Beashley, W. G., Historia Contemporánea de Japón 2

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Beashley, W. G., Historia Contemporánea de Japón. Alianza, Madrid, 1995.Capítulo 2 El desafío de Occidente y la respuesta de Japón Hay una expresión china que vertida al japonés dice naiyu-gaikan, significando «problemas en casa, peligros de fuera», y que describe la situación que puede acarrear el derrumbamiento de una dinastía. Los japoneses recibieron un toque de atención al respecto a mediados del siglo xix. Los reformadores feudales habían mostrado su creciente preocupación

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Beashley, W. G., Historia Contempornea de Japn. Alianza, Madrid, 1995.

Captulo 2 El desafo de Occidente y la respuesta de Japn Hay una expresin china que vertida al japons dice naiyu-gaikan, significando problemas en casa, peligros de fuera, y que describe la situacin que puede acarrear el derrumbamiento de una dinasta. Los japoneses recibieron un toque de atencin al respecto a mediados del siglo xix. Los reformadores feudales haban mostrado su creciente preocupacin por los problemas en casa en guisa de crisis financieras o de revueltas campesinas. Los intelectuales samurais, principalmente los eruditos confucianos empleados por el Bakufu y por los seoros, escriban libros y panfletos, cada uno apuntando el remedio a la enfermedad. Sera errneo afirmar que el pas se encontraba en fermentacin por esto, pero haba una sensacin de inquietud cada vez mayor, una sensacin que se agudiz al materializarse los peligros de fuera, sealados primero por informes de lo que estaba pasando en China y luego por visitas de buques de guerra extranjeros a puertos japoneses. Este captulo y el siguiente estn dedicados a examinar la manera en que reaccionaron los japoneses cuando su forma de vida pareca estar amenazada por lo que estaba sucediendo. Muchos vieron la amenaza extranjera como un problema que slo poda ser resuelto introduciendo en el pas importantes cambios polticos o adoptando mtodos, como el empleo de la ciencia militar y la tecnologa industrial de Occidente, que tendran hondas implicaciones en la naturaleza de la sociedad y cultura japonesas. Las consignas de la poca reflejan esas inquietudes: sonno-joi, honor al emperador-expulsin al brbaro, y fukokukyohei, enriquecer al pas-fortalecer al ejrcito. Una y otra implicaban una relacin causal segiin la cual la medida a adoptar en casa era condicionante para el xito en el exterior. Por ello no se puede desenredar fcilmente la historia de las relaciones exteriores de la historia de la poltica interna. Un pas cerrado Entre 1620 y 1639 los gobernantes japoneses haban llegado a la conclusin de que las relaciones existentes con los europeos se deban cortar en parte porque ofrecan a los disidentes del pas la posibilidad de una alianza con fuerzas militares fuera del control del Bakufu y en parte porque exponan a Japn a la corrupcin de la doctrina cristiana. El cristianismo fue salvajemente perseguido y, una vez eliminado, se dictaron leyes destinadas a que no resurgiera ms. Tambin al comercio exterior pronto se le puso fin a no ser a pequea escala por mediacin de los juncos chinos a los que se permita atracar en la ciudad de Nagasaki y de un despacho comercial holands que operaba en Deshima, en el puerto de la misma Nagasaki. Estas decisiones inauguraron la politica de pas cerrado (sakoku) que habra de prolongarse hasta 1854. El comercio de Nagasaki era supervisado muy de cerca por los funcionarios del Bakufu; a los comerciantes holandeses solamente se les permita viajar por Japn con escolta y por razones que haban de ser aprobadas; a los japoneses, por otra parte, les estaba prohibido bajo pena de muerte el salir del pas. Por todo ello el contacto con el mundo exterior era muy limitado. De vez en cuando se les exiga a los holandeses y chinos que informaran informacin por lo general estrictamente limitada al gobierno de Edo sobre lo que estaba sucediendo en Europa y Asia. Adems, se importaban libros (meticulosamente escudriados en busca de influencia cristiana) y algunos artefactos, como relojes, que les daban a los japoneses nociones de los cambios en la ciencia y la tecnologa de 1

Occidente. La casa comercial holandesa de Deshima funcionaba tambin como un centro de inters pblico al representar la vida de Europa y, en efecto, existen grabados japoneses de los residentes de Deshima sentados en sillas, comiendo con cuchillos y tenedores, jugando al billar. Posteriormente, los mdicos apostados en Deshima pudieron impartir los rudimentos de su profesin a mdicos japoneses. Pero an as, el aislamiento nacional, como se lo llama en la historiografa japonesa, signific que Japn estaba sustancialmente desconectado de lo que estaba ocurriendo fuera del Lejano Oriente. Y as fue por lo menos durante ms o menos los primeros cien aos. Despus empez a disminuir lentamente la hostilidad hacia Occidente al sobreponerse la curiosidad a la suspicacia, quedando con el tiempo adormecidos los sentimientos anticristianos. Naturalmente la censura no desapareci, pero se suaviz en asuntos politicamente inocuos, como el arte, o tiles, como la medicina y la cartografa. De esa forma, a fines del siglo xviii, Ino Tadakata, con el patrocinio del Bakufu, fue el autor de un preciso mapa de las islas japonesas sirvindose de tcnicas e instrumentos occidentales. Su contemporneo, Shiba Kokan, realiz experimentos con pintura al leo y aguafuertes en placas de cobre. Estas tendencias fueron presentndose al tiempo que los pases occidentales mostraban seales de renovar su inters por Japn. Durante las guerras napolenicas una fragata britnica haba visitado Nagasaki en una misin medio comercial medio depredadora y capturado rehenes que slo entregaba si se le provea de mercancas. En 1813 y 1814, al ser ocupada Java por Gran Bretaa, su teniente general, Thomas Stamford Raffles, intent sin xito el comercio britnico con Nagasaki bajo bandera holandesa. Ms siniestra fue la aparicin de los rusos por el norte, que desde sus territorios alrededor de Ojotsk establecieron centros de pesca y caza en las islas Curiles. En 1792 y otra vez en 1804 haban enviado representantes en busca de acceso a los puertos japoneses. Al ser rechazado sin mucho miramiento el segundo de estos ofrecimientos, los rusos emprendieron una serie de correras por los asentamientos japoneses en esas islas. El Bakufu respondi apresando en 1811 al capitn de un barco de reconocimiento. El acercamiento de britnicos y rusos era el producto de iniciativas locales, no de una poltica formulada desde Londres o San Petersburgo, detalle que los funcionarios japoneses no estaban en posicin de distinguir. Por lo tanto, a principios del siglo xix hubo un endurecimiento de la actitud del Bakufu hacia Occidente. Tambin un cambio en el estudio de lo occidental: el ingls y el ruso fueron aadidos a las lenguas que los intrpretes del Bakufu tenan que dominar; la tecnologa y la ciencia militar empezaron a figurar con ms prominencia en los escritos de los eruditos holandeses japoneses as llamados por basar sus obras en libros importados por Deshima, residencia de los holandeses establecindose en Edo una oficina de traducciones con esas disciplinas en cabeza de lista. En 1823-1827, un funcionario que haba en Nagasaki, Takahashi Shuhan, haba estado aprendiendo artillera de los holandeses convirtindose en un abogado de la instruccin militar occidental. Otro, Egawa Tarozaemon, discpulo del anterior, se puso a construir un horno de reverberacin en 1853, consiguiendo fundir caones. Hoy pueden verse los restos de este horno cerca de la aldea de Nirayama, en la pennsula de Izu. Hubo iniciativas similares en algunos de los seoros grandes, como el de Saga (Hizen) y Kagoshima (Satsuma). Al mismo tiempo iban convirtindose en temas de discusin pblica entre los samurais la amenaza exterior y lo que haba que hacer al respecto. El tono dominante y en gran parte la terminologa del debate qued plasmado en un libro titulado Shinron (Nuevas Propuestas), escrito en 1825 por Aizawa Seishisai, erudito de Mito. Su argumento era ste: para defender Japn, es decir, para expulsar al brbaro (joi), era necesario que la clase dirigente del pas

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estuviera unida mediante una estructura de fidelidad cuyo mximo nivel se cifrara en la lealtad al emperador (sonno). La unidad era tambin un requisito para promover con xito la fortaleza y la riqueza del pas. Esta unidad se llevara a cabo primero restaurando la salud a la agricultura y as enriquecer al pas (fukoku); segundo, haciendo resurgir la disciplina y la moral de los samurais con objeto de aumentar el potencial militar (kyohe). A estas consignas les haba llegado la hora de recibir un nuevo significado relacionado con la industria y la ciencia militar de Occidente, pero Aizawa se mantuvo en estos asuntos tradicionalista. Afirmaba, en efecto, que en Occidente todos los pases siguen la ley de Jess e intentan con ella subyugar a otros empleando la religin para embelecar y engaar a la gente como un primer paso para atacarlos. Por, lo tanto, era necesario que Japn se guardara de insurrecciones internas a la vista sobre todo de lo que los eruditos holandeses estaban haciendo, muchos de los cuales haban sido conquistados por las cacareadas teoras de los extranjeros occidentales y escriban libros con la esperanza de transformar nuestra civilizada forma de vivir en la forma de los brbaros. Al final, si tales engaos se propagaran, los japoneses serian sobornados por los nuevos artilugios y medicinas raras que complacen el ojo y cautivan el corazn hasta tal punto de que ya no podran resistir el ataque. Muchos otros eruditos confucianos se hicieron eco de esta manera de expresarse, pero sus colegas sintostas adoptaron una lnea bastante distinta. En primer lugar, identificaban las cualidades especiales de Japn con una descendencia divina y no con una civilizacin confuciana. Como lo indicaba Hirata Atsutane en 1811, por ser Japn la tierra de los dioses y nosotros sus descendientes..., los japoneses somos completamente distintos y superiores a los pueblos de China, India, Rusia, Holanda, Siam, Cambodia y todos los otros pases del mundo8. Igualmente, la ciencia japonesa abarcaba todo lo dems induyendo al confucianismo y al budismo. Esto daba cabida a los estudios holandeses, especialmente los cientficos, que podan ser asimilados y no rechazados. Estas ideas nos acercan a la postura de hombres como Takahashi y Egawa cuyo inters en Occidente era adquirir una capacidad tecnolgica que pudiera ser usada en beneficio del pas. Sakuma Shozan, experto en temas militares y funcionario de Edo, fue su ms clebre portavoz. Como samurai que era, y con un seor que haba sido nombrado miembro del consejo de los Tokugawa en la poca de Mizuno Tadakuni y encargado de la defensa costera, Sakuma fue llevado por las circunstancias a estudiar holands y artillera occidental. En la dcada de 1840-1850 aprovech estos conocimientos para escribir varios memoriales. Arga en ellos que Japn deba prepararse para un ataque comprando armamentos modernos y tambin aprendiendo a hacerlos. El mismo estudi la tcnica de fundicin de caones. En 1849 busc la ayuda de su seoro para preparar un diccionario holands-japons y para traducir libros holandeses; y ello en razn de que era necesario conocer al enemigo. Al ao siguiente plante el caso al Bakufu en trminos an ms enrgicos. Los pases de Occidente, afirmaba Sakuma, haban sido capaces de lograr una fuerza material abrumadora porque la ciencia extranjera es racional y la china no lo es9. China no reconoci este hecho que fue responsable de su derrota ante Gran Bretaa en la guerra del Opio. Por lo tanto, si Japn quera evitar el destino de China, su pueblo deba estudiar lo que Occidente tena que ensear en las diversas disciplinas y no solamente en las aplicables directamente a la guerra. Los esfuerzos de Sakuma fueron recompensados siendo asesinado en 1864 por un xenfobo fantico, no sin haber dejado tras s un buen nmero de discpulos que continuaron con sus ideas en el Japn de la era Meiji. Leg tambin Sakuma a la posteridad otra consigna: tica oriental, ciencia occidental (Toyo no ciotoku, Sezyo no gakugei). En su forma ms

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simple este lema podra interpretarse como la conservacin de los valores tradicionales y, a la vez, la introduccin en Japn de innovaciones tecnolgicas. La realidad, sin embargo, es que haba bastante ms en la idea de Sakuma: se estaba alejando del concepto de defender una cultura y se estaba acercando al de defender un pas (igual como, por lo dems, estaban haciendo los eruditos sintostas, con la diferencia que stos definan el mismo concepto en trminos de raza). Sakuma, en fin, vio en la poltica de Pedro el Grande de Rusia un modelo de lo que necesitaba hacerse en Japn, esto es, asegurar la unidad poltica, introducir tecnologa occidental, construir una flota y ganar as el reconocimiento internacional. Hubo otros a principios del siglo xix que formularon una crtica mucho ms fundamental de la sociedad existente. Por ejemplo, Sato Nobuhiro, oriundo de una familia no samurai del norte del pas, haba estudiado holands al tiempo que trabajaba como asesor de varios seores feudales en temas de agricultura, silvicultura y minera. Esto le haba permitido leer libros de geografa, historia, poltica y ciencia militar de Occidente. Gracias a sus lecturas y experiencia fue capaz de elaborar un proyecto mercantilista encaminado a reforzar el podero japons y que contemplaba la expansin del comercio con el extranjero y la adquisicin de colonias en el continente asitico. La derrota de China en la guerra del Opio de 1842 le convenci de que a corto plazo esto no era realista, pero sigui creyendo en la preparacin econmica y militar como objetivo nacional. En uno de sus libros describi al Japn que deseara ver creado: un gobierno manejado por seis departamentos especializados, dos para el ejrcito y la marina y los otros para la economa; una poblacin dividida en clases hereditarias, definidas por sus funciones y sujetas a los ministerios correspondientes; un servicio de educacin en donde se enseara a los nios desde los ocho aos de edad a estar al servico del Estado, y una universidad nacional que proporcionara a los educandos privilegiados y con talento un nivel superior de conocimientos de Derecho, lenguas extranjeras y ciencia occidental as como religin y filosofa japonesa. El programa tena ms en comn con la politica seguida despus de la fecha de 1860 que con la seguida por el Bakufu de los Tokugawa. Los tratados desiguales La alarma levantada por las actividades britnicas y rusas al comienzo del siglo xix se mantuvo viva en Japn gracias a incidentes espordicos posteriores casi siempre protagonizados por barcos balleneros. As y todo, en el lapso de una generacin acab por resultar infundado el temor a que ocurriera algo a mayor escala. De hecho, no fue hasta que Gran Bretaa estuvo en guerra con China en 1840 cuando se hizo real la posibilidad de una accin contra Japn. La guerra del Opio, al abrir al comercio extranjero los puertos chinos, incluso los situados en la costa norte hasta el ro Yangts, aument el nmero de barcos mercantes y el tamao de las flotillas enviadas para protegerlos. De esa forma, las potencias con ms intereses en la regin Gran Bretaa, Francia, Rusia y Estados Unidos se vieron con los medios para intervenir en Japn si as lo deseaban. En 1844, el representante holands en Deshima advirti al Bakufu que en las nuevas circunstancias el gobierno no tardara en verse incapacitado para mantener su aislamiento y que seria prudente tomar la iniciativa de poner fin a la politica aislacionista. Su consejo fue rechazado: sakoku (politica de aislamiento) era una ley ancestral. En la dcada iniciada en 1840 fueron varios los extranjeros que llegaron a Japn a ttulo oficial. Por ejemplo, barcos de reconocimiento britnicos fueron a Nagasaki en 1845 y a la baha de Edo cuatro aos despus. Las islas Ryukyu (Okinawa) fueron visitadas por navos franceses.

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Una corbeta estadounidense atrac en Nagasaki en 1849 para repatriar a los nufragos de un ballenero. Todos eran incidentes de rutina que, si bien tal vez pusieron a prueba la determinacin japonesa, estaban desprovistos de objetivos diplomticos serios. Tampoco los sondeos diplomticos constituyeron apremio alguno para Japn. Sir John Davis, mximo representante britnico en China, realiz planes para llevar a cabo un tratado con Japn en 1845, pero abandon la idea al no ser capaz de contar con una respectable force que respaldara sus negociaciones. Londres acept su decisin sin poner reparos. El comodoro James Biddle, al mando de la flota del Pacfico de Estados Unidos, naveg a la baha de Edo en 1846 slo para retirarse al serle denegada sin ceremonias su peticin de comercio. En la costa china se pensaba que su aceptacin de este rechazo, en lugar de arreglar las cosas, las iba a empeorar. Pero el inters de Estados Unidos en Japn tena ms enjundia que el de ingleses o rusos. Inglaterra deseaba el comercio con Japn pero estaba dispuesta a dejar que otros corrieran el riesgo de concertarlo. A Rusia, por su parte, le interesaba sobre todo consolidar su posicin en el Amur y no el tener acceso a Japn ni resolver la cuestin de la soberana de las islas al norte. En cambio, Estados Unidos estaba en el proceso de convertirse en una potencia del Pacfico. Oregn y California haban sido agregados a su territorio. Se hablaba tambin de un ferrocarril transcontinental unido a China por una ruta transpacffica de vapores que englobara a las aguas japonesas dentro de un corredor martimo surcado por barcos americanos. Japn en s era una potencial estacin de aprovisionamiento de carbn. Eran todos ellos factores que pesaban probablemente ms que la notoria falta de hospitalidad japonesa. En consecuencia, el acercamiento siguiente de Estados Unidos se llev a cabo con ms empeo. En 1850, Washington anunci el envo de una expedicin. Su mando se confi al comodoro Matthew C. Perry que contara con una fuerza naval considerable a fin de negociar un acuerdo. Todo el mundo, incluyendo al gobierno de los Tokugawa, lo supo, estando bien claro esta vez que a Perry no se le podra despedir as como as. La verdad es que, de creer a los peridicos europeos y americanos, se pensaba que esta vez las puertas habran de ser abiertas o seran derribadas. En el Edinburgh Review se comentaba: El aislamiento preceptivo de los japoneses es equivocado no slo para ellos, sino tambin para el mundo civilizado... Y, si bien poseen indudablemente derecho exclusivo a la posesin de su territorio, no deben abusar del mismo al punto de prohibir a las dems naciones participar de sus riquezas y virtudes. Perry, que lleg a Uraga, en Japn, en 1853, mostr tanto esmero por la dignidad de su pas como la prensa haba esperado, pero bastante menos por el comercio. Cierto que en la misiva que traa del presidente de Estados Unidos, entregada con gran pompa en la ciudad de Kurihama bajo una salva de caones, haba referencias al comercio y tambin al tratamiento de los nufragos, as como al suministro de carbn y de vituallas para los barcos que lo necesitaran, pero el mensaje particular de Perry, entregado al mismo tiempo, era de extensin ms limitada. Y tambin ms amenazador. Estados Unidos, se deca en l, deseaba vivir en paz y amistad con Japn, pero la amistad no podr existir mucho tiempo a menos que Japn deje de tratar a los estadounidenses como enemigos. En consecuencia, era de esperar que el gobierno japons respondiera favorablemente a la carta del presidente cuando el comodoro volviera a por la respuesta al ao siguiente. En esa ocasin, aada Perry regresara trayendo una fuerza mucho mayor. Y as lo hizo. Ocho barcos en lugar de cuatro entraron en la baha de Edo en febrero de 1854. El Bakufu, al reconocer que sus defensas eran inadecuadas, orden a sus negociadores que persuadieran a Perry para que se fuera sin darle una respuesta

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directa y sin precipitar una confrontacin. Pero esto era contradictorio, como pronto se ech de ver en la reaccin del comodoro. Por otro lado, la renuencia del mismo Perry a hacer del comercio una condicin sine qua non permita hacer maniobras. Despus de minuciosas conversaciones que necesitaron consultas constantes con el gobierno de Edo, el 31 de marzo se firm un acuerdo en Kanagawa. En virtud del mismo, se abra Shimoda y Hakodate como puertos de abastecimiento para las naves de Estados Unidos y se autorizaba en fecha posterior el nombramiento de cnsules. No se estipulaba nada concreto acerca de comercio. Para el Bakufu era lo mejor de un mal trabajo. Para Peri-y los cimientos sobre los que otros podran edificar. El logro de Peri-y aunque rechazado como insustancial por los comerciantes de Europa, Estados Unidos y la costa china, fue prestamente emulado por almirantes britnicos y rusos interesados no tanto en el comercio como en el hecho de que sus respectivos pases acababan de declararse la guerra en Crimea. Sir James Stirling fue a Nagasaki en septiembre de 1854 con el intento de obtener una declaracin que prohibiese el acceso de barcos rusos a puertos japoneses, salvo en condiciones similares a las de Europa en tiempo de hostilidades. Pero no logr ni siquiera hacerse entender por no disponer de un buen intrprete y porque a los funcionarios japoneses sin conocimiento de derecho internacional les resultaba incomprensible la peticin del britnico. Pero cuando aquellos, desesperados, le ofrecieron las mismas condiciones otorgadas a Perry Stirling acept creyendo que ganar un asidero en Japn, por dbil que fuera, vala la pena. A su rival ruso, Putiatin, se le dio bastante mejor. Despus de haber estado varios meses jugando al escondite con Stirling arriba y abajo de las costas del este de Asia, lleg a Shimoda en diciembre dispuesto a iniciar conversaciones con los japoneses. All, pese a la destruccin de su nave capitana por un maremoto el mes siguiente, fue capaz de conseguir un convenio que le daba ms que a Perry: se inclua una clusula que divida las islas Curiles entre Rusia y Japn en un punto situado entre Uruppu y Etorofu. Perry y Stirling tenan razn en afirmar que haban puesto los cimientos, porque los gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaa, tras haber logrado acuerdos que los comerciantes de estos pases criticaban, no iban a dejar que las cosas quedaran ah. Pero tampoco dieron muestras de actuar con entusiasmo o rapidez. Gran Bretaa (en alianza con Francia) estuvo en guerra contra Rusia hasta 1856 y casi enseguida contra China por el incidente del Arrow; estaba, por lo tanto, inclinada todava en esos aos a dejar la iniciativa a Estados Unidos, a no ser por incursiones espordicas en la diplomacia naval. Estados Unidos, aunque con las manos libres, no tena muchas ganas de comprometerse demasiado en un pas remoto y carente de valor comercial inmediato. En consecuencia, Townsend Harris, que lleg a Shimoda como cnsul de Estados Unidos en agosto de 1856 y con instrucciones de firmar un tratado comercial en regla, recibi muy poca ayuda para llevar a cabo las rdenes recibidas. En mayo de 1857, anot en su diario que desde su llegada a Japn todava no haba visto un barco de guerra de su pas. Esta circunstancia no slo le privaba de instrucciones de Washington, sino que adems le quitaba un medio para estar a la altura de unos japoneses que no cedan ms que ante el temor. Pero el cnsul norteamericano tuvo la habilidad de encontrar otro medio para ello y fue la guerra que en China libraban Gran Bretaa y Francia. A fines de 1856, los funcionarios del Bakufu, presididos por un nuevo consejero, Hotta Masayoshi, empezaron a reconsiderar la postura de Japn a la luz de lo que estaba sucediendo en el continente asitico. Muy pronto llegaron a la conclusin de que seria necesario un acuerdo comercial de algn tipo para impedir que las potencias atacaran Japn. La cuestin que en estos momentos estudiaban primordialmente era identificar el mnimo nmero de concesiones necesarias para llegar a 6

dicho acuerdo. En octubre de 1857, se lleg en Nagasaki, en el curso de la negociacin de tratados con holandeses y rusos, a lo que pareci un compromiso aceptable. En virtud de estos tratados se eliminaban las restricciones antes impuestas sobre el total del valor anual del comercio holands, aunque se mantena la supervisin oficial del mismo aparte del disfrute de sustanciosas tarifas arancelarias. Se estipulaba que los puertos de Nagasaki y Hakodate quedaran abiertos, adems de otro en lugar del de Shimoda (juzgado inaderuado comercialmente), y se impona un elevado nmero de minuciosas reglas sobre el desempeo del comercio y sobre las personas que en l participaran. En otras palabras, se pona al descubierto que Edo contemplaba no un empezar de nuevo, sino una modesta liberalizacin de la antigua situacin en Deshima. Por esta razn, al serle ofrecido algo similar a Townsend Harris, ste lo rechaz categricamente afirmando que tales condiciones eran deshonrosas para todas las partes que las haban elaborado y que de ningn modo podan ser consideradas para el ti-atado que l buscaba. Tampoco para Gran Bretaa iban a ser aceptables. En el contexto de la reanudacin de hostilidades entre este pas y China, el comentario de Harris result ser persuasivo, con el resultado de que se le permiti viajar a Edo para volver a plantear el tema. Lleg a primeros de diciembre, tuvo una audiencia con el shogun el 7 del mismo mes y empez sus contactos diplomticos cinco das despus. En una larga reunin con Hotta, Harris seal las ventajas de hacer concesiones mediante convenios con un embajador norteamericano que estara sin escolta militar mejor que con un britnico que vendra a estas costas con cincuenta hombres de guerra. Los funcionarios japoneses, por haber conferenciado previamente entre ellos y estar predispuestos a aceptar algo en esa misma lnea (predisposicin confirmada casi inmediatamente al saber que los ingleses haban capturado Cantn), dieron su aceptacin a los principales puntos de las proposiciones del cnsul norteamericano. Pero ti-aducir esa aceptacin en un tratado result ms difcil. Los negociadores japoneses, teniendo poco con qu regatear, resistan con obstinacin en los detalles, de modo que asuntos como el nmero y la seleccin de puertos a abrir, el derecho a viajar por el interior del pas, el lugar de residencia del representante norteamericano, llegaron a ser temas de interminables debates. Harris lleg a exasperar-se con frecuencia. Sin embargo, acab consiguiendo lo que quera en todo lo ms importante. Segn lo acordado a mediados de febrero de 1858, en el borrador de su tratado se estipulaba que el ministro de Estados Unidos estara en Edo, y no lejos del centro de los acontecimientos, Kanagawa o Shimoda, como a los japoneses les hubiera gustado; que las actividades comerciales estaran completamente libres de intervencin oficial y sujetas a aranceles bajos (a especificar en el tratado); que los estadounidenses que vivieran en Japn estaran bajo la ley de Estados Unidos administrada en juzgados consulares (privilegio conocido con el nombre de extraterritorialidad), y que quedaran abiertos cinco puertos: Nagasaki y Kanagawa (Yokohama) desde 1859, Niigata desde 1869 y Hyogo (Kobe) desde 1863, adems de los ya abiertos de Shimoda y Hakodate. Aparte, se permitira la entrada de extranjeros en las ciudades de Edo desde 1862 y de Osaka desde 1863. Bien pudiera haber pensado Harris que su misin haba llegado por fin a feliz trmino. Sin embargo, el 17 de febrero, cuando no quedaba ya nada de importancia por discutir, le dijeron que el Bakufu todava no estaba listo para firmar. Se le explic que las propuestas estaban causando un gran conflicto entre los seores feudales, tanto que Edo haba determinado

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buscar la aprobacin del emperador. Una vez se hubiera conseguido sta de lo cual no habra duda, le aseguraron todas las objeciones se desvaneceran. No se trataba ms que de esperar un poco. La explicacin no pasaba de ser muy poco sincera. Lo que haba pasado era que los artfices de la poltica del Bakufu, mucho mejor informados que otros japoneses de la verdadera posicin de su pas, haban llegado a estar cada vez ms divorciados de la opinin pblica japonesa. Fuera de su crculo haba profundas divisiones sobre lo que haba que hacer, escisin que databa nada menos que de la llegada de Perry en 1853. Uno de los principales consejeros de entonces, Abe Masahiro, consciente de que los seores feudales estaban indispuestos entre s sobre el asunto de los extranjeros, haba decidido hacer circular la carta de Estados Unidos y pedir comentarios con la esperanza de formalizar un consenso. En la prctica lo que haba conseguido era agudizar la discordia. La inmensa mayora de los seores respondieron limitndose a repetir los viejos clichs y criticas sobre el cristianismo y el comercio, y pedan ilusoriamente que se mantuviera al mismo tiempo la paz y el aislamiento. Una minora estaba claramente dividida en una manera que al Bakufu le pareca turbadora. As, Tokugawa Nariaki, de Mito, jefe de una de las tres principales ramas de la dinasta gobernante, recapitulando los argumentos enunciados treinta aos antes por su secuaz, Aizawa Seishisai, conclua que Edo tena que hacer un llamamiento enrgico de guerra, aunque no tuviera intencin de obrar de acuerdo con el mismo. Slo as, sostena, sera posible conservar la moral y ofrecer resistencia a Occidente. Otros seores poderosos estaban de acuerdo con l. En cambio, Ii Naosoku, un seor fudai lder, tambin con un respaldo importante, mantena que lo que haca falta era aumentar la verdadera fuerza de Japn por medio del comercio extranjero y de una marina de estilo occidental (era el argumento de Sato Nobuhiro, pero sin sus concomitancias sociales). Esto implicaba que haba que empezar por firmar un acuerdo a fin de ganar tiempo para poner en marcha el resto de las medidas. Entre el invierno de 1853-1854 y el de 1857-1858, cuando Hotta consult a los seores sobre las negociaciones con Harris, haba dos cambios de opinin. La mayora se haba convencido de que permitir el comercio era inevitable, convencimiento que ya tenan los funcionarios del Bakufu (aunque slo como un medio para rehuir el conflicto con las potencias). Una minora polticamente activa es decir, posiblemente diez o doce daimyo de un total de casi trescientos empez a dirigir sus crticas a la direccin del Bakufu y no tanto a su poltica exterior como tal. Un caso tpico fue Matsudaira Shungaku, de Echizen, otro pariente de los Tokugawa, que reconcili las recomendaciones de li Naosuke en favor del comercio con los planes de los de Mito favorables a reformas en el pas: se deben contratar los servicios de los hombres capaces de todo el pas; hay que eliminar el derroche en tiempos de paz y revisar el sistema militar; debe ponerse fin a los malos hbitos que han empobrecido a los daimyo y a los otros seores; hay que prepararse en mar y tierra y no slo en las islas principales sino tambin en Ezo (Hokkaido); debe favorecerse el sustento diario de todo el pueblo; deben establecerse escuelas de diferentes artes y artesanas. Aunado todo esto a las peticiones de nuevos nombramientos en Edo y a la seleccin de un hombre de vala como heredero del shogun, que no tena hijos el candidato que Shungaku y sus aliados tenan en mente era Hitotsubashi Keiki (Yoshinobu), uno de los hijos de Tokugawa Nariaki, se trataba de un programa mucho ms fundamental que el contemplado por el ms osado de los funcionarios del Bakufu. La optimista idea de Hotta de que podra recurrirse al prestigio de la Corte Imperial para

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reformar la autoridad de Edo result equivocada. El emperador en persona y la mayora de sus cortesanos estaban en favor de la poltica aislacionista. Induso se mostraron dispuestos a insistir al respecto a la vista del consejo del Bakufu (la valenta de la Corte fue alentada por los mensajes secretos de Nariaki y de otros seores). As, cuando Hotta fue a Kioto en marzo de 1858, lo ms que pudo conseguir al cabo de un mes de reidos regateos fue un proyecto de decreto que reconoca que las decisiones sobre poltica exterior eran de la competencia del Bakufu y no de la Corte; induso este compromiso se vino abajo cuando el emperador, Komei, hizo saber confidencialmente que para aprobarlo haba sido apremiado contra su voluntad. En la ola de protestas que sigui, el decreto fue revisado y Hotta tuvo que ii-se con lo que en realidad era una orden para que reconsiderara sus planes. Edo tom la afrenta en serio. Casi al punto se decidi nombrar un regente (Tairo) con categora superior a la de los consejeros regulares. El cargo cay en Ii Naosuke que, como alto fudai, se supona que sera leal primero a los Tokugawa con independencia de lo que pensara sobre poltica exterior. Pasaron varias semanas antes que Townsend Harris recibiera noticias de un acuerdo de paz en China (Tratado de Tientsin) por el que ingleses y franceses tendran las manos libres para organizar, si quisieran, una expedicin contra Japn. Viaj entonces sin perder tiempo a Kanagawa para instar a que le firmaran su propio proyecto de tratado. En una asamblea en Edo convocada en unas horas, Ii Naosuke acept la recomendacin, confiando en que se trataba de la nica manera de evitar las condiciones ms severas que Inglaterra exigira. Los documentos fueron firmados el 29 de julio. En agosto, los representantes de Holanda y Rusia establecieron convenios similares. Lo pi-opio hizo lord Elgin, de Gran Bretaa (que se presento sin la temida flota, pero significando el superior vuelo de sus pretensiones al navegar a lo largo de Kanagawa y anclar frente a Edo). Con la ayuda del secretario de Hai-ris como intrprete, sus conversaciones slo duraron dos das. El enviado francs, barn Gros, lleg en septiembre y ultim un tratado a primeros de octubre. En un punto Elgin agrand lo que Harris haba conseguido. Fue en agregar la clusula de pas ms favorecido para garantizar que Gran Bretaa compartiera automticaaamente cualquier privilegio obtenido en fecha posterior por otra potencia. Con el tiempo, las dems potencias hicieron lo mismo. A Japn se le aplic con esto la misma configuracin que Occidente haba labrado en China por medio de tratados. As, el nuevo sistema portuario acordado en esos tratado, al entrar en vigor en 1859, no se pareca en nada al que haba permitido a los holandeses hacer comercio en Nagasaki durante ms de doscientos aos. A los extranjeros ahora se les autorizaba a comerciar en determinados puertos sin interferencia oficial, a no ser por el pago de unos aranceles bajos fijados en los tratados; podan establecer recintos comerciales y residenciales en las zonas para extranjeros designadas al efecto en los puertos, donde viviran acogidos a las leyes de sus respectivos pases administradas por juzgados consulares. De esa forma y a pesar de la tctica diplomtica del Bakufu de cubrirse en retirada y de las fuertes crticas de muchos japoneses influyentes, Japn haba sido trado en condicin de subordinado al seno de un mundo que los estudiosos de ahora denominan imperialismo del libre comercio. Terrorismo Ii Naosuke saba bien que, al haber firmado los ti-atados en contravencin directa de los deseos del emperador, estaba corriendo un riesgo poltico. Se movi rpidamente, por tanto, para reprimir la oposicin. Ya en agosto destituy a Hotta y a otros funcionarios que pudieran poner en cuestin lo que haba hecho. Al mismo tiempo, anunci una decisin sobre la

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sucesin del shogun eligiendo a un candidato de la rama Kii de los Tokugawa, el pariente ms cercano al titular, Iesada, pero todava de slo doce aos de edad. Diez das despus el nio se convirti en shogun con el nombre de Iemochi. A los seores que haban apoyado las pretensiones de Hitotsubashi y expresado en pblico quejas sobre la calidad del liderazgo del Bakufu, incluyendo a Tokugawa Nariaki, se les orden vivir en retiro o quedaron sujetos a arresto domiciliario. Varios de sus secuaces, que haban actuado como agentes, sobre todo en las intrigas de la Corte, fueron encarcelados, exiliados o ejecutados. La purga lleg incluso a algunos cortesanos de Kioto. Una vez asegurada la sumisin en donde le importaba, el regente se propuso conseguir la aprobacin imperial de los ti-atados. Para ello en el mes de octubre envi a Kioto a uno de los consejeros de Edo, Manabe Akikatsu, con rdenes de regularizar la posicin del Bakufu. Despus de haber fracasado en largas discusiones para cambiar la opinin personal del emperador, Manabe recurri a las amenazas: una insinuacin sobre el riesgo corrido por los consejeros imperiales opuestos a su misin y una declaracin oficial de que Edo se vera forzado por razones de inters nacional a desconsiderar las objeciones de la Corte si stas no se modificaban. Esto provoc el compromiso tal como qued formulado en el decreto del 2 de febrero de 1859. El emperador prometa paciencia; el Bakufu se obligaba de alguna manera a impedir la apertura de Hyogo y Osaka pese a haber sido incluidos en los tratados con los extranjeros, y ambas partes se comprometan a revocar todos los tratados en una fecha futura no especificada, es decir, a volver a la sabia poltica de aislamiento, como estaba establecido antes en nuestras leyes ancestrales. El resultado, sin embargo, no sirvi para acallar a los crticos del Bakufu, sino para alienarlos an ms a causa de la presin que Manabe, segn se supo, haba ejercido sobre la Corte. Muchos samurais de los seoros ya antes polticamente activos eran hostiles y estaban indignados por los castigos que el Bakufu haba impuesto a seores o amigos. Muchos otros resentan la forma en que se haban firmado los tratados que, alegaban, manifestaba una actitud de servidumbre al extranjero. Al aadirse a esto el intento del Bakufu de intimidar a la Corte para que aceptara lo que haba hecho, Ii Naosuke se sinti puesto en la picota por uno de los peores pecados de un samurai: ser complaciente con el fuerte y tirnico con el dbil. En consecuencia, las consignas de honra al emperador y de expulsin al brbaro tomaron ahora un nuevo significado convinindose en lemas radicales lanzados contra el gobierno del shogun. Y no slo eso. Eran consignas con atractivo para un crculo de samurais mucho ms amplio que el que haba participado en debates anteriores sobre la apertura del pas o la eleccin del heredero del shogun. Muchos de quienes iran a servirse de esas consignas despus de 1858 eran hombres de posicin media o baja, llevados a la poltica por sus compaeros de ms alto rango o picados por el aguijn del peligro y de la excitacin ocasionada por la venida de navos y de representantes extranjeros. Muchos eran estudiantes de artillera y de esgrima de Edo, estudiantes que rivalizaban entre s por labrarse un nombre como fanticos xenfobos o monarquistas. En Kioto, que otra vez estaba convirtindose en un centro poltico como haca siglos no lo haba sido, estos activistas autodidactas hallaban un refugio y una ocasin. El patronazgo de los nobles de la Corte les brindaba cierta proteccin. Estaba adems la posibilidad de ejercer influencia en las decisiones polticas, algo difcilmente esperable en Edo o en los seoros para hombres de baja posicin. A Edo empezaba a afluir un nmero considerable de samurais que abandonaban sus familias y feudo o estipendios sin el consentimiento de sus seores feudales, incurriendo as en el riesgo de perder su rango o de castigos ms severos. Algunos eran revolucionarios y se dedicaban a intentar derrocar al rgimen. La mayora no eran ms que fanticos, sinceros pero mal organizados, o simples 10

jvenes atrados por la esperanza de aventuras. Todos, por haber renunciado a su posicin y roto su vnculo de lealtad, estaban maduros para la violencia. La poltica, por lo tanto, entr en una nueva fase en Japn caracterizada ahora ms por la accin que por memoriales, y funcionaba tanto en las calles de la ciudad y en los puertos abiertos al extranjero como en las salas de juntas del shogun o de los seores. Su principal instrumento era el terror. Frecuentemente los hombres involucrados en el terrorismo buscaban inspiracin en un joven maestro y samurai de Yamaguchi (Choshu) llamado Yoshida Shoin. Nacido en 1830, haba estudiado bajo Sakuma Shozan y establecido relaciones con los eruditos de Mito. En 1854 haba intentado viajar de polizn en uno de los barcos de Peri-y con la intencin de estudiar en el extranjero a fin de adquirir el conocimiento necesario para defender Japn, pero Peri-y lo entreg a los funcionarios del Bakufu, siendo encarcelado por breve tiempo. Fue devuelto a Choshu para ser castigado y despus sentenciado a arresto domiciliario aunque se le permita seguir enseando. En los aos siguientes expuso a sus discpulos (entre ellos varios futuros lderes de la era Meiji) una doctrina basada en la premisa de que los gobernantes actuales de Japn, tanto los seores como el shogun, haban sacrificado su deiecho a la autoridad por la debilidad e incompetencia mostradas ante las amenazas extranjeras. La nica va de salvacin para Japn, crea Yoshida, estaba en un levantamiento de hombres no manchados por la riqueza o el cargo oficial, encabezados por una minora resuelta perteneciente a la clase de los samurais y unida por su lealtad al emperador. Con esto no pareca referirse a una intentona coordinada de toma de poder ni a la sustitucin del sistema del Baku fu y de seoros por un nuevo orden social. Ms bien, pretenda una accin ejemplar llevada a cabo por hombres de espritu (shishi) que antepusieran la conciencia al clculo, hombres que deban estar preparados para sacnficarse a s mismos a fin de implantar una situacin que obligara a sus superiores a replantearse las cosas, hombres dispuestos incluso a poner a su pas en un peligro evidente a fin de aglutinar a la poblacin del pas para que lo defendiera (segn el principio del Sun Tzu de que un ejrcito en posicin de muerte inevitable combatir con desesperacin y xito). Yoshida decidi demostrar lo que pensaba que haca falta. Y lo hizo planeando el asesinato de Manabe Akikatsu, simbolo del desprecio del Bakufu por la Corte Imperial. Pero el hecho de que fuera descubierto, juzgado y ejecutado no hizo ms que realzar su fama entre los disidentes. Su ejemplo cundi. El 24 de marzo de 1860, un grupo de samurais, casi todos de Mito, asesin a Ii Naosuke enfrente de una de las puertas del castillo de Edo declarndolo pblicamente responsable de la deshonra de nuestro pas divino. As qued eliminado el hombre fuerte del Bakufu. Tambin de esa forma se inaugur una dcada en que el asesinato era moneda corriente en la politica japonesa. Pronto los seores y altos funcionarios tuvieron que ir mejor guardados, lo cual no impidi que otro miembro del Consejo de Edo fuera herido a principios de 1862. Quienes corran ms peligro eran sus subordinados. Los activistas se convencieron fcilmente de que los que decidan la poltica, si sta era hostil a la causa, podran ser influenciados al recibir la cabeza o las orejas de alguno de sus secuaces. Y, lo que es ms, se pensaba que los ataques a los extranjeros obedecan a una doble finalidad: estorbarlos en la puesta en vigor de los tratados firmados, y provocarlos para que tomaran medidas que Edo tendra que resistir. De esa manera, el Bakufu inici la ltima dcada de su existencia encarando disturbios en casa y todava ms amenazas en el extranjero. La sentencia china sobre la cada de las dinastas empez a tener inquietantes visos de ser apropiada.

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Captulo :3 El derrocamiento de los Tokugawa (1860-1868)

Hasta 1858 la poltica japonesa era esencialmente feudal. Es decir, las luchas por el poder tenan lugar dentro de una estructura que comprenda al Bakufu y a los seoros, y que no era de esperar que sufriese ningn cambio fundamental por xitos o fracasos. Sus participantes eran funcionarios de Edo, seores feudales y sus secuaces de posicin ms alta, los cuales concedan slo un papel menor a los samurais de rango inferior. Los asuntos internos que diriman tocaban a la hegemona del Bakufu y a los derechos seoriales. Las primeras disputas sobre la apertura de los puertos no alteraron de forma material esta situacin. Pero la crisis del verano de 1858 preparara el camino a una clase diferente de politica. Al solicitar a la Corte Imperial que sancionara sus respectivas posiciones en los tratados y en el asunto de la sucesin de los Tokugawa, Hotta Masayoshi y los seores del partido de Hitotsubashi metieron al emperador en la polmica del momento. Ii Naosuke, cuando firm los tratados sin la autorizacin imperial, haba provocado una explosin de ira que extendi la actividad poltica hasta las filas ltimas de la clase de los samurais. Los dos cambios resultaron ii-reversibles. Y no slo eso, pues los nuevos participantes en la poltica estaban menos ligados que sus predecesores al marco feudal existente. Por ejemplo, Yoshida Shoin escriba poco antes de ser ejecutado que no slo el Bakufu y los seores haban demostrado su incapacidad de estar al tanto de los tiempos dejando las tareas a hombres de posicin ms humilde, sino que Japn nicamente poda ser salvado por una transformacin de la sociedad sustituyendo los pilares podridos, retirando las vigas carcomidas y aadiendo madera nueva17. No est del todo claro lo que con eso quera decir. El, como otros hombres de espritu que vinieron despus, nunca expuso una filosofa social coherente, pero sus enseanzas y su ejemplo contribuyeron indudablemente a introducir una nueva variable en la poltica japonesa. Gran parte de lo que ocurri en la dcada iniciada en 1860 se refiere a la manera en que el Bakufu y los seores respondieron a esa novedad. Poltica exterior y oposicin interna En los primeros aos que siguieron a la apertura de los puertos hubo una buena dosis de violencia dirigida a los extranjeros que vivan en Japn. En 1859 se asesin a dos rusos en Yokohama y en 1860 a un holands, capitn de un barco mercante. En enero de 1861 fue asesinado el secretario de Townsend Harris y en julio del mismo ao se organiz un ataque nocturno contra la legacin britnica de Tozenji, seguido de otro menor el ao siguiente. Estos incidentes llevaron a protestas diplomticas con niveles de indignacin crecientes y al desplazamiento de una parte de la escuadra inglesa de China a aguas japonesas. Pero no solamente eran los extranjeros las vctimas de tales ataques. Tambin lo fueron los japoneses empleados por extranjeros y los funcionarios bajo sospecha de haber contribuido a la presencia prolongada de los extranjeros. En algunos casos los ataques tenan objetivos que iban mucho ms all del mero deseo de provocar el conflicto o la subversin. Por ejemplo, e 1 asesinato de li Naosuke en 1860 formaba parte de una conspiracin a gran escala en la que se inclua el plan de asaltar la colonia extranjera de Yokohama y de capturar Kioto con un destacamento militar del seoro de Satsuma; una conspiracin que apuntaba a que el Bakufu revocara los tratados y a que cediera a sus oponentes el control de la Corte Imperial. Ninguno

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de esos objetivos se logr. Los conspiradores demostraron ser incapaces de llevar a cabo una operacin tan compleja, y los de Satsuma no pudieron cumplir sus promesas. Pero la idea perdur. En la primavera de 1862 hubo otra intentona de enfrentar abiertamente a Satsuma contra los Tokugawa. Esta vez el golpe lo habran de ejecutar los shishi u hombres de espritu sublevados, que asesinaran a altos funcionarios de la Corte y del Bakufu de Kioto. Pero los de Satsuma tampoco esta vez reaccionaron. Algunos activistas fueron asesinados en una espeluznante reyerta nocturna cuando un daimyo envi guardas para llamarlos al orden. En 1863 y 1864 se repetiran planes del mismo orden. Todos estaban cortados por el mismo patrn: primero, los desafectos trataban de dominar la Corte Imperial en parte por medio de actos terroristas, en parte contando con la conocida xenofobia del emperador; segundo, utilizaban a la Corte para convencer a uno o a varios seores feudales a que cooperasen con ellos; tercero, amenazaban con acciones militares para que Edo abandonara los tratados y mostrara mayor deferencia a los deseos del emperador. En suma, no parece que en esta etapa hubiera habido intentos de ir ms all de una simple sustitucin del shogun por un feudalismo centrado en torno al emperador y en el cual el primero de los Tokugawa no pasara de ser uno ms de los grandes del imperio. Pero aun as, la idea bast para sembrar la alarma entre los daimyo y el Bakufu. Los seores de Satsuma, Choshu y de unos pocos ms seoros estaban bien dispuestos a hallar forma de debilitar el dominio que sobre ellos ejerca el shogun, pero reconocan no obstante que la existencia del Bakufu les haba servido en el pasado para confirmar sus posiciones en sus respectivos territorios feudales. Tampoco obstaba esto a que contemplaran con desconfianza lo que estaba ocurriendo en la capital del emperador en el sentido de que ello supona una amenaza al orden social y no simplemente a la autoridad del Bakufu. Estas conspiraciones y la violencia que las acompaaba hicieron estallar una compleja batalla por el poder que dur varios aos y que vino librada por una multiplicidad de grupos con objetivos muy diversos. En un extremo estaban los miembros del movimiento xenfobo, un grupo cuya organizacin y fines eran demasiado difusos para que pudiera ser llamado partido pero que en general comparta los mismos puntos de vista sobre los sucesos recientes. Una lista de algunos de sus lderes declarados dar una idea del carcter social del movimiento. Uno de sus ms veteranos miembros era Maki Jzumi, de Kurume, un funcionario sintosta con posicin de samurai, nacido en 1813. Ai-ima Shinshichi, de Satsuma, nacido en 1825, era un samurai cabal por adopcin, pero por su cuna era un samurai rural de posicin baja (goshi). Hirano Kuniomi, de Chikuzen, nacido en 1828, era otro samurai cabal, mientras que Takechi Zuizan, de Tosa, un ao ms joven, era otro goshi. El ms joven de los famosos de este grupo era Kusaka Genzui, de Choshu, mdico samurai y cuado de Yoshida Shoin, nacido en 1840. Los cinco serian asesinados por sus actividades politicas entre 1862 y 1865. Sus seguidores pertenecan igual que ellos a las capas ms bajas de la clase de los samurai, o bien estaban fuera de esta clase con la inclusin de miembros de familias caciques de las aldeas, y procedan de los seoros del oeste y suroeste de Japn. Tambin por su edad se acercaban a sus lideres, aunque andaban ms cerca de la edad del mencionado Kusaka. Por otra parte, contaban con simpatizantes, y a veces aliados, entre los samurais de da-se media y superior, a travs de los cuales podan esperar que sus seores aprobaran sus proyectos. De stos algunos eran samurais por cuyos antecedentes y opiniones bien pudieran haber sido rebeldes tambin ellos, si por tal condicin hubiesen optado. As, Saigo Takamori (18271877) y Okubo Toshimichi (1830-1878), los dos de Satsuma, y Kido Koin (1833-1877), de Choshu, pertenecientes a la misma generacin de los extremistas mencionados, se decidieron por carreras en el seno de la burocracia local. Desde esa ventajosa posicin podan jugar un 13

papel decisivo en el derrocamiento del Bakufu. Otro ncleo de oposicin al rgimen estaba localizado en la reaparicin en la poltica, en 1862, de los seores del partido de Hitotsubashi o de los que quedaban. Por esa fecha, Tokugawa Nariaki haba muerto y su hijo I-Iitotsubashi Keild (Yoshinobu) era el jefe y no una figura decorativa. Satsuma estaba representado por Shimazu 1-lisa-mitsu, hermano del seor feudal fallecido en 1858 y padre de su sucesor. Yamauchi Yodo, de Tosa, y Matsudaira Shungaku, de Echizen, seguan siendo tambin ahora los otros miembros lderes. En algunos asuntos contaban con el apoyo de otro pariente de los Tokugawa, Matsudaira Katamori, de Aizu. El daimyo de Choshu, Mori Yoshichika, estaba dispuesto a oponerse tambin a Edo de vez en cuando, si bien una vieja rivalidad con Satsuma le impeda prestar al grupo su plena cooperacin. Todos estos nobles representaban los privilegios de su clase. Por otro lado, tampoco deseaban cambiar el tejido de la sociedad ni precipitar un conflicto con Occidente. Esto les impeda llegar a un acuerdo con los hombres de espritu. Los tres colaterales de los Tokugawa que haba entre ellos, Hitotsubashi y los dos Matsudaira, eran igualmente ambivalentes en el tema de la autoridad del shogun. Cuando, despus de 1864, la situacin por fin se despej en una disputa abierta entre el Bakufu y todos los dems, serian vistos ms al lado de Edo que de Satsuma o Choshu. Eran dos amenazas muy distintas de las cuales los consejeros del Bakufu y sus subordinados, conmovidos por el asesinato de Ii Naosuke, se ocuparon al principio con cautela. Los seores reformadores eran con mucho de categora superior a la suya y tenan acceso a la Corte Imperial. Haba que ocuparse de ellos, por lo tanto, con mucho tiento. Por otro lado, los hombres de espritu, en tanto representaban una simple amenaza a la ley y el orden, en otro tiempo habran sido suprimidos con mano dura; pero en el ambiente de crisis imperante en el pas no estaba cierto cmo responderan los seoros al uso de la fuerza. En consecuencia, Edo temporizaba buscando un arreglo con los daimyo y con la Corte antes de tomar medidas ms incisivas. En 1860 se concert el matrimonio entre el joven shogun, Jemochi, y la hermana del emperador, Kazunomiya. En junio de 1862, estando Shimazu en la escolta de un enviado imperial a Edo, el Consejo accedi a su peticin de que Hitotsubashi y Echizen (Matsudaira Shungaku) fueran nombrados para un alto cargo en Edo. En octubre del mismo ao se flexibiliz el sistema de asistencia alterna, otorgndoseles a los grandes del imperio el derecho a aconsejar al shogun cada vez que visitaran su castillo. Estos esfuerzos por conseguir una armona en las altas esferas fueron, empero, frustrados por el hecho de ser el Bakufu responsable de la relacin con las potencias extranjeras. Los representantes extranjeros en Japn, por su parte, no slo insistan en los derechos de sus respectivos pases en virtud de ti-atados desiguales, sino que tambin disponan de unos recursos militares capaces de resistir cualquier medida que pretendiera socavar tales tratados. Edo reconoci, como lo hizo en 1858, que esta force majeure le dejaba muy escaso margen de eleccin. Por su lado, la Corte haba exigido como precio por el matrimonio de Kazunomiya la promesa de que los ti-atados habran de ser revocados en el plazo de diez aos, con lo cual se reflejaba el temor a los hombres de espfritu que a gritos pedan la expulsin de los extranjeros. Para complicar la situacin todava ms, los grandes del imperio se haban dividido en este tema. Shimazu estaba en contra de la expulsin y aprobaba, en caso necesario, el uso de la fuerza contra los radicales que exigan la expulsin. En cambio, Hitotsubashi y Echizen crean que la unidad nacional requera a cualquier precio un acercamiento entre la Corte y el Bakufu imposible sin que Edo tuviera el gesto de cerrar los puertos. Estas consideraciones hicieron que entre 1862 y 1864 la poltica exterior fuera el foco

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principal de la poltica del pas. En 1862, el Bakufu intent sacar provecho de la turbulencia creciente, utilizndola como una razn para ganar concesiones de las potencias y as poder reducir la hostilidad a que se enfrentaba en el pas. El comercio, explicaba Edo a Occidente, haba hecho subir los precios afectando esto especialmente a las familias de los samurais que dependan de pensiones fijas. El descontento consiguiente poda ser disipado, pero haba que disponer de tiempo. Sera exacerbado, sin embargo, si se abrieran los puertos de Edo, Osaka y Hyogo (Kobe) en 1862 y 1863, como establecan los tratados. Estos, por lo tanto, convena que fueran corregidos. Rutherford Alcock, el ministro britnico, cuya respuesta era central al respecto, se mostraba escptico, pero al final qued convencido por la lgica de la razn hubo un intento fallido de asesinar a otro miembro del Consejo del shogun y prest su apoyo a la misin japonesa enviada a Londres en 1862. El 6 de junio de ese ao, se firm un protocolo por ci cual se pospona la apertura de otros puertos o ciudades hasta el ao 1868, sujeto a que los ti-atados entraran en pleno vigor en los puertos ya abiertos. Las dems potencias hicieron concesiones similares en los meses siguientes. La noticia del acuerdo de Londres apenas lleg a Japn cuando se registr otro caso de xenofobia. En septiembre de 1862 un grupo de ingleses de Yokohama, ~ue cabalgaba por el poblado cercano de Namamugi, no cedi el paso a una comitiva de Shimazu Hisamitsu que volva a Kioto de Edo. Un samurai de la escolta mat a Charles Richardson, un visitante ingls de Shanghai, e hiri a dos de sus compaeros. Los residentes britnicos exigieron el desembarco de tropas para tomar venganza. El encargado de negocios britnico pues Alcock estaba en Inglaterra present enrgicas protestas, que impulsaron al gobierno de Edo a pedir a los de Satsuma que entregaran a los agresores. Los de Satsuma se negaron alegando haber actuado de acuerdo con una tradicin feudal y no merecer castigo alguno. En realidad, del incidente tuvo la culpa el Bakufu por firmar tratados que pi-estaban tan escasa atencin a la tradicin japonesa. La polmica puso claramente en peligro las recientes ventajas diplomticas del Bakufu, aunque no fue hasta la primavera siguiente cuando los efectos se hicieron totalmente evidentes, debido al largo tiempo que tard en llegar la noticia a Londres y en conocerse las instrucciones al respecto. Mientras, Shimazu se haba retirado a su seoro en previsin de un ataque britnico mientras que Hitotsubashi y Echizen partieron a Kioto para mejorar las relaciones. Llegaron a principios de 1863 slo para encontrar que la situacin era mucho peor de lo que se pensaba. Al estallar nuevos brotes de terrorismo y sin la tirantez que la piesencia de Shimazu les hubiera supuesto aceptaron una frmula de compromiso que puso en total desorden la situacin de las relaciones exteriores de Japn. En nombre de la unidad de la Corte y del Bakufu acordaron decidir una fecha fijada finalmente en el 25 de junio- en la que se haba de pasar a la accin para excluir a los extranjeros de Japn. A tal efecto se promulg un decreto. En opinin de los que hablaban por el Bakufu, la medida fue interpretada como un precepto para abrir negociaciones con las potencias, a fin de cerrar los puertos del tratado o al menos el ms importante de todos, el de Yokohama. Sin embargo, en Choshu, los legitimistas lo interpretaron como la seal largamente esperada para barrer del pas a los extranjeros. Y como sus seores feudales lo vieron como una ocasin para convenirse en los aliados favoritos del emperador en lugar de los de Satsuma, buques de vapor de Choshu, al llegar el da sealado, atacaron un navo de Estados Unidos en los estrechos de Shimonoseki, entre las dos grandes islas de Honshu y Kiushu. A primeros de julio, las bateras situadas en la misma costa abrieron fuego contra barcos franceses y holandeses, ocasionando daos y bajas. A fines del mismo mes y a pesar de la intervencin de las fuerzas navales de Francia y Estados Unidos estacionadas en Japn, los Estrechos, va de 15

acceso a la ruta ms corta entre Yokohama y Shanghai, quedaron cerrados a navos extranjeros. Las reacciones de Gran Bretaa al incidente de Namamugi contribuyeron a aumentar la confusin. En diciembre de 1862, el secretario de Exteriores britnico, Earl Russell, dio instrucciones que habran de llegar en marzo del ao siguiente para que se le exigiera al Bakufu una disculpa oficial, ms una indemnizacin de 100.000 hbtas esterlinas. A los de Satsuma se les exiga la ejecucin del samurai agresor y el pago de 25.000 libras como compensacin. Si estas instrucciones no se cumplan, la marina inglesa emprendera medidas de represalia o de bloqueo, o las dos cosas, segn se juzgara adecuado. El encargado de negocios britnico transmiti con presteza al Bakufu el despacho de Londres empleando un lenguaje marcadamente inmoderado: Japn haba cometido un ultraje brbaro, se exiga imperiosamente una reparacin y si sta no se haca y era necesario recurrir a las armas, el castigo impuesto... que ahora se calculaba en miles tendra que aumentar a millones. Como Hitotsubashi y Echizen estaban todava en Kioto negociando con la Corte, los funcionarios de Edo intentaron por todos los medios retrasar la respuesta al comunicado ingls. Lo lograron por espacio de unas semanas, pero las noticias de la capital acabaron por llevarles a concluir que no haba posibilidad de discutir la clausura del puerto de Yokohama, interpretacin prioritaria del lema expulsin al brbaro, hasta que este otro tema quedara resuelto. En junio de 1863, slo un da o dos antes del inicio de los ataques de Choshu contra los navos extranjeros en Shimonoseki, fue abonada la primera entrega de la indemnizacin. Faltaba por ver qu se poda hacer con los de Satsuma, aunque el prolongado silencio de stos haca poco menos que inevitable la intervencin naval britnica. Se tard varias semanas en completar los preparativos, pero por fin en agosto una escuadra inglesa, organizada en Yokohama, zarp hacia la baha de Kagoshima con rdenes de hacer cumplir el ultimtum de Londres. Al llegar, el comandante de la escuadra, al comprobar la escasa disposicin de Satsuma a acceder a las condiciones, decidi apresar tres vapores que haba en el puerto como prenda de compensacin exigida. La consecuencia fue el intercambio de caonazos con las bateras de la costa de Kagoshima, provocndose la destruccin de gran parte de la ciudad (destruccin casi seguramente deliberada, aunque Londres despus lo negara). Tambin la escuadra sufri daos considerables, especialmente la nave capitana que estuvo a la deriva y a merced de los caones de Satsuma. Cuando la artillera ces y las naves inglesas se retiraron, ambas partes pudieron cantar victoria. El mismo ao, en fecha posterior, se lleg a un arreglo en Yokohama. Satsuma pag una compensacin (o, ms bien, el Bakufu dispuso que as se hiciera en nombre de Satsuma) y al mismo tiempo prometi castigar a los asesinos cuando fueran apresados. Nada ms volvi a decirse de stos, aunque casi todo el mundo conoca su identidad y paradero. Estos sucesos volvieron a dejar a Shimazu I-lisamitsu con las manos libres para ocuparse de la poltica interna. El decreto de expulsin, como era llamado, y los ataques de Choshu a los navos extranjeros, haban dado un enorme estimulo a los activistas de Kioto cuyas ambiciones alcanzaron nuevas cimas en el verano de 1863. Haba entre ellos varios samurais que haban recibido nombramientos de la Corte. En septiembre planearon que el emperador en persona se pusiera a la cabeza del movimiento xenfobo en una marcha oficial a los santuarios de Ise, con el objeto ostensible de manifestar su intencin a sus antepasados, pero en realidad para que los hombres de espritu tuvieran la ocasin de constituirse en un ejrcito legitimista en torno al trono. Al enterarse de esta iniciativa, Shimazu se moviliz con rapidez y con los contingentes de Aizu que formaban la guardia del shogun en la ciudad, las unidades de Satsuma capturaron las puertas del palacio impci-ial el 30 de septiembre y desalojaron a la guarnicin de Choshu. Varios nobles cortesanos, asociados al grupo legitimista de samurais, huyeron con sus aliados a Choshu. Un puado de otros supervivientes izaron la bandera de una fugaz rebelin en la vecina regin de Yamato. 16

El cambio ocasionado por estos sucesos en el equilibrio de fuerzas en Kioto fue obra principalmente de Shimazu, el cual no perdi tiempo en demostrar que era consciente de ello. En noviembre lleg de Kagoshima con 15.000 hombres. Tras haberse asegurado una posicin indiscutible en la Corte se rumoreaba incluso que uno de sus partidarios redactaba la correspondencia imperial senta ahora justificada su aspiracin a decidir la poltica. Por eso, cuando unos meses despus trajeron al shogun a Kioto para consolidar as el xito de la unin Bakufu-Satsuma, Shimazu dej bien patente que los temas de la expulsin de los extranjeros o el de la clausura de las puertos ya pertenecan al pasado. 1-litotsubashi, que estaba tomando cada vez ms partido por el Bakufu, no estaba de acuerdo. En su opinin, que el gobierno del shogun se jactara en poltica exterior a expensas de quien acertara a dominar la Corte Imperial, equivala a destruir el poco prestigio que le quedaba a la Corte. Propona, por tanto, que Edo reanudara sus esfuerzos para negociar la clausura de Yokohama como una demostracin de la sinceridad con que se haba sometido a la voluntad imperial. Shimazu, de mayor edad que Hitotsubashi, mostr desdn por una propuesta en la que no vea ms que vacilaciones. Flitotsubashi se indign por la idea de los de Satsuma y en una emocional escena ocurrida el 23 de marzo de 1864 los dos rivales rieron violentamente. 1-litotsubashi sali ganando, pero a costa de quebrar, la coalicin de los daimyo. La ria marc el comienzo de una realineacin poltica. En los meses siguientes Hitotsubashi y Shimazu se hicieron los portavoces regulares del punto de vista en favor y en contra del Bakufu, respectivamente. Al mismo tiempo se produjo un cambio en la actitud del seoro de Choshu y de sus amigos, los samurais legitimistas, cambio directamente atribuible a las medidas tomadas por las potencias occidentales. En 1864, los representantes extranjeros en Japn haban recibido instrucciones de sus gobiernos para emprender medidas que aseguraran la reapertura de los estrechos de Shimonoseki, silo estimaban apropiado. Con el impulso de Rutherford Alcock, de vuelta en su cargo, se decidi que esto significaba dar un escarmiento a Choshu que sirviera para poner fin a las demostraciones xenfobas de Japn. Hubo, sin embargo, retraso en llevar a efecto la decisin: primero, conversaciones con el Bakufu que no surtieron ningn efecto; luego, dos samurais de Choshu, Ito Hirobumi y Inoue Kaoru, que, habiendo regresado de Londres en donde haban estado estudiando y donde se enteraron por el rotativo Times del peligro que corra su seoro, se ofrecieron como mediadores; finalmente, al resultar baldos los esfuerzos de stos, una misin del Bakufu regres de Pars habiendo firmado (sin autoridad para hacerlo) una convencin por la que Edo se comprometa a abrir los Estrechos por su cuenta aceptando si fuera necesario ayuda naval francesa. No fue hasta que este acuerdo quedara anulado el 24 de agosto, cuando los representantes extranjeros se sintieron por fin libres para tomar cartas en el asunto. Una flotilla occidental compuesta de 17 navos (nueve ingleses, tres franceses, cuatro holandeses y uno norteamericano) llevaron a cabo el 5 de septiembre de 1864 un bombardeo sobre las bateras de tierra situadas en los estrechos de Shimonoseki. En los dos das siguientes, se realiz el desembarco para apoderarse de los emplazamientos militares y desmantelar sus equipos capturando y destruyendo caones. Choshu se rindi. Se acord una tregua garantizando en principio el trnsito ininterrumpido por los Estrechos y el pago de una indemnizacin. Las conversaciones fueron entonces trasladadas a Yokohama y a Edo, donde el Bakufu acept la responsabilidad del costo de la expedicin (ti-es millones de dlares pagaderos en seis entregas) y se firm una convencin en donde se establecan las disposiciones. A nivel de poltica interna estos sucesos tuvieron el efecto de transformar el tema de la expulsin de una aspiracin genuina a un recurso tctico. Lo ocurrido en Kagoshima en agosto de 1863 y en Shimonoseki en septiembre de 1864, por mucho que se hiciera aparecer 17

como un triunfo del patriotismo y del valor, convenci a la mayora de los samurais de que para la defensa del pas haca falta mucho ms que ataques alocados a extranjeros. As empezaron a surgir nuevos lderes Saigo y Okubo, en Satsuma, Kido y Takasugi Shinsaku, en Choshu comprometidos en una definicin diferente del eslogan de Mito sobre riqueza y fuerza. La riqueza haba que persegu-la a travs del comercio, no de la agricultura; la fuerza haba que encontrarla en los barcos, caones y organizacin militar de tipo occidental. El corolario fue que las medidas las tena que tomar la burocracia, es decir, los seoros, y no mediante actos individuales de fanatismo ni mediante bandas de guerreros intentando aterrorizar Kioto. El hombre de espritu, de hecho, tena que deponer su orgullo y ceder el paso al burcrata y al poltico. Unificar a los samurais en torno a esa idea result ms fcil a raz del fracaso de la desesperada intentona de los radicales en Kioto. En agosto de 1864, cuando la flotilla extranjera se preparaba para zarpar rumbo a Shimonoseki, unos 2.000 hombres de Choshu, apoyados por rebeldes de otros seoros, intentaron apoderarse del palacio imperial para as recuperar la posicin perdida un ao antes. Las fuerzas del Bakufu y de Satsuma los rechazaron al cabo de encarnizadas luchas callejeras en las que perdieron sus vidas muchos de los ms famosos legitimistas, como Maki Jzumi y Kusaka Genzui. Otros fueron encarcelados o ejecutados en las semanas que siguieron, pues el Bakufu y los seores aprovecharon la ocasin para castigar la indisciplina. Los que escaparon, aparte de los pocos que siguieron constituyendo un peligro para los extranjeros por las calles, fueron convencindose poco a poco de que la lealtad a sus respectivos seoros, siempre que contaran con lderes comprensivos hacia la causa antiextranjera, era la nica forma eficaz que les quedaba de defender a Japn contra las potencias. El fin del Bakufu Los sucesos de 1863 y 1864 haban contribuido mucho para simplificar la lucha por el poder dentro de Japn, pues haban eliminado a los samurais disidentes como una variable independiente. En Satsuma, Choshu y Tosa, en donde siempre haba sido fuerte la influencia legitimista, los samurais de posicin media iban empezando a asumir la direccin de los asuntos como lderes de la ms formidable alianza anti-Tokugawa que haba existido. Se incluan en sta los hombres de espritu supervivientes y un puado de aliados refugiados de la Corte, adems de los miembros tozama del viejo partido de Hitotsubashi, junto con sus propios partidarios: daimyo, funcionarios de seoros, nobles cortesanos, samurais renegados, incluso algunos plebeyos. Su objetivo era desafiar no los tratados, sino al Bakufu. El asunto en cuestin no era lo que deba ser hecho, sino quin debera hacerlo. En otras palabras, una vez que el tema de la expulsin haba quedado relegado vista la demostracin del podero de Occidente, lo que faltaba por ver era si el shogun podra sobrevivir como una figura dominante de mbito nacional. En Edo haba gente que pensaba que s. Acababan ya los aos de precauciones e indecisiones, pues Hitotsubashi, en efecto, haba reunido a su alrededor a un grupo capaz de funcionarios decididos a preservar las prerrogativas del Bakufu. Con ese fin en mente decidieron, como los manches en China, llegar a un acuerdo con quienes representaban peligros de fuera para consagrarse a reprimir los desrdenes de casa. La primera demostracin pblica al respecto sobrevino en el otoo de 1865, cuando el Bakufu experiment dificultades en cumplir el plazo de la segunda entrega de la indemnizacin por lo de Shimonoseki. El sucesor de Alcock al frente de la representacin britnica, Hany Parkes, aprovech la ocasin para presentar nuevas exigencias. En noviembre pi-opuso

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condonar todos los pagos que faltaban a cambio de estas concesiones: un acuerdo arancelario ms favorable, la apertura inmediata del puerto de Hyogo y el reconocimiento del emperador de que aprobaba los tratados. Las negociaciones tuvieron lugar en Osaka (en presencia de un considerable escuadrn extranjero), ya que el shogun y la mayor parte de su Consejo se hallaban ahora en esta ciudad. El Bakufu recomend a la Corte que aceptara la propuesta. La Corte, fiel a las formas, se neg. El shogun, entonces, amenaz con dimitir dndole a entender claramente al emperador que era hora de que la poltica del Bakufu abandonara el aislacionismo y de emplear los beneficios del comercio extranjero para fabricar muchos barcos y caones a fin de usar al brbaro para someter al brbaro. Con tan contundente argumento Hitotsubashi venci las objeciones de Kioto y obtuvo la sancin de los tratados de 1858 (pero no de la pronta apertura de Hyogo). Con esto los disidentes ya no podan alegar que la expulsin era un deseo personal del emperador. Entre las implicaciones de lo que se haba decidido se incluy no slo una nueva convencin sobre aranceles (junio de 1866), sino tambin el complemento a la insinuacin hecha por Francia a la misin del Bakufu en 1864 relativa a la posibilidad de ayuda extranjera contra los enemigos internos. Para Edo estaba claro que una intervencin militar directa de Francia en la poltica japonesa seria un desastre. Sin embargo, el ministro francs en Japn, Lon Roches, estaba ofreciendo en realidad algo ms aceptable. En 1865, dispuso la asistencia tcnica francesa para establecer unos pequeos astilleros y un taller de fundicin en Yokohama, despus un arsenal en Yokosuka, financiado todo por la compaa francojaponesa de comercio (comercio sobre todo de la seda). Otro acuerdo, en noviembre de 1866, estipul el envo de una misin militar francesa para asesorar en la modernizacin del ejrcito del shogun. En enero de 1867, Hitotsubashi sucedi a Iemochi como shogun tomando el nombre de Yoshinobu. Y, en calidad de nuevo shogun, mantuvo una reunin con Roches en marzo para discutir el proyecto de una reorganizacin completa del Bakufu segn patrones occidentales. Se contempl una remodelacin de la burocracia central que constara de departamentos especializados del ejrcito, marina, economa y asuntos exteriores; una reforma militar, especialmente un aumento de las unidades de artillera bajo instruccin francesa; la imposicin de controles ms estrictos en los seoros a los que se les exigira contribuir con dinero en metlico en lugar de hacerlo con otras formas de servicio; y una serie de medidas para fomentar la industria, minera y comercio. Se trataba, pues, del anteproyecto de la consigna riqueza y fuerza que poco despus habra de seguir el futuro gobierno de Meiji. Incluso los puntos que el Bakufu fue capaz de llevar inmediatamente a cabo principalmente los realizados en sus propias tierras y que afectaban a sus propios vasallos fueron pensados con el fin de restaurar su dominio dentro de Japn. El problema principal estaba en el largo tiempo que se necesitaba para ver los resultados. A raz del fallido ataque sobre Kioto, llevado a cabo por los extremistas en agosto de 1864, se haba decidido que la primera medida para reafirmar la autoridad del shogun ira dirigida contra Choshu. A requerimiento del Bakufu, la Corte autoriz una expedicin punitiva contra ese seoro en la que haban de tomar parte numerosos seores. A ese fin se reunieron durante el otoo tropas en Osaka, slo para dispersarse en enero de 1865 sin haber entrado en combate al acceder el Consejo de Choshu a aceptar un castigo ejemplar. Pero antes de que cumplieran los trminos de la tregua, Takasugi Shinsaku y Kido Koin, ayudados por las unidades irregulares que haban movilizado contra los extranjeros en Shimonoseki, derrocaron al por ellos denominado partido pro-Bakufu de Choshu haciendo prisionero al daimyo. Edo, en consecuencia, anunci una segunda expedicin en mayo de 1865, esta vez al mando del shogun en persona. 19

Pero, mientras se preparaba la expedicin, estaban teniendo lugar importantes cambios en el seoro de Satsuma, donde Okubo Toshimichi y Saigo Takamori iban asumiendo el control. La poltica de Satsuma no se diferenciaba en esos aos de la del Bakufu: buscaba mejores relaciones con las potencias, sobre todo con Inglaterra, enviaba estudiantes y una misin diplomtica a Europa, en donde se negoci con intereses belgas un tratado de comercio de armamento, y aceleraba la occidentalizacin de sus fuerzas militares. Sin embargo, al mismo tiempo, se estaba acercando a Choshu, y ni mucho menos slo sirviendo a ste de intermediario en la compra de armamento extranjero. En marzo de 1866, esta cooperacin condujo a una alianza secreta concertada entre Kido y Saigo en Osaka y encaminada a derrocar a los Tokugawa. Por primera vez se daba as al movimiento anti-Bakufu la base slida de una fuerza militar organizada. Esta alianza adems les dio seguridad a los de Choshu para hacerse sordos al ultimtum del Bakufu. Las operaciones militares empezaron en julio. Los ataques por tierra contra Choshu venan del norte (por la costa del mar de Japn) y del este (desde Hiroshima), y la invasin por mar fue ensayada por el oeste (a travs de los Estrechos desde el norte de Kiushu). Los asaltos iniciales siempre eran aguantados o rechazados. Contra la superioridad numrica del Bakufu pese a la negativa del Satsuma y de otros seoros a enviar tropas, los de Choshu contaban con mayor eficacia militar, gracias sobre todo a la pericia de Takasugi en organizar y adiestrar a sus tropas. Al final del verano, los ejrcitos del Bakufu haban sido rechazados en todos los frentes, y en septiembre, al llegar la noticia de la muerte del shogun, Jemochi, Edo la recibi aliviado y la us como pretexto para poner fin a la campaa. La derrota infundi mayor apremio a las negociaciones de Yoshinobu, el nuevo shogun, con Roches; confirm a Parkes que su pas, Gran Bretaa, deba acercarse ms a Satsuma y a Choshu en previsin de un cambio de rgimen, y de momento prest al movimiento antiTokugawa una mayor confianza. Pero en mayo y junio de 1867, el shogun demostr que segua controlando firmemente la Corte Imperial al impedir que Satsuma lograra conseguir el perdn para Choshu a cambio de la aprobacin de la apertura del puerto de Hyogo. Esto hizo pensar a Saigo, Okubo y Kido en la oganizacin de un golpe de estado, especialmente porque estaba claro que Ernest Satow, el intrprete de Parkes, se sali de sus atribuciones para advertrselo que cuanto ms esperaran, ms fuerte se hara el Bakufu. El seoro de Tosa, al lado de otros menos comprometidos, como Echizen y Owari, juzg atemorizadora la posibilidad de un golpe de estado, ya que, de ganar o perder, el poder quedara en manos de grupos irreconciliables. As, los lderes de Tosa redactaron en julio una serie de propuestas, obra sobre todo de uno de sus legitimistas, Sakamoto Ryoma, destinadas a dar a los moderados una voz constante en los asuntos. Segn stas, el shogun deba dimitir pasando a engrosar las filas de los grandes seores y ser sustituido por una asamblea responsable ante el emperador. Este organismo, que seria bicameral y que consistira en una cmara alta de daimyo y de determinados nobles de la Corte, y en una baja de samurais e incluso de plebeyos, llevara los asuntos en lnea con los deseos del pueblo y negociara nuevos tratados con Occidente teniendo a la razn y a la justicia manifiesta como criterio. Por otro lado, los usos e instituciones de la Corte Imperial que no se hallaran ya apropiados a las necesidades actuales serian revisados a la luz de las costumbres que hay en otras partes del mundo. Estas iniciativas, que preludiaban la poltica inicial de Meiji, fueron enunciadas originalmente como la base de una alianza entre Tosa y Satsuma. Sin embargo, en septiembre, Yamauchi Yodo se sirvi de sus recomendaciones en un memorial por el que apremiaba a Yoshinobu a que dimitiera. La idea no era enteramente anatema para un hombre

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que durante la mayor parte de su vida de adulto haba sido un defensor de los privilegios seoriales. Despus de todo, aunque la dimisin lo desposeyera de un cargo heriditario y de los derechos anejos, le dejara con las tierras de, Tokugawa, es decir, con la mayor fuerza militar del pas y quiz con el papel de alto ejecutivo. A Yoshinobu esto le pareci un precio razonable que pagar para evitar la guerra civil en un momento en que Japn estaba bajo la amenaza del imperialismo occidental. Por tanto, el 9 de noviembre de 1867, puso sus prerrogativas a disposicin del emperador. Diez das despus dimiti de shogun. Precisamente el argumento que haca este gesto aceptable a los partidarios de Yoshinobu, esto es, que se trataba de una estratagema para conservar la sustancia del poder, alimentaba la fuente de suspicacias de Satsuma y Choshu. Concretamente, Saigo y Okubo estaban dispuestos a constituir una asamblea de seores, pero sin que la presidiera Yoshinobu, sobre todo si adems iba a conservar sus vastos dominios. As, mientras en la Corte prosegua el tira y afloja, decidieron hacer saber a los representantes de los otros cuatro seoros (Owari, Echizen, Tosa y Hiroshima) que tenan el plan de hacerse con el palacio en los prximos das. Todos comprendieron que no tenan ms remedio y accedieron a participar en la iniciativa, aunque Echizen mand un aviso al shogun. De esa forma, la maana del 3 de enero de 1868 vio cmo las tropas al mando de Saigo Takamori tomaban las puertas del palacio. De inmediato se convoc una asamblea imperial de la que fueron excluidos los hombres conocidos como opuestos al reciente golpe de estado, y se promulg un decreto despojando a Yoshinobu de su poder. En el texto se estableca claramente que la responsabilidad de gobernar el pas reverta al emperador. Por este suceso, conocido en la historia mundial con el nombre de Restauracin de Meiji, se restauraba en la persona del joven emperador Meiji (Mutsuhito), que ese mismo ao haba sucedido a su padre, Komei, la autoridad administrativa de un puesto ejercido durante varios siglos por los jefes de la casa de Tokugawa. El golpe de estado no resolvi de inmediato todas las cuestiones. Yoshinobu se retir a Osaka, pero sus parientes, los de Owan y Echizen, siguieron urgiendo para que se le hiciera miembro de la nueva asamblea y que se le permitiera conservar la mayora de sus tierras. Hacia fines de enero, algunos de sus colaterales y fudai, en concreto Matsudaira, de Aizu, movilizaron una fuerza militar considerable en direccin a la capital con el fin aparente de dar ms consistencia a su peticin. Pero en los enfrentamientos que sostuvieron fuera de la ciudad con unidades imperiales fueron rechazados en reidos combates prximos a Toba y Fushimi. El ex shogun huy a Edo y la Corte esta vez lo declar rebelde, tal como haba hecho con los de Choshu slo tres aos antes en circunstancias parecidas. En las semanas que siguieron, un ejrcito imperial formado por contingentes de diversos seoros leales se puso en marcha hacia el este en lo que pareca ms un desfile que una campaa. La mayora de los daimyo de los lugares por donde iba a pasar acudan a someterse. Por fin Yoshinobu dio rdenes prohibiendo toda resistencia, con lo cual la ciudad de Edo qued ocupada a primeros de abril. Poco despus se negociaron las condiciones de la rendicin y el ex shogun se retir. Su sucesor, como cabeza de la casa Tokugawa, podra conservar 700.000 koku en la regin de Shizuoka, es decir, un poco menos que los dominios de Satsuma. Aizu rechaz el acuerdo y sigui combatiendo obstinadamente otros seis meses en las montaas que rodean Wakamatsu; pero, cuando su seor se entreg con su castillo y la guarnicin a primeros de noviembre, el resto del norte se rindi tambin. Tras eso, los nicos partidarios de los Tokugawa que seguan resistiendo, en nmero aproximado de un millar, escaparon en barco a Hokkaido donde aguantaron hasta el mes de junio de 1869.

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