Biotecnología y Agricultura - cecreda.org.ara_y_Agricultura.pdf · Un análisis del uso de ... uno...
Transcript of Biotecnología y Agricultura - cecreda.org.ara_y_Agricultura.pdf · Un análisis del uso de ... uno...
BIOTECNOLOGÍA Y
AGRICULTURA Un análisis del uso de la Agrobiotecnología en Argentina:
Beneficios y perjuicios para la sociedad y el ambiente
Investigadoras Lorena Coelho Silva – Lic. en Biotecnología (UNQ)
Yésica Lorenzo – Lic. en Biotecnología y Biología Molecular (UNLP) María Florencia Sainato – Estudiante Lic. en Ciencia Política (UBA)
1
Índice
¿Qué es la Agrobiotecnología? .................................................................................................... 2
Aparición de los primeros productos agrobiotecnológicos en el escenario global ................... 3
Argentina, productor mundial ..................................................................................................... 3
Cadena de valor de las semillas en Argentina: la importancia de la soja ................................... 6
Marco regulatorio ......................................................................................................................... 8
El paquete tecnológico: soja transgénica, siembra directa y glifosato..................................... 11
Controversias: herbicidas que matan más que hierbas ............................................................ 13
Otros impactos de la producción agroindustrial ....................................................................... 18
El camino hacia la agricultura sustentable ................................................................................ 18
Últimos avances y perspectivas a futuro ................................................................................... 21
Bibliografía .................................................................................................................................. 25
2
¿Qué es la Agrobiotecnología?
El 9 de noviembre del año 2015 el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca
de la Nación (MAGyP) – hoy en día Ministerio de Agroindustria- firmó un convenio
con el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MinCyT) que
sostiene el financiamiento de proyectos para el desarrollo de productos
agrobiotecnológicos.1
Ahora bien, ¿en qué consisten o qué son los productos agrobiotecnológicos?
Quitemos el prefijo “agro” y comencemos por los productos biotecnológicos; los
mismos son los que resultan de la aplicación tecnológica que utilice sistemas
biológicos y organismos vivos o sus derivados para la creación o modificación de
productos o procesos para usos específicos, es decir, en términos sencillos, la
Biotecnología es el empleo de organismos vivos para obtener bienes y servicios que
son de utilidad para el hombre. Desde hace miles de años fabricamos cerveza, vino,
queso y yogurt, por ejemplo, haciendo uso de la misma aún sin saberlo. Desde los
años ochenta la llamada Biotecnología moderna hace uso de la Ingeniería Genética,
modifica y transfiere genes de un organismo a otro obteniendo resultados de
extraordinaria relevancia como son la producción de insulina humana en bacterias,
la secuenciación del genoma humano, producción de anticuerpos, etc.
En la actualidad, uno de los campos más importantes a los que se ha
incorporado tecnología de innovación es el de la agricultura, conformando la llamada
Agrobiotecnología. En este caso, se busca obtener mejoras en los cultivos ya sea en
cuanto a rasgos como el color, forma, tamaño, aumento de vida útil, diferentes
resistencias que aumentan el rendimiento (virus e insectos, herbicidas, condiciones
ambientales adversas), o en cuanto a calidad volviendo los alimentos más sanos y
saludables (tomates enriquecidos en antioxidantes, arroz enriquecido en
carotenos, etc.), generando plantas capaces de “limpiar” suelos de metales pesados
en un proceso conocido como fitorremediación, o utilizándolos como tambos
farmacéuticos o biorreactores para la obtención de fármacos como proteínas
humanas, anticuerpos, y hasta el famoso y más reciente producto farmacéutico
“ZMapp” producido en plantas de tabaco y aplicado en el tratamiento
del ébola, así como otras moléculas de interés industrial y alimenticio.
Por supuesto, éstos son algunos ejemplos que constituyen sólo la punta del iceberg
ya que lo que se ha logrado y puede lograrse mediante estas técnicas es aún más
impresionante.
1http://www.agroindustria.gob.ar/site/institucional/prensa/index.php?edit_accion=noticia&id_info=1511
09160255
3
Aparición de los primeros productos agrobiotecnológicos en el
escenario global
Entre los años 1990 y 2000 aparecieron en el mercado mundial los primeros
productos agrobiotecnológicos modernos: los cultivos de soja, maíz y algodón con
semillas genéticamente modificadas resistentes a herbicidas, plagas y
enfermedades. En 1992 se comercializó en China el primer cultivo genéticamente
modificado: una cosecha de tabaco resistente a virus. Desde entonces, la industria
biotecnológica y organizaciones como el Servicio Internacional para la Adquisición de
Aplicaciones Biotecnológicas en Agricultura (ISAAA) han fomentado la rápida
adopción de estos cultivos transgénicos en todo el mundo, alegando que los mismos
benefician al medio ambiente, a los agricultores, a los consumidores y que
contribuyen a la lucha contra el hambre y la pobreza.2
Demostrando un importante aumento de la productividad agrícola, estos
cultivos se extendieron rápidamente en todo el mundo, logrando disminuir los costos
y aumentar el rendimiento productivo. Este marco, amplió la frontera agrícola a nivel
mundial. No obstante, es necesario destacar que los principales difusores de la
agrobiotecnología fueron, y aún lo siguen siendo, grandes grupos globales
provenientes del sector químico (DuPont/Pioneer, Monsanto, Dow Agrochemicals y
Basf) y del sector farmacéutico (Syngenta y Bayer). En consecuencia, la mayoría de
las patentes sobre estas semillas son propiedad de unas pocas
empresas multinacionales que contaron con las herramientas necesarias para
cumplir con los diferentes marcos regulatorios y con la influencia necesaria para
valorizar la tecnología a escala global. Además, en los países de origen
de las innovaciones, estos grupos han recibido un fuerte apoyo del sector
público en diversos aspectos que abarcan desde el sistema regulatorio hasta
políticas institucionales específicas.
Argentina, productor mundial
Las condiciones productivas e institucionales locales como la disponibilidad de
recursos naturales, capacidades de molienda y logística y
la infraestructura en ciencia y tecnología argentina no pasaron inadvertidas.
Así, empresas multinacionales como Basf, Bayer CropSciences, Dow Agrochemicals,
Monsanto, DuPont/Pioneer, Syngenta y Nidera instalaron sus filiales en el territorio
argentino. El contexto político y económico favorecía el ingreso de estas filiales al
2 http://www.isaaa.org/inbrief/default.asp
4
país logrando posicionar a la Argentina dentro de los principales países en el naciente
y prometedor mercado de las semillas transgénicas. En líneas generales, se puede
observar que el marco institucional/estatal promovió la consolidación
del agronegocio con destino de exportación; que las empresas
transnacionales lograron satisfacer sus necesidades, independientemente de si eran
o no coincidentes con las del país en donde se instalaron; que hubo un crecimiento
de la demanda de oleaginosas en general y particularmente de soja en India, China
y Europa que impulsó el crecimiento de los precios internacionales; y que se
produjo un proceso de refugio de grandes capitales financieros que ubicó
sus excedentes en la producción agrícola, minera y petrolera.
Desde el año 1996, Argentina ha hecho uso de la Biotecnología en su
agricultura lanzando al campo primeramente la soja resistente al glifosato, uno de
los herbicidas más utilizados. En los años subsiguientes, al reconocer los productores
los beneficios que estas nuevas variedades les ofrecían, se han lanzado distintas
variedades de soja, maíz y algodón transgénicos. Actualmente, para los tres
casos, tenemos semillas resistentes a herbicidas, resistentes a plagas, y semillas con
ambas tolerancias. Luego de la aprobación del cultivo de soja transgénica en la
Argentina en 1996, la producción de la misma aumentó en términos
exorbitantes llegando a ser el mayor cultivo genéticamente modificado cultivado en
la Argentina. Según un informe publicado en 2014 por el ISAAA, Argentina es el
tercer país con mayor superficie utilizada para el cultivo genéticamente
modificados, debajo de Estados Unidos y Brasil (Figura 1) con el 60% de su superficie
cultivable ocupada con cultivos transgénicos.
5
Precisamente, en los últimos años hemos aumentado notablemente la
superficie utilizada para cultivos de genéticamente modificados para la siembra de
soja, maíz y algodón transgénicos, sobre todo en el caso de la soja (Figura 2). Esto
muestra no sólo que los productores se han beneficiado con estas
prácticas, sino también que hemos crecido en las exportaciones. Según un estudio
realizado en noviembre de 2011 por el Dr. Eduardo Trigo para ArgenBio, los
beneficios económicos totales calculados en los primeros 15 años de aplicación de
estas tecnologías superaron los 70 millones de dólares y trajeron consigo más de 1
millón y medio de nuevos empleos.
Figura 1. Área Global cultivada con OGM por país, sobre 181,5 millones de hectáreas. Otros: Filipinas, Australia,
Myanmar, Colombia, Sudán, Honduras, Cuba, Portugal, Chile, total: 28. Fuente: ISAAA 2014.
6
Nuestro país es un actor clave a nivel mundial en la producción de cereales y
oleaginosas como así también de sus derivados industriales (harinas, aceites, y
biocombustibles). Gracias a la eficiencia y calidad de producción de semillas con altos
rendimientos y desarrollos tecnológicos, consecuentes con la demanda nacional e
internacional, las capacidades y el nivel tecnológico logrados por la
industria semillera argentina, el país se ha posicionado como uno de los principales
jugadores en la producción y exportación de semillas en contra-estación para el
hemisferio norte, que ocupa un lugar importante mundialmente en cuanto al cultivo
de transgénicos.
Cadena de valor de las semillas en Argentina: la importancia de la
soja
Los actores de la cadena de valor de las semillas comienzan en aquellos cuyas
actividades recaen en el mejoramiento y desarrollo vegetal, la multiplicación y
producción de la semilla, hasta aquellos que la distribuyen y comercializan; por
supuesto también juegan su papel los proveedores de la maquinaria agrícola
específica, logística, servicios, laboratorios, mano de obra, etc.
Figura 2. Evolución de la Superficie Cultivada con OGM en Argentina en miles de hectáreas. Fuente: ArgenBio.
7
El Estado Nacional juega un rol determinante a nivel regulatorio desde sus
organismos dedicados exclusivamente a tales fines como son el Instituto Nacional de
Semillas (INASE), el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Argentina (SENASA) y
otros organismos con competencias como la Comisión Nacional Asesora de
Biotecnología Agropecuaria (CONABIA). También cumplen un papel importante las
instituciones de I+D; por ejemplo, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria
(INTA) lidera la investigación y desarrollo de variedades vegetales, con programas
de mejoramiento genético.
Por su parte, como mencionamos anteriormente también intervienen un
número significativo de empresas privadas que intervienen en esta cadena de valor,
según datos de la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA), hasta diciembre del
2012 se encontraban más de tres mil empresas dedicadas a la multiplicación,
producción, acondicionamiento y procesamiento de semillas de uso agrícola en
Argentina. Estas empresas generan una producción anual de 865 mil toneladas con
una facturación de unos 1000 millones de dólares aproximadamente y la exportación
supera los 280 millones de dólares.
Particularmente, para el caso de la soja, su importancia en nuestro país va
más allá de su relevancia en la estructura productiva del campo. El complejo soja,
conformado por los granos de soja y las commodities resultantes de su primera
industrialización (harinas proteicas y aceites), ocupa el primer lugar en el ranking de
exportaciones agroalimentarias del país, constituyendo una de las principales fuentes
de divisas y de ingresos públicos derivados del comercio exterior. En el año 2010, las
exportaciones del complejo alcanzaron al 28% de las exportaciones totales.3 Vale
aclarar que la producción de soja se encuentra, en gran medida, transnacionalizada.
Además de la presencia de las empresas globales en las industrias de semillas
e insumos para el agro, importantes empresas multinacionales (EMN) invirtieron en
la industria de la molienda de los granos oleaginosos y participan como jugadores
centrales en el comercio exterior de estos productos. Las firmas industriales
presentan fuertes economías de escala y tecnología de punta a nivel mundial. En
Argentina, las principales filiales de esos grupos empresarios poderosos son
empresas como Cargill, Luis Dreyfus, Glencore, Bunge y Born y ADM; también
existen algunos grupos y firmas nacionales como Aceitera General Deheza (AGD).
3 http://www.vocesenelfenix.com/content/desarrollo-de-la-agrobiotecnolog%C3%AD-en-la-argentina-nuevas-tecnolog%C3%AD-renovadas-problem%C3%A1ticas
8
Marco regulatorio
El consumo de transgénicos en el mundo en grande, pero aún mayor es la
controversia que la ingesta de los mismos provoca en la sociedad y Argentina no es
ajena a esta situación. Si bien se están realizando continuamente pruebas
exhaustivas en el uso de herbicidas para evaluar su toxicidad por considerarlos
cancerígenos (hecho que merece especial atención y hasta un capítulo aparte), a la
fecha, no existen pruebas concretas que indiquen que el consumo de alimentos
transgénicos afecte a la salud y/o al medio ambiente. Sin embargo, en gran parte de
la sociedad existe una percepción negativa, reticente y desconfiada hacia los
productos agrícolas biotecnológicos. Al respecto, la Sociedad Argentina de Nutrición
considera que “los alimentos derivados de los cultivos transgénicos son seguros tanto
para la salud humana como animal”, o al menos, son tan seguros y no menos
nutritivos que sus variantes producidas por técnicas de cultivo convencionales.
Para una mejor comprensión del tema, resulta necesario establecer ciertas
diferencias y realizar determinados análisis comparativos. Los organismos
genéticamente modificados (OGM) son organismos que poseen el ADN modificado de
forma artificial en un laboratorio; la tecnología por medio de la cual se realizan estas
modificaciones se denomina por lo general “biotecnología moderna”, “tecnología de
ADN recombinante”, “ingeniería genética”, etc. Podemos decir que los OGM son
organismos que sufrieron cambios en su ADN de forma deliberada, controlada
y, sobre todo, dirigida a fin de obtener una determinada característica deseada.
Cuando se realiza cruza selectiva, se desea establecer una determinada característica
en las siguientes generaciones. Esta forma es también una metodología de
modificación de ADN y es la llamada “biotecnología tradicional” que, a diferencia de
la biotecnología moderna, no necesariamente se realiza en un laboratorio y sigue los
métodos convencionales de selección de especímenes para reproducción con las
características deseadas; de hecho, esta es una de las técnicas más antiguas del
hombre: nuestros antepasados guardaban las semillas de lo que ellos consideraban
sus mejores plantas a través de un arduo proceso de selección que les permitían
mejorar el rendimiento, el sabor, etc. Por este método, los cambios en el ADN no son
controlados/dirigidos y hay menores garantías de obtener una determinada
combinación de genes entre las millones de combinaciones posibles que
podrían producirse. Además, genes no deseados pueden transmitirse junto con
aquellos genes deseados o, mientras se consigue la transmisión de un gen deseado
otro puede perderse o variar. No obstante, existen genes que permanecen ligados
entre sí, con lo que la separación de características beneficiosas y perjudiciales
9
mediante la mejora convencional puede llegar a ser difícil y lenta, lo que limita los
avances que puedan conseguirse por medio de esta técnica.
Debemos tener en cuenta que los cambios en el ADN también ocurren
naturalmente, proceso conocido como “mutaciones espontáneas”. Por lo tanto,
podemos volver a explicar lo anterior con otras palabras: la “biotecnología moderna”
realiza mutaciones dirigidas y controladas sobre el ADN de un organismo para
obtener determinadas características mientras que la “biotecnología tradicional”
selecciona los ejemplares para reproducción con las características deseadas y, por
cruza convencional, espera que esos caracteres pasen a las siguientes generaciones.
Como se mencionó, las mutaciones ocurren naturalmente y podrían dar como
resultado un organismo con las características deseadas, pero este es un hecho al
azar y, lo más probable, sería que no se perpetúe en las siguientes generaciones si
las condiciones no son las adecuadas.
La explicación anterior nos induce a pensar que los alimentos provenientes de
organismos no modificados genéticamente también son alimentos que proceden de
organismos modificados. Y se está en lo cierto. Todo organismo vivo es producto de
sucesivas mutaciones, incluyendo al ser humano. Si es así, ¿por qué los alimentos
provenientes de organismos no modificados genéticamente por biotecnología
moderna o de productos biotecnológicos tradicionales no son analizados como
aquellos que provienen de un OGM? La respuesta es simple: los alimentos
tradicionales son considerados como alimentos seguros porque se han consumido
durante millones de años y han resultado, en general, inocuos a la salud humana y
ello es prueba suficiente. Este principio es la base para el análisis de los alimentos
transgénicos. Es decir, se realizará un análisis para evaluar si el nuevo alimento es
tan inocuo como el tradicional y no menos nutritivo. Se establecen sistemas
específicos muy rigurosos de evaluación y control de los OGM y sus derivados antes
de liberarlos para su producción y su consumo.
En el caso de nuestro país, la liberación a campo de OGM, sean vegetales o
animales, requiere de varias autorizaciones (Figura 3): el sistema incluye estudios
de impacto en la salud humana y el medio ambiente. Los alimentos tradicionales
normalmente quedan excluidos de estos estudios y se los utiliza como organismos
modelos ideales, es decir, son utilizados como control del OGM. El primer paso está
a cargo de la Secretaría de Agricultura Ganadería y Pesca (SAGyP): el interesado
envía su solicitud y la Dirección de Biotecnología y la Comisión Nacional Asesora de
Biotecnología Agropecuaria (CONABIA) la evalúan en dos etapas: primero se
establece la seguridad genética del OGM y luego se evalúa su potencial
comportamiento en la producción agropecuaria y sus potenciales efectos sobre la
salud, exceptuando el consumo ya que este es trabajo del Servicio Nacional de
10
Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) y del Comité Técnico Asesor en el Uso
de un OGM (CTAUOGM).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) colabora con las autoridades
nacionales para determinar qué alimentos deben someterse a evaluación de riesgos
y recomienda cuáles serían las evaluaciones correctas. Las pruebas de inocuidad en
la salud humana que deben cumplir los OGM y sus derivados incluyen evaluaciones
de toxicidad, alergenicidad, existencia de componentes con sospecha de tener
propiedades tóxicas, la estabilidad de la construcción de ADN insertado/modificado,
los efectos nutricionales asociados con la modificación genética y cualquier efecto no
deseado que podría producirse debido a esto. Las pruebas relacionadas con el medio
ambiente se enfocan en diferentes aspectos como pueden ser la capacidad de los
OGM para dispersarse e introducir potencialmente los genes foráneos/nuevos dentro
de las poblaciones silvestres, la persistencia del gen una vez que los OGM han sido
cosechados, la susceptibilidad del organismo no objetivo (por ejemplo, aquellos
insectos que no son considerados plagas) al producto genético, la reducción del
espectro de otros vegetales incluyendo pérdida de biodiversidad y un mayor uso de
sustancias químicas en la agricultura. Es importante destacar que los estudios de
inocuidad del medio ambiente de los cultivos varían considerablemente con las
condiciones locales y que las investigaciones tienen en cuenta varios factores a
considerar como pueden ser: el efecto potencialmente perjudicial sobre los insectos
beneficiosos o una inducción más rápida de insectos resistentes, la generación
potencial de nuevos patógenos vegetales, las potenciales consecuencias perjudiciales
para la biodiversidad vegetal y la vida silvestre, y un menor uso de la práctica
Figura 3. Cuadro esquemático que muestra el proceso para la aprobación de un cultivo genéticamente modificado
en el territorio argentino. Fuente: www.monsanto.com
11
importante de rotación de cultivos en ciertas situaciones locales y el desplazamiento
de genes de resistencia a los herbicidas a otros vegetales.
Dicho todo esto, queda explícito que los análisis que recaen sobre los OGM y
sus derivados son muy rigurosos y exhaustivos en comparación con su contraparte
tradicional. Más allá de todo este marco regulatorio, las asperezas aún no terminan
de limarse y, posiblemente, éste sea un arduo trabajo que nos llevará todavía unos
cuantos años de estudio y evolución. Además, aunque la aceptación de los OGM es
amplia en países tales como Estados Unidos, en los países europeos existe una gran
preocupación sobre los OGM en cuanto a los efectos adversos que podrían tener
aquellos genes foráneos en humanos, y al posible “escape” de los genes introducidos
en estas plantas hacia los ejemplares autóctonos lo que provocaría pérdida de la
diversidad genética. Actualmente no existen pruebas científicas que confirmen estas
posibilidades, aunque hay indicios que la resistencia al glifosato se ha extendido a
malas hierbas. Por lo tanto, existen muchas cuestiones que resolver en cuanto a los
OGM y sus derivados, lo que ha provocado que estos productos entren al mercado a
un ritmo menor que el esperado.
El paquete tecnológico: soja transgénica, siembra directa y glifosato
La difusión de las semillas transgénicas y su utilización en el país no surge
como una innovación aislada. La Argentina ha sido parte de una gran revolución
agrobiotecnológica en los últimos años, y por supuesto, como toda revolución tiene
agridulces. Los agrios englobados fundamentalmente en las malas prácticas agrícolas
como el mal uso de los herbicidas, y los dulces claramente representados por las
grandes ganancias económicas que estas nuevas tecnologías representaron y
representan para el país, pero es importante también destacar los beneficios
acarreados por el uso de estas tecnologías en sintonía con la siembra directa, que
consiste básicamente en depositar la semilla en el suelo a la profundidad requerida
mediante el uso de maquinaria específica, lo que elimina el uso del arado y el arduo
trabajo requerido para la implantación del cultivo, a su vez, esta técnica permite
producir sin degradar el suelo, mejorando en muchos casos sus condiciones físico-
químicas y logra hacer un uso más eficiente del agua lo que representa, en lugares
de sequía, un factor limitante en la producción.
Los beneficios de la siembra directa no sólo recaen en la optimización de los
recursos económicos, podemos mencionar además que en cuanto al impacto
ambiental, esta práctica adquiere un particular significado, ya que permitió revertir
las consecuencias negativas sobre la estructura y función de los suelos debidas a las
12
prácticas antiguas de arado (Viglizzo et.at, 2010), como así también incrementó la
eficiencia en cuanto a rendimientos energéticos de la producción agrícola (Pincen y
col., 2010);
Además de los beneficios comentados, el paquete soja transgénica más
siembra directa tiene otro tipo de beneficios ambientales asociados al consumo de
combustibles, y emisiones de carbono. De acuerdo al estudio realizado por Brookes
y Barefoot (2011) entre 1996 y 2009 el consumo total de combustibles en el cultivo
de soja aumentó unos 201,3 millones de litros, pasando de 211,6 a 412,9 millones
de litros por año. Pero el promedio de consumo por hectárea se redujo un 38% al
pasar de 35,8 a 22,1 litros/ha, lo cual permitió reducir las emisiones de dióxido de
carbono en unos 5.2 millones de Kg en 2009, respecto a las que se hubieran emitido
si las practicas hubieran sido las convencionales. A su vez, en términos anuales, esto
significa la utilización de 13,5 millones de litros de combustible menos que los que
hubiesen sido necesarios bajo prácticas convencionales (Trigo, 2011).
Pero la sola aprobación del evento agrobiotecnológico por parte de las
instituciones correspondientes no es la condición suficiente para realizar un cultivo
exitoso del mismo. También se deben tener registrados los productos fitosanitarios y
fertilizantes necesarios en la Dirección de Agroquímicos y Biológicos del Senasa. Hoy
en día figura en la lista del Senasa el Roundup, nombre comercial del herbicida que
contiene como principal agente activo al glifosato. De esta manera la soja RR
(RoundupReady), modificada genéticamente, se cultiva y cosecha exitosamente
gracias al uso del Roundup, dando como resultado 200 millones de litros-kilos
consumidos al año y una dosis potencial de exposición de 5k-l por argentino al año.
El cultivo de la soja se extiende así en 25 millones de hectáreas en donde viven 12
millones de personas, y los niveles de exposición se elevan a 30-60k-l por persona
al año.4
Si bien la utilización del herbicida total glifosato asociado a estas prácticas
mecánicas puede interpretarse como una intensificación costosa al incluir bienes de
capital, como podemos ver en la Figura 4, estas incorporaciones nos llevaron a una
reducción en el uso de otros herbicidas como la atrazina que presenta un poder
residual mucho mayor que el glifosato.
4 http://www.reduas.com.ar/category/glifosato/
13
Finalmente, resulta importante hablar del impacto que esto produce sobre el
balance de nutrientes como el fósforo en los suelos dedicados al cultivo de soja. Como
expresa el Dr. Trigo en su informe para Argenbio en 2011, resaltar los beneficios que
estas prácticas acarrean no significa desconocer los potenciales riesgos que suponen
la pérdida de nutrientes (como resultado de los bajos niveles de fertilización que se
dan en la Argentina) y el deterioro de los ecosistemas más frágiles en las nuevas
áreas del NEA y NOA incorporadas recientemente a estos cultivos. Un estudio
realizado por Colombres (2011) deja en evidencia la preocupación de ciertas
instituciones acerca de la insostenibilidad de estos procesos sin la reposición de
nutrientes, especialmente el fósforo, cuya exportación (como grano de soja) ascendió
a más de 1.2 millones de toneladas en la temporada 2010/2011.
Controversias: Herbicidas que matan más que hierbas
Las semillas transgénicas se complementan con la siembra directa e insumos
específicos, mayoritariamente el controvertido herbicida glifosato, propiedad inicial
de Monsanto. El INTA fomentó la difusión inicial de la siembra directa, lo que
posibilitó importantes disminuciones en los costos laborales y de insumos. Se siguió
con la incorporación de las semillas GM y los agroquímicos específicos.
Podemos entender entonces que no basta con la aprobación del
evento agrobiotecnológico por parte de las instituciones correspondientes para
realizar un cultivo exitoso del mismo. También se deben registrar los productos
Figura 4. Evolución del área sembrada mediante el uso de la siembra directa, glifosato y atrazina. Fuente: AAPRESID
y CASAFE
14
fitosanitarios y fertilizantes necesarios en la Dirección de Agroquímicos y Biológicos
del SENASA. Hoy en día el Roundup, o más conocido glifosato, se encuentra en esa
lista, de manera que la soja RR (Roundup Ready), modificada genéticamente, se
cultiva y cosecha exitosamente gracias al uso de ese herbicida.
El glifosato es un herbicida de amplio espectro que inhibe una enzima solo
presente en bacterias y en plantas llamada 5-enolpiruvil-shikimato-3-
fosfato sintetasa (EPSPS) responsable de la síntesis de aminoácidos esenciales para
la vida de las mismas (triptófano, fenilalanina, y tirosina). Por medio de Ingeniería
Genética se introduce en las semillas el gen de la EPSPS proveniente de una bacteria
llamada Agrobacterium tumefaciens resistente a la acción del herbicida que vuelve a
la planta también resistente. De este modo, cuando la plantación es rociada con el
herbicida sólo sobrevivirán los ejemplares transgénicos y las malezas no deseadas
morirán.
Monsanto, en su página web oficial, dedica un apartado entero a “El glifosato
y los herbicidas Roundup”. Allí explica qué es el glifosato, su historia, como actúa,
como se utiliza, su no carcinogenicidad, y por qué no representa riesgos para la salud
humana:
“Los estudios toxicológicos exhaustivos a largo plazo repetidos en
los últimos 30 años han demostrado una y otra vez que el glifosato es poco
probable que plantee un riesgo de cáncer en seres humanos. La EPA de los
EE.UU. agrupa al glifosato en la categoría más baja y más favorable, la E,
lo que indica la evidencia de la falta de carcinogenicidad para los seres
humano (…) incluso a 100 veces la exposición que ocurre cuando el glifosato
es usado normalmente (como estipula la etiqueta), no representa un riesgo
para la salud humana”.
No obstante, existen otros estudios que demuestran lo contrario. Uno de ellos
llevado a cabo por la OMS, a través de la Agencia Internacional para la Investigación
sobre el Cáncer5, que expuso los resultados de su estudio el 20 de marzo de 2015 en
el cual se revela que el glifosato causó daños al ADN y a los cromosomas en las
células humanas analizadas.
También se conocen los resultados de la Evaluación de la Salud Colectiva Socio
Ambiental de Monte Maíz. Estudio llevado a cabo por la solicitud del Municipio de
Monte Maíz, Provincia de Córdoba, y los vecinos de la Red de Prevención de Monte
Maíz, entre los días 14 y 18 de octubre del 2014. La investigación consistió en un
censo epidemiológico de la mano de médicos, estudiantes de medicina, geógrafos y
un equipo de químicos para medir contaminantes en suelo, aire, agua y sangre de
5 http://publications.iarc.fr/
15
vecinos. Los datos del informe son abrumadores. Los problemas respiratorios
obstructivos se encuentran aumentados (39% contra un 13% en la ciudad de
Córdoba), el hipertiroidismo se presenta el doble de veces que el índice normal,
artritis reumatoide y lupus también se encuentran en frecuencias multiplicadas. Los
abortos espontáneos superaron por 3 veces la media nacional. Y el dato más
impactante, las malformaciones congénitas fueron un 72% superior a la tasa
nacional. En promedio se registran 3 fallecidos sobre 5 por causa de cáncer, cuando
en todo el país muere 1 de 5 por cáncer. Siendo así el cáncer la causa principal de
muerte en Monte Maíz.6
Otra investigación esta vez en laboratorio liderada por Andrés Carrasco,
(quien fue presidente del CONICET y Jefe del Laboratorio de Embriología de la
Facultad de Medicina de la UBA) confirmó que el glifosato es altamente tóxico y
provoca efectos devastadores en embriones de animales vertebrados. Así lo
determinó el Laboratorio de Embriología Molecular del CONICET-UBA (Facultad de
Medicina) que, con dosis hasta 1500 veces inferiores a las utilizadas en las
fumigaciones sojeras, comprobó trastornos intestinales y cardíacos, malformaciones
y alteraciones neuronales en los embriones utilizados en la investigación. El estudio
fue avalado y publicado por la revista especializada
estadounidense Chemical Research in Toxicology.7
También es conocido el trabajo del fotógrafo Pablo Piovano, quien sin
necesidad de estadísticas ni análisis de sangre o de laboratorio, recorrió provincias
del noreste argentino fotografiando a campesinos que tuvieron contacto con el
herbicida.
6 http://www.reduas.com.ar/category/glifosato/ 7 https://www.researchgate.net/profile/Andres_Carrasco/publications
16
Fotografías de Pablo Piovano
17
18
Por un lado, la lucha parece llevarse a cabo entre comunidades indígenas y
movimientos campesinos, con las muestras de la toxicidad sobre su misma piel, su
historia de vida, la historia de sus familiares enfermos o muertos; y, del otro lado,
las grandes empresas del sector y ámbitos gubernamentales que impulsan el modelo
agropecuario y que basan su argumento en favor del glifosato en la ausencia de
“estudios serios” que demuestren los efectos negativos del herbicida.
Otros impactos de la producción agroindustrial
El cultivo de soja se ha expandido globalmente en las últimas décadas a
escalas mayores que cualquier otro cultivo. Y esa expansión amenaza bosques y
ecosistemas naturales. El Amazonas, el Bosque Atlántico, el Gran Chaco son
arrollados día a día para preparar tierras para el cultivo de soja. Se destruye así,
directamente, el hábitat de muchas especies, generando paralelamente dos procesos
peligrosos: la deforestación y la defaunación. Además de ser procesos antiecológicos
y antiéticos para muchos, estos procesos pueden llegar a ser amenazantes para la
misma especie humana. Perder animales de un ecosistema natural puede significar
la propagación de nuevas enfermedades, anulando el control de plagas sistémico-
natural, o extinguiendo polinizadores naturales que ayudan a la reforestación natural
y la reproducción de especies vegetales. La deforestación significa la pérdida de
grandes extensiones de árboles que absorbían agua generándose inesperadas
inundaciones en lugares donde eso no solía ocurrir y también la perdida de flora
todavía no descubierta que podría ser útil para el ser humano. Sumándose estos
problemas a uno principal que es el cambio climático. La pérdida de bosques genera
y acrecienta el calentamiento global al destruir árboles y plantas que absorbían CO2
(dióxido de carbono) de la atmósfera. Siendo este gas el principal gas de efecto
invernadero y el causante de la acidificación del océano.
El camino hacia la agricultura sustentable
En el año 2011, un estudio realizado por el Instituto sueco de Alimentos y
Biotecnología para el Congreso Internacional Save Food a petición de la Organización
de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)8 develó que
alrededor de un tercio de la producción de los alimentos destinados al consumo
humano se pierde o desperdicia en todo el mundo, lo que equivale a 1300 millones
de toneladas de comida al año. Además, esta pérdida significa enormes cantidades
8 http://www.fao.org/docrep/016/i2697s/i2697s.pdf
19
de recursos para la producción de los mismos que se utilizaron en vano, lo mismo las
emisiones de gases de efecto invernadero emitidas para su producción. En los países
de altos ingresos los alimentos se desperdician en la etapa del consumo, mientras
que en los de bajos ingresos se pierden en las primeras cadenas de producción,
transporte y conservación.
Sumado a esto se espera que en las próximas décadas la población mundial
se duplique llegando a 9 mil millones de personas y, por lo tanto, también se aguarda
una duplicación en las demandas de alimentos y otros productos. Al mirar
retrospectivamente también se puede observar una duplicación de la población
mundial, que fue acompañada por un crecimiento equivalente en la producción de
alimentos, la incorporación de tierras para la agricultura y el uso de agroquímicos.
Pero, a nivel mundial, ya no es posible seguir incrementando la cantidad de tierra
cultivable de forma sostenible sin tomar medidas necesarias.
Ante este escenario la biotecnología es imprescindible para la producción de
alimentos para satisfacer la demanda actual y futura, pero no puede ser la única
herramienta para la seguridad alimentaria, la salud colectiva humana y el equilibrio
del planeta. Los productos agrobiotecnológicos pueden ser buenos para aumentar la
producción en un mundo en constante crecimiento, y por eso se entiende porqué la
agrobiotecnología ha cobrado enorme importancia en la actualidad, pero una
producción descontrolada de los mismos aumenta la frontera agrícola a límites que
ponen en riesgo la vida en la tierra tal como la conocemos y el mal uso de las técnicas
de producción perjudica enormemente la vida de los pobladores rurales y de la
población en general.
Los productores, financiadores y comerciantes alegan que sus productos
benefician al medio ambiente y a los consumidores por ser más baratos y saludables
y que ayudan a combatir la pobreza y el hambre. Pero la realidad es que el aumento
exacerbado de la producción mundial de soja es en respuesta de la clase media
mundial y su consumo creciente innecesario de carne y sus derivados.
Parece claro que no se puede prescindir de la inteligencia humana para
aumentar la productividad, pero también se debe usar la misma para encontrar
formas de producción que mantengan una relación armónica con la naturaleza y con
los ciclos de la vida, y que disminuyan el impacto social, económico y ambiental, para
que los productos agrobiotecnológicos terminen siendo un capital positivo para la
población en general.
Entendiendo el principal destino de la soja (forraje animal) y la elevada
proporción de alimentos desperdiciados, podemos proponer dos soluciones en el
camino hacia la soja sustentable: la primera sería disminuir el consumo de carnes,
sus derivados y productos lácteos (huevos, leche, queso), ya que consumir menos
20
productos provenientes de animales podría mantener bajo control la demanda de
soja, además de ayudar a adoptar dietas saludables y balanceadas en el consumo de
proteína animal. Y una segunda obligación sería procurar al máximo no desperdiciar
alimentos y cocinar sólo lo necesario.
Siguiendo ese camino otras acciones pueden llevarse a cabo
Consumidores: consumir solamente soja producida responsablemente
certificada con el estándar RTRS (Round Table on Responsible Soy). La RTRS
es una organización civil que promueve la producción, el procesamiento y la
comercialización responsable de la soja a nivel mundial. Elegir productos de
origen animal que hayan sido producidos con soja responsable.
Comerciantes: abastecerse de soja certificada por RTRS.
Mercados financieros: desviarse de proyectos que amenazan ecosistemas
naturales y fomentar los que se dirigen a una producción sostenible.
Gobierno de país productor: regular el uso de la tierra para que sea justo,
aconsejado por los científicos, productores y sociedad civil y que así reconozca
la necesidad de equilibrar las demandas colectivas con las demandas de los
productores. Usar mapas del uso de la tierra para planificar una producción
sustentable. Sancionar leyes que cuiden los bosques. Regular el uso de los
herbicidas y estudiar a fondo sus consecuencias sobre la salud humana.
Gobierno de país importador: clarificar y reforzar las leyes que regulan las
importaciones de soja para asegurar que los productos cumplan con los
estándares legales y éticos. Introducir legislaciones para asegurar que la soja
importada no venga de la deforestación de bosques nativos u otras áreas
sensibles.
La responsabilidad, entonces, no recae pura y exclusivamente en los gobiernos.
La cadena se extiende más allá de lo que creemos siendo financiadores, productores,
comerciantes y finalmente consumidores eslabones de esta problemática ambiental.
Entender qué son los productos agrobiotecnológicos, la creación de la soja
transgénica, el proceso de producción de la misma, conocer el uso de agroquímicos
y la magnitud de los daños causados por la producción agroindustrial nos tiene que
llevar a encontrar soluciones conjuntas para el problema. Problema que de no ser
resuelto pronto puede acabar con todos los bosques nativos de nuestro país, generar
más problemas ambientales de los ya nombrados, acentuar las enfermedades y la
pérdida de población rural y rural-urbana.
21
Últimos avances y perspectivas a futuro
Durante los últimos 40 años, en nuestro país, y el resto del mundo, el clima
ha sufrido notables cambios que podrían estar asociados al calentamiento global.
Según estudios realizados por el Gobierno Nacional Argentino durante los mandatos
de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández de Kirchner, para el período 2020/2040
se prevé en nuestro territorio, un aumento del calentamiento global que creará
nuevas vulnerabilidades y aumentará la mayoría de las existentes creando afecciones
en la producción agropecuaria, suministro de agua potable, energía hidroeléctrica,
entro otros.
En Argentina, los mayores impactos se deben a la variabilidad interanual de
la precipitación que impacta fuertemente en la producción agropecuaria en períodos
de sequía y también cuando se registran grandes lluvias que generan excedentes
hídricos causando inundaciones en campos productivos y daños en infraestructuras.
Además, debido a la erosión provocada por la gran producción agropecuaria, nuestro
suelo es un tanto más susceptible a los impactos producidos por los cambios
climáticos que los vírgenes. No obstante, un punto importante a considerar es que el
área de tierra que actualmente se encuentra en condiciones óptimas para el
crecimiento de un determinado tipo de cultivos irá disminuyendo y/o trasladándose,
o simplemente haciéndose propicio para otro tipo de cultivos conforme avance el
tiempo. Resulta necesario construir nuevos métodos de cultivo que permitan
aumentar la productividad, disminuir el impacto ambiental y contar con bancos de
germoplasma (conjunto de genes que se transmite por la reproducción a la
descendencia por medio de gametos o células reproductoras) con variantes de
cultivos que puedan adaptarse a posibles condiciones futuras.
En base a los nuevos requerimientos, los científicos realizan estudios para
determinar el patrimonio natural. Una de las tantas investigaciones, se centra en las
propiedades que poseen las leguminosas para la rehabilitación de suelos erosionados.
La alfalfa, por ejemplo, es una de las leguminosas más utilizadas como alimento para
animales, pero su importancia radica en su uso como fertilizante natural de suelos,
aunque existen otros usos o aplicaciones que tienen y que podrían tener. De hecho,
los programas de mejoramiento han logrado valiosos avances en aspectos como
rendimiento y calidad de forraje, resistencia a enfermedades y plagas, tolerancia a
estrés salino, al frío, a la sequía y otros tipos de stress, fijación de
nitrógeno, persistencia de plantas, timpanismo, etc.
22
A lo largo de la última década la inversión en ciencia y tecnología en Argentina
ha sido considerable y constante, sobre todo por parte del Estado que ha llegado a
destinar 0,6% de su PBI al recurso científico, planteando estratégicamente un
crecimiento de este presupuesto proponiendo como meta a futuro alcanzar el 1%
como ocurre en los países desarrollados. Los resultados no se hicieron esperar, el 5
de octubre la ex Presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunciaba dos
importantes logros para toda la comunidad científica mundial: por un lado se aprobó
una variedad de papa resistente al virus y, por otro, se ha desarrollado una variedad
de soja resistente a sequía (la primera en el mundo) desarrollada por científicos del
CONICET. Al respecto la ex mandataria decía en Tecnópolis: “estos dos eventos
biotecnológicos nos permiten ser el sexto país del mundo, junto a Brasil, Cuba,
Indonesia, China y Estados Unidos, en producir este tipo de biotecnología. Éstos no
son eventos solo tecnológicos sino también económicos y sociales que van a producir
más alimentos para la humanidad”.
Asimismo, no puede dejar de mencionarse que han existido también algunos
momentos de indefinición política en el ámbito del desarrollo de la biotecnología
agrícola que han impactado enormemente en la cadena de valor de semillas.
Existieron largos períodos (1999-2000 y 2002-2003) sin aprobaciones de liberación
comercial de eventos biotecnológicos, lo que contrasta significativamente con la
política implementada a partir del 2009, de hecho, en el período 2009-2013 se
aprobaron 28 eventos (5 soja, 21 maíz, 3 algodón) genéticamente modificados,
más que en toda la historia de la política biotecnológica argentina. En esta misma
línea, y con el fin de profundizar el desarrollo argentino se presentó en 2013 el plan
Argentina Innovadora 2020 que identificó 35 núcleos socio-productivos estratégicos,
entre ellos:
Mejoramiento de Cultivos y producción de semillas: Incorporación de
valor a los granos a partir del mejoramiento genético para generar una fuerte
industria nacional de semillas que abastezca a la producción de los cultivos
mayores y secundarios y genere exportaciones de mayor contenido
tecnológico.
Maquinaria agrícola y procesadora de alimentos: Fortalecimiento
tecnológico de la producción local de maquinaria agrícola.
Restauración de ambientes degradados: recuperación de ambientes
deteriorados por la intervención antrópica, en particular los suelos sujetos a
actividades productivas.
Reducción de las emisiones de gases con efecto invernadero: reducción
de las emisiones de gases con efecto invernadero, sustituyendo las
tecnologías actuales por otras con menores índices de emisión,
23
particularmente plantas termoeléctricas y actividades agropecuarias e
industria.
En este plan, además establecen las perspectivas agrobiotecnológicasa futuro que
son, entre otras:
Desarrollo Temprano Desarrollo Avanzado (5-7 años)
Maíz Tolerancia a
herbicida(Glufosinato,dicam
ba)
Resistencia a Insectos
(nuevos modos de acción
para lepidópteros y
coleópteros)
Uso eficiente de N2
Tolerancia a sequía
Tolerancia a Herbicida
(Roundup, DTH: 2,4 D)
Resistencia a insectos
Aumento del rendimiento
Tolerancia a sequía
Soja Resistencia a Insectos
(hemípteros, chinche,
lepidópteros)
Resistencia a nematodos
Resistencia a enfermedades
(hongos)
Aumento del rendimiento
Incremento de aceite
Más eficiencia de forraje
Tolerancia a herbicidas
(dicamba, HPPD,etc)
Resistencia a Insectos
Aumento del rendimiento
Beneficios en el aceite
Alfalfa Aumento del rendimiento
Trigo Tolerancia a Glifosato
Aumento del rendimiento
Caña
de
Azúcar
Resistencia a insectos
Aumento del rendimiento
Poroto
Resistencia a virus
Berenj
ena
Resistencia a Insectos
24
El convenio firmado en 2009 y el proyecto presentado en 2013 dejan por
sentado el interés del Estado Argentino en financiar el desarrollo de la
agrobiotecnología como política de Estado para, según notificaciones del MAGyP de
la Nación, “incrementar la producción, agregar valor y diversificar la producción,
preservando los recursos naturales”. Según las palabras del ex Ministro de MAGyP:
"el mundo demanda cada vez más alimentos y es por eso que necesitamos continuar
aumentando la productividad de nuestros cultivos. Y tener también
productos agrobiotecnológicos propios corona los logros nacionales en materia de
investigación agrícola, y esto hace que el país exhiba autonomía y liderazgo".
La nueva disposición de los Ministerios del gobierno de Mauricio Macri,
específicamente la continuidad del ministro Lino Barañao en el Ministerio de Ciencia
y Tecnología y el cambio de nombre del MAGyP a “Ministerio de Agroindustria”, deja
en claro que la agricultura ya dejó de ser hace rato la simple actividad de cultivo de
la tierra para la obtención de productos para la alimentación del ser humano y sus
animales, para pasar a ser una explotación de la tierra organizada como una industria
con consecuencias positivas y negativas y con controversias que el Estado y la
sociedad argentina deben resolver por medio del acceso a información limpia y
pensando en el interés de la sociedad en su totalidad.
Si logramos superar estas controversias, estos avances nos permitirán decirle
al mundo que estamos preparados para lo que viene y para la nueva era
agroalimentaria siempre y cuando podamos estudiar, rever y planificar los puntos
ciegos y perjudiciales de este gran y prometedor paquete tecnológico. Argentina tiene
un gran futuro si se mantiene la inversión en Investigación y Desarrollo que es uno
de los factores que ha contribuido a depositar sobre nuestro país la mirada de un
mundo que hoy establece bases y condiciones para subsanar la posible falta de
alimentos a largo plazo.
25
Bibliografía
AAPRESID. 2012. “Evolución de la superficie en Siembra Directa en Argentina”.
Anlló G, Bisang R., Katz J. 2015. “Aprendiendo con el agro argentino”. Banco
Interamericano de Desarrollo.
Argenbío: consejo Argentino para la Información y Desarrollo de la Biotecnología.
www.argenbio.org
Argenbio, ASA, Casafe. “Biotecnología Agrícola. Manual para periodistas”.
ASA. 2014. “Campeones de Semillas”. http://www.campeonesdesemillas.com.ar/
Batista, J. Burachik M., Rubinstein C. 2007. “Evaluación de inocuidad alimentaria de
organismos genéticamente modificados:criterios y recursos para su
implementación”. 1a ed.
Brookes G, Barfoot P. 2011. “GM croops: global socio-economic and
enviromentalimpacts 1996-2009”, PG Economics Ltd. Dorchester, UK.
Bruce M. Chassy y col. 2005. “La biotecnología de los cultivos y el futuro de
los alimentos: una contribución científica”, Comentario CASTQTA 2005-2 SPA.
EuropaBio. 2014. “Biotechnology in Europe: Thetax, finance and
regulatoryframework andglobal policycomparison”.
Mesa Redonda de Soja sustentable, “¿quiénes somos?” disponible en:
http://www.responsiblesoy.org/about-rtrs/about-us/
Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación productiva de la Nación. 2013. “Plan
Argentina Innovadora 2020”
Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, Secretaría de Política Económica,
Complejo Oleaginoso, disponible en:
http://www.economia.gob.ar/peconomica/docs/Complejo_Oleaginoso.pdf
Ministerio de Economía y Producción, Secretaría de Agricultura, Ganadería, y Pesca
y Alimentación de la Nación, Oficina de Biotecnología. 2004. “Plan Estratégico 2005-
2015 para el desarrollo de la biotecnología agropecuaria”, 1ª Ed.
Monsanto, “¿Es seguro el Glifosato?”disponible en http://www.monsanto.com/
OCDE/FAO. 2013. “OCDE-FAO: Perspectivas Agrícolas 2013-2022”, Texcoco, Estado
de México, Universidad Autónoma Chapingo, Disponible en
http://dx.doi.org/10.1787/agr_outlook-2013-es
26
Pincen D. y col. 2010. “La relación soja-ecología-ambiente. Entre el mito y la
realidad”. Expansión de la Frontera agropecuaria en Argentina y su impacto
ecológico-ambiental, Ediciones INTA, 53-56.
Pirovano Pablo, fotografías en http://pablopiovano.com/el-costo-humano-de-los-
agrotoxicos/
Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos de la Nación, Oficina de
Biotecnología.”Biotecnología y Bioseguridad Agropecuaria en la Argentina”.
Disponible en http://www.produccion-animal.com.ar/temas_varios_veterinaria/53-
biotecnologia.pdf
Sociedad Argentina de Nutrición. “Alimentos Transgénicos: Posición Sociedad
Argentina de Nutrición”, Disponible en
http://www.sanutricion.org.ar/files/upload/files/Posicion_SAN_Transgenicos_Comu
nidad.pdf
Trigo, Eduardo J. 2011. “Quince años de cultivos genéticamente modificados en la
agricultura argentina”, Argenbio.
Universidad del Litoral. 2010. “Informe sobre Glifosato”, a pedido de la Cámara de
Apelaciones en lo Civil-Comercial de la ciudad de Santa Fe. Disponible en
http://www.aapresid.org.ar/wp-
content/uploads/2013/02/informe_sobre_glifosato_unl.pdf
Viglizzo EF, y col. 2010. “Dinámica de la frontera agropecuaria y cambio tecnológico”.
Expansión de la Frontera agropecuaria en Argentina y su impacto ecológico-
ambiental, Ediciones INTA, 9-16.
WWF Global, “¿Qué puedes hacer?” disponible en:
http://wwf.panda.org/es/nuestro_trabajo/reduccion_de_impactos/el_crecimiento_d
e_la_soja__impactos_y_soluciones/que_puedes_hacer/