Carta apostólica del Papaa todos los consagrados con ocasión

del año de la vida consagrada…

IntroducciónEl Papa se dirige a nosotros :Como sucesor de Padro y como hermano en su tarea de confirmar en la fe… también como consagrado a Dios…

El Papa explica las razones de por qué ha convocado este año:

A los 50 años de la Constitución Dogmática de la Iglesia Lumen Gentium, cuyo capítulo 6 habla de los religiosos. Y a los 50 años del Perfectae caritatis sobre la renovación de la vida consagrada.

Dice que sigue a San Juan Pablo II en lo que dijo de la vida religiosa a comienzos del Tercer milenio en el Documento Vita Consacrata: “Vosotros no solamente tenéis una bella historia que recordar y contar, sino una gran historia que construir. Poned los ojos en el futuro, hacia el que el Espíritu os impulsa para seguir haciendo con vosotros grandes cosas (VC. 10)

1.Objetivos para el

año de laVida consagrada…

Mirar el pasado con gratitud…

El primer objetivo sería este. Porque cada Instituto viene de una rica historia

carismática. Generalmente cuenta con Fundadores

santos y con hermanos y hermanas que han hecho posible el carisma en la

misión. Volver los ojos al pasado es mantener viva la

identidad original y fortalecer los lazos de familia y la unidad.

El Papa nos invita a dar gracias a Dios por la

santidad y por la vitalidad de todos los Institutos en el

paso del tiempo

Vivir el presente con pasión…

Es importante escuchar al Espíritu para, escuchando

al Espíritu, poner en marcha con dinamicidad

los aspectos constitutivos de la vida consagrada.

Seguir a Cristo como nos revela el Evangelio, es el

ideal de todo tipo de vida consagrada. Llegar a

experimentar lo que dice Pablo: Para mí vivir es

Cristo. Los votos solamente tienen sentido para realizar este amor apasionado por

Jesús. La pregunta que tenemos que hacernos este año es

cómo nos dejamos interpelar por el Evangelio.

Se nos invita a apasionarnos por Jesús

desde una intensa comunión y a tener sus

mismas actitudes y sentimientos. A vivir la

misión como pasión por El y por todos los que sufren.

Abrazar el futuro con esperanza

A pesar de todas las dificultades que afronta la

vida consagrada en los tiempos de hoy es importante

vivir el presente y el futuro con esperanza.

Porque a pesar de todos los problemas el Señor nos sigue diciendo: No temas, yo estoy

contigo (Jr 1,8)Y nuestra esperanza no está en lo que hacemos, sino en

Aquel en quien hemos puesto nuestra esperanza. En Cristo.Decía Benedicto XVI: No os

unáis a los profetas de desventuras que proclaman el final o el sinsentido de la vida consagrada en la Iglesia. Más bien revestíos de Jesucristo y llevad con vosotros los armas

de la luz, permaneciendo despiertos y vigilantes.

Y me dirijo a vosotros jóvenes, dice el Papa, que tenéis el futuro en vuestras manos.

Tres objetivos Fundamentale…

Porque todo en nuestros Institutos ha sido gracia. En todos los orígenes se

hace presente la acción de Dios por su Espíritu.

Porque el Señor ha llamado a algunas personas para seguir más de cerca a

Cristo, para traducir el Evangelio en una particular forma de vida, y a leer con los ojos de la fe los signos de los tiempos, y

a responder creativamente a las necesidades de la Iglesia y del mundo.

Por eso invito, dice el Papa a que cada familia vuelva los ojos a los

orígenes y a su desarrollo histórico, para dar gracias a Dios, que ha dado

a la Iglesia tantos dones que la embellecen y la preparan para toda

obra buena…

Poner atención a la propia historia es indispensable para mantener viva la identidad, el sentido de familia y la

comunión entre todos los miembros. También es importante para saber

cómo se ha vivido con creatividad el carisma a lo largo del tiempo.

Recorrer la propia historia nos hace caer en la cuenta de los errores

cometidos y nos impulsa a caminar con nuevas energías y nuevos bríos

para llevar el Evangelio hasta los confines del mundo.

Este año es una grande oportunidad para vivirlo como una experiencia maravillosa del amor misericordioso del Señor. Una ocasión para proclamar al mundo con

entusiasmo y dar testimonio con gozo de la santidad y vitalidad que hay en las

distintas formas de vida consagrada en la Iglesia.

1. Mirar el pasado con gratitud…

2. Vivir el presente con pasión…Teniendo los ojos puestos en Jesús a quien nos consagramos, para tener sus mismas actitudes y sentimientos, siguiendo las pautas del Evangelio hasta poder decir: para mí el vivir es Cristo. Jesucristo debe marcar todo camino de vida consagrada y tiene que ser el ideal de todo consagrado.

La pregunta que nos tenemos que hacer es si realmente nos dejamos interpelar por el Evangelio y si toda nuestra vida está en función del

Evangelio y de Jesucristo el Señor…

La fantasía de la caridad no ha conocido límites para llevar a cabo todo el Evangelio de Jesús en sus múltiples

manifestaciones a todas las culturas y a todos los ambientes. El año de la vida consagrada nos interpela sobre la fidelidad a

la misión que se nos ha confiado en la Iglesia. Nuestros ministerios, obras, presencias ¿responde de verdad a la

fantasía de la caridad?

Al hacer memoria de la vida consagrada se nos anima a vivir el proyecto de Jesús en comunión dentro de una Iglesia comunión. Y a

vivir la mística del encuentro con las personas a las que somos enviadas.

Se nos pide buscar juntos el camino y el método para hacer realidad el proyecto de Jesús, dejándonos iluminar por la relación

de amor que recorre las tres personas divinas como modelo de toda relación interpersonal.

3. Abrazar el futuro con esperanza…

Que no pueda con nosotros la disminución de vocaciones ni el

envejecimiento… o los problemas económicos como consecuencia de la crisis financiera…o los retos de la

internacionalidad o de la globalización, o las insidias del relativismo, la marginación o la

irrelevancia social. Precisamente en estos problemas se levanta la voz y la fuerza de la esperanza.

Si Dios está con nosotros, ¿Quién contra nosotros.?

La esperanza no está en nuestras obras ni en la relevancia social, está en el fundamento de la esperanza

que es Jesucristo. No hay que ceder ante la fuerza de los números y de la eficacia. Y menos aún confiar en

las propias fuerzas. Hay que continuar y emprender

nuevamente el camino, cada día, con la confianza puesta solamente

en el Señor.

Invito a los jóvenes, dice el Papa, a mirar el futuro con esperanza y a apoyaros en la fuerza carismática

de los mayores, que, con su sabiduría, os irán macando y

abriendo el camino. Os invito a vivir juntos nuevos modos de vivir el Evangelio y a dar cada vez mas

mejores respuestas a y más adecuadas a las exigencias del

testimonio y del anuncio.

2.Expectativas para el año de

la vida consagrada…

Que sea siempre verdad lo que he dicho siempre:Que donde hay religiosos haya siempre alegría. Estamos

llamados a experimentar y a demostrar que Dios es capaz de calmar nuestros corazones y hacernos felices, sin necesidad de

buscar la felicidad en otro lado. Que la auténtica fraternidad alimenta la alegría y también la misión vivida con compromiso.

Espero que despertéis al mundo, porque la nota que caracteriza la vida consagrada es la profecía. Se nos pide ser

profetas como Jesús, porque un profeta nunca puede renunciar a la profecía. El profeta tiene la capacidad de observar y de discernir la historia. Y de denunciar aquello que no se vive

según el proyecto de Dios. Mantened vivas las utopías y sed la levadura del Evangelio en medio de la masa. Ciudad sobre un

monte.

Estáis llamados a ser expertos en comunión. Espero que la espiritualidad de la comunión se haga realidad y que vosotros, religiosos, estéis en la primera línea. Estoy seguro que en este año trabajéis con seriedad para que el ideal de la fraternidad perseguido por los fundadores y fundadoras crezca en todos los niveles, como en círculos concéntricos. Comunión dentro del propio Instituto, entre todos los Institutos y con todas las

fuerzas eclesiales.

Espero de vosotros, como de toda la Iglesia, que salgáis a las periferias existenciales. Hay toda una humanidad que espera la fuerza y el vigor del Evangelio y la fantasía de la caridad. No os

repleguéis en vosotros mismos. Encontraréis la vida dando vida, la esperanza dando esperanza, el amor amando. Espero

de vosotros gestos de acogida a todos, especialmente a los refugiados.

Espero que toda forma de vida consagrada se pregunte qué es lo que Dios y la humanidad pide de ella en el

aquí y el ahora. No encajonéis a la vida consagrada en esquemas prefabricados. Tanto los monasterios como

las otras formas de vida consagrada se unan para difundir el Evangelio y hacer realidad la fantasía de la

caridad.

Cinco expectativas fundamentales…

Alegría de la vida consagrada… que nada ni nadie os quite vuestra alegría…

Sed profetas para un mundo nuevo y distinto. Escrutas los signos y de los lugares desde la fantasía de la caridad…

Salid de vosotros mismos para ir a las periferias existenciales. El mundo os necesita. Os necesitan los pobres más pobres…

Vivid compartiendo los dones y los carismas. Vivid la intercongregacionalidad y la cooperación mutua por el bien del evangelio.

Sed expertos en comunión. Cread la comunión de la Iglesia y la comunión en todos los ámbitos religiosos y sociales…

Sólo con la atención a las necesidades del mundo y con la docilidad al Espíritu, este año llegará a ser un auténtico kairos.

Expectativas y retos…

3. Horizontes del año de la vida

Consagrada…

Cinco elementosFundamentalmente…

Compartir con los laicos la experiencia gozosa de a

vida consagrada animándoles en su misión de lacios, con espíritu de

comunión.

A todo el pueblo cristiano les pido que tomen conciencia de la importancia de la vida

consagrada que ha heredado de los grandes santos la fantasía de la caridad.

Me dirijo también a consagrados y consagradas de una tradición diferente

a la católica, para que vivan en comunión este año de gracia del Señor.

Hago una llamada al ecumenismo y al diálogo interreligioso para que todos expresemos la

pasión por el único Señor y para bien de la humanidad.

Me dirijo en especial a los hermanos en el episcopado.

Que este año sea una oportunidad para acoger

cordialmente y con alegría el don de la vida consagrada en la

Iglesia y para la Iglesia.

Dice el Papa…

Encomiendo a María, la Virgen de la escucha y de la contemplación, la primera discípula de su amadoHijo, ese año de la vida consagrada.A Ella, hija predilecta del Padre y revestida de todos los dones de la gracia, nos dirigimos comomodelo incomparable de seguimiento en el amor a Dios y en el servicio al prójimo.

Agradecido desde ahora contodos vosotros por los dones

de gracia y de luz conlos que el Señor nos quiera

enriquecer…