Barroco y neobarroco en la narrativa hispanoamericana.docx

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Barroco y neobarroco en la narrativa hispanoamericana, Cristo Rafael Figueroa Sánchez, editorial pontificia universidad javeriana, editorial universidad de Antioquia, Colombia, 2008, pp. 288. Estéticas del detalle y del fragmento Desde la perspectiva lingüística, la polaridad parte-todo es una típica pareja de términos inter definidos, por cuanto siempre mantienen relaciones de reciprocidad. A su vez, las nociones de detalles y de fragmentos son sinónimos situados en la polaridad “ parte ”. Detalles significa “ cortar de” y presuponen un objeto que ha sido cortado por un sujeto, a quien le debe su existencia, pues él lo determina en relación con un entero de donde lo extrae; la función del detalle es reconstruir el sistema al cual pertenece (calabrese, 1987: 87-89). Fragmento, en cambio, significa romper, y más que el sujeto que realiza la acción, presupone el objeto sobre el que ésta ocurre. Si bien el fragmento pertenece a un entero precedente, no necesita de su presencia para ser definido: se ofrece como es y no como fruto de una acción del sujeto. Así, mientras los confines del detalle Sandra definidos, los del fragmento son interrumpidos. Sus geometrías son igualmente diferente: la de fragmentos se identifica con una ruptura motivada por fuerzas que producen el accidente que lo ha aislado de su todo, el cual es necesario reconstruir a través de hipótesis. Por eso, mientras el fragmento es explicado, el detalle de explicar de manera nueva el sistema al que pertenece; aquel se identifica con una práctica inductiva, éste con una deductiva. Tanto uno como otro pueden generar formas de exceso en la era neobarroca; por ejemplo, cuando el detalle mismo se transforma el sistema, se pierden las líneas de pertenencia al empleo y cuando el fragmento se transforma en totalidad, hay que renunciar a su posición de su pertenencia a ella. Ahora bien, las estéticas del detalle y del fragmento pueden identificarse con las categorías alternadas de excepcionalidad y normalidad (calabrese, 1987: 93-103). En efecto, el detalle de

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Barroco y neobarroco en la narrativa hispanoamericana, Cristo Rafael Figueroa Sánchez, editorial pontificia universidad javeriana, editorial universidad de Antioquia, Colombia, 2008, pp. 288.

Estéticas del detalle y del fragmento

Desde la perspectiva lingüística, la polaridad parte-todo es una típica pareja de términos inter definidos, por cuanto siempre mantienen relaciones de reciprocidad. A su vez, las nociones de detalles y de fragmentos son sinónimos situados en la polaridad “ parte ”. Detalles significa “ cortar de” y presuponen un objeto que ha sido cortado por un sujeto, a quien le debe su existencia, pues él lo determina en relación con un entero de donde lo extrae; la función del detalle es reconstruir el sistema al cual pertenece (calabrese, 1987: 87-89). Fragmento, en cambio, significa romper, y más que el sujeto que realiza la acción, presupone el objeto sobre el que ésta ocurre. Si bien el fragmento pertenece a un entero precedente, no necesita de su presencia para ser definido: se ofrece como es y no como fruto de una acción del sujeto. Así, mientras los confines del detalle Sandra definidos, los del fragmento son interrumpidos. Sus geometrías son igualmente diferente: la de fragmentos se identifica con una ruptura motivada por fuerzas que producen el accidente que lo ha aislado de su todo, el cual es necesario reconstruir a través de hipótesis. Por eso, mientras el fragmento es explicado, el detalle de explicar de manera nueva el sistema al que pertenece; aquel se identifica con una práctica inductiva, éste con una deductiva. Tanto uno como otro pueden generar formas de exceso en la era neobarroca; por ejemplo, cuando el detalle mismo se transforma el sistema, se pierden las líneas de pertenencia al empleo y cuando el fragmento se transforma en totalidad, hay que renunciar a su posición de su pertenencia a ella.

Ahora bien, las estéticas del detalle y del fragmento pueden identificarse con las categorías alternadas de excepcionalidad y normalidad (calabrese, 1987: 93-103). En efecto, el detalle de hacer pasar de lo regular a lo excepcional, pues pone de relieve una porción normal o regular dentro del todo. El mecanismo del fragmento es inverso: inicialmente aparece como singularidad, pero el analista e intenta volverlo a la normalidad del sistema que lo originó. Por eso, estéticamente, el fragmento expresarlo casual, lo caótico, el intervalo mismo de la escritura, con el cual se evita el orden de las conexiones y se aleja la idea de totalidad; al hacerse autónomo acentúa lo irregular y lo asimétrico; la autonomía del detalle, en cambio, transforma lo normal en hiperexcepcional, generando una excitación permanente. Desde el punto de vista de la recepción, la estética del fragmento está asociada con la ruptura casual de la continuidad e identificada, por tanto, con el gozo de las partes transformadas en autónomas; la del detalle valora el placer de la reproducción de alta fidelidad, al aislar una porción de la obra.

En ambas estética se participa de la pérdida de totalidad, espíritu de época. Álex trae fragmentos o al aislar detalles, el placer se identifica con eventuales y múltiple recomposición es, en las cuales se pierde de vista los valores del contexto, mientras crece el gusto por la incertidumbre y la casualidad.

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La estética de lo fragmentario se vincula, hoy más que nunca a la figura del collage, que recorta fragmentos y los yuxtapone en conjuntos disímiles y antagónicos, procedimiento generador de proliferación es de todo tipo. El collage se basa en la disonancia y en la discontinuidad, prefiere las contigüidad es insólitas y las superposiciones aleatorias, ama la multireferencialidad y lo multiforme, en tanto crea una dinámica anexionista que involucran la disparidad de lo real. Página 106-105.