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CAMBIO COPERNICANO DEL CONOCIMIENTO CIENTIFICO
FAUATS
Comodoro Rivadavia, Chubut
24 y 25 de octubre 2014.
Dr. Gerardo Cristian Viviers
Hoy las ciencias sociales están ante un nuevo desafío de ponerse al día con los
avances del conocimiento científico. Las ciencias no se han estancado en el siglo
XIX y XX. Hay una evolución que lleva a la conciencia de la unidad de la ciencia,
que en aquellos tiempos se diferenciaron entre ciencias naturales y ciencias
sociales o humanidades. Hoy el campo científico tiende a unificarse ante los
desafíos que enfrenta la especie humana en el planeta. Desde el posicionamiento
de FAUATS, tal como quedó formulado y expresado en el Documento Nro 2, y
desde la posición adoptada en ALAIETS, instituciones que nuclean la mayoría de
las instancias de formación profesional de Trabajo Social, hemos de avanzar más
allá de los acuerdos del enfoque de la teoría crítica. La humanización de las
ciencias es una responsabilidad ético-ecológica en el siglo XXI.
No cabe duda que las investigaciones científicas en más de dos siglos han
recorrido grandes transformaciones, especialmente en el campo de la física
clásica y la mecánica cuántica, como así también en otros campos como la
neurobiología y la nanología. Thomas Khun describió esas transformaciones
desde el siglo XVI en adelante, y sostuvo que todo conocimiento científico está
basado en la presunción ideológica (Weltanschauung) cosmovisional sobre la cual
se monta la construcción del conocimiento. Para esto apela al concepto de
“paradigma” que, por un lado significa un “modelo” de hacer ciencia acordado por
la comunidad científica, y por otro lado, en un “paradigma” se compartes valores,
un conjunto de métodos, reglas y generalizaciones que se utilizan normalmente.
Los conceptos y los lenguajes constituyen un “universo de discursos” (que toma
de Wittgenstein) que son medios para referir a la realidad de la vida. Los cambios
más significativos ocurrieron del paso de la física clásica (Newton) y sus
apoyaturas en las matemáticas y la geometría formuladas por Rene Descartes a la
mecánica cuántica, que tiene su origen en el tratamiento de los fotones, la teoría
de la relatividad y una nueva concepción de la gravedad en términos de energía.
Aparecieron como fenómenos que no tenían explicación en el paradigma clásico.
La mecánica cuántica llevó a científicos contemporáneos como Roger Penrose a
formular que la física podría llevarnos a entender la conciencia como espacio
virtual de los millones de sinapsis que ocurren en la conexión de las neuronas.
Esta incursión de las así llamadas “ciencias duras” en las humanidades constituye
una verdadera “piedra de tropiezo” para las ciencias sociales de corte clásico-
moderno.
Allá por el año 2000 fue el privilegio leer el texto de Murray Gell-man, “El Quark y
el Jaguar”, título que hace pensar en una novela, y, sin embargo, era una versión
simple de su des-cubrimiento del quark, la partícula mínima del átomo. Fue
galardonado en 69 con el premio Nobel de Física. El texto de casi 600 páginas
“me movió el piso” espistemológico pues partía del paradigma cuántico, y
relativizaba totalmente los principios que eran incuestionables en la ciencia
basada en la física clásica, el dualismo cartesiano y los a priori de Kant. Gell-man
argumenta que la energía es la base de lo inerte y de los seres vivos, y, que
evoluciona permanentemente de estadios simples a estadios cada vez más
complejos en adaptación al medio, al punto que un felino como el jaguar está
compuesto de millones de quarks que le permiten calcular un salto aproximado de
siente metros para cazar su presa. El cerebro humano también está compuesto
de quarks y las neuronas conforman un conjunto de altísima complejidad, que
permite el desarrollo de la mente, la percepción, los afectos y la racionalidad
abstracta.
Así la creatividad de la mente y la toma de conciencia constituyen el destino de la
especie humana en evolución. Los estadios del sistema nervioso central en la
evolución que se inician con el complejo reptílico, pasa por el complejo mamífero y
más tarde pasa al complejo del neocortex, que no es el último estadio de la
evolución del Homo Sapiens Sapiens sino que la evolución de la energía se
catapulta perse hacia estadios de energía superiores. La evolución como
movimiento no se ha detenido. (Cf.,Pérez, Marcial Enrique, 2014), Cerebro que
Aprende: cómo apasionarnos con el conocimiento para transformar nuestra vida.
Prólogo Norberto Siciliani – 1ra edición. Ciudad de Buenos Aires: Autoría,
especialmente Capítulo IV) Lo que nos están diciendo los científicos cuánticos es
que el destino de la evolución es la superación de caminos equivocados hacia la
involución de la condición humana, que se nutre de la violencia y la
autodestrucción tanto del medio ambiente como del ser social de la especie.
Hemos llegado en el siglo XXI al mayor desafío del futuro en un punto crucial (Cf.,
Fritjof Capra, El Tao y la Física, y El Punto Crucial) donde la libre decisión humana
nos puede llevar a la involución, o en su defecto, a la continua evolución y
perfectibilidad humana. Así se definirá el futuro como perspectiva social en la
medida en que recuperemos el sentido antropológico social de lo que Marx
denominó Gattungswesen (el ser social heterosexual de la especie) y lo que
Durkheim visionó como “solidaridad orgánica” de los seres humanos. La
insistencia del pensamiento peronista en la dignidad del trabajador y en la justicia
social abonan profundamente una antropología social y hasta ecológica, si se
quiere. La evolución no está atada necesariamente a la concepción de progreso
del positivismo comtiano, sino un movimiento transversal y en forma de estructura
espiral a imagen del movimiento de las galaxias.
Las corrientes de las ciencias sociales, desde el siglo XIX, y pasando por el siglo
XX, han sido clasificadas en distintas oportunidades como expresión moderna de
la explicación de los fenómenos sociales por un lado, y por otro lado, como la
comprensión (Verstehen). Así se han dividido las tendencias entre enfoques
estructurales y enfoque hermenéuticos. (cf. Miguel Valderrama C. “Epistemología
de las Ciencias Sociales”). Hoy las ciencias de la sociedad humana y las mismas
Humanidades que en sus valores lleva la delantera, no deberían aislarse del
nuevo paradigma científico que representan los científicos cuánticos. No tiene
sentido separar las ciencias naturales de las ciencias sociales o del espíritu como
lo planteara W. Dilthey. Venimos a argumentar el desafío de los científicos
cuánticos para un nuevo amanecer del futuro de las ciencias sociales. Este es el
propósito de esta ponencia. Como veremos, lo esencial está en la cosmovisión
que servirá de encuadre y referencia para la construcción del conocimiento
científico de la sociedad y el sentido histórico de la especie humana. El desafío en
el que nos encontramos en el Siglo XXI es actuar de tal manera que superemos
los efectos nocivos de la revolución burguesa, y superemos en una nueva
conciencia ya creciente la civilización capitalista basada en la distorsión del
sentido y la naturaleza de la especie humana causada por la búsqueda única del
lucro y del poder en esta civilización traccionada por la fuerza ego posesiva y
avasalladora de la mercancía.
El cambio cuántico, como lo denomina el físico premio Nobel más de una vez, el
Dr Ervin Laszlo, no es cosa fácil de asumir como una simple operación racional. El
cambio se produce cuando se puede dar el salto cuántico de una cosmovisión a
otra, que fundamenta como sistema ideológico el nuevo paradigma científico. Esto
lo ensayaron todos los físicos cuánticos, buscando una ideología que fundamente
la unidad de la realidad y del universo, hoy concentrados en reflexionar la teoría
de cuerdas. Es conocida ya la obra de Fritjof Capra del “Tao y la Física”. Los
científicos concluyeron que el dualismo cartesiano que en términos cognitivos se
constituía en Sujeto que conoce la realidad como Objeto es una hipótesis ficticia.
Encontraron en la cosmovisión del Budismo y el Taoismo la visión Oriental tanto
del ser humano como de la realidad material. Así reconocieron el camino
epistemológico de la unidad del todo de Blas Pascal. Su coetáneo Rene
Descartes, con un pensamiento riguroso, fue preferido como base de la ciencia
que privilegió el “sujeto cognocente” del modelo positivista con raíces en el
empirismo de Bacon y sintetizado en el pensamiento filosófico social de Augusto
Comte. Esta línea epistemológica que ignoró “el sujeto conocido”, está siendo
cuestionado científicamente en el ámbito del CONICET en dialéctica con “el sujeto
cognocente” (Cf. Dra Irene Vasilachis, Estrategias de investigación cualitativa)
La pregunta que debemos plantear es ¿cuál es la cosmovisión en Occidente que
fundamenta el modelo científico de más de doscientos años de desarrollo
científico? Responder esta pregunta demandaría realizar otro ensayo como
investigación. Aquí sólo basta con hacer una referencia en síntesis. Los pueblos
europeos salieron de su continente a conquistar los “otros mundos” en base a un
mesianismo fundado en el judeo-cristianismo, en que el mito del Dios creador
legitima el derecho de unos de ejercer la violencia para conquistar y dominar a los
otros, y en forma secularizada adquirió la forma de “destino manifiesto” que llevó a
los blancos a arrasar los pueblos originarios en Norteamérica, y lo mismo imitaron
Mitre y Roca en nuestro país. El colonialismo y el neocolonialismo se basan aún
hoy en esta cosmovisión mesiánica. Max Weber hizo un buen análisis de cómo
surgió la tecnología occidental como brazo instrumental de poder. Para este
sociólogo clásico la conjunción de la cosmovisión judía que desencanta la
naturaleza como objeto creado por Dios y consignado a ser dominado por la
especie humana, y la racionalidad griega, centrada en las matemáticas y la
geometría euclídea, sirvió de base para el desarrollo de la ciencia y la tecnología
en Occidente. Es claro que la ciencia y la tecnología de las culturas Orientales y
de los pueblos precolombinos de Abya Yala se basaron en otras cosmovisiones.
Los monumentos en la India, en Africa y en Abya Yala son testigos del
conocimiento científicos de esas cevilizaciones. Nuestro desafío para
Humanidades y Ciencias sociales, y no menos para el campo común de todas las
ciencias, es saber construir un nuevo conocimiento en relación a la cosmovisión
de los pueblos andinos que fuertemente se han manifestado a partir de la Carta de
la Tierra, y en su visión ética de la vida en el “Buen vivir – Vivir Bien”.
Desde el comienzo del siglo XX los físicos cuánticos abandonaron el dualismo
cartesiano, base del positivismo, y por necesidad teórica de encontrar la unidad
del universo y de la misma materia, incursionaron en las cosmovisiones orientales
del Tao y del Buda. Así se fueron distanciando del mundo de la ciencia de
occidente cuyas distintas ramas científicas denostaban el “sentido común” del
conocimiento popular, y se aislaron un tanto en el campo específico de las
matemáticas y de la física, hasta que del campo de la química orgánica se
abrieron las puertas hacia la biología y en efecto, las neurociencias. Sin embargo,
hoy los matemáticos y los físicos, y neurocientíficos incursionan en la relación que
tienen estos campos con la conciencia, las emociones y la construcción de la
cultura.
La crisis epistemológica está vinculada a un cambio radical en la ciencia en cuanto
a sus presupuestos ideológicos (Weltanschauung). Los nuevos fenómenos que
aparecen en la Vía Láctea y en nuestra Galaxia, así como la superpoblación
humana que llegaría a 8.000 mlll. para 2050, hace insostenible los presupuestos
de la ciencia en tanto a una política de la naturaleza sostenible y una política
mundial de equilibrio ecológico. Pese a los avances tecnológicos basados en el
módulo científico de la lógica lineal, el planeta se vuelve un lugar desierto y de
amenaza a todas formas de vida por causa del Homo rapiens (Gray 2006: 41-
49). Su fuente está en el monoteísmo antropo y etnocéntrico donde los humanos
culminan la jerarquía de todos los seres. En este contexto vale la pena volver a
valorar los aportes muy significativos de Dr. Ernesto Sábato, especialmente su
ensayo “Uno y el Universo”. Dice en este texto: Es difícil separar el conocimiento
vulgar del científico; pero quizá pueda decirse que el primero se refiere a lo
particular y concreto, mientras que el segundo se refiere a lo general y abstracto
(p. 27).
La ciencia está en un proceso de cambios que podemos calificar de cambio
“copernicano”. La mecánica cuántica ha dado un paso decisivo en recuperar un
cambio antropológico de la mente humana. Estamos ante un nuevo paradigma
científico que inevitablemente está transformando nuestra sociedad, nuestra
mente y nuestra conciencia. Este cambio no se registra en forma lineal, ni
jerárquico. Así como se puede registrar en el campo de la física, también se
registra en el campo de neurobiología y en la cosmovisión andina. Esta transición
nos lleva a una nueva concepción de la ciencia, que como veremos, tiene ante sí
el desafío de la transdisciplina, más allá de los esfuerzos interdisciplinarios en el
campo del conocimiento.
Queremos referirnos ahora a la obra de Ervin Laszlo como síntesis del paradigma
científico de la física cuántica. La modernidad basa su creencia en una visión
científica basada en Newton, Darwin y Freud, pero es una visión sobrepasada por
nuevos descubrimientos. “Materia, vida y mente son elementos coherentes que
forman parte de un proceso de gran complejidad aunque coherente y armonioso.
La materia está perdiendo su papel predominante como característica fundamental
de la realidad, retirándose ante la energía, los campos continuos están
sustituyendo a las partículas discontinuas como elementos básicos de un universo
bañado en energía y repleto de información. La realidad que denominamos
universo es un todo integrado, sin fisuras, evolucionando a lo largo de eones de
tiempo cósmico y produciendo condiciones en las que pueden emerger la vida y,
luego, la mente y la consciencia” (2010:73).
Hay una serie de creencias que van siendo dejadas de lado ante el nuevo
paradigma. Enumera nueve: 1) todo el mundo es único y está separado. 2) todo es
reversible. 3) el orden requiere jerarquía. 4) la clave es la eficiencia. 5) la
tecnología es la respuesta. 6) lo nuevo es siempre mejor. 7) mi país por encima de
todo. 8) cuanto más dinero tengo más feliz soy. 9) el futuro no es asunto mío.
También cuestiona seis mitos que considera peligrosos: 1) la naturaleza es
inagotable; 2) la naturaleza es un mecanismo gigantesco; 3) la vida es una lucha
en la que sólo sobreviven los más fuertes; 4) el mercado distribuye los beneficios;
5) cuanto más consumes mejor estás; 6 ) los objetivos económicos justifican los
medios militares. Hay que agregar que la modernidad también es un mito que cae
ante la crítica de la razón mítica (cf. Hinkelammert 2007).
Se hace necesaria en el nuevo paradigma una conversión de la mente a fin de
valorar profundamente la interioridad, la espiritualidad (Cf., J Krishnamurti). Mente,
emociones y naturaleza forman una relación sinérgica integrada. El cuerpo
biológico, la actividad de la Psique, y la energía espiritual forman una unidad con
la vida de la naturaleza. La visión que necesitamos en el nuevo paradigma es una
visión de vida en red muy delicada, y que el autor formula en diez principios que
exaltan la coherencia de la vida y su condición social. (Laszlo 2010:86 -87).
Para el nuevo paradigma de la física la materia del universo ya no es una masa
que se mueve en tiempo y espacio tridimensional, cumpliendo leyes de causa y
efecto. “en el nuevo concepto, el universo es un sistema evolutivo orgánicamente
conectado. Sus orígenes, así como sus campos y fuerzas de interacción, se
remontan a un medio fundamental difundido cósmicamente” Laszlo 2010:124). Las
implicancias de los descubrimientos de los físicos cuánticos Niels Bohr y Shahriar
Afshar en que la luz no sólo es corpúsculo y onda, sino que se da en forma
simultánea ambas propiedades, así la realidad de la vida es puntual y continua, y
lo que percibimos con nuestros sentidos como materia sólida, partículas, estrellas,
plantas, rocas, y organismos vivos no son de naturaleza material, sino que son
“ondas que se encuentran, propagan e interactúan en un medio subtendido”
(2010:123). Y es aquí donde anida la búsqueda de Hawking de encontrar una
teoría del todo a partir del avance que significa la teoría de cuerdas. Por debajo de
los cuantos como agrupaciones de energía está el vacío identificado con el
espacio.
Otro campo en que se ha manifestado la circularidad de las ciencias es el de la
neurobiología, como la describió Jean Piaget con la imagen de la serpiente de
uruboros. Hoy la biología y las así llamadas neurociencias han desafiado el
modelo científico clásico. Nos son familiares los nombres de científicos como
Francisco Varela, Humberto Maturana y Facundo Manes. Estos científicos
trascienden el modelo mecanicista del organismo humano pleno, de manera muy
parecida al modelo Oriental.
Haciendo experimentos con la retina humana y los colores, y partiendo de la
fisiología y la anatomía de la retina humana, Maturana se propuso correlacionar la
actividad de las células glanglionares de la retina humana con el nombre del color.
“Eso cambió el mundo para mí, -dice - porque el nombre no es de aquello que está
allá sino que está aquí en el observador” (1988).Más adelante en la entrevista de
Pakman y des Champs, Maturana relata como arribó a una síntesis del modelo
de circularidad viviente al reflexionar sobre el ida y vuelta de los ácidos nucleicos
(ADN) que participan de la síntesis de las proteínas, y luego como las proteínas
participan de la síntesis de los ácidos nucleicos. “Es esta circularidad y la
constitución de esta circularidad lo que los constituye como seres vivos”.
Esto evoca la circularidad de la serpiente de Uroboros de la cultura Hindu, como
comprensión cotidiana de la circularidad natural como símbolo alquímico de la
transformación. La realidad es aparente, es tan sólo una ilusión. Así se puede
escapar del destino de enfermedades, el sufrimiento y la muerte. Para el Buda
esto pertenece al espacio de la ilusión. Y sólo se escapa cuando uno se afirma en
lo único que es permanente. “¿Y qué es lo único permanente? La nada. Esa es su
respuesta. Véase la semejanza que tiene con la posición ya aludida de Ervin
Laszlo.
Maturana avanza en una posición aún más radical, haciendo referencia al
pensamiento de Bateson, para quien “si aprendemos a pensar con una
epistemología que para él era mejor, basados en elegir a la biósfera como unidad
de supervivencia, esa epistemología implicaría aprender a pensar cómo piensa la
Naturaleza”. Pensar como piensa la Naturaleza es mejor para nosotros que somos
parte de la Naturaleza, y pertenecemos a la misma historia y al mismo sistema.
Los humanos nos distanciamos con el argumento de la cultura que creamos, y en
nuestro pensamiento nos referimos siempre a un espacio descriptivo, o discursivo,
o explicativo. Este es el artificio de nuestra construcción mental que se aleja de los
sistemas de vida de la Naturaleza. Es el pensamiento lineal aristotélico que nos
determina. Dice Maturana: “estamos inmersos en diseños humanos, en los cuales
el discurso es lineal, porque además pertenecemos al discurso lineal aristotélico,
que no vemos el carácter sistémico de los conglomerados vitales humanos. Y no
entendemos lo que pasa, no sabemos hablar de los sistemas, no sabemos ver los
sistemas. Pero al mismo tiempo, en la Naturaleza no importa lo que pasa, aunque
los seres humanos destruyamos todo, a la Naturaleza no le importa para nada”.
Otro pensador de las neurociencias es Francisco Varela (ya fallecido) de profesión
neurobiólogo y considerado filósofo. El siguiente pensamiento lo ha inmortalizado:
"ME INTERESA EL FENOMENO DE LA VIDA EN TODA SU GLORIA Y
MAJESTAD".
"La conclusión a la que estos ensayos apuntan es que lo central es una
circularidad inalienable entre el acto de conocer y vivir, entre el universo de lo vivo
y el conocer como objeto de estudio. Dicho de otra manera, el fenómeno de la
vida, como un todo, quiere decir, precisamente, que el acto de vivir precede a la
explicación del origen de la vida sobre la Tierra. Que el conocer precede a la
comprensión del conocer visto como mecanismo biológico y neurona. Que la
experiencia vivida es la base misma de la exploración científica de la vida” F.
Varela
“Nosotros tendemos a vivir un mundo de certidumbres, de solidez perceptual
indisputada, donde nuestras convicciones prueban que las cosas sólo son de la
manera que las vemos, y que lo que nos parece cierto no puede tener otra
alternativa. Es nuestra situación cotidiana, nuestra condición cultural, nuestro
modo corriente de ser humanos. Pues bien, todo este libro puede ser visto como
una invitación a suspender nuestro hábito de caer en la tentación de la
certidumbre. (...) toda experiencia cognoscitiva involucra al que conoce de una
manera personal, enraizada en su estructura biológica, donde toda experiencia de
certidumbre es un fenómeno individual ciego al acto cognoscitivo del otro, en una
soledad que sólo se trasciende en un mundo que se crea con él” (Maturana y
Varela, El Árbol del Conocimiento).
En el transcurso de sus vidas hubo un feliz encuentro entre estos dos
neurobiólogos chilenos. Escribieron dos obras en conjunto, traducidas a muchos
idiomas. Éstas son publicaciones “De Máquinas y Seres Vivos”, y “El Árbol del
Conocimiento”. La originalidad está en que la vida (bios) como modelo sistémico
no sólo se encuentra entrelazado sino que se autoconstruye permanentemente.
Aquí contribuye Varela con la noción de auto-poiésis que en el campo social fue
adoptada por Nikklas Luhmann. Esa transformación es dinámica. Las categorías
estáticas sólo pertenecen a los modelos virtuales. No es mi propósito hacer una
exposición del contenido total de ambas obras. Eso será tarea de otro momento.
Para terminar ese apartado dedicado a las neurociencias en su contribución a la
elaboración de una ideología (Weltanschauung – cosmovisión) que como
arquitectura epistemológica está a la base del conocimiento científico, nos
ocupamos brevemente de Facundo Manes, que en sus recientes presentaciones
en TV y la edición de su libro “Usar El Cerebro”, si bien dedica la mayor parte de
sus páginas a una descripción, hace señalamientos que abonan una concepción
científica no atada al mecanicismo y la lógica aristotélica, sino que hace encuadres
en el campo simbólico y místico. Su preocupación por la salud humana lo lleva a
relacionar, por sobre todo, la salud mental en base a una salud corporal y
fisiológica. Manes postula las neurociencias como ciencia metáfora. Si bien
adhiere en principio a método científico tradicional falsacionista, pone la ciencia en
el horizonte de mejorar la vida de las personas y de la sociedad. Nuestro cerebro
no es solamente racionalidad en la acción de conocer. Fundamentalmente el
lóbulo frontal contiene la percepción, las emociones, los afectos que hacen que la
ciencia se construya con pasión y en equipos interdisciplinarios. “La ciencia puede
establecerse así como una extraordinaria y contundente metáfora, capaz de
formular las preguntas y elaborar las respuestas sobre grandes desafíos como el
bienestar de nuestras pequeñas comunidades o la construcción permanente de
una sociedad integrada, igualitaria y desarrollada” ( Manes, 2014:37). Hacia el final
de la obra destaca el lugar y rol que tiene la meditación en el conocimiento como
interacción simbólica del cerebro. Manes es conocedor de la física cuántica
(2014:34) y por eso, tal vez, valora la meditación en el conocimiento (p. 352 –
354).Para entender el complejísimo sistema nervioso es necesario incorporar en el
estudio científico la espiritualidad y la meditación, como lo están haciendo ya
muchos laboratorios. Esto confirma la interdisciplinariedad de la tarea de los
científicos.
Pasamos ahora, para ir cerrando esta ponencia, a exponer la cosmovisión
(Weltanschauung) andina que se conoce como “el buen vivir, el vivir bien”.
Recientemente el Presidente de Bolivia Evo Morales dio a conocer un documento
con este título que consagra esa visión para legitimar la conformación del Estado
Pluricultural-Plurinacional (distintas etnias), que se da en Bolivia y también en
Ecuador en forma institucional y gubernamental (2014). Lo que propone en acción
gubernamental es una respuesta a la crisis global en que se encuentra la
humanidad con hechos y amenazas destructivas temibles. Esta crisis global es el
resultado de las vertientes centrales de la modernidad, y que en su estructura
política ha dejado sin efecto la iniciativa de paz que representó Naciones Unidas.
Esta crisis comienza a agudizarse con el consenso de Washington y la movida del
neoliberalismo para desarmar la estructura de Estados Nacionales, entronizar la
ideología del mercado, y crear un Nuevo Orden Mundial. La modernidad no es
una certificación científica, sino un mito digno de la razón crítica. (cf. Hinkelammert
2007).En esta perspectiva hay que preguntarse cómo se le pondrá bozal al poder
instrumental de la biotecnología, y los desafíos de la nanotecnología y el “grafeno”.
(Cf., Gamble: video THRIVE).
La mejor síntesis de la visión andina que puedo presentar aquí es la que ha
formulado tanto en video como en ensayos Fernando Huanacuni Mamani, actual
funcionario en el gobierno de Bolivia (Huanacuni 2010). La vertiente central de
este pensamiento es respetar y honrar la vida, presente en todos los seres, y
fundamentalmente en la Pachamama (la Tierra) y la luz y calor del Sol. Se trata de
un conocimiento que no ignora ni se despega de los valores éticos de la vida.
Ayllu, la comunidad está al centro de todo, porque es el vínculo con el cosmos. El
conocimiento es relación, vínculo con los congéneres y con la tierra. Todo se
sintetiza en el concepto de Sumak Kamay (en quechua) y Sumak Kamaña (en
aymará), que significa Buen Vivir/ Vivir Bien. El conocimiento ancestral conduce a
la vida en comunidad, en armonía, consenso y complementariedad. En palabras
de Huanacuni: “Todas las culturas tienen una forma de ver, sentir, percibir y
proyectar el mundo, al conjunto de estas formas se conoce como Cosmovisión o
Visión Cósmica. Los abuelos y las abuelas de los pueblos ancestrales, hicieron
florecer la cultura de la vida inspirados en la expresión del multiverso, donde todo
está conectado, interrelacionado, nada esta fuera, sino por el contrario, “todo es
parte de.”; la armonía y equilibrio de uno y del todo es importante para la
comunidad” (2010). De ahí la centralidad del valor ético de la vida expresado en la
cotidianidad del saludo mutuo: no seas flojo, no seas ladrón, no seas mentiroso.
Llegamos al final de esta argumentación. Hay una coincidencia entre el planteo de
modelo científico de la física cuántica, las neurociencias y la cosmovisión andina.
Se levanta en alternativa a la lógica del poder mundial y la licuación de todas las
culturas bajo la mercancía del modelo del Nuevo Orden Mundial. Hay dos
alternativas en esta evolución planetaria y de esta criatura efímera que somos los
seres humanos. El desafío es continuar la evolución sistémica de la vida, o
caeremos en la involución y el final de la muerte térmica donde se agota la
energía.
La violencia competitiva con sofisticados instrumentos tecnológicos en la guerra
limitada en Crimea y en Gaza, la biotecnología y los desafíos de la nanotecnología
y “los fondos buitres” no han de ser descuidados como fenómenos para las
Humanidades y las Ciencias Sociales. El único imperialismo que conocemos en
nuestro mundo del hemisferio Sur es el del capitalismo del pensamiento
eurocénrico y norteamericano con una tremenda hegemonía cultural para imponer
la dominación económica y política. Es hora que desde FAUATS también
prestemos atención a la perspectiva de la epistemología del Sur de Boaventura
de Souza Santos. Para la cosmovisión cuántica de complejidad de la realidad se
traza un nuevo camino del sentido social y cósmico de las ciencias naturo-
sociales. Desarmar el dualismo entre ciencias naturales y ciencias sociales/
humanas es fundamental para alcanzar un nuevo amanecer histórico superador
de la civilización capitalista. De ahí que no podemos ignorar la propuesta de
complejidad e interdisciplina. Aquí es donde las distintas mediaciones y lenguajes
del arte garantizan la continuidad de la evolución humana. No habrá ciencia sin
humanidades.
El lucro y el poder como concepciones del riñón de la civilización capitalista están
basados en la lógica secuencial aristotélica en el corazón mismo de los
razonamientos matemáticos. La autopoiésis de la vida de la naturaleza no se
ajusta a este esquema virtual, sino que tiene su propia dinámica evolutiva
heterodoxa en el pensar de la Naturaleza. Abandonemos la lógica secuencial
unidireccional de esquema causa – efecto, y ya no tendrá sustento el modelo de la
civilización capitalista. La ganancia y el lucro como fin en sí mismo se esfuma en
un sin sentido. La Naturaleza es mayor y no se deja manipular. El lucro y el poder,
la mercancía en el sentido que le dio Marx constituyen el camino de la involución
en la globalización del capital financiero.
Gracias.
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