Atreverse a combinar lo indecible y a contar continuamente lo infinito, atreverse a nombrar las deidades, a escuchar las formas, a oler las palabras, a ver los sonidos coloridos, tocar los tabúes, atreverse al amor sin recelos, a dormir para no despertar jamás o, estar vivo y soñante de continuo sin final, atreverse a mezclar los objetos que jamás estarían juntos en la misma escena, dejar la guerra y hacer con sus elementos la paz, atreverse a recitar poesía sin la menor duda, decidirse atrevidamente a respirar profundo, solo o acompañado, saltarse protocolos y reglas, atreverse a fijamente mirar al corazón y atreverse de este sentir el latir de la madre tierra entera, atreverse agitando las alas y volar, hacer y deshacer la música, atreverse a vivir, vivir atrevidamente en libertad y en todo...

Atreverse a nadar liberto en el torrente sanguíneo de tu lengua, atreverse a dormir con los brazos y ojos abiertos para que a tu llegada no toques la puerta, atreverse a sentirse en los sentidos y provocar el sexto de ellos, combinarse en las travesías de tu paladar, atreverse a continuar en el camino de tus adentros fantasmales, atreverse a cargar las liviandades de tus plumas despojadas de tus alas al vuelo, venir cantando siempre rítmicamente atreverse al silencio que atrapado estaba, atreverse al arrojo valiente y constante en las miradas de ajenos alejados, atreverse tajante sobre los cadáveres que han dejado las injusticias revivirlos con un grito, atreverse a jadear hasta el dominio del universo mismo interno en las caderas de mis gérmenes, atreverse a combinarlo todo, el gris y el negro, lo justo y lo injusto, tus parpados y mis besos, atreverse a esclavizar las cadenas de aquellos negros, diacrónicamente atreverse a romper los grilletes de las memorias que entrelazan sólo lo obscuro de tu humanidad, atreverse a perder el humor por esto, por aquello, atreverse aquí y allá, donde sea pero atreverse al olvido, que nos olvidemos de todos y todos nos olvidemos de la vorágine del dinero, atreverse a gastarlo todo, en felicidades alternas, en camas sumergidas por las pieles de los labios, atreverse a desatender las deidades, rotundamente atreverse a seguir vivos pero aún muriendo, en un continuo atreverse surge la vida pero también la muerte, morir, atreverse a dar el paso de la mortandad de los latidos, atreverse a descorazonar al enemigo para así nutrirlo de amistad constante, constantemente atreverse a desalojar los puentes que atraviesan los ríos, atreverse a formular respuestas sin preguntas, alturas, dispendios, coraje, hueco, banalidades, banal es la combinación métrica de la prosa y la poesía, atreverse a combinar las palabras que jamás estarían presentes en una poesía, atreverse a mezclar todos

los personajes protagónicos que nunca, ni pensarlo, participarían en el escenario más olvidado, atreverse a comer de todo y beber nada, atreverse a discutir lo que ya está resuelto desde el inicio, atreverse a besar tus distintas bocas, tus labios tibios atrevidos que se atreven a atreverse a tocar los míos, atreverse siempre, que la recompensa es ya atrevida....

Atreverse a lavar las heridas dejarlas abiertas para que con su sabia se alimenten las aves de rapiña, atreverse a escalar las ramas del árbol de la sabiduría y no probar de sus frutos porque tú eres el fruto que se añeja de esa misma sapiencia que cuelga de esos arbustos, atreverse a dejar el edén sin demoras ni remordimientos para detonar así la batalla de la paz candente con la espada cuidadora en la entrada del paraíso, atreverse a continuar espiando desde cerca cabizbajo las almohadas que guardan cual secreto tribal tus manos contemporáneas, atreverse decididamente, constantemente y con sollozos de cobardía a luchar contra los dragones de la mente, cachorros de los temores criadero de los miedos y las fobias, atreverse a internarse, internarse atrevidamente en el manicomio, sin visitas, sin paliativos sin nada de nada que anime a la vida, vivir y atreverse a respirar hondo cuando la alegría duele, cuando la tristeza llega y se disfruta, cuando el cansancio reconforta, cuando las manos ya no se separan, cuando las aves emprenden la huida, cuando los líneas paralelas se juntan perpendiculosamente, atreverse a todo y, a la nada, a nada se atreve el que no es atrevido, sin duda se queda posado porque no ha vivido, atreverse a dormir en el día y despertar en la noche, atreverse a comer de las estrellas su luz y de la luna su espectáculo, atreverse a continuar escribiendo sin destinatarios, hablar calladamente cuando estamos rodeados, atreverse a que todos esperen de ti, pero no tengas nada para ofrecer, atreverse a llamar aunque no contestes, y si contestas atreverse a no responder, la respuesta está en el silencio y en el silencio la pregunta incurable perfidia tus silencios, atreverse a ser gladiador en la cama y poeta en la calle, violador de las leyes injustas y héroe anónimo de los arrabales, atreverse a pintar y dibujar los sueños de un loco en las paredes de la madre iglesia, atreverse a ver ángeles y demonios en los recintos sagrados de tus dioses de plomo.