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^^^ ^^^.^^ ^,^n^ ^^^ ^ ;^a^^:

MADRID

OCTUBRE 1958

N.° 19 - 58 H

Los torosse mentales

Cándido del Pozo PelayoIngeniero Agrónomo.

MINISTERIO DE AGRICULTURA

DIRECCION GENERAL DE COORDINACION, CREDITOY CAPACITACION AGRARIA • SECCION DE CAPACITACION

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LOS TOROS SEMENTALES

Todos los ganaderos saben, porque han tenido abundan-tes ocasiones de comprobarlo, la influencia clel buen toro se-mental en la mejo^ra de una ganadería y, sin embargo, no con-ceden a la elección de aquél la importancia que merece. Contrecuencia hemos visto cómo, propietarios de ganaderías afa-madas, acuden a una feria en busca del macho para sus vacasy eligen un becerro atrasadillo de carnes y defectuosa con-formación, sin otra ventaja, repeticía muchas veces por elinteresado como si quisiera disculparse consigo mismo de ladisparatada decisión de comprarle muy barato y de que, conc^l cuidado que va a recibir, aumente notablemente de valor;otros, con pequeño nt^mero,de vacas que no permite el man-tenimiento de un macho propio, cuando alguna les sale encelo, la suelen llevar a la parada donde el precio del salto seamás bajo, sin preocuparse casi nunca de las condiciones deltoro.

Por esto, si en algunas ganaderías se ve a veces un buentoro, es por pura casualidad, ^abundando las sorpresas, comola hija de una vaca excepcional que no saca ningw^a delas buenas condiciones de su madre, la falta de uniformidadde los animales de un mismo establo, la aparición de enfer-medades genitales y otros tantos fracasos en los que el ga-nadero tiene participación tan inconsciente.

El toro ha de seleccionarse cuidadosamente, puesto queinfluye en las condiciones medias de toda una generación dela ganadería o ganaderías en que ha de padrear, y es precisa-mente en él donde hay que buscar todas las características^lue desearíamos en el conjunto que andando el tiempo se for-mará con sus descendientes.

La constante preocupación por lograr los servicios de unbuen semental, que responda a un criterio de selecci^ón, su-pone para el que la tenga esa condició^n mínima que le acre-clita c^mo criad^r, per^ el propietario de un reducid^ nílmero

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de vacas no puede considerar su caso como el de un ganaderoqtte tiene bastantes cabezas y la explotación racionalmenteorientada de actterdo con posibilidades alimenticias naturalesy mercados consttmidores de su producción. Al segundo le eseconómicamente posible llevar la iniciativa en la evolución delas características de su ganado, mientras el primero, impo-sibilitado en la mayoría delos casos de mantener su ex-clusivo semental, ha cle acu-dir a las paradas con sus va-cas y, cuando más favorables1e son las circunstancias,comparte sus iniciativas cong^anaderos convecinos, attn-que lo general es c^ue tengaque aceptar aquello que lebrindan, pese a uo scr total-mente de su agrado ; en unapalabra, su g-anaclería nuncaresponde a directrices pro-pias, y menos mal si el en-cargacío cle decidir el semen-

Fig. ^.-Semental de ra-za holandesa.

tal no es de insconsciente criterio, pues entonces, aun envaquerías muy pequeñas, puede encontrarse el más variadomuestrario de tipos, todo lo contrario de la deseada unifor-midad en el ganado de tm mismo origen.

En definitiva, ambos casos pueden considerarse iguales, sitomamos como unidad el grupo de vacas sobre el cual tiene suacción cada semental, sean de un solo propietario o estén dis-tribuídas entre muchos. Lo que tiene que pretenderse en todocaso es uniformar conformaciones y mejorar aptitudes en ladescendencia, para lo cual el toro, por características propiasy de los antepasados que se conozcan, debe brindar f undadaesperanza para conseguirlo. En el segundo caso, de actuar unsolo toro sobre varias ganaderías, para confiar en el acierto,es imprescindible que el encargado de la designación, sea pa-radista, ganadero o comisión de varios de éstos, piense enel total de vacas a beneficiar, como si fueran propias, man-

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teniendo un criterio u orientación selectiva toda vez que hayade cambiarse el semental.

Generalidades sobre la selección.

A1 objeto de dar a estas líneas la conveniente generalidad,no vamos a considerar concretamente cualquiera de las ap-

titudes que se explotan en laespecie. Para unos, el proble-ma ganadero es conseguir bue-nas yuntas de trabajo, paraotros ganado que asimile bienlos alimentos disponibles y al-cance en la tabla los más altosrendimientos, o vacas lecherasde gran producción; en fin,otros querrán un ganado quetrabaje anuahnente algunasjornadas, produzca dos o trescrías y terniine no muy viejoen el matadero, triple utilidadque en teórico análisis parece

Fig. z.-Toro Shorthorn. ^UStlhcar la utópica pretensión

de una triple aptitud, imposi-

ble, na sólo por tratarse de fac-

tores incompatibles, sino también porque una de ellas encada caso es más económica que las demás, y el ganaderoque sabe muy bien su conveniencia, ya orienta su selecciónae mfldo que se incremente la aptitud de su ganado hacia ella.

Cualquiera que sea la finalidad de la explotación de losbóvidos, el ganadero pretende siempre inayores rendimientospor manejar animales más aptos y considerando que igual losmachos que las hembras transmiten a sus descendientes susaptitudes propias y las que heredaran de sus antepasados, yque la influencia del macho es mucho mayor porque suele de-jar más hijos, es natural que no se emplee como semental untoro cualquiera, sino uno del que se tengan fundadas espe-ranzas en la transmisión de características favorables que,

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con el tiempo, llenen aquella lógica aspiración. Por consi-guiente, el semental tendrá que ser objeto de muy cuidadosaselección, en la que hay que tener en cuenta su conformación.genealogía y aptitud, pureza de sangre, salud y vigor, edady fecundidad, apartados a los que nos vamos a referir a con-tinuación.

Morfología.

El toro semental deseable tendrá la canfor^nación generalde los inejores ejenlplares de su raza, las más principales re-giones corporales correctas y, a ser posible, ninguno de losmás señalados defectos raciales. Dentro de su tipo ha detener buen desarrollo, lo qtte, además, es ttna prtteba de suprecocidad y buena crianza, c^indiri^mes esenciales cualquieraqtle sea la aptitud explotada.

I'or cuanto contribuye la cabeza a dar la expresión deun animal, hay que concederlaverdadera atención. Un exce-lente toro, sólo por tener feacabeza no produce buen efect^^y, por cl contrario, en mttchasocasiones una cabeza airosa hadado lu^ar a una imnerecidacaliticación de ttn senlental vul-gar. L;n definitiva es ésta unaparte ciel cuerpo a la que sesuele cuidar mucho, y si pre-tendemos generalizar ttna bo-nita cabeza entre todas las in-clividualicíades cíe una anade- Fig. 3- vn toro

g Yoll Hereford.rla, natLlral E',S COm(:117_ai' eXl-

giéndola en el toro.Cuando sc pretende la producción de buenos animales de

trabajo, es muy importante un pecho amplio y costillas quese separen bicn en la inspiración, cabeza erguida, cuernosiguales y bien insertos, cuello y extremidadés fuertes y mus-culados, gran esqueleto que dé sei^sación de resistencia, bue-nos aplomos qtte le permitan andar regularmente y sin vicios

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al pisar, pezuña dura pero no demasiado grande, que se sienteen el suelo de forma regular; si se explotan animales para lacarnicería, será preferido un toro precoz que en las corres-pondientes regiones de su cuerpo ostente en gran proporciónla carne de primera calidad, las extremidades y cuello muycortos, cabeza pequeña, cuerpo largo y bien proporcionado,esqueleto reducido y temperamento apacible ; finalmente, si

se persigue la producción deleche debe tener viveza, cuer-nos cortos, piel fina comoigualmente las extremida-des, amplio cuarto posteriory extremidades correspon-dientes bien separadas y pa-ralelas, cualicíades éstas quesuelen tener las mejores va-cas lecheras.

En el caso particular deuna ganadería que tenga undefecto generalizado en to-dos o la mayor parte de losanimales, se buscará paracorregirle ttn semental que

Fig. 4.-Semental de laraza soutt, Devon. posea la región correspon-

diente bien formada; horejemplo, una grupa derriba-

da, o inserción de cola prominente, puede corregirla un toroque tenga el cuarto posterior perfecto; los dorsos ensilla-dos, uno que tenga la línea dorsal horizontal, etc.

Una particularidad muy de tener en cuenta es el tamaño.Si el ganadera está satisfecho de la talla media de sus vacasno debe buscar un toro que sea mucho mayor o más pequeño,porque, aparte de la probable dificultad en la monta, segura-mente el tiempo andando le planteará el problema de corregirla nueva talla. Pero puede suceder que aspire a aumentar elpeso vivo por cabeza, en cuyo caso hay que buscar un torogrande y estudiar la posibilidad de sustituirle en su día conotro de igual tamaño, o a reducir ]ongitudes por equilibrar

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la conf urmación y entonces el semental procederá de tmaganadería en la que los animales sean pequeños.

No obstante las ideas anteriores, hay que ver como con-dición muy incompleta la de la buena conformación, verda-deralnente secundaria al lado de otras características que ci-taremos.

Genealogía y aptitud.

La solución del problema de designar el semental puedebrindársenos, con varios nacidos en la propia ganadería uotras nnly visitadas, igualmente bien conocidas, y entonces,clesintés cle haber teniclo en cuenta las ideas sobre una buenaconturmación citadas, se consideran cuantos datos familia-res 1nlcdan conocerse, fijándose en los hijos de las mejoresvacas, nacidas, éstas, de lasmás destacadas en la gene-ración anterior, con buenascaracterísticas q tt e vienentransmitiéndose de antepa-sados lejanos, y así el rasgoo condición que nos hace de-cidir no están en el indivi-duo sino que son de la fa-milia. Algunas veces, po^r loque respecta a la g-enealogía,el toro se preselecciona an-tes de nacer, como en los f re-cuentes casos de una o depocas vacas sobresalientesdentro del eonjunto cíe c^ueforman parte, representan- ^^g• 5•-Toro de 1a

teS de Una 11llea famlllar (jtleraza Abglldeen An-

Slempre Otrece laS mf;jorf;S

individualicíades, pues en-tonces el ganadero suele esperar sus partos confianclo en quenazca un macho que pueda reunir todo^s los requisitos eaigi-bles a un buen semental, ya sea para destinarle a la cubrición

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de hembras de la propia ganadería o a mejorar las caracterís-ticas de otras que tienen análoga orientación.

Naturalmente que en la apreciación genealógica de lascondiciones a estudiar hemos de fijarnos, en pritner lugar, enlas quc se refieren a la aptitud que se explota; un buen tor^>harrl trabajo, además de haberse comprobado que trabaja bien,^erá hijo de toro y vaca que hayan trabajado también pro-

Fi.g. 6.-Toro españoi de lidia.

banclo su f uerza ; uno para me-jorar la aptitud carnicera seráde rápido crecimiento y descen-derá de vacas igualmente biendesarrolladas ; y un trn-o desti-nado a cubrir en un hato le-chero debe ser descendiente clelas mayores productoras de le-che. Si se tienen tomados da-tos de producción como com-plemento del indispensable re-gistro genealógico, por muysencillo que sea éste, tomando

la producción en un período de lactación o las pesadas pe-riódicas qtte prueban el crecimiento, ambos como relativo ín-dice de la aptitud, entonces la elección se basa en la compa-ración de unas cifras con las medias del hato considerado,prefiriéndose siempre las más altas, pero es preciso teneren cuenta las condiciones en que fueron alcanzadas porquesi, para llegar a ellas, fué preciso forzar la alimentación olos cuidados a qtte están sometidas las demás vacas, enton-ces los resultados no serán comparables.

^11 considerar los datos genealógicos en la selección, sebasa ésta en más completo sistema puesto que no sólo consi-deramos los rasgos individuales, íinicos que se tienen en cuen-ta al fijarnos sólo en la morfología, sino también el que schayan generalizado en los ascendientes, es decir, que consi-deramos ttnos rasgos familiares que probablemente se trans-niitirán a los descendientes.

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Descendencia.

Aunque el toro elegido lo sea después de riguroso análisisde todos los detalles aludidos, y por ésto^s nos produzca inme-jorable impresión, en muchísimos casos no resulta un buensemental porque no transmite a su descendencia las presuntascondiciones mejorantes a que el g-anadcro aspira. Por todoesto lo qtie ^-erdaderamente nos ofrece positiva ^arantía sobreel valor de un toro como reproductor, es el detenido estudiode su clescendencia, y para bien saber las cualidades de cadatnlo de sus hijos transmitidas hor él, es mtty íttil la compa-ración con su madre respectiva, todo lo cual obliga a esperaruno^s años y conservar el macho hasta edad que no suelen al-canzar la mayoría cle los clue emplean nuestros ^anacleros.

I^ichas cuniparaciones, como es natural, tiene que hacer-ias persona ^^ue "sepa ver los animales" porque la diferenciade edacl en primer lu^ar, peqtteños accidentes durante el des-arrollo, enfermedades sufri-clas, la clesi^ual alin^entaciónsegíui los años, nos o^bligana eliminar tudos los rasgosque, por influencias exter-nas, nos hacen incompara-bles dos individualidacíes delas que, sin embar^o, hayq u e deducir teniendo encuenta el diferente anomen-to de la vida de cacla w1a,las más importantes carac-terísticas que las asemejan.En el caso concreto cle vacasdestinadas a producción le-chera y selecionadas por esta

Fig. ^.-Toiro de raza(schwyz).

suiza parda

aptitud, nos demuestran la inflttencia del macho e^i las lac-taci^nes de madre e hija a la misma edad, y si consideramosmuchos casos, en la mayoría o en toclos son superiores lascifras de producción de las hijas, no cabe duda de la fa-vorable influencia del toro, mientras que en el caso contra-

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rio queda bien patente la equivocación al elegirle y, por co^^-secuencia, la necesidad de sustituirle cuanto antes.

Si cuando han llegado al estado adulto los descendientesr_os brindan la posibilidad de confirmar las bttenas condicio-nes de un semental, pese a que éste ya tenga pocos años devida hrobable, sobre todo si no se le ha cuidado pensando enque cuando Ilegue a viejo ofrecerá sus mejores servicios, debeemplearse al máximo en sus últimos tiempos, obteniendo to-das las crías posibles y adquiriendo entonces la categoría detoro comprobado, verdadera obsesión de los ganaderos inteli-gentes, que los buscan mucho por lo mismo que no abundan,

lleg•ando a pagar por elloso por sus saltos elevadascantidades. Aunque algu-no de los que lean estaslíneas no conciba la com-pra de un toro viejo porfuerte suma, es oportunodecir que gracias aí ha-Ilazgo de alguno de estostoroa se han mejoradomuchas ganaderías o seha logrado el prestigioque hoy tienen las princi-pales razas de la especie ;quien le tiene no se des^-prencle cle él si no se le

Pig. 8.-Toro sementalde raza Hereford. pagan Intly blell, y tall al-

tas cotizaciones se salende las posibilidades de un

ganadero, por lo que, en ocasiones, se agrupan varios paraadquirirlos en copropiedad y los emplean con todas sus vacaso, snás f recuentemente, se f undan asociaciones que buscan losmejores toros para emplearlos en inseminación artificial.

Pureza de sangre.

Aunque el término no sea correcto, se emplea intentandoun mejor entendimiento por el lector. Tanto en el caso de

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explotar una raza determinada, como cuando se intenta lamejora de un hato mediocre por un cruzamiento de absor-ción para llegar a mejorar los rendimientos medios, convieneutilizar siempre un macho de raza pura, desechando todoaquel que tenga alguna característica que denuncie su con-dición de mestizo, aunque por lo demás ofrezca el mejor as-pecto.

Al crttzar animales de razas distintas, los productos ab-tenidos suelen presentar, con preferencia, las característicasde una de las razas cruzadas y, en caso de que una de ellassea muy dominante, se heredan los rasgos principales hasta

Fig. q.-Semental retinto extremeilo, campeón en un Concurso Regional de Sevilla.

el extremo de que algunos individuos son confundibles conlos de raza pura. Teniendo esto en cuenta, siempre que eltoro haya cle adquirirse, conviene examinar a sus ascencíien-tes para cerciorarse de su pureza de raza, pues en caso con-trario entre los descendientes veremos una separación de ca-racteres, todo lo contrario de la uniformidad de un conjuntoque acredita al ganadero que sabe bien su oficio.

Un ejemplo bien elocuente de esto nos le ofrece la raza

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suiza parda, de la que hay en España bastantes cabezas im-portadas o descendientes en pureza de las que vinieron deorigen hace muchos años, y otras que proceden de irregula-res cruzamientos con razas indígenas dc la costa cantábric^a^(Pirenaica, Tudanca, Asturiana), cuyos mestizos llegan a

Pig. ie.-\ovillo de raza asturiana de montaña (Casina).

confundirse con los animales puros ; mas, cuando se cruzanentre sí, engendran una descendencia heterogénea en la qttehay abundancia de caracteres suizos, pero también hay al-gunos de las razas indígenas que figuraron en anterior g-e-neracibn.

Mas, a pesar de todo, no debemos considerar que con lapureza de raza qttedan cumplidas todas las exigencias pre-vias para llegar a obtener un g-anado uniforme. ^Cttalquierade las razas de vacuno nos ofrece amplitud de grupos dife-rentes en co^nformación, tamaño y aptitudes, según la ga-nadería o conjuntos ganaderos locales que se tengan en cuen-ta, probablemente por la influencia del medio o porque laselección se orienta con criterio diferente, estirpes distintasdentro del concepto de raza, que suponen un conjunto decualidades definido, más concreto que el de la raza, más ge-

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^Teral y oscilante dentro de unos límites. Yues bien, estasestirpes, sobre todo las más depuradas, alguna vez nos of re-cen el nacimiento de reproductores magníficos por la des-^cendencia que dejan y, entonces, para completar su influen-cia, debe insistirse sobre tal origen buscando sucesivamentelos sementales cíe la misma estirpe, pero^ nunca variar, aundentro de la raza, entre diferentes características pues sellega a una g-anadería oscilante sobre la que es nitty dificilseleccionar porque los datos en que lo fundamentamos noson comparables.

Tampoco resulta acertado el empleo como reproductor^de un toro nacido del cruzamiento entre dos estirpes que di-fieran entre sí, porque nunca engendrará crías homonéneas.

Fig. i i.-Un bucn semcntal de la raza suiza parda.

l.os cruzamientos indttstriales, que hoy se realizan muchopretendiendo individualidades más vi^orosas y productivas,necesitan para su éxito la obtención por separado de machosv hembras de las estirpes a cruzar, pero nunca se segttirál^ara lograr reprocluctores machos o hembras pues, como

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fácilmente se comprende, así no se fijan los caracteres fa-vorables que posean las estirpes de que se parte y el gana-dero que así proceda probablemente tendrá una generaciónprimera aceptable, con animales que llamen la atención delos entencíidos, y en las sucesivas irá viendo perderse alg^u-nas de las cualidades más destacadas, razón ésta de muchaspretendidas clegeneraciones en bastantes cruzamientos queno f ueron bien Ilevados.

Un ejemplo de lo que decimo^s nos le ofrece en Españala raza holandesa, de la que tenemos machos muy buenos,importados de Estados Unidos de América, de Canacíá yde Holanda que, con vacas nacidas y criadas aquí, descen-dientes de antiguas importaciones, han dado origen a hem-bras en las que se ven las mejores cualidades de unos y c^tro^,pero si se emplean como reproductores los machos proce-dentes de los mismos apareamientos, por mtty buenas pro-ducciones que figuren en sus cartas de origen nunca se lle-gará a uniformar características ni, por tanto, a hacer po-sible una bien orientada selección.

Edad..

La edad a que un toro puede empezar a cubrir, variablecon la raza e influencias ambientales, depende principalmen-te de cómo se le ha criado, siendo más precoces los que trastma amplia lactación son insensiblemente destetados con pas-tos o forrajes tiernos, y, por el contrario, son retrasados losque desde su nacimiento sufren una alimentación escasa oirregular, aunque ésta haya tenido períodos de abundancia.Así se da el caso de becerros que a los diez meses dejan pre-ñada alguna vaca, mientras otros no manifiestan sus pri-meros instintos genésicos hasta bien pasados los dos años.

De los primeros saltos de un becerro suele quedar vacíacierta proporción de hembras, lo mismo que de los toros muyviejos, aparte de que éstos se hacen perezosos para cubriral pasar de los años, sobre todo si engordan demasiado comaconsecuencia de la vida regalona e inconveniente a que a ve-ces se ]es somete.

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Yara sacar, pues, el mayor partido de un semental, hay<lue aprovecharle durante un tiempo que el ganadero tienerlue intentar sea lo más largo posible, comenzando a tttili-zarle en temprana edad y, más tarde, someterle a una vidaque conserve stt vigor muchos años. Claro es que, en evita-ción de f allos, hasta el segundo de su vida se espaciarán lossaltos para no agotar al tierno animal-uno por semana,^como máximo, al principio-, teniendo su máxitna actividad^le los dos años y medio en adelante y, ya viejo, si el cono-

Fi^. i2.-Si se tiene facilidad para ello, el toro semental estará constantementecn el campo; lo mejor, pastando libremente en un prado.

cimiento de sus crías nos hace conservarle, se emplea con1a intensidad qtte permita su actitud ante la hembra en celo.

Esta idea nos plantea un doble problema, pues para sa-ber la edad lo más pronta que un toro transmite a sus hijosLuenas cualidades que nos le definan como mejorador, es pre-ciso anticipar sus primeras cubriciones y, después, conven-cidos de su favorable influencia, hay que utilizarle intensa-mente, procurando alargar su vida todo lo posible. Esto nos

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obliga a cuidar desde su nacimiento la ración de los futurossementales para mantenerlos en un buen estado de carnes,1>ero nttnca se pondrá a prueba su predisposición para el en-g-orde, porque las adiposidades son incompatibles con el vi-gor genésico; si se tiene facilidad para ello, el toro estará

I^ig. [3.-Semcntal dc ]a raza Shor^hor^E (Cuernos cortos), ejemplo dc razasvacunas modernas consanguíneas, creada en el Condado de I)urham (Gran Bre-

taña) por los hermanos Colling.

co^nstantemente en el cainpo, lo mejor libre y pastando en unl^rado ; si no, atado con una larga cadena, entre sus alimen-tos siempre habrá el forraje verde o ensilado y, en invierno,buen heno de alfalfa o de praderas permanentes.

Lo que, en muchísimas ocasiones, fuerza a eliminar untoro antes de saberse sus buenas condiciones de reproductores que con el tiempo se hacen broncos y peligrosos para quienlos maneja y por esto una sabia precaución aconseja Ilevar-los, quizás prematuramente, al matadero, perdiéndose partede las buenas crías que se podrían obtener. Pero, si el gana-dero toma desde el principio sus precauciones, la probabili-

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dad de que un toro resulte bronco es menor ; hay que mane-jarle siempre con cuidado y sin confiarse, acariarle mucho ycastigarle con ttn cachete, nunca con una paliza bestial dela que algunos terminan vengándose ; de navillos se les co-loca el anillo nasal utilizándose en cuanto cicatrice la heridaproducida al ponérsele, se le pasea diariamente cuando estásiempre atado y, a los dos años, se le unce para someterle du-rante toda su vida a un trabajo ligero que le obliga a unejercicio muscttlar saludable po^rque quema grasas proceden-tes de excesiva asimilación y le permite conservar una agili-dad necesaria si es que le vamos a hacer cttbrir cíttrante mtt-chos años.

En algunas ganaderías no se considera suficienternente

Fi;. t4.-Hermoso ejcmplar de la raza ALerdee^a flingus, creada en Escociacomo producto de un ambiente forrajero exuberasue.

ei papel que desempeña el macho y dedican a la reproducciónun novillo, que renuevan todos los años o cada dos años,mantenido en un régimen de alimentación forzada, el menos

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ir.dicado para un reproductor, generalmente con pocas eti-briciones, que gana peso rápidamente, está siempre lustrosoy lucido, para orgullo de su amo, que disfruta enseñándole ysuele llevarle al matadero cuando tiene mayor peso. Esteprocecler se denuncia sólo porque el valor de ttn buen repro-ductor es superior al que representa su canal, luego es undisparate económico supeditar su utilización al momento enque alcanzará mayor valor para la carnicería.

Aunque hay bastantes ganaderos que se cansan demasia-áo pronto de un toro porque empieza a perder algo de la ale-gría juvenil, su línea o aplomos, en fin, resulta menos expre-sivo y más torpe al cubrir, pensando demasiado en el teatralbuen efecto de una exhibición de animal que está en el mejorinomento de su vida, ninguno saca el partido suficiente porsu equivocada idea, pues aun sabiendo que cualquier toro vie-jo es siempre menos lucido, allí donde encontramos uno, pesea que va perdiendo valor de desecho, es porque todavía es-peran obtener buenas crías y precisamente la exhibición deéstas es lo que justifica una preocupación para el que vivependiente de mejorar su hato.

Paradas de sementales.

Un toro en estado adulto puede cubrir en monta naturala mano de i 5o a a5o vacas a lo^ largo del año y en régimencie pastoreo en libertad de 3o a 60, según amplitud de la tem-porada de monta, y como son muchos los casos de ganade-rías con insuficiente número de cabezas para acercarse a ex-pttestas cifras que justifican la más económica utilización ytambién los propietarios que carecen de tnacho, siempre hayalguno que dedica el suyo a cubrir las vacas propias y al-gttnas de los vecinos, por lo que cobra cantidad muy variablesegtín raza y categoría del semental y, sobre todo, segíin laapreciación de la especie en la zona ganadera de que se trate.Otras veces, como negocio más o menos rentable, el ganaderopropietario de un toro no tiene vacas propias y explota aquél,beneficiando la hacienda de sus vecinos mediante el pago delsalto

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Las paradas de sementales empleados en el beneficiu pú-blico deben cumplir con todo lo legislado sobre ellas, de loque no se hace aquí un resumen porque nos alejaría del obje-tiva de estas líneas. En todo caso los paradistas deben infor-marse en la correspondiente Jef atura Provincial de Ganade-ría de cuáles son los principales requisitos a que está obli-gaclo, cumpliéndolus exactamente en beneficio del servicio píi-blico que presta.

Entre estos requisitus, y iiiuy en primer lugar, están lo^de orden sanitario, impuestos po^r cleniental precaución paraevitar que los toros que actítan en parada pública, y por tan-to tienen cuntactu se^ual con vacas prucedentes de distintasganaclerías, eontribtryan a la difusión de enfermeclades, en-tre ellas las genitales contagiables durante el coitu, que ad-çuiricías por un macho le transforman en peligros^ tocu deinfección. Se atenderá por tanto el más e^acto cumplimientode cuantas órclenes cíé el Veterinario^ lncal sobre limpieza ydesinfección de lorales, sobre las condiciones sanitarias acumplir por las vacas que se transporten a beneficiarse, lasmedidas profilácticas en el momento y después del saltc^ y,finalmente, se harán periódicos reconocimient^s de cacla se-meutal con principal inclusi^ón de los órganos genitales pararetirarle de la cubrición en cuanto haya ad^luirido cualquierenfermedad que pueda transmitir.

Inseminación artificial.

Tanto la pr^ofila^is cíe enfermedades transmisibles por lamonta directa, comc^ el aprovechar la po^sibilidad de aumentarel número de descenclientes de un buen semental, ha extendi-do ítltimamente este mecli^^ de fecundación que se practicac[iariamente en nuestras zonas gauaderas permitiendo el in-tens^ emple^^ <le tc^ros de gran cate^^oría, de otro m^cl^^ in-asectuibles para muchos ^anaderos.

Pero esa ampliación cle su influencia due supone la mul-tiplicación de descendientes, frente a los positi^-os efectosclue se logran cuando previamente se ha acertado con el t^r^mej^^rante, que el tiemp^ andando calificaremos de compro-

Page 20: Cándido del Pozo Pelayonazca un macho que pueda reunir todo^s los requisitos eaigi-bles a un buen semental, ya sea para destinarle a la cubrición-8-de hembras de la propia ganadería

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baclv, nu5 brindan ^trus casos de los que transmiten defectosde couformación, falta de vigor o predisposiciones para acci-dentes u enfermedades, de más expuesta generalización alemhlc^ir la inseniinación artiticial. En definitiva s^^n riesgosexactamente ig^uales a lus de la monta directa, clue en estecas^^ afectan a inucho mayor níimeru de cabezas y por esoobli^-an a estudiar en cuantu se pueda lo^s descendientes deun toro para su rápida eliminación en cuanto se compruebec^ue en ell^s abunda alguna condición indeseable transmitidal^nr a^lué!.

1?n L?s^añ^_i, gracias a la inseminación artificial, se hanlx^cliclu recu^^erar ^^acas se^ualmente anormales, generalrilenteeliminaclas al n^^ hacerlas concebir en monta natural; y, enzonas cl<^nde se habían hecho endémicas enfermedades queafectan ^^ se inician en el aparato genital de la hetnbra, sehan liiuitaclo mucho sólo ĉon la supresión de paradas clan-destinas, ctryos toros sin ningíui control sanitario, hrematu-ramente contagiados al montar una de las primeras vacasbeneficiadas, c^ntribuían por ig^norancia de su hrohietario aextenclérsela a todas las dernás, hero después, tanto las sanascomc^ las due pudieron curar se han fecundado sin contactoalgunu con macho, y el conjunto hrimitivamente afectadoclismiiiuvó visiblementc.

I'ese al reconocimientu de la eficacia del sistetna en zonasganacleras doncle la caliclad media clel ganado sea mu^^ infe-rior a la de procedencia del semental utilizado, en los casosquc se comprueba la 1 avorable influencia de éste, para nú-cleos cle ganado distinguido, cuanclo se aspire a rigurosa se-lecciún, para obtener por ejemplo los toros que se destinarána la inseminación, habrá de recttrrirse a la monta directa,que toclavía se practica en las más famosas ganaderías deotros países, donde la inseminación artificial está bastantemás difundida due entre nosotros.

DLPOSITO LEG:A1_. bi. 3•^^- ^958^.R.ÁFICAS l'^I:INA - ^AnRID