Bertrand Russell. Filósofo y expositor de la Ciencia

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Bertrand Russell: Filósofo y expositor de la Ciencia.

Por: Carlos Fernando Alvarado Duque.

En los trabajos1 de Bertrand Russell referentes a la ciencia puede notarse un

afán por reconocer que dicho ejercicio está al servicio del conocimiento

humano, pero que pese a ser de suma vitalidad para la orientación del hombre

en el mundo, posee límites intrínsecos, problemáticas al parecer irresolubles y

una permanente necesidad de autorreflexión sobre sus múltiples desarrollos. En

tales posturas se revela el tipo de interés del autor en torno a la filosofía de la

ciencia, pues como se podrá constatar en los diferentes trabajos del autor, tal

filosofía ejerce por una parte, un papel de vigilancia que procura señalar

inconsistencias en las teorías científicas y aplicaciones indebidas en campos

donde no es posible generar conclusiones legítimas y por otra, rescata la

importancia que la ciencia tiene en otras esferas de la vida en comunidad como

por ejemplo en los desarrollos políticos de las sociedades o en la educación de

sus miembros.

Se intentara en este trabajo un ejercicio de exégesis que de cuenta de algunos de

los aspectos representativos del papel de la ciencia y de la filosofía de la ciencia

en la obra de Bertrand Russell. Se procurará develar cómo este autor vierte

nuevas luces a problemas tradicionales y cree firmemente que, en gran medida,

el uso responsable de la ciencia puede permitir el desarrollo social de las

diferentes comunidades sociales en el presente. De esta manera, este trabajo se

dividirá en dos partes: la primera (problemas científicos) hará referencia al

problema del método científico y la concreción de un grupo de postulados que

permiten comprender los cimientos para realizar inferencias no demostrativas

en ciencia, y que responde al interés del autor en torno a asuntos

epistemológicos; la segunda parte (ciencia y usos sociales) ilustra cómo Russell

expande los límites de la ciencia a otras esferas para analizar el tipo de valores

que ésta posee para permitir el conocimiento humano y el desarrollo de las

sociedades, al igual que la importancia de estudiar científicamente otros

ámbitos que forman parte de la cultura, como por ejemplo la educación.

1 Todos los artículos referenciados en este artículo hacen parte de las obras completas de Russell publicadas por Aguilar.

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1. Problemas Científicos.

Bertrand Russell comienza el artículo titulado Limitaciones del método

científico con la siguiente sentencia: "Cualquiera que sea el conocimiento que

poseamos o es conocimiento de hechos particulares o es conocimiento

científico"2. De esta manera, Russell pretende señalar que el conocimiento parte

de la experiencia, es decir, de la relación de particulares por una parte, y por

otra, que el tipo de generalidades posibles, es decir el conocimiento

generalizable, es aquel que produce la ciencia a partir de principios o reglas en

forma de superestructura y que posibilita realizar inferencias concretas. Por ello

son muchos los casos de disciplinas que quedarían fuera de este tipo de

taxonomía y que tendrían otras dificultades para determinar la veracidad de

sus contenidos bajo la égida de lo científico, como por ejemplo la historia, pues

ésta implica deducciones que pueden ser incorrectas al no trabajar directamente

con los hechos del mundo, que por definición son hechos presentes.

2 RUSSELL, Bertrand. Limitaciones del método científico. En: Escritos Básicos. Madrid; Aguilar, 1969. Pág. 911.

CIENCIA

CONOCIMIENTO DE HECHOS

CONOCIMIENTO CIENTIFICO (LEYES)

INDUCTIVO (Proposiciones)

DEDUCTIVO (Proposic. universales)

MÉTODO CIENTÍFICO

VALIDEZ DE LA INDUCCIÓN

DEDUCCIÓN DE LO NO

EXPERIMENTADO

ABSTRACCIÓN

Se da con el

En la

Este es Este es

Permite el Permite el

LIMITACIONES

Que tiene

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El problema que se presenta se puede expresar de la siguiente manera: si el

conocimiento debe acudir a la experiencia para su verificación, no se puede

tener seguridad frente al tipo de proposiciones que deben brindar conocimiento

pues tales escapan a la experiencia directa como las proposiciones que

describen hechos históricos. Pese ello, dice Russell, debe existir alguna razón de

peso para creer en tal tipo de conocimiento. En general el criterio que ha

reinado es la apelación a la autoridad y por ello se atribuye veracidad a

informaciones histórica dado que aunque posiblemente muchos hombres no

tengan nunca experiencia directa crean firmemente que existió Napoleón. Sin

embargo, para garantizar la legitimidad del conocimiento, "es importante que

exista la oportunidad de verificación (de los hechos que se consideran como

ciertos) y que se reconozca su ocasional necesidad"3.

El mecanismo que permite al hombre tener un conocimiento de lo que escapa a

los hechos directos es la deducción por medio de uno o varios principios, o del

conjunto de ellos. Esto es de gran importancia pues la ciencia, afirma Russell,

gracias a sus descubrimientos, hace que en buena medida el conocimiento sea

cada vez menos un encuentro con datos empíricos (con hechos directos) y sea

más un ejercicio de deducción o de construcción de inferencias deductivas.

Inclusive tal tipo de proceso deductivo se da en la vida cotidiana de un modo

incesante aunque tal proceso no sea siempre correcto (esto lo llama Russell

inferencias inconscientes). Tal tipo de procesos, explica, son el resultado de

reflejos condicionados aprendidos en la infancia y que, aunque puestos a un

escrutinio lógico puede ser dudosos, están presentes en la vida cotidiana.

La tarea que emprende el autor es escudriñar las limitaciones del método

científico y para ello genera tres divisiones o problemas a tratar: primero la

duda respecto a la validez de la inducción, segundo la dificultad de extraer

deducciones de lo experimentado para aplicar tal información a lo no

experimentado y tercero el hecho de que la deducción sea de un carácter

abstracto y por ello proporcione menos información de la que se daría en el

lenguaje ordinario.

En cuanto al problema de la inducción Russell señala que, en el terreno

científico, cuando se encuentran regularidades en un conjunto de hechos

3 Ibídem., Pág. 912.

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observados o que simplemente se puede afirmar que éstos responden a leyes, se

infiere que otros hechos en otras esferas de impronta similar obedecerán a las

mismas leyes o mostrarán las mismas constantes. Sin embargo, frente a este

argumento (inferencia inductiva), dice el autor, no se ha logrado todavía

exponer una buena razón para suponer que este tipo de explicación sea

correcta. "Puede que haya razones válidas para creer en la inducción y, de

hecho ninguno de nosotros puede remediar el creer en ella, pero debe admitirse

que, en teoría, la inducción sigue siendo un problema irresoluto de la lógica"4.

(Básicamente porque no es posible pasara de uso particulares a una generalidad

sin violar el sentido lógico).

Respecto a las deducciones con respecto a lo no experimentado, Russell

construye un ejemplo con el que pretende demostrar cómo en realidad la

cadena de deducciones que se establecen para poder conocer lo no

experimentado no conducen realmente a las conclusiones que usualmente se le

atribuyen. Al percibir a la distancia a un hombre y determinar que es un amigo

conocido, no se conoce realmente ese hombre sino un grupo de sensaciones que

llegan al cerebro de quien percibe y que dadas múltiples condiciones, generan

una percepción de datos particulares que ilegítimamente se consideran el amigo

en cuestión. Se pone en evidencia que una relación causal remota e indirecta, no

permite, señala el autor, afirmar con seguridad que es el amigo, pues éste se

mantiene en misterio; dicho de otro modo, se mantiene en misterio lo que

realmente creíamos conocer. Russell señala que lo que se cree conocer como un

amigo es una hipótesis conveniente al conocimiento producto de deducciones

sobre lo no experimentado. Sin embargo tal tipo de hipótesis no es una

verificación empírica de tal entidad y esto sería lo que reclamaría la ciencia.

Este tipo de argumentos implicaría que, no podría tenerse un conocimiento

seguro de los eventos que escapan a la experiencia y por ello se caería, dice

Russell, en la posición de Berkeley en que sólo existe lo que se ha percibido. En

el caso de la física no podría creerse en la materia es decir, tener un

conocimiento de ella más allá de la experiencia y por tanto, cualquier tipo

deducción estricta estaría atrapada por un destino negativo. El problema real

para Russell es, sin embargo, un problema lógico y no uno científico. Es decir

establecer una proporción que permita determinar si existe o no existe un grado

4 Ibídem., Pág. 915.

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de probabilidad que garantice la creencia en las deducciones de

acontecimientos no ocurridos, pues esto justificaría o no la fe en este tipo de

conocimiento.

El tercer problema respecto a la abstracción que opera especialmente en la física

dice que "lo más que puede saberse (del mundo externo), y eso sólo según el

criterio mas esperanzado, es que hay ciertas relaciones en el mundo físico que

comparten ciertas características lógicas y abstractas con relaciones que

conocemos"5. En esta medida lo que puede expresarse del mundo físico se

realiza a través de un proceso de comparación de componentes estructurales

que pueden expresarse en términos abstractos. Uno puede ser causa de otro (un

hecho puede ser causa de otro, como por ejemplo una canción y un disco que la

reproduce) y en dichos casos el lenguaje ordinario es insuficiente para develar

tales estructuras y se necesita de las matemáticas y la lógica matemática para tal

tarea.

El pensamiento científico, concluye Russell, tiene como fin proporcionar cierto

tipo de poder a quien lo posee "el poder es un concepto causal y para obtener

poder sobre un material determinado, sólo se necesita comprender las leyes

causales a que está sujeto"6. De esta manera, pese a las dificultades de la

abstracción, su uso permite los desarrollos de la física moderna para

comprender el mundo no sólo como un todo, sino como una estructura que es

traducible a cierto tipo de lenguaje y permite el conocimiento a través de esas

mismas herramientas.

Por otra parte, en otro artículo titulado Inferencia no demostrativa Russell

desarrolla el problema de la fundamentación de las inferencias científicas que

están relacionadas en cierta medida con la inducción y que a diferencia de las

demostrativas que se reducen al campo de la lógica y la matemática, tienen un

alcance mayor, incluso en el uso del conocimiento ordinario. Lo primero que

señala es que el estudio de este tipo de inferencias se había reducido hasta el

momento al campo de la inducción y si bien los fundamentos o principios de la

inferencia son de naturaleza extra lógica e indemostrable, la inducción no es

uno de ellos.

5 Ibídem., Pág. 919. 6 Ibídem., Pág. 920.

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Uno de los puntos de partida es que gran parte de lo que es asumido como

conocimiento no lo sería si se apelara a lo que puede ser experimentado y

comprobado, por lo que el empirismo, como teoría del conocimiento, carecería

de sentido o estaría rebasando sus propios límites. En este campo el primer

gran presupuesto que debe asumirse es que para la ciencia el conocimiento no

es un conocimiento certero, sino un conocimiento probable y por ello cobra

tanto peso el estudio del cálculo matemático que interpreta la probabilidad

estadística. Sin embargo, existían para Russell ciertos problemas que no

permiten el tipo de probabilidad empíricamente mensurable y que implican un

estudio de las incertidumbres en el terreno científico.

Así, en el caso de las inferencias que no son demostrativas, pese a que no se

soportan lógicamente, en algunas ocasiones, parecen incuestionables y ello

Russell lo considera digno de estudio. El problema entonces, es determinar

cuáles son los principios que permiten estas inferencias. Dice el autor que lo

primero que descubrió es que existe un prejuicio en favor de cierto tipo de

conocimiento, es decir un prejuicio subjetivo. Señala también que la gran

CONOCIMIENTO

CONOCIMIENTO LÓGICO MATEMÁTICO

MATERIAL

INFERENCIA DEMOSTRATIVA

INFERENCIA NO DEMOSTRATIVA

POSTULADOS

CUASI- PERMA-NENCIA

CONOCIMIENTO EMPÍRICO

ESTRUCTURAL

LINEAS CAUSALES SEPARABLES

ANALÓGICO

CONTINUIDAD ESPACIO -TEMPORAL

SI MISMO OTRAS MENTES

ACONTECIMIENTOS

FÍSICOS

De

Trabaja con Trabaja con

Es

A partir de

Como

Para el

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mayoría de filósofos se han equivocado en lo que puede inferirse de la

experiencia. El conocimiento empírico, dice, puede dividirse en tres etapas.

Primero comienza por un conocimiento de sí mismo, y esto puede implicar una

posición solipsista, que en la mayoría de los casos es inconsecuente pues

debería dudarse de los conocimientos que el sujeto posee sobre sí mismo como

por ejemplo los recuerdos del pasado. Segundo cuando el conocimiento

depende del testimonio y este depende la creencia de que existen otras mentes

aparece un grado de incertidumbre que no puede superarse:

"…indudablemente, si llego a creer en la existencia de las mentes de los demás

es a través de mis experiencias; e indudablemente que, en pura lógica, sería

posible para mi hacer tales experiencias aunque no existiesen otras mentes"7. El

tercer grado es sobre los acontecimientos puramente físicos. En este campo se

establecen leyes generales a partir de un cuerpo de acontecimientos particulares

que presentan constantes y la ciencia principalmente busca leyes causales,

aunque no haya prueba de que existan realmente los hechos físicos. Russell

termina por afirmar que el problema de la causalidad debe plantearse no en

términos de leyes sino de tendencias, es decir que afirmar que un hecho

sucederá de un modo invariable no es correcto, y se debe solamente afirmar que

diferentes acontecimientos pueden ocurrir en un determinado número de casos.

Dado el tipo de relaciones causales que no son invariables, las leyes causales de

la ciencia afirman sólo la aproximación a lo que habitualmente acontece. Entre

sus múltiples investigaciones Russell intenta resumir en cinco postulados los

posibles portaestandartes de las inferencias no demostrativas. Comienza por

señalar que dichos principios generales que validan las inferencias científicas no

pueden ser sometidos a pruebas en sentido corriente, pero que conservan un

tipo de validez extraída principalmente de procesos biológicos y de cierto tipo

de conductas estudiadas en el género humano necesarias para conferir una

probabilidad finita antecedente, a las inferencias de la ciencia.

El primer postulado es el de la cuasi permanencia, dado que un hecho A, suele

ocurrir otro hecho muy parecido a A en un lugar muy cercano y próximo en el

tiempo. El segundo postulado es el de las líneas causales separables que

afirma que es posible formar una serie de hechos tales que con uno o dos

7 RUSSELL, Bertand. Inferencia no demostrativa En: Escritos Básicos. Madrid: Aguilar, 1969. Pág. 954.

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miembros de ella, se puede inferir algo sobre otros miembros. El tercer

postulado es el de la continuidad espacio temporal que principalmente niega la

acción a distancia y afirma que cuando se da una conexión causal entre hechos

no contiguos es porque debe haber un eslabón intermedio en la cadena. El

cuarto postulado es denominado el postulado estructural afirma que cuando

un determinado numero de hechos complejos parecidos se da alrededor de un

centro del cual no esta separados por una distancia excesivamente amplia, "es

frecuente el caso de que todos pertenezcan a líneas causales que tienen su

origen en un suceso central de la misma estructura"8. Es decir existen eventos

que pueden relacionarse gracias a que conservan una similitud estructural en su

composición. El quinto postulado es el de la analogía que justifica la existencia

de otras mentes. Básicamente si habitualmente A causa B y en algún caso es

observado A sin observar B, se puede inferir con probabilidad que ocurra B, o si

se aprecia B sin apreciar A inferir que A ha ocurrido.

Estos postulados que sirven para justiciar la inferencia en el conocimiento en

general no pueden validarse lógicamente, pero se sostienen en las inferencias

que son consideradas cotidianamente como legítimas. Así dice Russell: "No

acepto la teoría de la coherencia de la verdad, pero hay una teoría coherencia de

la probabilidad que es importante y creo valida"9. El autor básicamente termina

por señalar que en el campo del conocimiento científico se necesita algo más

que la lógica deductiva y que es imperativo reconocer que las inferencias no

demostrativas pueden justificarse en los postulados propuestos. Así una teoría

de la verdad coherencia es solo posible en virtud de unos principios que

permiten mirar las relaciones lógicas esgrimida en su uso. El empirismo fracasa

al no considerar este tipo de principios, pues no tiene forma de justificar el

conocimiento que va mas allá de la experiencia individual.

2. Ciencia y Usos Sociales.

Una de las problemáticas fundamentales que acosan a la ciencia es su relación

con el resto de actividades humanas. En ocasiones se ha procurado mirar la

responsabilidad que atañe a su ejercicio y se le ha imputado el imperativo de

abdicarle una moral para evitar abusos o atropellos sociales. Bertrand Russell

8 Ibídem., Pág. 962. 9 Ibídem., Pág. 963.

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no fue ajeno a este tipo de situaciones y desarrolla interesantes reflexiones al

respecto, siempre procurando mirar acuciosamente el papel de la ciencia, pero

privilegiando su uso legítimo en la construcción del conocimiento en las

sociedades occidentales.

En el artículo titulado La ciencia y los valores, analiza problemas de índole

externo a la ciencia, pero siempre en relación con cuestiones de naturaleza

epistemológica como, por ejemplo, el criterio de verdad o la relación que

establece lo científico con los desarrollos técnicos. Russell introduce la siguiente

idea para mostrar cómo el papel de la ciencia ha cambiado conforme el paso de

los años: "La ciencia solía valorarse como un medio para conocer el mundo;

ahora, a causa del triunfo de la técnica, se concibe como algo que muestra el

modo de hacer cambiar el mundo"10. La preocupación de Russell frente al

sentido de la técnica le hace desarrollar otro tipo de disquisiciones con otras

corrientes para determinar de qué modo se concibe el mundo y así poder ver

cómo se transforma.

10 RUSSELL, Bertrand. La ciencia y los valores. En: Escritos Básicos. Madrid: Aguilar, 1969. Pág. 933.

CIENCIA Y TECNICA

VERDAD COMO UTILIDAD VERDAD COMO PROBABILI.

NECESIDADES DE LA TEORÍA HECHOS

DESARROLLO CIENTÍFICO

POSITIVOS NI NEGATIVOS

NEUTRALES

USOS

P r o d u c e n

Se apega a los Se apega a las

Como

D e p e n d e d e l o S

Que no son Son

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10

Así la postura pragmatista de Dewey que sostiene que el concepto de verdad es

un concepto que no presta ningún tipo de ayuda a la forma de explicación de la

realidad, es puesta en cuestión por Russell. Dewey señala que se debe

reemplazar el concepto de verdad por el concepto de utilidad y esto permite el

desarrollo técnico, pues lo que ha de importar, por ejemplo, en la ciencia, es el

tipo de información que es útil, no verdadera, para desechar la que no tiene

ninguna utilidad en términos de progreso. Dewey, "señala que las teorías

científicas cambian de tiempo en tiempo, y que lo que da validez a una teoría es

que funcione… (por ello) una teoría es una herramienta como otra cualquiera;

nos capacita para manipular primera materias"11. En última instancia este tipo

de noción frente al problema de la verdad implica una forma de concepción de

la ciencia estrechamente relacionada con el dominio técnico. La ciencia otorga

poder sobre la naturaleza y permite disponer del mundo para los intereses de

las sociedades o los que tienen entre sus manos las decisiones sobre los usos de

la ciencia.

Russell reprocha a este tipo de pragmatismo el amor al poder que subyace al

desarrollo de un concepto de utilidad, señalando que niega "los hechos",

conceptos fundamentales en la definición de verdad pues representan la

limitación del poder del hombre cuando no se refieren a sus actos al intervenir

en la naturaleza. Así, el autor califica a este tipo de corriente que pretende

asumir el total control sobre la naturaleza de "insensata megalomanía", para

señalar que aunque comienza con libertad y tolerancia, termina en su desarrollo

por apelar a la fuerza. Este tipo de imputaciones pretenden resaltar que un

desbordado énfasis en la capacidad de dominio de la naturaleza por medio de

la técnica, puede perfectamente terminar en una fe irresoluta en la idea de

progreso que no considera el tipo de violaciones posibles al bienestar propio del

hombre; es conducir guiado por el dominio del poder a guerras o a posibles

devastamientos a las comunidades en que el hombre habita.

Russell se presta ahora a estudiar que tipo de necesidades humanas han hecho

posible el crecimiento adecuado de la ciencia y cuáles los males que han

turbado su camino. Señala por ejemplo que los desarrollos científicos

posibilitaron el surgimiento de la agricultura pero que está en lugar de elevar el

nivel de vida, hizo aumentar la población probablemente incrementando la

11 Ibídem., Pág. 934.

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miseria humana. De igual manera el desarrollo del industrialismo de la época

podría correr el mismo destino si no se toman las medidas, enfatizado que sin

un tipo de gobierno diestro los frutos de los desarrollos técnicos no serían

benéficos. De otro lado, el desarrollo técnico ha permitido avances en materia

como la criminalística pues es gracias a la iluminación pública, a los teléfonos,

las huellas digitales o la sicología criminal, todos avances científicos, que se ha

mermado la taza de criminalidad.

Como bienes positivos de la ciencia Russell cita, de su época, casos como el

norteamericano y el británico, donde la educación ha permitido la casi totalidad

del acceso a instituciones universitarias. Sin embargo, el mal que amenaza

profundamente la felicidad que mueve al género es la guerra y para el autor

está profundamente relacionada con el fanatismo y el dogmatismo que llevan a

sostener credos individuales de grupos cerrados e imposibilitan la felicidad de

la comunidad en general, de la especie humana. Por ello promulga la necesidad

de un amor genuino y una verdadera confianza en los desarrollos científicos; si

se ama la humanidad como a los hijos tal vez pueda combatirse los credos

individuales, al igual que si se confía en el veredicto del médico por más

desesperanzador que fuera, se logra el desarrollo equilibrado de las sociedades.

Sin embargo Russell se cuida de no confundir tal tipo de posturas con un

criterio de autoridad, pues ello es contrario al espíritu científico y por ello

resulta incompatible con el progreso de la ciencia. "Los triunfos de la ciencia se

deben a una sustitución de la autoridad por la observación y la inferencia (…)

pues es parte de la actitud científica el que las hipótesis de la ciencia no

pretendan ser ciertas, sino lo más probable de acuerdo con la evidencia del

momento"12. Todo ello para poner como criterio la relación del hombre con los

hechos del mundo y no un credo fanático que implica un tipo de certeza

subjetiva ilusoria que podría justificar la persecución de los no conversos.

La ciencia, dice Russell, ofrece bienestar para la raza humana superior a

cualquier bienestar conocido, pero tiene como condición la abolición de la

guerra, la equitativa distribución del poder y la soberanía, y la limitación del

crecimiento de la población "¿Qué es lo que cierra el camino? Ningún obstáculo

12 Ibídem., Pág. 942.

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físico o técnico, sino solamente las malas pasiones en las almas humanas…"13 y

con ello esta enfatizando donde radican los problemas sociales que aquejan a la

humanidad. El desarrollo de la ciencia en sí mismo no es culpable del bienestar

o los fracasos humanos; toda responsabilidad moral o usos políticos de sus

modos de señalar como puede transformarse el mundo, caen en las manos de

quienes deciden sus usos posibles.

Por otra parte, Russell desarrolla en el artículo Ciencia y educación un

interesante argumento a favor de la educación científica. En primera instancia

recupera el valor del estudio del hombre mismo como objeto de laboratorio, es

decir como uno de los objetos del mundo que deben pasar por el criterio de la

ciencia, implicando la importancia de estudiar, por ejemplo, en una psicología

el comportamiento humano de un modo detallado. Un estudio del desarrollo de

un niño hasta una edad adulta avalado por la rigurosidad de la observación

científica, podría verter importantes datos relativos a la herencia y al impacto

del medio ambiente en formación.

Rescata del psicoanálisis el enorme hincapié que este hace sobre la vida

emocional, pues dado un desarrollo emocional correcto, el carácter y la

inteligencia deberían desarrollarse espontáneamente. "Por consiguiente, agrega,

es sobre todo a las emociones a las que debe dirigir su atención el educador

13 Ibídem., Pág. 948.

EDUCADOR CIENTÍFICO

EMOCIONES

CUALIDADES OBJETO

EMOCIÓNES POSITIVAS

EMOCIONES NEGATIVAS

PSICOLOGÍA BIOLOGÍA

MÉTODO CIENTÍFICO

CUANTIFICACIÓN

Estudia

Desde

Las El

Esto determina A través del

Especialmente desde la

Se pueden suprimir

Desde la Desde la

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13

científico"14. Este tipo de argumento pretende poner en término medio ciertas

emociones para que por su naturaleza no entorpezcan la formación de los

jóvenes y así se puedan vitalizar aquellas emociones como la curiosidad para

avivar su desarrollo en sentido integral.

Russell anota que uno de los problemas en este campo ha sido desconocer o

confundir dos cosas que debe tener claras el educador científico. La cualidad de

las emociones y el objeto a que son dirigidas. Por ello, debe hacer que el

estudiante desarrolle sus emociones en la proporción adecuada y que las

adscriba a los objetos adecuados. Introduce un tipo de taxonomía básica para

estudiar las emociones dividiéndolas en dos grupos: emociones positivas como

afecto, placer y experimentación, y emociones negativas como odio, ira y temor.

Acto seguido señala que hay casos en que pueden utilizarse de un modo

contrario, pero que esto son casos en que se responde normalmente a

condiciones extremas. Privilegia además el desarrollo racional de las

comunidades que terminaría por no hacer uso de emociones negativas gracias

en última instancia a una buena educación. "Una comunidad pre-científica, por

ejemplo, no puede hacer nada con los criminales, excepto odiarlos, temerlos y

castigarlos, mientras una comunidad científica puede estudiar las fuentes de su

criminalidad e intentar la reforma a la perversión de los impulsos criminales"15.

Russell trae a colación la curiosidad como una emoción positiva señalando que

ésta permite que la mente este siempre expectante y sea capaz de generar

salidas a las problemáticas que aquejan al hombre en su vida social. Dedica un

mayor trabajo a las emociones negativas procurando descubrir su naturaleza y

la posibilidad de diezmar su intensidad o eliminar su presencia. Tal tarea es

posible por medio de la psicología y de la biología que permiten, en el primer

caso, suprimir o controlar los ambientes o estímulos que producen tales

emociones o, en el segundo caso, mirar cómo utilizar los avances científicos

para controlarlas con técnicas médicas.

Hasta aquí podría decirse que Russell hace referencia a la naturaleza de las

emociones que debe importar al educador científico. Ahora procura estudiar el

14 RUSSELL, Bertrand. Ciencia y educación. En: Escritos Básicos. Madrid: Aguilar, 1969. Pág. 904. 15 Ibídem., Pág. 905.

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objeto hacia el que deben dirigirse. El autor señala que tal problema lo han

resuelto los behavioristas por medio del acondicionamiento. "El cultivo de las

buenas emociones y la eliminación de las malas no es, en lo fundamental, una

cuestión de acondicionamiento, que se ocupa de los objetos a los cuales se

adhieren las emociones"16. Sin embargo no concuerda con tal criterio. El

problema del objeto no debe ser mirado desde la naturaleza de las emociones,

sino a través del método científico pues como una de sus características es ser

cuantitativo: "se propone el equilibrio justo de los diferentes ingredientes

requerido para producir un buen resultado…"17. El problema de la cantidad ha

de garantizar la adhesión al objeto, pues en general la mayoría de objetos que

conforman una comunidad humana son dignos de producir emociones, la

cuestión es saber controlar la cantidad para la formación integral de los jóvenes.

Para concluir Bertrand Russell no sólo es un expositor de la ciencia, sino un

hombre capaz de establecer puentes conceptuales con otras disciplinas, ejercicio

que aporta al modo interdisciplinario de concebir actualmente la construcción

del conocimiento. Por otra parte, el afán de develar los criterios con que opera la

ciencia, es muestra del trabajo del filósofo que exige claridad conceptual y

coherencia lógica en el tipo desarrollos teóricos, para no pecar por transgredir

límites o por abusar de la posibilidad de un determinado enfoque teórico para

explicar un conjunto de la realidad.

Compendio.

Básicamente la tesis que se sostiene el apartado dedicado a los Problemas

científicos puede dividirse en dos partes. Primero que el conocimiento

científico procede no sólo a partir de hechos particulares, ni del uso de leyes

lógicas, sino de una combinación de ambas partes. Así el método científico

parte de hechos particulares para realizar inferencias sobre otros hechos, con

apego a leyes lógicas, sin embargo tal método tiene limitaciones. Dichas

limitaciones son tres: la imposibilidad de validar lógicamente la inferencia

inductiva, la deducción precisa de lo no experimentado a partir de lo

experimentado y la construcción de un lenguaje que reflexione sobre el sentido

de la abstracción producto de la ciencia. Lo segunda parte de la tesis determina

16 Ibídem., Pág. 908. 17 Ibídem., Pág. 909.

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que el conocimiento científico amerita de postulados básicos que permiten

validar el modo de realizar inferencias no demostrativas (dado que con ellas

trabaja la ciencia) para el desarrollo del conocimiento. Tales postulados son

cinco aunque podrían ser más. (El postulado de la cuasi permanencia, de las

líneas causales separables, de la continuidad espacio temporal, de lo estructural

y de lo analógico).

La tesis que sostiene Russell en el segundo apartado dedicado a la Ciencia y sus

usos sociales puede dividirse en dos partes también. La primera es que los usos

de la ciencia en el ámbito de las sociedades, debe respetar la idea de verdad

como probabilidad y tener los hechos como criterio de validación de sus

postulaciones, para generar procesos legítimos. Esto sin embargo, pese a que

tiene influencias en todo el espacio social, no implica ningún tipo de impacto

positivo ni negativo. Los desarrollos científicos son neutrales, lo que puede

calificarse de tal manera son los usos que las sociedades hacen de ellos. La

segunda parte de la tesis es que el educador científico sabe que la ciencia puede

servir para estudiar los impactos sociales de la educación, por ello debe

concentrarse en estudio de las emociones humanas. En primera instancia sobre

las cualidades de tales emociones y en segunda instancia sobre el objeto a que

éstas son referidas. Tal proceso se debe hacer respetando los parámetros del

método científico para garantizar un desarrollo equilibrado de las emociones de

los jóvenes educandos.