Asesinos sin rostro

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Mientras procura desenmascarar a los despiadados asesinos de una anciana que ha muerto con la palabra "extranjero" en la boca antes de que los prejuicios raciales latentes en la comunidad desaten una ola de violencia vengadora, Wallander debe enfrentar el abandono de su esposa.

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Asesinos sin rostro

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Henning Mankell

Asesinos sin rostro

Ttulo original: Mrdaew utan ansikte1 Edicin: febrero 2001 Henning Mankell, 1991 de la traduccin: Dea M. Mansten y Amanda Monjonell Mansten, 2001Tusquets Editores S.A.ISBN 84-8310-159-9

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Al despertarse tiene la certeza de que ha olvidado algo. Algo que ha soado durante la noche. Algo que debe recordar. Lo intenta. Pero el sueo parece un agujero negro. Un pozo que no revela nada de su contenido.Al menos no he soado con los toros, piensa. De haberlo hecho, estara empapado como si hubiera sudado de fiebre durante la noche. Esta noche los toros me han dejado en paz.Permanece quieto en la cama, a oscuras, escuchando. La respiracin de su esposa es tan dbil que casi resulta imperceptible.Cualquier maana yacer muerta a mi lado, sin que yo me haya dado cuenta, piensa. O yo. Uno de los dos morir antes que el otro. Cualquier amanecer supondr que uno de los dos se ha quedado solo.Mira el reloj que hay en la mesilla de noche. Las agujas brillan y sealan las cinco menos cuarto.Por qu me he despertado?, piensa. Siempre duermo hasta las cinco y media. As ha sido durante ms de cuarenta aos. Por qu me he despertado ahora?Escucha en la oscuridad y de pronto descubre que est completamente despierto.Hay algo diferente. Algo que ha dejado de ser como era. Busca a tientas, cuidadosamente, la cara de su esposa. Con las yemas de los dedos nota su calor. O sea que no es ella quien ha muerto. An no se ha quedado solo ninguno de los dos.Escucha en la oscuridad.La yegua, piensa. No relincha. Por eso me he despertado. Suele relinchar por la noche. La oigo sin despertarme y en mi subconsciente s que puedo seguir durmiendo.Con mucho cuidado se levanta de la chirriante cama. La han usado durante cuarenta aos. Fue el nico mueble que compraron al casarse y ser la nica cama que tendrn en su vida.Cuando va hacia la ventana por el suelo de madera, siente dolor en la rodilla izquierda.Estoy viejo, piensa. Viejo y gastado. Todas las maanas al despertarme me sorprende constatar que ya tengo setenta aos.Contempla la noche invernal. Es el 8 de enero de 1990 y an no ha nevado en Escania. La lmpara exterior de la puerta de la cocina vierte su luminosidad en el jardn, sobre el castao sin hojas y los campos lejanos. Con los ojos entornados mira hacia la granja de sus vecinos, los Lvgren. La casa blanca, baja y alargada est a oscuras. En la cuadra, situada perpendicularmente a la vivienda, hay una tenue luz amarilla encima de la puerta negra. All est la yegua en su box y all, por las noches, inesperadamente, suele relinchar de angustia.Escucha en la oscuridad. Detrs de l, la cama rechina. Qu haces? murmura su esposa.Duerme, duerme le contesta. Estoy estirando un poco las piernas.Te duelen? No.Pues duerme! No vaya a ser que te resfres. Oye cmo su mujer se da la vuelta en la cama.Una vez nos amamos, piensa. Pero rehuye su propio pensamiento. Es una palabra demasiado bonita. Amar. No es para gente como nosotros. Un hombre que ha sido granjero durante ms de cuarenta aos y que se ha doblegado sobre el espeso barro de Escania no usa la palabra amar cuando habla de su esposa. En nuestra vida el amor ha sido algo muy distinto...Observa la casa de sus vecinos, aguza la vista, intenta atravesar la oscuridad de la noche invernal.Relincha, piensa. Relincha en tu box para que sepa que todo est como de costumbre. Para que pueda meterme bajo el edredn un ratito ms. El da de un granjero jubilado y baldado ya es bastante largo y aburrido.De pronto descubre que se ha quedado mirando la ventana de la cocina de sus vecinos. Nota algo diferente. A lo largo de todos estos aos ha echado de vez en cuando una mirada a esa ventana y ahora hay algo que de repente parece distinto. O es la oscuridad lo que lo confunde? Cierra los ojos y cuenta hasta veinte para descansar la vista. Despus mira la ventana otra vez y est seguro de que est abierta. Esa ventana siempre ha estado cerrada por las noches. Y la yegua no ha relinchado...La yegua no ha relinchado. El viejo Lvgren no ha dado su habitual paseo nocturno hasta la cuadra, cuando la prstata se deja sentir y lo saca del calor de la cama...Son imaginaciones mas, se dice. Veo borroso. Todo est igual. Qu podra ocurrir aqu, en este pequeo pueblo de Lenarp, un poco al norte de Kadesj, camino del precioso lago de Krageholm, en el corazn de Escania? Aqu no pasa nada. El tiempo se ha parado en este pequeo pueblo, donde la vida fluye como un riachuelo sin energa ni voluntad. Slo hay unos cuantos granjeros viejos que han vendido o arrendado sus tierras a otros. Aqu vivimos a la espera de lo inevitable...Vuelve a mirar hacia la ventana de la cocina y piensa que ni Maria ni Johannes Lvgren se olvidaran de cerrarla. Con la edad, el temor se mete en el cuerpo y cada vez se ponen ms cerraduras; nadie olvida cerrar una ventana antes de que caiga la noche. Envejecer es preocuparse. Los temores de la infancia vuelven cuando uno se hace mayor...Puedo vestirme y salir, piensa. Ir cojeando por el jardn, con el aire invernal en la cara, hasta la cerca que separa nuestros terrenos. Puedo comprobar con mis propios ojos que veo fantasmas.Pero decide quedarse. Johannes pronto se levantar de la cama para hacer el caf. Primero encender la luz del bao, luego la de la cocina. Todo transcurrir como de costumbre...Est al lado de la ventana y se da cuenta de que tiene fro. El fro de la vejez que se acerca sigilosamente, incluso en las habitaciones ms calientes. Piensa en Maria y Johannes. Con ellos tambin hemos vivido un matrimonio, piensa, como vecinos y agricultores. Nos hemos ayudado mutuamente, hemos compartido los problemas y los aos malos. Pero tambin la buena vida. Juntos hemos celebrado la fiesta de San Juan y la cena de Navidad. Nuestros hijos han corrido de una casa a la otra como si perteneciesen a ambas. Y ahora compartimos la interminable vejez...Abre la ventana sin saber por qu, con sigilo. No quiere despertar a Hanna. Aguanta con fuerza el gancho de la ventana para que el viento helado no se lo arranque de la mano. Pero todo est muy quieto y l recuerda que el servicio meteorolgico de la radio no ha dicho que se est acercando un temporal a la llanura de Escania.El cielo se ve estrellado y lmpido y hace mucho fro. Est a punto de cerrar la ventana otra vez cuando le parece or algo. Presta atencin y se da la vuelta de modo que la oreja izquierda quede hacia fuera. El odo bueno, no el derecho, que est daado por todo el tiempo pasado entre tractores sofocantes y ruidosos.Un pjaro, piensa. Un pjaro nocturno que chilla. Despus se asusta. La angustia aparece como surgida de la nada, y lo invade.Parece que alguien grita. De forma desesperada, para que lo oigan otras personas.Una voz que sabe que debe atravesar gruesos muros de piedra para llegar hasta sus vecinos...Son imaginaciones mas, piensa otra vez. Nadie grita. Quin habra de hacerlo?Cierra la ventana con tanta fuerza que una de las macetas cae y Hanna se despierta.Qu ests haciendo? pregunta con voz irritada. Cuando va a contestar, tiene la certeza de que algo ha ocurrido.El miedo es verdadero.La yegua no relincha dice mientras se sienta en el borde de la cama. Y en casa de los Lvgren la ventana de la cocina est abierta. Alguien est gritando.Ella se incorpora en la cama. Qu dices?l no quiere contestar, pero lo que ha odo no es ningn pjaro, de eso est seguro.Es Johannes, o Maria responde. Uno de los dos pide ayuda.Ella se levanta de la cama y se acerca a la ventana. All est, grande y ancha con su camisn blanco, mirando la oscuridad. La ventana de la cocina no est abierta dice en un susurro. Alguien la ha roto.l se le acerca tiritando de fro.Alguien pide socorro aade ella con voz temblorosa. Qu hacemos? pregunta l.Ve all. Date prisa.Pero y si corremos peligro?No vamos a ayudar a nuestros mejores amigos cuando nos necesitan?Se viste a toda prisa, coge la linterna que est en el armario al lado de los fusibles y del bote de caf. El barro que pisa est congelado. Cuando se da la vuelta ve a Hanna en la ventana.Al llegar a la cerca se detiene. Todo est en calma. Ve que alguien ha roto la ventana de la cocina. Con sigilo pasa por encima de la cerca baja y avanza hacia la casa blanca. Pero ninguna voz lo llama.Son imaginaciones mas, piensa otra vez. Soy un viejo que ya no distingue qu est pasando. Habr soado con los toros esta noche? La vieja pesadilla de los toros que corran hacia m cuando era nio me hizo comprender que un da morira...Entonces vuelve a or el grito. Es muy dbil, como un gemido. Es Maria.Se acerca a la ventana del dormitorio y mira con cuidado entre la cortina y el cristal.De pronto comprende que Johannes est muerto. Dirige la linterna hacia dentro y cierra los ojos con fuerza antes de obligarse a mirar.Mara aparece encogida en el suelo, atada a una silla. Tiene sangre en la cara y en la falda del camisn manchado ve la dentadura postiza rota.Despus ve uno de los pies de Johannes. Slo alcanza a ver el pie. El resto del cuerpo est oculto detrs de la cortina. Vuelve cojeando y pasa por encima de la cerca otra vez. Mientras corre desesperadamente dando traspis en el barro congelado siente el dolor de la rodilla de nuevo.Primero llama a la polica.Luego saca una palanca de un armario que huele a naftalina.Qudate aqu le dice a Hanna. No debes ver eso. Qu es lo que ha pasado? pregunta ella con temor y lgrimas en los ojos.No lo s dice. Me he despertado porque la yegua no ha relinchado esta noche. Eso s que lo s con seguridad. Es el 8 de enero de 1990.An no ha amanecido.

2

La llamada telefnica fue registrada en la comisara de Ystad a las 5.13. La recibi un polica exhausto que haba estado de guardia casi sin interrupcin desde la Nochevieja. Oy la voz entrecortada en el telfono y pens que era un viejo trastornado. Pero algo llam su atencin. Empez a hacerle preguntas. Cuando termin, pens un momento antes de levantar el auricular de nuevo y marcar el nmero que saba de memoria.Kurt Wallander dorma. La noche anterior se haba quedado escuchando hasta una hora muy avanzada las grabaciones de Mara Callas que un buen amigo le haba enviado desde Bulgaria. Una y otra vez haba vuelto a su Traviata, y cuando se fue a dormir casi eran las dos. El telfono lo arranc de un fantstico sueo ertico. Como para asegurarse de que solamente era un sueo, estir el brazo para tocar el edredn. Pero en la cama slo se encontraba l. Su esposa no estaba, le haba dejado haca tres meses, y tampoco estaba la mujer negra con la que acababa de tener un violento coito en sueos.Mir la hora mientras se estiraba para contestar al telfono. Un accidente de coche, pens rpidamente. El suelo resbaladizo por la helada y alguien que conduce demasiado deprisa y derrapa en la E 14. O una pelea con los inmigrantes que llegaron de Polonia en el transbordador de la maana. Se enderez en la cama y apret el auricular contra la mejilla; sinti la aspereza de la piel sin afeitar.Wallander!No te habr despertado, verdad? No, hombre, no. Estoy despierto.Por qu miento?, pens. Por qu no le digo la verdad? Que lo que ms me gustara es volver a dormir y atrapar un sueo perdido en forma de mujer desnuda?Pens que deba llamarte. Accidente de coche?No exactamente. Un viejo granjero de nombre Nystrm nos ha llamado desde Lenarp. Dice que su vecina est atada en el suelo y que alguien ha muerto.Rpidamente intent recordar dnde se encontraba Lenarp. No tan lejos de Marsvinsholm, en una zona muy accidentada para ser Escania.Pareca algo grave. Pens que era mejor llamarte a ti directamente.A quines tienes en la comisara ahora mismo? Peters y Norn estn buscando a alguien que rompi un escaparate en el Continental. Les aviso?Diles que vayan al cruce que hay entre Kadesj y Katslsa y esperen hasta que yo llegue. Dales la direccin. A qu hora te avisaron?Hace unos minutos.Seguro que no era un borracho el que llam? No lo pareca.Ah no. Pues bueno.Se visti deprisa, sin ducharse, se sirvi una taza de caf tibio que le quedaba en el termo y mir por la ventana. Viva en la calle Mariagatan, en el centro de Ystad, y la fachada adonde daba su ventana estaba agrietada y gris. Se pregunt si nevara aquel invierno en Escania. Esperaba que no. Con las tormentas de nieve en esa regin siempre llegaban periodos de trabajo incesante. Accidentes de coche, parturientas bloqueadas por la nieve, viejos que se quedaban aislados y cables elctricos cados. Con las tormentas de nieve llegaba el caos, y le pareci que aquel invierno l estaba mal preparado para afrontarlo. El desconsuelo de haber sido abandonado por su mujer an le escoca.Condujo. por la calle Regementsgatan hasta llegar a la autova de sterleden. En la calle Dragongatan el semforo estaba en rojo. Puso la radio para escuchar las noticias. Una voz excitada contaba que un avin haba cado en un continente lejano.Hay un tiempo para vivir y otro para estar muerto, pens mientras se frotaba los ojos para apartar el sueo. Era un conjuro que haba adoptado haca muchos aos. En aquel entonces era un joven polica que patrullaba las calles de Malm, su ciudad natal. En una ocasin, un borracho al que pretendan echar del parque Pildamm lo atac por sorpresa con un gran cuchillo. Le hizo un corte profundo muy cerca del corazn. Por pocos milmetros se haba salvado de una muerte inesperada. Tena veintitrs aos y en un segundo entendi lo que significaba ser polica. El conjuro era su manera de defenderse contra el recuerdo.Dej atrs la ciudad, pas por delante de los almacenes de muebles construidos haca poco junto a la entrada de la autova y vislumbr el mar a lo lejos. El ambiente estaba gris, pero curiosamente sereno para ser pleno invierno. Lejos en el horizonte se divisaba un buque con rumbo al este. Las tormentas de nieve vendrn, pens. Tarde o temprano las tendremos encima.Apag la radio e intent concentrarse en lo que le esperaba.Qu era lo que saba?Una seora mayor atada en el suelo? Un hombre que haba afirmado haberla visto a travs de la ventana? Pis el acelerador despus de pasar por la salida a Bjresj y le pareci indudable que el viejo haba sufrido un ataque de demencia senil. En sus muchos aos de servicio haba notado ms de una vez que para las personas mayores y aisladas llamar a la polica era como un grito desesperado de socorro. El coche patrulla lo esperaba en el desvo de Kadesj. Peters haba salido y estaba mirando una liebre que corra a saltos por el campo.Al ver que Wallander se acercaba en su Peugeot azul lo salud con la mano y se puso al volante.La grava helada cruja bajo las ruedas. Kurt Wallander conduca detrs del coche patrulla. Pasaron la salida de Trunnerup y subieron las cuestas empinadas que llevaban a Lenarp. Se metieron por un estrecho camino rural, no ms ancho que un tractor, por el que recorrieron un kilmetro. Dos granjas, una al lado de la otra, dos edificios alargados pintados de blanco y con jardines muy cuidados.Un hombre mayor se acerc apresuradamente. Kurt Wallander vio que cojeaba, como si le doliera una rodilla.Al salir del coche se dio cuenta de que se haba levantado el viento. Puede que nevase, despus de todo.En cuanto vio al hombre supo que algo verdaderamente desagradable le esperaba. En aquellos ojos haba un brillo de espanto que no poda ser fingido.Forc la puerta deca con tono febril una y otra vez. Forc la puerta porque tena que verlo. Ella est a punto de morir, ella tambin.Entraron por la puerta forzada. Wallander sinti el impacto del olor a viejo. Los papeles pintados eran anticuados y tuvo que entornar los ojos para poder ver en la oscuridad.Qu ha pasado aqu? pregunt. All dentro contest el viejo. Luego se ech a llorar.Los tres policas se miraron.Kurt Wallander empuj la puerta con el pie.Era peor de lo que se imaginaba. Mucho peor. Ms tarde dira que era lo peor que jams haba visto. Y haba visto mucho.La habitacin del viejo matrimonio estaba llena de sangre. Hasta la lmpara de porcelana que colgaba del techo estaba salpicada. Encima de la cama yaca bocabajo un hombre mayor con la parte superior del cuerpo al descubierto y los calzoncillos largos bajados. Tena la cara destrozada, irreconocible. Pareca que alguien haba intentado cortarle la nariz. Le haban atado las manos detrs de la espalda y destrozado el fmur izquierdo. El hueso blanco reluca entre todo aquel rojo.Joder!Wallander oy el gemido de Norn y sinti arcadas. Una ambulancia, rpido dijo mientras tragaba. Rpido, rpido...Luego se agacharon sobre la mujer que yaca en el suelo atada a una silla. Le haban puesto una fina cuerda alrededor del esculido cuello. Respiraba dbilmente. Kurt Wallander le orden a gritos a Peters que buscase un cuchillo. Cortaron la cuerda, que se le haba hundido en las muecas y en el cuello, y la acostaron en el suelo con mucho cuidado. Wallander puso la cabeza de la mujer en su regazo.Mir a Peters y supo que ambos estaban pensando en lo mismo.Quin poda ser tan cruel? Ponerle una cuerda tan fina en el cuello a una anciana indefensa?Espera ah fuera dijo Kurt Wallander al viejo que sollozaba en la puerta. Espera ah y no toques nada.Su voz sonaba como un rugido.Rujo porque tengo miedo, pens. En qu mundo vivimos?Esperaron unos veinte minutos. La respiracin de la mujer era cada vez ms irregular y Wallander empez a temer que la ambulancia llegara demasiado tarde.Reconoci al conductor de la ambulancia, se llamaba Antonson.Su asistente era un joven al que nunca haba visto. Hola dijo Wallander. El est muerto pero ella vive. Intentad mantenerla con vida.Qu ha pasado? pregunt Antonson.Espero que ella nos lo pueda decir si sobrevive. Venga, daos prisa!Cuando la ambulancia desapareci por el camino de grava, Kurt Wallander y Peters salieron. Norn se sec la cara con un pauelo. El alba se anunciaba lentamente. Wallander mir su reloj. Faltaban dos minutos para las siete y media. Es como un matadero dijo Peters.Peor contest Wallander. Llama y pide que venga todo el personal. Dile a Norn que ponga barreras. Yo hablar con el viejo.Mientras hablaba oy algo parecido a un grito. Se sobresalt, y entonces el chillido se repiti.Un caballo relinchaba.Se dirigieron a la cuadra y abrieron la puerta. Dentro, en la oscuridad, un caballo golpeaba el suelo de su box nerviosamente. Ola a estircol caliente y a orn.Dale agua y heno dijo Kurt Wallander. Quizs haya ms animales por aqu.Al salir de la cuadra se estremeci. Unos pjaros negros graznaban en un rbol solitario, en un campo lejano. Inspir el aire fresco y not que se haba levantado el viento.Usted se llama Nystrm dijo dirigindose al viejo, que ya no lloraba. Ahora dgame lo que ha pasado. Si le he entendido bien, usted vive en la granja vecina, verdad?El hombre asinti con la cabeza y pregunt con voz temblorosa:Qu ha pasado?Espero que usted me lo diga replic Kurt Wallander. Podemos ir a su casa?En la cocina, sentada en una silla, lloraba una mujer que llevaba una bata anticuada. En cuanto Kurt Wallander se present, ella se levant y empez a preparar caf. Se sentaron a la mesa de la cocina. Wallander vio que algunos adornos de Navidad todava colgaban en la ventana. Tambin haba un gato viejo que no le quitaba el ojo de encima. Alarg la mano para acariciarlo.Muerde advirti Nystrm. No est acostumbrado a la gente. Slo a Hanna y a m.Wallander record que su mujer lo haba abandonado y se pregunt por dnde empezara. Un asesinato bestial, pens. Y con muy mala suerte pronto ser un doble asesinato.De repente se acord de algo. Dio unos golpecitos en el cristal de la ventana y seal a Norn.Disclpenme un segundo dijo mientras se levantaba. El caballo ya tiene agua y heno aclar Norn. No haba ms animales.Que alguien vaya al hospital orden Kurt Wallander. Por si la mujer se despierta y dice algo. Algo tiene que haber visto. Norn asinti con la cabeza. Enva a alguien que tenga buen odo continu Wallander. Mejor si sabe leer los labios.Al volver a la cocina se quit el abrigo y lo dej en el sof.Cuntenme dijo. Cuntenme todo lo que sepan y no olviden ningn detalle. No tengan prisa.Despus de dos tazas de caf poco cargado comprendi que ni Nystrm ni su esposa tenan algo importante que contar. Le confirmaron algunas horas y le explicaron la vida que llevaba el viejo matrimonio asaltado.Le quedaban dos preguntas.Saben si guardaban mucho dinero en casa? pregunt. No contest Nystrm. Lo metan todo en el banco. La pensin tambin. Y no eran ricos. Cuando vendieron la tierra, los animales y las mquinas, regalaron el dinero a sus hijos.La segunda pregunta le pareca que no tena sentido. Pero la hizo de todos modos. Tal como estaban las cosas, no tena eleccin.Saben si tenan enemigos? pregunt. Enemigos?Alguien que pudiera haber hecho esto? Pareca que no haban entendido la pregunta. La repiti.Los dos viejos le miraron con incredulidad.La gente como nosotros no tiene enemigos dijo el hombre. Wallander not que hablaba con tono ofendido. A veces discutimos por el mantenimiento de un camino o por los lmites de un terreno. Pero no nos matamos.Wallander movi la cabeza en seal de asentimiento. Pronto volver a llamarles dijo, y se levant con el abrigo en la mano. Si se acuerdan de algo no duden en llamar a la polica. Pregunten por m, Kurt Wallander.Y si vuelven...? pregunt la anciana. Kurt Wallander neg con la cabeza.No lo harn dijo. Seguramente eran atracadores. No volvern. No tienen por qu preocuparse.Pens que deba decir algo ms para tranquilizarlos. Pero qu les dira? Qu seguridad podra ofrecer a unas personas que acababan de vivir el brutal asesinato de su vecino ms cercano y que slo podan quedarse esperando a que muriera una segunda persona?El caballo dijo. Quin le dar de comer?Lo haremos nosotros contest el anciano. Le daremos lo que haga falta.Wallander sali al fro del amanecer. El viento era ms fuerte y se encogi al ir hacia su coche. En realidad debera quedarse para echar una mano a sus compaeros. Pero tena fro, no se encontraba bien y no quera permanecer all ms de lo necesario. Adems, a travs de la ventana haba visto que el que haba llegado con el coche patrulla era Rydberg. Eso significaba que los tcnicos no acabaran su trabajo hasta que le hubieran dado la vuelta a cada trozo de barro del lugar del crimen para estudiarlo. Rydberg, que se retirara al cabo de pocos aos, era un polica apasionado. Aunque a veces poda parecer pedante y flemtico, era una garanta de que la investigacin del lugar del crimen se hara debidamente.Rydberg, que tena reuma y usaba bastn, se acercaba cojeando por el corral.No es muy bonito dijo. Parece un matadero.No eres el primero que lo dice contest Kurt Wallander. Rydberg tena el semblante serio.Tenemos alguna pista?Kurt Wallander neg con la cabeza. Nada de nada?Haba como una splica en la voz de Rydberg.Los vecinos no han odo ni han visto nada. Creo que son unos delincuentes comunes.Te parece comn esta brutalidad demencial?Rydberg estaba excitado y Kurt Wallander se arrepinti de sus palabras. Naturalmente quiero decir que se trata de personas excepcionalmente bestiales las que han hecho esto. La clase de gente que se gana la vida atacando a ancianos solitarios en granjas apartadas.Tenemos que atraparlos dijo Rydberg. Antes de que vuelvan a actuar.S contest Kurt Wallander. Aunque se nos escapen otros este ao, a stos s que debemos atraparlos.Se sent en el coche y arranc. En una curva del estrecho camino estuvo a punto de chocar contra un vehculo que se le acercaba a gran velocidad. Reconoci al conductor. Era un periodista que trabajaba para uno de los grandes diarios nacionales y apareca cuando algo de considerable inters ocurra en los alrededores de Ystad.Wallander atraves Lenarp un par de veces de punta a punta. Haba luz en las ventanas, pero no haba nadie en las calles.Qu dirn cuando lo sepan?, pens.Estaba desanimado. La visin de la anciana con la cuerda alrededor del cuello no lo dejaba en paz. La crueldad era incomprensible. Quin poda hacer algo semejante? Por qu no darle un hachazo en la cabeza para acabar con ella en el acto? Por qu torturarla?Intent analizar la situacin mientras atravesaba el pequeo pueblo a poca velocidad. En el cruce con la carretera que iba hacia Blentarp se detuvo, encendi la calefaccin porque tena fro y luego se qued inmvil mirando al horizonte.Era l quien llevara la investigacin, lo saba. No poda ser ningn otro. Despus de Rydberg era el polica con ms experiencia en Ystad, a pesar de que slo tena cuarenta y dos aos.Gran parte del trabajo de la investigacin sera pura rutina. Examinar el lugar del crimen, hacer preguntas en Lenarp y a lo largo del posible camino de huida de los atracadores. Haban visto algo sospechoso? Un incidente fuera de lo normal? Las preguntas le retumbaban en la cabeza.Pero Kurt Wallander saba por experiencia que los robos en las zonas rurales muchas veces resultaban difciles de resolver.Su esperanza resida en que la anciana sobreviviese. Ella haba visto algo. Ella saba algo.Pero si mora, el doble asesinato sera difcil de resolver. Se sinti intranquilo.En circunstancias normales, la ansiedad estimulaba su energa y determinacin, condiciones imprescindibles en cualquier trabajo policial; y l pensaba que era un buen polica. Pero en ese momento se senta inseguro y cansado.Se oblig a poner la primera. El coche se movi unos metros. Luego se volvi a parar.Era como si hasta ese momento no hubiera entendido lo que haba vivido aquella glida maana de invierno.La crueldad y ensaamiento del asalto a la pareja de indefensos ancianos le atemoriz.Aquello no debera haber ocurrido jams.Mir a travs de las ventanillas del coche. El viento silbaba y ruga por entre las puertas del coche.Ahora tengo que empezar, pens. Es lo que dijo Rydberg.Tenemos que atrapar a los que lo han hecho.Se fue directamente al hospital de Ystad y subi en ascensor hasta la planta de cuidados intensivos. En el pasillo descubri enseguida a Martinson, el joven aspirante a polica, sentado en una silla delante de una puerta.Kurt Wallander se dio cuenta de que estaba irritado. Es posible que no hubiese ms que un joven e inexperto aspirante a polica para hacer guardia en el hospital? Y por qu estaba sentado fuera de la habitacin? Por qu no estaba sentado al lado de la cama, dispuesto a registrar el menor susurro de la mujer maltratada?Hola dijo Kurt Wallander. Cmo va todo?Est inconsciente contest Martinson. Parece que los mdicos no tienen demasiadas esperanzas.Qu haces aqu sentado? Por qu no ests dentro? Me avisarn si pasa algo.Kurt Wallander not que Martinson se pona nervioso. Hablo como un viejo maestro grun, pens.Con mucho cuidado empuj la puerta y mir hacia dentro. Haba varias mquinas aspirando y bombeando en la antesala de la muerte. Los tubos serpenteaban como gusanos transparentes a lo largo de las paredes. Una enfermera repasaba un diagrama cuando l abri la puerta.Aqu no puede entrar dijo en tono brusco.Soy polica replic Wallander tmidamente. Slo quiero saber cmo est.Se le ha dicho que espere fuera aadi la enfermera. Antes de que a Kurt Wallander le diera tiempo de contestar entr un mdico con mucha prisa en la habitacin. Le pareci muy joven.Preferimos no tener extraos aqu dentro dijo el joven mdico al ver a Kurt Wallander.Me ir. Pero quiero saber cmo se encuentra. Me llamo Wallander y soy polica. Polica criminalista explic sin saber si eso cambiaba las cosas. Soy el que lleva la investigacin y debo buscar a quienes lo han hecho. Cmo est? Es increble que todava viva contest el mdico, sealndole con la cabeza que le siguiera hasta la cama. Todava no sabemos qu est roto y daado dentro de ella. Primero tenemos que saber si va a sobrevivir. Pero la trquea est muy deformada. Como si alguien hubiera intentado estrangularla.Eso fue precisamente lo que pas dijo Kurt Wallander mirando la cara delgada que se dejaba ver entre las sbanas y los tubos.Debera estar muerta continu el mdico.Espero que sobreviva dijo Kurt Wallander. Es el nico testigo que tenemos.Nosotros esperamos que todos nuestros pacientes sobrevivan contest el mdico secamente, estudiando una pantalla donde las lneas verdes hacan movimientos oscilatorios sin cesar.Kurt Wallander dej la habitacin despus de que el mdico dijera que no poda aclarar nada. El desenlace era imprevisible. Maria Lvgren poda fallecer sin recuperar la conciencia. Era imposible saber lo que ocurrira.Sabes leer los labios? le pregunt a Martinson. No contest el muchacho, sorprendido. Lstima dijo Wallander y sali.Desde el hospital se dirigi en coche directamente al edificio pardo de la comisara que estaba en la salida este de la ciudad.Se sent ante su escritorio y mir por la ventana hacia el viejo depsito rojo de agua.Quizs haga falta otro tipo de policas, pens. Policas que no se impresionen cuando en una madrugada de enero estn obligados a entrar en un matadero humano en la campia surea de Suecia? Policas que no sufran mi inseguridad y angustia?El telfono interrumpi sus pensamientos. El hospital, pens rpidamente.Ahora llaman para comunicarme que Maria Lvgren ha muerto.Pero tuvo tiempo de despertar? Dijo algo? Se qued mirando el telfono mientras sonaba. Mierda, pens.Mierda. Lo que sea, pero eso no.Pero cuando levant el auricular descubri que era su hija. Se sobresalt tanto que casi tira el telfono al suelo. Pap dijo, y l oy caer las monedas.Hola contest l. Desde dnde llamas?Que no sea desde Lima, pens. O Katmand. O Kinshasa.Estoy en Ystad.Entonces se alegr. Eso significaba que la vera.He venido a verte dijo. Pero he cambiado de opinin. Estoy en la estacin. Me voy ahora. Slo quera decirte que por lo menos haba pensado en venir a verte.Luego la llamada se cort. Wallander se qued sentado con el auricular en la mano.Era como si tuviese algo muerto, algo suelto en la mano. Maldita cra, pens. Por qu me hace esto?Su hija Linda tena diecinueve aos. Hasta los quince haban mantenido una buena relacin. Cuando tena problemas se diriga a l y no a su madre, o cuando quera hacer algo pero no se atreva. Haba visto cmo se haba transformado de nia rechoncha en una mujer joven de belleza provocativa. Hasta cumplir los quince aos no dej traslucir los demonios secretos que un da la llevaran a un terreno inseguro y enigmtico.Un da de primavera, despus de cumplir quince aos, de repente y sin aviso, intent suicidarse. Fue un sbado por la tarde. Kurt Wallander estaba reparando una de las sillas del jardn mientras su esposa limpiaba los cristales. l dej el martillo y entr en la casa, empujado por una ansiedad repentina. Linda estaba en la cama, se haba cortado las muecas y el cuello con una hoja de afeitar. Ms tarde, cuando todo haba pasado, el mdico le explic que habra muerto si l no hubiera entrado en aquel momento o si no le hubiera puesto un vendaje a presin con la serenidad con que lo hizo.Nunca super el susto. La relacin entre l y Linda se rompi. Ella se apartaba y l no lograba entender qu la haba llevado al intento de suicidio. Dej el colegio, aceptaba diferentes trabajos temporales y de pronto desapareca durante largos periodos. En dos ocasiones su esposa le haba obligado a denunciar su desaparicin. Los dems policas haban visto su dolor cuando Linda era el objeto de su investigacin. Pero ella volva a aparecer y por sus bolsillos y pasaporte descubran sus viajes.Coo, pens. Por qu no te quedas? Por qu cambias de idea?El telfono son otra vez, cogi el auricular compulsivamente.Es pap dijo sin pensar.Qu quieres decir con eso? pregunt su padre al otro lado de la lnea. Qu quieres decir contestando es pap? Pensaba que eras polica.No tengo tiempo de hablar contigo ahora. Puedo llamarte ms tarde?No, no puedes. Qu es eso tan importante?Ha ocurrido algo grave esta maana. Te llamo luego. Qu ha pasado?Su anciano padre lo llamaba casi cada da. En varias ocasiones haba dado rdenes a la telefonista de no pasar sus llamadas. Pero su truco fue descubierto y empez a dar otros nombres y a cambiar la voz para tomarles el pelo a las telefonistas.Kurt Wallander slo vio una posible escapatoria.Ir a verte esta tarde dijo. Entonces podremos hablar. Su padre se dej convencer a regaadientes.Ven a las siete. Tendr tiempo para recibirte. Ir a las siete. Hasta luego.Colg y bloque el telfono para no recibir llamadas. Rpidamente pens en tomar el coche y bajar hasta la estacin a buscar a su hija. Hablar con ella, intentar resucitar la relacin que tan enigmticamente se haba perdido. Pero saba que no lo hara. No quera arriesgarse a que su hija se fuera corriendo para siempre.La puerta se abri y asom la cabeza de Nslund. Hola dijo. Lo hago pasar?Pasar a quin? Nslund mir su reloj.Son las nueve contest. Ayer dijiste que queras a Klas Mnson sobre esta hora para interrogarle.Qu Klas Mnson?Nslund lo mir con curiosidad.El que atrac la tienda en la autova sterleden. Te has olvidado de l?De pronto se dio cuenta de que Nslund, obviamente, no saba nada del asesinato cometido durante la noche. Debes ocuparte de Mnson dijo. Anoche hubo un asesinato en Lenarp. Es posible que sea un doble asesinato. Un matrimonio de ancianos. Debes ocuparte de Mnson. Mejor pospn la entrevista. Tenemos que organizar la investigacin de Lenarp antes que nada.El abogado de Mnson ya ha llegado dijo Nslund. Si le envo a casa montar un nmero de cojones.Haz un interrogatorio preliminar orden Kurt Wallander. Si a pesar de todo el abogado empieza a gritar, no podremos hacer nada. Avisa que hay reunin en mi despacho a las diez. Tienen que venir todos.De pronto estaba en marcha. Volva a ser polica. La angustia que senta por su hija y su esposa tendra que esperar. En aquel momento empezaba la laboriosa tarea de cazar al asesino.Se deshizo de un montn de papeles del escritorio, rompi una quiniela que nunca tendra tiempo de rellenar, fue al comedor y se sirvi una taza de caf.A las diez estaban todos reunidos en su despacho. Rydberg haba ido desde el lugar del crimen y estaba sentado en una silla de madera cerca de la ventana. Siete policas, unos de pie otros sentados, llenaban la habitacin. Wallander llam al hospital y se enter de que la situacin de la anciana era crtica, sin novedades.Luego se puso a dar detalles sobre lo que haba pasado. Fue peor de lo que podis imaginaron empez. O qu dices t, Rydberg?Exacto contest Rydberg. Como en una pelcula americana. Hasta ola a sangre. No suele ocurrir. Tenemos que capturar a los que lo han hecho sigui Kurt Wallander. No podemos dejar sueltos a desquiciados de esa calaa.Se hizo el silencio en la habitacin. Rydberg tamborileaba con los dedos en el respaldo de la silla. Se oy rer a una mujer en el pasillo.Kurt Wallander los mir. Eran sus compaeros. Ninguno era un amigo del alma. Pero estaban unidos.Bueno dijo. Qu hacemos? Tenemos que empezar. Eran las once menos veinte.

3

A las cuatro menos cuarto de la tarde, Kurt Wallander sinti hambre. No haba tenido tiempo de comer en todo el da. Despus de la reunin haba dedicado la maana a organizar la caza de los asesinos de Lenarp. No dudaba en emplear el plural. Le costaba imaginar que una sola persona pudiera haber cometido aquel bao de sangre.Fuera estaba oscuro cuando se dej caer en la silla de detrs de su escritorio con la intencin de redactar una nota de prensa. Encontr montones de mensajes telefnicos que le haba dejado una de las telefonistas. Busc en vano el nombre de su hija y luego los amonton en la bandeja de correo entrante. Para eludir la desagradable experiencia de ponerse ante las cmaras de televisin de Noticias del Sur y decir que de momento no tenan ninguna pista de quines haban cometido el brutal asesinato de los ancianos, le haba rogado a Rydberg que lo hiciera. A cambio escribira la nota de prensa. Sac una hoja de un cajn de la mesa. Pero qu iba a escribir? El trabajo de aquel da slo haba consistido en acumular una gran cantidad de interrogantes.Un da de espera. En la unidad de cuidados intensivos, la anciana que haba sobrevivido al estrangulamiento de la cuerda luchaba por su vida.Llegaran a saber algn da lo que la mujer haba visto aquella terrible noche en la casa solitaria? O se morira sin poder contarles nada?Kurt Wallander mir por la ventana, hacia la oscuridad. En lugar de la nota de prensa empez a escribir un resumen de lo que se haba hecho durante el da y de lo que tenan como punto de partida.Nada, pens al acabar. Atacan y torturan brutalmente a dos viejos que no tienen enemigos ni dinero escondido. Los vecinos no oyen nada. Hasta que los autores del crimen se han ido, no notan que una ventana est rota ni oyen los gritos de socorro de la anciana. Rydberg todava no ha encontrado ninguna pista. Eso es todo.Los viejos que viven en casas aisladas siempre han estado expuestos a atracos. Los atan, los golpean e incluso los matan.Pero esto es otra cosa, pens Kurt Wallander. La fina cuerda al cuello trasluce una lgubre historia de resentimiento y odio, quiz tambin de venganza.Haba algo que no encajaba en aquel crimen.En aquel momento se trataba de no perder la esperanza. Varios grupos de policas haban hablado con los habitantes de Lenarp. Podran haber visto algo? A menudo, antes de asaltar casas aisladas en las que vivan ancianos, los malhechores practicaban un reconocimiento del lugar. Y Rydberg a lo mejor encontrara alguna pista en el lugar del crimen. Kurt Wallander mir el reloj.Cunto haca que no llamaba al hospital? Cuarenta y cinco minutos? Una hora?Decidi esperar hasta que tuviera escrita la nota de prensa. Se coloc los auriculares del pequeo radiocasete y puso una cinta de Jussi Bjrling. La chirriante grabacin de los aos treinta no poda hacer sombra a la esplndida msica de Rigoletto.La nota de prensa era de ocho lneas. Kurt Wallander le pidi a una de las empleadas que la pasara a mquina y luego sacara copias. Mientras tanto, l leera el formulario de preguntas que se enviara a todos los que vivan en los alrededores de Lenarp. Han visto algo fuera de lo normal? Algo que tuviera relacin con el brutal crimen? Estaba convencido de que el formulario no dara ms que molestias. Saba que el telfono sonara sin cesar y que dos policas tendran que escuchar informaciones intiles.De todos modos hay que hacerlo, pens. Al menos confirmaremos que nadie ha visto nada.Volvi a su despacho y llam de nuevo al hospital. Pero nada haba cambiado. La anciana an luchaba por su vida. Cuando colg, Nslund entr en su despacho.Tena razn dijo. Razn?El abogado de Mnson se puso furioso. Kurt Wallander se encogi de hombros. Tendremos que resignarnos a vivir con eso.Nslund se rasc la frente y pregunt cmo iban las cosas. De momento, nada. Hemos empezado. Eso es todo. He visto que llegaba el informe preliminar del mdico forense.Kurt Wallander frunci el entrecejo. Por qu no me lo han dado a m? Est en el despacho de Hanson. Qu coo hace all?Kurt Wallander se levant y sali al pasillo. Siempre lo mismo, pens. Los papeles no llegan adonde deben. Aunque el trabajo de la polica se registraba cada vez con mayor frecuencia en los ordenadores, los papeles importantes an tendan a extraviarse.Hanson estaba hablando por telfono cuando Kurt Wallander llam a su puerta y entr. Vio que la mesa de Hanson estaba cubierta de boletos de juego y programas de diferentes hipdromos del pas. En la comisara todo el mundo saba que Hanson se pasaba la mayor parte de su jornada laboral llamando a diversos entrenadores de caballos para pedir soplos. Dedicaba las noches a idear sistemas de apuestas que le garantizaran las mayores ganancias. Corran rumores de que una vez le haba tocado un gran premio. Pero nadie lo saba con certeza. Y no se poda decir que nadara en la abundancia.Cuando Kurt Wallander entr, Hanson tap el auricular con la mano.El protocolo del informe del forense dijo Kurt Wallander. Lo tienes t?Hanson apart un programa de las carreras de Jgersro. Ahora mismo te lo iba a llevar.El nmero cuatro de la carrera nmero siete es un ganador seguro dijo Kurt Wallander y tom la carpeta de plstico de la mesa.Qu quieres decir con eso?Quiero decir que es un ganador seguro.Kurt Wallander se fue y dej a Hanson boquiabierto. Vio en el reloj del pasillo que an faltaba media hora para la rueda de prensa. Volvi a su despacho y ley el informe mdico con mucha atencin.La brutalidad del asesinato le pareca en aquel momento an ms notoria, si caba, que cuando haba llegado a Lenarp por la maana.En el examen preliminar del cuerpo, el mdico no haba podido determinar la causa de la muerte.Haba demasiadas causas para elegir.El cuerpo tena ocho heridas o cortes profundos producidos por un objeto afilado y serrado. El mdico sugera una sierra de podar. Adems, el fmur derecho estaba roto, al igual que el brazo izquierdo y la mueca. En la piel aparecan seales de quemaduras, hinchazn en los testculos y el hueso frontal estaba hundido. An no se poda constatar la verdadera causa de la muerte.El mdico haba acompaado el informe oficial con una nota aparte:El acto de unos locos, escriba. La violencia a que fue expuesto este hombre habra sido suficiente para matar a cuatro o cinco personas.Kurt Wallander apart el informe. Se senta cada vez peor.Haba algo que no encajaba.Los atracadores de ancianos no solan descargar su odio. Buscaban dinero.Por qu aquella violencia enfermiza?Cuando comprendi que no poda dar una respuesta satisfactoria a la pregunta, volvi a leer el resumen que l mismo haba escrito. Haba olvidado algo? Haba descuidado algn detalle que ms tarde sera importante? Aunque la mayor parte del trabajo policial consista en buscar con mucha paciencia hechos posiblemente relacionados entre s, tambin haba aprendido por experiencia que la primera impresin del lugar de un crimen era fundamental. Sobre todo cuando los policas se contaban entre los primeros en llegar.En el resumen haba algo que le haca pensar. Pese a todo, haba olvidado algn detalle?Se qued sentado durante un buen rato sin descubrir de qu se trataba.La chica abri la puerta y dej la nota de prensa mecanografiada y las copias. Camino de la sala de conferencias, Wallander entr en el lavabo y se mir al espejo. Empezaba a necesitar un corte de pelo. El cabello castao le sala por detrs de las orejas. Y debera perder algunos kilos. Durante los tres meses transcurridos desde que su mujer le abandonara, haba engordado siete kilos. En su solitaria dejadez se haba alimentado de comidas rpidas y pizzas, hamburguesas grasientas y bollera.Gordinfln se dijo en voz alta. Quieres estar como un viejo acabado?Decidi cambiar sus hbitos alimenticios de inmediato. Si fuera necesario, reconsiderara el volver a fumar.Se pregunt cul sera la causa de que casi la mitad de los policas estuvieran divorciados. Por qu las esposas abandonaban a los maridos? En alguna ocasin haba ledo una novela policaca y suspirando haba constatado que en ella la situacin era igual de mala.Los policas estaban divorciados y punto...

La sala donde tendra lugar la rueda de prensa estaba llena. Conoca a la mayora de los periodistas. Pero tambin haba caras nuevas, y una joven llena de marcas de acn lo miraba mientras preparaba su grabadora.Kurt Wallander reparti la escueta nota de prensa y se sent en la tarima que haba al fondo de la sala. En realidad debera haber asistido el jefe de la polica de Ystad, pero estaba de vacaciones de invierno en Espaa. Rydberg haba prometido acudir si acababa pronto con la televisin. Si no lo haca, Kurt Wallander estara solo.Habis recibido la nota empez. En realidad, no tengo nada ms que decir por ahora.Se puede preguntar? dijo un periodista a quien Kurt Wallander reconoca como el corresponsal local del peridico Arbetet.Estoy aqu para eso contest Kurt Wallander. Desde mi punto de vista, es una nota francamente mala dijo el periodista. Deberais explicar algo ms. No tenemos ninguna pista sobre los autores inform Kurt Wallander.O sea que haba ms de uno? Probablemente.Por qu creis eso?Lo creemos, pero no lo sabemos.El periodista hizo una mueca y Kurt Wallander le dio la palabra a otro periodista que conoca.Cmo lo mataron? Violencia externa.Eso puede significar un montn de cosas diferentes! No lo sabemos todava. Los forenses no han acabado su trabajo. Tardarn unos das.El periodista tena ms preguntas, pero fue interrumpido por la chica del acn y la grabadora. Kurt Wallander pudo leer en la parte superior del aparato que era de la radio local. Qu se llevaron los asaltantes?No lo sabemos todava respondi Kurt Wallander. No sabemos siquiera si es un robo.Qu sera si no? No lo sabemos. Hay algo que indique que no sea un robo? No.Wallander notaba que sudaba ante una sala desbordada de periodistas. Recordaba que cuando era un polica joven soaba con encargarse de las ruedas de prensa. Pero en sus sueos no estaban llenas de aire viciado y sudor.Le he hecho una pregunta oy decir a uno de los periodistas que estaba al final de la sala.No le he entendido dijo Kurt Wallander.Para la polica, se trata de un crimen importante? pregunt el periodista.A Wallander le sorprendi la pregunta.Claro que es muy importante resolver este asesinato dijo. Por qu no iba a serlo?Pediris refuerzos?Es demasiado pronto para contestar a eso. Por supuesto que esperamos una pronta solucin. Creo que todava no entiendo tu pregunta.El periodista, que era muy joven y llevaba unas gafas de cristales gruesos, se abri paso a travs de la sala. Kurt Wallander no lo haba visto antes.Slo quiero decir: hoy en Suecia ya nadie se preocupa por las personas mayores.Nosotros s contest Kurt Wallander. Haremos todo lo que podamos para atrapar a los autores. En Escania viven muchas personas mayores en granjas solitarias. Pueden estar seguros de que haremos todo lo que est en nuestras manos. Se levant. Les informaremos cuando tengamos ms que contar dijo. Gracias por venir.La chica de la radio local bloque su camino cuando iba a salir de la sala.No tengo nada ms que decir protest. Conozco a tu hija Linda dijo la chica. Kurt Wallander se qued parado.Ah s? pregunt. Cmo es eso?Nos hemos visto algunas veces. Aqu y all.Kurt Wallander intent pensar si la reconoca. Haban sido compaeras de clase?Ella negaba con la cabeza como si hubiera ledo sus pensamientos.T y yo no nos hemos visto nunca dijo. No me conoces. Linda y yo nos conocimos en Malm.Aj dijo Wallander. Qu bien.Me gusta mucho. Puedo hacerte ms preguntas?Kurt Wallander repiti lo que haba dicho por el micrfono. Lo que le habra gustado era hablar sobre Linda, pero no tena ocasin.Dale recuerdos se despidi la chica al recoger su grabadora. Dale recuerdos de Cathrin. O Cattis.Lo har dijo Kurt Wallander. Lo prometo.Al volver a su despacho sinti un dolor en el estmago. Pero era de hambre o de angustia?Tengo que parar, pens. Tengo que asumir que mi mujer me ha dejado. Tengo que admitir que no puedo hacer mucho salvo esperar a que Linda me venga a ver por iniciativa propia. Tengo que aceptar que la vida es como es...Un poco antes de las seis los policas se reunieron otra vez. Nada nuevo en el hospital. Kurt Wallander organiz rpidamente unos turnos para la noche.Es necesario? pregunt Hanson. Deja una grabadora y cualquier enfermera la podr poner en marcha si la vieja despierta.Es necesario replic Kurt Wallander. Me har cargo desde medianoche hasta las seis. Hay algn voluntario hasta entonces?Rydberg asinti con la cabeza.Yo puedo estar sentado en el hospital igual que en cualquier otro sitio contest.Kurt Wallander mir a su alrededor. Todos parecan ojerosos a la luz de los fluorescentes del techo.Hemos llegado a alguna parte? pregunt.Hemos terminado lo de Lenarp contest Peters, que haba dirigido el trabajo de llamar puerta por puerta. Parece que nadie ha visto nada. Pero es posible que dentro de unos das se les ocurra algo. Por lo dems, la gente por all tiene miedo. Es desagradable de cojones. Casi slo hay viejos. Y una familia polaca asustada que es probable que est aqu ilegalmente. Pero los dej estar. Tenemos que continuar maana.Kurt Wallander mir a Rydberg.Est lleno de huellas digitales dijo. Quiz descubramos algo. Aunque lo dudo. Pero hay un nudo que me interesa.Kurt Wallander le dirigi una mirada inquisitiva. Un nudo?El nudo corredizo. Qu le pasa?Es poco comn. Nunca haba visto un nudo como se. Habas visto un nudo estrangulador antes? pregunt Hanson desde la puerta, impaciente por irse.S dijo Rydberg. Lo he visto. Veremos qu puede aportarnos ese nudo.Kurt Wallander saba que Rydberg no quera decir nada ms. Pero si el nudo le interesaba era porque poda tener su importancia.Maana por la maana ir a ver a los vecinos otra vez inform Wallander. Y a propsito, han encontrado a los hijos de los Lvgren?Martinson se encargaba de ello contest Hanson. Martinson no estaba en el hospital? pregunt Kurt Wallander con asombro.Cambi con Svedberg.Dnde coo est ahora, pues?Nadie saba dnde se encontraba Martinson. Kurt Wallander llam a las telefonistas y le informaron de que Martinson haba salido una hora antes.Llmale a casa orden Kurt Wallander. Luego mir su reloj.Nos volveremos a reunir maana a las diez dijo. Gracias por hoy, hasta entonces.Acababa de quedarse solo cuando la telefonista le pas una llamada de Martinson.Lo siento se excus Martinson. Pero se me olvid que tenamos que vernos.Qu hay de los hijos?Me parece que Richard tiene la varicela.Quiero decir los hijos de los Lvgren. Las dos hijas. Martinson sonaba sorprendido.No recibiste mi mensaje? Yo no he recibido nada. Se lo di a una de las telefonistas. Voy a ver. Pero explcamelo primero.Una de las hijas, la que tiene cincuenta aos, vive en Canad. En Winnipeg, que no s por dnde cae. Olvid que all era medianoche cuando llam. Primero se negaba a creer lo que le deca. Hasta que su marido se puso al telfono no llegaron a entender lo que haba pasado. El es polica, de la montada de Canad. Hablaremos maana otra vez. Pero ella viene en avin, naturalmente. A la otra hija ha costado ms encontrarla a pesar de que est en Suecia. Tiene cuarenta y siete aos y trabaja como jefa de comedor en el Hotel Rubinen de Gteborg. Parece que es entrenadora de un equipo de balonmano en Skien, Noruega. Prometieron avisarle. Puse una lista de los dems familiares de los Lvgren en la recepcin. Son muchos. La mayora de ellos vive en Escania. Quiz llamen otros cuando lean maana los peridicos.Est bien dijo Kurt Wallander. Me puedes sustituir en el hospital maana por la maana a las seis? Es decir, si no muere.Ir dijo Martinson. Pero te parece lgico que t ests all sentado?Por qu no?T eres quien lleva la investigacin. Deberas dormir. Una noche s puedo respondi Kurt Wallander y termin la conversacin.Se qued totalmente quieto mirando a la nada. Podremos con todo esto?, pens. O nos han tomado la delantera?Se puso el abrigo, apag la luz del escritorio y abandon el despacho. El pasillo que llevaba a la recepcin estaba desierto. Meti la cabeza en la garita de cristal, donde la telefonista hojeaba una revista. Vio que era un programa para las carreras de caballos. Todo el mundo juega a los caballos, pens.Me han dicho que Martinson me ha dejado unos papeles dijo.La telefonista, que se llamaba Ebba y llevaba en la polica ms de treinta aos, asinti amablemente con la cabeza y seal el mostrador.Tenemos una chica del centro de empleo juvenil. Guapa y amable, pero totalmente intil. A lo mejor se le olvid drtelos.Me voy dijo Wallander. Creo que estar en casa dentro de un par de horas. Si ocurre algo, llmame a casa de mi padre.Ests pensando en la pobre mujer del hospital afirm Ebba.Kurt Wallander asinti con la cabeza. Una historia tremenda.S admiti Kurt Wallander. A veces me pregunto qu est pasando en este pas.Al salir por las puertas de cristal de la comisara sinti en la cara el impacto de un viento fro y cortante, y se encorv mientras corra hacia el aparcamiento. Espero que no nieve, pens. Al menos hasta que demos con los visitantes de Lenarp.Se meti en el coche y busc entre los casetes que guardaba en la guantera. Sin poder decidirse puso el Rquiem de Verdi. Haba instalado unos costosos altavoces en el coche y las notas golpearon con fuerza sus tmpanos. Gir a la derecha y baj por la calle Dragongatan hasta la autova de sterleden. Unas hojas solitarias bailaban en la calzada y un ciclista luchaba contra el viento. Vio que el reloj del coche marcaba las seis. Sinti hambre de nuevo y, cruzando la carretera principal, entr en la cafetera de la gasolinera OK. Cambiar mis costumbres culinarias maana, pens. Si llego un minuto despus de las siete a casa de mi viejo, me dir que lo he abandonado.Comi una hamburguesa especial.Lo hizo tan deprisa que le provoc diarrea.Cuando estaba sentado en el retrete se dio cuenta de que debera haberse cambiado de calzoncillos.De repente not un profundo cansancio.Se levant cuando alguien llam a la puerta.Puso gasolina y condujo hacia el este, a travs de Sandskogen, y entr en la carretera de Kseberga. Su padre viva en una casa pequea en medio del campo, entre el mar y Lderup.Eran las siete menos cuatro minutos cuando el coche entr en el patio de grava que haba delante de la casa. Aquel patio fue causa de la pelea ms larga que hubo entre l y su padre. El que haba antes tena adoquines tan antiguos como la casa. Un buen da, a su padre se le ocurri llenarlo de gravilla y, cuando Kurt Wallander protest, se puso furioso.Yo no necesito ningn tutor! exclam.Por qu estropeas un patio de adoquines tan bonito? pregunt Kurt Wallander.Luego discutieron.Pero finalmente el patio estaba cubierto por una gravilla gris que cruja bajo las ruedas del coche.Wallander vio luz en la casita que serva de trastero. La prxima vez podra tratarse de mi padre, pens de repente.Un asesino a la luz de la luna que le seale a l como el anciano idneo para asaltarlo, tal vez matarlo.Nadie lo oira si pidiera auxilio. No con este viento y el vecino ms prximo, que es otro anciano, a quinientos metros...Acab de escuchar el final del Dies irae antes de salir del coche y desperezarse.Entr por la puerta del trastero, que era el estudio de su padre. Estaba all como siempre, pintando sus cuadros.El olor a aguarrs y a aceite que emanaba de su padre era uno de los recuerdos ms antiguos de la niez. Y su figura delante del caballete manchado, vestido con un mono azul marino y botas de goma recortadas.A los cinco o seis aos se dio cuenta de que su padre no pintaba el mismo cuadro ao tras ao.Era el motivo el que nunca cambiaba.Pintaba un paisaje melanclico de otoo, con un lago como un espejo, un rbol torcido con ramas sin hojas en primer plano y a lo lejos cadenas montaosas envueltas en nubes, que reflejaban colores irreales creados por el sol vespertino.De vez en cuando aada un urogallo sentado en un tronco en la parte exterior izquierda del cuadro. Regularmente reciban la visita de hombres con trajes de seda y pesados anillos de oro en los dedos. Iban en furgonetas oxidadas o brillantes coches de lujo y compraban los cuadros, con o sin urogallo.De esta manera su padre haba pintado casi el mismo cuadro toda la vida. Se ganaba la vida con los cuadros que se vendan en mercadillos o subastas.Vivan en Klagshamn, en las afueras de Malm, en una vieja herrera reformada. La infancia de Kurt Wallander y su hermana Kristina siempre estuvo envuelta en olor a aguarrs. Al quedarse viudo, su padre vendi la vieja herrera y se mudaron al campo. En realidad, Kurt Wallander nunca entendi por qu lo hicieron, su padre siempre se quejaba de la soledad.Kurt Wallander abri la puerta del trastero y vio que su padre estaba pintando un cuadro donde no habra urogallo. Pintaba el rbol en primer plano. Solt un gruido a modo de saludo y continu moviendo el pincel.Wallander se sirvi una taza de caf de una cafetera sucia que haba encima de un fogoncillo maloliente.Mir a su padre, que casi tena ochenta aos, pequeo y encorvado; pero que irradiaba energa y fuerza de voluntad. Ser como l cuando me haga mayor , pens.De nio me pareca a mi madre. Ahora me parezco a mi abuelo. Me parecer a mi padre al envejecer?Srvete una taza de caf dijo el padre. En un momento estoy.Ya me la he servido.Tmate otra taza, pues aadi su padre.Est de mal humor, pens Kurt Wallander. Es un tirano de humor variable. Qu querr de m?Tengo muchas cosas que hacer dijo Kurt. Tengo que trabajar toda la noche. Me pareci que queras algo de m. Por qu tienes que trabajar toda la noche?Voy a estar en el hospital. Por qu? Quin est enfermo?Kurt Wallander resopl. Aunque l mismo haba practicado muchos interrogatorios, nunca llegara a igualar la insistencia con que su padre lo sonsacaba. Y esto sin interesarse en absoluto por su profesin de polica. Wallander saba que para su padre haba sido una profunda desilusin que l a los dieciocho aos decidiera convertirse en polica. Pero nunca pudo saber cules eran las esperanzas que su padre haba depositado en l.Intentaba hablar de ello, pero nunca lo consegua.En las pocas ocasiones en que poda encontrarse con su hermana Kristina, que viva en Estocolmo y tena una peluquera, haba intentado preguntrselo a ella, que se llevaba muy bien con su padre. Pero ella tampoco saba darle una respuesta.Se bebi el caf tibio y pens que quiz su padre habra deseado que l alguna vez tomara el pincel y as hubiera otra generacin que siguiera pintando el mismo motivo.De repente su padre dej el pincel y se limpi las manos con un trapo sucio. Al acercarse a Kurt Wallander y servirse una taza de caf, Wallander not el mal olor a ropa sucia y a cuerpo sin lavar de su padre.Cmo se le dice a un padre que huele mal?, pens Kurt Wallander.Estar ya tan viejo que no se las arregla solo? Qu hago entonces?No puedo tenerlo en casa, imposible. Nos mataramos. Observ al padre, que se limpiaba la nariz con una mano mientras sorba el caf ruidosamente.Hace mucho que no vienes a verme le reproch. Estuve aqu anteayer!Media hora!Estuve aqu de todos modos. Por qu no quieres verme?Claro que quiero verte! Pero a veces tengo muchsimo trabajo.El padre se sent encima de un viejo trineo roto que cruja bajo su peso.Slo quera decirte que tu hija vino a verme ayer. Kurt Wallander se qued atnito.Linda estuvo aqu? No oyes lo que te digo? Por qu?Quera un cuadro. Un cuadro?Al contrario que t, ella aprecia lo que hago. A Kurt Wallander le costaba creer lo que oa.Linda nunca haba mostrado inters por su abuelo, excepto cuando era muy pequea.Qu quera?Un cuadro te he dicho! No me ests escuchando! Te escucho. De dnde vino? Adnde iba? Cmo coo lleg hasta aqu? Tengo que preguntrtelo todo?Lleg en coche dijo el padre. Un joven con la cara negra la trajo.Qu quieres decir? Un negro?No has odo hablar de negros? Era muy amable y hablaba perfectamente el sueco. Le regal el cuadro y luego se fueron. Pens que, como tenis tan mala relacin, querras saberlo.Adnde iban? Cmo lo voy a saber?Kurt Wallander comprendi que ninguno de los dos saba dnde viva. A veces se quedaba a dormir en casa de su madre. Pero luego desapareca otra vez y segua sus propios caminos desconocidos.Tengo que hablar con Mona, pens. Divorciados o no, tenemos que hablar. No resisto ms.Quieres un trago? pregunt el padre.Lo ltimo que Wallander quera era un trago. Pero saba que era intil negarse.S, por favor contest.El trastero estaba unido por un pasillo con la casa de techo bajo y escasamente amueblada. Kurt Wallander vio enseguida que estaba sucia y sin arreglar.El no ve el desorden, pens. Por qu no me he dado cuenta?Tengo que hablar con Kristina sobre esto. Ya no puede vivir solo.En aquel momento son el telfono. Contest su padre.Es para ti refunfu, sin intentar disimular su irritacin. Linda, pens. Seguramente es ella.Era Rydberg desde el hospital. Se ha muerto anunci. Volvi en s?S, en efecto. Diez minutos. Los mdicos pensaban que haba pasado la crisis. Y se muri.Dijo algo?La voz de Rydberg tena un tono dubitativo cuando contest.Creo que es mejor que vengas a la ciudad. Qu dijo?Algo que no te gustar or. Ir al hospital.Mejor a la comisara. Te he dicho que est muerta. Kurt Wallander colg.Tengo que irme declar. Su padre lo mir con rabia. No me quieres afirm.Volver maana dijo Kurt Wallander preguntndose qu hara con la dejadez en la que viva su padre. Maana seguro que vuelvo. Hablaremos, prepararemos la comida. Podremos jugar al pquer si quieres.Aunque Wallander era un psimo jugador de cartas, saba que eso lo aplacara.Vendr a las siete recalc. Luego se dirigi otra vez a Ystad.A las ocho menos cinco empuj las mismas puertas de cristal por las que haba salido dos horas antes. Ebba le salud. Rydberg est en el comedor dijo.Y as era, delante de una taza de caf. Al ver su cara, Kurt Wallander comprendi que algo desagradable le esperaba.

4

Kurt Wallander y Rydberg estaban solos en el comedor. De lejos les llegaba el alboroto de un borracho que protestaba en voz alta por haber sido arrestado. Aparte de eso haba silencio. Slo se oa el suave zumbido de los radiadores. Kurt Wallander se sent frente a Rydberg.Qutate el abrigo dijo Rydberg. Con el viento que hace tendrs fro al salir.Primero quiero or lo que tienes que decirme. Luego decidir si me quito el abrigo o no.Rydberg se encogi de hombros. Se muri dijo.Eso ya lo entend.Pero volvi en s un momento antes de fallecer. Y habl?Hablar, lo que se dice hablar, quizs es demasiado decir. Balbuce. O murmur.Pudiste grabarlo?Rydberg neg con la cabeza.No se poda dijo. Casi era imposible or lo que deca. Estaba delirando. Pero anot todo lo que estoy seguro de haber entendido.Rydberg sac una vieja libreta rota del bolsillo. Estaba sujeta por una goma ancha y haba un lpiz metido entre las hojas.Dijo el nombre del marido empez Rydberg. Creo que intentaba preguntar cmo se encontraba. Luego murmur algo que me fue imposible entender. Y entonces yo intent preguntarle: Quines os visitaron durante la noche? Los conocais? Qu aspecto tenan? sas eran mis preguntas. Las repet mientras estuvo despierta. Y creo que lleg a entender lo que le deca.Qu contest?Slo logr entender una cosa. Extranjero. Extranjero?Eso es. Extranjero.Quera decir que los que los mataron eran extranjeros? Rydberg asinti con la cabeza.Ests seguro?Suelo decir que estoy seguro sin estarlo?No.Pues eso. Ahora sabemos que su ltimo mensaje para el mundo era la palabra extranjero. Como respuesta a quin cometi esa monstruosidad.Wallander se quit el abrigo y fue en busca de una taza de caf.Qu coo habr querido decir? murmur.He estado pensando mientras te esperaba contest Rydberg. Tal vez no tuvieran aspecto de suecos. Puede que hablaran un idioma extranjero o que hablaran sueco con acento. Hay muchas posibilidades.Cmo es el aspecto de un no sueco? pregunt Kurt Wallander.Ya sabes lo que quiero decir contest Rydberg. Mejor dicho, uno puede imaginarse lo que pensaba y quera decir. Por tanto podra ser fruto de la imaginacin. Rydberg asinti de nuevo.Es absolutamente factible. Pero no muy probable.Por qu iba a emplear los ltimos momentos de su vida para decir algo que no fuera verdad? Las personas mayores no suelen mentir.Kurt Wallander tom un sorbo del caf tibio.Eso significa que tenemos que empezar a buscar a uno o ms extranjeros dijo. Preferira que hubiera dicho otra cosa.Es de veras desagradable.Se quedaron en silencio un rato, cada uno sumido en sus pensamientos.Ya no se oa al borracho en el pasillo. Eran las nueve menos diecinueve minutos.Imagnate dijo Kurt Wallander. La nica pista que tiene la polica del doble homicidio de Lenarp es que probablemente son extranjeros.Puedo pensar en algo mucho peor contest Rydberg. Kurt Wallander entenda lo que quera decir.A veinte kilmetros de Lenarp, un gran campo de refugiados haba sido objeto de ataques racistas en varias ocasiones. Algunas noches haban quemado cruces en el patio y haban arrojado piedras a travs de las ventanas; en la fachada de la casa haba pintadas racistas. El campo de refugiados en el viejo castillo de Hageholm haba sido instalado en medio de violentas protestas por parte de los pueblos de los alrededores. Y las protestas haban seguido.La hostilidad contra los refugiados creca.Adems Kurt Wallander y Rydberg saban algo que el pblico en general no conoca.A algunos de los solicitantes de asilo poltico los haban pillado in fraganti robando en una empresa que alquilaba maquinaria agrcola. Por suerte, el dueo no era de los opositores ms radicales a recibir refugiados y por eso el asunto pudo ser acallado. Los dos hombres que haban cometido el robo ya no se encontraban en el pas porque les haban negado el asilo.Pero Kurt Wallander y Rydberg haban comentado en varias ocasiones lo que habra ocurrido si el asunto hubiera llegado a conocerse pblicamente.Me cuesta creer dijo Kurt Wallander que unos refugiados en busca de asilo poltico cometieran un asesinato.Rydberg le dirigi una mirada recelosa.Te acuerdas que te dije algo sobre el nudo corredizo? pregunt.Algo sobre el nudo?No lo reconoca y yo s bastante sobre nudos porque cuando era joven me pasaba los veranos navegando.Kurt Wallander mir a Rydberg con atencin. Adnde quieres llegar?Quiero llegar a que parece poco probable que el nudo sea obra de alguien que haya formado parte de los boy scout suecos.Qu cojones quieres decir?Que el nudo lo ha hecho una persona extranjera. Antes de que Kurt Wallander tuviera tiempo de contestar, Ebba entr en el comedor en busca de caf.Id a casa a descansar para poder seguir dijo. No paran de llamar periodistas para que les contis algo. Sobre qu? pregunt Wallander. Sobre el tiempo? Parece que han averiguado que la mujer ha muerto. Kurt Wallander mir a Rydberg, que negaba con la cabeza. Esta noche no diremos nada les advirti. Esperaremos hasta maana.Kurt Wallander se levant y fue hasta la ventana. El viento arreciaba, pero el cielo segua despejado. Tendran otra noche fra.No podemos dejar de comunicarles la verdad explic. Que ella tuvo tiempo de hablar antes de morir. Y si decimos eso tenemos que transmitirles lo que dijo. Y entonces habr problemas.Podramos intentar que no saliera de aqu dijo Rydberg al tiempo que se levantaba y se pona el sombrero. Por razones tcnicas de la investigacin.Kurt Wallander lo mir con sorpresa.Y arriesgarnos a que luego salga a la luz que hemos privado a la prensa de informacin importante? Que les hemos guardado las espaldas a unos criminales extranjeros? Afectar a muchos inocentes dijo Rydberg. Qu crees que pasar en el campo de refugiados cuando se sepa que la polica est buscando a unos extranjeros?Kurt Wallander saba que Rydberg tena razn. De repente se sinti inseguro.Lo dejamos hasta maana dijo. Nos vemos, solos t y yo, maana a las ocho. Entonces decidiremos.Rydberg asinti con la cabeza y se fue cojeando hacia la puerta. All se par y se volvi hacia Wallander de nuevo. Hay una posibilidad que no podemos descartar aadi. Que realmente sean unos refugiados en busca de asilo poltico los que lo han hecho.Kurt Wallander freg su taza de caf y la coloc en el escurreplatos.En el fondo lo deseo, pens. En el fondo deseo que los asesinos se encuentren en ese campo de refugiados. Entonces quizs haya un cambio en la actitud arbitraria y poco severa que permite que cualquiera y por cualquier motivo pueda cruzar la frontera sueca.Pero eso no se lo dira a Rydberg, por supuesto. Era una opinin que mantendra para s.Luch contra el viento para llegar hasta su coche. A pesar del cansancio no tena ganas de ir a casa. Cada noche la soledad le acechaba.Puso el contacto y cambi la cinta de casete. La obertura de Fidelio llenaba el interior oscuro del coche.El hecho de que su mujer lo abandonara tan de repente le lleg con total sorpresa. Pero en su interior se daba cuenta de que, aunque todava le costaba aceptarlo, tendra que haberlo intuido mucho antes. Que estaba viviendo un matrimonio que se quebrantaba poco a poco por su propia tristeza. Se haban casado muy jvenes y se dieron cuenta demasiado tarde de que se desarrollaban en direcciones diferentes. No habra sido Linda la que haba reaccionado frente al vaco que los rodeaba?Cuando Mona, aquella noche de octubre, le dijo que se quera divorciar, l pens que en realidad ya se lo esperaba. Pero como ese pensamiento comportaba una amenaza, lo haba rechazado y siempre haba credo que todo se deba al exceso de trabajo. Se dio cuenta demasiado tarde de que ella haba preparado su partida con todo detalle. Un viernes le haba dicho que quera divorciarse y el domingo siguiente le haba dejado y se haba ido al piso que ya haba alquilado en Malm. El haber sido abandonado le haba llenado de vergenza y rabia. Inmerso en un infierno de desesperacin, donde todo su mundo sentimental se haba paralizado, la abofete.Despus slo hubo silencio. Ella fue a buscar sus enseres durante el da, cuando l no estaba en casa. Sin embargo dej la mayora de las cosas, y Wallander se senta profundamente herido porque ella pareca estar preparada para cambiar todo su pasado por una vida en la cual l no existira ni como recuerdo.La llam. Por las noches sus voces se encontraron. Deshecho por los celos, intent averiguar si lo haba dejado por otro hombre.Una nueva vida le contest ella. Una nueva vida antes de que sea demasiado tarde.Le suplic. Intent mostrarse indiferente. Le pidi perdn por toda la poca atencin que le haba prestado. Pero nada poda cambiar su decisin.Dos das antes de Nochebuena le llegaron por correo los documentos del divorcio.Al abrir el sobre y darse cuenta de que todo haba terminado, algo estall dentro de l. En un intento de huida pidi la baja durante los das de Navidad y emprendi un viaje que lo llev a Dinamarca. En el norte de Seeland una repentina tormenta lo dej aislado, y pas la Navidad en la glida habitacin de una pensin, al lado de Gilleleje. All escribi largas cartas que luego rompi esparcindolas por el mar como un gesto simblico de que, a pesar de todo, empezaba a aceptar todo lo que le haba pasado.Dos das antes de Nochevieja volvi a Ystad y entr de nuevo en servicio. Durante la Nochevieja se ocup de investigar un caso serio de maltrato a una mujer en Svarte, y tuvo la escalofriante revelacin de que poda haber sido l mismo quien maltratara a Mona...La msica de Fidelio se par con un sonido estridente. La cinta se haba enganchado.Automticamente se encendi la radio y oy la retransmisin de un partido de hockey sobre hielo.Sali del aparcamiento y decidi irse a casa, a la calle Mariagatan.A pesar de eso se fue en la direccin contraria, tom la carretera de la costa que le llevaba hacia Trelleborg y Skanr. Al pasar por delante de la vieja crcel apret el acelerador. Conducir siempre le haba distrado de sus pensamientos...De repente se da cuenta de que ha llegado a Trelleborg. Un transbordador grande hace su entrada en el puerto y, siguiendo una intuicin repentina, decide parar all.Sabe que algunos policas que antes estaban en Ystad trabajan en el control de pasaportes de los transbordadores de Trelleborg. Piensa que quizs uno de ellos se halle de servicio esta noche.Cruza la zona portuaria, que est baada por una plida luz amarillenta. Un camin enorme se acerca rugiendo como un animal fantasmagrico de la prehistoria.Pero al entrar por la puerta en la que pone que est prohibida la entrada a personas ajenas, no reconoce a ninguno de los dos policas...Kurt Wallander salud con la cabeza al tiempo que se presentaba. El mayor de los dos policas tena barba blanca y una cicatriz en la frente.Os ha tocado una historia muy desagradable dijo. Los habis atrapado?Todava no contest Kurt Wallander.La conversacin se interrumpi pues los pasajeros del transbordador se acercaban al control de pasaportes. La mayora eran suecos que volvan de celebrar el fin de ao en Berln. Pero tambin haba alemanes del este que aprovechaban su reciente libertad para viajar a Suecia.Despus de veinte minutos slo quedaban nueve pasajeros. Todos intentaban explicar a su manera que solicitaban asilo poltico en Suecia.Esta noche es tranquila dijo el ms joven de los policas. Imagnate que a veces llegan hasta cien personas en el mismo transbordador, todos solicitando asilo poltico.Cinco de los solicitantes pertenecan a una misma familia etope. Slo uno de ellos tena pasaporte, y Kurt Wallander se preguntaba cmo haban podido hacer un viaje tan largo y cruzar todas las fronteras con un nico pasaporte. Aparte de la familia etope esperaban dos libaneses y dos iranes.Kurt Wallander no poda saber con certeza si los refugiados tenan cara de esperanza o de miedo.Qu les pasa ahora? pregunt.Los de Malm vienen a buscarlos contest el polica mayor. Estn de guardia esta noche. Nos avisan por radio si los transbordadores traen mucha gente sin pasaporte. A veces tenemos que pedir refuerzos.Qu les pasa en Malm? pregunt Wallander.Los llevan a uno de los barcos que estn atracados en el puerto petrolero. All se quedan hasta que los envan a otro sitio. Es decir, si los dejan quedarse en el pas.Qu crees que les pasar a stos? El polica se encogi de hombros.Sin duda les permitirn quedarse contest. Quieres caf? El prximo transbordador tardar un rato.Kurt Wallander neg con la cabeza. Otro da. Tengo que irme.Espero que los atrapis.S dijo Kurt Wallander. Yo tambin.En el camino de vuelta a Ystad atropell a una liebre. Al ver el animal a la luz de los faros pis el freno, pero la liebre se golpe ligeramente contra la rueda delantera izquierda. No se par para ver si todava estaba viva.Qu me est pasando?, pens.Por la noche durmi intranquilo. Poco despus de las cinco se despert bruscamente. Tena la boca seca y haba soado que alguien intentaba estrangularlo. Al ver que no podra conciliar el sueo otra vez, se levant y prepar caf. El termmetro exterior de la ventana de la cocina sealaba seis grados bajo cero. La farola se meca con el viento. Se sent a la mesa de la cocina y pens en la conversacin que haba tenido con Rydberg la noche anterior. Lo que tema se haba confirmado. La mujer no haba dicho nada que pudiera dar una direccin a su investigacin. Sus palabras sobre algo extranjero eran demasiado vagas. Comprendi que no tenan ninguna pista.A las seis y media se visti y busc un rato antes de encontrar el jersey grueso que quera.Sali a la calle, sinti la fuerza del viento, y luego condujo hacia sterleden y gir por la carretera principal hacia Malm. Antes de volver a ver a Rydberg, hara otra visita a los vecinos del viejo matrimonio asesinado. No le abandonaba la idea de que haba algo que no encajaba. Los asaltos a personas ancianas y solitarias raras veces eran mera coincidencia. Previamente solan circular rumores sobre dinero escondido. Y aunque los asaltos pudieran ser brutales, no se producan con esa maldad metdica de la que haba sido testigo en el lugar del crimen.La gente del campo se levanta temprano, pens al girar por el estrecho camino que llevaba a la casa de los Nystrm. Habrn tenido tiempo de pensar en algo nuevo?Par y apag el motor. En aquel mismo instante se apagaron las luces de la cocina.Tienen miedo, pens. A lo mejor se imaginan que los asesinos han vuelto.Dej encendidos los faros al salir del coche y cruz por la gravilla hacia la escalera exterior.Ms que verlo, intuy el fogonazo de la escopeta que sali de una arboleda al lado de la casa. El ruido ensordecedor le hizo lanzarse de cabeza al suelo. Una piedra le cort .a mejilla y durante un instante pens que le haban dado. Polica grit. No disparen! Coo, no disparen!La luz de una linterna le iluminaba la cara. La mano que aguantaba la linterna temblaba y el haz de luz se mova de un lado para otro. Era Nystrm el que estaba delante de l con una vieja escopeta de perdigones en la mano.Es usted? pregunt.Wallander se levant sacudindose la gravilla. A qu apuntabas? le pregunt.Dispar al aire contest Nystrm.Tienes licencia de armas? pregunt Wallander. Si no, puedes tener problemas.He hecho guardia esta noche dijo Nystrm. Kurt Wallander not que el hombre estaba muy asustado.Voy a apagar los faros dijo Wallander. Luego hablaremos t y yo.Dentro, en la cocina, vio dos cajas con perdigones encima de la mesa. En el sof de la cocina haba una barra de hierro y un gran mazo. El gato negro estaba tumbado junto a la ventana y lo mir de forma arisca cuando entr. La esposa preparaba un caf.No poda saber que era la polica quien vena se disculp Nystrm con voz de arrepentimiento. Tan temprano. Kurt Wallander empuj el mazo a un lado y se sent. La mujer muri anoche. Quera venir personalmente a decrselo.Cada vez que Kurt Wallander se vea obligado a comunicar una muerte, tena la misma sensacin de irrealidad. Explicar a unos desconocidos que un hijo o un familiar de repente haba fallecido, y hacerlo de una manera honrosa, era imposible. Las muertes que la polica deba comunicar siempre eran inesperadas, muchas veces violentas y crueles. Alguien se sube al coche para ir a comprar algo y muere. Un nio que va en bicicleta es atropellado saliendo del parque. Maltratan o asaltan a alguien; otro se suicida o se ahoga. Cuando la polica est en la puerta, la gente se niega a recibir el mensaje.Los dos ancianos se quedaron callados en la cocina. La esposa remova el caf con una cuchara. El hombre golpeaba el rifle con los dedos y Wallander se apartaba discretamente de la direccin de tiro.As que a Maria se le acabaron los suplicios dijo el hombre despacio.Los mdicos hicieron todo lo que pudieron.Tal vez sea lo mejor intervino la mujer junto a la cocina, con una brusquedad inesperada. Para qu iba a vivir si l estaba muerto?El hombre dej el rifle en la mesa y se levant. Wallander vio que le dola la rodilla.Voy a darle de comer al caballo dijo mientras se pona una gorra vieja.Te importa que te acompae? pregunt Kurt Wallander.Por qu iba a importarme? dijo el hombre y abri la puerta.Dentro de la cuadra la yegua relinch cuando entraron. Ola a estircol caliente y Nystrm le ech una brazada de heno dentro del box con un gesto familiar.Limpiar luego dijo y acarici la crin del caballo. Por qu tenan un caballo? pregunt Wallander. Para un viejo granjero, una cuadra vaca es como una morgue contest Nystrm. Les haca compaa.Kurt Wallander pens que poda comenzar a hacer las preguntas all, en la cuadra.Has hecho guardia esta noche empez. Tienes miedo y lo comprendo. Debes de haberte preguntado por qu fueron ellos los asaltados. Debes de haber pensado: Por qu ellos? Por qu no nosotros?.Ellos no tenan dinero explic Nystrm. Tampoco otra cosa de especial valor. Al menos no faltaba nada. Eso se lo dije a aquel polica que estuvo aqu ayer. Me pidi que mirara por las habitaciones. Lo nico que quiz faltaba era un viejo reloj de pared.Quizs?Puede que se lo dieran a una de las hijas. Uno no puede acordarse de todo.Nada de dinero dijo Wallander. Y ningn enemigo. De repente tuvo una idea. T guardas dinero en casa? pregunt. Podra ser que los que lo hicieron se equivocaran de casa?Lo que tenemos est en el banco contest Nystrm. Y nosotros tampoco tenemos enemigos.Volvieron a la casa y tomaron caf. Kurt Wallander vio que la mujer tena los ojos rojos, como si hubiera llorado aprovechando el rato que ellos estaban en la cuadra.Habis notado algo raro ltimamente? pregunt. Visitantes de los Lvgren que no conocais?Los ancianos se miraron y luego negaron con la cabeza. Cundo hablasteis con ellos por ltima vez? Pasamos a tomar caf anteayer dijo Hanna. Fue como siempre. Tombamos caf en casa de uno u otro cada da. Durante ms de cuarenta aos.Se les vea asustados? pregunt Wallander. Preocupados?Johannes estaba resfriado dijo Hanna. Pero aparte de eso, todo segua como de costumbre.Pareca que no llegaba a ningn sitio. Kurt Wallander no saba qu preguntar. Cada respuesta era como una nueva puerta que se cerraba.Tenan conocidos que fueran extranjeros? pregunt. El hombre levant las cejas sorprendido. Extranjeros?Alguien que no fuera sueco intent Wallander. Hace unos aos unos daneses acamparon en su terreno durante la fiesta de San Juan.Kurt Wallander mir el reloj. Casi las siete y media. A las ocho haba quedado con Rydberg y no quera llegar tarde.Intentadlo dijo. Pensad otra vez. Todo lo que se os ocurra puede ser importante.Nystrm lo acompa hasta el coche.Tengo permiso de armas para el rifle dijo. Y no apunt. Slo quera asustar.Hiciste bien contest Wallander. Pero pienso que deberas dormir por las noches. Los que lo hicieron no volvern.T podras dormir? pregunt Nystrm. T podras dormir cuando tus vecinos han sido sacrificados como animales?Como Kurt Wallander no encontr respuesta, se call. Gracias por el caf fue todo lo que dijo mientras entraba en el coche y se iba.Esto se va a la mierda, pens. Ni una pista, nada. Slo el nudo raro de Rydberg y la palabra "extranjero". Un viejo matrimonio, sin dinero bajo el colchn, sin muebles antiguos, es asesinado de una manera que parece que haya otro motivo que no sea el robo. Un asesinato por odio o venganza. Tiene que haber algo, pens. Algo que rompa los esquemas de esta pareja que pareca tan normal.Ojal el caballo pudiera hablar!Haba algo relacionado con el caballo que le preocupaba. Una ligera intuicin. Pero aun as tena demasiada experiencia como polica para descartar su angustia. Con aquel caballo pasaba algo!A las ocho menos cuatro minutos pis el freno junto a la comisara de Ystad. El viento soplaba con ms fuerza y a rfagas. No obstante, la temperatura pareca haber subido un par de grados.Mientras no empiece a nevar, pens. Salud a Ebba, que estaba sentada en su sitio en la recepcin.Ha llegado Rydberg? pregunt.Est en su despacho contest Ebba. Todo el mundo ha empezado a llamar. La televisin, la radio y los peridicos. Y el jefe de polica del gobierno provincial.Mantenlos al margen un ratito ms dijo Wallander. Primero voy a hablar con Rydberg.Colg la chaqueta en su despacho antes de entrar en el de Rydberg, que se encontraba unas puertas ms all. Recibi un gruido como contestacin a su llamada.Rydberg estaba mirando por la ventana cuando entr. Wallander pens que tena el aspecto de no haber descansado. Hola salud Wallander. Quieres que vaya a buscar caf?S, por favor. Pero nada de azcar. Ya no tomo. Wallander fue a buscar dos vasos de plstico con caf y regres al despacho de Rydberg.Delante de la puerta se qued parado.Qu opino? pens. Debemos callarnos las ltimas palabras de la mujer por lo que solemos llamar razones tcnicas de la investigacin o lo soltamos? Cul es mi opinin en realidad?No tengo opinin en absoluto, se respondi irritado y abri la puerta con la punta del zapato.Rydberg estaba sentado detrs de su mesa peinndose el poco pelo que tena. Wallander se dej caer en un silln de muelles gastados para las visitas.Deberas comprarte un silln nuevo dijo.No hay dinero para eso contest Rydberg y meti el peine en un cajn del escritorio.Kurt Wallander puso la taza de caf en el suelo, al lado de la silla.Me despert tempransimo esta maana dijo. Fui a ver a los Nystrm de nuevo. El viejo estaba al acecho detrs de un arbusto y me dispar con una escopeta de perdigones. Rydberg le seal la mejilla.No es de los perdigones explic Kurt Wallander. Me tir al suelo. Dice que tiene permiso de armas. Quin sabe? Tenan algo nuevo que decir?Nada. Nada fuera de lo normal. Nada de dinero, nada de nada. Si no mienten, claro.Para qu iban a mentir? No, para qu?Rydberg se bebi el caf haciendo ruido y con una mueca en la cara.Sabes que los policas estn expuestos de forma excepcional al cncer de estmago? pregunt.No lo saba.Si es verdad, se debe a todo el caf malo que bebemos. Solemos resolver nuestros casos ante una taza de caf. Como ahora?Wallander neg con la cabeza. Qu tenemos? Nada.Eres impaciente, Kurt. Rydberg le mir a la vez que se rascaba la nariz. Tienes que perdonarme si te parezco un viejo profesor continu. Pero en este caso creo que debemos fiarnos de la paciencia.Volvieron a repasar la situacin de la investigacin. Los tcnicos de la polica buscaban huellas digitales y las comparaban con el registro central del pas. Hanson estaba investigando dnde se encontraban todos los delincuentes conocidos que asaltaban a ancianos, si estaban en la crcel o si tenan coartada. Las conversaciones con los habitantes de Lenarp continuaran, quiz tambin los formularios con preguntas que haban distribuido daran algn resultado. Tanto Rydberg como Wallander saban que la polica de Ystad cumpla con su trabajo de forma metdica y meticulosa. Tarde o temprano saldra algo. Una pista, un hilo del cual empezar a tirar. Slo haca falta esperar. Trabajar metdicamente y esperar.El motivo insisti Wallander. Si el motivo no es el dinero. O rumores sobre dinero escondido. Qu es entonces? El nudo corredizo? Debes de haber pensado igual que yo. Este doble asesinato contiene venganza u odio. O las dos cosas.Imaginemos unos atracadores lo suficientemente desesperados dijo Rydberg. Supongamos que estaban segursimos de que los Lvgren tenan dinero escondido. Supongamos que estaban lo suficientemente desesperados y eran insensibles a la vida humana. En ese caso la tortura es posible. Quin puede estar tan desesperado?T sabes igual que yo que hay un montn de narcticos que crean tal dependencia que se est dispuesto a cualquier cosa.Kurt Wallander lo saba. Haba visto muy de cerca de qu manera se disparaba la violencia, y el comercio de narcticos y la dependencia figuraban casi siempre como trasfondo. Aunque el distrito policial de Ystad raras veces sufra manifestaciones visibles de la creciente violencia, no albergaba ilusiones de que sta no se acercara cada vez ms.Ya no haba zonas protegidas. Un pueblo pequeo e insignificante como Lenarp era la confirmacin.Se incorpor en la incmoda silla. Qu hacemos? pregunt.T eres el jefe contest Rydberg. Quiero or tu opinin.Rydberg se levant y fue hacia la ventana. Con un dedo toc la tierra de una maceta. Estaba seca.Si quieres saber lo que pienso, te lo dir. Pero debes saber que no estoy convencido de estar en lo cierto. Creo que, hagamos lo que hagamos, habr alboroto. Pero tal vez sera ms inteligente callrselo unos das. Podremos investigar unas cuantas cosas.Qu?Tenan los Lvgren conocidos extranjeros?Eso mismo pregunt esta maana. Posiblemente conocan a unos daneses.Lo ves?No pueden ser unos daneses que van de acampada. Por qu no? De todas maneras vamos a examinarlo. Y se puede interrogar a otras personas aparte de los vecinos. Si no te entend mal ayer, dijiste que los Lvgren pertenecan a una familia muy numerosa.Kurt Wallander se dio cuenta de que Rydberg estaba en lo cierto. Haba razones tcnicas de la investigacin que aconsejaban callarse que la polica buscaba a alguien relacionado con extranjeros.Qu sabemos sobre los extranjeros que cometen un crimen en Suecia? dijo. Existen registros especiales en la jefatura nacional?Hay registros para todo contest Rydberg. Coloca a alguien al ordenador y que se conecte a los registros centrales de crmenes a ver si encontramos algo.Kurt Wallander se levant. Rydberg le mir con asombro. No me vas a preguntar por el nudo?Lo haba olvidado.Dicen que hay un viejo que hace velas de barco en Limhamn que lo sabe todo sobre nudos. Le una vez un artculo acerca de l en un peridico el ao pasado. He pensado en tomarme la maana para ir a verlo. Aunque no s si obtendremos algo. Pero de todos modos lo har.Quiero que ests en la reunin dijo Kurt Wallander. Luego puedes irte a Limhamn.A las diez se haban reunido todos en el despacho de Wallander.La revisin fue muy corta. Wallander les comunic las palabras de la anciana antes de fallecer. Dio instrucciones de que eso era una informacin que de momento no se divulgara. Nadie pareca tener algo que objetar.Destinaron a Martinson al ordenador para buscar a criminales extranjeros. Los policas que deban seguir las averiguaciones en Lenarp se fueron. Wallander encarg a Svedberg que se dedicara de forma especial a la familia polaca que probablemente estaba sin permiso en el pas. Quera saber por qu vivan en Lenarp. A las once menos cuarto Rydberg se dirigi a Limhamn en busca del constructor de velas.Cuando Kurt Wallander se qued solo en su despacho, se pas un rato mirando el mapa de la pared. De dnde provendran los asesinos? Qu camino haban seguido despus?Luego se sent a su mesa y le pidi a Ebba que le pusiera en contacto con la gente que haba llamado antes. Durante ms de una hora estuvo hablando con diferentes periodistas. Sin embargo, no llam la chica de la radio local.A las doce y cuarto Norn llam a su puerta.No deberas estar en Lenarp? pregunt Wallander con asombro.S contest Norn. Pero se me ha ocurrido una cosa. Norn se sent en el extremo de la silla porque estaba mojado. Haba empezado a llover. La temperatura haba subido a un grado sobre cero.Es posible que no signifique nada dijo Norn. Es slo una cosa que se me ha ocurrido.La mayora de las cosas suelen tener su sentido dijo Wallander.Te acuerdas del caballo? pregunt Norn. Claro que me acuerdo del caballo.T me dijiste que le diese heno. Y agua!Heno y agua. Pero no lo hice. Kurt Wallander frunci el entrecejo. Por qu no?No haca falta. Ya tena heno. Y agua.Kurt Wallander se qued callado un momento mirando a Norn.Sigue dijo luego. Ests pensando en algo. Norn se encogi de hombros.Cuando yo era pequeo tenamos un caballo explic. Y cuando estaba en la cuadra y le dbamos de comer, se coma todo lo que se le echaba. Slo quiero decir que alguien debi de darle heno. Tal vez slo una hora antes de llegar nosotros.Wallander estir el brazo en direccin al telfono.Si pensabas llamar a Nystrm, no hace falta se adelant Norn.Kurt Wallander dej caer la mano.Habl con l antes de venir aqu. Y l no le dio heno al caballo.Las personas muertas no dan de comer a sus caballos dijo Kurt Wallander. Quin lo hizo?Norn se levant.Parece extrao dijo. Primero matas a una persona. Despus intentas estrangular a otra. Y luego te vas a la cuadra y le echas de comer al caballo. Quin coo hace algo tan raro?No replic Kurt Wallander. Quin hace eso? Tal vez no signifique nada dijo Norn.O al revs contest Wallander. Me alegro de que hayas venido a explicrmelo.Norn se despidi y se fue.Kurt Wallander se qued pensando en lo que acababa de or.La intuicin que lo haba rondado mostraba ser verdadera. Con aquel caballo pasaba algo.El telfono interrumpi sus pensamientos. Era otro periodista que quera hablar con l.A la una menos cuarto dej la comisara. Iba a visitar a un viejo amigo al que no haba visto en muchos, muchos aos.

5

Kurt Wallander dej la E 14 a la salida de las ruinas del castillo de Stjrnsund. Se baj del coche y se puso a orinar. A travs del viento pudo or el rugido de los motores de los aviones del aeropuerto de Sturup. Antes de volver a sentarse en el coche, se limpi el barro que se le haba incrustado en la suela de los zapatos. El cambio de temperatura haba sido muy brusco. El termmetro del coche sealaba una temperatura exterior de cinco grados sobre cero. Jirones de nubes se desplazaban por el cielo cuando continu el viaje.Ms all de las ruinas del castillo, el camino de grava se divida y l tom el de la izquierda. Nunca