Chapter 7 - Literal Translation

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TRADUCCIÓN LITERARIA Para comenzar, primero vamos a definir qué significa traducir, que es un texto literario y cuáles son sus géneros y subgéneros. Traducir consiste en comprender el significado de un texto en un idioma, llamado texto origen o «texto de salida», para producir un texto con significado equivalente , en otro idioma, llamado texto traducido . El texto literario es aquel que usa el lenguaje literario, un tipo de lenguaje que persigue un cierto fin estético para captar el interés del lector. El autor de literatura busca las palabras adecuadas para expresar sus ideas de manera depurada y según un cierto criterio de estilo . Esta estética dependerá del propio autor y podrá ser conseguida mediante diversos recursos lingüísticos y técnicas literarias. Entre estos recursos hay que mencionar los recursos gramaticales (mediante la suma, supresión o repetición de estructuras), semánticos (a partir de la alteración del sentido de las palabras, como la metáfora o la metonimia) y fónicos (juegos con los sentidos de las palabras ). Exigen al lector el uso de su IMAGINACIÓN para la comprensión del mismo y para captar el sentido integro de este. Cabe destacar que el lector es una parte fundamental del texto, ya

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TRADUCCIÓN LITERARIA

Para comenzar, primero vamos a definir qué significa traducir, que es un texto literario y

cuáles son sus géneros y subgéneros.

Traducir consiste en comprender el significado de un texto en un idioma, llamado texto

origen o «texto de salida», para producir un texto con significado equivalente, en otro

idioma, llamado texto traducido.

El texto literario es aquel que usa el lenguaje literario, un tipo de lenguaje  que persigue un

cierto fin estético para captar el interés del lector. El autor de literatura busca las palabras

adecuadas para expresar sus ideas de manera depurada y según un cierto criterio de estilo.

Esta estética dependerá del propio autor y podrá ser conseguida mediante diversos recursos

lingüísticos y técnicas literarias. Entre estos recursos hay que mencionar los recursos

gramaticales (mediante la suma, supresión o repetición de estructuras), semánticos (a

partir de la alteración del sentido de las palabras, como la metáfora o la metonimia) y

fónicos (juegos con los sentidos de las palabras).

Exigen al lector el uso de su IMAGINACIÓN para la comprensión del mismo y para captar

el sentido integro de este. Cabe destacar que el lector es una parte fundamental del texto, ya

que él es el encargado de unir los elementos de la obra y darles un significado.

Los textos literarios poseen diversos géneros (los distintos grupos o categorías en que

podemos clasificar las obras literarias atendiendo a su contenido). La retórica1 clásica los ha

clasificado en tres grupos importantes: épico, lírico y dramático, a los que se añade con

frecuencia el género didáctico.

En la historia, ha habido varias clasificaciones de los géneros literarios, por lo que no se

puede determinar una categorización de todas las obras siguiendo un criterio común.

1 La retórica es la disciplina que se ocupa de estudiar y de sistematizar procedimientos y técnicas de utilización del lenguaje, puestos al servicio de una finalidad  estética, añadida a su finalidad comunicativa.

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La clasificación de las obras literarias en géneros y subgéneros se atiene a

criterios semánticos, sintácticos, fonológicos, discursivos, formales, contextuales,

situacionales y afines. Algunos de los más importantes subgéneros son:

-Subgénero narrativo: incluye a La épica, La epopeya, El cuento, La novela, La fábula,

entre otros.

-Subgénero lírico: Canción, himno, oda, elegía, y la sátira.

-Subgénero dramático: la tragedia, la comedia, la pieza teatral, el melodrama,

la tragicomedia y la farsa.

Una de las diferencias fundamentales entre un texto informativo y uno literario, es la

estética.

Por ejemplo: “Si bebe, no conduzca. Cuide a su familia” es un texto informativo que

transmite un mensaje pero sin ninguna intención estética. En cambio, un texto como: “Si

una copa de néctar seductor se atraviesa en su camino, agradezca con galanura y rechace

el convite, ya que dicha sustancia puede haber sido preparada por el propio demonio para

poner en riesgo la existencia de sus seres amados” es literario: el mensaje es comparable

con el anterior en cuanto a contenido, pero el lenguaje utilizado es muy diferente.

Algunos de los lingüistas más importantes y que más han ayudado en el desarrollo de una

teoría de la traducción, son Francisco Ayala, Peter Newmark, Valentín García Yebra y

Jean Darbelnet.

Francisco Ayala opina que el traductor debe tener un don de la palabra escrita. El traductor

tiene que saber escribir, profundizar en el escritor, saber el idioma del que traduce y el

idioma meta y traducir el mensaje y el sentido. Debe conducir al lector hacia el original

traducido, manteniendo los aspectos culturales. Opta por la traducción libre, ya que la

transmisión del mensaje es lo principal.

Los temas que da Peter Newmark son muy útiles para los traductores. Parte de la idea de

que no hay que traducir palabra por palabra ya que puede tener un resultado extraño en el

texto traducido. Hay que ver más allá de la palabra, al nivel de la frase y del libro como

conjunto. También dice que las palabras son elegidas cuidadosamente, y que hay que

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respetar el estilo del escritor. El traductor debe prestar atención tanto a la cultura de la obra

original como a las normas estilísticas de dicha obra, el estilo del autor, la traducción de

dialectos, y las normas del texto original, entre otras cosas.

Valentín García Yebra comenta las consecuencias del contacto entre lenguas que se

produce en el proceso de la traducción y que enriquecen, sin lugar a dudas, la lengua del

traductor. El autor habla del neologismo. Considera al neologismo como el principal factor

de enriquecimiento de una lengua. El autor comenta que para que una lengua conserve y

acreciente su vigor necesita elementos nuevos. Elementos nuevos que contribuyan al

desarrollo lingüístico, como lo son por ejemplo, el préstamo y el calco.

Valentín mantiene una actitud abierta a la incorporación del neologismo necesario, siempre

que se adopte a las normas del sistema. Dice que la aparición y aceptación de un término

nuevo no debe implicar la desaparición de otro viejo. Y si implicara esta desaparición no

habría enriquecimiento sino habría equilibrio. Asimismo, comenta que el léxico de una

lengua está en constante crecimiento, gracias a los neologismos basados en la derivación y

en la composición. Según García Yebra, no existe una lengua totalmente pura, ya que

siempre existe un número mayor o menor de palabras extranjeras. Por esta parte, podríamos

decir que muchas palabras cultas de las lenguas europeas vienen de palabras latinas

procedentes a su vez del griego.

El traductólogo Jean Darbelnet menciona tres distintos tipos de errores en la traducción: el

contrasentido, el sinsentido y el falso sentido.

-El contrasentido es un término que se refiere a la parte traducida que se contradice o es

inconsistente en el contexto.

-El sinsentido corresponde a un texto cuya significación es vacía o demasiado imprecisa;

este tipo de error suele ocurrir cuando el traductor no comprende el texto original.

-El falso sentido se caracteriza por el hecho que la traducción transmite un mensaje tan

comprensible como aceptable en el contexto, pero que no corresponde al emitido por el

autor.

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Hay que conocer bien el texto original para decir si la versión traducida es menos

apreciable.

Citando por ejemplo al libro Historia de Mayta, escrito por el Vargas Llosa traducido al

inglés por Alfred Mac Adam (autor de traducciones del mismo autor), dos lectores, uno

norteamericano y el otro inglés, concordaron en que el estilo es muy desigual y el lenguaje

no permite ver que se trata de un autor de calidad. El lector inglés, insistió en que la lectura

de la traducción es más difícil y menos agradable por la mediocridad del lenguaje. En esta

obra se utilizan palabras que exigen un nivel de cultura superior al del lector medio, como

por ejemplo, términos en francés.

Un buen traductor es consciente de las dificultades del lector sobre todo en lo referente a la

cultura y está siempre a su servicio ayudando de esta manera al escritor a hacer llegar la

obra artística a su receptor. Hay que traicionar un poco los detalles para ser fiel en lo

esencial.

Traducir bien no solo requiere un conocimiento profundo tanto de la lengua de destino

como de la de origen, además de un talento especial para crear un lenguaje que facilite y no

estorbe la recepción de la obra.

También se necesita saber llevar a cabo una interpretación literaria a fin de tener una idea

clara de los rasgos lingüísticos a los que dar enfásis.

Los problemas de la traducción

El traductor ha de ser capaz de captar la obra de partida, tal como lo harían los lectores en

su contexto de origen, como única manera de producir un texto de llegada que no reduzca

el rol que desempeñará el lector cuando se enfrente a él, tal como lo había concebido el

autor. Esto es relativamente fácil de conseguir en los textos científicos, pero en las obras

literarias la dificultad es mucho mayor, dado que existen elementos que en los contextos de

origen y de recepción tienen valores semióticos diferentes.

Es decir, no basta el significado denotativo de una palabra, sino que ha de tenerse en cuenta

el significado connotativo.

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Se entiende por denotación el significado que un diccionario proporciona de un

vocablo flor por ejemplo  es el órgano reproductor de una planta y por connotación se

entiende el significado que esa misma palabra tiene para una comunidad lingüística

concreta.

Quien se dedica a traducir ha de ser un excelente lector y un conocedor de la  normalidad

cultural de la época y del entorno donde fue escrita la obra, porque la calidad de su trabajo

dependerá mucho de la interpretación que él mismo realice de cada línea del texto, con

relación al contexto y a sus interacciones con la comunidad de donde procede la propia

obra. Es decir, no basta el significado denotativo de una palabra, sino que ha de tenerse en

cuenta el significado connotativo.

Lo ideal es que la traducción sea leída como si se tratase del original; sin embargo,

aproximarse a esto significa desarrollar una tarea muy compleja, sabiendo de antemano que

no se alcanzarán todas las metas.

Hay tal complejidad en ello, tratándose de obras procedentes de contextos demasiado

remotos, que una de las primeras reflexiones a realizar por el traductor es la de si procede o

no utilizar elementos foráneos en el cuerpo de la traducción, con la finalidad de introducir

elementos exóticos o arcaizantes que produzcan determinadas resonancias en el lector. La

razón de tomar una decisión en este sentido se basa en que algunas imágenes literarias

referidas a países lejanos se han utilizado con tanta frecuencia que han perdido la capacidad

de evocar en el lector cualquier exotismo.

Traducir juegos de palabras

Los juegos de palabras tienen la particularidad de solamente funcionar en el idioma original

en el cual fueron creados. Rara vez se pueden transferir a otro idioma y generan un

gran reto para los traductores. El siguiente ejemplo ilustra este tipo de situación:

Inglés: ‘I play FLY (…). I sit back in my chair and close my eyes, waiting for the

sensation of rising up from my chair. Waiting to fly. Stupid. I open my eyes, and there's

a fly. Buzzing around above the Scrabble board, surfing the thermals from the tepid

cup of tea.’

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Español: ‘Construyo la palabra VOLAR (...). Me recuesto en la silla y cierro los ojos,

esperando elevarme en cualquier momento. Esperando volar. Qué idiota. Abro los ojos

y la veo volar. Veo volar a la mosca que levita en frente de mi cara. Zumbando justo

encima del tablero de Scrabble, disfrutando de las aguas termales creadas por la tibia

taza de café.’

El problema aquí radica en que la palabra ‘fly’ en inglés significa tanto ‘volar’ como

‘mosca’. Este juego de palabras es imposible de transferir al español, razón por la cual el

traductor debe recurrir a la estrategia de compensación.

Traducir elementos culturalmente específicos

Los elementos culturalmente específicos son elementos idiosincráticos que forman parte de una sociedad o cultura en particular y que plantean problemas a la hora de traducirlos a otro idioma. Miremos un ejemplo extraído del relato:

Inglés: ‘(…) and gets up to fill the kettle and turn on the air conditioning.’

Español: ‘(...) y se levanta a preparar café y a prender el aire acondicionado.’

A simple vista traducir la frase ‘gets up to fill the kettle’ no debería generar mayores

dificultades, pero lo cierto es que esta expresión es culturalmente específica al público

británico. El ‘kettle’ o ‘hervidor de agua’ es un electrodoméstico esencial en cualquier

cocina del Reino Unido y sirve para hervir el agua para hacer té. Sin embargo, el té no es la

bebida más común en los países hispanoparlantes, luego ‘to fill the kettle’ puede no ser

interpretado como el primer paso a la hora de preparar una taza de té.

Técnicas para resolver dificultades en la traducción

1.Adaptación: “Técnica por medio de la cual se remplaza un elemento cultural por otro

propio de la cultura receptora. Esta técnica es muy útil a la hora de traducir anuncios

publicitarios, eslóganes, etc., los cuales utilizan varios procedimientos del lenguaje. En

estos casos, lo más importante es el sentido del mensaje y no las palabras que lo

componen.” (Hurtado Albir, 2001).

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Si por ejemplo en un texto británico encuentras que un momento uno de los personajes

va a la cocina y se dispone a ‘fill the kettle’, quizás traducir esto como ‘llenar el

hervidor de agua’ no sería la solución más recomendable. Como lo vimos en el artículo

sobre la traducción de relatos cortos, para los británicos ‘to fill the kettle’ es el primer

paso a la hora de preparar una taza de té. Si quisiéramos adaptar la historia para hacerla

más familiar a un público receptor colombiano, por ejemplo, una buena solución sería

traducir el extracto como ‘preparar café’, ya que aquí el café es una bebida mucho más

consumida que el té.

2. Ampliación lingüística: “Esta técnica de traducción se basa en la adición de

elementos lingüísticos en el texto de llegada. Es contraria a la técnica de compresión

lingüística.” (Hurtado Albir, 2001).

En español existen algunos verbos específicos para describir acciones que en inglés y

en otros idiomas no existen. Si un traductor está traduciendo un texto de español a

inglés y encuentra verbos como 'escampar', 'estrenar' o 'madrugar', la ampliación

lingüística será su única estrategia posible ya que tendrá que traducirlos como ‘to stop

raining' (parar de llover), ‘to wear for the first time’ (usar por primera vez) y ‘to get up

early’ (levantarse temprano) respectivamente.

3. Compensación: “Técnica de traducción que consiste en introducir en otro lugar del

texto un elemento de información o un efecto estilístico que no ha podido reflejarse en

el mismo sitio en que está situado en el texto original.” (Hurtado Albir, 2001).

La compensación busca lograr equilibrar las pérdidas y ganancias en términos de

estilística que ocurren en cualquier tipo de traducción. La compensación es una

estrategia utilizada sobretodo para resolver problemas como los que presentan la

intraducibilidad de los juegos de palabras. El traductor a menudo tratará de producir su

propio juego de palabras en el idioma de destino e introducirlo en otra parte del texto

para compensar la pérdida del juego de palabras original.

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4. Elisión: “Este procedimiento consiste en eliminar elementos de información del texto

de lengua original en el texto de llegada. Al igual que la compresión lingüística, se

opone al procedimiento de ampliación.” (Hurtado Albir, 2001).

La elisión permite simplificar el texto de origen al deshacerse de algunos elementos

que a juicio del traductor no son necesarios de reproducir en el texto meta.

Frecuentemente existe la necesidad de condensar y eliminar información para poder

adaptar una obra a otro idioma y la elisión es la estrategia adecuada que se utiliza para

este fin.

5. Préstamo: “Esta técnica de traducción consiste en poner una palabra o una expresión

del texto de origen en el texto de llegada, sin hacerle ninguna modificación.” (Hurtado

Albir, 2001).

Por lo general, el préstamo se hace cuando la lengua de llegada no dispone de un

equivalente o cuando existen fragmentos del texto original en otro idioma que son

internacionalmente reconocidos. Por ejemplo, si se encuentra en un texto la famosa

locución latina ‘carpe diem’, lo más conveniente será de tomar en préstamo del latín la

misma locución sin modificarla en lugar de traducirla como ‘aprovecha el día’.