CAPÍTULO II. · de las rocas, de las partes de vegetales que subsisten en ella despues de muertos,...

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CAPÍTULO II. ORÍGEN, NATURALEZA Y ESTRUCTURA DEL SUELO VEGETAL. Bajo el nombre de tierra vegetal se comprende una capa de mayor 6 menor espesor, que ocupa gran parte de la superficie del globo, en la cual prenden las plan- tas por sus raíces, y se verifican muchos fenbmenos re- ferentes á la vegetacion. Es una mezcla de sustancias minerales y orgánicas, resultado de la descomposicion de las rocas, de las partes de vegetales que subsisten en ella despues de muertos, y de los animales ó de sus res- tos, que han sido trasportados por el hombre ó por cau- sas naturales. Considerada de un modo más lato, la tierra vegetal se compone del suelo ó tierra propiamente dicha, del subsuelo y de las rocas subyaccntes, segun demuestra la figura 2.` Por suelo se entiende, como acabamos de indicar, la mezcla de restos minerales y orgánicos que con el agua, aire'y gases diversos, concurre á sostener y alimentar las plantas. Segun su espesor, esta capa se Ilama su- perficial cuando no pasa de i z á i¢ centímetros; media cuando alcanza de i8 á 20, y profunda cuando excede de los z5. Todo lo que se halla debajo del suelo debe- ria llamarse en rigor subsuelo; pero siguíendo en tal

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CAPÍTULO II.

ORÍGEN, NATURALEZA Y ESTRUCTURA DEL SUELO

VEGETAL.

Bajo el nombre de tierra vegetal se comprende una

capa de mayor 6 menor espesor, que ocupa gran partede la superficie del globo, en la cual prenden las plan-

tas por sus raíces, y se verifican muchos fenbmenos re-

ferentes á la vegetacion. Es una mezcla de sustanciasminerales y orgánicas, resultado de la descomposicion

de las rocas, de las partes de vegetales que subsisten en

ella despues de muertos, y de los animales ó de sus res-

tos, que han sido trasportados por el hombre ó por cau-sas naturales.

Considerada de un modo más lato, la tierra vegetalse compone del suelo ó tierra propiamente dicha, delsubsuelo y de las rocas subyaccntes, segun demuestra lafigura 2.`

Por suelo se entiende, como acabamos de indicar, la

mezcla de restos minerales y orgánicos que con el agua,

aire'y gases diversos, concurre á sostener y alimentar

las plantas. Segun su espesor, esta capa se Ilama su-

perficial cuando no pasa de i z á i¢ centímetros; media

cuando alcanza de i8 á 20, y profunda cuando excede

de los z5. Todo lo que se halla debajo del suelo debe-

ria llamarse en rigor subsuelo; pero siguíendo en tal

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ORÍGEN, ETC. DE LA TIERRA VEGETAL 33

materia las doctrinas de Thurmann, daremos este nom-

bre á los detritus que se encuentran entre el suelo y las

rocas que le sirven de fundamento, á que dicho autor

llama rocas subyacentes. El subsuelo se compone casi

Fig. a`-Composicion de la tierra vegetal, aegun Gaaparia.

exclusivamente de los materiales de la descomposicion

local de éstas, siendo el principal carácter que lo dis-

tingue deL suelo propiamente dicho, el que con frecuen-

cia es de acarreo.

El Sr. Gasparin hace la distincion que marca el si-

guiente corte (fig. z.e): A representa el suelo activo co-

mo él lo llama, en el cual se verifican los fenómenos de

la vegetacion relativos á las raíces, y se practican las

labores; B es el suelo ínerte adonde no llega general-

mente el arado (es el subsuelo de Thurmann); C sub-

suelo b capas de composicion distinta de la de tierra

vegetal, que se extiende desde el suelo inerte hasta la

capa D, generallnente compuesta de arcilla, y de con-

siguiente impermeable, situada á diferente profundidad;

sirve para retener y conservar las aguas de filtracíon.

La importancia de los estudios geológicos en sus

aplicaciones á la agrieultuxa estriba principalmente en

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34 GEOLOGIA AGRÍCOLA

el conociraiento del subsuelo y de las rocas subyacen-

tes, cuya naturaleza suele variar con más frecuenciaque la del suelo mismo, y de cuyas propiedades depen-

de muchas veces el carácter de la vegetacion. Para

convencerse de 1a irnportancia de estas dos partes inte-

grantes de la tierra vegetal, basta saber: i.°, que cuan-

do una tierra descansa sobre rocas duras poco suscep-

tibles de desagregarse, es en general poco fértil; 2°, que

en los suelos medios ó poco profundos, las rocas sub-

yacentes determinan con frecuencia el carácter de lavegetacion por la accion que ejercen sobre las raíces, y3.°, que la permeabilidad b impermeabilidad del s:cb-seulo y de la roca subyacenter determina en gran partela humedad del suelo.

De lo dicho se infiere que el orígen de la tierra vege-tal hay que busĉarlo en la descomposicion de las rocas,ocasionada por loŝ diversos agetttes qtte actúan sobrela superficie, y en la destruccion de restos vegetales y

animales que vivieron allí misnno, 6 bien fueron lleva-

dos por el hombre en forma de abonos ó acarreadospor las aguas.

Las rocas cttyos detritus influyen más 8 ménas direc-

tamente en el desarrollo de l^s plantas, son las calizas,

las silíceas y las alttminosas; de modo que, bajo el punto

de vista ñtostático y agrfcola, ptteden dividirse en lascuatro clases siguientes:

r.• Rocas calizas compactas, oolitícas, cretosas, las

margas calizas, las dolomias de estructura compacta ygranosa, etc.

2.' Rocas silfceas, compuestas de silice sin mezcla

esencial de alúmina ní de caliza: comprende las cuarci-

tas,las arenas puras y areniscas y ciertas arkosas.

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ORfGEN, ETC. DS LA 7IERRA VEGETAL 35

3' Silíceo-aluminosas: que son aquellas rocas enque se combinan los dos elementos, aunque casi siem-pre con predominio del primero, como los granitos, elgneis, la sienita, la protogina, los pórfidos, muchas pi-zarras, las rocas volcánicas, particularmente los basal-tos y traquitas y todas las arcillas.

q. ` Rocas mezcladas. Este grupo comprende los de-pbsitos de grava, chinas, brechas, pudingas, conglo-merados, el lehm del diluvio, las tobas volcánicas ylos materiales de acarreo. Estas rocas tan ^pronto son

silíceo-calizas como calizo-silíceas ó silíceo-alumi-nosas.

Esta clasificacion, como se ve, sólo se funda en elpredominio que en cada roca ó terreno adquiere su res-pectivo elemento; pues por lo demas puede asegurarseque hay pocas rocas silíceas que dejen de contener al-

gun principio calizo, y así de las demas. Este llecho esde la mayor importancia, pues tiende á probar que lasplantas pueden hallar, en casi todos los terrenos, lasmaterias que respectivamente necesitan para su exis-tencia y desarrollo; y de consiguiente que, en igualdadde circunstancias climatológicas, la diferencia de vege-tacion dependerá más bien del estado físico,'que de lacomposicion íntima de las rocas.

Cada especie de roca goza de cierta tenacidad, y tie-ne una marcada tendencia á hend;rse, dividirse, frac-

cionarse, pulverizarse ó á separarse en hojas, lámi-

nas, etc.; de cuyas circunstancias depende el carácterque ofrecen los terrenos, siendo unos terrosos, otrosarenosos, cubiertos de guijos ó chinas, etc.

Ciertas plantas, como dice Decandolle, padre, podrán

preferir esta b la otra clase de tierra por su estado fisi-,

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g6 GEOLOG{A AGR{COLA

co; pero la naturaleza íntima de la roca sólo obra de un

modo muy indirecto.Todas las rocas no se desagregan y descomponen de

la misma manera; y como de esta circunstancia depen-

de en parte la dispersion de las plantas por la influen-

cia que ejercen en el suelo y subsuelo, es menester cla-

si5carlas segun sus productos. Para que el detritus de

una roĉa pueda considerarse como elemento constituti-

vo ó esencial de un suelo, es menester que se presente

suelto, y que sus fragmentos sean pequeños en forma

de grava, arena, polvo ó tierra.

Las rocas, en su descomposicion elemental, suminis-

tran dos especies de productos, á saber: sustancias tér-

reas, resultado de la division, por decirlo así, indefini-

da; y arenas, producto de una trituracion definida y li-

mitada á cierto tamaño. A las de la primera categoría,

qne suministran por la destruccion de sus elementos

descompuestos tierras, margas, arcillas, limos ó léga-

mos, etc., las llama Thurmann ^clógenas (de pelos, que

en griego significa sustancia de aspecto arcilloso ó de

marga, y genos, engendrar), y á sus detritus les da el

nombre de pélicos. Las rocas que en su descomposícion

suministran arenas permanentes, reciben el epfteto de

samógenas (de psamos, arena), y sus detritus son sa-

micos.

Entre las rocas de cada una de estas dos secciones

las hay que dan un producto más abundante que otras;

esta circunstancia y la de haber rocas mixtas, esto es,

que sumíniatran productos arenosos y térreos & la vez,

ha servido de base á la siguiente

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ORfGEN, ETC, bE LA r1^RkA VEGETAL 37

CLASIFICACION DE LAS ROCAS SEGUN SU DBSAGRE-

GACION.

i.°-Rocas pelógenas.

Superiores ó perfectas (perpélicas). Ejemplos: mar-

gas exfordicas, arcillas del keuper, lehm no mezclado,kaolin puro.

Medias (hemi-pélicas). Ejemplos: calizas margoso-compactas, triásicas, del Lias, etc.

Inferiores ó imperfectas (oligo-pélicas). Ejemplos:

calizas compactas, portlandicas, ciertos basaltos y al-gunos pórfidos.

2.°-Rocas samógcnas.

Superiores ó perfectas (per-samicas}. Ejemplos: are-nas cuarzosas, ciertas areniscas de los vosgos y algunas

dolomias arenosas.

Medias (hemi-samicas). Ejemplos: la molasa, algunas

samitas y calizas sacaroideas.

Inferiores ó imperfectas (oligo-samicas.) Ejemplos:

algunos granitos, ciertas pizarras y dolomias.

3.°-Rocas pelosamógenas.

Ejemplos: el cieno arenoso y de guijarros, los pórfi-

dos cuarcíferos, los granitos y pecmatitas kaolínicas.

Ciertas rocas suministrañ más detritus al suelo vege-

tal que otras, y de aquí su distincion en euge-ógenas (de

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38 GEOLOGiA AGRiCOLA

eu, fácilmente), per-pélicas, per-sámicas, pelosámicas,

hemi-pélicas y hemi-sámicas. Disgeógenas (de dys, di-

fYcilmcnte) oligo-pélicas y oligo-sámícas.

Si tratamos de averiguar la relacion que existe entrela composicion de las rocas y la naturaleza y estado

ffsica de los detritus que suministra su descomposi-

cion, veremos que en general los terrenos en que do-

mina la silice bajo la forma cuarzosa son euge-ógenos

per-sárnicos (que dan mucho detrítus arenoso); los ter-

renos silíceo-aluminosos en los que la sílice no está

aislada^ son ó dis-geógenos ó euge-ógenos hemi-pélicos

{poco detríticos, pero de productos terrosos): las rocas

mezcladas son con frecuencia samógenas ó pelógenas,

y más comunmente mixtas, esto es, pelo-sambgenas.

De lo dicho se infiere que el estado de agregacíon de

las rocas sub-yacentes suministra al suelo productos

diferentes, así en cantidad como en composicion b na-

turaleza; de aquella depende necesariamente el espesor

de la tierra vegetal mezclándose con el humus b man-

tillo; de modo que el suelo que descansa sobre un ter-

reno ĉranítico, ser^ más profundo ó de más espesor que

eI que tiene su asiento sobre rocas calizas. Ademas,

las propiedades de la tierra deberán variar tambien;

siendo sueltas y Iigeras cuando proceden de detritus

s^micos, y por el contrario, tanto más consistentes

cuanto más pélicos son. Este estado debe influir nece-

sariamente en la germinaŝion y en la exístencía de las

pIantas que preferirán naturalmente tal ó cual terreno,

segun el estado físico de las tierras. El estado y com-

posicion del subsuelo y de la roca viva determina los

diferentes grados de permeabilidad y de higroscopici-

dad de las tierras, ó sea la facultad de absorber y rete-

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ORÍGEN, ETC. DE LA TIERRA VEGETAL 39

ner las aguas; circunstancia que influye poderosamen-

te en la distribucion de las plantas espontáneas y cul-

tivadas. En virtud de estas consideraciones las plantasse dividen en higrbfilas (amantes de la humedad) y en

gebfilas (b amantes de terreno seco). Las prímeras se

subdividen en sambfilas (amantes de las arenas) y pe-

1ófilas (amantes de las arcillas, margas, etc.) En la

práctica se observa que ninguna planta geófila se en-

cuentra en estaciones hGmedas, cualquiera que sea su

composicion, y viceversa.

Como complemento de estos datos, y supuesto que

la tierra vegetal resulta de la destruccion mecánica y

de la descomposicion química de las rocas, no estará

de más que expongamos en breves palabras el procedi-

miento que emplea la naturaleza, indicando de paso

los agentes que á ello concurren, y la especial funcion

que á cada uno de éstos le está encomendada.

Los principales agentes que intervienen en la alte-

racion de las rocas, son la atmósfera y el agua, actuan-

do ambas mecánica y químicamente.

La accion mecánica de la atmósfera, redGcese en Gl-

timo término á desmoronar la parte culminante de los

continentes y la superficie de aquellas rocas que ofrecen

poca coherencia, trasladando la porcion más ténue de

sus materiales á puntos más b ménos lejanos.

Mér^anos.-El único resultado notable de esta accion

combinada con la del mar, es lo que se conoce con el

nombre de médanos, especie de altozanos 6 cabezos de

formas muy variadas, que se forman en las costas pla-

nas y arenosas cuando reinan vientos periódicos en di-

reccion del continente, los cuales, acumulando las are-

nas y los detritus de productos marinos que existen,en

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.}O GEOLOGiA AGRÍCOLA

el litoral, alrededor de ciertos puntos que sirven como

de nficleo, llegan á formar los cabezos y ondutaciónes

del terreno caracterfstico de ciertas costas. A impulsa

de las mismas corrientes atmosfbricas, las azenas inva-

den á veces con rapidez el interior de los continentes,

sembrando por do quiera la esterilidad, si una mano

poderosa no se opone a la marcha invasora por medio

de hábiles plantaciones, segun hizó Bremonier en las

landas francesas, reducidas hoy á cultivo por tan hábil

procedimiento.

En los desiertos africanos y asiáticos es donde esta

accion se experimenta de una manera terrible, cambian-

do con frecuencia hasta eI aspecto de su topograffa.

En los huracanes y deshechas tormentas, la atmósfe-

ra destruye los edificios y los bosques, trasporta á gran-

des distancias enormes cantos, y levantando las aguas

del mar, ejerce indirectamente su accion mecánica so-

bre las costas mismas.

La accion química de la atmbsfera, ínfinítamente

más poderosa que la mecánica, consiste en la destruc-

ĉion y descomposicion de las rocas; de las que en rigor

puede decirse que no hay una sola que la resista.

La atmósfera contiene en su seno los agentes de tan

poderosa é incesante accion, á saber: el oxígeno, el áci-

do carbónico, el agua en forma de vapor, las sustan-

cias amoniacales y otras, poderosamente auxiliadas por

la influencia del calor, de la vegetacion y de 1a electri-

cidad. ^

Para persuadirse de la universalidad de esta accion

destructora de la atmásfera, basta fijar por un momen-

to la vista en el estado que ofrecen las rocas, de cual-

quier naturaleza que sean, en una cordillera de monta-

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ORÍGEN, ^TC. bE LA TtERRA VEGETAL ^I

ñas ó en las señales de desmoronamiento y ruina que

presentan los edificios pbblicos, los monumentos más

sólidos y hasta las estátuas de metales b piedras duras

que la ostentacion del hombre erige en parajes públi-cos, como objetos de adorno ó de utilidad.

Pero en esta obra, que aunque de destruccion bien

pudiera llamarse de reconstruccion, pues los materia-

les desgastados en un punto se acumulan en otro para

dar existencia á combinaciones nuevas, se observa ese

círculo maravilloso que la naturaleaa, siempre dvida

de la estabilidad en la movilidad de sus diferentes ele-

mentos, nos ofrece á cada paso. Con efecto, la atmbs-

fera con su oxígeno y el vapor de agua, empieza por

desgastar las partes más culminantes de los continen-

tes, encargándose á su vez el agua de trasportar aque-

llos materiales al fondo de los mares y lagos, en donde

terrenós y rocas nuevas renacen, cual otro fénix, de los

restos de aquellas. Diríase que el Océano, en ese cfrculo

maravilloso, solo presta la masa inmensa de vapor que

se escapa de su superficie á título de devolucion; en-cargándose el mismo agente, el agua, al tomar la for-

ma líquida, de restituir á su seno los materiales que con-

tribuyó á destruir, recobrando, por decirlo así, aquellos

que sacuden su yugo, ora en las erupciones submarinas,

ya en los levantamientos lentos de los continentes, etc.

Los elementos de destruccion que encierra la atmós-

fera poseen, ademas de su poder químico, un estado

molecular el más á propósito para ejercer la accion que

les está encomendada; pues presentándose en forma de

vapor, no sólo revisten todas las rocas, sino que pene-

tran hasta lo más fntimo de su masa.

- En cuanto al mecanismo especial de esta accion, será

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4Z GHOLOGEA AGR^COLA

menester referirlo á las determinadas sustancias en que

se experimenta, siquiera sea por• la claridad, pues á

medida que estas vañan, aquella se modifica tambien.tllkracicm del hiarro,-Uno de los cuerpos esparcidos

con más profusion en la cosira de nuestro globo es del

hierro, uaas veces como sustancia especial é indepen-

diente, otras como principio tintbreo de las rocas; asf es

que en la mayor parte de estas empieza la descompo-

sicion por la metambrfosis que experimentan los óxi-

dos de este metal.

Estos, en presencia de los ácidos carbónico ó su1fG-rico, descomponen el agua, tomando el aspecto y con-

diciones de una sal hidratada. Así es que por la accion

del oxigeno y del vapor de agua pasan muy pronto á

un hidrato de peróxidos, el ĉual determina la destruc-

cion, primero mecánica y despues química de las sus-

tancias que Io contienen, Esta es la razon de la'abun-

dancia de los ocres en la naturaleza; pues en último

resultada, éstos no son sino arcilla teñida por el hierro

hidratado ó anhidro, en proporciones diversas.

Descomposicion da la caliza.-Otra de las sustancias no-

tables bajo este punto de vista, es la caliza. Los agen-

tes atmosféricos ia corroen en virtud del ácido carbó-

nico que contienen: sabido es que e1 carbonato de cal,

cuando Ileva exceso de ácido, pasa á bicarbonato solu-

ble, El ácido carbbnico que siempre arrastran las aguas

de Iluvia satura dichas rocas, y determina una erosion

muy curiosa, representada por surcos más ó ménos pro-

fundos que, partiendo de la parie más culminante de

las peñas, se extienden en todas direcciones, dando ála masa, y á veces á la montaña entera, un aspecto muy

particular. Pero los materiales arrastrados por el agua

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ORÍGEN, ETC. DE LA TIERRA VEGBTAL 43

Ilegan á un punto donde el ácido carbónico exoedente

se desprende, y allí la caliza, insoluble otra vez, se de-

posita al rededor de los objetos que encuentra, cuhrién-

dolos de una capa que por esta razon recibe el nombre

de incrustante.

Dcscom^osicio^o de los feldcspatos.-Pero entre todas las

rocas, las más importantes en la composicion del globo

son las feldespáticas, como el granito, el gneis, los pór-

fidos, los basaltos, las lavas y otras piedras cristalinas

y volcánicas; razon por la cual conviene que nos deten-

gamos en estudiar la accion que sobre ellas ejerce la

atmbsfera. Asunto es este de la mayor importancia, por

cuanto los productos de dicha descomposicion consti-

tuyen materias de primera necesidad para la agricul-

tura y la industria.

Esta operacion se verifica por capas sucesivas, sienda

la exterior la más alterada, como consecuéncia natural

de la accion más inmediata de los agentes de destruc-

cion. A esta sigue otra mérios destruida hasta llegar á

la roca intacta, á la que hay que atacar con el martillo

para obtener ejemplares frescos y bien conservados,

como se desean para las colecciones de estudio.

Generalmente hablando, los granitos y basaltos ofre-

cen tres zonas de destruccion, á saber: la primera, de

fuera á dentro, de color rojizo b amarillento^ debido á

la hidratacion y sobreoxidacion del hierro que entra

como materia tintórea; la segundá, de color verde,

igualmente debida á una oxidacion en menor grado del

mismo metal: la tercera, bien que al parecer intacta,

presenta señales de destruccion, pues los cristales de

feldespato han perdido su aspecto y traslucidez, y el

estado de desagregacion se deja conocer al primer gol-

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44 G60LOGÍA AGltiCOL.A

pe del martillo: por Gltimo, la cuarta zona es aquella

en que la masa mineral se halla en estado intacto.

De lo expuesto se deduce que varias circunstancias

favor^ecen y otras se oponen á la descomposicion de las

rocas. En general la destruccion es mayor en aquellos

pantos en que la penetracion de^os elementos atmosfé-

ricos es más fácil, como sucede en las grietas y hendi-

duras y en las superficies de contaeto de rocas distin-

tas: tambien la naturaleza y la estructura de las ma-

sas minerales debe influir en esta operacion. Así, por

ejemplo, las rocas homogéneas resisten más que las

heterogéneas: las de grano fino y de estructura com-

pacta, no se descorriponen b destruyen con la facilidad

que las compuestas de elementos de gran tamaño, aun-que sean cristalinas.

Con estos precedentes ya podemos entrar en el exá-

men del mecánismo de esta operacion en las rocas fel-

despáticas, observando de paso sus praductos más im-portantes.

La accion qufmica va siempreprecedida de la mecá-

nica ó de desagregacion, lo cual favorece el desarrallo

de la afinidad de las diferentes si^stancias por el ma-

yor y más íntimo contacto que se establece con losagentes, Á medida que la materia se presenta más divi-

dida. El fin de la cohesion marca. el principio de nue-

vas eombinaciones químicas, pudiendo asegurar con

Bequerel, que la anulacion de la atraccion molecular,

es ya un verdadero principio de descomposicion quími-

ca, en ia que entra como factor muy príncipal la suma

de corrientes el$ctricas que resultan de la disgregacion

de las moléculas, formando cada dos de estas un vex-

dadero par de la pila de Volta.

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ORÍGEN, ETC. llE LA TIERRA VEGETAL 4ĉ

Las alternativas de frio y calor, de humedad y se-

quedad, y principalmente los tránsitos bruscos del es-

tado líquido al sólido, y viceversa del agua, al conge-

larse en el interior de las grietas de las rocas, son los

principales agentes de esta operacion mecánica.

La aqcion química se reduce: r.° á la hidratacion, á

la oxidacion y sobreaxidacion del hierro que entra comomateria tintórea en la inmensa mayoría de las rocas

feldespáticas, pasando por los estados de protóxido in-

coloro, de óxido verde y peróxido hidratado amarillo,y á veces rojizo; y a.° á la metamórfosis que experi-

menta el feldespato cuando en virtud de su desagrega-

cion molecular, determinada por los agentes mecáni-

cos, adqlliere la propiedad de dejarse penetrar por el

ácido carbónico. En este caso la sosa, cal, potasa ó mag-

nesia, en virtud de su mayor afinidad con el ácido car-

bónico, se combinan con él formando carbonatos de las

bases indicadas, dejando á la sflice en estado naciente,

en cuyo caso es soluble en las aguas que contienen aque-

llos carbonatos. En este estado la arrastran las corrien-

tes y se deposita bajo formas diversas en el trayectoque aquellas recorren, dando orígen á cristalizaciones

de cuarzo, á calcedonias, ágatas, pedernal, etc.

La alúmina que se encuentra en los feldespatos com-

binada con la sílice, por razon de su afinidad persiste

unida á este ácido, el cual toma el carácter de hidrato,

formando el kaolin ó• tierra de porcelana, la arcilla

comun, teñida unas veces por óxidos metálicos y otras

completamente incolora, circunstancia que la hace ser

muy apreciada en la industria.

En esta operacion hay, pues, accion del ácido carbó-

nico favorecido por el calor, la electricidad, ete., sobre

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46 GEOLOGiA AGRÍCOLA

lae bases que desaloja de su combinacion con el ácido

silicico; formacion de carbonatosybica.rbonatos alcali-

nos, quedando la sflice en estado naciente, fijándosa

bajo diferentes formas en su trayecto.

Los experimentos que el Sr. Kuhlmann ha practica-do desde el a£So i84i, confirman plenamente esta teorfa.

Con efecto, vertiendo ácído nftríco, clorhídrico b acéti-

co en vasijas que contienen silicatos de potasa, ha ob-

tenido especies de dpalos y calcedonias. La potasa, en

presencia de uno de estos ácidos se combina con él y

forma nitrato, clorhidrato ó acetato, dejando libre la sí-

lice ó Acido silfcico que se deposita en el fondo y forma

las ágatas, calcedonías, etc. Este célebre qufmico se vale

de la solubilidad de los silicatos alcalinos de sosa 6 po-

tasa, para explicar la penetracion de esta sustancia en

las rocas calizas, en las areniscas ó asperones, y en los

tejidos de las plantas y animales fósiles. Fundado en

tan excelente propiedad de los silicatos alcalinos, el

Sr. Kuhlmann da reglas y preceptos para mejorar !as

cales crasas y los morteros, convirtiéndolas en hidráu-

licas por la cantidad de sflice que les añade; endurece

el yeso que se emplea en las construcciones, y cubrien-

do las pinturas al freseo de un ligero baño de silicato '

alcalino, contribuye á preservarlas de la accion de los

agentes exteriores.

Aunque variando algun tanto las reacciones quími-

cas y los resultados de estas operaciones recónditas de

la naturaleza, á tenor de su diversa composicion, pue-

de asegurarse que todos los silicatos simples ó dobles,

atacables por el oxígeno y ácido carbónico de la atmós-

fera, se alteran primero y se descomponen despues,

pot un procedimiento análogo a! anteriormente expues-

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ORIGEN, ETC. DE LA TIERRA VEGETAL

to. En este caso se hallan el anfibol, la mica, el talco,

la serpentina, el piroxeno y las numerosas rocas de que

estas especies mineralógicas forman parte.

Por el contrario, los minerales que son refractarios á

la accion de dichos agentes, sólo se alteran y destruyen

de un modo físico, entrando en esta categoría el cuar-

zo con todas sus variedades, la arcilla, el jaspe, la cuar-

cita, la greda y muchas otras.

Para mas facilitar la inteligencia del asunto, dada su

reconocida importancia, me permito trascribir á ecin-tinuacion parte de la conferencia que el distinguido

profesor de geología D. José Solano, dió en el pasadu

curso en la cátedra del Conservatorio de Artes.

Las acciones químicas que experimentan las rocas,

se reducen á oxidacion, hidratacion y' carbonatacion.Oxidacion,-El oxSgeno en disolucion en el agua de

lluvia actúa principalmente sobre las piritas, la magne-

tita y el protóxido de hierro, que forman parte de las

rocas en Estado de silicatos y carbonatos.

Las piritas (bisulfuro de hierro, FeS') bajo la in-

fluencia del oxígeno, experimentan una especie de epi-

genesis, reemplazando al azufre; operacion molecular

que convierte al hierro en sesquióxido ó hematites ro-ja, la cual hidratándose se convierte en limonita 6 sea

en sesquióxido de hierro hidratado. Tambien se oxidan

el azufre y el hierro á la vez, pasando el sulfuro á sul,

fato de hierro, como sucede á meríudo en las pizarras,

en las arcillas, en el;lignito, etc. En presencia el sulfa-

to de la alúmina y la potasa se forman sulfatos dobles

de dichas bases, los cuales hidratándose originan los

alumbres y la limonita ó hierro peroxidado, hidratado

por la oxidacion é hidratacion del protóxido que que-

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4g GEOLOGĉA AGRÍCOLA

dó libre. La magnetita (FesO•) en presencia del oxíge-

no de la atmbsfera, tiende á pasar á bxido férrico ó hier-

ro oligisto (Fe'O'), y como quiera que abunda sobre-

manera en casi tadas las rocas eruptivas antiguas y

modernas, segun demuestra el microscopio, su conver-sion en hematites contribuye á disgregar su masa, como

lo con5rma la aureola rojiza que rodea á los cristalesnegros de magnetita en 1as prepara,ciones microscópieas.

El protóxido de hierro forma parte esencial de mu-

chos é importantes silicatos, tales como el anfibol, pi-

roxeno, peridoto y granate almandino; en otros, como

los feldespatos, nefelina, mica, etc., suele reemplazar

á la potasa, sosa, cal y magnesia. En ambos casos el

protóxido tiende á pasar á peróxido, determinando la

consiguiente alteracion en la roca y el color sonrosado

de las cristales de feldespato, de la anfigena, de la do-

míta y basaltos descompuestos y la de los ocres rojos.

El protbxido, que sustituye en parte á la cal y ŝ la mag-

nesia en las calizas y dolomias, estableciendo tránsitos

hácia e1 carbonato de hierro^ se peroxida pasando á he-

matítes y á límonita, último término de la série de me-

tamórfosis que experimenta el hierro en el globo.

Hidratacion.-El agua en vapor en la atmósfera y la

liquída que penetra en las rocas, tambien se convierte

en agente destructor. Su accion principal es hidoxidante

comunicando diferentes eoloraciones, que príncipian

por el verde pálido del protbxido de hierro hidratado,

continGa el verde amarillento del bxido, ferroso férrico

hídratado, Iuego toma el color rojizo dél peróxido an-

hidro, y por último adquiere el amarillo del perbxído

hidratado; las arcillas y los ocres suélen afectar todos

estos matices, pudiendo presentar como ejemplo nota-

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ORÍGEN, ETC. DE LA TIERRA VEGETAL 49

ble las llamadas por esta razon azcillas irisadas deltrias.

La humedad atmosférica, determina la transforma-

cion del sulfato anhidro de cal en yeso. Tambien ocasio-

na la lenta disolucion 6 delicuescencia de la sal comun.

Carbonatacion.-En los silicatos, por efecto de su gran

afinidad con la potasa, sosa, cal, magnesia y protóxido

de hierro, el ácido carbbnico disuelto en el agua de llu-

via desaloja al silícico y forma carbonatos que el agua

disuelve, dejando á la sílice en estado naciente y gelati-

noso. Así se explica la total destruccion de los silicatos

de protóxido, como el anfibol y piroxeno, y la conver-

sion en arcilla de aquellos que, como los feldespatos,

anfigena, nefelina, mica y granates, contienen unido el

silicato de alGmina que sólo se altera hidratándose. Se-

gun experimentos de Roger, aguas con ácido carbónico

disuelto, atacan de o,óoq. á o,oi de la masa de rocas de

aquella composicion en 48 horas.

En los terrenos graníticos y gneísicos, la descompo-

sicion alcanza 2om, y por razon del calor se citan loca-lidades en el Brasil en que lleĉa á gom.

En los carbonatos el ácido carbónico hace solubles

rocas antes insolubles.

Como complemento de estos datos, he aquí el cua-dro de la

4

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G80LOGfA AGRICOLA

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ORÍGEN, ETC. DE LA TIERRA VEGETAL Sr

Los resultados de la descomposicion de las rocas son:

r.° la tierra vegetal, cuya naturaleza ha de hallarse ne-cesariamente relacionada con la de los materiales terres-

tres de que procede; z.° el kaolin y las arcillas; g.° losmateriales detríticas de las formaciones de acarreo, ta-

les como las chinas ó guijarros, la grava, arena, etc.;

,}.° las formas capríchosas y variadas de las montañas;

5.° mucho ácido carbónico, del que se observa en al-

gunos hervideros; 6.° algunas simas y pozos inversos

naturales, y muchos otros accidentes que seria enojoso

enumerar.Cuando los detritus de las rocas subsisten en los

mismos puntos donde se verificó la descomposicion, en

este caso resultan las tierras llamadas locales ó autóc-

tonas, que se reconocen fácilmente por la gran analo-

gía que conserva su naturaleza con las rocas inmedia-tas, siendo en este caso claras las relaciones que exis-

ten entre el suelo g^eológico y el suelo agricola; ma$si los materiales descompuestos han sido acan-eados

á mayores ó menores distancias por las aguas, ó por

cualquier otro agente, las tierras se llaman de traspor-

te ó acarreo, y tambien independientes; cuya compo-

sicion, como es fácil comprender, no armoniza tanto

como en el caso anterior con la estructura geológica

de la comarca en que las estudiamos; su naturaleza es

más variada, alcanza mayor fondo y más acentuada fer-

tilidad.Los materiales acarreados por las aguas corrientes

se depositan en el ál^•eo de los rios, arroyos y cañadas,

en la vaguada de las llanuras ó valles y en las partes ba-

jas de muchas comarcas formando terreras; otras veces

se pierden en los lagos y mares, contribuyendo á rplle-

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52 GEOLOGIA AGRICOLA

nar su fondo y á convertir el espacio que ocupan, par-

ticularmente el de los primeros, con el trascurso del

tiempo, en fértiles y risueñas vegas. Agitados por lafuerza de trasporte de las aguas, y por la repulsiva de

las del mar, se depositan en la desembocadura de los

grandes rios, formando los deltas 6 alfaques, y terra-

plenando las lagunas y marismas inmediatas, las con-

vierten en tierras tan fértiles como las de los polders

de Holanda y las del bajo Egigto.Otras veces el trasporte lo verifican las conientes

atmosféricas, que como en general sblo pueden arras-

trar las partes más ténues de la superficie, determinan

la formaciori de los desiertos y los médanos, que aun-

que reputados por estériles, son tierras susceptibles de

una rica vegetacion, desde el momento en que se les

suministra el agua que necesitan.De manera que con facilidad, y en virtud de lo ex-

puesto, pueden señalarse los puntos en que el hombre

debe encontrar tierras de trasporte, las cuales son tantomejores, cuanto más variados los materiales que las

constituyen. El conocimiento de su composicion puedesuministrárselo perfectamente la química y tambien la

geologfa, con la diferencia de que aquella exige ciertas

manipulaciones, que no siempre el agricultor está endisposicion de practicar miéntras que esta solo requiere

conocimientos generales de las piedras, y una correfia

por aquellas montañas, de las que segun la direccion

de los valles, debe suponerse proceden los materiales

de sus tierras. ,Lo dicho hasta aquí se refiere á la parte mineral del

suelo; en cuanto á los elementos orgánicos, conocidos

con el nombre de humus, y más particularmente en

^

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NATURALEZA, E7C, bE LA 1'tERItA VEGETAL 53

España con el de mantillo, unas veces son resultado de

la descomposicion local de plantas y animales b de sus

restos, otras han sido trasportados por las corrientes

normales G por las inundaciones; de modo que tambien

hay mantillo local y de trasporte, al que muchas veceshay que agregar el que lleva el hombre para suministrar

á las plantas, bajo la forma de abonos orgánicos, los

elementos que necesitan para su desarrollo. Respecto

de sus propiedades y del carácter que comunica á lastierras, se tratará más adelante.

Conocido ya el orígen de las tierras vegetales, vea-

mos si podemos dar una idea de su naturaleza 6 com-posicion.

Tres son los elementos que, por encontrarse en casi

todas, pueden Ilamarse esenciales á la composicion delas tierras, y son la arena b sílice, la arcilla y el carbo-

nato de cal. De sus diversas proporciones resultan los

diferentes grados de fertilidad, notándose , sin em-

bargo, que es indíspensable guarden cierto equilibrio,

pues de lo contrario, cuando alguna de estas sustancias

se encuentra en exceso, generalmente la tíerra es es-

téril.Ademas de estos materiales, se encuentran otros que

completan la composicion mineral de las tierras, talescomo el agua, el aire y otros gases, de cuya naturaleza

ó composicion y modo de obrar sobre las plantas, da-

remos tambien una sumaria idea.

Agréguense igualmente, aunque de menor importan-

cia, la magnesia, con los óxidos y sales de hierro y

manganeso que daremos á conocer. La marga, los sul-

fatos, fosfatos y nitratos de cal, sosa, potasa, etc., que

algunos autores colocan entre los elementos de la tier-

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54 GHOLOGFA AGRiCOLA

ra vegetal, deben considerarse en rigor, como mejora-mientos 6 abonos minerales.

Veamos ahora de dónde procede cada uno de los ele-

mentos constitutivos del suelo, y de qué modo actGa

en la vegetacion.La sflice, compuesta del metal siliceo y del oxfgeno,

conocido tambien con el nombre de ácido silfcico, pro-

cede, en general, de la descomposícion de las rocas cuar-

zosas, pertenecientes la mayor parte á los terrenos cris-talinos y á los de sedimento antiguos, Es uno de los

elementos más comunes y esparcidos en la naturaleza;

se encuentra en casi todas las tierras vegetales en for-ma de polvo impalpable, de arenas más 6 ménos finas,

de grava, chinas, cantos, guijarros, ete. Las aguas de

muchos manantiales y la de muchos rios, suelen Ilevar-la con frecuencia en disolucion 6 suspension; tambien

la arrastran las corrientes gaseosas de los azufrales b

solfataras, y principalmente las aguas de los geiseres.En estado naciente, ó en el momento que deja de for-

mar parte de una combinacion cualquiera, es solubie

en los ácidos, en los álcalis y hasta en el agua, siendoel estado en que la absorben las plantas por sus rafces.

Liebig dice, que en las tierras que carecen de este prin-

cipio de disolucion no se dan bien los trigos, por locomun.

La accion que la sílice ejerce en las tierras vegetales

es doble; mecánicamente determina la soltura y movi-

lidad de los elementos calizo y arcilloso, interponién-

dose entre sus moléculas y faéilitandd la penetracion

del aire y del agua, agentes esenciales á la vegetacion;

qufmicamente suministra á las plantas, que la absorbenpor las raices, uno de los principios que dan consísten-

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NATURALEZA, ETC. DE LA TIERRA VEGETAL Sĉ

cia á sus tejidos, formando parte muy esencial de los

nudos de las gramíneas, en proporcion desde 4o has-

ta qo en el trigo, centeno y cebada, determinando el

lustre y solidez que caracteriza el tallo de estas plantas,

y aumentando en suma, la parte leñosa de todos los ór-

ganos y tejidos vegetales.

Aunque no explicado satisfactoriamente hasta ahora

el modo como actGa la sílice en la vegetacion, opinan

unos que puede asimilarse á la de la cal, potasa, mag-nesia y al ácido fosfórico, es decir, como principio nu-

tritivo no elaborado de las plantas. Sin embargo, el

eminente botánico, profesor en Wurzburgo, Sr. Sachs,

da mayor importancia á la sílice, opinando, y con élotros varios, que las plantas lo toman directamente á

la manera de los principios elaborados, fundándose pa-

ra e11o en experimentos y observaciones muy curiosas;

en confirmacion de lo cual, he aquí lo que dice este pro-

fesor, que tanta ha contribuido, con sus obras de quí-

mica aplicada, á dar impulso á la agricllltura científica:

.El ácido silícico, que no se encuentra solamente en

las gramíneas y equisetáceas, sino que, segun Wicke y

Molhl, forma la mayor parte de las cenizas en un grannúmero de familias, no puede ser considerado como un

principio nutritivo en el mismo sentido que la potasa,

el ácido fosfórico, etc. Su manera de obrar en el inte-

rior de las plantas es esencialmente distinto; pues léjos

de conducirse en los fenbmenos de asimilacion y en la

formacion de la sustancia orgánica como un principio

nutritivo ordinario, es utilizado directamente por la

planta á la manera de un principio elaborado; segun la

posibilidad probada en experimentos repetidos de re^

ducir á un mínimo el contenido en sílice de una planta,

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G60LOGIA AGRICOLA

sin alterar la nutricion; pareciendo indicarlo tambien la

tendencia del ácido silfcico á depositarse en las mem-

branas y en las capas más exentas de metamórfosis, laescasez que se advierte en las partes jóvenes de creci-

miento rápido, y su abundancia en los órganos más añe-

jos. Si esta teoda es exacta, la sílice se fijaria inmedia-

tamente en las membranas, del mismo modo que las

moléculas de la celulosa, no tomando parte en las reac-

ciones químicas que se verifican en el tejido. Haciendo

las veces de sustancia plástica, no puede asegurarse que

sea indispensable, contribuyendo tan sólo ^ la forma-r,ionde la estructura molecular de las membranas, en

cuyo esqueleto, destruida la materia orgánica, figura

esta sustancia en primera línea. Creíase, hasta hacepoco, que Ias gramíneas y equisetáceas eran 1as únicasplantas que en sus membranas ofrecian la sílice; pero

despues de los estudios curiosísimos de Molhl y Wicke,

hay motivos para creer que esta sustancia se encuentra

en todo el reino vegetal..De todos modos, y cualquiera que sea Ia manera de

obrar de este agente, su presencia en la tierra y en es-

tado de disolucion, finico en que es asimilable, es de

todo punto necesaria para las plantas en general, pero

muy especialmente para el trigo, cebada, centeno y de-

mas cereales.

La sílice en estado de arena muy fina, siempre suel-

ta y ligera, si se halla bien seca, absorbe, como todv

cuerpo poroso, el agua en forma de vapor, pero sin for-

mar masa. "Cuando las tierras contienen qo por i oo de sílice ó áe

arenas, que es lo rnismo, reciben el nombre de silíceasó arenosas.

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NA?URALEZA, ñTC. DL LA SI^I2RA VEGSTAL 57

Las arcillas no son rocas formadas de primera in-

tencion por la naturaleza, sino resultado de la descom-

posicion de los elementos feldespáticos de los terrenos

plutónicos en general, y muy particularmente de los

granitos, pecmatitas , sienitas y de todas las rocas vol-

cánicas. Entre sus numerosas propiedades, las más im-

portantes paxa nuestro objeto son: i` La de formarpasta con el agua y apelmazarse, adquiriendo cierta

consistencia y trabazon entre sus moléculas, en razon

directa de la cantidad de alúmina que contienen. Sin

embargo, se observa que despues de cocidas pierden

esta propiedad, obrando en este caso mecánicamente

sobre las tierras, de un modo análogo al de la sflice;

circunstancia en que se funda el uso del ladrillo molido

como mejoramiento en las tierras fuertes. Z.' La gran

higroscopicidad de que se halla dotada, pues absorbe

el agua hasta la enorme proporcion de 7o por ioo de su

peso, sin dejarla circular por su seno sino con gran di-

ficultad, por cuya razon se dice que esta roca es imper-

meable. De esta propiedad resulta ; que si bien en los

tiempos secos las plantas encuentran cíerta frescura ensu masa, cuando las lluvias son abundantes y conti-

nuadas, las raices se pudren y perecen con facilidad.

3.• La facultad de retener entre sus moléculas, y con-

servar por mucho tiempo los gases nitrogenados de los

abonos animales, resultando de ello que generalmente

se consumen estos muy lentamente, tardando más enfertilizar las tierras.

Por otra parte, las arcillas, aunque insolubles en el

agua, pueden ser arrastradas 6 llevadas en suspension

por este agente, sobre todo cuando sus moléculas son

muy ténues, dándonos esto razon de lo turbias que se

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S8 GHOLOGfA AGRÍCOLA

presentan en general las corrientes cuando circulan so-

bre terrenos de esta naturaleza. Su presencia, por lo

comun, y sobre todo cuando no se halla en exceso, suele

ser ventajosa para las tierras, gracias á las propiedadesque acabamos de indicar. El limo que las corrientes de

las aguas y las inundaciones depositan en los bordes

de los rios y arroyos 6 en su desembocadura, consta en

su mayor parte de arcilla en estado de grande ate-nuacion, y sabida es la fertilidad que lleva en sí.

Cuando la arcilla, y en especial la plástica, que es la

que en más alto grado posee la facultad de retener el

agua y de apelmazarse, se encuentra en proporcíon de

So por ioo, la iierra recibe el nombre de arcillosa, fuer-te, crasa, fria y húmeda.

Bajo el nombre de cal se comprende un compuestodel metal calcio y de oxfgeno, sustancia que jamas seencuentra en la naturaleza en estado puro, pero que

combinada con los ácidos carbóníco, sulfúrico, nítríco,silfcico y fosfórico, es muy comun, dando orígen á una

porcion de piedras más b ménos fitiles para la tierravegetal.

La primera de estas combinaciones constituye loscarbonatos de cal ó piedras calizas que se hallan en la

tierra, ora disueltas en el agua , cuando contienen un

exceso de áeido, ora en forma de polvo, 6 en fragmen-

tos de diferentes tamaños. En estado de disolucion es

más comun el bicarbonato de cal en las aguaĉ que enlas tierras, y conviene mucho reconocer su presencia

por las malas cualidades que les comunica, siendo per-

judiciales para el hombre y para las plantas. Tres son

los medios de que podemos servirnos para ello, y son:

i.° Dejar las aguas expuestás durante algun tiempo al

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NATURALEZA, ETC. DE LA TIERRA VEGETAL 5C^

aire libre 6 hacerlas hervir; en ambos casos dejan un

poso de carbonato de cal, que se reconoce por la

efervescencia viva que hace al echarle unas gotas de

vinagre concentrado. 2.° Tratarlas por el oxalato de

amoniaco, que las enturbia de un modo muy notable.

3.° Añadir á la disolucion unas gotas de amoniaco, el

cual absorbe todo el ácido carbónico excedente, mien-

tras el carbonato ya insoluble, se deposita en forma de

pequeños cristales que se fijan en las paredes de lavasij a .

En las tierras vegetales la piedra caliza se encuentra

por el contrario en fragmentos 6 en estado de polvo,

resultado de la accion mecánica de los agentes exte-

riores, comunicándoles á beneficio de sus propiedades,

caractéres preciosos, pues goza de la consistencia de la

arcilla y de la permeabilidad de las arenas, sin poseer

estas cualidades en tan alto grado, Así es que la cal

constituye uno de los más excelentes mejoramientos,

comunicando á las tierras arenosas la consistencia que

necesitan, y dando soltura á las arcillosas, cuya im-

permeabilidad corrige en parte:

La cal viva obra en la tierra de tres modos: i.° Es-

tableciendo una separacion entre el agua, la sílice y la

caliza. 2.° Librando á las plantas de un suelo dema-

siado húmedo y pantanoso. Y 3.° Matando los insectos

dañinos en virtud de su caústicidad. Todas estas pro-

piedades hacen que la cal sea un excelente mejora-

miento de las tierras,

Segun Liebig, la cal b el bxido de calcio, al com-binarse en estado de disolucion con la arcilla, la hace

soluble, poniendo en libertad la mayor parte de los ál-

calis que contiene.

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ÓO GSOLOGlA AGRiCOLA

Los terrenos en cuya composicion entra una canti-

dad algo notable de caliza, son excelentes, segun Gas-

parin, para el trigo, siendo su accion tan visible, que

basta añadirla en pequeñas proporciones para obtener

co^has abundantes. Se entiende que las demas con-

diciones que contribuyen al desarrollo de esta plantahan de ayudar. Sin embargo, cuaudo el carbonato de

cal se encuentra puro, sin mezcla de otras sustancías,constituye una tierra vegetal estéril, confirmando el

principio de que todo suelo formado de un solo ele-

mento es perjudicial para las plantas. Cuando su pro-

porcion llega 6 excede de un So por ioo, las tierras seIlaman calizas.

La magnesia es el bxido del metal magnesio, resul-

tado de su combinacion con el oxígeno, sustancia muy

análoga é la cal; y que como ésta tiene notoria a5nidad

por todos los ácidos, razon que explica su escasez en es-

tado puro, si bien combinada, en especial con los ácidos

carbónico, sulfúrico y fosfórico, es muy abundante. La

sal más comun de esta base en Ias tierras vegetales es el

carbonato, muy análogo en todos conceptos á las pie-

dras calizas, haciendo como ellas efervescencia en losácidos aunque lenta, y reduciéndose á bxido por la ele-vacion de la temperatura. Dicha saI procede de la des-

composicion de las dolomias, de las serpentinas y de la

mayor parte de las rocas básicas, y se encuentra en

notahle proporcion en muchas tierras vegetales. Esuna sustancia blanca, inodora, insípida, insoluble en el

agua, soluble con efervescencia en los ácidos, más b

ménos compa^cta, que absorbe con facilidad los gases

atmosféricos y el agua, aunque no los retiene mucho.

Esta piedra se resquebraja y cuartea como la creta,

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NATURALE2A, ETC. DE LA TIERRA YEGETAL ÓI

bajo la influencia de los cambios bruscos de tempera-

tura, conservando por bast^nte tiempo el calor de los

rayos solares.

Por lo visto, las tierras en que abunda la magnesia

-son muy anralogas á las calizas, pudiéndose reemplazar

estas dos sustancias recíprocamente, si bien la mayor

afinidad de aquella por el agua, proporciona una tierra

vegetal más suelta, fresca y de mejores cualidades pa-

ra determinadas plantas.

En España las tierras magnésica.s son muy abun-

dantes, particularmente en el territorio de la Alcarria,

cuya lozanfa en la vegetacion y exquisito gusto de los

frutos es notoria.

A pesar de las buenas condiciones que esta sustancia

comunica á las tierras cuando se halla en proporcion

conveniente en el suelo, si su cantidad es excesiva, las

imprime el sello de esterilidad.

En cuanto al fosfato de magnesia, que acompaña

muy á menudo al de cal, ejerce como éste una influen-

cia benéfica en el desarrollo de casi todas las plantas,

y en especial en la germinacion de los cereales , cuyas

semillas suelen presentar dichas sales en proporcionesnotables.

El hierro y el manganeso entran igualmente á for-

mar pazte de la tierra vegetal generalmente en estado

de óxidos, si bien aquel es mucho más abundante queéste. Los óxidos de hierro comunican á las tierras una

coloracion diferente segun la cantidad de oxígeno y la

presencia b ausencia del agua en dichas combinaciones;

cuando es el peróxido anhidro el color del suelo es rojo,

y por el contrario, amarillo si es hidratado.

Otras veces este metal se presenta combinado con

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Ó1 GEOLOGÍA AGRlCOLA

diversos ácidos, siendo e! más comun el carbonato quese encuentra en las tierras'y en las aguas que circulan

por la superficie. Tambien se combina con algunos áci-

dos orgánicos, y principalmente, seguñ opina Phillips,con el úlmico que se encuentra en el mantillo, en cuyo

caso, esta sustancia no es perjudicial al cultivo como

algunos habian creido.La presencia de austancias ferruginosas en las tierras,

se reconoce fácilmente, porque su disolucion en los áci-dos se ennegrece con sblo echarle unas gotas del coci-

miento de cortezas de encina ó de cualquiera otra ma-

teria astringente. Estos elementos, cuando no se hallan

en exceso, ejercen una influencia saludable en la vege-tacion, debida indudablemente á la coloracion que co-

munican á las tierras, aumentando la propiedad de

absorber la luz y el calor, á la facultad de absorber yretener las sustancias volátiles, y por último, á la es-

pecie de estímulo que producen en los tejidos de las

plantas.

Algunos creen, y con fundamento, que el hierro for-

ma parte de }a composicion química de la clorofila que

es, segun se sabe, la materia colorante que se hallaesparcida con profusion en todos los vegetales , y

quá da á las hojas su color habitual; pero lo que está

fuera de toda duda es, que cuando la planta no asimi-

la el hierro, deja de producirse al momento la clorofila,y como la presencia de esta sustancia es indispensable

para la vida de las plantas, el hierro desempeña un pa-pel importante como principio nutcitivo. Muchas ob-

servaciones demuestran con efecto, que cuando un ve-

getal cesa de producir clorofila, disminuye la fúerza de

vegetacion y aparece la clorosis, y cuando ésta adquie-

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IIATURALEZA, ETC. DE LA TIERRA VEGETAL 63

re alguna intensidad, la planta acaba por perecer. Es

cierto que continGa creciendo durante algun tiempodespues que ha desaparecido el hierro, hasta que ha

agotado toda su provision de principios elaborados; mas

entonces cesa la vegetacion. La funcion de este metal

no se refiere tan solo á la trasformacion de sustancias ya

existentes; las hojas producidas en semejantes circuns-tancias no tienen la menor traza de color verde, siendo

por lo tanto incapaces de asimilar: así el hierro debe

ser considerado como un anillo necesario á la vida ve-getal, y aunque su proporcion sea pequeña, es tan im-

portante su mision, que Sachs lo considera como uno

de los pilares principales sobre el que descansa el edí-

ficio de las plantas de clorofila. Las pruebas de la im-

portancia del hierro en la vegetacion son tan numero-

sas como completas, y segun el autor que acabo de citar

son las siguientes: i.` Las plantas cloróticas reverdecen

en algunos dias cuando absorben sales de hierro por

las raices. z.` Una porcion cualquiera de la hoja clorb-

tica lavada exteriormente con una disolucion de sal de

hierro, verdea rápidamente. 3." Las ínvestigaciones

microscbpicas de Geis han demostrado en este Gltimo

caso que el protoplasma incoloro é informe se trasfor-

ma en clorofila. q..• 5e puede producir la clorosis ha-

ciendo vegetar semillas en soluciones exentas de hierro;

se empieza á manifestar despues del agotamiento com-

pleto de la provision de los principios c;laborados; las

primeras hojas serán verdes, porque hay hierro en el

grano; pero. cuando este falta, las hojas tomarán: prime-

ro, un color verde claro, y por último, llegarán á ser to-

talmente blancas. 5.' Semejante planta podrá vivir algu-

nos dias, pero no tarda mucho en sucumbir por faltar-

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G¢ GEOLOGÍA AGRICOLA

!e los órganos asimilantes, 6.• Si la clorosis artificial no

ha ocasionado una desorqanizacion de las hojas, sepuede ĉurar la planta hacíendo. absorber sales de hier-

ro por las raíces b por las hojas mísmas. ^.• El manga-neso, que tanta analogfa tiene con e2 hierro, no produ-

ce los mismos resultados, lo ĉual significa que no pue-den reemplazarse estos dos metales.

Para observar todo lo que acabamos de deeir, se pue-de hacer el siguiente experimento;

Se prepara una disolucion de fosfatos de caI y de

magnesia, de sales de potasa y de amoníaco; se eligencon cuidado estas sales, de modo que no contengan ni

un solo átomo de hierro; se divide esta solucion en dos

partes y se coloca en dos vasos; al primero no se leagrega hierro, y al segundo se le añaden algunas gotas

de sulfato ferroso ó de cloruro férrico.

En el primer vaso se siembran algunos granos decualquier simiente; á los pocos dias las hojas empiezan

á tomar color claro, y retirando de este primer vaso una

planta y colocándola en el segundo, no se tarda en ob-

servar que adquiere el color correspondiente á una

buena vegetacion, desarrollándose eon lozanía, ai paso

quc las que quedan en la primera vasija llegan con eltiempo á perecer.

Si antes que las hojas se hayan desorganiza,do se saca

una planta clorótica del primer vaso y se la toca porla.s hojas con una disolucion de sal de hieno, se ve

igualmente el reverdecimiento, y examinando sucesiva-

mente las hojas cloróticas y las que han reverdecido,

se nota la trasformacion del protoplasma incoloro en

clorofila, segun hemos dicho anteriormente.

I,,as tierras de labor contienen siempre hierro; asf es

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NATURALEZA, ETC. DE LA TIERRA VEGETAL Ó5

que la clorosis no se observa más que en casos rnuy ra-

ros, y entonces la enfermedad desaparec8 tan , pronto

como se añaden al suelo pequeñas cantidades de sales

de llierro. ^ g

De lo que llevamos expuesto se dednce: i.° Que los

elementos que se consideran como principios nutritivos

para la formacion de la materia orgánica, son el oxíge-

no, el hidrógeno, el carbono, ^1 ázoe y el azufre. a° Que

los elementos que formando parte de las cenizas, son

igualmente indispensables para la vida vegetal, son los

ácidos fosfórico, sulfúrico y silícico, y las bases potasa,

sosa, cal, magnesia y el hierro. 3.° Que el ácido silíci-

co, segun los estudios de los ñsiólogos modernos, for-

ma parte de todas las plantas, y no es un principio nu-

tritivo como la potasa, cal, ácido fosfórico, etc., sino

una materia elaborada, análoga á la celulosa, al almi-

don, etc., es decir, que no obra por sus propiedades

puramente físicas. ^..° Que el hierro goza de una gran

importancia en lavida de las plantas; ya que forma parte

de la clorofila y que, á pesar de ser tan corta la canti-

dad que asimilan los vegetales, la experiencia nos dice

que sin él es imposible la vida vegetal; las plantas sitl

hierro se vuelven cloróticas y padecen la misma enfer-

medad que la especie humana y los animales. Otro de

los elementos más indispensables para la vida de los

vegetales es el nitrógeno, el cual procede unas veces de

la atmósfera disuelto por el agua de lluvía, como demos-

traron Saussure y Jorge Ville, y arrastrado en mayor

cantidad por la nieve, y otras en mayor copia, como

resultado de la descomposicion de restos oĉgánicos,

principalmente del reino animal. Tambien figuran en

las tierras los fosfatos que resultan de la alteracion de

5

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66 GBOLOGÍA AGRÍCOLA

todas las rocas fosilf feras y de los abonos, y los nitratos,

los cuales proceden de la accion del ácido nítrico sobre

los carbonatos de diversas bases ; otras veces resultan

de la oxidacion directa del nitrbgeno atmosférico, me-

diante corríentes eIéctricas, segun lo confirma el expe-

riménto de Cavendish perfeccionado por Fremy, Be-

querel, ó por la accion directa del oxígeno sobre el ni-

trbgena atmosférico.

Hasta aquí hemos indicado Ios elementos inorgáni-

cos que entran en la composicion de las tierras, pero

éstas contienen tambisn materiales orgánicos que con-viene conocer, procedentes de la descomposicion de

las plantas y de Ios animales. Este elemento orgánica

de la tierra, se llama en castellano mantillo,' dímínutí-

vo de manto, por ocupar en general la superficie y cu-

brir á los demas componentes de la tierra, á la que de-

signaban tambien con el nombre de hrtimus los latinos,

como dando quizás á entender que en esta parte se ha-

]laba, por decirlo así, concentrada su verdadera ferti-

lidad. El orígen del mantillo hay que buscarle unas

veces en la descomposicion orgánica en el lugar mismo

donde las plantas y anímales vívíeron y perecieron,en cuyo caso llámase propio b local; otras veces es de

trasporte, por haber sido conducido por las corrien-

tes desde puntos más ó ménos lejanos, como acontece,

por ejemplo, en las ínundaciones, y se observa tam-

bien en muchas comarcas, donde el mantillo casi po-

dria decirse que data de la época en que se formó el

actual suelo por las aguas diluviales: en todos estos

casos llámase eI mantillo de trasportes b de acarreo.

Por Gltimo, en la inmensa mayoña de los casos, la

orgánico de la tierra se halla representado por los

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NATURALEZA, ETC. DE LA TIERRA VEGETAL 6^

abonos naturales ó artificiales que el hombre deposi-

ta en ella para subvenir á todas las necesidades de las

plantas .

En algunas regiones afortunadas la cantidad y áun

la. calidad del mantillo que llevaron las aguas diluvia-

les fub tal, que, á pesar de los siglos trascurridos, no

ha tenido el hombre necesidad de añadir abonos orgá-

nicos para obtener pingties cosechas, como sucede en

la mayor parte de las grandes cuencas donde la forma-

cion llamada lchmn ó loess, y en castellano cieno dilu-

vial, se halla muy desarrollada, como se nota en la

meseta del Decan en la India, en la tierra negra ó tzor-

noizen de Rusia, en las inmensas sábanas y pampas de

Buenos-Aires, ocupadas por el légamo rojo pampero,en el Rhin y en otros muchos puntos.

En la desembocadura de los grandes rios, y en espe-

cial en la de aquellos que, como el Nila, se hallan suje-

tos á inundaciones periódicas, la adicion anual de una

capa de mantillo trasportado desde grandes distar.cias,

hace tambien de todo punto innecesaria la adicion de

abonos orgánicos para que la tierra conserve su admi-

rable fertilídad, la cual estriba, no tan sólo en la parte

orgánica, sino tambien y muy especialmente en la va-

riedad de materias minerales que las aguas arrastran de

todos los puntos de la cuenca que las aguas bañan y

recorren. Precisamente en estas dos circunstancias se

funda el preferente lugar en que Boubé coloca á las

tierras bajas que periódicamente se inundan, que con

sobrada razon considera como las más feraces por ex-

celencia.

El grado de alteracion, y hasta de verdadera des-composicion química del mantillo, depende de muchas

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C)H GEQLOGfA AGRÍCOLA

y variadas circunstancias, influyendo muy directamente

en la mayor 6 menor fertilidad de las tierras. EI manti-

llo local suele ofrecer el aspecto de escasa, y á veces has-

ta nula alteracion, representado por restos de plantas

que vivieron en el campo mísmo y de animales que pe-

recieron en él; el de acarreo se presenta, por el contra-

rio, tanto más descompuesto y variado, cuanto más

largo es el trayecto recorrido; en cuanto al que en for-

ma de abonos naturales 6 artificiales lleva el hombre al

campo, sus cualidades variarán á tenor de circunstan-

cias muy diversas. Asunto es este de la mayor trascen-

dencia y que debe preocupar al propietario, pues nodebe serle indiferente el obtener abundantes 8 pobres

frutos de sus afanes y dispendios, para lo cual no esta-

ria demas que mirara la cuestion con ojos de verdadera

inteligencia, organizando algun laboratorio que sirvie-

ra de piedra de toque para quilatar la calidad y canti-

dad de las materias verdaderamente Gtiles que los abo-

nos contienen. Falto de este dato, el agricultor es consobrada frecuencia vfctima de engaños ó fraudes que

lastiman profundamente sus intereses , como parece

haber ocurrido en la ribera del Júcar en las últimas co-

sechas de arroz, por efecto sin duda de las malas con-

diciones deI guano de muy diversas procedencias con

que aquellos propietarios preparan las tierras para tanpingiie y rica produccion.

El mantillo procedente de la descomposicion de

plantas ricas en tanino, es ácido como éste, pudiendo

citar, entre otros, el llamado tierra de brezo, el cual

conviene principalmente á plantas de estufa, debiendo

á veces contrarestar ó por lo ménos atenuar su accion,

me^cl^ndojo çor} c^l viva^ que obra çomq óxido neutra-

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NATURALEZA, ETC. DE LA TTERRA VEGETAL 6g

lizando su acidez. Pero cuando las plantas que sumi-

nistran el mantillo no contienen sino pequeñas dbsis

de tanino, y este es el caso más general, aquel es neu-

tro, dulce ó suave, no goza de las propiedades ácidas

índicadas antes, y es útil á la mayor parte de las plan-

tas. El mantillo, resultado de la alteracion de las que

producen la turba en lugares bajos, pantanosos, ó en

el nivel de las nieves perpétuas, goza de propiedades y

caractéres particulares, por cuya razon se llama turbo-so; por regla general, no conviene á muchos vege-tales.

El mantillo, sobre contener el amoniaco, el ácido

carbónico y el nitrógeno, que contribuyen al desarrollo

vegetal, obra física y químicamente sobre sus diferen-

tes elementos componentes, determinando acciones por

demas ventajosas para las plantas. Física ó mecánica-mente contribuye a esponjar y dividir el suelo, ha-

ciéndole más accesible al calor, á los agentes de la at-

mósfera y á la humedad que conserva entre sus mo-

léculas.

Por su múltiple modo de obrar quimico, produce en

primer término calor, como resultado de las reacciones

que en su seno se verifican, aumentando el que se ab-

sorbe en mayor cantidad por las tintas oscuras y hasta

completamente negras gue en él dominan: en segundo

lugar, por la accion del oxígeno de la atmósfera, veri-

fícase iina especie de combustion lenta de la materia

vegetal, que da por resultado la formacion de la úlmi-

ca, ácido úlmico ó húmico y la geina, sustancia ne-

gruzca muy parecida al azabache, en la cual residen

las principales virtudes del mantillo, por cuanto goza

de una gran tendencia á combinarse con las sustancias

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GSOLOGfA AGRÍCOLA

amoniacales, y en especial con el amoniaco del carbo-

nato, desalojando el6cido carbónico que queda en Ii-

bertad, cuya mision principal es hacer solubles las sus-

tancias minerales de la tierra 6 de los abonos mismos,

sin cuya condicion no podrian penetrar en el orga-

nismo.Todas las plantas no necesitan igual cantidad de

mantillo; asf, por ejemplo, el centeno y la avena pros-

peran en un suelo que contenga r 6 i,ó por ioo de

materias orgánicas; las buenas tierras trigueras deben

llevar desde 4 ó S hasta 8 por ioo. Tambien varía la ac-

cion de los elementos orgánicos del suelo á tenor de su

composicion mineral, pues, por ejemplo, los calizos

consumen más por la manera enérgíca de obrar del áci-

do carbónico y de la cal viva; al paso que el predominio

de la arcilla hace que sea más lenta y duradera la in-fluencia orgánica.

Las tierras que llevan una gran proporcion de man-

tillo reciben el nombre de humfferas; en los deltas b al-

faques, sobre todo si se cria turba, llega aquella hasta

el qo por roo, y se llaman turbosas; en la formacion del

lehm 6 eieno diluvial suele á veces alcanzar hasta el zo

ó a5 por ioo; pero por lo comun la cantidad de mate-

rias orgánicas que lleva el suelo arable es mucho máspequeí^a.

Resulta, pues, que las plantas encuentran 6 deben

hallar en la composicion orgánica y mineral del suelo,

todas aquellas sustancias que en estado de disolucion

penetran por las rafces en el organismo, y que cuando

esta circunstancia no se verifica, la tierra se esteriliza.-

Concurren tambien al desarrollo de los vegetales el agua

y la atmósfera, suministrando materias asimilables, y

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NATURALEZA, ETC. DE LA TIERRA VEGETAL ^1

sirviendo de vehículo para facilitar su penetracion en

el tejido vegetal: en cuanto á la luz y al calórico, son

poderosos agentes del desarrollo de las plantas, contri-

buyendo á la respiracion, circulacion y asimilacion de

sus alimentos.Aira atmosférico.-Aunque en rigor pudiera decirse

que el aire atmosférico no forma parte de la tierra ve-

getal, sin embargo, la presencia de este agente entre las

moléculas del suelo es tan importante, que no pode-mos prescindir de indicar algo acerca de su constante

permanencia en la tierra y su modo de obrar.

Sabido es que el aire consta 6 es una mezcla de oxí-

geno, nitróger.o y ácido carbónico en las proporciones

próximamente de 2I partes del primero, ^g del segun-

do y¢ diez milésimas del tercero; pues bien, segun

resulta de experimentos hechos por Iioussingault, la

composicion del aire que está como encerrado en la

tierra, á pesar de la fácil comunicacion con el exteríor

es distinta, sobre todo en la proporcion de ácido car-

bónico, que llega á seI• 2z G 23 veces mayor en una tier-

ra no abonada en un año, pudiendo encontrarse en la

relacion de 245 á I o cuando el abono es reciente.

Excusado es decir que el aire interpuesto en el suelo

actúa sobre la vegetacion, tanto por el ácído carbónico

como por el oxígeno. A1 tratar del mantillo hemos vis-

to cuál es el modo de obrar del ácido carbónico así en

la germinacion como en otras funciones que concurren

al desarrollo de las plantas; en cuanto al oxígeno baste

decir que tambien es indispensable para que estas ger-

minen, como lo demuestra claramente los experimentos

hechos en el nitrógeno, ácido carUónico ó hidrógeno,

con exclusion de oxígeno, en cuya circtinstancia la se-

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^2 G80LOGÍA AGRiCQLA

milla, por favorables que sean Ias condiciones de hume-

dad y temperatura de que se halla rodeada, no se des-arrolla.

Durante la germinacion las semitlas absorben cierta

cantidad de oxígeno que es reemplazada por un vo1G-men de ácido carbbnieo proporcionado al tamaño de la

semilla, variando tambien segun las especies. Termina-

da la germinacion no por esto deja de ser indispensableel oxígeno para la vida de la plánta, como lo justifica

colocando las raices en una atmósfera de ázoe, de hi-drógeno b de ácido carbbnico, en cuyo caso el vegetal

perece, aunque el tallo y las hojas estén en contacto conel aire ambiente.

Justifica la necesidad de cierta proporcion de oxfgeno

en la tierra, el hecho sobrado conocido de no poder^ prosperar las plantas de raices largas y muy divididas,

sino en tierras sueltas en las que el aire circula fácil-

mente; tambien confirma esto mismo la especíe de asfi-

xia que ataca á los vegetales, cuando accideutalmente

se encuentran sus raices sumergidas durante cierto

tiempo; Ia vida se sostiene más, si las aguas son cor-rientes, ó se renuevan ĉon facilidad por la parte de aireque entonces contienen.

Agua.--Este cuerpo es tan necesario para la vida de

las plantas como el aire, por cuya raZOn conviepe que

discurramos, siquiera sea brevemente, acerca de la fun-

cion que desempeña en la tierra. La importancia de1

agua es tal, que se ha calculado que las tierras en las

cuales no llega á un ro por ioo de su peso, son estéri-

les; la proporcion de este cuerpo varía segun una mu1=

titud de circunstancias, dependiendo muy particular-

mente del estado higrométrico de la atmósfera , de Ia

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NATURALEZA, ETC. DE LA TIBRRA VEGETAL 73

conaposicion de la tierra, y de la permeabilidad ó im-

permeabilidad del subsuelo, desde el cual sube á favor

de la capilaridad. Las raicillas de las plantas, la toman

por el fenómeno llamado endósmosis; circula despues

por el tejido vegetal, constituyendo la mayor parte de

la sávia ascendente y del cambium; una parte de ella se

fija en las células y tejidos; gor último, de ella prace-

den el hidrógeno y el oxígeno que el análisis revela en

las plantas: gran parte de la que penetra en el vegetal

sale de nuevo por la exhalacion. El agua es ademas el

vehículo en que van disueltas las difererĉtes sustancias

que sirven para el desarrollo del vegetal, las cuales se

fijan en el organismo, cuando aquella se evapora. La

cantidad ^de agua que necesitan las plantas, varía segun

su propia naturaleza: unas prefieren los lugares muy se-

cos, otras los terrenos húmedos, y las hay, por último,que necesitan vivir como los peces, en el agua, no por-

que la absorban en cantidad desmedida, sino porque su

organizacion exige que el aire que respiran se halle

disuelto en la masa lít^uida.Las análisis de diferentes sustancias vegetales prac-

ticadas por Boussingault para determinar la cantidad

de oxígeno é hidrbgeno que contienen, le dieron los re-

sultados siguientes: en Ioo partes incluyendo las ceni-

zas obtenidas, á ioo grados,Oxigeno. HidrBgeno.

Trigo ....................... 43,40 5,80

Centeno ..................... q.4,2o 5,60

Avena ...................... 36,qo 6,40Paja de trigo .. . ... .. .... ..... 38,90 ^,30Idem de centeno .............. 40,6o g,óo

Idem de avena .............. 39,00 ó,40

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94 GEOLOGIA AGRÍCOLA

Oxigeao, Hidebecao.

PatBtaE........ ........... ^,^0 s,ó0

Remolacha . . . . . . . . . . . . . . . . . 43+40 5,80Nahos ....................... 4Z^3o S+SoGuisantes .. . . . . . . . . . . . . . . . . . 40,00 6,20Paja deid ................... 35+^ S+^Heno ....................... 37+80 5^^

Segun se desprends del cuadro anterior, Ia propor-

cion de hidrbgeno es más alta que la de S á i que en

peso representa la composicion del agua; de donde pa-

rece deducirse, que parte de este cuerpo entra por

otras vías en el tejido vegetal.

Anzoniaco.-Este importante cuerpo se encuentra en

la tierra en estado de cloruro, de fosfato, sulfato y, so-

bre todo, en el de carbonato, procedentes en su mayor

parte de las reacciones qufmicas que se verifican entre

los principios nitrogenados del mantilla, y tambien del

que suministran las agúas de lluvia y de las corrientes.

Aquella siempre lo contiene combinado con el ácido

carbóníco, en proporciones muy variables, habiéndose

observado que es más abundante en el principío que en

el fin de un gran chubasco despues de una gran sequía

y tambien en las cercanfas de los poblados: lejos de

éstos, en eI campo puede estimarse, en general, en me-

dio milígramo por litra de agua, La nieve contiene más

amoniaco que el agua de lluvia, habiendo encontrado

Boussingault hasta ^ milfgramos por litro en la nieve

que cayb en París en Marzo del g3, llegando á veces

hasta la enorme proporcion de io milígramos, círcuns=

tancia que confirma la idea que se tiene de que la nieve

abona los campoe.

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NATIIRALEZA, ETC. DE LA TIERRA VEGETAL ^5

Las aguas de fuenteĉy rios tambien contienen esta

sustancia en proporcion variable, pudiendo ^ calcularse,

por término medio, en iq milígramos por hectblitro.

El amoniaco, ora se forme naturalmente en el ter-

reno, bien penetre en él por cualquier otro medio, se

separa casi siempre en tres porciones; la primera es ab-

sorbida por las raíces y circula por los tejidos á los

cuales proporciona el nitrógeno ó ázce, que tan^indis-pensable es para su existencia, demostrado como está

por Boussingault, que el de la atmósfera es un cuerpoinerte para las plantas. Otra porcion vuelve á la atmós-

fera, de donde lo hace descender de nuevo 1a lluvia en

disolucion con el agua; el resto, al parecer, se combina

con algunas de las sustancias minerales de la tierra, yespecialmente con la arcilla, en cuyo seno forma el

amoniaco una especie de reserva, por virtud de reac-

ciones químicas que allí se verifican, dejándolo libre.

El célebre químico que acabamos de citar ha deter-

minado, por medio de repetidas análisis, la cantidad de

nitrógeno que contienen ciertas plantas segun indica el

siguiente cuadro, justificando la importancia del amo-

niaco y su presencia en la tierra vegetal.

Sometidas las diferentes partes, 6 sea el grano, la pa-

ja, los tubérculos y raíces, aba jo indicadas, á la tempe-

ratura de i io grados, y analizando tambien las cenizas,

resultan las cantidades de nitrógeno siguientes:

Trigo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2,30Centeno ....................... z,qoAvena ......................... 2,20Paja de trigo .. .. . ..... . .. .. ... . 0,40Idem centeno . ........ .. . .... . . 0,30Idem avena .:...... ........... o,q.o

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^Ó GEOLOG4A AGRiCOLA

Patatas ........................ i,5oRemolacha . .................. i,qoNabos ......................... i,^oGuisantes .. ................... 4,20Paja ds guisántes ... .... ... ..... z,3oHeno ......... ............... Z,io

De este cuadro se desprende, que la proporcion de

nitrógeno varfa de una especie á otra, y en las diferen-

tes partes de un mismo vegetal. El grano de los cerea-

les contiene mucho más que la paja; las legumbres más

que el trigo, y las flnres y hojas de las plantas forrage-

ras más que el tallo; habiéndose observado tambien

que dismínuye la proporcion de esta sustancia en la

totalidad de una planta cuanto más adelantado se halla

su desarrollo; circunstancías todas muy dignas de te-

nerse en cuenta, por cuanto precisamente los principios

nitrogenados son los que más eficazmente contribuyen

á la alimentacion del hombre y de los animales, de cuyo

organismo forman parte muy principal.

No bastando, sin embargo, el conocimiento de la com-

posicion mineral y orgánica de la tierra para formar

cabal concepto de su diferente fertilidad, se hace de

todo gunto indispensable completarlo con el dado refe-

rente á su diferente espesor, que es de la mayor impor-

tancia.

El desarrollo de las plantas parece con efecto hallar-

se relacionado con la diferente extension que segun las

especies llegan á adquirir las raíces, lo cual como es

fácil eomprender, depende muchas veces de la varia-

da miga de la tierra, de donde se desprende la ímpor-

tancia que en agricultura tiene este dato, pues no es

raro el caso en que el hombre pueda mejorar la tierra

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NATURALEZA^ ETC. DE LA TIERRA VEGETAL 7ry

en este concepto. Confirma lo que acabamos de indi-

car la diferente distribucion que suele observarse en

las capas que representan la estructura de los tallos

dicotiledones, en los cuales se advierte que el mayor

desarrollo en la madera vieja, en la albura ó en el liber,

corresponde á aquella parte del vegetal por donde las

raices se extendieron más. Tambien confirma la im-

portancia de este dato el diferente aspecto que una

misma planta ofrece, segun que la tierra ofrezca mucha

ó poca miga, mucho b poco fondo, pues mientras en

el primer caso se la ve lozana y vigorosa, en el segun-

do se cria pobre ó raquítica y ha^ta suele no llegar á

su completo desarrollo ó perecer, sin que pueda atri-

buirse á otra circunstancia más que á la diferente pro-

fundidad de la tierra. Esta ha de variar segun la natu-

raleza de la planta; pudiendo decir que, por lo comun,

de r5 á zo centímetros basta para los cereales, y de goá 4o para las demas plantas.

Los árboles necesitan un suelo más ó ménos profun-

do segun las especies, en razon á que cada una ofrece

distinta disposicion en sus rafces. En los vegetales di-

cotiledóneos por regla general la raíz se compone de

un eje central que equivale al tallo en la parte aérea, y

de algunas ramificaciones que corresponden á los ra-

mos del tranco; ahora bien, si el eje de la raíz se ex-

tiende mucho verticalmente, necesitará un gran fondoen la tierra; mientras que si, por el contrario, son las

ramas laterales las dominantes, lo que convendrá es

que estas puedan extenderse horizontalmente, más bien

que en sentido vertica.l.

Para dar una idea de la aplicacion de estos datos alcultivo de los árboles, puede decirse en tésis general,

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78 csotocfe ecafco^.e

que entre los dieotiledóneos tienen eI eje de las raices

más desarrollado que laa ramas, exigiendo por consi-

guiente mayor profundidad en el suelo, los álamos, los

sáuces, los plátanos, fresnos, los nogales, los alisos y las

encinas; mientras, por el contrario, ofrecen más ramiS-

cacion en las ratces, necesitando ménos fondo en ls. tíer-

ra, el algarrobo y el olivo, los pinos, abetos, los alerces,

abedules ó álamos blancas, las hayas y la mayor parte de

las plantas monocotiledóneas, tales como las palmeras.

Tambien puede decirse en tésis general, que para los

árboles frutales se neéesita prbximamente un fondo de

tres piés.

Atgunos autores, y entre ellos Duhamel, han ttatada

de determinar el mínimum de espesor de tierra vegetal

que necesitan díferentes árboles; pero este dato es sus-

ceptible de muchas a[teraciones, hijas de las circuns-

tancias locales que en diversos puntos concurren, tales

como la humedád del suelo, su pendíente, la natura-

leza del subsuelo, etc., etc.

El fondo que alcanza una tierra no sólo interesa di-

rectamente á[a nutricion de las plantas, sino que pue-

de tambien influir en su diferente prosperidad, por la

mayor independencia que puede determinar entre el

suelo y el subsuelo, aunque á decir vexdad no siempre

es ventajoso el mucho desarrollo de la tierra en este

concepto, como lo prueba, por ejemplo, un suelo muy

arcilloso descansando sobre subsuelo permeable, pues

en este caso no puede la capa inferior corregir las ma-

las cualidades de la impermeabilidad del suelo; al paso

que una tierra suelta y muy permeable, será ménos es-

téri[ cuanto mayor sea su profundidad, sobre todo si el

subsuelo es tambiea permeable.

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NATURALEZA, ETC. DE LA TIERRA VEGETAL 79

^,grónomos distinguidos opinan, que en la valuacion

de la tierra el conocimiento da su profundidad debia

ser el dato que siguiera en importancia al de sus partes

constitutivas. El célebre Thaer suponia, que un fondode 6 pulgadas debia considerarse como el de una tierra

medianamente buena, y tomando este dato como punto

de partida, estimaba en 8 por ioo el aumento del valor

del terreno por cada pulgada de aumento hasta alcan-

zar las i z pulgadas, más allá de las cuales la estimacion

se hacia tan sólo en razon de 5 por ioo; si la profundi-

dad disminuye á partir de 6 pulgadas, el demérito de la

tierra se somete tambien al 8 por ioo por cada pulga-

da. Mr, de Gasparin admite en su curso de agricultura

una apreciacion algun tanto distinta, pues establece que

desde o, ^ c 6 á o, mz7, el valor de la tíerra crece 3 por I o0

por centímetro, y de z por ioo solamente de o, ma7 á

o, mso; si baja de o, m i6, por cada centímetro de dismi-

nucion, deberebajarse un 8 por ioo.

En mi concepto estos ensayos sólo acreditan la im-

portancia que realmente tiene el conocimiento del es-

pesor de la tierra; por lo demas, sobre ser no poco ar-

bitrarios estos cálculos, concurren demasiadas circuns-

tancias en la estimacion de las tierras, para que se dé á

estos principios ó leyes sobrada importancia.

^tra circunstancia puede hacer variar la fertilidad de

una tierra en igualdad de composicion y estructura, á

saber: la pendíente del terreno, 2a cual si es moderada,

favorece la circulacion de las aguas de lluvia, impidien-

do que sean absorbidas prontamente por el suelo, cir-

cunstancia que no deja de ser ventajosa si el subsuelo

es impermeable, la tierra muy higroscópica y el clima

lluvioso, dísminuyendó estas desfavorables circunstan-

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So G$OLOGfA AGRiCOLA

cias la pendiente. Por el contrario, si las tierras son li-

geras, muy permeables y secas, la inclinacion de la su-

perfscic aumenta considerablemente sus malas condi-

cíones. L^e estos antecedentes se deduce la necesidad de

varias la direccion de los surcos que abre el arado en

tierras pendientes, segun sea su naturaleza, pues mien-

tras en las arcillosas, fuertes é impermeables conviene

que sean paralelos á Ia pendiente misma para facilitar

la circulacion del agua, en suelos arenosos y secos la

direccion de los surcos deberá ser trasversal para quelas aguas se detengan.

En otro concepto puede ser tambien favorable la in-

clinacion de las tierras, y es cuando teniendo éstas po-

co fondo se hallan sobre un subsuelo impermeable, pues

en este éaso evitan que se forme entre una y otra, una

capa de agua que es muy perjudicial, sobre todo en el

invierno, impidiendo tambien que aquelIa llegue á la

superficie y produzca mayores males. Por esta razon se

observa que muchos árboles frutales, y en general las

plantas que tienen un suelo h6medo, se encuentran bien

en las faldas de las colinas ó montañas. Por otra parte,

si el terreno inclinado tiene buena exposicion, es decir,

á levante ó mediodía, xecibe ménos oblícuamente losrayos del sol, y con ellos mayor cantidad de luz y de

calor, circunstancías todas muy ventajosas para deter-

minadas plantas, y en especial para la vid, que da me-

jores productos.

Si la pendiente del terre'no es excesiva, ofrece los más

graves inconvenientes, empezando por faciiitar eI des-

censo de la tierra desde las partes altas, teniendo nece-

sidad de levantar márgenes trasversalmente á la direc-

cion de la pendiente para evitar este efecto; dificulta

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NATURALEZA, ETC. DF, LA TIERRA VEGETAL óI

considerablemente el cultivo con el arado por ser pun-

to ménos que imposible á no hacerse al traves y con la

azada, pala ó ligona, porque si á favor de estas labores

se pone la tierra muy suelta, se expone el labrador á

que las aguas la arrastren.^k,n este caso, si las condicio-

nes ĉlimatológicas lo permiten, conviene destinar mu-

chas tierras á prados naturales ó artificiales, á bosques

ó á monte bajo, cuyas raiees entrelazándose dan cierta

estabilidad á la tierra. Si esto no pudiera verificarse

por circunstancias particulares, ó si ímprudentemente

se queman los bosques y roturan los terrenos, no se

tarda mucho tiempo en pagar las consecuencias de este

procedimiento, hijo de la ignorancia y no pocas veces

de la perversidad,. pues arrastrando las aguas de lluvia

la tierra y hasta el subsuelo, quedan completamente

calvas las simas y pendientes de las montañas, caso

muy frecuente, por desgracia entre nosotros, por la

circunstancia arriba indicada, determinando el rápido

y desconsolador empobrecimiento del país.

Veamos ahora cómo funciona ó qué papel desempe-

ña el substtelo ó sea la capa inmediatamente inferior á

la tierra vegetal. En primer lugar, puede considerarse

como una especie de depósito de reserva, sobre todo el

de las tierras locales, del cual, y á favor de labores

profitndas, pueden obtenerse cantidades considerables

de los componentes minerales del suelo que la vege-

tacion consume de una manera incesante ó contínua;

y en segundo lugar, segun su naturaleza y condiciones

de permeabilidad ó impermeabilidad, puede mejorar ó

empeorar las circunstancias que en el suelo concurren.

Así, por ejemplo, si ttna tierra fuera estéril por el pre-

dolrŝ inio del elemento arenoso ó silicio, podria dentro

6

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ó2 GEOLOGÍA AGRÍCOLA

de ciertos límites mejorarse por medio de un subsuelo

arcilloso, y de consiguiente impermeable, porque no

dejando pasar el agua, ésta forma una capa en la su-

per5cie de aquel, desde donde por la capilaridad del

suelo, va subiendo hasta llegar al horizonte, donde se

encuentran Ias raicillas que verifican la absorcion delos alimentos disueltos por aquella. Por el contrarío, si

el suelo descansa sobre un subsuelo arenaso y permea-

ble como él, entonces la esterilidad es completa, por

fa[ta det elemento indispensable, el agua, que filtra

y desaparece rápidamente hasta las profundidades del

suelo geológico.

En condiciones opuestas, el subsuelo puede neutra-

lizar los efectos de una tierra húmeda y apelmazada

por su naturaleza arcíllosa, á la cual conviene sobre-

manera un subsueio arenoso y permeable por razones

que están al alcance de todo el mundo, al paso que un

subsuelo tambien aluminoso, empeorará de una manera

extraordinaria la fertilidad dé aquel por el estancamien-

to del agua.

Todas estas razones determinan lo que hace el agró-

nomo cuando trata de ensayar la tierra vegetal, puesmientras en el suelo inquiere uno por uno todos sus

elementos minerales y orgánicos, cuando llega al sub-

suelo, solo apreci^ por regla general si es permeable ó

no, sobre todo en las tierras independientes; en las au-

tbctonas la cosa varía, segun oportunamente se dirá.

La accion del subsuelo en la vida de las plantas, aun-

que indirecta, puede ser química y física; siendo á ve-

ces muy decisiva. Obra quími ĉamente sobre todo en

las tierras que llamaremos locales 6 autóctonas, resul-

tado inmediato de la destruccion 8 desagregacion me-

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NATURALEZA, ETC. DE LA T[ERRA VEGETAL ó3

cánica y de la descomposicion qufmica 'de las rocas

subyacentes. Con frecuencia, las relacianes entre estas

dos partes de la tierra vegetal son tan íntimas, que el

subsuelo contiene alguno de los elementos constituti-

vos del suelo; lo cual ocurre cuando éste alcanza poco

fondo y se practican labores profundas; en cuyo ca-so, si la parte del subsuelo que se mezcla con la tier-

ra contiene sustancias solubles, ejercerá naturalmente

una notoria influencia química sobre las plantas.

Conociendo la naturaleza de estas dos capas de la

tierra vegetal, el agricultor puede determinar su opor-

tuna mezcla, y á veces hasta la completa inversion, pór

medío del arado ó de una cava profunda, lo cual justi-fica la necesidad de estos conocimientos,

Aparte de estos casos, la influencía química del sub-

suelo la determina la accion de las sustancias solubles

que puede contener, 6 las que adquíeren su solubilidad

por los principios que llevan las aguas subterráneas.

Estas sustancias son el carbonato y sulfato de cal, dife-

rentes sales de potasa y sosa, y el ácido silicico; el car-

bonato de cal del subsuelo y tambien el del suelo, pasa

fácilmente á bicarbonato soluble en presencia del ácido

carbónico que llevan en cantidad notable á veces las

aguas subterráneas, en las cuales, por esta misma cir-cunstancia, existe esta sal en proporcion variable des-de i á a5 centigramos por litro. EI suifato de ca1ó yeso,

se forma con frecuencia en el seno del subsuelo, por vir-

tud de ciertas reacciones químicas, como se observa,

por ejemplo, en la descomposicion de las piritas, en

presencia de materiales ealizos, ó de arcillas que con-

tengan algo del elemento calizo; otras veces, el yeso

procede de las ^ocas subyacentes, camo se observa en

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$¢ GEOLOGIA AGRÍCOLA

Ias tienas de la parte meridional del término de Madrid

y de toda la zona terciária hasta Aranjuez. Las aguasque penetran en el subsuelo, Io disuelven en la peque-ña proporcion en que es soluble, aumentando cuando

el contacto del agua y del yeso es rnás prolongado.En cuanto á la potasa y la sosa, encuéntranse en can-

tidades variables en muchas rocas, particularmente en

la arcilla, como restos de su primitíva composicion en

los feldespatos. Bajo la influencia del agua y del aire,estas dos bases tan indispensables á la vegetacion, pa-

san insensiblemente á formar parte de sulfatos, carbo-

natos, fosfatos, nitratos y cloruros, sustancias todas

más ó ménos solubles, en cuyo estado lo llevan las

aguas hasta aquella capa de tíerra donde se encuentran

las raíces, á traves de las cuales penetran en el orga-nismo; por donde se ve, no sólo ]a eficaz accion quími-

ca del subsuelo, síno tambien de las aguas que por él

circulan, y cuya influencia se deja sentir en el suelo;

sin embargo, esta accion, que es beneficiosa en alto

grado cuando llevan sales alcalinas b fosfatos y nitra-

tos, es perjudicial si la sustancia que arrastran es el

bicarbonato de cal en cantidad notable, en razon á las

incrustaciones que se forman alrededor de las rafces, las

cuales impide se verifique la absorcion,En cuanto á la accion física del subsuelo, redúcese á

la permeabilídad ó á la impermeabilidad; para cuya

mejor inteligencia conviene advertir, que los hay per-

meables en masa, compuestos de rocas no absorbentes y

de materíales absorbentes; é impermeable, compuesto

de piedras no absorbentes y de materiales absorbentes.

Siendo distinta ]a accion que en cada uno de estos ca-

sos ejerce el subsuelo.

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NATUILALEZA, ETC. DE LA TIERRA VEGETAL ós

Como ejemplo de subsuelo permeable, formado por

rocas no absorbentes, podemos citar los de caliza com-

pacta agrietada y de cantos rodados sueltos. Con efec-

to, lo mismo aquella que éstos aisladamente, son im-permeables; pero reunidos constituyen un subsuelo al-

tamente permeable, determinando una gran sequedad

en la tierra, á ménas que ésta no tenga mucha miga 6

sea muy arcillosa; pues en este caso, la permeabilidad

del subsuelo puede corregir la excesiva hígroscopici-

dad del suelo.

Representan los subsuelos permeables de rocas ab-

sorbentes, los compuestos de arenas finas que retienen

el agua hasta llegar á la saturacíon, dejándola pasar

despues libremente. En igual caso se encuentran las ca-

lizas margosas de estructura poco compacta, y las are-

niscas r,o muy coherentes, cuando ofrecen grietasy ca-

vidades en número tal, que permita la libre circulacion

de las aguas. La accion de estos subsuelos es análoga á

los anteriores, con la sola diferencia de que en tiempos

secos, la humedad de que se hallan impregnados pue-

de llegar por capilaridad hasta la tierra misma, favo-

reciendo su fertilidad.

Son subsuelos impermeables y no absorbentes, los

compuestos de granito, de gneis, de pizarra micácea,

de arenisca compacta no agrietada, y de otras rocas aná-

logas, dotadas de la propiedad de interrumpir en su

marcha el curso de las aguas que filtran á traves de la

tierra vegetal, formando, particularmente en los países

llanos, depósitos de agua debajo del suelo, que perjudi-ca mucho á la vida vegetal, limitando la extension de

las raíces, que perecen por asfixia si penetran en ellos.

Estas aguas acumuladas entre la tierra y el subsuelo,

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S6 GHOLOGiA AGRÍCOLA

llegan á la superficie donde se estancan y forman alma-jares cn tiempos muy Iluviosos, pero en otras circuns-

tancias determinan una humedad casi constante en la

tierra, favorable á las plantas que temeii la sequía, como

sucede á ias de prados naturales. A esta singular es-

tructura de las tierras deben su constante verdura las

regiones alpinas, y entre nosotros Galicía y AstGrias.Representan Ios suelos impermeables de rocas absor-

bentes, los formados por la creta blanca, la arcilla, la

marga y la pizarra arcillosa, ofreciendo los mismos in-convenientes que los anteriores, y una excesiva hume-

dad, por ser absorbentes sus elementos constitutivos;

en tiempo de lluvia continuada, toda la masa del ter-

reno háIlase embebida.,^,e agua.Cuando la tierra vegetal es muy profunda, la in-

fluencia de las rocas que le sirven de base es poco sen-

sible, cualquiera que sea su naturaleza; sucediendo todo

lo contrario, si es de escasa miga; en este caso, la ac-

cion del subsuelo suele ser decísiva; enseñando la ob-

servacion y la práctica, que es preferible, por regla

general, la impermeabilidad, por cuanto verificándo-

se en invierno la congelacion del agua detenida sobre

el subsuelo impermeable, el aumento de volúmen que

allf áe produce levanta la tierra y con ella las raíces,

sobre todo las poco profundas; y como á esta opera-

cion sigue la del deshielo, que ocasiona el hundimiento

de lá. tierra, la repeticion de estas operaciones deter-

mina la muerte de las plantas. Por otra parte, los sub-

suelos impermeables dan orígen, corno ya queda dicho,

al estancamiento de las aguas en la superficie; deján-

dosé sentir en las plantas un exceso de humedad áun

en verano, si en esta estacion ocurren las lluvias.

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NATURALEZA, ETC. DE LA TIERRA VEGETAL g7

Resulta, pues, que la cortstitucion física más favora-

ble á la ^fertilidad, consiste en una tierra vegetal de

bastante miga y de mediana higroscopicidad, descan-

sando sobre un suelo impermeable.Terminaremos estas consideraciones generales acer-

ca del subsuelo, con la indicacion del poder absorben-

te de diferentes rocaĉ , determinado por el ilustre Thur-

mann por un procedimiento muy sencillo, reducido á

pesar ejemplares del mismo tamaño, primero bien se-

cos, y despues de permanecer cinco minutos sumergi-

dos en el ag^ia; refiriendo las diferencias de materia, á

ioo gramos por cada roca, lo cual le dió los resultados

siguientes:Higroscopi..

cidad.

Granito intacto..,... ................. o,oo...Caliza compacta concoidea . . . . . . . . . . . . . . . o,ooConglomerado compacto de los Vosgos. .... o,goCaliza margosa compacta ......... ... .. . .. r,aoOtras calizasid.id ....................... i,3oPizarras liásicas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . r,38......Caliza oolítica arenosa del Jura... . . . . . . . . , r,óoCalizaslacustres.,...... ........... 2,zo......Idem oolítica ferruginosa del Jura.. ..... ... 2,30C'sranito alterado .. . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . 3,00Gneisid.... .. ..................... 3,00Granito más alterado .. .. . . . . . . . . . . . . . . . . 5,50Molasa (término medio) .. . . . . . . . . . . . . . . . . . 6,00Caliza cretosa. ..... . . . . ^,50Diversos cienos ó légamos de Alsacia (térmi-

no medio) ............................. 7,$0Marga oxfórdica del Jura ................. i5,5oCreta blanca de Champagne .. . .. . . . . . . . . . . 20,00Kaolin de Limoges .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30,00

Aunque la disposicion de los estratos terrestres y, en

general, la estriiçtura geológica de una comarca, pue-

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HES GEOLOGiA AGRiCOLA

den hacer variar la permeabilidad ó impermeabílídad

de los terrenos, sín embargo, no estará demas' presen-

tar en el adjnnto cuadro el diferente grado con que re-presentan estas cualidades las principales rocas:

Subsr^elos permcables.

Rocas volcánicas, muy permeables.

Caliza compacta agrietada, idem id.

Cantos rodados sueltos, idem íd.

Arena y grava mezcladas, i^íem id,

Arena pura, permeable.

Arena arcillosa, poco permeable.

Marga y caliza margosa, idem id.

Subsuelos i^n^ermeables.

Pizarra arcilloso-caliza, impermeable.

Pudinga sblida en grandes masas, idem.

Molasa y maciño, ídem.

Arenisca cuarzosa sin grietas, idem.

Pizarra micácea, idem.

Granito y gneís, muy impermeable.

Pizarra arcillosa en grandes masas, idem id.

Arcilla y marga arcillosa, idem id.

Ademas de la influencia que por su composicion

qufmica y por sus propiedades físicas ejerce el subsuelo

en la vegetacion, su permeabilidad b ímpermeabilídad

determina condiciones hidrológicas en las comarcas

que interesan demasiado á la agricultura para echarlasen olvido.

En los terrenos impermeables por poco accidentados

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I3ATURALEZA, ETC. DE LA TIERRA VEGF,TAL óO

que sean, y esto es lo más frecuente por desgracia en la

Península, todas las corrientes tier_en un carácter torren-

cial, es decir, que son violentas, corrienáo rápidamen-

te las aguas, y por poco tiempo; los arroyos y barrancos

son numerosos, pudiendo decir que en cada pliegue deterreno existe en su fondo un manto Síquido más ó mé-

nos grande; los manantiales son numerosos y superficia-

les, pero poco abundantes, desapareciendo en las se-

quías. Los valles principales hállanse tambien recorri-

dos por una corriente más ó ménos considerable que

aumenta en las primeras lluvias, de manera que en es-

tos terrenos la mayor parte de las aguas de lluvia se es-

curren por ]a sttperficie ó se evaporan pronto, penetran-

do muy poco en el interior de la tierra. He indicado más

arriba que este caso es el más frecuente en el territorio

de la Penínsttla, efecto natural de la disposicion que con

frecuenCia presentan los terrenos geológicos represen-

tados por rocas graníticas, porfídicas y otras de orígen

ígneo ó hidrotermal, y tambien de sedimento én bancosmuy inclinados, á cuyas circunstancias, ya de suyo muy

desfavorables, hay que agregar la inconsiderada y pu-

nible tala de los bosques y montes bajos que, privando

al país de una gran suma de humedad, dejan á las la-

deras de rápida pendiente calvas y sin los naturales

obstáculos que las plantas oponen á la libre circulacion

de las aguas, de donde resultan las largas y pertinaces

sequías, que todos deploramos, seguidas de desastrosas

más bien que benéficas inundaciones. A evitar tamaños

males tienden seguramente las sábias y oportunas dis-

posiciones que los Cuerpos legisladores han dictado re-

cientemente; pero faltos los pueblos de la instruccion

necesaria en este ramo, es de temer que tropiece con

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GEOLOGIA AGRÍCOLA

sérios inconvenientes el planteamiento de aquellas me-

didas, cuya oportuna y acertada aplicacion hay que es-

perar, más que de mandatos oficiales, de la cultura ge-

neral y deI interes de los mismos propietarios.

Forman contraste con los caractéres anteriormente in-

dicados los terrenos permeables, observándose en ellos,

que la mayor parte de los pequeños valles, fuera de las

grandes lluvias, están en seco, no existiendo verdade-

ros rios sino en los valles principales, notándose tam-

bien en los mismos que el régimen de las aguas es nor-

mal y regular, siendo alimentados por grandes fuentes

que aparecen en las partes más bajas del suelo ó en los

flancos de las montañas, como resultado de la reunion

de los mGltiples veneros que circulan por las profundi-dades de1 subsuelo.

Concurren al desarrollo de Ia vegetacion, ademas del

suelo y subsuelo, otras circunstancias extrañas, entre las

cuales figura en primera línea el clima, acerca del cual

voy á permitirme indicar en breves palabras lo más im-portante.

Diferentes causas determinan el carácter de un clima

dado, figurando entre ellas, en primer lugar, la tempe-

ratura, eI grado de trasgarencia de Ia atmósfera, su di-

ferente estado higrométrico, las corrientes, la luz, etc.

Veamos, pues, de qué manera obra cada uno de estos

agentes:

Temparat:^ra.-Tocante á la influencia del calor lo que

rnás directamente influye en el desarrollo de las plantas

es lo que se llama la temperatura media anual, y de las

estaciones; de ella depende, con efecto, Ia diferente fiso-

nomia de la flora terrestre, que considerada geagráfica-

mente puede dividirse en tres grandes regiones corres-

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NATllRALHZA, ETC. DE LA TIERRA VEGETAL (^I

pondientes á los países cálicos, templados y frios, no-

tándose en cada una de estas zonas un cierto nfimero

de vegetales caractefisticos que es inútil querer aclima-

tar en otras regiones.

Sin embargo, dentro de cada una de ellas, obsérvase

que muchas plantas se encuentran en latitudes diferell-

tes, hallándose sometidas á temperaturas medias distin-

tas; pero en este caso hay que advertir, que el espacio

de tiempo trascurrido entre el principio de la germina-

cion y la madurez de los frutos está en razon inversa

de la temperatura, de dionde resulta, que si se multipli-

can los dias que una planta ha necesitado para realizar

todo su desarrollo en diferentes puntos cultivada, por

la tempexatura media durante aquel tiempo, los resul--

tados casi siempre son constantes; lo cual significa en

otros términos, que donde qu^iera que se cultive un ve-

getal, éste ha de recibir una cantidad igual de calor para

llegar á madurez. Un ejemplo pondrá esto en claro: en

Paris el cultivo del trigo, a partir de I.° de Marzo, du-

ra 16o dias, número que multiplicado por 13,°4, que es

la temperatura media, da z.rq.4, grados. En Alsácia,

donde principia tambien el cultivo de la misma plan-

ta en igual fecha, dura 137 dias, que multiplicados

por Ig° temperatura media, resulta z.osg grados, que

difiere muy poco del producto anterior.

La cantidad, casi siempre eonstante para cada plan-

ta, como producto del número de dias que representan

las fases de su desarrollo por la temperatura media du-

rante este tiempo, varian de una especie á otra; así,

por ejemplo, el trigo necesita 2.067°, la cebada I.qSo°,

el maiz 2.gso°, las patatas 3.000° y así de las demas.

La temperatura media de las estaciones es tan impor-

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g2 CHOLOGÍA AGRiCOLA

tante, como que de ella depende la posíbilidad de ab-

tener frutos maduros y de propagar la planta, necesi-tĉndose que la temperatura se sostenga durante alguntiempo en la época de la maduracíon por encima de una

mfnima. La vid, por ejemplo, exige despues de la apa-

ricion de la uva, que durante un mes, por lo ménos, la

temperatura media no baje de rg°: si durante este tiem-

po Ia media es excesiva, puede perjudicar la madu-

racion, siendo su límite superior para esta planta de^6 á sq°.

Tcmperatrir^c máxima.-Las diferentes especies vege-

tales pueden resistir cíerta temperatura máxima, más

allá de la cual sufren los pernicíosos efectos del calor;

la mayor parte de ellos si viven al aire libre no resistená los go°, y áun muchos empiezan á marchitarse álos 40°; sin embargo, si estas temperaturas extremas

no duran mucho, ni se repiten á menudo, la vegetacion

subsiste, aunque con detrimento de las plantas.

La cantídad de ca14r que cada vegetal necesita para

su completo desarrollo y perfecta madurez de los fru-

tos, no se expresa tan sólo por la media diaria, sino que

se relacíona tambien con el término medio de las tem-

peratuxas máximas, de donde resulta el hecho que pue-

de observarse á menudo, en dos veranos consecutivos

de temperatura media ígual, sin dar Ios mismos resul-

tados, obteniéndose en, el uno buena cosecha de vino y

aceite y en el otro no; lo cual es debido á que el prime-

ro fué uníforme, suave y húmedo, sín excesivos calo-

res, al paso que en el otro la distribucion de la tempe-ratura fué desigual; de donde resulta la importancia

que en agrícultura tíene la consideracion de las tempe-raturas máximas y de su duracion cn cada localidad.

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NATURALEZA, ETC. DE LA TIERRA VEGETAL (^3

Tcmpcratura n^ínima.-La influencia que las tempera-

turas bajas ejercen sobre la vegetacion es, por regla ge-

neral, más desfavorable que la del exceso de calor. Si

ocurren heladas eonsecutivas cuando los tallos sontiernos 6 las yemas recientemente abiertas, suspéndese

el movimiento de la sávía, los conductos por donde ésta

circula se obstruyen y los tejidos se desorganizan. 5in

embargo, no está determinado aún cuál es el grado mf-

nimo de calor que las diferentes plantas pueden resis-

tir, ni produce ésta siempre los mismos efectos.

Así se observa que un frio seco seguido de un des-

hielo lento es ménos perjudicial que un frio húmedo.

sobre todo, si termina con un deshielo brusco. T'ambien

se sabe que las plantas sufren tanto más del frio, cuan-

to más impregnadas se hallan de agua; razon por la

cual las localidades hGmedas son funestas á mucllosárboles durante el invierno; deduciéndose de todo esto,

que el conocimiento de las temperaturas mínimas es

tan importante para la agricultura como el de las máxi-

mas, determinando aquellas el límite Norte de muchas

plantas qiie no resisten á un frio intenso.

Es preciso tambien tener en cuenta el número de

dias en que la atmbsfel•a se halla despejada, pues esto

influye en la vegetacian por el mayor calor solar que

durante dichos dias reciben las plantas, no siendo siem-

pre proporcional á la temperatura media el que reciben

las plantas, sino el que directamente actúa sobre ellas.

Por otra palte, sabido es la accion que ejerce la luz entodas las funciones vegetales, pero muy principalmente

en la respiracion, en cuyo concepto no es ciertamente

difícil comprender la influencia que ejercen los dias se-

renos y los nuUlados,

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94 GHOLOGÍA AGRSCOLA

En otro sentido influye t^mbien el estado sereno 6

nubla^lo de la atmósfera, á saber: en la mayor ó menor

evaporacion que determinan los rayas ĉolares. Bajo un

cielo brumoso pudiera decirse que la tierra se halla á la

sombra, conservándose siempre hGmeda y comuni-

cando esta condicion al clima, que si puede ser favora-ble á ciertas plantas, y partícularmente á las que forman

prados naturales, es perjudicial para otras, áun cuando

la temperatura media pueda convenirles. En muchas

comarcas de Europa'la cantidad de agua que cae en

Diciembre es inferior á la media del verano; no obstante

lo cual, en todas partes dicho mes es húmedo por ve-rificarse en menor escala la evaporacion, como conse-

cuencia natural de ser más baja la temperatura y de ha-

llarse el cielo más encapotado.

Tocante á la abundancia de las lluvias y á la distri-

bucion de este meteoro en las diferentes estaciones, se-

gun oportunamente indica Gasparin, para que sean fa-vorables á la vegetacion, conviene que sean abundantes

y frecuentes durante el crecimiento de las partes herbá-

ceas de las plantas, que no llueva durante la madura-

cion y que vuelva á verificarse el fenómeno para pre-

parar la tierra para la sementera.

Tambien dice este ilustre agrónomo que para que la

tierra se encuentre siempre en un estado de humedad,sería preciso que no contuviera ménos de o,io durante

los calores de verano, ni más de o,23 en la estacion de

las lluvias hasta o,3o de profundidad.Tambien hay que tener en cuenta como factor muy

principal de la vegetacion, la intensidad y la permanen-

cia de la luz, pues este agente es indispensable para

que el carbono c^e lz atmks#^era se inCOrpore por decirlo

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NATURALEZA, ETC. DE LA TIERRA VEGETAL 95

asi á los órganos del vegetal, por medio de la respíra-

cion. Esto se demuestra de una manera evidente hacien-do crecer dos piés de una mísma planta bajo la influencia

de la luz una, y fuera de la accion de este agente la

otra, gues al cabo de algun tiempo se advierte una di-

ferencia considerable en su desarrollo, debida á que

mientras en la una sblo se ha verificado una simple tras-

formacion de materia orgánica, en la expuesta á la luz

agregóse la adicion de nuevos elemei^tos. Tambien es

indispensable este agente para la fecundacion y fructifi-

cacion, no bastando con frecuencia la luz difusa, sina

que conviene que la solar actúe directamente sobre las

plantas, razon por la cual aquellas tropicales que sue-

len cultivarse en nuestras estufas, no llegan á dar fruto

á pesar de darles el calor conveniente, por faltarles aque-

lla luz intensa y brillante de su país natal.

Completa el cuadro de los agentes que independien-

temente del suelo influyen en el desarrollo de los vege-

tales, los vientos cuya direccíon y duracion conviene

conocer; r.° por la eficaz influencia que ejercen sobre la

temperatura media de la localidad, y^.° porque de

ellos depende el carácter seco ó hGmedo del clima, y elnúmero de los dias serenos 6 nublados que lo caracte-

rizan. Con efect^, las corrientes atmosféricas, cuando

son secas y cálidas, ejercen una accion diametralmente

opuesta á la de un cielo encapotado, favoreciendo la

evaporacioii; en los paises brumosos y frios aquellas

contrarestan la hurnedad excesiva, al paso que aumen-

tan la sequedad en los paises meridionales, de suyo poco

lluviosos y de atmósfera trasparente, llegando hasta el

punto de imposibilitar toda vegetacion, si no se modifica

su fatal influencía por medio del riego. Ademas de esto

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^S GEOLOG{A AGRÍCOLA

los vientos obran físicamente sobre las plantas, pues si

son suaves y moderados, imprimen cierto movimiento

á los tallos y ramas, contribuyendo á fortificarlas, ex-

tendiéndose su accion, segun se cree por algunos, has-

ta influir en el desarrollo de las raices; míentras que,

por el contrarío, las corrientes y vientos fuertes doblan

y encorvan á 1os árboles, perjudicando 6 entorpecien-do su natural crecimiento, y hasta imposíbílítando de

un modo absoluto el desarrollo de las de tallo delicado,

á las que llega á derribar y matar.

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6.°

MAPA GEOLOGICO DE LA PENINSULA ^BERICA

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l4mánrin.

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^ ñ&cúriro,

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