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BOLETÍN INFORMATIVO
NÚM. 4, OCTUBRE-DICIEMBRE DE 2001
CONTENIDO
1. Editorial
2. Sobre la actividad del 30 de noviembre
Hermenéutica analógica y exégesis bíblica,
conferencia del doctor Mauricio Beuchot Puente
(Instituto de Investigaciones Filológicas/UNAM, Academia Mexicana de la
Lengua)
3. Reseña de la actividad del 19 de octubre:
La influencia de Calvino sobre el protestantismo francés
4. Lanzamiento del primer libro del Centro Basilea:
Entre la sumisión y la revolución, de Rubén J. Arjona Mejía
5. “Justicia infinita - Injusticia sin fin”. A propósito de los sucesos de 11 de septiembre y
después
Elsa Tamez
6. Reseña bibliográfica
Dos recapitulaciones de teología latinoamericana
7. Próxima actividad (26 de enero)
8. Sugerencias para leer
9. Noticias
10. Conexiones en Internet
11. Textos adjuntos
El Centro Basilea de Investigación y Apoyo, A.C., organizado en
julio de 1999, es un organismo ecuménico, de inspiración
protestante y reformada, que busca contribuir al diálogo con
todas las tendencias ideológicas, la investigación sobre temas
teológicos y sociales, y la solidaridad con las causas sociales
encaminadas al mejoramiento humano.
CENTRO BASILEA DE INVESTIGACIÓN Y APOYO, A.C.
BOLETÍN INFORMATIVO NÚM. 4, OCTUBRE-DICIEMBRE DE 2001
1. EDITORIAL
Con ánimo renovado, el Centro Basilea
retoma la continuidad de su trabajo,
manifestada desde el número anterior, y
comparte el ambiente y las expectativas
generados por sus últimas actividades.
Asimismo, y dándole cumplimiento a sus
planes editoriales, el Centro anuncia, por fin,
la aparición de su primer volumen, con la
esperanza de contribuir, así sea
mínimamente, a superar la enorme escasez de
materiales útiles para la reflexión teológica
interdisciplinaria. No ignoramos el hecho de
que, ante las circunstancias eclesiales tan
limitadas, muchas veces el entusiasmo de
sectores comprometidos con el análisis y la
práctica consecuentes con una visión amplia e
incluyente, decae por la falta de insumos y
estímulos. Ojalá los esfuerzos que se hagan
contribuyan a subsanar estas carencias.
En este número, el boletín intenta reflejar la
enorme necesidad de reflexionar sobre las
coyunturas tan exigentes que se presentan en
la actualidad. Como muestra de ello,
compartimos un texto de Elsa Tamez sobre
las represalias militares de Estados Unidos en
contra de Afganistán.
CENTRO BASILEA DE INVESTIGACIÓN Y APOYO, A.C.
BOLETÍN INFORMATIVO NÚM. 4, OCTUBRE-DICIEMBRE DE 2001
2. SOBRE LA ACTIVIDAD DEL 30 DE
NOVIEMBRE: HERMENÉUTICA ANALÓGICA Y
EXÉGESIS BÍBLICA, CONFERENCIA DEL
DOCTOR MAURICIO BEUCHOT PUENTE
La interpretación bíblica rigurosa y contextual ha
constituido una de las grandes tradiciones dentro del
campo eclesiástico y académico protestante.
Recientemente, y tal como daba testimonio el número
anterior, un grupo de amigos y miembros del Centro
Basilea ha manifestado su inquietud por trabajar y
dialogar ampliamente acerca de este tema.
En la búsqueda por llevar a cabo una actividad
que permitiera actualizar las perspectivas de quienes
han estudiado la hermenéutica, pero también por
divulgar los aspectos elementales de esta disciplina, y
tratando de canalizar las inquietudes mencionadas, el
Centro ha invitado a uno de los especialistas más
reconocidos en este campo en la actualidad, dentro y
fuera de México.
Mauricio Beuchot Puente nació en Torreón
Coahuila en 195 . Es doctor en filosofía y pertenece a
la Orden de los Predicadores (Dominico). Ha sido
profesor-investigador del Instituto de Investigaciones
Filosóficas de la UNAM y de la Facultad de Filosofía
y Letras. Es miembro de número de la Academia
Mexicana de la Lengua y actualmente trabaja en el
Centro de Estudios Clásicos del Instituto de
Investigaciones Filológicas.
Entre sus libros, pueden mencionarse: La teología
de los dominicos novohispanos de México en el siglo
XVI (Cuadernos Presencia Dominicana, 1992), La
querella de la conquista (Siglo XXI, 1992), Filosofía y
derechos humanos (Los derechos humanos y su
fundamentación filosófica) (Siglo XXI, 1993), El
espíritu filosófico medieval (UNAM, 1994), Tratado de
hermenéutica analógica (UNAM, 1997) y Las caras del
símbolo: el ícono y el ídolo (Madrid, Caparrós, 1999).
Son muy recomendables las siguientes entrevistas:
“El encanto del desencanto. La postmodernidad
necesita límites” (con Antonella Attili), en Etcétera,
núm. 348 (www.etcetera.com.mx/1999/348/348/aa-
mb348.html), y “Dios posmoderno” (con Javier
Sicilia), en Letras Libres, diciembre de 1999, pp. 46-
49 (www.letraslibres.com).
Se puede consultar un panorama muy completo de
su obra en la página electrónica, especializada en
ensayo, elaborada por José Luis Gómez. De ella
hemos tomado el siguiente fragmento, introducción al
libro Perfiles esenciales de la hermenéutica.
PERFILES ESENCIALES DE LA
HERMENÉUTICA
Mauricio Beuchot Puente, Perfiles esenciales de la
hermenéutica, 2a. ed. México, Instituto de
Investigaciones Filológicas-UNAM, 1999, pp. 5-22.
1. INTRODUCCIÓN
La hermenéutica es la disciplina de la interpretación,
trata de comprender textos; lo cual es —dicho de
manera muy amplia— colocarlos en sus contextos
respectivos. Con eso el intérprete los entiende, los
comprende, frente a sus autores, sus contenidos y sus
destinatarios, estos últimos tanto originales como
efectivos. Ahora asistimos a una explosión de la
hermenéutica, que se ve omnipresente y variopinta, de
matices muy diferentes. La hermenéutica nos muestra
una cara múltiple. Pero, procurando no traicionar la
gran diversidad de planteamientos de esta disciplina,
trataré de reunir aquí algunos de sus rasgos, problemas
y perspectivas más básicos, de modo que puedan servir
de contacto inicial con ella.1
1 Resumo muy apretadamente aquí temas que he abordado
en Tratado de hermenéutica analógica, México, UNAM,
1997. Véase además: M. Beuchot, Hermenéutica, lenguaje e
inconsciente, Puebla, Universidad Autónoma de Puebla,
1989; M. Beuchot y R. Blanco (comps.), Hermenéutica,
psicoanálisis y literatura, México, UNAM, 1990; y M.
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La hermenéutica tiene sus orígenes históricos desde
los griegos. Aristóteles, en su Peri hermeneias, dejó
muchas ideas inapreciables sobre ella. Los medievales,
con su exégesis bíblica de los cuatro sentidos de la
Escritura, fueron afanosos cultivadores suyos. El
renacimiento llevó al máximo la significación
simbólica de los textos, al tiempo que originó la
filología más atenida a la letra. La modernidad lleva
adelante esa filología, con tintes de cientificismo, hasta
que, en la línea del romanticismo, Schleiermacher
resucita la teorización plenamente hermenéutica. Su
herencia se recoge en Dilthey, que la aplica a la
filosofía de la cultura y de la historia. De él supo
recogerla Heidegger, en sus intrincadas reflexiones
sobre el ser y el hombre. La transmite a Gadamer, el
cual ha influido sobre otros más recientes, como
Ricoeur y Vattimo. Esta genealogía de la hermenéutica
sigue viva y actuante hoy en día.2
2. CONSTITUCIÓN Y MÉTODO DE LA HERMENÉUTICA
EN SÍ MISMA
Lo primero que tenemos que hacer con la
hermenéutica, al igual que con toda disciplina
cognoscitiva, es definirla. Hay que precisar cuál es su
objeto y de cuántas clases; hay que discernir qué tipo
de saber es, cuál es su método propio, y qué finalidad
tiene en el ámbito de los saberes. Así aprehenderemos
la especificidad de nuestra disciplina hermenéutica. Y
lo haremos en función del acto mismo de
interpretación en su proceso propio, el cual nos
mostrará el tipo de pregunta que plantea y el camino
por el que la responde.
Beuchot, Hermenéutica, postmodernidad y analogía,
México, Miguel Ángel Porrúa-Universidad Intercontinental,
1995. Añado aquí nuevas elucubraciones sobre la analogía y
la iconicidad en la hermenéutica. Han surgido de un diálogo
muy fructífero con mi amigo Ricardo Blanco. 2 Cf. M. Ferraris, Storia dell’ermeneutica, Milano:
Bompiani, 1989 (2a. ed.).
2.1. Su naturaleza
He dicho que la hermenéutica es la disciplina de la
interpretación; pues bien, ella puede tomarse como arte
y como ciencia, arte y ciencia de interpretar textos. Los
textos no son sólo los escritos, sino también los
hablados, los actuados y aun de otros tipos; van, pues,
más allá de la palabra y el enunciado. Una
característica peculiar que se requiere para que sean
objeto de la hermenéutica es que en ellos no haya un
solo sentido, es decir, que contengan polisemia,
múltiple significado. Eso ha hecho que la
hermenéutica, para toda una tradición, haya estado
asociada a la sutileza. Esta última consistía en la
capacidad de traspasar el sentido superficial para llegar
al sentido profundo, inclusive al oculto; también de
encontrar varios sentidos cuando parecía haber sólo
uno; y, en especial, de hallar el sentido auténtico,
vinculado a la intención del autor, plasmado en el texto
y que se resistía a ser reducido a la sola intención del
lector. Tenemos ya tres cosas en la interpretación: el
texto (con el significado que encierra y vehicula), el
autor y el intérprete. El lector o intérprete tiene que
descifrar con un código el contenido significativo que
le dio el autor o escritor, sin perder la conciencia de
que él le da también algún significado o matiz
subjetivo. La hermenéutica, pues, en cierta manera,
descontextualiza para recontextualizar, llega a la
contextuación después de una labor elucidatoria y
hasta analítica.
2.2. Objeto y objetivo de la hermenéutica
Una ciencia se define por su objeto. Y acabo de decir
que el objeto de la hermenéutica es el texto. Pero el
texto es de varias clases.3 Por eso más adelante
tendremos que detenernos un poco en la noción de
texto. Por ahora veamos no ya el objeto de la
hermenéutica, que es el texto, sino el objetivo o
finalidad del acto interpretativo. Este es la
comprensión del texto mismo, la cual tiene como
3 Ricoeur ha insistido en esto, y señala el paso del nombre
"texto" al escrito, al diálogo y a la acción significativa.
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intermediario o medio principal la contextuación. Es
poner un texto en su contexto y aplicarlo al contexto
actual.
2.3. Ciencia o arte
Pero, al hacer esto, ¿actúa la hermenéutica como
ciencia o como arte? Ante esta pregunta, hemos de
responder que ambas cosas. En efecto, si entendemos,
siguiendo a Aristóteles, la ciencia como un conjunto
estructurado de conocimientos, en el que los principios
dan la organización a los demás enunciados, podemos
considerar como ciencia a la hermenéutica; y si
entendemos —igualmente con Aristóteles— el arte o
técnica como el conjunto de reglas que rigen una
actividad, también podemos ver la hermenéutica como
arte, que enseña a aplicar correctamente la
interpretación. Esto se ve a semejanza de la lógica, que
también es ciencia y arte: construye ordenadamente el
corpus de sus conocimientos, y los dispone en reglas
de procedimiento que se aplican a los razonamientos
concretos.
2.4. División de la hermenéutica
En cuanto a la división de la hermenéutica en clases (y
todavía no en partes), se han propuesto tres tipos de
interpretación: (i) la intransitiva, o meramente
recognitiva, como la filológica y la historiográfica,
cuya finalidad es el entender en sí mismo; (ii) la
transitiva, o reproductiva o representativa o traductiva,
como la teatral y la musical, cuya finalidad es hacer
entender; y (iii) la normativa o dogmática, como la
jurídica y la teológica, cuya finalidad es la regulación
del obrar.4 Pero a ello se puede objetar que toda
interpretación recognitiva y normativa es reproductiva
o traductiva.5 Y eso es cierto; por lo cual quizá haya
4 E. Betti, Teoria generale della interpretazione, Milán,
1955. 5 Cf. A. Ortiz-Osés, La nueva filosofía hermenéutica. Hacia
una razón axiológica posmoderna, Barcelona, Anthropos,
1986, p. 71. Cf. también del mismo, Mundo, hombre y
que poner como clasificación tres tipos de traducción,
según tres finalidades que se le pueden dar:
comprensiva, reproductiva y aplicativa. Y además
podrían señalarse dos aspectos: uno en que se buscara
la teoría del interpretar, y otro en el que se enseñara a
hacer en concreto la interpretación; esto es, el aspecto
teórico y el práctico. Con ello tendríamos la división
interna de la hermenéutica, en dos partes: la
hermenéutica docens y la hermenéutica utens, esto es,
como doctrina y como utensilio, como teoría y como
instrumento de la interpretación.
2.5. Teórica o práctica
Así, la hermenéutica no sería ciencia puramente
teórica, ni ciencia puramente práctica, sino mixta de
teoría y praxis, esto es, como pura y aplicada. Dice
Aranguren: "toda theoría, además de ser práxis es a la
vez, poiésis, al menos incoativamente, porque, como
también ha hecho ver Zubiri, el saber implica el
„penetrar‟, „registrar‟ e „intervenir‟, y hay, por tanto,
una unidad interna entre saber y modificar”.6
Aranguren, pues, hace ver que la ética es teórica y
práctica, y aquí encontramos analogía con la
hermenéutica, al igual que la habíamos detectado entre
esta última y la lógica. También podemos ver analogía
entre la hermenéutica y la prudencia, como ya desde
antiguo se había visto entre esta última y la lógica.
Tiene un aspecto fuerte de acto prudencial.
2.6. Hermenéutica docens y hermenéutica utens
Así como en la escolástica se hablaba de lógica docens
y lógica utens, es decir, la teoría lógica y la aplicación
concreta de la misma en el razonamiento, así también
se puede hablar de "hermenéutica docens" y
"hermenéutica utens". Peirce entendía la lógica docens
como sistema y la utens como lógica aplicada o
lenguaje crítico. Estudios de filosofía hermenéutica,
Salamanca, Ed. Sígueme, 1976, pp. 121-151. 6 J. L. L. Aranguren, Ética de la felicidad y otros lenguajes,
Madrid, Tecnos, 1992 (2a. ed.), p. 22.
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metodología.7 Aranguren hablaba de una ethica docens
y una ethica utens, y decía que no están tan disociadas:
"la separación entre la moral vivida o ethica utens y los
tratados de ética [i.e. la ethica docens], que para casi
nada la toman en cuenta, es incomprensible".8 Por eso
prefiero hablar de una hermenéutica docens, como
teoría general de la interpretación; y una hermenéutica
utens, viva, que va al caso concreto, adaptando de
manera proporcional las reglas que ha derivado de su
doctrina y de su práctica, según lo que tiene de
prudencia o phrónesis. Así, la hermenéutica es
primordialmente teórica y derivativamente práctica,
porque el que pueda ser práctica se deriva de su mismo
ser teórica. Por eso he dicho antes que es ciencia y arte
a la vez.9
También se podría hablar, como clases de
hermenéutica, de una hermenéutica sincrónica y otra
diacrónica, según se dé predominio a la búsqueda de la
sistematicidad o de la historicidad en un texto.
Igualmente de hermenéutica sintagmática y de
hermenéutica paradigmática, según se insista en la
linealidad horizontal y la contigüidad o en la linealidad
vertical de asociaciones, es decir, una lectura en
superficie y una lectura en profundidad.
2.7. Su metodología
He dicho que tradicionalmente la hermenéutica estuvo
asociada a la sutileza.10
Por eso se podría exponer la
7 Cf. Th. A. Sebeok-J. Umiker-Sebeok, " „Ya conoce Usted
mi método‟: una confrontación entre Charles S. Peirce y
Sherlock Holmes", en U. Eco-Th. A. Sebeok (eds.), El signo
de los tres. Dupin, Holmes, Peirce, Barcelona, Ed. Lumen,
1989, pp. 65-66. 8 J. L. L. Aranguren, ibid., p. 25. 9 Schleiermacher llama "arte" a la hermenéutica, pero no
habla de ella como ciencia (F.D.E. Schleiermacher, "The
Aphorisms on Hermeneutics from 1805 and 1809/10", en G.
L. Ormiston-A. D. Schrift (eds.), The Hermeneutic
Tradition. From Ast to Ricoeur, Albany, N.Y., State
University of New York Press, 1990, p. 60). 10 Gadamer refiere la sutileza al Renacimiento, y dice que era
un aspecto de su espíritu competitivo (cf. H. G. Gadamer,
"Hermenéutica clásica y hermenéutica filosófica", en el
metodología de la hermenéutica en tres pasos que son
tres modos de sutileza: (i) la subtilitas intelligendi —
que yo preferiría llamar subtilitas implicandi—, (ii) la
subtilitas explicandi y (iii) la subtilitas applicandi.11
También se podrían trasladar estos momentos a la
semiótica: el primer momento tocaría a la sintaxis. En
ese primer paso se va al significado textual o
intratextual e incluso al intertextual. La razón es que el
significado sintáctico es el que se presupone en primer
lugar; sin él no puede haber (como aspectos del
análisis) semántica ni pragmática .12
Además, la
explicación pertenece a la semántica, pues tiene que
ver con la conexión del texto con los objetos que
designa. Y la aplicación toca a la pragmática, ya que
puede entenderse como traducir o trasladar a uno
mismo lo que pudo ser la intención del autor, captar su
mismo, Verdad y método II, Salamanca, Sígueme, 1992, p.
100). Pero no se da sólo allí. En la Edad Media se dio a Juan
Duns Escoto el apelativo de "Doctor Sutil" (Doctor Subtilis),
y esa sutileza consistía en encontrar siempre una posibilidad
en donde los otros no la veían; ellos sólo veían dos.
Inclusive tenía que ver con la teoría de las distinciones,
como su famosa distinctio formais ex natura rei, intermedia
entre la real y la de razón, y que Ockham cercenó con su
famosa navaja, por parecerle que había demasiadas sutilezas.
Pero también tiene que ver con las distinciones en la
interpretación (de la Biblia y de Aristóteles), ya que las
distinciones llevan a una mayor precisión y síntesis. 11 A. Ortiz-Osés, La nueva filosofía hermenéutica, cit., pp.
71-72. Estos términos aparecen ya en J. J. Rambach,
Institutiones hermeneuticae sacrae, 1723 (cf. H. G.
Gadamer, "Hermenéutica clásica y hermenéutica filosófica",
en el mismo, Verdad y método II, ed. cit., p. 100), y
reaparece en Johann August Ernesti, Institutio Interpretis
Novi Testamenti, Leipzig, 1761. A ellos se refiere ya
Schleiermacher (op. cit., p. 57). 12Es cierto que algunos, por ejemplo Leo Apostel, ponen a la
pragmática como previa a la sintaxis, ya que la misma
imposición de significado a una expresión es un acto
pragmático; pero eso se daría en un orden de producción o
de génesis. En el orden de análisis se estudia primero la
dimensión sintáctica, que es la más independiente, después
la dimensión semántica, que depende de la anterior, y al final
la pragmática, que depende de las dos.
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intencionalidad a través de la de uno mismo, y después
de la labor sintáctica o de implicación dada por las
reglas de formación y transformación o gramaticales, y
tras la explicación-comprensión que da la búsqueda del
mundo que puede corresponder al texto. Con la
aplicación pragmática se llega a esa objetividad del
texto que es la intención del autor (la intentio
auctoris). Y en esto se usa un método hipotético-
deductivo, o abductivo (como lo llamaba Peirce),
método según el cual en la interpretación se emiten
hipótesis interpretativas frente al texto, para tratar de
rescatar la intención del autor, y después se ven las
consecuencias de la interpretación, sobre todo
mediante el diálogo con los otros intérpretes.
2.8. Los elementos del acto hermenéutico: texto,
autor y lector
Ya que hemos visto que en el acto de interpretación
confluyen el autor y el lector, y el texto es el terreno en
el que se dan cita, el énfasis puede hacerse hacia uno o
hacia otro, al extraer del texto el significado. Hay
quienes quieren dar prioridad al lector, y entonces hay
una lectura más bien subjetivista; hay quienes quieren
dar prioridad al autor, y entonces hay una lectura más
bien objetivista. Pero hay que mediar, y sabiendo que
siempre se va a inmiscuir la intención del intérprete,
tratar de conseguir, lo más que se pueda, la intención
del autor.13
Podríamos, así, hablar de una "intención
del texto",14
pero tenemos que situarla en el entrecruce
de las dos intencionalidades anteriores. Por una parte,
13 Las nociones de pertenencia (Zugehörigkeit) y distancia
(Verfremdung) son de Gadamer, las de acercamiento (o
aproximación o apropiación) y distanciamiento son de
Ricoeur. Trata sobre ellas J. M. García Prada, "La
producción del sentido en los textos", en Estudios
Filosóficos, 42 (1993), pp. 234ss. Véase también M.
Beuchot, "Naturaleza y operaciones de la hermenéutica
según Paul Ricoeur", en Pensamiento (Madrid), 50/196
(1994), pp. 143-152. 14 Umberto Eco la llama intentio operis, distinta de la
intentio auctoris y de la intentio lectoris. Cf. U. Eco, Los
límites de la interpretación, Barcelona, Lumen, 1992, p. 29.
hay que respetar la intención del autor (pues el texto
todavía le pertenece, al menos en parte); pero, por otra,
tenemos que darnos cuenta de que el texto ya no dice
exactamente lo que quiso decir el autor; ha rebasado su
intencionalidad al encontrarse con la nuestra. Lo
hacemos decir algo más, esto es, decirnos algo. Así, la
verdad del texto comprende el significado o la verdad
del autor y el significado o la verdad del lector, y vive
de su dialéctica. Podremos conceder algo más a uno o
a otro (al autor o al lector), pero no sacrificar a uno de
los dos en aras del otro.
En cuanto a la idea de autor, Eco distingue un autor
empírico, un autor ideal y un autor liminal. El primero
es el que de hecho deja un texto, con errores y con
intenciones a veces equívocas. El ideal es el que
construimos quitando o modificando esas deficiencias
(y a veces inclusive hecho omnisapiente el autor). Y el
liminal es el que estuvo presente en el texto, pero con
intenciones en parte inconscientes (que no sabe que
sabe o que no sabe que no sabe; pero me parece que
éste se reduce al autor empírico, con sus puntos ciegos
e inconscientes). También puede hablarse de un lector
empírico, un lector ideal (y Eco no menciona el lector
liminal). El primero es el que de hecho lee o interpreta,
con sus errores de comprensión y mezclando mucho
sus intenciones con las del autor y a veces
anteponiendo las suyas y dándoles preferencia. El
segundo sería el lector que capta perfectamente o lo
mejor posible la intención del autor. (El lector liminal
sería el que deja entrometerse intenciones suyas en el
texto, pero éste me parece que se reduce al lector
empírico, que basta y sobra para hacer esas
desviaciones).15
El texto posee un contenido, un significado. Ese
contenido está realizando una intención, una
intencionalidad.16
Pero tiene el doble aspecto de
15 Cf. U. Eco, ibid., pp. 126 y 130. 16 Aun la intencionalidad puede ser de muchas clases. Pero
podemos hablar de cuatro principales, atendiendo a su
captabilidad. Hay una intencionalidad consciente y explícita,
esto es, que capta tanto el autor como el lector. Hay otra
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connotación y denotación, de intensión y extensión, o
de sentido y referencia. El texto tiene, en situación
normal, un sentido y una referencia. Sentido, en cuanto
susceptible de ser entendido o comprendido por el que
lo lee o lo ve o lo escucha; referencia, en cuanto
apunta a un mundo, sea real o ficticio, indicado o
producido por el texto mismo. Sólo a veces el texto
tendrá únicamente sentido y carecerá de referencia
como en el caso de ciertas álgebras.
2.9. Los pasos del acto hermenéutico: el proceso
interpretativo
En el proceso interpretativo, lo primero que surge ante
ese dato que es el texto, es una pregunta interpretativa,
que requiere una respuesta interpretativa, la cual es un
juicio interpretativo, ya sea una hipótesis o una tesis, la
cual se tendrá que comprobar, y para eso se sigue una
argumentación interpretativa.
La pregunta interpretativa es siempre con vistas a la
comprensión. ¿Qué significa este texto?, ¿qué quiere
decir?, ¿a quién está dirigido?, ¿qué me dice a mí?, o
¿qué dice ahora?, y otras más. Puede decirse que la
pregunta es un juicio prospectivo, está en prospecto, en
proyecto. Se hace juicio efectivo cuando se resuelve la
pregunta. Hay un proceso por el cual se resuelve dicha
pregunta interpretativa, pues primero el juicio
interpretativo comienza siendo hipotético, hipótesis, y
después se convierte en tesis. La misma tesis es
alcanzada por el camino de descondicionalizar la
hipótesis, esto es, ver que se cumple efectivamente. Se
consciente y tácita, que sólo capta el autor y difícilmente
accede a ella el lector. Otra es inconsciente y explícita, la
que se escapa al propio autor, pero el lector la encuentra con
ciertos instrumentos sutiles ad hoc, por ejemplo, aplicando
el psicoanálisis. Y hay otra que es inconsciente y tácita, la
que se oculta tanto al autor como al lector, y permanece
escondida, tal vez por siempre. Fue el psicoanálisis mismo el
que habló de intencionalidad inconsciente, a pesar de que
algunas otras corrientes han considerado que la
intencionalidad siempre tiene que ser consciente, esto es,
identifican intencionalidad y conciencia.
trata de un razonamiento o argumento hipotético-
deductivo.
2.10. El hábito o virtud de la interpretación
Lo que más importa de la actividad interpretativa es
que llegue a constituir en el hombre un hábito, una
virtud, la virtus hermeneutica. De la adquisición de
esta virtud puede decirse que, aun cuando no sea muy
claro que pueda enseñarse, sí puede aprenderse, como
lo dice Gilbert Ryle.17
No hay escuelas de sabiduría o
de prudencia, pero sí hay escuelas de interpretación. Es
como en el caso de la retórica; alguien puede ser
naturalmente buen orador, un orador nato, pero la
técnica o arte de la oratoria le ayuda a mejorar; así
también al hermeneuta nato la técnica o arte de la
hermenéutica le ayuda a incrementar esa virtud que ya
tiene iniciada, hay un aumento interno o una intensio
de esa virtud de esa cualidad que lo hace interpretar
bien. Mucho más si el individuo no es un buen
intérprete por naturaleza, sino que tiene que aprender
el arte de interpretar, mediante el estudio, el trabajo y
la imitación, para llegar a superar a quien le enseñe.
17 Cf. G. Ryle, "¿Puede enseñarse la virtud?", en R. F.
Dearden, P. H. Hirst y R. S. Peters (eds.), Educación y
desarrollo de la razón. Formación del sentido crítico,
Madrid, Narcea, 1982, pp. 411 y 413. También hay que
tomar en cuenta que la virtud tiene un componente de
voluntad, además de uno de conocimiento, como lo hace ver
Ph. Foot, Las virtudes y los vicios, y otros ensayos de
filosofía moral, México, UNAM, 1994, p. 21. Ver también E.
Sosa, Conocimiento y virtud intelectual, México, UNAM-FCE,
1992, pp. 285ss.
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3. RESEÑA DE LA ACTIVIDAD DEL 19 DE
OCTUBRE: LA INFLUENCIA DE CALVINO SOBRE
EL DESARROLLO DEL PROTESTANTISMO
FRANCÉS.
Tempo e Presença, año 22, núm. 313,
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4. LANZAMIENTO DEL PRIMER LIBRO DEL
CENTRO BASILEA: ENTRE LA SUMISIÓN Y LA
REVOLUCIÓN, DE RUBÉN J. ARJONA MEJÍA.
El 30 de noviembre tendremos en las manos el
primer volumen publicado por el Centro
Basilea. Se trata de la tesis de licenciatura en
teología de Rubén J. Arjona Mejía, motivo de
la actividad del 19 de octubre. Esperamos que
constituya un aporte al estudio de uno de los
aspectos menos divulgados de la historia de la
Reforma Protestante, dado que, si bien Juan
Calvino es reconocido como uno de los
reformadores principales, en México y en las
iglesias evangélicas en particular, su figura es
bastante ignorada y poco apreciada.
En ese sentido, el esfuerzo que ha llevado a
cabo Arjona tiene un valor adicional: es un
ejemplo de búsqueda de herramientas
teológicas prácticas dentro de la tradición
reformada para dialogar con la realidad
sociopolítica presente de nuestro país. Esto,
aun cuando los puentes que se trazan no son
explícitos, sino más bien implícitos, pues se
deja a criterio del lector obtener conclusiones
de aplicabilidad directa. No obstante, el
énfasis del libro es militante y profético, de
ahí el interés por divulgarlo.
Con este volumen esperamos arrancar con
el pie derecho el plan de publicaciones que se
había discutido y anunciado previamente.
Confiamos plenamente en contribuir, desde
nuestra modesta trinchera, a ampliar los
horizontes de muchas personas que, con
frecuencia, expresan su necesidad por tener
acceso a lecturas recomendables y pertinentes.
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5. “JUSTICIA INFINITA - INJUSTICIA SIN
FIN”. A PROPÓSITO DE LOS SUCESOS DE 11
DE SEPTIEMBRE Y DESPUÉS
Elsa Tamez
Pasos, DEI, noviembre de 2001
El pasado mes de mayo, Rubén J. Arjona Mejía
(vicepresidente del Centro Basilea) defendió, en
el Seminario Teológico Presbiteriano de México,
su tesis de licenciatura titulada: Entre la
sumisión y la revolución: la influencia de
Calvino sobre el desarrollo del protestantismo
francés. Por su valor y pertinencia,
consideramos necesario dedicarle la actividad
del próximo 19 de octubre, como celebración,
modesta, de un aniversario más de la Reforma
Protestante.
A continuación transcribimos la introducción
de la tesis.
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6. RESEÑA BIBLIOGRÁFICA
DOS RECAPITULACIONES DE TEOLOGÍA
LATINOAMERICANA
L.C.-O.
Juan José Tamayo y Juan Bosch, eds., Panorama de la
teología latinoamericana. Estella, Verbo Divino,
2001. 683 pp.
Luiz Carlos Susin, ed., El mar se abrió. Treinta años de
teología en América Latina. Santander, Sal Terrae,
2000. 264 pp. (Presencia teológica, 111)
Como siempre, las editoriales españolas vuelven a
colocarse a la vanguardia en lo referente a la
producción teológica latinoamericana. Esto trae a la
memoria los años en que llegaban las obras de autores
como Rubem Alves, Gustavo Gutiérrez y José Míguez
Bonino, o la colección “Panorama de la teología
latinoamericana”, de la editorial Sígueme, en los años
70 y 80. Recientemente, Sal Terrae y Verbo Divino,
siempre atentas a la producción teológica de este lado
del Atlántico, han lanzado dos libros relevantes: El
mar se abrió. Treinta años de teología en América
Latina, editado por Luiz Carlos Susin, y Panorama de
la teología latinoamericana, compilado por Juan-José
Tamayo y Juan Bosch. Resulta prácticamente
imposible hablar aisladamente de este par de libros,
sobre todo por los vasos comunicantes que los unen.
Un ejemplo de esto son las colaboraciones que se
repiten. Pero más allá de las naturales objeciones que
puedan surgir, ambas obras manifiestan la necesidad
de hacer un recuento serio de la teología
latinoamericana de los últimos lustros.
Ostensiblemente más breve, el libro de Susin,
traducción de la obra publicada por Loyola y Soter
(Sociedad de Teología y Ciencias de la Religión de
Brasil) el año pasado, concebido como un material
preparatorio para el congreso de teología llevado a
cabo en São Paulo, incluye aportaciones de teólogos
(hombres) católicos en su mayoría. Los únicos
protestante que aparecen el volumen son Jorge Pixley
y Jürgen Moltmann. Ante todo, cada autor trata de
realizar un balance de la tarea teológica
latinoamericana en los últimos 30 años. Así, gente
como Roberto Oliveros, antiguo historiador de la
teología de la liberación (TL), cuenta su propia
experiencia, muy actualizada, en relación con el
proceso que había descrito antes; João Batista Libanio
ensaya también una visión más personal de lo que ha
expuesto anteriormente con menos claves vivenciales;
Leonardo Boff manifiesta la evolución de su
pensamiento mediante varios paradigmas teológicos;
José Comblin ofrece su testimonio con un énfasis
cronológico muy marcado; Clodovis Boff encara la
tarea por medio de 7 “descubrimientos” personales y
del señalamiento de la nueva agenda de la teología
latinoamericana; Pablo Richard, con un tono casi
confesional, pasa revista a sus 40 años de camino y
labor teológica; y el arzobispo Kloppenburg representa
la visión jerárquica.
Otros autores acometen su labor subrayando el
énfasis que ha marcado su trabajo a través de los años:
Diego Irarrázaval hace un “balance desde abajo”;
Eleazar López Hernández traza los puntos principales
de la teología india en los tiempos de la globalización;
Jon Sobrino habla de una “teología desde la realidad”,
sin dejar de incluir su énfasis particular en la
“concentración cristológica”; Jorge Pixley se pregunta
si la TL es o fue un instrumento de lucha popular; Juan
Carlos Scannone expone brevemente su perspectiva
sobre la TL, la teología del pueblo y la actualidad
teológica en el continente; y Antônio Aparecido da
Silva, en un texto sólido y extenso, presenta los
contenidos esenciales de la teología afroamericana.
El texto de Hugo Assmann, “Por una teología
humanamente saludable”, asume la autocrítica de una
manera notable, puesto que, sin dejar de reconocer las
razones de sus ímpetus “juveniles”, no incurre en la
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autocomplacencia y señala puntualmente los excesos,
sobre todo en el lenguaje, de la naciente teología
liberacionista. Assmann da fe de una profunda
evolución personal que le hace ver hoy a la teología de
una manera muy distinta. Afirma, por ejemplo:
Pensar duele. Pero disiento de las formas de pensar que
cierran horizontes. ¿Será que la TdL ha sido
fundamentalmente una teología saludable? En mi
opinión, algunos de sus remanentes adoptaron una forma
enfermiza. Como discurso de y para seres humanos y sus
búsquedas de sentido, pienso que también la teología
(así como todas las demás formas de reflexión crítica)
debe afrontar de cara aquellas cuestiones antropológicas
radicales que nos ponen frente a la imposibilidad de
soluciones perfectas y definitivas, pero también frente a
la plasuibilidad de esperanzas tópicas. Y ello sin
escamotear problemas ni caer en falsos dilemas (por
ejemplo, el falso dilema entre educar para la iniciativa o
educar para la solidaridad). (p. 120)
Entre las ausencias más notables de este libro (que se
subsanan, en parte, en el de Tamayo y Bosch) hay que
mencionar a Gustavo Gutiérrez y Enrique Dussel, entre
los “fundadores” de la TL, y a otros personajes muy
representativos del campo católico como Segundo
Galilea, Ronaldo Muñoz o Pedro Casaldáliga. A
cambio, se incluyen nombres de profesores y
estudiosos más jóvenes.
Los autores europeos, simpatizantes o no de la TL,
ofrecen una variedad de enfoques en su relación con
ella: Moltmann y Metz no escatiman palabras para
referir la influencia del diálogo con esta teología sobre
su pensamiento, a pesar de las diferencias que, en el
caso del primero, se dieron en cierto momento;
Tamayo Acosta, profundo conocedor de la TL, a la que
le ha dedicado varios libros, escribe, una vez más,
sobre la recepción de la misma en los ambientes
primermundistas; Floristán, Duquoc y González Faus
se muestran a sí mismos como acompañantes
solidarios.
En Panorama de la teología latinoamericana,
Tamayo Acosta es acompañado por Juan Bosch,
experto en la teología protestante del continente. Esta
colaboración resulta particularmente fructífera, porque
el segundo prólogo (“Introducción a la teología
protestante latinoamericana”) obra de Bosch, cumple
su cometido plenamente, dado el enorme
desconocimiento que existe al respecto. En casi 40
páginas, Bosch pasa revista a los congresos
evangélicos, desde 1916 a 1929; a las aportaciones
protestantes a la teología de la liberación; a las
repercusiones del pentecostalismo; y a la pregunta
específica por una teología protestante
latinoamericana. El prólogo de Tamayo (“Cambios de
paradigma teológico en América Latina”), por su parte,
con una visión más de conjunto, da cuenta de los
grandes temas teológicos desarrollados por los
teólogos y teólogas latinoamericanos desde la década
de los 70 hasta la fecha, y concluye con una serie de
desafíos que se le presentan a esta manera de hacer
teología.
De los 34 autores(as) incluidos, 7 son protestantes
y 8 mujeres. Se echa mucho de menos a tres
protestantes: José Míguez Bonino, Emilio Castro y
Rubem Alves (ex-secretario general del Consejo
Mundial de Iglesias, CMI), y a otros autores
representativos. Siete son las colaboraciones tomadas
del libro de Susin, pero hay que consignar que tres
teólogos (Irarrázaval, López Hernández y Scannone)
presentan textos distintos para esta obra. Destaca la
inclusión de textos-semblanzas de dos autores ya
fallecidos: Ignacio Ellacuría y Juan Luis Segundo, así
como la de Philip Potter, también ex-secretario general
del CMI. Al mismo tiempo, resultan difíciles de
explicar algunas inclusiones, como las de V. Rocha,
M. Ruiz y A. Levoratti (en este caso, pudiendo
aparecer José Severino Croatto o Carlos Mesters, otras
ausencias lamentables, aun cuando los compiladores
dan fe de que algunas de ellas se deben a múltiples
causas).
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En esta obra, más que en la primera, puede decirse
que se consiguió una buena confluencia generacional
de teólogos, puesto que aparecen desde algunos
fundadores, como Gustavo Gutiérrez, y Sergio Arce,
hasta algunos de los renovadores más creativos de
generaciones recientes, como M.F. dos Anjos y Jung
Mo Sung. Además, las vertientes feministas y de la
espiritualidad están muy bien representadas.
Dado el número de textos incluidos, podría
intentarse una clasificación de los mismos (los
nombres con asterisco representan los textos
recopilados también por Susin):
a) Visiones panorámicas rigurosas: G. Gutiérrez,
quien con su proverbial equilibrio resume admirable y
sabiamente sus largos años como profeta y teólogo, C.
Boff*, L. Boff*, M.F. dos Anjos, que habla de los
muchos rostros de la teología, J.M. Sung, que desde la
vertiente económica, rinde tributo a los pensadores que
lo marcaron , C. Maccise, desde la trinchera de la
espiritualidad, R. Oliveros*, P. Trigo y P. Suess, con
sus importantes aportaciones a la inculturación del
mensaje cristiano.
b) Revisiones de trayectoria personal: S. Arce,
desde Cuba, pasa amplia revista a sus militancias
revolucionaria y cristiana, P. Richard*, E. Tamez,
modelo de teóloga protestante que ha venido
venciendo obstáculos desde su juventud, J. Pixley*, E.
Dussel, quien presenta su autobiografía teológica,
simultánea a la de su labor como filósofo e historiador,
y Franz Hinkelammert (entrevistado ampliamente por
Germán Gutiérrez), una especie de teólogo total, con
una trayectoria sui generis que puede sintetizarse con
la siguiente fórmula: “de la economía a la teología”.
Para muchos, él será un hallazgo, pero detrás hay un
largo camino de pensamiento y acción. Entre sus
muchas respuestas iluminadoras destaca la siguiente:
Una vez me invitaron en Colonia a una reunión titulada:
¿Estña muerta la teología de la liberación? Y estaba llena
la sala, y tenían que abrir una sala contigua mucho más
grande para discutir si estaba muerta la teología de la
liberación. Y no era una reunión de teólogos únicamente.
El público eran gente de las calles, sobre todo
intelectuales de la más variada procedencia. El público
ya demostraba que la teología de la liberación no estaba
nada tan débil. Cuando el Papa en su última visita a San
Salvador exclamaba que la teología de la liberación
estaba muerta, se olvidó de decir lo más importante: No
estaba muerta la teología de Liberación, estaban muertos
los teólogos de la teología de la liberación. Habían
muerto como mártires. (p. 282)
c) Ejercicios de autocrítica, como los de Hugo
Assmann* y Julio de Santa Ana, quien lleva a cabo,
por el lado protestante, la tarea autocrítica más
consistente y ecuménica, aunque no incluya detalles
personales, puesto que, como él mismo explica:
Como se ha podido leer, he hablado poco de mí mismo,
y en cambio lo he hecho de muchos compañeros y
compañeras, de quienes soy profundamente deudor en el
camino de hacer teología. Muchos de ellos son católicos,
en tanto que hay otros evangélicos. Esto pone de relieve
el carácter ecuménico de la teología de la liberación. No
puede ser de otra manera, porque no hay una liberación
“católica” y otra “protestante”. Hay una sola liberación.
La vocación por la misma la recibimos de Dios. (p. 556)
d) Reivindicaciones: por el lado feminista, M.P.
Aquino, quien reúne, admirablemente, y con una
altísima calidad, la militancia por la dignidad y el
conocimiento profundo de su tema; I. Gebara, M.C.L.
Bingemer, C. Navia sólidas teólogas católicas que han
tenido que recorrer un largo camino de dificultades y
descubrimientos, y O. Ortega, primera pastora
ordenada por la iglesia presbiteriana de Cuba y
funcionaria, por varios años, del CMI, desde donde
promovió la formación teológica femenina. Por el lado
de la teología negra, A. Aparecido*.
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Como se ve, ambos volúmenes dan cuenta de la
enorme diversidad, pero también de la profunda
organicidad de la teología latinoamericana. También,
dan testimonio de la buena salud con que cuenta la TL,
a contracorriente de quienes han anunciado tantas
veces su desaparición. Lo cierto es que ella misma ha
sabido renovarse y en esa tarea seguirá, en los
próximos años, en la búsqueda del Reino de Dios y su
justicia. Tal vez en una obra futura puedan incluirse a
otras corrientes teológicas que, sin ligarse tan
directamente a la TL, merecen ser reconocidas como
parte de la producción cristiana del continente. Dentro
de estos esfuerzos, un nombre, memorable entre
varios, nos viene a la mente, el de Orlando Costas.
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7. PRÓXIMA ACTIVIDAD (26 DE ENERO):
MUERTE SIN FIN, DE JOSÉ GOROSTIZA:
PERSPECTIVAS TEOLÓGICO-LITERARIAS
Para empezar con las actividades del año 2002, se
ha considerado la posibilidad de llevar a cabo una
mesa redonda sobre Muerte sin fin, al
considerado por muchos como el mayor poema
mexicano del siglo XX.
Para tal fin, hemos hecho contacto con Evodio
Escalante, autor de una tesis doctoral de título
escandaloso y provocador: Los inaudibles
gemidos de Dios (UNAM, 2000), publicada en
este año por la editorial Juan Pablos, y con Javier
Sicilia, poeta cristiano reconocido. Con ellos
queremos dialogar sobre una obra cuya calidad se
ha consolidado con el paso de los años.
Queremos, finalmente, con esta actividad,
unirnos también a la celebración del centenario
del nacimiento de Gorostiza, uno de los más
grandes poetas mexicanos de la historia.
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8. NOTICIAS
Muy pronto se presentarán los primeros
volúmenes editados por el Centro Basilea: una
Introducción a la Biblia en dos tomos.
Del 22 al 24 de agosto, se llevaron a cabo las
IV Jornadas de Psicología de la Religión en el
Museo Nacional de Antropología e Historia,
organizadas por varias instituciones, entre
ellas la UNAM, la ENAH, el Conaculta, la
UAM y la Asociación Latinoamericana para el
Estudio de las Religiones. La conferencia
magistral, “Retos éticos y epistemológicos de
la psicología (y la) pastoral”, estuvo a cargo
de Enrique Dussel. En varias mesas hubo
participantes miembros de iglesias
evangélicas.
Del 18 al 20 de octubre se llevará a cabo una
exposición de libros evangélicos en
9. SUGERENCIAS PARA LEER
Iztapalapa, revista de ciencias sociales y
humanidades, año 20, núm. 49, julio-diciembre
de 2000. Universidad Autónoma Metropolitana,
unidad Izatapalapa.
“Hermenéutica y filosofía” es el tema
monográfico que desarrollan 10 especialistas,
entre quienes figuran Mauricio Beuchot, Raúl
Alcalá Campos (profesor de la ENEP Acatlán),
Samuel Arriarán (Universidad Pedagógica
Nacional), Dora Elvira Garcia (Universidad
Intercontinental) y Luz María Álvarez Argüelles
(ENEP Acatlán).
La diversidad de autores permite revisar
varios aspectos de la hermenpéutica actual:
desde su definición esencial, hasta sus relaciones
con la metafísica, pasando por la poesía, la
política y la antropología cultural de Clifford
Geertz.
El énfasis multidisciplinario permite que, aun
los lectores y lectoras menos acostumbrados al
tratamiento académico de estos temas,
encuentren varios aspectos interesantes y
aprovechables. Pensando en la mayor
divulgación que merece este asunto, destaca el
texto de Gustavo Leyva Martínez (UAM
Iztapalapa), “La hermenéutica: el origen
práctico de la comprensión”, que intenta
aterrizar algunas ideas fruto de la reflexión
hermenéutica en las realidades sociales.
Mauricio Beuchot, Las caras del símbolo: el
ícono y el ídolo. Madrid, Caparrós Ediciones,
1999.
En el marco de su interés principal, la
hermenéutica, Beuchot se ocupa en este volumen
del ícono y del símbolo desde un punto de vista
amplio. Su primer capítulo, “Pensar para un
tiempo brumoso. La hermenéutica analógico-
icónica y la crisis de la modernidad”, es
particularmente útil para introducir, desde este
enfoque, la problemática actual de su disciplina.
El libro en general es muy legible, sin los excesos
de otros autores cuya densidad los hace
incomprensibles.
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10. CONEXIONES EN INTERNET
www.ensayo.uga.edu
Ya mencionada líneas arriba, esta página
ofrece abundantes materiales sobre el ensayo
multidisciplinario en castellano. Planeada y
realizada por el doctor José Luis Gómez,
profesor de la Universidad de Georgia,
presenta alfabéticamente a los mejores
pensadores de España e Hispanoamérica.
www.inpmar.org
Por fin, la Iglesia Nacional Presbiteriana de
México abrió su página en internet. Hay que
seguirle el rumbo y estar atento a lo que
ofrecerá mediante este recurso. De pronóstico
reservado.
www.ngweb.com./latinofil
La Página Latinoamericana de Filosofía
ofrece textos de autores del continente. Ante
la escasez de materiales, es un espacio útil en
la red para tratar de estar al día.
jesus.upsa.es
Un profesor de la Universidad de Salamanca
ofrece su curso de Cristología. Incluye el
temario, la bibliografía y otros aspectos del
mismo.
www.casabautista.org/dialog
La Casa Bautista de Publicaciones incluye en
su página electrónica a la revista Diálogo
Teológico, donde pueden obtenerse algunos
artículos de cierto interés.
11. TEXTOS DE DIVULGACIÓN