SEMINARIO REGIONAL DE FORMACION DE CATEQUISTAS

En las diócesis de la región existe un fuerte deseo de formación de sus catequistas. Algunas de ellas tienen seminarios catequísticos diocesanos, decanales, zonales, etc. pero cada vez con más fuerza se siente la necesidad de un espacio de formación más amplio, compartido a nivel regional.

También está la voluntad de compartir las riquezas que se tienen, de ahondar la comprensión y vivencia de un modo de ser regional y lograr un lenguaje y una mirada común de la catequesis, respetando la idiosincrasia propia de cada diócesis.

Los obispos y las juntas de catequesis de la región, vimos la necesidad de responder a esto, brindando una instancia regional donde los catequistas puedan tener la oportunidad de sistematizar su experiencia y crecer en su formación. Que esta tenga una impronta fuertemente catequística y que permita a estos catequistas, ir posteriormente asumiendo espacios de formación de otros catequistas donde se refleje de un modo espontáneo esta modalidad.

Para esto buscamos asumir esta formación de catequistas con una propuesta intermedia entre lo diocesano y lo nacional, que fortalezca los seminarios diocesanos de catequesis; sirva para nivelar y formar a los animadores y que tenga el ‘sabor’ propio de la región.

PROPUESTA DE FORMACIÓN

Objetivo:

Crear un seminario catequístico a nivel regional, que ayude a profundizar el ser, saber, saber hacer y saber estar de los animadores y formadores de catequistas.

Aspectos a tener en cuenta:

Proponer una instancia que, acompañando y respetando procesos personales, ayude a discernir y confirmar la vocación catequística, formando al mismo tiempo catequistas capaces de:

o descubrir el paso de Dios hoy en la historiao acompañar procesos de fe de sus hermanoso ser pedagogos, compañeros de camino, sabiendo que ser catequista es amigar

relaciones con Dios, con la naturaleza, con los demás, con uno mismoo ampliar la mirada, el corazón, los brazos y así su servicio crezca en el sentido de

pertenencia a la Iglesia diocesana y universalo ser protagonista del propio proceso de formación, haciéndose éste parte de su

itinerario catequístico permanente o vivir ardientemente el ser catequistas-evangelizadores como nos pide la realidad de

hoy

Que el estudio y la reflexión forme parte de un único proceso de formación integral que, partiendo y acompañando el camino de la propia fe, lleve a una profunda transformación personal, conformándose cada vez más en imagen de Cristo Resucitado

Destinatarios:

Grupos de no más de 40 ó 50 personas que tengan cierta responsabilidad en cada diócesis.

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Perfil de los destinatarios:

Catequistas comprometidos y dispuesto a trabajar y aportar posteriormente en la diócesis y en la región en la formación de otros catequistas

Catequistas que puedan sistematizar su experiencia

Catequistas que tengan cierta formación previa (no necesariamente un seminario catequístico)

Frecuencia :

- Dos semanas de convivencia en el año divididas en dos momentos. Si bien esta variante dificulta la participación, favorece la formación de una comunidad, que es uno de los objetivos distintivos del seminario y al requerir menos cantidad de viajes al año disminuye el costo de los mismos.

Duración:

- Aproximadamente dos años y medio, incluido en este tiempo la nivelación que se realizará a nivel diocesano. Puede llegar a realizarse un seguimiento posterior a través de algunos encuentros regionales.

Modalidad: algunas pistas…

1. Que la modalidad sea en si misma catequística, que lleve al encuentro con Jesús, que toque toda la vida, desde la mente y el corazón, cultivando las actitudes básicas del estilo catequístico: apertura a la escucha, disponibilidad, capacidad de salir hacia el otro, recibir y transformarse. Que la espiritualidad atraviese todo el proceso.

2. Que tenga en cuenta la realidad y priorice el modo de talleres

3. Que fortalezca y acompañe el proceso de fe de los catequistas que asistan a este seminario regional; y, ayudándoles a ver la propia vida como historia de salvación, reconociendo la iniciativa de Dios, sintiendo su providencia amorosa que todo lo dispone para el bien de los que ama, busque la conversión permanente y la gratitud…

4. Que privilegie lo comunitario, en actitud de búsqueda conjunta, en la instancia del encuentro regional y fortalezca el estudio personal en la instancia diocesana

5. Que luego de la finalización del ciclo completo del seminario por parte de un grupo, el proceso sea evaluado y teniendo en cuenta los aciertos y errores encontrados, se de lugar al comienzo de un nuevo grupo

6. Que el proceso permita al grupo ir realizando una nueva lectura de la realidad, encontrando signos de fe de nuestro pueblo hoy, descubriendo la Palabra de Dios que se manifiesta en ella y anunciando Buenas Nuevas. Que la formación permita un contacto vital con la Palabra de Dios

7. Que se tenga siempre en cuenta a la persona del catequista, la fe que ya tiene, la formación previa y los objetivos del seminario de profundizar el ser, saber, saber hacer y saber estar.

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8. Que el catequista pueda sistematizar el propio proceso catequístico. Que su vida y experiencia catequística sean contenido del proceso. Debe permitirle ‘meterse’ en un estilo catequístico para luego acompañar a otros catequistas a hacer la misma experiencia.

9. Lo regional estará dado por la suma de los aportes de todos los que integran el grupo. La identidad regional no se define desde afuera sino que surge del encuentro, el intercambio, el diálogo vital de las identidades personales y diocesanas. Parte de la identidad regional está ya en cada catequista.

10. Que la mirada esté puesta desde la fe y que los aportes de las ciencias queden contenidos en esta.

11. Que despierte una experiencia profunda de vida eclesial, viviendo a la comunidad como fuente, lugar y meta de la catequesis y de la formación del catequista

Animadores-Formadores: Será un equipo el que acompañe a los catequistas en el itinerario completo. Todo el equipo estará siempre presente en cada instancia del seminario.

Que los Obispos manifiesten su confianza en la tarea realizada por este grupo y que uno de los animadores sea el director del seminario.

Es necesario que este equipo:

tenga mentalidad y experiencia catequística, generando un permanente encuentro con Jesús

se constituya en una verdadera comunidad de fe

favorezca la oración, la convivencia, el sentir la fraternidad, la alegría

tenga en cuenta la espiritualidad: que cree espacios celebrativos donde se pueda compartir la

vida a la luz de la Palabra de Dios

ayude a realizar procesos catequísticos que provoquen el crecimiento en la fe

ayude a la comunión entre los catequistas de las distintas diócesis

pueda hacer el seguimiento del itinerario catequístico del grupo

que los contenidos que presenten, replanteen la vida y encuentren su fundamento en la Palabra.

cuando lo crea necesario, que sepa convocar personas idóneas para tratar temas específicos de

los contenidos

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EN TORNO A LA DIMENSIÓN DEL ‘SER’

El camino de la vida de fe del creyente es fruto de un laborioso itinerario del espíritu... (NMI 19)

Teniendo en cuenta que el ser del catequista se va construyendo a lo largo de toda la vida, comenzamos por contemplar y profundizar la propia: vocación bautismal en clave de alianza; experiencia de Dios; conciencia de pertenencia a la Iglesia; vocación específica a la catequesis y vocación personal en unidad con otras vocaciones y las diversas vocaciones bíblicas. Descubriéndonos y afianzándonos como hombre y mujer de la Palabra – hombre y mujer de fe

Fundamentación Contenidos

La vocación del laico para la catequesis brota del sacramento del Bautismo, es robustecida por el sacramento de la Confirmación, gracias a los cuales participa de la ‘misión sacerdotal, profética y real de Cristo’. Esta llamada personal de Jesucristo, y la relación con El, son el verdadero motor de la acción del catequista. De este conocimiento amoroso de Cristo es de donde brota el deseo de anunciarlo, de evangelizar y de llevar a otros el ‘sí’ de la fe en Jesucristo. (CEC 429 – DGC 231)“En su ser más intimo, nadie es huérfano. Sabernos redimidos por Cristo, renacidos del Espíritu, sentirnos y comportarnos como hijos del Padre, es el corazón de la vida cristiana. (JSH 4)

Vocación bautismal en clave de alianza: sabiéndonos y descubriéndonos llamados, elegidos, ungidos, hijos. La identidad y vocación más profunda del hombre es la de ser hijo. Considerar un mayor acento actitudinal que conceptual, el catequista es protagonista directo de esta vocación…

El hombre llamado a la vida y a la vida sobrenatural

La vocación bautismal: llamado, elegido, ungido

Mistagogía del bautismo

Los dos discípulos de Emaús, tras haber reconocido al Señor, ‘se levantaron al momento’ (Lc. 24,33) para ir a comunicar lo que habían visto y oído. Cuando se ha tenido verdadera experiencia del Resucitado, alimentándose de su cuerpo y de su sangre, no se puede guardar la alegría solo para uno mismo…” (MND 24)La experiencia ‘quema interiormente’, hace arder, apasiona, ‘saca de sí’…La vida toda es un permanente dejarnos encontrar por Cristo vivo

Experiencia de Dios: que nos hace testigo apasionado de la Pascua

La siempre novedosa sorpresa del encuentro con Jesús Resucitado

El encuentro pascual que se renueva día a día en el corazón del testigo

La Pascua: centro de la vida, centro de la Iglesia, centro de la catequesis…

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La Iglesia ‘Kiriaké’ es la comunidad que ‘pertenece al Señor’. Es la pequeña asamblea que se reúne en la liturgia, es la comunidad local y es también la comunidad universal de los creyentes. Es el pueblo que Dios reúne en el mundo entero. (CEC 751-752)El llamado, elegido y ungido; el testigo apasionado de la Pascua; el que se sabe perteneciente al Señor, descubre y vive todo esto en la comunidad de los llamados, elegidos, ungidos, apasionados, que es la Iglesia.

Conciencia de pertenencia a la Iglesia: de lo diocesano a lo regional y universal –nuestras raíces nuestra historia, en la que siempre “el Señor de la Historia ha tenido su ‘carpa’ puesta en medio”

Somos parte de una historia diocesana, regional y universal de la Iglesia

Mirada desde el Vat. II: la Iglesia – Pueblo de Dios

Mirada desde Puebla: Iglesia comunión y participación

“La vocación agita por dentro, provoca, hace reflexionar, porque no puede haber otra cosa más que respuesta a la llamada de Dios. Es un don más aún para la comunidad eclesial que a nivel personal.” (Mons. Prof. Tomasso Stenico: vocación, identidad y formación de los catequistas)

Vocación específica a la catequesis: Gracia, Don y Respuesta. Seguir saboreando y discerniendo la vocación de catequista y esta nueva vocación a ser animador y formador de catequistas.

Experiencia y memoria del propio llamado

Memoria de la experiencia del camino recorrido: Los dones, las dificultades… El llamado del Hijo, el impulso del Espíritu y la providencia del Padre en la propia historia de catequista

Identidad, vocación, llamado y ministerio del catequista

Se hace necesario considerar “La sobrenaturalidad de origen, en cuanto nace de una vocación que es un don del Espíritu Paráclito; la eclesialidad del fin, en cuanto nace de la Iglesia y para la Iglesia;la estabilidad de prestación, en cuanto que el servicio debe restituirse a la comunidad;el reconocimiento público, que debe manifestar a toda la comunidad la aceptación del servicio y la calidad del mismo.” (Mons. Prof. Tomasso Stenico: vocación, identidad y formación de los catequistas)

“La Iglesia se sabe enviada por Jesucristo vivo al encuentro de los seres humanos de todos los tiempos. .. Su vocación es acompañar y servir a la humanidad.” (JSH 21) El catequista participa de un modo especial de esta vocación de la Iglesia…

Vocación personal en unidad con las diversas vocaciones bíblicas y con otras vocaciones: La historia de la Iglesia es una historia de vocaciones porque es el Pueblo de los convocados. La vida de la Iglesia es una vida de vocaciones diversas. El catequista es miembro del Cuerpo Místico de Cristo; “siendo muchos, no formamos más que un solo cuerpo en Cristo, siendo cada uno por su parte los unos miembros de los otros.” Rm. 12,5

Contemplar y saborear diversas vocaciones bíblicas

Contemplar y saborear diversas vocaciones en la historia de la Iglesia diocesana, regional y universal.

El Reino que estamos invitados a vivir, gustar, amar, y enviados a anunciar…

El catequista es hombre de la Iglesia ministerial, por lo tanto enviado por Cristo en la Iglesia.

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El catequista es por vocación y desde el ‘SI’ dado al llamado, compañero y servidor de la humanidad… parte de un proyecto inmenso y eterno que costó la sangre de Cristo

Todo hombre está llamado a la escucha, el Pueblo de Dios es el pueblo invitado a escuchar “Shemá Israel” (Dt. 6,4); a alimentarse de “toda palabra que salga de la boca de Dios” (Mt. 4,4) y a escuchar a la Palabra hecha carne (Mt. 17,5; Mc. 9,7; Lc. 9,35)…

Llamado a ser hombre y mujer de la Palabra: o enamorado de la Palabrao configurado por la Palabrao transformado por la Palabrao servidor de la Palabra, o fiel a la Palabra.

La Palabra de Dios y las palabras de Dios

La palabra de la Palabra Los libros de la Palabra de Dios El catequista invitado a hacer resonar

la Palabra en su corazón y en el corazón de cada hermano

¿No es quizá cometido de la Iglesia reflejar la luz de Cristo en cada época de la historia y hacer resplandecer también su rostro ante las generaciones del nuevo milenio? (NMI16)

¿no será quizá cometido del catequista como Iglesia, reflejar la luz de Cristo y hacer resplandecer su rostro ante sus hermanos?...

Los hombres hoy, como desde hace dos mil años piden a los creyentes, a los testigos que no solo les hablen de Cristo sino que se los hagan ver.

El catequista necesita ser el primer “contemplador del rostro de Cristo” sin olvidar que a la “contemplación plena del rostro del Señor no se llega solo con nuestras fuerzas, sino dejándonos guiar por la gracia.” (NMI 16 y 20)

El que ha contemplado el rostro Resucitado del Hijo es capaz de decirle SI, de hacerse su discípulo, de ofrecer su vida para el servicio, para el anuncio, para la entrega…

Hombre y mujer de fe: o contemplativo y servidoro discípulo, profeta, o hombre y mujer que se identifica, se parece

cada día más a Cristo, su amado

La respuesta personal. El SI, el compromiso, el nuevo camino

… Maria, la mujer del Fiat y del

Magnificat

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EN TORNO A LA DIMENSIÓN DEL ‘SABER’

“Debe ser una formación teológica muy cercana a la experiencia humana, capaz de relacionar los diferentes aspectos del mensaje cristiano con la vida concreta de los hombres y mujeres, y manteniéndose como enseñanza teológica, debe adoptar un

TALANTE CATEQUÍSTICO” (DGC 241)

La dimensión del saber con ‘talante catequístico’ tiene mucho más que ver con la ‘sabiduría que viene de lo alto’ que con las ciencias humanas. Se alimenta de y se parece más a la primera que a la segunda.La verdadera sabiduría del catequista es la vida de Jesús, el Cristo, dice Mons. Tomasso Stenico cuando habla de la vocación, identidad y formación del catequista. Teniendo en cuenta que se trata de animadores de la catequesis y formadores de catequistas, el alimento de ‘su saber’ debe ser armonioso y completo, reconociendo que la palabra de Dios no se hace presente al hombre solo en su inteligencia sino que se dirige enteramente a toda su persona. Toda búsqueda que se realice desde las ciencias humanas debe estar impregnada de experiencias de vida y presencia del Misterio que lleve al catequista a crecer en asombro, alabanza y acción de gracias ante la novedad que se descubre en el nuevo conocimiento.Que toda la búsqueda sea en un constante contemplar y saborear los modos de Dios…

Fundamentación Contenidos

“La catequesis, en cuanto comunicación de la Revelación divina, se inspira radicalmente en la pedagogía de Dios tal como se realiza en Cristo y en la Iglesia, toma de ella sus líneas constitutivas y, bajo la guía del Espíritu Santo, desarrolla una sabia síntesis de esa pedagogía, favoreciendo así una verdadera experiencia de fe y un encuentro filial con Dios.” (DGC 143)

El expresarse de Dios El comunicarse de Dios, sus estilos, sus caminos, sus

gustos, su lenguaje La pedagogía de Dios

La pedagogía del Padre a lo largo de la Historia de Salvación

La pedagogía de Jesús Experiencia, saboreo, contemplación

del acompañar de Dios La catequesis – eco del diálogo que

Dios mantiene amorosamente con cada hombre

La pedagogía, inserta y al servicio del ‘diálogo de la salvación’ entre Dios y la persona

“La catequesis es proceso o camino de seguimiento de Cristo en el Espíritu hacia el Padre, emprendido con vistas a alcanzar la madurez en la fe. Por tanto es pedagogía en acto de la fe que no puede dejarse inspirar por consideraciones ideológicas o intereses meramente humanos; no confunde acción

Pedagogía original de la fe Pedagogía de la encarnación y los signos

Pedagogía del encuentro y la relación interpersonal

Pedagogía de la experiencia personal y comunitaria de la fe

Pedagogía de la búsqueda, la

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salvífica de Dios, que es pura gracia, con acción pedagógica del hombre” (DGC 144)

La pedagogía de la fe responde al original (de origen) llamado de Dios a cada hombre y al particular y primer (original) modo de acompañar de Dios a cada hombre en esta búsqueda mutua, encuentro y entrega.

revelación progresiva, la paciencia y el asombro

Pedagogía de la oración, del diálogo con Dios en la oración

La comunicación de la fe en la catequesis es un acontecimiento de gracia, realizado por el encuentro de la Palabra de Dios con la experiencia de la persona, que se expresa a través de signos sensibles y finalmente abre al misterio. Puede acontecer por diversas vías que no siempre conocemos del todo (DGC 150)

El acto catequético La comunicación de la fe

La dimensión mistérica del encuentro catequístico

La intimidad del encuentro catequístico: Dios y su Palabra que sale al encuentro del hombre y su vida. El catequista creador de condiciones favorables para la búsqueda, la acogida y la profundización

La dinámica interior del encuentro catequísco: diálogo entre el ámbito de la vida, el ámbito de la Palabra y el ámbito de la vida nueva.

El “fenómeno comunicacional”: reflejo de Dios que se comunica. Elementos humanos que intervienen en la comunicación

La catequesis es un camino de crecimiento y maduración en la fe en un contexto comunitario-eclesial que da sentido a la vida (JEP 50) No puede haber Itinerario Catequístico Permanente sin una inserción en la comunidad cristiana concreta. JEP 61

Es necesario capacitar a los catequistas para anunciar el mensaje salvífico al hombre de hoy, y acompañarlo en el proceso de crecimiento comunitario en la fe, esperanza y caridad. (JEP 114)

La comunidad acompaña a los catecúmenos y

La catequesis: acompañamiento de procesos de fe El sabio acompañamiento (DGC 156) Seguimiento y evaluación del proceso

catequístico Los caminos catequísticos de la Iglesia

a través de su historia. El acompañamiento: un camino

comunitario: espíritu de sencillez y humildad, solicitud por los más pequeños, atención preferente a los que se han alejado, la corrección fraterna, oración en común, el perdón mutuo (DGC 86)

Una misma fe - diversidad de itinerarios particulares y originales

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catequizandos en su itinerario catequético y, con solicitud maternal, les hace partícipes de su propia experiencia de fe y les incorpora a su seno (DGC 254 – CT 24)

La comunidad fuente, lugar y meta de los procesos de fe

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EN TORNO A LA DIMENSIÓN DEL 'SABER HACER'

Es mediante un sabio acompañamiento que el catequista realiza un servicio de los más valiosos a la catequesis: ayudar a los catequizandos a discernir la vocación a la que Dios los llama…(DGC 156)

La tarea del catequista es animar, acompañar, alentar, iniciar, discernir y ayudar a discernir, comprender y esperar…No se puede saber hacer esto si no es con la ‘sabiduría que viene de lo alto’.Proponemos buscar en los tesoros que guarda la vida de la Iglesia modelos de sabio acompañamiento…

Fundamentación Contenidos

“El Espíritu dijo a Felipe: “Acércate y camina junto a su carro”. Felipe se acercó y al oír que leía al profeta Isaías, le preguntó ¿comprendes lo que estás leyendo? El respondió ¿Cómo lo puedo entender, si nadie me lo explica? Entonces le pidió a Felipe que subiera y se sentara junto a él… ” (Hch. 8, 29-35)

“Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió caminando con ellos…” (Lc. 24,15)

Saber caminar ‘junto a’… haciéndose ‘compañero de camino’ (al estilo de Felipe con el eunuco, de Jesús con los discípulos de Emaús)

Contemplar y saborear el modo de hacerse compañero de camino de Jesús con los discípulos de Emaús y de Felipe con el eunuco

Al ritmo del otro Desde la necesidad, la realidad y la

experiencia del otro A la escucha del otro En la búsqueda juntos…

“Al partir para Macedonia, te pedí que permanecieras en Efeso…Hijo mío, te hago esta recomendación, conforme a lo que se dijo de ti por inspiración de Dios, a fin de que luches valientemente, conservando la fe y la buena conciencia… Aunque espero verte pronto, te escribo estas cosas por si me atraso… Que nadie menosprecie tu juventud: por el contrario trata de ser un modelo para los que creen… Hasta que yo llegue dedícate a la proclamación de la Escrituras, a la exhortación y a la enseñanza….A causa de tus frecuentes malestares estomacales, no bebas agua sola: toma un poco de vino…Practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la

Saber alentar (al estilo de Pablo con Timoteo)

Desde la necesidad, la realidad y la experiencia del otro

Desde la experiencia común Desde la cercanía Desde la esperanza Desde las certezas

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constancia, la bondad… Querido Timoteo, conserva el bien que te ha sido confiado…” (1 Tim. 1.3,18; 3. 14; 4. 12; 5.23; 6.11, 20)

“Doy gracias a Dios… recordándote constantemente, de día y de noche, en mis oraciones. Al acordarme de tus lágrimas, siento un gran deseo de verte, para que mi felicidad sea completa… No te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni tampoco de mi, que soy su prisionero al contrario, comparte conmigo los sufrimientos que es necesario padecer por el Evangelio, animado con la fortaleza de Dios. El nos salvó y nos eligió con su santo llamado, no por nuestras obras, sino por su propia iniciativa y por la gracia… Conserva lo que se te ha confiado, con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros… Acuérdate… enseña… exhorta… esfuérzate… evita… No cedas a los impulsos propios de la juventud y busca la justicia, la fe, el amor y la paz… permanece fiel…(2 Tim. 1. 3-4, 8-9, 14; 2. 8, 14-16, 22; 3.14)

“Lo que hemos visto y oído, se lo anunciamos también a ustedes, para que vivan en comunión con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Les escribimos esto para que nuestra alegría sea completa” (1 Jn. 1, 3-4)

“¡Duc in altum! Esta palabra resuena también hoy para nosotros y nos invita a recordar con gratitud el pasado, a vivir con pasión el presente y a abrirnos con confianza al futuro: ‘Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y siempre’…Es imposible medir la efusión de gracia que, a lo largo del año, ha tocado las conciencias. Pero ciertamente un ‘rio de agua viva’ aquél que continuamente brota ‘del trono de Dios y del Cordero’ (Ap. 22,1), se ha derramado sobre la Iglesia. Es el agua del Espíritu Santo que apaga la

Saber animar (al estilo de Juan Pablo II con NMI)

Se deja guiar por el Espíritu Comparte lo que ha visto y oído con

espíritu contemplativo, ferviente, inquieto, contagiante, movilizador…

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sed y renueva (Jn 4,14). Es el amor misericordioso del Padre que, en Cristo, se nos ha revelado y dado otra vez…” (NMI 1 )

“Padre santo, cuida en tu Nombre a aquellos que me diste, para que sean uno, como nosotros. Mientras estaba con ellos, cuidaba en tu Nombre a los que me diste; yo los protegía y no se perdió ninguno de ellos, excepto el que debía perderse, para que se cumpliera la Escritura… Yo les comuniqué tu palabra, y el mundo los odió porque ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad. Así como tú me enviaste al mundo, yo también los envío al mundo…Yo les he dado la gloria que tu me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno…Les di a conocer tu Nombre, y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me amaste esté en ellos, y yo también esté en ellos” (Jn. 17. 11-12, 14, 17-18, 22, 26)

Saber iniciar (al estilo de Jesús con los doce)

Los busca y llama Permanece con ellos y ellos con El Los forma desde la propia vida con

palabras, obras y testimonio Los acompaña en su proceso personal

de fe Los hace crecer como comunidad de

discípulos La primacía de la gracia: “sin El nada

podemos hacer” Siempre necesitamos de El. La catequesis toda es por El, con El y en El…

Con la toalla en la cintura y la palangana en las manos…

Compartiendo las alegrías, el descanso, la fiesta, la oración…

“Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: ‘No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús… María dijo al Ángel: ‘¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?’ El Ángel le respondió: ‘El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y se lo llamará Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios’. María dijo entonces: ‘Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho’ Y el Ángel se alejó.” (Lc. 1, 29-38)

Saber discernir (al estilo de María con el Ángel)

La escucha La fidelidad La disponibilidad La docilidad La entrega

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“Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó. El joven le dijo: ‘Padre, pequé contra el cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo’. Pero el padre dijo a sus servidores: ‘Traigan en seguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado’. Y comenzó la fiesta.” (Lc. 15, 20-24)

Saber comprender y esperar (al estilo del Padre misericordioso)

La paciencia La esperanza La comprensión La misericordia

“…porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; estaba de paso y me alojaron; desnudo y me vistieron; enfermo y me visitaron; preso y me vivieron a ver…” (Mt. 25, 35-36)

Saber estar (al estilo de la Madre Teresa con los enfermos y necesitados)

La dinámica del grano de mostaza y el grano de trigo

El espíritu del servidor inútil La presencia cercana y compasiva El ministerio de la consolación

Trabajo por diócesis de búsqueda de modelos a nivel local y regional.

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EN TORNO A LA DIMENSIÓN DEL 'SABER ESTAR'

“Y la Palabra se hizo carne y puso su Morada entre nosotros” (Jn. 1,14)

“Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” (Mt. 18:20)

“Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.» (Mateo 28:20)

Como animadores y formadores hemos de ser ‘expertos’ en la pedagogía del encuentro, al servicio de la Palabra que se hizo carne y puso su Morada entre nosotros; que está en medio de los que se reúnen en su nombre y que promete su presencia en el anuncio, la enseñanza y celebración…Como animadores y formadores, invitados a ser los labios, la voz, la mirada, las palabras del que ESTÁ con nosotros, estamos llamados a SABER ESTAR Y ENSEÑAR a ESTAR “como el que sirve” (Lc. 22,27)

Fundamentación Contenidos

“Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí… Aquel día comprenderéis que yo estoy en mi Padre y vosotros en mí y yo en vosotros.” (Jn. 14, 1. 20)

“Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado. (Mt. 10, 40)

“Hace falta promover una espiritualidad de la comunión, proponiéndola como principio educativo en todos los lugares donde se forma el hombre y el cristiano, donde se educan los ministros del altar, las personas consagradas y los agentes pastorales…” (NMI 43)

El saber estar del catequista es saber estar en comunión. Es palabra y presencia del Padre y el Hijo

Actitudes del catequista: o Respetuoso del misterio de Dios y del

hombreo Comprometido con la vida

Saber estar respetuoso del misterio: con los pies descalzos

Saber estar con el corazón y la vida comprometida con el proyecto y sueño de Vida nueva para cada hombre.

“Por fidelidad a la Iglesia de hoy, tenemos que La catequesis debe ser vivida desde La pastoral orgánica

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reconocer y buscar caminos de una mayor integración de la catequesis en la Pastoral Orgánica. Esta representa el marco referencial constante de toda actividad eclesial. Además de ser una necesidad sentida por todos, resulta imprescindible para la puesta en marcha de la `nueva evangelización', y consecuentemente, para la implementación de la catequesis y del itinerario catequístico permanente.” JEP 120

"La diversidad de formas organizadas del apostolado seglar exige su presencia y participación en la pastoral de conjunto, tanto por la naturaleza misma de la Iglesia, misterio de comunión de diversos miembros y ministerios, como por la eficacia de la acción pastoral con la participación coordinada de todos". DP 807

La catequesis es presencia, saber estar en comunión y como aquel que sirve en la vida de las comunidades y de cada hombre y es también presencia y saber estar en comunión en la pastoral orgánica de la Iglesia particular.

una profunda espiritualidad de comunión. Todo proyecto y programación catequística forma parte y hace a la vitalidad del Cuerpo Místico.

El ministerio catequístico es realizado por una comunidad que vive y siente a cada hermano “como un don para si” y “uno que le pertenece”.

Proyecto catequístico diocesano Animación de la catequesis diocesana y

parroquial La catequesis como ministerio Etapas de la formación de un

catequista

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ORGANIZANDO EL CAMINOMojones

MODULO 1: Jesús, formador de discípulos

La idea es un trabajo más bien como Retiro espiritual, que nos lleve a centrar nuestra mirada en Jesús. Lo mismo, en pequeño, la haríamos antes de cada módulo siguiente.

Contemplando a Jesús y en la contemplación preguntarnos: ¿Quién es El?. Esta es la fuente de la espiritualidad del catequista. (Podría ser que miremos a Jesús formador de discípulos desde las seis tareas de la catequesis.)

MODULO 2: El llamado, la escucha, la respuesta

Miramos a Jesús que llama a sus discípulos. ¿Para qué los llama?

o La vocación bautismal: llamado, elegido, ungido. Invitado al discipulado, al seguimiento de Jesús.

o La experiencia de Dios. El encuentro con Jesús que me hace testigo apasionado de la Pascua. Cristocentrismo de la vida del catequista. Desde mi encuentro con Jesús, en clave de Alianza con El, miro mi humanidad: el hombre y la mujer salvados, en relación con sus hermanos y las cosas. Mirada al hombre de nuestra región.

o Mi vocación se especifica en esta Iglesia. ¿Cuál es la Iglesia que nos llama? La vocación profética. La vocación a la catequesis: don y tarea. La conciencia de ser enviado. Apertura a ser guiado por el Espíritu. Las vocaciones bíblicas. Otras vocaciones en la historia de la Iglesia.

o Partiendo de la Escritura y de la experiencia vocacional nos asomamos a la pedagogía de Dios, a su expresarse, a sus estilos, a su comunicación, sus camino, sus gustos, su lenguaje.

o El arte de saber discernir la voz del Señor. La actitud de escucha del discípulo.

o Actitudes básicas de un catequista: respetuoso del misterio.

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o Actitudes espirituales de escucha (la mejor parte que no nos será quitada), acogida, rumia de la palabra y respuesta generosa.

MODULO 3: El discipulado.

Miramos a Jesús en su relación con los discípulos. Miramos sus actitudes para con ellos. (También podríamos seguir las actitudes del discípulo amado en el evangelio de Juan: recostado sobre el pecho de Jesús, al pie de la cruz, descubriéndolo presente en nuestra orilla…)

o La experiencia del propio llamado. Hombres y mujeres de la Palabra, contemplativos, servidores. Como María, servidores de la Palabra. La experiencia, saboreo, contemplación de Dios. Aprender a permanecer en El.

o Conciencia que para ser discípulos debemos remover los obstáculos que dificultan o impiden el seguimiento de Jesús. es preciso abnegación, amor martirial. Somos seguidores, discípulos del Camino.

o Pedagogía original de la fe. El acto catequístico. La comunicación de la fe.

o Aprender a iniciar, al estilo de Jesús con los doce, a ejemplo de su relación con los discípulos, que nos lleva y los hace crecer como comunidad.

o Actitudes espirituales al estilo de Samuel: “Habla, Señor que tu siervo escucha”. Aprender a discernir la palabra del Señor.

MODULO 4: El Catequista

Miramos a Jesús como catequista, a la luz de los textos del encuentro con la Samaritana (Jn 4) y con los discípulos de Emaús (Lc 24)

o La catequesis y el catequista en el proceso evangelizador. Proceso que es obra de Dios. La primacía de la Gracia.

o El acto catequético. La comunicación de la fe. Saber comunicar.

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o Saber acompañar al estilo de Felipe con el eunuco, al estilo de Jesús con los discípulos de Emaús.

o Saber alentar al estilo de Pablo con Timoteo.

o Saber animar al estilo de Juan Pablo II con NMI

o Saber comprender y esperar al estilo del Padre misericordioso

o La formación del catequista, sus etapas.

o Miramos a Jesús que vino para anunciar el evangelio (LC. 4), que vino a traer fuego sobre la tierra y desearía que ya estuviera ardiendo

o La pastoral orgánica

o Proyecto catequístico

o Animación de la catequesis diocesana y parroquial

o La catequesis como ministerio

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