Buchbinder, Pablo - Historia de Las Universidades Argentinas - Cap 10

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CAPITULO 10 LA UNIVERSlDAD EN EL PIN DE SIGLO EL SISTEMA UNIVERSITARIO EN LOS OCHENTA: LA RECONSTRUCCI6N En diciembre de 1983 se inici6 un nuevo y conflictivo proceso de transici6n democdtica. Las universldades fueron intervenidas ese mismo mes y a traves de un decreto del Poder Ejecutivo se dispu,o que funcionasen,obre la base de los estatuto, suspendidos despues de la intervenci6n de julio de 1966. Tiempo mas tarde se otorg6 un ",lio de plazo para la normalizaei6n de los diferentes c1austros. Las nuevas autoridades proclamaron su voluntad de restablecer las reglas democraticas en el interior de las instituciones de enseftanza superior, reconstituie los claustros docenres a partir del concurso y asegurar la participaci6n de graduados y e'tudiantes en eI gobierno de las casas de estudios. Al mismo tiempo, insistieron en la neee- sidad de reecear ul a convivencia y faemas de solidaridad en los claustros". Los requerimienros para normalizar la Universidad obligaron a implementar un masivo proceso de concursos que in- c1uy6, en algunos casos .. una revisi6n de los que se habfan IIevado a cabo durante la ultima etapa del gobierno militar. Un requisito indispensable para avanzar en la normalizaci6n consisda en contar con, al menos, un 51 % dd c1austro de profesores concursados. Se calcula que.se sustaneiaron entre 1984 y 1988, con este prop6sito, cerca de 15.000 concursos. Desde principios de 1986 se fueron conformando las asambleas universitarias, que designaron, por primera vez en mas de veinte anos, a las autoridades de las casas de estudios. En la gran mayoda de elI a, fueron las agrupacignes mas 214 ; ! I I j cercanas a la gobernante Union Cfvica Radical tas e1egidas para _ EI regimen militar dejaba comO hereneia unaUniversidad de limitada significaci6n desde eI punto de vista academico. La con. tribuei6n de la producci6n cientffica de las casas de estudios era mUy'pobre ya que durante eI gobierno dictatorial los r-ecurso, para Ia· investigaci6n habfan sido hacia organismos extraunlversitarios. La producci6n en clencias sociales era de esca- so valor academico. En este campo la situaci6n era mucho mas grave que en eI de las eieneias exactas, que eran muy pocos los cientistas sodales de alto nivel que permanecieron en las universi- dades durante la dictadura. Las instituciones universitarias asumieron, practicamente desde los inicio, del perlodo democratico, diferentes tipos de de- saflos. EI rector de la U niversidad de Buenos Aires, Francisco Delich, al selialar, poco tie!p.po despues de asumir su gesci6n, los principales problemas que deb!a afrontar, manifestaba que se encontraba con una Universidad de masas, practicamente sin investigaci6n, con sus orientaciones profesionalistas profunda- mente aeentuadas, ininersa en un proceso de deterioro de la for- maei6n de sus docentes y con graves problemas edilieio" agrava- dos por la explosi6n que habfa_experimentado la matrlcula duran- te ese mismo alio 1984. En terminos generales las restricciones aI ingreso. en la mayoda de las casas de estudios, fueron suprimidas, al igual que los aranceles que habfan regido desde finales de los 70. La cantidad de esrudiantes se increment6 enronees de manera 'sus- tancial. En 1984, ya los alumnos de las universidades superaban eI medio millon, acercandose a la cifra de 1975. En 1986 sumaban 664.000 y, en 1986, a1cantaron los 700.000. Este creeimiento fue impulsado mayorirariamenre pOl." las universidades del sector pu- blico. La participaci6n de las universidades privadas en eI conjun- to de la matrlcula del sistema se reduda asf, en 1986, a un 10% del total. EI numero de docenres debi6 aumentarse en forma eorrelati- va, pero tambien cambi6 su composici6n. En muchos casos, profe,ores y auxiliares que habfan sido cesanteados a partir de 1976 fueron reincorporados. Durante estos anos, el fue enrendido como la insrancia por excelencia para el acceso a los 215

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CAPITULO 10

LA UNIVERSlDAD EN EL PIN DE SIGLO

EL SISTEMA UNIVERSITARIO EN LOS OCHENTA: LA RECONSTRUCCI6N

En diciembre de 1983 se inici6 un nuevo y conflictivo proceso de transici6n democdtica. Las universldades fueron intervenidas ese mismo mes y a traves de un decreto del Poder Ejecutivo se dispu,o que funcionasen,obre la base de los estatuto, suspendidos despues de la intervenci6n de julio de 1966. Tiempo mas tarde se otorg6 un ",lio de plazo para la normalizaei6n de los diferentes c1austros. Las nuevas autoridades proclamaron su voluntad de restablecer las reglas democraticas en el interior de las instituciones de enseftanza superior, reconstituie los claustros docenres a partir del concurso y asegurar la participaci6n de graduados y e'tudiantes en eI gobierno de las casas de estudios. Al mismo tiempo, insistieron en la neee­sidad de reecear ula convivencia y faemas de solidaridad en los claustros". Los requerimienros para normalizar la Universidad obligaron a implementar un masivo proceso de concursos que in­c1uy6, en algunos casos .. una revisi6n de los que se habfan IIevado a cabo durante la ultima etapa del gobierno militar. Un requisito indispensable para avanzar en la normalizaci6n consisda en contar con, al menos, un 51 % dd c1austro de profesores concursados. Se calcula que.se sustaneiaron entre 1984 y 1988, con este prop6sito, cerca de 15.000 concursos. Desde principios de 1986 se fueron conformando las asambleas universitarias, que designaron, por primera vez en mas de veinte anos, a las autoridades de las casas de estudios. En la gran mayoda de elI a, fueron las agrupacignes mas

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cercanas a la gobernante Union Cfvica Radical tas e1egidas para ~drriinistrarlas: _

EI regimen militar dejaba comO hereneia unaUniversidad de limitada significaci6n desde eI punto de vista academico. La con. tribuei6n de la producci6n cientffica de las casas de estudios era mUy'pobre ya que durante eI gobierno dictatorial los r-ecurso, para Ia· investigaci6n habfan sido canaliz~dos hacia organismos extraunlversitarios. La producci6n en clencias sociales era de esca­so valor academico. En este campo la situaci6n era mucho mas grave que en eI de las eieneias exactas, y~ que eran muy pocos los cientistas sodales de alto nivel que permanecieron en las universi­dades durante la dictadura.

Las instituciones universitarias asumieron, practicamente desde los inicio, del perlodo democratico, diferentes tipos de de­saflos. EI rector n~rmalizador de la U niversidad de Buenos Aires, Francisco Delich, al selialar, poco tie!p.po despues de asumir su gesci6n, los principales problemas que deb!a afrontar, manifestaba que se encontraba con una Universidad de masas, practicamente sin investigaci6n, con sus orientaciones profesionalistas profunda­mente aeentuadas, ininersa en un proceso de deterioro de la for­maei6n de sus docentes y con graves problemas edilieio" agrava­dos por la explosi6n que habfa_experimentado la matrlcula duran­te ese mismo alio 1984. En terminos generales las restricciones aI ingreso. en la mayoda de las casas de estudios, fueron suprimidas, al igual que los aranceles que habfan regido desde finales de los 70. La cantidad de esrudiantes se increment6 enronees de manera 'sus­tancial. En 1984, ya los alumnos de las universidades superaban eI medio millon, acercandose a la cifra de 1975. En 1986 sumaban 664.000 y, en 1986, a1cantaron los 700.000. Este creeimiento fue impulsado mayorirariamenre pOl." las universidades del sector pu­blico. La participaci6n de las universidades privadas en eI conjun­to de la matrlcula del sistema se reduda asf, en 1986, a un 10% del total.

EI numero de docenres debi6 aumentarse en forma eorrelati­va, pero tambien cambi6 su composici6n. En muchos casos, profe,ores y auxiliares que habfan sido cesanteados a partir de 1976 fueron reincorporados. Durante estos anos, el c~ncurso fue enrendido como la insrancia por excelencia para el acceso a los

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cargos docentes. Los concursos permideron el regreso ala Univer­sid.d de academicos y dent1ficos alramenre capacirados. Su efecri_ vizaci6n oblig6 a much os profesionales a acrualizar sus conoci_ mientos y a dedicar mayor relevancia al rrabajo cientlfico. Esto irnpact6, a mediano plazo, en Ia calidad de Ia ensefianza impartida en las instituciones academic.s. En las facultades cientlficas se verific6, ademas, un proeeso par el eual parte de una generaci6n que habla completado su formaci6n en el exterior 0 fuera de los claustros pudo acceder, por primera vez, a Ia docencia en el nivel superior.

La reconstrucci6n universitaria iniciada en 1983 se llev6 a cabo sobre fundamentos que implicaban una visi6n absolutamente crltica de 10 actuado durante Ia dictadura, pero tambien de Ia experiencia de los afios setenta. Esto obligaba a generar nuevas reglas y procedimientos para el funcionamiento del mundo acade­mico, entre ellos el rechazo de plano a Ia violencia como forma de resolud6n de los conflictos, Ia necesidad de admitir el disenso y de ascgurar la eonvivencia entre sectores con disidencias polfticas e ideoI6gicas. Las nuevas.autoridades dedararon Ia necesidad de ase­gurar una selecd6n merirocratica de los do centes y terminar con todo tipo de discriminaci6n ideol6gica. Recrear las condiciones para la convivencia democratica eonstituy6 una eonsigna central de quienes asumieron por entonces la conducci6n de las institu­ciones. Por otro lado, se fue conformando una nueVa relaci6n entre Estado y U niversidad que aseguraba Ia vigencia de la .utono­mla. Esta tendencia fue reforzada por Ia sand6n, en 1988, de la ley sobre el regimen econ6mico-financiero de las universidades nacio­nales. Dicha ley permitla descentralizar la polltica de compras y contratadones de cada Universidad yelimin.r, adema., trabas bu­rocraticas para la asignaci6n y distribuci6n del presupuesto <:n

cada casa de estudios. Este instrumento legal conform6 el primer inten to en varias decadas de permitir a las universidades adminis­trar y generar sus propios recunos.

La investigaci6n cientlfica volvi6 a ser considerada como una funci6n esencial de Ia U niversid.d y se procur6 apoyarla a travl!s del impulso al sistema de dedicaci6n exclusiva a la docencia y de un conjunro de becas y subsidios para la formaci6n de j6ven"s cienrlficos. Con ese prop6siro se crearon, adema.. secrerarlas de

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Ciencia y Tecnica en Ia mayor parte de las casas .de estu·dios. En muchos casas los 'planes de la mayorCa de las carreras fueron revi­sados y reformulados. Durante estos afios se verific6 tambien un intento por dar un mayor desarrollo a los estudios de posgrado. En 1985 se cre6 el Sistema Interuniversitario del Cu~rto Nivel (SICUN). Esto organismo tenia como prop6sito central asegurar el crecimiento y desarrollo de los estudios de posgrado a partir de la articulaci6n de diferentes programas universitarios. Otra in no­vaci6n fundamental introducida durante estos alios fue Ia confor­maci6n del Consejo Interuniversitario Nadonal (erN). Esta insti­tuci6n agrupaba al conjunto de los recto res y permitla afrontar de una nueva manera los problemas del disefio y Ia planiflcaci6n de la polftica universitaria.

Los primeros afios del gobierno de Rani AIfonsln estuvieron signados por un notable optimismo en torno a la posibilidad de que Ia instauraci6n de Ia democracia contribuyese a resolver los problemas fundamentales de Ia sociedad argentina. De ese opti­mismo participaba tambien la mayor parte de los universitarios. EI partido gobernante adjudicaba una importancia central a la Uni­versidad, de donde provenlan, adema., muchos de sus rna. rele­vanteS dirigentes y que era. tambien, uno de sus principales bastio­nes pollticos. Aquellos afios estuvieron caracterizados por una es­trecha relaci6n entre la conducci6n universitaria y el Iideraxgo polltico del radicalismo en eI ambito nacional y por Ia fuerte he­gemonla de Ia agrupaci6n Franja Morada, brazo estudiantil del partido gobemante. Los esfuenos realiudos durante esta decada para reconfigurac el sistema universitario no fueron menores y dejaron sentadas a1gunas de las bases sobre las que se desenvolverla aquel en Ia decada siguiente. Sin embargo, estOs esfuenos encon­traron rapidamente lImites que se volvieron infranqueables en el corro plazo.

El optimismo que acompafio a los universitarios durante los primeros afios de Ia normalizacion fue reemplaxado por un cre­ciente desencanro. Este provino de una degradaci6n de las condi­ciones polfticas e institucionales y. sobre todo, de las materiales en que ejerdan su tarea. En 1988, los problemas presupuestarios se agudizaron con el incremento de los niveles infladonarios y, a principios de 1989, la hiperinflaci6n Iicu6 los presupuestos de las

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universidades. Los conflictos gremiales se agudizaron a finales del gobierno radical y las huelgas de los empleados administrativos y do centes se convirrieron en un elemento permanence y cotidiano de la vida academica, afectando de manera sustanciaI las [areas de Investigaci6n y, sabre todo, de docencia.

El deterloro de la situaci6n econ6mica y las carencias presu­puestarias generaron un crecimiento notable de la conflicrividad en las instiruciones universitarias. Esras mismas carencias se agra­varon por el ya mencionado crecimiento de Ia matrlcula. En este sentido es preciso realizar algunas observadones sabre el proceso de expansion de los alios ochenta. Deben destacarse, en esra pers­-peceiva, dos aspectos. En principia, com~ han sefialado varios es­pecialistas, el incremento de la matdcula no fue acompafiado par un crecimiento correlativo de los aportes estatales a las universlda~ des. Por otro Iado, e! mismo crecimiento absoluto de! numero de estudiantes oblig6 a realil.ar reformas edilidas y de equip'amiento que posibilitaron un autentico proceso de capitalizaci6n de las casas de estudios. En 1987, por ejemplo, Ia proporci6n del presu­puesto destinada a equipamlento y construcciones unlversitarios lIego a un 20% del total de los recursos dedicados aI area. Estos datos, se ha senaIado, revelan que eI costo del crecimiento de Ia matricula impulsado par el ingreso irrestricco fue compensado, principalmente, por los docentes y.empleados administrativos, cuyos salarios disminuyeron de manera constanCe. Esta situaci6n conspiro contra el exito de los esfuerzos que se llevaron a cabo durante aquellos anos para reconstruir el fundonamiento de la institucion universitaria.

Par otrO lado, estas carencias tambien afectaron los intentos . de innovar 'en 10 referente a la diversificad6n y transformaci6n del sistema. Durante estos afios se avanzo en la creaci6n de una sola universidad nacional, la de Formosa, y practicamente no se autorlz6 la creacl6n de nuevas universidades privadas, a pesar de que se elevaron una decena de pedidos en ese senti do. Al finalizar Ia decada, los intentos renovadores habIan perdido su Impetu inicial. Esto se debi6 en parte a las limitaciones senaladas, pero tam bien a Ia rapida consolidacion dentro de las universidades· de una coalicion de poder integrada por un sector del profesorado, una parte de la dirigencia estudiantiI y un sector de los gradua-

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dos, vinculados por 10 general con los auxiliares docentes. EI balance de Ia situaci6n universitaria que podIa !levarse a cabo entonces, a fines de Ia Mcada del ochenta, presentaba matices rouy diversos. La orien~aci6n profesionalista segu!a pred.ominan­do en el co·njunto del sisrema. Si bien Ia ensenanza universitaria de las cienciassociaIes y las humanidades habla experimentado cam bios notables, las facultades profesionales que segulan con­trolando I. Universidad estaban escasameme renovadas. EI mo­delo dasico de las universidades divididas en facultades, hegemo­nico a principios del siglo XX, predominaba daramente al CO"

menzar Ia ultima decada del siglo.

Los 90: LA CONSTRUCCI6N DE

UNA NUEVA AGENDA UNIVERSITARIA

EI 8 de jUlio de 1989, en el marco de una profunda crisis econ6mica signada por Ia hiperinflaci6n y de un proceso de descomposicion polltica excepcional, el radical RaUl AlfonsIn abandono Ia presiden­cia de Ia Nadon, que fue asumida por eI peronista Carlos Saul Menem. Durante los ultimos tiempos del gobierno radical un dis­curso fuertemente apoyado de.de los medios de comunicaci6n ma­sivos atribula Ia crisis al excesivo gas to <;let Estado y al deficit gene­rado en las cuentas publicas. EI gobierno de Menem inido una polltica que, con el consenso de Ia sociedad civil, incluy6 Ia privati­zaci6n de las principales empresas en manos del Estado y Ia conce­sion de los servicios pubIicos a firmas, en su gran mayoda, extranw

jeras. La polltica implementada por el gobierno peronista y favore­cida par una coyuntura internacional que generaba una gran masa de capitales disponibles dobleg6 Ia inflacion en poco menos de dos anos, 10 que contribuy6 a que el gobierno ganara las elecciones celebradas en 1993 ya que Menem pudiese ser reelegido en 1995.

EI nuevo gobierno Iogro hacerse con eI control de Ia mayorla de las provincias y del Congreso, pero tllVO notorias dificultades para conformar nudeos de apoyo solidos y consistentes en las universidades. 5610 en aigunas casas de estudios del interior, gru­pos afectos al peronismo se alzaron con Ia conducci6n de las ins­tituciones. La predica que vela en un sector publico sobredi~

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r mensionado Ia causa de la crisis econ6mica alcanz6 tambien a I . 'd d L as unJVers! a es. a casa de estudios superiores portefia fue blanco

de estos ataques, que Se prolongaron a 10 largo de roda la decoda del n~venta, sefialandose su ineficiencla, los aIros Costas y la magnltud de su gasto poLitico. Sin embargo, la institucion no fue afectacla sustancialmente en su funcionamiento durante estos anos. De hecho, el rector electo en la Universidad de Bueno Aires en 1986, Oscar Shuberoff, reconocido militante radicat sobrevivio pollticamente al propio Menem ya que abandon6 s~ cargo recien en 2002.

En este contexto, a princi pios de la decada del noventa se fue configurando una nueva agenda de problemas universitarios. La cuesti6n universitaria de finales del siglo XX se constituyo en torno a. ~n canjunro ~e te~as, algunos nuevos, otros surgidos con la apa­nCl6n de la UnlVer51dild de masas. En esta agenda se situaron en lIn lugar prioritario los problemas vinculados con la administraci6n y gesti6n del presupuesto universitario, las polfticas de admision de los estudiantes, las formas de remuneraci6n del personal docente y no docente, ellugar de la investigacion en la Universidad y la con­formaci6n de la oferta curricular. En cierta medida, durante los 90, la legitimidad del sistema universitario abierto, signado por eI ingre­so irrestricto y la gratuidad y consolidado en los ochenta, fue puesto en cuestion en eI marco del auge de las ideas neoliberales sobre la inversion en la educacion y de la difusion de las propuestas elabora­das por diferentes organismos internadonales, en particular el Ban­co M undiaI, en torno a la reorganizaci6n del sistema universitario. En el contexto privatizador y conservador de la decada de 1990 se pusieron en cuesdon el sentido social, la prioridad y la naturaleza de la inversi6n en educad6n superior.

De esta forma, durante gran parte de esta decada los temas vinculados con el financiamiento, el arancelamiento y la uriliza­cion que las casas de estudios hac/an de los fondos estatales pasa­ron a ocupar un lugar central en la agenda del debate educativo e incluso economico. Esta agenda surgio de un diagnostico de los problemas de la Universidad argentina elaborado durante los pri­meros alios de los noven[a. Durante estos afios, el escenario' uni­versitario presentaba un nuevo tipo de interrogantes, algunos de elIos en consonancia con tendencias que se ... verificaban en otros

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palses del mundo. EI problema principal ya no eadicaba en el crecimiento del sistema 0 en la planific.aci6n de su expansi6n. Las preguntas fundamentales remitlan ahora a una nueva cuesti6n: la de la calida~. La cuesti6n de la calidad se articulaba estrecha,mente con otra: la de la evaluacian.

De esta forma, las cuestiones que entraban en la nueva agen­da eran de diferente Indole e involucraban.distintos aspectos de la vida universitaria. La poHtica de admisi6n. pnicticamente sin res­tricdones, habla provocado, desde 1984, un notable incremento deJa matrlcula pero no resolvia problemas. de muy larga data en la vida universitaria, como el de la deserdon 0 eI del tiempo prolon­gada que insumCa la realizaci6n de las carreras. El censo universi­tario realizado en 1994 confirmo que un 42% de los alumnos universitarios abandonaba sus estudios en el primer ano y que s610 un 19% Hegaba a graduarse. Revelaba tam bien que el cuerpo do­cente de las universidades estaba integrado todavla mayoritaria­mente por docentes con dedicacian simple consagrados solo a la docencia sin el compromiso de Hevar a cabo acrividades de inves­rigaci6n. Los salarios de docentes y empleados administrativos de las casas de estudios mostraban ademas niveles muy bajo •.

EI sistema unlversitario incluCa, por otra parte. instituciones public~ y privadas, y ademas exisda un sistema de educacion su­perior no universitaria que habla crecido notablemente en las de­cadas del setenta y del ochenta. La educacion superior en su con­junto agrupaba ya a principios de los noventa a casi un mill6n de estudiantes. EI sistema se encontraba profundamente desarticula­do y estaba caracterizado por una notable superposicion en mate­ria de oferta curricular. Los posgrados crecieron durante los anos ochenta (a finales de la decada habla ya 500 carreras de este tipo) de una manera extremadamente desordenada.

Durante los primeros anos de los 90 comenza a diseilarse un proyecto para avanzar en la tesoluci6n de los problemas mendo­nados. Esto ocurda, ademas, en un contexto de profundos cam­bios en las polleicas de ensenanza superior en la mayorla de los palses occidentales. Por otra parte, la disponibilidad de recursos por parte del Estado durante los primeros noventa permiti6 gene­rar llna serie de instrumentos desrinados a revertir los. aspecto:s negarivos evidenciados con los diagn6sticos en boga del sistema

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universitario. Dos hiros en ese proceso de planificaci6n de carn­bios fueron la creacion, en' 1993, de la Secretarla de Politica, Universitarias (SPU) y la sancion, en 1995, de la ley 24.521, de educaci6n superior. Esta ultima venra a cubeir un vado lega1. Desde 1986" cuando hab!an culminado los procesos de normaliza­cion de las universidades rtacionales. no existla un dispositivo que regulara eI sistema en su conjunto. La ley fue discutida y ,echazad. en algunos ambitos universitarios, aunque fue sometida a un largo proceso de consultas y debates. Como 10 refleja su denominacion, involucra al conjunto del sistema de educacion superior y no sola­mente al universltario, y establece, ademas, una serie de pad.me­ccos generales a los que deben sujetarse las casas de estudios dejan­do la implementacion y definicion de los aspectos especlficos a 10, estatutos de cada Universidad. La nueva normadva reconoce el rol primordial e indelegable del Estado en la prestacion del servicio de educacion superior de caracter publico, procura avanzar en la in­tegraci6n y articulaci6n de los sistemas de ensef1anza superior uni­versltaria y no universitaria y crea la figura de los colegios univer~ sitarios. Estos ultimos son concebidos como instituciones tercia~ rias, no universitarias. que deben asociarse con una 0 mas univer­sidades para acreditar carreras y programas de formaci6n y capaci­taci6n. La ley reconoce tambien, a traves de diferentes especifica­dones contenidas en sus ardculos, la autonom{a, reafirmando asl una antigua tradici6n. Finalmente, disposiciones complementarias sancionadas tiempo despu~s reforzaron ciertos margenes de la pro­pia autonom!a al permitir a las casas de estudios fijar las condicio­nes laborales y salariales de sus do centes y'no docentes.

La nueva normativa dispuso que el diselio y la implementa­cion de las pollticas generales en el area corresponden a las auto­ridades de la SPU y del Ministerio de Educacion. Estas pollticas deber!an llevarse a cabo a partir de la participacion de un conjunto de organismos, algunos de ellos creados par la misma ley. As!, se contempla la existencia para la coordinacion del sistema del Con­sejo de Universidades (CU), de los Consejos Regionales de Plani­ficacion de la Educacion Superior (CPRES) y de la Comision Nacional de Evaluacion y Acreditacion Universitaria (Coneau), responsable, esta ultima, de la evaluacion. Simultaneamente se conforma el Sistema de Informacion Universitaria (SIU). Este tie-

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ne como prop6sito central generar informaci6n que permita plani­£lear. pollticas e instrumentar correctamente decisiones sobre dis­tintos tapicos del sistema universitario. El Consejo de Universida­des. mientras tanto, es un organa que coord ina el conjunto del sistema universitario y se edge como un generador de polCticas educativas en este niveI. Em! integrado par representantes del eIN que, como sefialamos, nuclea a los recto res de las universida­des nacionales, del Consejo de Rectores de las U niversidades Pri­vadas (CRUP), de los Consejos Regionales de Planificacion de la Educacion Superior (CPRES), del Consejo Federal de Cultura y Educacion y es presidido, final mente, por el ministro de Cultura y Educaci6n. Sus decisiones son, en muchos aspectos, vinculantes y tiener entre sus atribuciones, las de proponer y generar estrateH gias para eI desarrollo universitario y coordlnar la cooper.cion entre las diferentes insrituciones que conforman el sistema. Los acuerdos que, en este ambito, se establecen son fundamentales, por eje'mplo, para fa conformacion de 105 contenidos curriculares b:!sicos a para la fijacion de la carga horaria de los planes de estudios con reconocimiento oficial, entre otros campos. En los llamados Consejos Regionales de Planificaci6n de la Educacion Superior (CPRES) se encuentran agrupadas y representadas las univecsiaades nacionales y privadas, los gobiernos provinciales y, a trav~s de la Secretarla de PoHticas Universitarias, las autoridades del Ministerio de Educacion de la N acion. El objetivo de estos organismos consiste en sugerir poHticas en materia de formaci6n de recursos humanos, coordinar pollticas de investigaci6n y aseso­rar en la' articulaci6n .de estrategias entre los diferentes niveles eaucativos. El horizonte inmediato de estos organismos es, como 10 indica su denominacion, la regi6n.

Paralelamente, dos mecanismas. se organizaron tambien durante esos afios para incidir en la transformaci6n de la planta dacente universitaria, modificar los mecanismos de remunera­cion y formacion del personal docente y renovar el equipa­miento de las universidades:- el Program a de Incentivos para los do centes investigadores y eI Fonda para eI Mejoramiento de la Calidad Universitaria (FOMEC). El Programa de Incentivos, implementado des de finales de 1993 par la SPU, constituyo'un elemento fundamental de la polltica universitaria del gobierno

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nacional. Su prop6sito consiste en estimular las actividades de investigaci6n en las universidades nacionales. EI prograrna par­tla de la constataci6n de que menos de un 15% de los docentes universitarios participaban en actividades de investigaci6n cientlfica y tecnol6gica. Adernas, en los fundamentos que Ie dieron origen se subrayaba tarn bien el bajo nivel de los ingresos de los investigadores y las dificultades de rnuchos docentes para lIevar a cabo tareas cientlficas. EI Prograrna de Incentivos in­cluy6 entre sus objetivos, ademas de la promoci6n de las tareas ciendficas en terminos generales, la creacion de condiciones para la transformaci6n de la planta docente a partir del incre­mento de las dedicaciones serniexclusivas y exclusivas y el estf­mulo a la conformaci6n de nuevos grupos de investigaci6n. Se destin6 asl una partida especlfica del presupuesto universitario con el prop6sito de retribuir a aquellos do centes del sistema universitario que cumpllan con los requisitos establecidos por el programa. Esto implicaba dictar un numero determinado de horas de clase, realizar actividades de investigaci6n y haber sido categorizado por una comisi6n especial. La categorizaci6n y la evaluaci6n del proyecto deb Ian. de acuerdo con 10 dispuesto por las autoridades del ministerio, estar integradas con al me­nos un 50% de miembros externos a la Universidad. En fun­ci6n de la categorla asignada y su dedicaci6n, los miembros del programa redben una suma de dinero cuyo monto es detcrmi .. nado por el propio ministerio y que es similar en todo el siste­ma. En algunos casas, el sistema de incentivos permiti6 un incremento salarial de hasta un 60%.

Por otro lado, los incentivos constituyeron un instrumento que permiti6 introducir la cuftura de fa evafuacion en las univer­sidades. Hacia 1996 ya veintisc!is mil docentes habian sido cate­gorizados y cerca de veinte mil recibian los incentivos. Segun las autoridades ministeriales, esto implicaba que en 1997 un 23% de la plania universitaria realizaba investigaci6n frente a un 11 % de 1993. Sin embargo, se ha cuestionado tambien la idea de que los incentivos hayan incidido sustancialmente en el desarrollo y perfeccionamiento de la investigaci6n cientlfica, ya que aparen­temente muchos de los que se incorporaron al sistema no son verdadera y autenticamente investigadores. Ademas, ha generado

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practicas que privilegian los aspectos cuantitativos del trabajo ciondfico sin avanzar en una modificaci6n sustancial del modo en que se concibe a la ciencia en la Universidad. Finalmente, este sistema incidi6 en la conformaci6n de una nueva jerarqula del cuerpo docente de las universidades que era paralela pero distin­ta en much os casos de la establecida por las mismas instituciones, introduciendo un factor no .menor de conflictlvidad.

Otr. iniciativa que procur6 incidir en la transformaci6n del sistema fue el Fondo para el Mejoramiento de 1. Calidad Univer­sitaria (FOMEC). En este caso se trat6 ,de la conformaci6n de un fondo destinado a esrimular y llevar a cabo proyectos de mejora­mien to de la calidad de la enselianza. Esto. fondos, en sus orlgenes constituidos a traves de creditos del Banco Mundial, fueron asig­nados a las universidades -previo concurso- para el desarrollo de determinado tipo de acciones. En 1a gran mayorla de los casos, se trataba de becas para que los docentes realizasen' estudios de posgrado 0 efectuasen pasandas en centros academicos del exte­rior, recursos para el desarrollo de bibliotecas, equipamiento de laboratorios, honorarios de consultorlas para la renovaci6n de los planes de estudios y, ademas. programas para la mejora de los sistemas de gesti6n. La implementaci6n de estos proyectos exigla la conformaci6n de una contraparrida por parte de las universida­des. EI FOMEC se cre6 en 1995 pero fue dejado sin efecto a raiz de la crisis iniciada en 2001. Su impacto en las casas de estudios fue notablemente desigual. Un 84% de los recursos fue asignado a las ciencias basicas y tecnol6gicas, relegando considerablemente a las ciencias sociales y las humanidades. Ademas, los recursos de este programa pudieron ser utilizados de manera mas frecuente por las universidades de tamalio mediano y pequelio. Los proble­mas vinculados con la disponibilidad de fondos de contraparte y con la complejidad de la normativa que regia 1. implementaci6n del sistema no fueron menores.

La polltica universitaria avanz6 asl en dos direcciones duran­te aquellos alios. En primer termino, en un proceso de descentra­lizaci6n que involucr6, entre otros aspectos, a las pollticas salaria­les y laborales con respecto a sus docentes y no do centes. Por otra parte, mecanismos como el FOMEC 0 el Programa de Incenrivos se constituyeron en instrumentos en manos del gobierno nacional

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! : para incidir en el desarrollo interno 'de las universidades y tambien . constiruyeron faccoces de uniformizaci6n. Estos programas fuero~ fuertemente cuescionados, ya que se los consider6 instcumentos que afectaban la autonomla universitaria y permitlan, en forma indirecta, la injerencia del gobierno nacional en el funcionamiento interno de las casas de esttidios. EI hecho de que. a menudo. de­pendiesen de la disponibilidad de fondos provenientes de organis­mos inrernacionales no f~e un elemento menor en las crfticas que se les formularon. Peco. sm duda. el aspecro que introd ujo mayo­res condicionamientos en el funcionamienro interno de las univer­sidades durante los 90 y que fue. consecuentemente. el mas resis­tido. se vincula can la polltica de evaluacion.

LA EVALUACION UNIVERSITARlA: LA COMISION NACIONAL DE EVALUACION Y ACREDITACION UNIVERSITARIA (CONEAU)

Uno de los ejes de la polltica del gobierno hacia las universidades durante los noventa estuvo centrado en la evaluaci6n institucio­na!. Como ya selialamos. la preocupacion par la caIidad se tradu­jo en la incorporacion sistematica de la eValuacion como una nueva pra.ctica en la vida universitaria argentina. Las disposicio­nes y normativas sandonadas desde los noventa aseguraron la creaci6n de instancias de evaluaci6n que, se sosten!a, renlan el proposito de asegurar mejoras en el funcionamiento de las uni­versidades. La Ley de Educacian Superior crea la Comision Na­cional de Evaluaci6n y Acreditacion Universitaria (Coneau), cUya funcion consiste. justamente. en acreditar la calidad de las carreras de posgrado y de las de grado reguladas por el Estado y. en !Ineas generales, del funcionamiento de rodas las instituciones de educacion superior. La Coneau surgio concebida como un organismo descentralizado y aut6nomo- integrado por doce miembros_Tres de ellos son designados par eI Senado. tres por la C~mara de Diputados. tres por el CIN. uno par el CRUP. uno por eI Ministerio Nacional de Edueacion y uno par la Academia Nacional de Educacion.

Las politicas de evaluacion. de las que la Coneau es resultado directo, que los organismos inrernacionaies como eI Banco Mun-

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dial aeonsejaban implementar para elevar la eReiencia del sistema universitarici, fueron introducidas' en la Argentina a partir de la decada del noventa. La evaluacion de la calid.d surgio entonees como un aspecro relacionado, en forma directa. a las exigencias formuladas por organismos como el ya mencionado, para otorgar apoyo financiero al sistema.

De acuerdo con 10 sefialado en diversos documentos emitidos por la misma Secretarla de Pollticas Universitarias, el propos ito de la Coneau consisre en proporcionar informacion que permita dise­fiar poHricas para mejorar el funcionamiento de las insrituciones. En esre senddo, es concebida como una herramienta para transfer­mar la realidad universitaria. Sus funciones son la acreditaci6n periodica de las carreras de posgrado. la evaluacion de las propues­tas de _creaci6n de nuevas universidades e institutos universitarios privados y la acreditacion periadica ·de las carreras de grado cuyos titulos cortesponden a profesiones reguladas por el Estado como medicina ° ingenierfa. entre orras.

En una primera etapa, la evaluacion y. en Hneas generales, la intromisi6n de Ia Caneau en el funcionamiento interno de las casas de estudios fue rechaz.da par arnplios sectores de la comunidad universitaria. sobre todo en el ambito de la Universidad de -Buenos Aires. Esta oposid6n: se cruzaba· con enfrentamientos entre quienes condudan la mayor parte de las universidades y las autoridades del gobierno nacional, pertenecientes a agrupaciones de diferente signa polItico. Perc. en la mayor parte del sistema universitario, la evalua· cion termino siendo aceptada. Desde su creacion hasta principios de 2002, la Coneau impulso el proceso de autoevaluacian de 39 uni­ve~sidades (la evaluacion es concebida a partir de dos instrumentos. la autoevaluacian y la evaluaci6n externa). implementa 37 evalua­ciones externas y acredito casi 1.400 programas de posgrado. En este ultimo aspecto procur6 incidir decisivamente en el ordena· miento de la of efta de dtulos y carreras.

LAS NUEVAS UNIVERSIDADES

Un intenso proceso de creaci6n de universidades tuvo .lugar en la decada de los noventa. Este movimiento involucro en principio al

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ambito privado. Se verific6 entonces un crecimiento importante de los esrablecimientos privados de enseiianza superior. Las au{o­ridades oficiales habfan restringido el otorgamiento de los perm i-50S para la fundacI6n de nuevas instituciones durante los- ochenta, pero esta poUtica se revirti6 al comenzar la decada siguiente. En 1985 habfa 20 instituciones universitarias privadas y casi diez afios despues el numero se habfa elevado a 44. A finales de 2003 se registraba la existencia de 52 universidades. La autorizaci6n para crear nuevas Insdtuciones privadas fue justificada en los noventa con el argumento de que contribufan a elevar la competenda en el sistema y eS.to, a la vez, permitfa incrementar la eficiencia en su conjunto. Por otro lado, se afirmaba tambien que constitufan un mecanismo por el cual el sector privado ayudaba a financiar pardal­mente la educaci6n superior. Durante los primeros afios de la dec.­da, el sistema privado experiment6 una notable expansi6n de la matdcula, muy superior a la del publico. Hacia 1995, un 17% del total de los alum nos universharios cursaba sus estudios en aIguna Universidad privada. Durante aquellos afios tamhien el sector de las universidades privadas experiment6 un proceso de diforendad6n interno. A las casas de estudios de caractor confesional, predomi­nantes hasta principios de la decada de 1980, se sumaron institudo­nes orientadas a la formaci6n empresarial y otras conformadas sabre la base del modelo de las casas de estudios norteamericanas e ingl,,­sas, integradas por profesores fuN-time y con actividades de investi­gad6n, como las de San Andres y Torcuato Di Tella. Un rasgo particular del sistema fue que las instituciones que mas crecieron estaban concentradas en las ciencias sadales y, parcialmente, tam­bien en las de la salud.

Por otro lado, como ya sefialamos, durante la decada de 1970 se fundaron varias instituciones universitarias que tenCan com.o objetivo principal terminar can la gran cantidad de alumnos y recursos concencrados en las universidades de Buenos Aires y La Plata. Esta vol un tad de descentralizaci6n del sistema tambien in­fluy6 en la creaci6n de nuevas institudones publicas que tuvo lugar durante los prim eros afios de la decada que nos ocupa. La fundaci6n de nuevas casas de estudios superiores privilegi6 ahara el area que circunda a la ciudad de Buenos Aires. Entre 1989 y 1995 fueron creadas seis universidades en el conurbano bonaeren-

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se. Las de Quilmes y La Matanza en septiembre .de 1989, las de General Sarmiento y General San Manfn en 1992, y las de Tres de Febrero y Lanus en 1995. A estas creaciones se sum6 la nacionali­zaci6n de la Universidad de La Rioja, en 1993, y las creacjones de las universidades de Formosa en 1988, de la Patagonia Austral en 1994 y Villa Marfa en 1995. En este proceso inddie~on tambien motivadones pollticas. La presi6n par la creaci6n de nuevas insti­tUclones era ahara motorizada par varias intendentes de las regio­nes del can urbano y canalizada, par 10 general, a traves de los diputados nacionales originarios de sus distritos sin que mediaran, en varios casas, serios estudios de factibilidad ..

Como en los afios setenta, estas universidades eran concebi­das can el objetivo de ofrecer altemativas de educaci6n superior y universitaria a la poblaci6n joven de la regi6n. La idea era perm i­tirle a esta poblad6n seguir sus estudios ,in necesidad de trasladar­se hasta los grandes centr~s merropoliranos, can el aharro consi­guienre en materia de tiempo y dinero. Pero mientras las univer­sidades creadas durante los setenta terminaron reprodudendo, en Hneas generales, las estructuras institucionales (organizaci6n por facultades, carreras profesionales de larga duraci6n) propias de las grandes casas de estudios existentes en aquel enronces, las surgidas en los, noventa adoptaron nuevos modelos organizadonales y per­mitieron, ademas, el armada de proyectos institudonales que ,e­gulan las sefia/es emitidas desde el Ministerio de Educaci6n .. Se descart6 en muchos casas la antigua <structura basada en la divi­si6n par facultades y se adopt6 Ull modelo que privilegia la confor­mad6n de escuelas, institutos y departamentos, en los que se arti­culan en forma estrecha investigad6n y docencia. La U niversidad de La Matanza, par ejemplo, adopt6 una organizad6n departa­mental al igual que la de Quilmes. La de General Sarmiento opt6 por una organizaci6n a rcaves de institutos en los que, segun_ su estatuto, se unen la foemaci6n, la investigaci6n y los servicios a la comunidad. Ademas privilegiaron, por 10 general, el disefio de carreras no tradidonales y la implementad6n de tftulos interme­dios. Par otro lado, priorizaron sistemas de alta dedicad6n y nue­vas foemas de remuneraci6n de sus docentes. La conformaci6n de nuevas universidades contribuy6 tambien a que el sistema adqui­riese un alto grado de heterogeneidad, aunque estas s610 concen-

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\' -, ;, traran una muy pequena porci6n de la ma(ricuia universltaria. Pem hacia 2004 las universidades pequenas hablan comenzado a absorber una porcion cada vez mas relevante de aquella, Entre 1998 y 2003, la matrfcula de las universidades del conurbano cred6 entre un 19 y un 32%, mientras que la de Ia Universidad de Buenos Aires aumento solo eI 3,8% anua!.

LA UNIVERSIDAD ARGENTINA EN LA PRIMERA DECADA

DEL SIGLO XXI

Los criterios y pautas de evaluad6n y los programas sostenidos par los organismos ministeriales como el FOMEC a el Programa de Incentivos fueron aceptados por el conjunto de Ia comunidad aca­demica, aunque con ciertas resis.tencias, sabre todo en las univer­sidades mas grandes, como la de Buenos Aires. A estas pautas se supedir6 la posibilidad de obtener fondos adicionales para incre­mentar los magros salarios de los do centes, para equipar bibliote­cas y laborarorIos 0 formar recursos humanos. Los fondos para las universidades, en conjunto, aumentaron durante los 90 en propor­cion al PBI -el presupuesto asignado por el Estado a las univer­sidades publicas aumento un 67% entre 1989 y 1997-, pero ese aumento fue insuficiente par el notable incremento que experi­mento Ia matrleula. En 1992 habfa ya mas de ochocienros mil estudiantes universitarios, casi setecientos. mil de elIas en. el siste­ma publico. Seis an os despues superaban el millon cien mil, de los cuales ochocientos sesenta mil, aproximadamente, desarrollaban sus estudios en instituciones estatales. A fines de 2003, las estadIs­ticas.oficiales registraban un mill6n doscientos setenta y ocho mil estudiantes en el sistema universitario publico y doscientos quince mil en el privado. Durante ese mismo afia se verificaron trescien­tos setenta mil nuevos inscriptos y egresaron casi setenta y cinco mil estudiantes. EI sistema estaba integrado par treinta -y ocho universidades estatales, cuarenta y un privadas, seis institutos uni­versirarios publicos, dace institutos universitarios privados, una Universidad inrcrnacional y una provincial.

Muchos de los pronosticos apocallpticos sabre la evolucion de la Universidad, previsros a principlos de los novenra, no se

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j cumplieron. Ni los estudios de grado se arancelaron masivamente ni se restringi6 el acceso. U nas pocas instltuciones publicas de enseiianza s·uperior aceptaron imponer aranceles a sus estudios de grado, aunque los generalizaron en el caso de los posgrados. Solo en algunas facultades, sabre todo en las d,e Medicina,. se impusie­ron severos examenes de ingreso. Ames de Ia devaluacion de 2002, muchos de los Indices cuantitatlvos de la educaci6n universitaria de Ia Argentina se asimilaban a los de los de paises desareollados. La poblacion universitaria de la Argentina, levemente superior al 24,1 par mil habitantes, mostraba un In dice solo alga inferior a los de Espana y Francia (26,6 por mil) y superior al de Japon (21,2 par mil). Las gastos del sistema de gestion estatal par egresados universirarios eran sllperiores a los de muchos paises desarrollados, aunque, par sllpuesto, el gasto anual por alumna universitario era considerablemente menor.

De todas formas, el sistema sobrevivio durante Ia ultima eta­pa de los novenra en un contexto de fuerres restricciones y presio­nes para disminuir el presupuesto del sector. Pero, incluso en esos afios, las casas de estudios Iograron contrarrestar algunos de los intentos mas ostensibles de podar los presupuesros, establecer res­tricciones masivas al ingreso 0 arancelar indiscriminadamente los estudios de grado. euando en, 1999 se anuncio un recorte en el presupuesto universitario de cas! den millones de pesos, la comu­nidad universitaria reaccion6 movilizandose en las calles, el ajuste fue descartado y estas circunstancias lIevaron al gobierno de Menem a una de SlIS ultimas crisis de gabinete. Una situaci6n similar se produjo en 2001, ya en tiempos del gobierno de Ia Alianza. La decisi6n, una vez mas, de restringir los fondos para las universidades provoco Ia cerrada reacci6n de la comunidad acade­mica, que conto can el apoyo de la opinion publica. Los episodios reflejaron, en gran medida, el pape! que Ia educaci6n, incluso la universitaria, conserva en el imaginario de los argentinas como instancia para el ascenso social y la fuerza de las noc!ones colecti­vas en torno a Ia responsabilidad indelegable del Estado en su promoci6n, aun en estoS tiempos. Por otco lado, mos(raron la solidaridad interna del cuerpo universitario. Docentes, empleados y estudiantes se movilizaron en forma conjunta. Obtuvieron un apoya, practicamente sin reservas, de la mayor parte del areo opo-

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sitor, encontraron un eco significativo en e:I Congreso y mosrraron una natable capaddad para defenderse carparativamente y pele.r par sus recursos. Orros segmentos del sistema educativa ruvieron un exita considerablemenre menor en estos mismos intenros.

Par otro lado, se revelaba ya can c1aridad al promediar la primera decada de este sigla que la poHtica de los noventa, basada en los conceptos de la evaluaci6n y la calidad, no habla logrado modificar las variables basicas de la vida universitaria. No consi­gui6 redudr los Indices de deserci6n, la larga duraci6n de las carre­ras ni reoriencar signific.civamente la matdcula. Los datos del ano 2003 mostraban que en eI sistema publico las carreras de abogacla, contador publico y medicina concentrahan mas de un 25% de la matrlcula.

Despues de la crisis de 200 I, aunque la cuesti6n presupuesoo

caria no mejor6 suscandalmente, eSCe tipo de problemas pas6 a un segundo plano ya que eI discurso ofidal abandon6 la predica del ajuste en el sector estatal y, consecuentemente, en las casas de escudios. Ocra c1ase de cuestiones ocup6 entonces eI primer plano de la agenda del debace universitario, relegando el cono quiz:is excesivamente economicista caracterfsrico de los debates sobre la Universidad de los ultimos afios del siglo XX.

La Universidad argentina experimenta hoy oCro tipo de pro­blemas y conflictos, que se enmarcan en el proceso de crecienre degradaci6n institucional que vive el pals desde hace ya unos afios, y que en los primeros tiempos de este siglo no han hecho sino agravarse. EI gobierno de las universidades sufre una severa crisis de representatividad, faccor que desencadena tensiones de distinco tipo. Las normas sancionadas par la Reforma del 18, cuyo esplricu impregna aun hoy los estatutos de gobierno de las universidades, otorgaron derechos pollricos al gmeso de los actores de la vida universitarla -profesores titulares, suplentes, estudiantes, y en algunos casas a los diplomados- y terminaron asl con eI gobierno de pequenos drculos de notables, que deddlan sabre la vida de las casas de estudios par 10 general sin desempenar en eUas ningun tipo de actividad. En aqueUos tiempos, los estudiantes universita­rios en todo eI pals no Uegaban a los ocho mil.

Can la masificacion de la ensenanza superior en los afios cincuenr3, estas circunstancias se modificaron en forma sustancial.

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Algunas facultades de I. Universidad de Buenos Aires super.n hoy los veinre mil estudiantes y I. amonomla en la que pens.ban los reformistas del 18 se ha convercido en la gar.nda del control de las universidades par grupas muy reducidos. Las leyes y est.tutas vi­gentes garanrizan, siguiendo tam bien la tradici6n ref9rmista, la mitad de las plazas en los comejos directivos a un sectar dentro del claustra docente: el de los profesores. EI alza de la matdcula du­rante los "ltimos anos estimuf6 el aumento de la planta docente que, aunque no sigui6 el cirmo de crecimiento de fa primera, fue relevanre y mas significativa entre los auxiliares y asistenres que entre los profesores, disrorsionando aslla piramide. Pero, ademas, la posibilidad de e1egir y de ser e1egido para los cargos directivas en las universidades est:! Iimitada, par 10 general, a aqueUos profe­sares que han accedido a sus cargos par concurso. EI pro.blema principal es que, en la mayar parte de las casas de estudlOs, eI numero de docentes concursados es muy bajo en relaci6n can quienes efectivamente ensefian, y no supera, por 10 general, e? l~s universidades de las grandes ciudades, el 50% de estos. La prInCI­pal consecuencia del retraso en los concur~osJ c.l abuso en las d~sig­naciones interinas y la distarsi6n de la plfamlde docente radlcan en que los derechos pollticos han quedado restringidos a una muy pequena pord6n del c1austro de profesares. . .

La falta de renovaci6n del cuerpo docente ha permmdo que se perpetae en eI poder una elite que actua en forma corporat!va y que defiende can dureza sus privilegios. Par otro .Iado, ha estlmU­lado la creaci6n y desarrollo de extensas redes chemelares que se manejan can mecanismos no muy distintos de los ~e ~a polltica nacional. El control de los concursos -cuya sustanclac16n, nom· bramiento de jurados y resoluci6n insumen varios afios-. y las designaciones interinas constituyen el centro d~ los ~ecanls~os dientelares que dominan el cuerpo de las academlas. D'~has deslg­naciones, junto a las decisiones en torno a los camblos en los planes de estudios, la ereaci6n de nuevas catedras 0 ind.uso. los debates sabre los mecanismos par. obtener nuevos financlamlen­tos, han quedado presos de una lucha extrentadamente facciosa. ~a construcci6n de dientelas no constituye, por supuesto, una partl­cularidad local. EI problema es que la propia debili?ad. de las instituciones ha hecho que la lucha facciosa se vuelva dlflcllmente

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controlable y termine condicionando el desarrollo global de la actividad acadc:!mica. Por 10 general, la conciencia de la necesidad de la vigen cia irresrricra de noemas objedvas y esrables· aparece entre los actores universitarios cuando se encuentran en la oposi­cion. Cuando llegan a los puestos directivos tienden a adoptar los mismos comporramientos de sus antecesores. Como en orros am­biws de la vida publica argendna, la universiraria de los primeros anos de este siglo ado Ieee de la debilidad de los marcos normativos que la organizan. La falta de reglas, la transgresi6n de I.s normas y la imposibilidad de consensuar crieerios minimos para asegurar el funcionamiento regular afectan a la instituci6n de manera deci· dida. Estos no son problemas que puedan resoiverse, simplemente, con mayores recursos. Manifiestan en el ambito academico los slnromas de un proceso de degrad.cion institucional del pals que no ha hecho sino agudizarse en los ultimos tiempos.

En esta perspectiva. una pregunta fundamental refiere a las posibilidades de revertir este proceso en el interior de las mismas instiruciones. No caben aql1{ respuestas sencillas, pero es induda· ble que en el marco de esta crisis la U niversidad conserva reservas en su sena que en la propia sociedad argentina se encuentran en retroceso, y par eso vale, a nuestro entender, conservar una cuota razonable de optimismo. Estas feservas residen en muchos de sus estudiantes, que llevan a cabo esfuerzos admirables par consrruir sus carreras en condiciones exrremadamenre desfavorables, en la vocaci6n de muchos de sus docenres y profesores que, con salarios vergonzanres, invierten tiempo y esfuerzos en la formaci6n de es· tudiantes y disclpulos. La.s universidades siguen siendo uno de los pocos lugares del pals en los que se manriene la cultura de· la austeridad, del esfuerzo y del rigor. En la sociedad del siglo XXI, dominada par el capitalismo salvaje y la mercantilizaci6n de todos los valores, esro no constimye un data de menor relevancia.

ENSAYO BIBLIOGAAFICO

Son escasos los trabajos que han abordado el analisis de conjunto de la evoluci6n del sistema universirario argentino desde sus orlgenes hasta la actualidad. De todos modos, un panorama de esta natura· leza puede verse en los textos de Estela Marla Miranda, La fonnacion del sistema universitario nacional. Desarrollo y crisis, 1880-1946, U niversidad Nacional de Cordoba, Direcci6n General de Publica­ciones, Cordoba, 1993; Antonio Emilio Castello, "De la Universi­dad jesultica a la Universidad liberal", en Todo es Historia, N° 147. agosto de 1979; y Victor Garcfa Costa, La Universidad, CEAL, Buenos Aires, 1972. Asimismo, pueden consultarse los textos de Julio Raul Lascano, Los estudios sup"iores tn fa hiJtoria de Buenos Aires, Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, 1981, y Pablo . Buchbinder, "Argenrina", en Historia de las universidad.s de Amtfrica latina, UDUAL, Mexico, 1999. Una visi6n de conjunto puede obtenerse tambien de los pasajes dedicados al tema en la ya clasica Historia de fa Nacion Argentina, dirigida por Ricardo Levene, en particular de los capltulos elaborados par Antonino Salvadores, "La Universidad de Cordoba", VoL IV, EI Ateneo, Buenos Aires, 1940, y "La ensetianz. primaria y universitaria hasta 1830", Vol. VII, EI Ateneo, Buenos Aires, 1950, yen la mas recienre Nueva historia de fa Nacion Argentina, editada par la Academia Nacional de la Histo­ria. En este caso los textos fueron daborados par Celina A. Lerrora Mendoza, "La ensefianza elemental y universiraria", en el romo III, Editorial Planeta, 1999, y Carlos Newland, "Ensenanza elemental y superior (1810-1862)" y Fernando Martinez Paz, "Ensenanza pri­maria, secundari. y universitaria (1862-1914)", estos dos ultimos en el tomo VI, publicado en 200 I, Y Ernesto Maeder,' "La U niver­sidad", en el tomo IX, publicado en 2002. Las transformaciones de

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