Colección de poemas tristes y del alma.pdf
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Cheis
Muere la niña querida
Agoniza la niña querida; aquella que era fuego y resplandor, aquella que mi pecho estremecía, aquella que mi ego doblegaba.
Agoniza la niña querida; aquella que entonaba el matiz
de mi tenue vida. Aquella que abolía el dolor,
con indulgente sonrisa y sublime mirada.
Agoniza mi niña querida; sin pausa ni revoco en los gélidos brazos
del cretino.
Perece de frio, uniendo el fuego, qué de ella amo, con el hielo,
qué del él maldigo.
Cheis
Aquella noche Fue tinta carmesí en nevado paño, fue luctuosa e inhumana orfandad, fueron extraños y obsesivos deseos,
fue tacto ávido de su piel, fueron amargas y ácidas lágrimas, fue infausta e inhumana existencia;
escribiendo triste balada, ofreciendo la primer copa, demandando su nombre, ambicionando su cuerpo, inundando mis pupilas;
cobijándome, aquella noche…
Cheis
Un beso En sensible complacencia
enmudeció el mar en noble conmoción
lloró el cielo; y en novelesca lluvia
cantó el colibrí.
Astros se alinearon, brazos se extendieron;
a su cintura, a mis mejillas.
Suspiraron flores maravilladas.
se pausó el tiempo; Un te quiero, un te amo, y un beso…
Cheis
Obsesión
Se abriga mi razón en vanos consuelos que militan
guerra perdida.
Se aferra mi amor, a tu avara sonrisa, como naufrago,
al burlesco compás
Se ampara mi vida, en tu mezquino auxilio como alma inocente en traidor victimario.
Me ato a tu amor
y me lanzo a la vida, como atarme a una piedra y lanzarme a la mar.
Te entrego estos versos y los callas de mi boca.
Cheis
Lloré De pronto,
sentí que nada importaba; ni las miradas, ni la gente.
Me olvidé del lugar, del momento, de la vida.
El ruido, el silencio, la noche de gala; nada había ya,
solo eran mis ojos frente al abismo.
No sentía nada;
ya el fuego no quemaba, el hielo no helaba.
La injusticia era inmensa
Cerré los ojos, respiré profundo. Abrí los ojos
y lloré.
Cheis
Infinita espera… Y sentado frente a la nada, degustando de lo insípido.
Odiando al amor y adorando al odio.
Apenado de mi alegría y riendo de mi dolor.
Alabando al perverso y censurando al honesto.
Afligido por mi serenidad y apresurado por nada;
Permanezco aquí, abrigando a un amor ausente, amando lo que no existirá.
Marchitando flores en la espera
y recitando versos para nadie.
Llenando un cofre de vanas esperanzas. Añorando quien tarda.
Esperando a quien nunca vendrá…
Cheis
Y si todo queda en nada
Si el cielo se desvanece, si la luna su hermosura abandona y las estrellas su resplandor desechan.
Si de la vida las razones, en ruin apuesta se gastan y la ilusoria inmensidad, Inmensidad deja de ser.
Si el amor mismo
en cruel lágrima sucumbe y la ostentosa existencia, su existencia devasta.
Si en jadeante suspiro, todo en nada se funde y en fúnebre seda
mi vida termina envuelta;
Aun allí, amor mío… Aún allí… voy a amarte.