Barrios y Playas de Montevideo

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Recostada sobre el Río de la Plata, la ca- pital uruguaya asiste a un renacer social que llega cargado de esperanza. Nuevos aires de prosperidad que se respiran en sus calles, más concurridas que nunca, en su creativa oferta cultural y en la ilu- sión renovada del apenas millón y medio de almas que pueblan esta bella ciudad de perfil irremediablemente nostálgico, urdida de tango y candombe, de fútbol y literatura. Esta ciudad que vive, trabaja y sueña de cara a ese mar que no es un mar. TEXTO: Noelia Ferreiro FOTOGRAFÍA: Cristina Candel Montevideo TaNgo y melaNColía Barrios y plazas de

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Artículo publicado por la revista española Viajar. Palabras claves: tango, candombe, fútbol, literatura, Río de la Plata. Fecha de publicación: Agosto de 2013 Después de más de 30 años en el mercado editorial español, VIAJAR, sigue siendo una de las revistas más importante del sector de viajes y turismo. Reportajes espectaculares, los destinos turísticos más de moda, los viajes de aventura más exclusivos, rutas de fin de semana y destinos exóticos forman parte de sus contenidos. La revista tiene una audiencia de 258.779 lectores (E.G.M. año móvil 1ª 2012) El perfil de la revista son Hombres (45%) Mujeres (55%), de 25 a 44 años (48%), y Clase alta, media-alta y media-media (86%).

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Recostada sobre el Río de la Plata, la ca-pital uruguaya asiste a un renacer social que llega cargado de esperanza. Nuevos aires de prosperidad que se respiran en sus calles, más concurridas que nunca, en su creativa oferta cultural y en la ilu-sión renovada del apenas millón y medio de almas que pueblan esta bella ciudad de perfil irremediablemente nostálgico, urdida de tango y candombe, de fútbol y literatura. Esta ciudad que vive, trabaja y sueña de cara a ese mar que no es un mar.

TEXTO: Noelia Ferreiro FOTOGRAFÍA: Cristina Candel

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Barrios y plazas de

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omo la letra de un tango, Montevideo destila melanco-lía. Tal vez porque discurre silenciosa bajo el brillo metálico del Río de la Plata, o porque su memoria ha quedado suspendida en otra época del pasado o porque su alma está transitada de lectu-ras y esperanzas, de boliches y cafés, de melodías de arrabal. En Montevideo se vive sin alardes y se camina despacio, se bebe mate bajo el sol y se chamusca carne en plena calle, se baila milonga al atardecer y, de tanto en tanto, cuando se toca la fibra, se desbor-dan como un ciclón las pasiones futboleras. Y sin quererlo o sin saberlo siquiera, su día a día lleva impreso el sello de la nostalgia, que no la tristeza, porque la ciudad goza en los últimos tiempos de nuevos despertares y su irremediable halo melancólico es como una primavera tardía, pero primavera al fin y al cabo.

Ni la historia y ni la cultura de esta capital de gentes extremada-mente cálidas y amables podría entenderse sin ese río sin horizonte, el más ancho del mundo, que la separa de Buenos Aires en un paseo de tres horas en barco. Montevideo puede recorrerse de un extremo

Ca la izquierda, Plaza Independencia, con la estaua del héroe

nacional José gervasio artigas, y recipiente de mate. en la doble

anterior, la Rambla y el Río de la Plata.

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a otro siempre mirando a ese mar que no es un mar, sobre el que se recuesta una ciudad que al principio no era una ciudad sino un puerto, antes de la llegada de los primeros pobladores procedentes de las Islas Canarias, cuando la Corona española solo supo ver en esta tierra sin oro un bastión estratégico contra los portugueses.

AGUAS DE LEÓN. Hoy el mítico Río de la Plata es la esencia de la ciudad. A su orilla está unida para siempre a través de esa Rambla costera que va mudando de nombre a lo largo de 20 kilómetros, en un paisaje también cambiante en el que se alternan los espacios verdes, los edificios modernos y las playas. Esa Rambla que, por cierto, tiene más de malecón habanero, incluso de un Miami sin oropeles, que del homónimo paseo barcelonés. Por ella transitan los montevideanos desde bien temprano en la mañana, siempre con su termo de agua caliente bajo el brazo, una imagen que es indisociable del paisaje humano de la ciudad. También en la Ram-bla se hace deporte, y se pasea en bicicleta, y se amodorran los pescadores desde las escolleras esperando a que muerda alguna corvina. Pero es el atardecer el que invita a la congregación, a la salida del laburo, como dicen ellos, cuando acuden a sentarse en los poyetes de piedra, a entregarse al mate y a la conversación mientras el sol tiñe de naranja las aguas. Porque el color del río también tiene su propia miga. Un amarillo opaco que varía en función de la marea oceánica y del aporte de agua de los afluen-tes, y que muestra unas veces destellos púrpuras; otras, un tono achocolatado, pero que a los rioplatenses les gusta decir que tiene “color de león”, como cantaba el poeta Leopoldo Lugones.

Más allá de la Rambla, el tejido urbano de la capital uruguaya ha estado históricamente abierto a tantas corrientes arquitectóni-cas que hoy exhibe un eclecticismo sin igual, una suerte de amal-gama algo decrépita en la que caben desde los palacios suntuosos hasta los mazacotes de viviendas apelotonadas. En Montevideo se suceden plazas en las que se respira aire europeo, barrios que con-servan la pátina de los tiempos coloniales, calles que no quieren dejar de ser pueblo y otras que nunca pretendieron serlo. La Ciu-dad Vieja es la que mejor conserva el patrimonio histórico, con

Tras los pasos de Mario Benedetti

“Al sur al sur/ está quieta, esperando/ Montevideo”. Dis-creto y taciturno como la ciudad que más retrató su obra, la figura de Mario Benedetti es indisociable de la capital uruguaya porque en cada rincón laten sus versos, sus ideas, sus personajes... Por eso también puede ser recorrida tras la huella del escritor. El Montevideo de Benedetti es el del liceo donde estudió, las oficinas donde trabajó, el café donde escribió o el cementerio donde descansa desde hace apenas cuatro años. Pero también es el Montevideo que inspiró su literatura inolvidable. El de los escenarios de La Tregua, como el Palacio Salvo, “casi una representación del carácter nacional: guarango, soso, recargado, simpático”. El de la playa Pocitos de Gracias por el fuego, “con el mu-rallón de grandes edificios que dan sombra a la playa y la cubren de una falsa melancolía”, o el del Prado “en horas de la siesta” de Primavera con una esquina rota. También en el Jardín Botánico está presente su recuerdo, en ese lugar A la izquierda del roble donde alumbró uno de sus más bellos poemas de amor.

el Teatro Solís, situado en la Ciudad Vieja, alberga los acontecimientos culturales más relevantes del país. Destaca su fachada de estilo neoclásico.

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fachadas que han sido recuperadas para abrir restaurantes, bares, talleres de artistas plásticos y tiendas de antigüedades donde hallar cachivaches de tiempos olvidados. Un delicioso renacer cultural que ensambla el pasado con el presente.

LA CIUDAD VIEJA. Frente al muelle comienza el paseo por la Ciudad Vieja, con el aroma a parrillada que se desprende del emblemático Mercado del Puerto. Aquí, cada sábado al mediodía se despliega la fiesta de la carne, acompañada de música callejera a golpe de tamboril o bandoneón. Y es que el asado, siempre con brasas de leña –nunca con carbón–, es el plato nacional de este país que pre-sume de contar con cuatro vacas por habitante. Será el momento de probar el chivito, el bocado que mejor representa la identidad culinaria uruguaya. Un sandwich de lomo de ternera y vegetales que puede tener tantos ingredientes como maneras de prepararse. Para acompañarlo, qué mejor que un medio y medio (mitad vino blanco seco, mitad espumoso), el trago ideado por el bar Roldós y que está institucionalizado como la bebida del puerto.

La Ciudad Vieja es más que este bullicio marinero tan genuina-mente descarado y popular. La Ciudad Vieja es, sobre todo, la pea-tonal Sarandí, que la atraviesa de punta a punta. Es quizás la callecita montevideana por excelencia, la que discurre entre edificios históri-cos y fuentes, la que está flanqueada de puestos callejeros donde se vende artesanía y la que reúne algunas de las librerías más bellas,

Diez paseos imprescindibles■ LA RAMBLA. Es el paseo favorito de los montevideanos y el balcón por el que se asoman al mítico Río de la Plata. De oeste a este, comienza en la Rambla Sur y recorre unos 20 kilómetros hasta Carrasco, dejando a su paso parques y playas como la de Pocitos, la más concurrida en verano.■ EL PUERTO. Su relevancia le viene dada por el tránsito de cargas del Mercosur, cuya sede está en Montevideo. También por el ambiente mágico de sus alrededores, con el complejo gastronómico del Mercado del Puerto, donde se emplazan las mejores parrilladas de la ciudad. Los sá-bados al mediodía se convierte en una fiesta.■ PEATONAL SARANDÍ. Por las entrañas de la Ciudad Vieja avanza esta pintoresca calle sin tráfico que atraviesa la Plaza Matriz y discurre entre edificios de gran riqueza arquitectó-nica, puestos callejeros de artesanía y viejas librerías. ■ PLAZA INDEPENDENCIA. El corazón de Montevideo es su plaza principal, cuyo centro preside el prócer José Gervasio Artigas sobre el mausoleo que guarda sus restos. En un extremo se alza el Palacio Salvo, edificio emblemático que llegó a ser la torre más alta de Sudamérica. Atravesándola en diagonal se llega al Teatro Solís, donde tienen lugar los acontecimientos culturales más relevantes del país. ■ AVENIDA 18 DE JULIO. La avenida más comercial debe su nombre a la Jura de la Constitución de 1830. Es el eje del Montevideo moderno, con tiendas, quioscos, cafeterías, cines... Atraviesa, además, tres plazas hasta llegar al Obe-lisco a los Constituyentes, en el Parque Batlle.■ PARQUE RODÓ. Erigido a principios del siglo XX en una zona privilegiada a escasos minutos del centro y en la misma orilla del Río de la Plata, se trata de una zona arbolada con un lago, fuentes y bancos de azulejos, que alberga también un castillo, un parque de atracciones, el Teatro de Verano y el Museo Nacional de Artes Visuales. Entre su vegetación se esconden maravillosas estatuas, como la del filósofo chino Confucio o la dedicada a Lemanjá, la diosa del mar.■ EL CERRO. Este icono que figura en el escudo de Uruguay ofrece, además de valor histórico, la más bella panorámica sobre la bahía desde sus 148 metros de altura. En su cima se encuentran la Fortaleza y el Faro. En los alrededores crecieron los barrios de los inmigrantes, que acabaron bautizando la zona como Villa Cosmópolis. ■ JARDÍN BOTÁNICO. Integrado en los Jardines del Prado, este paseo reúne cientos de plantas, muchas autóctonas y otras tantas de Asia, África, Latinoamérica y Europa. Calistemos, plumerillos, alcanforeros, canelas, catalpas, coralinas... son algunas de las especies de este fantástico parque.■ BUCEO. La arquitectura moderna tiene su espacio en este barrio del Este, con los edificios más lujosos. Apartamentos y oficinas de negocios, centros comerciales y la sede del Yatch Club de Uruguay –joya de estilo art decó– dan paso a la propuesta del World Trade Center, un complejo presidido por tres torres que promete un crecimiento imparable. ■ ZONAMÉRICA. Los interesados en el business hallarán en este proyecto innovador su emplazamiento ideal. Zona-mérica es un parque de negocios en una superficie de 92 hectáreas rodeada de zonas verdes. Uno de sus edificios, el Celebra, ha recibido varios premios internacionales por su arquitectura ultramoderna.

Puerta de la Ciudadela, en la Plaza de

Independencia, que marca el inicio de la

Ciudad Vieja. el Palacio Salvo de esta plaza llegó a

ser el edificio más alto de Sudamérica.

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como Más Puro Verso, en una antigua óptica de 1877, con sus dos pisos conectados con el primer ascensor que tuvo la ciudad.

Como una arteria silenciosa, Sarandí atraviesa la Matriz, el espa-cio público más antiguo, nacida como Plaza Mayor y bautizada después como Plaza de la Constitución porque fue aquí donde el pueblo celebró el nacimiento legal de la República. En su períme-tro se encuentra la Catedral, el Cabildo reconvertido en museo y la sede del Club Uruguay, reducto de la alta burguesía de Montevi-deo. Muy cerca se alza el Teatro Solís, el templo de la cultura uru-guaya. Inaugurado en 1856 y modernizado en 2008 con una obra faraónica, por su escena han desfilado las compañías más recono-cidas del mundo, aunque la huella más profunda la dejó Margarita Xirgú, que dirigió la Comedia Nacional.

EL CENTRO. Pero hay que llegar a la Plaza Independencia para estar en el corazón de la capital. En este espacio rodeado de palmeras que marca el límite de la Ciudad Vieja con el moderno centro comercial late la vida cotidiana, las celebraciones y las protestas, siempre bajo la estatua ecuestre de José Gervasio Artigas, el héroe nacional. En la Plaza Independencia encontramos el símbolo de Montevideo, el Pala-cio Salvo, que tiene en el Palacio Barolo de Buenos Aires su construc-ción hermana, y que llegó a ser el edificio más alto de América del Sur cuando aún la palabra rascacielos sonaba como un vocablo extraño. En él pervive el recuerdo de la confitería La Giralda –demolida para su construcción–, donde en 1917 se estrenó la famosa Cumparsita,

escrita por el uruguayo Gerardo Matos Rodríguez. Un tango –el más versionado de la historia– que es el himno cultural del país y que sirve para reivindicar su triunfo en la eterna rivalidad con Argentina. Por-que en Montevideo la tradición tanguera es cosa seria –salas como El Milongón, Fun Fun o Joventango dan buena cuenta de ello–. Tanto, que en la gran incóg-nita sus gentes siguen defendiendo que Carlos Gar-del nació en Tacuarembó. De la Plaza Independen-cia arranca la Avenida 18 de Julio, el eje de la ciudad moderna. Una calle comercial que abarca 34 cuadras hasta el Obelisco a los Constituyentes, mientras deja en el camino hermosos edificios de fachadas expre-

sionistas y art decó, y algunos rincones muy queridos por la población, como la escultura El Entrevero, en la Plaza J.P. Fabini, o la Fuente de los Candados, donde dejan su recuerdo los amantes.

ESPACIOS VERDES. Fuera del centro, Montevideo ofrece una cara más apacible en sus otros barrios menos concurridos. Y también en sus frondosos parques, que convierten a esta ciudad en la más verde de América Latina en relación a su población. El Parque Rodó, llamado el Paseo del Pueblo, o Los Jardines del Prado, en el señorial barrio del mismo nombre, son los más pintorescos, aunque más fama se lleva el Parque Batlle, acaso porque en él se encuentra otro de los grandes iconos: el Estadio Centenario, declarado Monumento Histórico del Fútbol Mundial. Fue aquí donde Uruguay ganó su primera Copa del Mundo en 1930 –la segunda sería en el 50 con el maracanazo– alimentando para siempre la garra charrúa, expresión con la que se alude al espíritu de lucha de la selección celeste.

Otros paseos, y otras bellezas, encierran barrios como Punta Carre-tas, antiguo hogar de pescadores y lavanderas; Pocitos, con su playa atestadísima y su rambla escenario de conciertos, y Buceo, donde se elevan al cielo lujosos edificios que miran al río. Y más emoción deparan Palermo y Barrio Sur, hogares de la cultura afrodescen-diente. Por sus calles retumban los repiques y tamboriles del can-dombe, el género musical que dieron a luz los esclavos como sím-bolo de la negritud rioplatense. Ritmo, gesticulación y color en una ciudad donde hay mucho espacio para la alegría. V

la buena literatura y la carne son señas de la identidad uruguaya. Izquierda, el Café Brasileiro, en la Ciudad Vieja, tiene todas las obras de Benedetti. Debajo, mercado del Puerto.

guía práctica

CÓMO LLEGARair europa (‧ www.aireuropa.com) inauguró a principios de junio el vuelo directo Madrid-Montevideo, con tres conexiones semanales (lunes, miér-coles y viernes por la noche desde Barajas; y martes, jueves y sábado a mediodía desde el aeropuerto inter-nacional de Carrasco), con un precio en torno a los mil euros ida y vuelta. Se trata del único vuelo sin escalas que existe entre España y Uruguay. El aeropuerto internacional de Ca-rrasco está situado a 30 kilómetros del centro de Montevideo.

DÓNDE DORMIRLa capital de Uruguay dispone de una amplia oferta de hoteles para todos los gustos y bolsillos. NH Columbia (Rambla Gran Bretaña, 473. t +59 8 29160001. ‧ www.nh-hoteles.es) es, quizás, el más apropiado de precio medio. Emplazado en plena Rambla, con vistas al Río de la Plata y a un paso de la Ciudad Vieja, este hotel funcional, confortable y con un desa-yuno fantástico destaca por su ubica-ción privilegiada y su buen servicio. Precios desde 78 euros.Otras opciones más lujosas pasan inevitablemente por abonar un pre-cio más elevado. Entre ellas, Radis-son montevideo (Plaza Independen-cia, 759. t +59 8 29020111. ‧ www.radisson.com), en la Plaza Indepen-dencia, el pleno corazón de la ciu-dad, con unas instalaciones espe-cialmente aptas para conferencias y convenciones: 28 salas con capa-cidad de hasta 2.900 personas. Me-nos carácter de negocios tiene este otro cinco estrellas: Don Hotel (Pie-dras, 234. t +59 8 29161688. ‧ www.donhotel.com.uy), que está concebido como un hotel-boutique donde prima, ante todo, el encanto.

DÓNDE COMEREn la capital uruguaya se dice que, si no se visita el Mercado del Puerto, no se visita Montevideo. Y es que este emblemático establecimiento se ha convertido en el centro gastronómi-co de la ciudad, rodeado de un buen número de restaurantes, bares y te-rrazas. Destaca entre ellos el Pere-grino (Pérez Castellano, 1553. t +59 8 29164737. Email: ‧ [email protected]), una parrillada y ma-risquería con terraza sobre la peato-nal y mesas de ambiente tradicional en el interior del Mercado, donde se puede degustar desde el clásico y sa-brosísimo asado (tira, lomo, cochini-llo, rack de cordero... con los cortes auténticos uruguayos) hasta maris-cos traídos desde Rocha y Maldona-do para los que no se inclinen por la exquisita carne.En el capítulo de la gastronomía un poco más sofisticada, la palma se la lleva el Rara avis (Buenos Aires, 652. t +59 8 29150330. ‧ www.raraavis.com.uy), un restaurante con alma de teatro, puesto que se ubica dentro del Teatro Solís. En sus elegantes y aco-gedores salones se ofrece una coci-na original y creativa, dentro de un ambiente exclusivo que se extiende también al Chivas Bar.Otra alternativa culinaria es la que proporcionan las bodegas familiares, donde el picoteo o el almuerzo vienen acompañados del recorrido guiado por las instalaciones y, por supues-to, de una cata de los mejores caldos del establecimiento. Las Bodegas Ca-rrau (‧ www.bodegascarrau.com), en el barrio de Colón, ofrecen varias opciones de visita para conocer su tradición centenaria de orígenes ca-talanes y para descubrir sus excelen-tes vinos con degustación de quesos y carne a la parrilla incluida.

COMPRASEn Uruguay la artesanía tiene un peso bastante importante como forma y medio de vida, y también como re-conocimiento artístico. Tanto, que existe una Asociación Uruguaya de Artesanos (AUDA) que han creado la marca Ma (mercado de los arte-sanos) con tres locales de venta en Montevideo donde ofrecen las me-jores artesanías: el espacio R. Ba-rradas (Pérez Castellano, 1542), en la Ciudad Vieja, y el mercado Plaza (Plaza Cagancha, 1365) y el mercado de la abundancia (San José, 1312), en el centro. En todos se pueden hallar productos de cuero, botellas pinta-das a mano, joyería con cristal y pie-dras preciosas. Otro espacio para en-contrar no solo artesanía sino todo cuanto resulta imaginable (monedas, pájaros, antigüedades, libros, flores, relojes, viejos periódicos y revistas...) es la Feria de Tristán Narvaja, una suerte de rastro montevideano con un pintoresco ambiente. Tiene lugar todos los domingos, desde las 9.00 hasta las 15.00 horas.Para compras de productos menos tradicionales existen varios cen-tros comerciales con una sustan-ciosa oferta. montevideo Shopping es el primero que se construyó en la ciudad, de camino a la playa de Pocitos. Su edificio, proyectado por Eladio Dieste, es patrimonio de la arquitectura internacional por sus techos autoportantes y sus paredes curvas. Otro singular mall es Punta Carretas Shopping, levantado sobre

una cárcel que fue famosa por las históricas fugas de sus convictos. Y están también Portones Shopping, en Carrasco, y el Centro Comercial de Tres Cruces, en el centro geográ-fico montevideano.

DE COPASLa amplia propuesta de salas de tea-tro, cines y boliches convierten a esta capital en una de las más animadas del cono sur. Para tomar una copa, siempre habrá locales con historia como el Roldós, donde se sirve el medio y medio; el Bar-Tanguería Fun Fun, donde se bebe la uvita, que es un trago con fórmula secreta, o el Café Brasilero, frecuentado por los escritores uruguayos Mario Benedetti y Eduardo Galeano. La marcha nocturna más joven se puede hallar los jueves y viernes en la Ciudad Vieja, en los alrededores de la peatonal; o los fines de semana en Pocitos y Punta Carretas, donde la noche se alarga hasta la madru-gada. Caín Dance Club es una de las discos con más historia, que abre a partir de la medianoche. El panora-ma homosexual cuenta con numero-sos locales como el Small Club, con divertidos shows, o Il Tempo, con un ambiente incombustible.

MáS INfORMACIÓNembajada de Uruguay. Paseo del Pintor Rosales, 32. 28008 Madrid.t 917 58 04 75‧ www.embajadadeuruguay.org‧ www.uruguaynatural.com

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Av 18 de Julio

Av 13 de OctubreBV. Gral. Artigas

Yatay

Egido

Paraguay

Av. G

ral. F

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Av. Dr. C

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. Ramíre

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BV. Gral. Artigas

Palermo

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La Paz

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Sarandí

Guayaquil

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Rambla

Rambla

Rambla

Rambla

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CiudadVieja

Mercadodel Puerto

Centro

PlayaRamírez

ArroyoMiguelete

Tres Cruces

Villa Muñoz

Prado

La Blanqueada

Larrañaga

Mercado Modelo

Figurita

Colombia

Aguada Cordón

ParqueBatlle

ParqueRodó

JardínBotánico

Punta Carretas

Plaza de laConstitución Plaza

Independencia

PlayaPocitos

Plaza Batlle

Plaza Soldados Orientales de S. Martín

ParqueCapurro

MontevideoMontevideo

Río de La Plata

Uruguay

Montevideo

PalacioSalvo

EstadioCentenario

CARTOGRAFíA: DIGYTAL

• CUaReNTa DíaS De CaRNaVal eN laS VeNaS

Casi a la altura del brasileño, el carnaval que se vive en Montevideo es la gran fiesta popular del país. Una celebración de cuarenta días, la más extensa del mundo, que comienza en la Avenida 18 de Julio a principios del mes de febrero para continuar después en los tablados barriales, en el imprescindible Desfile de Llamadas y en el Concurso de Agrupaciones Carnavalescas que tiene lugar en el Teatro de Verano. Se trata de un producto turístico y cultural único que es propio de un país de inmigrantes: la tradición europea original se fusiona con la herencia africana, con géneros artísticos varios en los que prevalece la murga y el candombe. El primero, con sus raíces en el género chico español, es la expresión de la picaresca interpretada por un coro que narra historias satíricas sobre los acontecimientos del año; el segundo, de una sensua-lidad cautivadora, es el ritmo de percusión afro-uruguayo, único en el planeta, cuyo máximo espectáculo acontece cuando las comparsas de negros y lubolos (blancos pintados de negros) desfilan por Barrio Sur y Palermo con un estruendo y algarabía indescriptibles.