Buchanan, La Razon de Las Normas
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7/29/2019 Buchanan, La Razon de Las Normas
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El imperativo constitucional La razn de las normas
GEOFFREY BRENNAN
JAMES BUCHANNAN
LA RAZON DE LAS NORMASEconoma poltica constitucional
Prlogo deJOSE ANTONIO AGUIRRE RODRIGUEZ
Captulo 1de la pgina 39 a la 56
UNION EDITORIAL
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El imperativo constitucional La razn de las normas
El imperativo constitucional
I. IntroduccinHay algo profundamente insatisfactorio en la forma en que los economistas nos introducen al objeto de su
reflexin por medio de la parbola de un Robinson Crusoe que se enfrenta con un problema econmicocuando tiene que decidir cmo asignar sus recursos escasos -incluido el tiempo- entre usos que compiten entre s.
Con esta clase de introducciones resulta muy fcil deslizarse desde el entorno de Crusoe a otro en el que la
sociedad tambin hace frente a su problema econmico para saltar, casi sin darnos cuenta, desde los anlisis
de maximizacin de la utilidad individual a los anlisis de maximizacin del valor para la sociedad.
Lo que se omite en esta clase de secuencias pedaggicas es el proceso de interaccin entre individuos
separados que edifican o construyen la sociedad misma. Los individuos hacen frente a elecciones en un entorno
social en el que la existencia y el comportamiento de las dems personas, junto con las instituciones que limitan
su conducta, son mucho ms importantes que los condicionantes fsicos de la naturaleza. La ciencia econmicaes, o debera ser, una reflexin sobre el comportamiento individual en sociedad.
Tal comportamiento no es necesariamente social en el sentido de que los individuos reconocen la existencia
de influencias recprocas entre las acciones de las partes implicadas en el proceso de interaccin. Elcomportamiento individual en las grandes y modernas sociedades puede ser totalmente impersonal, tal y como lo
ejemplificamos en los modelos idealizados de los mercados competitivos. En el caso lmite, todos los
participantes responden a parmetros exgenamente determinados: ninguna persona ejerce influencia directa
sobre otra. Los resultados de la compleja interdependencia de todos los operadores no estn disponibles como
objetos de eleccin de cualquiera de ellos.
En el caso lmite, o en situaciones ms generales donde al menos una parte del comportamiento esexplcitamente social, las reglas que coordinan las acciones de los individuos son importantes y cruciales para
entender el proceso de interdependencia. Los mismos individuos, con las mismas motivaciones y capacidades,
pueden generar resultados completamente diferentes bajo conjuntos de reglas que difieran, con implicacionesradicalmente diferentes para el bienestar de cada uno de los participantes. La asignacin del tiempo y la energa
individuales ser diferente en una situacin en la que las recompensas estn relacionadas con los resultados deotra en la que estn determinadas por otra clase de criterios. Al menos desde el siglo XVIII, y especialmente
desde Adam Smith, se ha comprendido la influencia de las reglas (
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formuladas en un total vaco analtico intelectual. De hecho, han atrado la atencin de algunas de las mayores
mentes en la "tradicin occidental. Por desgracia, mucha de la sabidura acumulada parece haberse malogrado.
Tales preguntas son consideradas a menudo como meramente ideolgicas, de forma que las respuestas son una
simple cuestin de opinin en la que cualquier punto de vista vale tanto o es considerado tan bueno como
cualquier otro. Hay, estamos seguros, un considerable espacio de lcito desacuerdo. Pero hay tambin unprocedimiento para formular las cuestiones y un mtodo de anlisis que establece los trminos dentro de los
cuales puede ordenarse el debate.
Matriz 1.1
B
I II
6,6 0,10
III IV
A
10,0 1,1
Las preguntas mismas, los procedimientos adecuados para formuladas, los mtodos analticos relevantes, todo
esto constituye el plan de este libro. Nuestro objetivo en este captulo introductorio es establecer algunas
cuestiones que luego iremos desarrollando. Ofreceremos una caracterizacin de varias clases de interacciones, al
principio en trminos abstractos. Indicaremos, tambin en abstracto, los modos en que las reglas y las
instituciones influyen sobre la naturaleza de las interacciones que prevalecen. Relacionaremos despus losdiversos tipos de interaccin con los diferentes contextos sociales con los que suelen venir asociados. Por ltimo,
discutiremos brevemente las reglas en general y las relaciones con algunos de los hallazgos obtenidos por medio
de este planteamiento poltico-econmico-social, que es, por supuesto, nuestro principal centro de inters.
II. Razones de las reglasEl ttulo de este libro esLa razn de las reglas, y a lo largo de sus pginas analizaremos con detalle muchas
razones. Pero tenemos que comenzar por la ms fundamental de todas, aunque ya haya sido elaborada con
detenimiento en otros trabajos1. Necesitamos reglas en la sociedad porque sin ellas la vida sera solitaria, pobre,
sucia, brutal y corta2, como Thomas Hobbes nos dijo hace ms de tres siglos. Solamente el anarquistaromntico piensa que hay una armona natural entre las personas que elimina todo conflicto en ausencia de
reglas. Necesitamos las reglas para vivir juntos, por la simple razn de que sin ellas seguramente nos
pelearamos, pues lo que un individuo deseare sera apetecido, casi con certeza, por, cualquier otro. Las reglas
definen los espacios privados dentro de los cuales cada uno de nosotros podemos llevar a cabo nuestras propias
actividades.
Quiz el mejor modo y uno de los ms familiares de ejemplificar este potencial de conflicto entre las personas
y los medios posibles de resolverlo sea el clsico dilema del prisionero de la teora de juegos.
Consideremos la Matriz 1.1, en la que los nmeros de cada casilla representan los resultados para cada uno de
los jugadoresA yB, el nmero de la izquierda el resultado paraA y el de la derecha para B. (Como es sabido,A
1Ver en particular Jarnes M. Buchanan, The Limits 01 Liberty, University of Chicago Press, 1975.2Thornas Hobbes,Leviathan (1651), Everyrnan Edition, Nueva York 1943.
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elige fila yB columna.)
Observamos que para cada jugador hay una fila y una columna de la matriz que son dominantes. Es decir, si
hay una sola partida del juego, A seleccionar la fila 2, cuyos resultados superan netamente los obtenidos
jugando la fila 1, independientemente de cules sean sus predicciones acerca de la columna que vaya a jugarB.
Como resultado de este comportamiento independiente, la solucin del juego ser la casilla IV. Sin embargo,ambosjugadores haran mejor en e!egr la fila 1 y la columna 1, dando lugar a la solucin del juego en la casilla
I, donde la situacin de los dos supera ampliamente el nivel de resultados de la anterior. A menos que hayaalguna regla o convencin que prescriba tal clase de accin, la racionalidad privada y e! comportamiento
maximizador de la utilidad nos llevarn a la solucin de la casilla IV. Hay aqu un claro y simple mensaje. Para
la comunidad de personas implicadas en esta clase de interaccin, se necesita una regla, una norma que restrinja
socialmente e impida una clase de comportamiento que al final nadie desea.
Son varios los puntos a resaltar de esta simple ilustracin. Primero, y como ya indicamos al principio, niA niB
pueden determinar individualmente e! resultado de la interaccin social. El resultado surge como consecuencia
de la conducta de los dos, tanto si este comportamiento se describe como maximizador de la utilidad individual
al margen de toda regla, o como llevado a cabo bajo cualquier regla o convencin.
Segundo, existe la posibilidad de un acuerdo sobre alguna regla o convencin siempre que la estructura de la
interaccin sea la que aparece descrita en la matriz de! juego. Es decir, e! juego no necesita ser simtrico en sus
resultados. Todo lo que se requiere es que e! orden de clasificacin de las casillas sea e! que aparece dibujadopara cada una de las partes implicadas. ParaA el orden de las casillas por la altura de sus resultados es nI, I, IV, n
y paraB es II, I, IV, In. Siempre que esto sea as, el resultado se mantendr; podemos multiplicar los resultados
paraApor cualquier factor, por ejemplo 100, y si mantenemos los de B en ese orden, la estructura bsica de la
interaccin no se altera.
Tercero, incluso esta simple ilustracin suscita el problema del cumplimiento de la regla, al margen de la
posibilidad de un acuerdo general basado en su deseabilidad. Supongamos queA yB estn de acuerdo para elegir
en sus estrategias de juego la fila 1 y la columna 1, respectivamente, lo cual genera una expectativa de resultadoen la casilla 1. AunqueA espere mantener su acuerdo conB}puede asegurarse un resultado ms alto si juega la
estrategia sealada en la fila 2 mejor que la 1, y lo mismo le sucede a Bjugando la estrategia de la columna 2.
Cualquier regla que asegurase un resultado total ms alto, si es respetada por todos los jugadores est expuesta aser quebrantada, sobre la base de un comportamiento individual y racional, por todas o algunas de las partes
implicadas en la interaccin. Es decir, que un potencial infractor de la regla no tiene que adoptar necesariamenteuna conducta ni irracional ni anormal. Podemos invertir el argumento. En ausencia de un procedimiento efectivo
para hacer cumplir las reglas, la adhesin a ellas requiere que los individuos renuncien a la maximizacin de la
utilidad esperada, al menos en al forma en que la teora econmica suele formular esta hiptesis de
comportamiento.
La interaccin descrita en el llamado dilema del prisionero est muy simplificada, pero, incluso as, creemos
que su estructura contiene la mayora de los elementos necesarios para una comprensin de los problemascentrales de un orden social: aquellos que hacen referencia a la conciliacin de comportamientos individuales
separados y motivados en orden a generar conjuntos de resultados que sean tolerables para todos los
participantes. Nuestro colega Gordon Tullock titul con gran propiedad su libro sobre el tema El dilema
social3,3 dando a entender as la ubicuidad del problema. Cuando lo generalizamos, el dilema, naturalmente,
adquiere unas caractersticas estructurales altamente complejas. Cuando ampliamos el anlisis para incluir un
gran nmero de personas que actan separadamente, en grupos, o como unidad colectiva por medio deorganismos gubernamentales, y muchas posibilidades de eleccin, con diversos niveles de decisin, soninnumerables las posibilidades de interaccin que podemos someter a examen.
Nuestro propsito en este libro no es formular un subconjunto de tales interacciones posibles. De ahora en
adelante, nuestro punto de partida ser arrancar de un entendimiento del planteamiento general del dilema que
sugiere la deseabilidad de conjuntos de reglas para limitar el comportamiento, ya sea colectivo, de grupo o
3J Gordon TuIlock, The Social Dilemma, University Publications, Blacksburg, Virginia, 1974.
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individual. En lo que queda de este captulo, aislaremos los atributos de las reglas en varios procesos de
interaccin harto familiares que nos servirn para introducirnos en la discusin de reglas en el contexto
sociopoltico.
III. Las reglas de los juegosCuando se menciona la palabra reglas, quiz se asocia siempre con los juegos. y parece til discutir acerca
de estas reglas en juegos ordinarios, familiares o caseros, como el bridge, o en deportes tales como el tenis o el
baloncesto. Todos los juegos tienen reglas que definen los parmetros en los que d juego tiene lugar, las acciones
permitidas a los jugadores, d equipo a usar, los medios para dirimir los conflictos, d modo de proclamar d
vencedor, y as sucesivamente.
En la discusin ordinaria, no tenemos dificultad alguna para distinguir entre las reglas del juego y del juego
como tal dentro de sus respectivas reglas. El juego se desarrolla dentro de unas reglas, pero el juego como tal noconstituye parte de las reglas. Las reglas proporcionan el entramado para ejecutar el juego, y muchas estrategias
son posibles dentro de un conjunto de reglas dadas. Por el contrario, una concreta jugada dentro del juego est
determinada o cerrada. Genera confusin el hecho de que en el lenguaje ordinario empleemos la palabra juego
para referirnos a los dos, la estructura de las reglas (por ejemplo, el baloncesto es un juego) y el juego dentro de
las reglas (por ejemplo, los Lakers ganaron a los Celtics en el juego o partido de anoche). En un contexto
sociopoltico, idntica distincin hacemos entre las reglas de la interaccin social y las estrategias decomportamiento que tienen lugar dentro de aquellas reglas. La distincin aqu sude ser ms difcil de hacer que
en los juegos ordinarios, pero la validez de la distincin entre reglas y comportamiento o conductas dentro de
esas reglas es general a todos los procesos de interaccin social.
Los juegos ordinarios tambin facilitan la discusin de cuestiones relacionadas pero tambin separadas entre
eleccin de estrategias de juego dentro de un conjunto definido de reglas y la eleccin de las reglas mismas. Laeleccin de un grupo de jugadores de poker entre diferentes clases de poker es completamente diferente de la
eleccin de un jugador, bajo las reglas de uno en concreto, entre doblar la apuesta o quedarse.
Conviene resaltar la distincin correspondiente en el contexto socio-poltico. Es necesario separar el proceso atravs del cual se determinan las reglas de aquel otro proceso por medio del cual se toman decisiones particularesdentro de las reglas ya elegidas. Pero, una vez ms, la distincin es algo ms difcil de deducir en un contexto
social a causa de las complejas interdependencias entre las reglas que definen las restricciones sobre dcomportamiento privado y las reglas que definen las restricciones sobre los agentes polticos que puedan estarenvueltos en actividades que implican cambios en d primer conjunto de reglas. Es decir, las mayoras legislativas
pueden estar actuando dentro de las reglas (constitucin poltica) que limitan su propio comportamiento almismo tiempo que aprueban leyes o normas que van a alterar las reglas de conducta privadas. Ms precisa anha de ser la distincin que debe establecerse entre la eleccin de reglas y la eleccin de estrategias dentro de lasreglas aplicables a la situacin enfrentada por una unidad de decisin bien definida. Por ejemplo, si una reglasobre la propiedad nos permite quemar rastrojos en nuestra finca, actuamos dentro de la regla si un buen dadecidimos quemar una superficie de ellos. Una iniciativa legislativa para la quema de rastrojos cambia las reglasque seguimos como propietarios. Para aprobar esta legislacin, la cmara legislativa sigue sus propias reglas, porejemplo mediante una mayora simple. Una ventaja bsica al comenzar nuestra discusin con la familiar de los
juegos ordinarios es que estos dos niveles de eleccin son intuitivamente claros.
La utilizacin de las reglas en los juegos ordinarios puede inducir a confusin en algunos aspectos. Los juegos
ordinarios son diseados de forma tal que actuar bajo esas reglas resulte interesante a todos los potencialesjugadores. El dilema bsico que introducamos al comienzo, segn el cual se quieren las reglas al comienzoporque evitan resultados indeseados, tiende a quedar oscurecido en el caso de los juegos ordinarios.
Cuando trasladamos nuestra atencin a los entornos de interacciones sociopolticas, no hay nada anlogo alplacer del puro juego, y los resultados para los jugadores individuales no necesitan ser diseados comocontrapartidas, con el propsito de hacer la actividad interesante. No hay necesidad de un objetivo compartido enlas reglas sociopolticas. Cada individuo posee unos objetivos privadamente determinados -sus propios planes devida,-, y stos no necesitan ser comunes a todas las personas. En este escenario, las reglas tienen la funcin defacilitar la interaccin entre sujetos que desean cosas completamente diferentes. Para discutir estos extremos, es
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mejor cambiar a una estructura alternativa.
IV. Las reglas de trficoLas reglas de trfico, otro uso del trmino bastante familiar tambin, no son diseadas y/o no se deducen a
partir de especificaciones de los objetivos de los usuarios de carreteras. Los usuarios las utilizan con los ms
variados propsitos -negocios, vacaciones o cualquier combinacin- que dan lugar a una gran variedad de rutas,
velocidades y clases de vehculos. Las reglas de trfico cubren la funcin de posibilitar a las gentes seguirderroteros separados e independientes que podran entrar en conflicto en ausencia de tales reglas. Estas reglas no
suponen que los objetivos de los usuarios se reducen a una simple contrapartida, anloga a la ganancia de los
juegos ordinarios.
Las reglas de trfico atraen nuestra atencin sobre otro hecho. La eficacia de un conjunto de reglas no dependede una confrontacin de habilidades entre quienes se someten a las mismas. Puede preferirse un conjunto de
reglas porque hace posible la coexistencia de buenos y malos conductores en una carretera. Las reglas de trfico
tienen una funcin social, que es facilitar a los que utilizan la carretera la consecucin de sus propsitos, conindependencia del contenido de estos propsitos, y las reglas son enjuiciadas de acuerdo con su capacidad para
satisfacer ese criterio.
En el mismo sentido, las reglas que constrien las interacciones sociopolticas -las relaciones econmicas y
polticas entre los individuos- tienen que valorarse, en ltimo trmino, en funcin de su capacidad para promoverlos diferentes propsitos de todas las gentes de la polis. Permitirn las reglas que cada individuo persiga sus
propios objetivos en un contexto de interdependencia de estos mismos objetivos, de tal forma que cada uno
asegure al mximo la consecucin de sus intereses compatible con la misma libertad de los otros para hacer lo
mismo?
La concentracin en el ejemplo de las carreteras nos permite resaltar otro hecho que a menudo perdemos de
vista. Las reglas proporcionan a cada actor la posibilidad de predecir el comportamiento de los dems. Estapredictibilidad toma la forma de una informacin o de un lmite informativo acerca de las acciones de quienes se
hallan implicados en la interaccin.
Supongamos, por ejemplo, que en un pequeo pas en desarrollo los automviles son nuevos y poco
numerosos. Ha habido influencia francesa y britnica, de forma que los usuarios de la carretera se dividen entre
conductores por la derecha y conductores por la izquierda. Cuando el nmero de automviles aumenta, laausencia de reglas de trfico empieza a crear problemas serios. Independientemente de lo que cada conductor
haga cuando se encuentra con otro enfrente, como ninguno sabe cmo va a reaccionar el otro, aquello acaba
parecindose bastante a la jungla hobbesiana. Todos saldran ganando si adoptaran alguna clase de regla. .
La Matriz 1.2 ilustra este caso. El juego es aqu bsicamente un juego de coordinacin, en el que la regla cubre
funciones de informacin. Cada una de las dos partes tiene una habilidad dada para predecir lo que la otra har.Damos
Matriz 1.2
Accin de BSeguir la regla
adoptada conducir
por la derecha opor la izquierda
Ajuste
Independiente
I IISeguir la regla adoptada
conducir
por la derecha o por la
izquierda 10,10 5,11
III IV
AccindeA
Ajuste Independienteconducir por la
izquierda 11,5 -10,-10
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por supuesto que es indiferente que la regla adoptada se incline a favor de la conduccin por la derecha o por la
izquierda, mientras genere un comportamiento simtrico. En tal caso, puede ser funcin del gobierno anunciar
una regla. Pero la historia puede hacerlo tan bien o mejor cuando mediante convenciones sociales se establecen a
menudo importantes reglas de conducta.
La interaccin descrita en la Matriz 1.2 difiere del caso ms general del juego dilema de la Matriz 1.1 en la
importancia relativa del contenido de prediccin que incorpora la regla y el subsiguiente problema de
cumplimiento. La Matriz 1.2 describe un juego que es bsicamente de coordinacin; la ganancia ms importantequeda asegurada por la adopcin de la regla, cualquierregla (derecha o izquierda), y su violacin ofrece pocas
ventajas relativas a los jugadores. Como muestra la matriz, sin embargo, eludirlas presenta ciertas ganancias, /y
de ah el problema de hacer cumplir las reglas. Si A sabe, por ejemplo, que B siempre cumplir la regla,
ocasionalmente puede resultarle ventajoso no cumplirla por su parte. Pero la tentacin de violar la regla, una vez
adoptada, no es omnipresente como en el modelo ms general del dilema del prisionero.
Un juego de pura coordinacin (no descrito en forma matricial aqu) sera aquel en que la ventaja de saltarse
las reglas no existiera en ningn caso, por lo que no habra en absoluto problema alguno para obligar al
cumplimiento. No se da, por supuesto, este tipo de interacciones. Podra, tal vez, citarse el lenguaje como unejemplo de ellas. Todos cuantos pertenecen a una comunidad social tienen un incentivo para usar palabras que
los dems entiendan. Hay una especie de impulso que lleva a la generacin de un vocabulario y unas reglas
gramaticales comunes. Lo mismo puede aplicarse al lenguaje de las formas y la etiqueta por medio del cual el
objeto aparente del comportamiento es convenir significados de cualquier clase con los dems. .
Otras importantes caractersticas tanto de la interaccin bsica del dilema del prisionero como de la
interaccin-informacin estn oscurecidas tanto en la Matriz 1.1 como en la 1.2. Ambas ilustraciones pretendendilucidar la eleccin entre una regla o ninguna regla. Un segundo nivel de eleccin puede ser el de elegir entre
distintas reglas, una vez adoptada la decisin fundamental de jugar, esto es, una vez que ha sido aceptada por
todos la necesidad de reglas. Consideremos entonces el caso en el que hay una diferencia entre las reglas
posibles incluso si nosotros mantenemos el supuesto de que hay simetra de pagos entre los juzgadores. El juego
descrito aqu es en realidad un subjuego del ilustrado en la Matriz 1.2.
Consideremos la Matriz 1.3, que se encuentra dentro de la casilla 1 de la Matriz 1.2. Las opciones para las
dos partes no son, en este caso, o adoptar una regla o ajustar su comportamiento sin regla alguna. Aqu se tratade elegir entre reglas alternativas. Como aparece en la Matriz 1.3, la regla de conducir por la derecha predomina
sobre la de conducir por la izquierda. Es importante aqu tener una regla -como se muestra en la Matriz 1.2-, perotambin es importante la clase de regla (izquierda, derecha). A causa del supuesto de simetra, ambos jugadores
seleccionan la misma regla (en nuestro ejemplo, conducir por la derecha).
Matriz 1.3.
B
Eleccin reglaconducir
por la derecha
Eleccinregla
conducirpor la
izquierda
Eleccinregla
conducir porla derecha
10,10 -A
Eleccinregla
conducir porla izquierda
- 5,5
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Dos puntos tenemos que resaltar en el ejemplo de interaccin utilizado aqu. Primero, las convenciones
sociales que surgen a lo largo de la historia y que adquieren el status de reglas no escritas no producennecesariamente el mejor orden concebible de resultados. Algunos modernos analistas sociales -particularmente
Hayek y sus seguidores- muestran una manifiesta confianza en las fuerzas de la evolucin social y cultural como
medio de generar reglas eficientes. Parece que no hay razones para predecir que estas fuerzas asegurarn siempre
la seleccin de las mejores reglas. En nuestro ejemplo, la regla de conducir por la izquierda podra muy bien
surgir y prevalecer, particularmente si cambios exgenos alteran la estructura de recompensas relativas de las
diferentes reglas a lo largo del tiempo. Puede entonces haber poca o ninguna presin evolutiva hacia la aparicinde reglas superiores. Esta expectativa nos alerta respecto a la necesidad de revisar peridicamente el conjunto de
reglas y considerar las mismas como objetos de eleccin que tienen que ser cambiados o diseados de acuerdo
con el orden o sucesin de estados sociales que generen. Esta expectativa nos alerta tambin acerca del posiblepapel del gobierno en la colectividad, facilitando el paso de las viejas a las nuevas reglas. El gobierno, en este
contexto, puede entenderse de distintas formas: como una asamblea nombrada por consenso con el conjunto
entero de los participantes o, en el otro extremo, por algn tipo de rey-dictador. Aunque en este ejemplo las
ventajas son simtricas, no hay compensaciones particulares para ser el elector de las reglas, pero puede ser
importante tener a una persona, grupo o proceso, facultado para elegir entre las mismas.
Segundo, el pasar de conducir por la izquierda a conducir por la derecha puede no ser deseable, con
independencia del predominio de la segunda alternativa en nuestro ejemplo. Si las reglas se consideran como un
medio para proporcionar informacin a los partcipes en orden a predecir correctamente la accin esperada de losdems, se sigue que cualquier cambio en las reglas destruye informacin. Si la regla (
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la descrita en el ejemplo (conducir por la derecha-conducir por la izquierda). Pero supongamos que hay dos
posibles reglas de comportamiento en los cruces de carretera y que slo puede elegirse una de ellas. La primera
sera ceda paso a su derecha, la segunda ceda paso a su izquierda. La Matriz 1.4 ilustra esta interaccin. No-
temos que el rango ordinal de las dos casillas relevantes difiere para A y B. Con gran diferencia, Aprefiere la
regla ceda paso a su derecha y B prefiere la de ceda paso a su izquierda. Tales diferencias de rango oclasificacin pueden darse si, por ejemplo,Apresupone que la mayora de las maanas se encontrar en un cruce
conB acercndose por la izquierda.
Matriz 1.4
BCeda paso a la
derechaCeda paso a
la izquierda
Ceda paso ala derecha
20,5 -A
Ceda paso ala izquierda
- 5,20
Los dos participantes prefieren reglas diferentes, con independencia del hecho de que ambos prefieran una
regla a ninguna. Este desacuerdo sobre la regla a adoptar puede provocar disputas y retrasos entre losparticipantes, cada uno de los cuales tratar de maximizar las ventajas de distribucin prometidas por unaeleccin entre las dos alternativas.
No hay que exagerar la diferencia de las ventajas que distintas personas atribuyen a diferentes reglas. En lamedida en que las reglas son duraderas y los sujetos perciben que pueden ocupar posiciones segn se vaya
desarrollando el juego, los participantes pueden inclinarse a alcanzar un acuerdo sobre la regla a adoptar mucho
antes de lo que el simple anlisis puede indicar. En nuestro ejemplo, si los participantes esperan que unas veces
se acercarn al cruce por un lado y otras por otro, el proceso de interaccin puede estar mejor descrito en la
Matriz 1.2 que en la 1.44
V. Reglas de un orden de mercadoNuestro propsito en las secciones II y ID era aislar y determinar algunos elementos de las reglas por medio de
ejemplos familiares de los juegos ordinarios en un caso y de las reglas de trfico en el otro. Ya hemos indicado
que nuestro inters central son las reglas del orden econmico-poltico. En esta seccin introduciremos las reglas
del mercado o econmicas, y en la seccin VI examinaremos las del orden poltico.
En los dos primeros ejemplos anteriores, la necesidad de reglas resulta inmediatamente evidente de la merareferencia a la interaccin; no se puede entender los juegos ordinarios o el trfico sin pensar en reglas. Sin
embargo, con respecto a algo ms importante, como es la interaccin econmica entre personas, se ignoran a
menudo las reglas que gobiernan la conducta individual en esa clase de interaccin. Los propios economistas hansido notoriamente negligentes al respecto. Desarrollan con frecuencia sus complejos ejercicios analticos sobre
los mercados sin prestar demasiada atencin a las reglas dentro de las cuales se desenvuelve la conducta
individual en esos mercados. Adam Smith no era partidario de prescindir de estas consideraciones y puso
especial nfasis en la importancia de las leyes o instituciones del orden econmico.
El abandono de esta posicin smithiana y clsica aparece con particular evidencia en el anlisis de los
fallos del mercado realizado por la teora econmica del bienestar, tal como ha sido desarrollada en las
dcadas centrales de este siglo. Los mercados, se dice, fallan cuando son comparados con los modelos formales
derivados de los ejercicios matemticos de los economistas. El anlisis se desarrolla como si las restriccionesinstitucionales fueran totalmente irrelevantes para la forma en que los individuos se relacionan dentro de las
4Parauna discusin general sobre el principio de que el acuerdo sobre la regla a adoptar es menos difcil de alcanzar que el acuerdo sobre asignaciones dedistribucin estrictamente definidas, ver James M. Buchanan y Gordon Tullock, the Calculus o/ Consent, 1962. [Hay traduccin espaola:El clculo del consenso,
Espasa-Calpe, Madsid 1982.]
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estructuras de mercado.
Tal vez donde mejor se, percibe la importancia de las reglas es en el ejemplo familiar de la utilizacin de
recursos de propiedad comn, algunas veces llamada la tragedia de lo comn. Si postulamos la maximizacin de
la utilidad para describir el comportamiento de los usuarios, podemos predecir que la propiedad acabar siendoarrasada. El mercado, se dice, falla en generar una asignacin eficiente de los recursos. Sin embargo, como ahora
es por todos sabido, el problema no es de funcionamiento de los procesos de mercado, sino de las normas que
regulan la accin de los usuarios. Un cambio en las reglas, de forma que el recurso escaso sea posedoprivadamente, junto con los medios para hacer efectivos y proteger los derechos del propietario, eliminarn la
ineficiencia. El ejemplo sugiere que la proclividad del economista a fijarse ms en los resultados que en las
reglas que los generan ha sido fuente de una profunda confusin. La reforma de resultados se consigue mejor
mediante la reforma de las reglas que mediante la manipulacin directa de los resultados.
El gran atractivo normativo de los economistas del bienestar tena su origen en que sus hallazgos
proporcionaban un argumento para la intervencin gubernamental y colectiva en los mercados. Una
equivocacin parecida respecto a la importancia de las reglas caracteriza la actitud de un grupo de economistas
que apoyan las instituciones del mercado en un sentido normativo. Estos economistas han tendido aminusvalorar la importancia de las reglas bajo el algunas veces ingenuo supuesto de que el mercado descubre,
con independencia de los condicionantes institucionales. Se da por supuesto que las soluciones del mercado son
lo suficientemente robustas para poder prescindir de los condicionamientos institucionales cualesquiera que stos
puedan ser. Creemos que ha existido alguna confusin entre la fuerza de los comportamientos de motivacineconmica dentro de restricciones dadas y la posible fuerza de esta misma clase de comportamientos para
modificar las restricciones mismas. Parece completamente posible que el mercado produzca slidos resultados
dentro de unas instituciones dadas, al mismo tiempo que esas mismas instituciones sean relativamente
insensibles a cambiar sin que se dedique una atencin explcita y directa a su concreto diseo o reforma.
Para volver al ejemplo de la propiedad comn, puede haber mercados que funcionan bien en la pesca en la que
las fuerzas de la demanda y la oferta operan para generar resultados asigntivo-distributivos satisfactorios (dados
los parmetros de recursos e instituciones), mientras que, a la vez, la ausencia de derechos de propiedad en losbancos pesqueros falla al definir un conjunto de reglas que sean en algn sentido normativamente ideales.
Hay un segundo aspecto de las reglas del mercado que merece nuestra atencin. En el anterior anlisis de lasreglas de trfico encontramos que la funcin esencial de las mismas es impedir la descoordinacin de las
acciones de los individuos. Las reglas tienen aqu la funcin esencialmente negativa de impedir el desastre. Estaes bsicamente la tarea que Hobbes encomend a las reglas del orden social para evitar la anarqua. En la visin
del orden de mercado de Smith, sin embargo, hay un significativo aspectopositivo de la interaccin humana.
En la visin del mundo de Smith, la divisin del trabajo genera beneficios mutuos derivados de la cooperacin
entre los partcipes, beneficios que cada uno consigue, pero que desbordan la capacidad de cualquier persona
para comprenderlos plenamente. En las fases sucesivas de la divisin del trabajo, cada agente responde a su
ambiente mediante el ejercicio de su imaginacin creativa, directamente en su propio inters e indirectamente enel de sus vecinos. La sucesin de esa serie de actos creativos establece un orden que refleja las enormes ventajas
de la cooperacin humana y proporciona un marco para que tengan lugar nuevos actos creativos. En cualquier
momento del proceso se puede contemplar el orden de mercado que prevalece y reconocer la naturaleza ymagnitud de los beneficios de la cooperacin humana bajo la divisin del trabajo. Pero no se puede predecir ex-
ante la naturaleza y magnitud de esos beneficios. Hacerlo as requerira que el analista poseyera toda la
imaginacin creativa que est diseminada entre todos los agentes econmicos.
Dos cosas se deducen de esta visin. Primero, hay algo necesariamente no teleolgico en relacin con la
eleccin de las reglas del mercado. Cmo elegir estas reglas a la luz de los resultados particulares que los
mismos producen si la precisa naturaleza de dichos resultados slo se descubre a medida que van surgiendo?
Segundo, cuando las instituciones del mercado estn inadecuadamente definidas, o se aplican algunas reglas que
no producen los efectos propios del mercado, no puede ser plenamente conocida la verdadera dimensin delfracaso normativo. Podemos suponer que el dispositivo para la cooperacin humana no ha funcionado
plenamente, pero lo que podra haber sido de otro modo es algo que pertenece al reino de la especulacin.
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VI. Las reglas del orden polticoMuchos analistas sociales podran admitir que los procesos de mercado operan dentro de reglas definidas
razonable y claramente y que esa clase de reglas son objetos importantes de investigacin. Pero pueden sentirse
menos inclinados a aplicar esta misma visin a los procesos polticos. No obstante, tambin las elecciones
polticas emergen de la interaccin de agentes individuales en un conjunto de reglas institucionales en virtud de
las cuales cada actor est limitado por las acciones de los dems. Los protagonistas polticos operan bajo un con-
junto de reglas ms o menos claramente definidas y hacen elecciones entre las opciones disponibles, de maneraque maximizan sus rendimientos (lo que puede, aqu como en otras situaciones, incluir tanto objetivos
econmicos como ticos). El punto esencial es si el conjunto de reglas que ordenan las relaciones entre los
distintos protagonistas es el que mejor lleva a los individuos a promover los intereses de los dems o al menosevitar el causar daos a los dems.
Hay varios modos de enfocar el proceso poltico de la misma forma que hacemos con los mercados. El primeroy ms importante en este punto es contemplar el proceso poltico como un sistema de interacciones individuales
del que emerge algo as como un equilibrio. Este punto de vista es coherente con cualquier nmero de motivos
que puedan atribuirse a los individuos y con cualquier nmero de criterios por medio de los cuales podamos
evaluar el funciona miento de las reglas. Los motivos y criterios en cuestin pueden ser sacados del instrumental
del economista. En los prximos captulos exploraremos estas aplicaciones polticas de los mtodos econmicos.
Lo crucial aqu, sin embargo, no es ni los motivos del actor ni los criterios de valoracin, sino, de alguna manera,la disposicin a examinar el proceso poltico en los mismos trminos en que generalmente examinamos los
mercados. Los individuos se relacionan entre s, cada uno con sus propios objetivos, bajo un conjunto de reglas
(instituciones polticas), para promover esos objetivos y para que la interaccin sirva finalmente para establecerun resultado particular que sea algo as como un equilibrio. Si las capacidades de los individuos y los objetivos
estn dados, el nico modo de poder cambiar las pautas de comportamiento es mediante alteracin de las reglas.
Y los cambios de las reglas, por contrapartida, alterarn los resultados que surgen de cualquier sociedad de
individuos.
Mucho de lo que se discutir en los captulos que siguen se refiere a implicaciones de aspectos particulares de
la estructura de reglas polticas. En este punto quisiramos llamar la atencin del lector respecto a lo sutil de la
distincin reglas-resultados en el contexto poltico. En un nivel, las reglas del juego poltico son bastante obvias:regla mayoritaria, elecciones peridicas, diversas restricciones a los poderes del gobierno, requerimientos de una
sistemtica contabilizacin para el gasto de fondos pblicos, estructura geogrfica de las disposicioneselectorales, incluida la posible divisin de la jurisdiccin poltica misma bajo estructuras federales y as
sucesivamente.
Sin embargo, muchas de estas mismas instituciones surgen del propio proceso poltico. La comprensin, por
ejemplo, del alcance apropiado de la actividad pblica, cuestin que evoca enseguida un importante sentidoconstitucional, est determinado, en gran manera, por decisiones polticas sucesivas. En este sentido, la
distincin reglas-resultados tiende a quedar oscurecida en el escenario poltico. No obstante, puesto que tanto las
reglas como las decisiones dentro de las reglas surgen de procesos polticos similares, la significacin de la
distincin puede parecer algo exagerada. Las reglas bsicas corren este riesgo precisamente all donde la
distincin no es tan obvia, y sta es la razn por la que nosotros intentaremos mantener la distincin reglas-resultados en el contexto poltico.
VII. La importancia de las reglasEl primer argumento para el estudio de las reglas descansa en el reconocimiento del papel que las reglas
desempean en la obtencin de resultados de equilibrio o cadenas de resultados para una comunidad deprotagonistas sociales con capacidades y objetivos dados. Nos hemos visto envueltos en dificultades por
subrayar que la interaccin entre las mismas personas, en cualquier sociedad, puede generar cualquier nmero de
resultados sociales, segn sean las reglas existentes. Pero slo son posibles aquellos resultados que pueden ser
generados como un equilibrio bajo un marco institucional. Por esta razn, es errneo examinar el conjunto detodos los resultados sociales concebibles y seleccionar como ideal el que mejor se corresponde con algn criterio
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normativo externo e independiente. El marco institucional restringe el conjunto de resultados posibles no menos
eficazmente que lo hacen las limitaciones fsicas bsicas (cualidades) que definen el conjunto de los productos
finales deseados.
Para no vernos acusados de construir una figura de paja, analizaremos la tpica discusin de la justiciadistributiva o la equidad en los crculos de la poltica pblica (un tema que estudiaremos con detalle en el
captulo 8). El procedimiento habitual es examinar todas las distribuciones de la produccin total que son
coherentes con las dotaciones iniciales de capacidades productivas y con la necesaria prdida de producto queimplica el proceso redistributivo (aunque algunas veces incluso esto ltimo se pasa por alto). Sobre estas bases
se determina el conjunto de distribuciones conceptualmente posibles y se utiliza alguna clase de funcin de
bienestar u otra pieza del aparato tico para seleccionar el mejor resultado entre todos. Pero la cuestin
constitucional natural es la siguiente: Cmo podemos asegurar que el mejor resultado surge de un proceso
poltico? Seguramente tendra ms sentido especificar conjuntos alternativos de reglas polticas y examinar las
distribuciones que surgen. Si sucede que ninguna corresponde a esa la mejor obtenida antes, tendremos queconcluir simplemente que esa la mejor no es alcanzable.
El constitucionalismo insiste en estudiar las reglas porque pretende incluir todas las limitaciones relevantesdentro del anlisis. Dejar fuera las restricciones institucionales es tan reprochable como pasar por alto las
limitaciones de las capacidades de los agentes econmicos o ignorar las restricciones bsicas que se derivan de la
escasez.
El segundo argumento para el estudio de las reglas es de naturaleza normativa y presenta varias dimensiones.
Examinaremos una de ellas con mayor detalle en el prximo captulo, donde veremos que la eleccin entre
reglas, cuando esas reglas han de estar en funcionamiento durante una secuencia de juegos en los que lasfortunas de cada jugador son inciertas, implica algunas caractersticas especiales que no se dan en el contexto de
la eleccin dentro de reglas en las que las posiciones de cada jugador estn bien definidas. En concreto, la natural
predileccin por los conflictos de intereses est sustancialmente moderada en las elecciones sobre las reglas
mismas, ampliando el potencial de acuerdo concerniente a las reglas entre los jugadores.
Hay, sin embargo, otra dimensin del argumento normativo que presta ms atencin a las reglas que a los
resultados. Esto implica la afirmacin de que no pueden evaluarse con exactitud los resultados normativamente,
a menos que se tenga informacin sobre cmo se producen tales resultados. Puede enunciarse dicha afirmacinsobre la base de que el proceso tiene intrnsecamente una relevancia normativa o sobre la base de que la
informacin acerca del proceso proporciona, a cambio, una informacin sobre el resultado, sin la cual la evalua-cin es difcil o imposible.
Consideremos un ejemplo muy simple. Supongamos que se enuncie un resultado econmico particular en el
queA tiene 5 manzanas y 6 naranjas mientrasB tiene 10 manzanas y 9 naranjas. La evaluacin de este resultado
depende en parte de la informacin adquirida sobre el modo como se ha llegado a l. Supongamos que
descubrimos que fue as simplemente porque A cogi 6 naranjas que B tena previamente en su poder. Si
admitimos que la posesin de B se basaba en ttulos legtimos, el resultado puede ser consideradonormativamente sin atractivo, ya que procede del robo de A, es decir, debido a que el proceso seguido para su
consecucin implica la violacin porA de normas relevantes de conducta.
De la misma forma, en otros contextos, el resultado de una carrera, por ejemplo, puede no tener significancia
normativa. Cualquier resultado puede ser aceptable, con tal que las reglas sean justas y obedecidas. En otros
casos, no basta con que los resultados sean normativamente relevantes; tambin tienen que serlo los procesos. Esposible que un inocente sea errneamente condenado por un crimen, pero puede servirnos de consuelo que el
proceso judicial fue enteramente justo, aunque incluso as el jurado emiti un fallo equivocado. Del mismo
modo, un hombre manifiestamente culpable puede ser declarado inocente tras un juicio en toda la regla, aun
cuando el resultado sea debido a prejuicios. En ambos casos, tanto el proceso como los resultados tienen
importancia a efectos normativos.
Las reglas pueden ser normativamente relevantes en un sentido diferente, no porque los procesos conforme a
determinadas reglas tengan un valor independiente, sino porque la adhesin a ciertas reglas proporciona
informacin acerca del status normativo de los resultados. As ocurre en particular cuando el atributo del
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resultado que est en juego es su eficiencia.
Especficamente, si la asignacin de manzanas y naranjas entreA yB es el resultado de un intercambio libre
entre las partes, a partir de algn tipo de situacin inicial, y dado que las manzanas y naranjas manifiestan las
propiedades de los bienes privados convencionales, podemos presumir que el resultado de la asignacin eseficiente o al menos que el intercambio satisface la prueba de Pareto. En ausencia de informacin acerca de
cmo se alcanza el resultado final, no sera razonable en absoluto presumir la eficiencia. Y, verdaderamente,
a menos que el analista tenga el poder de leer las mentes de los individuos relevantes y discernir por medio delas funciones de utilidad de cada uno, sencillamente no sera posible hacerlo.
El hecho de que el resultado emerge de un proceso caracterizado por ciertas reglas proporciona una
informacin acerca del status normativo del resultado que de otra manera no sera posible. Aqu, el significadonormativo est vinculado al resultado, no al proceso; el proceso, sin embargo, proporciona una prueba de la
naturaleza del resultado.
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