Cencillo, L. - Cómo No Hacer El Tonto Por La Vida

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Muchas vecestomar el primer prrafo del prlogo transcribiendo a Antonio Blanch "no es frecuente hallar, en estos das en que predominan la confusin, un libro como el que ahora nos complace presentar. Se trata, en efecto, de una de esas escasas obras del gnero sapiencias, en la que un gran cientfico ha vertido una sntesis de muchos de sus saberes, con la confesada intencin de ayudarnos a vivir sensatamente." Mil veces nos repetimos soy un tonto, que tontera hice, o que suerte tiene x o x ,o yo no tengo la suerte de l. Luis Cencillo rene en sus antecedentes -antroplogo, lic. en derecho, en filosofa y teologa y diplomado en psicologa- la capacidad y preparacin para enfrentar temas tan importantes como la rutina, la inercia, el desapego; diciendo cosas como estas "la posmodernidad afirm que nuestra cultura era la del simulacro (Lyotard) y tuvo toda la razn: se vive, se odia y se mata por simulacro y nadie se satisface con la realidad, sino con la simulada caza del simulacro."...el mal...temas todos que sin duda son una invitacin a pensar y el poder pensar es el primer paso "para no andar haciendo el tonto por la vida"; dando parmetros", no "recetas" ni "panaceas".

Resumiendo un libro para reflexionar y pensar con prudencia y sin ingenuidad. Lic. Amanda Lpez Molina

(Seleccin de texto)Capitulo 4

Lo negativo

Habr visto Ud. que no tocamos aqu otra clase de mal subjetivo e interior, que no nos referimos a los tradicionalmente llamados pecados capitales y a algunos ms (que podran llamarse puebleblerinos o provinciales). No hemos hablado de orgullo, soberbia, envidia, avaricia, ambicin, de lascivia, de narcisismo y sobre todo de deseo. No tratamos de "pecado" sino de mal, para superar la deformacin moralista de bastantes conciudadanos nuestros.

Ya sabe Ud. que todo estado de movilizacin emocional apasionada (que es lo que causa esos afectos de orgullo, envidia, ambicin o exaltacin orgistico, peligrosos para el equilibrio psquico y la tica) radica en el deseo, que un psicoanalista como Lacan califica de incolmable...

Del deseo hemos tratado en otras obras acerca de nuestro sistema de psicoterapia, pero como en sta hablamos de hacer y no de sentir, no tenemos por qu alargarnos con esta cuestin del mal subjetivo e interno de un sujeto, que puede ser Ud., aunque al tratar de las motivaciones ya volveremos sobre ello.

(...)

Vengamos a la escala de los grados de mal (para los ms escpticos, ocupmonos de la semntica de lo que en la comunidad de hablantes se entiende por mal):

1.Destruir a una persona (con el nmero de personas destruidas se incremento adems el mal, por supuesto). Y sin embargo los estados -que deberan ser el paradigma de la prctica del bien; as al menos se quieren ellos mismos hacer valer- planifican la destruccin de poblaciones enteras como algo neutro y til para resolver algn problema; o mucha gente bienpensante est convencida de que con razones y motivos "justos" se puede ejecutar a delincuentes... (y por aqu empieza el mal a abrirse camino como criterio social aceptable).

2.Destruir vida, consecuentemente (la propia tambin, prescindiendo de los motivos subjetivos que alguien pueda tener para quitrsela, incluidos los eutansicos activos y directos). Negarse a que se emplee una medicacin extraordinaria para evitar la muerte no es destruir vida, sino plegarse a la naturaleza...

3.Destruir, sustraer o limitar, sin necesidad perentoria, los medios para la realizacin de otra persona.

4.Tratar a otra(s) persona(s) como objeto(s) o puramente como medio(s) para otros fines que en nada los beneficien, (por ejemplo experimentar con ellas o gratificarse). Esto ya lo deca muy seriamente Kant al explicar su Imperativo Categrico como el paradigma del deber y es una de las formas ms elementales de lo que hoy llamamos alienacin. El experimentar con personas y aun con multitudes es un mal que cometen algunos estados hoy da sin demasiados escrpulos, pero es un mal intenso e incalculable en sus efectos.

5.Oprimir jurdicamente a otro o a un colectivo entero con un rgimen laboral injusto.

6.Explotar econmicamente: seria empezar y no acabar un trazado de la fenomenologa de la explotacin. Ya Marx viene a sentar el fundamento de que todo el valor aadido que el producto adquiere (por las leyes de mercado, el cambio y -nosotros aadimos- la propaganda, la moda y otros imponderables), valor que jams va a percibir el operario, sino que redunda (en la actualidad) casi exclusivamente a favor del intermediario y del comerciante, aparte del empresario, es lo que se llama explotacin... 7.Seducir...

8.Presionar y atremorizar...

9.Pervertir criterios...

10.Desorientar existencialmente a alguien quitndole sus convicciones o recomendndole modos de vida o de accin menos productivos (en cualquier sentido) que aquellos que le motivan. Algunos psicoterapeutas ideologizados suelen empezar por ah. Eso est mal y a eso no le acuden los pacientes, sino a adquirir y a reforzar sus identidades (que les hagan ms ellos mismos), no a que les cambien la ideologa.

Habr visto Ud. en los medios cmo algunos personajes se esfuerzan todo lo que pueden por quitar a los telespectadores cualquier resto de fe, mientras que otros hacen la apologa de creencias exticas, esotricas y hasta pueriles (en vsperas de grandes festividades como Navidad o Pascua siempre publican algunas revistas artculos que siembran la duda acerca de la autenticidad o historicidad de los contenidos religiosos de esas fiestas, fundiendo muy hbilmente diferentes estudios especializados de telogos que, combinados de un determinado modo, pueden producir la sensacin de falta de fundamento en las creencias a los lectores no preparados).

La difamacin y la calumnia seran una especie de desorientacin existencias "objetiva", que despoja al difamado de la confianza y de las posibilidades sociales que hasta entonces disfrutaba.

11.Creacin de condiciones objetivas que opriman, arrinconen, desmotiven o paralicen procesos positivos (particulares o colectivos); naturalmente, tales impedimentos redundan siempre negativamente en la realizacin y el bienestar tico y econmico de los individuos.. especialmente de los ms indefensos. Aqu incluimos el empleo de medios ilegtimos o ilegales y perjudiciales para el bien general, con fines de lucro o de poder; y tambin todo lo que sea perturbar a favor de fines privados la cosa pblica, las relaciones mercantiles, la enseanza, la Administracin, etc.

12.Difamacin y desprestigio o destruccin del crdito de que alguien disfrute (sin que se trate de informar a los ingenuos para evitar males mayores, pero entonces la informacin ha de ser escueta y sin cargas emocionales negativas).

Y mucho peor si es sin fundamento real ("calumnia"); en este caso ni aun por evitar un mal mayor se puede desprestigiar a nadie. La mentira o la tergiversacin al servicio de una estrategia ya puede Ud. ver que tiene muy poco de bien, aunque haya agentes polticos que la utilicen. Ni el Estado ni los grupos polticos son siempre modelo de tica. Unir mentira con desprestigio es claramente mal casi en estado puro.

Y ya me dir Ud. si esto no se practica como la cosa ms natural del mundo! (casi como una de tantas tcnicas periodsticas y mitineras, o de indoctrinamiento de pupilos y dirigidos por algn "consejero", no muy bueno ... ).

(...)

13.Falseamiento de la verdad, desinformacin o tergiversacin. Un estado habitual de desinformacin y de tergiversacin o mentira destruye el crdito y confunde a la poblacin; con lo cual puede producirse un "encanallamiento" general y -de parte de los no malintencionados- un estado paralizante de miedo y de desconfianza, hasta hacer hundirse a la Bolsa, lo cual creo que parece ser una situacin bastante negativa para la convivencia y la realizacin e incluso para el lucro... Lo dicho, el mal nunca puede generar bien autntico."

14.Induccin de estados depresivos o de irritacin en otros, sin ninguna razn necesaria, slo por comportamientos arbitrarios y egostas, de modo que el otro u otros lleguen a padecer insomnio, impotencia, inapetencia, inseguridad en si mismos, etc. (estos estados as provocados seran la medida de la gravedad del mal, que puede cometerlo incluso Ud. mismo con sus hijos, sus parientes, sus subordinados o sus alumnos si es enseante). La autoridad no exime de un ejercicio no alienante ni psquicamente perjudicial para otros. Incluso algunos persiguen a sus congneres con actos y acciones judiciales que provocan estos estados slo por "fastidiarlos" y vengarse as de supuestos agravios.

15.Demasa y promiscuidad (todo lo que sea saltarse la proporcin de hechos, cosas, relaciones y procesos) de sexo, lujo, ingestin de alimentos y bebidas o descanso excesivo que lleve a la negligencia". La gravedad de esta clase de comportamientos es muy diversa.

()

Y Ud. no negar que la pulsin sexual es intensa y bastante cegadora o desconsiderada con el otro la, hasta inducir al homicidio... Ya ve, tanto que aun cuando se considera haber cesado el derecho por divorcio, el ex-cnyuge celoso va y mata a su "ex" porque, a pesar de todo, era "suya": "el corazn tiene razones que la razn no conoce". El ser humano es una bomba de pulsiones explosivas que de un modo ms o menos taimado o explcito tienden a extender su onda expansiva todo lo que pueden, destructiva o constructivamente; eso depende de su ilustracin y su dominio de s, pero la cuestin es que, en medio de tales "bombas" ambulantes y actuantes bajo mscaras diversas, hay que hacer el bien.,Y aqu empieza el problema.

Contra Rousseau y todos los humanismos ingenuos o hipcritas tenemos que reconocer que el ser humano, cualquier ser humano es, en sus races, "malo".

Malo significa que est desorganizado y movido por pulsiones parciales y disgregadas que tienden a su satisfaccin inmediata y egosta, a poco que el sujeto descuide la visin total y contextualizada de su situacin en el mundo y su deber de contribuir al bien general, o de no destruir -sin necesidad ni derecho- el bienestar de nadie y menos an su proceso de evolucin realizativa y de maduracin.

De esto hemos de partir:

El mal es ms inmediato, ms espontneo, ms fcil y ms general que el bien en nuestro entorno; pero hay que hacer el bien, por lo cual estamos en grave peligro de perjudicar nuestros intereses pragmticos y de hacer el tonto.

Nuestro problema es cmo salimos adelante haciendo el bien sin, por otra parte, caer en los riesgos de la tontera y de la ingenuidad.

Y -otro problema suplementario- cuando se es menor o demasiado joven y est uno sujeto a la autoridad omnmoda de otros, se nos pueden inculcar ideas y criterios que, so capa de bien y de deber, resulten alienantes, perjudiciales y nos entontezcan.

Por ejemplo, yo nunca he podido comprender a esos catlicos o a esos puritanos u ortodoxos orientales que sienten el deber inexcusable de estrechar su conciencia y su visin de las cosas y sentirse obligados a adoptar posturas de secta (o "fundamentalistas"), con lo que desconfan de todo, abominan del "fuera", ven en todas partes peligros para sus creencias, mantienen relaciones rgidas y tensas cuando se han de relacionar con alguien, visten de modos chocantes o llevan insignias raras y llamativas. Y si esto fuese todo ...

Lo peor es que su psicologa va a la larga desfigurndose y acaban con unas relaciones de objeto y una visin de las cosas que no corresponde en nada al humanismo cristiano y a la claridad y equilibrio que desprenden sus mismos modelos histricos.

Hoy da nuestro catolicismo, para referirnos solamente a l y no al puritanismo o a la ortodoxia griega y eslava, ha adoptado un perfil adusto y amargo "que no nos gusta"' (como deca Ortega a propsito de la Repblica) y que ni puede ser sano ni atractivo, ni es siquiera cristiano.

Ha ido entrando a lo largo de los siglos XIX y XX (desde el Syllabus) una tendencia desconfiada y negativa que todo lo censura, todo lo encuentra mal, en todo ve enseguida y desde el primer momento heterodoxia (y casi se ha vuelto cuasi malhumorado y cerrado a la vitalidad de la historia).

Por muchos foros que se celebren para remediar eso, como no cambie la actitud bsica y general que en los siglos XIX-XX se haba adoptado, poco va a atraer a nuevos creyentes y cada vez va a. estar ms alejada, del camino hacia la libertad y plenitud que quiso Cristo para los humanos, en un mundo que por todas partes desborda los esquemas anteriores; sobre todo si se pone tanto nfasis en los ritos y tan poco -o de modo tan poco operativo- en la justicia social en el mundo (en todo l, sobre todo en el llamado tercero).

Este es el grave problema de los que quieren hacer el bien desde la fe: que las instituciones que la representan, comenzando por los colegios, no ayudan mucho a validarla como una promesa de futuro.

Y si al leer esto Ud. se escandaliza, en lugar de censurarme denostar de mi punto de vista, piense...

Piense y ver el estado de marasmo en que nos encontramos a este respecto. No creo que si Ud. cree no se sienta mucho ms preocupado por este marasmo que por mi atrevimiento al referirme a l. (...)Agradecemos a la Editorial Descle De Brouwer el envo y la autorizacin para la publicacin de este material.