Bicentenario de la batalla de La Victoria - Bienal de Literatura Ciudad de la Juventud 2014

BIENAL DE LITERATURA CIUDAD DE LA JUVENTUD 2014

BICENTENARIO de la Batalla

de la Victoria(1814 - 2014)

Trabajos Galardonados en el ConCurso

ensayo InTer-lICeísTa “baTalla de la VICTorIa”

Bienal de Literatura Ciudad de la Juventud,Bicentenaio de la Batalla de La Victoria 1814-2014.Trabajos ganadores del Concurso de ensayo interliceista.

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BIENAL DE LITERATURA CIUDAD DE LA JUVENTUD 2014

BICENTENARIO de la Batalla

de la Victoria(1814 - 2014)

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que contribuyan a la consolidación del Poder Popular: el libro, como

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Veredicto Bienal de Literatura Ciudad de la Juventud 2014

Mención: Ensayo “Interliceista Batalla de LaVictoria”

Nosotros, los abajo firmantes, integrantes del jurado del Interliceista

Batalla de La Victoria, una vez leídos los manuscritos enviados al certamen,

hemos decidido otorgar el primer lugar al trabajo titulado: “Batalla

de La Victoria de 1814” escrito por la estudiante María José Perdomo

Gómez, C.I.: 25.976.513, estudiante del liceo Nacional José Félix Ribas,

debido al retrato apasionado que hace de los hechos y pormenores de la

mencionada batalla, que es característica del ensayo a diferencia de la

monografía informativa, agregándole un toque de imaginación y poesía

a las descripciones, lo que nos hace pensar que en un futuro tendremos

en esta joven una historiadora de buen estilo o una artífice de la novela

histórica.

Vale la pena también destacar en el trabajo la reflexión incluida en

las dos últimas páginas acerca de las connotaciones de la palabra libertad

y la necesidad de abolir la ignorancia como sistema de vida, lo que le da

personalidad a las páginas precedentes.

Igualmente el Jurado decide otorgar mención especial a los trabajos

titulados: “Relación de Bolívar y Ribas” de José Gregorio Gómez, estudiante

del Complejo Educativo Primitivo de Jesús y al trabajo titulado: “Simón

Bolívar y José Félix Ribas” de Sharon Figueroa, estudiante del liceo Nacional

José Félix Ribas.

En la ciudad de La Victoria, a los diez días del mes de Febrero de dos mil

catorce, año Bicentenario.

Germán Fleitas Nuñez Manuel Cabesa Carlos Tavera

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PRESENTACIÓN

Recién el 12 de febrero de este año de gracia 2014, se conmemoraron los primeros doscientos años de la llamada Batalla de La Victoria, evento cuya de magnitud histórica aun somos beneficiarios todos los venezolanos. Fue el encuentro por vía de la fuerza de dos tendencias, de dos gentilicios, de dos titanes militares: Boves y Ribas, cada uno a la cabeza de bandos antagónicos, luchando por la supremacía de sus ideales en el territorio de un país en ciernes.

También fue el momento decisivo de una juventud que aún no llegaba a la madurez, la prueba de fuego que los haría hombres y mujeres de altos ideales y de gran espíritu a pesar de que la muerte, en la punta de una lanza enemiga, fuera la recompensa más inmediata que pudieran recibir. Aquellos muchachos con su valor y su arrojo escribieron una de las páginas más luminosas de nuestra historia patria.

Hoy, doscientos años después de la gloriosa batalla, los jóvenes siguen en pie de lucha. Hoy, como entonces, pelean por llevar adelante los mejores auspicios para su nación aunque el terreno que les ha tocado quizá sea más árido e inhumano que en aquella época, y las armas para la defensa más frágiles y sutiles. Hoy la pelea es contra la alienación y el olvido, la violencia y el narcotráfico; y las únicas armas disponibles son la inteligencia y el estudio, la razón y la constancia.

De allí la importancia de un certamen como éste que invita a los jóvenes victorianos a escribir breves ensayos y reflexionar sobre la importancia que esta

fecha tiene en nuestro presente. Siento que no fue una convocatoria vana, debido a la cantidad respetable de escritos recibidos; y ante la imposibilidad de premiarlos a todos, el jurado se permitió destacar tres trabajos entre mejores escritos.

María José Perdomo Gómez, José Gregorio Gómez y Sharon Figueroa, tres muchachos que todavía cursan educación secundaria, son el gran ejemplo de una juventud que se levanta con los mejores auspicios para un país cada vez más necesitado de valores morales que nos definan como lo que somos: gente humilde, trabajadora y llena de esperanza.

Debemos a W. G. Sebald la siguiente reflexión: “El pasado no se domina; nos domina por doquier. Porque el pasado no es una estación del tiempo, sino la materia de la que estamos constituidos, nosotros y el espacio que ocupamos.”

En los tres pequeños ensayos que componen estas páginas, nuestro pasado regresa, se hace presente y quizás ayude a definir nuestro futuro.

Manuel Cabesa Martes santo de 2014

1er. Lugar

María José Perdomo Gómez

Batalla de La Victoria de 1814

15María José Perdomo Gómez

Se busca abarcar de una forma distinta, dando una opinión y resaltando los hechos que lleva-ron a unos seres humanos a hacerse héroes por

alcanzar un sueño en común, además dar a conocer la relación entre Bolívar y Ribas señalando las diferencias y semejanzas. Todo eso con la finalidad de hablar más profundo sobre la batalla de La Victoria, batalla que hizo grande a José Félix Ribas y a los estudiantes que participaron en ella.

Se pueden decir tantas cosas del bello país que es Venezuela, pero algo que no se puede negar es la historia de lucha que tiene, ya que esta nación ha visto la sangre de sus hijos rociando sus suelos con mucho dolor por alcanzar un sueño de libertad y democracia.

Cabe destacar que se han librado tantas batallas, cada una lleva un furor por vencer para saborear un poco de libertad e igualdad. En la actualidad ya ese sue-ño es una realidad. Para poderlo apreciar se tiene que retroceder sobre los pasos dados para llegar a concretar ese sueño, recordar a aquellas personas que sacrificaron su vida para lograrlo.

Para imaginarse esos momentos de lucha no tiene que ir muy lejos, pues en la ciudad de La Victoria se libró una de las batallas más importantes por parte de los jóvenes estudiantes, bajo las órdenes de José Félix Ribas.

Llénese de orgullo al recordar a los jóvenes con sus manos empuñando espadas para luchar contra el ejército realista. La sangre que por el impulso de lograr un sueño recorría con velocidad en las venas dando un pulso firme y fuerte para sostener un arma y dar muerte a los soldados del ejército realista. Bajo las órdenes de Ribas, arriesgando su vida para que las generaciones

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futuras pudieran tener en un país democrático. Es triste que no se aprecie éste, como tantos otros actos heroicos hechos por personas de su misma identidad nacional, que lo hacían pensando en que en el futuro Venezuela fuera un país con personas libres.

Imaginen como eran antes esas calles, amoldadas para el paso de caballos y carretas, manchadas de sangre y llenas de cuerpos que perdían sus latidos, sus vidas fueron abruptamente robadas por una espada o armas de fuego que al impactar con un cuerpo de-jaba un rastro de sangre en él, el viento esparciendo la pólvora que salía de los rifles con cada disparo y llenando el ambiente de su peculiar olor. Los caballos sin jinetes galopando de un lado a otro y relinchando con pavor. Las manchas rojas que dejaban los cuerpos heridos adornaban los campos de lucha y una fuerza de rebeldía movía con emoción y decisión las espadas filosas clavadas en los cuerpos, que caían en forma de danza melancólica perdiendo sus latidos.

Los generales y los capitanes de cada ejército dan-do órdenes a sus soldados, ansiando la victoria sobre el otro, los soldados al escuchar las órdenes respondían como fieles y leales hombres, obedeciendo y llevando a cabo todo lo dicho por sus superiores. Cada soldado de cada ejército sentía que defendía los ideales correctos, y quizás por sentir que hacían lo correcto fue que la batalla se hizo tan apasionada, pero al final venció el ejército que más se sentía sumergido y apasionado con sus ideales y ese fue el independentista, que estaba formado por jóvenes estudiantes.

Esta batalla dio fin al sueño de muchos jóvenes estudiantes de ser personas de aristocracia, que con


su visión futurista de igualdad querían hacer grandes cambios en el mundo inspirado en sus héroes de esa época, héroes que para esta juventud son ídolos clásicos de perseverancia y lucha.

En la persecución de un sueño memorable que en esa entonces parecía inalcanzable, los jóvenes dejaron sus plumas, libros y cuadernos para tomar espadas, armas de fuego y convertirse en jinetes. Dejando a sus familiares sin la seguridad de volver con vida a ellos, con órdenes fijas de vencer.

Con vasto despotismo, José Tomás Boves con su ejército realista trató de tomar a la ciudad de La Victoria para llegar a Caracas, y con ello obstaculizar el flujo de comunicación entre la capital y Valencia. Ese era el cometido de Boves, para ello era necesario tomar la ciudad de La Victoria bloqueando así el camino de los mensajeros del ejercito independentista. Aunque su ejército era más numeroso, no tenía la fuerza de un sueño; y la unión de alcanzar esa meta con fuerza y unión les sobraba a los estudiantes y militares indepen-dentistas: el doce de febrero de mil ochocientos catorce empezó la feroz batalla.

José Félix Ribas antes de empezar la contienda animó con unas breves palabras a su ejército de estudian-tes y militares, con ello logró avivar el fuego que ardía en los corazones de los jóvenes luchadores; con cada latido, la adrenalina por lograr una victoria sobre el ejército de Boves aumentaba de una manera vivaz. Con esa emoción los luchadores salieron a los campos para enfrentar al ejército realista dando a ver que sus ideales eran fijos, nada cambiaría ese sueño de libertad, defenderían con sus propias vidas a su país y su población.


Con la luz del alba comenzó la batalla, el comien-zo de un día común no daba señal de las escenas de horror y tragedia de las que sería fiel testigo las tierras de la ciudad de La Victoria. La sangre se derramaba como lluvia y hacía parecer a los cuerpos como nubes tormentosas que sin poder controlar el flujo de sus venas, pintaron las tierras de rojo y los cultivos; todo a su paso era devastado, recorrido de muerte tanto para hombres como para la naturaleza, dos obras hechas por la mano de Dios se iba destruyendo sin poder ponerle fin, solo la derrota de uno de los dos ejércitos pararía este caos de destrucción, con la escabullida del sol. Pero con la iluminación del cielo nocturno se proseguía la batalla, no se había decidido nada, los dos ejércitos seguían en pie de guerra entre cada hora que pasaba los soldados en lucha se iban reduciendo.

Con almas de héroes y puños de vencedores fueron tomadas las armas utilizadas por el ejército independen-tista. Al llegar a la ciudad de La Victoria, Boves con su ejército notó que Ribas ya lo esperaba armado con un ejército menos amplio que el que lo acompañaba a él, lo que no observó fue la mirada decisiva que tenían cada una de las personas que acompañaban a Ribas, mirada que dejaba ver las ansias de vencer y a través de ella se podía explorar las almas que vibraban dentro de cada hombre.

Luego de horas de batalla ambos ejércitos se habían reducido notablemente, cuando la esperanza de ganar se estaba desvaneciendo en el ejército inde-pendentista llegó Vicente Campo Elías con refuerzos, doscientos veinte soldados, procedente de San Mateo galopando con rapidez y precisión para socorrer a Ribas y los soldados independentistas que seguían luchando


contra Boves. Con este refuerzo llegó el alivio para los jóvenes que seguían en pie.

El sonar del trote de los caballos era como dulces gotas de lluvia que daban frescura a las almas, dándole así nueva vida a la esperanza, así como el rocío de las nubes le da nueva vida a las rosas marchitas, esa fue la reacción que dio Campo Elías cuando se acercaba con el refuerzo de soldados.

En esta lucha cada segundo se hacía eterno, no era momento de errores o cobardía. Ya todo había comenzado, no se podía ir atrás. Luchar o morir eran las opciones como bien lo dijo Ribas “no podemos optar entre vencer o morir necesario es vencer”. Esas palabras que pronunció llenaron de fuego y frenesí el deseo de vencer al ejército de Boves. Sin miedo tenían que luchar, pues si el miedo se apoderaba de ellos se rendirían, quizás fue la adrenalina del momento la que no permitió pensar en que se podría perder sino en todo lo que iba a ganar.

Pensar en los venezolanos que lucharon seguro llenó de coraje y alegría el corazón de las personas, pero tampoco hay que dejar a un lado a las venezolanas, pues aunque la historia no las resalta no hay que olvi-darlas porque aunque no participaron en los campos enfrentado a los enemigos, sin embargo sí estuvieron atendiendo a los heridos, cuidando el armamento, entre otras cosas.

Todos aquellos personajes que por más grande o pequeña que fuera su contribución a favor del ejército independentista son de admirar por apoyar a un sueño para que fuera una realidad, arriesgando sus vidas y posiciones en la sociedad.


Era un día para que los estudiantes despertaran de la falacia social dada por los españoles. No era momento de pensar en rendirse; creer en Dios y pedir a favor era lo más que podían hacer las madres en sus hogares. Mientras que en el campo de batalla los sol-dados se aferraban a vivir y lograr una victoria o morir para el bien de su patria.

El amor era la fuerza que movía la batalla, el amor al sueño que planteo Simón Bolívar. Los venezo-lanos olvidados por las discriminaciones sociales y la juventud llena de ansias por un cambio, tomaron como suyo ese sueño y lo transformó en la meta a la que ansiaban llegar.

Un hecho que la historia pasa por alto y solo da unas pequeñas señales es la relación existente entre el general José Félix Ribas y el capitán Simón Bolívar, dicha relación entre ellos no se limitaba nada más a la batalla o al mismo sueño de igualdad como en algunos casos se piensa. Entre ellos también existía una relación familiar ya que la tía menor de Bolívar, María Josefa, por parte de la familia Palacios Blanco, era casada con Ribas, el vio a Bolívar crecer y, como él, se convertía en un hombre del nuevo mundo, un hombre revolucionario que quería cambiar su entorno para dar un mejor vivir. Quizás por ese lazo familiar tendían a rozar ideales al momento de hallarse en juntas para discutir avances o planear batallas para lograr la independencia, ya que los dos caracteres eran distintos: el de Ribas era más inflexible, no tenía que haber piedad en dar la muerte al enemigo, al tomar un arma no había que pensar dos veces pues la decisión ya fue tomada, a diferencia de Bolívar quien era más apacible pues para el conseguir


su sueño de ver a una Venezuela democrática no era necesario la muerte de masas.

La personalidad de Bolívar era más humana y sentimental era un ser dado al perdón el ejemplo más claro es al unir en la lucha a José Antonio Páez que ya era militar, pero realista e hizo un cambio de ideales al unirse al ejército independentista. El creía que se podía dialogar para lograr el cometido. La escritura era un fino arte que dominaba con excelencia, sus ideas y pen-samientos al plasmarlos en papel se volvían oraciones que pueden estremecer al más cruel, te hacen pensar, reflexionar, y sentir orgullo.

La de Ribas era más decidida, severa, para él quien tomaba una decisión era para toda la vida y en batalla al enemigo no hay que perdonarlo sino que, con espada en mano, hay que pelear y siempre vencer. Para el la cobardía no podía existir, el hom-bre cobarde no tenía el derecho de ser hombre. El dialogar no era su fuerte, era un hombre curtido en batalla y guerra pues ese era su campo, en las batallas sabía desenvolverse para lograr su cometido: siempre vencer.

Distintas personalidades, un mismo ideal, e igual deseo, sin importar dejar su vida en el terreno de lucha, ver y saborear no sólo la victoria sino la libertad. La Victoria ciudad de grandes luchadores, lugar donde muchos se hicieron hombres y otros to-maron el título de héroes, estas personas nos dejaron una herencia única e irremplazable: la de ser libres de poder ser un país independiente, democrático, la de poder expresarse sin temor, la de poder estudiar sin diferencia racial.


Un sueño que es una realidad en la actualidad pero para lograr esa meta tuvo que derramarse mucha sangre de seres inocentes que daban todo para cambiar la historia de esclavitud y maltrato de los seres huma-nos que no cumplían la estima social planteada por la realeza española.

Bolívar y Ribas a pesar de su diferencias eran hermanos de guerra, compañeros de lucha, que al final terminaron como enemigos y perseguidos por las leyes bajo la acusación de traición a la patria. Ribas fue capturado por el gobierno realista luego de su derrota en Maturín, huyó pero fue delatado por un esclavo, luego de una escabullida audaz para evitar los puntos donde se encontraban soldados del ejército realista fue capturado en la ciudad de Valle de la Pascua en el 31 de enero de 1815, casi a un año de su gloriosa victoria sobre Boves, batalla que lo consagró, e hizo ver la fuer-za y voluntad de la juventud venezolana. Bolívar sufrió un exilio en 1815 donde escribió la famosa Carta de Jamaica, lo más irónico fue que en uno de sus tantos exilios murió fuera de su tierra, por la cual enfrentó tantas batallas arriesgando su vida. Muere sabiendo que fue traicionado por sus aliados en 1830 en Santa Marta, Colombia.

Bolívar un hombre decidido a conseguir su come-tido de hacer a Venezuela un país democrático, lo logro con la ayuda de muchas personas que aunque no son muy mencionados en la historia participaron e hicieron una gran diferencia para cambiar la historia del pueblo venezolano.

Se suele mencionar tanto a Venezuela como un país demócrata, y aunque todos los seres humanos


procuramos y exclamamos una libertad a la final… ¿libertad de qué? ¿de los lazos del trabajo forzado sin paga? ¿del imperio de un hombre?... en fin la palabra libertad tiene un significado tan diverso y por más libre que nos sintamos, no lo somos pues somos esclavos, presos o estamos atados a la palabra que desee utilizar, todos son sinónimo de opresión… seguro se pregunta-rán ¿Oprimidos por quién? Pues por un ser que está en todo y en todos el ser de la ignorancia, por más cultos que seamos, por más científico se sea, por más títulos que se tengan colgados en una pared, somos ignorantes. Pero con la gran diferencia es que no todos ignoramos las mismas cosas, en la sociedad hay claros ejemplo, de esos que vemos a diario tales como: el científico ignora los emociones, el psicólogo las funciones del cerebro, el papa ignora las ciencias, y así como estos hay más, y más cercanos a ustedes.

Esa ignorancia nos conlleva a la incomprensión, a la ira y lo más triste, al rencor y a la discusión. En pocas palabras nos alejan del amor y la unión.

El deseo y anhelo de Bolívar y Ribas, así como de tantos hombres y mujeres que arriesgaron su vida para lograr que todos aquellos habitantes de un país se hicie-ran uno. En la actualidad es triste ver que ese sueño no se puede concretar, porque ahora que el conocimiento es algo universal y todos pueden llegar a él, se dejó un lado la parte espiritual, la sentimental, el deseo de amar y querer ayudar a sus semejantes como seres humanos que somos.

Ciudad de La Victoria lugar que quizás fue nombrado así por ser testigo de la heroica victoria que tuvo José Félix Ribas sobre el ejército de Boves, ya se celebran 200 años de aquel maravilloso día donde tus


tierras estaban manchadas de rojo por la sangre de los hombres en el enfrentamiento, ahora esas tierras las cubren casas, asfalto y edificaciones, no hay restos de los hechos trágicos pero sí de lo que desencadenó ese hecho, esa acción logró lo que es ahora Venezuela, el país demócrata donde todos tienen derechos y sus opiniones cuentan.

Es un gran orgullo celebrar el sacrificio de esos jóvenes que hace ya 200 años atrás dieron su vida y mu-rieron para ayudar a darnos la democracia e igualdad, entregando su amor y valentía sin dudar para ayudar a forjar su nación soñada, ellos representan unos modelos ejemplares de estudiantes que dan todo para formar un país mejor basado en un sistema judicial, democrático y social igualitario. Lo cual dio a demostrar una ideología única, que es de envidiar por su forma tan decisiva a plantearse ellos un reto que a cualquier hombre por separado le quedaría grande; sin embargo, no así a un grupo unido, que tenga la misma meta en común y esa meta se convierta en deseo, anhelo, sueño, etcétera; el grupo pasa hacer un solo individuo con una fuerza y una confianza intocable e impenetrable, por esos elementos lograron una victoria que parecía imposible de lograr.

Se les debe rendir honores todos los días a los grandes procederes y a los tantos héroes anónimos que si sus nombres no son mencionados en los libros de historia, participaron en batallas formando parte del ejército independentista como soldados y mensajeros, dieron sus vidas pero sus nombres no son escritos en las historias que se cuentan, son todos agrupados pero cada uno por separado hicieron grandes cosas por su país así que ellos también merecen un agradecimiento especial


por darnos un futuro libre de las colonias españolas y poder decir que Venezuela es un país independiente, autónomo, soberano, democrático y libre.

Mención Especial

José Gregorio Gómez

Relación entre Bolívar y Ribas

29José Gregorio Gómez

En el principio del 2014 estamos de celebración porque cumplen 200 años importantes per-sonajes y hechos históricos en nuestro país.

Entre ellos, uno de los más transcendentales, nuestro 12 de febrero o “Día de la Juventud”. En esta fecha los venezolanos conmemoramos unas de las acciones militares más brillantes de la emancipación americana; una fecha para recordar la valentía y el coraje de un grupo de seminaristas y estudiantes de la Universidad de Caracas, quienes no teniendo ningún conocimiento militar derrotaron en la ciudad de La Victoria a un ejército realista que les superaba tanto en experiencia como en número, no imaginaban aquellos imberbes la inmortal página que su gesta inolvidable habría de escribir en los libros de la historia venezolana, quienes con un refuerzo de Vicente Campos Elías y Antonio Ricaurte con 400 hombres de caballería provenientes de las afueras de San Mateo ayudaron a las inexpertas tropas de jóvenes a obtener la victoria. El inspirador de esta hazaña, vital para detener la avanzada del ejercito de Boves hacia Caracas, fue José Félix Ribas que con sus palabras efervescentes de patriotismo los llenó de valor diciéndoles: “…Ni aún podemos optar entre vencer o morir: necesario es vencer…” A través de este logro el Libertador lo tituló: “El vencedor de los tiranos en La Victoria”. Sin embargo, los méritos de este prócer de juventudes no se limitan a aquella célebre batalla.

Desde muy joven, Ribas se apasiona por las ideas libertarias provenientes de Europa, llegando a ser unos de los organizadores del movimiento independentista que condujo al 19 de abril de 1810. Más aún, Ribas llegó a ser unos de los más cercanos colaboradores del


Libertador Simón Bolívar. Sólo su temprana muerte, producto de una traición, pudo detener el impulso indoblegable de este forjador de libertad.

Es importante mencionar que José Félix Ribas Herrera nació en Caracas el 19 de septiembre de 1775. Su familia era de las más distinguidas en la Caracas colonial; sus padres fueron Marcos Ribas Bethencourt y Petronila Herrera Martínez, siendo José Félix el me-nor de 11 hermanos. Recibió una excelente educación, incluso fue alumno del seminario que más tarde sería parte vital en el famoso acometimiento de La Victoria. En sus primeros años de vida sintió inclinación por ser religioso de la orden de los Franciscanos, pero pronto desistió de la idea y se dedicó al negocio de la agri-cultura. El 1 de febrero de 1796 contrajo matrimonio con María Josefa Palacios, tía de Simón Bolívar. Este hecho lo convirtió en tío político del futuro Libertador de cinco naciones y también produjo un enlace para la conexión de una grandiosa amistad con Simón Bolívar.

Como persona individual Simón José Antonio de la Santísima Trinidad de Bolívar y Palacios nace en Caracas el 24 de julio de 1783. Igual que José Félix Ribas su origen de clase resulta inequívoco, los vincula a la oligarquía criolla de Caracas, una elite conocida como “mantuana” por los elegantes mantos que usaban sus mujeres. Este sector social había acumulado tanta riqueza que se sentía superior incluso a los españoles recién llegados de la península ibérica, fueran éstos militares o civiles, además similar a Ribas, Simón Bo-lívar era el menor de 4 hermanos. Sus padres fueron Juan Vicente Bolívar Ponte y María de la Concepción Palacios Blanco, quienes fallecieron muy pronto, su


papá, cuando él tenía 3 años; su mamá, cuando él tenía 9 años, quedando huérfano definitivamente. Sus hermanos como también él se convirtieron en herederos de una gran fortuna.

Luego de la muerte de sus padres, el joven Simón fue criado por la negra Hipólita, que cumplió con el rol de madre y padre al mismo tiempo. En una carta de madurez, enviada desde el Cuzco (Perú) a su hermana María Antonia Bolívar, como muestra de su agrade-cimiento le dice: “Te mando una carta de mi madre Hipólita, para que le des todo lo que ella quiere; para que hagas por ella como si fuera tu madre, su leche ha alimentado mi vida y no he conocido otro padre que ella” (Carta de Simón Bolívar a su hermana María An-tonia, Cuzco, 10/7/1825). Además de esta mujer que lo quiso, lo acunó, lo cuidó y lo educó en su niñez, la figura a quien Bolívar profesó más afecto desde entonces fue a su maestro y preceptor Simón Rodríguez. Llamado “el extremista jacobino”, quien había sido secretario del abuelo materno del futuro Libertador, muertos los padres de Simón Bolívar, recibió con plenos poderes el encargo de educar al jovencito. Bolívar no pudo tener mejor maestro que Simón Rodríguez, influyó en el adolescente Simón otorgándole seguridad para desafiar a la autoridad y despojando sus miedos a escandalizar al mundo. También recibió una fuerte influencia por Andrés Bello.

Habiendo nacido en el seno más selecto y patri-cio de una cuna criolla aristocrática, el joven Simón marchó muy temprano a Europa. Allí, gracias a sus tíos, tuvo acceso a la corte española. En casa del mar-qués de Ustaríz penetró en el mundo intelectual de la


ilustración. En Europa fue testigo de la coronación de Napoleón Bonaparte y conoció a los sabios Humboldt y a Bompland. Estos dos científicos, que venían de América, traían fascinantes relatos y la intencionali-dad política de orientar la ruptura de las colonias con España. En este momento al joven Simón se le despier-ta la inquietud y el sueño de liberar el continente. En Europa simpatiza rápidamente con el republicanismo y la ilustración. Ingresa a la Masonería, con el áni-mo—según le confiesa a Perú De Lacroix en el Diario de Bucaramanga— “de hacerse iniciar para ver de cerca lo que eran aquellos misterios, y (comenta) que en París se había recibido de Maestro…” En Europa también se encuentra con su maestro Simón Rodríguez (Robinson) junto al cual, en el Monte Sacro romano, hace el juramento de liberar Venezuela, cuando tenía 22 años de edad, el 15 de agosto de 1805 : “Juro de-lante de Ud., Juro por el Dios de mis padres, juro por ellos, juro por mi honor y juro por la patria que no daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma hasta que no haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español”.

Bolívar acompañó en su viaje al nuevo represen-tante militar de España, como buen patriota no podía vivir lejos del suelo que le había visto nacer y cuya pre-caria suerte tantas veces aceleraba los latidos de su noble y esforzado corazón. La idea de poder dar a su país días de dicha y prosperidad, abriéndole la senda de su futura independencia, en más de una ocasión había venido a in-terrumpir su sueño y a mecer sus halagüeñas esperanzas de gloria. Emparan y Bolívar, pisaban costa firme el 17 de mayo de ese año. Las primeras disposiciones del nuevo


capitán general de Venezuela fueron tan violentas y des-acertadas, que todos, sin excepción alguna, así españoles como criollos, con ánimo de no separar la colonia de la madre patria, formaron el plan de derrocar su poder y constituir enseguida un gobierno análogo al de aquella.

Al llegar Simón Bolívar a Venezuela con pensa-miento e ideas brillantes, dispuesto a declarar el país independiente del yugo español como única alternativa, es donde comienza a estrecharse la relación de él y José Félix Ribas. El grupo de conspiradores de la Cuadra de Bolívar discutía acerca de la nueva forma que de-bía tomar el nuevo gobierno y los términos en que se redactaría la solicitud que se enviaría a las autoridades españolas, donde proponía la creación de una Junta. Ribas era un hombre sospechoso para la corona espa-ñola. Durante casi tres años no recibe cargo correspon-diente a sus méritos y aptitudes. José Félix Ribas era, en efecto, apasionado partidario de la revolución y uno de los primeros en la prédica y en el ejemplo. A través de estas reuniones clandestinas fueron detenidos varios parientes de Bolívar entre ellos su tío político José Félix Ribas quien manifestó que sí hubo reuniones en la casa de Simón Bolívar, que eran círculos de tipo social y de “sana diversión”, en donde no se trató tema subversivo alguno. Aunque siguieron reuniéndose esto condujo a la unión de amistades, como también a las muestras de diferencias que había entre sus integrantes, debido a que algunos solo pretendían crear la Junta Suprema y ser iguales a los españoles política y militarmente, mientras que otros como los hermanos Bolívar querían la independencia plena.


Luego de tomar varias medidas preventivas los mismos personajes de las reuniones en la cuadra de Bolívar se siguieron agrupando para una nueva acción que tendría como fecha el día de nochebuena de 1809. Fracasó por haber sido delatada. En las reuniones se propuso a Juan Vicente Bolívar como Jefe y éste se negó a aceptar y propuso en su lugar a su hermano Simón, no aceptado por los presentes por “parecerle a todos demasiado joven y sin experiencia” entre ellos sin lugar a dudas estaba Ribas que de alguna manera lo miraba como una persona sin práctica política. El Capitán Ge-neral, como medidas preventivas, confinó a los sospe-chosos a sus fincas. Bolívar se retiró a su finca de Yare. No aparecía entre los comprometidos y en cierto modo éstos lo rechazaban por sus ideas de independencia y de no aceptar la sumisión a la Junta Central. Eran para él tiempos de leer, estudiar, pensar y esperar.

Con el transcurso del tiempo, la relación de Bolí-var y Ribas se va fortaleciendo. El 19 de abril de 1810, escogido ese día para la movilización, “José Félix Ribas se multiplicó por calles y cuarteles, animando en medio de la muchedumbre incierta, venciendo resistencias tímidas, pero embarazosas, esforzando a los débiles, llenando los pechos de su osadía y entusiasmo”. Su actividad y reconocido patriotismo lo llevan al Ayunta-miento. En octubre de ese año, como líder de los pardos caraqueños, Ribas organizó una protesta pública por el asesinato cometido en Quito (Ecuador), el 2 de agosto de 1810, de 28 patriotas por parte de las autoridades realistas; cercando el palacio de la Junta, pedía la expulsión de los españoles y canarios. Teniendo una gran influencia y movilizando a un grupo de personas,


se convierte en uno de los primeros defensores de la clase de los “pardos”. En sus discursos condenaba la indecisión del gobierno. Por esas razones, la Junta Su-prema decide el 24 de octubre, apresar y expulsar a los que suponía promovedores de disturbios por espacio de cinco meses. Estos fueron José María Gallegos, José Félix Ribas y tres hermanos suyos.

A Comienzo de 1811 los integrantes de la Sociedad Patriótica, entre ellos estos dos ilustres que de alguna manera lograron unificar sus pensamientos de libertad, y es el 4 de julio de 1811 cuando Bolívar presenta su primer discurso político, preguntando: “¿Qué nos importa que España venda a Bonaparte sus esclavos o los conserve, si estamos resueltos a ser libres? Esas dudas son tristes efectos de las antiguas cadenas. ¡Qué los grandes proyectos deben prepararse con cal-ma! Trescientos años de calma ¿no bastan?” (Caracas, 4/7/1811). Teniendo así ambos un papel importante en la proclamación de la independencia, el Congreso proclama el 5 de julio de 1811 la plena independencia de Venezuela de España. Impulsados por este espíritu rebelde y la ideología emancipadora y muchas veces masónicas, los revolucionarios de Caracas toman el poder e inician el primer gobierno patriota, pero con una base social muy endeble. El grueso de las mayorías populares mira indiferente al gobierno de los criollos blancos, letrados de origen mantuano, ya que terminan marginados de esas primeras instituciones políticas propias.

Al terminar el año de 1811 con grandes logros, comienza otro con muchas dificultades, el terremoto del 26 de marzo de 1812 fue tomado por parte de la religión


católica como un castigo de Dios hacia los patriotas por haberse independizado de los españoles. Frente al poder español, crecen las dificultades y la debilidad de la joven República. El capitán de fragata realista, Domingo Mon-teverde desembarca en la ciudad de Coro en marzo de 1812. En mayo de ese año, Miranda recibe plenos poderes con el cargo de director y el grado de Generalísimo. Más tarde mientras ocurrían los ataques realistas, se levantan en el castillo de San Felipe los presos y es tomada por los españoles. Debido a estos hechos se produce la caída de la primera República, Francisco de Miranda es arrestado y entregado a Monteverde. En la capitulación de 1812 que fue firmado, Monteverde quedó comprometido a no tomar represalias contra los patriotas, compromiso que no cumplió. Después del fracaso, Bolívar salió de Venezuela y se exilió durante varios meses en Curazao. A finales de año pasó a Cartagena en donde se encontraba junto a él, Ribas y otros patriotas.

Desde que se encontraron en el barco Ribas y Bo-lívar que iba rumbo a Curazao, hablaron de la reciente caída de la República, aunque tenían diferencias esto no bastó para que estos ejemplares próceres fueran a Car-tagena y así poder hacer un plan y librar a Venezuela de los realistas. Viendo como única estrategia viajar a la localidad vecina y desde allí poder entrar a Venezuela con un refuerzo de hombres, pelear con sus adversa-rios y lograr confundirlos. Poco antes de escribir su “Manifiesto”, Bolívar había llegado a una conclusión precisa: “La guerra, sólo la guerra puede liberarnos de los tiranos odiosos y desleales”.

Estos pensamientos se pudieron haber razonado entre las conversaciones de Bolívar y Ribas, quienes se


regían por sentimientos parecidos, llenos de rebeldía, amor a la Patria, y que compartían sueños de librarse del yugo español.

Bolívar dirigiéndose a Nueva Granada entendió que la debilitación del Gobierno de Venezuela fue la toma federal que adoptó, la división interna y no las armas españolas, que los tornó a la esclavitud. Con el “Manifiesto de Cartagena” Bolívar logra que le otor-guen algún refuerzo de granadinos. La gran conclusión política de este pronunciamiento es un llamado a la ofensiva, a reconquistar Venezuela,

Atacando a los enemigos y a las provincias suble-vadas bajo hegemonía caudillista, en última instancia, al servicio de los realistas. En su discurso al pueblo granadino Bolívar propone rechazar al enemigo de la revolución “más allá de las fronteras” superando toda mirada localista, parroquial o provincial. El Manifiesto de Cartagena preanuncia la unidad orgánica de Vene-zuela y Nueva Granada. Bolívar, Ribas y los otros exi-liados, terminando con la colaboración en las fuerzas granadinas, comienzan la campaña, una vez autorizada por el Gobierno; fue llevada adelante por Bolívar con una idea muy precisa de lograr el objetivo político perseguido. Reconquistando Venezuela a través de los Andes el 23 de mayo de 1813.

Al acercarse Bolívar, la correlación de fuerzas era desfavorable para las fuerzas republicanas y patriotas. El jefe realista Monteverde dirigía a 16.000 hombres. Bolívar, en cambio, contaba con un Ejército Libertador que llegó a oscilar entre 700 y 1600 guerrilleros de origen neogranadino-venezolano. Mientras tanto, en el extremo oriental de Venezuela, el Jefe de la Campaña


de Oriente Santiago Mariño junto con el joven Antonio José de Sucre y los caudillos, Manuel Piar y Francisco Bermúdez, organizaban guerrillas para frenar a los españoles. En ese contexto Bolívar lanza su Campaña Admirable.

Entonces Bolívar se dirigió a Venezuela con sus exiguas fuerzas, pero con buenos oficiales. Entre estos iba en clase de mayor General de la expedición el venezolano Rafael Urdaneta, el valiente José Félix Ribas y el comandante Atanasio Girardot, así como también el capitán Luciano D’Eluyar. Estos últimos eran dos bizarros granadinos. El jefe venezolano fue recibido en Mérida con grandes muestras de aprecio y entusiasmo el día primero de junio. Allí concibió el más grande, el más importante y transcendental de sus pensamientos revolucionarios. Desde el principio de la guerra eran condenados a muerte por los españoles cuantos individuos caían en su poder, con las armas en mano, mientras que los suramericanos daban cuartel a sus enemigos. Esta ventajosa circunstancia hacia que los naturales, puestos en el duro trance de servir, se afiliasen con preferencia en las filas realistas. Así, pues, “la guerra a muerte” fue el grandioso pensamiento que había de dar a Venezuela su deseada independencia.

Marchando sobre Trujillo, entró Girardot sin encontrar la menor resistencia. Menos de un mes bastó a Bolívar para conquistar dos provincias venezolanas, el 15 de julio, anunció a la República la solemne resolu-ción que desde aquel día adoptaba, declarando “la gue-rra a muerte” a los enemigos armados contra la patria. Manifestando: “Venezolanos: Un ejército de hermanos, enviado por el soberano Congreso de la Nueva Grana-


da, ha venido a libertaos… Nosotros somos enviados a destruir a los españoles, a proteger a los americanos y a establecer los gobiernos republicanos que formaban la Confederación de Venezuela… españoles y canarios, contad con la muerte, aun siendo indiferentes, si no obráis activamente, en obsequio de la libertad de Amé-rica. Americanos, contad con la vida, aun cuando seáis culpables” (Simón Bolívar: “A sus conciudadanos”. Cuartel General de Trujillo, 15/7/1813).

Se vivía una confrontación feroz contra un ene-migo colonial muchísimas veces superior en número y armas que aplicaba crueldad extrema contra hombres, mujeres y utilizaba un despotismo sin piedad. Bolívar busca forzar un cambio en la correlación de fuerzas y dividir entre americanos y europeos a los partidarios del Rey, todavía muy numerosos ya que importantes sectores del campo popular, rechazando a los mantua-nos y criollos blancos, elitistas y racistas, combatía aún del lado realista.

En esa lucha sin cuartel, el intento consiste en transformar la guerra social en una guerra de inde-pendencia nacional y continental. La guerra a muerte: la guerra no es civil; se trata de una guerra contra el extranjero. La Campaña Admirable, logrando ganar las batallas de Niquitao, y los Horcones y Vigimira, en el estado Carabobo actualmente, donde Ribas llegó dos días antes y con unos soldados de infantería, muchos de ellos estudiantes, agricultores, personas de toda con-dición, animadas por el heroísmo de Ribas y haciendo huir a Salomón y su ejército.

Bolívar triunfa y logra entrar vencedor a Caracas el 6 de agosto de 1813 cuando 7.000 realistas se dan


a la fuga. Funda de esta manera la segunda república. Entre los valerosos combatientes guerrilleros que acompañan a Bolívar en la Campaña Admirable se contaban el general Rafael Urdaneta, su tío José Félix Ribas, y Antonio Ricaurte. Concluyendo Bolívar y sus fieles amigos la Campaña Admirable, logrando llegar a Caracas y obteniendo el título del Libertador, se dirige hacia Valencia y deja en Caracas a Ribas. El Libertador le tenía una gran confianza a su tío político porque al dejarlo a cargo de impedir la llegada de los realistas a la Ciudad no era un compromiso fácil de ejecutar. José Félix Ribas teniendo la misión de defender la entrada de Caracas, se dirige hacia la ciudad de La Victoria para enfrentarse a las tropas realistas de Boves.

Boves cuando en su guerra a los blancos criollos declaró libres a los presos y a los desposeídos, muchos dueños de haciendas fueron muertos por sus esclavos o por bandas de saqueadores. Entonces mulatos, mestizos y negros, quienes eran siempre humillados y maltrata-dos, capaces de hacer lo que quisieran o de tener por primera vez en su vida cosas tan elementales como una camisa o un par de pantalones obtenidos de los sa-queos, se unieron sin dudar a Boves a pesar que éste era rubio y de ojos celestes. En cada saqueo de haciendas de criollos blancos, Boves no se quedaba con nada para él y luchaba a la par de sus soldados, lo que le pro-porcionaba gran respeto popular. Junto a él marchaban los llaneros, los cuales, los llamaban los centauros por su forma de cabalgar, eran el resultado de la mezcla, de muchas sangres, acostumbrado a una vida ruda, de contacto inmediato con la naturaleza, dominador del caballo y del ganado, alimentado sin necesidad de


cultivos, con el producto de la caza o el beneficio de sus animales. Un estado primitivo, de respeto a la fuerza, a la experiencia, a los poderes físicos del hombre. Igno-rantes por no haber sido nunca enseñados, fieles a quien sabría conducirlos, ciegos en el combate si eran llevados a luchar. No había en ellos ideales sino adhesión, no discutida al jefe y atractivo por sus ofertas.

En cambio, los patriotas solo declaraban a la clase popular su libertad después de 10 años de servir al ejército, como única solución la corona española promulgaba la cédula “gracias al sacar” que permite a gente no blanca ni perteneciente a la sociedad oficial, pardos, quinterones, indios, entre otros, quedar “pura” de sangre a linaje a cambio de un pago en dinero. Los mantuanos, racista nobleza criolla, veían esa cédula real como una afrenta a sus privilegios de raza y de clase. Esa es una de las razones por las cuales los sectores populares de Venezuela terminan por odiar más a los mantuanos que a los propios colonialistas españoles, dando inicialmente la espalda al proyecto indepen-dentista de Simón Bolívar y otros patriotas de origen blanco y procedencia mantuana. Desde esta perspectiva del análisis, el descontento popular no era en contra de la independencia sino contra los mantuanos.

Seguidamente, José Félix Ribas obedeciendo las órdenes del Libertador, se dirige hacia la ciudad de la Victoria para detener la avanzada del ejército realista. Ribas sabía que de no tener un batallón fuerte en núme-ro no podría tener la esperanza de ganar la ofensiva, di-rigiéndose a Bolívar, le pide que le deje utilizar esclavos en sus tropas, a lo cual se niega porque al estar al tanto de que si lo permite debía luego dejarlos libres. Para ese


entonces, aún el Libertador tenía una visión clara de la esclavitud, a diferencia de Ribas que desde el comienzo de la Sociedad Patriótica era representante de los “par-dos”. Así que teniendo la visión de luchar en unión con el sector popular, lo cual hizo desde antes, desobedeció una vez más a Bolívar y con su gran influencia entre los sectores, se dirigió al enfrentamiento.

Llamado José Félix Ribas por su biógrafo Juan Vicente González como “el alma de la República”, gracias a su esfuerzo por mantener viva la Segunda República, el ejército republicano tenía en su camino un desafío ineludible: detener las tropas de José Tomas Boves, que se acercaba de los valles de Aragua. Ribas, nombrado por el Libertador, General de División de los ejércitos de Venezuela, asume aquella responsabilidad.

Llegando a la Ciudad de La Victoria el 10 de fe-brero de 1814, espantando a los realistas que la ocupa-ban; (era ilustre de los grandes pensadores de la época, además haciéndolo en anteriores ocasiones), pretende mostrarles a los seminaristas, estudiantes, patriotas, campesinos y demás personas unidas a sus tropas, el conocimiento del terreno, el estudio del adversario, el ataque sorpresivo y la rapidez, que eran normas de Maquiavelo, quien enseña que “el general debe conocer el terreno donde opera con su ejército”, lo cual Ribas ya conocía desde antes porque al haberse dedicado a la agricultura en el comienzo de su vida, y también como comerciante, no desconocía el territorio. Maquiavelo seguía: “la mayor habilidad de un general consiste en adivinar los designios de su enemigo… con el ímpetu y la audacia se consigue muchas veces lo que con los


procedimientos ordinarios no se obtendría jamás”. A todos esos efectos la logística le resultaba fundamental.

Luego de tener ya una visión de las estrategias, Ribas en torno a la Plaza Mayor, reúne un puñado de jóvenes inexpertos en el uso del fusil, armados más que todo por el coraje que inspira la defensa de la patria y el amor a sus hijos, esposas, hermanas, hermanos, madres y demás personas, quienes de no participar y pelear en la batalla, pudo haber sido el fin de casi todos los ha-bitantes del lugar y de Caracas, debido al feroz ejército dirigido por Boves, quienes eran llaneros de Guárico y a él mismo, a quien Bolívar se dirigió como una persona que no se había criado “con delicada leche de mujer, sino con la sangre de tigre y furias del averno”. Con un ejército que no pasaba de los 1.500 los organizó tácticamente en forma de cuadricula: los hombres más experimentados ocupan sitios más visibles, mientras que los más jóvenes se atrincheran en improvisados muros y paredones, entre las instalaciones de la iglesia y las casas circunvecinas. Pacientemente, la milicia he-roica de Ribas solo esperaba la acometida salvaje, pero contaban con algo a su favor: el atrincheramiento tenaz hacía difícil el ataque de la caballería realista, y los escombros y las barricadas desesperaban al enemigo.

En el amanecer del 12 de febrero, al acercarse las tropas realistas que tenían aproximadamente 4.000 hombres, el nerviosismo y el miedo se habían apoderado de los jóvenes que por primera vez empuñaban una lan-za, un fusil o una espada, cuando en el horizonte ven la nube de polvo que viajaba junto con las tropas de Boves.

La carga enemiga se aproxima, mientras los jóvenes estudiantes invocan sus oraciones al cielo ante


la muerte inminente. Ribas se dirige a los muchachos con frases agitadas de fervor: “Soldados: lo que tanto hemos deseado va a realizarse hoy: he ahí a Boves… Cinco veces mayor es el ejército que trae a combatirnos; pero aún me parece escaso para disputarnos la victoria. Defendéis del furor de los tiranos la vida de vuestros hijos, el honor de vuestras esposas, el suelo patrio; mostradles vuestra omnipotencia. En esta jornada que ha ser memorable, ni aún podemos optar entre vencer o morir: necesario es vencer… Viva la República”.

Morales ejercía el mando por estar Boves heri-do; tenía unos 4.000 hombres, 1.800 eran fusileros y el resto, lanceros. Su artillería, cuatro piezas. Inicia el combate, el afán mortífero del enfrentamiento, la tác-tica de Ribas resulta efectiva, a juzgar por la cantidad de los caídos realistas que, ciegamente y desesperados, se protegían en las barricadas de la ciudad. Por cada cinco realistas moría un republicano. Tras 9 horas de agobiante lucha, extenuados y a puntos de rendir armas ante una nueva arremetida realista, los heroicos jóvenes recibieron un aliento inesperado. Alguien divisa un contingente de jinetes acercándose por el camino de San Mateo. Llegando el refuerzo de Vicente Campo Elías y Antonio Ricaurte con 400 hombres a caballería quienes se lanzan sobre las líneas realistas rompiendo el cerco, Ribas y los suyos abandonan las defensas y cargan con furia inaudita sobre los destacamentos de Morales.

Logrando así una jornada que parecía ser aciaga para las armas republicanas, se trocó en victoria inmor-tal. Más de un centenar de jóvenes perdieron la vida en esta memorable acción. Si algún jefe ha estado a la altura de su misión, ninguno como Ribas en la Victoria;


sobreponiéndose a todos los peligros, oponiéndose con el fuego o el arma blanca a los ataques enemigos, atacán-dolos a su vez, que si se atiende a la enorme diferencia numérica, era imposible que ganaran los patriotas; sin embargo, el coraje, el encendido patriotismo y con un sabio uso de la defensiva, José Félix Ribas, así como el oportuno auxilio de Campo Elías, lograron el triunfo, un triunfo de una juventud que heroicamente se inmoló ese día en la Victoria.

Al siguiente día, el Libertador que se encontraba en Valencia, tituló a José Félix Ribas “El vencedor de los Tiranos en La Victoria”. Esa actitud, de no ser un opresor sino el defensor de la libertad, creaba a su alrededor una atmósfera de confianza que se convirtió, progresivamente, en admiración y afecto. Inmediata-mente, en el transcurso del tiempo, los patriotas logran ganar diferentes batallas, haciendo difícil la llegada de los realistas a Caracas. Aunque el año de 1814 trajo a los patriotas muchos triunfos, de igual manera les trajo derrotas. Boves con esas masas sumergidas y repentina-mente liberadas, formó la Legión Infernal, sin uniforme ni disciplina militar tradicional, con la que combatió y aplicó el terror contra sus enemigos, ejerciendo la crueldad contra adultos, viejos, niños o mujeres, sin hacer distinción alguna. De este modo logra generar la desmoralización de los patriotas venezolanos.

Boves desobedece a Cajigal, su jefe español, y marcha hacia Caracas propinando golpes terribles a los criollos republicanos. Bolívar decide la emigración y más de 20.000 personas marcharon a Oriente en la esperanza de salvarse de Boves el 7 de julio de 1814. Esto trajo como consecuencia, discusiones entre Ribas


y Bolívar, José Félix Ribas parece haberse opuesto al abandono de la capital y dicen que gritó a Bolívar: “Simón, Simón, deja reparar los males que has hecho”. Aun así siguen con su huida, quienes derrotados en Aragua de Barcelona, pierden la cohesión, la disciplina y hasta el principio del objetivo. Como última disputa entre Ribas y Bolívar, donde se creía que Bolívar y Ma-riño se querían escapar de las guerras y huir, algunos patriotas, entre ellos, su tío político se pronunciaron como la mayor autoridad y recibiendo a Simón Bolí-var y a Santiago Mariño, los apresaron. Debido a la amistad, el regocijo, el amor a la patria y el heroísmo de estos magníficos ilustres de independencia quienes habían compartido mucho, Ribas le permite a Bolívar y a Mariño marcharse a Nueva Granada.

Sin embargo aunque esto no fue el fin de los pensamientos de libertad de Bolívar, este decisivo año fue crucial a los cambios de ideas del Libertador y así logrando enseñarle mucho. Al meditar notó que debía hacer cambios. En un discurso de Hugo Chávez Frías el 8 de enero del 2007 dice: “¿Cómo se entiende el año 1814 sin la rebelión popular de los negros, de los pardos, de los peones de la sabana que se fueron detrás de José Tomás Boves como esperanza de redención social? 1814 fue un año de guerra de clases” (Hugo Chávez Frías: Discurso público. Caracas, Teatro Teresa Carreño, 8/1/2007). Reafirmando esta evaluación años después agregó: “En marzo de 1814 se definió el rumbo de la independencia. Bolívar se dio cuenta. Los ricos no querían liberar a los esclavos. Entonces los negros, los pardos, los pobres y los más pobres se fueron detrás de quien les ofreció la libertad y ese era José Tomás Boves,


quien no era realista... Era líder de los pobres, de los negros y de los esclavos liberados. Boves le aniquiló el ejército, Bolívar se salvó con 10 más. Fue a Caracas y también fue derrotado. Se exilia en el oriente y Boves lo persigue. Era incansable Boves. Era la furia de los pobres contra los ricos e incluso contra los blancos. ¡Eso fue una guerra de clases! Eso lo entendió Bolívar, llorando. Reflexionó y logró incorporar al ejército liber-tador a las masas de pobres, de pardos, de esclavos, con quienes derrotó al imperio español en toda América” (Hugo Chávez Frías: Discurso público en aniversario de la Batalla de la Victoria. Aragua, 12/2/2012).

Con el fallecimiento del “Vencedor de los Tira-nos en La Victoria”, quien fue traicionado, porque lo miraban como a unos de los principales cabecillas de las peleas independentistas, además considerarlo suma-mente peligroso, los realistas pretendían que al enviar su cadáver a la Puerta de Caracas los demás patriotas sentirían miedo y dejarían así las contiendas contra ellos, pero no se acabó con la lucha emancipadora de los americanos de lograr la independencia; debido a es-tos actos, Bolívar logra reflexionar y prometer: “vengar a los antepasados o seguirlos en el sepulcro” y propone contra los españoles “ahogar esa raza de exterminado-res en su sangre o en el mar”. Simón Bolívar piensa en una lucha emancipadora de alcance y aliento interna-cional. Diciendo más tarde “¿No es la unión todo lo que se necesita para ponerlos en estado de expulsar a los españoles?” [...] “Seguramente es la unión la que nos falta para completar la obra de nuestra regeneración”.

Permitiendo Bolívar que entraran los pensamien-tos y a través de su viaje a Haití, les otorga la libertad


a los esclavos. Ya que se trata de la doctrina revolucio-naria del pueblo en armas, clave de nuestras guerras de independencia. Por eso escribe: “Habiendo aprendido con las caídas, donde están los abismos; y con los naufragios, donde están los escollos. Nuestra empresa, ha sido a tientas, porque éramos ciegos; los golpes nos han abierto los ojos” (Simón Bolívar: Proclama a los ciudadanos de Santa Fe, 23/01/1815).

En esta crucial batalla de La Victoria, de la que todos celebramos el bicentenario, donde personas, que, peleando y luchando por los demás, entregaron su vida por ideales y proyectos colectivos muchísimo más im-portantes que su propio interés. Como alguna vez dijo Bolívar, nosotros somos apenas “una pequeña pajita en medio de un huracán” que a todos nos envuelve. Por eso ir hacia el pasado y conocer lo que otros hicieron nos puede servir de ejemplo para decidir y saber qué hacer con nuestra propia vida en medio de tanta confusión. Sin la participación heroica y masiva de los pueblos originarios, las negritudes, los mulatos y los llaneros en aquellas luchas, la primera independencia americana nunca hubiera triunfado sobre los imponentes y pode-rosos colonialistas europeos.

Sin apoyo popular, Simón Bolívar y José Félix Ribas no serían hoy quienes son y representan para la clase trabajadora latinoamericana y la juventud rebelde del siglo 21. Los pueblos en armas que los apoyaron y les permitieron triunfar fueron los verdaderos sujetos de la lucha. La historia no es sólo la historia de las clases dominantes. Ellos, los poderosos, las elites, las clases dominantes explotadoras, no son los únicos protagonis-tas del drama humano. Al mismo tiempo y en paralelo


hay una historia de los de abajo, de las clases populares, de las clases explotadas y de los pueblos oprimidos. La inmensa grandeza de Simón Bolívar y José Félix Ribas como individuos consistió en haber sabido superar ese origen histórico de nacimiento, que los limitaba y los hundía hacia el mundo mediocre, egoísta y mezquino de la clase dominante, para abrazar de corazón y dar su vida por la causa de las grandes mayorías populares; tuvieron que despojarse de su origen de clase para entremezclarse con los negros insurrectos, los indíge-nas rebeldes, los llaneros indómitos y así entrar por la puerta grande de la historia de la lucha revolucionaria latinoamericana. Proclamando más tarde: “El pueblo que combate, al fin triunfa” (Simón Bolívar: Proclama a los ilustres hijos del Cauca. 7 de noviembre de 1819) y siguiendo: “¡Unión, unión y seremos invencibles!”. Hacía falta mucha paciencia y un trabajo sistemático de hormiga, pero había que hacerlo. Valió la pena, la alegría y el esfuerzo. Me resultó apasionante. ¡Ojalá genere la misma pasión en quien lo lea!

Mención Especial

Sharon Figueroa

Simón Bolívar y José Felix Ribas

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Existen dos nombres significativos para la historia Venezolana, ya que nos referimos al Libertador y a un General en Jefe del Ejército, hombres que

lucharon incansablemente para liberar de la tiranía española a nuestro país.

Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios Ponte-Andrade y Blanco nace el 24 de diciembre de 1783 en Caracas (Venezuela), queda huérfano a temprana edad, sin embargo esto no es impedimento para que obtuviera acceso a una amplia educación, la cual le brinda la oportunidad de crearse un gran amor por la libertad e inmenso respeto por la naturaleza, pues es un hombre de mundo. A corta edad ya conocía países del viejo continente europeo, sin duda alguna el Libertador era un personaje honorable con valiosas ideas que conducían a un prometedor progre-so.

José Félix Ribas y Béthencourt Herrera y de las Mariñas nace el 19 de septiembre 1775 en Caracas (Venezuela), hombre con gran determinación, era due-ño de una personalidad fuerte, bastante perfeccionista, estricta, segura, majestuosa y dispuesto a luchar hasta vencer sin ninguna otra opción. Su valor era admirable.

Los ideales de estos hombres definitivamente te-nían que juntarlos para obtener algo magnífico. Siempre se hace referencia que al trabajar en equipo se obtienen mejores resultados, lo arrojado del arduo esfuerzo de estos próceres demuestra que lo que se dice es muy cierto, se podría decir que Bolívar y Ribas formaron el mejor de los equipos.

La relación del Libertador y el General en Jefe nace mucho antes de que unieran esfuerzos para la


causa de la independencia, Ribas y Bolívar además de grandes amigos eran parientes, ya que el 1 de febrero de 1796 José Félix contrajo matrimonio con María Josefa Palacios Blanco Gil de Arratia y Herrera, tía de Simón, es decir, Ribas era tío político de nuestro Libertador. Por obvias razones podemos deducir que Bolívar y Ribas cruzaron palabra en reuniones familiares donde coincidían, es por ello que su forma de atacar diversas situaciones eran parecidas, aunque no eran iguales.

Los historiadores venezolanos aseguran que Simón Bolívar y José Félix Ribas guardaban una exce-lente relación. Ambos dedicaron sus vidas a la Patria, de tal manera ofrecieron sus servicios a la milicia, evidentemente Bolívar obtuvo un rango más alto que José Félix , de hecho el cargo de ¨General en Jefe¨ le es otorgado a Ribas por el Padre de nuestra Patria. Aun así no se puede obviar el inmenso amor que mostró Ribas por defender a capa y espada la Independencia, por esta renunció o sacrificó todos los bienes que le brindaban comodidad, debido a que pertenecía a una familia de clase alta, terratenientes con poder, riquezas y respetados por la sociedad .

Simón Bolívar fue el comandante por parte de los republicanos de lo que se llamó la “Campaña Admirable”, la misma fue una sucesión de batallas que se dieron. Estaba constituida por un excelente grupo de próceres independentistas que dieron pelea en innumerables batallas. Es claro que antes de cada batalla era imprescindible planear, organizar, para que el día que se ejecutará la misma pudieran vencer, el trabajo era demasiado colosal, requería tiempo y colaboración.

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José Félix Ribas un líder radical, era el coronel encargado de las tropas que resguardaban San Carlos de un posible ataque español, mientras Bolívar permanecía en Valencia. Luego del fallo de la “Primera República” en julio de 1812, Ribas se encuentra con otros patrio-tas venezolanos, reunido en Ocaña con las fuerzas venezolanas y neogranadinas con las que el Libertador ensayaba la invasión al occidente de Venezuela.

Ribas y Bolívar estaban aliados para alcanzar un mismo fin, el triunfo. Ambos lograron excelentes resul-tados en los combates aun así, se hace mayor énfasis a la faena que tuvo como escenario los campos de la ciudad que lleva por nombre La Victoria. José Félix Ri-bas había participado en diversas y numerosas batallas pero su acción en la Ciudad Heroica de Venezuela no se compara con ninguna otra.

José Tomás Boves comandaba las fuerzas rea-listas y junto a Francisco Tomás Morales planeaban invadir la ciudad capital de Caracas y vencer al ejército independentista con el propósito de acabar con lo que se conocía como Segunda República. Días antes las fuerzas españolas se habían enfrentado en La Puerta (cerca de San Juan de los Morros) a las tropas patriotas, donde las mismas fueron derrotadas el día 3 de febrero de 1814.

El General de División, General en Jefe de la provincia de Caracas, miembro de la Sociedad Patrió-tica, José Félix Ribas fue alertado sobre la situación, de manera que decidió actuar rápidamente. Al prevenir a su tropa notó una alarmante falta de soldados por lo que recurrió a los jóvenes estudiantes, entre ellos ochenta y cinco que pertenecían al Seminario de Santa


Rosa de Lima. Ribas aguarda en La Victoria en espera de los realistas para así frenar su paso evitando que se dirigieran hacía la capital, jóvenes habían llegado a La Victoria el 10 de febrero y desde entonces hasta el día que fueron atacados por los españoles, se mantienen firmes, seguros, atentos, dispuestos a dar todo en el campo de lucha por el triunfo y por defender a nuestra Patria querida.

Antes de iniciar la batalla el comandante Ribas se dirigió a su ejército formado en gran parte por adoles-centes culminando con las siguientes palabras:

“Soldados: Lo que tanto hemos deseado va a realizarse hoy: he ahí a Boves. Cinco veces mayor es el ejército que trae a combatirnos; pero aún me parece escaso para disputarnos la victoria. Defendéis del furor de los tiranos la vida de vuestros hijos, el honor de vues-tras esposas, el suelo de la patria; mostradles vuestra omnipotencia. En esta jornada que va ser memorable, y no podemos optar entre vencer o morir: ¡Necesario es vencer! ¡Viva la República!

La batalla comenzó a tempranas horas, se exten-dió todo el día por las calles de la ciudad. Fue asombroso la capacidad de lucha incansable que demostraron los jóvenes patriotas ante ímpetu de las tropas realistas, aun así todo se descifró en la tarde cuando el comandante Vicente Campo Elías llego con sus refuerzos de 220 soldados, que venían de San Mateo, tiempo después los españoles abandonan el combate, significando esto que los venezolanos obtuvimos el triunfo.

Bolívar, al conocer que los patriotas obtuvieron la victoria, le concedió a Ribas el título de “Vencedor de los Tiranos”. El Libertador, mientras se libraba la batalla ese

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12 de febrero de 1814, se hallaba concentrado con un ejército para luchar contra Boves y sus tropas realistas en caso de cualquier ataque, esto era más una estrategia de precaución, por si algo se dificultaba en la ciudad de La Victoria, obviamente nuestros jóvenes demostraron con su valor y voluntad que eran muy capaces de derrotar al imperio español. Cabe destacar que contaron con la excelente participación y ayuda de los comandantes Ma-riano Montilla y Luis María Rivas Dávila quien dejó en las tierras victorianas su último aliento de lucha, puesto que aquí falleció.

La batalla de La Victoria fue un magno evento, es realmente gratificante la presencia de los jóvenes, su valentía y dedicación despierta una grata admiración puesto que en ningún momento se negaron a luchar, su disposición prevalecía ante todo, lo que resulta más impactante es el control del miedo que sentían, porque es evidente que éste existía solo al imaginar a los 1.500 hombres a quienes se enfrentaban. Tan sólo eran mu-chachos llenos de sueños emprendedores con ganas de vivir y triunfar naturalmente. Aun así no demostraron cobardía alguna, no permitieron que el miedo cumpliera su cometido paralizándoles, ¡vaya que era aceptable que se encontraran intimidados o asustados! venían de dejar una familia, sus estudios; sin preparación, ni ades-tramiento en armas, sin embargo no les temblaron las manos para tomar un fusil, una espada o incluso utilizar su propio cuerpo para dar la defensa por su país, jamás miraron hacia atrás, simplemente se dirigieron con la cara en alto y con un solo propósito: alcanzar la victoria.

Verdaderamente esto es un ejemplo que para la juventud del siglo XXI, la actuación de aquellos jóvenes


patriotas que debe inspirarnos cada día luchar por conse-guir mejoras para Venezuela. Hoy día todo resulta mucho menos complicado ya que no es necesario que tomemos las armas para poder ser escuchados, tampoco tenemos que temer a expresarnos ni en rendirle cuentas a un go-bierno tirano puesto que somos un país independiente, democrático y libre. En los jóvenes está el futuro, la in-novación, la fuerza, la determinación, todo radica en que nuestros ejemplos no cambien, que sean siempre nuestros próceres independentistas. Continuaremos bajo el mando y seguiremos los ideales de Bolívar y Ribas, claro con ese toque propio de originalidad.

Ribas, excelente comandante, tenía una seguri-dad muy grande, hombre de armas tomar, al enfrentar cualquier dificultad lo hacía de manera inmediata y contundente para así cortar el problema de raíz, sus de-cisiones solían ser fulminantes, en su persona se hallaba una gran perseverancia. Al proponerse algo no descan-saba hasta lograrlo, sin importar lo que tuviese que hacer siempre, son notables las palabras pronunciadas en su famosa arenga: “No podemos optar entre vencer o morir. ¡Necesario es vencer! ¡Viva la República!”. La frase dicha por el general José Félix deja muy en claro que no había espacio en él para dudas y solo existía un camino, el que conducía directamente a sus alcances. Ribas fue el más indicado para luchar contra Boves que resultó un enemigo fuerte y tirano.

El Libertador Simón Bolívar fue un líder empren-dedor, resolviente, reflexivo, con inmensa paciencia, era de los que dan pasos lentos pero seguros, se creaba estrategias en su imaginación, allí las estudiaba profun-damente para luego llevarlas a un plano real. Esto lo

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podemos observar al conocer cómo después de la caída de la Segunda República mientras se encontraba en Nueva Granada se dio cuenta que para lograr una inde-pendencia absoluta era necesario acabar totalmente con el dominio español para que así no llegaran a intentar restablecer su plan de apropiarse de Venezuela. Para derrotar a España definitivamente se tenían que unir las fuerzas con otros países de América que fueran diri-gidos por un solo mando que garantizara la formación de una potencia, la cual llamarían la Gran República, que podría desafiar a otro imperio. La idea expuesta por Bolívar lo obliga a actuar de distinta manera. Sin embargo no logró su cometido, pues las naciones ya estaban establecidas de algún modo y también algunas estaban independizadas, su propuesta pasó a ser un sueño pasajero que vio la luz brevemente pero luego se desplomó.

Aunque Ribas y Bolívar al momento de proceder ante alguna dificultad eran muy distintos, tenían en común el gran amor y pasión por liberar al país de la opresión española. Las estrategias del Padre de la Patria generaron buenos avances, y unido al General José Félix en el proceso independentista puede que se obtuvieran resultados fascinantes, porque sus ideales se complementaban, ya que Bolívar planteaba y Ribas ejecutaba, al más mínimo problema una bien pensada estrategia con agilidad y determinación conseguía una excelente solución.

1814, doscientos años después, 2014 se disponen a nivel mundial a conmemorar el gran bicentenario de la Batalla de La Victoria ciudad del estado Aragua la cual restablece su nombre en honor aquel acontecimiento


donde los patriotas resultaron vencedores, precisamen-te se tomará como protagonista de la celebración a la Ciudad Heroica de la juventud, de hecho el año será dedicado a los jóvenes se realizaran infinidades de acti-vidades recreativas, literarias, deportivas donde tendrán participación los medios masivos de diferentes partes del mundo también personalidades importantes, la celebración se extenderá todo el año. Como es evidente Bolívar y Ribas siguen presentes la memoria; estrategias, e incansables luchas son recordadas y seguidas por la generación actual, poco a poco se continuará dando la pelea valiéndose de instrumentos como el conocimiento y la inteligencia para liberar por completo de la de-pendencia a Venezuela logrando lo que tanto ansiaron nuestros estimados próceres independentistas.

En este año bicentenario lo que se pretende es dejar en alto la influencia que ha ocasionado la partici-pación tanto de jóvenes como de los pioneros indepen-dentistas a lo largo de la historia. Se puede reflejar que ya los españoles no tienen poder sobre Venezuela, eso es un gran paso pero el trabajo no ha culminado, muchos sucesores han gobernado proporcionando beneficios al país, dejando a éste libre de deudas que es lo principal. Pero la transformación es más evidente en los últimos 15 años, puesto que se han adquirido nuevos equipos tec-nológicos que disminuyen el esfuerzo y hacen posibles procesos industriales, lo que significa mejoramiento en cierto nivel de la economía y a sus vez de otros factores de suma importancia.

Podemos fijarnos como en la actualidad el gobierno se desenvuelve a partir de un objetivo socia-lista que presenta de manera evolucionada desde una

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perspectiva humanitaria, esto guarda cierta relación con los ideales del Libertador con respecto a que están intentando unir los países del continente suramericano y de diversas partes del mundo, claramente no se hace referencia de una unión geográfica sino en aspectos que afectan directamente a la sociedad, para así abrir vías al desarrollo concreto en latinoamérica, combatir de cierto modo el régimen norteamericano también es una forma de solucionar mutuamente las contrariedades, es decir, brindarse ayuda unos a otros con las necesidades básicas de cada nación bajo la base de una hermandad.

En lo que les compete a la juventud venezolana se le es propiciada por el estado accesibilidad a la educa-ción gratuita, a los distintos medios de comunicación, al conocimiento de la historia, rescate de la cultura, valores tradicionales entre muchos recursos más para que utilicen esto como armas para crear y proporcionar un victorioso avance para nuestra Patria y así continuar con el legado de nuestro luchadores antepasados.

La educación, pues existen millones de formas para instruirse académicamente sin importa la edad ¡nunca es tarde para aprender! dicen. Aquí en esta república se toma con seriedad, la evidencia está en que nos encontramos con programas que se les conoce como misiones que prestan el servicio y una fácil ob-tención del sistema educativo. Si interpretamos esto, genera consigo una igualdad social porque a diferencia del siglo XX hoy tienen el derecho a estudiar todos, sin importar el rango social o color de piel. Pues el estado aporta los recursos. Muchos institutos tecnológicos son ahora universidades permitiendo al estudiante aspirar a un título universitario en su especialidad o incluso llegar


a ser licenciado. Esto no acaba aquí, pues se plantean muchos proyectos, los cuales ya se han iniciado como la entrega de laptos, libros, cuadernos a las escuelas primarias y a los liceos para los estudiantes de dichas instituciones. Todo esto con el propósito de que les sirvan de herramientas para el rendimiento académico.

Los jóvenes tienen todas las facilidades para generar y producir grandes maravillas para este país, inclusive tienen la posibilidad de explotar sus talentos artísticos a través de los medios culturales introducidos en la planificación de las actividades en instituciones educativas, ya sea en la parte musical, gastronómica, danzas. Además se cuenta con La Ley Orgánica de Pro-tección para el Niño, Niña y Adolescente que protege, cuida, defiende los deberes y derechos de estos.

Cabe destacar que no sólo existen misiones que se ocupan de la educación sino que se ocupan de otras necesidades básicas como la alimentación, salud, vivienda, entre otras; esto le ofrece al venezolano una mejor calidad de vida. También tenemos una Constitu-ción que establece el derecho a la libertad de expresión, a nuestro espacio geográfico, a los de la ciudadanía, es decir, establece que nuestras tierras no podrán ser trasladadas, traspasadas ni vendidas a otros estados por pertenecer al pueblo venezolano.

Venezuela si ha avanzado en un alto nivel en comparación a doscientos años atrás, es asombroso; sin embargo, no somos del todo independientes pues aún es necesario acudir a otras naciones en tiempos de crisis, pero es un bajo grado de dependencia, es mucho más fácil de combatirlo. Solo lo lograremos siguiendo los ideales del Libertador como se ha venido trabajando

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hasta ahora. La prioridad es enfocarse en la unión de los países latinoamericanos, porque estos están en la capacidad de formar un imperio que marque la diferencia con respecto a otras naciones. Se alcanzaría un desarrollo independiente del resto del mundo, para continuar siguiendo los pensamientos futuristas de Bo-lívar y recordando que no podemos optar entre vencer o morir ¡Necesario es vencer! ¡Viva nuestra futura gran República!

CONTENIDO

PRESENTACIÓN

1er. LugarBatalla de La Victoria de 1814de María José Perdomo Gómez.......13

Mención EspecialRelación entre Bolívar y RibasJosé Gregorio Gómez......................27

Mención EspecialSimón Bolívar y José Felix RibasSharon Figueroa..............................51

Este libro se imprimió en la Imprenta de Aragua,

adscrita al Sistema Nacional de Imprentasde la Fundación Editorial El perro y la rana.

Mayo, 2014

300 ejemplares.

Bicentenario de la batalla de La Victoria - Bienal de Literatura Ciudad de la Juventud 2014

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