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“Clitemnestra, ¿destino o libre albedrío? Trabajo Especial Final Rodrigo M. Díaz Dubé Lengua y Cultura Griega I 2013.

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“Clitemnestra, ¿destino o libre albedrío?Trabajo Especial Final

Rodrigo M. Díaz Dubé

Lengua y Cultura Griega I

2013.

INTRODUCCIÓN

Elbia Difabio, 28/03/13,
Sacar punto.
Elbia Difabio, 28/03/13,
Quitar.
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En este trabajo abordaré el análisis de algunos fragmentos de la obra “Agamenón”, del autor trágico Esquilo. Más precisamente, enfocaré algunos aspectos vinculados con la tópica del papel desempeñado por las mujeres durante la Grecia Antigua, de acuerdo a la temática presentada por la Cátedra. Clitemnestra, por lo tanto, será el personaje seleccionado para tal propuesta.

Con respecto a los motivos que determinaron la elección de este personaje femenino, creo encontrar en el mismo una notable potencia dramática, al tiempo que presenta una rica gama de matices psicológicos, a partir de la expresiva nitidez con la que manifiesta el ritmo de su apasionada afectividad.

El tema de mi análisis será demostrar cómo, a través del personaje de Clitemnestra, se plantea la cuestión del destino y las decisiones personales.

Principalmente presentaré un marco teórico de la obra esquílea en la que expongo sintéticamente el contexto político, como así también un breve comentario sobre cuestiones temáticas, jalonado con citas de algunos prestigiosos autores. También expondré algunos aspectos vinculados con la concepción de la mujer en la época en que hizo su aparición la obra.

Posteriormente abordaré el análisis de los fragmentos seleccionados. Para ello procederé con una presentación de los mismos para luego reflexionar críticamente sobre ellos.

Para este trabajo he consultado las siguientes fuentes bibliográficas: Esquilo. Tragedias. Trad. de B. Perea Morales. Introducción de M. Fernández Galiano. 1° ed. 2° reimpresión. Madrid: Gredos, 1986; Perriot, María C. Configuración de personajes femeninos en seis tragedias de Eurípides. 1° ed. San Juan: effha, 2007; Grimal, Pierre. Diccionario de mitología griega y romana. 1° ed. 3° reimpresión. Buenos Aires: Paidós, 2004; Jaeger, Werner. Paideia: los ideales de la cultura griega.1° ed. 7° reimpresión. México: Fondo de Cultura Económica, 1985; López de Hernández, Nelly. Manual de Historia y Cultura de la Grecia Antigua. 1° ed. Buenos Aires: Plus Ultra, 1979 y Pomeroy, Sarah. Diosas, rameras, esposas y esclavas. Trad. de Ricardo Lezcano Escudero. 2° Ed. Madrid: Akal, 1990.

MARCO TEÓRICO

~ 1 ~

Elbia Difabio, 28/03/13,
No. Esto va atrás, en Fuentes y Bibliografía. Aquí puede indicar títulos y autores, junto con una síntesis de qué han aportado cada uno.
Elbia Difabio, 28/03/13,
¿qué temáticas? Especifique.
Elbia Difabio, 28/03/13,
Elbia Difabio, 28/03/13,
de acuerdo con el eje temático presentado por la cátedra.
Elbia Difabio, 28/03/13,
de acuerdo con
Elbia Difabio, 28/03/13,
en
Elbia Difabio, 28/03/13,
el tópico
Elbia Difabio, 28/03/13,
Quitar comillas y coma.
Elbia Difabio, 28/03/13,
Quitar.
Elbia Difabio, 28/03/13,
analizaré
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El contexto histórico y algunas consideraciones tematológicas

Esquilo nació en el año 525 a. C. en Eleusis(Atenas), en el seno de una familia noble. Murió en Gela(Sicilia) en el año 468 a.C.

Su obra, por tanto, surge y se desarrolla en la polis ateniense, a través del Siglo V o Periodo Clásico. Según N. López de Hernández, este periodo significó un “magnífico florecimiento de la literatura, las artes, la filosofía” (1979: 169) 1 en el que “Pericles contribuyó en gran medida a la implantación de las condiciones adecuadas para este florecimiento cultural”2.

Durante el primer cuarto del siglo V, en plástica, cerámica y literatura, predominó un canon estético denominado “estilo severo”. Este estilo, según la autora, coincide con una cosmovisión que le da “un nuevo sentido a la vida del hombre mediante la búsqueda del orden y la armonía”3, y en la que se ha operado una suerte de desprendimiento de “cuanto significa superficialidad, desmesura, amor al lujo. Cesó de obrar […] la influencia oriental que había caracterizado el final de la época arcaica”4.

Esta transformación del espíritu ateniense está relacionada con los años de penurias que se debieron afrontar durante la invasión de Jerjes. Una vez alejado el peligro a partir de la victoria, esta fue interpretada como un designio de los dioses, ya que los griegos habían demostrado la justicia de su causa, en tanto los persas se habían hecho merecedores de la derrota por su hýbris.

Estos dioses, que le habían concedido el triunfo a los griegos, muestran una evolución en relación a los dioses homéricos, ya que buscan resolver de manera armónica sus antagonismos y rivalidades, tal como ocurre en la polis, en donde las facciones rivales tratan de conciliar sus intereses por el bien del Estado.

Según W. Jaeger, Esquilo “manifiesta el verdadero carácter político de su tragedia. En ello se funda su fuerza educadora, moral, religiosa y humana, puesto que todo ello se hallaba comprendido en la amplia concepción del nuevo estado”5. Esta religiosidad sustentada en esta nueva noción de los dioses, como así también una renovada concepción de la justicia y del estado, son reflejadas en la tragedia de Esquilo.

El tema principal de su obra, según N. López de Hernández, es:

(...) el destino, cuya fuerza es inapelable y ante la cual los mismos dioses deben ceder. Se destaca en sus tragedias la debilidad del ser humano que, creyéndose libre, es aplastado por fuerzas infinitamente superiores. Estas fuerzas siniestras pesan sobre los protagonistas empujándolos a realizar acciones no deseadas pero que, en última instancia, están prefijadas por un destino inexorable. Subsisten en Esquilo algunas ideas antiguas como la del crimen hereditario en ciertas familias o la maldición que pesaba en otras. Tal lo que ocurre en la familia de los Atridas […] Pero tras ese desarrollo dramático Esquilo llega a un desenlace positivo y esperanzado. […] A través de su obra, Esquilo tiende a expresar su concepción de la

1ibíd., p. 169. 2ibíd., p. 169.3ibíd., p. 169. 4ibíd., p. 169. 5ibíd., p. 225.

~ 2 ~

Elbia Difabio, 28/03/13,
(...)
Elbia Difabio, 28/03/13,
Puse la cita más adentro y la comencé con (...). También reubiqué la cita de Jaeger.
Elbia Difabio, 28/03/13,
Uní dos párrafos. Retome este concepto cuando analice la tragedia Agamenón y aplíquelo a la obra. ¿Qué enseña esta tragedia específicamente?
Elbia Difabio, 28/03/13,
relación con
Elbia Difabio, 28/03/13,
Les –refuerza el OI “a los griegos”(o quitar)
Elbia Difabio, 28/03/13,
(...)
Elbia Difabio, 28/03/13,
Quitar coma.
Elbia Difabio, 28/03/13,
Quitar. Innecesario.
Elbia Difabio, 28/03/13,
Incorpore así la referencia, no abajo. Vale para todas las otras citas.
Elbia Difabio, 28/03/13,
Quitar. Ya se sabe que será a. C. por la fecha de nacimiento.
Elbia Difabio, 28/03/13,
Quitar.
Elbia Difabio, 28/03/13,
Quitar.
Elbia Difabio, 28/03/13,
¿Tematológicas o temáticas? No es lo mismo.
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justicia entendida como conciliación entre libertada y autoridad, entre derechos individuales y derechos de la comunidad. Esta justicia depende, en gran parte, de la acción libre del hombre pero es expresión, al mismo tiempo, de la voluntad divina6.

Entretanto para W. Jaeger:

En la concepción de la epopeya, la ceguera, la até, comprende en unidad la causalidad divina y humana en relación con el infortunio: los errores que conducen al hombre a su ruina son efecto de una fuerza demoníaca que nadie puede resistir […] El desarrollo de la autoconciencia humana se realiza en el sentido de la progresiva autodeterminación del conocimiento y de la voluntad frente a los poderes que vienen de lo alto. De ahí la participación del hombre en su propio destino y su responsabilidad frente a él7.

Esto quiere decir que, si bien existe una fuerza que empuja al ser humano a proceder de determinada manera, existe una voluntad capaz de decidir por sí misma y asumir los efectos de su propia elección.

Otro aspecto interesante para destacar es el sustrato ideológico subyacente en la obra esquílea, el cual se vincula con la concepción presente en la obra de Solón. Esta, según W. Jaeger, es la,

Lucha […] para sondear los ocultos fundamentos del gobierno divino. Un problema esencial era para Solón el de la conexión causal entre la desventura y la culpa del hombre. En sus grandes elegías, que se ocupan de este problema, aparecen por primera vez las ideas que impregnan las tragedias de Esquilo8.

Para cerrar, citaré las apreciaciones de M. Fernández Galeano, el cual señala que:

En cuanto a ideología ética y política de Esquilo está claramente inspirada […] en el gran Solón: la firmeza del sentimiento democrático, el odio a la tiranía […] y la guerra civil; el patriotismo que, en tiempos de Esquilo hallaba motivos de exaltación frente a Persia o la rival Egina; el repudio de la hýbris portadora de áte […] y el elogio de la moderación […] y dela justicia rectora de ciudades, familias y hombres; todo esto, presente ya en Hesíodo, iba a construir clave ideológica de las tragedias de Esquilo9.

La maldición de Tántalo en la Casa de los Atridas

Podría afirmarse que los funestos episodios que concluyen con el crimen de Clitemnestra son una suerte de “efecto dominó”. Vale, entonces, desplegar la mirada restrospectivamente.

La causa remota

En el pasado se encuentra la clave para comprender la relación lógica de los hechos. Según P. Grimal:

Tántalo pasa generalmente por ser hijo de Zeus y de Pluto, hija esta de Crono o incluso de Atlante […] Se había casado con una de las hijas de Atlante, la pléyade Dione. Pero se le conocía también otra esposa, Eurianasa, hija del dios-río Pactolo

6ibíd., p. 171. 7Ibíd., p. 238.8Ibíd., p. 237.9Ibíd., p. 11.

~ 3 ~

Elbia Difabio, 28/03/13,
retrospectivamente
Elbia Difabio, 28/03/13,
Galiano
Elbia Difabio, 28/03/13,
(...) Arregle usted las próximas, en cita de Fernández Galiano y de Grimal, por ejemplo.
Elbia Difabio, 28/03/13,
(...)
Elbia Difabio, 28/03/13,
libertad
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[…] Sus hijos son Pélope y Níobe […] De él, por mediación, de Pélope, descienden los Tantálidas Tiestes, Atreo y, finalmente, Agamenón y Menelao […] Tántalo es célebre en la mitología sobre todo por el castigo que hubo de sufrir en los Infiernos, del cual ya se da una descripción en la Odisea, en el ‘Descenso a los Infiernos’, uno de los pasajes más recientes del poema. Sin embargo los autores no estaban de acuerdo sobre el motivo del castigo. Se le culpaba de orgullo: invitado por los dioses a su mesa, había revelado a los hombres los divinos secretos de los que se había hablado libremente en su presencia. O bien había sustraído néctar y ambrosía durante los banquetes, para dárselos a sus amigos mortales. Como Licaón, parece que Tántalo inmoló a su hijo [Pélope] para servirlo como plato a los dioses […]

En cuanto a Atreo comenta:

Atreo es hijo de Pélope e Hipodamia; su hermano menor es Tiestes. Su leyenda se basa esencialmente en el odio de los dos hermanos y en las venganzas atroces de que se hicieron objeto mutuamente […] Atreo y Tiestes asesinaron a su hermanastro Crisipo, que Pélope había tenido de la ninfa Axíoque. En castigo, Pélope desterró a los dos hijos y los maldijo. Estos se refugiaron en Micenas, junto a Euristeo, sobrino de Atreo o, según otra versión, más aceptada, junto al padre de Eurtisteo, Esténelo. Cuando Esténelo hubo expulsado a Anfitrión de sus tierras de Argólide, confió la ciudad y la comarca de Midea a Atreo y Tiestes. Posteriormente, al morir Euristeo sin hijos, víctima de los Heráclidas, un oráculo aconsejó a los habitantes de Micenas que eligiesen rey a un hijo dePélope. A este efecto, fueron llamados Atreo y Tiestes, y los dos hermanos comenzaron a alegar sus respectivos títulos al trono. Entonces se puso de manifiesto el odio que se profesaban. Ocurrió que Atreo encontró en otro tiempo en su rebaño un cordero que tenía el vellón de oro. A pesar de haber hecho voto de sacrificar a Ártemis el producto más bello de su ganado este año, guardóse el cordero para sí y encerró el vellón en un cofre. Pero su esposa Aérope, que era amante de Tiestes, había dado en secreto a este el toisón milagroso. En el debate que se planteó ante los habitantes de Micenas, Tiestes propuso que fuese elegido rey el que pudiese mostrar un vellón deoro. Atreo aceptó, pues ignoraba el hurto de Aérope. Tiestes propuso exhibió entonces el toisón y fue proclamado rey. Pero Zeus previno a Atreo por mediación de Hermes de que conviniera con Tiestes que el verdadero soberano sería designado por otro prodigio: si el Sol invertía su carrera, Atreo reinaría en Micenas, y en caso contrario Tiestes continuaría en posesión del trono. Tiestes aceptó, y en seguida el Sol se puso por el Este, con lo que Atreo, objeto evidente del favor divino, reinó definitivamente en la ciudad. Apresuróse a desterrar de su reino a Tiestes; pero más adelante, informado de la intriga de Aérope con su hermano, simuló reconciliarse con él y volvió a llamarlo. Una vez en Micenas Tiestes, Atreo asesinó secretamente a tres hijos que aquel había tenido con una náyade: Áglao, Calileonte y Orcómeno, a pesar de haberse refugiado como suplicantes en un altar de Zeús. Luego, no satisfecho aun con el crimen, despedazó a los niños, los coció y los sirvió como manjar a su padre en un banquete. Cuando Tiestes hubo comido, le mostró las cabezas de sus hijos, le reveló la naturaleza del manjar y luego lo arrojó del país. Tiestes se refugió en Sición, donde, aconsejado por un oráculo, engendró con su propia hija, aunque sin saberlo esta, un hijo, Egisto. Después, la hija de Tiestes, llamada Pelopia, casó con Atreo, su tío. Egisto, cuyo verdadero padre era desconocido de Atreo, fue educado por este, y ya hombre, recibió de él encargo el encargo de matar a Tiestes. Pero Egisto descubrió a tiempo que este era su padre y, regresando a Micenas, dio muerte a Atreo, y luego entregó el reino a Tiestes. Atreo tuvo por hijos, con Aérope, a Agamenón, y Menelao, pese a que la paternidad de estos se atribuya algunas veces a Plístenes, hijo de Atreo, muerto joven, cuyos descendientes habrían sido adoptados por su abuelo.

En torno a Clitemnestra explica:

Clitemnestra es hija de Tindáreo y de Leda. Es hermana […] de los Dióscuros, los hijos ‘divinos’ que Leda tuvo de Zeus. Clitemnestra es hermana gemela de Helena, pero

~ 4 ~

Elbia Difabio, 28/03/13,
Muy larga. Sintetícela. Deje aquellos elementos que le vengan bien, por semejantes o por muy diferentes, con respecto a la obra que usted analizará.
Elbia Difabio, 28/03/13,
Euristeo
Elbia Difabio, 28/03/13,
Es una cita muy larga. Sintetícela con sus palabras.
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mientras esta es hija de Zeus, que se unió a Leda en forma de cisne, Clitemnestra es hija de Tindáreo. Primero estuvo casada con Tántalo, hijo de Tiestes, pero Agamenón dio muerte a su marido y a sus hijos. Perseguido por los Dióscuros, Agamenón fue obligado a casarse con Clitemnestra. El matrimonio empezaba mal […]Cuando, con ocasión de reunirse el ejército en Áulide, el adivino Calcante proclama la necesidad del sacrificio de Ifigenia, Agamenón llama a su esposa y a sus hijos, que se habían quedado en Argos (o en Micenas), so pretexto de prometer a Ifigenia con Aquiles. Prepara el sacrificio en secreto, guardándose bien de confiar sus proyectos a su mujer. Una vez inmolada Ifigenia, el rey envía a Clitemnestra a Argos, donde ella rumiará ideas de venganza […]Durante la ausencia de Agamenón, y a lo largo del período de la guerra de Troya, Clitemnestra comenzó por ser fiel a su marido. Este había dejado a su lado a un viejo aedo, llamado Demódoco, encargado de aconsejarla y eventualmente de informarlo a él. Pero Egisto se enamoró de ella y no paró hasta que hubo alejado al cantor. Clitemenestra sucumbió, impulsada tal vez por las sugerencias de Nauplio, que se esforzaba, corrompiendo a las mujeres, en vengarse de los griegos por haber matado a su hijo Palamedes; y también por el deseo de vengarse ella de su marido, que había dado muerte a su hija Ifigenia; o tal vez por celos porque conocía las relaciones de su esposo con Criseida. Egisto pasa aser dueño y señor del palacio de Agamenón, y fue quien maquinó el asesinato de este cuando regresó de Troya. En las versiones más antiguas de la leyenda, las de los poemas homéricos, Clitemnestra no participa en el asesinato, que es obra exclusiva de Egisto. Pero en los trágicos, ella se convierte en su cómplice, e incluso acaba siendo la ejecutora, al dar muerte a su marido con su propia mano […] Mata igualmente a Casandra, de quien está celosa, no sin antes haberla insultado. En los trágicos, Clitemnestra persigue en su odio a los hijos de Agamenón. Manda encerrar a Electra en un calabozo, y habría dado muerte a Orestes si el niño no hubiese sido sustraído por su preceptor. Siete años después Clitemnestra es inmolada por su hijo Orestes, en venganza del asesinato de su padre.

El rol de la mujer en la Tragedia Ática

Según S. Pomeroy,

La conducta apropiada de hombres y mujeres se explora en muchas tragedias. Esto no quiere decir que sea siempre el tema principal de las mismas […] La adecuada conducta femenina se caracterizaba entonces, como ahora, por la sumisión y la modestia. Tecmesa en ‘Ayax’, Deyanira en ‘Las Traquinias’, y los coros femeninos en las tragedias representan el papel de mujeres ‘normales’. Debido a las limitaciones de la conducta femenina ‘normal’, las heroínas que actúan fuera de los estereotipos son a menudo reputadas de ‘masculinas’ […] Las heroínas, como los héroes, no son gente normal. Aunque en una cultura patriarcal represiva, la mayor parte de las mujeres -como Ismene- se sometan dócilmente, algunas heroínas – como Clitemnestra, Antígona y Hécuba- adoptan las características del sexo dominante para lograr sus objetivos [...] En ‘Agamenón’ la primera obra de la trilogía ‘La Orestea’, Esquilo muestra a Clitemnestra como poseyendo poder político, planeando complejas estrategias conducentes a retrasmitir señales recibidas desde Troya, engañando a su marido al persuadirlo de que marche sobre una alfombra púrpura, y, finalmente, planeando y ejecutando su muerte. Sin arrepentirse, exhibe su libertad sexual anunciando que la muerte de Casandra ha aportado un nuevo sabor a su placer, y que su situación estará asegurada mientras que su amante, Egisto, mantenga encendido el fuego en su hogar (1435-36, 1446-47). Esta frase equívoca es especialmente escandalosa pues una mujer tradicionalmente enciende el fuego en el hogar de su padre o de su amigo10.

ANÁLISIS DE LOS FRAGMENTOS

10Ibíd., p. 118.

~ 5 ~

Elbia Difabio, 28/03/13,
Nuevamente, muy larga. Elija algún concepto clave para citar y busque usted dicha idea en la obra elegida para analizar. Explíquelo con sus palabras.
Elbia Difabio, 28/03/13,
minúsculas
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Las obras escogidas para el análisis forman parte de la trilogía denominada “Orestíada”, la cual fue compuesta aproximadamente en el año 468 a. C. en Gela, Sicilia.

A continuación cito los fragmentos seleccionados de la obra ‘Agamenón’para su posterior comentario. Los fragmentos están divididos y analizados en dos secciones opuestamente complementarias: una intitulada, “La conciencia de la subjetividad en la afirmación del libre albedrío” (vv. 1372-1448) y la otra denominada “La conciencia del destino en las decisiones finales” (vv. 1449-1576).

La conciencia de la subjetividad en la afirmación del libre albedrío

Clitemnestra. – No sentiré vergüenza de decir lo contrario de lo que he dicho antes según era oportuno, pues, al andar tramando acciones hostiles contra unos enemigos que tienen la apariencia de ser amigos, ¿cómo se les podría tender una trampa con mayor altura que la medida de su salto? Sí. Con el tiempo acabó por llegarme este combate que yo tenía meditado de antiguo, debido a una vieja querella.

Aquí estoy en pie, donde yo he herido, junto a lo que ya está realizado. Lo hice de modo –no voy a negarlo- que no pudiera evitar la muerte ni defenderse. Lo envolví en una red inextricable, como para peces: un suntuoso manto pérfido. Dos veces lo herí, y con dos gemidos dobló sus rodillas. Una vez caído, le di el tercer golpe, como ofrenda de gracia al Zeus subterráneo salvador de los muertos. De esta manera, una vez caído, fue perdiendo el calor de su corazón y exhalando en su aliento con ímpetu la sangre al brotar del degüello. Me salpicaron las negras gotas del sangriento rocío, y no me puse menos alegre que la sementera del trigo cuando empieza a brotar con la lluvia que Zeus concede.

Así están las cosas, venerable asamblea de argivos aquí presente. Podéis alegraros, si esto os causa alegría, que yo me glorío. Si estuviera bien y se pudieran hacer libaciones por un cadáver, aquí sería justo, más que justo, en verdad. ¡Tan graves son los malditos crímenes de que este en casa llenó la crátera que él personalmente ha apurado al volver!

Corifeo. - ¡Nos asombra tu lengua! ¡Cuán audaz al jactarte con ese lenguaje junto al cadáver de tu marido!

Clitemnestra. – Intentáis sorprenderme, como si yo fuera una mujer irreflexiva. Pero yo os hablo con intrépido corazón -lo sabéis muy bien-, me da igual que quieras elogiarme o censurarme. Este es Agamenón, mi esposo, pero cadáver. Obra es ello de esta diestra mano, un justo artífice. Esto es así.

Coro.

Estrofa. 1°.

¿Qué mala hierba nacida de la tierra, dulce de comer, has probado, mujer? ¿O qué bebida salida del mar ondulante, para que te hayas puesto a este sacrificio y despreciado las maldiciones qué gritará el pueblo? Tú has cortado, ¡pero serás un ser sin ciudad, objeto de odio implacable para los ciudadanos!

Clitemnestra. –Dictas ahora como sentencia mi destierro de la ciudad, el odio de los ciudadanos y maldiciones a gritos del pueblo; pero no te enfrentaste antaño a este hombre que, sin darle importancia, como si se tratara de matar una res entre los rebaños de hermoso vellón, cuando superabundan las ovejas, sacrificó a su propia hija, mi parto más querido, como remedio contra los vientos de Tracia. ¿No hubieras debido desterrar a ese de este país en expiación de su crimen?

En cambio, al oir mis acciones, eres un juez severo. Pero te digo que así me amenaces, porque de igual modo estoy preparada para que impongas sobre mí tu poder,

~ 6 ~

Elbia Difabio, 28/03/13,
oír
Elbia Difabio, 28/03/13,
Separé párrafos para beneficio del lector.
Elbia Difabio, 28/03/13,
Quitar coma.
Elbia Difabio, 28/03/13,
Tales pasajes
Elbia Difabio, 28/03/13,
Quitar.
Elbia Difabio, 28/03/13,
Usted antes ha dicho que se trata del Agamenón.
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si llegas a vencer con tu brazo. Pero si la deidad decide lo contrario, vas a aprender, aunque tarde, a ser prudente, porque voy a enseñártelo.

Coro.

Antistrofa. 1°.

Eres de alma altanera y has hablado con arrogancia. Tu mente ha enloquecido con este suceso que mancha la sangre de un asesinato. Sobre tus ojos destaca el fluir de la sangre. Necesario es que ya, privada de amigos, pagues represalias, golpe por golpe.

Clitemnestra. – También vas a oir el veredicto de mi juramento: ¡Por justicia –la vengadora de mi hija- por Ate y Erinis, en cuyo honor degollé a ese, no abrigues la esperanza de que el miedo encienda el fuego de mi hogar Egisto bien dispuesto hacia mí como antes, pues es para mí un no pequeño escudo de valor!

Ahí yace el ofensor de esta esposa, el deleite de las Criseidas al pie de Ilio, y también esta prisionera, su adivina y compañera de lecho, profetisa que con él compartía fielmente su cama, pero que frecuentaba igualmente los bancos de los marineros.

Ninguno de los dos se salió con la suya en la impunidad. Él, de este modo, y ella, tras cantar como un cisne el lamento postrero de muerte, yace a su lado como su amante; y me ha traído un condimento para dulzura de mi lecho.

Si se lee aisladamente este dramático e intenso diálogo sangrientamente oscuro es difícil creer que la reina haya sido un simple juguete de las fuerzas del destino. Veamos algunas razones, porque:

1. Porque señala que largamente esperaba el momento de cometer el crimen.

2. Porque se regocija explicando los detalles de su plan homicida.

3. Porque considera como “justo” su asesinato y las causas del mismo. Esta justificación se aprecia en las argumentaciones esgrimidas por Clitemnestra al personaje del Corifeo/Coro.

4. Porque sus comentarios sarcásticos están como impregnados de una maliciosa felicidad.

Es decir que, de acuerdo a las razones expuestas, la reina, luego de evaluar todo su accionar, “ve” que no hay nada reprobable en devolver muerte por muerte y que la recriminación del Coro solo merece una actitud desafiante de parte de ella.

A partir de todo lo expuesto considero como evidentes las siguientes conclusiones:

La presencia constante de un “Yo autoconsciente”. La intencionalidad de este “Yo”, desde la cual se planea y decide con

minucioso dramatismo cada instante ficcional.

La conciencia de ser el instrumento vengador del destino

Coro.

Estrofa. 2°.

~ 7 ~

Elbia Difabio, 28/03/13,
Uso incorrecto del “como”. Quitar.
Elbia Difabio, 28/03/13,
Sacar de acá y llevar junto al verbo: la reina “ve”
Elbia Difabio, 28/03/13,
Quitar y reemplazar por sinónimo, hay un “razones” muy cerca.
Elbia Difabio, 28/03/13,
de acuerdo con los motivos expuestos
Elbia Difabio, 28/03/13,
Quitar.
Elbia Difabio, 28/03/13,
Quitar. Uso incorrecto del “como”.
Elbia Difabio, 28/03/13,
Acá el “porque” y lo saca de toda la enumeración.
Elbia Difabio, 28/03/13,
oír
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¡Ay! ¿Qué muerte, sin mucho dolor ni guardar cama, podría venir sobre nosotros con rapidez y producirnos el sueño eterno que nunca se acaba, puesto que ha sucumbido mi benévolo protector, tras haber soportado muchas fatigas por culpa de una mujer? ¡Y a manos de una mujer ha perdido la vida!

¡Ay, loca Helena! ¡Tú sola hiciste que perecieran muchas vidas, muchísimas vidas al pie de Troya!

Y ahora te has adornado con una postrera corona de eterna memoria por una sangre que nunca podrá ser lavada!

¡Sí, entonces estaba adherida con fuerza a esta casa Discordia, que consigo traía la ruina de los varones!

Clitemnestra. – No impreques destino de muerte con la pesadumbre que esto te causa, ni desvíes contra Helena tu ira, alegando que fue destructora de hombres y que, al hacer perecer ella sola las vidas de numerosos varones, produjo un dolor sin posible calmante.

Coro.

Antistrofa. 2°.

¡Espíritu maligno que caíste sobre esta casa y sobre los dos descendientes de Tántalo, concediste vigor a la fuerza de idéntico temple que, procedente de dos mujeres, me muerde el corazón!

Puesta sobre el cadáver como odioso cuervo, se jacta de entornar un himno monstruoso.

Clitemnestra. – Ahora sí enderezaste la sentencia, que anteriormente tu boca expresara, invocando al espíritu malo, engordado tres veces, de esta familia, porque de él se alimenta en el vientre esta pasión lamedora de sangre: antes de haber cesado el antiguo dolor se derrama de nuevo otra sangre.

Estrofa. 3°.

Coro. – Sí. Das tu asentimiento a la existencia en este palacio de una poderosa deidad maligna inspiradora de terrible rencor -¡ay, ay!-, ¡triste asentimiento a una fortuna insaciable -¡ay, dolor!- recibida de Zeus, causante y artífice de todas las cosas! ¿Pues qué les ocurre a los hombres mortales sin Zeus? ¿Qué desgracia de estas no se ha cumplido sin el concurso de los dioses?

¡Ay, ay! ¡Rey, Rey! ¿De qué manera debo llorarte? ¿Qué decirte desde el interior de mi alma amiga? Yaces en esa tela de araña, exhalando tu vida con impía muerte -¡ay, ay de mí!- en ese indigno lecho, vencido por muerte traicionera mediante el arma de doble filo que una mano empuño.

Clitemnestra. – Afirmas tú que esta obra es mía y dices que soy la esposa de Agamenón. No es así, sino que bajo la forma de la mujer de este muerto, el antiguo, amargo genio, para tomar venganza de Atreo –aquel execrable anfitrión- ha hecho pagar a este y ha inmolado a un adulto en compensación de unos niños.

Antistrofa. 3°.

Coro. - ¿Quién dará testimonio de que no eres culpable de este asesinato? ¿Cómo? ¿Cómo va a darlo? Puede, no obstante, haber sido cómplice tuyo el genio que ansiaba venganza del padre.

Avanza violento el Ares tenebroso entre familiares ríos de sangre con los que otorgará justicia al cuajarón de sangre infantil devorada.

¡Ay, ay! ¡Rey, rey! ¿De qué manera debo llorarte? ¿Qué decirte desde el interior de mi alma amiga? Yaces en esa tela de araña, exhalando tu vida con impía muerte -¡ay, ay de mí!- en ese indigno lecho, vencido por muerte traicionera, mediante el arma de doble filo que una mano empuñó.

Clitemnestra. – Ni creo que indigna haya sido su muerte. ¿No causó ese a esta casa una desgracia mediante un engaño? Pero, como trató indignamente a la flor que me

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había brotado de él, a mi Ifigenia muy llorada, y ha sufrido su merecido, ¡qué él no se jacte en el reino de Hades!, porque ha pagado lo mismo que hizo con la muerte que ha recibido mediante un puñal.

Estrofa. 4°.

Coro. – Me falla la mente al tratar de buscar un recurso certero. No encuentro hacia dónde volverme, cuando esta casa se derrumba. Me asusta el fragor sangriento de lluvia que abata a esta casa. Ya no es precisamente una llovizna, y Justicia se está afilando para otra acción dañosa en otras piedras de afilar del destino.

¡Ay, tierra, tierra!, ¡ojalá que tú me hubieras recibido antes de haber visto a este ocupar como lecho la bañera de plata!

¿Quién va a enterrarlo? ¿Quién en su honor cantará el canto fúnebre? (A Clitemnestra) ¿Tendrás tú la osadía de hacerlo?¿Después de haber dado muerte a tu propio marido, vas a llorarlo? ¿Y vas a dar cima a tu obra, rindiendo a su alma inicuamente un homenaje que no es homenaje en compensación de tu crimen monstruoso?

¿Quién va a sentir el dolor de pronunciar el fúnebre elogio en honor de este héroe junto a su tumba, fiel a la verdad de su corazón?

Clitemnestra. – No es asunto tuyo preocuparte de eso. A mis manos cayó y murió, y yo lo enterraré, pero no acompañado del llanto de los de su casa, sino que Ifigenia, su hija, cuando, con agrado, como es debido, haya salido a su encuentro al vado del veloz río de los dolores, luego de haberlo abrazado, lo besará.

Antistrofa. 4°.

Coro. - ¡Un ultraje sucede a otro ultraje!

Difícil es esto de juzgar: expolian al que expolia, y el que mata paga. Mientras permanezca en su trono Zeus, permanecerá –es ley divina- que el culpable sufra.

¿Quién podrá arrojar de esta casa esa semilla de maldición? ¡Esta estirpe está condenada a la ruina!

Clitemnestra. – Te has embarcado con la verdad en este oráculo. Y yo, en consecuencia, quiero, luego de establecer pactos jurados con el genio recial de los Plisténidas, aceptar estos hechos, por duros que sean de soportar, pero que en el futuro salga de esta casa a destruir otra estirpe mediante muertes parricidas. Y de las posesiones, con tener una parte pequeña me basta, ¡si consigo arrancar del palacio esas locuras de asesinarse unos a otros!

Si se lee aisladamente este pasaje del diálogo de Clitemnestra con el personaje del Coro/Corifeo predomina el protagonismo del destino en el homicidio de Agamenón. Esta referencia al destino es personificada a través de construcciones tales como “el antiguo, amargo genio”(vv. 1501-1502),“el genio recial de los Plisténidas” (vv. 1571-1572) o bien “al espíritu malo, engordado tres veces, de esta familia, porque de él se alimenta en el vientre esta pasión lamedora de sangre” (vv. 1476-1479) entre alguna otra más. Inclusive el personaje del Coro desliza una prosopopeya proléptica cuando expresa, “Justicia se está afilando para otra acción dañosa en otras piedras de afilar del destino” (vv. 1535-1536); para, de alguna manera, anticipar la participación de Orestes en la siguiente obra de la trilogía (Las Euménides).

Desde esta perspectiva las decisiones y acciones humanas estarían diseñadas previamente por el destino, lo que determinaría la imposibilidad de burlar las disposiciones de este destino. Es decir que la libertad vendría a ser una creencia falsa, engañosa. El rapto de Helena, la muerte de Ifigenia, la Guerra de Troya, el deceso de Agamenón y Casandra, etc. se encontrarían previstos de antemano y los personajes solo existirían en función de estos propósitos divinos. Vale decir que desde esta ideología la responsabilidad frente a las decisiones personales perdería fuerza o vigor. Es lo que de algún modo propone Clitemnestra

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Elbia Difabio, 28/03/13,
Quitar. Evite el uso de “etc.”.
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En versalita porque es título.
Elbia Difabio, 28/03/13,
Quitar. Innecesario.
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al considerar que, “bajo la forma de la mujer de este muerto, el antiguo, amargo genio, para tomar venganza de Atreo –aquel execrable anfitrión- ha hecho pagar a este y ha inmolado a un adulto en compensación de unos niños”(vv. 1500-1504). Más aún, para alejar los efectos de la maldición de la Casa de Atreo pretende, “establecer pactos jurados con el genio recial de los Plisténidas, aceptar estos hechos, por duros que sean de soportar, pero que en el futuro salga de esta casa a destruir otra estirpe mediante muertes parricidas. Y de las posesiones, con tener una parte pequeña me basta, ¡si consigo arrancar del palacio esas locuras de asesinarse unos a otros!” (vv. 1571-1576).

Sintetizando: el libre albedrío se diluiríaante el poder irresistible del destino.

Conclusiones Finales

La genialidad de esta obra permite un abordaje mucho más rico, complejo y multiperspectivista que excede el análisis propuesto en mí trabajo. Formulada esta aclaración, me permitiré afirmar que el personaje de Clitemnestra resulta un desafío para la determinación de la exacta tensión entre el destino y el libre albedrío. Es decir, la medición del poder de influencia de alguna de estas fuerzas en relación a las decisiones de los protagonistas de la obra.

Es evidente que en Agamenón y su linaje la ambición y la muerte son elementos que forman parte de sus realidades cotidianas. Resulta natural creer, entonces, que estuviesen entretejidos en su atmósfera circundante como en su interioridad anímica, para así estar interpolándose en los vínculos intra e interpersonales. O sea que los crímenes de Tántalo y Atreo estarían presentes acechando la oportunidad propicia para manifestarse a través de los homicidios de Agamenón, en la venganza de Clitemnestra y en la de Orestes poco después.

De todo esto se puede muy bien inferir que las decisiones de los personajes se encontrarían manejadas a “control remoto” por un pretérito intensamente cotidiano. La vida personal y social estaría absolutamente subyugada por un pasado inescapable y los individuos serían meros instrumentos de propósitos indescifrables. Estos conceptos validan, por lo tanto, una apreciación sintética de la concepción basada en el “destino”, la cual es textualizada en la segunda parte del discurso de Clitemnestra.

Por otro lado, la actitud de Clitemnestra en la primera parte del discurso tiende a desmentir la creencia en el destino. Parece más bien que la reina posee una intensa consciencia del contexto que la rodea y que, a partir del mismo y de sus propias pasiones, es que decide planear astutamente su “venganza” contra Agamenón. Esto sin mencionar toda su reacción post-crimen. Creo que ella se percibe a sí misma como la “ingeniera psíquica” de toda la situación y que dispuso siempre de la posibilidad de volver de su plan. Si no volvió del mismo fue porque no quiso hacerlo.

Desde esta percepción no cabe duda que el personaje femenino de Clitemnestra es un dramático presagio de la modernidad más acentuada, un poco como aquella Lady Macbeth shakesperiana, en cuanto a la afirmación de un Yo protagonista dueño enteramente de sí mismo y de su vida.

Finalmente, y para cerrar estas conclusiones, creo sinceramente que en la obra esquílea el pasado es un potentísimo condicionante contextual, pero los personajes tienen la fuerza suficiente para no escoger los imperativos de un destino cruel

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Relea este párrafo. Sin embargo, Clitenmestra mata, no respeta la vida. ¿Falta algún nexo?
Elbia Difabio, 28/03/13,
Quitar.
Elbia Difabio, 28/03/13,
Uní dos párrafos.
Elbia Difabio, 28/03/13,
intra-
Elbia Difabio, 28/03/13,
en relación con
Elbia Difabio, 28/03/13,
Minúscula. Es mejor terminar con expresiones del tipo A modo de cierre o Consideraciones finales.
Elbia Difabio, 28/03/13,
Ssintaxis: De algún modo, Clitemnestra propone esto al considerar
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que los empuja a no respetar la vida de otros para que así no sea respetada la de ellos.

REFERENCIAS

Esquilo. Tragedias. Trad. de B. Perea Morales. Introducción de M. Fernández Galiano. 1° ed. 2° reimpresión. Madrid: Gredos, 1986.

Grimal, Pierre. Diccionario de mitología griega y romana. 1ª ed. 3ª reimpresión. Buenos Aires: Paidós, 2004.

Jaeger, Werner. Paideia: los ideales de la cultura griega. 1° ed. 7° reimpresión. México: Fondo de Cultura Económica, 1985.

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Arreglar: 1ª, no 1º; ídem 3ª...
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Introd.
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López de Hernández, Nelly. Manual de Historia y Cultura de la Grecia Antigua. 1° ed. Buenos Aires: Plus Ultra, 1979.

Molina, Hebe B. Pautas formales para la investigación documental en letras. Tercera versión. Mendoza: Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras, 2011.

Perriot, María C. Configuración de personajes femeninos en seis tragedias de Eurípides. 1° ed. San Juan: effha, 2007.

Pomeroy, Sarah. Diosas, rameras, esposas y esclavas. Trad. de Ricardo Lezcano Escudero. 2° Ed. Madrid: Akal, 1990.

Estimado Rodrigo: Leí su trabajo con gusto y he indicado algunos comentarios. El tema y el enfoque están correctos, igualmente la bibliografía. En la introducción debe indicar la metodología básica y en toda la monografía ir incorporando algunas palabras del vocabulario visto en clase (cfr. programa). Me gustaría que me lo volviera a mandar por este medio, con las correcciones hechas, así lo imprime cuando ya sea el texto definitivo.Me permito incorporar una sugerencia: un artículo (de pocas hojas) de quien fuera profesora de la casa, Dorita Scaramella, porque puede servirle para examinar el método de trabajo:SCARAMELLA, Dora (1987) ?El prólogo en el Agamenón de Esquilo?, en Revista de Estudios Clásicos 19. Mendoza: FFyL, 179-194.Recuerde que el marco contextual debe indicarse en función del eje de su tarea; de lo contrario, es innecesario. Evite las citas muy largas: la erudición debe ir pareja con el diálogo personal con la fuente primaria.Ha investigado muy bien. Mis consejos son siempre para el enriquecimiento de las estrategias de estudio.Cordialmente y ¡Felices Pascuas!Elbia

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Minúscula.
Elbia Difabio, 28/03/13,
Si indica traductor acá, deberá hacerlo en Grimal y Jaeger.