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Capítulo V Del Amor y de la Muer te Canción Un viejo amor Itinerario de espuma Flor de María La muerte atrapada Estrellita Plaza de las palomas Cómo no llorar Ofrenda de luz para tu amor presente Julieta de cristal Presencia de la muerte Tierra de otro dueño Elogio a la mujer de Aguascalientes 100 El hijo pródigo, vitral de Saturnino Herrán

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Capítulo V

Del Amory de laMuer te

CanciónUn viejo amorItinerario de espumaFlor de MaríaLa muerte atrapadaEstrellitaPlaza de las palomasCómo no llorarOfrenda de luz para tu amor presenteJulieta de cristalPresencia de la muerteTierra de otro dueñoElogio a la mujer de Aguascalientes

100 El hijo pródigo, vitral de Saturnino Herrán

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poema

CanciónVíctor M. Sandoval *

He sembrado mi nombreen la tierra doradadonde habitan tus besosy canta la esperanza.Mujer de dulces frutos,caída y levantadauna y mil veces máspor mi amor sin mañana.He sembrado en tu vientremi infinita nostalgia,y mis sueños perdidos,para que en tus entrañassientas que noche y díate canta mi esperanza.

Sirena, acrílico de Juan Carlos Gutiérrez del Río

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* Nació en Aguascalientes, Aguascalientes, en 1930. Poeta Fue director de la Casa de la Cultura en Aguascalientes.Es director general del Instituto Nacional de Bellas Artes. Autor de El viento de/ norte, Hombre de soledad, Paraempezar el día y Fraguas, entre otras.

canción

Un viejo amorAlfonso Esparza Oteo *

Por unos ojazos negrosigual que penas de amores,hace tiempo tuve anhelos,alegrías y sinsabores.Y al dejarlos algún díame decían así, llorando:No te olvides, vida mía,de lo que te estoy cantando.

Que un viejo amorni se olvida ni se deja;que un viejo amorde nuestra alma sí se aleja,pero nunca dice adiós.Que un viejo amor.

Ha pasado mucho tiempoy otra vez ví aquellos ojos,me miraron con despego,fríamente y sin enojos.Y al notar aquel despreciode ojos que a mí me Ilorarorpregunté si con el tiemposus promesas olvidaron.

Que un viejo amorni se olvida ni se deja;que un viejo amorde nuestra alma sí se aleja,pero nunca dice adiós.Que un viejo amor.

* Nació en Aguascalientes en 1894 y murió en 1950. Músico y compositor, una de sus composiciones más conoci-

das es Un viejo amor, incluso en Centro y Sudamérica. 103

poema

Itinerario de espumaCanción Benjamín Valdivia *

Esperando a que el nombre de la estrellame reluzcate recuerdo un poco.

Con vagas palabras trasnochadorasdejo vivir una canciónen las calles al alba.

Y el madurar de la naranja me sorprendecon una sílaba de tientre las manos.

Nació en Aguascalientes, Aguascalientes en 1960. Ha ganado varios premios nacionales y estatales de poesía.Ha colaborado en la revista “Espacios”. Autor de Memoraciones del inconcluso, El pórtico y el mar, El pelícano

verde, entre otras.104

poema

Flor de MaríaFidencio Escamilla Cervantes *

Bonita flor de Maríacon rocío de la ribera,ojalá tú me quisierascomo yo, de noche y día.

Bonita flor, color oroopacando la mañana,alba que entra en la ventana,hojas que yo tanto adoro.

Bonita flor de Maríaque invita a comerte a besos,yo me desvivo por esoaunque te muestres esquiva.

Bonita flor ¡Que bonita!crema blanca como luna,no he de querer a ningunasi no es mi flor exquisita.

Bonita flor ¡La más bella!que postrado admiro y quiero,he de bajarte del cielomi flor, mi luna, mi estrella.

* Nació en Peñitas, Nayarit en 1951, maestro rural en el estado de Aguascalientes. Asesor de talleres de escuelasunitarias de la región de Los Altos. Autor de Poesía, cuento y teatro, Vientos de libertad, y El libro y el arado, entreotros. 105

cuento

La muerte atrapadaGerardo Horta Galavíz *

La muerte hace tiempo es mí consejera, veo a través de sus ojos y rio consu boca descarnada. Ella rige mis actos y nunca me engaña, es compañeraleal.

La descubrí un día que los doctores me encontraron enfermo, estabaen sus manos, le faltaba poco para hacerme suyo, la verdad es que estu-vo tan cerca de mí como jamás un gato la tuvo. Vivió noventa días conmi-go, es decir, en mi cuerpo. Platicamos de mi vida, recordamos las expe-riencias más difíciles y juntos sonreímos, reviví por instantes losmomentos felices de mi existencia, ahí estaba yo tirado en la arena, pren-dido a un churro suicida, esperando que saliera el ritual a tocar “Lucifer”;por entre los baffles y la batería llegaba la gama maravillosa de colores,el sol estaba en el ocaso, Ada salió del mar bailando, fresca, con la blusaceñida al cuerpo, luciendo los pechos más duros y sedosos que he besa-do en mi vida, lo juro. Su pantalón le caía abajo de la cadera, fácil recono-cí sus vellos de oro; su ombligo -ojo de gato- me cortó el aliento.

Debo decir que la innombrable me miró desdeñosa, parecía pedirmerecordáramos algo mejor, me vi tirado en una hamaca, con mi pipa deBombay cargada de hachís sabor a miel. Madam Butterfly lavaba mis piescon agua de mar. Zipolite me pareció demasiado feo para ser Oaxaca.La parca aburrida quiso saber los momentos “criticables” de mi vida, miserrores.

Apareció la época de la militancia, cuando dormía en Netza al lado deCarmen y de madrugada nos íbamos a volantear al metro Zaragoza, biendesvelados y con la boca impregnada de un sabor a mar, a mal... Luegoel descubrimiento de nuestro amor clandestino, los gritos del compañeroPeña acusándome de ser un mal amigo, pequeño burgués y agente delcapitalismo. No comprendió que ella nos necesitaba a los dos, pues erade todos y de nadie; se pertenecía a sí misma.

106 *Nació en Aguascalientes, Aguascalientes en 1962 y murió en 1987. Ganador del premio Salvador GallardoDávalos de narrativa con La muerte atrapada y otros relatos.

¡Bah!, dijo la democrática, no hay algo mejor; aparecieron escenas trivia-les, el día de mi boda, los días de pinta de la doctrina, los bailes de laescuela y el momento del examen, ese terrible examen que nunca pudeaprobar y aún hoy me hace temblar. La innombrable saltó de gusto, esoes interesante, juntos vimos la escena, su carcajada me ensordecía, un su-dor frío recorrió mi cuerpo. El examen, el cabrón examen, no lo aprobé,nunca logré pasar ese examen...

La muerte se compadeció de mí y borró la escena, eso es por lo quesufres, preguntaba entre risas, pero es tan simple.

Empecé a temblar y quise correr, no pude, estaba en sus manos. Iba aser suyo...

Una radiación de cobalto 14 la alejó de mí, asustada se colocó a la iz-quierda de mi cuerpo, de donde acecha y espera el momento justo enque me hará suyo para nunca más dejarme gozar del movimiento.

Mientras llega la hora, vivo.

Sin titulo, óleo sobre tela de Gerardo Faustino Barba. 1 0 7

canción

EstrellitaManuel M. Ponce *

Estrellita del lejano cielo,que sabes mi querer,que miras mi sufrir,baja y dime si me quiere un pocoporque yo no puedosin su amor vivir.

Estrellita del lejano cielo,que sabes mi querer,que miras mi sufrir,baja y dime si me quiere un pocoporque yo no puedosin su amor vivir.

Tú eres estrellami faro de amor,tú sabes que prontohe de morirbaja y dimesi me quiere un poco,porque yo no puedosin su amor vivir.

Estrellita del lejano cielo,que miras mi dolor,que sabes mi sufrir,baja y dimesi me quiere un poco,porque yo no puedosin su amor vivir.

108* Nació en el Mineral de Fresnillo, Zacatecas, en 1882 y murió en 1948. Pianista y compositor. Fue director dela Orquesta Sinfónica de México, Autor de A la orilla de un palmar, Rayando el sol y Las mañanitas, entre otros.

Tú eres ¡oh, estrella!mi faro de amor,tú sabes que prontohe de morirbaja y dimesi me quiere un poco,porque yo no puedosin su amor vivir.

Jardín, acuarela de Tomás González Lara 109

poema

Plaza de las palomasClaudia Elena Ortega *

Hoy me quedé en la plaza esperando a las palomaslo mismo hubiera estado esperando sombras,esperando noches o esperando nada,

Nada...

Ese reloj de sol ya no daba la horay yo seguí esperando por miedo a marcharme

Márchate...

¿Por qué tenías que marcharte?Qué derecho tenías de enmarañarme los sueñosde cerrarme los ojosde empolvarme los huesoscómo encontraste la formade enmudecer mis entrañasy de erizarme las venasde cortarme las palabras.

* Nació en Torreón, Coahuila, en 1969. Desde niña radica en Aguascalientes, en donde colabora en la revista “Ta-

1 1 0lleres”. Ha obtenido diversos premios. Autora de Instinto maternal, Mi padre, los años y yo y La otra puesta, entreotros.

Se me ha secado el cuerpo amoratado a besosha sido como aprender a amamantar a un monstruo muerto

A deslizarme sin alas...

No llegaron las palomas, no estoy en ninguna parte.Tampoco estoy en la plaza.

111

poema

Cómo no llorarRafael Molina Contreras *

Cómo no llorar,cómo no sentir que la vida se vasi te consumes cada día alma mía?La vorágine que tan pronto es densay otras, sólo capas sutileste arrastra, te llevay en un todo te unesen los imaginarios brazos de su arrulloal desenfreno de tu propio hastíoal loco murmullo que te castraa sus siempre inútiles giros;a tanta masa muerta que no piensade vulgares objetos ordinarios.

Cómo no llorar este llanto calladoque lo mismo me muestratu enorme pobrezaen medio de tanto objeto cual más vacíoque tu honda penatu miseriatu ya ancestral tristezaque se pierde en el infinitode tu aletargada conciencia,tu tonto desvarío.

¡Y cómo, cómo alma mía!podré dejar de verque pierdas el camino,

112 * Nació en Aguascalientes, en 1958. Su obra la ha publicado en la revista “Talleres”.

que tus ojos y tu ser son ciegoscuando no distinguesla vida, que cual llama endeblese muere,y sola en su invierno apenas parpadea.

Rostro oculto, tinta con espátula de Juan Carlos Gutiérrez del Río113

poema

Ofrenda de luz para tu amor presenteLuis Avelar González *

Tu piel de espiga soleaday de mar atardecido,tiene perfume de nidoy color de madrugadaque viene en sueños aladaen busca de un nuevo día.Tu piel es un mediodíapara mi ardiente verano;mi piel es para tu manolo que la tuya a la mía.

Para tu vientre dormido-recinto de sol y luna-derrama esencia de cunami sangre, cristal ardido.Enlace de amor fundido,volcán de fuego, erupción,enarbolada canción,alegría de jilguero;naciente rosa al senderoarroja tu corazón.

El hijo que no ha nacidoes un lucero temblando,alba que viene cantandoa tu vientre detenido.Es tu corazón dormidoun sueño lleno de arrullos,y cuna los brazos tuyosmeciendo augusta quimera;tus senos siempre en esperaserán alegres capullos.

114 * Nació en Aguascalientes, en 1962. Ha colaborado en la revista ‘Talleres”.

Tu vientre se irá creciendo,sedienta marea nocturna;sol protegido en la urnaque tu amor está meciendo,y contigo va sintiendoa la vida que se agita;cometa azul que dormitacon rumbo al amanecer,y entonces serás, mujer,fuente de luz infinita.

Tu vientre que ha florecidobosque de encino y de rosas,santuario en que mariposassus aromas han bebido.La lluvia de amor te ha ungidode ternura desbordada,a raudales derramadaen caricias, besos, trinos...¡Nuestros sueños peregrinosarrullan la cuna amada!

Niñéz, plumilla de Juan Carlos Gutiérrez del Río 115

cuento

Julieta de cristalEduardo López *

Un candelabro de frutas secas cuelga de la pared. Los ojos de Julietaestán fijos en nada. Parece haber pasado una semana en vela; su pier-na derecha columpia una madeja desmadejada de estambre verde;sus ojeras, higos. Una sensación de selva perdida se deja sentir con-tundente en aquella estancia de mimbres, alfombras persas y frutas.

Nadie sabe tanto como yo de los motivos de Julieta. Y es que ella essuave, como sus alfombras. Además porque ella va en mí como yo enella.

-Una mordida de Dios, es suficiente para acabar con la paciencia decualquiera- y yo, digo, Julieta, ha sido atacada varias veces.

A Julieta la conocí cuando yo tenía once años. Un abrazo bastó, unasonrisa, y nuestras vidas quedaron sentenciadas a este amor, para siem-pre y yo creo que ella aspiró a mí (como yo a ella) desde entonces, parasiempre. Me acuerdo porque hacía un frío de los mil diablos. Me acuerdocomo si fuera hoy, cuando la tengo frente a mí, con ojos ausentes y hú-medos y las piernas perfectamente cruzadas, como cuando me contó porprimera vez la triste historia de Juanita y Rodrigo, los leñadores que seamaban con las espaldas llagadas y las manos duras. Su aliento es comer-me una manzana. Como ésa, docenas de historias, “pétalos arrancadosde las piedras” -decía-. Yo creo que Julieta merece otra suerte, algo su-perior a mi sola compañía. Es más, si yo hubiese escrito todo lo que mecontaba, tal y como lo contaba, palabra por palabra, pausa por pausa,otra cosa estuviéramos hablando. Ahora de la poesía. “Pero la poesíaes ella misma, lejana aún a los ojos de los hombres”, sentenciaba Julietaal terminar sus largos y vívidos soliloquios, lo mismo puedo decir de lamúsica. Cuando una vez por el arroyo nos bañábamos desnudos (teníayo diecinueve años), lo digo de veras, las aves callaron. A mi compañeroLuis esto le pareció ridículo. Pero no, juro que pasó. El canto es el supre-mo ruido del universo.

1 1 6* Nació en Aguascalientes, en 1950. Catedrático y coordinador del Taller literario de la Universidad Autóno-ma de Aguascalientes. Ganador del premio Salvador Gallardo Dávalos en 1987.

Los jueves comíamos melocotones en el mercado. Ella definitivamentese transfiguraba, discutiendo los precios con los marchantes, y yo con unaalegría y un melocotón atorado en la garganta. Yo nunca supe cuántosaños tenía Julieta. Siempre igual, con sus faldas largas a cuadros, sus ojosamielados y su sonrisa gioconda. Pero hace como treinta jueves no nosparamos al mercado.

En verano, los domingos, tempranito temprano, nos enjaezábamos deblanco con la intención de pasear todo el día por la ciudad; pero alrededordel mediodía decidíamos regresar a casa para aparearnos como fieras. Losdomingos eran días de amor vestidos de blanco.

Mi tía dice que los dos estamos condenados. Al principio me dabamiedo. Cuando se lo dije a Julieta soltó una estruendosa carcajada.Y el miedo se fue. Creí desde entonces que el bien y el mal no existen,que son inventos de las vacas flacas para salvarse del matadero. Quéva. Aquella risa me golpea todavía. Y yo pienso que me ha mantenidoseguro. Por lo menos a su lado sí que me ha mantenido; y eso es lo únicoque quiero. Por eso ahora que la veo así, con esa boca de besos y riso-

Retrato, puntilla de Juan Carlos Gutiérrez del Río 117

tadas y poemas etéreos, medio abierta por quién sabe qué razón queno quiero explicarme, me invade un profundo sobrecogimiento. Por-que yo no sé qué pasará conmigo si Julieta se muere. Algunas veceshe llegado a imaginar, dominado seguramente por alguna fiebre, queJulieta y yo no existimos, no somos, que no somos sino una idea queDios no pudo o no supo definir; que no echó a andar aquello, y quenos dejó por ahí, para una mejor ocasión. Eso es lo que a veces yopienso.

Julieta tiene los pechos pequeños y macizos como medias naranjas; sutalle entre mis manos tiene la dimensión de la fruta.

Hubo un tiempo en que leímos la vida de Lucrecia Borgia en una libre-ría. La cosa fue así: un día me plantaba yo en el establecimiento y leíaun capítulo; salía luego y se lo contaba a Julieta, quien me esperaba senta-da en la plaza con una parvada de palomas a sus pies. Al otro día cadacual hacíamos cosa contraria. Yo tengo desde entonces la manía de creerque la sensualidad es la madre de todas las cosas. Y Julieta se ríe cuandolo digo. Y yo le comento El Capital sensualmente, y Julieta se ríe desmesu-radamente. Yo tengo un gorrión en una jaula; me gusta su silencio, comome gustan los ojos tristes de Julieta cuando hacemos el amor al ras deuna campana de cristal que Julieta me trajo de la India. Yo creo que hastapara hacer cosas estúpidas se necesita ser sensual.

Los nardos que le regalé ya se secaron. Yo estoy sentado ahora frentea ella; esta tarde la he besado dos veces con melancolía. Tan sensualcomo una mantarraya camino hacia ella. Acaricio su pelo; y me duele queya no me mire. Oprimo sensualmente su cuello de durazno y Julieta mue-re sin resistencia. Su vientre es aún la medida de todas las cosas. Estoyseguro que su último pensamiento fue la afirmación de que la eutanasiaes un acto de suprema libertad.

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Eso fue hace tres días en la tarde, sólo que ahora mis manos, mis labios,mis libros, mi esperanza, llevan el pálido color de las pitahayas. Su vientreera la medida de todas las cosas. Si no he llorado su muerte es porqueesta sed que llevo en los labios es perfectamente capaz de desbarrancar-me al abismo de Julieta.

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poema

Presencia de la muerte(fragmento)

¡Ay! si no amara el soñar,ya que la imagen dormidame hace vivir esta vidade la que quiero escapar:más bien quisiera lograrun sueño profundo y lento,que evitara en mí el lamentode este vivir, y, al sentirque por fin he de morir,terminara este tormento.

V

Entre el tiempo prisioneromi cuerpo es cadena trunca,esperando al fin que nuncalo siento venir ligero.Sólo el minuto en que muerolo he vivido tantas veces,que en mis sueños aparecesmás real que el sentir que sientopues hacia ti el pensamientose va si te desvaneces.

Marta Elia Gallardo Topete *

El descanso de la grulla, plumilla y pastel de Juan Carlos Gutiérrez del Río.

120* Nació en Aguascalientes en 1930. Directora de la Escuela Normal del Estado. Ganadora de la Flor natural delos XIV juegos florales “Ramón López Velarde”.

poema

Tierra de otro dueñoRafael Francisco Aguilar Lomelí *

Para envolver las palabrasy lanzarlas con rapideza la luz de los oídos,es necesario vivir,llorar,soñary esperarjunto a los pueblos de los hombresy de los pájaros,preciso el día de las sonrisas tempranerasy angustias evasivasal son de canciones lamentables y tiernas.

Estar ahídonde no hubo comida para los niños.En la ciudad encendida por espejosy avances disparessopesando la opulencia y la miseria,con el mandado en mano,simulando felices heraldoscon jocosos gritos de hambre y tragedia.

Estar ahíen la urbe de hierroy en la naciente metrópoli de loscontinentesen vísperas por la luz de un destinohecho por los seres humanos.

* Nació en Rincón de Romos, Aguascalientes, en 1952. Maestro y poeta. Fundador de la Escuela Normal Ex-perimental de Rincón de Romos. Autor de Un grito en la tierra, Indio y Lamento campesino. 121

Estar ahídonde no hay cama mejor que el suelo,cobija más justa que el manto del cieloy su galaxia testigo del fríoque duerme hasta los huesos.

Con ese pueblosoñador del recuerdo,contando los años de esperanza en los dedos,sin la luz del alfabeto,vendiendo leñao sembrando migajas de vidaen surcos de otro dueño.

Juventud, plumilla de Juan Carlos Gutiérrez de/ Río122

poema

Elogio a la mujer de AguascalientesRoberto Cabral del

Romance de amores purosy de sencillas palabras,discreto como el fulgorde una estrella solitaria;como el cuento de la abuelaque meciera nuestra infancia;como la vida en familiade la hacienda; como el aguadel arroyo cristalinoque pasaba por mi casa.

Mujeres de Aguascalientes,bellas, amantes y castas,este romance ha de sertrasunto de vuestras gracias.

En el Jardín de San Marcosla vieja luna romántica,¡tan buena amiga de todosaquellos que sueñan y aman!,dibujó sobre la arenanuestras sombras enlazadas.Y era su voz un arrulloy un abismo su mirada...¡lluvia de perlas y azaharesen mi adolescencia cándida!

Mujeres de Aguascalientes,ojos negros, almas buenas,este romance ha de serblanco, como vuestras almas.

Hoyo *

Calaveras, grabado de José Guadalupe Posada

* Nació en Zacatecas, Zacatecas, en 1913. Poeta Autor de Poesía, Por merecer la gracia, Contra el oscuroviento y Rostro en la arena, entre otros. 123

A la salida de misa,los domingos, la esperaba.Y después de que en sus labiosflorecían las plegarias,en sus pupilas habíauna luz inusitada.¡Era tan leve su pasoy su alegría tan sana!Las tentaciones huían...¡todo se purificaba!

Mujeres de Aguascalientes,de la raza de Fuensanta,este romance ha de sernoble, como vuestra casta...

La ternura se volvíarecio nudo en la garganta,(El cielo azul, muy azul;la ciudad blanca, muy blanca).Yo amaba todas las cosas.Todas las cosas me amaban.Y al compás de vals antiguode la vida provinciana,libre, a ratos, parecíade sus cadenas el alma.

Mujeres de Aguascalientes,vasos de aroma y fragancia,este romance ha de sersuspiro en vuestras ventanas.

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Cuando me fui por el mundoen pos de ciencia y de fama,el idilio adolescentese diluyó en las distancias.¡Qué frágiles son los sueños!¡Qué cruel el tiempo que pasa!Hoy están mis noches llenasde zozobras y nostalgias,y el alma se me ha quedadoen la provincia lejana.

Mujeres de Aguascalientes,soñadoras y abnegadas,este romance ha de serfulgor, como vuestras lágrimas.

Os quiero porque tenéis,todas, las manos de hada,todas, la mirada tristey todas, el alma blancade aquella niña, que eraamable con la desgracia,que con sus quietos ensueñosmi juventud perfumaba,y en el Jardín de San Marcos,bajo la luna era casta...

Mujeres de Aguascalientes,¡andaluzas mexicanas!Este romance ha de serun lebrel a vuestras plantas...

Calaveras, grabado de José Guadalupe Posada 125