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Comisión para la Conmemoración del Centenario de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo Rodrigo Pardo Fernández, responsable.Ana Cristina Ramírez Barreto, Patrimonio cultural. Helmut Horkheimer Vázquez Torres, director de la Facultad Popular de Bellas Artes, Actividades artísticas Continúa pág.2 ... COMITÉ DE CULTURA Melchor Ocampo, benemérito de la patria L a sociedad bendice, considera y alaba a los buenos padres, por el gran bien que le hacen dán- doles buenos y cumplidos ciudada- nos; y la misma, censura y desprecia debidamente a los que, por abando- no, por mal entendido cariño o por su mal ejemplo, corrompen el depósito sagrado que la naturaleza les confió, concediéndoles tales hijos. Fragmento de la Epístola de Melchor Ocampo

Transcript of COMITÉ DE CULTURA - gacetanicolaita.umich.mx · que vivimos los universitarios y pugnemos juntos...

Comisión para la Conmemoración del Centenariode la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo

Rodrigo Pardo Fernández, responsable. Ana Cristina Ramírez Barreto, Patrimonio cultural. Helmut Horkheimer Vázquez Torres, director de la Facultad Popular de Bellas Artes, Actividades artísticas

Continúa pág.2 ...

COMITÉ DE CULTURA

Melchor Ocampo, benemérito de la patria

La sociedad bendice, considera y alaba a los buenos padres, por el gran bien que le hacen dán-

doles buenos y cumplidos ciudada-nos; y la misma, censura y desprecia debidamente a los que, por abando-no, por mal entendido cariño o por su mal ejemplo, corrompen el depósito sagrado que la naturaleza les confió, concediéndoles tales hijos.

Fragmento de la Epístola de Melchor Ocampo

C2 Lunes 6 de junio de 2016. Año 6 No. 100.

Rumbo al CentenarioRumbo al Centenario

Es un gran honor para mí estar en este recinto, y agradezco la dis-tinción que me hace el doctor Medardo Serna, rector de nuestra máxima casa de estudios, para participar como orador en esta cere-

monia. Inicié mi intervención con un fragmento de la epístola de Melchor Ocampo porque en esas pocas líneas, se refleja el carácter científico, pero principalmente de un profundo compromiso social que lo caracterizaron.

Las sombras del origen del Benemérito de la patria se diluyen con la luminosidad de su corta vida, hombre libre y de buenas costumbres, que a su paso por este mundo por tan solo 47 años, derrochó capacidad, ideas, acciones y un gran patriotismo, como afirmara José Valadés del prócer:

Como si la naturaleza se hubiese propuesto acrecentar el monumento de sus inconmensurables maravillas, constituidas más que por las bellezas de su forma por los misterios de su orden, la semilla que dio ser y discernimiento a uno de los más preclaros hombres de México, ha quedado entre los arcanos de la vida y la muerte.

Hablar de la vida y obra de don Melchor Ocampo sería gastar aliento y prestar oídos sordos, si no pensamos en que sus ideas siguen vigen-tes; él supo interpretar el momento histórico que le tocó vivir, como en este momento todos tenemos que asumir la responsabilidad histórica de evaluar nuestra realidad y realizar las acciones que así convengan a nuestra universidad en lo particular, pero sobre todo, ante nuestra so-ciedad para salir adelante.

México atraviesa por momentos difíciles, no menores a los que le tocó padecer al michoacano que hoy honramos. Él estaba convencido de que sólo por medio de la educación se podía llegar a la regeneración social de todos los estratos de la población, de ello da cuenta el fragmento del discurso que pronunciara en 1858 cuando expuso el principio de que “…la educación nacional debería dar a los mexicanos la plena conciencia de sus derechos y obligaciones, que los impulsara al trabajo como fuente de superación individual y colectiva…” También aseguraba que la edu-cación tenía que cimentarse en los postulados básicos de la democracia, el respeto a las diferencias religiosas, la tolerancia, la igualdad de todos ante la ley, fortaleciendo la autoridad civil y suprimiendo los privilegios.

Nunca menos vigentes, están los ideales progresistas de libertad, jus-ticia, igualdad, democracia y fraternidad; del así llamado ideólogo de la reforma. Él comprendió que era mediante el diálogo y la construcción de acuerdos como este país iba a encontrar el progreso. Ocampo recibió una gubernatura sin dinero en las arcas estatales, tuvo que sanear la adminis-tración pública, una labor nada fácil, pero que supo afrontar para restable-cer la estabilidad social que el pueblo necesitaba, hoy la sociedad michoa-cana nuevamente demanda de más acuerdos y menos disputas.

El gobernador Ocampo fue el gran impulsor de la reapertura del recin-to en el que hoy nos encontramos y en el que la Universidad Michoaca-na de San Nicolás de Hidalgo abriga sus más entrañables antecedentes, pero a casi cien años de su creación, ésta atraviesa por la más grande crisis económica de su historia, que reprime la armonía que requiere la educación que en ella se imparte, asumamos pues el momento histórico que vivimos los universitarios y pugnemos juntos por la supervivencia de la máxima casa de estudios de nuestro estado. Hoy, a 155 años de de la muerte (en el centésimo quincuagésimo quinto aniversario luctuo-so) del Benemérito de la patria “Don Melchor Ocampo”, aprovecho la tribuna de este histórico recinto, para exhortar a todos los universita-rios a no dejar pasar la oportunidad histórica que tenemos, que tanto la rectoría como los sindicatos universitarios y toda la comunidad univer-sitaria, construyamos los consensos necesarios, para hacer llegar a los integrantes de la actual legislatura del congreso de nuestro estado, las propuestas que permitan resolver de fondo la problemática por la que

lamentablemente atraviesa nuestra casa de estudios. Recordemos que es hablándonos, no matándonos, como debemos entendernos. Cons-truyamos los espacios necesarios para analizar y discutir la realidad que vive nuestra gloriosa universidad, a fin de alcanzar acuerdos, para sentar las bases de la institución que queremos hoy y que será la universidad que heredaremos a las próximas generaciones. Honremos la memoria de Ocampo con hechos, demostrando que los nicolaitas somos dignos custodios de una conciencia crítica social, que sabe conciliar su autono-mía con la realidad social, que sabemos privilegiar los beneficios comu-nitarios antes que los particulares o de grupo.

Ser nicolita siempre ha significado ser crítico y combativo… alzar la voz ante lo injusto, levantar el puño frente a lo incorrecto; pero también significa la actitud valiente de quien sabe que reformar la realidad social es fundamental.

Queremos, demandamos una Universidad Michoacana con sus puer-tas abiertas; deseamos una comunidad universitaria ocupada en la cien-cia y el conocimiento, no en el financiamiento y en la política mal enten-dida. Ocampo mismo se ocupó primero por su formación científica y fue ella la que le permitió su actuar político.

La universidad de hoy tiene que situarse en el contexto estatal, nacio-nal y mundial en el que actualmente vivimos, sin olvidar los valores que le han sido depositados por tantos ilustres y notables nicolaitas que han pasado por ella. Seamos los universitarios, conscientes de nuestra rea-lidad, los que propongamos el modelo de universidad que la sociedad requiere y reclama con justa razón.

Termino mi intervención con una cita:

¡Qué bello ejemplo podemos dar con nuestra unión a nuestros hermanos! ¡Cuán útil lecciones a nuestros sucesores! ¡Cuán grata memoria a nuestros pósteros! Esforcémonos en merecerla.

José Telésforo Juan Nepomuceno Melchor Ocampo

Homero Reyes de la CruzDirector del Instituto de Investigaciones Químico

Biológicas

Discurso pronunciado en el homenaje luctuoso a Melchor Ocampo, rendido por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo en su CLV aniversario, en el Colegio de San Nicolás. Estuvieron presen-tes los tres poderes del estado de Michoacán: con la representación del gobernador Silvano Aureoles Conejo, el subsecretario de Educación Media y Media Superior de la Secretaría de Educación en el Estado, Erasmo Cárdenas Calderón; el rector de la UMSNH, Medardo Serna González; la diputada Rosa María de la Torre Torres con la representación de la Legislatura Local; la magistrada de la Sexta Sala Civil, Ma. Cristina Torres Pacheco, representante del Supremo Tribunal de Justicia del Estado; Aldo Ulises Olmedo Castillo, regente del Colegio Primitivo y Nacional de San Nicolás de Hidalgo; María Elisa Garrido Pérez, regidora del H. Ayuntamiento de Morelia, y Gaudencio Anaya Sánchez, secretario general del Sindicato de Profesores de la Universidad Michoacana. Se rindió guardia de honor, se hizo depósito de ofrenda floral ante el corazón de Melchor Ocampo y posteriormente en la Escuela Preparatoria “Melchor Ocampo”, así como en la marcha luctuosa hacia la plaza del mismo nombre y el retorno para presenciar la

formación de escoltas y enfunde de banderas en el primer patio del Colegio Primitivo y Nacional de San Nicolás de Hidalgo, acompañados por escoltas de la universidad y la Banda de Guerra Nicolaita.

C3Lunes 6 de junio de 2016. Año 6 No. 100.

Rumbo al Centenario

Próximo a ser fusilado, según se me acaba de notificar, declaro que reco-nozco por mis hijas naturales a Josefa, Petra, Julia y Lucila y que, en conse-cuencia, las nombro mis herederas de mis pocos bienes.

Adopto como mi hija a Clara Campos, para que herede el quinto de mis bienes, a fin de recompensar de algún modo la singular fidelidad y distinguidos servicios de su padre.

Nombro por mis albaceas a cada uno in sólidum et in rectum, a don José María Manzo, de Tajimaroa, a don Estanislao Martínez y al Lic. don Francisco Benítez, para que juntos arreglen mi testamentaría y cumplan esta mi voluntad.

Me despido de todos mis buenos amigos y de todos los que me han favorecido en poco o en mucho y muero creyendo que he hecho por el servicio de mi país cuanto he creído en consecuencia que era bueno.

Tepeji del Río, junio 3 de 1861. Melchor Ocampo

Firman éste, a mi ruego, cuatro testigos y los deposito en el Sr. Gral. Taboada, a quien ruego lo haga llegar a mis albaceas o a don Antonio Balbuena, de Maravatío.

En el lugar mismo de la ejecución, hacienda de Tlaltengo (sic.) como a las dos de la tarde, agrego que el testamento de doña Ana María Escobar está en un cua-derno en inglés entre la lampara de la sala y la ventana de mi recámara.

Lego mis libros al Colegio de San Nicolás, de Morelia, después de que mis se-ñores albaceas y Sabás Iturbide tomen de ellos los que gusten.

Testamento de Ocampo

Lego mis libros al Colegio de San Nicolás,

de Morelia

C4 Lunes 6 de junio de 2016. Año 6 No. 100.

Rumbo al Centenario

Butacas, lápices, bolígrafos, pasi-llos y salones llenos de alumnos, maestros, horas muertas, traba-

jos en equipo, prácticas profesionales, materias, exámenes… nunca olvidaré mi paso por la Universidad, y es que más allá de concluir una licenciatura, lo que pasó allí es una experiencia para toda la vida.

Inicié mi carrera en el 2005 en la en-tonces Escuela de Lengua y Literaturas Hispánicas, hoy Facultad, y cursé la especialidad en Estudios de la Comu-nicación; a partir de ese momento co-menzaron los cambios. Para empezar ya no vivía con mis padres, me mudé de Pátzcuaro a Morelia con el sueño de estudiar una carrera y en la Universidad Michoacana encontré la forma de lo-grarlo. Recuerdo que en primer semes-tre pensaba que tenía mucho tiempo libre por las mañanas, pues mi hora-rio en la escuela era únicamente por las tardes, así que durante el segundo semestre me inscribí al Departamen-to de Idiomas para aprender inglés, e irónicamente ahora lo que me faltaba era tiempo para estudiar, pues cuál fue mi sorpresa al descubrir que me reque-ría el mismo esfuerzo aprobar los exá-menes en ambos lados, y eso que en idiomas era una hora diaria y en licen-ciatura cinco; aun así, definitivamente fue de las mejores cosas que hice en esos años, y aunque no logré comple-tar los niveles de inglés, puedo afirmar que el Departamento de Idiomas es de gran calidad y quizá algún día regrese, pues tengo esa cuenta pendiente. Con las dos responsabilidades encima hubo muchas noches de desvelo preparando ensayos, exámenes, trabajos finales y exposiciones, era una estudiante de tiempo completo y me encantaba lo que hacía, aún pienso que el tiempo pasa muy rápido y no alcanzas a ver que una parte de ti se queda para siem-pre entre aulas y exámenes; hace poco preparábamos nuestra graduación y ya ha pasado casi una década.

Durante los cuatro años que duraron mis estudios profesionales encontré en mis maestros experiencia y cono-cimiento, siempre guiándonos pero dándonos el suficiente espacio para echar a volar la imaginación; en una li-cenciatura como la que yo escogí, que abordaba las ciencias sociales, eso es-taba permitido. Siempre me gustó el edificio que alberga Letras, está fuera de Ciudad Universitaria y eso lo dota de una tranquilidad inmensa; y en ese entonces, éramos pocos alumnos y casi todos nos conocíamos, nos encan-taba nuestra vida universitaria; no sólo estábamos allí para aprender teorías y pasar exámenes, sino para socializar, apoyarnos y prepararnos para enfren-tar la vida, nos contábamos nuestros planes e incluíamos en proyectos, que-ríamos comernos el mundo. Vi como algunos se quedaron en el camino o decidieron que esa carrera no era para ellos, pues la decisión que todos to-mamos al ingresar a la Universidad es de las más importantes de nuestras vidas, y a la edad de 18 años todo se vale ¿no?, total, tienes tiempo para en-mendar el camino. Hoy conservo gran-des amigos, excompañeros de clase, que ejercen la carrera de manera exi-tosa, ahora nos comemos al mundo a pequeñas rebanadas y aunque nos se-paran kilómetros de distancia, hemos buscado la manera de mantenernos en contacto. Recuerdo que al ser parte de una escuela nueva y pequeña, y ade-más confundida con Filosofía, siempre nos preguntaban que “de que íbamos a vivir terminando la carrera”; en aquel momento con nuestra corta visión no sabíamos que responder, hoy digo con orgullo que a la semana de graduada, una de mis maestras de Letras, me ayudó para obtener mi primer empleo en medios de comunicación. Han pasa-do siete años y tres distintos empleos, uno seguido del otro y no he parado de trabajar en mi área.

Laura Delia Cruz YépezEgresada de la Escuela de Lengua

y Literaturas Hispánicas ahora Facultad

Pátzcuaro, Michoacán, abril de 2016

poniendo en práctica lo aprendido, y dada la magnitud y los alcances de esta institución me siento particularmente orgullosa de que su raíz se encuentre en Pátzcuaro, en el Colegio de San Ni-colás Obispo con la visión que Don Vas-co de Quiroga legó a nuestros pueblos. La verdad es que en la Universidad Mi-choacana encontré grandes maestros a quienes también les aplaudo su gran calidad humana, me dotaron de las herramientas necesarias para estar en el mundo; allí encontré a mis mejores amigos, allí encontré mi camino.

Cien años de la Universidad

representan miles de egresados anuales de

todas las carreras y especialidades que hoy

nos encontramos en todo el mundo...

“Testimonio nicolaita