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    Revista del Telefono de la Esperanza

    www.telefonodelaesperanza.org

    Numero 257 I ABRIL - JUNIO 2015

    Los jvenes aoran lderesque hablen con moderacin.Por Jos Luis Rozaln

    La indiferencia,peor que el odio.

    Entrevista con Ramiro Calle

    El mapa del odioen el siglo XXI.

    Por Herminio Otero

    LA INVASIN

    DEL ODIOEl miedo, elegosmo, lasdiferencias

    sociales yreligiosas,principal causade la epidemiade violencia

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    SUMARIO

    SUMARIO

    Entrevista // 32Con Ramiro Calle

    Por Gloria Dez Fernndez

    Cine // 40Los odios de cine

    Por Norberto Alcover Ibez

    A pie de calle // 48El odio sube a primera pgina

    Por Antonio Saugar Benito

    Comunicando // 54Lectura colectiva de los cuentos de Ismal Dia-di en el Telfono de Almera El suicidio esun grave problema de salud pblica. Los me-dios y las instituciones deberan hablar de elloEntrevista con Juan Snchez Porras PremioMayores del ao de Granada Reconocimien-to del Colegio de Psiclogos de Navarra al Tel-fono de la Esperanza - El Gobierno de Navarraconcede al Telfono el sello de Socialmente

    Comprometido El Colegio de Psiclogos dela Rioja premia al Telfono de la Esperanza - LaFundacin Europea para la Gestin de la Cali-dad, otorga, de nuevo, su Compromiso con lacalidad al Telfono de la Esperanza

    El mapa del odio, una historia mil veces dibujada // 6Desde tiempos remotos, los grupos humanos se han enfrentado defendiendo sus interesesPor Herminio Otero Martnez

    Dnde empieza el odio? // 12Surge de la elaboracin mental de esa emocin que llamamos iraPor Alfonso Echvarri Gorricho

    Historias de amor y odio // 16Queramos formar una familia y ahora no nos aguantamos el uno al otroPor Mara Guerrero Escusa

    Abismos y encuentros en familia // 21Discrepancias en la intimidadPor Jos Mara Jimnez Ruiz

    Violencia: la gran seductora de la gente joven // 26Faltan lderes que obren con moderacinPor Jos Luis Rozaln Medina

    A fondo

    Director:Pedro Miguel Lamet

    Redactor jefe y Publicidad:

    Gloria Dez

    Diseo grfico:Jos Luis Mendoza

    Edita:Telfono de la EsperanzaDepsito Legal:M-28.500-1973

    Direccin, redacciny administracin:Francos Rodrguez, 51

    (Chalet 25)28039 MadridTel.: 91 459 00 62Fax: 91 459 04 50e-mail:[email protected]

    Colaboradores:Herminio OteroAlfonso EchvarriMara GuerreroJos Mara JimnezJos Luis RozalnGloria DezNorberto AlcoverAntonio Saugar

    Coordinacin:Impact 5Tel.: 985 20 70 80

    Fotografas :www.sxc.hu

    Con la financiacin de:

    Carta del director // Un corazn con dos pistolas // 5

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    Carta del Director

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    Un corazn con dos pistolas

    La ltima imagen que he visto en televisin era la de un coche de polica

    que, para detener a un delincuente en Estados Unidos, se mete en la acera

    y lo atropella sin ms. Poco antes difundieron grabaciones de los recientes

    asesinatos de negros desarmados a manos de las fuerzas del orden. Imge-

    nes realmente aterradoras de un pas donde la tenencia de armas, desde los

    tiempos del Far-West, se ha convertido en un cncer incurable. Adase a

    eso el furor de las bandas latinoamericanas, los jvenes seducidos por la

    yihad, la violencia de gnero, la que surge entre padres e hijos, alumnos y

    maestros, en n los secuestros y las matanzas indiscriminadas de frica yOriente Medio. Todo ello plantea la pregunta: Crece la violencia en nues-

    tro mundo? Y yendo al origen, aumenta el odio en nuestros corazones?

    Una vez le en Antonio Blay, un psiclogo que despus de viajar a la India hizo una extraordinaria sntesis de desarrollopersonal que divulg a travs de cientos de conferencias y docenas de libros, un texto esclarecedor:

    Todos nuestros problemas, sin excepcin, derivan del hecho de querer retener algo. Y este intento de retener, es falso.

    El vivir es un riesgo permanente de inseguridad, de mutacin, de cambio. La vida es un ro, yo soy un ro, y el ro no

    se va a detener. Cuando quiero retener algo, estoy creando violencia, y al n el ro sigue su curso. Dichosos aquellosque descubren pronto que todo es inestable, porque estos encontrarn al nal la Fuente de donde mana la nica Verdad,la nica seguridad, el nico Ser eternamente estable.

    He encontrado este pedazo de papel al cabo de los aos como un relmpago en medio de la noche. S, claro, es lo de

    Herclito, que ya deca que nadie se baa dos veces en el mismo ro, lo de aprender a uir con la corriente, sin lucharpara detenerme aqu. Por eso creo que la violencia y el odio que la engendra nacen de nuestra inseguridad, en el fon-

    do del miedo a perder lo que tenemos o la ofuscacin por alcanzar lo que nunca hemos tenido. Un joven se apunta alayihadpor su desarraigo total en una sociedad que nunca lo ha recibido. El amor se transforma en odio en una pareja

    por miedo a perder la posesin desmedida de otro ser humano y en denitiva por no aceptar los cambios. Aversin,poder, competencia, posesin, ambicin, despiertan odiosidad, violencia y guerras. Queremos parar el ro, retener

    algo o arrebatrselo a los dems y eso nos transforma en violentos.

    Recuerdo que Anthony De Mello sola decir en sus charlas: Usted se enoja solamente cuando tiene miedo. Pienseen la ltima vez que se enoj, y busque el miedo subyacente. Qu tema perder? Qu tema que le quitaran? De ahviene la ira. Piense en una persona furiosa, tal vez en alguien a quien usted teme. Puede ver todo el miedo de esa per-

    sona? Tiene mucho miedo, realmente lo tiene. Est muy asustada o no estara furiosa. En el ltimo anlisis solamente

    hay dos cosas, el amor y el miedo.

    La ira y el odio se entienden muy bien desde su reverso, la felicidad. Recuerdo que a mi madre no le gustaba discutir.

    Cuando yo era un nio todos en mi casa decan que me pareca ms a mi madre que a mi padre. Salamos de un cine y unaamiga suya le dijo de m cuando tendra nueve o diez aos: Hay que ver lo que se parece a su padre!. Respuesta de mi

    madre: Ha visto usted?. Cuando uno no quiere, dos no discuten. La felicidad no se encuentra fuera, en las posesiones,

    los xitos, el poder o el dinero, mis ideas. Est desde siempre dentro de nosotros. Lo que pasa es que no hemos desperta-

    do y nos identicamos con nuestras caretas, los rtulos que nos han puesto los dems, y perderlos nos da pavor.

    Al nal el odio procede de una desconexin con nuestra verdad ms ntima. Y la violencia es terror a perder y huidade la realidad. No signica esto que sea malo desear cambios, si estos nacen del centro de nuestro ser, de nuestro me-

    jor yo, oculto por una hojarasca que crea una mente desconectada y distorsionada.

    El capitalismo salvaje o el pensamiento nico que nos domina hoy estn convirtiendo el mundo en un campo de ba-

    talla. Sin darnos cuenta tenemos un corazn de banquero, y para defender nuestras cuatro perras, o lo que sea, ar-

    mamos el corazn con dos pistolas. Con ello acabamos por perder la paz, la armona interior, que es la nica felici-dad viable.

    Pedro Miguel Lamet

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    Desde tiemposremotos, losgrupos humanos

    se han enfrentadodefendiendo susintereses

    Por Hermino Otero Martnez

    EL MAPA DELODIO, UNAHISTORIAMIL VECESDIBUJADA

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    Hace un siglo, en el verano de 1914, el kiserGuillermo II estaba convencido de una victoriainminente de las tropas alemanas, de modo quelas despidi con un optimismo desmesurado: Es-tarn en casa antes de que las hojas caigan delos rboles. No fue as. La prediccin fall estre-pitosamente y, durante los cuatro aos siguien-

    tes, el mundo sucumbi ante la Primera GuerraMundial (1914-1918), que sembr diez millonesde muertos y veinte millones de heridos.

    As lo resuma Adriana Riva hace unos mesesen La Nacin (3.8.14) y recordaba que inquie-tan los paralelismos del mundo actual con aque-lla poca: Proliferan ideologas extremistas, fu-rias nacionalistas y ambiciones imperialistas. Eleconomista Jeffrey D. Sachs, asesor especial del

    secretario general de las Naciones Unidas, BanKi-moon, resumi: La Primera Guerra Mundialpuso n a cuatro imperios, recongur el mapade Medio Oriente, dio pie a la revolucin bolchevi-que y, eventualmente, a la Gran Depresin, AdolfHitler y la Segunda Guerra Mundial. An vivimosen las sombras de ese gran desastre. Varias delas regiones en crisis de aquel entonces tambinlo estn ahora.

    En la actualidad no existe ninguna guerra activa

    declarada ocialmente entre diferentes Estados,pero el mundo es testigo de al menos diez gran-des conictos armados. Como hace cien aos, elorden internacional vigente se despedaza?

    Resumamos: En una suerte de reaccin tarda al

    derrumbe de la Unin Sovitica, una revanchistaRusia anexa Crimea y la violencia estalla en Ucra-nia. En Irak, el sectarismo vuelve a resurgir yestrecha lazos con sus respectivas cofradas en laregin. La Franja de Gaza, una vez ms, sangra yarde. La cruenta guerra civil en Siria lleva ms detres aos sin tregua. La violencia en Libia hundeal pas en el ms absoluto caos.

    Estos conictos engrosan la lista de guerras mslargas, como las de Afganistn, Somalia, Mali,

    Sudn del Sur y Repblica Centroafricana, entreotras. Son guerras olvidadas y relegadas a un se-gundo plano, pese a ser tan sangrientas como lasms recientes.

    Las diferencias tnicas, la ocupacin de territorios o los interesespolticos y econmicos, han hecho que, en los ltimos 50 aos, se hayanoriginado en el mundo 240 conictos internos y 22 enfrentamientos

    entre pases. Adems, siguen presentes la discriminacin racial,las tensiones nacionalistas, los conictos sociales, la amenaza

    terrorista, cada vez ms absurda, la persecucin religiosa, que parecadesaparecida y la violencia domstica. Este panorama no es nuevo.Los conictos sociales ocurren desde tiempos remotos y hunden sus

    races en nuestro origen colectivo: los intereses contrapuestos de laspersonas o de los grupos, llevan a la confrontacin con el objetivo deherir o, directamente, eliminar al adversario, convertido, para ello, en

    enemigo. El mundo interconectado no parece aportar solucin a estassituaciones, sino que, a veces, da la impresin de que las acrecienta.

    No nos confesamosracistas, pero en la prctica

    olvidamos el slogan deManos Unidas: Una sola

    raza, la raza humana.Y somos intolerantescon los diferentes, sean

    inmigrantes, de otras etniaso... de otra religin

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    Estas agitaciones irrumpen cada vez con ms vio-lencia en diversos rincones del mundo. Los ana-listas dicen que suponen una ruptura del orden

    internacional y que no podrn apagarse sin unejrcito de diplomticos. Pero las zonas calien-tes se multiplican sin que nadie, empezando porEstados Unidos, parezca estar dispuesto a apun-talar una estructura global. Tampoco China, cadavez ms cerca de ser la principal potencia econ-mica, quiere ocupar un lugar preponderante enel escenario diplomtico global. Lo resume IanBremmer, presidente del grupo Eurasia, que creel trmino mundo G-0 para explicar el ordenglobal en el que vivimos: Estamos en un mundo

    en el que ningn pas o grupo de pases quiere opuede asumir un liderazgo mundial y marcar laagenda internacional.

    En el mundo interconectado actual, esta ruptu-ra no queda ningn pas al margen. Y se prevque, mientras los desafos al orden internacionalqueden impunes, los conictos ardern con msfuerza y duracin.

    Los lugares en conicto

    La pgina InspirAction, que pretende un mun-do libre de pobreza, pinta un mapa siniestro con

    los conictos actuales. En el continente africanosuceden mltiples conictos internos e interna-cionales que afectan sobre todo a las poblacio-nes ms vulnerables. En el Sahara Occidental se

    enfrentan polticamente Marruecos y Argelia; lasituacin social de Libia, despus de la desapari-cin de Ghada, sigue siendo muy delicada. Gru-

    pos insurgentes amenazan la estabilidad y la pazde la poblacin de la regin de Sahel, otra de lasregiones ms conictivas de frica. Somalia sufreel conicto interno entre fuerzas islamistas y delgobierno, donde adems se suma el problema dela piratera. Otro de los conictos ms destacadosy violentos de frica es el que sucede en Nigeriaentre diferentes grupos tnicos y religiosos. Lacorrupcin poltica, la mala gestin de los bene-cios derivados del petrleo y las tensiones entrediferentes grupos ha provocado que miles de ni-

    gerianos vivan en la pobreza.

    En el mundo latinoamericano siguen vigentes losconictos a causa de los carteles de la droga enMxico, Guatemala, Colombia y El Salvador.

    La situacin social en otras partes del mundotambin es inquietante. En Europa, donde, en laactualidad, no son frecuentes los conictos ar-mados y sociales, es preocupante la situacinen Kosovo y sus pases limtrofes. Oriente Me-dio presenta serios conictos sociales y polticos,como el palestino-israel, o los que tienen lugaren Siria, Lbano, Irn, Iraq o Turqua.

    Es llamativa la creacin del Estado Islmico, queen solo diez aos ha sembrado un reguero demiles de muertos. La organizacin impone su in-terpretacin extremista de la Sharia en los terri-torios que domina, ha llevado a cabo ejecucionespblicas y ha destruido templos y mezquitas. Ha

    ordenado la expulsin de todos los cristianos quese nieguen a convertirse al Islam, muchos de loscuales, incluidos nios, han encontrado la muerteen decapitaciones masivas en pblico.

    El 29 de junio de 2014, al comienzo del Ramadn,manifestaron su intencin de crear un califatoque se extendiera por todo el mundo musulmn,lo que atrajo a yihadistas rabes y a magrebesresidentes en Europa. Llegaron a contar entre30.000 y 100.000 hombres en sus las, con el

    objetivo de conquistar Siria e Irak y convertirlosen la base de ese Estado. Desde marzo de 2015Boko Haram, presente principalmente en el nortede Nigeria, se integra en el estado islmico.

    El homo sapiensfueadquiriendo sabidura, perollevaba consigo sus miedosprimitivos y las armas que

    utiliz durante mileniospara defenderse. Y aquestamos nosotros, ahora,repitiendo esos miedosy usando esas armas, aveces de manera muy

    inconsciente

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    Cmo empez el odio?

    Todos estos conictos no son nuevos. La historia

    de la humanidad est sembrada de ellos. Cules su origen?

    Segn la Biblia, Can y Abel eran hermanos. Losdos primeros de la humanidad. Y uno mat aotro Lo mat por envidia: Can se enfurecimucho y andaba cabizbajo porque el Seor sej en Abel y su ofrenda ms que en Can y lasuya. El Gnesis (4,8) resume en un solo ver-sculo la crnica del primer asesinato de la hu-manidad: Can propuso a su hermano Abel que

    fueran al campo y, cuando estaban all, se lanzcontra su hermano Abel y lo mat. Lo mat porenvidia convertida en odio.

    Este pasaje bblico condensa, en forma de mito, lapresencia fratricida que ha gobernado la historiahumana desde sus orgenes hasta la actualidad.

    Todos venimos de un oscuro fondo comn quehunde sus races en la noche de los tiempos yque llevamos con nosotros. Si la historia de cadaser humano repite la historia de la humanidad,conviene tener a sta en cuenta. Y si estamosamasados por una cultura, que incluye lengua-

    je, creencias y tradiciones, normas y ocialidadesdiversas, tendremos que ver cmo todo ello nosune y nos une a los dems, lo mismo que nospuede separar.

    Los primeros hombres que se diferenciaron de susantepasados por innovaciones capitales pertenecan

    Los mensajes de Twitter nos permiten descu-brir los perles de esas sombras que crean laintolerancia y el odio.

    En Estados Unidoshan elaborado un mapadel odio que da cuenta de cmo el nmero degrupos extremistas ha aumentado dramtica-mente desde que Barack Obama asumi la pre-sidencia. Los cerca de mil grupos de extremis-tas contabilizados en 2013, desde el KKK hastalos separatistas negros, estn distribuidos portodo el pas, aunque la mayora se sitan anhoy fundamentalmente en el Sur de los Esta-

    dos Unidos (58 en Florida y 57 en Texas, porejemplo, si bien en California hay 77).

    Por otra parte, estudiantes y profesores de laUniversidad californiana de Humboldt crearonun mapa del odio con las regiones menos to-lerantes de Estados Unidos. Para ello analizaronlos mensajes difundidos por Twitter entre juniodel 2012 y abril del 2013 y los clasicaron se-gn palabras clave en tres grupos: homofobia,racismo y discapacidad. El resultado muestra

    la Costa Oeste presenta un perl ms toleran-te mientras que los mensajes ms ofensivostienen lugar en la mitad oriental del pas.

    Pero la discriminacin no es solo propia deEstados Unidos. En Europa, una de cadacuatro personas que pertenece a una mino-ra tnica, religiosa o sexual asegura que hasido ya vctima de delitos racistas. Segn unsondeo realizado entre 23.500 personas enlos 27 pases miembros de la Unin Europea,un 24 por ciento de los encuestados dice ha-ber sido objeto de agresiones de este tipo.Segn el documento, los delitos por odioson una realidad cotidiana en todo el territo-rio de la Unin Europea (UE). En concreto,el 18 por ciento de los romanes (gitanos) y

    el 18 por ciento de los inmigrantes africa-nos subsaharianos que participaron en la en-cuesta sealaron que haban sido objeto depor lo menos un delito racista en los ltimosdoce meses. Y el miedo y el aislamiento sonlas principales consecuencias de la discrimi-nacin padecida por el 50% de la comuni-dad gay, lesbiana, bisexual y transexual enla Unin Europea, segn la mayor encuestarealizada en 2012 sobre su situacin, res-pondida por 93.000 personas en los 27 pa-

    ses miembros, adems de Croacia. Los pre-juicios les impiden equipararse al resto delos ciudadanos.

    Los perfiles del odio segn Twitter

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    al homo erectus: fueron las primeras criaturasque hablaron, los primeros que fabricaron ves-tidos, los primeros que construyeron cabaas y

    que habitaron regiones fras, los primeros queabatieron caza mayor y que utilizaron el fuego.Con el fuego, comenzaron a cocinar... y a comer

    juntos. Y surgieron los sentimientos afectivos,quizs la innovacin ms importante, que condu-

    jo a la nocin de familia, pasando por la de tribuy clan. Y apareci as sobre la faz de la tierrael homo sapiens, que fue adquiriendo sabidurapero llevaba consigo los miedos primitivos y lasarmas que utiliz durante milenios para defen-derse de esos miedos, causados por animales

    cercanos o congneres de otra especie, a los quepoda considerar distintos y por lo tanto tambinpeligrosos. Y aqu estamos nosotros ahora repi-tiendo esos miedos y usando esas armas, a vecesde manera muy inconsciente.

    En frica, hace un milln de aos

    Dicen que todos procedemos de frica. La expan-

    sin del ser humano desde los trpicos hacia elnorte se realiz hace un milln de aos, desde lasIndias Orientales y desde frica. Y poco a pocotom posesin de toda la tierra (tambin los ca-zadores asiticos cruzaron el estrecho de Beringpara poblar Amrica del Norte y del Sur).

    Despus de haberse esparcido ampliamente porlos continentes, los seres humanos se vieron obli-gados a adoptarse a las nuevas condiciones cli-mticas. Si nos jamos en la piel, cuando el ser

    humano primitivo pierde el pelo en la superciedel cuerpo, pasa a ser blanco, pero esa plidapiel tiene que adaptarse y pigmentarse para evi-tar el dao de los rayos ultravioleta. As es comonuestro pariente ms prximo tal vez se volvera

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    negro 1,8 millones de aos atrs. Esta piel oscu-ra y protectora se mantuvo durante ms de unmilln de aos. Por eso podemos explicarnos los

    cambios de pigmentacin que, durante milenios,pudieron llevar a los homnidos a ser primeroblancos, despus negros y a que, ms tarde, al-gunos volvieran nuevamente a ser blancos parafacilitar la asimilacin de la vitamina D en zonasms fras y con poco sol.

    Nuestros antepasados paleolticos eran seres hu-manos vigorosos, sociales e ingeniosos, que com-partan las dicultades de una existencia primiti-va. Y se ayudaban. Todava lo hacemos ahora, yen ello encontramos placer, como lo encontrabanellos, ya que de esa ayuda dependa su supervi-

    vencia. Se ayudaban, sobre todo, los que eran dela misma tribu y clan. Amasados con creencias,usos y costumbres que los identicaban comogrupo, se iban diferenciando de los que eran dis-tintos en apariencia fsica y en manifestacionesculturales. Los lmites establecan territorios porlos que haba que luchar y que difcilmente sepodan romper. En ese terreno, es fcil que bro-te el odio a lo que es diferente, sobre todo porparte de quien se cree superior y, por lo tanto,como respuesta, por parte de quien se considera

    tratado como inferior. Por eso el racismo es unsentimiento innato y tribal inherente al ser hu-mano. Su desaparicin, segn Gerardo Martn, esimprevisible a corto plazo, salvo que se consiga

    ms educacin moral, ms generosidad y msigualdad en todos los rdenes de la vida humana.Y eso no se ha conseguido todava en los ltimos

    milenios, o sea, desde que existe la civilizacin.Es ms, a nales del siglo XX se acu la ex-presin limpieza tnica para indicar una de lasgrandes suciedades que se produjo en muchospases: Yugoeslavia, Timor, Uganda, Sudn...

    Y todos nosotros no nos confesamos racistas,pero en la prctica olvidamos el slogande ManosUnidas (Una sola raza, la raza humana) y somosintolerantes con los diferentes, sean inmigrantes,de otras etnias o... de otra religin. Muchos tipos

    de intolerancia slo desaparecern cuando, den-tro de varios siglos, dejen de haber tan abismalesdiferencias entre ricos y pobres, cuando no exis-tan naciones desarrolladas y naciones hambrien-tas, cuando hayan desparecido las fronteras y elmestizaje sea ms normal y generalizado.

    Muchos tipos deintolerancia slo

    desaparecern cuandodejen de existir diferenciastan abismales entre ricos ypobres, cuando no existan

    naciones desarrolladasy naciones hambrientas,

    cuando hayan desparecidolas fronteras y el mestizaje

    sea ms normal ygeneralizado

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    DNDEEMPIEZAEL ODIO?

    Surge de laelaboracin mental

    de esa emocin quellamamos iraPor Alfonso Echvarri Gorricho

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    No hace falta buscar demasiado. Un peridico,una revista, un telediario, un reportaje de inves-tigacin. Lejos de nuestra casa, all donde se cor-tan las cabezas o cerca, tan cerca que hasta laspersonas tienen nombre, como en la cancin deSusan Vega sobre la historia de Luka que vivaen el second foor. El caso es que aunque estoque conocemos como odio ha acompaado deuna forma o de otra a la historia de la humanidaddesde tiempos cainianos, lo cierto es que pareceque en la actualidad se odia ms que antes. O deuna forma ms visible, traspasando la barrera delsentimiento y traducindolo en conducta obser-vable, como decimos los psiclogos.

    Podemos decir, y sobre esto tantas opinionescomo expertos, que el odio es un sentimientoprocedente de la elaboracin a travs del pensa-miento de la emocin que conocemos como ira.Para ir aclarndonos un poco, conviene explicar,que, la emocin, es algo que acontece en un es-

    pacio de tiempo muy pequeo, de corte funda-mentalmente siolgico y por lo tanto con escasocontrol por parte de la persona. Lo que sigue a laemocin, es el sentimiento, es decir, qu suscitaen el ser humano esa emocin y qu decide ha-cer con ella a travs del pensamiento. Es por lotanto un proceso diferente y ms extendido en eltiempo. Y con posibilidades de control. Bueno, laexplicacin es un poco simple, pero creo que nosvale para ilustrar lo que queremos.

    Una persona puede experimentar ira, por milcausas, hacia objetos, situaciones o personas.Cuando esto ocurre, se ponen en marcha unaserie de procesos relacionados con el sistema

    neuroendocrino a travs del sistema lmbico, quees la va habitual por la que se mueven las emo-ciones. Esta va es muy rpida, y como hemosapuntado anteriormente, con escaso control porparte del individuo. Vuelve a ser muy simple laexplicacin, pero los neuropsiclogos sabrn dis-culparme. Hay otra va, la autopista del neocor-tex prefrontal en la que la persona puede circular

    con ms espacios para analizar qu le ha ocurridoy sobre todo, qu decide hacer con esto que leha ocurrido. Y es en este punto donde entran en

    juego, adems de la mera neurosiologa huma-na, otros aspectos considerados como superio-res, como son la voluntad, el sentido y el perdn.Pero tambin el rencor, el resentimiento y el odio.

    La cuada en la cena de nochevieja

    Pongamos un ejemplo. Imagnese que est ce-lebrando una cena de n de ao con su familia.Y entre todos sus familiares adems ha venidotambin a celebrar la esta esa cuada (tambin

    Una persona puedeexperimentar ira por mil

    causas, luego, pueden entraren juego otros aspectos,

    considerados superiores, comola voluntad y el perdn, o por

    el contrario, se puede dar paso

    al resentimiento y el odio

    Esta locura es tan grande, que tambin me convenzo de que mi padre vaa cambiar. Dejar de beber. Ser amable y podr llamarle pap. No se gi-rar hacia m con unos ojos tormentosos sino con unos ojos primaverales.Tengo tantas ganas de poder crermelo Los milagros slo les ocurren alos dems. Mi locura est dispuesta a borrar las heridas de la vida, a atre-verse a soar lo imposible.La locura est en mi esperanza, doctor, no en mi cabeza.

    Tim Gunard. Ms fuerte que el odio

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    puede ser cuado) que siempre tiene que decireso que a usted le saca de sus casillas y queuna y otra vez saca a la luz cuando tiene la menor

    oportunidad. Y claro, lo dice, por supuesto quemirndole a la cara y delante de todos. Y en lospostres, para tomar a gusto el caf Le hierve lasangre? Puos tensos, adrenalina haciendo delas suyas por sus adentros, rigidez facial y mscosas a la vez. Pues eso es la emocin. Pero estodura muy poco tiempo.

    Como hemos dicho anteriormente, tras la emo-cin sigue el sentimiento, ms lento y relaciona-do con lo que le ha pasado y con lo que desea

    hacer con lo que le ha pasado. As, y con su cu-ada enfrente (que s, que tambin puede ser sucuado), usted puede decidir ignorarla recomen-dndole que no tome otra de vino dulce o puedeguardar la afrenta en su memoria y en su coraznsine die, con el tiempo y el sustrato sucientepara que la ira se vaya transformando en rencory este rencor en odio.

    Posiblemente a partir de aqu cada vez que le ha-blen de su cuada (si desean le ponen una arroba,pero yo me niego), pues bueno, ya me entienden.Puede, y ser lo ms seguro, que en este caso yen otros parecidos, este odio no se traduzca ennada ms. Pero esto no es as en todos los casos.Y sirva como ejemplo lo siguiente.

    Permtanme que, aunque sea de reln, les co-mente qu es eso del Sndrome de AlienacinParental. En primer lugar, un sndrome es unconjunto de sntomas que caracterizan a una de-

    terminada enfermedad. Pero tambin puede ha-cer referencia a un grupo de fenmenos propiosde una situacin especca. En el SAP tal vez seauna mezcla de los dos signicados.

    El primer autor que deni este sndrome fue Ri-chard Gardner en 1985 como un trastorno que seorigina en los nios cuando se encuentran en unasituacin de disputa entre sus padres por la guar-dia y custodia, aunque, la realidad tambin nosdice que pueden existir otros motivos de ndole

    econmica en esta particular guerra. Es decir, ensituaciones de separaciones no amistosas en laque los hijos se convierten en autnticas armasarrojadizas entre los progenitores.

    Plantando semillas de rencor

    El SAP se traduce en una sistemtica de adoctri-namiento a travs de la difamacin de uno de losprogenitores (el malo), por medio de una seriede estrategias que, poco a poco, van depositandoen los nios el rencor hacia una de las gurasparentales, rencor que en no pocas ocasiones se

    transformar en odio.

    Estamos hablando de estrategias que el progeni-tor alienador pone en marcha, como por ejemplo,el aislamiento fsico y emocional del nio con res-pecto al otro progenitor. Aislamiento fsico con-sistente en limitar la comunicacin del hijo con lagura excluida y con la familia de la gura exclui-da (cunto sufrimiento en tantos abuelos). Perotambin aislamiento emocional a base de impediral nio su propia reexin a travs de contami-

    naciones constantes sobre la persona en litigio,sembrando en el nio un conjunto de creenciassobre su padre o sobre su madre que no son su-yas, sino del progenitor alienador.

    Le hierve la sangre?Puos tensos, adrenalinahaciendo de las suyas por

    sus adentros, rigidez facial yms cosas a la vez. Pues esoes la emocin. Pero esto dura

    muy poco tiempo

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    As, no es raro que el nio sienta miedo hacia unode sus padres, ya que se le ha transmitido que esel causante de todo el dao, dolor y sufrimiento

    que se est produciendo. Si esto ocurre de mane-ra continuada, y el nio no encuentra otras gu-ras seguras que amortigen esta visin sesgaday manipulada, crecer con un sentimiento de ba-talla continua, odiando a su padre o a su madrepor cientos de causas (nos abandon, no nosquera, se fue con, nos quit todo, no qui-so saber nada de ti, lo nico que le interesabaera, no le importabas, etc.).

    Llegado a este punto, tal vez alguno de ustedes

    est frunciendo el ceo pensando que realmenteexisten casos en el que s se produce el aban-dono, en los que no se quiso saber nada de loshijos y en los que la violencia era habitual en elhogar por parte de uno de los progenitores. Yque el autor de este artculo parece que no esconsciente de ello. Pues s que lo es, pero yo noestoy hablando de estos casos que son realesy adems dolorossimos, sino del Sndrome deAlienacin Parental, de la utilizacin de los hi-

    jos como mecanismo para causar dao a la otraparte en un proceso de ruptura entre las gu-ras parentales. Y en los que los autnticamentedamnicados son los nios.

    El efecto boomerang

    El problema no solo se queda aqu, en el mode-laje del sistema de creencias y de lo que el niodebe sentir hacia el progenitor excluido y sea-

    lado, que, de por s, ya es muy grave. Este niova a crecer y se va a convertir en un joven y des-pus en una persona adulta. Pero lo va a hacercon una gran mochila a las espaldas en la que haguardado todo lo que ha ido aprendiendo durantesu vida. Y entre dicho aprendizaje tambin esttodo lo que ha vivido e incorporado en su perso-na respecto a determinados modelos relaciona-les. No sera de extraar que este joven repitieselos mismos patrones patolgicos de relacin desus progenitores, que, con tanto mimo y cuidado,

    le han sido enseados como medio y objeto deagresin entre sus padres, en el que el odio fueel inquilino que lleg un da a casa para quedarseen sustitucin de pap o de mam.

    Pero esto puede tener tambin un efecto boo-merang. Y es que la mayora de las cosas quenos ocurren a los seres humanos y que marcan

    buena parte de nuestra existencia, no son de-terminantes, es decir, que no tienen el poder dedecidir radicalmente el devenir de nuestras vidas.Pueden condicionar, pero no determinar. As que,este nio que ya ha crecido y que ya es un joveny que por lo tanto tiene la capacidad de tomardistancia de las cosas, puede descubrir que larealidad con la que ha vivido hasta entonces nofue tal vez tan exacta que como le fue contada.Qu sentimientos comenzar a elaborar hacia lagura parental que construy todo el entramado

    de rencor y de odio hacia la otra parte?

    Peligroso es esto de transmitir e inculcar el odio. Lahistoria est llena de ejemplos en los que el boome-rangtermina golpeando y derribando al lanzador.

    Si las masas pueden amar sin saber por qu,

    tambin pueden odiar sin ningn fundamento,deca William Shakesperare.

    Es peligroso eso detransmitir e inculcar el

    odio. La historia est llenade ejemplos en los queel boomerangtermina

    golpeando y derribando alque fue su lanzador

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    Por Mara Guerrero Escusa

    Queramos formar una familia y ahorano nos aguantamos el uno al otro

    HISTORIAS DEAMOR Y ODIO

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    Este es el ltimo cartucho -maniestan al nal-,

    sin embargo su mirada est ms enfocada en laseparacin que en el encuentro, lo que dicultagravemente la comunicacin que est dominadapor la descalicacin y las quejas no puedo creerque digas eso, la culpa fue tuya, si me hu-bieras hecho caso..., nunca me escuchas, no teimporta nada de lo mo, si fueras de otra mane-ra..., eres odioso. Y t inaguantable.

    Al orles me cuesta creer que alguna vez se ha-yan querido, desde luego ahora lo que dominasu sentir es el olvido de lo amado, si alguna vezhubo amor. Cada uno aparece ante el otro desdi-bujado, despojado de las cualidades que un dafueron objeto de reconocimiento y valoracin, ce-gado a esas particularidades personales de lasque un da se enamoraron y que hacan que sevieran como seres nicos, excepcionales y mara-villosos en relacin a todos los dems.

    Qu nos ha pasado? Cmo empez esto?

    Desde el principio haba mucha atraccin fsicaentre nosotros, era como un imn que nos atraairremisiblemente. Cada vez que coincidamos ynos encontrbamos sentamos alegra de vernosde nuevo, hasta que un da nos dejamos llevarpor la pasin y comenzamos nuestra historia deamor. Al principio tenamos sexo a todas horas, nopodamos parar de besarnos y abrazarnos, poco apoco nos fuimos conociendo ms y las coinciden-

    cias en nuestra forma de ver la vida y cmo que-ramos vivirla eran asombrosas, nos gustaban lasmismas cosas, la misma msica, a los dos nos en-cantaba la naturaleza, ambamos a los animales,

    el deporte era mgico. Me gustaba todo de l-dice ella con los ojos brillantes-.

    Yo la vea como la mujer ms especial que ha-ba conocido nunca, aade l sin apenas mirarla,como queriendo recrearse en aquellos sentimien-tos de tiempo atrs.

    Nuestra intimidad fue creciendo, nos sentamosmuy cerca el uno del otro, hablbamos durantehoras, tenamos mucha conanza. Por cmo me

    escuchaba senta que le interesaban mis cosas,era estupendo sentir tanto respeto, cuidado y ca-rio. Siempre me senta reforzada por l, ar-macin a la que el marido asiente con la cabezamientras dice, y yo por ti, pensaba que contigoa mi lado era capaz de comerme el mundo.

    Decidimos casarnos, nos sentamos comprometi-dos el uno con el otro, queramos formar una fa-milia y vivir nuestra vida juntos, pero de eso haceaos y ahora mira dnde estamos, no nos aguan-

    tamos, siempre estamos discutiendo, todo lo quehacemos nos sienta mal, parece que me tiene ma-na y a veces adivino el odio en su mirada, asegu-ra la esposa mientras comienza a llorar.

    Llegan a consulta, cuando los recibo se muestran fros, dejando ver la distancia queles separa. Cuando comienzan a hablar se puede apreciar el resentimiento y el ren-cor que subyace a sus palabras, se suceden las crticas, los reproches que abren un

    abismo entre ellos. No se escuchan, se interrumpen constantemente con acusacio-nes, que son dardos envenenados que van directos a ese punto que es el que msduele y lo saben, aun as contina el fuego cruzado sin compasin. Al inicio de laentrevista se miraban de soslayo dejando al descubierto su lejana emocional, sinembargo, conforme se van metiendo en sus respectivos argumentos, sus miradasse vuelven frontales y estn encendidas de odio y rabia, envolviendo el ambientecon el rencor que emana de sus sentimientos.

    Las personas ms

    propensas a albergarsentimientos de odio sonaquellas que tienen baja

    autoestima, porque sesienten atacadas ms

    fcilmente que las personasseguras de s mismas

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    Y t, como me miras?, se enfada l, me cri-ticas constantemente, ya no s qu hacer paraagradarte, todo lo hago mal y me rechazas cada

    vez que me acerco a ti, anda ya!

    Caras de la misma moneda

    Esta historia se repite en las conversaciones en-tre amigos, en las consultas de los psiclogos oen las llamadas al Telfono de la Esperanza. Elamor puede tornarse en odio cuando no se cui-da, ambos sentimientos son las dos caras de lamisma moneda. En los estudios cientcos reali-zados sobre el tema, entre los que destacan lasinvestigaciones de Sterberg, se observ que elodio no poda ser entendido sin el amor ya queambos se encuentran estrechamente relaciona-dos debido a la similitud de sus componentes,por lo que formul dos teoras triangulares quepermiten dar explicacin a ambos procesos, ladel amor y la del odio.

    La teora triangular del amor sostiene que en elamor subyacen tres componentes:

    La intimidad, a la que se llega por sentimien-tos de cercana, seguridad, conanza y calidezde las relaciones, factores que permiten fomen-tar el bienestar de la persona amada y potencianel sentimiento de felicidad, solo por el hecho deestar en su compaa.

    La pasin, referida al impulso que se alimentade la atraccin fsica y sexual y promueve senti-mientos que potencian la autoestima y favorecenla aliacin.

    Decisin/ compromiso. La decisin est referi-da a la eleccin de amar a una persona, mientrasque el compromiso va un poco ms all, es la

    decisin de seguir amando a largo plazo.

    Estos componentes no son estticos, estn enconstante interaccin entre ellos lo que da comoresultado los siete tipos de amor: cario, enca-prichamiento, amor vaco, romntico, sociable,fatuo y consumado.

    El tringulo del odio

    Por otra parte, la teora triangular del odio es jus-to lo opuesto de los mismos componentes:

    Negacin de la intimidad, se trata de ese dis-tanciamiento que busca la desvinculacin emo-cional y est promovido por el rechazo de losactos y comportamientos que nos genera la per-sona y que termina por el rechazo a todo lo queviene de ella.

    Pasin en el odio, se reere a ese componenteque se expresa en forma de furia/miedo. Cuandoel sentimiento predominante es la furia, precipi-ta a las conductas de enfrentamiento directo yaproximacin a la persona que es objeto de eseodio, mientras que cuando el sentimiento es elmiedo, precipita hacia la huida y el alejamiento.

    El odio es un sentimientonatural, pero no por ello

    es menos perjudicial paranuestra salud. Se trata deuna emocin negativa quepuede ocasionar insomnio,

    estrs, ansiedad odepresin, al que la siente

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    El odio es una solucin para seguir teniendo alotro presente. Deca Grahan Greene el odio noes ms que carencia de imaginacin. El otro dej

    de ser quien imaginbamos y le odiamos por ello,sin embargo ese odio no impide que quedemosatrapados en la fantasa de quien queramos ypretendamos que fuera, lo que hace que la si-tuacin emocional se convierta en un crculo deretroalimentacin permanente, que incapacitapara realizar un encuentro o una ruptura sana.En este punto se fortalece el enganche que com-promete la vida afectiva, quedando condicionadaa daar o a evitar ser daados, as que cualquierintento de acuerdo es vivido como una claudi-

    cacin y para evitarlo se alimenta el odio con elrecuerdo de vivencias negativas, bien guardadasen nuestra mente, esperando la oportunidad demanifestarse para hacer crecer la espiral de odiotras la que creemos fortalecernos.

    El escritor francs Charles Baudelaire dice queel odio es un borracho al fondo de una taberna,que constantemente renueva su sed de bebida,nunca se sacia, as la guerra queda declarada,en los casos de divorcio en los juzgados, dndese instruyen largos procesos que tienen como -nalidad mantener la fantasa del encuentro a unprecio muy caro, el despilfarro del corazn que esnuestro mayor tesoro.

    La baja autoestima, predispone al odio

    Las personas ms vulnerables a albergar senti-mientos de odio son aquellas que tienen baja au-

    toestima, porque se sienten atacadas ms fcil-mente que las personas seguras de s mismas. Lainseguridad que domina en las personas con unaautoestima devaluada, unida a las comparaciones,los sentimientos de inferioridad, la baja toleranciaa la frustracin, el miedo, los complejos y la intole-rancia, impiden que canalicen de forma adecuadasus emociones por lo que son fuentes generadorasde odio en sus relaciones personales y sociales.

    El odio es un sentimiento natural pero no por ello

    es menos perjudicial para nuestra salud tantoemocional como fsica. Se trata de una emocinnegativa que corroe al que la siente, minando elestado anmico, pudiendo llegar incluso a derivar

    en problemas de salud como el insomnio, el es-trs, la ansiedad o la depresin y debilita consi-derablemente el sistema inmunolgico.

    En palabras Gandhi, el amor libera y sana, elodio destruye celularmente. La enfermedad es elresultado no solo de nuestros actos sino tambin

    de nuestros pensamientos, no tenemos por quresignarnos a sentir emociones que nos daan,tenemos la capacidad de alimentar emocionesque nos procuran sentimientos de bienestar y nosliberan de vivir anclados en el resentimiento.

    El odio igual que el amor supone una instala-cin. Cuando dejamos de estar instalados en elodio, recuperamos nuestra capacidad para ver alotro en toda su dimensin, y podemos proyectar-nos desde el sentimiento amoroso que favorece el

    encuentro, porque nos permite mirar ms all delos actos que nos daan, de este modo, cualquiercamino que decidamos coger en nuestra relacin,tiene una salida sana que nos deja libres.

    El odio se va gestando conlas pequeas cosas que

    vamos dejando sin resolver.Comenzamos a echar lea alfuego cuando no se cumplen

    nuestras expectativas yempezamos a acumular

    quejas

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    Aunque con el trmino patologa nos referimos a la ciencia de las enferme-dades, lo cierto es que el vocablo griego del que procede,phatossignica,en realidad, ciencia de los afectos. Los afectos son fuerzas poderossimasque nos invaden, que se entronizan en lo ms hondo del corazn, queconstituyen lo ms profundo de nuestra identidad. Viajan a bordo de ba-lancines bastante ligeros y unos sustituyen a otros sin que atinemos muybien a saber el porqu: el odio sustituye al amor, la tristeza a la alegra, laenvidia a la satisfaccin por el bien ajeno, la angustia a la serenidad o el

    miedo a la conanza y viceversa.

    Por Jos Mara Jimnez Ruiz

    Discrepancias en la intimidad

    ABISMOS Y ENCUENTROSEN FAMILIA

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    De entre esos sentimientos los hay que nos con-ducen en la direccin del encuentro con el otro,o nos producen bienestar y los que nos instalan

    en la incomodidad personal, o nos hacen ver ennuestros prjimos autnticos estorbos, de los quees mejor prescindir o a los que es mejor, incluso,destruir.

    Luis Vives, que estudi el dinamismo de las emo-ciones y que deni al hombre como un animaldifcil, se atrevi a decir que a diferencia de losanimales, los seres humanos se hacen intolera-bles a los otros y encuentran a los otros intole-rables. Probablemente, nada como el odio res-

    ponde a esa perspicaz observacin del renacen-tista espaol. En su haber, guerras, destruccin,muerte, distancias insalvables, enfrentamientosirracionales, agresividad y violencia...

    Tambin, desgraciadamente, en el seno de las fa-milia. Si la agresividad, como dijo Freud, es un

    impulso primario del ser humano, debiramosconvenir que, conocer los mecanismos que ladesencadenan y aquellos mediante los que pue-den ser controlada, constituye uno de los desa-fos a los que no sera prudente dar la espalda.Porque la agresividad adquiere su expresin msgrotesca cuando se produce en el contexto de laintimidad familiar. Quiz, al amparo de la hip-crita conviccin de que lo que acontece entre losmuros del hogar no habr de ser nunca conocidoy permitir conservar la respetabilidad a que uno

    se cree acreedor.

    La expresin popular, cunto cubren las tejas!,vena a signicar, justamente, la conciencia de

    que, entre los muros del hogar, se da con msfrecuencia de lo que se podra suponer, episodiosde violencia que revelan, hasta dnde puede lle-

    gar el odio, cuando ste se ha entronizado en elcorazn humano.

    Porque es innegable que la familia constituye, sinduda, una clula viva de intimidad y de afecto,pero tambin de dolor, de discrepancias insalva-bles que provocan dursimos enfrentamientos, deodios cainitas que arrastran a la ms incompren-sible de las violencias.

    Todos los rostros de la violencia

    Para empezar, de la que los varones ejercen so-bre las mujeres. Introducir una perspectiva degnero es fundamental, cuando abordamos estetema, dado que, en un porcentaje altsimo decasos, es la mujer quien aparece como vctimadel varn. Hay datos, al respecto, que resultanestremecedores. Hace ya mucho tiempo, unamacro encuesta realizada por el Instituto de laMujer, revelaba que ms de dos millones de f-minas mayores de 18 aos haban sufrido, a lolargo de sus vidas, algn tipo de vejacin o maltrato por parte de sus parejas. Lo que vendra ademostrar la pasmosa facilidad con que bascu-lan los sentimientos, el amor se torna en odio yla atraccin se patologiza, hasta hacernos creerque la persona con la que convivimos es un ob-

    jeto de propiedad del que, impunemente, puedeuno disponer.

    Tambin la de la que son vctimas los ancianos.Triste suerte la que corren los menos afortuna-dos. Aquellos que, recluidos en su rincn, so-portan olvidos y silencios espesos, sufren malostratos psicolgicos, abandonos o hasta quebrantode su economa. Son los que corren peor suerte,

    justo es subrayarlo, pues la inmensa mayora dequienes necesitan cuidados y atenciones especia-les, por estar enfermos o impedidos, los recibeny son tratados por su familiares ms inmediatoscon amor y con respeto.

    Tambin en este aspecto acaparan ms atencinde los medios los lamentables casos de maltratoy abandono que los de tantas familias generosas

    La expresin, cuntocubren las tejas!, signica

    que, entre los muros del

    hogar, se dan episodiosque revelan hasta dndepuede llegar el odio cuandose entroniza en el corazn

    humano

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    que miman a sus mayores y los acompaan enlos ltimos aos de sus vida llenndolos de carioy de ternura. Afortunadamente los estudios sobre

    la situacin de la vejez nos dan la razn: son lasfamilias, en un 90% de los casos, quienes cuidany atienden a los mayores poniendo de relieve,una vez ms, que es en su seno donde se produ-cen los encuentros ms clidos y donde los sereshumanos reciben los impactos afectivos que leshacen sentirse reconocidos y amados.

    Entre padres e hijos

    Triste es, igualmente, la violencia entre padrese hijos. En La conquista de la felicidad, BertrandRussell, premio Nobel de Literatura en 1950, de-dica un captulo al tema de la familia. Escribieste reconocido escritor y lsofo, hace ya mediosiglo: De todas las instituciones que hemos reci-bido del pasado, ninguna se halla hoy tan desor-ganizada y desquiciada como la familia. El cariode los padres por los hijos y de los hijos por lospadres, es capaz de constituir uno de los msimportantes motivos de felicidad: pero, de hecho,en el 95 por ciento de los casos las relacionesentre padres e hijos constituyen actualmente unafuente de desgracia para ambas partes. Y aa-de el brillante escritor: Este fracaso de la fami-lia para proporcionar la satisfaccin fundamentalque en principio es capaz de producir, constituyeuna de las causas ms profundas del descontentoreinante en nuestra poca No estara, pues, dems, como acaba recomendando Russell, que re-exionramos en profundidad acerca de este fe-

    nmeno y acturamos, prudentemente, en con-secuencia.

    Por lo que se reere a la violencia de los hijos ha-cia sus padres, en la actualidad es relativamentefrecuente encontrarse con familias que pudira-mos catalogar como normales, en las que lospadres se sienten absolutamente desbordadospor sus hijos, chantajeados, despreciados y has-ta sometidos a grados de presin que no pueden,en modo alguno, soportar. Buscan desesperada-

    mente ayuda recurriendo a los jueces, intentandoingresar a sus pequeos verdugos en centrospara menores o acudiendo a centros de terapiaen busca de orientacin o de ayuda.

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    Ya hace algunos aos Javier Urra, ex-defensor delmenor de la Comunidad de Madrid, clasic lasconductas agresivas de los menores en relacin a

    sus padres de tirnicas, aquellas cuya nalidad escausar dao o producir maltrato por sistema, re-curriendo a la agresin o a la amenaza para con-seguir los propios deseos, de utilizacin, cuandolos hijos maltratantes mantienen con sus progeni-tores un tipo de comunicacin y de actitudes quese reducen, tan slo, a obtener de ellos medianteel chantaje permanente, benecios econmicos omateriales y de desapego, caracterizados porquelos chicos trasmiten habitualmente, verbal y ana-lgicamente, mensajes humillantes de desprecio

    y rechazan cualquier vinculacin afectiva y la msinsignicante expresin de cario o de ternura.

    Se trata, en cualquier caso, de un fenmeno preo-cupante que revela hasta qu punto puede serdestructivo un sentimiento incontrolado de odiohacia quienes parecera natural respetar y amar.

    La violencia ms infame

    Y respecto a la violencia de los padres sobre sushijos, cabra decir que, de entre todas las expre-siones de violencia que se producen en el seno dela familia, quiz la que ejercen los padres sobrelos menores, sea la que provoca mayor conster-nacin, genera ms sentimientos de indignaciny seala, con inusitada crudeza, las zonas msobscuras de corazn humano.

    En el siglo I antes de Cristo, escriba Cicern: Sien todo momento tenemos que ver y or suce-sos crueles, a la larga perdemos, incluso los ms

    sensibles por naturaleza, todo sentido de huma-nidad por la serie ininterrumpida de impresionesde atrocidades. Esa especie de anestesia de lasensibilidad moral ante la que nos alerta el bri-llante orador y escritor romano, es una experien-cia que conocemos muy bien los hombres y mu-

    jeres de las ltimas generaciones. Estamos tanhabituados a que los medios de comunicacin nosbombardeen con noticias de hechos que violentanla dignidad de nuestros semejantes, a que nosmuestren, con toda su crudeza, el sufrimiento delos inocentes, a que sometan a nuestra conside-racin el turbio retrato de las injusticias ms terri-bles, que nos acostumbramos a convivir con labarbarie, sin que nuestros corazones aceleren elritmo de sus latidos, ni se altere ms de lo justo el

    habitual discurrir de nuestros espritus.

    Pero hay hechos, no obstante, que actan como re-vulsivo de la conciencia colectiva y nos introducenen los terrenos de la perplejidad y el desconcier-to. Muy probablemente porque se trata de sucesosque nos resultan impensables, que son muy difci-les de comprender desde el normal funcionamien-to de la inteligencia y las emociones humanas.

    Entre ese tipo de sucesos que entraran en la

    categora de lo inconcebible est, sin duda, laviolencia que ejercen algunos padres absoluta-mente desnaturalizados sobre sus propios hijos.Un hecho que nos muestran el rostro de seres

    Slo desde el amor

    es posible superar losabismos del desencuentroy recuperar la orientacin

    hacia el cuidado de quienesnos son ms prximos y nosreclaman ternura, afecto o

    proteccin

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    humanos envilecidos que, al margen del instintonatural, que lleva a los padres y a las madres aver en la propia prole una especie de prolonga-cin en el tiempo del propio yo, vulnerando elprincipio natural de proteger las vidas que hanengendrado o concebido y de las que se han hecho responsables, las utilizan, con alguna fre-cuencia, como armas arrojadizas para agredircon salvaje insania al marido o a la esposa por elque se han sentido, en la obscuridad de su sin-razn, desairados. Lo hacen al margen del msmnimo sentido de empata y hurfanos de cual-quier resquicio de conciencia moral. Cegados porel odio y sedienta su alma de venganza, no du-dan en hacerles dao, hasta llegar a provocarlesla muerte, creyendo as inigir un mayor castigo

    al cnyuge convertido en enemigo.

    A la sombra de Medea

    Traigo en este momento a mi memoria la terriblehistoria, magistralmente narrada por Eurpides, dela infortunada Medea. Aquella enloquecida mujerque, obscurecido por un odio atroz su entendi-miento, no vacil en asesinar a sus propios hijos.Pretenda causar el ms alto grado de dolor a su

    marido, Jasn, tras haber ste contrado nuevasnupcias con la bella hija del tirano Creonte. Re-suenan en mi mente la estremecedora respuestade Medea, borracha de animadversin, al coro de

    mujeres que, representando a la conciencia, leinquieren acerca de sus intenciones. A la terriblepregunta de si estara dispuesta a aniquilar a su

    propia simiente, al fruto de sus entraas, ellano vacila en responder: Si, as quedar desga-rrado con ms fuerza, mi esposo.

    Muchas cosas han cambiado desde que el grancreador griego escribiera su portentosa tragedia.Desde el punto de vista de la tecnologa, nadatiene que ver nuestro mundo con el que en su dale toc vivir a Eurpides en el muy lejano siglo Vantes de Cristo. El alma humana, sin embargo,sigue habitada, hoy como entonces, por los mis-

    mos fantasmas, por las mismas pasiones. El me-deismo, la sed de venganza que no se detiene niante el crimen ms abominable, sigue actualmen-te, igual que hace 25 siglos, emponzoando el co-razn de hombres y mujeres que son arrastradoshacia inimaginables abismos de ruindad, enloque-cidos por un odio que no les es dado controlar.

    Debemos reconocerlo: Desgraciadamente, el desa-rrollo moral de nuestra especie no parece avanzar ala misma velocidad que el progreso tcnico. Y qui-z no estara de ms que prestramos atencin alaserto de Dhamapala en El camino de la verdad enla doctrina budista, segn el cual jams el odio hasido apaciguado por el odio, pues es ley eterna queste slo sea destruido por el amor. El amor! Slodesde l es posible superar los abismos del desen-cuentro y encontrar los cauces que permiten a los

    seres humanos recuperar la natural orientacin desu corazn hacia la bondad, hacia el bien, hacia elcuidado, sobre todo, de quienes nos son ms prxi-mos y nos reclaman ternura, afecto o proteccin.

    El medeismo, la sed

    de venganza que no sedetiene ni ante el crimenms abominable, sigue

    actualmente, igual que hace25 siglos, emponzoandoel corazn de hombres y

    mujeres

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    Por Jos Luis Rozaln Medina

    VIOLENCIA: LAGRAN SEDUCTORADE LA GENTE JOVEN

    Faltan lderes

    que obren conmoderacin

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    Explota la agresividad y la violencia por todos los rincones del mundo, tien-

    do nuestro horizonte de desesperanza. Y lo ms grave es que esa violencia yagresividad tambin ha esclavizado, de forma muy preocupante, a parte denuestros jvenes. Si nuestros chicos y chicas se nutren de cine y espectcu-los violentos, de redes sociales violentas, de juegos violentos, de palabras yrelaciones violentas el horizonte no puede ser alentador. Si los jvenes noirradian luz, concordia, capacidad de dilogo, elevacin moral, poca espe-ranza nos queda. Si nosotros no somos capaces de ensear a esos jvenesa vivir una vida buena, inteligente y libre, tolerante y cordial, a travs de laeducacin, del trabajo, del ocio creador, del respeto a los valores ticos uni-

    versales, entonces, me temo que nunca remontaremos el vuelo.

    Acabo de leer en un peridico de tirada nacionalque han sido expulsados de nuestro pas veintelderes jvenes de otras tantas bandas latinasacusados de delitos de amenazas, robos con vio-lencia, agresiones sexuales, pertenencia a orga-nizaciones criminales, trco de drogas, delitoscontra la salud pblica

    Leo en otro medio de comunicacin que numero-sos jvenes espaoles viajan al avispero de Orien-te Prximo, para enrolarse en la crueldad y el odioms absurdo del califato yihadista, del autodeno-minado Estado Islmico, se que degella impu-

    nemente a ciudadanos libres, que asesina fanti-camente a coptos, a sirios, a pakistanes, a niosy adolescentes indefensos, a miles de hombres ymujeres por el mero hecho de ser cristianos, o pro-clamarse musulmanes paccos y dialogantes.

    Contemplo con estupor cmo se estn producien-do en distintas provincias espaolas detencionespor parte de la polica de jvenes ligados a los yi-hadistas: Cortaremos la cabeza de todos los in-eles nos amenazan desde las redes sociales.

    Segn datos facilitados por el Gabinete Internacio-nal de Salud y Derechos Humanos, ms de 5.000nios, diariamente, en algn lugar del mundo,

    estn sufriendo en sus carnes las secuelas de losconictos armados. Un gran nmero de estos niosy nias son capturados y obligados a convertirsefatalmente en nios armados para la guerra, parala violencia; todos ellos estarn expuestos de porvida a la explotacin, al abuso sexual, a las mutila-ciones, a la humillacin, a la muerte.

    El estallido de la violencia religiosa

    Hace unos semanas, en Washington, como unaldabonazo a la conciencia del mundo, la ex mi-

    nistra iraqu de Migraciones, Pascale Warda, pro-clamaba a los cuatro vientos que es preciso quese conozca la verdad sobre lo que estaba pasan-do en Irak: All, deca ella, se est cometiendoun autntico genocidio. Y pocas das despus,en una conferencia pronunciada ante miles de

    jvenes franceses, les recordaba algo elemen-tal: La paz y la libertad que vosotros disfrutisno viene de Marte: est fundada en vuestra cul-tura europea, que es cristiana. La cultura cris-tiana ha hecho de vosotros lo que sois no lo

    olvidis Y, curiosamente, esa creencia es hoyda la ms perseguida del planeta: el 75% delos cristianos sufren persecucin slo por seguirel Evangelio de Jess.

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    Segn otros estudios serios y bien documenta-dos, son ms de 100.000 los cristianos asesina-dos cada ao, y ms de 200 millones perseguidos

    en diversos grados: restriccin de libertades, dis-criminacin civil, amenazas constantes, persecu-cin hasta llegar a la violencia fsica, mutilacio-nes, asesinatos Los cristianos, se lamenta elpapa Francisco, derraman su sangre simplemen-te por ser cristianos.

    En un Informeque ha publicado la revista laica yliberal The Economistse puede leer que la fe conms seguidores, cada vez tiene ms perseguido-res, y el lsofo agnstico francs Bernard-Hen-

    ry Levi escribe valientemente: La violenta fobiaanticristiana que recorre el mundo no parece te-ner respuesta alguna

    En sabias palabras de Vargas Llosa, en su obra Lacultura del espectculo, todas las culturas, todaslas creencias y costumbres deben tener cabidaen una sociedad abierta, siempre y cuando noentren en colisin frontal con aquellos derechoshumanos y principios de tolerancia que constitu-yen la esencia de toda democracia Una socie-dad democrtica debe garantizar la coexistenciaen su seno de todas las religiones y creencias,siempre que stas renuncien al maximalismo y almonopolio de sus doctrinas, que llevan inexora-blemente a la violencia y a la furia irracional.

    Vemos, pues, cmo la violencia se enseorea delmundo, y cmo son los nios, los adolescentes,los jvenes los que ms la contemplan, la su-fren y, en muchas ocasiones, la practican. Esta-

    mos contemplando asombrados el arrasamientode ciudades enteras, la destruccin de obras dearte milenarias: En Siria (Alepo, Damasco), Li-bia, Ucrania, Nigeria la violencia y la sangre es-tn aniquilando la esperanza y la racionalidad.

    El recuerdo de un pasado cercano

    Me he quedado atnito hace unos das, al con-templar la pelcula documental 1980, de Iaki

    Arteta, recientemente estrenada en la Semincide Valladolid, que hace referencia al horror, alodio, a las muertes violentas y gratuitas en Espa-a en unos aos terribles. Cmo es posible tanto

    endurecimiento, tanta vileza, tanta mentira,tanto rencor, tanto olvido ante las lgrimas, lasangre, las muertes injusticadas de tantos pr-

    jimos inocentes en unos aos de plomo y terror!Slo es explicable este comportamiento cruelse lamenta un catedrtico de Filosofa y tica delPas Vasco, porque estbamos desalmados, sinalma. Cmo es posible que el ser humano seacapaz de agazaparse y callarse por miedo antetanta injusticia! Y esa violencia, ese miedo a laverdad, esa mentira continuada la han respirado,la han inhalado, durante muchos aos, cientos ycientos de nios y jvenes!

    Por otra parte, si nos jamos ahora en lo que ve-mos a nuestro alrededor, contemplamos pandillasdesmadradas y violentas que humillan, apalean,incluso asesinan framente a los que consideransus enemigos, despreciando de esa forma el va-lor sagrado de la vida; jvenes que cometen ac-tos de violencia gratuita con la nica intencin dedivertirse, de poder grabar la brbara accin y di-fundirla por las redes sociales; adolescentes quefaltan al respeto, que amenazan y humillan a suspadres y a sus profesores; jvenes-adolescentesque acosan y golpean por sadismo en la calle, enlos Centros educativos, en los lugares de ocio,incluso hasta la muerte, a otros chicos y chicas,por no se sabe qu tremendas carencias emocio-nales, por qu inconfesables traumas afectivos;

    jvenes violentos que en los grandes aconteci-mientos deportivos arrasan y destruyen todo loque se les pone por delante Qu es lo que nosest pasando? Cmo puede ser sta la cara msvisible de la Humanidad?

    Cuando las familias, los padres, los Centros edu-cativos, los Medios de Comunicacin eduquen enla forja de jvenes integrales y cabales, abiertosa la tecnologa y a las humanidades, a la cienciay al arte, a todos las manifestaciones del espritu;cuando los padres y los maestros, intenten forjarcaracteres y personalidades inteligentes y libres,con unas actitudes responsables que dimanen deunos valores ticos universales; cuando el idealsupremo de los chicos y chicas no sea la dura

    competencia para ganar ms dinero, para tenerms poder, para avasallar al prjimo, para odiaral que es diferente, entonces comenzaremos acambiar el rostro del mundo.

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    Si la Historia es un sendero, an indito, que nosdebe llevar en pos del respeto a la dignidad delotro, el mbito familiar y educativo deben abrir

    los cauces de ese sendero para que nuestros j-venes, renunciando al horror y al vaco de la vio-lencia, avancen sin miedo hacia el alto ideal ticode la paz y la concordia. En la entraable pelcula

    Hoy comienza todo de Bertrand Carpentier, queaborda la vida diaria en una sencilla escuela, sedice: Pese a que el mundo se caiga a pedazos,siempre tendr sentido la educacin, la noble ta-rea de hacer el mundo ms habitable y cordial.

    Qu opinan los jvenes?

    A un grupo de jvenes, les he planteado las si-guientes cuestiones:

    1. Crees que la violencia, la agresividad, escada da ms frecuente? En qu mbitos seproduce?Y he aqu algunas de sus respuestas:

    Aparentemente s, contesta Ana, pero tal vez sedeba a que ahora estamos ms informados por losMedios de Comunicacin y por eso parece que hayms que nunca Andando por la calle yo no notonada, pero, segn me cuentan, cuando los jvenessalen de esta, suelen beber, drogarse, y acabansiendo violentos y agresivos. Claro que hay jve-nes de todos los estilos, y lo malo se suele difun-dir ms que lo bueno. Est claro que hay muchasfaltas de respeto a los profesores, a los padres, alos abuelos con una gran carga de agresividad.

    Ignacio, por su parte, nos dice que a travs delentorno se percibe que hay datos objetivos paraasegurar que s existe una gran violencia latentey preocupante. No estoy seguro de que sea ma-yor que en otras pocas, aunque s la conocemosms, porque se difunde ms.

    Marta responde que est convencida de que laagresividad es cada vez ms frecuente, spera ydesagradable. Se nota mucho la diferencia entremi generacin (ella ronda los 30 aos) y la ac-

    tual. En la calle, en los transportes pblicos, enlos espectculos no veo respeto ni educacin ala hora de ceder el paso, de hablar con modera-cin, sin gritar, sin ofender

    Jvenes espaoles viajanal avispero de Oriente

    Prximo, para enrolarseen la crueldad y el odio del

    autodenominado EstadoIslmico. Cortaremosla cabeza de todos los

    ineles, nos amenazan

    desde las redes sociales

    Estamos contemplandoasombrados el arrasamiento

    de ciudades enteras, ladestruccin de obras dearte milenarias: En Siria,

    Libia, Ucrania, Nigeria laviolencia y la sangre estnaniquilando la esperanza y

    la racionalidad

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    2. A qu motivos crees que se debe?

    Ana responde: Creo que falta una verdadera

    educacin en valores en la casa, en la escuela, enla sociedad en general. En los Medios de Comuni-cacin se ve a cualquier hora salvajadas y hechosviolentos y esto va marcando un estilo de vida.No entiendo cmo puede haber videojuegos (tan-to para nios y jvenes) tan violentos, y lo mspreocupante es que tengan tanto xito

    Por su parte, Ignacio arma que son varios losfactores que han inuido en estas actitudes vio-lentas: el enfoque mucho ms permisivo de la

    educacin actual, en la que no se hace hincapien la responsabilidad de cada uno, en el respetoa los dems (los padres no emplean el tiempo su-ciente para educar en estos valores a sus hijos),en los radicalismos ideolgicos y religiosos, en elmal uso de las nuevas tecnologa, en la exposicinconstante en las redes sociales de estos hechosviolentos, en la globalizacin de la sociedad(bandas latinas, terrorismos internacional).

    Marta hace hincapi en la falta de liderazgo, deejemplaridad: No hay lderes ni maestros queobren y hablen con moderacin, con educacin,con respeto, con verdad, que sirvan de ejemplo ala sociedad: Menudos gaznpiros tenemos en lavida poltica y en las pantallas de la televisin!

    3. Cmo se podra evitar estas actitudesviolentas, estos comportamientos?

    Ana nos dice que habra que evitar la violencia

    constante en todos los Medios de Comunicacin,educando en valores ticos y estticos en las fami-lias, la escuela, en la sociedad As se iniciara elcambio Hay que ensear a los jvenes que no slotienen derechos, que tienen deberes, y que, a la lar-ga, es mejor la concordia, que la agresividad.

    Segn Ignacio, sera un buen punto de arranqueeducar en la responsabilidad y en el respeto desdela cuna, y, luego, realizar campaas especcas entodos los niveles y medios sociales, procurando que

    los patrones imitativos, los modelos propuestosa los jvenes, no sean los de los sinvergenzastriunfadores, violentos e inmorales, sino los de losmejores, los de hombres y mujeres ejemplares.

    Lo veo muy complicado, responde Marta, soymuy negativa al respecto: hemos entrado enuna dinmica imparable, en una rueda infernal...Creo que empezar desde nios es muy importan-te, con normas en casa que todos deben cumplir,enseando a resolver los problemas sin utilizarla violencia, las malas formas. Hay que ensear

    a los hijos con el ejemplo, demostrndoles que sison violentos, slo recibirn rechazo por parte dela sociedad, y que vivir en paz y concordia, a lalarga, es mucho ms graticante y honesto.

    Son ms de 100.000 loscristianos asesinados cadaao, y ms de 200 milloneslos perseguidos en diversos

    grados: restriccin delibertades, discriminacin

    civil o amenazasconstantes

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    ENTREVISTA

    Por Gloria Dez Fernndez

    Fotos: Cristina Bezanilla Echeverra

    La indiferencia es peor que el odio

    RAMIRO CALLE CAPILLAPionero del yoga en Espaa

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    Podra decirse que Ramiro Calle es, fundamentalmente, un buscador de conoci-

    miento. Oriente fue su destino y se convirti en un puente entre dos mundos que,hace medio siglo, vivan casi de espaldas. No en vano es uno de los pionerosde la introduccin del yoga en Espaa. Frente a este hombre, uno tiene la sen-sacin de que nada humano le es ajeno. Tras cincuenta aos de experiencia, deprctica diaria, y con ms de doscientos libros publicados, no se presenta comoun maestro que habla desde el pedestal de su iluminacin, ms bien comoun ser sensible que ha recorrido un largo camino, pero cuya vista se proyectahacia lo mucho que queda por recorrer. Despus de haber realizado cientos de

    entrevistas con hombres santos y sabios, sin duda tiene que haber odoalgo sobre el odio. Preguntemos.

    Dgame, en su opinin, dnde estn las ra-ces del odio?

    El odio es una especie de cdigo gentico, queluego se va incrementando en el ser humano. Em-pieza por lo que llamamos aversin. En nuestramente, todos estamos metidos al circuito: ape-go/ aversin. La aversin es un rechazo o abo-rrecimiento a todo lo que no nos gusta, a todo loque nos contrara, a todo lo que representa unadicultad. Esa aversin a veces es leve y crea unestado de irritabilidad, pero otras, se hace muyintensa y llega al odio, al afn de venganza, a la

    rabia incontenible y en el peor de los casos, a lacrueldad. Es una raz muy profunda. Buda decaque en la mente del ser humano estn las racesque l llamaba de lo sano y las races de lo in-sano. Las races de lo insano son la ofuscacin,la avaricia y el odio y las races de lo sano, susopuestos: la lucidez, la generosidad y el amor.

    Deca Nelson Mandela que nadie nace odian-do a otra persona, la gente tiene que apren-der a odiar. Y concluye: si se puede aprender

    a odiar, tambin se puede aprender a amar.Por supuesto, cuando le preguntaron a ErichFrom, despus de publicar El arte de amar, quesi se aprenda a amar, contest que s. Yo tengo

    un libro que se titula Saber amar ms y mejor,porque muchas veces no es amar, es amar bien.Y respecto al odio, seguramente hay una tenden-cia gentica, hay una respuesta animal bsica,que est presente tambin en el ser humano yes que, ante lo que sentimos que nos amenaza,o huimos, o atacamos. Pero, en el ser humano,como el pensamiento es mucho ms sosticado,empieza a generarse el odio, no solamente esel odio aprendido, nosotros mismos ponemos elpensamiento al servicio del odio. El pensamien-

    to es muy peligroso, nos puede convertir en laMadre Teresa de Calcuta o en un torturador. FueBuda quien dijo que hay una ley eterna, nunca elodio puede ser vencido a travs del odio, el odioslo puede ser vencido a travs del amor. Pero la-mentablemente, en la mente, sobre todo en unasociedad tan atrozmente competitiva, aora estaraz tan destructiva. Adems, el odio tiene mu-chos parientes cercanos y lejanos, porque el odioes irritabilidad, el odio es insulto, el odio es todotipo de violencia, la violencia verbal, la violencia

    de pensamiento; muchas veces el odio surge porlos celos, por la envida, o sea que el odio se ra-mica de una manera altamente venenosa: hayque controlarlo y someterlo.

    Las rosas del amor estn enmuy pocos jardines

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    Cincuenta aos tampoco son tantos

    Habla de sus libros. Cuntos son?

    Pues, si no se equivoca Jess Fonseca, un perio-dista que se empe en investigarlo, en torno alos 250, porque escribo sobre temas muy diver-sos, superacin, personal, viajes, novelas y unlargo etctera. Mi ltimo libro se titula Lo queaprend en 50 aosy ah tambin est lo que noaprend, lo que tendra que haber aprendido. Meidentico un poco con lo que dijo un maestro zenque, cuando iba a morir, le pidieron: resume tuvida. Y l dijo: error, tras error, tras error.

    Mandela se referira sobre todo al odio racial.Nos cuentan que una raza es inferior a otra,algunos odios se transmiten culturalmente.

    Por supuesto, se codica a la gente, se la adoc-trina, se les lava el cerebro. Cuando le pregunta-ron a Buda, cul es el peor apego, dijo, el ape-go a las ideas. Todos nos aferramos a estrechospuntos de vista y cuando alguien no comulga conellos, lo rechazamos. Un maestro de yoga hin-d me dijo en una ocasin: lo que ms enraiza-

    do est en la mente humana es el odio, la ira yel miedo, porque el odio nace muchas veces delmiedo, una persona ms segura, ms estable,ms armnica, no se pierde en el odio.

    El odio tambin puede esconder intereses.Eres inferior, luego te utilizo. Si eres negro,

    debes ser esclavo, si los judos son piojos,qu hay de malo en exterminarlos?

    El odio es un sentimiento que nace del ego, Elego, cuando est exacerbado, da lugar al egos-mo, al egocentrismo, a la egolatra, que son ma-les terribles y efectivamente, por debajo, lo quehay muchas veces es una instrumentalizacin.Incluso hay personas que no odian, pero se com-portan como si odiasen, son tan fras, que noodian, pero siempre estn manipulando a los de-

    ms para su propio benecio.

    La indiferencia, peor que el odio

    Los campos de concentracin son un caso ex-tremo de odio racial. Dice un historiador in-gls Ian Kershaw, que La carretera a Aus-chwitz la construy el odio, pero la pavimentla indiferencia.

    Es que muchas veces la indiferencia es peor, casi,que el odio. Se ha demostrado que cuando unaspersonas odian a otras, si hay un elemento con-

    ciliador, alguien que siembra concordia, puedenpasar del odio a la amistad y al cario, porque elque odia, sufre, a veces tanto, que tambin quie-re liberarse de ese odio, pero lo peor que puedehaber es la indiferencia. Ahora bien, el odio es,seguramente, un cdigo de aversin que quizest en el nio sin necesidad de que lo apren-da, porque dese cuenta de que el nio, cuando lecontraran, se enrabieta y llega a decir mam teodio, ojal te mueras; luego est muy interiori-zado en todos nosotros. Lo que pasa es que en

    el animal el odio entre comillas es un elementoautodefensivo y en el ser humano, se enraza conel pensamiento, con la cultura, con el egosmo yentonces alcanza grados impresionantes.

    Es altamente contagioso yllega a crear una especie de

    odio colectivo

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    Dgame es fcil pasar de vctima a verdu-go? Eso signica algo sobre la naturaleza

    humana?

    Ah hay un trasfondo psicolgico muy, muy profun-do, muchas veces, para empezar, la vctima, apro-vecha tambin ser vctima, hablo en la relacin or-dinaria, para manipular. Por ejemplo, el depresivo,que yo no digo que no tenga depresin, pero apro-vecha muchas veces su depresin, para manipu-

    lar a toda la familia. Cmo nos podemos imaginarque las personas que han sufrido por ejemplo, per-secucin, luego, cuando adquieren poder, son elloslos que devuelven ese dao a los dems?

    El odio es muy contagioso

    Reproducen el comportamiento que han su-frido, como un espejo.

    El problema del odio es que es altamente conta-gioso, y, a veces, muy incontenible, porque igualque una vela enciende a otra vela, una vela deodio enciende otras velas de odio y se crea unaespecie de odio colectivo, ya sea hacia otro gruposocial o cultural o racial pero, dese cuenta queel odio, es algo tan cercano a nosotros, que unasimple comunidad de vecinos est llena de anti-patas, de simpatas y de odios El odio est aor de piel, porque el ser humano no ha sabidoasumir la frustracin, cada vez que algo nos frus-

    tra, nos despierta ira, rabia, clera, y, muchasveces, odio incontrolado. El que odia tambin su-fre mucho, es como el celoso, hace la vida impo-sible al celado, pero l tambin sufre.

    El odio empieza en la mentevida y ofuscada

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    Odiamos a aquel que creemos que nos ha ro-bado algo, con lo que partimos de una ideade posesin.

    Es que los celosos odian inmensa y profunda-mente a toda persona que ellos piensan que in-terere con la persona que creen poseer. El celo-

    so cree que le van a desposeer de sus privilegios,tambin hay mucho odio en el envidioso, por esoel odio termina estando detrs de muchas de es-tas cualidades negativas, sean celos, envidia otantas otras.

    Pasemos al odio que se genera por pertene-cer a otra religin, a otra ideologa, o a otroequipo deportivo!

    Uno de los temas que yo ms trato en las clases y

    que he investigado ms es la identicacin mec-nica o inconsciente. Igual que un actor puede lle-gar a identicarse de tal manera con el papel queinterpreta, que se pierde a s mismo y se cree su

    Propio personaje, o lo mismo que un camalentoma el color del lugar en el que lo depositamos: laidenticacin ciega funciona tambin as. Y a tra-vs de esa identicacin mecnica, empiezo detes-tar a todo aquel que no es similar a aquello con loque yo me he identicado. Y eso est muy interio-rizado en el ser humano, lamentablemente.

    La espiral del odio no tiene n

    En concreto, el odio religioso que pareca algodel pasado se ha recrudecido de forma viru-lenta en algunos pases.

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    La espiral de odio, no tiene n, por eso deca Buda,nunca se acabar con el odio a travs del odio,slo a travs de la compasin. Por otro lado, loque usted dice es cierto, pensbamos que todosestos cdigos de odio, estaban obsoletos, pero noes cierto, todo eso se perpeta en la mente del serhumano, porque lo que verdaderamente urge escambiar la mente, si no cambia la mente del re-formador, qu tipo de reforma va a hacer? Si nocambia la mente del revolucionario, qu tipo derevolucin va a hacer? El trabajo empieza en la

    mente, porque si no, yo puedo llegar maana apresidente de un pas y si mi mente es corrupta,es vida, est ofuscada, eso es lo que voy a exten-der, ese estircol, ese fango, por todas partes.

    El odio religioso se atiza desde los plpi-tos? Qu clase de error es ese, el de sembrarcizaa en nombre de Dios?

    Si los fundadores de las ms grandes religiones,levantaran la cabeza, se quedaran espantados alver como se ha tergiversado su mensaje. El pro-

    blema de las religiones, qu paradoja!, es quereligin es unidad, unir, y sin embargo separany dividen constantemente. Y no digamos nada,claro, cuando la religin se vuelve ortodoxa, into-lerante, entonces es que es un verdadero cncer,pero en cualquier pas.

    El odio hace dao al que los siente. Algunaspersonas querran dejar en el suelo esa mo-chila, pero tampoco es fcil.

    No, les resulta muy difcil, porque estn tan ob-sesionados con la persona o grupo odiado, quese ha creado en ellos una especie de circuito ce-rrado de retroalimentacin, entonces, o abren su

    El odio es un elementoautodefensivo que nace del

    ego y del miedo

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    comprensin y ensanchan su consciencia, o esmuy difcil que lo superen, mueren odiando.

    La mayora de las religiones hacen hincapien las emociones positivas, pero no nos ex-plican cmo se manejan las negativas.

    Claro, muchos sermones religiosos o pseudo reli-giosos, se han precipitado en el abismo de la ru-tina, se han vuelto cantinelas, la gente va a misa,por ejemplo, y lo oye, s, pero ya no tiene nin-

    gn efecto transformativo, porque no apelan aldiscernimiento, a la comprensin, y sobre todo,porque no dan mtodos, porque no basta con de-cir no quiero odiar, es que tienes que utilizar

    mtodos de meditacin, de autodesarrollo, paralimpiar tu mente.

    Hbleme de sus entrevistas y dgame, por fa-vor, quin le ha hablado con mayor claridadsobre el odio.

    Pues, precisamente un Babaji que viva en Be-nars, Babaji Sibananda. Acabamos de sacar unlibro suyo, El misterio del planeta, un ser fan-tstico, amoroso, no tena nada y era sumamen-te feliz, exhalaba amor. Deca siempre: las rosasdel amor estn en muy pocos jardines, venimosa esta vida, nos hacemos la foto y nos vamos, lo

    nico que tiene sentido es ayudar a los dems ydarles amor, es el gran antdoto del odio, el amor,la compasin, si algo necesita este mundo, porencima de todo, es compasin

    No basta con decir noquiero odiar, hay que

    meditar y limpiar la mente

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    LOS ODIOS DE CINELas pelculas proporcionan un excelente conjunto de

    retratos odiosos y odiados

    CINE

    Por Norberto Alcover Ibez

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    Dice la Real Academia de la Lengua que odio es antipata y aversin haciaalgo o hacia alguien cuyo mal se desea. Una denicin que incluye dos con-ceptos complementarios para que se produzca el acto de odiar: de una par-te, sentir antipata, es decir, ausencia de empata y todava ms lejana moral,y adems, aversin, entendida como deseo de distanciamiento. Pero es queestos dos conceptos que hemos matizado, conducen a desear el mal del objetoo sujeto odiado, en una dinmica que, llevada al mximo, intentara eliminarlepor completo: la antipata y la aversin, en nuestro caso, derivan en el eviden-te deseo de que el otro desaparezca de la faz de la tierra. Este detalle ltimo,es el que hace del odio un instrumento absolutamente preciso y original. Ypor eso mismo, el odio acaba por convertirse en instrumento de autodestruc-cin, porque corroe a la persona que lo practica. Lo sabemos perfectamente.

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    Siendo esto as, est claro que el cine ofrece unmontn de formalidades de odio, de las que va-mos a seleccionar las cinco ms repetidas. A s-tas aadiremos, al nal, una serie de lms que,frente a tanta odiosidad, presentan situaciones deevidente bondad, para no convertir esta entregaen un catlogo de desdichas. Los lectores/as sa-brn compaginar ambas dimensiones existencia-les, que en su complejidad componen eso que de-nominamos vida humana individual y colectiva.Can y Abel nos lo advierten desde el comienzo.

    He aqu una relacin de lo que podramos llamarformalidades del odio

    1.1 El odio sociopoltico de raz ideolgica.Se trata, en general, de situaciones y, en menosocasiones, de personas concretas, aunque pro-tagonicen la accin flmica, que hasta tal pun-to nos resultan molestas y desagradables, tanto

    intelectual como sensiblemente, que intentamosdestruirlas como sea en el universo social y po-ltico, casi siempre movidos por algn tipo de dis-crepancia ideolgica. Hay, por ello mismo, unaraz en la forma de contemplar el fenmeno na-rrado que nos conduce a desear eliminar el pun-to de vista del adversario o enemigo, y si fueranecesario, al mismo adversario o enemigo. Es elodio ms radical, porque siempre las ideas aca-ban derivando en sentimientos que nos muevena actuar de manera taxativa. Que lo consigamos

    o no es otra cuestin. Pero se habr intentado. Elmundo actual es una excelente muestra de estaprimera formalidad de odio. Proponemos comoejemplares estos lms:

    1. Malditos bastardos, de Quentin Tarantino,USA/2009.(El odio entre judos y nazis como proyec-cin de ideologas)

    2. El viento que agita la cebada, de Ken Loach,

    Varios/2006. (El odio entre dos actitudes poltico-milita-

    res irlandesas)3.Agora, de Alejandro Amenbar, Espaa/

    2009. (El odio entre dos universos religiosos/cul-

    turales)4. Desaparecido, de Costa-Gavras, USA/1982. (El odio entre verdugos y vctimas en Ar-

    gentina)5. Hannah Arendt, de Margarethe von Trotta,

    Alemania/2012. (El odio entre judos practicantes y una inte-

    lectual tambin juda respecto del Holocaustoen la Norteamrica como tierra de acogida)

    Notemos que el cine actualaparece como saturado

    de pelculas ms dadas alodio que al amor humanos,

    especialmente por inuencia

    de las series televisivas, que

    se reparten entre crmenes,hospitales y sexo

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    1.2 El odio de los afectos desordenados porcausas varias. En este caso, que puede muybien coincidir con el apartado anterior, se trata

    de un deseo de aniquilar por razones psicolgicasafectivas, llevadas al paroxismo, en muchos ca-sos vengativos. Entra el amor un tanto turbado,la ideologa sensibilizada. Se percibe menos poruna frecuente componente psicoanaltica, pero esmuy frecuente. En ocasiones, fundamenta el odiosociopoltico/ideolgico.

    1. El desencanto, de Jaime Chvarri, Espaa/1976.

    (La explosin antolgica de una familia al

    entero)2. El sirviente, de Joseph Losey, Reino Unido/

    1963. (El clasismo social perturba los afectos ms

    turbios)3. Mystic River, de Clint Eastwood, USA/2003. (Las pasiones infantiles se tornan asesinas

    ms tarde)4. La chaqueta metlica, de Stanley Kubrick,

    Reino Unido/1987. (La humillacin se convierte en odio cas-

    trense)5. Celda 211, de Daniel Monzn, Espaa/2009. (Las consecuencias desconcertantes de la

    venganza familiar)

    1.3 El odio paradigmtico de algunos casosconcretos. En ocasiones, se producen pelculasque, bajo una narracin del todo punto individual,

    se autotrascienden y adquieren signicados proto-tpicos que renen casos semejantes. Es un tipo decine de gran fuerza emocional por lo concreto de lahistoria comunicada, y a su vez tiene una proyeccinuniversal que lo hace de gran utilidad en sesiones deCine Frum para la educacin en todos sus niveles.Es un tipo de odio que se inserta en personas con-cretas que viven situaciones tambin concretas.

    1.Apocalypse now, de Francis Ford Coppola,USA/1979.

    (En el personaje de Brando, el odio acabaautodestruyndolo)

    2. Farenheit 451, de Franois Truffaut, ReinoUnido/1966.

    (El odio a los libros como resultado del to-talitarismo)

    3. Sin perdn, de Clint Eastwood, USA/1992. (El asesinato de una esposa produce la ven-

    ganza del marido)4.Amar, de Michael Haneke, Francia/2012. (El odio al sufrimiento de la persona amada,

    conduce a la praxis de la eutanasia activa)5. De dioses y hombres, de Xavier Beauvois,

    Francia/2010. (El odio poltico se traduce en odio religioso)

  • 7/23/2019 Avivir257 (1)

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    A Fondo

    El conjunto de las tres pelculas que forman lamini saga de El Padrino, pueden incluirse en esteapartado, pues en los tres casos una causa con-

    creta/personal mantiene una forma plural de odioque acaba en muerte y destruccin. Tres estruc-turas semejantes y una doctrina casi exacta a lahora de concluir en odio prctico: defender lafamilia ms all del bien y del mal. Es decir, de-fender es poder.

    Y ahora el odio autodestructivo

    1.4 El auto odio destructivo, en general latente

    y nunca evidente. El ser humano alcanza el niveldel odio suicida cuando es incapaz de solucionarproblemas situacionales o individuales de formams o menos correcta. Se siente perjudicadoy reacciona vengativamente contra quien le haproducido ese insuperable auto odio. Se trata delms casi psicoanalticos, con excelentes guionesy en muchas ocasiones tomados de textos lite-rarios anteriores. En bastantes casos la relacinsobre la que se construye la narracin flmica essta: violencia sexual y odio mortal.

    1. El ltimo tango en Pars, de Bernardo Ber-tolucci, Italia/1972.

    (La muerte de su mujer se convierte enauto odio de Brando y se vuelca en el abusode su joven amante, quien le asesina)

    2. La herida, de Francisco Franco, Espaa/2013.

    (La reaccin ante la soledad es la autopuni-cin oculta)

    3.Anticristo, de Lars von Trier, Varios/2009. (El odio de pareja se traduce en odio hacia

    el conjunto de la humanidad en cuanto tal,negando la salvacin bblica)

    4. El sirviente, de Joseph Losey, Reino Unido/1963.

    (El odio de clases acaba en destruccin ydecadencia)

    5. Bilbao, de Bigas Luna, Espaa/1978. (El verdugo transforma su pulsin autodes-

    tructiva en muerte)

    1.5 El odio casi roza la abstraccin/cosmo-visin. Se trata de pelculas que resumen unavisin total de la existencia humana en clave de

    odiosidad o en algo muy semejante, pero quesiempre ronda la muerte de formas absolutamen-te semejantes. Se trata de pelculas muy recias y

    en general poco agradables.

    1.Johnny cogi su fusil, de Dalton Trumbo,USA/1971.

    (Un deshecho de la guerra, solamente en-cuentra serenidad en un interrogante gestode cario: el amor salva al odio)

    2.Alien, el octavo pasajero, de Ridley Scott,USA/1979.

    (El odio aparece como misterioso y ances-tral en alg