Autorregulacion Para Fomentar El Aprendizaje Autonomo
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Sobre la falta de Autorregulación en los estudiantes del bachillerato a distancia.
Bachillerato a distancia GDF-UNAM
Resumen
El presente trabajo destaca la importancia de la autorregulación para fomentar el
aprendizaje autónomo evidenciando que los alumnos no la utilizan como estrategia para
planear cada curso y tarea. Describe las características que conlleva la falta de práctica de la
misma, que afectan el éxito escolar. Muestra sus consecuencias tales como la falta de
aprendizaje significativo, actividades que no cumplen el requerimiento de entrega,
sociabilización de actividades y realización de actividades solo por cumplir. Se busca sembrar
conciencia en su identificación para una corrección proactiva que permita disminuir el índice
de reprobación y deserción en beneficio del bachillerato a distancia y beneficiar el aprendizaje
significativo autónomo.
Palabras claves: Autorregulación, andamiaje, voluntad, autonomía, motivación
Introducción
La autorregulación en relación al aprendizaje independiente ha sido señalada en diversas
investigaciones la importancia que tiene, para lograr que los estudiantes adquieran
autonomía, que sean capaces de regular su propio proceso de aprendizaje. Se ha señalado,
además, que para promover en los estudiantes el aprendizaje autorregulado, es necesario
conozcan esta estrategia y que exista motivación para utilizarla y obtener beneficios
académicos (Lamas, 2008).
Para cualquier proyecto u objetivo a cumplir se debe tener el deseo, el ánimo y voluntad
para la acción. En la educación presencial la decisión y actitud del alumno cuenta en el éxito o
fracaso en el cumplimiento de objetivos de aprendizaje y acreditación. La educación a
distancia no se libra de este ingrediente, incluso es indispensable. De acuerdo a la población
estudiantil, en su modalidad a distancia, los intereses son muy variados y las actividades y
responsabilidades a las que cada uno está sujeto también lo son. Sin embargo al ingresar en
esta modalidad se adquiriere un compromiso, primero personal y después con la institución.
Lograr que los estudiantes sean autogestores de su aprendizaje depende en gran medida
de la adquisición y dominio de estrategias y técnicas de aprendizaje, en las cuales el alumno
pueda, además de planificar, supervisar y autoevaluar su actuación, mantener la motivación y
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regular el estado anímico durante el proceso de aprendizaje de acuerdo a la naturaleza y
magnitud de la tarea a realizar. Gaeta (2006), señala la importante correlación entre las
estrategias de este tipo (volitivas) y las relacionadas o con aspectos cognitivos y
metacognitivos (planeación, autocontrol y autoevaluación). Por otro lado, Valle (2006), señala
que la autorregulación adquiere sentido si se consideran aspectos como la motivación y la
voluntad.
Se debe tener conciencia que la falta de autorregulación en los alumnos desemboca en
acciones que los orillan a realizar actividades, participaciones y autoevaluación de manera
incorrecta. Al ser un proyecto de formación a distancia, los estudiantes necesitan ser
consientes de su responsabilidad para cumplir con objetivos de aprendizaje y acreditación.
Esto genera el siguiente cuestionamiento ¿Cómo lograr que los estudiantes apliquen
sistemáticamente estrategias tales como la autorregulación para alcanzar un nivel elevado de
aprendizaje, uso de recursos y del tiempo durante los cursos del bachillerato?
Análisis
La autorregulación tiene repercusión directa en los estudiantes y asesores. En el alumno su
práctica permite que alcance un nivel adecuado de aprendizaje, optimizando el uso de
recursos y el tiempo e identificando claramente objetivos de cada curso o actividad y
estrategias adecuadas. Eleva su autoestima al alcanzar mejores resultados académicos. Por
su parte el asesor podría retroalimentar al alumno dejando de lado las aclaraciones acerca del
objetivo de la tarea, las estrategias, el contenido y podría enfocarse a pulir y afinar detalles de
contenido, además de reducir de manera importante el rezago en el avance académico. Los
asesores en cada curso podrían insistir en el uso de esta estrategia para que los alumnos
planeen las actividades de cada asignatura.
El bachillerato a distancia desarrolla el curso propedéutico “estrategias de aprendizaje a
distancia” de dos semanas, que aborda aspectos didácticos, metodológicos y
organizacionales sobre el proceso de aprendizaje (BUNAM, 2011). Se sugiere la revisión del
tema durante los tres últimos días de la primera semana. Este curso es previo al ingreso de
módulos de asignatura y busca sembrar esta práctica para que el alumno conozca, aplique y
adapte a su personal forma de estudio. De forma específica se orienta a que el alumno
planee el estudio, supervise la propia ejecución de actividades, autoevalúe los resultados y
confirme o modifique su actuación. Sin embargo es un curso básico que pierde fuerza al no
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existir reforzadores en cada curso subsecuente, donde la realidad muestra de forma definitiva
que se debe disponer de tiempo para cubrir sus múltiples actividades cotidianas y además su
actividad académica. Se necesita tiempo para leer y estudiar los contenidos temáticos, estar
en comunicación con el asesor, tomar en cuenta las indicaciones para cada actividad, dedicar
tiempo en la resolución de actividades de autoevaluación.
El dejar a un lado la programación del avance de actividades o la nula autorregulación orilla
a una serie de comportamientos o patrón como no acatar las instrucciones dadas en cada
actividad, responder sin haber estudiado los contenidos, responder por cubrir actividades o
tiempo en plataforma y socializar actividades.
No acatar las instrucciones dadas en cada actividad
Cuando se dan indicaciones para la entrega de actividades, como puede ser el formato
para guardar las actividades de entrega y ésta no se respeta. Para evidenciar esta situación
se tiene un curso dado del 27 de junio al 24 de julio de 2011, en él se da la instrucción sobre
el formato para nombrar las actividades al guardar y enviar a plataforma. Lo anterior por
cuestiones administrativas sin penalización en la calificación de la actividad.
Figura 1. Instrucciones para guardar actividades con un formato administrativo
De acuerdo a la indicación se tiene que al 24 de julio todavía se seguían enviando actividades
sin el formato especificado, mostrando que no se tomaron el tiempo de leer las indicaciones
enviadas por mensajero como se observa en la figura 2.
Figura 2. Actividad sin respetar el formato de nombre de archivo
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En la figura 3 se puede ver cómo deben ser entregadas las actividades con el formato del
nombre:
Figura 3. Actividad con el formato correcto de nombre de archivo.
Pero ¿qué sucede cuando se trata del desarrollo de la propia actividad? Para una actividad
de la segunda semana de trabajo se define un modelo a desarrollar, esta indicación se da al
inicio de la semana tal como se muestra en la figura 4, el modelo a desarrollar es el generador
de corriente alterna.
Figura 4. Mensaje con indicación de actividad a desarrollar.
Las actividades entregadas fueron muchas, pero ninguna sobre el modelo del generador
eléctrico, tal como se dio en la instrucción de manera específica. En la figura 5 se puede
observar que el modelo entregado el 8 de julio fue el ciclo de respiración y el la figura 6 el 10
de julio el modelo del Tsunami.
Figura 5. Modelo del ciclo de respiración
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Figura 6. Modelo del Tsunami
Responder sin haber estudiado los contenidos
Este hecho se infiere al cotejar tiempos para realizar una actividad, pues el leer cada ejercicio
y resolverlo no concuerda con el tiempo empleado en dicha actividad. En la figura 7 se
observa que el alumno utilizó 38 segundos para leer la actividad de cuatro ejercicios,
resolverlos y responder. El resultado es evidente.
Figura 7. Tiempo para resolver una actividad
Su contraparte es cuando emplea un mínimo de tiempo y obtiene la máxima calificación, se
infiere que esta situación se relaciona en socialización de actividades.
Responder por cubrir actividades o tiempo en plataforma
Otro aspecto, igual de importante es cuando se entregan actividades que no cubren el
mínimo requerido en cada actividad, en ocasiones solo incluyen la descripción de la actividad
a realizar pero sin realizarla, se realizan preguntas que hacen referencia a contenido no
estudiado por el alumno, su presencia en foros sin aportación sobre el tema.
Socializar actividades
El socializar el conocimiento es una práctica recomendable para ayudar a un aprendizaje
significativo, sin embargo la tentación de socializar las actividades siempre está presente.
Dicha amenaza puede ser producto de la presión de tiempos de entrega, última materia por
acreditar o simplemente apatía hacia el aprendizaje.
Lo que se denomina como plagio académico se puede observar tanto en actividades de
autoevaluación, como actividades de entrega en archivo electrónico. En cuanto a las
actividades de autoevaluación se puede ver por lo tiempos para resolver cada actividad, por
ejemplo en la figura 8 el alumno empleó para resolver la autoevaluación un mínimo de tiempo
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y la figura 9 el tiempo indica que abrió la actividad y tuvo tiempo suficiente de consultar sobre
cada reactivo.
Figura 8. Tiempo de un minuto con once segundo para resolver la actividad
Figura 9. Tiempo de dos días con veintitrés horas para resolver la actividad
En cuanto a las actividades entregadas en formato electrónico al cuestionar a los alumnos
sobre sus acciones, las respuesta son diversas: se sienten ofendidos pero no aceptan el
plagio, los hay que no aceptan pero piden volver a realizar la actividad, también los que
aceptan que pidieron apoyo a alumnos avanzados, pero que ellos realizaron la actividad, y los
muy pocos que aceptan su responsabilidad.
Como se analizó, si bien, no existe garantía de que la aplicación de la autorregulación
influya claramente en el avance académico, como señala Valle y Col. (2006), mientras unos
investigadores señalan que hay evidencias de la relación de estrategias cognitivas y de
autorregulación con el rendimiento académico, otros niegan el hallazgo de evidencias claras
de esta vinculación.
Es posible inferir que las prácticas señaladas arriba reflejan que no hay en estos casos uso
de estrategia alguna para llevar a cabo el aprendizaje de contenidos y la clarificación de los
procesos cognitivos y metacognitivos, que intervienen en el aprendizaje en general. Se puede
deducir además, que hay poco uso de estrategia de aprendizaje, tales como la
autorregulación, ni hacen uso habitual de estrategias que les permitan clarificar los objetivos,
metas y estrategias de aprendizaje, optimizar el uso de los recursos y del tiempo y alcanzar
aprendizajes adecuados al nivel académico.
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Resalta la escasa importancia que los estudiantes confieren a las estrategias de estudio,
pues es claro que no consideran la planeación de actividades y además que no hay
reforzamiento para su aplicación durante los cursos del Bachillerato. Puede verse incluso,
como un indicador de tendencia a privilegiar aprendizajes superficiales, poco significativos y
que no requieren de procesos cognitivos que permitan procesar la información y fomentar el
pensamiento autónomo, crítico y reflexivo.
Puede argumentarse que en algunos casos hay deficiencia en las competencias básicas
para comprender los aspectos medulares de una actividad, relacionadas con, por ejemplo, la
comprensión lectora, que incluye: comprensión del contenido, recuperación de la información,
interpretación de la información, así como, reflexionar sobre el contenido y evaluarlo, sin
embargo, estos casos son realmente los menos frecuentes.
En la modalidad de estudio a distancia, la responsabilidad de controlar nuestros actos y
decisiones y por lo tanto de regular el aprendizaje, cambia de padres y maestros, al propio
estudiante. Así, cada individuo presenta diversas características que le permiten asumir o no,
esta responsabilidad, las cuales están fuertemente relacionadas con factores emocionales y a
una falta de visión acerca de lo que significa la preparación académica para un adecuado
desarrollo laboral, económico y social en general.
Más allá de considerar que las prácticas inadecuadas en cuanto a la responsabilidad de
asumir el propio aprendizaje obedecen a pereza o despreocupación, es notorio que existen
factores de fondo que están vinculados con la deficiente o inexistente identificación de
objetivos, naturaleza y contexto de las actividades y mucho menos de estrategias adecuadas
de estudio, que se manifiestan en los estudiantes como duda sobre la propia capacidad, o la
sensación de incomodidad basada en supuestos como: considerar que la tarea representa
una gran dificultad, debido a que es compleja, aburrida, inútil y requiere una inversión de
tiempo considerable.
Existen diferentes actitudes frente a la realización de actividades por parte de los alumnos
ligadas con el desinterés, tales como considerar que todo se va a resolver favorablemente sin
tener que hacer un mínimo esfuerzo, pues sus actividades no serán revisadas con la debida
meticulosidad por parte de los profesores; argumentar trabajar mejor “bajo presión” y
acumular trabajo hasta que ya no es posible cumplir; no tener confianza en sí mismo y por lo
tanto tender al fracaso continuo; asumir una actitud desafiante y rechazar la organización y
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formalidad de las actividades; o, no identificar sus limitaciones y asumir responsabilidades
excesivas sin expectativas razonables de realización.
¿Qué se debe hacer?
Cada asesor realiza y da a conocer a sus alumnos su planeación del curso mediante un
plan de trabajo (que refleja sus intereses académicos), estableciendo en ella prioridades y
clarificando aspectos relacionados con la naturaleza y objetivo de cada actividad, así como el
uso adecuado de los recursos y el tiempo, además de la determinación de estrategias que
permitan que los estudiantes no pierdan el interés en el contenido temático de la asignatura y
le otorguen debida seriedad a realización de las actividades. Pero generalmente no se
incluyen estrategias que permitan al alumno identificar, clarificar los aspectos formales de
cada actividad y calendarizar éstas, como la autorregulación.
La retroalimentación cobra aquí especial relevancia, pues en ella el asesor y el tutor
refuerza la autoestima del estudiante señalando las fortalezas y aspectos de mejora en cada
actividad y frenando los excesos de autoconfianza que consideran las actividades banales y
enfocan su atención en aspectos poco relacionadas con el objetivo de la actividad, haciendo
énfasis en la determinación de prioridades y la planificación adecuada y la entrega oportuna
en tiempo y forma.
Debe además enfocarse en la motivación, mediante acciones que fortalezcan la
autoconfianza, desarrollen la capacidad para identificar fortalezas, debilidades y posibilidades
de mejora para solventar las dificultades del proceso de aprendizaje y de manera muy
especial en los intereses de los estudiantes que son el motor que los hace no sólo tratar de
cumplir con las actividades, sino alcanzar metas personales.
Este aspecto es determinante pues la determinación de estrategias está en dependencia de
diversos factores, entre los que destaca la edad de alumnos atendidos en el Bachillerato a
distancia, muchos de ellos adolescentes, pero en cuanto a los adultos oscila alrededor de los
30 años y cuyas características y expectativas difieren mucho de adulto a adulto.
El estudiante se enfrenta hoy a cambios frecuentes en relación a la calidad de vida que
pretende, frente al acelerado desarrollo tecnológico, científico y gran rapidez de la
comunicación, al incremento cotidiano del conocimiento, al enfoque económico centrado en la
productividad, la reducción del tiempo de trabajo, al incremento de la densidad poblacional en
zonas urbanas, y, las consecuencias de estos cambios, reflejadas en la concentración de la
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población en megalópolis, el hacinamiento, el aumento de la brecha económica, la
burocratización, el anonimato y conformismo social, la inadaptación social y la desesperanza,
el surgimiento de nuevas tendencias económicas enfocadas a las diversiones y el confort,
entre otros.
En estas condiciones el aprendizaje se ve influido por una gran cantidad de factores y
parece depender según lo señala Fernández (2007), cada vez más de la motivación y las
condiciones de aprendizaje favorables, representadas por modalidades de estudio más
flexibles y enfocadas hacia metas específicas que le permitan modificar sus condiciones y su
calidad de vida, y responda a sus propios intereses y necesidades, pues las diferencias entre
la concepción de la realidad y la construcción de sus aprendizajes es personal y varía mucho
de adulto a adulto.
En ese sentido, es necesario señalar que para desarrollar alumnos autónomos y
autorreguladores de su aprendizaje, es necesaria la intervención de profesores que hayan
tomado conciencia de los complejos procesos volitivos, cognitivos y metacognitivos que
ocurren durante el aprendizaje y se enmarquen en modelos enfocados a las expectativas e
intereses de los alumnos, a sus estilos de aprendizaje y en donde la interacción profesor-
alumno sea el eje de modelos cuyo objetivo sea el aprendizaje permanente mediante la
adquisición y aplicación de estrategias orientadas al desarrollo de la autonomía. Según Gaeta
(2006) “…el utilizar estrategias volitivas propicia en los alumnos un mayor esfuerzo y
persistencia para mantener la motivación y hacer uso de las estrategias metacognitivas para
el aprendizaje”. Dichas estrategias deben considerar aspectos de motivación e interés en el
adulto, como: adquirir un mejor nivel de conocimientos y completarlo con su experiencia;
mejorar sus condiciones laborales mediante el acceso a un mejor puesto u obtener un mejor
salario; prepararse para realizar estudios superiores; ocupar el tiempo libre de manera
productiva y romper con la rutina en el trabajo o el hogar; adquirir un status académico más
elevado o buscar el reconocimiento social; ser ejemplo familiar y reducir la frustración o
cristalizar un interés añejo por estudiar.
Conclusiones
Al igual que los estudiantes adultos, los profesores, al fin adultos, tenemos motivación e
intereses personales que son el motor de nuestra actuación académica. Considerar que todos
los profesores tenemos la misma finalidad al desarrollar nuestra actividad académica es
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utópico, sin embargo, es necesario tomar consciencia acerca de la necesidad de orientar
nuestra preparación en el sentido de promover el aprendizaje autónomo en los estudiantes de
la edad que sea. Por lo anterior, parece que la respuesta a la interrogante inicial de este texto:
¿Cómo lograr que los estudiantes apliquen sistemáticamente estrategias tales como la
autorregulación para alcanzar un nivel elevado de aprendizaje, uso de recursos y del tiempo
durante los cursos del bachillerato?, es que también los docentes en primer lugar,
conozcamos, y paulatinamente, dominemos y apliquemos estrategias volitivas, cognitivas y
metacognitivas como la autorregulación en nuestra actuación académica y propiciemos y
fomentemos el uso de éstas en los estudiantes, sin perder de vista las diferencias que por las
distintas condiciones tiene cada alumno al respecto de sus compañeros. Dicho lo anterior con
base en las características de las tareas señaladas al principio de este texto que reflejan que
no hay un reforzamiento en el uso de estrategias de autorregulación por parte de la mayoría
de los docentes en las asignaturas del bachillerato.
Referencias
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2011 de:http://asesoresm11.blogspot.com/2009/11/evaluacion-y-autorregulacion-del.html.
Fernández, R. (2007) Características y condiciones del Aprendizaje de los adultos. Insp. de Institutos y Liceos
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http://ipes.anep.edu.uy/documentos/libre_asis/materiales/ap_adultos.pdf
Gaeta G. M. L. (2006). Estrategias de autorregulación del aprendizaje: contribución de la orientación de meta y
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Lamas, R. H. (2008). Aprendizaje autorregulado, motivación y rendimiento académico. Sociedad Peruana de
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http://www.scielo.org.pe/pdf/liber/v14n14/a03v14n14.pdf
Massone, A., González, G. (2003). Análisis del uso de estrategias cognitivas de aprendizaje, en estudiantes de
noveno año de educación general básica. Revista Iberoamericana de Educación (ISSN: 1681-5653)
Recuperado el 9 agosto de 2011 en: http://www.rieoei.org/deloslectores/551Massone.PDF
Valle, A., y Col.(2006). Metas académicas, estrategias cognitivas y estrategias de autorregulación del estudio.
Psicothema 2006. Vol. 18, nº 2 (165-170) recuperado el 8 agosto de 2011 en:
http://www.psicothema.es/pdf/3193.pdf