Comentario de Enrique Quezadas Sobre Cartas a Marilú Antes Del Fin Del Mundo.

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Sobre “Cartas a Marilú antes del fin del mundo”. Los escritores se parecen a sus escritos, no hay manera de que zafarse de esa realidad, que es natural y justa. Cuando un texto busca, su creador está buscando. Cuando un texto explica, su creador no solo nos está explicando algo, se lo está explicando a si mismo. Un ensayista, novelista o poeta, mantiene un dialogo consigo mismo en el golpetear solitario ante el teclado, en esta obsesión de tratar de entender que nos está pasando. Valentín Pineda nos comparte ese intimo momento. Esta lectura me recordó el sabrosísimo libro “Ética para Amador” de Fernando Sabater. En él, como en “Cartas a Marilú antes del fin del mundo”. Don Fernando nos recuerda. “Se puede vivir de muchos modos, pero hay modos que no dejan vivir” Esa es la aventura que emprende Valentín al escribir este texto, la de abrir ventanas hacia la búsqueda de la virtud, tan valorada en siglos pasados y hoy levemente revindicada con el termino “valores” tan promovido por la religión y medios de comunicación. Valentín Pineda, decía yo, busca. Esa búsqueda nos acerca a la vida del guerrero espiritual pero no nos garantiza acceso a ella. Nos acerca tal vez a aquellos caminos que menciona el Maestro Antonio Velazco Piña (En su libro “Tlacaelel”) para convertirse en auténticos mexicanos: Osar, Saber, Amar y Callar. En la presentación de “Cartas a Marilú antes del fin del mundo” reconoce nuestro autor haberse

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Comentario sobre el libro escrito por el psic. Valentín Pineda Gómez

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Sobre “Cartas a Marilú antes del fin del mundo”.

 Los escritores se parecen a sus escritos, no hay manera de que zafarse de esa realidad, que es natural y justa. Cuando un texto busca, su creador está buscando. Cuando un texto explica, su creador no solo nos está explicando algo, se lo está explicando a si mismo. Un ensayista, novelista o poeta, mantiene un dialogo consigo mismo en el golpetear solitario ante el teclado, en esta obsesión de tratar de entender que nos está pasando. Valentín Pineda nos comparte ese intimo momento. 

Esta lectura me recordó el sabrosísimo libro “Ética para Amador” de Fernando Sabater. En él, como en “Cartas a Marilú antes del fin del mundo”. Don Fernando nos recuerda. “Se puede vivir de muchos modos, pero hay modos que no dejan vivir” Esa es la aventura que emprende Valentín al escribir este texto, la de abrir ventanas hacia la búsqueda de la virtud, tan valorada en siglos pasados y hoy levemente revindicada con el termino “valores” tan promovido por la religión y medios de comunicación. 

 Valentín Pineda,  decía yo, busca. Esa búsqueda nos acerca a la vida del guerrero espiritual pero no nos garantiza acceso a ella. Nos acerca tal vez a aquellos caminos que menciona el Maestro Antonio Velazco Piña (En su libro “Tlacaelel”) para convertirse en auténticos mexicanos:  

Osar, Saber, Amar y Callar. 

 En la presentación de “Cartas a Marilú antes del fin del mundo” reconoce nuestro autor haberse equivocado muchas veces, a esta y otras desazones las enumera como compañeros de vida, aceptar entonces la vida como una aventura completa (Un paquete dual y por lo tanto completo) forma parte de la sabiduría del guerrero y de la de Valentín. 

 Vivimos tiempos en que la educación Judeocristiana nos ha llenado de culpas y pecados, de aprendizajes y mandatos sin fundamento, al menos en el presente; de miedos a pensar fuera de lo establecido, en fin, de mandamientos. Sumando a esto el papel “Educativo” de la escuela y los medios de comunicación se completa este, a veces, infame paquete. Valentín se aventura entonces a proponer beber de otra copa para acercarse a la experiencia de existir de una manera mas cercana a lo que uno de veras es. La copa de la duda ante lo asumido como cierto,, ser

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osados para tratar de saber. Porque Valentín le deja claro a Marilú que el mundo es apariencia y la invita (nos invita) a descubrir en su texto, otros significados tal vez ocultos por el ruido de los lugares comunes, o lo que es lo mismo, la cultura que nos envuelve. El concepto de apariencia de la realidad no solo atañe a una visión espiritual o “Maya” como llaman los hindús a lo que nos rodea. Ya Nietzche nos presenta en “El origen de la tragedia” Aludiendo a los griegos. Este concepto, la tragedia, que es una representación, de nuestra representación del mundo. 

 El concepto de unidad, y de que formamos parte de un todo, por cierto dual, es reiteradamente citado en el libro. Las culturas ancestrales de nuestro país tenían  esa conciencia en cuanto a la experiencia de existir y ver girar el cosmos, como lo tenían también al reconocer a la tierra como madre absoluta de todos nosotros. Esa madre tiene reverberaciones espirituales, psíquicas y mágicas en la Coyolxauhqui, la luna, la virgen de Guadalupe y todo lo que remite a la energía femenina, una energía que despliega su importancia en esta era contemporánea. 

 No hay entonces  divisiones,  todos somos uno, continúa el autor: “Esta imagen la volvemos a encontrar en el Ometeotl Nahua, que se encuentra más allá de la dialéctica unión y lucha de contrarios. Se trata del principio único, que es dual y por eso se desdobla en las “mil cosas” de las que habla el Budismo”... La lectura del libro nos acerca a una concepción renovada de las cosas, nueva tal vez por antigua, para experimentar el mundo de otro modo y encontrarnos en un contexto de compasión y amor hacia todo lo que existe. 

 Ahora bien, en cuanto a la concepción tradicional del amor, dice Valentín: “El enamoramiento es una ilusión algo que no existe y que damos por sentado. Son las reacciones corporales agradables y casi insoportables ávidas de pronta satisfacción, y la obnubilación del pensamiento con la que todo juicio de razón queda desplazado por el instinto.” 

 La postura es valiente, nos ayuda a entender, entendernos, y al mismo tiempo a liberarnos de dogmas. Cito frase de una canción de Arturo Quezadas y Víctor Martínez “Agua ambigua”:  

 

“El amor es así 

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porque el otro confunde su anhelo en anzuelo  

y se pone a pescar 

Lo que encuentra es su propio reflejo 

volteado en espejo  

y cangrejo se vuelve a enterrar.” 

 Así es: el enamoramiento es un estado alterado de conciencia. Estas canciones no se encuentran en la radio comercial tal vez porque esa visión del amor y la pasión no es rentable. El consumismo prefiere catorces de febrero y promover al matrimonio como un compromiso obligado a futuro. Yo le comentaría a Valentín que el amor si existe, pero únicamente dentro del que lo siente, el que lo inventa, sufre y procesa.  

Y si. El amor, o para ser más claros, el enamoramiento, es una proyección. Y podríamos agradecer a quien nos hace el favor de acercarnos a la comprensión de que todo el borlote se hace y deshace dentro del enamorado...  

Finalmente existe, esta proyección, esta ilusión, este invento existe y hace que (Cuando no corta con su filo) valga la pena vivir. Tal vez la siguiente carta a Marilú contenga algo acerca de los lenguajes de la pasión y los espectáculos que al alma proporciona y porque no, hablaría el autor también de tristezas y desesperanzas. 

 Sobre morir y renacer… Dice Valentín…  

“Nacer no es el principio. Este es un punto muy importante para empezar a comprender la especie de trampa en la que estamos metidos. Seguramente te dirán que tu vida empezó a partir de tu nacimiento, pero eso es mentira: tú siempre has sido y siempre serás parte de la Conciencia, del Ser, Dios o como quieras llamarle. La eternidad y la infinitud son atributos de esta entidad, lo que significa que todos estamos implicados en esta condición.” 

 

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Es esta la gran paradoja humana. Ha merecido siglos de disertaciones y desacuerdos. En lo personal me atrae lo que dice Schopenhauer. “La vida es un chispazo entre dos puntos de oscuridad” El enunciado del filósofo me dice que cuando morimos vamos al mismo lugar de dónde venimos. No sé si Schopenhauer disertaría igual, pero. Cualquiera que sea ese lugar o condición hizo posible el chispazo, un chispazo de existencia no es casual. 

Valentín forma parte con sus escritos, de esta innumerable ola de seres vivientes y locos que proponen darle forma al caos, que proponen otra manera de organizar la vida para el beneficio de todos. Efectivamente revolucionario, su texto agita corazones para lograr la verdadera revolución, que es un acto personal. La lectura de “Cartas a Marilú antes del fin del mundo” es para los sedientos de vida, no evade el punto de la responsabilización ante lo que se vive. Es una buena aportación para combatir a la víctima que todos llevamos dentro, ese ser que señala a los culpables de su desgracia, sin ver cuánto aporta él a la misma. Lo dice así en su capítulo: 

 Sobre elecciones y aprendizajes. 

“No es fácil dar con éste camino: primero tienes que ganártelo, es un hallazgo muy importante como para que lo recorras mal y por tanto pierdas el derecho de andarlo. Se trata de aprender de la vida lo que ella te ofrece. De alguna forma ya vamos montados en nuestros destinos y lo único que estamos esperando es que estos se manifiesten y si es posible que nos sorprendan. En este sentido lo que te ganas es el privilegio de reconocer tu camino, y para ello debes probarlo hacerlo tuyo, porque mientras pienses que no te pertenece, mientras pienses que alguien más eligió por ti, serás incapaz de asumir la responsabilidad para realizar el viaje, andarás adjudicando culpas por lo que tu has decidido.” 

Hablaba yo al principio de la búsqueda de la virtud, como fundamento de vida, como afán existencial. El sabor de esta lectura me recuerda los postulados filosóficos del renacimiento. La postura firme de los alquimistas ante el esencialismo católico. Ellos, los alquimistas,  retomaron de los griegos las cuatro virtudes cardinales. (La justicia, la Fortaleza, la Templanza y la Prudencia.) 

 

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Entre más leo y releo “Cartas de Marilú antes del fin del mundo” Mas encuentro estas cuatro virtudes. Es ahí en el renacimiento donde nace el Humanismo. Donde algunos valientes filósofos y escritores empiezan a poner en claro que lo importante, es la persona. Finalmente comento el término RE-FUNDARSE usado por el autor en el libro. El terminajo me emociona y contagia de energía, puede ser útil con ciertas consonancias. Autorregularse, actualizarse, etc. Pero refundarse es renacer, es la vieja historia del Ave Fénix.  

Todo esto, para encontrar esa cosa resbaladiza a la que llaman felicidad. En lo personal le creo mas al termino Alegría, pienso y siento que en esta lectura se encontrarán palancas, asideros, conocimientos, analogías a lo vivido y demás cosas útiles para esos intentos de encontrarse uno mismo. No excluyo a ningún ser humano de ese búsqueda.  

 Cierro mi comentario con un texto que vi pintado en una barda  difundida en Fb… 

“Y COMO NO SABÍA QUE ERA IMPOSIBLE… LO HIZO” 

 Muchas gracias. 

Enrique Quezadas 

 Enrique Quezadas es un compositor, instrumentista y cantante mexicano nacido el 15 de julio de 1955. Estudió en el Conservatorio Nacional de Música y en la Escuela Superior de Música, pero no empezó a componer canciones sino hasta los 40 años. A diferencia de la mayoría de los nuevos trovadores o roleros, no se acompaña habitualmente de guitarra, sino de piano y sintetizadores.

Cuenta con una gran trayectoria como compositor de música para cortometrajes, películas y programas de televisión.

Para televisión compuso el tema titular del programa “11 niños” y “Bizbirije”, para algunos capítulos de “El diván de valentina”. Autor también de la música de “A corazón abierto”, producida por Argos.

Es autor de la canción “Engranes” tema de la olimpiada nacional juvenil 2003 y 2004. Algunas de sus canciones han sido grabadas por Betsy Pecanins, el dueto Mexicanto, Ximena Sariñana, Eugenia León, el grupo Zazhil, El trío los Tres tristes tigres y Demián Bichir, entre otros.

Quezadas ha saltado la barrera de la música para incursionarse en la literatura, pues en el 2007 presentó su primera novela titulada “Crónica de una hoguera”. Ese mismo año diseñó y presentó el curso “Ah, que la canción” de composición musical y poética.

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Ha compuesto bandas musicales y canciones para largometrajes y cortometrajes:

Largometrajes

1993: La vida conyugal, de Luis Carlos Carrera 1994: Hasta morir, de Fernando Sariñana 1996: Cilantro y Perejil, de Rafael Montero 1999: Todo el poder, de Fernando Sariñana 2000: La toma de la embajada, de Ciro Durán (Película Colombiana) 2000: El segundo aire, de Fernando Sariñana 2001: Atlético San Pancho, de Gustavo Loza. 2002: Amarte duele, de Fernando Sariñana. 2005: Amor, sexo y otras perversiones (Serie de cortometrajes de diversos directores) 2006: Amor, sexo y otras perversiones II (Segunda parte de la serie de cortometrajes) 2007: Los fabulosos siete, de Fernando Sariñana.

Premios Dos premios Ariel por la película Cilantro y Perejil, por banda musical y por mejor canción

escrita para cine. Premio Coral, a la mejor música escrita para cine en el Festival de Cine Latinoamericano de

la Habana, Cuba, por la película Hasta Morir. Diosa de plata 1997 por la música de la película Cilantro y perejil. Diosa de plata 2003 por la música de la película Amarte duele.

Discografía Trilce con Víctor Martínez (1990) Dentro de mí (1998) Lo bello (2000) Sin mí (2003) Del mismo lado (2004) Fuego y tambor (2007)

Ha escrito dos novelas: Crónica de una hoguera (2006) Santa (2013)

Actualmente también ejerce como psicoterapeuta Gestalt y es facilitador de procesos de desarrollo creativo