Bicentenario de La Batalla de Salta- José de Alzaga

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BICENTENARIO DE LA BATALLA DE SALTA: BELGRANO NUEVAMENTE ASALTADO Jueves, 07/02/2013 | 20:42 hs José de Álzaga Con estos ejemplares, el pobre de Manuel Belgrano vuelve a tener su Vilcapugio y Ayohuma SALTA.-Amigo lector: El verano viene desandando sus días entre calores y vapores, y haciendo un alto en un regio atardecer, me reuní con algunos amigos en el Tenis Club Argentino. Precisamente allí fue donde crucé palabras con Mauricio Macri, que hasta entonces no sabía que su "malcriada" Gabriela Michetti había compartido un convite con Juan Manuel Urtubey. Esto no hace otra cosa que demostrar, que la devastadora voracidad de este predador de partidos políticos sigue intacta y no se agota con los de Salta- donde no quedó ninguno en pie- sino que tal parece ahora va por los partidos nacionales. Mientras estas mieles se cuelan en Buenos Aires, en Salta se avecina el tiempo de conmemorar el Bicentenario de la Batalla como así también las vísperas de aquella gran gesta, obra prodigiosa del General Manuel Belgrano que sellara la suerte definitiva de ese proyecto de Nación. Por eso asisto pasmado al espectáculo lamentable y decadente que brindan esos frívolos e inoperantes que forman en la llamada “Comisión Década Bicentenaria” y que tienen en sus manos la organización de tamaña conmemoración. Me refiero a ese atado de malogrados e improductivos funcionarios designados -¡cuándo no!-por ese pendenciero de Juan Manuel Urtubey, que solamente recoge del campo político los cadillos y las zarzas para ubicar a sus amigos en los puestos de responsabilidad pública. Me gana el arrebato al enterarme del reclamo que mi amiga, Casiana Belgrano dirigió a este santo patrono de las bombachas en equilibrio inestable, llamado Juan Manuel Urtubey, donde expone sus quejas por haber sido abandonada a las márgenes de toda consideración cuando se trata de homenajear al Prócer, ilustrísimo antepasado suyo, tal cual su apellido lo revela. Entiendo el enfado de Casiana, de ilustre sangre argentina, descendiente de María Josefa Ezcurra, cuñada de Juan Manuel de Rosas, relegada por esos usurpadores de títulos y honores que se afanan en abusar de sus cargos públicos, sólo buscando los palcos sin hacer nada útil para sus contemporáneos. Pero qué más podría pedírsele a una Comisión del Bicentenario que está coordinada por quién fuera secretario del "Sheriff" Pablo Kosiner, un monje negro de baúl, convertido en sicario de expediente y de apellido tan vulgar que mi memoria no retiene.

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BICENTENARIO DE LA BATALLA DE SALTA: BELGRANO NUEVAMENTE ASALTADO

Jueves, 07/02/2013 | 20:42 hs José de Álzaga

Con estos ejemplares, el pobre de Manuel Belgrano vuelve a tener su Vilcapugio y Ayohuma

SALTA.-Amigo lector: El verano viene desandando sus días entre calores y vapores, y haciendo un alto en un regio atardecer, me reuní con algunos amigos en el Tenis Club Argentino. Precisamente allí fue donde crucé palabras con Mauricio Macri, que hasta entonces no sabía que su "malcriada" Gabriela Michetti había compartido un convite con Juan Manuel Urtubey. Esto no hace otra cosa que demostrar, que la devastadora voracidad de este predador de partidos políticos sigue intacta y no se agota con los de Salta- donde no quedó ninguno en pie- sino que tal parece ahora va por los partidos nacionales.

Mientras estas mieles se cuelan en Buenos Aires, en Salta se avecina el tiempo de conmemorar el Bicentenario de la Batalla como así también las vísperas de aquella gran gesta, obra prodigiosa del General Manuel Belgrano que sellara la suerte definitiva de ese proyecto de Nación. Por eso asisto pasmado al espectáculo lamentable y decadente que brindan esos frívolos e inoperantes que forman en la llamada “Comisión Década Bicentenaria” y que tienen en sus manos la organización de tamaña conmemoración.

Me refiero a ese atado de malogrados e improductivos funcionarios designados -¡cuándo no!-por ese pendenciero de Juan Manuel Urtubey, que solamente recoge del campo político los cadillos y las zarzas para ubicar a sus amigos en los puestos de responsabilidad pública.

Me gana el arrebato al enterarme del reclamo que mi amiga, Casiana Belgrano dirigió a este santo patrono de las bombachas en equilibrio inestable, llamado Juan Manuel Urtubey, donde expone sus quejas por haber sido abandonada a las márgenes de toda consideración cuando se trata de homenajear al Prócer, ilustrísimo antepasado suyo, tal cual su apellido lo revela.

Entiendo el enfado de Casiana, de ilustre sangre argentina, descendiente de María Josefa Ezcurra, cuñada de Juan Manuel de Rosas, relegada por esos usurpadores de títulos y honores que se afanan en abusar de sus cargos públicos, sólo buscando los palcos sin hacer nada útil para sus contemporáneos.

Pero qué más podría pedírsele a una Comisión del Bicentenario que está coordinada por quién fuera secretario del "Sheriff" Pablo Kosiner, un monje negro de baúl, convertido en sicario de expediente y de apellido tan vulgar que mi memoria no retiene.

Párrafo aparte para los otros tres presuntuosos de esa claque de bufones, uno, ese punguista de la historia, el arrogante de Alejandro Pojasi–subtitulado ahora como “Arraya”-, un supuesto historiador que está en ese lugar por el sólo y único gran mérito de su vida, cual fue el haberle” bombeado” un par de finales a favor del equipo de rugby de Urtubey en su adolescencia.

Un adulón de su propia persona que se dice supuesto descendiente de un tal coronel Arraya, de quien las mentas de la historia acusan que habría finalizado sus días fusilado por traidor, ya que dicen, se pasaba de un bando a otro como si tuviera un poncho de colores reversible. Un perdulario que ahora anda agitando al gauchaje para dividirlo en busca de vaya saber qué extraño motivo.

No menos le va en zaga ese otro fantoche de la historia como es ese Martín Miguel Güemes, homónimo del Héroe Gaucho –éste subtitulado “Arruabarrena”-, cuyo único esfuerzo conocido en la vida ha sido el trabajar, precisamente, de “Martín Güemes”.

Un contorsionista ideológico que ha transmutado por todos los partidos políticos buscando un sitio para estacionarse y lucrar con su abolengo, y como no podía ser de otra manera, lo encontró en este redil de oligofrénicos que acompañan la gestión del Joven Maravilla.

Soberbio figurón que transita los cenáculos “de leídos” reclamando loas y pleitesía, a son de invocar un linaje güemesiano que curiosamente no aparece en ninguna genealogía oficial aceptada.

Personaje petulante y jactancioso este Martín M. (no sabemos si esta segunda inicial es de “Micro”) Güemes que pretende ganar por el palabrerío pseudo académico, lo que la naturaleza le privó en estatura, y que bien definió mi amiga Marieta Güemes durante nuestra última partida de Bridge diciendo que “un

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Güemes no puede ser un desastre que se viste con plumas ajenas”; y al que muy bien le cabe el sentido del viejo apodo popular de“ retrato de la abuela”…, más de cuarenta años en la cómoda.

A ponerle moño a este paquete de ridículos esperpentos vino a sumar la incorporación a la “Comisión del Bicentenario” de ese neofascista de Ernesto Bisceglia –hasta ahora sin segundo apellido de nobleza-; militante confeso de la derecha más autoritaria y nefasta.

Este malhechor de las letras es además un “Honoris Causa” de la intolerancia religiosa y enemigo público de la Santa Iglesia Católica. El lector sabe que jamás me equivoco en mis enunciados y así digo que esta oveja descarriada del corral del Arzobispo Mario Cargnello predica contra los tonsurados porque llevaría él mismo, sangre de un altísimo dignatario de la Iglesia; un arribista barato que debiera explicar su dudoso pasado verde oliva.

Para mayor escarnio, este Bisceglia es otro de los que juega en la nocturnidad en el equipo de los clandestinos esotéricos ataviado de Caballero Templario, con capa blanca, capucha y collar, con los cuales más que un discípulo del egregio Huges de Payne, fundador de la Orden del Temple, debe parecer un enfermero diplomado de la Cruz Roja o un miembro vernáculo del Ku Kux Klan. Una muestra palmaria de que este Urtubey no le hace asco a nada.

Con estos ejemplares, el pobre de Manuel Belgrano vuelve a tener su Vilcapugio y Ayohuma. Mientras todos estos juegan al Gran Bonete, “Hoy” el Júcaro baila pasodobles y flamenco español

(sólo para entendidos), mientras aprovecha el río revuelto –el mismo donde pescaba con su troupe en el Bell del 911- para patinar la ciudad de Salta con gigantescos afiches alegóricos al Bicentenario de la Batalla de Salta haciendo la “Gran Belgrano”, o sea tratando de sorprender a las fuerzas “U” por detrás, mientras estos descansan en las palmeras.

Lamentable pintura de la improvisación para conmemorar una fecha que debe poner de pie a todos los argentinos, porque el 20 de Febrero de 1813, el General Manuel Belgrano, enfermo y empobrecido, con su triunfo legó para los argentinos una Patria y una Bandera. Mientras estos cocoliches juegan al funcionario.

Sabida es la poca gracia que le hace al jovenzuelo Urtubey esta Comisión de perturbados que se auto galardonan como “historiadores”; y la juegan de eruditos cuando no son más que unos jactanciosos altaneros, pedantes e insolentes sustitutos de aquellos que lucharon por la nacionalidad, de los cuales se avergonzaría un Manuel Belgrano.

Ante tanta iniquidad me suben las pulsaciones, al punto de tener que acudir de urgencia a un tratamiento combinado de telmisartán y amlodipino para controlar la hipertensión que proporciona el espectáculo de estos insolentes comediantes de la historia.

Dicho sea de paso, digo que el próximo 19 a la noche aceptaré la invitación al cumpleaños de ese ilustre jurista, Don Rodolfo Urtubey, alias “Coyote” para íntimos, y digo que preferiré participar de la celebración de sus 80 años antes que acudir a esa pueblada barata que tendrá lugar frente a la Legislatura. No hay ninguna duda, a Don Rodolfo le ha faltado más vehemencia en su mano y otra cosa hubiera logrado de ese tunante de su hijo Juan Manuel.

Ante el desolador cuadro de la incompetencia, mejor busco refugiarme entre los reflejos violetas, casi negro del tinto Gran Reserva Bonarda de Valle de la Puerta 2008 que degustaré mientras imagino aquel momento del sublime tránsito del General Manuel Belgrano a la inmortalidad, meditando esa frase anónima que calza tan bien a esta situación: “Prefiero ser una persona competente del presente y del futuro, que conocer el pasado y ser un inútil en el presente”. Al que le queda el sayo, que se lo ponga.