Cómo Crear Estrategias Para Fomentar La Lectura y La Escritura
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¿Cómo crear estrategias para fomentar la lectura y la escritura?
La clave siempre será: leer, estar informado, ser creativo, arriesgarse y compartir experiencias con
otros mediadores.
La metodología de trabajo de un círculo de lectura no se traduce en el hacer y hacer actividades,
constantemente, inflándolas de forma innecesaria. Después de todo, lo más importante que
hacemos como mediadores es generar encuentros y compartir experiencias.
Leer: la única forma de empezar
Una vez consumada la merienda, el organillero propuso hacer una ronda
de sueños. Hans le explicó a Sophie aquella costumbre y ella pareció
encantada con el juego. Como nadie se decidía a comenzar, el organillero
contó el primer sueño. Anoche, dijo, soñé con unos tipos que tomaban
sopa en una posada. La mesa estaba oscura y sólo se veían tres o cuatro
caras rojas. De pronto uno de los tipos lanza al aire una cucharada de
sopa, y la sopa vuela fuera del sueño y vuelve a caer entera en la cuchara
como si fuera un dado. Entonces el hombre se la toma, y dice: seis. Y así
con cada cucharada. Eso, conjeturó Álvaro es que usted estaba pidiendo
suerte. No digas tonterías, replicó Reichardt, ¡eso es que tenía hambre!
Yo, contó Hans el último sueño interesante que tuve fue la semana
pasada. Soñé que estaba en una isla. Pero era una isla rara: no tenía mar
alrededor. ¿Sin agua?, se interesó Lamberg, ¿cómo es eso? Ni mar,
contestó Hans, ni agua ni nada. Alrededor de la isla había un vacío
inmenso. Entonces, dijo Lamberg, ¿cómo sabes que era una isla? Buena
pregunta, dijo Hans, y no lo sé, pero yo sabía que era una isla. Y quería
salir, quería ir a otras islas que se divisaban a lo lejos. Pero era imposible,
no sabía cómo llegar a ellas y me asustaba. Entonces me ponía a correr
en círculos, a correr sin sentido, hasta que la isla empezaba a hundirse
poco a poco. Y tenía que elegir entre saltar y caer al vacío o hundirme con
mi isla. ¿Y qué carajo elegiste?, preguntó Reichardt. Despertarme, sonrió
Hans. ¡Bueno!, aprobó el organillero, ¡muy bueno!, ¿y ustedes, queridas
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señoritas?, ¿no tendrán un sueño que regalarnos? Elsa negó con la
cabeza y bajó la vista. Sophie lo miró un poco avergonzada y dijo: No sé,
en fin, nunca sueño gran cosa, anoche, en realidad es una tontería, pero
anoche…
El texto es un fragmento de la novela El viajero del siglo del escritor argentino Andrés Neuman
Seleccionar fragmentos en un texto a lo largo de la lectura es algo que hacemos los lectores., me
pasa que encuentro algunos fragmentos que me sugieren estrategias. Éste es el caso del texto que
ahora les comparto: en él descubrí todo lo necesario para diseñar una estrategia para promover la
lectura.
La estrategia podría titularse “La ronda de sueños” o “El círculo de los sueños”, y puede
esquematizarse de la siguiente manera:
1.- El mediador introduce la actividad hablando sobre el tema de los sueños.
2.- Se invita a los participantes a hacer una Ronda de sueños: cada uno debe contar un
sueño que haya soñado recientemente.
3.- Se hacen comentarios, se proponen interpretaciones, se conversa sobre cada
participación.
Hasta aquí la actividad pareciera ser muy sencilla. Sin embargo, como se verá en la siguiente
descripción, es compleja porque implica la consideración de varios aspectos.
Descripción de la actividad
Utilizo algunas frases del texto de Andrés Neuman para ilustrar las reflexiones sobre las distintas
partes de la estrategia:
Una vez consumada la merienda, el organillero propuso hacer una ronda de
sueños.
Como se puede observar, hay una parte previa (la merienda) a la realización de la actividad
(La ronda de sueños). No es recomendable comenzar una sesión directamente con la
actividad. Hay que introducir a los participantes a la estrategia. En este caso podríamos
iniciar hablando sobre el tema de los sueños.
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Hay que observar que el verbo utilizado es “proponer”, que es distinto a “imponer”. Todas las
actividades que se realizan al interior de un círculo de lectura son propuestas, y puede darse el
caso de que haya alguien que no quiera participar. Si esto ocurre no hay que obligarlo, hay que
negociar: puede permanecer como observador o escucha, o podemos sugerirle otras actividades
como leer en silencio.
Hans le explicó a Sophie aquella costumbre y ella pareció encantada con el
juego.
Aunque la actividad realizada por los personajes es una “costumbre”, hay alguien en el grupo que
no la conoce. Podemos suponer que Sophie se integró al grupo en un momento distinto al de los
demás y por eso Hans tiene que darle explicaciones.
En los círculos de lectura todos los lectores acuden de forma voluntaria, pueden ir y venir a sus
anchas y nadie debe obligarlos a permanecer en las sesiones. Si tenemos cuidado al seleccionar
los textos y si las actividades son atractivas, los lectores, como Sophie, “encantados con el juego”,
permanecerán en las sesiones sin necesidad de coacción.
Como nadie se decidía a comenzar, el organillero contó el primer sueño.
El organillero, que a mí me gusta imaginar como un magnífico mediador, ha propuesto la ronda de
sueños. Y como nadie se decide a comenzar, él toma la palabra.
Puede ocurrir, cuando proponemos una actividad en el círculo de lectura, que los integrantes se
muestren poco participativos en un primer momento. Si esto ocurre podemos insistir pero nunca
obligar. Muchas veces, por timidez, los jóvenes prefieren no ser los primeros en tomar la palabra.
Una forma de animarlos es que seamos nosotros, los mediadores, los que tomemos la iniciativa.
En las actividades que estamos acostumbrados a realizar en las escuelas con nuestros alumnos es
común que nosotros no participemos. En un círculo de lectura esto rara vez ocurre: el mediador es
un lector más y participa activamente en las actividades.
Anoche, dijo, soñé con unos tipos que tomaban sopa en una posada. La
mesa estaba oscura y sólo se veían tres o cuatro caras rojas. De pronto uno
de los tipos lanza al aire una cucharada de sopa, y la sopa vuela fuera del
sueño y vuelve a caer entera en la cuchara como si fuera un dado. Entonces
el hombre se la toma, y dice: seis. Y así con cada cucharada.
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Cada participación en La ronda de sueños puede considerarse un comentario o incluso una
narración oral. Si se propone como una actividad inicial, basta con promover la conversación. Si se
trata de una actividad más avanzada, podemos enfocarla desde la narración oral.
La narración oral es una práctica compleja que implica observar varios aspectos
como la construcción de imágenes mentales, la adaptación y la estructura del
relato, la modulación de la voz, la entonación y la dicción, dotar a las palabras de
emotividad, emplear ademanes y silencios, entre otros. El mediador es el primero
que debe ejercitarse en la narración oral, ya que el dominio sobre la técnica le
permitirá enriquecer sus actividades: además de narrar, podría preparar a los
jóvenes para que narren cada vez mejor.
Una sugerencia: no olvidar que la finalidad de todas nuestras actividades es promover la libre
expresión de las ideas y compartir experiencias. Por eso, sobre todo en actividades iniciales, es
importante dar prioridad al contenido de los relatos por encima de la forma o la corrección de una
técnica.
Eso, conjeturó Álvaro es que usted estaba pidiendo suerte. No digas
tonterías, replicó Reichardt, ¡eso es que tenía hambre!
Hacer comentarios, proponer interpretaciones, conversar sobre los relatos que los participantes
nos comparten es una práctica que debe fomentarse. Cuando cada uno relata sus sueños está
comunicando una experiencia personal, y una forma de corresponder a esa persona, para no
mostrarnos indiferentes, es opinar sobre su relato.
Cuando se promueve la conversación hay que estar preparados para los distintos escenarios
posibles. Se puede dar el caso de que todos quieran opinar, incluso varias veces. Si esto ocurre
hay que considerar el tiempo destinado a la sesión. Si la conversación sobre una participación se
prolonga demasiado y otras personas quieren a su vez relatar un sueño, puede suceder que el
tiempo no alcance. De hecho, en ocasiones afortunadas, la conversación se puede extender a
varias sesiones.
También se puede dar el caso de que las intervenciones de los participantes sean escasas y
breves. Si esto ocurre no hay que obligar a otros a participar en contra de su voluntad: podemos
continuar con el siguiente relato o incluso dar por terminada la actividad.
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Algunas veces puede suceder que nadie quiera participar. Si esto ocurre podemos tomar la
palabra, dirigir la conversación o, nuevamente, dar por terminada la actividad. El silencio es un
derecho de los lectores y nosotros tenemos la obligación de respetarlo.
Yo, contó Hans el último sueño interesante que tuve fue la semana pasada.
Soñé que estaba en una isla. Pero era una isla rara: no tenía mar alrededor.
¿Sin agua?, se interesó Lamberg, ¿cómo es eso?
Es probable que muchas de las participaciones en La ronda de sueños, por tratarse precisamente
de sueños, contengan elementos confusos o poco claros. Aunque todo esto debe ser visto como
magníficas oportunidades para conversar, es preferible esperar al final del relato para opinar,
preguntar o pedir explicaciones. De esta forma evitamos interrupciones, escuchamos el relato
completo, y por lo tanto podemos entenderlo mejor, y respetamos el turno de quien tiene la
palabra.
Ni mar, contestó Hans, ni agua ni nada. Alrededor de la isla había un vacío
inmenso. Entonces, dijo Lamberg, ¿cómo sabes que era una isla? Buena
pregunta, dijo Hans, y no lo sé, pero yo sabía que era una isla.
En una conversación a veces se plantean preguntas que no es posible responder. Ya sea porque
no se sabe o porque no se tiene clara la idea, uno puede, tranquilamente, decir “no lo sé”. Y
entonces el grupo propone interpretaciones y conversa sobre ellas.
En el caso de este texto, Hans responde “No lo sé, pero yo sabía”, haciendo alusión a una
experiencia común en los sueños: sabemos cosas sin saber por qué las sabemos.
¡Bueno!, aprobó el organillero, ¡muy bueno!, ¿y ustedes, queridas
señoritas?, ¿no tendrán un sueño que regalarnos? Elsa negó con la cabeza y
bajó la vista.
La palabra participación significa tomar parte de forma voluntaria. Nuevamente, si se da el caso de
que alguna persona no deseé participar en la ronda de sueños, hay que respetar su derecho a
guardar silencio. No hay que caer en el error de interpretar ese silencio como incomodidad o
disgusto: quizá la persona esté más interesada en escuchar los relatos. En lugar de obligarla a
participar podemos tratar de integrarla a la conversación sobre los relatos de los otros.
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Sophie lo miró un poco avergonzada y dijo: No sé, en fin, nunca sueño gran
cosa, anoche, en realidad es una tontería, pero anoche…
Durante la conversación puede ocurrir que la persona que habla, o alguien que opina, califique de
forma negativa lo que se ha mencionado. “En realidad es una tontería”, dice Sophie refiriéndose a
lo que está a punto de relatar.
El objetivo de la conversación es que las personas expresen lo que realmente piensan y no lo que
los demás quieren escuchar. Aidan Chambers, en su libro Dime , afirma que una forma de lograrlo
es hacer sentir a los involucrados que todo lo que digan es “honorablemente comunicable”.
Todos los relatos y comentarios son únicos e irrepetibles (incluso cuando dos personas coinciden
en una observación no usan las mismas palabras y es posible apreciar matices) y por lo tanto
valiosos.
De lo que se trata es de fomentar la libre expresión de las ideas, por conflictivas que puedan llegar
a parecernos. Si una persona descalifica un relato o un comentario, en lugar de reprenderlo o
censurarlo, podemos pedirle explicaciones: ¿cómo lo sabes?, ¿alguien más opina lo mismo?,
¿alguien opina algo distinto? Y seguimos conversando.
Observación:
Hasta aquí sólo hemos incluido en la actividad dos herramientas del promotor de lectura:
conversación y narración oral. Sin embargo, no expusimos ningún aspecto técnico sobre la
narración oral y sólo ofrecimos algunas referencias a la propuesta de conversación literaria de
Aidan Chambers.
Sugerencias:
Utiliza en tus actividades: libros sin palabras, álbumes, libros de arte, fotografías,
ilustraciones, diapositivas y todo tipo de materiales visuales. Hay que tomarse el tiempo de
buscar, observar y seleccionar imágenes de calidad (que tengan verdadera fuerza
expresiva y emotiva).
Existen muchos proyectos visuales que integran elementos de escritura literaria que se
podrían incluir en nuestras estrategias, por ejemplo: Dear Photograph
(http://dearphotograph.com), Postsecret (http://www.postsecret.com) y Acción poética
(http://www.accionpoetica.com).
Podemos realizar ejercicios de ilustración o artes plásticas a partir de textos, que se han
leído o escrito, siempre cuidando la pertinencia. Por ejemplo, ilustrar poesía:
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Escritura
La lectura y la escritura no se dan de forma aislada. Por eso algunos autores hablan de
lectoescritura o de prácticas lectoras y escritoras. La lectura asidua puede despertar el deseo de
escribir y quien escribe utiliza sus lecturas previas y lee sus borradores.
Nuevamente es la lectura de El Viajero del siglo el origen de una actividad, esta vez de escritura.
Se trata de un fragmento que se encuentra un poco más adelante del que ya hemos presentamos:
Esa noche, el muro interminable con el que sonó Hans fue el mismo que Sophie se vio trepando, intimidada por su altura y sorprendida de ir desnuda, sin saber qué le esperaba al otro lado. Por encima de muro, la rama de un árbol hueco temblaba bajo el peso de Álvaro, que dormía ovillado e incómodo, a punto de caerse. Al pie del árbol hueco, Elsa enterraba un violín en el hoyo donde el organillero jugaba a los dados con un hombre sin cara, envuelto en la lana negra.
La actividad de escritura podría titularse “Sueño colectivo” y consistiría en que el grupo escribe,
conjuntamente, un sueño en el que todos los participantes están presentes (también podríamos
realizar un trabajo plástico observando el mismo principio: sueño colectivo).
La idea de que dos o más personas sueñen el mismo sueño es bastante antigua y está presente
en muchos lugares. De hecho, en la película La ciencia del sueño, que ya mencionamos, dos
personajes se encuentran en un mismo sueño. Todo se conecta.
Sugerencia: Podemos promover que los participantes lleven un diario o bitácora de las sesiones.
No cómo un requisito para participar o permanecer en el círculo de lectura, sino como una forma de
registrar sus experiencias: qué hice hoy, qué me gustó, qué no me gustó, qué me pareció divertido,
etc.