British Indians-MC Spain-Nov.2015 - copie

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MAGAZINE Opening DEL MILLÓN Y MEDIO DE INDIOS DE GRAN BRETAÑA, MUCHOS SON EUROPEOS ADAPTADOS A LAS COSTUMBRES OCCIDENTALES. ¿O TAL VEZ NO? DESCUBRIMOS CÓMO EL GENOCIDIO DE GÉNERO ES TODAVÍA UNA REALIDAD EN UNA COMUNIDAD DONDE NACER MUJER SIGUE SIENDO UN PROBLEMA. por Katie Breen fotos Isabella de Maddalena FIESTA EXCEPCIONAL Gurmeet con su hija Ashreena, en su primer cumpleaños. Las fiestas para niñas son un hecho bastante excepcio- nal entre la comunidad hindú. Todos prefieren hijos varones. UN NIÑO QUE TENDRÁ VENTAJA Taminder y Kamaljit presentan a su hijo en el templo hindú Ramgharia Sikh Gurdjwara en Slough (Inglaterra). Este reportaje se ha realizado en las comunidades indias de Slough y Southall, en el área metropo- litana de Londres. INDOBRITÁNICAS DIOS SALVE A LAS NINAS ~ ABORTO SELECTIVO

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del millón y medio de indios de gran bretaña, muchos son europeos adaptados a las costumbres occidentales. ¿o tal vez no? descubrimos

cómo el genocidio de género es todavía una realidad en una comunidad donde nacer mujer sigue siendo un problema.

por Katie Breen fotos Isabella de Maddalena

fIestaexcepcIonalGurmeet con su hija Ashreena, en su primer cumpleaños. Las fiestas para niñas son un hecho bastante excepcio-nal entre la comunidad hindú. Todos prefieren hijos varones.

Un nIño qUe tendrÁ

ventajaTaminder y Kamaljit presentan a su hijo en el templo hindú

Ramgharia Sikh Gurdjwara en

Slough (Inglaterra).

Este reportaje se ha realizado en las

comunidades indias de Slough y Southall, en el área metropo-

litana de Londres.

INDOBRITÁNICAS

dIos salve a las nInas~

ABORTO SELECTIVO

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indo-brítanicas

a cafetería en la que he-mos quedado con Asha, en un rincón de un anodi-no y ruidoso supermerca-do en Slough, no se presta

a grandes confidencias. Asha, nacida en In-glaterra, es una hermosa mujer de 45 años, de rasgos finos, que se presenta enfundada en un plumífero negro. Si no fuera por su larga coleta oscura que asoma por la espalda, sus orígenes no la delatarían. Ha tardado media hora en llegar en tren desde Londres, pero de golpe, su historia nos transporta a otro mun-do, al de las tradiciones del Punjab, el estado indio de donde proviene la mayoría de los in-migrantes de esta zona. Le cuesta mucho ha-blar de lo que vamos a tratar, y lo hace en voz baja.“Mi madre dio a luz a cinco hijas en Inglate-rra y cada vez que nacíamos una de nosotras, era como si alguien se hubiera muerto. Mis padres no recibían las felicitaciones de los miembros de nuestra comunidad e incluso las había que derramaban alguna que otra lágrima, y siempre tenían que escuchar los mismos comentarios: 'No pasa nada, seguro que la próxima vez tendrás más suerte'. Poco a poco, a fuerza de tener solo hijas, mi madre

fue menguando hasta convertirse en algo in-significante. Pocos años después de nacer mi hermana pequeña, al pedirme la mano, nuestros vecinos previnieron a mi futura fa-milia política: '¡No aceptéis a esa chica, os traerá mala suerte, nunca tendrá hijos varo-nes!'. Sin embargo, los comentarios de esas personas no impidieron que me casara con mi prometido, y al poco tiempo di a luz a… ¡un niño! La verdad es que sentí cierto alivio, pero quien de verdad estaba eufórico era mi padre, puesto que entendía que ahora iba a poder casar a sus otras cuatro hijas. El naci-miento de mi hijo demostraba que nuestra familia no era víctima de un destino cruel. Luego tuve otro niño, y en mi tercer embara-zo, la ecografía nos confirmó que iba a ser una niña... Durante muchos días, me vinie-ron a la mente los desprecios y las humillacio-

l"SI NACíA uNA NINA

NO SE fELICITABA A LA fAmILIA"

~

nes que había sufrido mi madre y decidí no tenerla. Como mi marido no se opuso, abor-té a las 20 semanas de embarazo; nunca se lo he dicho a nadie”.

el MUro del sIlencIoLa igualdad de género es un valor arraigado en Inglaterra, pero muchos hombres en Slough quieren niños, y aquí parece que eso sea lo normal. Un taxista indobritánico al que preguntamos por su vida familiar nos confiesa sin el menor rubor que, teniendo ya una hija, hace 20 años se puso muy nervioso cuando su mujer se quedó embarazada por segunda vez. Tanto, que la envió a Los Ánge-les para ver si era niño o niña (en aquella épo-ca a la mujer embarazada se le practicaba una amniocentesis). “Afortunadamente, la prueba dio positiva; mi mujer estaba espe-rando un niño, por lo que me sentí el hombre más feliz del mundo”, nos cuenta. Por su par-te, las mujeres no hablan de estos temas y, al igual que Asha, son capaces de guardar sus secretos durante mucho tiempo.Rani Bilkhu ha adoptado un look negro in-tegral, con su falda larga y jersey ajustado. Esta indobritánica, de 47 años, es de las que, un día, derribó el muro del silencio. Es la portavoz en Gran Bretaña de la organi-zación internacional Stop the Gendercide (Acabemos con el Genocidio de Género) y la fundadora de Jeena Internacional, orga-

lUchadora con hIjas

Rani Bilkhu, con sus tres hijas. Rani es la

fundadora de Jeena Internatio-

nal, una organiza-ción que lucha

contra los abortos selectivos de niñas.

separacIón de sexosDurante la ceremo-nia religiosa, los hombres y las mujeres están separados en lados opuestos de la habitación.

lectUra entre aMIGasEn la biblioteca de Southall, dos niñas, una india y otra de Sri Lanka, leen juntas un libro después de termi-nar las clases del colegio.

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nización que denuncia la preferencia por los niños y los abortos selectivos. Esta aso-ciación organiza reuniones de apoyo a las mujeres de su comunidad, en las que se ani-ma a las participantes a hablar libremente sobre temas como la violencia doméstica o la sexualidad, y donde también se promo-ciona el orgullo de ser mujer.Rani habla de lo que ha podido ver y oír en Slough, como por ejemplo, lo que suele pasar en las maternidades de los hospitales: mien-tras que los suegros acuden con globos y ca-ramelos al hospital para celebrar el naci-miento de un niño, algunos ni siquiera visitan a su nuera cuando lo que ha dado a luz es a una niña. Lo que sí harán es ir el último día para llevar a la madre con su hija a casa, pero probablemente sin pronunciar una palabra ni esbozar una sonrisa. Hay veces que ni si-quiera van a recogerlas, abandonando a am-bas en el hospital.Rani también habla de esas jóvenes mujeres, elegidas por unos padres para que se casen con sus hijos, que llegan de la India directa-mente para su boda y que nunca han visto antes a sus futuros maridos. Suelen ser bas-tante jóvenes y normalmente no hablan in-glés, por lo que se vuelven muy dependientes de sus familias políticas. La situación de una

lidad de 120 niños por cada 100 niñas. Lo que significa que los padres aceptan una niña si es el primer hijo, pero son reacios a aceptar una segunda o a una tercera. Según esta esti-mación, “faltarían” entre 1.400 y 4.700 niñas en estas familias residentes en Inglaterra y Gales. Estas cifras, sin embargo, no constitu-yen prueba alguna y tampoco indican un uso masivo o sistemático de esta práctica.

acoso en la calleLa batalla de las cifras no es algo que interese lo más mínimo a los partidarios de la prohibi-ción. Virendra Sharma es uno de los diez di-putados de origen indio en el Parlamento bri-tánico y es la tercera vez que sale elegido de manera consecutiva por el distrito de Ealing-Southall, al noroeste de Londres, donde resi-den una gran mayoría de punjabís: “Me da absolutamente igual que afecte a una sola mujer o a un centenar. ¡Sé que existe y quiero acabar con ello de una vez por todas! La gen-te me increpa por la calle, diciendo: 'Pero bueno, ¿por qué quieres prohibir estos abor-tos? Tú sabes mejor que nadie que una niña es una carga muy pesada'. Para ellos, una hija significa dos cosas. En primer lugar, si esa niña, que se va a educar en una sociedad sexualmente muy permisiva, va a deshonrar

cosas qUe caMBIan

Arriba, Ashreena con sus padres en el

momento de soplar la vela de su tarta

de cumpleaños. A la derecha, mujeres y hombres trabajan en las cocinas del

templo de Ramgha-ria Sikh Gurdjwara.

Las cosas están cambiando porque no era habitual que

lo hiciesen juntos.

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mujer casada –incluso en Inglaterra–, puede ser dramática, puesto que esta, en cuanto se casa, pasa a integrarse dentro de su nueva fa-milia política. Por ello, debe de tomar distan-cia, e incluso a veces romper, con sus propios padres, aunque estén cerca. Rani nos sigue hablando de las amenazas (e incluso de los divorcios exprés) que padecen las mujeres si se niegan a hacerse una ecogra-fía –o a abortar cuando la prueba demuestra que es una niña–. La plegaria más repetida por estas mujeres cuando están embarazadas es “por favor, que sea un niño”. Rani cuenta el caso de una mujer que, habiendo decidido tener a su hija a pesar de los pesares, tenía que encerrarse por las noches en la cocina para que su marido no oyese llorar al bebé y así evitar la cólera del padre de la criatura.

anonIMato y sIlencIoRani nació en Inglaterra y dejó el hogar fa-miliar con 19 años, después de su boda pac-tada, como mandan los cánones. Primero tuvo dos niñas, después dos niños y, ya cerca de los 40, otra niña a la que llamó Sobha. To-davía hoy le sigue haciendo gracia la reac-ción que tuvo una tía suya al enterarse de este nacimiento. Nos cuenta que “justo después de dar a luz, tenía a la recién nacida en mis

brazos y mi tía me dijo: 'Pero bueno, ¿por qué no te deshaces de ella? ¡Pero si ya tienes dos hijas! Tú que eres una mujer espabilada, no tienes la obligación de quedártela', a lo que Rani le contestó rápidamente: “bueno, me-nos mal que por suerte para ti, tu madre no siguió este mismo consejo, porque si no, tú no estarías aquí ahora”. Hace poco, varias mujeres han dado la cara públicamente al respecto en algunos periódi-cos, pero son testimonios anónimos y aisla-dos. A partir de aquí, surge una gran duda: ¿Cuántas niñas han dejado de nacer en Gran Bretaña por este asunto? No es fácil de calcu-lar. El periódico The Independent llevó a cabo a principios de 2014 una estimación, la más re-ciente hasta el momento. El equipo empezó por analizar con la ayuda de algunos estadis-tas las cifras del censo de 2011, filtrando el número de niños nacidos en Inglaterra y Ga-les de mujeres procedentes y nacidas en la In-dia. Los autores no encontraron diferencias significativas en el primer hijo (como en todas partes, la proporción es de alrededor de 105 niños por cada 100 niñas), pero a partir del segundo hijo dieron con un problema: en al-gunas zonas habitadas por inmigrantes de la India, de Pakistán, de Bangladés, de Afganis-tán y de Nepal, se toparon con tasas de nata-

la opInIón de ajIt sInGh

El director de Desi Radio, emisora al servicio de la co-

munidad punjabí, cree que los indios empiezan a hacer

suyo el refrán in-glés que dice: "Mi

hijo es mi hijo hasta que conoce a su

mujer; mi hija es mi hija toda mi vida".

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la voZ en el parlaMentoVirendra Sharma es diputado de origen indio en el Parla-mento británico. Lucha por erradicar la dote entre los indios que viven en Inglaterra.

en un futuro a su familia y obedecerá o no a sus padres, y en segundo lugar, se plantean cómo van a pagar sus dotes si tienen varias hijas. Incluso en Inglaterra, la competencia entre las familias en las bodas es enorme, por-que pretenden alardear de su dinero y de ha-ber triunfado en la vida". Y prosigue el dipu-tado: “A mis votantes les digo: '¡Alto! Emplead ese dinero en una buena educación para vuestras hijas, invertid en su formación para que puedan llegar a ser independientes, no les creéis un complejo de inferioridad”.

prohIBIr la doteUno de los próximos objetivos de Virendra Sharma es prohibir en Inglaterra el uso de la dote, lo que empobrece a los padres de las no-vias. Una ley que, si fuera aprobada, sería di-fícil aplicarla en India, en vigor desde 1961. La pregunta es si para apoyar a las niñas y mujeres de origen indio se deben criminali-zar los abortos selectivos o no. Un proyecto de ley lo intentó, tratando de proporcionar a las mujeres argumentos para decir “no”. Si esta enmienda se hubiera aprobado, hubie-ran podido aguantar la presión afirmando: “No, está prohibido”. Sin embargo, es difícil que la ley se pudiera aplicar puesto que ha-bría mujeres que sabiendo que esperan una niña dirían a los médicos que “no podría so-portar este embarazo”.PAra más complicación, las feministas tam-bién se opusieron a esta enmienda antiabor-tos selectivos, llegando incluso a tachar de “misóginos” a los defensores de la prohibi-

ción, algo que no deja de resultar paradójico. Destacaron la influencia de los grupos “pro-vida” (contrarios al aborto), para quienes esta enmienda representaba el caballo de Troya del lobby antiabortista, y el primer paso hacia otras restricciones a la libertad de las mujeres en este campo. Ann Furedi, la directora del British Pregnancy Advisory Service (Conse-jería britínica del embarazo), que supervisa todo el dispositivo de abortos en Gran Breta-ña, se declaró contraria al proyecto. Pam Lowe, socióloga especializada en temas re-productivos, refleja el sentimiento entre las feministas: “No se pueden poner restriccio-nes y decidir que hay buenas razones y otras malas para abortar”. También ha circulado una petición de universitarias inglesas sobre el mismo tema, advirtiendo, entre otros, con-tra el riesgo de racismo antiasiático.Los indobritánicos que han expresado sus pensamientos no están para bromas. La es-critora Jasvinder Sanghera, de la asociación Karma Nirvana y gran opositora a los matri-monios forzados, denunció estas prácticas y apoya el proyecto de prohibición de abortos selectivos propuesto. La Hindu Network (La Red Hindú), la Sikh Women Alliance (Alian-za de Mujeres Sikh) y la Muslim Women’s Network (la Red de Mujeres Musulmanas) también se pronunciaron a favor de esta pro-hibición. Pero para Rani Bilkhu este debate no debiera de haberse centrado en el aborto, sino en la violencia, ya que –según ella– “eli-minar un feto femenino es el primer acto vio-lento contra la mujer”. n

«mI TíA mE pROpuSO

NO quEDARmE

CON mI úLTImA hIjA»

rani bilkhu, madre de tres hijas

faMIlIas separadas

Según la tradición, la familia del mari-

do está más pre-sente que la de la mujer. Aunque se intenta mezclar a

las dos familias.