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, ,. v 1 D A D , SA N BU E NAVENTU RA La biografía más antigua de San Buenaventura. según los datos que poseemos, salió de la pluma del franciscano español Juan Gil de Zamora>; pero, desgraciadamente, no ha llegado bas ta nosotros este escrito. El hallazgo de esta biografía tal vez nos pondría en posesión de noticias muy interesantes de la vida de San Buenave ntura por el tiempo en que fué escrita, siglo xm. Careciendo, pues, de un tra- bajo de conjunto contemporáneo de nuestro Doctor, como lo tiene nuestro P adre San Francisco, los biógrafos se han vi sto obligados a escribir la vida del Santo reuni endo los datos que nos proporcionan las actas oficiales, 108 escritos del santo Doctor, las noticias que nos han l egado 108 escri- torcs franciscanos del final del siglo xm y principios del XIV y, finalmente, las huellas que el seráfico Doctor ha dejado en no pocos lugares de su paso en sus frecuentes viajes por las diversas regiones de Europa. Apoyados, pues, en estas' fuentes de información, intentamos escribir, como primer punto de esta introducción, una síntesis de los principales datos de la vida de nuestro santo Doctor ' . • • , La e!Cribió en su obra Dc viris I/Jus/ribl/S o Hi storia clJ"oni<:a el elvl/Is. Cf. Do eLorls SerapJ¡i'l S. Botlavt lJlurae opera onlllia, t. x, J)á . giDa J9. Ad Claras Aquas (Quaracchi), . • A partir del s4:"lo xv, ·San Buena\'entur4 ha tenido muchos bi6- grafos, que, con éXito m6s o menos lisonjero, han lratado de agrupar los datos esparcidos de la vida del santo Doctor. Citnrnos a continua· ción los escritos mt'ls notables de este género. MARIANO DE FLORE .... CIA: Una piHola 'ViW {nedita di S. Bonavtntura, ed. Z. Latzeri, O. F. M., en Studi Fran, esca ni (19 14l, r, 115 S$.-WADDr .... GO: Anna/es Ordln l$ Fratrum Mfnorutn, I y II._BONEL LI CAVALESIO, O. F. M. : Prodromus .a opera. omnia S. /n typograPhia 1161. ea· tlÍtulo 1 : tett{s S. DE MOl'tTP. SA.l'tTO: Gu·

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v 1 D A D ,

SA N BU E NAVENTU R A

La biografía más antigua de San Buenaventura. según los datos que poseemos, salió de la pluma del franciscano español Juan Gil de Zamora>; pero, desgraciadamente, no ha llegado basta nosotros este escrito. El hallazgo de esta biografía tal vez nos pondría en posesión de noticias muy interesantes de la vida de San Buenaventura por el tiempo en que fué escrita, siglo xm. Careciendo, pues, de un tra­bajo de conjunto contemporáneo de nuestro Doctor, como lo tiene nuestro Padre San Francisco, los biógrafos se han visto obligados a escribir la vida del Santo reuniendo los datos que nos proporcionan las actas oficiales, 108 escritos del santo Doctor, las noticias que nos han legado 108 escri­torcs franciscanos del final del siglo xm y principios del XIV y, finalmente, las huellas que el seráfi co Doctor ha dejado en no pocos lugares de su paso en sus frecuentes viajes por las diversas regiones de Europa. Apoyados, pues, en estas' fuentes de información, intentamos escribir, como primer punto de esta introducción, una síntesis de los principales datos de la vida de nuestro santo Doctor ' .

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, La e!Cribió en su obra Dc viris I/Jus/ribl/S o Historia clJ"oni<:a el elvl/Is. Cf. DoeLorls SerapJ¡i'l S. Botlavt lJlurae opera onlllia, t . x, J)á . giDa J9. Ad Claras Aquas (Quaracchi), 1882·I90~ .

• A partir del s4:"lo xv, ·San Buena\'entur4 ha tenido muchos bi6-grafos, que, con éXito m6s o menos lisonjero, han lratado de agrupar los datos esparcidos de la vida del santo Doctor. Citnrnos a continua· ción los escritos mt'ls notables de este género. MARIANO DE FLORE .... CIA: Una piHola 'ViW {nedita di S. Bonavtntura, ed. Z. Latzeri, O. F. M., en Studi Fran,escani (1914l, r, 115 S$.-WADDr .... GO: Anna/es Ordln l$ Fratrum Mfnorutn, I y II._BONELLI CAVALESIO, O. F. M. : Prodromus .a opera. omnia S. Bona.v~ntura~ /n typograPhia Bauan~"s' . 1161. ea· tlÍtulo 1 : D~ tett{s S. BOf\6venlura~.-G.'SPA.R DE MOl'tTP. SA.l'tTO: Gu·

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San Buenaventura nació en 1221 en Bagnorea ', anti­gua ciudad de los Estados Pontificios, situada en la Italia central y perteneciente al dhll r ito de Viterbo. Sus padres fueron J'Uan de Fidanza y Maria Rltelli ' , Un suceso acae­cido en su infancia manifestó claramente la singular pro­tección con que favorecía San Francisco de AsIs al que ha­bía de ser el segundo fundador de su Orden. Aquejado de grave enfermedad y puesto en trance de muerte, su madre, agobiada por el dolor, acudió al seráfico Patriarca, ya fa­lIecido, haciendo un voto por su hijo a fin de obtener la

la t dotlrilUl drl sfTaJico dollore S. Bmul1'tlltu ra. l\Iaccf'rata, 1793; Flore ncia , 1874.-Acw sat,e/orlll!!, 11 , julio. En esta colección los Bo­landistas Teprodu~1l dos biografías del siglo ),;1'1: Octa'l!Ulni a Mart!­'lis Sinrn:ssa,¡i de vlla et miraculis S. Bonavenlurae orlll/o; VUa S. Bo­mlventurae auetore Pelro Calesino protonotario apostolico.-A~TO~IO MARÍA DE VICE~ZA: Vitll di S. BOmltlClltura. Roma, 1874; trad. ale­mana, Paderborn, 1874. _ LEOl'OI.DO DE CHER ... ~C I1. O. M. C ... r. : Saint BOllavtntnre. París, 1899.-P ... ORES EDITORES DE QUAR ... CCHI : Vita serap/lid Vodoris per modum anmlliu'!1 ellarrata, ~n OPera Otl~ lila. Ad Claras Aquas, IQln, x, 59-7J.-E. SlIEI:TS. O. F . ~I. : Bona venhere (Saint). en Vidio ,ma/re de Tlli%gie Calhollque. Pa rls, 1905· 11, cols. !p2"91\6.-L. Lf.MMf.SS, O. F. ~1. : Ver helligc ROllavelltura. Kempten u. l !ünchen, 11)O9.-.-\.. C.U.LEII.\UT, O. F . l l. : La dale el" Cardinalat de S. Bonal'enture, en ArchivulIl FrancbCDIHIIII H islori­CI"/~; '921, xn', 401-jI4.-)ULES O'ALIII , O. :\1. C~I'.: Saillt BOlla ... en, here et. les luttes doc rinalu dc 116[-1277. Parls-Tamines, 1922.-L. DE C"'R\'ALHO, O. F. M.: S. Bana ... en IIre. L .! Vadeur Fr.:mciscain. Pa· rls, 192J.-A. CALLEBAUT: Le lJoyoge du 8. Grtlgoire eL de S. BOml­venture au ConcUe de Lyon , en Arc/I il'u ,n ,.'ranciscall/un H is/or/CUIn, 1925, XI'IU, 16c)-ISo.-P. CI.ORIELo-X : Essai sur la "Iroll%git. de S. Bo· lIave ll t ure (IZ5i-1274), en Are/dv. Frul/cJsc. H ist., 19~6, XIX, Ii5-I68.­ID.: I.a date des Col/allonu de S. BOmlvenlllre, en Archlv. francisr. N isL., 1929, XXII, 257·~7~.-R. :'IIEl'oilNDES, o. F. ) 1. : S. Bv.u¡venturl", les Fr~res-Mineurs el l'lm/U de I'EgUse ale cOllclle de L)'ol¡ de 117J' en f.a Frailee ¡"rallciseaine. 1935, XVIII, 363-392. - E. 1..0SCI'RE, O. F. 1\1 .: BOllavc/uure (Saintl. en Die/IOlllzaire d' H istoire et de G¿ographie EuUsUlstiquu. París, 19J7, IX, cols. 741-788.-Exist.::n además biografias inéditas de San Buenaventura en \'arias biblioteCols de Europa. Anotamos algunO!i códicu que contienen estos escritos : Florencia, Bibl. Nac., rns. Strozzl, XXXVII , 99, fols. loor-Iogr.-Flo­rencia, Bibl. del Conde Paolo Calleti posee un rns. que comienza asl : l llcom{ne/Q la vila di &1110 BOmlventura, wrdiuale Albanue ~t doc/ere del ordille del mlnori.-Li!:l'ni (Silesia), Bibl. de la iglesia de San Pedro y San Pablo, cód. 11, SIglo XV, fols. 29v-35v. _ Lovaina. Cód. 1 5/a~siglo xv, fols. 4r-10v.-Ly6n, BibJ. ~Junic., cód. 88o.-Mi­h\n, Bibl. fl.mbrosi.na, cód. IJO, pian. sup., siglo XVll .

• Lo atestiguan SAUMBE~f. en su CrO/liea, ed. Holder·Egger en .1/011. Genn. H i5l., Ser/plores, 1. XXXII, 299. Hannover y Leip~i~, años 1905-191.l.-CliralZiea XXII' Gr.ncralilml, en AlZa/ceta Fra lleiscil­na; Quaracchi, 1891' 111, 299. - Cala/oglls generaliuIII mini.!lrorulII , ed. Holder-Egger , . C., 664 .

• :\sllo declara Qcr"''' IASO DE MARTI~IS en su discurso consistorial con motivo de la canonización de San Buenaventut'a en '482. Cf. Ada sanctorulll., p. 8~4.-RoBERTO DE LECCE, O. M. COl'oi\·. : Quad ragu¡'otIIa. le. Venetiis, 1488 ; fol. Ijl v. Desl?ués de :'IIARIASO DE FLORE~CIA : Una piuolll "UlI. 1. e., p. 119, lo IIdmuen ~'II tOOM los hisloriadoru.

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VIVA DE SAN BUENAVENTU R A

deseada salud. La grada fué obtenida, recobrando el Santo 'el vigor de sus fuerzas. El mismo da testimonio de este he­cho con estas palabra!!: ' 'Voto pro me languente gravissime ad Beatum Patrem Franciscum emisso a matre, cum adhuc essem puerulus, ab ipso sum mortis faucibus erutus et in robur vitae incolumis restitutus" '.

Después de este hecho pasan completamente inadvertI ­dos para la historia los años de la adolescencia de San Bue­naventura. Sabemos, sin embargo, que todavla muy jovt.n marchó a Parls a dar principio a los estudios universita­rios, y allí, según atestigl:.a el beato Francisco de Fabria­no', recibió el grado de maestro en artes: "Consummatus in artibus apud Parisios",

Ouando llegó nuestro Doctor a París comenzaba ya el aristotelismo a infiltrarse en el ambiente doctrinal de la Universidad. El primer encuentro de San Buenaventura con algunos errores nacidos de este s istema causó en su ánimo una impresión verdaderamente desagradable. El mismo lo refiere más adelante, en 1267, con estas palabras ' : "Aludi­vi, cum fui scholaris de ATistotele, q'Uod posuit mundum aeternum, et cum audivl rationes et argumenta quae fie ­bant 3d hoc, incepit concuti cor meum et incepit cogitnre quomodo polest hoc esse? Sed haee modo sunt ita manlfesta ut nullus de hoc possit dubitare". E sta primera actuación de San Buenaventura frente al aristotelismo ha de prolon­garse durante toda su vida, la cual ha de ser más firme y decidida a medida que estas novedades doctrinales, aliadas con el averroísmo, salido principalmente de las clases de los estudios de artes, vayan causando mayores males en la ortodoxia de la teología cristiana '.

No es cosa fácil fijar las fechas de los primeros estu­dios de nuestro Santo en Paris. Sin embargo, Salimbene, en su Cronica, nos proporciona un dato que, cotejándOlo con los estatutos de Roberto de Curz6n (año 1215), vigentes en­tonces en la Universidad, nos da pie para establecer las fechas de estos primeros estudios del santo Doctor en Pa­riso Según refiere el citado cronista', el Ministro General Juan de Parma otorgó en 1248 el permiSO para que leyese

, Legetrdll mitro r S. Fratle/se/. Opera 0 ' /1/1 ;11 . "111. 579. el. L~gflnd(/ u/ll jor, pro!. n. J. Ibi t.! . • 1'1 11, .;os : S u mo de B. F rat¡¡; iHo, 5um. J . ibit.!., IX, 583. •

' Opera om .. X, 41 .-1'. P a STEl<., S . J. : Uterargesehichtl/cll fl p,·o­blellte 11/1 AlIsc/lIl<ss a ll die Bo ,ult'enll<ra,l1Isgabe 1·011 Q"aracc /¡¡. ~n l ci/.sdlrlfL fu r I:a/ho/lsche TheoloJ! ic , 1924, XL\' III .

, Col/aH(mes de ductil- praect plis, col!. 11. n. 29. Opero Otrl.. " , S15 . • eL P. J.r,.'!'iOOSStT, o. P.: S lgcr de Braba Jl L el ¡'atotrroisJtle la/in

"Ir XIII sMe/e. (Lts PllllosoP/¡cs BclgC$. VI.I·!! .} P ll rt . 1-11 Lou· "cin, 1908-1911 .

• S.,LlMBE~·F. : CrrJtJ /eo. 1. e_. ]l. ~9'1

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como bachiller bíblico . en el "Estudio" parisiense de los Frailes Menores. Los referidos 'estatutos ordenaban que al grado de bachiller bíblico debían preceder ocho años de es­tudio de la Teología', El año, pues, de 1240 debió de ob­tener la licenciatura en Artes. Otra ordenación de los mis­mos estatutos era que para esta licenciatura deblan prece· del' por lo menos seis años de estudio escolar ' . Este cómpu­to nos sugiere que San Buenaventura debió dar principio a sus estudios en París en 1234.

Terminarlos Jos estudios in artibu8, San Buena'ventura tomó la resolución de entrar en la Orden de Frailes Meno­res. Los motivos que le inclinaron a esla Orden son bien fáciles de conocer: la gratitud que guardaba a San Fran­cisco por su curación; el ejemplo de los maestros célebres que, con Alejandro de Halés y Haymón de Farveshan, iban ingresando en la Orden Franciscana; la influencia perso­nal del mismo Alejandro de Halés, a qUien el santo Doctor llama respetuosamente su padre ~, y de quien habla con en­comio por su ingreso en la Orden', Además de estas cau­sas hubo otro motivo que conmovió en su espíritu los de­licados sentimientos que tan irresistiblemente le llevaban a la humildad de Cristo en sus miembros y en su Iglesia, que él veía brillar con vivos fulgores en la sencillez franciscana. Lo refiere con estas palabras ' : "Fateor coram Deo, quod hoc est quod me fecit vitam B. Frnncisci maxime dillgere, qui similis cst initio et perfectloni Ecclesiae, quae primo incepit a piscatoribus simplicibus et postmodum profecit ad doctores c1arissimos et peritissimos; sic videbis in religione B. Francisci ut ostendat Deus quod non fuit per homin'llm prudentiam inventa, sed per Christum; et quia opera ehris­ti non deficient, sed proficient, ostenditur hoc opus fuisse divinum, dum ad consortium vlrorum simplicium etiam sa­pientes non sunt dedignati descende.re, attendentes ilIud A/postoli: Si quis est inter vos sapiens, stultus tiat ut ait sapiens",

En la determinación de la fecha de ingreso del Santo en la Orden no hay perfecto acuerdo entre los autores. Mien­tras algunos ' apoyándose en el beato Francisco de Fabria-

, DESlfLE-CUATI!.LL.US : Chartularilllll UnjiJersitalis Parisiensis. P a· flSi is, 188g, 1, 79.

o L. c. • Comlll t ntariuUI jI! u SeuttntiarulJl, Prooemium. Opera O", ., 11, ¡-'l.

• Epislola de trlbllS quaest/ouibus, n_ JI. Opera om., V1U, 335-• L . e., n. J3. Opera om., VII ! , 336. • Cf_ enttc: otros, N_ EDITORES ue QUllfocehi: Opera 0111_ , s.

~o-44 __ F. Eu ltLE, s. J. : Der Il c it . BonaVCIltura, selfl e E IgtnarL "nd 'ri?l~ dni r., brl1J.(II./¡;a b'-lI. en Pranzi.(llfll1fschc Slt,dicn. 19l1 , VIII , T1~

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,. ~ .... T:tOl"" '"'{I~'~-~' lO: f" 1" "5-%::.« .... lf i!*P +f2. t l ""' DE >,N .UEN::ENTU"" , ,

no '. ponen la fecba de ingreso en 1238, otros ', fundándose en razones mas sólidas y evitando los inconvenientes que trae la primera opinión, establecen como fecha de ingreso del santo Doctor el año de 1243, al final del generalato de Haymón de Farveshan.

Ciertamente, San Buenaventura entró en la Orden en su juventud y en París. Este hecho lo declara cierta anéc­dota del c9dice Ottob. Lat. 522, fol. 265v. San Buenaven­tura tomó el h ábito poco después. de Rodolfo de Colebrug­ge, el cual "vidit eum cum quasi adhuc ipse fr. Bonaven­tura novitius esset" '. Se sabe, segUn el testimonio de To­más de Eccleston', que Rodolfó entró en París, y ' consi­guientemente en el convento de esta ciudad tomó el hábito el Serafico Doctor '.

La alteza de miras que desde el principio de la vida re­ligiosa adoptó el Santo para realizar en sí el ideal de per­fección a que se obligaba en fuerza de la profesión de la Regla seráfica, la manifiesta el opúsculo Epistola c01~tinem viginti qU1nque Memorialia', donde expone el plan de vida interior que él mismo había trazado como norma de su espiritu.

Hasta qué .punto llegó a reproducir en sí este ideal di­vino de perfección evangélica no es dificil de descubrir al que atentamente leyere sus obras espirituales. El vigor y lozanla con que describe los ardores de la caridad para con Cristo, las sublimes bellezas de los v,uelos del espiritu para escrutar los anchurosos senos de la Divinidad, la misterio­sa acción del Espíritu de amor por sus dones en las secre­tas operaciones de la santificación de las almas, los hondos y sentimentales quejidos del alma frente a la dolorosa Pa­sión del Señor, etc., etc., revelan no la tranquila y sose· gada meditación del escritor qUe anota y resuelve los pro­blemas de la ascesis y mística cristiana, sino un alma ple­namente poseida de todos estos elevadísimos sentimientos

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s kl lULlOTfCA DI:: .\Ul'O KI::S CRJ:sn A.'\Os

que a través de la pluma van grab!ndose en el papel. La. lectura de las obras de San Buenaventura n03 causa la misma impresión que la de los escritos de Santa Teresa. No parecen expositores teorizantes de doctrinas, s ino alma~ profundamente místicas que dejan escapar por la pluma las sublimes experiencias de sus ascensiones al Señor.

Recibido ya en la Orden por su profesión religiosa, S~f¡ Buenaventura di6 principio a sus estudios teológicos baje. la dirección de Alejandro de Halés, a quien, como hemos dicho arriba, llama su padre y maestro, y cuyas enseñan· zas se propone seguir ', No cabe duda de que las doctrinas de Alejandro de Halés dejaron profunda huella en los es­critos del Doctor Seráfico. ElI est udio de las fuentes que él utilizó demuestra claramente que el propósito de San Bue­na ventura de seguir a su maestro fué sincero ' . El doctor irrefragable quedó tan altamente edificado de la virtud y candor de su discípulo, que solia decir que Adán no habll! pecado en él ' . .

Probablemente asistió a las clases de Od6n Rigaldo, franciscano, cuyo Oomentario sobre las Sentencias utiliza frecuentemente en sus obras', Barece ser también fué dis· cípulo de J uan de Parma durante la regencia -de este maes· tro y futuro general de la Orden en el "Estudio" de Paris . como lo insimia Angel Clareno al relatar el proceso de Juan de Parma con estas palabras ' : "Provocaverunt fr. Bona· venturam ad examinandum fratrem Joannem et socios suos de fide, et commoverunt filium contra patrem et promotum contra promotorem et dilectum oHm discipulum et aubdi· tum contra diligentem magistrum et pastorem" .

• • •

San Buenaventura dló principio a su profesorado como bachiller blblico en 1248 con el Comentario al E-vangelio de San Luca3, según atestigua Salimbene con estas palabras ' : "Item, frater Jahannes de Parma dedit Iicentiam (ratri Bo­naventurae de Balneo regio ut Parisiis legeret-quod nun·

, CO lllllllm/. 111 IISe t!/ .• P rooemium . Opera Otll ., 11, I·:l. 547 ; III, ~. , R . GU.\ Jl. DI ~1 : D ie Lellre des Ilt ll . BOnll l't:nlll ra 110'1 du E;'¡iJ·

$ung. Düsseldorf, 1911, p. 195.-A. STOHR : Die T r in.WHsle hre de$ Iltil . Bona" e,, /ura. :\Iü nchen 1. "'eslf., 1923 ; pp. 2, ISg.-L. C~ R \'~­l MO: .op. C. , pp. 165-8 .

• Ch rOllica XXI V Gene ralilltl~. l. C. , p . 314. , el. O. LOTTI~ , e D Rec/¡uches de lli iologie anclenne el .nédU­

wle, 1930, n, 39, 44 . • F . F.HRlE : Die hislorla sept~ ttl tr lbr.datlo tl lll/l Ordl tlls M /nOrtllll

des fr. Angelu! C/aretlO, ~D A rch i1' I fl r I. il era /.ur-nnd K iH ll tfl¡fe5chlch · f ~ . DerIlIl , 1886 ; n, ~77 .

, eron/ca. 1. C. , p. 2"91}.

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VIDA DE SAz.¡ lI1}E NAVE:\T URA ;

quam alicubi fecerat-quia bacellarius erat, nec adhuc cathe­dratus, Et tune fecit lecturam super totum evangelium Lu­cae, quae pulchra et optima est .. , Ourrebat tune annus mil­lesimus CCXLVIII, nunc a'lltem annus Domini MccLXxxm",

Los estatutos de la Universidad de París ordenaban que para los que cursaban la Teología debían transcurrir dos años desde el principio de la lectura de la Biblia (bachiller bíblico) hasta el tiempo en que hubieran de leer las Sen­ttmcias (bachiller sentenciarlo) " Según estas ordenaciones, San Buenaventura comenzó a explicar el texto de Pedro Lombardo como bachiller sentenciarlo en el curso de 1250-1251.

El candidato al grado de maestro en Teologla debía ejer, citarse en estudios activos durante cinco años desde el co­mienzo de la lectura de la Biblia "antequam prlvatas lec­tiones publice legat"', Basados, pues, en este cómputo, San Buenaventura debió recibir el doctorado en 1253,

Las controversias habidas en estos tiempos entre la Uni­versidad de Paris y las Ordenes Mendicantes han hecho pensar a algunos autores que el Doctor Seráfico no fué re­cibido en el cuerpo de profesores de la Universidad hasta la solución de este conflicto en 1257 " Un estudio más de­tenido de los documentos de la época ha inducido a otros escritores' a dis tinta conclusión, o sea que San Buenaven­tura pudo ejercer desde el primer momento su comet ido en la Univers idad , Los que afirman que San Buenaventura no pudo actuar como maestro regente hasta 1267, se apoyan en el hecho de Odón de Douai y Cristián, canónigo de Beau­veais, quienes, resistiéndose a reconocer el doctorado de San Buenaventura, fueron constreñidos a aceptarlo por Alejan­dro IV en Anagni en 23 de octubre de 1256 "; esta retracta­ción fué renovada en el convento de los Frailes Menores de París el 12 y 27 de agosto de 1257, reconociendo entonces el doctorado de San Buenaventura ' .

'Los hechos, sin embargo, para fijar esta fecha de la vida del Doctor Seráfico, tan importante para explicar su

, DE~ E I'LE·CH o\T . ; Cllart. Univ. Pa r" 11 , Ó92, 11 , 16.-Cf. P . Fi .'(F.T : /..4 !,,,u/U de tlli%gie d~ Paris. JIIoyen Age. Parls , E&}5 , 11 , 4E ~~.

I DENEFLE-CH o\T. ; 1. e., E, p . 79. 'PP . EtllTOIIES de Q Ull raechL; Opero 0/110" X. 46.-L. LEMMESS:

up. e. , p. 30.-P . GLOR lftJX: Euol lur la Cllronolo~e de Saint Bo· mn:elltur~ . ell Archt". Frant;lsc . H id .; 19:26, XEX, l._ID.: Repe~ loire d es maUres en Ihi%gie de Pllrls ou XEII si~c ~. Par[s, E934 , JI , 37 .

• F. PEL<;TER : Llterargesc1¡/cMUche P,obJeme ¡m AnscJdllSS au d i .. BOllavenluroausgabe von Quara"hi .• en Zei/schr. f. ka/J¡ . T lleol. : 1 92~ , XLI'EII , 524 '528.

, D ENI FLE·CBo\T.: CI,arl . UII/1i . PII' . E, :nli • DESE ~L[-CH \T.: l. e., p. 36.,.

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,o ¡Jjlll.lun;¡,;,\ 01;; ,\UTuR1!S CRiSTiANOS

producción literaria, frulo de su actuación en la Universi­dad, como luego veremos, son otros. No cabe duda que la situación de las Ordenes Mendicantes en París desde los primeros tiempos de su -llegada no era cómoda por la oposi­ción y antipatia que encontraron en el ambiente universita­rio '. Este estado de cosas se puso todavía más tenso el 2 de febrero de 1252, en que la Universidad de París, por de­creto, limitó las cátedras de las Ordenes Mendicantes a una sola para cada una ' . Como si esto no fuera bastante. al año siguiente exigió de todos sus miembros el juramento de observar sus estatutos ' . Ante estas exigencias, los do­minicos protestaron. El ministro general de los francisca­nos, Juan de Panna, retirando la apelación de los Frailes Menores de París, juzgó oportuno, en bien de la paz, acep­tar las imposiciones de la . Universidad. Según refiere Sa­Iimbene' y Tomás de Eccleston ' , el disC'Urso que pronun­ció entonces ante la Universidad restableció la paz con los Menores en 1253, cumpliendose con esto los deseos de Ino­cencio IV manifestados en sus cartas de 1 de juliO y 26 de agosto de 1253 ".

ConsegUida la armonla con Jos franciscanos, los docu­mentos referentes a esta polemica, a partir de esta epoca, no mencionan para nada a los Menores. sino únicamente a los dominicos ' . Puestas ya al corriente las relaciones entre el "Estudio general" de los franciscanos en París y la Uni­versidad, San Buenaventura obtuvo en 1253, juntamente con el doctorado, su reconocimiento oficial de parte de la Uni­versIdad. El santo Doctor, pues, pudo desde este momen­to actuar en la Universidad en todo conforme al grado aca­démico de que estaba investido, (!jerciendo los actos reser­vados a los maestros, entre ellos la d.eterminatio en las cuestiones disputadas ' . Fruto de estos actos magistrales de San Buenaventura son las Quaestiollea diaputatae de mY8terio Trinitat1a'; Quaeatione8 diapl4tatae de Trinit"ate ·

I Cf. N. VUOiS ; Gllilla/fll/t d·.4u¡rtrglzt, sa ¡rie . ses t !ll·res . p) ris, 1880, 102' 105.

• DENlfLE-CHAT. : e lzart . U ll i-.'. Par .. 1, 226. • L. C., p. 242. • Croniea, 1. C., pp. 2<)0-300. • De ad.,entu /ratr¡m~ lUinorulJI 1" AugUa"" 1. C., p. 92. • DF.Nlfl.t-CHo\T.: Cllart. Ulli." Par .. 1, 2q7-250. I Véanse, entre otros documentos, la célebre carta de la UniverSI­

dad a todos 10$ o:lérigos del mundo, del 4 de febrero de 1254, en DIL'Hfl.E-CHU., 1. e. , 1, 252-258; la carla de Inocencio I V a Roberto de Douai, del 31 de agosto de 12}1, en D ES'lfLE-CHAT .. 1. c., 1, 266; l.'l bula Qua.si lignum v itae. pubhcada por Alejandro IV en 14 de abrii de 1255, en DES'lfLE-CUAT., 1. c., 1, 279'285, etc.

I Ce. p, GLOR.IEUX: LA liUeralure quodllbctiqllt d 6 1:160-1320. I.'t Soulchoir Rain (llelgiquel , 1915, .p SS._DIS'II'LI_CH ,..T . ·O,ari . Vlli t·. Par., 11 , Ó9J, n, 34,

• Opera om., \'. 4,:;-11$ " Opel'll Cl m .. ", ~n.

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VIDA DE !'roAS llUI::NAVEN'fUkA " Quaestiones di.!putatae de scien,tia Ohri!ti '; Quae.9tione.s disputafatl de Ohristo'; QuaeS'tione.s di.sputatae de ptrfec­tione evangelicG · .. etc_

Esta producción literaria constituye de por eí la pnlcba palmaria de la intervención magistral del Doctor Seráfico en las disputas escolares de París '_ No sería posible esta­bleCer el tiempo y circunstancias en que fueron determina­das por San Buenaventura estas Qua.estiones si adoptára­mos la fecha del 23 de octubre de 1257 para el reconocimiento de su doctorado de parte de la Universidad. o sea cuando hacía ya ocho meses (2 de febrero de 1257) que era nomo brado Ministro General, lo cual necesariamente le apartaba de la vida universitaria.

San Buenaventura hubo de intervenir, en el tiempo que vamos relatando, en la desagrable contienda entre el clero secular y las Ordenes Mendicantes_ Las concesiones de Juan de Parma, si por el momento calmaron los ánimos en lo referente a los franciscanos, no fueron suficientes para eli­minar todo rencor. Con motivo de la publicación del libro joaquinista de Gerardo de Borgo San Donnino. lntroducttr rius in ooangelfurtm aeternwn', y del tratado de Guillermo de 'San-Amor, De periculi.!' novissimorum. ttmtporum' pU'bli­cado en 1256, el conflicto que antes era únicamente de ca­rácter jurídico dentro de la Universidad, se planteó sobre el terreno teológico y ascético. A fin de puntualizar los con­ceptos y dirimir en lo posible las cuestiones en litigio, Luis IX, rey de Francia. pidió a la Universidad una determi­natio solemne ': San Buenaventura y Tomás de York fueron los designados por parte de los franciscanos para interve­nir en esta gran contienda, éste con su célebre tratado Ma­tlu.8 quae contra ommipotenttmt. ·, y San Buenaventura con

, Opera om., ", 1-43 ss. ' Opera 0111 .• ", l47 lis. , Opua om., v, 116-1Q!). • De la1 manera se ha intentado apartar a San Buenaventura de

las disputas escolares de su tiempo en la Universidad de Parls , que se ha pre tendido alegar , sin prueba alguna que la apoye, otra razón : la hllmlldad del Santo. Esta singular teorla, como tAntas otras simi­lares propuestas por el P. ]\[ANoo,,·:-;"O en su obra Slger de Braoont n I'avurofs me 10./;11 au XIII 5/~dc. ha sido adoptada por su disclpulo en clase L . CAIt\'ALHO : Sai"t BOl'lllvenlrlre le Dodeur F rand.stafn, pá· gina 16 1 ss. Esta rara opinión queda ya suficientemente refutada por el P. j ULr.s o'ALa!. Cl. Arch/v. Frandsc; . H ilt. 1924, X\'1I, l81-28S.

• H . DE,," FLF.: Das Evangdilllll a el erl1 l1t1f Imd die Commiuio %1<

A.naglli, en Archiv. lür Litera/ur-llmI. K i.rchengeschkhLe, 1885. t, 49-1 42.-S~L1MBENE: Croll /.ca, 1. C. , p. 455-458.

• P. GLORIEUX; R eperlo/ re du maltru ti! IlI l% gle de Paris aw XIU sficle. Parls, 1933, 343-.}46.

• FR. ELE[)IOIiV:iA; ChronfC4 (París. BibJ. Nac. , c;6d . kll . j.oo6. folio l25V).

• M . Dn:Rn.HIM : Bt. lle /(mfen und rJlellg/JisWcM:ef¡ (In dtr Un:

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r ¡ " HIBUOTECA DE AUTORES CRISTIANOS

sus Quaestiones di.tputatae de perfectione evangelica'. Fray Eleemosyna declara la intervención del santo Doctor con estas palabras ': "Deo juvante, fraler Bonaventura, magis­ter sumn:rus in theologia, una cum aliia fratribus pauperibus, illos turgidos sapientes, clara veritale convinxerunl eos Cal­sa dixisse".

Como consecuencia de cstas luchas, Guillermo de San­Amor fué sancionado por Alejandro IV el 17 de junio del año 1256 ', Y su obra De pericJ.th 71oviBsimoru.m temp071urm, condenada el 5 de octubre de 1256 en la Curia pontifiCia de Anagni',

• • •

El día 2 de febrero de 1257 se celebró en Roma el Capi­tulo General para procedet: a la elección de nuevo Ministro para toda la Orden. Juan de Parma, Ministro General sa­liente, se opuso a su reelección, tal vez aconsejado por Ale­dro IV. ante el cual, según atestigua Peregrino de Bolo­nia " había perd ido la estima por la supuesta adhesión a las doctrinas del abad Joaquín de Fiore ' . A; instancias del Ca­pitulo designó a fray Buenaventura como candidato para el supremo cargo de la Orden, del cual afirmaba quod in OT­dine meliorem. eo non. 'co!/'IW8'Cebat '. Con votación unánime de todos los Padres capitulares fué elegido en Ministro Ge­neral de toda! la Orden San Buenaventura ' , el cual, a la sazón, no contaba más de treinta y seis años de edad.

La noticia de la elección le fué comunicada al santo Doctor en París, donde se encontraba ocupado en los traba­jos escolares y en las polémicas de que hemos hablado an­tes. Consciente de la gravedad del deber que se le imponia, se consagró desde el primer momento al gobierno de la Or­den. El 23 de abril de 1257 escribió en París una carta oit­cial dirigida a toda la Orden". "En este document.o-,escri­be el padre ,L. Lemmens "-se revela un hombre completo y

w: ,slllit Po,!! . . MÜII5u:r i. \Vestf .. 1920, pp. 37-168, 273-342.-1::. Lo:>:\;· ¡'RÉ: Thomas de Yo,/.:, en A,(hi-v. F,andsc. H lst., 19:W, :>:¡X, 875-930.

, Opera Qm .• l ', pp. \ 'I'XI' , Il6-J9B. 'Cód. cit., fol. 152V. • DENI}·Lt·CHIoT. : Chart . UPlill. I'ar., 1. J19"326. ' L. c., pp. 3J I ·335. • ChroniCll XXII' Celle,a/ium. 1. C. , p. 286. • Ch roni(a , 1. C., pp. J02-309, nota 8. r L. C. , p. 309 . •. Ch,onÍ(;a XXIV GClltraUuUJ, 1. C., pp. J~J-3_~5_--Cotologl<S gt"';­

raUum ,ninist,orunl , ed. cit., pp. 6w-7ol.-F. E UUE: Die HIstOrUl 5tptem trlbuwlfonum Ordlnis Mino.uln du A lIgel llS Clorello. lugar citado, pp. ~71-287.-PP. EOITORES de Qu~racch; - 0ptra 0111 . . ". 46-ó~ .

• Opera om., VlIl. 468. ,. Op. cit., p . IJO.

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perfecto, un superior consciente de su deber; conoce la en­fermedad, pone con seguridad la mano en la llaga y la cura; pero no generaliza los males; justo y prudente, da a enten­der que son muy numerosos los que se ajustan a una vida digna de alabanza".

Después de esta carta, San Buenaventura emprendió e;l viaje a Italia para presentarse al Papa Alejandro IV, en­contrándole en Viterbo despu'és del 13 de mayo del mismo año. Trató con el Padre Santo varios asuntos referentes a la Orden. De estas entrevistas sacó el Papa excelente Im­presión del santo Doclor en lo referente a la sabiduría, pru­dencia y exquisito tacto en 109 asuntos de gobierno de la Orden, según lo declara él mismo en su carta Ut mi7li8'6~ rium. de 21 de octubre de 1257 '.

En estos días en que iba tratando con San Buenaventu­ra, Alejandro IV actuó con encrgia cerca de Reginaldo, obts­po de Paris, y Luis IX, Imponiéndoles la ejecución de la bula Quasi lignum vitae lanzada contra la Universidad de Pa­rís ', la expulsión de Guillermo de San-Amor, excomulgado hacía un mes ', ordenando al mismo tiempo al obiSpo de París la pUblicación del acta de Anagni, por la cual eds­lián de Bcauveais y Od6n Douai prometían reconocer a San Buenaventura como maestro de la Universidad '.

Después de esta entrevista con el Papa, el santo Doctor comienza la serie de sus viajes a través de todas las regio­nes de Europa, que le habían de poner en contacto inmediaL., con las diversas provincias de la Orden. Conocla de cerca las ovejas que Dios le había confiado, remediaba sus nece­sidades y las alimentaba con la celestial doctrina de que rebosaba su espíritu. El criterio sano y eficaz del Santo en el gobierno de la Orden no lardó en dar sus buenos frutos. La disciplina religiosa y la vida espiritual adquieren un per­feccionamiento pocas veces alcanzado en tiempos posterio­res. Los estudios, sabiamente organizados y cuidadosamenre alimentados con las enseñanzas sanas y seguras del patri­monio doctrinal de la esc;;ela franciscana ' , adquieren un florecimiento y desarrollo grande en todos los ramos del sao ber, Es esta la época de los santos, de 108 doctores y de las grandes sin tesis teológicas de la escuela franciscana ·. La

, n"JLari.uHl Franclsca lllCIJI . ed. Su.~lI.uEA-EUIIEL. Roma, 1;59, etc, 11, p. ~53.

• D ES IFl.f.-CUAT.: Chll rt. U "i1'. Par., l. 359. • L. C., pp. 361·36.¡. • L. e., p . 368. • el. L. AMOII.6s, O. F. ]\f. : Gonsalvt Hispan; qllaesUo"tS displl

la/ae et de º"odlibd. Quaraeehi, 1935, pp. LXV ss. • P GLORIEUX: R eper/oire des mal/res en /lliologie de Po,l! ou

XliI slicle. Parls, 1934 , J-249.-10. : La L/aúo/ure quodlibi/Lqut. de 1'&).(J20. Sou\choir Rain, 1925, passim.

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constitución jurídica de la Orden queda. ya estable y definl· da, Y el jdeal de San Francisco acerca de la misma cristaliza con San Buenaventura, recibiendo la Orden con estos toques la fisonomia interna y externa propia, que con el andar del tiempo ya no ha de cambiar. Esta obra gigantesca de San Buenaventura fué ya reconocida y alabada en vida del Santo por Clemente IV en 1265', quien asegura que gobernó la Orden "inceptum generale ministerium super ilIum gerendo fideliter et salubriter exequendo ad magnum honorem ¡psíua Ordinis et profectum". No sin razón, como ya 10 hablan de­clarado Sixto IV' Y León x ' , es tenido el santo Doctor como el segundo fundador de la Orden Franciscana '.

De Italia vuelve el Santo a París, ignorándose la fecha precisa de su llegada, aunque con mucha probabilidad se sabe que predicó en esta capital el día 6 de enero de 1258 ' . En esta ciudad establece SUl residencia habitual. La activi­dad de San Buenaventura en el generalato es múltiple e intensa, y desde el gran convento de París llega hasta las provincias más apartadas de la Orden. En la síntesis que vamos escribiendo de la vida del Santo nos limitaremos a reseñar los hechos más notables de este período.

La lucha que sostenía el Santo contra los enemigos ex­teriores de la Orden no le impedían cuidar de la paz dentro de la misma. Fino observador de los hechos, vió inmi!:dlata­mente las consecuencias desagradables que las doctrinas joaquinistas podían traer para perturbar la buena armonla entre los religiosos súbditos suyos, un sector de los cuales se iba haciendo eco de estas ideas que, andando el tiempo, tanto habían que dar a entender en el enojoso asunto de los "espirituales". Gerardo de Borgo San Donnino, del que ya vimos que con su opúsculo [tl-trodu.ctorius in E'OOngelium acternum provocó la oposición de Guillermo de San-Amor, rehusaba retractar sus ideas joaquinistas, aun después de condenada su obra por Alejandro IV el 23 de octubre y 14 de noviembre de 1255 ". Des terrado, como estaba, en SiciJia y viendo en él un elemento peligroso, San Buenaventura lo

, Opera om. , x , 58. ' Bula Superna caelestis (14 abr il 1482), e n Optra Ofll ., 1, p. U . • Bula /te "Vos in ..,inealn (1517), en W.\DDI:-;GO : Annalu Ordin/.<

.\1inorum., !'Id ann., 1517, n . ~3. • Cf. ISIDORUS A BUSCOMAR I , O. F . M. : S. BOfUlvent ura Ordblls

Jra trrm~ fII i1Wrun~ IU l nlster ge " eralis. Romae, 18N.-F. E HRLE : Der Ireilige BonaventtmJ, 5thle Efgenart Imd sd n!: dre f I.ebcnsaufgaben, en F ranz/skan/.sclr-l Studien, 19H, vIn, 109-124.-1. OSIXGS, O. 1'. Y. : De H . Bonavent.ura als tweede Stlcllter "Van de Orde der !'o1 inderbrot· den, en Collúumea Franciscana Neer landfca, 19Z7 , l . U 7-¡SO.

• Opera om., IX, l Ó5.-P. G LOIU EUX: Essai sur la , hrooologie de S4int Bonaventure, en A rddv. Franclsc. H bt., I9~ó. X IX , ' 5Ó

• nESIP~E-CRAT.: Chart . U"h· Pa r . . 1. lQÓ-~.

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, 1

llama a su presencia en Francia en el verano · de 125& No consiguiendo retractación alguna, el santo General le aisló recluyéndolo en un convento e impidiéndole toda comunica­ción con los religiosos',

En la primavera de 1260 se encuentra el santo Doctor en Narbona, en donde predica en el convento de los Frailes MEnores el 13 de mayo', El 23 del mismo. mes se abre el Capítulo General de Narbona, uno de los más célebres de la historia franciscana. San Buenaventura promulgó en esta asamblea las famosas COMtitutiotl6S Narb0nen8es ' , que tan­to infludo habían de ejercer en la legislación posterior'. En este Capítulo se revocaron todas las constituciones an­teriores; el Santo editó algunas "decisiones" ' ; reitera a Alejandro IV la petición de un cardenal protector, a lo que contestó el Papa que quería continuar él de protector como ya antes lo había dicho a Juan de PQrma ", Antes de ce­rrarse el Capitulo, la asamblea pidió a San Buenaventura que escribiera la Leyenda de San Francisco',

Para cumplir el deseo del Capitulo, el santo Doctor se trasladó a ItaHa en busca de los informes que le hablan de servir para esta obra, Visitó la Umbrla, especialmente Rie­ti, Greccio, Montecasale, Cittá di Castello ', Pidió informes a los primeros disclpulos de San Francisco', especialmente a fray llumlnado, fray León y a fray Gil de Asls. Hecho,s estos trabajos preliminares, San Buenaventura volvió a Francia, donde en 1261 comenzó a redactar la Legenda B, Ji'rancisci · y, a continuación, la Legendo Mittor, para el uso del oficio coral ".

Habiendo muerto Alejandro IV el 25 de mayo de 1261 y elegido su sucesor Urbano IV el 29 de agosto del mismo año, el santo General hubo de ponerse en camino otra vez a Ita-

, S.\LlMIlE:"[: CrOllic<l. 1. c., pp. ~J1-~J8.-Cf. D[~ lfLr.: D,:u Et'lIl1 -¡;:diu m lIettrn~m, etc., 1. c., 1, 88-90.

'Opera om., IX, 320. • Optra. om., \'UI , 449"46¡. j el. F . EH RLE: Dit al/esten RCda,tionul der Gtlfleralco lI stih·

Uontn des Fra nz/J;kanerordtns, en -" rchlir. lii.r LitcratuT,!m d. Kir cllC , ¡gtschidltt, J8Q2, \'1, l-IJ8 .

• F. DELO~M t! , O. F. M . : Dilliuilloli ts caPilll1i gcneralis Ora /nis FTatnm~ 1I11norll'" Na rbOIlC " Scs, e n Arcll it ', F ranclsc. H ist . . 1910, 111. 491-.<;04.

• F . DELO~ME: Alexa udrt 11' et le pro/te/orat de I'ordrt, e n A r. ch/v. Frau.c/J;c. ¡·lIst., 1919. XJI , 393-3905.

, Opera 0111. , I' Jl I, SOS.-Cf. WADolseo: <4 l1 nalts Orditlls !\l i no-film, ad ann. u60 n. 11 -19. .

• N. CAVAS:".' . O. F. M.: L'Umb rla Ira nuscana . Perugia, 1910, J06¡ ~ oo,

Lcgenda , n. 4. Opera. Otll. , \'111 , SOS. " Cl . Cllronlca XXIV Generalium, !. C. UI , 328.-0ptra 0111., 1', 53 ;

"111, 504·5Ó4. " Opera 0 11 1. . \'111 . 56.'j -519.--Cf. L . T. F.MMP; NS. op. cit., p. 119"172.

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.6 UJULIt)Tt::c.:A m: AUl"ORES CR1S'fJh"O:':

lIa para presentarse al nuevo Pontífice. a la sazón en Dr ­vieto. En esta ocasión pidió al Papa como protector de la Orden al Cardenal Cayelano Orain!, muy querido en la mis­ma, y a qUien San Francisco habia predicho la tiara, según lo declara la bula Agrum virtutum, dada al final de 1261 " Esta petición fué benignamente atendida por el Papa.

En estos tiempos estaba Urbano IV organizando la cru­zada contra Miguel Paleólogo, que habia arrebatado Cons­tantinopla a los latinos. ,El Papa di6 una parte preponde­rante a San Buenaventura y a la Orden en la predicación de esta cruzada por toda Europa "

Después de algunos hechos de la vida del Santo sin im­portancia, cronológicamente se presenta el proceso de Juan de Parma. Los autores no andan acordes en la determina· ción de la fecha de este aconteeimiento. Waddingo y Bone­Di ', a los que siguen la mayor parte de los historiadores. colocan este proceso en 1257. El padre L. Oliger, O. F. M.', propone el año 1262. Ultimamente, el padre E. Longpré, franciscano ', después de un mim:cioso examen de las fuen­tes y atinadas ded ucciones de ellas, ha colocado este hechn

·en el año de 1263. La argu.mentación del padre Longpré nos parece sólida y objetiva . .A:ceptando, pues, esta fe.::ha . damos como año del proceso de Juan de Parma 1263.

No cabe duda de que una de las cuestiones más delica­das y comprometidas entre las que se presentaron a San Buenaventura fué el proceso de su inmediato antecesor en el generalato -. A fin de exponer con mayor claridad la ac­titud razonable del santo Doctor en este espinoso a!Junto, juzgamos oportuno referi r algunos antecedentes de este pro­ceso.

'Las ideas apocaIlpticas del monje calabrés Joaquín, abad del monasterio de San Giovanni in Fiore, muerto en 1202. expuestas en su obra Concordia notli et veteris Te8tamenti , touvieron una gran resonancia en la Edad Media, sobre todo

, Bul/4riu,,~ Francisca num, 11. 467. • Bull. Franclsc., 11. 443-446.-P. SE\"ESI, O. F. M. : ~foml.lntnt fl

¡lJ.Ildllo sate. XII! provi.¡.t{ac Mediolllnellsls, en A rclll . .,. Fraucist;aIlIlUl H fslorlcll m, 1910, 11 , 568-574.-F. Dft.ORME ; De praedlcallone cructo­toe sau. XIII per IratreJ Minoru, en Archit·. fro,,,lse. N id .• 1916. IX. 1I~-1I7.

• eL Opera 0"1 .. x, 4S. • Véase A rclliv. Fra nclsc. Hui., 1910. II!, 346 ; 1922, XI', 533-534.

ef. G. RON l)ATTI, O . F . lIf . ; Glooclll,rlslUo e I rotlUSCOtl lS HIO nel du r_ unto. Asís, 1924, pp. 102-11 1.

• En DlctlonPloire d ' lIIslolre el g¿ographie eccUsiosUqllu, a la pa_ labra Bonovenlu re (soint). Parls, 1937 , IX, 001. 761 ss.

• c r. ANGEL CLARESO ; Histo rio sePlem IrlbllJatiomm~ Ordinis /lfl. noru,,~, en EHRI.E, 1. e., p. 271-2S7.- 0pera o," .. x, 48-49.-E. Gn.· SON : Lo phlloso phie de Saln l Bonal'enl llrl' . Pa r!s , 1924, pp. 1I-:z6 E. LoNGP.Rf. l. e. , cols. lÓl-2Ó4 .

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en lo que tenian de carácter profético referente a la nucv~ edad que él propugnaba '. Entre las predicciones de este nuevo apocalipsis hay una que anunciaba. la llegada de una nueva Orden contemplativa y espiritual que debía tener la misión de predicar la verdad al mundo entero y convertir a los griegos, judíos y paganos. Esta predicción Ueg'ó a cun­mover ·un sector entre los religiosos de los primeros tiempos de la Orden Franciscana, que vieron en ella figurada la pro­pia institución religiosa. El carácter místico, espiritual y apostóli co de la profecía atrajo la adhesión de hombres emi­nentes en santidad y universalmente respetados, entre ellos a Juan de Parma 'o La vista perspicaz de San Buenaventu­ra pudo medir desde el primer momento la magnitud del peligro que la intromisión de estas ideas en la Orden neva· ba consigo, tanto en lo referente a la buena annonía entre los religiosos como a la ortodoxia de la fe, En cuanto a lo primero, se vivían ya días de intranquilidad por la oposi­eión de los joaquinistas, "espirituales", y los que no se atem­peraban a estas ideas, la "comunidad" " En cuanto a lo se­gundo, no cabe duda que la aceptación de estas ideas traía como consecuencia la veneraci6n de la persona. Un amigo de San Buenaventura, Adán de Marisco, en una carta a Ro­berto de Grosatesta, hablaba del místico calabrés en estos términos: "Non ¡nmerito creditur divinitus spiritum inte­lIectus in mysteriis propheticis assecutus," La sublimaci6n de la persona entrañaba la aceptaci6n integral de sus doctri­nas; y aquí se presenta lo más ,delicado del caso, El ~onci· lio Lateranense IV, no hacía mucho, había proscrito como heréticas las doctrinas trinitarias del abad Joaquln', al mismo tiempo que se hacía solidario del pensar de Pedro Lombardo en este punto ' . Por otra ,parte, los maestros fran­ciscanos, comenzando por Alejandro de Halés ' , combatían

, P . F OUJ/NIER : Eludes slIr joachim. dt Flort e/ ses dodrillts . París, 11)09.

• Cf. E. DENIFLE: Das Eva llgtlilllll ae/,Ulllml II lId die COflllsslon ':14 ."nagnf. ~n A rtllito lur Llteratur_lClld Kirchellgeschichle, 1, 146.

• Estas dos fra cciones, qu~ poco d~spu¡;s han d~ aparecer ~n h historia con los nombrei'l que incluimos entre comillas, andando el tiempo han de proporcionar d fas d~ discordia dentro d~ la Orden, con desngradable repercusión en las altas je ra rqufas d~ la Ig lesia . Véanse ptl ra el caso nuestros est udios: L. A~IOIIÓS : Series co.:delll­natlo",ulI el proceuu'lllI. Wlllra dodrinam et sequaces Pe!ri Joallnis Ollv/ (e. cod o Val. Ol/ob. Lat, 13,6), en Archiv. Fran ciu. l ·¡ !.st., 1931 . x:\;Iv. 49S-su.-ID: Atgldlf Romallf llll puglU1.lio dodrilllle Pe/rl Jaan IIIS O/l.v/ IIn . '312, nlC/IC prll'luml ill ¡uCMn edllll. (Disseritur J I' m.~mte Concfl/i Vie.lllellsls ~II causa P. 1. O/iv/). en ArchlvlllfI. Frtl'll cisCll num His/oricu"" ' 934. XlI:VIl , 399-451. 1928 n. -131.

·'tiEZI.NCU.BANN'W,UlT : l!nd'¡rldfon s)'lIIboloru m. Fribur¡i lir . • L. 'c., n. 432. • .""""1111 Iheolo¡¡lca . .. 1 QUlIraochi, 1914. 1, 11 . 197. pp. 421-..12',

,

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IIIIlLIÚ'fE(:'\ m.: AU'fORI::S CRISTIANOS ._---=-==-=-:===-=== -- --con gran maestría. estas teorías, El mismo San Buenaven­tura, en su ComemBrio B .zas Sentencias '. las hace pasar por el tamiz de su crítica.

Recibido el supremo cargo de la Orden, el santo Doctor, ante estas desagradables perspectivas, debía actuar, Como el caso era de suma gravedad , requería medidas enérgicas por parte del General. Ya hemos vIsto arriba la severidad usada con Gerardo de Sorgo San Donnino. Este estado de cosas dentro de la Orden, a lo cual se sumaban los peligros exteriores provenientes del aristotelismo y averroísmo, re­clamaba una declaración jurídica estable en nuestra legis­lación que sirviera de guía a la mentalidad franciscana. San Buenaventura dejó fi jada esta ley en términos severos en las Constit'UtlOt1es Narbonenses ' , de las que hemos hablado arriba.

Llegadas las cosas a este punto, era ahora preciso hace)." frente a la cuestión más delicada de cuantas se habían pre­sentado al General: inquirir jurídicamente el sentir del bea­to Juan de Parma, maestro en Teologia e inmediato ante­cesor en el generalato, referente a las ideas joaquinistas de que se le acusaba, Ciertamente la eminencia de laa virtudes y santidad de Juan de Parma eran reconocidas por todo$'. y la significac ión de su persona en la Orden por su ciencÍ'l y sus cargos era grande.

Está plenamente comprobado que Juan de Parma se ad · heria intensamente a las ideas del abad J oaquín, Así lo de­clara. Salimbene ' : ", .. ~t sctipsi cum socio meo ilIaro expo­sitionem abbatis joachim pro generali ministro Johanne de Parma, qui similiter maximus erat Joachita." La causa por que perdió la estimación de los Papas Alejandro IV y Nico­lao lIt fueron estas doctrinas que con tanta tenacidad sos­tenia, según el mismo Salimbene ': "Hic propter doctrinam abbatis J oachim, quia nimis adhesit dictis suis, exosus fuit.,. Pape A'lexandro IV et Pape Nicolao m",

Como esta actitud de Juan de Parrna, por las circunstan-cias que le rodeaban, había dividido profu.IJ,damente la Or­den ' , para atajar el mal y corregir el que se había hecho ¡ fué preciso que se explicara. Fué, pues, citado a comparece¡· :

1 1 Senlent ia nulI , d . ;¡, a 1, q. l. el dub. 4. Opera om .. l . 111 114 . 121.

, Opera 0111 ., \'111 , 4,;6: ol\"ullus frll.tr um a Lldeal a liquam opinio­nen! a :<..~ere re , ·el approbare scienler , quae a magistris noslris como muniler reprOOOl ut : ne<: opinionem s ing ularem cuiuscumque sus· peclam ,"el va lnmniabih." m, maxime con tra fidem el mores, audent defe nsare . Et q ui contra feccrit l nisi admonitll5 per l\Iinistt um res; [llwr it , a b omni doctrinae OHielO s il f;IIS pell~US .•

• Cronica. 1. C. , p. ~94. • Cron¡,a, 1. C. , p. J OI'.W,z. • S \LlMBf:I<I': ('m n ;(II. 1. f' . , 1"' . • W~.

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ante el General, según A!ngel Clareno en Cittá del Pieve, y con asistencia del Provincial de Toscana, probablemente Tomás de Pavía. Sostenía las doctrinas apocalípticas dei monje calabrés in designatwne ult1m071u¡m temporwm '. Se­gún Angel Clareno, parece seguía también las doctrinas tn­nitarias del abad Joaquín', de tal forma que fué ésta la cuestión única que se le propuso en el proceso ' : "Quía non habebant aliquid adversus eum, quid crederet de praefata quaestione inquirunt". Se trataba, pues, de la doctrina defi­nida en el Concilio IV de Letran. Las respuestas de J uan y sus profesiones de fe generales no parecían suficientemente explícitas a San Buenaventura. F.n consecuencia, el proceso iba tomando un cariz de muy desagradable solución cuan­do intervino el Cardenal Ottoboni-Freschi en favor de Juall de Parma, declarando solemnemente la ortodoxia del mismo con estas palabras': '\Quia fides fratns J oannis est fides mea, et persona eius persona mea; ubi erit ipse et ego ibi­dem cum ipso ero ... Quare ces!!ate a vexatione ejus, quia ve­xatio ejus nostra est".

lDespués de esta protesta, San Buenaventura y el Car­denal Orsini, protector de la Orden, no se atrevieron a pa­sar más adelante, sino que "caritate, saltem apparenter. cum fratre J oanne colloquio habito, simul in verbís commu· nibus quieverunt" '. _

Au.nque el proceso terminó de esta manera brusca y en la apariencia sin ninguna explicación precisa, no es admisi­ble que se haya llegado a este final sin haber habido antes declaraciones por parte de Juan de Parma que probaran su­ficientemente su recto sentir en las cosas de fe, que no du­damos la tuvo integra siempre y desde el primer momento. En estos asuntos caben equívocos en el modo de expresarse, y puede .que Juan de Parma los tuviera, y que en esta cir­cunstancia fuera preciso rectificar, como abiertamente lo indican las fuentes primitivas con estas palabras ' : "Quae astruxerat dedixit".

Después de estos sucesos, el beato Juan de Parma obtuvo el permiso de retirarse al eremitorio de Greccio, y más tar­de al monte Alvernia. donde terminó santamente sus días ' .

, COI.l/Ogl' S gcntra!illl/l. Ulillis/,roruUl, lo e .• p. tí98. 'L. e., pp. Z.¡6-27i: •• Hfirmabant :\blxuelll Joachim de Trilli iale

Dei el unita te essent;e calholice e t pie sensisse el nihil contrariulIl sanctis ve1 diversum ab eorUlll intentione et doct rina scripsisse el quod cedes.ia et decrt:talis Innocentii pape non damnabll t cum neí' suam doctnnam l .

• L. e., pp. 285·286 . • AI'CEL CtARE¡i;O, 1. c., p. 286. • .-\"CI:L CUREI'O, 1. e. 'Ca lalogl/! generalilml minUtrorlOtll. 1. e., p . óó".-Chro' lfw XX I I'

(>"neralhHn, 1. c" p. 350. '~.\.I.QoIHE"f., Cm"ica. 1. c .. p. 30'; ,

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UI IU.IO'rt:{;A Ut: Au 'rORES Clt l SnASOs

'A causa de este proceso, Angel Clareno ha intentado ell' turbiar la buena memoria de San Buenaventura acusándole de duplicidad, de iniquidad y de violencia " a pesar de que en otra parte ' reconoce la mansedumbre ordinaria y san­tidad de su vida. Desgraciadamente estas cuestiones halla· ron prolongado eco en los escritos de los "espirituales" ', Todos eslos juicios, formados y alimentados por el espíritu partidista que guiaba a la fracción espiritual en sus diatri­bas, anle la gran figura del Seráfico Doctor cacn por su base. El elevadísimo elogio que aun en su vida hace de él CI~· mente IV en su bula del 24 de noviembre de 1265' constitu­ye uno de 103 más bellos testimonios que un Pontífice pue­de hacer de uno de los beneméritos hijos de la Iglesia, Ade­más de esto, San Buenaventura, con esta actitud firme ante la expansión de estas doctrinas en los primeros tiempos de la Orden, tuvo el gran mérito de desligar oficialmente a toda la Orden de la dogmática joaquinista,

Terminado este asunto, San Buenaventura se traslada el 8 de abril del mismo año a Padua, donde asistió a la tras­lación de los restos de San Antonio a la nueva basmca ' ,

De esta ciudad se dirigió a Pisa para presidir el Capitulo General, celebrado alli el 20 de mayo de 1263 ' , En este Ca­pitulo San Buenaventura presentó a los religiosos allí con­gregados las dos Leyelldas de San Francisco, que fueron aprobadas, Entre las decisiones de este Capitulo hay algu­nas sugeridas por el Doctor Seráfico que fueron .causa de un intenso movimiento de devoción a la Santísima Virgen. Es muy probable que se prescribiera por primera vez para toda la Orden la celebración de la fiesta de la Concepción '. Se ordenó a los predicadores que en los sermones a los fie ­les inculcaran la costumbre ut in completor ioJ pulsante cam. pana, <beatam Mariam ali4'ltibus vicibtl.8 '8alutarem ' , lo que dió origen a la devoción del rezo del Angelus,

A fi nes de 1263, San Buenaventura vuelve a Francia. Probablemente en este tíempo vino a España, donde presi-

, L. c., p. 2¡'. ' L. c., p. 25. I Cf. P. GRATlES, O, M. CAl' .. H /.s/oire de la /ondaLio" et de I'evo·

¡IIUOII d~ J'ordre des /r~rts lIIi"e llr5 MI Xllle $¡~cJ{'. Parf~, 1928, páginas 388-390.

• Brdüzrium Fra .. ctsalnrml, 111, 60. • SALlMBENE: Croll¡ca, 1. C. , p. 448.-B. GOSZATI: /.a basiJicCl di

San Antonio. Pad\la, 1852, 1, W. • Opera om., x, 55,-WAODlSCQ: AfmaJes ordínl! minor",n, atl

llnm¡m 1263 . . • F:~$HRU.: Dlil SUesten Redaclfonen, I:'tc. , l . c, P 37 _p Pos,

CEUJI. :, L' lrn.macuUe COtlce ptiQn allx Xlle'Xll lt sl~cle5, en R etlUil d~ Hiltoir" eccl¿slos/lque, 1906, p. 280 -\VADDINGO· A tlnalr! nrd ",1" ,,(1 ann, u6J, n 16.

• CllrOll lca ""XII' r.r.;;rrQ/it/ u, ! r. l' 11<)

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VIl/A 1IJ:: SAN II UJ::N:\VI::N'rU ItA " dió el Capitulo provincial de la de A'ragón, celebrado en la cuarta domínica después de Pascua "

La buena opinión de la santidad y doctrina que del San­to tenía Clemente IV lo demostró públicamente con una bula fechada en Perusa el 24 de noviembre de 1265, por la que le nombraba Arzobispo de York, en Inglaterra, después de haber anulado el nombramiento de Guillermo de Langton " Esta promoción a un cargo tan importante, y acompañada de los elogios más lisonjeros, no hizo mella en San Buena­VennH'8.; su humildad y modestia le tenían retraído de todo apetito de honores. Se presentó, pues, al Papa y con gran­des instancias y ruegos le suplkó retirara el nombramiento. a lo que accedió el Sumo Pontífice '.

lOe vuelta a París celebró allí a l año siguiente, 16 de mayo de 1266, el t ercer Capítulo General', Se prescribió para los estlldiantes de la Orden las disputas públicas; se ordena que sean destr uidas toda s las leyendas antiguas de la vida de San Francisco ', Según parece, este estatuto se refiere únicamente a los textos o leyendas litúrgicas pues, tas en uso hasta entonces en la Orden, ya que oficialmente se adoptaban como tales las qu'e habia escrito San Buena-ventura ", ,

Al comenzar p.l año 1267, San Buenaventura se encono traba en París, Durante la Cuaresma de este año dió sus célebres conferencias, conocidas con el nombre de CoUationcs de decem. praeceptis ' , Estas conferencias marcan un nue­vo período en la historia de San Buenaventura y de todo el pensamiento medieval 1 , Desde su elección al generalato, absorbido en los asuntos de la I glesia y de la Orden, no in­tervino ya directamente en el ambiente universitario de

'Opua 0111 . , IX , J II . I Bu l/. Fra,u:. , 111 , 60 : Opera om ., x. 5i-6S. 'Cg/4/0guS X\' gel,crgliu lII , en A tUlJe.;;ta / ra llciscauCl . JlI. ]00:

.Sed ipse ud prnesen tiam l'~pae de Par isius , ubi tune erat, se con­{erens, !am constan ter e l humiliter eessit, ut ipse dominus eessio· ncm pie ad miuens, eidem ¡ntulerí t iIIud verbum : Sta in testll me nto tuO et in iHo coUoquere el in opere mandatorum tuorum veterascc .•

• \VADDI XCO : Ann4/es ord. "' ¡II . , ad ann . 1266, ns. 4-S.-F. EUR, LE! Die fil/u/ul Rtdad iOIl (:IZ, etc. , 1. c. , pp. 3&'40 .

• '\. LIl TLE: Dc/i ll itlotlU capi t u/omlll gelleraJju"~ orditlls Iro· Ir ll lll 1II/ lIorlllll, t:1l A rcllilJ. f ' ro llc/se. H /s t ., 19t4 . VII , 678.-G . :\D.~' TE, O. M . Cos ... . : L es .díffi" ítion~s. del coplt% ge llero/e dl Por/gi del 1266, en lIIiscclla llell F raI/CCSCOtl ll. 1932. XXXII, 3' 5.

"Cf. VA~ O RTRO\ ', en A"o/eela bol/alldiolla, 1899, XVI II , 1]4' t ¡6: 1910 , X:<I:I X. J6].-:\f. BEAU f RETO N : NoulJCUcS rcehcrehes sur les sotIT, ces de /e vle de Saj" t Frollfols, en Frolc F ratlcesco, 1924, 1, 1,.66-,,;'.'.',." ""~'-

' Opera om., v • .507-532.-Cf. P. C LO RI F.UX : La dote des Co - ~-->lU de Sand BOlla1Jellture, e n Are/l/v. F randsc. H ist., 1 ¡-.~~I",~lG~"J4 257-2]2. l)''3 ____ .......

·Cl . J UU$ O',\ I.R¡ · S 801l (J ¡'CIIIJlrr el /<'5 /lIl lrs ~~ rf r,C " ,

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UIIILIOT1;:CA DI:: AUTORES CRISl"IANOS

París, no obstante sus m6ltlples sermones, predicados anto! los elementos escolares de Parls, Montpeller y Bolonia. Sin embargo, su estancia frecuente y prolongada en París cer­ca de Juan Peckham, Gualtero de Brujas y Rogerio Bacón, le ponía en condiciones de conocer el movimiento de las ideas que provocaba la avalancha creciente del aristotelismo ave­rroísta. El santo Doctor vió la. magnitud del peligro que amenazaba hundir por su base toda la estructura de la teo­logía cristiana. Acuciado por su celo por la pureza de la fe en peligro, decidió entrar en la lucha con estas Collationc.!, la cual continuará con ardor hasta su elevación al cardena­lato.

Al final de 12ti8, San Buenaventura se pone en caminu para Asís para preparar el próximo Capítulo General, el cual tuvo lugar el día 12 de mayo de 1269 " En esta reunión el santo Doctor recomendó la obra de las cruzadas e institu, yó para el "studium" de Paris cuatro procuradores de na' cionalidad diferente. Se dieron nuevos impulsos a la propa, gación de la devoción a la Santísima Virgen, insistiendo sobre lo que se había propuesto en el Capítulo de Pisa ': "Thatres praedicent populo quod quando auditur campana completorii... ¡psa beata Virgo aliquoties salutet>tJr".

Después de un breve Viaje por el sur de Francia, San Buenaventura hubo de volver pronto a París, donde Gerar-' do de Abbeville encendía de nuevo la lucha contra las Or­denes Mendicantes con la publicación de su obra Oontra ad­lIcr.!arium pcrfcctionis chri"tiallae Üulio-octubre de 1269) . Varios maestros intervinieron en esta polémica: Gerardo de A·bbeviUe y Nicolás de Lisieux, Santo Tomás de Aquino y J uan Peck:ham. San Buenaventura fué el primero en con­testar a los adversarios, en los primeros meses de 1270. con la publicación de la ApoWgia pauperu.m. ', donde con profundidad teológica y justeza en sus críticas va demo­liendo una a una todas las aserciones de Gerardo AbbeviUe. Como el peso de la polémica la llevaba principalmente el Doctor Seráfico, fué nuestro Santo nuevamente atacado por este maestro secular con el nuevo escrito Liber a-pologe:ticus alMetori" et libri editi "contra ad.versarium"·. San Buena­ventura no contestó ya a esta réplica, sino ¡que fué Juan Peck·ham quien continuó la lucha sobre el mismo terreno de

'ef. F. DUOJl; )IE en ,lre/l i;·. F rllllcis. H isl .. 191~. l' . 708-109.­.\ . LlTItE; Dc/' llitloIlU, etc., 1. C., pp. 67CJ'Ó&.

, A. LITII.E, 1. c., p. 679. ' Opera om .• 1'111. zJJ-J30. _ A. VA:; DE~ WY:;G.\ ERT, Q. F. M. '

Querellcs du clerS¿ séculier ct dcs OrdrC$ melldialll$ a ¡'UIlI'Ucrsili (le París. ~n J.a J'rance FranciscajllC. 1922, l ' . ,'p -62 •

• Florencia, Dihl. !\' ac .• r.ó<.l . 11 •. \85. fot~. i4r 'l 11r.- Cf .. \ . \'Al't DE.." \\''' ..... G.\F.R T. 1. r .. pp 6,j:'/ÍQ.

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VWA DE SAN BUENAVENTURA o­-,

la Apologia, sobre todo con su escrito Tractatus pauperis ' , E l día 1 de septiembre de 1271 se celebraba en Viterbo

el Conclave para elegir Sumo Pontífice, después de tres años de sede vacante por la muerte de Clemente IV, Antes de esta fecha se encontraba ya San Buenaventura en esta ciudad trabajando con todo su celo para poner fin a la situación dolorosa en que se encontraba la Iglesia por este largo in­terregno, !El prestigio del Santo Doctor en este Conclave de­bió pesar mucho, pues, según Bartolomé de Pisa t , Maria­no de Florencia ', Geremías de Bolonia ' y Bautista de Giu­dici, O, p_ ' , uno de los jueces en el proceso de canoniza­ción de nuestro Santo, el Seráfico Doctor propuso la elecció,1 por vía de compromiso, consejo que siguió el Colegio Car­denalicio, saliendo por este modo elegido Gregorio x ' ,

Después de la elección de Gregario x comenzaron los prf\­parativos para el Concilio de Lyón, El santo Doctor, siem­pre atento a todo aquelIo que redundara en bien de las al­mas y mayor eoplendor de la Iglesia, colaboró con el Pontifice en los trabajos para conseguir la unión de la Iglesia grie­ga, y con esta finalidad le presentó--1idem generalis sibi ob­huera! '-los religiosos de su' Orden, J erónimo de Aseoli (el futuro Nicolao IV), 'Bonagracia de San Giovanni in Persi­ceto, Ramón Berenguer y Buenaventura de Mugello, los cua­les fueron enviados por Gregario x el 25 de octubre del mis­mo año como embajadores a Miguel Paleólogo para comu­nicarle la convocación del segundo Concilio de Lyón ' ,

Terminado el Capítulo General de Lyón de 1272 ", San Buenaventura se traslada a Paris, 'El año 1273 marca la última estancia del Santo en esta ciudad, El 11 de marzo de este año recibe del Papa, en calidad de Ministro general, la bula Dudum S'Ulper" para preparar las cuestiones que po­drian ser propuestas al futuro Concilio de Lyón_

iMucho había trabajado el santo Doctor para conjurar

'L. KISGSfORO-J\, L1TTtE ; Fr. joha,mts Pedzam traclatlls tres de paltptrtatc, A~rdeen , 1910, pp. 13"90.-1'. D~I.O Jl.~I E: '[rO;5 cJu¡­pi/res de Jean Pecha m pour la dé/e ,u t des ordres meudiants, en SIH. di Fral1CeScIHl I. 19,02, XXIX, 47-6~.

• Liber c%rmilatum, en Aualctla Fraudsuwa, 11·, 345, • U'¡(J piceo/a toita . 1. C., p. 133. • Cf. Misal/anca Franct.5Clllw, lB90, r, 24. • Cf, De canonizalionc beati Brmaven/ll rae ad 5ixllllll 1'·, en S. B.\­

U;ZI , Misallal1 ea. Lllcac, 17154 , l\', 4i6b. ' BO~ELLJ: Prodromus, 1. c., cols . 49-50. - \V~ODlSGO : Annal~s

ord. tUln., ad ann. 1271, ns. ¡-3. 'CJlrontca XXIV Ge"eralium, 1. C., p. 352. • Bull. Francisc., 111, 193 sS.-\V~ODly.;GO :Annales. ord . millo" ad

a nIl. n72, ns, 1"9. • A. CllLEB~UT: La c!lapit,e gtllual de /271 "Ilibré I! Lyou. cr,

Archiv. Francisc. H is/ .. , 1920, XIIT, .lO5".'17. J. BIJII . FraIl C;SC ., Il!, ' 9i .

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'4 IH1JLIÚl'J:;CA DE .... UTOkKS C1US1'IA NO,,;

el -peligro de las ideas averroistas; pero, a pesar de .!Jus es· fuerzas, veía que la crisis doctrinal se agudizaba por mOA mentos en la U.niversidad de París bajo la influencia de Slger de Brabante '. En vista de la gravedad de las cit­cunstancias, segUn el testimonio del mismo San Buenaven­tura', intervino la Santa Sede en 1273, cohibiendo estas corrientes de ideas por medio de sanciones. El sanlo Doc· tor, estimulado por el ejemplo de la Iglesia y guiado por su ardiente celo por la pureza de la fe e integridad de la tra­dición doctrin!!-l cristiana, decidió intervenir nuevamente en esta lucha con sus CoUationt:8 in Hexatmeron '. Estas fa­mosas conferencias, a las que acudió lodo el París intelec­tual', duraron desde el 9 de abril hasta el 28 de mayo de 1273 y constituyen el último monumento doctrinal del genio bonaventuriano ·. No sin razón se designa este epi­sodio de la vida de San Buenaventura con el nombre de la "batalla del Hexaemeron". .

La gravedad de la situación la describe el Santo con es­tas palabras ": "Praecessit impugnatio vitae Christi in moribus per theologos et impugnatio doctrinae Christi per falsas positiones per artistas", En su debido lugar nos ocu­paremos de la valiente y magistral exposición de las ideas contenidas en esta grande obra, donde el Santo vacía los potentes recursos de su saber puestos al servicio de la ver­dad. Basta subrayar ahora la gran resonancia que estas conferencias tuvieron en el ambiente universitario de Pa­riso Los anatemas doctrinales del Obispo de París, Esteban Tempier, el 7 de marzo de 1277 ' Y los de J uan XXI el 18 de enero, y sobre todo el 28 de abril por la bula F11!m.en aquae, ratificaron plenamente la acción doctrinal de San Buena­ventura "

' P . DUH EM : Le sysllm e du I/wm1c. Parb, 1916 ; 1\' , J09'J:KI.-P . ~J.\SOOSSIIT ; Siger ele Brabanl et I 'averrorsme latin. Loul1 pin, I9OB·1911.-F . \'AN STF.ES BEI!.ClIES : Siger de Bra/1Im/. Louvain, 1931.­M . GUU~ANS: D er /atein /sc he A verroiSII1I1$ des XII Jtu:lTh . I/nd seille Steli¡mg zlIr d uistl/che lVeU4JlSc l14uung. u ip1.ig, 19J I.

• F . DELORME: Col/a t/ones i n H exal lJleron et bOllat'e"lI¡ rla na se_ lecta. Quaracchi, 1934 , p. 59: _Forsan nis i Dominus spir itu ;oris $ui , per !;ea em Romanam aliquO$ percusisset, imponendo silentium hu· ]usmodi la tratibus . in cla more crucifi"ionis Christi prae\'aluissent , adjunct is sibi vocibu$ plebinm quas concitarnnt .•

I Opera 0111 .. \', 3Z9-454 ; ed. DELONME, 1. C., pp. 1' 275 . . • Opera om., \', 450, nota 10 j Cll rojl ica XXIV G ... n tralf¡,:m, 1. (' ., p~ .

glna 3J~ . " • Opera. om .• v, 459-454 , scholion .-Juu:s D't\LBI: S. Bona.ventu re

el les luttu doctriJlales, éte., 1. e. , 'pp. 228·Z42.- E .. GILSO~ : La. plti. lasoplI/e de S .. DOJlQvMtllre, . pp, J I·3$ . ....,.b, • . Dn·IPF ' : D.ie Haupt/orlll mitÜ laUerUcher lVt:ltan:sdlau IUlg. !lluriic~ y Berlín, '1925; pp. 139-151.

• Coll . 1, n. 9 ; OPera 0111.; \', 33'.-- :'__ ..... . , DtSU·u:-CHAT. : Chart . Un/v . Par. , 1; 543-555. • :'1 . C.\ UEBAUT; ! ta" P/!(; I,am et l ' a./Igll$tiftume , 1. c .. p. 459· ~IH

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Vllh\ lIE SAN lJUENA\' ENTUi<,\

De todo cuanto hemos dicho hasta a.qul .se puede colegir la. rara actividad desplegada por el santo Doctor durante los dieciocho años de generalato en continuos viajes por las diversas regiones de Europa. Orador de gran estilo, la pa­labra divina era recibida de boca del Doctor Seráfico con gran avidez en todas partes, de tal forma que, según afir­ma Francisco de Fabriano, "in cujus praesentia ubique te­rrarum, omnis lingua .sileret" '. La obra oratoria del Santo es verdaderamente imponente. Más de 750 páginas dedica a sus sermones la edición de QUGracchi, sin contar la triple serie de Collationes; además de esto, no hay que olvidar que una gran 'parte de los 434 sermones del tomo IX de esta edición no son más que reportaci01tC3 reducidas a unas cuan· tas líneas.

Las altas jerarquías eclesiásticas y civiles reclbian con frecuencia la palabra divina por boca del Santo. Predica en el Concilio Ecuménico de Ly6n el 26 de mayo y 29 dEl junio de 1274 ; en presencia de Urbano IV, Clemente lV y Gregorio x, igualmente que en los Consistorios en la Curia pontificia en Viterbo, Orvieto, Perusa y 'Ly6n. Dirige varias veces la palabra ante las familias reales de Francia y Na· varra. Las universidades de París y Montpeller, el clero y cabildos de París, Rouen, Reims, Gubbio y Ly6n se dispu­tan el honor de su palabra. Como es natural, el Santo se dir ige preferentemente a las almas consagradas a Dios por los votos: franciscanos, dominicos, cartujos, monjes de CJuny, benedictinos de Saint-Denys y de Génova, religiosas clarisas y de otras órdenes han oído las divinas enseñan· zas predicadas por el Santo.

• • •

Ocupado el Doctor Seráfico en las conferencias sobre el He:eafimeron, y antes de llegar al término del plan que se había propuesto, le >\legó la noticia de su elevación al car­lIenalato, por lo cual hubo de interrumpir estas lecciones públicas '. Esta promOCión tuvo lugar muy probablemente el 23 de mayo de 1273 '. En virtud de la bula A HOatme

, L. L~~IMF.:>S; Ylda dc S. BllcnaW;lIlura, ed. castelL, p. 8o.-N . Ro· SAT!, ~. F , M.: L'CIDq!'CII~ di S. 8olW'ilc tltura . Florencia, 1903.­E. LoNGPl!.t, en Dlct. H ut. Géogr. cccE" 1. c., col$. 779'-781.-G. CA:""' nllI, O. F. M. : S. BOllavt:ntllra da BngnDrfa . magma vubl D ei Saton, en Allloulanlllll, 1940, xv, 29'-74, 154-188, 245-274.-E. EILE RS. O. F. M. :Gotlcs 1I'0rt. Eitlc Theologtc dcr Prcdlgt nach BOn<l1:Cn. IlIra . Fteiburg, i. nr., 1941.

, Así lo atestigua el CM. lJ. V. 6 de la Bibl. Comm. de Siena .­Opera om., v, pp. XXXIX , 459; ed. DELOkM E, pp. 211 ·2.~75 .

• Cf. A. CULF.BAUT: La datt: d" Cardt:tIlll4t de SOil1 BOIIOvclffTm.' en A,.cli/t,. Fro"cisc. H lsl. 1921. XIV. ~OI ·4 1 ~ .-'D · f..~ ¡'O)'aK" <1"

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J:JtJl.lorEC.-\ DE ¡\ UTOIU::::. CItI SnA!'\O~

praemotionis', Gregorio x le creaba cardenal, con el ti­lulo cardenalicio de Albano, obligimdole a aceptar el nom­bramiento y llamándole al mismo tiempo a su presencia. San Buenaventura fué recibido por el Papa el 16 de julio en Mugello (Florencia), donde se en:::ontraba Gregorio x reti­rado en el castillo de Santa Croce di Fagna, de los Ubaltli­ni , después de haber puesto el entredicho a Florencia. En este lugar recibió el Santo las insignias cardenalicias '.

Gregorio x, con la Curia pontificia, a la que se unió el santo Doctor, se puso en camino de Lyón el 14 de septiem· bre del mismo año. Poco después de su llegada a esta ciu­dad, el 11 Ó 12 de noviembre probablemente, San Buena­ventura recibió de manos del Soberano Pontifice la consa­gración episcopal, lo mismo que Pedro de Tarantasia, O. P ., su amigo ' .

Creado ya cardenal-obispo de Albano. el santo Doctor fué nombrado vicario o legado del Papa en el Concilio de Lyón '. Aparte de estos honores con que el Soberano Pon­tifice favorecía al santo Doctor, pruebas inequívocas de la grande estima que tenia de las virtudes y sabiduría de su persona, no .queremos dejar pasar en silencio otras mani­festaciones reveladoras del aprecio que le merecian las doc­trinas del Santo, testimonio todavia más significativo por la gravedad de los momentos en que se expresan. Los escri­tos de más nervio del Santo. fraguados en la lucha contra el aristotelismo averroísta, constituían una verdadera apo­logía de la fe y de la teología netamente cristiana. Este alto valor de las obras del Doctor Seráfico no escapó al Papa, y por eso, según atestigua la Ckronka inédita de fray Elee­mosyna, O. F. M. ' , "Dominus papa cum tota curia appro­bavit et in archivo Eccleslae poni [ecit cum aliis Iibris authenticis".

Desde noviembre de 1273 hasta el 7 de mayo de 1274, San Buenaventura, juntamente con Gregorio x, estuvo ocu· pado en preparar las materias que se habían de tratar p.n el Concilio: la unión de la Iglesia griega, la cruzada, la re·

/J. Crigoire x et de $. BOIUl1:c "lurc 1111 COllcih' 01,' 1 • .1'0/1, en Arcll/· ¡·,ml Frall~ll~. N lsl .• 1925 . XI'HI. 16S·ISo.

, Bull. Franci$~ .• 111. 205. Opera 0111 .. x. 63. • :\. Co\.l.LEB,uJT: UI date d" Cardllmlot. etc.,!. c., pp. 407-409.­

fo.: I.c "Voyogt dll 8. G ri¡:o/rr, etc., 1. c .. pp. 16g- I¡I. 'CLASSHERGER: Chrouica. en A"alc~ta FraJl~iscalla. 11. 85.­

:\. CM.LEBAlJT: Lc 1:oyage dn R. Gdxoirt. etc., l. c., pp. 177· 'So. • B. ~IARIKASGELI: UI cauoulza;;iollc di S. 801la'llc lllura . en Mb

ctlllmea Francescolla, 1918, X\'III . 131 : cDominus Bona\·entura ...• factus legatus de latere missus est Lugdunum.»-GEREmA. D.\ BoLO­GSA: Ne~'ologiulJI, en Mlsal/aufa FrüllclsCIlIIO. i8Qo, '., 2~: . Ad concilium Je¡;::atlls miuitur .»

• p¡¡rl.~. Rlbl. :\"~c .• cM . lo/ 5nn6, fol. loSr

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VID:o, DE SMI UUENAVE:-':T \i ll. ,\

forma general de la Iglesia. En todos estos trabajos prepa­ratorios la presidencia recay6 sobre el Santo, como 10 ates­tigua Sixto IV en su< bula Swperna caelestis J.

La tenaz oposici6n del clero secular contra las Ordenes Mendicantes tuvo también su· resonancia en el Concilio, don­de las cosas llegaron a ·tal extremo que, según dice Angel Clareno ', corrió el rumor por Italia "quod summus ponti­fex decrevcrat in concilio fralribus minoribus et praedica­loribus proprium dare". La divina Providencia se sirvió una vez más del santo Doctor para hacer fracasar 105 manejos de los enemigos de estas Ordenes, quien en las sesiones pre­paratorias hizo una defensa vigorosa de los seguidores de los consejos evangélicos '. El resultado de estos ataques fué la 23 constitución del segundo Concilio de Ly6n, qu~ suprimía todas las nuevas Ordenes Mendicantes, excepci6n hecha de los Frailes Mcnores y Frailes Predicadores, y puso en situaci6n precaria a los Carmelitas y Ermitaños de San Ngustín '.

El Concilio tuvo la primera sesi6n el dla 7 de mayo. San Buenaventura y Pedro de Tarantasia, Cardenal Ostiense, asistian sentados a la derecha del Papa '.

No obstante su promoción al cardenalato, San Buena­ventura continuaba gobernando la Orden con el título rle Ministro general. Secundando los deseos de Gregorio x, con­vocó el Capitulo General de Uyón, donde fué nombrado .Te­ronimo de Ascoli como sucesor suyo el 20 de mayo, el cual no habia regresado todavla de la misión que le habla con­fiado Gregario x el 23 de octubre de 1273 cerca de Miguel Paleólogo ' .

Ocho días después llegaron despachos a Lyón anu-ncian. do la llegada de Jerónimo de Ascoli con los delegados de la Iglesia griega y del Emperador para recabar 1"a unión dtl ambas Iglesias. Ante estas novedades. Gregario x convocó a todos los prelados en la iglesia catedral de Lyón, ·'et ibl omnibus praelatl existentlbus cum cappis suis, frater :so.. naventura Albanensis episcopus sermoclnatus est, proposí· ta themate quod legitur Baruch: Exurge, Jerusalem, sta. in ex;celso" t .

J OPera 0 111., 1, p, ;>; 1.I •• - \\·,\ m)I);GU: ,hllla!.:s ord. m j ll .. ad 8un . 1274. n. T.

• H is/o ria $lpllm tribu/aliollu"" 1. c., pp. JQ I · 3Q2. • CII,on!ea X XI" Genera/III"'. 1. e. , p. 353. J ) b ssl : CondUa , «l. Regia. París, 1644, XX'·III . 574. • el. Brlvl$ flota eorum qual j'l 11 co.rc. Lrrgd. gencrali ada Irurt.

en )IASSI : Co,rcilia, L e. , p. SlÓ. ' Clrro' rlea XXIV Gcírc ra liroll , J. e., p, 3S6.-WAm )1:"GO : A lIf!al~,

tJl"d . mili ,. ad ann . 1 ~74 , n. 34. , n,n· /s 11 0/11. e tc .. 1. c .• p .;~.<;

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IIJULJUrE<':A UE AUTURES CR lSTtANOS

La unión de la Iglesia gTiega fué sellada el dia 28 de junio. En la misa papal celebrada con este motivo, después del canto del evangelio en griego y latín, "frater Bonaven· tura fecit sermonem usque ad finem"'.

Este fué el último acto público de San Buenaventura. Cuando menos se esperaba fué asaltado de gravísima enfer· medad, que rápidamente acabó con su preciosa vida. Asis­tido en su agonía por Gregorio x ' , y después de recibir mi· lagros.amente el santo viático ', se extinguía esta luz en la aurora del 15 de julio de 1214, en el convento de Frailes Menores de Lyón, a la edad de cincuenta y tres años. Reci­bió la sepultura en este convento el mismo día de su falle­cimiento, pronunciando la oración fúnebre su intimo amigo Pedro de Tarantasia sobre el tema Doleo super te, frater mi, Jonatha.

'La consternación causada en los padres del Concilio fué general. El mismo Gregorio x, al día siguiente, en la sesión quinta, con grande dolor recordó la muerte del Doctor Se­ráfico, "quomodo Ecclesia Dei inaestimabile damnum per· pessa fuerat ex obitu fratris Bonaventurae", y ordenó ato· dos los sacerdotes del mundo entero que aplicaran una misa por el alma de San Buenaventura '.

El mejor elogio que podemos hacer del santo Doctor, des· pués de este acontecimiento, es copiar íntegra la relación oficial escrita a raiz de su fallecimiento ' : "Eodem anno et mense, die dominico, decima quinta ejusdem, hora matuti· na, obiit clarae memoriae fr. Bonaventura, Albanensis epis· copus, qui fuit horno eminentis scientiae et eloquentiae, vir quidem sanctitatis praecipuus, vita commiseratione ac mo· ríbus excellentissimis decoratus, benignus, affabilis, píus et misericors, virtutibus plenus, Deo et "hominibus dilectus, qui sepultus est ipso die dominico in loco fratrum minorum Lugduni, cujus exequiis interfuit dominus Papa cum omni­bus praelatis qui erant in Concilio et tota curia, et frater Petrus, Ostiensis episcopus, celcbravit missam et praedica­vít, ·proposito t>hemate, scilicet DoleD super te, frater mi, Jonatha: multae lacrimae et gemitus ibi fuerunt: hanc ei gratiam concesserat Dominus, quod quicum::¡ue eum vide­bant, ipsi'lls amore incontinenti capiebantur ex corde".

El expresivo elogio que acabamos de anotar y otros con­temporáneos del Santo que pudiéramos añadir, revelan el dulce y apacible recuerdo que en la memoria de todos los

, L. e., p . 529. 'GUSS8ERGr::R : CllrO ll iea, 1. l:., p. Sí : . Percepta plenaria absolu.

t jone de manu Summi Pontificis .• ~ WAOOINGO: An uales ord. lIIilI .. 3d :lnll . l~í4, n . 18. 'BreliEs nola, etc. , 1. e. , p . 533. , r. c .. pp. !¡.U ·S.U .

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1' 11),0. u¡,; .sAN IlU¡;:-"'AVENTUk,\

que le trataron había dejado el conjunto de r.!lras virtudes que adornaban la vida santa del Seráfico Doctor. No obs­t ante esto, debía pasar todavía mucho tiempo anles de que la Iglesia decretara los supremos honores para el santo Car­denal. Esta ba cnton¡:es ,vigente la costumbre de los doscien­tos años antes de proceder a la canonización, según atesti · gua fray Bautista de J udicibus, O. P., Obispo de Ventimilla, con estas palabras': "(Vigebat) invelerala ducentorum an­norum apioio el fa ma beatitudinis quae nee varietate tem­porum, nee schismalum. turbinibus, nee locorum distantia, nee concitatis Ecclesiae procellis, nee fralrum suorum aut negligentia aut Incuria potuit aboleri nul de anlmis homl­num obliterad". Esta dilación en conceder a San Buenaven· tura los supremos honores, que con tanta propiedad le co­rrespondían, extrañaba en gran manera al canciller de París Juan Gersón y a San Bernardino de Sena '.

En el siglo xv fueron muchas las instancias llegadas de todas partes a la Santa Sede pidiendo la inscripción del Doc­tor Seráfico en el catAlogo de los santos, por lo cual Six­to IV, movido por estas preces y estimulado también por su devoción al Santo, ordenó la apertura de los procesos apo:;­tólicos, los cuales llegaron a feliz término '.

Finalmente, Sixto IV, a tenor de la bula Superna caeleso

tts patria, elevó al noctor Seráfico a los honores de los santos el día 14 de abril , dominica In Albis, de 1482. Es de notar que, si bien la declaración solemne del doctorado de San Buenaventura en la IgleSia universal es publicada un s iglo más tarde. como luego veremos, ya en la bula de canonización es agregado a la lista de los doctores, y como a tal se le reza, desde el primer momento, con el oficio de Doctor. Los términos con que se expresa la bula rezan así ': "Ipsumque sanctorum confessorum Pontificum et Doctorum (quos sancta Dei veneratur Ecclesia) consortio solemniter in praesentiarum adscribimus aggregamusque per praesentes".

, De ClmOtd~atlone beaU BOtUl'Vemwrae, en S. BUI;ZZI : Mi.seeJlD· lIea, L c., p. 477 .

• Cf. H . SUARALU, Q .. ¡n. Cov.; Sllpp/etllc"ltm~ et CJutigatio ad scr¡Plorcs trill'" ordlnllttl S. FrancUcl. Romae, 1806; pp. 14Jb, 16Jb. Opera om., X , 70.

o ef. D. MARllI"A:s"GELI : ÚJ tatlonl:a:iotle di S. Bonal,lcmwa e /1 /lroaSlo dj. Lioue, en lIIiscella trCa FrlltlCeSClllla , 1916, XVI , 65-86, 105-120; 1917, X\'1I , U 5- 13.5 .

• CC. G . . "BATE : QUllndo S. BOtllll,lCtlturll fu dlch iaralo . dollore del/a eh/esa. r. ~n Miscellatltll Prancut:ana, 1937. XXX I'II , 198.207.

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B. BONN t-~ • utnlurf Sermon •• dt tetnpo"';tam Hibmu>¡¡ AtCliuocum indiclbus.

VznwJdanrur Iodoco Badjo Arcrnfio, Sub grana &: priuil<gto in tiímnium.

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1 1

ESCRITOS D E

SAN BUENAVENTURA

ail!5 cosa verdaderamente admirable la portentosa actl­vidad literaria de San Buenaventura si se considera el poco tiempo que pudo dedicar a sus tareas escolares en la Uni­versidad de París y la multiplicidad de las ocupaciones inhe­rentes al gobierno de la Orden duranle su generalato. Ocho años escasos (1248·1256) son Jos que le retienen en París después de comenzar su lectura cuTsorie, o sea como ba­chiller bíblico, y luego como bachiller sentenciario y maes­tro en Teología. En este corto período de tiempo hay que colocar todos 8US escritos, que por su carácter nelamenle escolastico son fraguados en el ambiente universitario'. La mayor parle, si no la casi totalidad, de las demás obras hubo de escribirlas duranle los dieciocho años de su generalato, absorbido en tantos y tan graves asuntos como hemos visto en el resumen de su vida. Esta producción literaria, tan abundante y selecta, en circunstancias tan poco favorables, ha hecho exclamar al padre Soller. S. r. ": "Non postremo eenseri debere S. Bonaventurae miraculum quod tam brevl

, Dado e l dinamismo de Sa n Buenaventura durante su generalato tn continuo$ viajes por toda Europa, la complejidad de 10$ negocios que ab$Orbían liU tiempo y Su re5idencia habitua l en PaTls , no nos par~ admisible la aserción de Gonzago, quien, opoyAndose única· mente en la tradición, 111 Jerl IrtJdilio. admite que San Buena\'entura nonnisi r tJ ro pudo todavía dedicarse a los estllaiO$ escolares en M6-dena durante su generalato. eL F. G O:O<UCA : De origine seraf!liIc,¡c rdlponis . Romae, 1587. ,56:·J.

A(1a Sallrto"""" Juli!. lo 111 \ · .. n et¡i~, 1¡'li. 8:1

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.,:! HlIiI.lUn.C,\ Ole AUTOkt::S CRJSTJAr.:OS

vitae religiosac decursu, tot muniís et occupaLionibus dis· tracto tantam librorum copiam post sc rcliquerit". Aunque el número de estos escritos reconocidos por la crítica más severa como genuinos es grande. sin embargo, no dudamos afirmar qUe no han negado todavía a nucstro conocimiento todas las obras del santo Doctor, como lo prueban los freo cuentes hallazgos que en este sentido van haciéndose por los estudiosos en estas materias.

En esta sección daremos a conoccr en primer término las ediciones de las obras completas del Santo hechas antes de 1882, en que comienza la edición crítica de Quaracchl (Florencia); luego hablaremos del método y valor crítico de esta edición; a continuación daremos el catalogo de las obras auténticas según estos trabajos criticos; fi nalmente, agruparemos en un estudio los diversos escritos, que la sana crítica ha reconocido como auténticos, hallados después de la edición de Quaracchi .

. -\. EDICIONES DE LAS "OBRAS COl\lPLETAS" DE

SAN BUENAVENT11RA HECHAS ANTES DE 1882

No es nuestro intento reseñar a.:¡ui todas las ediciones del santo Doctor publicadas separadamente o por grupos. Estas se cuentan por centenares. Solamente el Comentario de las Sentencia" ha tenido 28 ediciones '. Un trabajo de esta envergadura estaría fuera dcl espacio que nos permitc una introducción. Nos limitamos, pues, a describir, aunque sea sumariamente, las ediciones de las "Obras completas" que precedieron a la de Quaracchi.

1. Edici6n Vaticana.-Esta edición se hizo en Roma, en la Tipografía Vaticana. por mandato de Sixto v. Comenzó en 1588 y terminó en 1599 bajo Clemente VID. Consta de sie­te volúmenes infoHo. En esta obra colaboraron hombres doc­tísimos y de gran prestigiO en la Iglesia y, por otra parte. versados en la crítica literaria propia del tiempo, entre ellos el Cardenal Constancio Sarnano, O. M. Conv.; Angel Roca, agustino, Prefecto de la capiUa apostólica y Obispo de. Ta­gaste; Francisco Lamata, doctor en Teología. y Pedro Ga­lesino, Protonotario Apostólico. Los editores incluyen en esta edición 94 obras como auténticas.

No cabe duda que el esfuerzo realizado en este trabajo es grande, cuyo valor no fué superado por ninguna de las ediciones posteriores, excepción hecha de la de Quaraoobl.

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t.~t:):lTUS 0 10 SAN IIU1ONAV1ONTURA

Sin embargo, dado el estado rudimentario de los estudios criticos de aquellos tiempos, h' distinción entre las obras genuinas y eSpúreas del Santo rl~' podía hacerse con la ga­rantia de certeza que un trabajo de esta índole requiere. El texto recibido ofrece no pocas dificultades, debidas a las malas condiciones de los textos primitivos que sirvieron a la edición: lagunas, mutilaciones, lugares oscuros por co­rrupción del texto, etc,

2. Edición Maguntina.---1Esta edición se publicó en Ma­guncia en 1609, a expensas de Antonio Hierali. Consta de siete volúmenes infolio. Sigue en todo la edición Vaticana.

3. Edición Lugdumense.->Se publicó en Lyón en 1678, a expensas de Felipe Borde, Lorenzo Arnaud y Pedro Bor­de. Como la anterior, consta también de siete volúmenes infolio y reproduce igualmente la edición Vaticana,

4. !Edición Véneta.-Alños después de estos trabajos apa­rece Casimiro Oudino, antes religioso premostratense y des· pués apóstata de la Orden y de la fe, quien en su obra Com­mentarius de scriptoribus ecclesia3t1ci8 ' confecciona un nue­vo catálogo de las obras del santo Doctor, suprimiendo y añadiendo, por el mAs insignificante motivo, allá donde le pa­recía conveniente. Contra la intemperante critica de Oudi­no, los padres Juan Mazzucalo y Juan de Augustinis, fran­ciscanos, bajo el anonirnado, prepararon una nueva y cuarta edición, que vió la luz en Venecia en 1751, impresa en la tipografía de Esteban Orlando y Juan Bautista Albrilil. Consta de 13 volúmenes en cuarto. Incluyen todas las obras de la edición Vaticana, añadiendo únicamente una brevísi­ma carta de San Buenaventura. Atpartándose del orden es· tablecido en la edición Vaticana, dividen esta edición en tres partes: primera, obras ciertas; segunda, obras dudosas; tercera, obras apócrifas, seleccionadas según los editores de la misma edición Vaticana. El primer tomo lleva una intro· ducción, donde, a continuación de la vida del santo Doctor, publican un estudio crítico Utulado Diatriba historico-chro-­nologico-critica in opera eiusdem, en la cual dan la opinión acerca de la genuinidad o no genulnidad de cada una de las obras. En esta labor crítica se dejan llevar más bien del cri· terio de Oudino que de los Editores romanos. De los 13 vo­lúmenes, solamente dedican cinco para las obras genuinas, que suben a 28. No es, pues, de extrañar ,que la edición sa­liera mucho más defectuosa que la Vaticana.

!Las caprichosas afirmaciones de Oudino y de los Edito­res vénetos despertaron entre los hombres doctos, dentro y fuera de la Orden Franciscana, el deseo de una nueva inves·

> Tom. Irl : V I$$ ulatlo d~ scripliJ s. nonQ" , n'" ,a,. uipzig, f¡22, l'O!. 373. ,

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tigación de sana crítica para establecer un catálogo cierto de las obras del santo Doctor y según esto proceder a una nueva edición de sus escritos. El padre Pedro Juan de Mo­Iina, Ministro General de la Orden Franciscana, con carta fechada en Madrid a 23 de mayo de 1763, encargó este co­metido al padre Benito Bonelli da Cavallesio " hombre docto y preparado para este trabajo. Después de largas y penosas investigaciones en todo lo concerniente a las cuestiones lite­rarias acerca de los escritos del Santo, publicó su. insigne abI'a Prodromus ad opera omnia S. BOnalVe11t'Urae, Bessano, 1767. Esta interesante y bien perfilada obra, para el tiempo en que se escribió, aborda todos los problemas de la edición, a la cual había de servir como estudio introductorio. Siendo este re­ligioso ya de edad provecta y agotado por el trabajo, no se atrevió a emprender la edición por temor de dejarla in­completa. Se limitó a publicar los escritos del Santo encon­trados recientemente, que ocupan tres volúmenes infolio de la obra titulada S. Bonaven"t>wrae Q]Jerum omllium 8upple­ntelltum (Trento, 1772-1774), publicada bajo los auspicios de Clemente XIV. Estos volúmenes contienen 45 escritos acompañados de numerosas notas.

Además del padre Bonelli, otro investigador doctísimo, el padre J uan J acinto Sbaralea, impugnó las afirmaciones de Oudino confeccionando un nuevo catálogo de los escritos del santo Doctor en su obra Supplementum et cMtigatio ad 8criptores trium ordinum S. Fran.ci$ci (Romae, 1806), don­de con sólidos argumentos restituYe a San Buenaventura va­rios escritos de que Oudino y los Editores vénetos le habían despojado. El manuscrito de esta obra, publicada cuarenta y tres años después de la muerte del autor, ocurrida en 1763, fc'é conocido y utilizado por el padre BonelJi '.

5. Edición de París.-lEsta edi<:ión se publicó en Patis por el librero Luis Vives en 1864-1871, dirigida por AJ. C. Pel­tier, canónigo de la catedral de Reiros. Abarca 15 volúme­nes en cuarto mayor. Las obras que la integran son las mis­mas de. la edición Véneta, más una pequeña carta de San Buenaventura a fray Lorenzo, transcrita de Waddingo. El texto se ajusta en todo a la edición de Venecia, la peor de todas. Las correcciones se limitan a algunos errores tipo­gráficos y al cambio de algunas palabras que a Peltier le parecían falsas. Los trabajos de Bonelli y Sbaralea, que tan buenos servicios le hubieran prestado, fueron preteridos.

, Cf. Opera om., 1, Praefatio generalis, p. \'11, nota r , donde los Padres Ed,tores dan un resume" de la vida v escritos de este varón ill1~tre. .

·ef. Prodro ", ,,s ad opl'ra m'mia S. RonavCllt"rllC. Praefatio, p. x.

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1I

ESCRITOS DE SA.'" lJUEt-;AVE NTURA 35

Por 10 tanto, se puede decir de esta edición, al p.ar de la Véneta, que es una de las peores .

• • •

E l juicio que nos merece el estado del problema crítico de las obras de San 'Buenaventura antes de la edición de Quaracchi es el siguiente: el texto transmitido por estas ediciones se encuentra en un estado lamentable. Frecuen­tes errores, lagunas e interpolaciones que entraron ya en la edición Vaticana pasaron a las siguientes. A'lgunas obras aparecen, ya en las primeras ediciones, mutiladas y con un texto de tal modo corrompido que a la lectura de las PrI­meras páginas aparece ya indigno de la pluma de tan gran Doctor '. El origen de estos errores ciertamente lo hemos de atr ibuir a la edición príncipe de cada una de estas obras, que, como generalmente se acostumbraba en los orígenes de la imprenta, se hacía según un códice único, sin previo exa­men del valor crítico del mismo cotejándolo con otros. Sa­bido es que en los siglos xm y XIV abundan los códices co­rrompidos, debido a la impericia o negligencia de los ama­nuenses y a las ideas preconcebidas de los copistas, que cambiaban, suprimían o interpolaban donde les parecía con­veniente. 'De aquí que las obras a las cuales cupo la suel'te de depender de uno de estos códices, desgraciadamente tan abundantes, quedaban ya desfiguradas esperando el día de una revisión a fondo. Esta es la suerte que generalmente han corrido las ediciones de los autores que escribieron an­tes de la invención de la imprenta.

Por ptra parte, entre los diversos autores que intentaron establecer un catálogo definitivo de las obras del santo Occ­tor existía una incertidumbre y discrepancia enormes, de manera que lo que para uno era obra genu·ina, p_ara otro de­bía figurar en el apartado de los apócrifos. Alsí que era cosa poco menos que imposible, para los escritores que b¡;scaban ponerse en contacto con el pensamiento del santo Doctor, co­nocer las fuentes seguras donde hallar su doctrina genuina.

Para poner' ante los ojos del lector el estado de este pro­blema, trazamos el siguiente esquema de los cuatro catálo­gos de las obras del Santo: Oudino, Editores vénetos, Sba-

1 eL P. PEORO TR1GOSO, O. :\[. Cw: SI/mma tllcologica S. 80· tlD:1Jllltllrac. LlJgduni, r616, ISa, donde Se queja ya de este e~tado de cosas con estas palabras: .omnia exemplana, quae J;:go vidi (se trata de ciJ;:r!o lugar de la cuestión 1.& del prólogo) sunt meno dosa, quod frequenter im'enio in isto seraphico Doctore, Et \'alde doleo, quad tantus Doctor tot scateat mendis, quod nestío quibus sit imputandum. Eius tamen opera emennata el auct:l felicis recor. d~tionts Sixti \'. P. :'IL, iussu \'alde desidetflntur .•

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¡6 IHIJLlOTECA OJO AUTORES CRlSTJA.. .. OS

ralea y padre Bonelli, tomando como punto de partida el catálogo de la edición Vaticana . .oe las 94 obras que con· tiene esta edición, cada uno de los cuatro escritores indi­cados la& distribuye en la siguiente forma.':

OBRAS CadlDo VhflO' Sbaralu P. BOllc lll

Ciertas .. ............. 35 28 51 73 D ·dosas . ..... . ... .. ". 12 16 7 6 Espúre"s .. ..... .. . . .. . 47 50 36 15

TOT .... LES •. .. ..... 94 94 9' 9'

Las causas de estas discrepancias las debemos a tribuir en primer lugar a la falta de un catálogo de las obras que ofreciera las garantías suficientes por su antigüedad y exac­titud en el número y titulos de los escritos. Ciertamente, exisUan autores de antigüedad respetable que nos han trans­mitido algún brevísimo indículo de cierto número de obras, insinuando las demás con estas o parecidas expresiones ge­nerales: et multa aUa, et quamph4<rima aba, et plura alia, etcétera '. Careciendo, pues, de una atribución explicita ex­trínseca de garantía, acudían a los criterios internos por se­mejanza de estilo, etc .. donde cabía mucho subjetivismo por parte del investigador. De aquí que tot 8unt 8entent-iae quot capita. A!ñádase a esto que en los códices es muy fre­cuente encontrar falsas atribueiones de las obras que en ellos se transcriben. Ocurría, pues, que el manuscrito que llegaba a las manos de talo cual investigador con el nom­bre de San Buenaventura era inmediatamente aceptado sin ulter ior examen.

D. LA EDICION DE QUARACCHI (FLORENCIA), r882 -1902

iDe cuanto llevamos dicho se infiere la necesidad que se sen tia de un trabajo de revisión a fondo para resolver sa­tís factoriamente el doble problema: la determinación segu­ra de las obras genuinas del santo Doctor y el estableci-

, Asl hablan, cntrc otros , Martin, monjt de FuJda; Salimbeoe dt Parma, Bartolomé de Pisa, Juan Gersón , an6nimo StronconicllSe, Jacobo Odd6n de PeruM, Octaviano de l\Iartiois Guillermo Vtlri­:lon8', Luis de Granada, Mnriano de Florcncia, et~ .

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J ESCRITOS DE S .... N flUENAVEl'<lTCRA J7

miento de un texto que nos transmitiera el pensamiento au­téntico de San Buenaventura.

En el año 1871, el reverendísimo Ministro General, pa­dre Bernardino de Portu Romatino, propuso la publicación de una nueva edición completísima de las obras de San Bue­naventura que salisfaciera plenamente estas aspiraciones.

Tuvo la suerte de encontrar un hombro sólidamente pre­parado para esta inmensa labor: el padre Fidel de Fanna, de la provincia franciscana de Venecia " el cual, después de diez años de penosos e intensos trabajos, pudo recoger to­dos los elementos que le habían de servir para la edición; planeó el modo de realizarla según las más rigurosas exi­gencias de la crí t ica moderna, indicando al mismo tiempo los métodos a seguir en la realización de esta gigantesca empresa '.

Al estudiar el problema literario en las ediciones ante­riores, pudo ya apreciar quc las publicaciones anteriores no podían ser una base segura para la nueva edición. Era pre­ciso recurrir a la tradición manuscrita tanto de las obras editadas como de aquellas inéditas que dormían todavía en los fondos de las bibliotecas. Comenzó estos trabajos escri­biendo a los directores de las principales bibliotecas de Euro­pa pidiendo datos sobre los códices referentes a San Bue­naventura, inCluyéndoles las normas según las cuales de­bían describir estos manuscritos '.

Si bien pudo de este modo reunir gran cantidad de no­ticias para la edición, no le pareció este medio suficiente para conseguir el ideal a que él aspiraba, por lo quc deter­minó visitar personalmente todas las bibliotecas que estu­vieran a su alcance, tanto públiCas como privadas. Eminen­te paleógrafo y con una constancia verdaderamente admi­rable, dedicó ocho años a -estos viajes, visitando cerca de 400 bibliotecas, habiendo recorrido Francia, Inglaterra, Bél­gica, Suiza, Thpaña, Portugal, Alemania, Austria, Dina­marca e Italia. Fruto de estos trabajos, y ayudado en parte por otros compañeros, pudo dejar descritos unos 50.000 có­dices en varios volúmenes manuscritos que aun se conser­van en el colegio de estudios críticos de Quaracchi, los cua-

I La "ida y actividades de ~te insigne in"estigador, tan benemé­rito de la ciencia, ha sido publicada por el P. v. MESECIIDI, O. F. l\I. : 11 Plldre Fedelc da FIIII'III dei FraU ¡\finor! (18j8-/881) . Vicell~a, 1940. En 8." pp_ xxvu-47i.

'e(. B . K RUlTWACE:-;- W _ LUII'EN, O. F . :'.I.: De Bonavenlura-uU­gave "Van QlU1r11 CC IJl (1882-1902), en Collee/anea FranclsC4na Ncerlan _ cUca, J9l(M, 3&r437.

'Cí .. C., p. 432-436, donde publican algunas de estas cartas v rtOrmas según las cuales debian ser descritos estos C"6di~5 y den¡{is ,Iocnmen t"os referentes a esta edición.

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BIBL.IOTECA DE AUTORES CRISTIANOS

les no pocas veces he tenido que consultar yo mismo para la redacción de otros trabajos.

Estos códices se refieren no s610 a San Buenaventura, sino también a los escritores franciscanos que florecieron antes del XVI y a los monumentos históricos de la misma Orden. Una inmensa parte de éstos son todavía inéditos, y no pocos desconocidos de Waddingo y Sbaralea.

!Eh el año 1874 publicó en Turín su obra Ratio novae colleclioni s operum omnium Seraphici Docloris S. Bona-ven­turae, donde expone las causas y método de la nueva edi· Ción, trata de varias obras manuscritas de San Buenaven· tura y publica un catálogo de obras inéditas del santo Doc· tor que él mismo había descubierto en sus visitas a las bi­bliotecas. En este libro plantea el autor los problemas de la critica en esta clase de trabajos en una forma hasta en­tonces desconocida, lo ,qUe le valió captarse la admiración de los eruditos de su tiempo '. La Real Academia Espa­ñola de la Historia, en su' sesión del 3 de diciembre de 11S77, reconoció el valor de este libro y las excepcionales dotes científicas de su autor, por lo que espontáneamente le nomo bró miembro correspondiente de la misma.

Vuelto de España y Portugal en uno de estos viajes, se dirigió a Quaracchi, donde se acababa de adqUirir un edi­ficio destinado a albergar la Comisión que había de comen· zar los trabajos inmediatos de la edición después de este largo y laborioso período de recolección de materiales. Esta Comisión qucdó constituida por de pronto por el padre Fi· del y otros siete colaboradores que él mismo habia formado en estos estudios y que le habian ayudado no poco 'en el trabajo de las bibliotecas. El J4 de .iu·lio de 1879, fiesta del Seráfico Doctor, Se dió principio oficialmente a los traba· jos inmediatos de la edición.

No obstante el increíble trabajo, ardor y entusiasmo que el padre Fidel puso en la obra, no pudo ver el fruto de sus ensueños. Mientras trabajaba en algunas bi~liotecas del norte de Italia fue atacado por el microbio de la tubercu· losis, efecto del continuo aspirar el polvo de los viejos li­bros y antiguos pergaminos. Víctima de su propio trabajo, desP'Ués de breve enfermedad, moria en mayo de 1880 en Quaracchi, a la edad de cuarenta y dos años.

Si bien fué éste un cont ratiempo serio para la edición, sin embargo, el padre Fidel habia llevado ya sus trabajos a tal punto de madurez que, aunque desaparecía el hombre, quedaba en pic la obra puesta ya en marcha. Estaba pre­parada la ingente cantidad de materiales, claramente deter·

, ef. OPera 0111 •• 1, prólogo, p. x , nota 1, donde los PP . Editor.:s publica n algu nos testimonios de esta Indole.

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1,

I::SCRlTOS DE SAN nu,.!-I~VENTURt\ 39

minado el método a seguir en esta empresa, confeccionado el catálogo cierto y definitivo de las obras, seleccionado y preparado el personal que había de seguir levantando es te monumento. De aqul· que el trabajo comenzado siguió sin interrupción ninguna.

• • •

La primera labor de los Padres Editores fué dar la for­ma definitiva al catálogo de las obras del santo Doctor. Para conseguir plenainente su intento emplearon el siguien­te método: comenzaron por examinar detenidamente los ín­dices breves antiguos y catálogos subsiguientes. Partiendo de la Crónica de Salimbene de Parma, escrita en 1282, y terminando con el catálogo contenido en el Cód. de la Bibl. Marciana de Venecia Class. XXl1, siglo XlV, fol. 155v, los Padres Editores examinaron 26 catálogos. Como no to­das las obras en ellos indicadas son genuinas, instituye­ron acerca de ellas un trabajo de depuración. Con el auxi­lio de la ingente cantidad de documentos acumulados pu­dieron encontrar los verdaderos autores de muchas obras atribuidas hasta entonces al Seráfico Doctor '. De otras, cuyos criterios internos de estilo, doctrina, etc., estaban en abierta oposición con 105 escritos auténticos, no pudieron encontrar ningún testimonio anterior al siglo xv en favor de su genuinidad. De otras pudieron probar que no eran más que compilaciones hechas de las obras del Santo, y al­gunas veces mezcladas con materias de otros autores '.

Por otra parte, los materiales nuevos allegados para la edición les proporcionaron argumentos ciertos para probar la 2"enuinidad de obras ciertas tenidas hasta entonces como dudosas o espúreas. Juntamente con esto, la investigación medieval llevada a cabo les puso en conocimiento de mu­chos escritos que yacían desconocidos en las bibliotecas. Al­gunas veces, poquísimas, han sido los criterios internos in­confundibles de estilo, lengua.ie, doctrina, perfecta concor­dancia de lugares paralelos, división de partes e identidad de fórmulas, argumento tan usado hoy para la identifica­ción de las obras, los que sirvieron para atribuir tal o cual opúsculo al santo Doctor ' . Pero lo que generalmente les sirvió para señalar las obras auténticas inéditas fueron las indicaciones explicitas de los manuscritos, muy frecuente­mente el testimonio conjunto de varios de eUos. De este

, C f . Opera om .• v, p. l\·-LXI. ' Cf. Opera om ., \', p. Xl\'1I ss . • Ta l ocurre, por eje mplo, con e l opúsculo Ch r j! f u 5 IHl U o,"nium

mugis /er; el. Opera 0011 . • \', p . Xl\' II .

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40 BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS

modo los Padres Editores han podido completar con plena seguridad el catálogo.

En esta labor han procedido los Padres Editores con suma cautela, y mientras no han tenido las pruebas· sufi· cientes para atribuir talo cual escrito, no han dado su jui­cio definitivo. Las afirmaciones de este género, fundadas en las normsl' de la. más sana critica, han quedado firme­mente estables. Después de sesenta y tres años que se pu­blicó el primer tomo, aun no ha habido nadie que haya se­ñalarlo equivocación alguna en estas discusiones.

Ciertamente, existen obras que ostentan caracteres mas o menos aceptables de verosimilitud para ser tenidas como auténticas. las cuales, sin embargo, por carecer de pruebas seguras y definitivas, no podian ser incluidas con plena cer­teza entre las o15ras genuinas. Por otra parte, no habia tam­poco ninguna razón contundente para ser excluidas tota!­mente de los escritos del santo Doctor, entre los cuales ha­bían figurado hasta entonces. Para estas obras los Padres Editores han reservado prudentemente uIi apartado con el título de OqJera dubia, en espera de .que nuevas Investiga­ciones puedan dar algún día una solución definitiva.

Según estos criterios han confeccionado los Padres Edi­tores el catálogo definitivo de las obras de San Buenaven­tura, que agrupan en tres secciones: primera, obras legíti­mas; segunda, obras dudosas incluidas en la edición; ter­cera, obras dudosas y espúreas excluidas de la edición .

• • •

Otro problema que los Padres Ekiitores habían de resol­ver era buscar un texto correcto, entre tantas y tan diver­sas redacciones como ofredan las distintas ediciones, que reflejara con la mayor exactitud posible el pensamiento del autor. Para eIlo comenzaron los estudios de la crítica tex­tual según las normas y método que ellos mismos habían establecido de antemano, del cual dan razón con estas pa­labras': "Non raro editio Vaticana manifeste errare con­vincitur; saepe lectio eiu~dem, spectatis numero, qualitate. antiquitate, consonantia codicum et editionum aliter legen· tium, probabilitatem vel penitus vel magna ex parte amit­tit, quo (:asu lectio codicum praeferenda et in textu reci­pienda esto Cum vero rodices dissentiunt, ve! eorum lectio suspicione corruptionis laborat, vel pro utraque parte auto­ritas et ratio militat, lectio editionis Vaticanae iure posses­sionis non est privanda, sed in dubio ¡psi favcndum esto Hoc

, Opera 1U1I .• 1, p . xX:<:I!r.

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r ! • •

•• ~

ti ESCRITOS D E SAN BUENA. VENTORA , '

in casu lecUo dissidens codicum vel editionum ad calcem r e­mittitur".

El punto de partida, pues, es la edición Vaticana. y con ella se habían de cotejar todos los códices. Para determinar la "cualidad" y "antigüedad" de los códices habia que ha· cerse anles un estudio sobre los mismos buscando las depen­dencias mutuas para establecer las familias de los mismos y de este modo hallar las cabezas de estas familias y la edad de cada códice. l{echa esta clasificación, eslaba ya el camino expedito para elegir 109 manuscritos que por su ano tigüedad, corrección y prioridad con respecto de los que de ellos dependían, pudieran ofrecer \:11 tex.to más genuino, los cuales, con la indicación de codices colla ti, fuer.on acepta­dos para cotejarlos con la edición Vaticana, cuyas lecciones variantes habían de formar el texto crítico, que es el que hoy figura en la edición. Las lecciones variantes de menos probabiJidad fueron relegadas al aparato critico puesto al pie de cada una de las páginas. FJ.ste traba jo era largo y penoso y requería ciertamente hombres muy versados en la paleografía medieval, tan erizada de dificultades por las innumerables y no siempre uniformes siglas de los manes­critos medievales. Para hacerse cargo de 10 que es esta la­bor baste decir que solamente en el Comentario al primer libro de las Sentencias anotaron los Padres Editores más de 20.000 variantes, y en el cuarto libro, unas 40.000.

El número de variantes recogidas en este cotejo de có­dices y ediciones fué inmenso; s in embargo, por la desigual. dad del valor de las mismas, no todas fueron anotadas en el aparato crítico. Las normas que en esto adoptaron las ex­presan con estas palabras ' : " Quapropter, .. uraeter errata librariorum manifesta, eas eUam lectiones variantes, quae sunt omn ino improbabiles. quia ab uno alterove manuscripto vel editio eontra alios plurimos et melioris notae codices proferuntur, penitus praetermisimus nominare, nisi aliquo modo servire poterant ad sensum auctoría facilius intelli­gendum vel ilIustrandum , cuiusmodí sunt plurimae glossae. quae ordinarie pauca tantum verba habent, interdum etiam aliquanto longiores sunt. Huiusce generis glossae non paucae in aditionem Vaticanam irrepserunt, quae interdum ad sen­sum auctoris, laconica brevitate loquentis, faciliu8 inteUl­gendum adiuvant. Nihilominus eiusmodi additamenta ad cal· cem reiccimus.

Plerumque codices antiqui in !ectione conveniunt, excep­tis paucis locis, qui iam in anti'qu-issimls codicibus et edi· tionibus aliqua sive corruptione laborare videntur, de que

, Opero 0111 • r, p XXXII'

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" BIULICITI::CA lJE AUTORES CRISTI ......... OS

eUam in Dotia lectorem monemus. In bis casibus abstinui· mus el abstinebimus a texto mutando ope incertarum el saepe fallacium coniecturarum, sed texto vaticano retento, opinionem nostram in notig ad calcem positis manifestumus",

Fruto de la escrupulosidad de estos inmensos y tenaces trabajos ha sido el texto de la edición de Quaracchi, bajo todos 108 puntos de vista verdaderamente critico, que ha al­canzado plenamente los ideales que los Padres Editores se habían propuesto. El padre Enrique Denifle, O. p" reco­nocía este m érito cuando 'hablando de esta edición decía': '{En realidad no sé qué deseos y exigencias puedan haber a que no satisfaga esta edición". Desde el primer momento se puso a la cabeza de todos los trabajos contemporáneos de la misma índole. Con relación a la edición que nos ocupa, hablaba el Cardenal Francisco Ehrle, S. J. , de la edición Leonina de las obras de Santo Tomás, diciendo que en sus partes de publicación más reciente se acerca cada vez más a los ideales que han dirigido la edición de San Buenaven­tura desde el principio '.

Esta labor ingente de los Padres Editores y los sazona­dos frutos que de eUa proceden en cuanto al feliz éxito de la edición. bajo todos los puntos de vista plenamente satis­factorio, ha merecido los elogios más lisonjeros de la Santa Sede. En la carta .q ue escribe León xm al padre Bemardi­no de Porlu· Romatino, Ministro General de la Orden, en 13 de dicIembre de 1885, o sea cuando comenzaba la publica­ción de los primeros volúmenes, se expresa así ' : "Nlec vero tantum prudens in rerum síngularum delectu iUdicium, sed et accurate textus emendationcs, atque optima litterarum forma in primis commendanda esto Maxime autem placuit propositum, opportunas animadversiones seu scholia singu­lis libris adiiciendi, ut ea doctrinarum harmonía manífeste appareat, qua praecellentes illas duorum Doetorum (sci\. S. '!bomae et S. Bonaventurae ) mentes instructas fuisse ante diximg,s".

Ya terminada la edición, escribe Pío x una carta al pa­dre Dionisio SchuJer, Ministro General de la Orden, fecha­da en 11 de abril de 1904, en la cual habla así de la misma': "Cuius quidem magni laboriosique incoepti, utí Decessor noster fel. rec. Leo XIII, primitias progrcssiones admodum probavit, ita Nos felicem exitum integra voluminum aceep-

L Del/tsclle LittrotuTzel/.uug, 111, 1882'1883. ' . Fron:/skanudle Sludlell, 1924, XI, 32: . Inmmer lllehr den Idea.

len nahert, we!che die Bon3\'enturaausgabe \'on Anfang an geleitel baben .•

• W. LAMPEN, O. F. M . : lJ Joa""u DUI/s SeotllS ti Sal/cto !iedu . . \<1 Claras Aqu3S, 1929, 4J.

, 1-. c., p . 44 ss.

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ESCRITOS DE SAN BUENAVENTURA

ta dono serie, vehementer gratulamur. Id autem non vestra solum causa fadmus, sed communi... Restat 'lit de oblatis vo­luminibus, in quibus, aeque ac Decessor Noster, criticae artis peritiam, animadversionum opportunam copiam, ip­aam elegantem formam dilaudamus, non mediocres, uti par est, agamus gratias".

• • •

La edición de las obras de San Buenaventura preparada por los Padres Editores del colegio de esbu'tlios críticos de Quaracchi (Ad Claras Aquas) consta de 10 volúmenes in­folio, más un volumen fuera de serie Q'ue contiene los indices de los cuatro libros del Comentario de las Sentencias, que ocupan los cuatro primeros volúmenes de la edición.

Los trabajos preparatorios de la misma fueron inicia­dos por el padre Fidel de Fanna por orden del padre Ber­nardino de Portu Romatino, Ministro General, en 1871. Des­pués de diez años de increíbles trabajos, apareció el pri­mer volumen en 1'882, y transcurridos otros veinte años. se publiCÓ el último tomo en 1902. Ocurrida la muerte del pa­dre Flidel de Fanna en 1880, se puso al frente de los tra­bajos el ínclito investigador e insigne teólogo padre Ignacio Jailer, el cual había ya tomado parte en los trabajos en. co­laboración con el padre Fanna. A él se deben los escolios de la edición, saturados todos ellos de altos conocimientos teo­lógioos y arsenal valioso de noticias de la historia de la Escoilistica, como ya 10 advierten los Sumos Pontífices en los textos antes mencionados.

Juntamente con estos preclaros escritores colaboraron en esta obra, en el transcurso de los treinta años de su du­ración. otros eruditos investigadores y especializado!\ en es­tos trabajos. El número total de los Padres que colaboraron en la realización de esta gigantesca obra es de 38, cuyos nombres los publica el padre W. Lampen en el artículo ano tes mencionado '.

c. CAT ALOGO DE LAS OBRAS AUTENTICAS DE SA N BUENAVENTURA SEGUN LA EDICION

DE QUARACCHI

Incluimos en este catálogo todas aquellas obras cuya al ' tenticidad está plenamente probada por los Padres Edito­res, y consiguientemente han entrado a formar parte en

1 De Bonavu,t"ra- ,Ii I1:age l'a u QII /Jr/Jcch¡ ( r 88:z-/(;()~). 1 e .• p. 4 3 ~ .

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44 U1IlLIO'l'ECA OE AUTORES CRISTIANOS

el catálogo por ellos establecido. Fundados en el carácter doctrinal de ellas, las agrupamos en cinco secciones: Obras teológwM.-Obras exegéticas.-Obras C18cettcas 'JJ mística.!. Obras referentes a la Orden Franci8cana.-8ermollM.

A lodas aquellas .que nos ha sido posible añadimos al lado del título las indicaciones cronológicas de su composi~ ción. Nos ha parecido oportuno poner el incipit de todas eUas, ya que no dudamos existan todavía códices inexplora­dos, algunos de Jos cuales pueden presentarse velados con el anonimado. En estos easos, con nuestros incipit será siem­pre cosa fácil la identificación. Luego añadimos el tomo y páginas que ocupan en la edición de QuaracchL

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I Jnder al¡)babttieus

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IlIBl..toTl::CA DE AUTORE!; CRISTIANOS

§ 1. O BRAS TEOLÓGICAS

1. Conwnentarii in quatuor libri Sententiaru?1~ Petri Lombardi. (Años: 1250·1252).

h lcipit: libr.

libro

libr.

libro

1: Profunda fluI'iorum scrutatus est .. Ver· bum istud sumptum ex lobo

H : Solummodo hoc in\'cni .. . Sollicite consi­deranti praesentis ¡ibri.

111 : Th!us autem qui di\'es est. .. Verbum istud.

!l. : Unguentarius faeit pigmenta .. Verbum istud ~cribitur in Ecc!i.

Edic. Opera Ol/lIIia t . HI·.

2. Quaestiones disputatae VIII de mysterio Trinitatis . (Año: c. 1253·1254) .

Illcfpil : Vo!ente~ ciTen mysterium Trinitati~ aliqnid in(\¡t­gare.

Edic. Opera omuia t. l·. 45-115.

3. Quaestione.s disputatae VII de scientia Ghristi. (Años: 1254·1255) .

Incipit: Quaeritur de scientia Christi secundum quod Ver_ bum, utrum actu se extendat.

Edk. Opera Olllllia t. v, .1-43.

4. Quaestiones disputatae IV de perfectione evangelica. (Años: 1255-1256) .

lucipiL: Volentes ciTea perfectionem e\"lmgeJieam aliqun indagare.

Edic. Opera Ollmia t. l· 1I7-10}8.

5. llreviloquium. (Año: antes de 1257).

¡u'¡Pit; F:ecto genua mea .. Magnlls doctor ~ntium. Edie. OPera Ofnllia t. 1', 201-291.

6. ltinerarium mentis in Deum. (Mío: octu bre 1259).

lncif'it: In principio primum principium .. . Beatus I'i r ... Cum heatitudo.

Edic. Opera om"io t . v, 295-313 .

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eSCRITOS DE SAN BUENAVENTURA 47

7. De reductiones artium ad thooZogiam. (Año: 1251 ?).

IncipiL' O~ne dat~m opti mum .. In hoc I'erbo tangitur ongo omlllS.

Edic. Opera nmnia t. l', 319'32.:; .

8. Collationes in lI f:xaemeron Mue illuminationes Eccle· siae. (Alño : abril.junio 1273).

Indpit: In medio Ecclesi3e aperuit os dus.. In verbis ¡stis docet sapiens.

E(Hc. OPera olJ1uia t. \', 327'454. Existe otra redacción, de la cua l hablaremo~ en el párrafo siguiente.

9. Oollationes septem de donis Spiritus Satlcti. (Año: 25 febrero-J7 abril 1268).

hl(.iPit· Omne datum optimmn.. Silnctu ~ Iilcobus apos­tolus.

Edic. OPera OIlHlio t. \', 1\57'503.

10. Collationes de decem praeceptis. (Año: febrero-abril de 1267).

.-lucipiL: Si vis (Id vÍlam illgredi .. Yerba iStA scripta sun !

in ~Ialth_

Edic. Opera (lInll;a t. r, 507-531.

11. Sermones selecti de rebus theologicis.

a) De triplici tt:stimonio Sanotissimae Trinitatis.

/o¡ciPit : Tres sunt qui testimonium.. I n hoc \~rbo des. cribitur mysterium.

Edic. Oprra 01l11lia t. 1', 535-538.

b) Ve regno Dei descripto in parabolis evangelicis.

Il1c¡Pit : Simile est regnum caelorum homini qui semina· I'it.. Detinebant illum.

Edic. Ope/'a ouruia t. 1', 539"553.

, e) De sanctissimo Oorpore Ch1'i8ti.

lucipit: Confiteantur Domino misericordiae eins .. lstml "erbum scribit David_

Edic. Opera o"mla t. '", 553'566.

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LllUUOTEC/I. OE AUTORt:S CRlSTlANOS

d) Chri.8tU8 UnU3 on""ium magi8ter.

r"ci/lit : Unus ut mag ister vester ... In verbo ¡sto decla­ratur.

Edic. 0pt m o"lIIia t. \', 567-574.

12. De plantatione Parad18i.

InciPit: Plantal"erat autcm Dominus Deus .. Sicn! in Chris. tum pie intendenlibus.

Edic:. Opera ollZula t. 11, 574-579.

§ 2. OBRAS EXEGÉTICAS

1. Commentarius in librum Ecclesiastes.

lil e/pi!: Beatus I'ir c:ui U5 e~ t nomen .. . Cum sieut VIII! bea· tus Dionysius.

Edic. Opera 011"';0 t. VI, 3"'99-

2. Comm(:tltarius in libr-lIl1t Sapientiae.

¡"cipit : Diligite lume- n sapientiae .. Liber Sa pientiue ... H ic es! prologus.

Edil:. apira onuda t. VI, 107-233.

3. Co-mmmtarius in BvangeZium Sancti l oanni<!.

Jllcipit: Ecce ¡nte1ligt t sernls meus.. Quia commenulltio auctoris redundo!.

Edic. Opera emula 1. \'1, 'lJ9-SJO.

4. Oollaticmes in E vongeliu'm Sa?wti loo/mis.

rlle/pif: In principio t ral Vtrbum. Io. 1. Lux in tenebri~ lucel.

Edic. Opna olllllio t. \'1. 5J5-634.

5. Oomnnentariu8 in Evangelium Sancti ÚlJ.Cac. (Años : 1248·1250) .

Tnclplt: Spiritu~ Domini super me. Considerantibu5 no· bis aliquod \"erbum.

E/líe OpU'(J 0 .. ",;(J l. \'H, 3-604.

; , , ,

, .

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r I ;

ESCaITOS DE Sh~ BUENAVENTURA 49

§ 3. OBRAS ASCf:rICAS y MlsTICAS

1. De triplici vio.

¡I1(.ipit: Et:~ descripsi ellffi t ibi ... Cum oruñ is scicntia gera l.

E¡Jic. Of>l:ra amI/jo t. nll, J- 18.

2. Soliloquiu,n. III-tipit: Flecto gen u3 mea. Palllus opostolus \'1IS aHernae

electionis. Edic. Opera ourll lo t. VIl!, 28-67.

3. Lignum uitae.

h/Ciplt : e hrista confixus sum cruei.. Verus Dei cullor Christique disdpulus.

Edic. Opera aml/;a 1. \' 111 , 68-86.

4. De quinqn6 jestivilatibus puen l eau.

¡IIcipit : Cllm secnndu m virorum ,'enerabilium . Edit:. Op'rra OIll>1ia 1. \'nl, 88-95.

5. Tractat·us de praeparat;one ad mi8sam.

Incipil . ,\d honorem g loriosa.e ac individuae Trinitatis. Edic. Opera oHlula 1. \"In, 99' 106.

6. De perfecticne vitae aa sorores. (Aiio: 1270).

/llcipit: IkalUS horno quem tu e ru¡!i.,ri!! .. . Neminem cen­scri sapientem_

Edic. Opera Qm nia t. \'111, 101-12i .

7. De regimine Qnimae.

'''ri/lit; Primum omllium Ilecesse babel'. Edic. Opua o'"III ia l . \"JI!, 128-1;\0.

8. De sex ali.s Seraphim.

Incipit : Da oc:cnsionem sapienli. .. Cum igitnr ex lev; sae· pe oeCl1sione.

P.:dic. Opera o"rnia t . VIII , 131 ' 151 .

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_~u BIHLl()'fECA DE AUTORES CRl!:\TIANOS

9. Officium. de pa.ssione Domini.

Incipit: Domine labia mea aperies.. I"Vitatoriu ", : Chri~. tnm captum et derisum.

Edic. Opera oUlnfa 1. IIU, 152-158.

10. VitUi mystica seu tractatus de pa8sione Domini.

hu;iPil : Ego ~UI1l vitis vera ele. O Iesll bellig'n~ vitis. Edic. Ope ra em nfa t. 1'111, 159-ISg.

~ 4. OBRAS REFERENTES A LA ORDEN FRANCISCANA

1. A'Pologia pauperum contra calumniatorem. (Año: 1269).

lu(.fpif : Sl1mmi legislatoris ill\,joJabili constat definitione . Edic. Opera oumia 1. \'111, 234-'330.

2. EpistoZa de tribus quaestionibus ad nwgistrum in­nominatum.

Incipit: Innominato magistro spirit\1m intel1igentiae. Edic. Opera aml/ia t. \'1Il, 33J-336.

3. Determinationes quaestionum circa regulam Fra­trum Minorum.

Inc¡pil. : Cum inter alio~ Ordines Rdigiosorum. Edit:. Opera amuia 1. VII[, 337-374 .

4. Quare Fratres Minores praedicent et confessiones au­diant.

lucipit : Quia pleriqlle dubitant et quaerllnt . Edic. OPera Omn/o t. \'111, 375-381.

5. Epistola de sandalia Apostolorum.

Incipi/. : Talis lector tali lectori spiri t llm intelligentiae sa­nioris.

EdiC'. Opera eml/ia 1. \'111, 386-390.

6. Expositio super regulam Fratrum Minorum.

I"cipit: H onoríus e piscopus servu~ ser vorum Iki.. Qui· cumque hane regulam secuti fuerinl.

f::d/ •. Opera omnia t. VtII. 391-43;.

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t:SCRITOS m: SAN IlUENAVENTURA s'

1. Sermo super regulam Fratrum Minorum.

I m:;p¡t: I dem sapia lUus . . Istud n: rbum d upliciter ex po-. n itur.

Edic. Opera "m"ia l . \'11 1, 438-448.

8. Constitulione8 generales Narbonenses. (Año : 10 ju-nio 1260). .

TI"lplt :; Quon ium \1 \ ait Sup ien s, ubi non e SI sepes. Edit. Opera omu ia t . ~III , 449"467.

9. Epistolae variae:

a) Bpistola ad Ministros provinciales el Custodes. (Año :; 23 abril 1251).

I IIe/pit· ; In Christo sibi c:arissimis Ministri s .. . Licet insuf· fic:ienti am meam.

Edic:. Opera omuia t . \'111, 468' 470.

b ) Epislola ad omnes Ordinis Ministros provinciales. (Paris, 16 mayo 1266 ) .

I lIe/pit; I n Chris to sibi cari 5~imo Fratri B. S.1uceJis . .. Quo­niam ad hoc:.

Edic: . Opua omnia 1. \'11 1. 470-47 1.

e) Epistola ad Fratres Custodem et Guardianum Pj· sarum. (pisa, 16 mayo 1271 ) .

l ue/plt : In Christo sibi carissimis Fratribus Custod i. . . So· roribus Monasteri i de Pis j ~ .

Edic. Opera omnia t . \'U I, 471 .

d) Bpistola ad Fratrem Laurentium. (Asís, 29 septiem. bre 1263) .

lIu;it>fl :; I n Christo sibi carissimo Frat ri Launmtio ... Dig· flu m est consonu m.

Edic. Opera omnfa t. Vll t. 471 S.

e) Epistola ad Fratre8 univers08. (París, 21 mayo 1266) . -1.

Inc¡pit : Uni\'ersis Fratribus pr.lesen tell HUeral . . Cnm eriO relatione perceperim.

E<l ic. Opera olll ll la t . VIII, 472 $ .

Page 50: Buenaventura.pdf

5' Ul.BLIOTECA DE AU1'ORES CRI SUANOS

f) Epistola ad abbatem sanctae lIfariae Blesen3ls. (Pa· rís, 20 mayo 1273).

lucipit: Vencrabili et religioso viro domino ... Desiderio multo desideravi.

Edit. Opn a am,lIa 1. \'111, 473.

g) Epistola ad abbatisam et Sorores sanctae Clarae Monasterii de Assisio. (Alverna, oct. 1259).

Ill ciPI¡: In Christo lesa Ciliabus dilectis ... ln telligcu$ 1lu' per dilectae.

Edic. OPera olllll la t . \'ut , 473 S.

h ) ,Epistola ad decanum et Capitul ¡¿m ecclesiltB Sar ­bl,rget18U. (,Lyón, 23 enero 1265).

El texto de esta epístola no ha sido hallado tod(l\'in. el. Opera omllia x, 57.

i) EpistoZa oonfraternitatis ad Oongregattonem B. M. Virginis in cimtate Br1.rien.s1. (Amo: 1274 ) .

huipit: Dilttt is in Christo ministro et Friltribus con­g regationis beatae Virginis in ci\' itate Brixiensi frater Donaventura Ordmis Frntrum ?Iinorum ge­neralis Mini~ter.

Edic. Opera omnla x. 63, nota 2 ¡ A r~h¡v . Franc . Tlisl. 1 56 s.

10. Regula flOV'itiOTum_

/ I/tipa: Reformamini in novitate sensus... Haee dicit Apos­tolus ad Rom.

Edic. Opera omnia \'111, 4;5-490.

11. Epi3tola continens uiginti quinque memorialia.

Intipit: In Christo suo dilecto .. . Quoniam dilecle mi fra ­ter.

Edic. Opera omll/a t. \'111, 491-<191).

12. Epi.stola de imitatione Christi.

Itlcip/t: Frater, beatus Augustinus loquebatur sic. Edic. Opera Otn"ia t . "IU , 499-503.

13. Legenda sa.nct1 FTanci8ci. (Asís, 1261). l"'¡pit: App.arllit gutia Dei Salvatoris D05tri diebus iatis

novi55imi5 in servo '1.10 Fn1DciKO omn ibu5 vere. Edic. Opera Ollltlfa t. vnr, -,"04-s6-\.

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ESCRlTOS DE SAN BUEN ... VENl'URA 53

14. UgenM minar sancti 1"rancisci. rnclplt : Appnruit g rntia Dei Salvatoris nostri diebns istis

novissimis in servo suo Francisco quem Patero Edie. Opera omula t. VII I , SÓ4-S79.

§ 5. SERl'.IONES I

1. Sermones de temport: (330 sermones correspondien· tes a los tiempos del año litúrgico).

IlIciPit: (Dominica r Adv.): His autem fieri incipienti­bus.. Verba secundo proposita .

Edic. Opera omula IX, 23-461 .

2. Sermones de-Sanctis (son 68 sermones). Incip¡t (1 de S. Andrea) : Lignum \'itae desiderium .. sieU!

Dominus in prima condilione. Edic. Opera o"lIIia t. IX, 463-631.

3. Sermones de B. Virgine Maria (son 24 sermones). Incipi!: Purgabit filios Levi .. Tantae puritatis est Dens. Edie. Opera omuia t. IX, 633- i 21.

4. Sermones de diver$is (son cinco sermones). , Edie. Opera omn/a t. IX. 723'731.

D. ESCRITOS AUTENTICaS DE SAN BUENAVEN­TURA ENCONTRADOS DESPUES DE LA EDICION

DE QUA RACCH!

No obstante el inmenso trabajo y la prOdigiosa capaci­dad de investigación de los Padres Editores de las obras de San Buenaventura, no era posible qu-e ellos llegaran a cono­cer integramente toda la producción literaria del santo Doc­tor contenida en los manuscrit os .que han llegado hasta nos-

I Cí. P. GrORIEUX: Essai sur /4 cllronologic de Saín! Bona-¡¡ernu re , 12j7' l274, en Arc/¡iv. F rancisc . Hist" 1926, XIX, 145-168. El autor de este trabajo trata de ilustrnr los sermones de San Buenaventur:! dete rminando el lugar y el tiempo de los mismos. Se aducen datos muy interesantes sobre estas cuestiones, aunque muy írecnentemenk el au tor no puede "nlir de las probabilidade~ .

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81SLIOTECA I)E AUTORES CRISTIA NOS

hasta el Ser divino, pasando por los seres intermediarios. "per scalam m.ediam" "

De estos dos modos de conocen el primero, por el es­pejo, va acompañado de la consideración visual de las mismas cosas; c9noce a Dios PQr vla indirecta. El segundo, en el espejo, contempla a Dios en la cosa, algo así como prescindiendo de la misma cosa; es conocimiento directo en la cosa misma', El primer modo nos descubre la cria­tura como vestigio de ,Dios; el segundo, ve a Dios en la criatura como en su vestigio. Aquél es más imperfecto por­que depende de ideas concretas, limitadas y oscuras; éste aumenta en perfección porque posee ya la contemplación de las ideas tal como brillan en las cosas. La primera con­templación precede descubriendo a Dios a través de las apa· riencias externas de las cosas; la segunda, s igue admirando la presencia y actividad de Dios en bs mismas. Aquélla, laboriosa y aSCi!ndente. revela a Dios como Alpha; é!!ta. fácil y en cierto modo reposada y tranquila, manifiesta a Dios como Omega ' .

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Plasmados la mente y corazón de San Buenaventura, según la misma fuerza vital que movía el espíritu del po­brecillo de A'sis, la bene~ y annonia divinas que San Fran­cisco descuhria hasta eh el mAs humilde de los seres, eran igualmente de tal manera patentes al espíritu del santo Doctor, que su alma se hace sumamente sensible al menOI destello de luz divina reverberando en cada uno de los at:!­res. Es asombrosamente fecunda la mente de nuestro Santo para arrancar del secrelo de la creación las infinitas an~' logias, metáforas, imágenes, ele. en ella contenidas, que revelan , en una fonna u otra, los vestigios divinos impre­sos en ella por el acto creador. Sus obras todas son unn contextura maravillosa de estos conceptos divinos fonna· dos por el reflejo de la luz increada en el seno de las cOfia".

La visión magistral de conjunto de todo el universo la recibe el santo Doctor, como él mismo 10 declara ', en un apacible otoño de 1259 en el monte Alverna. Aquella con­cepción la plasmó en su incomparable o1:rra ltine1'a1'1um menUs in Deum, la cual principalmente nos va a servir de gula en la descripción de esta misteriosa escalera que, como la de Jaoob en otro tiempo, apoyándose en la tierra, t ocaba por el otro extremo 'en el Cielo.

, 1 Sent., d . J. p . t, arto un ., q. J, t . 1, 74 . • lIill/!Tllri,wr-, <:. l. t. v, 297. Cf. lI inullrillm. 1. C'

rO, e .• prólogo. t . \', 2Cf>. , ,

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EL PENSAM1ENTO DE SAN BUENAVEI\'TURA 137

Profundamente sumido el santo Doctor en la conside­ración de la visión del Serafin alado que tuvo San Francisco en el momento de su estigmatización en aquel monte, des­cubre la contemplación extática a que elevó al seráfico Pa­dre aquella visión y el camino por el cual se puede llegar a ella ', Este camino, que comenzando por los seres más alejados a Dios conduce la mente por grados sucesivos hasta llegar a El por medio de Jesucristo, que es la puerta para entrar en esta altisima contemplación, lo divide en Huminaciones escalares correspondientes a las seis alas dc-l Serafín que representaba a Cristo crucificado ' , Como las seis alas estaban divididas en tres grupos, dos bajaban has­ta los pies, dos volaban y otras dos subían hasta la cabeza, el santo Doctor distribuye igualmente los peldaños de esta escalera en tres grupos, según el siguiente esquema:

1, Por las dos alas que bajan hasta los pies, nos diri­girnos hacia Dios en cuanto lo descubrimos en las COS8!i sensibles existentes fuer.!1- de nosotros como por el espejo yen el espejo, o por el vestigio y en el vestigio (1 y 11 grados).

n . Por las dos alas medias extendidas para volar su­bimos a Dios en cuanto 10 vemos en las cosas espirituales dentro de nosotros por el espejo y en el espejo, o sea por ,la imagen y en la imagen (m y IV grados ).

m . Por las dos alas que suben alrededor de la cabeza llegamos a Dios en cuanto lo contemplamos en ·Ia Verdad eterna sobre nosotros como por la luz y en la luz, o sea por la semejanza de luz divina y en la misma luz (v y VI grados).

a) Contemplación de Dios por el vestigio y en el ves tigio

Comienza este primer grado per 008tigium por el mun­do sensible. Las criaturas existentes fuera de nosotros son percibidas por nuestros sentidos corporales y penetradas por el conocimiento intelectual, que completa y perfecciona la percepción habida por los sentidos. Para el que desea alcanzar la sabiduría, no le basta conocer las criaturas con

L Hu:almtron, prólogo. t. v, 295: d bique (seíL in monte AI­veruae) existens, dum mente trac tarem aliquas mentales ascensio­nes in D~~,.iu~e r alía occurr!t illud mi~a.culum,.quod in prlledicto loco (ontlg lt IP;I I beato Franclsco1 de vISione SCI\Lcet Serapb alati ad instar Crucllixi. In cuius touslderatione stat im visum est mihi quod visio iIIa praetenderet ipsius patris slIspensionem in oontem: ' pIando e~ viam . pe.r qllam pervenitur ad eam .• . 'l;- t. ,: cEdlgle5 igitur sex alarum seraphicarum ¡usinuat sex lllnmmatlones scalares, quae 3. creaturis indl?innt et perducunt U5' que ad Dellm, ad quem nemo lutrat recte nisl per Crud fixum .•

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BIBLIOTECA DE AUTORES CRlSTIANOS

la simple iluminación intelectual del objeto. Un conocimien­to integral de los seres, aun desde el punto d~ vista filosó­fico, requiere algo más; debe descubrir en ellas lo que real­mente contienen: la traza divina, el vestigio de Dios im­preso en ellas por el acto creador, y por este vestigio subir al Criador, de donde dimana la luz que las ilumina en toda su amplitud y las hace inteligibles. En efecto, la vIsión de la cosa en la idea. ejemplar origina un conocimiento más perfecto que el que puede dar de si la misma cosa, porque la semejanza ejemplar en Dios expresa la cosa con mayor perfección de lo que la misma cosa ca'Usada expresa por sí misma. Por esta causa Dios conoce de un modo inmensa­mente mas perfecto las cosas en estas semejanzas ejem­plares de lo que las conocerla si las viera en sus propias esencias, y los ángeles ven más perfedamente las cosas en el Verbo que en su propio género '.' Más todavía; dice el Santo: "melius videbo me in Deo quam in me ipso" ". Oe aqui que, siendo toda criatura tiniebla respecto de la luz divina, el que quiere llegar a la luz, o sea a la verdad, no debe estacionarse en el mero conocimiento de las cria­turas, sino que debe subir por eUas al Criador.

Concluye el Santo diciendo que el universo es una somo bra, un cantino, un vestigio, un libro escrito por fuera, En cada criatura existe un resplandor del divino ejemplar, pero mezclado 'con tinieblas. De aquf que toda criatura viene a ser un slmulacro de la sabidurla divina, algo asi como una escultura. Poniendo, pues, el alma los ojos en las criaturas, advierte que debe pasar de la sombra a la luz, del camino al término del mismo, del vestigio a la ver­dad, del libro a la verdadera ciencia, que no está sino en Dios, Por tanto, sólo los perfectos contemplativos podrán leer este libro, lo cual está vedado a los filósofos natura­les, quienes, no mirando la buel1a divína en las cosas, se pa­ran en el mero conocimiento natural de las mismas ",

• • •

, De 5cic ut/Q. CllrIS/i, q. 2, t. V, 10 ; 1 Sent., d. 35, arto un., q . 1, t. 1, 602 .

• H exalmerQII, 0011. 12, t . v, 386. ' L. C. : "Totus mundus est umbra, ViII, vestigium et est liber

scriptus forinseeu$. In qualibet enim ereatura est refuls-entill divini exemplaris, sed cum tenebra permixta ... unde non est msi sicut qua­dam sculptile ... Quando ergo anima videt haee, videtur sibi quod deber~t transire ¡ib umbra ad lucem, 11 via ad terminum a velitigio ad ve ri tatem, a libro ad scielltiam veram, quae est in ~o. [sed] hune librum Iegerc est altiS$imorum eontemplativorum, non natu­ralium philosophorum, quia solum sciunt uaturam rerum, non I1t

vestigium .,.

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EL PENSAMIENTO DE SAN BUENAVENTURA 139

Conocida ya la criatura como sombra o vestigio, y habiendo llegado a Dios por este vestigio, pasemos al se­gundo grado para ver a [)jos en el mismo vestigio como en un espejo que excluye toda tiniebla y opacidad. Este segundo grado está ya contenido implícitamente en el pri­mero en cuanto que es una explicación más atenta y pro­funda del mismo. Para que los sentidos corporales puedan informar al sentido interior acerca de las criaturas exter­nas según sus propiedades, se requiere que las cosas o el macrocosmos, como dice el santo Doctor, entren en el alma por las puertas de los sentidos particulares y común, y que en cierto modo sean saboreadas y se forme juicio acer­ca de ellas.

De lo dicho en el primer grado se suponen las cosas existiendo en nosotros por aprehensión, delectación y por el juicio que de ellas hemos formado, o sea se suponen eo­nocidas en su presencia, potencia y esencia. Consideradas. pues, las cosas como existentes y conocidas por nosotros en esta forma. se nos presentan algo así como espiritua-li­mdas, despojadas de la materia, accesibles, esplendoro­sas. etc., y al punto revelan la sabiduría divina con tal fuerza , que en manera alguna pueda negarse. Si al llegar R este punto, cerrando los ojos no se quisiera ver este es­plendor de las cosas no sólo quedaría cerrado el camino para llegar a la sabiduría de Dios, sino ha:bría de renunciar­se al conocimiento de la propia esencia de las cosas. por CUanto le seria imposible dar una explicación adecuada de la misma aprehenSión, delectación y juicio formado de ellas.

'Estas tres operaciones, por las cuales nuestro conoci­miento se apodera de las cosas, tienen su perfecta explica­ción y claridad desde el momento que consideramos en ellas el vestigio de Dios. Pongamos, por e:iemplo, la aprehensión de las cosas, o sea la vía por la cual la especie o semejanza de la cosa se engendra en el me'dio y de aquí se imprime en nuestro órgano sensitivo; esto nos lleva luego al cono­cimiento de la cosa, la cual es i11lminada exemplariter por la generación eterna del Verbo, que brilla en la misma vía corno en un espejo. Esta operación ciertamente insinúa cómo la luz eterna, o sea el Padre, engendra de .sí la semejanza o esplendor igual a sí, consustancial y coeterno; y cómo a'quel que es la imagen invisible de Dios y que está en to­das partes por su primera generación, se une· por la gracia de unión como la especie se une al órgano, corno la natu­raleza racional al individuo, para conducirnos por aquella

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BlBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS

unión al Padre como a nuestro principio y objeto fonlal o de origen',

Aquel, pues, que oye la voz por la cual toda criatura proclama la generación eterna ' , como claramente se mani­fiesta en todos los conocibles por la generación de las espe­cies ', trasciende el orden de la continl¡'encia natural desde el momento que lo ve lodo con la luz divina eterna e inmu­table. Por el medio metafísico, como dice el santo Doctor, nuestra mente llega a ·10 sumo, o sea a la verdadera meta­fisica "

En la misma luz ejempla r podríamos exponer igualmen· te las otras dos operaCiones, o sea la delectación y juicio en el conocimiento de las cosas.

No es, pues, posible el conocimiento íntegro del mundo sin que contemplemos a Dios por las cosas y en las cosas, y , por otra parte, no es posible la contemplación de Dios sin considerar las cosas por Dios 'J en Dios. De este modo el mundo exterior, que tanto ha preocu.pado a los filósofos por su oscuridad, aparece a la luz del ejemplarismo de San Buenaventura corno un espejo en el cual se reflejan todas las cosas seg.lÍn el ejemplar eterno, y en el cual todas ellas están dispuestas y proporcionadas, como dice el Santo, se­gún los números existentes en la mente divina ' .

b) Contemplación de Dios P01' la imagen y en la imagen

En Jos dos grados precedentes hemos visto a Dios fue­ra de nosotros, algo asi como si asomándonos a una ventana viéramos al sol iluminando las cosas. Debemos ahora conu­cerle dentro de nosotros, en cuanto nos volvemos a El y por El somos directamente iluminados. Consideramos a Dios en esta tercera y cuarta etapas primeramente por la imagen y luego. en la Imagen, o sea, siendo el alma verdadera ima­gen representativa de Dios, Jo consideramos por el alma y en el alma.

Conocemos a Dios primeramente por el a lma al buscar la razón última de nuestra actividad memorial, intelectual y volitiva, la explicación de lo cual nos lleva necesariamen­te a la contemplación de la eternidad, verdad y bondad r'le Dios.

La actividad de nuestra memoria refleja cierto carácter

I ltine1'uriutn, c. 2, t. v, 301.

' H exalmuon. coll. 11, 1. v, 382. ·Cf. ne redlutione Ilrtinm, t. v, ~22. · Cf. HeXllcmeron, coll. 1, t. v. 3.12. I ltilterarillm, c. 2, t . \l. 302.

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EL PENSA~IENTO DE SAN BUENAVENTURA 141

de eternidad. Retiene. en efecto, lo pretérito, presente y fu­turo. Alquilatando más, refleja este carácter en cuanto re­tiene las nociones o principios inmutables y eternos de las ciencias, lo cual la insinúa como Imagen de Dios, teniendo Dresente en m, como dice el Santo, la luz inconmutable en la cual recuerda las verdades invariables. Su I1ctlvidad no se concreta solamente a recibir de fuera las imágenes de las cosas, sino que. además, recibe de 10 alto y conserva en sí las formas simples. que no pueden entrar por las puertas de los sentidos ni ser causadas por las imá~enes !lensibles '.

1Es un reflejo de la Verdad eterna la operación intelec· tual de nuestra alma. por la cual comprende los términos de la definición. forma las propoSiciones y. por virtud del raciocinio, deduce las conclusionps. Ayudado por el enten­dimiento del ser purisimo, actualisimo. etc., en el C'Ual es­tán en toda su pureza las razones de t.odu las cosas. pue· de nuestro entendimiento aoodeJ"8rse del shmificado de 101'1 términos con preciSión y claridad. En las distinciones del ser en contingente v necesario. diminuto y com1l1eto. et.c .. los conceptos de privación v defecto connotan siempre los JIT8.dos positivos de perfección, sin los C'lIales no sp.na po­sible con()(!er lo defectuoso e incompleto. De este modo nues­tro entendimiento, para nrecisar estos ténni~os, se apoya en el conocimiento oue tiene del ser absolutamente exento de todo defecto. Igualmente. nup.stro entendimiento conMC la verdad de las propoSiciones de una manera cierta. e in­conmutable en fuerza de una luz proveniente no de la mu­tabilidad e inconstancia de nllestra mente. sino de una luz que brilla de un modo inmu,table. QUO.fl i11umblat omnem ho­minem. ... Finalmente, la necesidad de las C'.onclusiones no tluede venir de la existencia de la cosa en la materia con­tinlrente. ni tampoco de la existencia de la cosa en el almlt. porque entonces serían una. ficción si se apoyaran en la cosa misma : la necesidad de llls conclusiones viene de 1:0> ejemplaridad de las cosas en el arte eterno. según la cual estas nllsmas cosas tienen Iltltitud y relación 'Unas <1, otral'l en fuena de su representación en este arte eterno. De aOl1í que toda luz del raciodnio toma su resplandor de aquella verdad y a ella trata de llegar '.

La actividad volitiva en sus operaciones de conse.io. it' ,i· clo .v deseo, se apoya igualmente en Dios. Sin el conocimien­to del bien sumo no seria posible .iuzgar de 10 malo y de 10 bueno para tomar conse.io. A:dpml\s. este jnicio no ten­dría certeza sin que la facultad deliberativa .Jle~ara hasta las -leyes divinas en su carácter de ciertas y exentas de todo

, L. c., e. J, 1. Y, 303. I L . c., e. J. t. Y, J04.

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'4' BlBLIQTECA DE AUTORES CRISTIANOS

JUICiO. La tendencia de la voluntad humana al bien sumo sería inexplicable si no fuera atraída por el mismo Dios',

De este modo, lo que parecía oscuro en el alma excluyen­do a Dios, resulta claro y perspicuo cuando se considera bajo esta luz divina. Siendo, pues. el alma imagen distinta de la Trinidad, es iluminada su memoria por la eternidad del Padre, resplandece en su inteligencia la verdad del Hijo y es atraida su voluntad por el amor del Esplritu Santo. Considérese, pues, concl'll'Yc el santo Doctor, cómo el alma está cercana a Dios y cómo la memoria en la eternidad, la inteligencia en la verdad y la poteneia electiva conducen a la bondad suma en su propio obrar ' .

Si se tiene, además, presente la mente generante, el ver­bo y el amor en cuanto que la memoria sc origina de ]a inteligencia como SUI propia prole o verbo, y de la memoria y de la inteligencia procede el amor como nexo de ambos, y si además se recuerda que estas potencias son en el alma consustanciales, iguales y coeternas, fácilmente se verá bri­llar en nosotros la luz divina como en un espejo, y por este espejo nos será posible elevarnos a la contemplación de la Trinidad bienaventurada, por la cual somos nuevamente ilu­minados con mayor intensidad ' ,

• • •

Al llegar al cuarto grado de esta ascensión parece que nos seria cosa fácil pasar por él según el mismo caminar con que hemos pasado por 105 tres precedentes, Correspon­deria, pues, ahora gustar a Dios en el alma (en la imagen) como en el segundo grado lo habíamos gustado en las cria­turas (en el vestigio) , Sin embargo, esto, que hubiera sido posible en el estado de inocencia cuando la imagen no esta­ba viciada', nos está ahora vedado en el estado de la cul­pa, porq'lle el alma "totaliter in hi:;¡ sensibilibus iacens, non potest ad se tanquam ad Dei imaginem reintrare" " Qui­s iera subir más arriba, pero la escalera está rota,

Al llegar a este punto y ante esta dificultad de seguir adelante, a los que verdaderamente anhelar. poseer la sa­biduría, les propone el santo Doctor este dilema: o desistir de la subida, quedándose, por tanto, sin conseguir la sa­biduría, como sucedió a los filósofos paganos, o invocar ar­dientemente a Jesueristo ofreciéndole la mano, el corazón

'L c. 'L. e. ' L . e., c. J, t. \', 305. ·ct. 8reviloqldum, n , e. J ~ , t . V, 23(1 . I ItineruTillm, e. 4, t . ~, J06,

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EL PENSAMIENTO DE SAN BUENAVENTURA 14 :~

y el ánimo. Si hasta ahora eran útiles la fe y demás con­diciones morales, se requieren desde este momento como ne­cesarias para seguir adelante.

El libro, pues, de las criaturas que logramos leer con la luz de la filosofía y de las ciencias, nos pudo llevar hasta este tercer grado; para subir al cuarto precisa el libro de la Escritura " para que, guiados por la fe, seamos iluminados, liberados y santificados por Cristo. Se requiere no sólo la gracia gratis data "quae fuit scientia illuminans inteUec­tum ad cognoscendum", sino también la gracia gratum fa­nena "quae fuit caritas ad diligendum Deum super om­nia" '. No puede nuestra alma, añade San Buenaventura, levantarse de las cosas sensibles a su objeto visto en si mis· ma en la Verdad eterna, si la Verdad humanada en Cristo no se constituye en escalera reparadora de la primera que quedó rota en A;dán. Por tanto, por muy iluminado que esté uno con la luz natural de la ciencia adquirida, nunca podrá entrar en sí para deleitarse en el Señor, "ut in se ipso delectetur in Domino", si no es por Cristo que dice Ego sum os!iu;m ... No nos acercamos a esta puerta si nuestra fe , es­peranza y amor no se dirigen a El '.

Purificada, iluminada y perfeccionada nuestra alma por el ejercicio de las virtudes teologales, se sigue la reparación de los sentidos espirituales, con los que podrá unirse con Cristo esposo, y la recuperación de las alas, con las cuales nuestro espíritu se hace jerárquico, o sea conforme a la celestial Jerusalén, algo así como un ángel '. De este modo, volando hacia Dios y bajando hacia si, podrá conocer más . perfectamente uno y otro término, y en esta forma se capa­citaría para contemplar la Verdad etema en sí y sobre toda criatura en el quinto y sexto grados.

el · Contemplaci6n de Dios por la ~uz y en la luz

La mente humana, al desprenderse de las cosas, se en­cuentra a si misma, pero trascendiendo a sí misma en cual­quier orden de realidad no encuentra otro ser que a Dios. Este tránsito, pues, de la razón del alma a Dios es inme­diato y natural. La explicación del dinamismo ascensional de nuestra razón a Dios, impelida por la consideración de las cosas exteriores e interiores a nosotros, está en la razón ejemplar que existe eternamente en la mente divina, y que

I L. C., CC. 3 y 5, t. v, 305, 306 'Brc'Viloquium, Il, c. 11, 1. v, ~~9. "Itinerarium, c. 4, t. v, 306. 'CE. 1. c.

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'44 BIBLIOTECA DE AUTORES CRlSTIAl':OS

esencialmente es el mismo Dios. No son, pues, las cosas las que de por sí nos -llevan a Dios, sino que es Dios mismo, o si se quiere, Dios por las cosas.

Las ~sa.s tienen de Dios el ser, el ser inteligibles y, en último término, el poder de conducir a Dios; de aquí que no es extraño que nosotros, conocido esto, dejando las cosas y fijando 108 ojos espirituales en la luz en la cual se ven todas ellas, ¡por esta luz y en ella contemplemos al mismo Dios en cuanto cabe en el estado de viadores y con el ejer­cicio de nuestra mente',

Esto es 10 que se propone el Doctor Seráfico en el qUinto y sexto grados del Ttinerarium, considerando, en primer lu­gar, el ser y luego, la bondad de Dios.

Tanto el ser como el bien son para el santo Doctor como nombres Igualmente primeros de Dios ; pero así como Dios se manifestó en el Antiguo Testamento por el ser, insinuando principalmente la unidad de su esencia, en cam­bio se manifestó en el Nuevo Testamento por el bien, in­sinuando también la plul'aJlidad de Personas ' .

Por el ser, como por la luz o por el espejo, contemplamos a Dios, pero de una manera más extrínseca, genérica y confusa que por el bien, ya que por el ser o por la luz llegamos a la esencia de Dios; pero por el bien, como en la luz, penetramos en la esencia o en la vida misma de Dios.

Fijando nuestra consideración en el ser divino, nuestra mente se siente movida por este doble afecto: una Certeza máxima de lI'1la parte y 'lIna admiración suma de otra "

Primeramente, el ser divino se impone con tal certeza que no nos es posible pensarlo como privado de ser, y al mismo tiempo sus atributós de tal manera están relacio­nados entre sí y todos con él que no es poSible preSCindir de ninguno de eUos. Del mismo modo que el ser divino no puede pensarse sin existir, igualmente no puede ser consi­derado como existiendo sin que sea el ser primero; y como ser primero que es, es preciso que se le contemple como eterno, slmplicisimo, actualíslmo, infinito, etc, '.

Si consideras estas cosas, advierte el santo Doctor, con la simplieldad pura de la mente, serás inundado todavia más por la ilustración de la luz eterna " con la cual, tanto el ser primario como las demás cosas secundarias, se perciben con mayor luminosidad. Algunos tal vez, no acostumbrados a esta hiz purísima- vienen de las tinieblas de los seres y

, L. c., c. 7. t. v, 312 . • Cf. TU;tu¡'lIriuIn. t. 5. t. v, J08. 'el. l. t., t. 5, t. v, 309 . • Cf. l. t . , t. 5, t. V. J08. o L. t ., t . S, t. v, 309.

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El PENSAMI ENTO DE SAN BUENAVENTURA 145

de las imágenes sensibJes- ,!es parece no ver nada; pero recuerden los tales "quod ipsa caligo (en este caso) summa est mentis nostrae illuminatio" '.

En segundo lugar, esta contemplación a tenta del ser di­vino se transforma en admiración profunda, en fuerza de la luz divina que escapa de Dios, la cual penetra profunda­mente nuestro entendimiento, sin que por ello sea capaz de abarcar toda la inmensidad del ser divino. La forma de la sabiduría es admirable, dice el Santo, y nadie puede con­templarla s in adm,iración y éxtasis ' . Esta admiración ex­perimenta también nuestra mente cuando es conducida a admitir en Dios atributos extremos, con los cuales su ser se extiende, digámoslo así, como Alpha y Omeg{l~ O sea como primero y último, eterno y presentisimo, etc.; más aún: es último porque es primero, es presentísimo porque es eterno, es máximo porque es simplicísimo, etc.

Esta admiración causada en una mente pura la ciega en cierto modo; pero siendo producida esta oscuridad pOr una luz mayor, le procura un conocimiento todavia mb profundo de Dios y del m'Undo; de Dios, porque su armonía Intrínseca y vital aparece más clara en la conciliación de contrarios; del mundo, porque la inmensidad y omnispre­sencia de Dios es penetrada e iluminada con mayor cla­ridad ".

• ••

La consideración de ia unidad divina en su nombre pri­mario, que es el ser, nos introduce en la contemplación de la Trinidad en su nombre, que es el bien '. !En efecto, la consideración profunda de la esencia divina nos descubre la bondad de Dios, que es lo que más íntimamente se expre­sa con la esencia y constituye el fundamento principal de las emanaciones divinas, o sea de la vida intima de Dios".

En este grado el objeto de nuestra contemplación y de la total certeza de nuestra mente es el hecho de la emana­ción divina en BUS principales propiedades, y el objeto de nuestra admiración y pasmo es el modo intrínseco de esta emanación.

En primer término, no podemos pensar en el ser divino como bien sin que lo veamos al mismo tiempo como difu· sivo de si. Más aún: siendo Dios no solamente bueno, sino

• L . c. 1 He%l1.imuofl, coll. ~, t. v, 337. "Itinerarlum., c. S: t. v, 309. ·Cf. los tltulos ae los capítulos v y VI del Itinerarium, t . v,

308, 310. " L. c., c . 6, t. V, 310.

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EL PE/\'SAMIENTO DE SAN BUENAVENTURA 147

puesto y distinto de los demás, o sea con el hombre Je­sucristo '.

Las propiedades personales de Dios nos llevan a la con· sideración en Cristo de la unión personal con la trinidad de substancias (corporal, espiritual y divina) y du"alidad de naturalezas, el acuerdo omnímodo con la pluralidad de vo­luntades, la compredicación de Dios y del hombre con la pluralidad de propiedades. la coadoración con la pluralidad de noblezas, la coexaltación ~on la pluralidad de dignidades y la condominación con la pluralidad de potestades".

Al llegar a esta consideración, la iluminación de la mente humana adquiere su perfección consumada en la contem­plación del hombre modelado según la imagen de Dios, que descubre en los fulgores de las propiedades esenciales y personales del ser divino reverberando en el Verbo huma­nado, en el cual la naturaleza humana, exaltada h.asta lo sumo, realiza en s í la expresión más exacta de la divinA. imagen. Siendo, en efecto , la imagen una semejanza ex­presiva, ° sea que es capaz de dar a conocer lo imaginado, contemplando nuestra mente en Cristo, que es la imager, de Dios invisible por naturaleza, D'Ucstra humanidad tan admirablemeRte exaltada, tan inefablemente unida, viendo junto en uno el primero y el último, el más alto y el más bajo, la circunferencia y el centro, el Alpha y el Omega" el causado y la causa, el Criador y la criatura, o sea el libro escrito por dentro y por fuera, nuestra mente, digo. ha negado ya a cierto término perfecto para que encuentre en Dios la perfección de sus iluminaciones en el sexto grado. No queda ya otra cosa sino el dia del descanso. en el cual, por el exceso de la mente (éxtaSiS), ccse la actividad na­tural de la mente humana ab 07nni opere quod patrarat~ . .

d) Descanso místico por el exceso de la mente (éx tasis)

En las diversas etapas que hemos recorrido en los gra­dos que preceden, considerando las cosas existentes en el mundo exterior, en la inteligencia y en el arte eterna, con la mirada de los sentidos, de la razón y de la contemplación, el conocimiento que ibamos adquiriendo de las cosas y de Dios era cada vez más claro y profundo a medida que este modo de ver se iba simplificando, pasando de la pluralidad material a la unidad espiritual y divina. En efecto. vemos a Dios por los sentidos en el vestigio como Criador ; lo conocemos por la r azón en la imagen como iluminador ; lo amamos y gustamos por los sentidos esplritu'ales en la se •

• L. c. 'L. e, " L. c., c. 6, t. V, 312.

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óptimo, tal difusión o comunicabilidad se requiere en él que no pueda concebirse otra mayor. No basla una difu­sión "ex tempore in creatura [quae] non cal nisi cenlralis el punctualis respectu inmensitatis bonitatis aeternae", sino que precisa UDa difusión suma y eterna que sea igualmente actual e intrínseca, substancial e hipostática, naÍlural y vo­luntaria, liberal y necesaria, indcficienle y perfecta. Quien contempla delerminadamenle la bondad divina no pu.ede menos de admitir que la Trinidad de Personas en Dios, que conocemos por la fe, goza también de certeza racional, ya que la bondad divina queda plenamente saciada, y, por otra parte, se explica perfectamente la bondad de las criat'uras únicamente con esta plenísima difusión por medio del Verbo y del Don, o sea de la generación y de la espiración. Queda saciada la "bondad divina porque con la Trinidad se tiene la comunicabilidad suma, y juntamente con ella, la consubs­tanciabilidad, configurabilidad, coigualdad, coeternidad y co­intimidad en una OInnimoda indivisión de la substancia, vir­tud y operación '. Se explica la bondad de la criatura porque con la luz de este sumo ejemplar es cosa clara y perspi­cua todo cuanto existe en el universo de entidad, verdad y bondad.

Considerada la bondad divina, con la cual aparecen como en clara luz las emanaciones eternas en la Santísimá Tri­nidad y la bondad difundida en todas las criaturas, el santo Doctor dirige todavía su: mente escrutadora a la Persona divina que, aiendo el medio entre el Padre y el Espiritu Santo, es también el medio como Verbo humanado entre Dios y la criatura.

La vida cterna consiste, como dice San Juan, en conocer al Dios verdadero y al enviado, Jesucristo. Nuestra admira­ción y gozo, pues, para ser perfectos, después de conside­rar la vida en Dios en sus condiciones esenciales y perso­nales, debe contemplar también estas condiciones en com­paración a la admirabilísima llnión de Dios y el hombre en la 'Unidad de la persona de Cristo'.

Contemplando el Verbo humanado partiendo de las pro­piedades esenciales, vemos concurrir en él el principio pri­mero con el último, Ojos con el 'hombre, el eterno con el hombre temporal, el simplicísimo con el sumamente com­puesto, el actualísimo con el que ha padecido sumamente y muerto, el perfectísimo e inmenso con el que es poca cosa, l' el que es sumamente uno y omnímodo con el. individuo com- ~

'Cf. 1. c. , t. \', 310 ; H exa ilfUcron , coll. 1 1, 1. V, 381 s~ . '/lincrarium, c. 6, t. V, 311.

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mejanza, O sea en el don infuso de la gracia, como santi­ficador; finalmente, contemplando la esencia y bondad dé Dios, preparamos la uni6n intima del alma con Dios en el exceso mlstico, o sea en la conversl6n lotal de nuestro es' piritual sc.mblante, "plena conversione vultus", a Crislo ',

Esta plena iluminacl6n con Cristo y en Cristo se realiza con la cesaci6n completa de las operaciones intelpctuales, en cuanto provienen de la actividad natural del entendimiento, y lo más encumbrado del afecto sea lntegramente transpor­tado y transformado en Dios', El que llega a esta perfecta contemplaci6n descansa con Cristo en tan profunda paz, por la cual queda "quasl exlerius mortuus", es ésta la mis­tica sabi.ch;ría revelada por el Espiritu Sanlo I que no recibe sino el qUe la desea íntimamente Inflamado por el fuego del mismo Espiritu Santo que Cris to vino a traer a la tierra, Para llegar a este descanso mlatlco nada puede haccr la naturaleza, muy poco nuestra industria, algo el que la busca y mucho la unci6n y afecto de nuestro co­raz6n "

Tomando las palabras del Pseudo Dlonislo, exhorta el Sanlo al lector para que, despojándose del uso de los sen' tidos y de la actividad natural de las operaeiones intelec­tuales, dejando todo lo sensible e Invisible, desligado tie todas las cosas, suba a la claridad superesencial de 1a!l di­vinas tinieblas ", Después concluye exhortando nuevamen­te: "Moriamur igitur et ingrediamur in eaUginem, impona­mua silentium solicitudinibus, concupiscentlis et phantasma­tlbul!I; transeamus cum Cristo crucifixo ex hoc mundo {Id Patrem, ut ostenso nobis 'Falre, dieamus curo Philippo: SuJlicit ta.0bi3" ",

No cabe duda Que San Buenaventura, al hablar del ex­ceso de la mente como condiel6n requerida para el perfecto descanso místico, entiende lo que nosotros llamamos en la teologia mística el éxtasis por la suspensión de los senti­dos y aetividad del entendimiento en sus propias operacio­nes, E1 modelo que pone el santo Doctor para el perfecto contemplativo en este grado lo declara ya: " (Bealus Pran­ciseus] positus est In exemplum perff>ctae contemplationis", tl t omnes viros vere spirituales Deus per eum invitaret ad huiusmodl transltum et mentis exeessum magis exemplo quam verbo"', Ahora bien : el fenómeno mís tico realizado

, L. c" c. 1, t. v, JJ2, I L. c. : . Tn hoc autcm tTansitll , si sit perfectas , oportet quod

reJinqullntuf omnes intel1ectuales operlltiones, et apel< .ffectns totn. tranderatuf et tTllosformetuf in Deum,_

• I Co ,." 7 , IQ SS, ' /Unerar¡um, c, 7, 1, v, J12 , • L. c" c, 7. t, v, JlJ, • L , c, • L. c" p , JJ2,

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t::L PENS ..... lIJENTO DE S ..... N nuEN ..... vENTUR..... 149

en San Francisco, a que se refiere San Buenavenl:iura ya desde el prólogo del ltinerarium, es la visión extática del santo Patriarca en el monte Alverna en el momento de la Impresión de las Llagas.

¿En qué grado pone el santo Doctor la. contemplación extática para llegar al perfecto reposo místico ? Ciertamente excluye la actuación de los Stlntidos exteriores e interiores y de las operaciones intelectuales, o sea todo aquello que procede de la naturaleza. "Ad boc nibil valet natura." Sin emtiargo, no supone, ni mucho menos, una anulación· del obrar del entendimiento. Exhorta a entrar en los e8plendo­re8 de las divinas tinieblas, "ad superessentialem divinarum tenebrarum radium". Es, pues, la iluminación divina la que suplanta en el alma a la operación humana. Como esta luz se difunde en la mente como claridad inmensa, sin nin­guna forma distinta y limitada de conceptos, el entendI­miento queda sumamente actuado con esta luz, sin distin­ción alguna de conceptos formados; algo así como si nos­otros miráramos directamente al sol; la vista quedada ac­tuada por una. potente claridad. que, precisamente por su misma fuerza, le Impediría ver otra cosa que esta claridad. No diríamos que estamos ciegos, porque nuestra vista ve, y ve mucho, y. sin embargo, no distinJroimos nada. Esta es la condición del entendimiento en la divina tin.iebla. No es defecto ni mutilación del mismo; es, como dice el Santo, exces$U8 mentis, o sea salida de sí, de su modo humano de actuar, para ejercer sus operaciones según una nueva luz muy superior a la suya "in quantum possibile est sccun­dum statum viae". Por eso, con m'U.y buen tino, el santo Doctor llama a esta contemplación indistinta y sin forma determinada del entendimien to "forma sapientlae "'!tUi/or. mis ... in suspendiis divinorwm. exces.mum" '.

De aquí que, para llegar a este venturoso estado místico del éxtasis en su más alto grado, si bien se requiere una máxima abstracción o alienaciÓn de todas las criaturas ', y allnque esto aparezca "destrnctivum praecedentium, non tamen est" ', porque, como añade el santo Doctor, "amor qua infIammatur hic anima non solum sequestrativus et

H r%al.n.trOI1, col1. 11, t. v, 337: . ('"orma sapientiae est mirabi. lis ... qu ia modo est uniformis, modo est maltiforrois, modo o¡nni· formis, modo nulliformis. Qaadriformi igituT se vest it lll roine. Ap. paret au tem uniformis in regulis divinarum legum, maltiformis In mysteriis divinarum ScriptuT3 rum, omniformis in vestigiis divino­rum operum, nulliformis in suspendiis d ivinorum cscessuum .•

'll~%ai",eron, coll 11, 1. \. , 342: .Nam ¡uvat nos ad \·eniendum ad illum summum 5uperlerri omnibus sensibus, omnibns operatio­nibus intelleetualibu5, qnae sunt cum phantasmatibns anne"is, d i· rniuete etiam angelicas intelligentias .•

• L. C. , l. v, 340.

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BmUOTECA DE AUTORES CRl STlANOS

soporativus esto sed etiam sunumactivus, unde dicitur ¡po sam dormire non absolute, sed quodam modo; nam alio modo summe vigilans est" '. Por esta razón, San Buena­ventura, tomando las palabras del Pseudo Dionisio, llama a la divina tiniebla 8Uperlucens, o también occulte docem. Y añade: "Dicitur tenebra quia intelleetus non capit ; et tamen anima sumnre illustratur" ' ,

Si nos separamos, pues, de todas las cosas, no es para despreciarlas, sino para encontrar la última causa de ellas, dotide, concentmndqse toda su actividad y con más unión de si, pueda nuestra a.lma entrar en lo más íntimo suyo y consiguientemente sube a lo más alto de sí ', o sea a Dios, "qui intimus est omni animae"',

Aunque es dificil llegar a este supremo grado de la sa­l>idu·rla por las condiciones pSicológicas y morales ' per­fectisitnas que se requieren, sin embargo, la obligación de tender a él pesa sobre nosotros; más aún: somos impelidos a invocar el auoxHio divino y la luz del Espiritu Santo, por el cual es revelado y concedido ' .

Llegada, pues, el alma a esta contemplación altisima y, sobre todo, unida estrechamente a Dios en fuerza del amor inmenso que la impele a El, se encuentra en la paz o reposo místico, al cual ha llegado como recompensa después de haber alcanzado el último peldaño de la misteriosa escalera que, descansando en un extremo en la tierra, toca con el otro en lo más alto del Cielo,

• L . c., t. '1/, 341. • L. c., t . '1/, 342; d . etiam coll . 20, ¡bid ., 427. 'L. C., t . '1/ , 34l; d. 1I Stnt., d. 8, a r to UIl ., q. 2, 1. 11 , 226 !<s.

• H e%llenuron, coll , l2, t. " , 385. • Entendemos por condiciones psicológicas la abstracción de las

cosas creadas, el recogimiento y silencio; por condiciones morales. las virtudes teologales, cardinales, etc.

• H/nerarlum , C. 7. "', 313.

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VI

E L METODO o E

NUESTRA EDICION

Con el fin de que conozca el lector las normas que rigen nuestra edición, exponemos a continuación todos aquellos procedimientos según los cuales hemos preparado la pu­blicación de los textos de los escritos de San Buenaventura .

En la distribución de las obras del santo Doctor. para cada uno de los volúmenes .hemos seguido, en cuanto nos ha sido posible, un orden sistemático en la agrupación de los escritos similares.

En este primer tomo incluimos aquellos tratados en donde con mayor precisión aparece la concepción genial dE' San Buenaventura del orden del universo para una mente iluminada por la luz de la fe. Va en primer término el Bre· viZoqu40, que cónsliluye la suma y compendio de todos los conocimientos de la doctrina revelada, tomando como punto de partida las fuentes de la revelación: la Escritura y la Tradición. Comenzando por las verdades más encumbrada::! de nuestra fe, que se cifran en las profundidades de la vid.!. intima de Dios en el inefable misterio de la Santísima Tri­nidad, desciende luego a la consideración de las obras de Dios en la creación de las cosas, caída del hombre y admi­rable reparación del mismo por Jesucristo por medio d \! la gracia, que se nos aplica por los sacramentos, para ter­minar en la consumación de todas las cosas en los últimos tiempos.

Sigue a continuación el Itinerario de la. mt:nte a Dios, donde el santo Doctor escruta el orden del universo si­guiendo un proceso inverso. Adoptando el plan de cristia­no ¡filósofo, o sea vigorizando y sosteniendo la luz de la razón con los esplendores de la fe, trata de llegarse a Dios partiendo de los trazos divinos descubiertos primero en las cosas sensibles, luego viendo reverberar la divina imagen

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