Artigo La Vanguardia - Glòria Salvadó - 23.01.2013

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Cultura|sLa

Vanguardia

Miércoles,23enero2013

PANTA

LLAS

GLÒRIA SALVADÓ CORRETGERDe entrada, un prólogo, una piezamuda acompañada de un piano:un explorador taciturno se entregasin miedo a los peligros de la jun-gla africana. Encabeza una expedi-ción encargadapor el reydePortu-gal, pero su verdadero deseo eshuir del fantasma de su esposamuerta, atenuar el dolor que palpi-ta en su corazón. Para ello, se entre-ga a los cocodrilos y se convierteen uno de ellos, triste y melancóli-co, que vive acompañado de unavieja dama-fantasma, también tris-te y resignada. Ni la muerte puedeseparar a aquellos que se amaron.Gomes asienta las claves del relatoen estos magníficos primeros cin-co minutos: la historia, el pasado,el cine, las aventuras, la ironía y elamour fou.Desde el tigre-fantasma de Tro-

pical Malady (2004) de Apichat-pong Weerasethakul, ningún ani-mal había sido testigo de las pasio-neshumanas de forma tan enigmá-tica como el cocodrilomelancólico

de Tabú. En cierto modo, hay unhondovínculo entre el filmedeGo-mes y el deWeerasethakul. Ambosfilmanobras arraigadas enel imagi-nario de su país; practican un cineque experimenta con la rotura delas formas narrativas clásicas y seinteresan por las fracturas que seabren en la realidad para dar pasoa lo onírico, lo fantástico. JamesQuandt escribe que, en TropicalMalady, la enfermedad queda títu-lo al filme es la del recuerdo. En elcasodeTabú, esa enfermedadofre-ce la posibilidad de vivir.Tabú es una película de fantas-

mas. Un relato sobre el tiempo y lamemoria, sobre la necesidad de re-visitar los recuerdos más íntimospara darles otra forma, más bella,más intensa,más cinematográfica.Miguel Gomes explica que lo

que pone enmarcha sus proyectoses un deseo de ficción, algo por loque también sedesviven sus perso-najes. Pilar, una buena samaritanasolitaria y devota, únicamente sepreocupa por solucionar la vida de

los demás (e ir al cine). Atenta, es-cucha los relatos patético-hilaran-tesdeAurora, su ancianavecinade-mentequedescribe a Santa, su asis-tenta caboverdiana, (en contrastea lo que vemos en la pantalla) co-mo un demonio que le hace la vidaimposible, e inventamonólogos enlos quenodistingue vivosdemuer-tos, seres humanos de animales,realidad de ficción. Estas historias

equivalen a los númerosmusicaleshabituales en los filmes de Gomes,aunque sólo conel baile de las pala-bras y la imaginación; se trata derupturas hacia otras realidadesquenacende lamente de susprota-gonistas; advertencias de la muta-ción que sufrirá el relato.Hacia el final de la primera mi-

tad de Tabú, Aurora parece delirarotra vez. En su lechodemuerte, re-clama a Ventura. ¿Pero quién esVentura?Pilar se lanza a la búsque-da de ese personaje misterioso,que devendrá pieza fundamentalen la segunda parte del filme.Ventura fue amante de Aurora

en su juventud, cuando ambos vi-vían en una (indeterminada) colo-niaportuguesa africana, bajo los in-flujos del Monte Tabú, que no sontelúricos sino cinematográficos.Llegan a través deTabú (1931) y de

Amanecer (1927), deMurnau, ade-más del cinemudo y del cine clási-co en un sentidomás amplio. El ta-bú del filme de Gomes es una pa-sión prohibida: la relación adúlte-ra entre Aurora y Ventura.El espectador se sumerge en lo

más hondo de la memoria subjeti-va de Ventura y le acompaña ensus recuerdos, sensaciones, senti-mientos. Descubre un mundo me-

jor que el real, lleno de aventuras,colores (a pesar del blanco y ne-gro) y pasiones cinematográficasque parecen provenir de filmes co-mo Mogambo (John Ford, 1953) oHatari! (Howard Hawks, 1962).Gomes declara que su intenciónera rememorar un pasado talcomo, finalmente, lo recuerda uno:sin las palabras exactas que se dije-ron, pero con la intensidad de losmomentos que quedan, siemprealgo fabulados.Para ello, Gomes se sirve, en esa

segunda parte, de la estética de losfilmesmudos, pero no de forma li-teral sino a partir de una reescritu-ra personal. La gestualidad domi-na la escena, ahora sindiálogos, pe-ro permanece el sonido ambiente.La voz en off de Ventura, fabula,teje el relato, de un modo cercanoal improvisado, e imbuido por elimaginariohollywoodiense,monó-logo del “Edward G. Robinson” deMoi, un noir (JeanRouch, 1958) enlas calles de Abidjan.El Paraíso que evoca el relato es

íntimo, secreto, alejado de la reali-dad política y social africana de los60. Esa pasión única se ve puntea-da por los númerosmusicales de laMario's Band. El deseo amorosode los protagonistas se intensificaen esos instantes de ardormusical.

Gomes, como ya hizo en sus ante-riorespelículas, fractura sus narra-ciones, retuerce las formas,mezclagéneros (aventuras, musical, béli-co, melodrama), influencias, mo-mentos históricos; juega, se divier-te, gamberrea. Y nos lleva hacia unfinal sin vuelta atrás; en el que losfantasmas se siguen amando, im-pregnadosdeunaprofundamelan-colía, hermana de la saudade. |

Tabú

Dirección: MiguelGomes. Guión:Miguel Gomes yMariana Ricardo.Con TeresaMadruga, LauraSoveral, AnaMoreira, CarlotoCotta, y HenriqueEspírito Santo,entre otros.http://www.the-match-factory.com/films/items/tabu.html

‘Tabú’Estrenar unapelícula portuguesa ya esunacontecimiento, porque setratadeunode los cines europeosmás estimulantes. Ydeentre estos cineastaslusospletóricosdestacaMiguelGomes coneste extraordinario filme

El cocodrilomelancólico

El enigmáticoy melancólicococodrilo ypasiones en lamemoria conestética de filmemudo, trabajodel director defotografía portu-gués Rui Poças

‘Tabú’ da las clavesdel relato en losmagníficos primeroscinco minutos: lahistoria, el pasado, elcine, las aventuras, laironía y el ‘amour fou’

Gomes fracturasus narraciones,retuerce las formas,mezcla géneros,influencias, momentoshistóricos; juega, sedivierte, gamberrea