Boletín Alfonso Caso, núm. 21

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1ra. Época. Septiembre - Diciembre, 2013. No. 21 21 Índice • Editorial • Artículo - Valor y utilidad de la Antropología Física en el estudio de las Ciencias Sociales, por Juan Comas. • Efemérides - Instituto de Investigaciones Antropológi- cas, Howard Carter, Roberto Moreno de los Arcos, Daniel Rubín de la Borbolla, Tomás Lee. • Noticias - XVII Coloquio Internacional de Antropo- logía Física Juan Comas. • Ex-libris - Juan Comas. EDITORIAL http://www.iia.unam.mx/biblioteca Correo: [email protected] Teléfono: 5622-9653 Juan Comas Camps nació en el pue- blo de Alayor, en la isla de Menor- ca, España, el 23 de enero de 1900. Después de haberse graduado como pedagogo, ingresa a la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universi- dad de Madrid y en 1928 obtiene una beca para continuar sus estudios de pedagogía, psicología y antropología en la Universidad de Ginebra, Sui- za, donde obtiene el doctorado con el apoyo de su gran maestro Eugè- ne Pittard con la tesis Contribución al estudio del metopismo. Antes de la caída de la República española en 1939 dedica sus actividades a la Revista de pe- dagogía, a ser secretario de la Junta de Relacio- nes Culturales del Ministerio de Estado y en la organización de colonias infantiles en el exilio. Finalmente tiene que salir como transterrado ha- cia nuestro país después de haber sido internado en un campo de concentración en Francia. A su llegada a México, en 1940, trabaja como profesor en la Escuela Nacional de Maestros y en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional (posterior- mente Escuela Nacional de Antropología e His- toria) impartiendo cursos de antropología física. Trabajó durante 15 años en el Instituto Nacional Interamericano junto con Manuel Gamio donde realizó una intensa labor a favor de las pobla- ciones indígenas no sólo de nuestro país sino de toda Latinoamérica. En 1955 ingresa como investigador al Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México, formando jun- to con Paul Kirchhoff, Mauricio Swadesh, Pedro Bosch-Gimpera y Eduardo Noguera el primer núcleo de antropólogos en nuestra universidad, creándose así la Sección de Antropología enca- bezada por él. Dentro de su extensa trayectoria académica realiza diversas investigaciones en torno a la antropología física además de su labor en la difusión de la antropología, destacando la fundación de la revista Anales de antropología, su famoso Manual de antropología física (tra- ducido a diversos idiomas), la Introducción a la prehistoria general y Cien años de congresos in- ternacionales de americanistas y sus numerosas publicaciones en torno a la no discriminación ra- cial. Entre los muchos premios y homenajes que Dr. Juan Comas Camps, c. 1947

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1ra. Época. Septiembre - Diciembre, 2013. No. 21

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Índice• Editorial• Artículo- Valor y utilidad de la Antropología Física

en el estudio de las Ciencias Sociales, por Juan Comas.

• Efemérides- Instituto de Investigaciones Antropológi-

cas, Howard Carter, Roberto Moreno de los Arcos, Daniel Rubín de la Borbolla, Tomás Lee.

• Noticias- XVII Coloquio Internacional de Antropo-

logía Física Juan Comas.

• Ex-libris- Juan Comas.

EDITORIAL

http://www.iia.unam.mx/biblioteca Correo: [email protected] Teléfono: 5622-9653

Juan Comas Camps nació en el pue-blo de Alayor, en la isla de Menor-ca, España, el 23 de enero de 1900. Después de haberse graduado como pedagogo, ingresa a la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universi-dad de Madrid y en 1928 obtiene una beca para continuar sus estudios de pedagogía, psicología y antropología en la Universidad de Ginebra, Sui-za, donde obtiene el doctorado con el apoyo de su gran maestro Eugè-ne Pittard con la tesis Contribución al estudio del metopismo. Antes de la caída de la República española en 1939 dedica sus actividades a la Revista de pe-dagogía, a ser secretario de la Junta de Relacio-nes Culturales del Ministerio de Estado y en la organización de colonias infantiles en el exilio. Finalmente tiene que salir como transterrado ha-cia nuestro país después de haber sido internado en un campo de concentración en Francia.

A su llegada a México, en 1940, trabaja como profesor en la Escuela Nacional de Maestros y en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional (posterior-mente Escuela Nacional de Antropología e His-toria) impartiendo cursos de antropología física. Trabajó durante 15 años en el Instituto Nacional Interamericano junto con Manuel Gamio donde realizó una intensa labor a favor de las pobla-ciones indígenas no sólo de nuestro país sino de toda Latinoamérica.

En 1955 ingresa como investigador al Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México, formando jun-to con Paul Kirchhoff, Mauricio Swadesh, Pedro Bosch-Gimpera y Eduardo Noguera el primer núcleo de antropólogos en nuestra universidad, creándose así la Sección de Antropología enca-bezada por él. Dentro de su extensa trayectoria académica realiza diversas investigaciones en torno a la antropología física además de su labor en la difusión de la antropología, destacando la fundación de la revista Anales de antropología, su famoso Manual de antropología física (tra-ducido a diversos idiomas), la Introducción a la prehistoria general y Cien años de congresos in-ternacionales de americanistas y sus numerosas publicaciones en torno a la no discriminación ra-cial. Entre los muchos premios y homenajes que

Dr. Juan Comas Camps, c. 1947

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punto de la casa, con una enorme satisfacción de haber convivido con ellos. Así sucedió cada vez que necesitábamos consultar su biblioteca.

A su fallecimiento, el 18 de enero de 1979, legó su biblioteca personal al Instituto de Inves-tigaciones Antropológicas que desde entonces lleva por nombre “Biblioteca Juan Comas”.

Comas siempre fue un ejemplo de puntuali-dad, rigor científico, compañerismo y amistad al que seguimos echando de menos.

Como uno más de los homenajes a su per-sona se organizó, en 1980, el primer Coloquio Internacional de Antropología Física “Juan Co-mas” el cual se lleva a cabo bienalmente desde entonces. Esta reunión congrega a antropólogos físicos, biólogos humanos y científicos de otras ramas afines, así como a estudiantes en una ya tradicional reunión donde se intercambia el co-nocimiento entre especialistas tanto nacionales como internacionales. Este año el XVII Colo-quio Internacional de Antropología Física “Juan Comas” se llevará a cabo en la ciudad de Coli-ma, Colima del 12 al 15 de noviembre de 2013.

Dra. María Elena Sáenz FaulhaberInstituto de Investigaciones Antropológicas

se le hicieron a lo largo de su vida, le fue otor-gado un doctorado Honoris Causa por la Uni-versidad de Cuzco. La Fundación Wenner-Gren creó el “Juan Comas Award” para premiar los trabajos de los mejores estudiantes de antropo-logía y fue designado investigador emérito de nuestra universidad. Pocos días después de su fallecimiento se le debía entregar el doctorado Honoris Causa de la Universidad Compluten-se.

A solicitud del doctor Comas y de la direc-ción del Instituto de Investigaciones Históricas la Sección de Antropología se transforma en nuestro Instituto de Investigaciones Antropoló-gicas el 4 de octubre de 1973, cuyo XLV ani-versario acabamos de celebrar.

Recuerdo cuando siendo yo estudiante de antropología física, teníamos que hacer una se-rie de búsquedas bibliográficas para uno de los cursos. En aquel momento no existían en nin-gún sitio los libros y las revistas más recientes salvo en la biblioteca particular de Juan Comas. Hablamos por teléfono con él y dijo que sólo podíamos ir en grupos de tres personas máximo, así es que Xabier Lizárraga y yo hicimos cita para ir a su casa. Ese día, en punto de las 5 de la tarde tocamos el timbre y salió a recibirnos. Nos sentó en su comedor, que tenía una magní-fica vista al jardín y le solicitamos el material a consultar. Sólo prestaba cuatro números de la revista, los trajo y se fue. Al terminar, pedíamos a Camille, su esposa que estaba en un pequeño escritorio revisando las pruebas de edición de la revista Anales de antropología, que llamara a Comas, él venía con otros cuatro números y se llevaba los ya revisados y así sucesivamente hasta que terminamos con el trabajo. Entonces vino Juan y dijo que ya que habíamos terminado, podíamos tomarnos una copa y charlar. Camille trajo las bebidas junto con unas ricas botanas, permitió que Zandungo, su perro negro entrara a la casa y nos pusimos a platicar de muy diver-sos temas. Xabier y yo salimos a las nueve en

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ARTÍCULO

Como cada dos años, a fines del presente se ce-lebrará una vez más el Coloquio Internacional de Antropología Física “Juan Comas”, el XVII, el cual se desarrollará en la ciudad de Colima durante los días del 12 al 15 de noviembre.

Y, como cada dos años, dedicamos el Boletín de esta Área de Fondos Do-cumentales al Dr. Comas, el antropólogo en honor a quien se realiza tan re-

levante evento académico desde

1980. En la presente oca-sión lo recordamos a través

de su ponencia titulada “Valor y utilidad de la Antropología Física en el estudio de las Cien-cias Sociales”.

Dicha ponencia fue presentada ante la Sec-ción de Antropología en el II Congreso Mexi-cano de Ciencias Sociales, realizado del 12 al 31 de octubre de 1945. Y fue publicada en Acta americana, Revista de la Sociedad Inte-ramericana de Antropología y Geografía en su volumen IV, números 1 y 2, de enero – junio, México, 1946.

Consideramos importante incluirla porque en ella el Dr. Comas señala la importancia que tie-ne la aplicación de la Antropología Física en las distintas ramas de las ciencias sociales, así nos señala su valor en la pedagogía, la historia y la sociología, así como en la asistencia social, las leyes y el ejército.

Las imágenes que ilustran el presente docu-mento pertenecen al importante acervo fotográ-fico donado por el Dr. Comas a la Univesidad Nacional Autónoma de México y que custodia el Instituto de Investigaciones Antropológicas.

VALOR Y UTILIDAD DE LA ANTROPOLOGÍA FÍSICA EN EL ESTUDIO DE LAS

CIENCIAS SOCIALES

Juan ComasProfesor de la Escuela Nacional

de Antropología de México

Cuando se menciona la Antropología Física, aun entre personas que poseen cierto nivel cultural, nos sorprende muy a menudo observar que consideran dicha ciencia como una simple distracción o manía de gentes −¡felizmente pocas en número!− que pier-den su tiempo midiendo huesos, sin la menor finali-dad práctica. Es un deber de quienes nos dedicamos a este tipo de investigaciones poner de nuestra parte todo lo posible para desvanecer tal error y situar esta rama del conocimiento en el lugar que por su impor-tancia le corresponde. Es cierto que la osteometría desempeñó en el siglo XIX un papel primordial entre los estudios antropológicos, y cierto es también que aún hoy constituye un capítulo importante de nues-tra ciencia, ya que el conocimiento de gran número de características diferenciales de los grupos huma-nos históricos pero extinguidos sólo puede hacerse a base de osteometría; y es también a sus técnicas que debe recurrirse cuando se intenta profundizar en el conocimiento del hombre del período Cuaternario y aun en el de determinados seres del orden de los Pri-mates que pueden darnos luz para descifrar dónde, cómo y cuándo se han desarrollado las etapas evolu-tivas de la serie hasta llegar al género Homo.

Pero aún así, la osteometría no es actualmente, y desde ha-ce más de 25 años, otra cosa que una parte, y no la esencial, de la Antropología Física; ésta ha aumentado grandemente sus

posibilida-des, ensan-chando sus horizontes,

hasta convertirse en una cien-cia básica, necesaria, indispensable, nos atrevemos a decir −y vamos a demostrarlo a continuación− en

1947

Mariana Torino, Venezuela, 1957.

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cualquier plan de mejora o reforma social de un gru-po humano.

Por ello nos parece muy acer-

tado el criterio de W.M. Krogman al sustituir el nombre de Antropo-logía Física por el de Morfología Humana,1 siempre que ésta se considere en el sentido de “es-tudio y comparación de aquellas características humanas −de cual-quiera de sus órganos, aparatos o sistemas− que puedan ser utili-zados como elemento diferencial entre unos grupos y otros, tanto en el tiempo como en el espacio”.

Ante todo es digno de mencionarse el hecho de que en la inmensa mayoría de los países al confec-cionar los programas de estudios básicos (enseñanza primaria, secundaria, preparatoria y pre-vocacional) se haya tenido muy en cuenta la necesidad de que los futuros ciudadanos posean con mayor o menor amplitud conocimientos acerca de los seres y fenó-menos de la naturaleza; y así se han incluido mate-rias de gran importancia como la geología, botánica, zoología, física, química, etc.; y aun se pensó, aunque no para la enseñanza elemental, que eran necesarios ciertos conocimientos de fisiología y psicología. Pe-ro se relegó al olvido la Antropología, como si el conocimiento del hombre mismo y sus variedades fuera para la humanidad menos importante que el saber distinguir una mariposa de una libélula o las leguminosas de las coníferas.

No creemos que nadie pueda dejar de coincidir con nosotros −sin necesidad de mayor argumenta-ción− en la idea de que la Antropología Física tiene derecho a entrar a formar parte de los programas de cultura básica por lo menos con la misma importan-cia con que se consideran las demás ciencias físico-naturales. El hombre debe conocerse a sí mismo y a sus semejantes: esto es para nosotros axiomático.

Pero independientemente de esta función cul-tural que se reivindica para la “ciencia natural del hombre”, estimamos que tiene otra de máxima im-

1 A Bibliography of Human Morphology. The University of Chicago Press. 1941.

portancia, relacionada con la aplicación práctica de sus principios para la mejor eficacia y rendimiento de gran número de ciencias sociales.

Veamos algunos antecedentes y realidades en apoyo de nuestra tesis:

1) Educación y Antropología

No hace mucho tiempo tuvimos ocasión de ex-poner públicamente e in-extenso cual era nuestro punto de vista respecto a las relaciones entre la Pedagogía y la Antropología,2 no vamos a hacer aquí más que aludir en forma esquemática a algunos de los argumentos utilizados entonces. Desde fines del si-glo XIX va tomando cuerpo la idea de que la educación exige el previo y total conocimiento del ser a quien se va a educar; y surge la Paidología, nueva ciencia del niño, de la cual es rama importantísima la An-tropología Pedagógica. Entre otros merecen citarse en ese campo de actividades algunos de los investigadores que constituyeron la vanguar-dia en ese movimiento para creación de la nueva ciencia, y demostraron cómo y en qué cuantía la Antropología Física es necesaria como base bioló-gica de la Educación: Melzi,3 Montessori,4 Galton,5 Paul-Boncour y Laufer,6 Godin,7 Giroud,8 Mosso,9 etc. 2 Conferencia dada en la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística en noviembre de 1943 con el título de Educación y Antropología. (Revista Nueva Era, tomo XV, pp. 185-205. Río Janeiro, 1945.) Y en Conferencias de Antropología y Biotipología. Monterrey, 1944; pp. 103-6.3 L’Antropologia Pedagogica. 1899. Además, había fundado en 1897 un “Gabinete de Antropología Pedagógica” en Arona-Italia.4 Antropología Pedagógica. Edición Araluce. Barcelona.5 Mental and physical deviations from the normal among the children in public elementary and others schools. Liverpool, 1896.6 Remarques sur le controle biometrique de l’enfant en vue de l’orientation generale professionelle. 1925.7 Recherches anthropometriques sur la croissance. 1903. Du rôle de l’Anthropometrie en education physique. 1901. La croissance pendant l’age scolaire. 1903. Anthropologie Pedagogique. 1918.8 Observations sur le developement de l’enfant. Petit guide d’anthropometrie familiale et scolaire. 1902.9 La Fatigue. Edición francesa. 1896.

Wilton M. Krogman

Niño Maquiritare. Venezuela.

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Los programas de estudio, los horarios, las vaca-ciones, el mobiliario escolar, los ejercicios físicos, los deportes, el servicio médico escolar, etc., están forzosamente supeditados, si han de ser adecuados y eficaces, al conocimiento de las características somáticas y fisiológicas del niño; es decir, a la in-tervención del antropólogo, con independencia del diagnóstico médico. Y lo mismo cabe decir de la orientación profesional, cada día de mayor valor como disciplina científica de aplicación económi-co-social, y que es en definitiva una consecuencia del sistema educativo.

Ya G. Sergi, en 1888, man-tuvo con entusiasmo el criterio

científico de que era nece-sario conocer al niño con los

métodos dictados por la An-tropología, sustituyendo así el conocimiento del individuo humano en su realidad vivien-

te a los principios generales e ideas filosóficas abs-tractas. “Medir la cabeza, medir la estatura −nos dice Sergi− no significa hacer Pedagogía, sino que con ello se sigue el camino para llegar a la Pedago-gía; porque no se puede educar a nadie si no se le conoce directamente”.

Y Montessori en la obra citada (p. 101) dice: “Cada cual debe hacer en este mundo aquello para lo que es más apto. La sabiduría está en conocer aquello para lo que uno tiene disposiciones, y la educación en perfeccionar y utilizar éstas. Porque la educación puede dirigir y ayudar a la naturaleza, pero no transformarla.” “El propio Manouvrier en-seña que los tipos macrosquélicos y braquisquéli-cos tienen disposiciones para trabajos diferentes: el primero, por ejemplo, será un excelente segador y un buen labrador, gracias a los amplios movimien-tos de su brazo; mientras que el segundo descolla-rá en los oficios que exijan esfuerzos continuados y enérgicos, como levantar grandes pesos, batir el hierro en el yunque, ayudar al trabajo de las má-quinas, etc.” “Estas consideraciones no deben pasar inadvertidas al maestro que mira en el niño al hom-bre futuro, pues tiene la elevada misión de preparar para la victoria en la lucha por la vida, ora corri-

giendo, ora ayudando, la naturaleza de cada uno. Y el primer punto de partida es indudablemente el de conocer al niño.”

Vemos, pues, hasta qué punto la intervención de los Antropólogos y la posesión de conocimientos adecuados de Morfología Humana son requisitos fundamentales para un adecuado planteamiento y favorable resolución de ingentes problemas escola-res y educativos.

2) Asistencia social y Antropología

En 1943 y en mi calidad de delegado de la Socie-dad Mexicana de Antropología al Primer Congreso Nacional de Asistencia, tuve la posibilidad de sus-tentar una ponencia con este mismo título, en la cual se razonaba ampliamente la necesidad de vincular ambas disciplinas, por ser la segunda base necesa-ria de la primera; y en Sesión plenaria el Congreso aprobó algunas recomendaciones que, por lo menos parcialmente, recogieron algunas de las proposicio-nes de la citada ponencia; si bien hasta la fecha no tenemos noticia de que se hayan llevado a la prác-tica.10

10 Estudio publicado en el Boletín del Instituto Internacional Americano de Protección a la Infancia, tomo XX, no. I, pp. 67 – 72. Marzo, 1946. Montevideo. Dichas recomendaciones fueron:“Que se instituya dentro de la Secretaría de Asistencia Pública un Departamento técnico donde figuren antropólogos y sociólogos, el cual se avoque a la resolución de los problemas indígenas y rurales”; “Que el personal de Asistencia Pública que trabaja en zonas indígenas y rurales, coopere en la adquisición de datos antropológicos poniéndolos a disposición de quienes los aprovecharán para ayudar a resolver los problemas de esta índole, haciendo un intercambio de estos datos entre la Secretaría y los institutos antropológicos existentes”;“Que se proporcionen al personal, principalmente a los médicos que trabajan en zonas rurales e indígenas, todos los datos antropológicos

Giuseppe Sergi

Niños chamulas trabajando franelógrafo. INI.

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En el mismo sentido se pronunció también, con anterioridad, el Primer Congreso Indigenista Inte-ramericano (Pátzcuaro, 1940), especialmente en sus recomendaciones XIX y XXIV.

Son obvias las razones que nos movieron antes y ahora a propugnar por una preparación antropo-lógica del personal de Asistencia Pública: médicos y trabajadoras sociales necesitan poseer los princi-pios y aun las técnicas de trabajo de la Morfología Humana −aunque con amplitud y orientación dis-tintas− como uno de los elementos fundamentales de su acción profesional; de lo contrario, su gestión resulta fatalmente incompleta y sujeta a errores que pueden tener repercusiones lamentables. La varia-bilidad de las características somáticas y fisiológi-cas del individuo −mayor en México que en otros países debido al mosaico de grupos humanos que integran la nación− así como la de los índices y tipos a que aquéllas dan lugar, desempeña un pa-pel de primerísima importancia en los diagnósticos tanto médicos como de Asistencia que se elaboran, así como en las medidas prácticas a adoptar para lograr el mejoramiento individual. “No hay enfer-medades, sino enfermos”; este axioma, ya clásico, se traduce en la necesidad de estudiar y conocer al sujeto de manera individual, y en tal caso su morfo-logía, sus características somáticas, su biotipo, etc., han de ocupar atención preferente.

3) El Derecho Penal y la Antropología

Fue en el siglo XVIII cuando se hicieron los primeros intentos para establecer ciertas relaciones entre determinado carácter o tipo somático y el tipo social delincuente. Precursores de la Antropología criminalística pueden considerarse a Cabanis11 y Lavater;12 posteriormente, a partir de Lombroso,13 esta escuela ha tenido sus partidarios decididos en todos los países; basta con citar algunos de los más clásicos e importantes: Marro,14 Zampa,15 Vuceti-

que les sean indispensables para sus actividades”.11 Rapports du physique et du moral de l’homme. 1757-1808.12 Physiognomische Fragmente zur Beforderung der Menschenkennthis und Menschenliebe. 1775-78.13 L’Uomo Delinquente. 1876.14 I caratteri dei delinquenti. 1887.15 Della comparazione dei caratteri fisici dei delinquenti e dei non delinquenti. 1890.

ch,16 Bertillon,17 Winkler,18 Virchow,19 Aletrino,20 Locard,21 de Luca,22 Frassetto,23 Carrara,24 Otto-lenghi,25 Santi de Sanctis,26 Giannini,27 Tysebaert,28 B. di Tullio,29 etc. Pero tuvo y tiene también sus acérrimos adversarios. Por otra parte, la propia An-tropología criminal ha sufrido desde Lombroso a B. di Tullio múltiples y profundas modificaciones tanto en sus fines como en sus técnicas e interpreta-ciones; pero cualesquiera que aquéllos y éstas sean, lo interesante aquí para nosotros es patentizar el pa-pel capital que el conocimiento de la Morfología humana desempeñó y sigue desempeñando en la resolución del problema social de la delincuencia: diversas y aún opuestas escuelas en Derecho Penal, por lo que se refiere a definir y sancionar el delito; concepciones policíacas y judiciales variadísimas en cuanto a captura, identificación, trato, aisla-miento y reforma del delincuente, etc. Es decir, que aún para combatirla y rechazarla, es necesario hoy que los penalistas, criminólogos, técnicos policía-cos, directores de cárceles y reformatorios, etc., co-nozcan con una cierta amplitud las cuestiones que plantea la Antropología física aplicada al problema social de la delincuencia.

16 El sistema dactiloscópico. La Plata, 1891.17 Identification anthropometrique. Instructions signaletiques. Nueva edición, 1893.18 Sobre Antropología Criminal (en holandés). 1895.19 Ueber Criminalanthropologie. 1896. 20 Manual para el estudio de la Antropología Criminal (en holandés). 1904.21 Les services actuels d’identification et la fiche internationale. Lyon, 1906.22 La Antropologia criminali ed i sui detrattori. Il suo valore e la sua importanza storica. 1913.23 La scienza antropologica nella lotta contra la delicuenza minorile. 1914.24 Le applicazioni dell’antropologia criminale nella prevenzione di polizia. 1914.25 Una inchiesta sui condannati inglesi e l’antropologia criminale. 1914.26 L’Antropologia criminale e il diritto penale in formazioni. 1915.27 Medicina e Antropologia del regime penitenziario. 1918.28 Le rôle du service d’anthropologie penitentiaire dans le reclassement des condamnés. 1924.29 Il criterio clínico-antropologico nella valutazione della pericolesitá criminale. 1925.

Huichol preso. Jalisco. (Foto Agustín Maya)

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4) El Ejército y la Antropología

La determinación de peso, talla y algunos caracte-res organolépticos son datos que desde muy antiguo se vinieron tomando al reclutar de modo volunta-rio o forzoso a los ejércitos. Y una muy rudimen-taria selección de tipo antropológico aparece desde el momento en que se eliminaron o rechazaron de los cuerpos armados a individuos con defectos fí-sicos claramente visibles. Pero la verdadera Antropo-logía Militar empieza más tarde, y aun cuando desde fines del siglo XIX surgen iniciadores como Livi,30 Gould,31 Manouvrier,32 etc., fue con motivo de la guerra 1914-18 cuando los Esta-dos Mayores de los países beligerantes empezaron se-riamente a preocuparse por hacer selección eficiente de los soldados a fin de que cada uno desempeñara la misión más de acuer-do con sus aptitudes; y entre éstas, las características antropológicas desempeñan papel de primer orden: Costa Ferreira,33 Sánchez,34 Davenport y Love,35 son exponentes de lo que en los distintos países se inició a este respecto. De los dos autores norteame-ricanos últimamente citados, es la siguiente conclu-sión: “Una de las lecciones que se deducen de la experiencia obtenida al formar el ejército de 1917-18 es la necesidad de nombrar desde un principio, con destino al Departamento Médico, antropólogos bien preparados a quienes asignar las siguientes ta-reas: 1) colaborar en la formación de las cédulas in-dividuales de examen físico; 2) obtener mediciones y observaciones de los reclutas; 3) datos de identifi-cación; 4) clasificación racial.” (P. 48)

30 Antropometria Militare. Dos tomos. 1896-1905. Minsurando e riminsurando. Note di Antropometria militare. 1915. Enquete anthropologique et sanitaire sur l’armée italienne. 1915.31 Investigations in the Military anthropological statistics of American Soldiers. New York, 1899.32 Une application anthropologique à l’art militaire: Le classement des hommes et la marche dans l’infanterie. Paris, 1906.33 Antropometria Militar. 1916.34 El hombre español útil para el servicio de las armas y para el trabajo; sus características antropológicas a los 20 años. 1914.35 War Anthropology. (The Medical Department of the U.S. Army in the World; vol. 15; part 1, 1921.)

A todos se nos alcanza, por ejemplo: de qué mo-do la conformación braqui o macrosquélica puede influir en el rendimiento de una determinada unidad de infantería integrada por individuos de uno u otro tipo y más aún si hubiera mezcla de ambos; como un tipo muscular, respiratorio, cerebral o digesti-vo resultará más útil en una función militar que en otra; como un biotipo brevilineo-ciclotímico dará más rendimiento en misiones que exijan rapidez y decisión que el biotipo longilineo-esquizotímico, y viceversa, etc.

Recordamos por propia experiencia que en 1921 existía en el Ejército Español la posibilidad de que una determinada clase social de soldados escogiera libremente y sin cortapisas el arma a que deseaba ser adscrito: Infantería, Artillería, Ingenieros, Ca-ballería, etc.; desde luego sólo en casos muy excep-cionales el interesado tenía en cuenta sus propias aptitudes y la eficiencia del servicio, guiándose más bien casi siempre por conveniencias personales. Por otra parte, las autoridades militares agrupaban los soldados de un regimiento de infantería siguien-do una ordenación por estatura total. El absurdo de tales criterios es evidente, y a evitarlo tienden los servicios antropométricos ya establecidos o preconizados por los Estados Mayores de muchas naciones. Desde luego la etapa actual de máxima mecanización de los ejércitos no resta valor a los estudios antropológicos como instrumento selecti-vo del material humano; a lo sumo lo que hará es modificar sus técnicas de utilización y aplicación. A ese respecto ya se van conociendo algunas de las medidas adoptadas en la II Guerra Mundial; con el título de “Physical Anthropology in the Army Air Forces” publicaron A. Damon y F. E. Randall un interesante estudio (American Journal of Physical Anthropology, september, 1944; pp. 293-316) en el que hacen breve historia de como en 1940 el capi-tán Otis O. Benson del servicio médico aéreo fue destinado a realizar investigaciones en el Harvard Fatigue Laboratory acerca de los problemas fisio-lógicos que plantea el vuelo a grandes alturas; de cómo discutió ampliamente estas cuestiones con el Dr. E.A. Hooton, renombrado antropólogo de Har-vard, llegando a la conclusión de que era preciso conocer ciertas medidas e índices antropométricos para fijar las características de los hombres destina-

Leónce Manouvrier

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dos como pilotos, observadores, ametralladoristas o bombarderos de la fuerza aérea, seleccionando a los más aptos con miras al máximo rendimiento. En la ficha confeccionada a tal fin en 1942 (con participación de los antropólogos Hooton, Seltzer, Brues, R.S. Benton, etc.) se incluye 27 medidas corporales, 35 medidas en cráneo-cara y 12 índi-ces. Y no sólo eso, sino que, además, las medidas y forma del cuerpo humano, así como la naturaleza y amplitud de sus movimientos han proporcionado valiosos elementos informativos a los ingenieros y diseñadores de los distintos tipos de aeroplanos y de sus equipos de vuelo y de ataque.

5) La Historia y la Antropología

El conocimiento de los hechos históricos, su adecuada interpretación y la deducción subsiguien-te de conclusiones necesita contar forzosamente con la previa aportación de los elementos de juicio que ofrece la Antropología. Las causas que moti-varon en el pasado los desplazamientos y movi-mientos migratorios de ciertos grupos humanos, las invasiones de territorios y las consiguientes gue-rras, o por el contrario los pacíficos contactos e in-terrelaciones de culturas distintas, sólo pueden ser analizados y debidamente comprendidos teniendo presente el factor hombre físico. Son de un valor insustituible los hechos antropológicos para expli-car los fenómenos históricos y muy especialmente de la historia antigua y de la pre y proto-historia, es decir, de aquellas épocas en que los documentos escritos son muy deficientes o no existen. ¿Cómo decidir, por ejemplo, si en una región de la tierra la presencia de dos o más culturas distintas y su-perpuestas corresponde a evolución de un mismo grupo humano o si realmente estamos en presencia de pueblos distintos que sucesivamente habitaron el lugar, si no se cuenta −entre otros− con los datos de la osteometría? ¿Acaso el estudio del Paleolíti-co sería posible sin el minucioso análisis crítico y comparativo de los restos óseos hallados en dicho período de la Historia de la Humanidad?

El hecho es tan palpable que prestigiados prehis-toriadores con una formación profesional totalmen-te ajena a la Morfología Humana, han tenido que imponerse a posteriori en dicha disciplina, dando en sus obras y trabajos el lugar e importancia que

corresponde al capítulo de Paleontología humana; entre otros citamos a Breuil, Ober-maier, Bosch Gimpera, Mac Curdy, etc. Y también po-demos argumentar a favor de nuestra tesis recordando que la prehistoria en sus dis-tintos períodos ha recibido aportaciones de capital

importancia por parte de investigadores procedentes del campo biológico y con preparación muy eficaz en

Antropología física: Keith, Dubois, Weid-enreich, W.K.

Gregory, Osborne, Broom, M. Boule, etc.

En fin, estamos viviendo en estos momentos el epílogo de una feroz lucha que ha asolado al mundo entero y que tendrá repercu-siones en el futuro de las naciones durante decenas de años. Y a todos consta que uno de los motivos que han provocado primordialmente esa hecatombe ha sido una errónea interpretación antropológica; la superioridad e inferioridad racial de determinados grupos humanos difundida como arma política en-tre masas predispuestas y carentes de base científica para comprender el error y absurdo de tal tesis, han dado como resultado la situación actual. Si la Antro-pología hubiera sido enseñada en las escuelas ale-manas de manera científica, y si los historiadores, educadores y sociólogos del Reich hubieran poseí-do “realmente” una cultura antropológica “seria”, es indudable que el nazismo no habría podido tan rápi-da y totalmente crear ese complejo de superioridad del “ario puro” y ese desprecio por los otros pueblos de la tierra, que les condujo a la actitud agresiva, origen de la guerra. Nadie puede negar aquí tam-poco hasta qué punto la carencia de conocimientos antropológicos o la posesión de ideas falsas sobre el particular, en historiadores, estadistas, políticos y en el pueblo en general han influido e influirán en la

Abate Henri Breuil. (Foto Museo del Hombre)

FranzWeidenreich.1947.

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marcha de la humanidad y, por tanto, en su historia contemporánea.

6) Sociología y Antropología

Los ya clásicos estudios −entre otros muchos− de Quetelet,36 Morel,37 Roberts,38 Pagliani,39 Livi,40 Pfitzner,41 Nicéforo,42 Grotjahn,43 Henke,44 Ma-nouvrier,45 Nicolaeff,46 Nedrigayloff,47 Paton y Fin-dlay,48 etc., prueban fehacientemente que desde el siglo pasado hubo ya sociólogos preocupados por las causas antropológicas que influyen, modificán-dolas, en las condiciones socio-económicas de cier-tos grupos humanos y viceversa.

Pero en épocas más recientes las nuevas co-rrientes sociológicas han afirmado de nuevo la im-portancia, el valor y la necesidad de los estudios antropológicos como apoyo indispensable de la Sociología, actuando como complemento de la Psi-cología que ya con anterioridad había sido recono-cida y aceptada como ciencia auxiliar −si cabe la denominación− de la Sociología.

R. Barragán dice: “Como toda ciencia que na-ce, la sociología, desorientada, tomó diversos ca-minos, pero siempre dentro del carácter de ciencia 36 Recherches sur la Loi de la croissance de l’homme. Bruseel, 1831.37 Traité des degenerescences physiques, intellectuelles et morales de l’espece humaine et des causes qui produisent ces varietés maladives. 1857.38 Manual of Anthropometry. London, 1878. 39 Lo sviluppo umano per etá, sesso, condizione sociale ed étnica. 1879.40 Sobre el desarrollo del cuerpo en relación con la profesión y la condición social. 1897 (citado por Montessori). La schiavitú medioevale e la sua influenza sui caratteri antropologici degli italiani. 1907.41 Social-anthrop. Studien (Zeitschr. Fur Morphologie und Anthrop. 1899).42 Les clases pauvres; recherches anthropologiques et sociales. 1905. Sulla variabilitá del peso dei neonati secondo l’ordine di nascita, con un cenno su qualche método per il calcolo di variabilitá. 1913.43 Die Anthropologie im Dienste der Sozialen Hygiene. 1905.44 Der Typus des germanischen Menschen und seine Verbreitung im deutschen Volke. Tubinga, 1905.45 Conclusions generales sur l’anthropologie des sexes et applications sociales. (Rev. Anthrop., vol. 26, p. 85. Paris, 1916).46 Der Einflus der Sozialen Faktoren auf die physische Entwicklung der Kinder. Karkow, 1925.47 Les differences nationales et sociales dans la force musculaire et dans la repartition des droitiers, gauchiers et ambidextres. 1926.48 Poverty, nutrition and growth; studies of child in cities and rural districts of Scotland. London, 1926.

natural, que le había dado su fundador”. “Ha habi-do un intento de introducir el cálculo matemático en la sociología, de explicar los social por el medio geográfico, de hacer de la sociedad un mecanismo físico-químico, de explicar el devenir social bioló-gicamente, de hacer de lo social un mero fenómeno psíquico, y, por último, de hacer una sociología au-téntica, que sea nada más que sociología, con méto-dos y soluciones propios”.49

G. Zilboorg opina: “Lombroso hasta cierto punto, Enrico Ferri y Gabriel Tarde ya habían presentido que el criminal y el psicopatólogo desempeñan un papel social, y los estudios recientes de la psicología criminal han abierto nuevos caminos para la mejor comprensión de los problemas de la vida normal, de los castigos, de la penología, la jurisprudencia, la legislación y los delitos en general.”50

A su vez, F. Stuart Chapin, al tratar de nuevos métodos sociológicos, describe lo que denomina mensuramiento social y añade: “Pienso que es con-veniente señalar tres áreas de mensuramiento: Pri-mero, psicométrico o psicológico, el cual incluye pruebas y medidas educativas, pruebas y medidas de personalidad y reacciones similares individuales. Segundo, una división del mensuramiento social que llamaré demogrametría o medición de las gran-des unidades de población, tales como una comuni-dad, una ciudad o un estado. Tercero, la sociometría propiamente dicha.”51 Evidentemente que en esa primera área de mensuramiento social tienen cabida las medidas morfológicas y fisiológicas que corres-ponden al campo antropológico.

J. Medina Echavarría afirma: “El investigador social −dice P. Young− particularmente si es soció-logo con buena formación, tiene a su disposición conocimientos de psicología, economía, ciencia política y biológica.” “Ningún sociólogo preparado emprenderá estudio alguno de la sociedad, cambio social o proceso social sin un conocimiento al me-nos básico de otras disciplinas.”52

49 “La Sociología Jurídica” (Rev. Mex. De Sociología, vol. II, no. I, p. 104)50 “La Sociología y el método psico-analítico” (Rev. Mex. de Sociología, vol. II, no. I, p. 92)51 “Algunos nuevos métodos de investigación sociológica en los Estados Unidos”. (Rev. Mex. de Sociología, vol. VI, no. I, p. 22.)52 “La investigación social en los Estados Unidos.” (Rev. Mex. de Sociología, vol. I, no. 3, pp. 29 y 15)

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X

B. Malinowsky se expresa sobre el particular di-ciendo: “La morfología del individuo se encuentra en todas partes modificada por el determinismo so-cial y cultural”. “El crecimiento físico es guiado por la influencia del grupo sobre el individuo y nuestra dependencia directa del organismo sobre su medio social”. “Nuestras investigaciones deberán incluir un estudio específico del individuo.”53

L. Mendieta y Núñez, al concretar los términos de la organización de las diversas secciones del Ins-tituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional de México, no siempre es explícito a este respecto, y así, por ejemplo, en la sección de Socio-logía menciona estudios e investigaciones incluso demográficas y estadísticas, pero no biológicas ni antropológicas; en cambio, en la sección de Medi-cina Social habla de: “Estudios e investigaciones sobre condiciones físicas y alimentación y género de vida de los campesinos y obreros mexicanos”, de “Estudios e investigaciones sobre Antropología criminal”, y añade: “Las diversas Secciones del Ins-tituto desarrollarán sus actividades completándose mutuamente, colaborando entre sí, para que los tra-bajos de conjunto resulten sistemáticamente elabo-rados dentro de una unidad ideológica.”54 Aunque no nos satisface plenamente tal proyecto, es eviden-te que concede un lugar a los estudios antropológi-cos; y así, además, lo ha demostrado prácticamente en años posteriores cuando el citado Instituto de su dirección ha publicado algunas obras y tiene otras en preparación, que por su concepción integral han dado cabida a investigaciones sobre morfología hu-mana de los grupos estudiados y merecen, por tanto, por este solo hecho, e independientemente del valor intrínseco que cada una de dichas obras pueda tener, nuestra más completa aprobación y aceptación co-mo método sociológico.

Ya anteriormente, en 1938, cuando el Dr. Manuel Gamio fue director del mencionado centro de inves-tigación presentó un proyecto de reorganización de los Estudios Sociales en el cual proponía concreta-mente: Que en la Escuela Preparatoria se implantara, entre otras varias, una cátedra de Antropología Físi-53 “El grupo y el individuo en análisis funcional”. (Rev. Mex. de Sociología, vol. I, no. 3, p. 111).54 “Finalidades del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional” (Rev. Mex. de Sociología, vol. I, no. I, pp. 9-12)

ca y Etnografía. Y que dicha materia se impartiera también en los estudios de licenciatura “aunque des-de un punto de vista más elevado, con criterio filo-sófico más amplio y general y con metodología más depurada”. Finalmente especificaba la necesidad de estudios especiales para un doctorado o licenciatura como Antropólogo, en el cual se exigirían Antropo-metría, Anatomía, Fisiología, Demografía, etc.

Por su parte la revista Social Science Abstracts, publicada bajo los auspicios de Social Science Re-search Council, incluye en todos sus números rese-ñas de trabajos e investigaciones bajo los rubros de Antropología Física, Herencia, Raza, etc., conce-diéndoles igual importancia que al resto de trabajos reseñados.

Y la Encyclopedia of the Social Sciences, diri-gida por Seligman y A. Johnson55 dedica espacio importante a los términos Antropología (aspecto biológico), Antropometría, Adaptación, Antisemi-tismo, Mestizaje, Migraciones, Prejuicios raciales, Raza, etc. En el artículo con que Seligman encabe-za esta obra monumental56 encontramos frases tan claras y significativas como la siguiente: “La An-tropología es la primera entre las nuevas ciencias sociales”; y en este caso la palabra Antropología no tiene sólo un sentido cultural sino también y prin-cipalmente biológico, como lo prueba la serie de conceptos sobre Morfología Humana tratados en la Encyclopedia y algunos de los cuales se acaban de enumerar.

Antes de terminar es necesario citar otras valio-sas opiniones a favor de la tesis que sustentamos, 55 Editado en 1930 por MacMillan C°, New York. Última edición en 1942. 56 What are the Social Sciences? Pp. 4-5 del tomo I de dicha Encyclopedia.

Manuel Gamio y Juan Comas, 1946.

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IX

emitidas por hombres procedentes de campos cien-tíficos muy dispares:

Una es del gran biotipólogo francés H. Laugier, quien en el Congreso de Ciencias Antropológicas celebrado en Londres en 1934, dijo, refiriéndose al valor de la biotipología y de sus métodos de in-vestigación y clasificación: “La aplicación de estos métodos y de estos perfiles puede utilizarse eviden-temente en todos los puntos de la organización de las sociedades humanas donde se manifieste una necesidad de diferenciación, de selección, de cla-sificación de individuos (orientación profesional, selección de especialistas en las materias, control del deporte, repartición del contingente militar, uti-lización profesional y social de los individuos, cla-sificaciones pedagógicas, definición de caracteres biológicos diferenciales de diversos tipos raciales). Para expresar claramente nuestro pensamiento dire-mos que esta biometría diferencial y esta biotipolo-gía deben ser consideradas como la base esencial de todos los estudios antropológicos, etnográficos y sociológicos, y que se realizaría un gran progreso metodológico, cuyos beneficios se harían evidentes rápidamente, si todos los investigadores estuvieran plenamente compenetrados de esta idea tan senci-lla, pero tan desconocida, y que se convierte casi en una evidencia desde que se la formula: que en la base de las ciencias humanas en general y de la clasificación etnográfica en particular se debe co-locar el conocimiento biológico completo del hom-bre”.57

Otra opinión es de un mexicano con prestigio plenamente merecido y reconocido en el campo de las ciencias socio-demográficas y económicas: el Lic. Gilberto Loyo, actual director de la Escuela Nacional de Economía. Loyo en una magistral con-ferencia dada en la Sociedad Mexicana de Geogra-fía y Estadística en noviembre de 1943, y titulada La función social de los profesionistas antropólo-gos expuso con argumentación incontrovertible la importancia que para nuestro país tiene la utiliza-ción de los Antropólogos físicos titulados en gran número de actividades de repercusión nacional; e hizo evidente para cuantos le escuchaban que sola-

57 “Les Mèthodes Byotipologiques et la Clasification Humaine” (Compte Rendu du Congrés Internationale des Sciences Anthropologiques. London, 1934, pp. 116-118).

mente recurriendo a las técnicas y a los conocimien-tos de la Morfología Humana se podrían resolver con seriedad y eficacia gran número de problemas de índole social que se plantean en el campo de actividades tan diversas como Educación, Salu-bridad, Economía, Justicia, Agricultura, Ejército, Demografía, Orientación Profesional, etc. Es muy sinceramente de lamentar que tan interesantísima exposición no haya recibido aún, como merecía, los honores de publicación y amplia difusión.

Podríamos mencionar numerosos centros docen-tes en Estados Unidos y Europa donde la Antropolo-gía Física figura como materia obligatoria de estudio para Médicos, Educadores, Sociólogos, Penalistas, Economistas, etc., así como también señalar el fun-cionamiento de Laboratorios de Antropología en dependencias militares, policíacas, judiciales, de educación pública, etc. Y como ejemplo en América Latina tenemos el caso de Cuba, donde desde 1899 se estableció en la Facultad de Ciencias de la Uni-versidad de La Habana un curso de Antropología con ejercicios de Antropometría a cargo del Dr. L. Montané, quien más tarde logró también establecer cursos de Antropología jurídica por los alumnos de Derecho y Antropología Pedagógica, para quienes concurren a la Escuela de Pedagogía.58

Pero en realidad no creemos necesario alargar más estas consideraciones y estimamos con lo que antecede haber aportado argumentos más que sufi-cientes en pro de nuestra tesis.

* * *

Con lo dicho en estas sumarias líneas no se ha pretendido en modo alguno mostrar y probar en for-ma exhaustiva como la Antropología Física tiene influencia en cada una de las ciencias sociales; sola-mente nos hemos referido a algunas de las que con-sideramos más importantes, pero lo mismo pudiera decirse en el campo de la Economía, de la Agricul-tura, de la Geografía Humana, de la Demografía, etc.

Por otra parte, sólo se han señalado en cada caso, y a título de ejemplo, algunos de los aspectos en que

58 A. Mestre: Las Ciencias Zoológicas en nuestra Universidad. La Habana, 1916.

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XII

más se evidencia la necesidad de los conocimien-tos de Morfología Humana para un mejor desarro-llo, aplicación y eficacia de las distintas ciencias sociales a que nos hemos referido. Pretender tam-bién aquí agotar el examen de las realidades y po-sibilidades que la Antropología Física ofrece, sería convertir una ponencia en voluminoso manuscrito inadecuado a los fines de este Congreso.

Finalmente es necesario insistir sobre una actitud negativa que voluntariamente hemos adoptado pero que pudiera prestarse a confusiones. En ninguno de los ejemplos a que se ha hecho referencia tratamos de la valoración objetiva de las técnicas utilizadas y de las finalidades perseguidas en aquellos casos en que la Antropología Física ha sido ya motivo de aplicación a alguna de las ciencias sociales. Sería ingenuo haberlo intentado siquiera. Nuestro único propósito es apoyar, en la medida que nuestra ar-gumentación le permite, la creación de un ambiente favorable para que la Antropología Física ocupe el rango que de hecho y de derecho le corresponde en la formación cultural y profesional del hombre. El modo, la cuantía, la técnica, etc., de cómo tales co-nocimientos deben impartirse o encauzarse en cada caso particular, exige un concienzudo estudio ana-lítico y crítico, no sólo teniendo a la vista el estado actual de la ciencia antropológica con sus diversas escuelas y orientaciones, sino también y muy espe-cialmente los resultados prácticos que nos propor-cione la experiencia adquirida en sus aplicaciones en el pasado.

Conclusiones

En vista de todo lo expuesto, me permito someter al II Congreso Mexicano de Ciencias Sociales las siguientes proposiciones:

Considerando que la Antropología Física en el amplio sentido de la palabra es ciencia indispensa-ble en la formación cultural del hombre, por lo me-nos con iguales méritos e importancia que las demás ciencias naturales;

Considerando que está plenamente demostrado el valor de aplicación práctica que tienen los estu-dios antropológicos en las distintas ciencias socia-les, como lo prueban los resultados obtenidos en ese

sentido en los países en que tal ensayo se ha llevado a cabo desde fines del siglo XIX;

Considerando que hasta la fecha y por carencia de técnicos debidamente preparados, no ha sido posible en México dar a la Antropología Física el puesto que le corresponde como instrumento bási-co en el planeamiento, estudio y resolución de gran número de problemas de índole demográfica, indi-genista, económica, social, educativa, militar, etc.

Considerando que la Escuela Nacional de An-tropología al impartir estudios superiores sobre la materia está preparando técnicos y profesionistas Antropólogos Físicos que están en disposición de cumplir las misiones a que se refiere el consideran-do anterior;

Considerando que el Art. 4° Constitucional trata de la reglamentación para el ejercicio de las profe-siones;

El II Congreso Mexicano de Ciencias Sociales adopta las siguientes recomendaciones:

1ª Que por la Secretaría de Educación Pública, la Universidad Nacional Autónoma y los gobiernos de los Estados se adopten las medidas conducentes a incluir en los programas de las escuelas prima-rias, secundarias, prevocacionales, preparatorias y cuantas otras existan para impartir cultura básica, la materia de Antropología Física, con la extensión y orientación más adecuadas en cada caso, pero siem-pre con importancia no menor que la dada en los mismos centros a las ciencias naturales;

2ª Que por la Secretaría de Educación Pública, Universidad Nacional Autónoma y gobiernos de los Estados se incluya −si ya no lo estuviera− la An-tropología Física como materia obligatoria en los planes de estudios de los distintos Institutos, Escue-las y Facultades de enseñanza técnica y superior: Medicina, Jurisprudencia, Economía, Biología, Escuela Normal Superior, Escuelas Normales, etc. Debiéndose en cada caso redactar el programa res-pectivo de acuerdo con los peculiares intereses y fi-nalidades perseguidos por los estudiantes que vayan a recibir tal enseñanza;

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XIII

EFEMÉRIDES- El 4 de octubre el Instituto de Investigaciones Antropológicas cumple su 40 aniversario.- Howard Carter descubrió la tumba del faraón Tutankamón el 4 de noviembre de 1922.- Roberto Moreno y de los Arcos, bibliógrafo e historiador, nació en la ciudad de México el 15 de noviembre de 1943.- Murió en antropólogo Daniel Fernando Rubín de la Borbolla Cedillo, el 12 de diciembre de 1990 en ciudad de México.- El arqueólogo Thomas Arvol Lee Whiting nació en Saint Johns, Arizona, el 23 de diciembre de 1935.

DIRECTORIOCrIstIna OehmIChen Bazán

Directoraana maría salazar Peralta

Secretaria AcadémicarOsa PatrICIa esPejel nIetO

Coordinadora de la BibliotecaalICIa a. reyes sánChez

Recopilación de información, elaboración de artículos y composición

Diseño • César Augusto Fernández AmaroCorrección de estilo • Adriana IncháusteguiApoyo editorial • Martha González Serrano

EX - LIBRISReproducción de uno de los cráneos con sutura metópica propuestos por el anato-mista italiano Bartolomeo Eustaquio (1520 - 1574). Imagen utilizada por Juan Comas en su tesis titulada Contribution a l’étude du Métopisme, presentada para obtener el grado de Doctor en Ciencias Antropológi-cas por la Universidad de Ginebra en 1939.

NOTICIASEl XVII Coloquio Internacional de Antropología Física Juan Comas se realizará en la ciudad de Colima, del 12 al 15 de noviembre.

3ª Que iguales medidas se adopten en los centros docentes de cultura general y de preparación técnica superior dependientes de otras Secretarías;

4ª Que las Secretarías de Estado y Departamen-tos autónomos más ligados con los servicios so-ciales, como son: Educación Pública, Salubridad y Asistencia, Defensa Nacional, Trabajo y Previsión Social, Asuntos Indígenas, Seguro Social, Procu-raduría de la República, Procuraduría del Distrito Federal, Policía, etc., adopten las medidas presu-puestarias más adecuadas para adscribir a su servi-cio en forma paulatina y organizada cierto número de Antropólogos Físicos que desempeñen las misio-nes de investigación y asesoramiento que en cada caso particular se determinen como necesarias, pre-vio estudio específico del servicio social de que se trate. A título de ejemplo se recuerda la necesidad de Antropólogos Físicos en: Servicio antropométri-co militar, Instituto de psico-pedagogía, Dirección general de Educación Física, Direcciones federales y estatales de Educación, Prevención social, Asis-tencia social, Seguro social, Identificación criminal y judicial, etc.;

5ª La conveniencia de que la Secretaría de Sa-lubridad y Asistencia Pública ponga ya en práctica las recomendaciones adoptadas en el Primer Con-greso Nacional de Asistencia de 1943, referentes a

utilización de los servicios antropológicos dentro de dicha Secretaría;

6ª Que la profesión de Antropólogo Físico sea incluida en el Reglamento del Art. 4° Constitucio-nal, y, por tanto, que en lo sucesivo las funciones relacionadas con la materia sean desempeñadas ex-clusivamente por personal titulado.1

1. Nota: Las conclusiones que anteceden fueron aceptadas unánimemente por la Sección de Antropología y con posterioridad figuraron incluídas con los números XC a XCIV ambos inclusive de las Resoluciones aprobadas por el II Congreso Mexicano de Ciencias Sociales.