinoamrica es preciso estudiar el proceso de conformacin nacional deacuerdo con la relacin modernizacin e identidad, tal cual lo ha propuestoEduardo Devs Valds (2000), as como por la bsqueda de contrarrestar eldespotismo representado en un poder ejecutivo por sobre el legislativo y eljudicial, tal cual aconteci en los inicios republicanos continentales. En esteorden, desde los inicios republicanos los proyectos polticos de cada pas, sehan visto alimentados de corrientes europeas y estadounidenses con clarasdiferencias. Aunque es necesario anotar que quienes se han cobijado o hansustentado sus reflexiones, ya sea desde una perspectiva modernizadora o, encambio, una perspectiva de identidad y defensa de lo nacional, no dejan decoincidir en los propsitos de progreso. La diferencia estriba en los elementosintegrados en sus propuestas, porque si los modernizadores han apostado porel nfasis en las realizaciones euro-estadounidenses, los apegados a los valoresde la identidad y el nacionalismo, lo han hecho poniendo de relieve ladenominada especificidad latinoamericana. Lo cierto del caso, es que el Estadoque logr estructurarse en Hispanoamrica hubo de recurrir a la fuerte presenciadel ejecutivo para as lograr alcanzar metas trazadas en el mbito republicano,disposicin que aparentemente no ha disminuido porque son los representantesdel poder ejecutivo quienes propulsan, acuerdan y ejecutan las polticas respectoa sus vecinos.

    Por esta razn la estructuracin de una comunidad de naciones no debe transitarslo el camino trazado por la dimensin econmica y poltica, las que por lohasta ahora visualizado, parecieran ser las que dominan las agendas deintegracin entre los distintos actores gubernamentales de la Amricameridional. Es de importancia capital tomar en consideracin elementosculturales que ayuden a allanar caminos de una integracin ms inclusiva. Alhacer referencia a la dimensin cultural no slo estoy considerando aspectosrelacionados con la lengua, el patrimonio cultural y la educacin formal. Meestoy refiriendo a la necesidad de crear otros elementos de integracin,relacionados con la difusin de diferentes referentes tnicos y culturales quele den vida a una indita nocin de comunidad, en este caso subcontinental.Desde los inicios republicanos se pens en la necesidad de la confederacin

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    de Estados, para con ello contrarrestar las ambiciones del norte anglosajnque, si bien es cierto sirvi de modelo en gran parte del siglo XIX, ya parafinales de este y gran parte del XX se gest un movimiento intelectual quebusc sealar un camino de simultaneidad por la va del reconocimiento de lalatinidad. Fueron varios los pensadores de un segmento del siglo XIX y granparte del XX que buscaron enlazar ideas, conceptos y tradiciones, con los queofrecieron una configuracin del continente en trminos de analogas ysimilitudes al amparo de la herencia latina.

    El camino de la latinidad no slo indica una referencia cultural. Se coliga conun modelo de sociedad cuyo trasfondo se localiza en Occidente. Histricamenteeste camino signific la negacin de cosmologas y percepciones del mundopropio de los grupos tnicos representados por los pueblos originarios. Eneste orden, no estoy haciendo referencia a la sustitucin de la lengua de loscolonizadores, al contrario, estoy haciendo alusin a formas de socialidad,modos de asociacin, medios de produccin, estilos de pensamiento, formasde trabajo, la relacin con la naturaleza, las que histricamente fueronconfinadas al lugar profano de la dimensin social y cultural, por una parte y,de otra parte, nos encontramos con el rgimen escpico o las formas de miraral otro cuya base de sustentacin se encuentra en la adhesin a los valores dela cultura occidental. De ah que las exclusiones, por la va de la desidentidad,se propusieran como algo natural y normal. Por tanto, una comunidad denaciones necesita de una nueva determinacin de referentes con los que setransite por la va de identificaciones, no de identidad porque este trmino haderivado en la creencia de que existe una cultura subsumida a la que es necesariorescatar, a la que, por lo general, se asocia la destruccin o interrupcin de undesarrollo natural perpetrado por los ibricos. Por ello es necesario asumir deun modo distinto lo divulgado por la llamada historia escolar o patria, porquedesde sus perspectivas, mitos y miradas concentradas en lo parroquial, hanestimulado representaciones antinmicas de fuerte catadura tnica. De ah lanecesidad de reformular los contenidos del nacionalismo y la llamada identidad,a las que recurrentemente se asiste cuando se teme la presencia fornea,especialmente en la periferia capitalista.

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    Cierre

    Hacia 1795, luego de la firma del tratado de Basilea, Immanuel Kant,representante del cosmopolitismo en el seno de la occidentalidad, escribi unopsculo titulado Sobre la paz perpetua en el que propona la necesidad deasumir el denominado principio de hospitalidad, ante el fracaso de los principiosjurdicos (el Estado) y mercantiles (el mercado) para dirimir y resolver losconflictos entre las naciones. Lo ms resaltante de este principio, propuestopor Kant, lo desarroll en conexin con la relacin entre los actores sociales.En l, precisaba su mentor, estara comprendido el hecho de reconocer al otrono como extranjero en el suelo de donde no haba sido oriundo sino como unser cuya naturaleza era similar entre el no vernculo y el nacido en porcionesterritoriales distintas. La base de la idea de cosmopolitismo kantiana se avienecon este principio de convivencia, al que hoy pudiera recurrirse como unreferente importante para la consolidacin de nuevas comunidades.

    El cosmopolitismo en la actualidad, segn la apreciacin de Beck y Grande(2006), combina la valoracin positiva de la diferencia con los intentos deconcebir nuevas formas de democracia y organizacin poltica, ms all de losestados nacionales. El mbito de desenvolvimiento del trmino en cuestinmarcha a la par con una concepcin de las ciencias sociales, cuyo accionar secircunscribe a una forma especial de relacin social en un contexto culturaldiferente. Su aplicacin puede desarrollarse en unidades regionales establecidaspolticamente. Su distanciamiento con formas de diferencia vertical reside enla superacin de sistemas jerarquizados, en torno a relaciones de superioridade inferioridad, porque su objetivo consiste en superar las disimilitudes quesubyacen en el nacionalismo, el multiculturalismo y el universalismo.

    Este ltimo comparte con el cosmopolitismo la validez ilimitada de las normas.Sin embargo el cosmopolitismo reafirma que las posiciones de desigualdadjerrquica y de la igualdad universal, propias del nacionalismo y deluniversalismo, excluyen porque sus disposiciones se basan en el principio deo esto o eso, en el cosmopolitismo en cambio esos principios se revierten enpostulados sustentados en no slo sino tambin. El contenido positivo ypertinente del cosmopolitismo se asocia as con el reconocimiento del otro, en

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    la medida que integra en su propia vida el punto de vista de los otros, as selograr saber ms de s mismo y de los otros. Lo que hoy significa elcosmopolitismo no se aviene con un universo basado en la simetra y laequidistancia, menos en la jerarquizacin cultural propia de los Estados nacin,el mismo surge en atingencia con categoras colectivas de diferencia porquesu orientacin no apunta a la homogeneidad, sino a la diversidad. El puntoclave de esta proposicin coincide con el intento de superar la univocidadjerrquica cartesiano-newtoniana. En consecuencia, converge con unasuperacin de la mirada simple de la complejidad y el ingreso a un nuevorgimen escpico (conglomerado de miradas) en el que la incertidumbre seael camino a transitar. Es ms bien el reconocimiento de un mundo no regidopor leyes inmutables y eternas. La idea de universalismo, aqu expresada, noes por s misma negativa y demoledora, es el uso, debido a los contenidossemnticos y culturales otorgados a la misma, que hoy despierta resquemoresy suspicacias.

    Por lo visto la idea de asociacin entre Estados, como el cosmopolitismo, msall de territorialidades definidas en tanto naciones no es de reciente hechura,a lo largo de la historia encuentra referencias, salvo que un modo de apreciarel acaecer nos ha impuesto ante el propio de los hechos brutos, el de losacontecimientos, que los Estados nacin soberanos e independientes es lanica forma de comunidad posible. Opciones narrativas del tiempo se hanencargado de demostrarnos la naturalidad de una existencia. Sin embargo, porla asuncin hoy de nuevas maneras de socialidad se recurre a proposicionesde organizacin estatal y social con las cuales superar la segmentacin,exclusiones y separaciones que se han venido ensanchando, en la medida quelas clases capitalistas transnacionales impusieron sus propias formas deorganizar las sociedades en detrimento de quienes no han sido consideradospropicios para el progreso, la civilizacin y el desarrollo.

    Si nos remitimos a los tiempos de las independencias iberoamericanas estambin posible encontrar disposiciones a favor de territorialidades ms ampliasque los Estados nacin histricos. Bolvar, Artigas, Morazn, son muestraostensible de ello. En los tiempos actuales se aprecia la bsqueda por allanarcaminos con los cuales establecer una relacin ms estrecha entre los histricos

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    Estados nacin latinoamericanos. Relacin que va ms all de los reconocidosconvenios arancelarios y comerciales, porque hoy se est apostando por vasde comunicacin que ayuden a un intercambio ms efectivo entre lasterritorialidades en juego. En este sentido, no slo el mbito cultural aparececomo un espacio problemtico, tambin las posturas de las agrupacionespolticas que pugnan por el poder estatal en cada uno de los pases del orbedeben ser vistas en el mismo orden. Esto concita a prever que la construccino consolidacin de una comunidad suramericana de naciones luce con mayoresresistencias que avenencias. Ello en virtud de las posiciones encontradasante lo que el Occidente oferta y las posiciones arrogadas por parte de quienesse adjudican como baluarte de la tradicin, el antiimperialismo, la justicia yla equidad.

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