BERNAL TISCAREÑO€¦ · bol y Oiga Breeskin: co ntinuamente despertaba anuncian do G ooool o...

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EL JUGADOR NÚMERO DOCE BERNAL TISCAREÑO i A todos los que quieren y aman el futbol. Angel Fern ánde z Como todos los d om ingos, me levantó la cruda a buscar el menud o y los taquito s de m orong a. Lue- go, a esperar a los cua tes porque no en c ontré bole- tos para el fut , cincho que allá an da la may orí a, pero a lo mejor me cae alguno por acá y ento nces carnitas , ch ich ar ron es y dem ás bot an as. mi dot ación de rubias a la casa y las puse a enfriar. Luego a ll am ar a Lety, a ver si qu iere veni r a la tarde al depto; y le ator amos al desfleme de cuaresme ño, al usté decide si se emb ar aza, a la pa- ternidad resp onsable. Su teléfono no responde, lo más seg u ro es que ya pasó el bofo de Beto con su carita de yo sí me caso y me la voló. Lo pr imero es lo primero y ad arle a las rubia que ya las traigo un poco helodias; pr endo la tele y alli fue donde se inició el desm a dr e: un tipo anun- ci ab a la muert e de An gel Fern ández, detallando minu ciosamente el deceso, haciend o gala de profe - s ion alismo y yo enc ontré alg unos q ue me parecie - ron inte resan tes, co mo aq uel de que " Angel fue un dr am áti c o a pa si on ado del dep o rt e , aunque tenía fi jacion es ment ales: dividía sus sueños entre el fut- bol y Oiga Breeskin: conti nuamen te de spertaba anun ciando Gooool o llamando a Ooolgu ". Su hijo, qu e se h abí a levant ado temprano, quis o en señ arl e a p ap i sus progresos en el dominio del es- féri co . A An gel le to cab a sueño de futbol. El cas o es que abrió la boca corno lo hacía para gritar gol. 89 El niño, quer iendo darle la so r presa, se a proximó a la cam a, el perro saltó tratando de ar rebatarle la pelota , lo hizo trastabillar, el baló n se salió del do- min io y fue a caer precisamente en la boca de An- gel que tenía la mala cos tumb re de do rmir sin la dentadura postiza y, como lo diría él mismo, "fu ea co bijarse en las redes" . Lo que sigue es parte de la confu sión : uno s dicen que soñaba con OIga; otros que con el fut porque er a domingo ; la du da per siste p orque sus famil iares aseguran haber esc uch ad o al go así co mo GOLGAGOLGAGOL GA, mie n- tras ab raza ba la almo ha da con deses peració n. Me eché otra "c he la" a la salud de Angel , mien- tras el lo cut or decía: " la muerte de Angel Fernán- dez conmocionó al mund o del deporte. Todos los directivos de clubes de fut, reun idos en sesión ex- t raor dina ria, dec idiero nd arle el po strer adiós en el e tadio Azteca al " p oe ta del juego del h ombre que hoy ha dejado un hueco im pos ible de llen ar ". A to- dos los televidente les extende mos nuestro más sentido pésame y los invita rnos par a que ac ompa- ñen a Angel ha ta su ú ltima morada, la cita es en la catedral del futbol; en tre tanto, sigan vien do nue s- tra programaci ón y estén pendi ent es. En el refri todavía quedaban ccr ia para rato y fui por una ; cuando regresé sonaban trompetas ya lo lar go y ancho de la pantalla aparec ían los anun- cios de Gillcuc, rubias de categorlu y ay que com- partir. Por fin el j uego del siglo: América contra la Selección Resto del 1undo . An tes de iniciarse el en cuent ro se pidió el m inuto de silencio de rigor , hub o discur sos emocionados para Angel " El úni- c o " , qu e estaba colocado en una caja crema y azúl, corno buen amer i cani sta ; el silha tazo del á rbit ro dio c omienzo al partido . El América subió bi en, tr iungul and o,pa an do la pelota bon ito, hasta que llegó a la med ia ca nc ha; allí, el equipo co ntrario cerró los huecos, entrar on los medio s de co nte nció n y par ar on el ataque de nue tro crema inicia n do un rápid o contragolpe por el extremo q ue reb a ó a la defen a americanis- ta y centró busca ndo orprender; el centro delante- ro remató de cabeza per o el p ortero crema cedió a corne r con una man o. T odo el equ ipo Resto del 1undo frente a la p orterí a, hasta el guardameta llegó par a inten tar un rem ate . Eso ya calienta, y que e empieza a meter el públ ico al campo. Los policía trataron de c ontenerlos, pero sin muchas ga nas po rqu e tamb ién est ab an ardidos por el alar- de del equ ipo extr anjero . uestr a defensa despe jó bien. El público ya esta- ba en el ca mpo e iba po r el gol. Uno tiró muy preci- pit ad o y la pelota rebot ó en el marco . El p or tero qu izo intervenir y que lo saca n dos cuicos de la cancha y le aplican el artículo tr e inta y tres. Los otros diez del seleccionado Resto del Mun do ya h ab ían baj ado y se la iban a rifar. La cosa estaba a toda madre .D osc ientos c incuenta y siete ti ros a gol y nad a: la mala sue rte que ya nos trae i mpi dió que el balón entrara . , ació en el DF Yes odontólogo. Integra el Taller Liter rio de la Casa de la Cultura de Aguascalientes,

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EL JUGADOR NÚMERO DOCEBERNAL TISCAREÑO

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A tod os los que quieren y amanel futbo l.Angel Fern ánde z

Como todos los domingos, me levantó la cru da abuscar el menudo y los taquitos de m oronga . Lue­go, a esperar a los cua tes porque no en contré bo le­tos para el fut , cinc ho que all á a nda la mayoría ,pero a lo mej o r me ca e a lg uno por acá y ento ncescarnitas, ch ich arron es y dem ás botan as.

T~aje m i dotación de ru bias a la casa y las puse aenfriar. Luego a llamar a Lety, a ve r si qu iere veni ra la tarde al dep to ; y le atoramos al desfleme decuaresme ño, a l usté decide si se embaraza , a la pa ­ternidad respon sa ble.

Su teléfo no no responde, lo más seg uro es que yapasó el bofo de Beto con su ca ri ta de yo sí me ca soy me la vo ló .

Lo primer o es lo primer o y a darle a las rubiaque ya las t rai go un poc o helod ias; prendo la tele yalli fue do nde se inició el desm adre: un tipo anun­ciaba la muerte de An gel Fern á nde z, detallandominuciosa me n te el deceso , haciend o gala de profe­sional ismo y yo en contré alg unos q ue me parecie­ron interesan tes, co mo aq uel de que " Angel fue undramáti co a pa sionado del dep o rt e , aunque teníafijacion es mentale s: divid ía sus sueños entre el fut­bol y Oi ga Breeskin: co ntinuamen te de spertabaanuncian do G ooool o lla ma ndo a Ooolgu " .

Su hij o , que se había levantado tem pra no , quisoen señ arl e a p ap i sus pro gr esos en el do m in io del es­féri co . A Angel le tocaba sueño de futbol. El casoes que a brió la bo ca co rno lo hacía para gritar gol.

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El niño, queriendo darle la so rpresa, se aproximó ala cama, el perro saltó tratando de ar rebatarle lapelota , lo hizo trastabillar, el balón se salió del do­min io y fue a caer precisamente en la boca de An­gel que tenía la mala costumbre de dormir sin ladentadura po stiza y, como lo diría él mismo, "fue acobija rse en las redes" . Lo que sigue es pa rte de laco nfusión: unos dicen que soñaba con OIga ; otrosque co n el fut porque era domingo; la du da persisteporque sus familiares aseguran haber escuchad oalgo así co mo GOLGAGOLGAGOLGA, mie n­tr as a brazaba la al mo hada con desesperación.

Me eché o tra "chela" a la sa lud de Angel, mien­tras el locutor decía : " la muerte de Angel Fernán­dez conmocionó al mundo del deporte. Todos losdirectivos de clubes de fut, reunidos en sesió n ex­traordina ria, dec idieron d arle el postrer adiós en ele tadio Azteca al " poeta del j uego del hombre quehoy ha dejado un hueco imposible de llen ar". A to­dos los televidente les ext endemos nues t ro mássentido pésame y los invita rnos para qu e ac ompa­ñen a Angel ha ta su última morada, la ci ta es en laca ted ra l del futbol ; en tre ta nto , siga n viendo nues­tra programación y es tén pend ientes.

En el refri todavía quedaban ccr ia par a ra to yfui por una ; cuando regresé sonaban trompetas yalo lar go y a nc ho de la pantalla aparec ían los anun­cios de Gillcuc, rubias de categorlu y ay q ue co m­partir. Por fin el j uego del siglo : América contra laSelecci ón Resto del 1undo. An tes de inicia rse elen cuent ro se pidió el minuto de silencio de rigor,hubo discursos emocionados para A ngel " El úni­co" , qu e estaba co locado en una caja crema y azúl,co rno buen americanista ; el silha tazo del á rbit rod io comienzo al partido .

El América subió bi en, tr iungulando, pa a ndo lapelota bonito, hasta q ue llegó a la media ca nc ha;allí, el equipo co ntrario cerró los huecos, entraro nlos medios de co nte nció n y par aron el ata q ue denue tro crema iniciando un rápido co n trago lpepo r el extremo q ue reba ó a la de fen a a merica nis­ta y centró buscando o rpre nder; el centro delante­ro rem at ó de cabeza pero el portero crema cedió acorner con una mano . T odo el equ ipo Res to del

1undo fren te a la portería, hast a el guardametallegó par a int entar un remate. Eso ya calienta, yque e empieza a meter el públ ico al campo. Lospolicía tr at ar on de contenerlos, pero sin muchasga nas po rqu e también est aban a rdidos por el alar­de del equ ipo extranjero.

uestra defensa despej ó bien. El público ya esta ­ba en el ca mpo e iba por el gol. U no tiró muy preci­pitado y la pelo ta rebotó en el marco. El porter oqu izo int ervenir y que lo sacan dos cuicos de laca nc ha y le aplica n el artículo tr einta y tres . Losotros diez del selecc io nado Resto del M un do yahab ían bajado y se la iba n a rifar. La cosa estaba atod a madre. Doscientos cincuenta y siete ti ros ago l y nada: la mala suerte que ya nos trae impidióque el balón entrara.

, ació en el DF Yes odontólogo. Integra el Taller Liter rio dela Casa de la Cultura de Aguasca lientes,

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Los defensas contrarios caían y se levantabancomo soldaditos de plomo.

El gol se nos estaba negando por enésima oca­sión. Alguien le pegó demasiado fuerte al balóntratando de derribar a la defensa . Rebotó o la des­pejaron y fue a incrustarse precisamente en la cajaen que descansaba Angel Fernández. Un ruido ex­traño se produjo en el estadio, como de gargaris­mos espectaculares. El féretro se abrió , igual queuna caja de sorpresas, y Angel apareció como im­pul sado por un resorte; gr itó con toda la fuerza desus pulmones: GOOOOOOOOOOOOOOOOOO­OOOOOOOOOOOOOOOL, al tiempo que de suboca brotaba un balón. F ue como un grito de gue­rra .

Nue vamente todo s al ata que, otro tiro rebotó enel travesaño, pegó en cliente zoom de la cámara devideo tape y entr ó hasta la sa la de mi departamen­to, j usto a la altura de la ca beza. La dominé bus­cando abrir el ángulo de tiro y disparé (calcetina-

zo), pero los ciento y tantos mil espectadores ve­nían persiguiendo la jugada y la pelota rebotó, lamaté con el pecho, la bajé tan rápido com o pude,abrí la puerta del depto y salí a la calle ech o la mo­cha rumbo al estadio; detrás de mí una multitudcorría custodiándome para que no me fueran a I

quitar el balón: es que se habían colado los jugado- Ires del equipo Resto del Mundo. Empecé a combi­nar con otros que también la mueven, a tr iangular,a darnos pasesitos de cabeza y ya sabrás. Delantede noso tros nueve motociclistas, arriba, a mi dere­cha, dos helicópteros de la policía protegiéndonos,ot ros dos con cámaras de televisión y en uno deellos Angel Fernández narrando para su público,diez cruz rojas, quinientos guaruras, todos comoun solo ho mbre a la conquista del gol en el estadioAzteca. Ya est amos entrando por calzada de Tlal­pan, todav ía nadie nos quita el balón.

Si llegam os antes de que termine el partido , ya lahicimos .

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