Lucía Muñoz Aparicio

Grado Magisterio de Primaria, 4º A

Didáctica del Medio Natural, Social y Cultural

Profesor: Antonio Mateos Jiménez

Relato corto dirigido al 2º Ciclo de Educación Primaria

Objetivos:

Adoptar hábitos de responsabilidad y respeto con los animales

Valorar a cada animal independientemente de su físico

Desmitificar las relaciones entre gato y perro.

Como hermanas

Había una vez una gatita que se llamaba Linda, tenía 8 años y vivía en la casa de

una familia de una niña llamada Elena.

A sus padres les encantaban los animales y desde siempre habían tenido algún

animal en casa. Esta gatita se la encontraron en la calle. Jugaban mucho las dos desde

pequeñas y crecieron a la par. Se querían

como si fueran hermanas. Cuando Elena

tuvo 10 años pensó en que Linda a veces

estaba sola y que podían comprar un perro.

Un día paseando por las calles del

centro de su ciudad vio en la calle un stand

de una protectora de animales en el que se

anunciaban y pensó que sería bueno adoptar

un perro para que hiciera compañía a Linda.

No tendrían que gastar dinero y salvarían

una vida.

La perrita adoptada se llamaba Lili,

esta venía de una familia que no la quería y la había hecho daño. Elena y sus padres se

preguntaban por qué no la querían con lo buena que era. Linda y Lili se querían mucho

y jugaban a menudo.

A los quince días de estar en casa vieron que la perra estaba engordando mucho

y… ¡Se dieron cuenta de que estaba embarazada! Todos se quedaron asombrados

porque no entendían la irresponsabilidad de la familia que la cuidaba antes. Al mes

siguiente la perrita dio a luz a sus cachorros en casa ayudados por los padres de Elena.

Fue el momento más feliz para ella. Tuvo 4 cachorros preciosos, que aunque no tenían

raza sino que eran lo que vulgarmente llamamos chuchos, eran de lo más bonito,

blancos con manchas blancas y la cara totalmente negra.

Al cabo de unas horas la perra empezó a encontrarse mal y la llevaron al

veterinario. Allí murió con un cachorro que se había quedado dentro. Todos estaban

tristes, tardaron días en recuperarse.

Lo más bonito es que Linda, la gata cuidó de los pequeños como si fueran sus

hijos. Elena y sus padres los amamantaron hasta que al mes se hicieron más grandes y

se los dieron a amigos. Pero se quedaron con Mimi para tener un recuerdo de Lili, muy

parecida a este cachorro y así hizo compañía a Lili.