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CAMINAR O PEDALEAR: UNA FORMA DE CONSTRUIR CIUDADANÍA N o sé si quienes leen este artículo recuerdan el trayecto de su casa al colegio. Yo tengo recuerdos nítidos de cuando iba caminando con mis hermanas por un barrio del Madrid de principios de los 70. Estaba en plena fase de construcción, lo que nos llevaba a atravesar algún que otro descampado lleno de plantas silvestres, insectos, montículos y barro. Podría hacer una oda a estos espacios que los adultos detestan y que son una fuente inagotable de Ministerio de Fomento Estudios de Construcción y Transportes (114) 2011 47 estímulos para la imaginación y la experimentación infantil. Pero no toca escribir sobre ese tema, y sí plantear que esa experiencia que yo tenía, esa libertad que disfrutábamos la mayoría de niños y niñas a partir de los seis o siete años, ahora resulta impensable para los que han cumplido diez. Un estudio reciente sobre movilidad infantil en España concluía que el 70% de niñas y niños de la escuela primaria no van nunca solos al colegio (Alonso, F. y otros, 2010). Esto significa que muchos llegan al instituto habiendo realizan todos sus trayectos bajo la supervisión adulta. «Camino escolar, más allá de la movilidad» (*)(**) Geógrafa. Grupo de Estudios y Alternativas S. L. (Gea21) RESUMEN: Los proyectos de Camino Escolar tienen como finalidad adecuar la ciudad a niños y niñas en etapa escolar y permitir que puedan ir caminando o pedaleando, sin acompañamiento adulto, en sus reco- rridos cotidianos. Los graves problemas de obesidad infantil, vinculados al sedentarismo y los conflictos ambientales asociados al incremento del vehículo privado en todo tipo de desplazamientos, acrecientan el interés de estas iniciativas. Aunque se trata de proyectos de movilidad, sus implicaciones superan este ámbito ya que reintroducir a los niños en la ciudad y permitir su autonomía, exige actuar coordinadamente en distintos ámbitos y con múltiples agentes. Los proyectos de Camino Escolar son proyectos de ciudad y, como tal, precisan del trabajo transversal entre distintas áreas de la administración local para llevar a cabo la transformación y la ade- cuación del espacio urbano. Estos proyectos buscan la colaboración del entramado social de los barrios —comerciantes, asociaciones vecinales y otros colectivos— para favorecer la seguridad del espacio público. Así mismo integran la participación de las familias, ya que el papel de éstas es relevante para favorecer la autonomía infantil y promover cambios en las pautas de movilidad. Todo esto hace que los proyectos de Camino Escolar tengan una gran complejidad, pero un enorme inte- rés, ya que afrontan los problemas derivados de la inadecuación del espacio urbano a la infancia es una tarea urgente. Marta R OMÁN RIVAS (*) Artículo asociado a Ayudas a programas piloto que promuevan la movilidad sostenible en ámbitos urbanos y metropolitanos (Orden FOM 2388/2008, de 24 de julio). Con la subvención del Ministerio de Fomento. (**) Las reflexiones y algunos textos de este artículo proceden de la guía «Camino Escolar. Pasos hacia la autonomía infantil» (2010) de la misma autora. Realizado gracias a una Ayuda del Ministerio de Fomento para proyectos de movilidad sostenible. La guía y el videograma están disponibles en formato electrónico en: http://www.fomento.gob.es/mfom/lang castellano/especiales/camino escolar/

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CAMINAR O PEDALEAR: UNA FORMADE CONSTRUIR CIUDADANÍA

No sé si quienes leen este artículorecuerdan el trayecto de su casa alcolegio. Yo tengo recuerdos nítidos de

cuando iba caminando con mis hermanaspor un barrio del Madrid de principios de los70. Estaba en plena fase de construcción, loque nos llevaba a atravesar algún que otrodescampado lleno de plantas silvestres,insectos, montículos y barro. Podría haceruna oda a estos espacios que los adultosdetestan y que son una fuente inagotable de

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estímulos para la imaginación y laexperimentación infantil. Pero no tocaescribir sobre ese tema, y sí plantear que esaexperiencia que yo tenía, esa libertad quedisfrutábamos la mayoría de niños y niñas apartir de los seis o siete años, ahora resultaimpensable para los que han cumplido diez.Un estudio reciente sobre movilidad infantilen España concluía que el 70% de niñas yniños de la escuela primaria no van nuncasolos al colegio (Alonso, F. y otros, 2010).Esto significa que muchos llegan al institutohabiendo realizan todos sus trayectos bajo lasupervisión adulta.

«Camino escolar, más allá de la movilidad»(*)(**)

Geógrafa. Grupo de Estudios y Alternativas S. L. (Gea21)

RESUMEN: Los proyectos de Camino Escolar tienen como finalidad adecuar la ciudad a niños y niñas enetapa escolar y permitir que puedan ir caminando o pedaleando, sin acompañamiento adulto, en sus reco-rridos cotidianos. Los graves problemas de obesidad infantil, vinculados al sedentarismo y los conflictosambientales asociados al incremento del vehículo privado en todo tipo de desplazamientos, acrecientan elinterés de estas iniciativas.

Aunque se trata de proyectos de movilidad, sus implicaciones superan este ámbito ya que reintroducir alos niños en la ciudad y permitir su autonomía, exige actuar coordinadamente en distintos ámbitos y conmúltiples agentes. Los proyectos de Camino Escolar son proyectos de ciudad y, como tal, precisan del trabajotransversal entre distintas áreas de la administración local para llevar a cabo la transformación y la ade-cuación del espacio urbano. Estos proyectos buscan la colaboración del entramado social de los barrios —comerciantes, asociaciones vecinales y otros colectivos— para favorecer la seguridad del espacio público.Así mismo integran la participación de las familias, ya que el papel de éstas es relevante para favorecer laautonomía infantil y promover cambios en las pautas de movilidad.

Todo esto hace que los proyectos de Camino Escolar tengan una gran complejidad, pero un enorme inte-rés, ya que afrontan los problemas derivados de la inadecuación del espacio urbano a la infancia es unatarea urgente.

Marta ROMÁN RIVAS

(*) Artículo asociado a Ayudas a programas piloto que promuevanla movilidad sostenible en ámbitos urbanos y metropolitanos (OrdenFOM 2388/2008, de 24 de julio). Con la subvención del Ministerio deFomento.

(**) Las reflexiones y algunos textos de este artículo proceden dela guía «Camino Escolar. Pasos hacia la autonomía infantil»(2010) de la misma autora. Realizado gracias a una Ayuda delMinisterio de Fomento para proyectos de movilidad sostenible.

La guía y el videograma están disponibles en formatoelectrónico en: http://www.fomento.gob.es/mfom/langcastellano/especiales/camino escolar/

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Puede parecer que se trata de unproblema menor, algo sin importancia, uncoste del progreso o un pequeño «olvido». Locierto es que la pérdida de espacios y elrecorte de autonomía infantil tienenimportantes repercusiones para la propiainfancia, para las familias que crían esosmenores y también, como veremos, para lasociedad en su conjunto.

Niños y niñas han visto truncado el uso yla apropiación progresiva del espacioconforme la fuerza de sus piernas, sucuriosidad y su desarrollo cognitivo lespodría permitir. Ya no hay una relacióndirecta, tal como había antes, entre la edad yel ámbito dominado: con los primeros pasosla vivienda; más delante de las callespróximas; luego del barrio; hasta conquistarla ciudad en la adolescencia. Ahora se pasasin etapas intermedias, de ir de la mano, aconducir una motocicleta.

La infancia urbana se ve arrastrada porlas prisas y el ritmo adulto. Muchos venpasar el paisaje tras la ventanilla trasera delcoche a una velocidad donde no es posibletrazar mapas mentales.

En estas condiciones es difícil trabar loslazos de pertenencia que se crean cuandoconoces un espacio, te relacionas con susgentes, te reconocen y te apropias de eselugar: tú perteneces y a la vez, te pertenece.

¿No decimos, cuando nos encontramosmal, que estamos «perdidos», «desorientados»o «fuera de lugar»? ¿Cómo es posible que enel llamado «siglo del niño» les hayamosarrebatado la ciudad?

Tal vez, algunos de los desórdenes de laadolescencia en el espacio urbano puedentener vinculación con esa irrupciónintempestiva de unos jóvenes que no hantenido ocasión de jugar, conocer y reconocersecomo parte de esa ciudad que ahora utilizan.

Ser madre o padre en la ciudad tampocoes tarea sencilla. Ahora hay que suplir conesfuerzo, tiempo y/o dinero lo que antesproveía el espacio urbano comunitario: juego,entretenimiento, encuentro con otros, cuidadoy, también, educación. En pocas décadas seha producido una privatización de la crianzay se ha asumido un modelo de maternidad ypaternidad intensiva que aboca a lasobreprotección y al control. Los escasosmenores que transitan por las calles a susanchas son vistos socialmente comodescuidados o desatendidos, asociándoles conpobreza o marginalidad, cuando no conpredelincuencia.

Es importante conocer estasconstrucciones sociales sobre la maternidad yla paternidad, porque incentivar laautonomía infantil, a través de proyectoscomo el camino escolar, se va a topar con

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estos esquemas culturales que son difícilesde transformar y sobre los que hay que poneratención y dedicación.

La sociedad también se resiente de lapérdida de vida urbana en sus aceras yplazas. Para los colectivos más vulnerables,como ancianos o discapacitados, handesaparecido sus mejores aliados, aquellosque cuestionaban el ritmo frenético de laciudad entregada a la «productividad». Laciudad del automóvil, de las grandesdistancias, de la desconexión entre piezastambién es un desastre para quienescaminan despacio o con dificultad.

Las mujeres, como principales cuidadorasde la infancia y de las personasdependientes, han salido perdiendo tambiéntras este estallido urbano. Ahora tienenmuchos menos hijos que sus madres, perotienen que dedicarle más tiempo a la crianzaal haberse hecho más solitaria, másintensiva y haberse incrementado el tiempode dependencia.

Auque la reclusión infantil afecte más delleno a los niños y a quienes se ocupan deellos, se puede afirmar que ahora, sininfancia libre, las calles son más insegurasque antes para todos. La pérdida dehabitantes y de actividades en el espaciopúblico, priva del sano control social que estogeneraba. Todo ello retroalimenta un círculovicioso de desinterés y desuso que termina

por esterilizar las calles y hacerlas másinseguras. Se incentivan estrategiasdefensivas privadas, frente a accionescomunitarias de control y seguridad.

POR QUÉ EL CAMINO DE CASA AL COLEGIO

Es cierto que la recuperación de laautonomía infantil se podría haber realizadoa través de diversas iniciativas, como puedeser la reivindicación del uso del espaciopúblico para el juego o el análisis decualquier otro tipo de recorrido. Pero lo ciertoes que para bien y para mal los colegios sonlos epicentros de la vida cotidiana de lainfancia y su carácter obligatorio hace queestos recorridos sean algo común a todo tipode niños y niñas comprendidos entre los seisy los doce años.

Asimismo, los colegios aglutinan a todo unconjunto de personas dedicadas e interesadaspor la infancia como son maestros ymaestras, madres y padres yadministradores públicos y, por lo tanto,resulta mucho más sencillo plantear unproyecto con menores teniendo a la escuela oal instituto como base de operaciones.

Niños y niñas son eminentementepeatones y ciclistas y por eso, un proyecto deautonomía infantil está inexorablemente

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vinculado a la promoción de los modos nomotorizados. Este aspecto hace que losmenores sean aliados per se de la movilidadsostenible y que se vean directamentebeneficiados por las políticas y actuacionesdirigidas a reducir la dependencia y elprotagonismo de los modos motorizados ennuestras ciudades.

No obstante, es importante recalcar quelos proyectos de camino escolar deben sermucho más que proyectos de movilidadsostenible. El recorrido de casa al colegiopara un niño o una niña puede ser toda unaexperiencia y una oportunidad para explorarel espacio, darle un sentido, entrar encontacto con otros y experimentar aventuras.Por eso, si únicamente se conceptúa comotransporte, aunque sea sostenible, el proyectose puede pervertir si lo que se busca es laeficiencia del viaje más directo o más corto.

Otra cuestión que resulta importanteaclarar es que aunque se denominen«caminos escolares» no son proyectos decarácter eminentemente o exclusivamenteeducativos. Los proyectos de camino escolarson iniciativas dirigidas a que los menorespuedan moverse con seguridad por las callesy recuperen el uso y disfrute del espaciopúblico. Por lo tanto, son proyectos queatañen eminentemente a la ciudad y queafectan a todas las áreas que tienencompetencias en el diseño y en el estado delespacio público como pueden ser obras,movilidad, medio ambiente o urbanismo.

Por supuesto que tiene una vertienteeducativa, ya que transformar las pautas demovilidad y adquirir mayores grados deautonomía resulta algo enormementeinstructivo, pero los proyectos de caminoescolar no pueden limitarse a que ellos yellas aprendan contenidos teóricos sobremovilidad en las aulas y luego no se creen lascondiciones para que puedan experimentaralgo que tendría que ser realmente sencillocomo es salir de casa y caminar acompañadode otros amigos o amigas.

Una corporación municipal que quieramejorar la movilidad y autonomía de losmenores tiene que saber que estos proyectosno pueden ser ajenos al resto de la ciudad yque tienen que estar imbricados en unapolítica más amplia de recuperación delespacio público. Puestos a elegir, resulta másefectivo para conseguir espacios adecuados ala infancia hacer una estrategia global demovilidad y de políticas de ciudad, quecentrarse en resolver unos itinerariosconcretos al colegio.

Una intervención coherente supone ir enpos de un modelo de ciudad que no caminehacia el incremento de las distancias, quepromueva los modos no motorizados y pongacoto al uso del vehículo privado. Todo estocombinado con una estrategia que promuevala calidad, la habitabilidad y la vitalidad delespacio público.

Si no existe un marco de partida quecamine en esa dirección, la autonomía

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infantil puede ser un buen objetivo amarcarse para poder replantear la política demovilidad y aportar nuevos argumentos parala toma de decisiones. Cuestiones básicascomo el modelo de ciudad, la política deinfraestructuras o la gestión y diseño deespacios públicos se torna distinta cuando setiene a la infancia como parámetro.

CUÁL ES EL ORIGEN DEL CAMINO

Los caminos que actualmente se estánemprendiendo en distintas ciudades ypueblos de España, tienen algunasreferencias donde apoyarse. Las noticias delos primeros proyectos de camino escolar sesitúan en la ciudad danesa de Odense en losaños 70. Pero no será hasta los años noventacuando se difunda este concepto y secomiencen a promover proyectos de caminoescolar en distintas localidadescentroeuropeas y del mundo anglosajón,como Estados Unidos, Canadá, NuevaZelanda o Australia. Un momento en el quelos impactos de la motorización empiezan ahacer estragos tras varias décadas deincremento continuado del parqueautomovilístico.

Ya no es sólo que las ciudades quedencolapsadas de autos y que el sueño de lalibertad individual se atasque cada mañanade camino al trabajo, sino que las evidenciasempiezan a mostrar los efectos nocivos parala salud y para el medio ambiente de lamovilidad motorizada.

En los noventa se comienza por fin ahablar de la reclusión infantil, tras elsilenciado proceso que se inició desdemediados del siglo XX con la irrupciónmasiva de coches en las calles. Lasconsecuencias de la vida sedentaria de sereshechos para moverse no se ha hecho esperary la epidemia de obesidad infantil estáhaciendo estragos en las sociedadesoccidentales. En algunos países, entre los quese incluye España, las cifras de sobrepeso seincrementan año a año y, cada vez, se detectaa edades más tempranas.

Los problemas de salud infantil, unidos auna mayor conciencia ambiental y a losconflictos cotidianos de congestión del viario,han alimentado la necesidad de transformarlas pautas de movilidad de los estudiantes.En los países anglosajones, estos aspectos se

han traducido en la creación de itinerariosseguros al colegio para favorecer que losmenores puedan ir caminando o en bicicletaen sus trayectos cotidianos. La seguridad vialy la prevención de los problemas de salud sesitúan en el corazón de estas iniciativas que,de hecho, se nombran como Rutas Seguras alColegio (Safe Routes to School).

Los proyectos de camino escolar tambiénse están implantando en ciudades españolascomo Barcelona, San Sebastián-Donostia,Madrid, Sevilla o Pontevedra, por citar sóloalgunas. Los proyectos se realizandirectamente en colaboración con los centroseducativos, ya que exigen una implicación dela comunidad escolar y de las familias.

QUIÉNES TIENEN QUE ESTAR

El camino escolar es un proyecto colectivoy hay que saber desde su inicio que hay quecontar y colaborar con distintos agentes. Enuna iniciativa de estas características tienenque estar implicados: alumnado, madres ypadres, profesores y la administración local.Asimismo, el apoyo y la colaboración de otrasentidades ciudadanas resultaextremadamente interesante y refuerza laidea de que se trata de un proyecto deciudad, no meramente un proyecto vinculadoal centro educativo.

Para garantizar la viabilidad de unainiciativa de camino escolar hace falta que loscuatro apoyos estén firmes, que las cuatropatas de la silla sustenten el proyecto. Escierto que hay veces que no se puede logrardesde su inicio que todos secunden el proyectoy también puede que haya distintos grados deimplicación. En este caso, hay que saber que elproyecto sin todos los apoyos será másinestable, y parte de los esfuerzos deberán irdirigidos a lograr la participación de quienesfaltan e ir afianzando compromisos.

Alumnado. Niñas, niños y jóvenes son losdestinatarios principales de estas iniciativas.Es importante que se sientan parte activa,que se impliquen y que lo vayan haciendosuyo desde el inicio. El objetivo es propiciarun cambio en las pautas de movilidad yfavorecer una mayor autonomía de losmenores, por eso es importante que ellas yellos entiendan las ventajas que tienecaminar o pedalear al colegio.

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La realización de actividades deportivas ylúdicas que les permitan experimentar losbeneficios de llegar al colegio por sus propiosmedios resultan muy útiles para animar laparticipación y también para que el proyectose diferencie de las actividades docenteshabituales. Hay que conseguir que entiendanque es un proyecto colectivo y que no sonmeros receptores de esa iniciativa sino unaparte activa.

Para reforzar esta cuestión, conviene quelos proyectos de camino escolar no tengancomo destinatarios únicos a jóvenes o niños yniñas, sino que es conveniente que sea unaapuesta de todo el centro escolar. Adoptarpautas de movilidad más sostenibles no sóloconcierne a las nuevas generaciones sino queincumbe también a los adultos. Además,resulta enormemente educativo el ejemplo deprofesores y profesoras acudiendo enbicicleta o caminando y dejando aparcado elcoche en casa.

Propiciar la reflexión en las aulas sobremovilidad sostenible y vincularlo a unaacción concreta como es el desplazamiento adiario al colegio aporta enormes ventajas. Endistintos estudios se ha visto que los niños yjóvenes de hoy en día tienen muchainformación sobre medio ambiente y queestán realmente interesados y preocupadospor los grandes retos ambientales con los quese enfrenta el planeta. Pero también es ciertoque rara vez tienen ocasión de vincular estosproblemas globales con sus hábitoscotidianos, quedando en una postura muy«sufridora» y asistiendo al deterioroambiental con mucha información pero conpocas herramientas para poder afrontarlo.

Por eso, un proyecto de camino escolarbrinda la oportunidad de hacer un vínculoactivo entre la mejora de los hábitoscotidianos y la conservación del medioambiente. Resulta sencillo calcular laemisión de CO2 que se evita si se deja elcoche aparcado y se camina o pedalea alcolegio, o el espacio liberado en la ciudadpara otros usos, una gran contribución afavor de la salud colectiva y de lahabitabilidad urbana.

Equipo docente y directivo. El papeldel profesorado y del equipo directivo de loscentros resulta esencial para acometer unproyecto de camino escolar. Hay buenosejemplos de iniciativas que han surgido

desde el claustro de profesores comorespuesta a muchos problemas y desajustesque los docentes perciben a diario en sucontacto con los menores, como elsedentarismo o la falta de autonomía de suspupilos.

Es necesario que el colegio tenga un papelactivo como nodo de comunicación entre laadministración, el alumnado y losprogenitores. Este proyecto llega a lasfamilias a través de la escuela y son ladirección del centro y el equipo docentequienes pueden facilitar esa tarea.

Un nivel de mayor implicación en elproyecto conlleva la realización deactividades educativas dentro de las aulas,vinculadas a la autonomía y a la movilidad.Cualquier materia es susceptible de seraprovechada para tratar estos dos temas,desde conocimiento del medio, deporte, ingléso matemáticas. Conocer el espacio donde nosmovemos, hacer ejercicio pedaleando, sabercómo se dice en inglés peatón o calcular lostiempos de recorrido de distintos medios,todas las materias tienen un amplio temapara tratar que fácilmente se puede integraren el currículo educativo.

Madres y padres. Un proyecto demovilidad y autonomía infantil tiene quecontar ineludiblemente con el conocimiento,la comprensión y el apoyo de losprogenitores. Estamos hablando deincentivar cambios en las pautas cotidianasde movilidad e ir ganando grados deautonomía entre menores de edad y quienestienen la llave para dar permiso y animar asumarse al proyecto son las madres y lospadres.

Uno de los principales escollos es el temoradulto al tráfico y a la inseguridad de lascalles. Por eso, hay que hacer una labor conlos padres y las madres para que entiendanlas ventajas de favorecer la autonomía de sushijos e hijas y se trabaje todo lo relacionadocon los miedos, los riesgos y la capacidad delos menores para manejarse de forma seguraen la ciudad.

Es importante redundar en la importanciade destinar tiempo, recursos y esfuerzo a estatarea. Es curioso porque en un proyecto deeste tipo puede parecer que los materialescon los que hay que trabajar son el asfalto olas aceras, por un lado, y la educación vial delos menores, por otro, y es frecuente que

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quede en un segundo plano otro material quehay que introducir en esta mezcla y es eltemor adulto que puede ser incluso másparalizante que un cruce peligroso.

Administración. Un proyecto de caminoescolar, aunque tenga como centro neurálgicode actuación los colegios y exista unatendencia a ser considerado un proyectoeducativo, es eminentemente un proyectocolectivo de ciudad y, como tal, laadministración local debe implicarse de lleno.

El apoyo debe tocar al núcleo duro de lacorporación municipal y no sólo a losencargados de los asuntos sociales, educacióny familia. Algunos proyectos de caminoescolar derivan de procesos de participacióncuyos promotores pertenecen habitualmentea áreas más sociales, como participación.Aunque resulta importante tener estospadrinos, no son suficientes para desarrollarlos cometidos que precisa un proyecto deestas características. Por eso, las áreas deurbanismo, movilidad, medio ambiente yobras deben conocer y ser también partícipesde esta iniciativa que persigue transformarla ciudad y tomar a niños y niñas comoparámetros de calidad de vida urbana.

La situación ideal es que desde la alcaldíase apoye públicamente el proyecto y setransmita a las áreas implicadas recursosdiversos para su desarrollo. Al tratarse deuna iniciativa cuyo fin es incorporar a losmenores de edad a la vida ciudadana, laciudad debe experimentar cambios paraacogerles de nuevo y para ello, lasactuaciones de las distintas áreas debenestar coordinadas y caminar en la mismadirección.

Apoyo social. Reintroducir a la infanciaen la ciudad exige volver a crear unascondiciones de habitabilidad en el espaciourbano que no sólo dependen del ancho de laacera o del tiempo que dura el semáforo enverde, sino que tiene que ver con el climavecinal para garantizar la corresponsabilidadsocial en el cuidado y bienestar de losmenores.

Estamos hablando de un entorno socialmás o menos articulado que puede resultardifícil de detectar a priori, ya que se trata delúnico colectivo que no tiene vínculos directoscon los menores. No obstante, algunoscolectivos sociales tiene objetivos afines al

proyecto, como pueden ser: asociacionesvecinales, asociaciones de peatones,asociaciones de ciclistas, asociaciones demayores o asociaciones de comerciantes,entre otros.

Efectivamente no hay una relación de«filiación» con los menores, pero estos grupossociales persiguen de forma altruistaobjetivos que puedan reforzar o canalizarintereses de la infancia urbana. Contar conactivistas en el proyecto supone, como sunombre indica, tener a expertos en laorganización y dinamización de actividadessociales. Se trata de personas que puedenaportar todo el conocimiento y todas sushabilidades adquiridas en la gestión,negociación y difusión de sus ideas ypropuestas.

Hay ejemplos muy interesantes dondeestos colectivos han sido los promotores deproyectos de camino escolar al confluir susfines con iniciativas de este tipo, como sucedecon las organizaciones de ciclistas,organizaciones vecinales o de peatones, entreotros.

DISTINTAS RUTAS O CAMINOS

Hay distintas modalidades para llevar acabo un camino escolar. Se trata de unconjunto de fórmulas que se han idoensayando en diversos lugares para favorecerque un mayor número de menores puedan ircaminando o en bicicleta al colegio.

Estas modalidades cubren distintosobjetivos: enseñar y ensayar con los menoresel camino, garantizar unos recorridos segurosy generar un cierto control adulto sobre losdesplazamientos o los itinerarios

Autobús caminante o pedibús

El autobús caminante o pedibús consisteen establecer unos itinerarios peatonalespredeterminados de acceso al colegio y situaren su recorrido un conjunto de paradasdonde se organiza la recogida de alumnos.Como su nombre indica, funciona como unsistema de transporte escolar «conducido»por personas voluntarias y donde losmenores van a pie.

Uno o varios adultos se encargan de irrecogiendo a los menores en el itinerario

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marcado y van acompañándoles en sutrayecto, a veces sólo de ida y otras veces enambos sentidos. Originalmente este sistemanace como una organización voluntaria demadres y padres que se turnan en la tarea deacompañar a un grupo de menores. Enalgunos centros escolares o en algunosmunicipios, los autobuses caminantes se han«institucionalizado», contratándose la gestiónde todo el sistema a una empresa oasociación que de forma remunerada realizael servicio de acompañamiento que, como tal,deja de ser voluntario y de estarprotagonizado por familiares.

A veces esta modalidad sirve paratrasvasar viajes del coche o el autobús,promoviendo que los menores caminen ensus recorridos al colegio, pero otras veces,cuando los menores ya iban previamentecaminando al colegio, el sistema sirve paracoordinar el acompañamiento adulto que dejade ser un asunto privado de las familias y seconvierte en un tema más comunitario ycompartido.

De hecho, los autobuses caminantes sehan visto como un mecanismo para ayudar amadres y padres a conciliar su vida familiary laboral. En algunos proyectos o iniciativasde igualdad de oportunidades, como losproyectos EQUAL, se han ensayado y puestoen marcha proyectos de pedibús con el fin de

evitar que los padres y las madres tuviesenque realizar a diario esa tarea deacompañamiento que frecuentemente entraen conflicto con los horarios laborales.

Para aquellos menores que a diariorecorren el trayecto al colegio en el asientotrasero del coche, esta actividad que serealiza a pie tiene muchas ventajas. Ademásde hacer ejercicio físico, la posibilidad de iren compañía de otros niños y niñas le da unvalor y un interés enorme al recorrido.

Para aquellos niños y niñas quepreviamente iban caminando, estas ventajasse reducen enormemente, ya que suponeestar sujeto a un horario y a un itinerariorígido y obliga a tener que ir al ritmo delgrupo. Mientras, la ventaja de caminar juntoa otros menores la podían obtener de formaespontánea con encuentros casuales en surecorrido al colegio, dado que los horarios ylos itinerarios de los escolares soncoincidentes a la hora de entrada y salida.

Después del acompañamiento familiar, elautobús caminante es la fórmula más tuteladade camino escolar, en donde la presencia y laorganización adulta es permanente y no llevaimplícito per se, como en otras iniciativas, elobjetivo de incrementar la autonomía infantil.Hay experiencias de autobuses caminantes enmuchos países de Europa y en el mundoanglosajón que se han establecido y

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perpetuado durante años, con una fuerteintervención adulta de todo el sistema detransporte.

Originalmente este sistema se pensó comoun paso previo para enseñar a los niños yniñas los itinerarios escolares y llegar apromover su autonomía (Engwicht, D. 2010).Algunos autores consideran que el bus a piese ha desviado de su objetivo original alconvertirse en un sistema de transporte bajocriterios adultos.

Control social difuso

Frente al control directo de las familias oel control de adultos organizados queacompañan durante todo el trayecto a losmenores, hay otras modalidades de caminoescolar que buscan crear un acompañamientoadulto «difuso».

Los proyectos de camino escolar,inspirados en las experiencias de FrancescoTonucci, tienen como uno de sus objetivosirrenunciables que estos trayectos sirvanpara favorecer la autonomía infantil y, poreso, intentan crear condiciones ambientalesde seguridad donde no haga falta ejercer uncontrol férreo sobre los menores en la calle.De alguna manera, se trata de recuperar laciudad tomando como parámetro a los niñosy hacer un espacio a su medida.

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Estos proyectos trabajan sobre losrecorridos que los menores realizancotidianamente y, tras detectar los itinerariospreferentes o más frecuentados, se empieza atrabajar en su remodelación para crearcaminos seguros, extendiendoprogresivamente las mejoras al resto deitinerarios.

Además de plantear intervenciones sobreel espacio físico, los proyectos de caminoescolar buscan el compromiso social deaquellos adultos que estratégicamente sesitúan en esos recorridos, esto es, loscomerciantes cuyos establecimientos estánvolcados hacia las aceras que niños y niñasvan a recorrer a diario.

Las experiencias inspiradas en lostrabajos de Tonucci y realizadas en Italia,España y Argentina, cuentan con loscomerciantes como colaboradoresprincipales. Con distintos emblemas,marcas y signos se indica a los niños yniñas que si tienen algún problema, en esecomercio les van a socorrer y a ayudar si asílo precisan. La disponibilidad de loscomerciantes crea un nuevo clima social enlas aceras. La simple presencia de adultos«compinchados» en la tarea de devolver lacalle a niñas y niños y esos ojos atentos,pero no escrutantes, empiezan a retejer elfino y delicado material de la seguridadciudadana.

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Adopción de esquinas

En el mundo Anglosajón se han empezadoa ensayar nuevas fórmulas de control difusode los recorridos que hacen los escolares.Esta iniciativa es una respuesta a los efectosindeseados de los autobuses caminantes yprocede también del laboratorio de DavidEngwicht.

La idea es promover la creación deitinerarios atractivos para los menores, queno tienen por qué ser los más cortos ydirectos, sino los más estimulantes einteresantes. Bajo el nombre de «RedSneaker Routes» estas rutas de la zapatillaroja alientan a que los adultos vayan«adoptando» tramos del camino y seresponsabilicen de lo que allí sucede.

De alguna manera, la labor que loscomerciantes pueden hacer en la ciudadcompacta latina, no es posible en la ciudaddispersa anglosajona porque, entre otrascosas, no hay comercio en los bajos y losespacios residenciales están protagonizadospor viviendas unifamiliares o plurifamiliaresde baja densidad.

De nuevo, esta iniciativa pretende romperla brecha entre la casa y la calle y crearcolaboración social en el cuidado infantil yresponsabilizar a los vecinos y vecinas de loque sucede en el espacio público.

Esta propuesta también tiene sus códigosy sus señales, en este caso, se propone quelas personas que se sumen a la iniciativadejen marcas en el territorio para indicarque se transita por una «zona amiga». Seplantean instalaciones diversas eimaginativas, desde una silla, un sillón, unaescultura o una marca en el pavimento quesirva para indicar la presencia de personasinvolucradas en el proyecto y que, a su vez,haga más estimulante y divertido el camino.

En una ciudad compacta y diversa, llenade estímulos, olores y colores, esta iniciativano tiene mucha cabida. En espaciosmonótonos urbanísticamente hablando comolas largas filas de adosados donde unamisma tipología de vivienda se reproduceuna y mil veces, la posibilidad de crear hitosen el territorio no sólo es útil para indicar lapresencia de personas «amigas» sino tambiénpara animar el camino, crear referencias yfacilitar la orientación.

Trenes ciclistas al colegio/instituto

En las ciudades de Centroeuropa, dondehay un nivel de uso de la bicicleta bastanteextendido, el entrenamiento de jóvenesciclistas resulta una tarea importante. Lostrenes ciclistas se conciben como una fórmula

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transitoria para enseñar a los menores elcamino a la escuela y, una vez dominado elitinerario, permitir que ellas y ellos vayansolos.

Este método resulta especialmente útilpara los estudiantes de los primeros cursosde la escuela secundaria, en torno a los 12años, que acuden a un nuevo centroeducativo que habitualmente se encuentrafuera del propio barrio y, por lo tanto, a unamayor distancia que la escuela primaria.

Los trenes ciclistas suelen estarcoordinados por las mismas escuelas y tienenuna duración limitada que habitualmente seprograma al inicio de curso. Personasvoluntarias (profesorado, madres y padres uorganizaciones ciclistas) acompañan a losjóvenes y realizan lo que podría considerarsecomo unas clases prácticas de educación vial.Los menores aprenden el nuevo recorrido,detectan dónde puede haber cruces o tramosconflictivos y ensayan la conducción de labicicleta en un nuevo entorno que, como seha indicado, puede exceder el propio barrio.

Este sistema ayuda también a generarmayor confianza entre madres y padres queven que sus hijos están aprendiendo amoverse con seguridad en bicicleta ycontribuye a que más familias animen a sushijos a utilizarla a diario.

Aparca y camina

Este sistema es útil cuando las distanciasde la casa al centro escolar son elevadas y nopueden salvarse a pie o en bicicleta, teniendoque realizar una parte del trayecto entransporte motorizado.

Los ingleses han planteado el sistema«park and stride» que consiste en que lasfamilias acceden en coche hasta un puntoy, a partir de ahí, acompañan a sus hijoshasta el colegio caminando. Un sistemaque beneficia tanto a los menores quehacen ejercicio a diario, como a quienes lescustodian. Para facilitar este sistema,algunos centros escolares o ayuntamientosacuerdan con supermercados, centrosdeportivos u otros equipamientos quecuentan con plazas de aparcamiento librea esas horas de la mañana, la posibilidadde que las familias aparquengratuitamente ahí sus coches durante untiempo limitado.

Es también una práctica frecuente queeste sistema de combinar un tramo en cochey otro caminando se apoye en la organizaciónde los autobuses caminantes o pedibus. Eneste caso, los mayores conducen hasta una delas paradas señaladas y dejan allí a sus hijospara que recorran el resto del camino juntocon el grupo de niñas y niños que hacen esemismo itinerario.

Ven en autobús o tren y camina

Otra modalidad para combinar un tramodel trayecto caminando y otro sobre ruedas,es hacerlo apoyándose en el transportepúblico. En aquellos lugares donde existenservicios de transporte en las inmediacionesdel colegio, se puede implantar un sistemaque combine tren o autobús, con caminar elresto del itinerario.

Las ventajas de utilizar para elrecorrido más largo el transporte público,en vez del vehículo privado, son de sobraconocidas: reducción del consumoenergético, reducción de las emisiones deCO2 y otros elementos contaminantes,reducción de la congestión viaria, e incluso,reducción del gasto económico entransporte de las familias.

Otro aspecto esencial es que muchosniños y niñas que viven en las afueras yque acostumbran a ir de pasajeros en loscoches, no saben la dinámica y elfuncionamiento de los transportes públicos.Por lo tanto, retrasarán o reducirán su usoante la idea de que «no es para ellos». Eltransporte público tiene su lógica defuncionamiento y nada mejor que en lainfancia para habituarse y conocer estesistema. Saber dónde se compran los bonoso los tickets, aprender los horarios y lasfrecuencias, conocer los itinerarios paraposibles usos alternativos, en definitiva,familiarizarse y vivir con naturalidad suuso.

Hay múltiples modalidades de estesistema: en alguna, las niñas y niños de unmismo barrio se organizan para ir juntos entren o autobús hasta la terminal o parada apartir de la cual comienzan a caminar. Enotras, las familias acceden con los menoresen transporte público hasta un punto apartir del cual se suma al autobúscaminante.

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«Walk on Wednesday»

Tanto los autobuses caminantes como elsistema de aparcar y caminar, puedenplantearse como programas estables queduren todo el año, bien una temporadaconcreta (semana de la movilidad,primavera...) o un día señalado de la semana.

En Inglaterra y otros países anglosajonesse ha establecido con éxito el programa «walkon wednesday» (camina el miércoles) dondese acota a este día de la semana el programade camino escolar. Por supuesto que quienquiera puede ir caminando el resto de lasemana, pero todo lo que conllevaorganización y trabajo extra, se pone enfuncionamiento sólo ese día.

Se trata de una estrategia dirigida a hacerel programa asumible para aquellas familiasque a diario utilizan el vehículo privado comomedio de transporte escolar, para quienesresultaría impensable hacer un cambio ensus pautas de la noche a la mañana. Por otrolado, la regularidad y constancia del proyectocomo actividad semanal, va haciendo que seconvierta en una nueva y sana rutina, y quese vaya asumiendo como algo posible.

Esta modalidad permite experimentar deforma continuada las ventajas de accedercaminando al colegio y va preparando a lasfamilias para llevar a cabo cambios másambiciosos. De hecho, los programas inglesesde rutas seguras al colegio se conciben, enaquellos lugares donde ya funcionan estasiniciativas, como una ampliación de lasmismas.

Coche compartido

Se puede pensar que el coche compartidono es una estrategia de camino escolar, ya quesupone transportar a un grupo de menoresdesde la puerta de casa hasta la puerta delcolegio y hacerlo en vehículo privado. Noobstante, este sistema es un paso nadadesdeñable que conviene valorar y reseñar.

Para empezar, cualquier fórmula decolaboración para el cuidado infantil entrepersonas que no pertenecen a la mismafamilia va tejiendo red social. Este simplegesto de responsabilidad compartida generanexos entre los menores y también entreadultos que abren nuevas posibilidades decolaboración vecinal y social.

Otra cuestión esencial de los cochescompartidos es que reducen el número devehículos que circulan, aparcan y llegan alcolegio y, por lo tanto, se reduce el peligro ylos problemas ambientales que genera estemodo de transporte. Tal vez ese grupo deniños y niñas no vaya caminando, pero sí quese reducen los conflictos que su transportegenera y se favorecen las condiciones paralas personas que van caminando o enbicicleta.

Este grupo de niñas y niños que vivenpróximos o en el mismo itinerario de accesoal colegio, es un grupo susceptible deemprender nuevas variantes de caminoescolar que se apoyen en el transportepúblico, la bicicleta o fórmulas mixtas. Elcoche compartido consigue que entre ellos seconozcan más a fondo, que se genere unclima de confianza entre las familias y queentiendan que llegar al colegio puede seralgo más que un trámite, puede ser toda unaaventura colectiva.

POR QUÉ RESULTA TORTUOSO EL CAMINO

Los proyectos de camino escolar sonproyectos estimulantes, pero tambiéncomplejos. Esta afirmación no es paradesincentivar su inicio, sino para avisar a loscaminantes de que hay que ir preparados,que no es un recorrido corto y que el trayectova a tener, como la vida misma, momentosdulces y momentos amargos.

Las dificultades de un proyecto colectivo

Las iniciativas de camino escolar resultana primera vista muy atractivas, pero comopasa con gran parte de los asuntos queafectan a la infancia, no consiguen adquirirla seriedad y la implicación política ociudadana que exige una propuesta de estascaracterísticas. Por eso, es frecuente que semuevan en un espacio difícil de definir entreel éxito mediático y el vacío de realidades.

Debe contar con el compromiso político dela administración local que es quien tiene queasumir, en todo su calado, este nuevo reto.Esto exige no sólo una acción decidida desdealcaldía, sino también una acción coordinadaentre las distintas áreas implicadas.

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Todas las personas que trabajan en laadministración local y, especialmente en lasciudades grandes, saben que la coordinaciónentre áreas resulta una tarea enormementecomplicada dada la segmentaciónadministrativa, a la que muchas veces sesuma a una falta de cultura de trabajo enequipo.

Por eso, cuando se inicia un proyecto de estas características, no hay quesubestimar este esfuerzo y tampoco hay que evitarlo. Los proyectos de caminoescolar son una oportunidad para aprendera trabajar en común y para ejercitar lo queestá tan de moda pero que resulta difícil deaplicar como son las políticas transversales,en este caso, en relación a la infancia. Lariqueza que aporta esta forma de trabajo esenorme, aunque como toda fórmula nuevade actuar requiera ensayos, tiempo ydedicación hasta constituirse en prácticahabitual.

Otra cuestión que hay que tratar, en esteproyecto colectivo, son los tiempos. Losimpulsores o los entusiastas de estasiniciativas se topan con muchas personas enlos distintos ámbitos —escuela, familia yadministración— que hay que convencer y alas que hay que poner a trabajar o pedircolaboración. Unos quieren ir corriendo,mientras otros no saben si quieren empezara caminar. Acompasar tiempos, acciones eintereses será una de las tareasfundamentales de los gestores de estosproyectos.

Escuelas sobresaturadas

Las escuelas son una pieza fundamental,pero esta institución sufre, al igual que las familias, del abandono y de la desresponsabilización colectiva sobre lainfancia. Las culpas ante los problemasvinculados a los menores se siguendirimiendo en un juego perverso entre lafamilia y la escuela por desatender susfunciones y lo cierto es que hay cuestionesrelativas a los niños y niñas, como sucede conla autonomía, que pertenecen a un ámbitosocial más amplio y que debe asumir laciudadanía en su conjunto.

Los proyectos de camino escolar vienen a«socorrer» y a ampliar el espectro depersonas e instituciones que se encargan de

la infancia: acuden los profesionales departicipación para conocer sus demandas, losencargados de movilidad para cerrar altráfico una calle, los técnicos/as deurbanismo para transformar la anchura de laacera o los de medio ambiente para plantarárboles en el recorrido.

Eso es cierto, pero también las iniciativasde camino escolar exigen a la comunidadeducativa trabajar en estos proyectos,integrar la movilidad y la autonomía en sutrabajo cotidiano y aprender a colaborar conel ayuntamiento y con otros centroseducativos. Esto es, exige dedicación, tiempoe ilusión.

Revisión del modelo depaternidad/maternidad intensiva

Lograr movilidad autónoma para losniños y niñas exige contar con elbeneplácito de las familias y exigedesmontar el modelo de maternidad ypaternidad intensiva. Hay que trasladar, aligual que sucede con la comunidadeducativa, un mensaje de colaboraciónsocial e institucional, de que se estáampliando el espectro de personas quecuidan de la infancia. Este proyectoconlleva retejer redes sociales —con elapoyo de comerciantes, de asociacionesvecinales y de otros colectivos sociales—para este fin.

Se trata de desmontar también lapercepción de que la sobreprotección evitatodos los riesgos y resulta que lo que seconsigue es generar nuevos riesgos oaplazarlos en el tiempo. Los problemas deenfermedad por obesidad ya es unarealidad en nuestro país y llevarles en elcoche no evita que el mayor número demenores víctimas de accidente de tráfico,incluso en zona urbana, sea comopasajeros.

Por lo tanto hay que trabajar desde elprincipio con las familias para quecomprendan el proyecto y colaboren en él.En algunas experiencias, se subestima suimplicación, no se establece una buenacomunicación desde el inicio o no seinforma correctamente y los proyectos noprosperan porque no hay respuesta a lasactividades que se proponen fuera de lasaulas.

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La transformación de las pautas demovilidad

El camino escolar exige transformar laspautas de movilidad cotidiana al centroeducativo. Dejar el coche aparcado en casay caminar hasta el colegio no resulta ungesto fácil para aquellas familias opersonas acostumbradas a utilizarlo. Dealguna manera, exige romper un círculovicioso que se nutre de decisionesindividuales que van contribuyendo a crearcolectivamente un «malestar urbano». Seva retroalimentando un proceso que pareceimparable, si no se toman medidas paracambiar de rumbo: «Llevo a mi hija encoche porque la calle es peligrosa», «cadavez hay más coches en la calle y los niñosno pueden caminar solos», «llevo a losniños en automóvil porque nadie respetalos pasos de cebra», «la calle es peligrosa,luego acompaño siempre a mis hijos en micoche».

Romper el círculo vicioso de la movilidadmotorizada no es una tarea sencilla, ya queexige actuar coordinadamente en todos losámbitos que intervienen en esta decisión:

en el espacio físico, con actuaciones en elviario de calmado de tráfico; en losaspectos normativos y de gestión del tráficopara primar a quienes caminan frente aquienes conducen; y, por último, incidirtambién en los aspectos culturalesvinculados a la movilidad.

Un camino necesario

En este marco complejo de la relación dela infancia con la ciudad, donde entran enjuego factores urbanísticos, sociológicos yculturales diversos, los proyectos de caminoescolar son una vía para emprender uncambio.

Son un camino para empezar arecuperar la cordura colectiva y devolvera los niños lo que les pertenece: espaciopara crecer, para desarrollarse y paraaprender a convivir. Aunque no resultesencillo su recorrido, este camino hay quellevarlo a cabo no sólo por justiciaintergeneracional, sino porque sininfancia libre nos jugamos el bienestarcolectivo.

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BIBLIOGRAFÍA

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