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BRUNO 9LI
ATRA (detalle), 2010
Serigrafías s/papel, P/A
38 x 50 c/u
Colección del artista
M. ACOSTA, M. ALÍ, G. CÁNEPA,
A. ECHEGARAY, M. GARCÍA
Grupo de Puntos de hierro de
Kimbanda (detalle), 2008-2011
Hierro
140 x 250 x 41
Colección particular
ANÓNIMO
Grupo de Máscaras Chané (detalle),
ca. 1950
Madera, plumas y pigmentos
200 x 130
Colección Pérez
Fotografía: Gustavo Barugel
FABIANA BARREDA
Diosas de agua, 2010
Video, 6’
Colección de la artista
DANY BARRETO
G8En (detalle), 2011
Instalación
Medidas variables
Colección del artista
Fotografía: Gustavo Barugel
MARTÍN BONADEO
Vánitas empapelado (Maple), 2011
Proyección s/tela y aromatizadores
Medidas variables
Colección del artista
LEO CHIACHIO Y DANIEL GIANNONE
Ekeko, 2010
Técnica mixta
Medidas variables
Colección del artista
Fotografía: Daniel Kiblisky
COOPERATIVA SUB
Mabel en su altar, 2009
Fotografía
90 x 120
Colección del artista
Gilda, 2010
Fotografías
2 de 24 x 18 y 1 de 18 x 24
Colección del artista
AQUILES COPPINI
Del culto a San La Muerte (detalle), 2011
Instalación. Materiales varios
Medidas variables
Colección del artista
Fotografía: Gustavo Barugel
LÍA DANSKER
Ofrenda, 2000-2010
Instalación audiovisual, 100´
Colección de la artista
PABLO DE MONTE
Santa (detalle), 2005
Técnica mixta
45 x 37
Colección particular
Fotografía: Gustavo Barugel
Santo, 2005
Técnica mixta
45 x 37
Colección particular
Fotografía: Gustavo Barugel
LACY DUARTE
S/T (detalle), 2004
Madera
113 x 28 x 44
Colección particular
Fotografía: Gustavo Barugel
S/T, 1992
Técnica mixta
85 x 40 x 5
Colección particular
CHARLIE GOZ
Red Sakura (detalle), 2011
Acrílico s/tela
150 x 120
Colección del artista
LORENA GUZMÁN
Memento Mori, 2009
Resina poliéster
12 x 28 x 29
Colección de la artista
Pequeño Pony, 2009
Resina poliéster
22 x 14 x 9
Colección de la artista
MARTÍN LANEZÁN
Después el agua (detalle), 2010
Acrílico s/papel
150 x 150
Colección del artista
Fotografía: Gustavo Di Mario
JAVIER LODEIRO
Carruaje teológico y geométrico
para compact disc (detalle), 2008
Técnica mixta
90 x 80 x 60
Colección del artista
Tríptico erótico-místico, 2009
Acrílico s/tela
90 x 120
Colección del artista
BLANCA MACHUCA
Conjuro para salvaguardarnos, 2004
Técnica mixta
62 x 150
Colección particular
Fotografía: Gustavo Barugel
ALEJANDRO MOREYRA
Dragón Sudamericano, 2011
Acrílico s/tela
100 Ø
Colección del artista
TATIANA PARCERO
Actos de fe #25A, 2004
Fotografía
67 x 161
Colección de la artista
ALFREDO PORTILLOS
A la búsqueda de nuestros
Santos latinoamericanos, 1997
2 Fotografías de performance intervenida
60 x 50 c/u
Colección del artista
Espacio ecuménico, 1977-1998
Video, 94´
Colección del artista
DANIEL SANTORO
La tercera posición II (detalle), 2002
Acrílico y dorado a la hoja s/tela
200 x 200
Colección del artista
Fotografía: Luciano Santoro
MARIO SCORZELLI
La fe es el futuro (detalle), 2010
Dibujos s/papel
20 x 15 c/u
Colección del artista
GUILLERMO SRODEK HART
Altar a San la Muerte (detalle), 2006
Tríptico, fotografía
110 x 390
Colección del artista
ALFREDO SRUR
Tumba del Frente Vital, 2002
Fotografía
50 x 60
Colección del artista
ANABEL VANONI
Limpia, 2009
2 registros fotográficos de performance
110 x 150 c/u
Colección particular
FEDERICO VILLARINO
S/T (detalle), 2011
Acrílico s/tela
130 x 130
Colección del artista
Fotografía: Fabián Ramos
TRANQUI YANQUI
Gauchito, 2011
Remera de algodón s/percha pintada
Medidas variables
Colección del artista
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ACTIVIDADES
Jueves 24 de noviembre y 5 de enero, a las 18
ENCUENTRO CON EL CURADOR
Juan Batalla es artista visual, curador y editor. Dirige y escribe en la revista de arte
contemporáneo Sauna y en otras publicaciones culturales. Lleva adelante junto a Dany
Barreto la Editorial Arte Brujo, con la cual editaron libros de arte contemporáneo y
religiosidad popular. Curó muestras tanto en la Argentina como en el exterior.
Jueves 1 de diciembre a las 18
MITOPOÉTICAS DEL CREER
DIÁLOGO ACERCA DE LOS CAMINOS DE IDA Y VUELTA ENTRE ARTE Y RELIGIOSIDAD POPULAR
Participan: Juan Batalla y Alejandro Frigerio
Alejandro Frigerio es Doctor en Antropología por la Universidad de California, Los Ángeles. Se
desempeña como Investigador Independiente del CONICET, y como Profesor en la Maestría en
Antropología Social y Política (FLACSO) y en el Magíster y Doctorado en Sociología (UCA). Publicó
numerosos artículos sobre nuevos movimientos religiosos y sobre cultura negra en revistas
científicas y libros de Argentina y del exterior.
Jueves 15 de diciembre a las 18
VISIONES CAPTURADAS
Barro del Paraíso a través de la mirada de tres de los artistas que forman parte de ella.
Junto a Juan Batalla, curador de la muestra, Lorena Guzmán, Martín Bonadeo y Dany Barreto
reflexionan cada uno sobre tres obras, entre las presentes en la muestra.
Curaduría, texto y
diseño de montaje
Juan Batalla
Asistencia
Nadina Maggi
Diseño gráfico
Oscar Rodríguez
Corrección de textos
Violeta Mazer
ENTRADA LIBRE Y GRATUITA
Lunes a sábado de 12 a 20
Domingos y feriados cerrado
Visitas guiadas: miércoles a las 18 y sábados a las 17
Visitas guiadas para grupos particulares: solicitar informes telefónicamente
ESPACIO DE ARTE FUNDACIÓN OSDE
Suipacha 658, 1er piso
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Tel.: 4328-3287 / 6558 / 3228
www.artefundacionosde.com.ar
La escena del arte actual contiene la impronta de muchos artistas que re-
fieren a registros identificables dentro del híbrido complejo que denomina-
mos “religioso”.
Son diversos los modos que componen tales acercamientos: hay artistas que
echan mano de estos asuntos a modo de referencia cultural, incluso siendo
irónicos o críticos hacia la misma fe religiosa; o como alegato social y político;
algunos como parte de una mirada antropológica; otros en el marco de una
búsqueda trascendente; o hay quienes lo hacen participando activamente en
una creencia establecida que genera una producción artística.
Esta multiplicidad de perspectivas, y sus sucesivas torsiones de estilo y tem-
peramento, dialogan entre sí provocando, a través del contraste y la suma,
una visión diferencial y abarcadora de la poética en común que las anima; en
cierto modo, a contrapelo de varias de las principales referencias aceptadas
en la ideología del arte contemporáneo, tales como el reinado de la ciencia,
el materialismo o la influencia del pensamiento psicoanalítico.
Cierta riqueza visual signa buena parte de este tipo de producción; acaso
como necesaria contraparte de la densidad conceptual que hoy, en el presen-
te líquido, representan símbolos y mitos que solo se transforman, mantenien-
do una rara vitalidad.
La religiosidad es, naturalmente, un derivado de la religión; el término que se
utiliza para entender los distintos comportamientos y vivencias en ese plano,
que muchas veces no resultan colectivos sino más bien formulaciones muy
personales. En ese río, el lecho no es de piedra. Más bien lo conforma un limo,
barro fluvial que contiene la oscilación de la vida y sus organismos, y la si-
miente de los que serán. Pero este río no corre unidireccionalmente, siguien-
do la lógica de la naturaleza física. Sino que, bajo el imperio de otra lógica, la
de los mitos, lo hace de modo circular. De ese modo es como estos reviven,
se completan en tiempo real, unificando los planos tangibles e intangibles a
través de rituales muchas veces alejados de la experiencia cotidiana. Reacti-
van a tiempo la circulación de la vida, allí donde se había entorpecido, o para
evitar ese detenimiento, trayendo al mundo el alivio o el espanto.
En la sociedad urbana actual, aparentemente ajena a estas instancias de la
conciencia, es el arte el que se plantea en cierto modo como vehículo mágico,
otorgando sentido trascendente a actividades como danzar, pintar o asistir a
un concierto, aun dentro de cánones contemporáneos y no como parte de
una forma arcaica. La nueva mirada sobre la actividad creadora, nieta de todo
paradigma individualizador e hija de la nietzcheana muerte de Dios, no ve a
ésta como emergente de un modo de vivir compartido por el colectivo social,
si no más bien como el reflejo de cierta genialidad, de un destello que, a
veces, con su radiación puede producir obras con carácter espiritual, a través
de hombres elegidos para vislumbrarlas y ejecutarlas. Los artistas son sacer-
dotes de la libido y receptáculos del deseo. Y a veces, también de la luz y la
oscuridad que revelan otras dimensiones de la naturaleza humana. Madonna
o Damien Hirst, Morrison, Kapoor, ellos abren la puerta a estas variables, aun
al negarlas al operar a través de procesos puramente mentales, llenando en
la actualidad con más eficacia que las religiones las expectativas de informa-
ción sobre otros mundos: los de la magia, los dioses y los muertos.
Lo “popular”, mencionado en el título de la muestra, esta cuestión de que
mucho del arte aquí presente refiera a calidades de lo religioso compartidas
por las masas, contrasta con la sofisticación intelectual del arte contempo-
ráneo. Aun el subdepartamento de derivados del Pop, que podría ser el mo-
vimiento más cercano a esta veta, representa un plano mental diferente del
de la gran mayoría de quienes cultúan la “religiosidad popular”. Entonces,
da para pensar que, en muchos casos, estos artistas están trabajando para
producir un extrañamiento, al oponer categorías conceptuales bien diferen-
ciadas. He aquí una puesta, una jugada teatral que precipita el juego espe-
cular, el verse reflejado en un plano imposible, que favorece la potencia de
las obras de arte.
Sin embargo, de lo aquí exhibido, aquello que quizá resulte más alejado de
la producción corriente de arte contemporáneo sean las obras que emergen
de las tradiciones de la fe y los universos simbólicos representados por el
altar a San la Muerte, las máscaras Chané o los puntos de hierro de Kimbanda.
Son los frutos de ricos sistemas de elaboración conceptual, plástica y mito-
lógica, tramados desde un off, donde los sistemas de autoría se confunden y,
porosos, pierden entidad. Las máscaras rituales fueron creadas a mediados
del siglo XX, antes de que la necesidad llevase a esos pueblos a producir ob-
jetos de consumo turístico. Los puntos afrosudamericanos de Kimbanda han
la veta: Santoro expresa calidades del peronismo a leer entrecruzando sím-
bolos esotéricos y políticos, la tumba del Frente Vital por Srur, y el altar que
una mujer Hare Krishna monta en la estación de Avellaneda cada día 29 en
honor a Darío Santillán, militante allí asesinado. También la videoinstalación
de Dansker se convierte en estudio sociológico, reteniendo el aliento de los
viajeros y promesantes que cada 8 de enero visitan la tumba del Gauchito Gil
en Mercedes, Corrientes.
Si los templos mayas y las catedrales eran cajas de resonancia y represen-
tación fiel de ideas religiosas y filosóficas, del mismo modo algunos artis-
tas reelaboran elementos arquitectónicos para expresarlas. Bonadeo con su
proyección de vitrales, la instalación del templo imposible y constructivo de
Barreto, el monumento de estilo mesoamericano al Sargento Pepper de Lo-
deiro, son parte de esta búsqueda. Y, desde luego, la geometría siempre se
entrecruzó con las experimentaciones artísticas en torno a una dimensión
inmaterial. Elegimos la obra de Villarino para señalar esta relación, que es de
una tremenda vastedad y, en sí, eje de otra posible muestra.
Portillos es un referente de los artistas que implementan su operación en
torno a temáticas de la fe. Su registro, que toca la crítica política y se nutre
de magias telúricas, incluye el emblemático video premiado en la Bienal
de San Pablo. Abiertas las puertas, las de los Cielos del alma y del suceso
artístico, un mundo de libre flotación espera a los artistas que, por distintos
caminos, integran elementos como los que venimos señalando en sus bús-
quedas. De Monte, Scorzelli, Moreyra, Lanezán, Guzmán, Vanoni, Machuca,
Chiachio - Giannone, son pasajeros del Reino, chamanes y espíritus libres,
visionarios que conocen las llaves, las alfombras.
Persiguiendo las causas del ser en cuanto Ser, podríamos decir, entorpecien-
do las ideas de Aristóteles: los artistas recurren al simulacro, reeditan un sa-
crificio en sus obras. La cacería que acorrala la naturaleza maravillosa y limi-
tadora, lo previamente conocido, hasta hacerlo jirones mediante una nueva
perspectiva, queda a su cargo. Son oficiantes y viajeros que, a través del mun-
do dual, señalan otras formas de conocimiento y, tras el naufragio, guardianes
de esclusas que admiten vislumbres de la Totalidad que nos integra.
sido diseñados por reconocidos religiosos de Montevideo y Buenos Aires,
siguiendo una ortodoxia simbólica. Mientras que el altar a San la Muerte
realizado por Coppini, a espejo del que muestra el tríptico fotográfico de
Srodek Hart, toca los manierismos del barroco popular y la tradición litora-
leña de matriz cristiano-guaranítica. El hálito de estas presencias plenas de
carnadura se expande hasta las banderas del Gauchito Gil que flanquean la
producción de Goz y Tranqui Yanqui.
Tales estéticas, las instalaciones rituales a modo de altares, son incorpora-
ciones definitivas al lenguaje del arte contemporáneo desde hace años, y su
presencia ha sido debidamente digerida por muchos artistas cuya obra no
se podría pensar aisladamente de esta referencia. Berni marcó en nuestro
país un hito mayor con la puesta en escena de un altar de la Difunta Correa.
Entonces, ató a la contemporaneidad un linaje probable, una búsqueda ar-
tística y ontológica jalonada por pioneros como Gramajo Gutiérrez, y luego
continuada a través de caminos personales, a veces inclasificables, por ar-
tistas como Xul Solar, Guttero y Gambartes, entre tantos. Gente que podría
adscribir a aquello que señalaba Jung sobre la “liberación de todo estado del
ser demasiado inmaduro, demasiado fijo o definitivo”. A su vez, resulta obvio
que ellos no pueden ser separados con claridad de artistas afines de otros
países. Esta hibridez continúa siendo tal, particularmente en relación con el
arte latinoamericano, y en Barro del Paraíso se expresa a través de la presen-
cia del brasileño Bruno 9li, de la uruguaya Duarte, o la mexicana Parcero. El
mestizaje permite escapar de la posmodernidad unidimensional, desactiva
anquilosamientos. La mirada exotista se puede mirar a sí misma gracias al aire
que provee cierta carga de ironía o humor fresco. Un Gauchito Gil represen-
tado en lenguaje Manga aleja la posibilidad de una lectura plana sobre este
típico protagonista de la canonización popular.
La dimensión política de todo el material es evidente, y se vertebra a través
de operaciones que ponen en evidencia tradiciones escondidas o menos-
preciadas por la alta cultura e, incluso, durante algunos períodos de nuestra
historia, hasta perseguidas. Aunque, paralelamente, la poetización y el de-
sarrollo de búsquedas personales y heterodoxas también han recibido des-
calificaciones de quienes esgrimen la necesidad de obras de compromiso
más evidente. Pese a que gran parte de la exhibición debería ser percibida
también bajo esta luz, hay sin embargo algunas obras que se concentran en
POR JUAN BATALLA
“El repertorio de los gestos es limitado, pero los significados son inagotables. Por eso las mismas historias se repiten y cambian, para que cada vez se descubra, en una lenta rotación, una nueva tierra y un nuevo cielo de significados” (Ka, Roberto Calasso)