Clasificación de oraciones simples

27
Clasificación de oraciones simples. LLLH. Paulina Aide Ceja Herrera. IDIOMAS 3° Semestre.

Transcript of Clasificación de oraciones simples

Clasificación de

oraciones simples.

LLLH. Paulina Aide Ceja Herrera.

IDIOMAS 3° Semestre.

Clasificación de las oraciones simples.

• Cuando la oración tiene un sujeto y un predicado se llama simple.

Si contiene más de un sujeto y más de un predicado se llama

compuesta. Así, por ejemplo, El niño dormía en su cuna, es una oración

simple; La madre creyó que el niño dormía en su cuna, es una oración

compuesta. La oración simple contiene un solo juicio, mientras

que la compuesta es la combinación de dos o más. La oración

compuesta es, pues, un complejo de oraciones simples, lógica y

psíquicamente relacionadas.

• En cualquiera de las unidades lingüísticas llamadas oraciones

podemos distinguir el contenido de la representación, lo que se

dice, y la actitud del que habla con respecto a dicho contenido. La

oración: tu padre llegará esta tarde, implica por parte del hablante una

afirmación, que podría expresar también diciendo: creo, afirmo, digo

que tu padre llegará esta tarde. ¡Tu padre llegará esta tarde!, puede indicar

sorpresa, asombro, mandato, temor, alegría, etc., según el gesto, la

entonación, la situación de los interlocutores o el contexto.

• ¿Tu padre llegará esta tarde? o ¿Llegará tu padre esta tarde?, son

preguntas. Quizá llegue tu padre esta tarde, indica duda. ¡Ojalá llegue tu

padre esta tarde! es la expresión de un deseo. El contenido objetivo

de la representación (la llegada de tu padre esta tarde) es el mismo

en todas estas oraciones; pero es diferente en cada caso la actitud

del hablante al enunciarlo.

• La actitud subjetiva se llamó modus. El modus puede hallarse

implícito, y deducirse del contexto o de la situación; o puede

hallarse explícito en el gesto, las variaciones fonéticas, o los signos

léxicos y gramaticales que la lengua posee, entre ellos los modos del

verbo, que por esto se llamaron así. El modus es, por consiguiente,

un criterio de clasificaci6n de las oraciones.

• Por otra parte, la naturaleza gramatical y semántica del sujeto y del

predicado tienen exigencias formales que originan distintos tipos

de oraciones. Con ello tenemos un segundo criterio clasificador.

Según lo que antecede, las diferentes formas de expresi6n de las

oraciones simples pueden depender: 1.°) de la calidad psicol6gica

del juicio, es decir, de la actitud del que habla; y 2.°) de la

naturaleza del predicado y del sujeto. A ambos criterios

atenderemos para clasificarlas, del modo siguiente:

exclamativas afirmativas

• Según la calidad psicológica dubitativas negativas

del juicio ......... Interrogativas optativas

exhortativas

intransitivas

Según la naturaleza del atributivas o cualitativas transitivas

Predicado… predicativas pasivas impersonales

reflexivas

recíprocas

• El criterio que informa la primera de estas dos clasificaciones es

aplicable tanto a la oración simple como a la compuesta, puesto

que la actitud del que habla se proyecta igualmente en ambas. Así

pues, todas las oraciones pueden ser exclamativas, de posibilidad,

interrogativas, etc.; pero las modificaciones formales que la calidad

psicológica del juicio puede producir en la oración simple, no

coinciden a menudo con las que produce en la compuesta, y por

esto trataremos separadamente de unas y otras.

Calidad psicológica del juicio.

• Psicológicamente considerado, el juicio no es solo un proceso

formal del entendimiento, sino producto de todas las actividades

del espíritu. No atenderemos, pues, a las condiciones lógicas del

juicio, sino a su naturaleza psíquica; y ésta sólo nos interesa en

cuanto produce diferencias expresivas entre unos juicios y otros.

• Así por ejemplo, la separación lógica entre los juicios

problemáticos y los dubitativos es perfectamente clara; pero la

actitud psíquica ante uno y otro tiende a confundir sus límites, y el

lenguaje ofrece consecuentemente amplias zonas de

indiferenciación entre las oraciones dubitativas y las de posibilidad,

como luego veremos.

• Los grupos de oraciones “enumerados” anteriormente, no constituyen una

clasificaci6n rigurosa, sin términos intermedios: son más bien las

denominaciones más diferenciadas de una serie de matices de imposible

deslinde en muchos casos. Otras veces, nuestras denominaciones no se

excluyen entre sí, sino que pueden superponerse. Por ejemplo, una oración

exclamativa es también afirmativa o negativa, dubitativa, exhortativa, etc. Las

dubitativas pueden ser a la vez interrogativas ( ¿Recordarías, quizás, la fecha de mi

última carta?). Más que una clasificaci6n 1ógica, es una enumeración de

agrupaciones que se distinguen por algún carácter dominante.

Oraciones exclamativas.

• La calidad subjetiva de mayores consecuencias en el lenguaje es la

producida por los sentimientos. La expresión de emociones no

necesita comúnmente diferenciar sus elementos; tiene carácter

total y está muy cerca de la palabra-frase del niño y del primitivo.

Una interjección, una blasfemia, una palabra cariñosa o entusiasta,

no contienen más ni menos que la expresión de la emoción

particular que las motiva. Es inútil empeñarse en ver en ellas una

oración elíptica, una condensación de elementos del juicio que no

han estado nunca en la mente del que las profiere.

• La oración exclamativa ofrece los siguientes rasgos fonéticos: 1.°) Refuerzo de

la articulación de los sonidos, si se trata de sentimientos dominantes de

tensión, placer, excitación; o relajamiento de la misma, cuando predominan

los sentimientos distensivos. 2.°) Aumento de intensidad y de cantidad en las

sílabas fuertes y en las palabras sentidas como más expresivas. 3.°) Desarrollo

de la entonación por encima o por debajo del tono medio de la voz del que

habla, de manera que el oyente percibe que no es su entonación habitual. 4.°)

Movimientos de la curva de entonación, peculiares en cada caso de los

sentimientos que se expresan. 5.°) Modificación del tiempo medio,

acelerando o retardando.

• Todos estos caracteres pueden acentuarse más o menos según los

casos, con predominio de unos sobre otros. Si el lenguaje es

egocéntrico (no preocupado por hacerse entender de los demás)

pueden debilitarse y aun desaparecer algunos de estos caracteres

fonéticos, por ejemplo la entonación en el cuchicheo del

soliloquio. Si el lenguaje es social, como ocurre de ordinario, todos

estos recursos entran en juego con la intención de que el oyente se

aperciba de que hablamos en forma desacostumbrada. El arte de

la declamación, donde la dicción se objetiva en cierto modo, y es

objeto de autocrítica, saca partido consciente de estos resortes

expresivos para producir efectos determinados.

• Pueden distinguirse grados dentro del carácter sintético de la oración

exclamativa. Primero, los gritos inarticulados o las interjecciones

llamadas propias (¡Ah!; ¡Oh!; ¡Ay!; ¡Uy!; ¡Hola!) que tienen validez social

dentro de un grupo lingüístico; palabras de todas clases habilitadas

como interjecciones (¡Bravo!; ¡Ánimo!; ¡Diablo!; ¡Ya!, etc.), o los

vocativos, dirigidos ya con plena intención a una persona o grupo. El

segundo grado se presentará en las frases exclamativas producidas por

un comienzo de análisis de la emoción en dos o mas palabras: ¡por

Dios!; ¡pero hombre!; ¡hermosa noche!; ¡qué asco!; ¡Pobre de mí!.

• En último término encontramos ya el análisis más desarrollado

que da a la expresión afectiva la estructura de una oración

enunciativa, de la cual no se distingue ya más que por los recursos

fonéticos arriba indicados: ¡No sabía qué hacer! ¡La hora se acerca!. A

medida que la emotividad va perdiendo su predominio, nos

hallamos ya en el terreno de las enunciativas.

• Por analogía con las interrogativas, toman con frecuencia

pronombres interrogativos y adverbios relativos, desposeídos de

sentido interrogativo y acentuados fuertemente. Encabezan la

oración y sólo desempeñan un papel enfático, a menudo

ponderativo, p. ej.: ¡Qué bonito!, ¡Cuánto me alegro!, ¡Cuán

desdichada soy!, ¡Cómo me fastidia! Únicamente qué, cuánto, cuán y

cómo son aptos para este uso exclamativo. No lo admiten los

demás interrogativos. La forma apocopada cuán no se usa más que

con sentido exclamativo y en lenguaje literario. La lengua hablada

emplea qué en "Su lugar:

• Compárense las expresiones: ¡Cuán felices eran! y ¡Quéfelices eran! En los clásicos y en textos literarios más omenos arcaizantes, aparece alguna que otra vez cuál enoraciones exclamativas, con el sentido de cómo: ¡Cuál gritanestos malditos!

• Dentro de las exclamativas se hallan también las oraciones de

mandato o exhortativas. Pero éstas son al mismo tiempo una

forma o aspecto particular de las oraciones optativas, de las cuales

nos ocuparemos más adelante.

• En rigor, las exclamativas no constituyen una clase especial de

oraciones, sino que el matiz emocional puede teñir en mayor o

menor grado a toda expresión humana y determinar en una

oración, de cualquier grupo que sea, modificaciones fonéticas y

estructurales

Oraciones de posibilidad o dubitativas.

• a) Las gramáticas suelen discrepar en cuanto a la distinción entre unas y otras.

• Mientras la ACADEMIA las reúne todas con las afirmativas y negativas en el

grupo de las aseverativas, otros autores distinguen además la expresión de la

probabilidad como un matiz de la posibilidad que tiene caracteres propios.

No tiene importancia la clasificación en sí misma, a condición de que los

fenómenos se expliquen bien. Pero la misma divergencia indica ya la amplia

zona de indiferenciación psíquica que existe entre los juicios que expresan

posibilidad, probabilidad y duda.

• Cuando el que habla estima que su juicio corresponde a una realidad,

formula su pensamiento con una oración afirmativa o negativa con el verbo

en indicativo. Si, por el contrario, cree que el juicio es sólo mental, sin

atreverse a considerarlo coincidente con una realidad objetiva, lo expresa

como posible, probable y dudoso, mediante los recursos gramaticales que

vamos a exponer. Nos hallamos, por consiguiente, en el terreno de los juicios

problemáticos de la Lógica, pero insistimos en que no se trata de su valor

lógico, sino de la actitud subjetiva ante ellos.

• b) La posibilidad y la probabilidad en el pasado o en el futuro se expresan por

medio del futuro hipotético, p. ej.: serían las siete (probablemente eran); Viviríais

muy felices en aquella casa (probablemente o posiblemente vivisteis o viviréis);

Tendría gracia esta ocurrencia (supongo que la tendrá). La significación de

posibilidad referida al pasado se ha desarrollado modernamente, y es más

frecuente en la lengua hablada que en la escrita (Te entusiasmarías mucho), y sólo

el sentido general de la conversación puede determinar si se trata de pretérito

o futuro.

• Si la probabilidad se enuncia en pasado perfecto, empleamos el antefuturo

hipotético o el pluscuamperfecto de subjuntivo, p. ej.: Nunca me lo habría

figurado (o me lo hubiera); Cualquiera lo habría (o lo hubiera) tomado a mal.

• La probabilidad en el presente y en el pasado inmediato se expresan también

con los futuros simple y compuesto de indicativo, respectivamente, p. ej.:

Serán las diez (probablemente son); Cara más hipócrita no la habrás visto en tu vida

(probablemente no la has visto).

• Para más pormenores véanse los capítulos destinados a tratar de los tiempos

del verbo. Naturalmente nos valemos también de medios léxicos, como son

el uso del verbo poder, de los adverbios probablemente, posiblemente, etc., o de la

locución deber + de + infinitivo, p. ej.: Esto podía ser cierto; Posiblemente volverá; luan

debe de estar en casa (supongo que esta').

• Con los verbos poder, deber y algunos más, las formas verbales en ora y en -ría

pueden sustituirse entre sí, p. ej.: Los muebles podrían ser mejores (o pudieran); A

estas horas deberla (o debiera) haber salido el tren (supongo que debla haber salido). Esta

sustitución en oraciones independientes fue mucho más extensa en la lengua

clásica, pero en la actualidad se limita a corto número de verbos. Expresiones

como la noticia me, alegrara mucho, por me alegraría, se sienten hoy como

afectado arcaísmo.

• c) La oración dubitativa simple se enuncia con adverbios de duda (acaso, tal

vez, quizás) seguidos de subjuntivo, p. ej.: acaso vuelva tu padre; tal vez fuese verdad

tu sospecha; quizás haya enviado un recado. El verbo puede estar también en

indicativo: en los ejemplos anteriores podemos decir vuelve, era o fue, ha

envíado, respectivamente. El empleo del subjuntivo aumenta el sentido

dubitativo de la oración, mientras que con el indicativo es una duda atenuada

que tiende a la afirmación o a la negación. Nótese la fina diferencia expresiva

entre tal vez conoces a este hombre y tal vez conozcas a este hombre.

• Con adverbios de duda se confunden los matices de duda,

posibilidad y probabilidad. En estos casos la sustitución entre las

formas ra y ría tiene pleno uso en la lengua moderna,

extendiéndose la sustitución hasta la forma en -se, por ejemplo: tal

vez seria verdad la noticia (o fuera, fuese); Acaso le conocerías (conocieras,

conociesesJ en Madrid; quizás temerías el peligro (temieras, temieses J. Si

quitamos los adverbios en estos ejemplos, se pierde el sentido

dubitativo; pasan a ser oraciones de posibilidad, y la sustitución no

puede tener lugar. Le conocerlas en Madrid expresa sólo la

posibilidad; Acaso le conocerías (conocieras, conocieses) acentúa el matiz

dubitativo. No podríamos decir en el primer caso le conocieras o

conocieses, sin adverbio de duda.

Oraciones interrogativas.