Caperucita Perrault y Cuento de Iguerabide

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RESUMEN Caperucita Roja ha perdido con el paso del tiempo alguno de sus rasgos considerados ejem- plarizantes y los ha sustituido por otros. El relato ya no intenta asustar a las niñas para que no hablen con desconocidos ni se expongan a la soledad de los caminos. El lobo, que había representado la amenaza durante siglos, pasa a formar parte en muchas de estas nuevas versiones de los persona- jes considerados “buenos”. Los cuentos actuales conservan su función admonitoria pero desde un punto de vista radicalmente distinto: el niño debe saber que la violencia es mala, y que tiene que rechazarla; que debe respetar la naturaleza, cuidar y venerar a sus mayores, no dar de lado a nin- guna persona por el color de su piel o por razones de sexo o creencias, etc. En este plano se mue- ve el cuento Caperucita y la abuela feroz, de Juan Cruz Iguerabide. 1. INTRODUCCIÓN El cuento de origen popular y el relato maravilloso han atraído des- de el origen de los tiempos a todo tipo de oyentes -más tarde lectores- por su especial capacidad para seducirlos y atraparlos en un mundo mági- co y poblado de referencias míticas. Esta atracción ha sido especialmente fuerte en muchos escritores, que en ocasiones se han servido de estos relatos para realizar reescrituras o versiones, las cuales pocas veces han superado a la historia original, pero casi siempre han servido para acomodar esos relatos a épocas y momentos distintos de nuestra histo- ria con fines muy diversos. Cuando en una entrevista reciente se preguntaba a la narradora oral Ana Padovani (Imaginaria, 2006) por el trabajo de reescritura previo rea- lizado sobre algunos de los cuentos que utilizaba después para hacer- los más “narrables”, respondía: “Yo no le llamo precisamente “reescritura”, aunque creo que alu- dimos a lo mismo. Se trata de hacer un delicado trabajo donde la voz del escritor esté presente así como la del narrador. Para lograrlo, lo fundamental es no equivocarse en la elección del cuento, o sea, 23 LA REESCRITURA DEL CUENTO POPULAR. CAPERUCITA Y LA ABUELA FEROZ, DE JUAN CRUZ IGUERABIDE: UNA VUELTA DE TUERCA. Francisco Linares Valcárcel Francisco Linares Valcárcel, Escuela Universitaria de Magisterio de Albacete. UCLM. [email protected] Ensayos 2006 (21), 23-32

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  • RESUMENCaperucita Roja ha perdido con el paso del tiempo alguno de sus rasgos considerados ejem-

    plarizantes y los ha sustituido por otros. El relato ya no intenta asustar a las nias para que no hablencon desconocidos ni se expongan a la soledad de los caminos. El lobo, que haba representado laamenaza durante siglos, pasa a formar parte en muchas de estas nuevas versiones de los persona-jes considerados buenos. Los cuentos actuales conservan su funcin admonitoria pero desde unpunto de vista radicalmente distinto: el nio debe saber que la violencia es mala, y que tiene querechazarla; que debe respetar la naturaleza, cuidar y venerar a sus mayores, no dar de lado a nin-guna persona por el color de su piel o por razones de sexo o creencias, etc. En este plano se mue-ve el cuento Caperucita y la abuela feroz, de Juan Cruz Iguerabide.

    1. INTRODUCCINEl cuento de origen popular y el relato maravilloso han atrado des-

    de el origen de los tiempos a todo tipo de oyentes -ms tarde lectores-por su especial capacidad para seducirlos y atraparlos en un mundo mgi-co y poblado de referencias mticas. Esta atraccin ha sido especialmentefuerte en muchos escritores, que en ocasiones se han servido de estosrelatos para realizar reescrituras o versiones, las cuales pocas veceshan superado a la historia original, pero casi siempre han servido paraacomodar esos relatos a pocas y momentos distintos de nuestra histo-ria con fines muy diversos.

    Cuando en una entrevista reciente se preguntaba a la narradora oralAna Padovani (Imaginaria, 2006) por el trabajo de reescritura previo rea-lizado sobre algunos de los cuentos que utilizaba despus para hacer-los ms narrables, responda:

    Yo no le llamo precisamente reescritura, aunque creo que alu-dimos a lo mismo. Se trata de hacer un delicado trabajo donde la vozdel escritor est presente as como la del narrador. Para lograrlo, lofundamental es no equivocarse en la eleccin del cuento, o sea,

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    LA REESCRITURA DEL CUENTO POPULAR. CAPERUCITA YLA ABUELA FEROZ, DE JUAN CRUZ IGUERABIDE:

    UNA VUELTA DE TUERCA.Francisco Linares Valcrcel

    Francisco Linares Valcrcel, Escuela Universitaria de Magisteriode Albacete. UCLM. [email protected]

    Ensayos 2006 (21), 23-32

  • buscar aquel texto con el que se tiene una afinidad particular, tomaraquella voz donde uno se puede instalar como si fuese la propia.

    Patricia Venti (2006) ilustra de manera excelente el concepto dereescritura al comentar este proceso en Alejandra Pizarnik:

    La literatura, al igual que los espejos, no slo crea obras, tam-bin genera duplicaciones o simulacros, propiciando, al mismotiempo, el exilio de quienes las escriben. Es decir, la estructura narra-tiva cambia con su lectura, con su reescritura, de modo que el textoen su recorrido especular va superponiendo infinitud de imgenes,mscaras, que socavan la autoridad de la palabra y de su productor,para construir una escritura fragmentaria, rizomtica. La fractura dela unidad conlleva la prdida del ncleo, de la referencia absoluta.Sin punto de sutura, la composicin unitaria del libro estalla en milpedazos poniendo en evidencia la apropiacin de las referencias

    Casi todos los autores que han paseado su pluma por la reescriturade los cuentos populares han efectuado una lectura personal de losmotivos primigenios del cuento y la reescritura posterior ha estadoguiada frecuentemente por esta primera impresin. Las interpretacionesdel hipotexto (en terminologa de Genette), han generado hipertextos varia-dos que en muchas ocasiones se han desvinculado tanto del original quebien podran definirse como de imitacin indirecta, concepto que acer-tadamente esboza Victoria Sotomayor (2005:220) como decir una cosadistinta de manera parecida.

    Cabe decir entonces que esta imitacin indirecta puede alterar el hiloargumental e insertar modificaciones, no slo en la estructura, sino enla caracterizacin de los personajes, llegando a crear un mundo de rela-ciones completamente distintas.

    El cuento que nos ocupa,Caperucita Roja, es uno de los cuentos popu-lares ms ampliamente reescritos de todo el folclore. En cada poca seha intentado acoplar con reescrituras diversas a los dictados culturales,estticos o cannicos imperantes. Creemos que la Caperucita de JuanCruz Iguerabide se inserta plenamente en una cierta ideologa hoydominante donde los conceptos de ecologa, pacifismo y multicultura-lidad estn absolutamente normalizados en la escuela desde sus nivelesms elementales.

    2. CAPERUCITA ROJA: BREVE RECORRIDO A TRAVS DE LA HISTORIA DEL CUENTO.

    El cuento que hoy conocemos como Caperucita Roja es la plasma-cin escrita, con susceptibles variaciones fruto de su reescritura a tra-

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  • vs de los siglos, de una leyenda de tradicin oral que corra por la reginde los Alpes, el Loira y quizs el Tirol, una leyenda de extensin terri-torial limitada aunque puede relacionarse (Vid. Orenstein: 78) con otroscuentos folclricos de tradicin oral que se extendan por todo el terri-torio indoeuropeo.

    La versin oral primitiva es recogida, y posteriormente publicada en1951, por Delarue y Tenze, que la titulan El cuento de la abuela. Enella no aparece la capucha roja, la protagonista debe decidirse por ir acasa de su abuela por el camino de las agujas o por el de los alfileres (envez de avellanas y flores) y en uno de los lances el lobo, vestido con lasropas de la abuela, ofrece a la nia la carne y la sangre de sta. La pro-tagonista, con el afn de engaar al lobo, finge una repentina necesi-dad de exonerar el vientre y escapa por la puerta (Pisanty, 1995: 119).

    Charles Perrault toma de la tradicin oral el cuento y le da el ttulode Caperucita Roja (Le Petit Chaperon Rouge) y lo incluye en la colec-cin de cuentos Historia y cuentos del tiempo pasado. Cuentos de la MadreOca (1697). Perrault fija el relato oral, incluye la capucha roja, que vaa pasar a formar parte primordial del cuento en las reescrituras poste-riores aunque, como nos recuerda Valentina Pisanty (1995: 119), cha-peron no era exactamente una capucha sino un gorro de moda (algu-nas ilustraciones de la poca as lo reflejan). El color rojo va a serinterpretado a lo largo de la historia literaria de distintas maneras: paraFromm equivaldr a la sangre menstrual; para Pisanty al hacer msatractiva y llamativa a la nia atrae sobre ella al lobo en su papel de seduc-tor y para Zipes indicar una clara inflexin en la actitud asumida porel narrador hacia la protagonista.

    El canibalismo es suprimido en la versin de Perrault pues en una po-ca donde se comenzaba a considerar la nocin de infancia como un perio-do de la vida humana diferenciado de la edad adulta, con todas las con-secuencias pedaggicas que esto arrastra, se comenzaba tambin a aho-rrar a los nios estos detalles truculentos. Mantiene el francs, sinembargo, el acto del despojamiento de la ropa. Tanto en su versincomo en la mayora de las orales precedentes la nia acaba compartiendola cama con el lobo disfrazado con las ropas de la abuela. Finalmente,el cuento de Perrault concluye con la muerte de Caperucita y el autorincluye una moraleja final.

    En 1729 Robert Samber traduce de manera bastante fiel el cuento dePerrault al ingls, aunque introduce alguna pequea variacin como dar-le a nuestra Caperucita nombre de bautizo (Biddy) o vestir con un cami-sn al lobo en el momento de compartir lecho con la protagonista.Samber suprime la moraleja final, como harn ms tarde los Grimm. Algunosaos despus el cuento arriba a Amrica (1796) sin grandes variacionescon respecto a la edicin inglesa, salvo que el relato ya es dirigido deforma prioritaria a los nios a travs de colecciones infantiles.

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  • En Alemania se traduce el cuento por primera vez en 1790, directa-mente de la versin de Perrault. Esta versin, segn Pisanty (1995:124),

    () puede ser considerada como una de las distintas fuentes enlas que se inspiraron los Grimm para su reelaboracin del relato. Elrelato de los Grimm (1812), por tanto, desciende directamente delde Perrault, al contrario de los que sostienen quienes afirman que losGrimm trabajaron directamente sobre la tradicin oral, tal comohacen los actuales folcloristas: la versin escrita de Perrault se difun-de nuevamente entre el pueblo, donde es adaptada al diferente con-texto cultural y a las modalidades de la transmisin oral; cruza nue-vamente la frontera con Alemania mediante los hugonotes que,huyendo de las persecuciones religiosas, llevan consigo el reperto-rio de cuentos franceses; es, por fin, retomado por Tieck (en undrama fabuloso de 1800) y por los hermanos Grimm que, aunque seacon un cierto escrpulo filolgico, lo reelaboraron posteriormente,aadindole un final feliz mediante una contaminacin con el cuen-to de La chvre et les chevreaux.

    Tieck modifica sustancialmente el cuento introduciendo dilogo,descripciones y caracterizaciones detalladas de los personajes. El loboes dotado de una compleja caracterizacin psicolgica e introduce el per-sonaje del perro como su confidente, al cual cuenta su trgica historia(se vuelve contra el hombre cuando ste acaba con su compaera, unabella loba). La figura del cazador es introducida por vez primera por Tiecky aunque no logra salvar a Caperucita y a la abuela, s mata al lobo.

    En cuanto a la versin de los Grimm, debi componerse entre 1806y 1811 e introduce ya grandes modificaciones con respecto a la versinde Perrault:

    La mantequilla de la cesta es cambiada por una botella de vino. La madre introduce una recomendacin a Caperucita antes de partir.

    El lobo se pone las ropas de la abuela despus de devorarla (la desnudez desaparece) y se mete en la cama de sta.

    Caperucita no se acuesta en la cama con el lobo. Se introduce la figura del cazador (la caza era frecuente en Alemaniaentre la clase popular, a diferencia de Francia, donde estaba reser-vada a las clases altas) que libera a Caperucita y a la abuela, dotan-do as al cuento de un final feliz.

    Se aade otro final ms al cuento (en las ediciones posteriores a laprimera) donde un segundo lobo es escarmentado por Caperucitay su abuela y acaba ahogado en una tina llena de agua.

    A partir de la versin de los Grimm se suceden otras versiones en quese tiende a edulcorar el cuento, sobre todo hasta el final del siglo XIX:

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  • Cooper y Millard (1875), Richard Henry Stoddard (1864) etc, aunquetambin hay otros que retoman la versin de Perrault aludiendo a la per-versin que se haba hecho con la historia original, como es el caso deAndrew Lang (1889).

    Al comenzar el siglo XX el cuento de Caperucita se ha convertidoen un clsico y menudean las reescrituras bien para nios, bien para adul-tos. Reproduzco en la siguiente tabla algunas de las versiones:

    A partir de los aos 70 del siglo XX la produccin literaria en tor-no al cuento es numerossima. Hemos de mencionar en primer lugar Caperucitaen Manhattan (1990), de Carmen Martn Gaite, que es quiz la vueltade tuerca ms importante dada al cuento de Caperucita en las ltimasdcadas y ya un clsico de la literatura de transicin a la vida adulta. Esde destacar la versin en verso que Roald Dahl incluye en su volumenCuentos en verso para nios perversos (1987) en la que Caperucita aca-ba pegando un tiro al lobo con un revlver y hacindose un abrigo consu piel. La ideologa reinante en los ochenta se impone en este cuentodonde la agresin no es castigada y se mantiene la violencia como par-te integrante del relato, aunque quien la ejerza sea quien hasta entoncesla haba sufrido.

    Otra interesante Caperucita es la ilustrada por Sarah Moon (1984)con fotografas en lugar de dibujos y donde la ciudad en blanco y negrosustituye al bosque. El ambiente lgubre se apodera de todo el relato y

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    VERSIN AUTOR, TTULO TENDENCIAConservadora Walter de La Mare (1927) Caperucita RojaAlterada Lodolini (1936) Cappuccetto Rosso nellAfrica Orientale FascistaAlterada Catherine Store (1955) Little Pollo Riding Hood Merseyside PrefeministaAlterada Fairy Story Collective de Liverpool (1972) FeministaAlterada Terzoli y Vaime Il luopo buono (1974) Perspectiva del lobo Perspectiva

    del lobo

    Alterada Tony Ross (1978) Caperucita Roja EcolgicaConservadora Edicin en The Arthur Rackham Fairi Book (Gran Bretaa) PerraultianaConservadora Edicin en Perraults complete Fairy Tales (Gran Bretaa) PerraultianaMixta Anne-Marie Dalmais Perraultiana

    Mixta Ann Lawrence Tales from Perrault PerraultianaMixta Aprs la fin du Petit Chaperon Rouge Perraultiana-

    Abierta

    Conservadora The fairy Tale Treasury Perraultiana-Grimmniana

  • est dirigido ms a adolescentes que a nios. Otra versin donde la ilus-tracin domina sobre el texto es la de Yvan Pommaux (2000),DetectiveJohn Chatterton, donde un detective gato sigue los pasos de unaCaperucita raptada por el lobo hasta lograr su rescate. Las excelentes ilus-traciones son dominantes sobre el texto. Bruno Munari (1984) ensayauna versin policromtica en su Cappuccetto Rosso, Verde Giallo, Blue Bianco.

    Por terminar este breve repaso citaremos la reescritura de Carles Cano(1995), Te pill Caperucita!, que construye una Caperucita para ser repre-sentada en una obra donde tambin tienen cabida otros muchos perso-najes relacionados con el mundo de los nios, y la entraable versinde Luis Mara Pescetti (1998), Caperucita Roja (tal como se la conta-ron a Jorge, donde una padre abnegado cuenta Caperucita a su hijo mien-tras vemos a travs de las ilustraciones de OKif cmo imaginan el cuen-to el padre y el nio por separado.

    3. CAPERUCITA Y LA ABUELA FEROZ, DE JUAN CRUZ IGUERABIDE.

    3.1. Posibilidades didcticas.

    El libro est destinado a nios de ocho aos o ms y se divide en trein-ta y cinco captulos de pequea extensin numerados desde el cero, quehace las veces de introduccin y explicacin de la estructura del libro.

    Al inicio, el autor directamente justifica la reescritura de la historiatradicional:

    Conoc un pas donde contaban la historia de Caperucita de unamanera diferente, como si construyeran un puzzle con el cuento. Lahistoria era un poco distinta, la abuela tambin era distinta y los padres

    Todo el mundo piensa que slo hubo una Caperucita, y un lobo,y un cazador, y una Pero estn equivocados. Lo cierto es que hayuna Caperucita en cada bosque [].

    Con ests pocas lneas el juego est iniciado. El nio ha selecciona-do inconscientemente la palabra puzzle. La conoce bien. Con ochoaos ha jugado muchas veces a reconstruir puzzles pero seguramente nun-ca ha confeccionado uno en que el texto sea la parte primordial del jue-go. Cmo es este puzzle en el que no hay piezas? Cmo puede ser inte-resante un juego dnde no hay nada a la vista excepto las palabras?

    El nio reconoce la historia de Caperucita Roja (la versin de los Grimm,ya que el autor incluye al cazador desde las primeras explicaciones) yest preparado para escuchar cul es esta nueva historia que el autor le

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  • propone. El nio an no lo sabe pero, cuando el captulo uno da comien-zo con la siguiente frase:

    Cuando el lobo feroz se comi a la abuela de Caperucita, ocu-rri algo espantoso. Espantoso para el lobo

    est aprendiendo lo que es un comienzo in extrema res. El narradorha decidido comenzar por el final rompiendo el tradicional esquema deintroduccin, nudo y desenlace al que el nio hasta entonces ha estadoacostumbrado.

    A partir de este punto el autor narra una historia en la que al final,en efecto, todas las piezas encajan. Pero ms que la estructura narrati-va del relato lo que nos interesa aqu es resaltar aquellos temas que porsu inters en la formacin integral del nio destacan en el relato. Sonlos siguientes:

    - Educacin para la paz- Respeto al medio ambiente.- Educacin en la igualdad (raza, sexo)

    3.2. La figura del cazadorEl personaje del cazador fue introducido por los hermanos Grimm

    para despojar al relato del dramatismo final y adecuarlo a las nuevas ide-as sobre la infancia que comenzaban a surgir en el siglo XIX. El que uncazador liberara a la nia se consider durante aos culturalmentecorrecto pues se amoldaba a los cnones ticos dominantes hasta media-dos de los aos 60 del siglo XX. Adems, y como nos sugiere Orenstein(2003: 57), la figura del cazador, o del cazador-leador de otras versionesprximas, forma parte importante de una familia nuclear que servir denuevo contexto a la historia.

    Los Grimm eliminaron todas las frases que no consideraban adecuadaspara los nios y, sin embargo, mantuvieron la violencia que con frecuenciaadornaba los cuentos. Es posible que, como sugiere Mara Tatar (Cit. Orenstein:2003: 57):

    La excesiva violencia hace ms dramtica la lucha entre elBien y el Mal, exagerando al mismo tiempo el sufrimiento entre lasvctimas y la maldad de los villanos.

    En la reescritura que del cuento hace Juan Cruz vemos cmo elcazador adquiere otras caractersticas bien distintas neutralizando lo quede negativo puede tener para un nio del siglo XXI y desde una pticaecologista y de educacin en valores.

    En esta versin el oficio de cazador se enmascara en otro que se hace29

  • dominante sobre l: el de mdico. Es el mdico un personaje tierno, mediocegato, con gafas que parecen lupas, con un labio partido y un trozo deoreja menos. Desde el principio el autor hace ver a sus lectores que loque destaca de este personaje es su bondad y su capacidad de devolverla salud a los dems (tambin en uno de los captulos curar a Caperucita).Durante buena parte del libro el narrador va dando forma al carcter delmdico creando un personaje lleno de cualidades entre las que no fal-tan la dedicacin a los ancianos, el amor a los animales y a los nios,la inteligencia (descubre las inyecciones de titanio para que los mayo-res estuvieran fuertes como titanes Pg. 21) y otras muchas. Cuandoel nio se va acercando al primer tercio del libro ya tiene la figura delmdico bien definida, tanto fsicamente como psicolgicamente graciasa ese retrato de rasgos dispersos que el narrador ha ido realizando en loscaptulos precedentes.

    Al comienzo del captulo trece el narrador aade a sus cualidades elser un experto cazador de conejos, pero indudablemente un cazador inu-sual:

    El mdico era muy hbil silbando a los conejos del bosque. Cuandol silbaba, los conejos acudan en masa. l los iba cogiendo en bra-zos y gritaba:

    Cazado!Y los dejaba marchar-. Era un experto cazador de conejos.(Pg. 39)

    Toda connotacion agresiva de la que pudiera ir cargada la palabra caza-dor desaparece como por ensalmo al decirse de l que deja a los animalescon vida. Las referencias son todava ms explcitas en el captulo vein-titrs.

    Le gustaba sentir la emocin de la caza. No le gustaba dispa-rar, y menos hacer dao a los animales, pero l quera sentirse caza-dor. La emocin de la caza, el aire puro del bosque, los ruidos extra-os entre los matorrales, perderse porque no distingua bien el sen-dero, encontrar a duras penas el camino de vuelta Todo eso le hacasentirse joven y lleno de vitalidad. (Pg. 65)

    De repente, la actividad de la caza se parece a una excursin cam-pestre donde atrapar la presa se convierte en el objetivo menos impor-tante. Lo realmente agradable es el contacto con la naturaleza, el aire sincontaminar y la aventura de saber orientarse en el bosque.

    Unas pginas ms adelante, en el captulo veintisis, la actitud de defen-sa de los animales se ve reforzada cuando nos enteramos de que, si bienel mdico investigaba con cobayas, stas no son maltratadas por los expe-rimentos, muy al contrario:

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  • Se le ocurri inyectarles un preparado de titanio. Y comprobque rejuvenecan y se volvan ms juguetonas. (Pg. 71)

    3.3. Caperucita Roja, Caperucita Negra y una madre piloto: los valores de la igualdad.

    La amiga de Caperucita Roja es Caperucita Negra, una nia inmigranteadoptada por el mdico-cazador ya que su verdadero padre tuvo que vol-ver a su pas porque no tena papeles y all muri. El autor se sirve deljuego cromtico de las capuchas para inculcar en el lector el respeto porotras razas y culturas. Es frecuente para nuestros nios compartir aulacon alumnos inmigrantes y fomentar el respeto por stos es uno de losretos fundamentales de la escuela en la actualidad.

    Juan Cruz trata con delicadeza este tema. Con simplicidad deja res-balar los datos sobre la vida anterior de Caperucita Negra y, sin ms, laintroduce en el relato como hija adoptiva del mdico. No hace resaltarsu color ms que el de la propia Caperucita Roja y parece olvidarse delasunto cuando lo que realmente ocurre es que toda la narracin pivotasobre una doble Caperucita (roja y negra) que sostiene la trama hasta elfinal. Las dos desenmascaran a los padrastros de Caperucita Roja, lasdos son tragadas por el lobo y sacadas de su vientre. Las dos acaban vivien-do en casa del mdico, junto a la abuela y el lobo (transmutado enperro-lobo de compaa, aunque nunca dej de serlo).

    La madre realiza un trabajo tradicionalmente desempeado porhombres: es piloto. Varias veces se alude a ella como una mujer inde-pendiente y es quien, en una maniobra arriesgada, rescata a CaperucitaNegra y a su padre cuando corran por la sabana africana huyendo dela guerra. La madre de Caperucita es la mujer honrada, que disfruta consu trabajo y no duda en buscarlos lejos de casa cuando es necesario. Elvalor de la igualdad de sexos est presente en todo el libro y podemoshablar de que los hroes han sido reemplazados por heronas cargadascon las proezas y las responsabilidades que tradicionalmente se le hab-an atribuido al hombre.

    Para concluir, cabe recordar que algunos crticos se manifiestan con-trarios a adaptar los cuentos tradicionales a la mentalidad de nuestra po-ca, incluso hay quien piensa que es una actitud maniquea. Este no es elcaso de la adaptacin de Juan Cruz, ya que el talento literario y la sen-sibilidad con que toca los temas antes descritos ocultan el aspectodidctico que en otras reescrituras queda demasiado explcito.

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