Cambios en El Curso Del Ciclo Capitalista... Trabajo

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CAMBIOS EN EL CURSO DEL CICLO CAPITALISTA

Militarización de la economía de los países capitalistas.

La militarización de la economía se manifiesta ante todo en que una parte considerable de la industria pasa a dedicarse a la producción de armamentos, y enormes valores materiales se invierten en la acumulación de reservas estratégicas, quedando inutilizados como material improductivo. Así la cuantía total de los gastos militares directos del Gobierno federal de los Estados Unidos constituyó en vísperas de la segunda guerra mundial el 14% de todos los gastos del presupuesto, a partir de 1953, los gastos militares directos de los Estados Unidos fueron de 45.000 millones a 46.000 millones de dólares anuales, consumiendo dos terceras partes del presupuesto federal. En Inglaterra y Francia, los gastos militares de la postguerra se elevan a un tercio del presupuesto nacional.La militarización de la economía y la carrera armamentista crean el peligro del estallido de guerras. Por eso la Unión Soviética y toda la humanidad pacífica mantienen una lucha tenaz por el desarme general y completo. “Hemos sido siempre enemigos decididos de la carrera armamentista dijo Nikita Jruschov en el XXII Congreso del PCUS ya que la rivalidad en este terreno, además de volcar sobre los pueblos una carga agobiadora, condujo inevitablemente en el pasado a guerras mundiales. Somos enemigos más decididos aún de la carrera armamentista en los momentos actuales, cuando se ha producido una colosal revolución técnica en la esfera militar y el empleo de las armas modernas acarrearía de modo ineluctable la muerte de centenares de millones de personas”.Sin embargo, las potencias imperialistas no aceptan el desarme general y completo. ¿Por qué? Porque la carrera armamentista origina un inusitado crecimiento de las ganancias de los monopolios. Por ejemplo, las ganancias de los monopolios norteamericanos aumentaron de 3.300 millones de dólares en 1938 a 48.000millones en 1959, es decir, más de 14,5 veces.Los ideólogos del capitalismo afirman, además, que la militarización de la economía nacional y la carrera de los armamentos salvan a la economía capitalista de las crisis económicas y del paro forzoso. En realidad, lo que hace es agravar la discordancia entre el potencial de producción y la demanda solvente de la población, que es cada vez menor, y aproximar inevitablemente una nueva crisis económica todavía más profunda. “La carrera armamentista dijo N. Jruschov en el XX Congreso del PCUS no cura la enfermedad y únicamente puede retardar su manifestación. Y cuanto mayor sea la militarización de la economía, tanto más graves serán sus consecuencias para el capitalismo”.La carrera armamentista representa una pesada carga sobre las espaldas de la clase obrera y de todas las masas trabajadoras. Por ejemplo, los gastos para fines militares por habitante ascendían en los Estados Unidos a 3,5 dólares en el ejercicio de 1913–1914; en 1929-1930, a 7 dólares, y en 1954-1955, a 250 dólares, es decir, aumentaron más de 70 veces. En Inglaterra, los gastos para fines militares por habitante subieron de 1.7 libras esterlinas en el ejercicio de 1913-1914, a 20.3 libras en 1954- 1955. Estos gastos colosales se cubren a costa de la incesante elevación de los impuestos directos. Tan sólo los impuestos directos abonados por la población de los Estados Unidos en 1956-1957 fueron casi 13 veces superiores a los del ejercicio de 1937-1938, teniendo en cuenta incluso la desvalorización de la

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moneda. En Inglaterra, estos impuestos aumentaron al doble: en el mismo período en Francia, al triple, y en Italia, al doble.La carrera armamentista de la postguerra originó el aumento de la inflación en los países capitalistas, debido a lo cual disminuyó extraordinariamente el poder adquisitivo del papel moneda. En los Estados Unidos, el dinero en circulación ascendió a principios de 1958 a 27.400 millones de dólares, contra 5.600 millones en 1937. En Inglaterra, había 1.850 millones de libras esterlinas (en papel moneda) en circulación a principios de 1958, contra 460 millones en 1937. En Italia, el dinero en circulación en 1958 alcanzó una cifra astronómica: 1.852.000 millones de liras, contra 18.000 en 1937.A pesar del acrecentamiento de la carga tributaria y de la inflación, los monopolios tratan de “congelar” los salarios nominales, es decir, mantener su nivel. Ello significa la disminución de los salarios reales y el empeoramiento de la situación de los trabajadores, lo que impulsa la lucha de la clase obrera contra el yugo capitalista. Ofrece una prueba elocuente de ello el ascenso del movimiento huelguístico. Si se toman los datos oficiales, disminuidos, como es lógico, correspondientes a 11 países Estados Unidos, Inglaterra, Francia, República Federal Alemania, Japón, Canadá, Austria, Suecia, Bélgica, Holanda y Argentina- y se comparan los 10años precedentes a la segunda guerra mundial (1930-1939) con los 10 posteriores (1945-1954), se verá que el número de huelgas aumentó de 67.000 a 101.000; el número de huelguistas subió de 21 millones a 73 millones; el número de jornadas de trabajo perdidas, de 240 millones a 672 millones.Pero la lucha de clase del proletariado no amaina, sino que se recrudece más y más. Tan sólo 1955 a 1959, o sea, en 5 años, en los Estados Unidos, por ejemplo, hubo más de 19.000 huelgas, con la participación de cerca de 10 millones de hombres. Después de la guerra, la clase obrera de los países capitalistas no se limita a la lucha económica, sino que libra un combate, de mayores proporciones que antes de la conflagración, en torno a los principales problemas de política exterior e interior de sus países. La clase obrera marcha en la vanguardia de la lucha de los pueblos por la paz y los derechos democráticos de los trabajadores.La lucha de clase del proletariado se libra bajo la dirección de los partidos comunistas y obreros sobre la base de la teoría del marxismo-leninismo, cuya fuerza y vitalidad se han visto confirmadas por toda la experiencia histórica de la época contemporánea.En las condiciones actuales, los intereses de la burguesía monopolista en los países imperialistas se hallan en contradicción inconciliable tanto con los intereses del proletariado como con los de toda la nación. El capital monopolista incrementa la explotación de la clase obrera y de las demás capas de trabajadores: campesinos y artesanos. En la etapa actual de la crisis general del capitalismo ha empeorado bruscamente la situación del campesinado y de los granjeros. Así, en los Estados Unidos, debido al alza artificial de los precios por los monopolios, los granjeros norteamericanos se vieron forzados a pagar por los artículos comprados en 1959 el 12% más que en 1950, mientras que los precios de venta de las mercancías de los granjeros bajaron en el 7%. La disparidad entre los precios de los artículos industriales y los agrícolas, la carga de las deudas y el peso tributario impuesto por el Estado del capital monopolista son la causa de la ruina en masa de los granjeros En el período que media entre 1952 y 1959 se

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arruinaron en los Estados Unidos 776.000 granjeros.Los intereses de los monopolios no sólo chocan con los de los trabajadores, sino también con los intereses de la pequeña y media burguesía no monopolista. El capital monopolista, unido al Estado, se vale de la política tributaria, crediticia y aduanera en la esfera de los precios para redistribuir la plusvalía en beneficio propio, privando de las ganancias a los capitalistas pequeños y medios, a los que arruina.Los intereses de la pequeña burguesía y de las otras capas medias, lo mismo que los intereses de la clase obrera, entran cada vez más en pugna con los intereses de la burguesía monopolista, con sus partidos políticos y el Estado, que salvaguarda a los monopolios. Esta es la razón de que la clase obrera, el campesinado, los intelectuales y la burguesía pequeña y media de la ciudad estén vitalmente interesados en poner fin a la dominación de los monopolios. Se crean condiciones favorables para la cohesión de todas estas fuerzas.Tal cohesión de todas las fuerzas de la nación contra los monopolios puede llevarse a cabo en las condiciones actuales a base de la lucha por la paz, la independencia nacional, la defensa de la democracia, la nacionalización de las ramas más importantes de la economía, la democratización de la administración de dichas ramas y el aprovechamiento de toda la economía para satisfacer las necesidades de la población.Desempeñan el papel de combatientes de vanguardia contra el yugo de los monopolios los partidos comunistas y obreros, a los que mueve el afán de unir e incorporar a esta lucha a las masas populares más amplias.

Se acentua la explotación de las clase obrera en los países capitalistas

La segunda guerra mundial motivó el incremento ulterior de la desigualdad del desarrollo de los países capitalistas. La Alemania hitleriana, el Japón e Italia fueron derrotados, y su economía sufrió un serio quebranto. Francia, que había sido ocupada durante la contienda, padeció grandes daños. También quedó muy debilitada la economía de Inglaterra. En cambio, los Estados Unidos se lucraron con la conflagración. En 1948 le correspondía a los Estados Unidos el 56% de la producción industrial del mundo capitalista; a Inglaterra, el 11,5%; a la República Federal Alemana, el 4%; a Francia, el 4%; al Canadá, el 3,5%; a Italia, el 2%; al Japón, el 1,5%. Desde entonces se vienen produciendo serios cambios en la correlación de fuerzas dentro del mundo capitalista. ¿En qué se manifiesta eso?En primer lugar, los Estados Unidos han perdido la superioridad absoluta en la producción y en el comercio capitalista mundiales. La parte de los Estados Unidos en la producción industrial del mundo capitalista descendió en el 10% desde 1948, siendo en 1960 el 47%; en la exportación descendió del 23,4% al 18,1%; en las reservas de oro, del 74,5% al 43,9%. En consecuencia, los Estados Unidos se encuentran hoy entre las potencias capitalistas en el mismo puesto, más o menos, que ocupaban antes de la segunda guerra mundial.En segundo lugar, se observa un notable debilitamiento de las posiciones de Inglaterra y de Francia: estos Estados pierden irremisiblemente sus colonias. En la producción industrial del mundo no han podido recobrar sus posiciones de anteguerra. En 1937 correspondía a Inglaterra y Francia el 18,5% de la producción

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industrial del mundo capitalista, y en 1960 la proporción bajó al 14,3 por ciento. En tercer lugar, han avanzado con ímpetu, adelantándose mucho, los países vencidos, particularmente Alemania Occidental y el Japón. Alemania Occidental, el Japón e Italia dan hoy, conjuntamente, cerca del 17% de la producción industrial del mundo capitalista, es decir, más que en vísperas de la segunda guerra mundial. Los cambios en la correlación de fuerzas económicas dieron lugar a la lucha de los países imperialistas por los mercados. Los Estados Unidos de Norteamérica se valen de su supremacía económica y hacen todos los esfuerzos posibles para someter parcial o totalmente a los demás países capitalistas. En los primeros años que siguieron a la guerra lograron imponer su dominación en una parte considerable del mercado capitalista mundial. Pero, cuando Alemania Occidental, Inglaterra, Francia e Italia restauraron su economía, los Estados Unidos tropezaron con la competencia de estos países en el mercado mundial. Ello originó la agudización de la lucha por los mercados de venta entre las asociaciones monopolistas de los Estados Unidos, Inglaterra, la República Federal Alemana y otros países. La lucha de los Estados Unidos por los mercados de venta, las fuentes de materias primas y las esferas de influencia choca con la creciente resistencia por parte de los imperialistas europeos. Los monopolios de Europa Occidental no quieren arriesgar sus grandes ganancias.

El reforzamiento del tugo de los monopolios sobre la agricultura, la crisis agraria y la ruina de los campesinos

La lucha entre los monopolios ocasiona un mayor incremento de las contradicciones entre los países capitalistas. La principal contradicción entre los imperialistas es la existencia entre Estados Unidos e Inglaterra. El capital monopolista norteamericano desplegó la ofensiva para imponerse en los mercados de venta y esferas de influencia tradicionales de Inglaterra.Los Estados Unidos tratan de romper y no sin éxito los multilaterales vínculos económicos de Inglaterra con sus dominios y colonias. Se agudiza la lucha entre Inglaterra y los Estados Unidos en la esfera del comercio exterior y por las fuentes de materias primas.Se agudizan y agravan las contradicciones entre Francia y los Estados Unidos. Los monopolios norteamericanos van penetrando más y más en la economía de Francia. Muchos trust norteamericanos han instalado sus empresas en Francia. Se incrementa la competencia entre los Estados Unidos y Francia en el dominio del comercio exterior. Norteamérica emprendió una ofensiva para apoderarse de los mercados tradicionales franceses en Marruecos, Túnez y Argelia. Se observa el evidente afán de los Estados Unidos de desplazar a Francia de los mercados de estos países. Los círculos influyentes norteamericanos, encubriéndose a menudo con la careta de “protectores” del movimiento de liberación nacional, tratan de desalojar la dominación francesa para imponer la de los monopolios estadounidenses en el Norte de Africa, como lo hicieron en el Sur del Vietnam. Esta tendencia de los Estados Unidos inquieta enormemente a los círculos gobernantes franceses.La ulterior agudización de las contradicciones entre los países imperialistas se debe en gran medida a que han vuelto a aparecer Alemania Occidental y el Japón en el mercado mundial. En el período postbélico, los Estados Unidos trataron de someter

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a su control a los monopolios germano-occidentales y se esforzaron por ocupar firmes posiciones en importantes ramas de la economía de la República Federal Alemana. Lo mismo intentó hacer la Gran Bretaña. No obstante, ni los Estados Unidos, ni mucho menos la Gran Bretaña, han logrado imponer su influencia en la economía de Alemania Occidental. Los monopolios germano-occidentales, apoyándose en su creciente potencial industrial, emprendieron el cumplimiento de un amplio programa expansionista. En los primeros años de la postguerra, Alemania Occidental ocupaba uno de los últimos lugares en la exportación de los países capitalistas. Sin embargo, actualmente figura en segundo lugar, perteneciendo el primero a los Estados Unidos.Las contradicciones entre los países imperialistas dimanan de la contradicción fundamental del capitalismo: la contradicción entre el carácter social de la producción y la forma capitalista privada de apropiación. No hay acuerdos, componendas, uniones ni compromisos que puedan eliminar las contradicciones entre los imperialistas. La principal contradicción de la época contemporánea la lucha entre el socialismo creciente y el capitalismo agonizante no elimina las contradicciones internas del campo capitalista. Esta contradicción, la principal de nuestra época, ejerce un doble influjo en las relaciones entre los imperialistas. Por una parte, estimula la agrupación de los países capitalistas, sirve de base para ensamblar bloques militares por el estilo de la OTAN, la SEATO y la SENTO y hace más difícil el surgimiento de conflictos armados entre los imperialistas. Por otra parte, crea nuevas fuentes de contradicciones y conflictos entre los países capitalistas en torno a los problemas cardinales del desarrollo mundial de nuestros días.

Profundos cambios operados en la correlacion de fuerzas en el terreno internacional y posibilidad de conjurar una nueva guerra mundial

“En el campo imperialista –señaló Nikita Jruschov- actúan objetivamente y se entrelazan dos tendencias: una, la unificación de todas sus fuerzas contra el socialismo, y otra, el acrecentamiento de los antagonismos entre las mismas potencias imperialistas y también entre ellas y los restantes países del mundo capitalista”. No es forzoso que las contradicciones entre los imperialistas provoquen una guerra mundial. Mientras el capitalismo fue la fuerza dominante en el mundo, las contradicciones entre los imperialistas y la alteración del equilibrio entre los países motivaban, en fin de cuentas, guerras mundiales. Hoy día, el capitalismo ya no posee el monopolio de ser el único sistema mundial de Estados. Ahora existe el sistema mundial del socialismo, que se va convirtiendo en factor decisivo del desarrollo humano. Se ha creado una nueva situación histórica, que permite a las fuerzas mancomunadas de la paz encabezadas por el sistema mundial socialista poner freno a las fuerzas de la agresión y excluir para siempre la guerra mundial de la vida de la sociedad.