Burguesía Chilena y Guerra del Pacífico por Alejandro Reyes Flores

3
SEQUILAO Y GUERRA DEL PACIFICO BURGUESIA CHILENA La presencia de chilenos en la sociedad y economía peruanas tiene antecedentes coloniales, citemos sólo un caso: Don Gaspar Ramírez de Lare- do, Conde de San Xavier. En el siglo XIX conocida es la presencia de los Aspíllaga, Candamo, Barreda. Algunos otros chilenos los ubicamos en el sec- tor agrario, como Joaquín Ramos Font dueño de la hacienda Hualcará (Cañe- te), o José Fernández quien por enlace matrimonial llegó a ser propietario de la hacienda San Juan con su anexo Pam- plona (Surco). Estos y muchos otros chilenos se integraron a la sociedad peruana y con su trabajo se forjaron una sólida posición económica y social. Paralelamente desde mediados del siglo XIX un sector de lo mas repre- sentativo de la sociedad chileno co- menzó a invertir en la explotación del salitre de Tarapacá, lugar sensible y que con el correr del tiempo se convir- tió en la causa de la Guerra del Pacífi- co. La presencia de esta burguesía chilena y los intereses económicos que representaban fueron creando las con- diciones para una cada vez más abier- ta oposición con el Estado peruano. Ahora bien, salitre tambien se encontraba en el desierto de Atacama cuya soberanía pertenecía a Bolivia y desde esa perspectiva, teniendo como telón de fondo el expansionismo chile- no, el Perú tuvo que estar unido al país del altiplano en la medida que ello 90 Por Alejandro Reyes Flores Director del Instituto de Inoestigaciones Hi stóric o - S o ci al e s d e I a Unio er si d a d N aci o n al Mayor de San Marcos significó oponerse a Chile. Tanto, Atacama como Tarapacá estuvieron más cerca para chilenos que para peruanos y bolivianos, por ello la bur- guesía chilena consideró a estos terri- torios como una "prolongación natural" de su país. De modo que no resulta sorprendente encontrar que en Antofa- gasta, puerto boliviano, en aquel enton- ces el 93% eran chilenos. "Agresivos empresarios ch ilenos" los llama el respetable historiador Félix Denegri Luna y no le lalta razón, por cierto. Pero ¿quiénes son? ¿cómo individualizarlos? pues a través de sus inversiones, mediante las transacciones que realizaban y de las actitudes que fueron adoptando en la medida que la guerra del Pacífico fue acercándose. En 1872 llegó a Lima, de tránsito, el chileno minero Pedro Letelier, e inme- diatamente hizo "contacto" con el co- merciante chileno Alberto Gandarillas a quien le vendio unas minas ubicadas en Caracoles (Bolivia). Lo interesante es que estas minas colindaban con las de Errázuriz (siendo lsidoro Errázuriz uno de los "halcones" chilenos que más agitó la guerra contra el Perú) y las de Garmendia. Pero aquí no concluye la investigación pues Letelier tenía como socios a José Díaz Gana y Luis Lynch (apellido de ingrato recuerdo para los peruanos) y como la burguesía chilena andaba de la mano con el capital ex- tranjero todos ellos estuvieron repre-

description

Artículo de Alejandro Reyes Flores para la Revista Sequilao N° 3 (1993)

Transcript of Burguesía Chilena y Guerra del Pacífico por Alejandro Reyes Flores

SEQUILAO

Y GUERRA DEL PACIFICOBURGUESIA CHILENA

La presencia de chilenos en la

sociedad y economía peruanas tieneantecedentes coloniales, citemos sóloun caso: Don Gaspar Ramírez de Lare-do, Conde de San Xavier. En el sigloXIX conocida es la presencia de losAspíllaga, Candamo, Barreda. Algunosotros chilenos los ubicamos en el sec-tor agrario, como Joaquín Ramos Fontdueño de la hacienda Hualcará (Cañe-te), o José Fernández quien por enlacematrimonial llegó a ser propietario de lahacienda San Juan con su anexo Pam-plona (Surco). Estos y muchos otroschilenos se integraron a la sociedadperuana y con su trabajo se forjaronuna sólida posición económica y social.

Paralelamente desde mediadosdel siglo XIX un sector de lo mas repre-sentativo de la sociedad chileno co-menzó a invertir en la explotación delsalitre de Tarapacá, lugar sensible yque con el correr del tiempo se convir-tió en la causa de la Guerra del Pacífi-co. La presencia de esta burguesíachilena y los intereses económicos querepresentaban fueron creando las con-diciones para una cada vez más abier-ta oposición con el Estado peruano.

Ahora bien, salitre tambien seencontraba en el desierto de Atacamacuya soberanía pertenecía a Bolivia ydesde esa perspectiva, teniendo comotelón de fondo el expansionismo chile-no, el Perú tuvo que estar unido al paísdel altiplano en la medida que ello

90

Por Alejandro Reyes FloresDirector del Instituto de Inoestigaciones

Hi stóric o - S o ci al e s d e I a Unio er si d a d N aci o n alMayor de San Marcos

significó oponerse a Chile. Tanto,Atacama como Tarapacá estuvieronmás cerca para chilenos que paraperuanos y bolivianos, por ello la bur-guesía chilena consideró a estos terri-torios como una "prolongación natural"de su país. De modo que no resultasorprendente encontrar que en Antofa-gasta, puerto boliviano, en aquel enton-ces el 93% eran chilenos.

"Agresivos empresarios ch ilenos"los llama el respetable historiador FélixDenegri Luna y no le lalta razón, porcierto. Pero ¿quiénes son? ¿cómoindividualizarlos? pues a través de susinversiones, mediante las transaccionesque realizaban y de las actitudes quefueron adoptando en la medida que laguerra del Pacífico fue acercándose.En 1872 llegó a Lima, de tránsito, el

chileno minero Pedro Letelier, e inme-diatamente hizo "contacto" con el co-merciante chileno Alberto Gandarillas aquien le vendio unas minas ubicadasen Caracoles (Bolivia). Lo interesantees que estas minas colindaban con lasde Errázuriz (siendo lsidoro Errázurizuno de los "halcones" chilenos que másagitó la guerra contra el Perú) y las deGarmendia. Pero aquí no concluye la

investigación pues Letelier tenía comosocios a José Díaz Gana y Luis Lynch(apellido de ingrato recuerdo para losperuanos) y como la burguesía chilenaandaba de la mano con el capital ex-tranjero todos ellos estuvieron repre-

SEQUILAO

sentados por Federico Waltong quepresumimos era británico.

De Caracoles a Tarapacá nohabía más que un paso y hacía aquívinieron los inversionistas extranjeros.Un personaje clave fue Antonio Ed-wards, extranjero, que hizo fortuna conla explotación del salitre, se identificócon la burguesía chilena e incluso sequedó a vivir en Chile fundando elinfluyente diario El Mercurio, vocero delos intereses de este sector "agresivo".Edwards fue socio de Gibbs y de lascompañías Melbourne Clark y Salitreray Ferrocarril de Antofagasta, empresaa la cual el presidente boliviano HilariónDaza aplicó el impuesto de los 10 ctvs.y que sirvió de detonante para el iniciode la guerra.

El capital no tiene fronteras, porello en 1873 Edwards compró las sali-treras del Sacramento ubicadas enIarapacá territori peruano e inició unapolítica de fuertes inversiones concen-trando un tercio del total de las inver-siones chilenas en suelo tarapaqueño.El peligro chileno obligó al Perú a aliar-se con Bolivia mediante un Tratado deAlianza defensiva, e internamente seadoptaron una serie de medidas queconcluyeron con la expropiacion de lassalitreras en poder de capitales extran-jeros en especial chilenos.

En 1878 Edwards se vio obliga-do a vender sus propiedades salitrerasal gobierno peruano y su representanteen Lima el chileno Bernardo lrirrazabal(Cajero fiscal durante la ocupaciónchilena), escribía decepcionado : "lacasa Edwards, como muchas otrasempresas chilenas contra las cualesera principalmente dirigida esta medida(expropiación), a fin de liberarse dehostilidades y gabelas que se oponíana la libre explotación, se decidio avender la Oficina al Gobierno del Perú"en la considerable suma de 200.000

soles distribuidos en 200 acciones.Estas acciones de la salitrera El

Sacramento cuyo titular fue AntonioEdwards, quedaron en poder del'go-bierno peruano con el compromiso depagarlas, pero iniciada la guerra elloquedó trunco. Aquí lo que tenemos quedesentrañar es el destino de las accio-nes de Edwards para demostrar laingerencia de la burguesía chilenadurante la guerra del Pacífico. Edwardstransfirió sus acciones a otro prominen-te chileno, Melchor Concha y Toro, yéste a Francisco Subercaseaux quellegó a ser Mlnistro de Relaciones deChile en los años que debía realizarseel plebiscito. Con estos personajes tanligados a los intereses salitreros, fáciles comprender por qué Chile no respe-tó el Tratado de Ancón que establecíaclaramente el plebiscito. Agregemosque Subercaseaux fue esposo de Mag-dalena Vicuña, hermana de uno de losmás tenaces opositores del Perú.

Esta burguesía chilena, aliada aintereses extranjeros, con inversionesen Atacama y Tarapacá fue la quellevo adelante una campaña periodísti-ca en contra del Perú, y alentó en elpueblo chileno sentimientos antiperua-nos con miras a arrebatarnos estosterritorios para asegurar sus inversio-nes. Pero lo trágico fue que ni el pue-blo chileno en cuyo nombre se hizo laguerra ni la burguesía chilena resulta-ron beneficiados con la victoria sobre elPerú sino fue el capital británico el granganador como lo asevera el historiadorManuel Medina: "El capital británico sellevó la parte del león, a sus manosfueron el guano y el sali

9I

SEQUILAO

tre... el fruto más valioso de la guerradel Pacífico no quedo en manos chile-nas."

Esperemos que nunca másvuelvan a incubarse circunstancias quellevan a una guerra en esta parte deAmérica del Sur, como las que propí-ciaron la Guerra del Pacífico en quesólo se benefició el capital extran

jero. La hora presente es de soliddad,integración, de lucha pero contra lamiseria, el analfabetismo, las epide-mias: aquí debemos estar los lafino-americanoos en primera fila para quejamás vuelva a ocurrir un 4 de abril de1879, fecha en que Chile nos declaróla guerra.

vz