Colonialidad Del Poder y Ecología Política
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Colonialidad del Poder y ecología política.
Se impuso en América Latina, de manera violenta la colonialidad con colonialismo
del poder, del saber y del ser. Es decir, un sistema de castas controlaba y
administraba los beneficios económicos y sociales, a través del fenotipo y la
etnicidad. El único conocimiento válido era el que los recién llegados
conquistadores. Catolicismo impuesto y posteriormente muchísimos años después
la economización de las ciencias naturales/sociales y los modelos educativos del
s. XX, moldeados por las instituciones hegemónicas: FMI, BM.
Así mismo, gracias a conceptos como civilización y cultura se gesto en el seno de
la nueva España una serie de procesos que finalmente dieron pie a todo lo que
somos y no somos al día.
Primero con el poder ejercido por los españoles se entro en la dicotomía entre
barbarie y civilización. Conceptos bastante subjetivos, con los cuales se determinó
que los pueblos originarios y sus culturas eran bárbaros y que debían civilizarlos.
Esto implicó una gran pérdida y devastación enorme en términos culturales. Poco
sabemos de la grandeza de aquellos días de las culturas milenarias que aún
persisten, vestigios del Anáhuac y el Tawantinsuyu sobreviven en algún lugar del
México profundo. Desde el momento de la creación de esta idea de América, no
con fines geográficos para señalar un lugar, sino como construcción semántica de
un proyecto con fines políticos, económicos y sociales, entró en juego la visión
norte-sur. De Hecho un cartógrafo español de la conquista ya hacía la división
entre el norte, como tierra de democracia y libertad; y el sur, como abastecedora
de recursos naturales y mano de obra barata. Aún en nuestros días a través de los
múltiples discursos del desarrollo, persiste la sensación de que nada ha cambiado
en ese sentido. Discursos y proyectos que solo son vistos desde una cosmovisión
y que solo funcionan por consecuencia, para una parte (la dominante) de la
población (mestizos). A pesar de todas las realidades que convergen en nuestra
nación y dentro de nosotros mismos.
Las élites gobernantes del México imaginario, montadas en el tren descarrilado y
sin frenos de la modernización, firman pactos y acuerdos con los cuales confirman
que esa percepción norte-sur es aceptada y se siguen tomando nuestros tesoros
culturales, físicos y nuestra gente como moneda de cambio en el contexto
internacional.